Responsabilidad Y Su Efecto en La Etica
Responsabilidad Y Su Efecto en La Etica
Responsabilidad Y Su Efecto en La Etica
Sin embargo, hablamos de los otros, por lo que su existencia (que también me
incluye, pues soy otro para alguien más) ya presupone una ontología desde
donde podemos ser responsables. Ese “desde dónde” puede darse de dos
modos:
Esto nos permite evitar posiciones filosóficas que afirman que uno solo puede
ser responsable de sí y ante sí mismo. El mismo Nietzsche tenía esa
perspectiva, porque pensaba que la “moral del camello” solo obedece las
costumbres establecidas, el individuo estaría domesticado para repetir el
pasado, anulando su libertad. Esta forma de interpretar la responsabilidad es,
como afirma Camps, “reducida a monólogo, sin vigor dialéctico de la respuesta
a un sujeto otro” (1990: 57). Si yo solo respondo de y ante mí mismo, eso
anularía la responsabilidad misma y convertiría la vida humana en una vida
neurótica3.
Quizá habría que decir que no se trata de cargar en nuestros hombros la suerte
de la humanidad, sino que ella es una gran red de relaciones en la que
estamos sostenidos y esa mirada de la suerte de la humanidad nos hace mirar
nuestra cotidianidad de modo diferente. Sabernos y sentirnos como una “gran
familia” cuya suerte cada vez está más ligada, puede hacer que nuestra
responsabilidad por lo que nos rodea sea una forma de nuestra responsabilidad
de y ante la humanidad.
Y aquí, una vez más, la empatía juega un rol importante, en la medida que abre
nuevos horizontes para una mirada más abarcadora y una acción más
compasiva. Así, la percepción de la hambruna en África o de niños con
tuberculosis en el Perú abre la sensibilidad, las que sustentan la
responsabilidad. Observar a un ser querido que muere de cáncer nos coloca en
una empatía con otros seres que sufren lo mismo, lo que nos dispone a una
respuesta. Cada vez más vamos ampliando nuestros horizontes de empatía,
porque lo que hoy tiene más sentido es hablar de una responsabilidad de y
ante la humanidad.
Sin embargo, cuando asumimos que la vida es una red de relaciones, que soy
el producto de lo que es el medio ambiente, la sociedad, la cultura y mis seres
queridos inmediatos, pero que asimismo estoy influyendo en ellos, entonces
dar respuesta a la naturaleza, la madre tierra, la pachamama, sí tiene sentido.
De ese modo, el marco de la fraternidad se abre a otros seres no humanos.
Para que no parezca poesía, requiere de una nueva sensibilidad, una empatía
que vaya más allá de los círculos familiares y amicales.
Mirados en conjunto, todos estos “sujetos” ante los cuales somos responsables
no se relacionan con nosotros aislada o separadamente. Visto de una manera
más compleja, todos constituyen facetas de la misma experiencia de
responsabilidad, por lo que cuidar del medioambiente es una forma de cuidar
de los seres humanos y, por qué no, de Dios mismo.
En cuanto somos seres “unitotales”, tenemos que dar cuenta de lo que somos y
de lo que hacemos. Especificando, podemos señalar los siguientes aspectos:
Así, basándonos en Frankena podemos decir que dos son las condiciones de
la responsabilidad: i) que el sujeto haya actuado voluntariamente, elegido
libremente; ii) que hubiera podido elegir y obrar de otra manera; iii) que lo
hiciera efectivamente (1965: 91-94). Estos tres sentidos ya estaban en Kant,
quien entendía la responsabilidad a través de la imputación. “Se me pueden
imputar, antes que nada, aquellas acciones de las que soy autor, causa libera,
es decir, aquellas acciones con las que me autodetermino habiendo tenido
además la posibilidad de actuar de otro modo” (Etxeberria, 2002: 178).
Esto nos lleva a decir que existe una gran responsabilidad de la cual poco se
habla, es decir, de las creencias, ideas e ideologías económicas, filosóficas,
políticas y religiosas. ¿Necesitamos dejarlas para responder auténticamente?
No, pero sí ser responsables de ellas, estar atentos a lo que puedan involucrar.
No podemos seguir sacrificando la dignidad ni la vida de las personas por la
sobrevaloración que le damos a algunas creencias. Esta responsabilidad se
expresa como cuidado de o con las creencias, para que estas favorezcan al
bienestar y plenitud humana, en lugar de exterminarla.