Missa Espanhol

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Ritos iniciales

P. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


Amén

P. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre


y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.

R. Y con tu espíritu.

P. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados


misterios, reconozcamos nuestros pecados.

T. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes,


hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra,
obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que
intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

P. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,


perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén

Gloria

Oración colecta

Dios todopoderoso,
concédenos continuar celebrando con fervor
estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, de
manera que prolonguemos en nuestra vida
el misterio que hoy recordamos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que es Dios, y que contigo y el Espíritu Santo
vive y reina en unidad, por los siglos de los siglos.
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Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 5-


8. 14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les


predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con
atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de
los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos
poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y
muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó
de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén,
se enteraron de que Samaría había recibido la palabra de
Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y
oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo; pues
aún no había bajado sobre ninguno; estaban solo
bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les
imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20

R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;


tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

Que se postre ante ti la tierra entera,


que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,


a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él.
Con su poder gobierna eternamente. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,


os contaré lo que ha hecho conmigo.
3

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica


ni me retiró su favor. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3,


15-18

Queridos hermanos: Glorificad a Cristo el Señor en vuestros


corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo
el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con
delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para
que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que
atentan contra vuestra buena conducta en Cristo. Pues es
mejor sufrir haciendo el bien, si así lo quiere Dios, que sufrir
haciendo el mal.
Porque también Cristo sufrió su pasión, de una vez para
siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para
conduciros a Dios. Muerto en la carne pero vivificado en el
Espíritu.

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 15-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis,


guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que
os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el
Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque
no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis,
porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré
huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no
me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo
viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y
vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis
mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama
será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me
manifestaré a él». Palabra del Señor.

+ Credo
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Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo


y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien
todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por
nuestra salvación bajó del cielo y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y
por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al
cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el
Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y
apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los
muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Oración sobre las ofrendas

Lleguen hasta ti, Padre, nuestras oraciones


junto con estas ofrendas,
y haz que, purificados por tu misericordia,
podamos recibir el sacramento de tu inmensa bondad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.

Prefácio

V. El Señor esté con ustedes


R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y
necesario.
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En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en este tiempo
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Él es el verdadero cordero que quitó el pecado del mundo.
Muriendo destruyó nuestra muerte, resucitando restauró
nuestra vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría,
y con la asamblea de los ángeles y de los santos,
cantamos el himno de tu Gloria : Santo, Santo, Santo...

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad:


Santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu,
de manera que sean para nosotros + Cuerpo y Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.

Él mismo, cuando iba a ser entregado a su Pasión,


voluntariamente aceptada,
dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
"TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI
CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS".

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz,


y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos diciendo:
"TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA
ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR
VOSOTROS
Y POR TODOS LOS HOMBRES
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN
CONMEMORACIÓN MÍA".

P. Este es el sacramento de nuestra Fe.


R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
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Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte


y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el
cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces
dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente que el Espíritu congregue en la
unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de
Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra
y con el Papa Francisco, con nuestro obispo Manuel, y todos
los que en ella cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección
por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron
en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han
muerto en tu misericordia. Admítelos a contemplar la luz de
tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la
Virgen madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en
tu amistad a través de los tiempos.
Merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.

P. Por Cristo, con él y en él,


a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu
Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén

P. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su


divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
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P. Líbranos de todos los males, Padre,


y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

R. Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

P. Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
"La paz les dejo, mi paz les doy",
no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.

P. La paz del Señor esté siempre con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

P. Démonos fraternalmente la paz.

P. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del


mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

Oración después de la comunión

Dios todopoderoso y eterno,


que en la resurrección de Jesucristo
nos has hecho renacer a la vida eterna,
haz que los sacramentos pascuales
den en nosotros fruto abundante,
y que el alimento de salvación que acabamos de recibir
fortalezca nuestras vidas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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P. El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

P. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo X, y Espíritu Santo,


descienda sobre ustedes. El pueblo responde:

R. Amén.

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