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TÍTULO:
EL UNIVERSO FEMENINO DE
GALDÓS EN LAS NOVELAS DOÑA
PERFECTA Y MISERICORDIA.
Resumen:
En este trabajo de fin de grado se pretende hacer un análisis de los personajes femeninos
galdosianos para llegar a conocer un poco más este aspecto de la narrativa del autor
español y, de esta manera, poder observar si existe una evolución en la configuración de
los personajes en su obra. Para poder comprobar esta hipótesis, se realizará un análisis
de dos novelas representativas de las distintas etapas narrativas de Benito Pérez Galdós.
En primer lugar, se hablará de Doña perfecta (1876) enmarcada en las denominadas
“novelas de tesis” y perteneciente a su primera etapa y, en segundo lugar, de
Misericordia (1897) situada en sus “novelas espirituales”, que corresponde a su última
etapa como escritor.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN...............................................................................................................5
1.1. Justificación.......................................................................................................................5
1.2. Metodología......................................................................................................................5
1.3. Objetivos...........................................................................................................................6
2. DESARROLLO DEL CONTENIDO...................................................................................6
2.1. Contexto............................................................................................................................6
2.1.1. Contexto histórico, ideológico y social.................................................................7
2.1.2. Benito Pérez Galdós.............................................................................................9
2.1.3. Contexto literario, influencias y producción.......................................................11
2.2. El universo femenino galdosiano................................................................................13
2.2.1. La creación del personaje...................................................................................13
2.2.2. El papel de la mujer en las novelas.....................................................................17
2.3. Análisis de las obras.......................................................................................................22
2.3.1. Doña Perfecta.....................................................................................................22
2.3.1.1. Resumen.....................................................................................................23
2.3.1.2. La mujer protagonista.................................................................................23
2.3.1.3. Crítica y finalidad.......................................................................................31
2.3.2. Misericordia.......................................................................................................32
2.3.2.1. Resumen.....................................................................................................33
2.3.2.2. La mujer protagonista.................................................................................34
2.3.2.3. Crítica y finalidad.......................................................................................44
3. CONCLUSIONES.............................................................................................................46
4. BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................49
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Natalia Sánchez Campos
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Justificación
Benito Pérez Galdós está considerado como uno de los mejores novelistas de la
literatura española, lo que explica la ingente cantidad de trabajos existentes relativos a
su producción literaria. En el amplio corpus narrativo de Galdós se puede analizar
muchos temas, aspectos y estilos, pero sobre todo destaca el tratamiento que da a sus
personajes y, en concreto, a sus personajes femeninos. La cuestión femenina se
contrapone a un contexto histórico marcado por el machismo y las desigualdades
sociales, Galdós se preocupa por los problemas de las mujeres, sus inquietudes y sus
reivindicaciones ante una sociedad que las infravalora. Con este trabajo se intenta
conocer mejor el pensamiento del escritor canario sobre las mujeres, y si se podría
considerar un defensor de los derechos de la mujer. Para ello, se ha elegido la novela
Doña Perfecta (1876) que pertenece a su primera etapa y Misericordia (1897) que
pertenece a su última etapa, ya que se quiere mostrar cómo existe una diferencia
significativa entre los inicios del novelista y el final de su obra literaria. Por tanto, se
pretende analizar ambas obras para ver si realmente existe una evolución en su literatura
y con ella una evolución en el trato hacia sus protagonistas femeninas.
1.2. Metodología
La realización del presente trabajo empezó con la elección del tema sobre el universo
femenino galdosiano. En primer lugar, se ha hecho un estudio previo de Benito Pérez
Galdós, su vida, su contexto y su obra literaria, aspectos fundamentales para conocer al
autor y con él su corpus literario. En segundo lugar se ha realizado un análisis de los
aspectos que más le preocupaban a Galdós a la hora de crear sus personajes, así como
las características que hacen de estos personajes personas de carne y hueso.
Seguidamente, se habla del papel de la mujer en las novelas, donde se ha efectuado un
análisis de los distintos estudios específicos sobre la cuestión femenina. En este análisis
se ha querido mostrar los distintos enfoques feministas que se pueden encontrar en la
producción literaria del escritor canario. En tercer lugar, se ha hecho una selección de
dos novelas significativas de Galdós como son Doña Perfecta y Misericordia, que
pertenecen a dos etapas distantes en el tiempo, para ejemplificar la posible evolución de
la cuestión femenina. Para ello, se expondrán las distintas perspectivas que Galdós
ofrece de sus personajes, es decir, se mostrará cómo perciben los otros personajes a las
protagonistas, cómo se relacionan y actúan y finalmente, cómo las presenta el narrador.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
En cuarto y último lugar, se expondrán las distintas conclusiones del trabajo, así como
una respuesta a la hipótesis planteada sobre la evolución literaria de Benito Pérez
Galdós.
1.3. Objetivos
Con el presente trabajo en un primer momento se buscaba entender por qué Galdós
utilizaba en muchos de sus títulos el nombre de una mujer. Asimismo, entender cómo el
escritor presentaba a estas mujeres como protagonistas de sus novelas en un contexto en
el que las mujeres eran consideradas “el sexo débil”. Después del estudio de distintos
trabajos sobre la simpatía que tenía Galdós sobre el sexo femenino, cambié mi objetivo
a la búsqueda de un Galdós feminista. Enfoque que me llevó a observar si hay un
cambio en el pensamiento de Galdós a la hora de componer su obra literaria. El corpus
de novelas galdosianas que tienen una mujer como protagonista es muy amplio, es por
lo que se ha escogido la novela Doña Perfecta, perteneciente a la primera etapa literaria
de Galdós y Misericordia que pertenece a su última producción. Un seguimiento desde
sus inicios hasta el final de sus obras literarias para entender mejor esta defensa de las
mujeres, el interés que siente por sus vidas y el conocimiento que tiene de ellas, un
universo que representa a todas las mujeres de la sociedad. El objetivo de este trabajo es
observar mediante estas dos novelas la existencia o no de una evolución en el
pensamiento de Galdós a cerca de las mujeres.
2.1. Contexto
En 1843 nace en las Islas Canarias, en el seno de una familia burguesa acomodada, el
escritor Benito Pérez Galdós. Crece en contexto histórico marcado por diversas
revoluciones, cambios entre monarquía y república y una gran influencia de las
corrientes de pensamiento procedentes del ámbito religioso y filosófico. Un panorama
en el que la corriente literaria del Romanticismo pasa a un segundo plano y comienza a
surgir la tendencia Realista, un siglo colmado de cambios e innovaciones.
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sociedad que se dividía entre tradicionalistas y liberales, y donde las mujeres eran
obligadas a adoptar un papel social pasivo que las mantenía ocultas, algo que Galdós
observará e intentará ilustrar en sus novelas. El escritor canario, en un primer momento,
apoyó las ideas liberales y eso lo llevó a participar en la revolución de 1868, La
gloriosa, mediante su papel de periodista en la prensa. En esta revolución derrocan a la
reina Isabel II, y crean Juntas en todas las ciudades donde se va a gestionar el poder
provisionalmente. Asimismo, después del derrocamiento de Isabel II se hacen
elecciones por sufragio universal masculino y se crea la constitución de 1869, la cual
otorga a los ciudadanos españoles una serie de derechos y libertades, así como propone
a Amadeo I de Saboya como rey de España.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
Por último, este siglo también se ve marcado por una gran diversidad ideológica.
Por una parte, con el siglo XIX aparecen nuevas corrientes filosóficas, influencia de
Europa. Entre esas corrientes se puede destacar la teoría de la evolución de Darwin, el
positivismo y su afán por lo científico que influenciará en la corriente literaria del
naturalismo y la filosofía krausista que influyó enormemente en el pensamiento de
Galdós. Esta nueva corriente se centró en tres aspectos de la sociedad: en la educación,
en la iglesia y en la cuestión agraria. Se creó la Institución Libre de Enseñanza a manos
de Francisco Giner de los Ríos, el cual introdujo a Benito Pérez Galdós en este nuevo
pensamiento filosófico, una enseñanza que defendía la libertad de catedra, la
armonización de la razón de la fe religiosa. Asimismo, los krausistas defendían el
estudio en contacto directo con la naturaleza, así como defendían un estado
antidogmático a favor de la razón, progreso y tolerancia.
Por otra parte, había un sector de la sociedad muy amplio que seguía con gran
influencia la doctrina católica. Una ciudadanía de tendencia conservadora e intolerante
que fue fuertemente criticada por Benito Pérez Galdós. La imagen de la mujer también
se veía condicionada por la iglesia, pues la convertía en un ángel del hogar, una esposa
abnegada del marido o una madre educadora de los hombres del mañana, una doctrina
que le niega a la mujer el cambio y el progreso. España de carácter religioso forjada por
los Reyes Católicos y mantenida por la inquisición. Para Galdós la religión era un
problema por el cual la sociedad española no avanzaba y estas nuevas corrientes
filosóficas servirían de alternativa a este sentimiento religioso. Galdós no se consideraba
ateo, sino que criticaba el mal uso de la religión:
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El cristianismo en que él piensa es una piedad luminosa y alegre, muy opuesta a las
sombrías prácticas españolas. […] Diez años antes de publicar La sombra había
escrito: <<No seamos buenos por miedo al demonio, sino por amor a Dios, ni nos
dirijamos al cielo por huir del infierno. Cese el imperio del terror en una religión
fundada en el amor>> (Montesinos; 1968: 20-21)
Por consiguiente, todo este contexto político, social e ideológico influye en la obra
literaria de Galdós, ya que este se presenta como un escritor que describe la sociedad
española del siglo XIX. Se le considera como una autor-testigo de la España que vivía,
quiere ilustrar a sus lectores, como si fuera un espejo, sus virtudes y defectos. Galdós
quiere buscar las raíces de su época en el pasado más próximo para comprender mejor
el presente que estaba viviendo. Pretende mostrarles el peligro del radicalismo y la
intolerancia, quería mostrarles la necesidad de progresar. El mismo describe así la
situación que vivía en España:
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
prefería pasearse por Madrid para observar aquellas calles, gentes y costumbres, que se
distinguían de las que él había conocido, y para escribir sobre todas ellas.
Fue un miembro activo en el Ateneo y en los cafés, acudía todos los días y
empezó a trabajar en la prensa, iba a la biblioteca a trabajar y entraba en contacto con
personajes ilustres e intelectuales. Entre ellos conoció a Giner de los Ríos, el cual lo
introdujo en la ideología krausista y le animó a escribir. Galdós en 1873 comienza a
abandonar las tertulias y se centra en desarrollar su verdadera pasión, la escritura, y
compone su primera serie de episodios nacionales. Asimismo, Galdós siempre ávido de
ensanchar sus horizontes emprendió un viaje por toda Europa, viaje en el cual entra en
contacto con la corriente literaria del Realismo de Balzac y posteriormente con el
Naturalismo de Zola. También fue nombrado miembro de la Real Academia Española y
fue elegido diputado republicano por el gobierno de Canarias, pero esta postura
ideológica influyó negativamente en la obtención del premio Nobel al que estuvo
nominado hasta en tres ocasiones diferentes.
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individuos más ricos a los más pobres, mostrando sus peores defectos y sus mayores
virtudes, una descripción poco habitual en la sociedad del momento. Finalmente, en
1920 Benito Pérez Galdós muere en Madrid, ciego a causa de unas cataratas y, a pesar
de que su ritmo de trabajo había disminuido, siguió escribiendo hasta el final de sus
días.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
pocos. […]La amaba tan sin medida que se permitía criticarla, censurarla y castigarla,
con la esperanza y el fin de corregirla, aunque no sin cierta piadosa tristeza » (1973: 5-
7). Galdós explica en ese ensayo que para describir la realidad había que basarse en las
experiencias y hechos reales. Asimismo, Benito Pérez Galdós cree que la sociedad
española debe observar la realidad que les rodea para poder mejorar. Víctor Fuentes
argumenta en su estudio ‹‹Notas sobre el realismo en “Observaciones sobre la novela
contemporánea en España”›› como eran estas nuevas novelas:
El ritmo de prosa nos acerca a ella con tanta seguridad como cualquier seudo-reflejo
de la vida. En la novela surge una realidad que, sin negar la cotidiana, va más allá;
[…]. Allí se encontrarán hombre y sociedad, ideología y comportamiento, grandeza
y miseria, pero transfigurados, estilizados, construidos y reconstruidos en la
sustancia artística, que lejos de negarlos les integrará al nivel de la imaginación,
faculta asimiladora por excelencia. (Gullón, R., 1970: 14-15)
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
La corriente literaria del Realismo facilitó la descripción tan real de estos personajes, ya
que estos autores para explicar el medio en el que viven los mismos, narran la vida que
llevan, cómo viven, cómo se relacionan y cómo sienten. Galdós a diferencia de su fiel
amiga Emilia Pardo Bazán en sus principales obras no sitúa a sus personajes en plena
naturaleza. Él es un novelista de ciudad y los problemas que van a encontrar sus
personajes tienen que ver con la vida en la ciudad, como son las trabas económicas,
burocráticas y religiosas. Asimismo, en Galdós se puede ver una evolución en sus
personajes, dado que en un primer momento describe a esta clase social de la burguesía,
la cual era la encargada del cambio en la revolución de 1968, sin embargo, cuando esta
fracasa, el sentimiento pesimista en Galdós es notable y deja de lado a esta burguesía
española y personajes de corte para dar paso a la descripción de la clase media y
posteriormente a los individuos pertenecientes a los barrios marginales y miserables.
Benito Pérez Galdós crea a sus personajes basándose en dos realidades, como lo
explica Carolina Fernández (2011) en su estudio ‹‹”Yo nací libre”. Marcela en Las
últimas heroínas de Benito Pérez Galdós››. Por un lado, esbozando la realidad que le
rodea tal cómo es y, por otro lado, la que le gustaría que fuera. Expone a la sociedad
española con todos sus defectos del presente para que queden al descubierto y después
puedan mejorarlos, de modo que les aconseja para el futuro. Como comenta Carolina
Fernández, ‹‹los personajes y en su totalidad las novelas galdosianas están en constante
lucha dialéctica entre lo que son y lo que desean ser›› (2011, pp. 335-345). Galdós
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Natalia Sánchez Campos
Por tanto, se puede decir que existen personajes planos, que serían aquellos
arquetipos que todos conocen y personajes redondos, que serían aquellos personajes
complejos y ambiguos. Galdós utiliza diversas técnicas para crear a su personaje, en
primer lugar, se encuentran esos personajes creados a partir de caricaturas de grupos de
la sociedad, es decir, un personaje que cómicamente representa a un grupo social, como
personajes arquetipos. Estos personajes, como bien dice Mariano Baquero (2011) en su
estudio ‹‹Las caricaturas literarias de Galdós››, muestran sus defectos y se les describe
de manera jocosa, Baquero incluso llega a relacionarlo con la sátira de Quevedo o las
descripciones de Dickens. Asimismo, el uso de nombres significativos, que tanto hace
recordar a la literatura cervantina, o el uso de hipérbole que agudiza esa descripción
caricaturesca que lejos de alejarse de la realidad, se acerca a la descripción más realista
y subjetiva. Por último, acaba su estudio diciendo que ‹‹las caricaturas literarias
galdosianas revelan que el novelista está al lado de sus criaturas novelescas, amorosa,
cálidamente, incluso cuando se burla de ellas, con el más familiar y entrañable de los
acentos›› (Baquero, 2011).
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
“Esa era la razón –explica- por la que el mayor elogio dirigido a escritores como
Balzac, Galdós o Clarín era considerarlos como “creadores de caracteres”, e
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incluso se llegaba a afirmar que los personajes que creaban eran tan reales y tan
vivos, que se independizaban y adquirían vida propia” (Hernández Guerrero,
2014).
Galdós sentía simpatía por los personajes más vulnerables, así como un cierto interés
por las zonas oscuras de su alma. En la novelística de Galdós no hay personajes malos
sino seres que se equivocan, por eso no reciben castigo. El escritor canario muestra la
vida cómo es, ni de manera optimista ni pesimista. A partir de las descripciones se llega
a la moral del personaje, como explica María Cristina Arroyo (2011) en su tesis antes
citada. Además, Galdós no representa la belleza medieval, sino que presenta la sociedad
en todos sus aspectos, describe la religión y la lucha interna de los personajes, describe
las costumbres, la realidad histórica y literaria, describe su mundo literario como el
pintor lo hace a través de un lienzo.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
Pardo Bazán quien luchó por los derechos de la mujer mediante su literatura. En este
momento España se dividió en dos posturas, por una parte estaba la sociedad que
defendía el conservadurismo y, por otra parte, estaba la sociedad que defendía la
constitución liberal que apoyaba la libertad de expresión, educación y asociación para
ambos sexos. Pardo Bazán fue una gran amiga e incluso amante de Benito Pérez
Galdós, compartían sus obras literarias y se aconsejaban, fue entonces Emilia Pardo
Bazán una gran influencia que introdujo al escritor canario en esta nueva ideología.
También, apareció la nueva ideología krausista que apoyó con su filosofía la mejora de
la educación de las mujeres, una nueva filosofía que Galdós conoció desde muy joven.
Pero, con todo, ¿Se puede considerar a Galdós un escritor feminista?
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Natalia Sánchez Campos
Galdós utiliza la imagen de ángeles con alas rotas, que mueren o son castigados por la
sociedad, a modo de protesta. Ofrece mujeres que luchan entre lo que deben hacer y lo
que quieren hacer, mujeres que necesitan mejorar la educación y mujeres creativas que
no son víctimas sino dueñas de su vida.
En otro orden de las cosas, Eduardo Roca y Federico Del Alcázar y Moris (2005)
en su estudio ‹‹ La mujer en el entorno de Galdós ›› comenta que la imagen galdosiana
de las mujeres se contrapone a la realidad que vive el autor. En el siglo XIX existían
miles de comentarios negativos contra la mujer, las consideraban el sexo débil, atribuían
la histeria como un estado natural de la mujer, las mujeres estaban subordinadas al
hogar y no tenían derecho ni a trabajar ni a estudiar. Además, la iglesia tenía una gran
influencia en estas mujeres que no sabían ni leer ni escribir, la iglesia era el único lugar
donde podían aprender sobre los cuidados de su casa y el cuidado de sus hijos y marido,
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
Las mujeres viven en eterno conflicto entre lo que deben hacer y lo que quieren
hacer. Entre los factores que influyen en lo que tienen que hacer, estarían las madres, la
iglesia o la misma sociedad. Además, muchos de estos personajes femeninos encuentran
como única salida de su encarcelamiento social la locura o la muerte. Para Galdós, la
mujer es la cuestión más importante para la construcción de una sociedad, dado que se
contempla como mediadora entre estado e individuo, como dice Victoria Galván (2005)
en su estudio ‹‹ La mujer angelical frente a la mujer fatal en las novelas de Pérez
Galdós››. Muestra a la mujer como pilar para la sociedad, por eso la tarea que tienen
estas mujeres es la de confrontarse y redefinirse para enfrentarse a los nuevos retos que
les toca superar. Galdós quiere mostrar la compleja sociedad española, un análisis de la
mujer contemporánea que muestra el “ángel del hogar”, anteriormente definido y el
“ángel perverso”, refiriéndose a aquellas mujeres que luchan contra los
conservadurismos. Asimismo, describe a la mujer fatal, es decir, todas aquellas mujeres
autoritarias y mutiladoras de las libertades progresistas, así como aquellas mujeres que
entienden el mensaje evangélico inculcado y conservador como única verdad.
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Natalia Sánchez Campos
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
Una ambigüedad que presenta dos tipos de mujeres galdosianas, por un lado aquellas
que luchan contra las injusticias, que buscan su lugar en la vida y que son libres de
escoger su destino. Mientras que, por otro lado, coexisten mujeres sumisas, madres y
“ángeles del hogar”. Mujeres tal y como existían en la realidad española de XIX y
mujeres que se siguen viendo en la actualidad.
2.3.1.1. Resumen
Doña Perfecta cuenta la historia del joven ingeniero Pepe Rey, quien viaja hasta
Orbajosa para casarse con su prima Rosario. Cuando el protagonista llega Orbajosa se
encuentra con una ciudad totalmente diferente a lo que él conocía en la capital;
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Natalia Sánchez Campos
mendigos por la calle, un pueblo de agricultura pobre, chozas, etc. Sin embargo, Pepe
Rey tiene un gran cariño por esas tierras, ya que sus padres tenían sus raíces allí. Una
vez en el pueblo, conoce a su tía, doña Perfecta, hermana de su padre Juan Rey, que lo
alaba desde el primer momento y a su fiel canónigo el Padre Inocencio. Desde el primer
momento, el canónigo rechaza a Pepe Rey y sus ideales progresistas, esta
animadversión hace que doña Perfecta empezara a tener dudas sobre el matrimonio
concertado entre los primos. No obstante, Pepe Rey y Rosario, desde que se ven sienten
un amor profundo el uno por el otro y lucharan por estar juntos. Además, Pepe Rey, a
medida que pasaba más tiempo en la pequeña ciudad episcopal de Orbajosa, va
ganándose enemigos a causa de sus pensamientos reformistas y por culpa de las
infamias que extendía don Inocencio sobre él. Poco a poco los orbajonenses dan de lado
a Pepe Rey, le echan de la catedral y doña Perfecta acaba negándole la mano de su hija.
Pepe Rey y Rosario quieren estar juntos y, oponiéndose a la orden de su madre, planean
escaparse aprovechando la llegada de los militares a la ciudad, pero María Remedios,
sobrina de don Inocencio, queriendo que Pepe Rey se marchara de la ciudad para que su
hijo Jacinto se casara con Rosario, manda asustar a Pepe Rey, un episodio que acaba
con la muerte de este, ya que doña Perfecta lo manda matar. Un final trágico, que no
solo acaba con la vida de Pepe Rey, sino que también provoca la locura de Rosario y su
entrada a un manicomio, como la culpa de don Inocencio, quien emigra a Roma y el
aislamiento de Doña Perfecta en la iglesia.
[…] Este espectáculo, esta injusticia, esta violencia inaudita es la que convierte
mi rectitud en barbarie, mi razón en fuerza, mi honradez en violencia parecida a
la de los asesinos y ladrones; este espectáculo, señora mía, es lo que me impulsa a
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
En este fragmento se puede contemplar cómo Pepe Rey siente que ha cambiado a causa
de las incitaciones de su tía y la culpa de generar en él un sentimiento salvaje que le
aleja de sus ideales civilizados. Con esto, se puede considerar que todos los
movimientos que realiza Pepe Rey son el resultado de la conducta de su tía y, por ello,
doña Perfecta se puede interpretar como protagonista de la novela, ya que es la
encargada de mover los hilos de la novela a su gusto. De ahí que el título de la novela
lleve el nombre de este personaje. Además, Gullón explica que doña Perfecta
representaría a su vez a toda esa sociedad conservadora que Galdós quiere reeducar, así
como a todas aquellas personas que parecen lo que no son.
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Natalia Sánchez Campos
una persona excelente y la única de quien no he oído hablar mal a los ajeros. Cuando
estuve aquí la otra vez, en todas partes oía ponderar su bondad, su caridad sus virtudes››
(2005; 190), o incluso la misma imagen que tiene ella sobre sí misma: ‹‹ ¡Para que veas
si soy buena, si soy indulgente, si soy humilde…!›› (2005; 195).
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
—Pues decía que no te vituperaré por esas ideas... Además de que no tengo
derecho a ello; si me pusiera a disputar contigo, tú, con tu talentazo descomunal,
me confundirías mil veces...; no, nada de eso. Lo que digo es que estos pobres y
menguados habitantes de Orbajosa son piadosos y buenos cristianos, si bien
ninguno de ellos sabe filosofía alemana; por lo tanto, no debes despreciar
públicamente sus creencias. (2005; 122)
En este fragmento se observa a doña Perfecta, mediante la ironía, menospreciar las ideas
de Pepe Rey, como sucede, por ejemplo, con el uso del adjetivo “talentazo”,
despreciando con exageración sus ideas y a la vez lo manipula, haciéndole sentir que la
culpa la tiene él porque ella es una buena cristiana que protege a sus compatriotas,
mientras que él está desestimándolos. Poco a poco el sobrino va dándose cuenta de las
intenciones de su tía y empieza a mirarla con otros ojos, como se ve en el capítulo XI
cuando Pepe Rey dice: ‹‹—Aquí hay alguien que se ha propuesto hacerme morir de
desesperación›› (2005; 142). O como se observa en el capítulo XVII, en su
conversación con Rosario, donde esta le pregunta: ‹‹ ¿Has formado mala idea de mi
madre?›› (2005; 177) y el contestas que no, pero no suena del todo convencido, ya que
Rosario le responde ‹‹No te burles…›› (2005; 177). También, en el capítulo siguiente el
narrador duda de las intenciones de Perfecta porque llega a decir: ‹‹ ¿Era su intención
molestar de este modo al infame sobrino, o realmente no había en el edificio otra pieza
disponible? No lo sabemos, ni las crónicas de donde esta verídica historia ha salido
dicen una palabra acerca de tan importante cuestión›› (2005; 187). Cuando llegan los
militares y con ellos Pinzón, viejo amigo de Pepe Rey, el sobrino ya no cree nada de lo
que dice su tía, de manera que cuando Pinzón alaba a esta “persona excelente”, Pepe
Rey murmura: ‹‹ Sí, mi tía es muy bondadosa, muy amable›› (2005; 190), palabras que
el lector puede interpretar como irónicas. Sin embargo, el cúmulo de pensamientos
sobre su tía no explota hasta el capítulo XIX, episodio en el cual Pepe Rey y doña
Perfecta tienen una gran discusión y el sobrino le dice todo lo que piensa:
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
[...] Doña Perfecta era hermosa, mejor dicho, era todavía hermosa, conservando en
su semblante rasgos de acabada belleza. La vida del campo, la falta absoluta de
presunción, el no vestirse, el no acicalarse, el odio a las modas, el desprecio de las
vanidades cortesanas, eran causa de que su nativa hermosura no brillase o brillase
muy poco. También la desmejoraba la intensa amarillez de su rostro, indicando una
fuerte constitución biliosa.
Negros y rasgados los ojos, fina y delicada la nariz, ancha y delicada la frente, todo
observador la consideraba como acabado tipo de la humana figura; pero había en
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Natalia Sánchez Campos
aquellas facciones una cierta expresión de dureza y soberbia que era causa de
antipatías. Así como otras personas, aun siendo feas, llaman, doña Perfecta
despedía. Su mirar, aún acompañado de bondadosas palabras, ponía entre ella y las
personas extrañas la franqueable distancia de un respeto receloso; mas para las de
casa, es decir, para sus deudos, parciales y allegados, tenía una singular atracción.
Era maestra en dominar, y nadie la igualó en el arte de hablar el lenguaje que mejor
cuadraba a cada oreja. (2005; 268-269)
Se observa el gusto del autor por describir el rostro, el cual era duro y soberbio, su
manera de vestir o su físico, el cual da pistas sobre su condición rural, pero a la vez
poderosa, una descripción física del personaje que quiere llegar a la exposición de su
moral. Una descripción que se aleja de los cánones renacentistas característicos de los
románticos, dado que ya no se describe un canon de belleza joven, sino una hermosura
que se conserva con el paso de los años. También, se puede ver aquí cómo el autor está
destapando el carácter real de doña Perfecta, una imagen que se contrapone a lo que los
demás ven sobre ella, una imagen de mujer distante, manipuladora y soberbia, como
explica Mª Ángeles Santiago y Miras (2002) en su estudio ‹‹El determinismo ambiental
en Doña Perfecta, de Benito Pérez Galdós››. Por último, hace un esbozo de su oratoria
perfecta y, también, manipuladora. Después continúa hablando de su carácter:
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
su sobrino, aunque ella piense que ha actuado como buena cristiana. El narrador explica
cómo aun siendo joven doña Perfecta había acatado tanto el papel de madre, mujer y
cristiana ejemplar, que había “envejecido prematuramente”, es decir, su obsesión por
mantener todo en orden provocó su temprana madurez. También, el autor con esta
descripción muestra a la protagonista comparándola con un caracol, es decir, se esconde
en sus creencias y castiga a los que no piensan como ella porque los ve como una
amenaza, por tanto, se protege de ellos a su manera. Por ello, si se sigue leyendo el
capítulo, se puede observar cómo el autor refleja su forma de actuar:
El narrador explica cómo doña Perfecta, al ser educada erróneamente, no sabe lo que es
amar, porque no le han enseñado y por eso se ve con el deber de defender su
pensamiento para ayudar a los que para ella están actuando mal, como se puede ver en
este fragmento. La protagonista se considera un “ángel tutelar”, la encargada de
proteger ante todo la fe contra la razón que propone Pepe Rey. Con estas palabras el
autor quiere otorgar parte de la culpa a la exaltación religiosa, es decir, refleja la manera
de actuar de doña Perfecta como consecuencia de los principios católicos mal
entendidos, ya que estos solo buscan sus propios intereses, que se alejan de los valores
originales de la religión, cómo es el amor. Además, si se añade su ‹‹carácter duro y sin
bondad nativa››, todo ello acaba provocando su actuación final en la que la protagonista
acaba con la vida de Pepe Rey para proteger a su hija y a su pueblo. Para Galdós, como
explica Rodolfo Cardona en la introducción de Doña Perfecta (2005), no había
personajes malos o buenos, sino que plasma en sus obras esas personas ciegas que debe
cambiar. Esta puede ser una de las razones, explica Cardona, por las que doña Perfecta,
al final de la novela, enferma del hígado por la culpa y se refugia en la iglesia para, de
una manera u otra, comprar su salvación.
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Por otra parte, está doña Perfecta, quien ha sido educada bajo la doctrina
cristiana, además de verse aconsejada por el canónigo de la ciudad. Su buenos hábitos
consisten en ser una madre protectora, buena cristina y una mujer de bien cuidando su
apariencia ante los orbajonenses. Tal es su fanatismo religioso que acaba matando a su
sobrino porque tiene una opinión distinta a la suya y no se arrepiente de lo sucedido,
porque cree que ha actuado en defensa de la religión y está protegiendo a su hija. Se
examina, por tanto, una polaridad entre madre e hija, como explica Victoria Galván
(2005) en su estudio antes citado, mientras Rosario representaría a todas aquellas
mujeres de carácter débil, conservadoras e incapacitadas a tener autonomía por la falta
de educación, además de ser víctimas de la sociedad machista en la que viven, doña
Perfecta representaría la mujer fatal, aquella madre castradora y autoritaria que educa a
su hija subordinándola al espacio del hogar y la domesticidad, así como un ejemplo de
los neocatólicos intolerantes y fanáticos irracionales que Galdós quiere reflejar en su
obra para que mejore la sociedad de su época.
30
El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
amor, pero por defender sus ideales progresistas la única salida que encuentra es la
muerte. Así como Rosario, quien al principio de la obra se muestra como una mujer
sometida a los mandatos de su madre, pero en el momento en el que emprende la
búsqueda de su lugar en la sociedad y conoce por primera vez el amor, la tachan de
enferma y acaba en un manicomio, es decir, la única salida que le queda para vivir es la
locura. Un contrapunto que se opone a los valores religiosos de doña Perfecta que
defiende la fe basándose en valores religiosos intolerantes y valores conservadores. Por
tanto, Galdós con esta novela pretende exhibir esta realidad a la sociedad y, en concreto,
a las mujeres de su época, mostrándoles que hay distintas opiniones sobre los valores
sociales y religiosos y todos pueden ser válidos. Además advierte, a la vez, del creciente
desvirtuamiento del mensaje católico en las mujeres y los convencionalismos que
instruyen la sociedad del momento. Asimismo, critica la nula enseñanza que tienen y
plasma su lucha por darles un lugar en la sociedad, alejándolas así, de los ideales que las
infravaloran. Finalmente critica también, como se advierte al final del capítulo, la
hipocresía de las personas que aparentan lo que realmente no son: ‹‹Esto se acabó. Es
cuanto por ahora podemos decir de las personas que parecen buenas y no lo son›› (2005;
281).
2.3.2. Misericordia
La novela Misericordia de Benito Pérez Galdós fue publicada en 1897, un año
importante para el autor y para la literatura española. En este año Galdós ingresa en la
Real Academia Española, recupera la propiedad de sus obras y escribe Misericordia,
que se puede enmarcar en sus “novelas espirituales” y que planteará los debates
españoles del siglo en torno a la pobreza. El contexto social de esta novela viene
marcado por la desilusión del autor y gran parte de la sociedad por el fracaso de los
objetivos regeneracionistas que la clase media buscaba aplicar. Galdós deja de creer en
la pequeña burguesía y empieza a buscar nuevos personajes en los rincones más
profundos de Madrid. Por tanto, la hipocresía de esta clase media, la ingratitud y los
problemas de mendicidad y caridad que existían en la realidad española de esta época
serán problemas relevantes que el escritor canario querrá presentar a sus lectores.
2.3.2.1. Resumen
Misericordia cuenta la historia de Benigna, una mujer mayor que vive mendigando por
las calles e iglesias de Madrid junto a otros mendigos para poder sobrevivir y ayudar a
31
Natalia Sánchez Campos
la familia de doña Paca, una mujer que pertenecía a la pequeña burguesía, pero dada su
mala gestión económica y su viudez, se quedó sin recursos. Durante toda la obra
Benigna se dedica a ganar dinero, tanto mendigando como haciendo trueques para
ayudar a su familia, su señora doña Paca, de quien era criada desde hacía muchos años y
a los hijos de esta, Antonio y Obdulia. No obstante, Benigna nunca les dijo lo que hacía
para conseguir dinero porque le daba vergüenza y se inventa que trabaja para un
sacerdote llamado don Romualdo. Asimismo, la protagonista también cuidaba de su fiel
amigo Almudena, un ciego marroquí que estaba obsesionado con ella, hasta el punto de
ponerse celoso de Frasquito Ponte, un familiar de doña Paca que Benigna también
ayudaba. En la última década del siglo XIX la cuestión de la pobreza era un tema de
debate en España, prohibieron que los mendigos siguieran pidiendo en la calle, así que
unos guardias secretos arrestaron a Almudena y Benigna mientras estos buscaban
algunos duros para sobrevivir. Entretanto, doña Paca recibe la visita de un sacerdote
llamado don Romualdo para anunciarle que iban a recibir una herencia, pero ella cree
que aquella visita era el sacerdote que inventó Benigna y que iba a ayudarlos gracias a
esta. No obstante, don Romualdo le confiesa que Benigna nunca ha trabajado para él y
que, además, la única señora que conoce con ese nombre era una mendiga que pedía en
la iglesia de San Andrés. Después, cuando Frasquito Ponte logra sacar a Benigna y
Almudena de la casa de pobres y esta decide volver a su antigua casa, se encuentra que
todo es distinto, ya que doña Paca volvía a tener dinero, tenía a sus hijos con ella,
estaban a punto de mudarse a una casa nueva y tenían nuevas criadas. Benigna no
entendía nada, solo le preocupaba buscar ayuda para curar a Almudena porque se había
contagiado de lepra. Sin embargo, ante esto Juliana, la nuera de doña Paca y nueva
gobernanta de la casa, decide que Benigna no era bienvenida en esa casa y le
recomienda que busque ayuda en las casas de misericordia. Finalmente, Benigna,
decepcionada por la ingratitud de la familia que ella misma había cuidado durante tanto
tiempo, decide irse a vivir con Almudena, pero un día Juliana, a sabiendas que había
actuado mal, visita a Benigna para pedirle perdón porque tenía miedo de que sus hijos
se murieran por culpa de sus malas acciones. Benigna, a la cual creían santa, le dice que
no se preocupara, que marchara en paz y le pide que no vuelva a pecar.
32
El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
diálogos con los otros personajes. La señora Benigna figura en todas las escenas de la
obra y en las que no aparece es el tema central de la acción. Además, como explica
Nicole Malaret (2005) en su estudio ‹‹Misericordia, una reflexión sobre la creación
novelesca›› a la protagonista de la novela se la puede considerar también como la
creadora de esta, dado que Galdós va creando su obra y configurando a sus personajes
mediante los diálogos y descripciones de Benigna. Por ello, se puede interpretar que el
narrador describe inmediatamente a Benigna, en el capítulo III, para presentar con ella
la que será la creadora de los acontecimientos que trascenderán. La descripción de “la
Benina” empieza con su apariencia y su nombre: ‹‹Respondía al nombre de señá Benina
(de lo cual se refiere que Benigna se llamaba), y era más callada y humilde de la
comunidad, si así puede decirse; bien criada, modosa y con todas las trazas de perfecta
sumisión a la divina voluntad›› (2004; 90-91). En este fragmento se observa cómo el
narrador traza desde el principio el carácter sumiso de la protagonista, una muje que se
pliega a sus propios sentimientos religiosos, a su fe. Asimismo, se reafirma nuevamente
el interés de Galdós por los nombres de sus personajes. En este caso, Benigna, a
diferencia de doña Perfecta, sí que tiene muchos apodos, ya que se encuentra su nombre
escrito de muchas formas: Benina, Nina, Benigna o Benina de Casia. Sin embargo, el
lector no siente estos cambios de nombre como algo peyorativo, sino como un símbolo
de cariño o de cercanía hacia el personaje. Además, si se analiza el significado del
nombre de Benigna, se puede ver que significa “comprensiva o bondadosa”, es decir,
una vez más el narrador antecede rasgos de la protagonista que más tarde se
comprobarán. Seguidamente, la descripción de Nina continúa con sus atributos físicos:
Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y
su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la
vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura
conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen
la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras
de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas
de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera, y aún conservaban hábitos de
aseo. Usaba una venda negra bien ceñida en la frente; sobre ella pañuelo negro, y
negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas. Con
este pergeño y la expresión sentimental y dulce de su rostro, todavía bien
compuesto de líneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el mundo en
penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podía creerse
33
Natalia Sánchez Campos
que hacía las veces de ésta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo,
cárdeno, situado como a media pulgada más arriba del entrecejo . (2004; 91-92)
En segundo lugar, una vez descrita Benigna como el alma buena, el ángel o el
nuevo Quijote de la novela, el autor anticipa el alma pura de la protagonista, como se
puede ver en el capítulo VI:
34
El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
el lector va a tener sobre Benina, algo que irá recalcando durante toda su obra. Tal es la
admiración que siente el narrador por la protagonista que la llega a considerar una ‹‹
heroica mujer›› (2004; 304)
¡Vaya, que confundirla a usted con Doña Guillermina!... ¡Zopencos, más que
burros! Si aquélla era un ángel vestido de persona, y ésta... bien se ve que es una
tía ordinaria, que viene acá dándose el pisto de repartir limosnas... ¡Señora!...
¡vaya una señora!... apestando a cebolla cruda... y con esas manos de fregar...
Ahora se dan santas del pan pringao, y... ¡a cuarto las imágenes; caras de Dios a
cuarto! (2004; 297)
Le recriminan que no puede ser una santa si no puede ayudar a todos, así como no podía
serlo por su apariencia. Además, hacen referencia a doña Guillermina, un personaje muy
querido por Galdós. Luciano García Lorenzo (2004), en las notas a pie de página de la
obra, explica que Benigna vendría a ser la nueva versión de este personaje femenino,
reflejando con ella la evolución espiritual e ideológica que el mismo autor ha
experimentado.
Por otra parte, la casa donde trabajaba la protagonista cuidando de doña Paca se
convierte en un espacio en el que la realidad existente se mezcla con la imaginada,
como explica Fernando Ayala (2006) en su estudio, dado que Benigna, mediante el
diálogo, transporta a doña Paca a otra realidad lejos de la miseria y de las injusticias de
35
Natalia Sánchez Campos
la vida. Tal es la imaginación que envuelve a Nina que, para ocultar su oficio de
mendicidad, crea a un sacerdote imaginario, ejemplo palmario de cómo la protagonista
misma va engendrando la novela, dado que al final de esta don Romualdo resulta existir
de verdad, es decir, se hablaría de un personaje que nace del pensamiento de otro. Por su
parte, doña Paca es un ejemplo de esa clase media que Galdós muestra venida a menos
y que está a punto de perder su papel social 2. Además, se observa como este personaje
originalmente se llamaba doña Francisca, pero, dado su cambio de situación económica
en que la dejan sumisa sus viejas amistades pertenecientes a las clases sociales elevadas,
los vecinos empezaron a llamarla doña Paca con un sentido lastimoso.
Respecto a su relación con Nina, se puede observar durante toda la obra que
doña Paca infravalora a Nina constantemente, en el capítulo VI le dice: ‹‹Es que tú no
tienes vergüenza, Nina; quiero decir, decoro; quiero decir, dignidad›› (2004; 120).
Asimismo, en la obra se refiere a las dos ocasiones que el ama despide a la criada por
desacuerdos y discusiones. Otro ejemplo de este maltrato de doña Paca a Benigna se
puede contemplar en el capítulo XIX cuando la señora le regaña por llegar tarde y le
espeta: ‹‹No te pido explicaciones, ni las necesito, ni las creo; ya sabes que no creo nada
de lo que me dices, embustera, enredadora›› (2004; 216). Benigna casi siempre, ante
tales palabras, le daba la razón a la señora para que no se enfadara más. No obstante,
cuando doña Paca se tranquilizaba, volvía a ser la mujer que tanto quería Benina, ya
que, como se ve al final del capítulo, la señora cambia su regañina por palabras de
compasión hacia su criada: ‹‹Comeremos lo que haya, y daremos gracias a Dios. Pero
come tú también, que me da pena verte tan ajetreada, desviviéndote por los demás, y
olvidada de ti misma y del alivio de tu cuerpo. Siéntate conmigo, y cuéntame lo que has
hecho hoy.›› (2004; 221). Más tarde, en el capítulo XX, se vuelve a ver un ejemplo de
maltrato de doña Paca hacia Benina cuando esta intenta convencerla para que deje a
Frasquito Ponte quedarse en su casa. Doña Paca le dice:
2
El personaje de doña Paca y la clase social que ella engloba se encuentran en decadencia en esta época.
El final del siglo XIX viene marcado por un descenso de la clase media que se confronta con el personaje
de doña Perfecta y su realidad. Por tanto, se puede decir que doña Paca es una doña Perfecta veintiún años
más tarde en una sociedad totalmente diferente, donde ya no tiene importancia de la diferencia de clases
sino sus mayores defectos, virtudes, excesos y caprichos. Se trata de una clase media que empieza a
perder su autoridad y más tarde acabará perdiendo su papel social.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
Pues, hija, nadie me quita de la cabeza que le has dado un bebedizo a este pobre
señor. ¡Vaya cómo te quiere! Si no fueras una vieja feísima y sin ninguna gracia,
creería que le habías hecho tilín... Cierto que eres buena, caritativa, que sabes
ganar la simpatía por lo bien que atiendes a todo, y por tu dulzura y ese modito
suave... que bien podría engañar a los que no te conocen... Pero con todas esas
prendas, imposible que un hombre tan corrido se prende de ti... Si te lo crees y
por ello estás inflada de orgullo, mi parecer es que no te compongas, pobre Nina.
Siempre serás lo que fuistes... y no temas que yo le quite a D. Frasquito la ilusión,
contándole tus malas mañas, lo sisona que eras, y otras cosillas, otras cosillas que
tú sabes, y yo también...». (2004; 265)
La señora habla de su humilde aspecto físico, de sus cualidades, pero para recriminarle
la falsedad de sus buenas acciones y el engaño que estas pueden causar a los que la
conocen. Asimismo, la minimiza diciéndole que Ponte nunca se fijaría en ella dada su
estatus social desafortunado y que, si así fuera el caso, ella se encargará de que el
señorito deje de quererla cuando conozca todos sus defectos. Es relevante la frase
“Siempre serás lo que fuistes”, ya que con esta oración doña Paca quiere hacer
referencia a la inamovilidad de las clases sociales que existe en este momento histórico.
Nuevamente, un ejemplo de cómo doña Paca, ingenuamente, no acepta el cambio de
época y la decadencia de la clase media y sus privilegios.
Con todo, al final de la obra, doña Paca, que en aquel entonces ya era doña
Francisca por su alto nivel adquisitivo, confiesa que no es nada sin Benina, después de
que don Romualdo le confirmara que no conocía a ninguna Nina que trabajase para él,
sino una mendiga que pedía en la calle e iba acompañada de un moro. Ante estas
palabras doña Paca admite: ‹‹ ¿Yo?..., no sé…, no puedo pensar… Me falta la
inteligencia, me falta la memoria, me falta el juicio, me falta Nina›› (2004; 326).
Asimismo, cuando Juliana enjuicia a Benigna, doña Paca la defiende diciendo: ‹‹ ¡Ay!...
Pero es muy buena la Nina›› (2004; 348). Sin embargo, tal es la influencia de su nueva
vida de privilegios, así como la ascendencia de su nuera Juliana, que, cuando Nina
regresa a casa después de estar encarcelada, doña Francisca le recrimina su desaparición
y le prohíbe entrar en su casa, ya que piensa que trae consigo la miseria. No obstante, la
criada consigue penetrar en la casa y le explica a su señora lo sucedido y, entonces, doña
Francisca le cuenta a Nina que ha ocurrido el milagro que tanto esperaban:
37
Natalia Sánchez Campos
—No, no, Nina: desde que te fuiste, ¡mira qué casualidad! entró la suerte en mi
casa... Parece un milagro, ¿verdad? ¿Te acuerdas de lo que hablábamos,
aburriditas en esta soledad, ¡ay! en aquellas noches de miseria y sufrimientos?
Pues el milagro es una verdad, hija, y ya puedes comprender que nos lo ha hecho
tu Don Romualdo, ese bendito, ese arcángel, que en su modestia no quiere
confesar los beneficios que tú y yo le debemos... y niega sus méritos y virtudes...
y dice que no tiene por sobrina a Doña Patros... y que no le han propuesto para
Obispo... Pero es él, es él, porque no puede haber otro, no, no puede haberlo, que
realice estas maravillas
Le explica que don Romualdo, el personaje que se había inventado, existía de verdad y
que les ha llevado la fortuna que acabaría con la miseria que habían tenido hasta el
momento. Como dice German Gullón (2005), Benigna ha sido la encargada, sin darse
cuenta, de que ocurriera el milagro, y así lo afirma ella más tarde: ‹‹Sí, sí, invención mía
fue. El que ha llevado tantas riquezas a la señora será otro, algún D. Romualdo de
pega… hechura del demonio… No, no, el de pega es el mío… No sé, no sé›› (2004;
363). Pero, en vez de obtener gestos de gratitud por su ayuda, lo único que obtiene son
ademanes de ingratitud, ya que la familia de doña Paca y ella misma no quieren
ayudarla con el pobre ciego Almudena. Es más, doña Francisca le recrimina su abuso de
confianza y le acusa de loca. Por su parte, Benigna, cansada del maltrato de su señora,
así como de su ingratitud, decide marcharse de esa casa para no volver nunca más.
Mientras que doña Paca, creyendo que está cargada de razón, acabará sus días enferma
y triste por estar separada de su fiel amiga Benigna.
En tercer lugar, Benigna siente un gran amor por los hijos de doña Paca, como
bien dice ella en el capítulo VII: ‹‹Yo no tengo a nadie en el mundo más que a la señora
y sus hijos, pues como a tales les quiero›› (2004; 127). El señorito Antonio, casado con
Juliana, que, al igual que doña Perfecta en la obra anterior, se arroga el papel de
jurisdicción en la nueva casa de doña Francisca. Juliana llega incluso a decirle a su
suegra: ‹‹ […] Mañana vendré aquí, a ver cómo anda esto, y a decirle a usted lo que
tiene que hacer…›› (2004; 348) y también confiesa que ella es la que se encarga de que
Antonio sea un buen hombre:
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
Se observa aquí que Juliana tiene un enorme poder sobre su marido, pues ella es la
encargada de llevarlo por el buen camino, así como la responsable de que doña
Francisca cuide sus nuevos recursos económicos lejos de Benigna, porque, según ella, la
criada solo atraía la miseria. Juliana maltrata también a Benigna, engañándola con falsas
ilusiones y fingiendo una falsa caridad hacia ella, pero cuando finalmente Benigna
decide vivir su vida lejos de la familia, la culpa reconcome su conciencia y esta se ve
con la obligación de pedirle perdón a Benigna, ya que todos la consideran una santa.
Nina se debe a los demás, como explica Luciano García (2004) en la introducción de la
novela, no es cobarde, sino que se enfrenta a un mundo enfermo para ayudar a los
demás, de ahí que se la compare con una santa. Al final de la obra, se puede observar
cómo Juliana, por miedo de que le pase algo a sus hijos, le pide perdón a Benigna: ‹‹Si
usted me lo afirma, lo creeré, y me curaré de esta maldita idea… Porque… lo digo
claro: yo he pecado, yo soy mala…›› (2004; 384). Nuevamente, se puede contemplar un
ejemplo de la función de la protagonista encargada de determinar el destino de los otros
personajes, como lo hace con Juliana pidiéndole que no vuelva a pecar.
Respecto a este personaje, cabe recalcar la oposición que existe con Obdulia, la
hija de doña Paca, ya que el narrador caracteriza a esta última como una joven que solo
busca agradar y que, además, había recibido una educación descuidada. Obdulia no
tenía carácter, hasta parecía haber perdido la razón, ya que se había anclado en los
valores pasados del Romanticismo. Doña Paca no sabía qué hacer con ella, así que la
encargada de su humilde educación fue su criada Nina. Esta, además de alimentarla, es
la encargada de ofrecerle lecciones de vida, ya que, como explica Galván (2005),
Obdulia es un ángel del hogar, víctima de la nula educación recibida. En capítulo XVIII
se observa a Benigna aconsejándola sobre su poder como mujer ante los hombres:
39
Natalia Sánchez Campos
[…] Como es usted tan hermosa, tendrá adoradores... eso no lo podrá evitar... No
dejará de verse en algún peligro, Obdulia. Yo le aconsejo que sea usted muy
amable con todos, muy fina, muy cortés; pero en cuanto se propase alguno,
revístase de dignidad, y vuélvase más fría que el mármol, y desdeñosa como una
reina. (2004; 207)
En cuarto lugar, Frasquito Ponte3, familiar de doña Paca. Este personaje aparece por
primera vez en la novela gracias al encuentro que tiene con Benigna y es el único que
no maltrata a Benigna. Pese a su intención de aparentar una riqueza que no conserva,
Benigna conoce su pobreza y por eso le ayudaba en todo lo que podía para que tuviera
algo de comer o una casa donde dormir. Esto provocó los celos de doña Paca, como se
ha comentado anteriormente, y los celos de Almudena. Sin embargo, Benigna siempre
hace lo que siente sin pensar en los efectos que eso pueda conllevar. De la misma
manera, se pueden observar sus pensamientos en el capítulo XV, cuando Benigna
explica con sus palabras la realidad española del momento en relación con el pobre
Frasquito Ponte:
Voy a tener otra vez el gusto de dar de comer a ese pobre hambriento, que no
confiesa su hambre por la vergüenza que le da... ¡Cuánta miseria en este mundo,
Señor! Bien dicen que quien más ha visto, más ve. Y cuando se cree una que es el
acabose de la pobreza, resulta que hay otros más miserables, porque una se echa a
la calle, y pide, y le dan, y come, y con medio panecillo se alimenta... Pero estos
que juntan la vergüenza con la gana de comer, y son delicados y medrosicos para
pedir; estos que tuvieron posibles y educación, y no quieren rebajarse... ¡Dios mío,
qué desgraciados son! (2004; 189)
Este fragmento ilustra cómo Benigna, desde su posición social modesta, ayuda a
Frasquito Ponte en todo lo que puede. Además, a sabiendas de su desamparo, la
3
Del mismo modo que doña Paca representa a la clase media que está en decadencia, Frasquito Ponte
sería un ejemplo del devenir de esta clase social. Es más, se puede comparar con la figura de don Quijote
de Cervantes, ya que encarnaría a ese hidalgo que originariamente tenía unos privilegios que se acabaron
perdiendo con el tiempo.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
protagonista lleva al señorito a casa de doña Paca para que le dé cobijo. Debido a esto,
Ponte Delgado es uno de los pioneros en creer que Benigna era una santa, en el capítulo
XVII llega a decir: ‹‹ […] que es usted un ángel; […] un ser que es mera
personificación de la Providencia, […] ›› (2004; 205). Pero no es hasta el capítulo XL
cuando, mientras Frasquito recrimina la ingratitud de doña Paca y toda su familia hacia
Benigna antes de morir, confirma que Benigna no es de este mundo:
Frasquito Ponte, como explica Germán Gullón (2005), lleno de furia tiene una
revelación antes de su muerte que le obliga a castigar la deslealtad de doña Paca y su
familia al no dar cobijo a Benigna y Almudena cuando esta ha hecho todo lo posible
para alimentar y cuidar de la familia. Ponte Delgado es el único de los pertenecientes a
esa clase media que logra ver la belleza divina de Benigna, el milagro que significa su
existencia y su altruismo.
41
Natalia Sánchez Campos
llevar por sus delirios. Almudena siente un amor profundo por la protagonista, el Rey
Samdai le dijo que iba a encontrar a la mujer de su vida y cuando conoció a Benigna
sintió que la había encontrado. El ciego, ‹‹precisamente por ser a la vez ciego y
visionario›› (Gullón, G.; 2005), es el primero que ve la belleza del alma de Benigna y
percibe en ella la perfección de la caridad. A pesar del amor que sentía por ella, los celos
enfermizos que siente el ciego por Frasquito Ponte provocan en el capítulo XXIII un
episodio de maltrato físico hacia Benigna: ‹‹ Al expresarse de este modo, poseído de
súbito furor, se puso en pie, y antes de que Benina pudiera darse cuenta del peligro que
la amenazaba, descargó sobre ella el palo con toda su fuerza›› (2004; 252). Después de
esto, Benigna huye, pero más tarde, en el capítulo XXIV, vuelve porque ve a Almudena
llorando y afligido4. Nina le pregunta si está arrepentido y, ante la afirmación del ciego,
la protagonista le perdona, un ejemplo más de su alma misericordiosa, así como su
poder divino seméjate al de Dios.
Seguidamente, cuando están a punto de invocar al rey Samdai para que les
brinde las fortunas que el ciego prometía, Almudena admite que no se puede hacer el
embrujo porque Benigna es una mujer: ‹‹Olvidar mi requisito… No valer, poique ser tú
muquier.›› (2004; 258) Resulta curiosa la aparente imposibilidad de invocar a un dios
por ser mujer, cuando al final de la obra resulta ser ella la que realiza el milagro. Por
tanto, Galdós, con el personaje de Benigna, ilustra una lección contraria al pensamiento
de la época, convirtiendo a su protagonista en una heroína capaz de perdonar, ayudar y
salvar a la misma altura que Dios. Benigna tiene un sentimiento maternal por Almudena
como se aprecia en el capítulo XXVIII: ‹‹ Sí hijo, quiéreme; pero haz cuenta de que soy
tu madre, y que vengo a cuidar de ti›› (2004; 287), pero no todos veían esa amistad
entre hombre y mujer con buenos ojos y un ejemplo de ello se observa en el capítulo
XXXV cuando Antonio le anuncia a Ponte Delgado que Nina está en prisión por
mendigar en la calle: ‹‹ […] Pero yo no supe hasta hoy que anda emparejada con un
moro ciego, y que de ahí le viene su perdición.›› (2004; 340). Sin embargo, tan
verdadero era el cariño de esta amistad que, cuando el ciego contrae la lepra, Benigna se
desvive por salvarlo, pero cuando llega a casa de doña Paca buscando ayuda, esta, de
manera ingrata, les despacha de su casa. Acto seguido, Benigna da por terminada su
4
En esta escena, se puede advertir la impunidad de los actos de violencia machista en la época, ya que
además de Benigna, Almudena también maltrata a Petra y ambas lo ven con naturalidad. Ellas no ve la
gravedad del suceso, algo normal teniendo en cuenta la época en la que se desarrolla la novela.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
misión en esa familia desagradecida y vuelve a deleitarles con una enseñanza antes de
marcharse para siempre de esa casa:
—A casa le traía, sí, señora, como traje a Frasquito Ponte, por caridad... Si hubo
misericordia con el otro, ¿por qué no ha de haberla con este? ¿O es que la caridad
es una para el caballero de levita, y otra para el pobre desnudo? Yo no lo entiendo
así, yo no distingo... Por eso le traía; y si a él no le admite, será lo mismo que si a
mí no me admitiera. (2004; 360)
43
Natalia Sánchez Campos
3. CONCLUSIONES
En los veintiún años que separan Doña Perfecta de Misericordia, se puede observar
diferentes modificaciones en su estilo literario debido a sus nuevas experiencias como
escritor. En primer lugar, una innovación de espacio, ya que cambia del ámbito rural de
Orbajosa a los lugares más pobres del Madrid de finales de siglo. Asimismo, se puede
comprobar un cambio en la clase social de los personajes, mientras que en la primera
novela se observa una protagonista perteneciente a una clase social privilegiada,
autoritaria y conservadora, en la otra obra se puede ver a una protagonista humilde y
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
generosa que vive en la calle y sin recursos. Estas modificaciones de espacio y clase
social se deben a la desilusión que sintió el autor a causa del fracaso político que
intentaba llevar a cabo la clase media del siglo XIX. Otra evolución que existe entre
ambas novelas se distinguiría en el papel del narrador, ya que mientras en Doña
Perfecta el narrador cuenta linealmente los sucesos que van ocurriendo, en
Misericordia el narrador se aleja de la obra y son los mismos personajes los que van
describiendo la historia. Por último, hay una clara evolución en el tratamiento del
mensaje evangélico, ya que mientras en la novela de tesis el escritor es muy crítico con
la religión, en la novela espiritualista se muestra una interpretación diferente, dado que
su mensaje religioso es más positivo.
Por tanto, son muchas las diferencias que se pueden encontrar entre ambas
novelas teniendo en cuenta la distancia temporal que las separa. Sin embargo, la que
más interesa en este estudio es la imagen de la mujer y su evolución en ambas novelas.
Basándose en los diferentes estudios y, en concreto, en los de Iris Zavala (1996) y
Victoria Galván (2005), se han observado opiniones contradictorias entre la defensa o
no defensa que expresa Galdós hacia sus personajes femeninos. Por una parte, el
escritor en Doña Perfecta presenta a una mujer fatal con la protagonista, ya que con
ella intenta reflejar la realidad que existía en España en aquella época. Doña Perfecta es
una mujer déspota, madre castradora y cristiana intolerante, una mujer hipócrita que
hace todo lo que está en sus manos para ganar la batalla entre razón y fe. Por otra parte,
el escritor en Misericordia presenta a una mujer quijotesca que se enfrenta al mundo
enfermo que la rodea para ayudar a los demás. Benigna es una mujer buena y caritativa,
una mujer que hace todo lo posible por enseñar a la sociedad del momento a ser buenas
personas, honestas y generosas. Además, Galdós, con el personaje de Benigna, rompe
con los cánones típicos de familia española que refleja doña Perfecta, ya que esta es la
encargada de decidir sobre el futuro matrimonial de su hija. Por el contrario, la
protagonista de Misericordia está soltera, no busca el amor y, además, pasea por las
calles de Madrid con su amigo Almudena, pese a la mala imagen que eso puede generar
en aquella época.
Lo cierto es que analizando las obras del novelista realista se puede contemplar
cómo, del mismo modo que sus personajes, para Galdós la vida es un camino de
aprendizaje y siempre se aprende algo nuevo. Las mujeres de sus primeras obras las
presenta en un ámbito social que las reprime, como es el caso de Rosario, y la única
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Natalia Sánchez Campos
En definitiva, Galdós busca criticar con sus novelas la mala educación que
reciben las mujeres. Esa mala educación que las reduce a espacios domésticos y
maternales, así como las somete al mensaje desvirtualizado de la religión católica que
culpa a la mujer de que Adán mordiera la manzana y se extendieran todos los males por
el paraíso divino. Asimismo, otro elemento importante son los convencionalismos
sociales que las infravaloran, incluso científicamente, en comparación con el sexo
masculino. Muchos son los factores contra los que tienen que luchar las protagonistas de
Galdós, y, pese a que no lo describe directamente en sus novelas, Benigna representaría
a la mujer feminista que se enfrenta a todos persiguiendo lo que es para ella la verdadera
caridad. Por todas estas razones las mujeres de la época sentían admiración por el
escritor canario, ya que el autor contaba historias en las que ellas podían verse
reflejadas: podían sentirlas y entenderlas como propias, Galdós era el hermano que las
había inmortalizado con sus diversos nombres y sentimientos. El autor a través de sus
novelas pretende darles un lugar en la sociedad, lugar que se alcanzará mediante una
adecuada educación, que hasta el momento había sido escasa o nula.
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El universo femenino de Galdós en las novelas Doña Perfecta y Misericordia
«Sin mujeres no hay arte; como que en ellas está el principio y fundamento de toda
expresión estética... Ellas son el encanto de la vida, el estímulo de las ambiciones
grandes y pequeñas; origen son y manantial de donde proceden todas las virtudes.
Debemos a la parte bella y débil de nuestro linaje los altos ejemplos de abnegación
y de heroísmo, y reservándonos los móviles del desorden moral y la
responsabilidad de todas las formas de pecado. Obra de ellas son los más gloriosos
triunfos del bien; obra nuestra las privadas desdichas y las públicas catástrofes. Es
destino ineludible de ellas amar al hombre, y éste debe consagrarles toda su
inteligencia y su corazón entero». (Galdós; 1905)
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