Alianzas de Los Pueblos Indigenas Con Cortes

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ALIANZAS DE LOS PUEBLOS INDIGENAS CON CORTES 

CEMPOALA
(Julio 1519)
TLAXCALA
(septiembre1519)
CHOLULA 
(Octubre 1519)
El sometimiento de los mexicas o aztecas no se dio por un poderoso ejército español, sino
por cerca de nueve mil 500 soldados indígenas que se aliaron a los españoles y estos
aliados fueron precisamente los totonacas de Cempoala, los tlaxcaltecas y los habitantes
de Cholula.

La Triple Alianza fue una organización política, militar y económica entre tres señoríos
habitantes de Mesoamérica: Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan.

Entre sus pueblos sometidos estaban los totonacos de cempoala quienes tenían que dar
como tributo a la triple alianza esclavos o jóvenes para ser sacrificados en Tenochtitlan.

A pesar de controlar una buena parte del territorio mesoamericano, no pudieron contra la
resistencia de algunos señoríos independientes tales como los señoríos de Cholula y
Tlaxcala.

Sin embargo siendo este último el que mayor se resistió, los mexicas para castigar su
rebeldía les prohibió a los pueblos indígenas que estaban bajo su yugo que
comercializaran con ellos productos como la sal y el cacao, quedando privados de estos
productos hasta por sesenta años. 

En poco tiempo el conquistador se percató que los pueblos sometidos por los mexicas y
sus enemigos podrían ser grandes aliados para emprender la conquista de México. De tal
forma que pronto pactó con los totonacas de Cempoala que eran tributarios sometidos y
emprendió su marcha a la capital mexica, en la trayectoria se encontró con los tlaxcaltecas
y el señorío de Cholula 

CEMPOALA

Cempoala era la capital de los totonacas, un pueblo tributario sometido a los dictados de
los mexicas. Así Cortes se reunió con varios de los caciques más importantes, éstos se
quejaron amargamente de que Moctezuma cada año les arrebataba muchos jóvenes para
ser sacrificados en México o para ser utilizados como esclavos. 
Además los recaudadores del emperador abusaban de sus mujeres y cometían mil
tropelías contra su población.
Cortés ganó la confianza del emperador y también la de los totonacas, a los cuales
necesitaba para ampliar su ejército. 
Los totonacas ya eran aliados de los españoles, y no serían los únicos.

Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlán y Cempoala, pueblos totonacas que eran tributarios de


los mexicas. Los gobernantes o teuctlis habían conocido a Juan de Grijalva, logrando una
buena relación con los españoles. El teuctli de Cempoala, Chicomácatl,75 fue descrito
como un hombre gordo con poca movilidad para desplazarse pero que, al igual que
el teuctli de Quiahuiztlán, recibió amistosamente al contingente español. En la entrevista,
Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a cambio de sellar una
alianza militar de españoles y totonacas. Ahí empezó la insidia política de Cortés que
habría de permitirle capitanear una rebelión de pueblos sometidos que sería
determinante en la conquista de los territorios del Imperio mexica.76

Durante esos días llegaron, de forma regular, cinco recaudadores de Moctezuma para
cobrar los tributos pero Cortés aconsejó no pagarles y ponerles bajo arresto. Con temor,
los totonacas siguieron el consejo. El caudillo español jugaba un doble papel: se entrevistó
con los recaudadores y puso a dos de ellos en libertad fingiendo no conocer la actitud de
los totonacas, además envió un falso mensaje de paz al tlatoani de Tenochtitlan,
prometiendo ayudarlo para someter a los «alzados».77 A la mañana siguiente, Cortés
reclamó a los teuctlis totonacas el «escape» de los dos recaudadores, y fingiendo enojo,
hizo conducir a los tres restantes a las embarcaciones. La estratagema del caudillo era
obtener el apoyo incondicional del pueblo totonaca y engañar a Moctezuma.78 Días más
tarde, llegó una segunda embajada de Moctezuma, esta vez a cargo de Motelchiuh y dos
sobrinos de Cacamatzin, que llegaron con regalos y agradeciendo el apoyo que ofrecía
Cortés para someter a los «alzados». Éste habló de forma secreta con el teuctli de
Quiahuiztlán, a quien dijo que ya podía considerarse libre de su yugo y le recomendó
«liberar» a los otros tres recaudadores. Motelchiuh regresó feliz a Tenochtitlan con los
recién liberados.72

En Tizapancingo un grupo de mexicas comenzó a organizarse para someter a pueblos


totonacas que dejaron de pagar tributo. Cortés asistió con la caballería y pudo vencerlos
rápidamente, lo que convenció a los tecuhtlis de Quiahuiztlán y Cempoala de la
efectividad de las fuerzas españolas y no dudaron en refrendar la alianza.79 Treinta
pueblos totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la alianza y marchar juntos a la
conquista de Tenochtitlan, ofreciendo un gran número de tamemes para transportar la
artillería de los europeos.

Los totonacas aportaron mil trescientos guerreros a la empresa de Cortés.80 Sus


comandantes principales fueron Mamexi, Teuch y Tamalli. El acuerdo se realizó sobre la
base de que, una vez derrotados los mexicas, la nación totonaca sería libre.81 Las
ciudades de Cempoala y Quiahuiztlán fueron bautizadas respectivamente como Nueva
Sevilla y Archidona, pero dichos nombres no subsistieron.72

TLAXCALA
Las batallas entre Hernán Cortés y los tlaxcaltecas La propuesta de paz de Hernán Cortés
resultaba sospechosa a los tlaxcaltecas, era muy extraño que un extranjero que se
presentara en son de paz y con una posible propuesta de alianza contra los mexicanos
estuviera acompañado precisamente por algunos señores de los mexicanos.
Después de una primera batalla de reconocimiento -al parecer primero enviaron a un
contingente otomí- las fuerzas al mando de Xicoténcatl el Joven hacen frente a los
españoles. Por la superficie del terreno los caballos de Cortés no pueden desempeñarse
bien, en tanto que las fuerzas de Tlaxcala atrapan y logran dar muerte a un caballo -la
yegua de Morón, un soldado. Al parecer, Xicoténcatl deseaba demostrar que los caballos
-los llamaban venados en su idioma- eran sólo animales domésticos, cosa que logró. Esta
batalla sucedió el 2 de septiembre de 1519 y se conoce como la batalla de Tzompantzinco
Tres días después ocurre otra batalla, los tlaxcaltecas han logrado conjuntar un ejército de
cincuenta mil guerreros, pero, por diferencias entre los diferentes mandos, no todos
combaten, lo cual es una ayuda para los españoles. 

La concertación de la paz
Después de esto y ante el fracaso de un intento de ataque sorpresa, los tlaxcaltecas
deciden entablar pláticas con Hernán Cortés. Cuando esto ocurre, según la crónica de
Bernal Díaz, los españoles están exhaustos y desmoralizados. El senado de Tlaxcala envía
una embajada al campamento español y se le invita a entrar en una de las ciudades
principales para ser recibido por los máximos dirigentes de la confederación tlaxcalteca.
Días después Hernán Cortés entra a Tizatlan y se pacta la alianza, los señores de Tlaxcala
entregan algunas de sus hijas a Hernán Cortés, quien a su vez las entrega como esposas a
sus principales capitanes. Después de esto, Hernán Cortés y un contingente
tlaxcalteca inician su camino hacia Tenochtitlán, toman la dirección de Cholula, una ciudad
aliada de los mexicanos.

Al inicio, la trayectoria de los conquistadores no fue fácil. Pasaron por Ixcalpan


(Rinconada) y después Xalapa, donde fueron bien recibidos, así como Xicochimalco.
Continuaron a Monte Grande, que tomo el nombre de Puerto de Dios, y siguieron
a Teoizhuacán y Ayahualulco; cruzaron la Sierra de Puebla por el Cofre de Perote con
abastecimiento muy limitado de agua; se dirigieron hacia el norte pasando por los
poblados de Altotonga, Xalacingo y Teziutlán hasta llegar a Zautla, donde fueron recibidos
por el gobernante local Olintetl. Cuando éste fue cuestionado para saber si era tributario
de los mexicas, su respuesta fue: «¿Acaso existe alguien que no sea vasallo de
Moctezuma?».87 Durante la entrevista Cortés intentó convencerlo para dejar de tributar y
aceptar la corona española, pero Olintetl se rehusó pues en el lugar se encontraba
apostado un grupo de guerreros mexicas; no obstante, los españoles fueron bienvenidos y
hospedados. El tecuhtli de Ixtacamaxtitlán, quien también era vasallo de Moctezuma,
envió una invitación a los españoles y trató de convencerlos de seguir su ruta hacia
Cholula para evitar el cruce por territorios tlaxcaltecas, pero Mamexi advirtió a Cortés de
una posible celada y le propuso enviar mensajeros de paz a los dirigentes tlaxcaltecas para
conformar una alianza en contra de los mexicas. Cortés, convencido de la fidelidad de los
totonacas, siguió el consejo y prosiguió el itinerario preestablecido.88

Tlaxcala era una confederación de ciudades-estados unidas en una república gobernada


por los integrantes de un senado.89 Tenochtitlan, estaba organizada de forma similar a
un imperio; desde 1455 el poderío azteca estaba conformado sobre la base de una triple
alianza cuyos integrantes eran los señoríos de Texcoco, Tlacopan, y Tenochtitlan, sin
embargo este último ejercía la hegemonía del poder.90 En esos años ambas
confederaciones rivalizaron y comenzaron las guerras floridas en contra
de Huejotzingo, Cholula y Tlaxcala. El objetivo principal del ejercicio bélico era la captura
de prisioneros.

Bajo estas circunstancias de animadversión llegó Cortés al territorio de Tlaxcala al mando


del ejército totonaca-español, el cual era numéricamente muy inferior con respecto a la
densa población de Tlaxcala que se conformaba por los pinomes, los otomíes y
los tlaxcaltecas, quienes vivían asentados en cientos de pequeñas localidades.87 El senado
de Tlaxcala ya estaba enterado de los españoles y cuando recibieron a los mensajeros se
reunieron para deliberar la propuesta de Cortés. Los principales representantes
eran Xicohténcatl Huehue «el Viejo», Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Hueyolotzin.88 Al
igual que los mexicas, los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como semidioses pues
las noticias al respecto de sus caballos y sus armas los habían impresionado. Maxixcatzin
se inclinó por sellar la alianza y luchar contra sus acérrimos rivales, pero Xicohténcatl
Axayacatzin argumentó la posibilidad de que los españoles no fueran semidioses,
creyendo que la ambición que habían mostrado por el oro, los pequeños hurtos en los
pueblos, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales evidenciaba más un
comportamiento humano que divino. La resolución fue atacar a los recién llegados: de
lograrse la victoria se daría crédito a la nación tlaxcalteca, en caso de derrota se culparía a
los otomíes de haber actuado en desobediencia a las órdenes del senado y se firmaría la
alianza.91

El 2 de septiembre de 1519 un grupo de quince indígenas sirvió de anzuelo, se dejó


perseguir por los extranjeros hasta el desfiladero de Tecóac, donde Xicohténcatl
Axayacatzin había preparado una emboscada con un gran número de guerreros otomíes.
Ante la situación el propio Cortés leyó el requerimiento pero no fue atendido.88 Al grito
de «¡Santiago y cierra España!» se entabló la primera batalla,92 cuyo resultado fue
favorable para los españoles a pesar de encontrarse en desventaja numérica. Durante la
noche que siguió, Cortés y sus hombres consideraron por primera vez la posibilidad de
que su reducido ejército fuese aniquilado, estableciendo su campamento en el cerro de
Tzompachtepetl.92

Buscando siempre la alianza, Cortés envió mensajeros de paz recibiendo una respuesta de
Xicohténcatl irónica: «¿Paces?, ciertamente, las celebraremos, venid a Tlaxcala en donde
esta mi padre. Allí haremos los paces, hartándonos de vuestras carnes y honrando a
nuestros dioses con vuestros corazones».88 A pesar del anuncio de exterminio los
caballos, las armas y las tácticas militares españolas se impusieron a los tlaxcaltecas,
quienes atacaban de forma inarticulada, sin cooperar entre sí, tratando siempre de
capturar enemigos en lugar de liquidarlos.88

De cualquier forma, las subsecuentes batallas no fueron victorias fáciles para el ejército
conformado por españoles y totonacas. Por su parte, Xicohténcatl envió espías con
comida y regalos a la guarnición española, pero éstos fueron descubiertos rápidamente.
Cortés ordenó amputarles manos y pulgares a manera de escarmiento. El espionaje
tlaxcalteca resultó un fracaso pues los espías delataron la posición y planes de su
ejército.92 Durante un nuevo enfrentamiento en los llanos, el cual volvió a ser
desfavorable para Tlaxcala, Xicohténcatl tachó de incapaz a su lugarteniente
Chichimecatecle dando como resultado la deserción de las tropas de Ocotelulco y
Tepetícpac.88

Tras evaluar la nueva situación, y considerando las repetidas derrotas, el senado de


Tlaxcala ordenó a Xicohténcatl Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de
paz.88 Xicohténcatl Huehue, Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Hueyolotzin y algunos otros
señores importantes recibieron a los españoles el 18 de septiembre de 1519. En la reunión
se estableció la crucial alianza para hacer frente a los mexicas. Como muestra de paz los
tlaxcaltecas regalaron mujeres a los españoles, entre las que se encontraba una hija de
Xicohténcatl el viejo, quién se casó con Pedro de Alvarado y fue bautizada como María
Luisa Tecuelhuatzin. Los guerreros tlaxcaltecas que combatieron como aliados a partir de
ese momento, fueron Piltecuhtli, Aexoxécatl, Tecpanécatl Cahuecahua, Cocomitecuhtli,
Quauhtotohua, Textlípitl y Xicohténcatl Axayacatzin. Este último, sin embargo, nunca
estuvo convencido de la alianza.93

Los señoríos de Tlaxcala eran Tizatlan, Ocotelulco, Tepetícpac y Quiahuixtlan.  En los
tiempos de la conquista los señores más influyentes eran Maxixcatzin, de Ocotelulco, y
Xicoténcatl el viejo, de Tizatlan.
Se cree que los aztecas nunca sometieron a Tlaxcala para que sus guerreros jóvenes
tuvieran un enemigo cercano con el cual combatir. Los tlaxcaltecas vivían en continuo
estado de guerra y con ciertas privaciones, su  territorio estaba rodeado por los aliados o
tributarios de los mexicas, no usaban productos como la sal o el algodón, pues estaban
impedidos de comerciar con otros pueblos.
La oferta de paz de Hernán Cortés 
Cuando los españoles inician el ascenso, de la costa hacia el altiplano central,  deciden -a
propuesta de sus primeros aliados, los cempoaltecas- pasar por territorio tlaxcalteca para
tratar de concertar una alianza en contra de los mexicanos. Cortés envía unos mensajeros
cempoaltecas con el encargo de comunicar  a los señores de Tlaxcala su deseo de pasar
por sus tierras. Les escribe una carta -aunque sabía que no la entenderían-  y les envía un
regalo -un chapeo (sombrero) de Flandes. Pasan los días y los mensajeros no regresan con
la respuesta, entonces, cuando Cortés decide penetrar a tierras de Tlaxcala se le considera
como un invasor.
Las batallas entre Hernán Cortés y los tlaxcaltecas  
La propuesta de paz de Hernán Cortés resultaba sospechosa a los tlaxcaltecas, era muy
extraño que un extranjero que se presentara en son de paz y con una posible propuesta
de alianza contra los mexicanos estuviera acompañado precisamente por algunos señores
de los mexicanos.  
Después de una primera batalla de reconocimiento  -al parecer primero enviaron a un
contingente otomí- las fuerzas al mando de  Xicoténcatl el Joven hacen frente a los
españoles. Por la superficie del terreno los caballos de Cortés no pueden desempeñarse
bien, en tanto que las fuerzas de Tlaxcala atrapan y logran dar muerte a un caballo -la
yegua de Morón, un soldado. Al parecer, Xicoténcatl deseaba demostrar que los caballos
-los llamaban venados en su idioma- eran sólo animales domésticos, cosa que logró. Esta
batalla sucedió el 2 de septiembre de 1519 y se conoce como la batalla de Tzompantzinco.
Tres días después ocurre otra batalla, los tlaxcaltecas han logrado conjuntar un ejército de
cincuenta mil guerreros, pero, por diferencias entre los diferentes mandos, no todos
combaten, lo cual es una ayuda para los españoles.  
La concertación de la paz
Después de esto y ante el fracaso de un intento de ataque sorpresa, los tlaxcaltecas
deciden entablar pláticas con Hernán Cortés. Cuando esto ocurre, según la crónica de
Bernal Díaz, los españoles están exhaustos y desmoralizados. El senado de Tlaxcala  envía
una embajada al campamento español y se le invita a entrar en una de las ciudades
principales para ser recibido por los máximos dirigentes de la confederación tlaxcalteca.
Días después Hernán Cortés entra a Tizatlan y se pacta la alianza,  los señores de Tlaxcala
entregan algunas de sus hijas a Hernán Cortés, quien a su vez las entrega como esposas a
sus principales capitanes. 
Después de esto, Hernán Cortés y un contingente tlaxcalteca inician su camino hacia
Tenochtitlán, toman la dirección
de Cholula, una ciudad aliada de
los mexicanos.

CHOLULA
A la llegada de cortes Una
pequeña comitiva Choluteca salió
a recibir a las fuerzas del
conquistador. Después de
presentar los acostumbrados
regalos, se excusaron con Cortés,
y solo dieron la bienvenida a los
españoles y totonacas, pero
pidieron que los tlaxcaltecas no
entraran a la ciudad debido a la
rivalidad que había entre dichos
pueblos. 

El 16 de agosto de 1519, Cortés


abandonó la costa e inició su
marcha hacia el interior, rumbo
hacia al corazón del Imperio
mexica, con un ejército de 1300
guerreros totonacas, 200 indios
de carga, 6 cañones, 400 infantes
españoles y 15 de caballería.17

A fines de agosto el ejército de


Cortés llegó al territorio de la
Confederación o República de Tlaxcala, integrada por cuatro señoríos
autónomos: Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlán.

Antes de dirigirse hacia Tenochtitlan, Cortés llega a Cholula,94 ciudad tributaria y aliada de


los mexicas con una población de treinta mil habitantes, que tenía un arraigado culto
a Quetzalcóatl.95 Los tlaxcaltecas no eran amigos de los cholultecas y advirtieron a los
españoles no confiar en ellos.96 Una comitiva de cholultecas dirigida por los capitanes
Tlaquiach y Ttalchiac, salió al encuentro del ejército de Cortés siendo recibidos y
hospedados cuatrocientos españoles y cuatrocientos totonacas dentro de la ciudad, pero
los dos mil tlaxcaltecas a quienes consideraban enemigos, debieron acampar en la
periferia.95 Durante dos días el trato para los recién llegados fue hospitalario; poco
después, las autoridades cholultecas comenzaron a evadir a Cortés y sus capitanes,96 ya
que habían recibido en forma secreta instrucciones de Moctezuma para realizar una
emboscada y aniquilar a los españoles.97 Una anciana que pretendía convertirse en la
suegra de Malintzin confió a ésta lo que se tramaba y poco después la intérprete por su
parte alertó a Cortés.95

A la mañana siguiente el conquistador, anticipándose, capturó a los líderes cholultecas.


Con una señal prevista mandó a su ejército a realizar un ataque preventivo,98 provocando
la llamada matanza de Cholula.99 Más de cinco mil hombres murieron en menos de cinco
horas bajo el acero de las espadas españolas y la furia incontrolable de sus aliados
tlaxcaltecas y totonacas.100 También se dio la orden de incendiar casas y templos.98 A
pesar de haber sido una acción preventiva, muchas de las víctimas fueron civiles
cholultecas que se encontraban desarmados.100 Pocos guerreros ofrecieron resistencia
reaccionando hasta después de las dos primeras horas del sorpresivo ataque. Se
sospechaba de veinte mil guerreros mexicas acampados en las inmediaciones de la ciudad
para reforzar la emboscada; sin embargo, estos nunca aparecieron.98 Tras la victoria, los
españoles se apoderaron del oro y las joyas, mientras que los aliados indígenas tomaron la
sal y algodón.100 El contingente español, tlaxcalteca y totonaca permaneció en Cholula
durante catorce días.98 Los cholultecas que habían sido tributarios de los mexicas, fueron
sometidos y en la derrota, terminaron aliándose a las fuerzas de Cortés.100
Los conquistadores continuaron su expedición hacia Huejotzingo; atravesaron entre los
dos volcanes vigías del valle, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl por un paraje boscoso que
hoy lleva el nombre de Paso de Cortés. Del otro lado, avistaron por primera vez el lago de
Texcoco y la isla de la ciudad de México-Tenochtitlan. Cruzaron
por Amaquemecan y Chalco-Atenco, donde embajadores de Moctezuma intentaron
convencerlos para detener su marcha. Tras una breve estancia en Ayotzinco continuaron
la marcha hacia Mixquic, Cuitláhuac (Tláhuac), Culhuacán e Iztapalapa. Al llegar a la
ciudad, la población veía con asombro a los europeos y sus caballos.101

Por entonces, Tlaxcala y Tenochtitlán representaban dos concepciones opuestas de


organización política que las llevó al enfrentamiento abierto. Tlaxcala se había organizado
como una confederación de ciudades-estados unidas en una república gobernada por un
Senado; México-Tenochtitlán, por el contrario se organizó como un imperio.18

A partir de 1455 el Imperio mexica, conformado sobre la base de la Triple Alianza entre


Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan, había iniciado las llamadas guerras
floridas contra Huejotzingo, Cholula y Tlaxcala, con el fin de capturar prisioneros para sus
sacrificios religiosos, y las cuales le garantizaron el repudio del resto de los señoríos
indígenas.

En esas circunstancias llegó Cortés al territorio de Tlaxcala, al mando de su ejército


totonaca-español. Inicialmente la República de Tlaxcala, al mando de Xicohténcatl
Axayacatzin, negó a los invasores el paso por su territorio, enfrentándose el 2 de
septiembre en el desfiladero de Tecoantzinco con suerte favorable a Cortés. Al día
siguiente se produjo un nuevo enfrentamiento en los llanos, que volvió a ser desfavorable
para Tlaxcala llevando a la división de la República, con la deserción de las tropas de
Ocotelulco y Tepeticpac, al percatarse de que no podían prevalecer ante los 400 soldados
españoles y sus aliados indígenas. Superadas en táctica y disciplina de guerra –varios de
los soldados españoles e incluso de sus capitanes eran tercios y veteranos de Italia, lo
mejor de Europa en ese entonces–, las tropas de Xicohténcatl volvieron a ser derrotadas y
el Senado ordenó detener la guerra y ofrecer la paz a Cortés. Este acuerdo estableció la
crucial alianza con los tlaxcaltecas, opositores al régimen Mexica, el cual nunca había
podido conquistar su territorio. Cortés se detuvo allí varias semanas.

En su paso hacia Tenochtitlan Cortés llegó a Cholula, aliada del Imperio mexica, que era la
segunda ciudad más grande después de México-Tenochtitlan, con 30 000
habitantes. Bernal Díaz del Castillo cuenta en su crónica que luego de haber recibido a
Cortés y su enorme ejército, las autoridades de Cholula planearon tenderle una
emboscada y aniquilar a los españoles. Díaz del Castillo cuenta que él y las tropas vieron a
un costado de los templos las varas con collares que supuso destinadas a los españoles
para ser llevados cautivos a Tenochtitlan. Díaz del Castillo también cuenta que una
anciana y unos sacerdotes de los templos de Cholula alertaron a Cortés, quien mandó
inmediatamente a su ejército a atacar, causando lo que se conoce como la matanza de
Cholula, en la que más de 5000 hombres murieron en cinco horas. El contingente
permaneció en Cholula durante octubre y noviembre y al salir Cortés mandó incendiar la
ciudad.

Después llegó a Santa Catarina Ayotzingo, desde donde preparó el ataque a Tenochtitlan.
A su llegada a México-Tenochtitlan, Cortés quedó sorprendido por la belleza del lugar, que
es descrita por Díaz del Castillo como «un sueño». En su paso desde Cholula, Cortés había
recorrido el camino hacia el Valle de México, cruzando por entre dos volcanes,
el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl hasta llegar a en un paraje boscoso y de espléndida
belleza que hasta hoy lleva el nombre de Paso de Cortés. Del otro lado, avistó por primera
vez el lago de Texcoco aproximándose a ella por el rumbo de Xochimilco.

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