Significado de Patria

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Significado de Patria

Qué es Patria:

La patria es la tierra a la cual se siente ligada una persona por


motivos jurídicos, culturales, históricos o afectivos, bien por haber
nacido en ella, bien por haberla adoptado como patria por elección
personal.

La palabra, como tal, proviene del latín patria, que deriva de la voz
patrius, que significa ‘tierra de los antepasados’. De allí que el
vínculo con la patria pueda ser de orden afectivo o de sangre, pues
es el lugar al que también pertenece la familia del individuo.

Así, pues, en la patria interviene la historia, la cultura o la tradición,


pero también la historia personal del individuo y los sentimientos
que este tenga con relación al lugar al que pertenece o al que se
siente vinculado afectivamente. Por eso, también se habla de amor
a la patria.

La patria puede ser, también, el espacio geográfico al que una


persona se siente ligada: su pueblo, su tierra, su región, su país o su
nación.

La patria suele invocarse con fines políticos, apelando a un


sentimiento patriótico o nacionalista, para exaltar el sentido de
pertenencia de la colectividad, especialmente en situaciones de
amenaza a la seguridad de la nación, de guerras o enfrentamientos
bélicos.

De este modo, la patria es también una construcción hecha desde


el poder sobre lo que es el sentimiento hacia la nación, lo que
implica definir un conjunto de códigos culturales con los cuales
identificarse, una serie de símbolos patrios, como la bandera o el
himno, así como la gloria o relevancia de ciertos acontecimientos
considerados determinantes para la fundación de la patria.

Por esa razón, también, hay quien considere que la noción de patria
también puede ser perjudicial para la convivencia pacífica entre
pueblos y naciones en el mundo, y sea apuntada como una de las
principales causas de conflictos y las guerras en el planeta.

Vea también el significado de Nación.

Patria potestad

Se llama patria potestad al poder que tienen los padres sobre los
hijos que no se han emancipado. Se basa en una institución jurídica
del derecho romano según la cual el padre de familia tenía un
poder exclusivo ante el Estado sobre su descendencia, incluso por
encima de la madre.
Hoy en día el concepto de la patria potestad se ha venido
reformulando en atención a las actuales concepciones sobre la
igualdad legal entre padres y madres con respecto a la relación con
sus hijos. De allí que, actualmente, en algunas legislaciones se
prefiera hablar más bien de regímenes de “responsabilidad
parental”, rompiendo con la jerarquía patriarcal que establecía la
patria potestad.

Significado de Patria potestad

Qué es Patria potestad:

Se entiende por patria potestad el conjunto de obligaciones,


derechos y deberes que la ley estipula para aquellos padres que
tienen hijos no emancipados, con el objetivo de proteger y
garantizar su sostenibilidad y educación, según se estipule en el
Código Civil.

Fue a partir del derecho romano que se comenzó a emplear el


término de patria potestad. En sus inicios, en la antigua Roma, la
potestad de los hijos era conferida al padre.

Sin embargo, actualmente la patria potestad de los hijos la poseen


por el igual tanto la madre como el padre y, si los padres de los
menores de edad no estuviesen vivos o no pudiesen hacerse cargo
de ellos, la potestad recae sobre los abuelos o sobre quien lo
sugiera un juez a través de un juicio.

Características de la patria potestad

La patria potestad posee un conjunto de características que definen


su importancia como término legal y cuyo conocimiento y
comprensión es importante por parte de todas aquellas personas
que tengan hijos no emancipados.

La patria potestad debe ejercerse, por parte de los padres, con el


fin de procurar el bienestar de sus hijos, que no carezcan de
alimentos, educación, protección y cariño.

Tanto el padre como la madre poseen las mismas obligaciones,


derechos y deberes con sus hijos.

El origen del término, patria potestad, ha tenido una función


patriarcal que con el tiempo se ha modificado y actualmente es
ejercida por ambos padres por igual.

La patria potestad recae sobre todos los hijos que se tengan, bien
sean en matrimonio o no e, incluso, sobre los hijos adoptivos.

La patria potestad se basa en la naturaleza del hecho de tener hijos,


propios o adoptados, es decir, en su reconocimiento, por tanto no
surge del matrimonio o de cualquier otro documento que evidencie
una relación matrimonial o de hecho.
Se puede limitar o revocar la patria potestad en los casos cuyos
hijos no emancipados se encuentren en situación de abandono,
malos tratos o que no tengan garantizado su bienestar físico y
mental.

Vea también el significado de Emancipación.

Pérdida de patria potestad

La patria potestad solo puede ser ejercida por parte de los padres o
representantes de los menores de edad no emancipados durante
un tiempo, es decir, es un derecho y deber con limitación de
durabilidad para ser ejercido y que puede variar por diferentes
razones.

Cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad.

Se pierde la patria potestad cuando el padre o la madre incumplen


con sus deberes y obligaciones de alimentación, seguridad, salud,
educación y afecto.

En caso de que el padre o la madre deban enfrentar una condena o


sentencia judicial por haber incurrido en algún delito grave.

En caso de enfrentar un divorcio y el juez dictamine que solo uno


de los padres puede tener la patria potestad de sus hijos.

En el caso de que alguno de los padres o hijos fallezca.

Cuando el hijo o los hijos alcanzan su emancipación e


independencia.
Patria potestad y guardia custodia

No se debe confundir la patria potestad con la guardia custodia. La


patria potestad se refiere a los derechos y obligaciones que tienen
tanto la madre como el padre con sus hijos, naturales o adoptivos,
nacidos dentro o fuera del matrimonio.

Por otra parte, la guardia custodia se refiere a la convivencia diaria


con los hijos. En el caso de un divorcio o separación, los hijos viven
con uno de sus padres, madre o padre, según lo determinado ante
los acuerdo legales. Por ello, los hijo comparten el mismo hogar y
cohabitan diariamente con uno de sus padres.

La custodia de los padres puede estar compartida según lo


establecido durante los acuerdos del divorcio o separación. Sin
embargo, las responsabilidades y obligaciones de la patria custodia
se mantienen por igual en ambos padres hasta la emancipación de
sus hijos

DEFINICIÓN DE

PATRIA

Del latín patria, la patria es la tierra natal o adoptiva que está ligada
a una persona por vínculos afectivos, jurídicos y/o históricos. La
patria puede ser, por lo tanto, el lugar de nacimiento, el pueblo de
los ancestros o el país donde un sujeto se radicó a partir de un
cierto momento de su vida.
Patria

Por ejemplo: “Vivo desde hace quince años en Australia, pero mi


patria es Colombia”, “Los anarquistas se consideran hombres del
mundo y afirman que no tienen patria”, “Un soldado debe estar
dispuesto a dar su vida por su patria”.

Cuando se trata de un vínculo afectivo con un país, muchas veces la


patria se descubre en la adultez, dado que es necesario viajar al
extranjero y llevar una vida activa a nivel social para descubrir ese
lazo tan especial, tan difícil de describir y de justificar que se siente
con el lugar en el cual creemos que deberíamos haber nacido.

Al intentar establecer precisiones y límites al concepto de patria,


entran en juego nociones ideológicas y políticas que, incluso,
pueden modificarse con los años. De acuerdo a ciertas posturas, la
patria siempre está asociada a un Estado nación; esto es lo mismo
que decir que el territorio de la propia nación está fuertemente
vinculado con todos los valores de la patria.
En otros casos, la patria es más bien un acervo cultural e histórico
compartido por personas que pueden estar separadas desde el
punto de vista geográfico. Este sería el caso de la patria gitana, que
no tiene un centro físico.

La acepción más simbólica de patria permite que se utilice el


término para referirse a distintos grupos o conjuntos sociales: “La
patria futbolera llora la muerte del ex arquero de la selección
alemana”, “El gobierno tiene la obligación de poner límites a la
patria financiera para evitar que se lleve ganancias millonarias sin
invertir un peso en el país”.

PatriaSe denomina madre patria a la nación que dio origen a otra,


sea que se trate del lugar físico en el que nació o bien del país
desde el cual partió un grupo de inmigrantes para conquistar un
nuevo territorio. Asimismo, este término puede servir para
referirse a la relación de tipo político, cultural e histórico que hay
entre las naciones colonizadoras y sus colonias. Cabe mencionar
que se trata de un concepto que no forma parte del habla
cotidiana, sino que suele encontrarse principalmente en contextos
académicos.
Así como ocurre en varias regiones de Latinoamérica, es común que
el término madre patria siga teniendo vigencia años, décadas e,
incluso, siglos después de la independización de un país. En
Argentina, por ejemplo, muchas personas se refieren a España de
este modo.

Dentro de la familia de este término, se encuentra el concepto de


patriotismo, una forma de pensar que une fuertemente a una
persona con su patria. Se trata de un profundo orgullo por formar
parte de un territorio (tanto el natal como uno adoptivo) y equivale
al sentimiento de apego y admiración por la propia familia. Es
importante señalar que su uso no debería tener connotaciones
negativas, dado que ser patriota no indica ser capaz de cualquier
cosa por defender a la patria, sino sentir un fuerte lazo con sus
rasgos culturales y con su historia.

Existen dos posturas opuestas frente al patriotismo: por un lado, un


gran porcentaje de gente siente un apego tal por su patria que
descarta rotundamente la posibilidad de vivir en el extranjero; del
otro extremo se encuentran quienes piensan que este tipo de
sentimientos son los responsables de las guerras, la xenofobia, el
racismo y los genocidios, entre otros males de la humanidad. Como
siempre, una franja de la población se encuentra en medio de
dichas visiones, indiferentes a sus argumentos.

República
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Para otros usos de este término, véase República (desambiguación).
Sistemas de gobierno

Repúblicas

     Presidencialismo pleno      Presidencialismo con gobierno vinculado


al Parlamento     Semipresidencialismo     Parlamentarismo
     Unipartidismo

Monarquías

     Monarquías constitucionales o parlamentarias en las cuales el


monarca no posee ningún poder efectivo     Monarquías constitucionales

o parlamentarias en las cuales el monarca ejerce personalmente el poder


ejecutivo en conjunto con un Parlamento débil
     Monarquías absolutas

Otros

     Suspensión de las garantías constitucionales (p. ej., dictaduras


militares)     Países que no se ajustan a ninguno de los sistemas

anteriores

Nota: varios Estados se declaran constitucionalmente a sí mismos como repúblicas

multipartidistas, mientras que exteriormente se les considera Estados autoritarios.

Este mapa representa el sistema político de iure y no su grado de madurez

democrática de facto.

 v

 d

 e

Una república (del latín respublĭca,1 ‘cosa oficial’, ‘cosa pública’, ‘lo público’; y este


de res, ‘cosa’, y pūblica, ‘pública’, viene de populus ,‘pueblo’)2 es una forma de estado cuya
máxima autoridad no es un monarca y las demás autoridades ocupan el poder a través de
una forma de gobierno como la aristocracia, la democracia, el parlamentarismo, la oligarquía,
etc. En las republicas democraticas actuales la figura del jefe de Estado es representada por
el presidente
El término república fue acuñado por primera vez c. 500 a.C. en Roma, pero con el tiempo el
término ha sufrido varios cambios de significado. Inicialmente, el término latino res
publica significaba la anterior "forma parcial de democracia" como se encuentra en Roma
desde c. 500 a.C. hasta c. 27 a.C. En esta primera democracia parcial romana, el poder de la
clase aristocrática o Patricios que tenía todos los escaños en el Senado romano fue
controlado por la institución del consulado, cuyos dos cónsules / vice-gobernantes fueron
elegidos anualmente por los ciudadanos libres o plebe de Roma. La antigua definición romana
de la palabra difiere del uso moderno del término, donde no se considera que las posiciones
de liderazgo se limiten a la "clase dominante". 34
No debe confundirse a las repúblicas modernas con las antiguas repúblicas bajo un régimen
de democracia directa (del griego δημοκρατία, dimokratía, ‘poder del pueblo’; y este de
δñμος, dḗmos, ‘pueblo’ y de κράτος, krátos, ‘poder’), pues aluden a principios distintos; la
república moderna es el gobierno de la ley mientras que democracia directa significa el
gobierno del pueblo. Las dos grandes diferencias entre una democracia directa y una
república representativa son: primera, que en la segunda se delega la facultad de gobierno en
un pequeño número de ciudadanos, elegidos por el resto; segunda, que la república
representativa puede comprender un número más grande de ciudadanos y una mayor
extensión de territorio.5
En inglés americano, la definición de república también puede referirse específicamente a un
gobierno en el que las personas elegidas representan el cuerpo ciudadano. 6 y una república
que ejerce el poder de acuerdo con el estado de derecho con una constitución que incluye
la separación de poderes con un jefe ejecutivo electo por los ciudadanos y respeto por los
derechos individuales (una república constitucional)78910 o una democracia representativa.11
La primera república representativa fue la de Estados Unidos después de la guerra de
independencia se fundó como una confederación y luego se reformuló como una república
constitucional federal libre y de derecho implementando conceptos nuevos de la época como
la separación de poderes, característica inspirada en las antiguas democracias y
perfeccionada con las teorías de Montesquieu, lo cual, unido a la representación del
parlamentarismo inglés, dio inicio a una nueva forma de gobierno, la democracia
representativa, por lo que a Estados Unidos corresponde el primer concepto y creación de lo
que es la constitución escrita, el presidencialismo y la justicia independiente.125

Índice

 1Historia
o 1.1Repúblicas clásicas
o 1.2Otras repúblicas antiguas
o 1.3Subcontinente indio
o 1.4Repúblicas liberales
 2Definición
 3Los pilares fundamentales de la República
o 3.1Ambigüedad en las definiciones
 4Jefes de Estado
o 4.1Estructura
o 4.2Ambigüedades
 5Dictaduras
 6República y religión
o 6.1Repúblicas laicistas
o 6.2Repúblicas confesionales
 7República y democracia
o 7.1El referéndum
o 7.2República o Monarquía
 8Evolución histórica
o 8.1En la antigüedad
o 8.2En el Renacimiento
o 8.3Republicanismo ilustrado
o 8.4República de partido único
o 8.5República islámica
 9Véase también
 10Referencias
 11Enlaces externos

Historia[editar]
La república aparece en Roma, el 509 a. C., después de la caída de la Monarquía Romana,
cuando los romanos se levantan contra su rey, Lucio Tarquinio el Soberbio instaurándose
la República Romana. El término proviene de la expresión res publica, derivada de res
populica, es decir, la "cosa de las personas", "asunto del pueblo" o "propiedad publica". En
esto, la república se opone a regnum (reino), o "propiedad del rey". Esta forma de estado hace
del pueblo, en todo, en parte o una minoría privilegiada, la fuente del poder político e implica
su intervención en los asuntos públicos. Este es el caso de las antiguas repúblicas, donde la
ciudadanía se otorga solo a unos pocos individuos y donde el poder a menudo está dominado,
como en Roma, por familias poderosas; este es también el caso de las repúblicas
aristocráticas que aparecieron en la Edad Media (especialmente en Venecia). 13
Repúblicas clásicas[editar]

un mapa de la República romana

El tipo moderno de "república" en sí es diferente de cualquier tipo de estado que se encuentre


en el mundo clásico.1415 Sin embargo, hay una serie de estados de la era clásica que todavía
hoy se llaman repúblicas. Esto incluye la antigua Atenas y la República Romana. Si bien la
estructura y el gobierno de estos estados era muy diferente del de cualquier república
moderna, existe un debate sobre hasta qué punto las repúblicas clásica, medieval y moderna
forman un continuo histórico. J. G. A. Pocock ha argumentado que una tradición republicana
distinta se extiende desde el mundo clásico hasta el presente. 1617 Otros estudiosos no están
de acuerdo.16 Paul Rahe, por ejemplo, argumenta que las repúblicas clásicas tenían una forma
de gobierno con pocos vínculos con las de cualquier país moderno. 18
La filosofía política de las repúblicas clásicas ha influido en todo caso en el pensamiento
republicano a lo largo de los siglos posteriores. Los filósofos y los políticos que defendían las
repúblicas, como Maquiavelo, Montesquieu, John Adams y James Madison, dependían en
gran medida de las fuentes clásicas griegas y romanas que describían varios tipos de
regímenes.
La Política de Aristóteles discute varias formas de gobierno. Una forma a la que Aristóteles
llamo politeia, que consistía en una mezcla de las otras formas. Argumentó que esta era una
de las formas ideales de gobierno. Polibio amplió muchas de estas ideas, volviendo a
centrarse en la idea de un gobierno mixto. La obra romana más importante en esta tradición
es De re publica de Cicerón.
Con el tiempo, las repúblicas clásicas fueron conquistadas por los imperios o se volvieron
ellos mismos. La mayoría de las repúblicas griegas fueron anexadas al Imperio Macedonio de
Alejandro. La República romana se expandió dramáticamente conquistando los otros estados
del Mediterráneo que podrían considerarse repúblicas, como Cartago. La República romana
se convirtió entonces en el Imperio Romano.
Otras repúblicas antiguas[editar]
El término "república" no se usa comúnmente para referirse a las ciudades pre-clásicas,
especialmente si está fuera de Europa y el área que estaba bajo la influencia grecorromana. 16
Sin embargo, algunos estados tempranos fuera de Europa tenían estados que a veces hoy se
consideran similares a las repúblicas.
En el Antiguo Oriente Próximo, varias ciudades del Mediterráneo oriental lograron un gobierno
colectivo. Arwad ha sido citado como uno de los primeros ejemplos conocidos de una
república.19 La confederación israelita de la época anterior a la Monarquía Unida también ha
sido considerada como un tipo de república. 1620 En África, el Imperio Axum se organizó como
una confederación gobernada de manera similar a una república real. 21 Del mismo modo, la
nación Igbo de lo que ahora es Nigeria.22
Subcontinente indio[editar]

Vaishali era la capital de la confederación Vajjian, una antigua república de la India antigua.

El antiguo subcontinente indio tenía una serie de primeras repúblicas conocidas


como Mahajanapadas.23 Mahajanapadas consistió en dieciséis repúblicas oligárquicas que
existieron durante los siglos VI aC hasta el siglo IV aC. 2425 Algunos eruditos indios, como K. P.
Jayaswal, han argumentado que varios estados en la India antigua tenían formas republicanas
de gobierno.262728 Si bien no existen constituciones ni obras de filosofía política sobrevivientes
de este período en la historia de la India, los textos religiosos supervivientes se refieren a
varios estados que tienen sabhās o Gaṇa sangha, un tipo de república o gobierno basado en
consejos, en oposición al monárquico. Los escritores griegos antiguos mencionan que
Alejandro Magno se encontró con ciudades-estado y regiones donde un consejo de ancianos
gobernó con autoridad suprema. 29
Repúblicas liberales[editar]
Las repúblicas liberales en la Europa moderna temprana
Una alegoría de la república francesa en París

República de las Islas Jónicas bandera de principios del siglo XIX

Junto con estas revueltas republicanas iniciales, la Europa moderna también vio un gran
aumento en el poder monárquico. La era de la monarquía absoluta reemplazó a las
monarquías limitadas y descentralizadas que habían existido en la mayor parte de la Edad
Media. También vio una reacción contra el control total del monarca, ya que una serie de
escritores crearon la ideología conocida como liberalismo.[cita  requerida]
La mayoría de estos pensadores de la Ilustración estaban mucho más interesados en las
ideas de la monarquía constitucional que en las repúblicas. La República
Británica de Cromwell había desacreditado al republicanismo, y la mayoría de los pensadores
pensaban que las repúblicas terminaban en anarquía o tiranía. 30 Por lo tanto, filósofos como
Voltaire se opusieron al absolutismo y al mismo tiempo se mostraron fuertemente pro
monárquicos.
Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu elogiaron a las repúblicas y consideraron las
ciudades-estado de Grecia como un modelo. Sin embargo, ambos también pensaron que una
nación como Francia, con 20 millones de personas, sería imposible de gobernar como una
república. Rousseau admiró el experimento republicano en Córcega (1755-1769) y describió
su estructura política ideal de pequeñas comunas autónomas. Montesquieu sintió que una
ciudad-estado idealmente debería ser una república, pero sostuvo que una monarquía limitada
era más adecuada para una nación grande.
La revolución estadounidense comenzó como un rechazo solo de la autoridad del Parlamento
británico sobre las colonias, no de la monarquía. El fracaso del monarca británico para
proteger las colonias de lo que consideraban la violación de sus derechos de gobierno
representativo, la condena del Rey de quienes solicitaban una reparación, como traidores; y
su apoyo al envío de tropas de combate para asegurar su autoridad, dio lugar a la percepción
generalizada de la monarquía británica como tiránica.
Con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, los líderes de la rebelión
rechazaron firmemente la monarquía y adoptaron la república, la separación de poderes,
crearon el presidencialismo y la democracia representativa.[cita  requerida] Los líderes de la
revolución estaban bien versados en los escritos de los pensadores liberales franceses, y
también en la historia de las repúblicas clásicas. John Adams escribió un libro sobre
repúblicas a lo largo de la historia. Además, el escrito de Thomas Paine, Common Sense,
ampliamente distribuido y popularmente leído en voz alta, presentó los ideales republicanos y
de independencia, de manera sucinta y elocuente al público general. La Constitución de los
Estados Unidos, ratificada en 1789, creó una república federal, como una unión fuerte, para
reemplazar a una confederación débil, creada por los Artículos de la Confederación y de
Unión Perpetua, de 1783, el primer intento de un gobierno nacional. Las primeras diez
enmiendas a la Constitución, llamada Carta de Derechos de los Estados Unidos, garantizaba
ciertos derechos individuales, fundamentales para los ideales republicanos que justificaban la
Revolución.
La Revolución Francesa tampoco fue republicana desde el comienzo. Solo después de la
fallida Fuga de Varennes, el Rey perdió la mayoría de las simpatías que le restaban, se
declaró una república y Luis XVI fue enviado a la guillotina. El asombroso éxito de Francia en
las Guerras Revolucionarias Francesas vio las repúblicas extendidas por la fuerza de las
armas en muchas partes de Europa, a medida que una serie de repúblicas hermanas se
establecieron en todo el continente. El ascenso de Napoleón vio el final de la Primera
República Francesa y sus repúblicas hermanas, cada una reemplazada por "monarquías"
impuestas por Napoleón. Durante todo el período napoleónico, los vencedores extinguieron
muchas de las repúblicas más antiguas del continente, incluidas la República de Venecia,
la República de Génova y la República holandesa. Todas ellas fueron transformadas en
monarquías o absorbidas por las monarquías vecinas. Solo Suiza subsistió como república.
Fuera de Europa, se creó otro grupo de repúblicas cuando las guerras napoleónicas
permitieron a los estados de la América española obtener su independencia. La ideología
liberal tuvo un impacto limitado en estas nuevas repúblicas. El apoyo principal de la
emancipación, estuvo en la población criolla local, descendiente de europeos, en conflicto con
los gobernadores llegados de España. La élite criolla tenía poco interés en dar a a los grupos
amerindios poder y una amplia base representación. Simón Bolívar, el principal instigador de
las revueltas y uno de sus teóricos más importantes, simpatizaba con los ideales liberales,
pero consideraba que la América hispana carecía de la cohesión social necesaria para que tal
sistema funcionara y defendía la autocracia cuando era necesario.
Solo en México, esta autocracia tomó brevemente la forma de una monarquía en el Primer
Imperio Mexicano. Debido a la Guerra de la Independencia, la corte portuguesa se trasladó a
Brasil en 1808. Brasil obtuvo la independencia como monarquía el 7 de septiembre de 1822, y
el Imperio de Brasil duró hasta 1889. En los otros estados, varias formas de república
autocrática existieron hasta que la mayoría fueron liberalizados a finales del siglo 20. 31

Estados europeos en 181532 Estados europeos en 191433 Estados europeos en 193034 Estados europeos en 195035 Estados europeos en 201536
     Monarquías(22)      Re       Monarquías(20)      Re      Monarquías(13)      Re      Monarquías(12)     Rep
     Monarquías(55)      Re públicas (4) públicas (15) públicas (21) úblicas (35)
públicas (9)
La Segunda República Francesa tuvo efímera existencia: fue creada en 1848, y abolida por su
primer y único Presidente, Napoleón III, que se proclamó emperador en 1852. La Tercera
República Francesa se estableció después de la guerra franco-prusiana, de 1870-71; y solo
después que los herederos de los borbones, se negaron a aceptar la bandera tricolor. Sin
embargo, ya hace mediados de la década de 1880, la República se había asentado
fírmemente en Francia. España se convirtió brevemente en la Primera República Española en
1873-74, pero la monarquía fue restaurada pronto. A comienzos del siglo
XX, Francia, Suiza y San Marino siguieron siendo las únicas repúblicas de Europa. Esto
cambió cuando, después del Regicidio de Lisboa de 1908, pues la revolución del 5 de octubre
de 1910 estableció la República Portuguesa.

Un cartel de 1920 que conmemora al presidente permanente de la República de China, Yuan Shikai, y al


presidente provisional de la República, Sun Yat-sen.

En el este de Asia, China había visto un considerable sentimiento anti-Qing durante el siglo
XIX, y se desarrollaron varios movimientos de protesta que pedían la monarquía
constitucional. El líder más importante de estos esfuerzos fue Sun Yat-sen, cuyos Tres
Principios del Pueblo combinaron ideas estadounidenses, europeas y chinas. Bajo su
liderazgo, la República de China fue proclamada el 1 de enero de 1912.
El republicanismo se expandió significativamente después de la Primera Guerra Mundial,
cuando varios de los imperios europeos más grandes colapsaron: el Imperio Ruso (1917),
el Imperio Alemán (1918), el Imperio Austrohúngaro (1918) y el Imperio Otomano (1922)
fueron reemplazados por repúblicas. Los nuevos estados obtuvieron la independencia durante
esta agitación, y muchos de ellos, como Irlanda, Polonia, Finlandia y Checoslovaquia,
eligieron formas de gobierno republicanas. Después de la derrota de Grecia en la Guerra
greco-turca (1919-22), la monarquía fue brevemente reemplazada por la Segunda República
Helénica (1924-35). En 1931, la inestable Segunda República Española (1931-36) dio como
resultado la Guerra Civil Española, seguida de 39 años de dictadura franquista.
Las ideas republicanas se estaban extendiendo, especialmente en Asia. Estados Unidos
comenzó a tener una influencia considerable en el este de Asia en la última parte del siglo
XIX, y los misioneros protestantes desempeñaban un papel central. Los escritores liberales y
republicanos de occidente también ejercieron influencia. Estos se combinaron con la filosofía
política inspirada en el confuciano nativo que durante mucho tiempo había argumentado que
el pueblo tenía derecho a rechazar un gobierno injusto que había perdido el Mandato del
Cielo.
Dos repúblicas efímeras fueron proclamadas en Asia Oriental, la República de Formosa y
la Primera República Filipina.
Definición[editar]

La República alimenta a sus hijos y les instruye. Pintura de Honoré Daumier, 1848.

Tradicionalmente, se ha definido la república como la forma de gobernar de los países en los


que el pueblo tiene la soberanía y facultad para el ejercicio del poder, aunque sea delegado
por el pueblo soberano en gobernantes que elige de un modo u otro. En la práctica suele
pensarse que la forma de estado de un país es la monarquía si tiene rey, y república si no lo
tiene. Lo cierto es que una república está fundamentada en el “imperio de la ley” y no en el
“imperio de los hombres”.
“Un montón de gente no es una república”
Aristóteles

.
Y la constitución, de ser apegada al derecho, sirve para protegerlo y definir incluso qué leyes
son buenas y cuáles malas en el marco de referencia constitucional.
El desconocimiento de estos principios clásicos en el mundo moderno lentamente ha
conducido a muchos a expresarse en términos de “repúblicas democráticas” o “repúblicas
islámicas”, sin considerar la contradicción que tales frases contienen.
Son elementos comunes que participan del contenido de la definición tradicional que la cultura
occidental ha elaborado del concepto “República”:

1. La periodicidad en los cargos


2. La primacía de la ley
3. La igualdad ante la ley
4. La publicidad de los actos de gobierno: no es posible el secreto de Estado
5. La responsabilidad de políticos y funcionarios públicos
6. El ejercicio de la ciudadanía, quien pone y depone
El estado, que es el conjunto de instituciones que ejerce su gobierno y aplica sus leyes con
soberanía sobre un territorio delimitado, necesita que ese poder de mando ejercido por el
gobierno, se halle organizado de algún modo. Así puede ser monárquico o republicano.
La república puede estar constituida sobre un estado espacialmente dividido en territorios
autónomos, lo sería una república federal como el caso de México, o con un poder
centralizado sobre todo el territorio del país, lo que constituiría una república unitaria, como
por ejemplo, Colombia y Uruguay.
También puede ser la república, una democracia o una aristocracia, como la república
concebida por Platón, que en realidad se llamaba “politeia” donde se aspiraba a que
gobiernen los mejores, en una forma donde se entremezclaban rasgos de la democracia con
los de la aristocracia.
Existen repúblicas presidencialistas, como el caso de Estados Unidos, México y Ecuador,
donde el jefe de Estado y el de Gobierno, elegido por el pueblo, encarna en una misma
persona, y parlamentarias, donde están diferenciadas las funciones del Jefe de Estado y
del Jefe de Gobierno, que es elegido por el Parlamento, frente al que es responsable
políticamente, como Alemania, Austria, Israel y Grecia.
República proviene del vocablo latino res (cosa) pública, perteneciente al “populus” o pueblo,
significando que el poder reside en el pueblo, que lo delega transitoriamente en sus
representantes. Esta es una diferencia fundamental con los gobiernos monárquicos donde el
soberano tiene carácter vitalicio, y muchas veces, hereditario.
Otras características de la república, son: la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos; los
gobernantes son responsables ante el pueblo que los eligió, por sus actos de gobierno; y la
publicidad de dichos actos, que no deben ser secretos, sino puestos a conocimiento del
público para poder ser controlados. Esto se hace a través de un Boletín Oficial en algunos
países.

Los pilares fundamentales de la República[editar]


Los tres pilares fundamentales de la República según Aristóteles son:

 La participación política activa por parte de los ciudadanos (esto supone la


publicidad de los actos estatales y la necesidad de instrucción en materias de ciencias
jurídicas y política tanto teórica como “material” [aquella ocurrida en un estado
determinado y en un momento dado]).
 La representación de todos los ciudadanos dentro de las instituciones de
gobierno con iguales atribuciones y prevalencia de ninguna. (El acceso a dichas
magistraturas necesariamente colegiadas en razón de la materia debe ser restringida (el
magistrado debe pertenecer a la clase que representa y ser elegido con el voto solo de
ésta).
Es necesario considerar que para Aristóteles los fines supremos de las formas de
gobierno deben ser:

 La libertad-igualdad (“sólo somos libres entre iguales” [consideración griega de la


época])
 La realización de la justicia y del bien común.
o La realización plena del desarrollo de las capacidades cognitivas
humanas (para lo cual considera necesaria la realización de los dos puntos anteriores
siguiendo el concepto fundamental de Sócrates [BIEN=VERDAD. Según el cual el
bien es igual a la verdad y el mal a la ignorancia. Sócrates explica esto de la siguiente
manera: -el humano busca la felicidad, llenar su vacío existencial -para esto
utiliza medios por los cuales pretende lograr dicho fin -la mayor parte de las veces
utiliza medios que consiguen satisfacciones efímeras, etéreas, superficiales, que no
van más allá de los “deseos pasionales” {como tener sexo, alimentarse, etc} -de ésta
manera concluye que busca un fin por medios que no pueden alcanzarlo; ya que este
solo puede ser alcanzado mediante la contemplación de la verdad, entendida como el
conocimiento de la realidad])
De esto se advierte que si solo somos libres entre iguales no puede haber una clase
gobernante, deben gobernar todas por igual.
Marx va más allá advirtiendo además que: habiendo elementos (individuos y/o clases)
económicamente diferentes unos intentan superponerse sobre otros, estando rota, bajo
dicho supuesto, la relación de igualdad de unos elementos para con los demás y por lo
tanto la de libertad.
Ambigüedad en las definiciones[editar]
La aplicación de la misma palabra a dos conceptos o más diferentes pero relacionados lleva a
inconsistencias:

1. Los países que son repúblicas según la definición práctica normalmente aducen que
son repúblicas en un sentido tradicional, aunque en muchos casos sean
regímenes autócratas o dictatoriales donde el pueblo no es soberano.
2. Una monarquía electiva con soberanía popular o una monarquía parlamentaria serían
repúblicas en sentido tradicional, porque la soberanía está en el pueblo que otorga
más o menos atribuciones a un monarca no soberano. Sin embargo en la práctica
jamás se llama república a una monarquía.
Los analistas políticos creen que la Primera Guerra Mundial desató el fin de las monarquías
tradicionales. La forma de estado republicana (definición tradicional) se impuso en la mayoría
de los estados desarrollados, monarquías o no. Tras la Primera Guerra Mundial, con
el Tratado de Versalles desaparecieron tanto el Imperio Austrohúngaro, como el Imperio
Alemán. Además, los monarcas de los estados ganadores fueron cediendo poderes y
prerrogativas a instituciones democráticas electas.

Jefes de Estado[editar]
Artículo principal: Jefe de Estado
Imagen a la izquierda, George Washington primer presidente de los Estados Unidos de América.
Imagen a la derecha, Carlos Luis Napoleón Bonaparte, primer y único presidente de la II República
Francesa.

Estructura[editar]

José de San Martín (izquierda) y Simón Bolívar (derecha), libertadores y primeros gobernantes de varios


de los estados de Hispanoamérica.
Sin un monarca, la mayoría de las repúblicas modernas, el Jefe de Estado es llamado
el Presidente de la República (o presidente), que no hay que confundir con el Primer
Ministro o Presidente del Gobierno. En ciertos países el Presidente de la república recibe una
denominación especial, como cónsul, dux, kniaz, archon, etc. Originalmente utilizado para
referirse al oficial que preside un comité u organismo de gobierno en Gran Bretaña, el uso
también se aplicaba a los líderes políticos, incluidos los líderes de algunas de las Trece
Colonias (originalmente Virginia en 1608); en su totalidad, el "Presidente del Consejo". La
primera república en adoptar el título fue los Estados Unidos de América. Manteniendo su uso
como jefe de un comité, el Presidente del Congreso Continental fue el líder del congreso
original. Cuando se redactó la nueva constitución, se confirió el título de Presidente de los
Estados Unidos al jefe de la nueva rama ejecutiva federal.
En las repúblicas democráticas, el Jefe de Estado ha de ganar unas elecciones. Estas
elecciones puede ser directas o indirectas (se forma un consejo especial o colegio electoral).
Cuando el presidente es electo, normalmente, desempeña su cargo en un periodo
preestablecido (generalmente, de cuatro a seis años), finalizado este periodo, se celebran
nuevas elecciones. Muchas legislaciones nacionales, limitan el número de Reelecciones a las
que puede presentarse un Presidente cuando ya ha concluido su primer mandato.
Si el Jefe del Estado de una república es al mismo tiempo el Jefe del Gobierno, a este tipo de
República se dice que tiene un sistema de gobierno presidencial. Este es el caso de Estados
Unidos, Colombia, Perú, Argentina, Paraguay y Uruguay, entre otros países.
Por el contrario, en los sistemas de gobierno parlamentario, el Jefe de Estado no es la misma
persona que el Jefe del Gobierno. En estos casos, se da la diferenciación entre Presidente de
la República y Primer Ministro (Presidente del Gobierno). En estos casos, el papel del
Presidente de la República resulta mayormente ceremonial, aunque tiene tareas específicas
como el papel consultivo en la formación de un gobierno después de una elección. Por el
contrario, es el primer ministro el que cuenta con el poder ejecutivo.
En los sistemas semipresidenciales, puede darse el caso (dependerá de los sistemas y
calendarios de elección de cada país) de que el Presidente de la República y el Primer
Ministro pertenezcan a diferentes partidos políticos con ideologías diferentes. Esta
cohabitación suele darse a menudo en Francia.
En otros países, como Alemania o India, sin embargo, el presidente de la República, tiene que
permanecer estrictamente independiente a la dinámica gobierno/oposición.
Por último, en otros países, como Suiza, Bosnia-Herzegovina y San Marino, la presidencia de
la República no la ejerce una persona, sino que lo hace un Consejo o Comité. En este caso, la
cabeza visible del Estado va rotando entre los miembros del Consejo. En el caso de San
Marino, cada seis meses. En el caso de Bosnia y Herzegovina la presidencia es rotatoria entre
sus tres miembros para garantizar la igualdad. En el caso de Suiza, cada Año Nuevo. Estos
sistemas son una herencia de la Antigua República Romana donde también rotaba este cargo.
Los Comicios designaban a dos cónsules que ocupaban el cargo durante un año por los
comitia centuriata, que consistía en todos los hombres adultos, nacidos libres, que podían
probar la ciudadanía. La rotación era mensual. En cada semiperíodo, un cónsul ejercía el
poder real (cónsul maior), mientras que el otro lo supervisaba.
Ambigüedades[editar]
La distinción entre una república y una monarquía no siempre es clara. Las monarquías
constitucionales del antiguo Imperio Británico y la Europa Occidental hoy tienen casi todo el
poder político real investido en los representantes electos, con los monarcas solo teniendo
poderes teóricos, sin poderes o poderes de reserva raramente usados. La verdadera
legitimidad para las decisiones políticas proviene de los representantes electos directamente
por el pueblo. Mientras las monarquías hereditarias permanecen en su lugar, el poder político
se deriva del pueblo como en una república. Por lo tanto, a estos estados a veces se los
denomina repúblicas coronadas.37
Términos como "república liberal" también se usan para describir todas las democracias
liberales modernas.38
También hay repúblicas auto-proclamadas que actúan de manera similar a las monarquías
con poder absoluto conferido al líder y transmitido de padres a hijos. Corea del Norte y Siria
son dos ejemplos notables donde un hijo ha heredado el control político. Ninguno de estos
estados son oficialmente monarquías. No existe un requisito constitucional de que el poder se
transmita dentro de una familia, pero se ha producido en la práctica.
También hay monarquías electivas donde el poder máximo recae en un monarca, pero el
monarca es elegido por algún tipo de elección. Un ejemplo actual de tal estado es Malasia,
donde Yang di-Pertuan Agong es elegido cada cinco años por la Conferencia de Gobernantes
compuesta por los nueve gobernantes hereditarios de los estados malayos y la Ciudad-Estado
del Vaticano, donde el papa es seleccionado por los cardenales electores, actualmente todos
los cardenales menores de una edad específica. Aunque es raro hoy en día, los monarcas
electivos eran comunes en el pasado. El Sacro Imperio Romano Germánico es un ejemplo
importante, donde cada nuevo emperador fue elegido por un grupo de electores. Los estados
islámicos rara vez empleaban la primogenitura, sino que dependían de varias formas de
elección para elegir al sucesor de un monarca.
La Mancomunidad de Polonia-Lituania tenía una monarquía electiva, con un amplio sufragio
de unos 500,000 nobles. El sistema, conocido como Libertad Dorada, se había desarrollado
como un método para que poderosos terratenientes controlaran la corona. Los defensores de
este sistema miraron a los ejemplos clásicos, y los escritos del Renacimiento italiano, y
llamaron a su monarquía electiva una Rzeczpospolita, basada en res publica.

Dictaduras[editar]
En algunas repúblicas sometidas a regímenes dictatoriales se han producido transferencias
dinásticas del poder de padres a hijos, estableciendo prácticas muy similares a las de las
monarquías, que se suelen denominar dictaduras familiares.39 Ejemplos de ello han sido
el Haití de los Duvalier, o la Nicaragua de los Somoza
Un caso particular es la dinastía comunista de Corea del Norte. La sustitución en 2006,
en Cuba de Fidel Castro por su hermano Raúl Castro se ha interpretado en el mismo sentido
por parte de la oposición.40 Aunque dicha sucesión estuvo amparada constitucionalmente,
puesto que Raúl era el Primer Vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, y está
previsto en la carta magna que la persona que ostenta este cargo asuma la presidencia
interina en caso de muerte o enfermedad del jefe de Estado como ocurrió en esta ocasión.
Luego en 2008, Raúl Castro fue elegido presidente por el parlamento cubano.

República y religión[editar]
Una de las principales motivaciones por las que se cambiaba del régimen monárquico al
republicano era el aspecto religioso.
La mayoría de monarquías tenía una religión oficial de estado de la que no se podía disentir,
mientras que las repúblicas –sobre todo desde que la francesa y
la estadounidense establecieran las bases para el derecho que actualmente recogen la
mayoría de constituciones–, con la libertad de culto dejan este aspecto a la libre elección del
ciudadano.
Repúblicas laicistas[editar]
Artículo principal: Países laicos

Muchas veces, las revoluciones que han propiciado el cambio de monarquía a república han
sido altamente laicistas, lo que en ocasiones ha despertado un importante
sentimiento anticlerical a raíz del apoyo y el simbolismo que algunas confesiones religiosas
como el catolicismo han prestado al Antiguo Régimen, o por su estrecha vinculación con
las oligarquías, así como el papel eminentemente reaccionario que las jerarquías eclesiásticas
han tendido a desempeñar en su complicidad o defensa activa del orden establecido. En los
casos de mayor exacerbación, o de mayor acumulación histórica de frustración y sufrimiento
por parte de las clases populares y oprimidas, a raíz del statu quo, esto ha llegado a provocar
quemas de iglesias, persecución de religiosos y destrucción de arte sacro, etc. Casos de ello
se dieron en Francia, durante la revolución francesa, o en algunas revoluciones socialistas,
como las que dieron paso a las distintas Repúblicas de la Unión Soviética (algunas de corta
duración), así como las de Vietnam, Corea del Norte, República Popular China, México o la
inconclusa Revolución social española de 1936, que tiene lugar en el seno de la Segunda
República Española tras el frustrado golpe de Estado por parte de los militares sublevados,
que dio lugar al estallido de la Guerra Civil, siendo los intentos o afiliaciones revolucionarias
duramente reprimidas desde el bando sublevado. Aunque también la imposición de
monarquías o estados totalitarios han fomentado en ocasiones la persecución o ataque a
minorías religiosas como a los judíos, o a los cristianos en el Japón Tokugawa, o han
legitimado su poder en la religión, como la dictadura del general Francisco Franco y
su nacionalcatolicismo.
En los Estados Unidos, no sucedió esto, probablemente, porque la suya más que revolución,
fue ante todo una Guerra de Independencia para librarse de los abusos de la corona británica.
No obstante, la joven nación no eligió ninguna religión de estado en especial, aunque sí hace
referencia en ocasiones a la Biblia o a Dios, por ejemplo en su constitución. Francia, pionera
en la independencia de la religión y el estado, asumiría la laicidad del estado finalmente a
principios del siglo XX.
Repúblicas confesionales[editar]
Artículo principal: Países confesionales

Si bien es cierto que muchas veces se ha esgrimido el sentimiento anti-religioso para


favorecer la implantación de un régimen republicano, otras tantas veces, ha sido al revés, se
ha utilizado un sentimiento religioso (en ocasiones, incluso fundamentalista), con idéntico
objetivo.
El sentimiento religioso jugó un importante papel, por ejemplo, en el derrocamiento del
Régimen del Sah en Irán, que fue substituido por una república dirigida por los líderes
espirituales islámicos, los ayatolá. De hecho, Irán tiene como nomenclatura oficial la
de República Islámica de Irán.
Algunos países se han organizado como una república, para establecer una religión estatal en
su constitución. El ejemplo más evidente son las repúblicas islámicas, aunque no son las
únicas, lo mismo sucede el polo opuesto, en el Estado de Israel.
Históricamente, muchas repúblicas se han definido en función de una religión, como la
República Católica de Irlanda o la República Protestante de los Países Bajos.
En este caso, al dotar a la república de una determinada religión oficial, lo que se busca es
impedir injerencias en el culto estatal, provengan dichas injerencias de dentro del propio
estado o del exterior.

República y democracia[editar]
La república, a menudo, se asocia con la democracia. Esto no ha causado problemas,
siempre que se cumplieran las características antes descritas, hasta el desarrollo de las
teorías de las democracias. En este sentido, por ejemplo, una república delegada, en la que
no haya participación del pueblo en lo público más allá del voto cada ciertos años, se
parecería más a una oligarquía que a una democracia.
El derecho a voto ha sufrido una larga evolución. De hecho, no se generalizó el sufragio
universal (derecho a voto solo limitado por la mayoría de edad) hasta mediados del siglo XX.
Antes, este derecho estaba bastante restringido. Solo determinados estratos sociales podían
votar, o se discriminaba por cuestiones de origen, color de piel, sexo, etc. Actualmente, a
muchas formas de democracia de la antigüedad (incluyendo la Democracia ateniense) se las
denomina plutocracias, pues solo permitía votar a la oligarquía dominante. [cita  requerida]
El referéndum[editar]
Artículo principal: Referéndum

Un instrumento de democracia directa son los referendos, pero éstos solo son convocados,
normalmente, por algún motivo extraordinario. Pocos países, entre los que está Suiza,
convocan varios referendos al año.
Países declarados como regímenes o estados socialistas o comunistas, en cambio, suelen
tener un alto índice de participación del pueblo, de lo que denominan proletariado, pero en
cambio, las decisiones que ahí se toman, no son de gran alcance o bien no cuentan con una
base realmente democrática donde se puedan discutir y plantear por toda la sociedad las
ventajas o inconvenientes al apoyarlos.
En otros estados considerados democráticos como México, sin embargo, esto se puede
comparar, según algunas opiniones, con los famosos plebiscitos que toman la opinión del
pueblo pero sin que la sociedad en sí tome parte activa en la legislación, y la cámara de
diputados
República o Monarquía[editar]

Repúblicas y Monarquías en la actual Unión Europea:      Monarquía      República


Fecha: 2014
Repúblicas y Monarquías actuales en el continente africano y la isla
de Madagascar:      Monarquía      República
Fecha: 2016

Aunque, teóricamente, la república hace referencia a que la soberanía reside en el pueblo de


forma democrática, en la práctica, el concepto república se lo pueden atribuir estados que
simplemente no adopten como a una forma de monarquía, incluyendo en ocasiones estados
con sistemas totalitarios, oligarquías o dictaduras, como Corea del Norte. Por ejemplo,
los autócratas tratan de maquillar su forma de gobierno con trajes
democráticos llamándose presidentes, en vez de reyes y república a la forma de gobierno de
su país en lugar de monarquía o dictadura.
Siempre han existido repúblicas, en cierto modo con rasgos de monarquías absolutistas,
donde el Jefe de Estado puede tener muchas de las características de un monarca o rey,
llegando a instalar a presidentes vitalicios (concepto muy cercano o paralelo al de dictador).
Este tipo de presidente, muchas veces, tiene un poder más allá de lo que es habitual en una
democracia.
Durante mucho tiempo, república era un concepto de estado moderno y de
ideas ilustradas o liberales diametralmente opuesto a monarquía, símbolo del Antiguo
Régimen. Este es el caso, no sólo de Antigua República Romana sino de estados modernos
como Estados Unidos, tras su independencia del estado monárquico de Gran
Bretaña o Francia, tras la Revolución Francesa, punto de referencia de la actual historia
moderna. En cambio hoy, esta radical oposición ha quedado diluida por la propia aceptación y
evolución de algunas monarquías, especialmente europeas, hacia sistemas de monarquía
constitucional o parlamentaria, régimen similar a una república, en el sentido de concederse
casi totalmente la soberanía en el pueblo en forma de derecho a voto, aunque conservando
como máximos representantes del estado en un cargo heredable entre otras particularidades.
Es el caso de Reino Unido o España, entre otros países.
El debate no obstante sigue abierto y países como Australia en 1999 celebraron un
referéndum para convertirse en república, rechazada con un 55% de los votos, otros países
de reciente creación, como Montenegro, aun a pesar de tener herederos a la corona real y
basarse su escudo nacional en el símbolo real de 1918, han aceptado formalmente la
república como forma de gobierno.

Evolución histórica[editar]
En la antigüedad[editar]
En la Antigüedad, las repúblicas no se entendían como entiende la ciencia política el concepto
de república.
Aunque República significara la cosa pública, no todos podían participar de esa cosa pública.
La llamada democracia ateniense no lo era en el mismo sentido ni forma que tomamos
actualmente. En realidad, las polis griegas estaban gobernadas por la aristocracia (aristoi, “los
mejores”) y sólo los ciudadanos (y no todos los miembros del pueblo eran ciudadanos)
participaban en las discusiones del ágora.
Pocos textos antiguos sobrevivieron a la Edad Media, entre estos pocos está La
República de Platón. No obstante, pese a los elevados ideales de ésta, cuando Platón puso
sus ideas política en práctica en la polis de Siracusa el resultado fue un completo fracaso.
También Cicerón intentó algo parecido en tiempos de la Antigua Roma y tampoco logró
reforzar el gobierno de la República romana, muy a su pesar, solo logró un preludio de lo que
luego sería la Roma imperial.
En el Renacimiento[editar]
Durante el Renacimiento se fomentó la revisión del mundo antiguo, no sólo de su arte, sino
también de su cultura, de su pensamiento político y de su literatura y, la mayoría de los pocos
escritos que lograron sobrevivir a la Edad Media fueron traducidos. Entre estos los que hacían
referencia a las Repúblicas de la Antigüedad que fueron rebautizadas como Repúblicas
clásicas.
Italia era la zona más densamente poblada de Europa en esa época y con el gobierno central
más débil, por lo que se desarrollaron muchas ciudades-estado italianas y se creó una
ideología republicana. Las dos más poderosas eran la República de Venecia y su rival
la República de Génova que controlaban gran parte del Mediterráneo. 41
La filosofía renacentista vio en la república una especie de Estado ideal y los Estados que
surgieron en ese periodo como Países Bajos adoptaron esta forma de organización política.
Aunque más que los ideales republicanos, pesó en su decisión su sentimiento anticatólico (por
ello, se autodenominaron República Protestante de los Países Bajos) y el hecho de que no
encontraron a ningún candidato que les convenciese como monarca.
En Europa Central fue la república, aristocrática federal formada en 1569 por el Reino de
Polonia y el Gran Ducado de Lituania. República de las Dos Naciones duró hasta
las reparticiones de Polonia en 1795.
Durante el período barroco se inició con el mundo antiguo, no sobre arte sino de una cultura
polifónica, y pensamientos filosóficos.
Republicanismo ilustrado[editar]

La libertad guiando al pueblo (Eugène Delacroix), alegoría de la libertad, el eslogan Liberté, égalité,


fraternité y del republicanismo junto al gorro frigio.

La Ilustración trajo consigo toda una nueva generación de políticos y filósofos ilustrados que


se replanteó los principios de la ciencia política que habían estado vigentes hasta el
momento. Locke, por ejemplo, se había planteado la división de poderes y la Separación
Iglesia-Estado cuando el Absolutismo aún era moneda de cambio. Estos planteamientos
políticos serían los que se establecerían no mucho después en
las constituciones promulgadas tras la Revolución francesa y la Guerra de la Independencia
de los Estados Unidos. De hecho, la Ilustración definió el estándar de lo que había de ser una
república y de las monarquías constitucionales que empezarían a consolidarse en el siglo XIX.
Los principios más importantes establecidos por la Ilustración fueron:
 La autoridad de la ley.
 La exigencia de que los gobiernos se interesen por los ciudadanos a los que afecta
dicha ley.
 La necesidad de que los gobiernos establezcan el llamado interés nacional, de tal
modo, que fuesen comprensibles por el pueblo en general.
 Que existiese algún modo de autodeterminación (En el sentido de consulta popular de
tipo referéndums, elecciones, etc).
Desde el final del absolutismo, tanto el liberalismo (repúblicas con
sistemas económicos librecambistas), como el socialismo (repúblicas con sistemas
económicos planificados), así como, las monarquías constitucionales se basaban en los
ideales republicanos aparecidos durante la ilustración y desarrollados en las repúblicas
de Estados Unidos y Francia. Estos ideales son la creencia en la autodeterminación de los
pueblos y la dignidad individual humana.
República de partido único[editar]
Artículo principal: Unipartidismo

Repúblicas unipartidistas en el mundo.

“Las clases sociales tenían intereses y que los gobiernos existentes representan los intereses de la clase dominante, y que, tarde o
temprano, estos gobiernos serían derrocados por las clases proletarias.”
Karl Marx

Cuan do en el siglo XX aparecen las nuevas Repúblicas Socialistas, éstas se proclamaron


como las herederas más directas de los ideales de la Ilustración.
Cuando aparecieron estas Repúblicas socialistas tuvieron que enfrentarse a un grave
problema, la mayor parte del proletariado carecía del interés o de la experiencia de gobierno
necesaria para que los ideales republicanos socialistas se pudieran poner en marcha. Por ello,
las estructuras de gobierno socialistas acabaron siendo, en la práctica, muy piramidales.
República islámica[editar]

Las cuatro repúblicas islámicas en el mundo. De este a oeste: Mauritania, Irán, Afganistán y Pakistán.

Artículo principal: República islámica

Muchos eruditos occidentales no consideran a las repúblicas islámicas como auténticas


repúblicas, pues sus ideales están fundamentados en el Corán, no en los ideales de
la Ilustración, ni tienen ningún otro lazo con la tradición occidental del republicanismo que
puede remontarse hasta la Antigua Roma.
Estas repúblicas islámicas surgieron en las zonas de dominio del Islam, tras las
descolonizaciones de la segunda mitad del siglo XX.

Soberanía
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Portada de Leviatán de Thomas Hobbes representando al soberano como un cuerpo masivo compuesto


por muchas personas, que empuña una espada y un báculo pastoral.

La soberanía es el poder político supremo que corresponde a un Estado independiente,1 sin


interferencias externas. En teoría política, la soberanía es un término sustantivo que designa
la autoridad suprema que posee el poder último e inapelable sobre algún sistema de gobierno.

Índice

 1Conceptos de soberanía
 2Concepción del concepto
 3Soberanía nacional y popular
 4Derecho internacional
 5Véase también
 6Referencias
 7Bibliografía consultada
 8Enlaces externos

Conceptos de soberanía[editar]
En su etimología, la palabra soberanía proviene de la voz latina “super omnia”, que significa
"sobre todo" o "poder supremo", que también tiene como sinónimo a la palabra latina
"principatus", que proviene de la voz latina "primus inter pares", que significa "primero entre
pares" o "principal".
Según la famosa definición de Carl Schmitt, el soberano es el que decide sobre el estado de
excepción:
«si hay una persona o institución, en un sistema político determinado, capaz de provocar una
suspensión total de la ley y luego utilizar fuerza extra-legal para normalizar la situación, entonces esa
persona o institución es la soberana en ese cuerpo político.»
2

Cualquier orden legal, concluye Schmitt, se basa en una decisión soberana y no en una norma
legal. Para Schmitt, ni siquiera es necesario que la ley determine quién puede tomar una
decisión sobre el estado de excepción. Puede haber una autoridad soberana, en un sentido
jurisprudencial relevante, incluso cuando dicha autoridad no está reconocida por una ley
constitucional positiva. Todo lo que importa es si hay una persona o institución que posee la
capacidad, de hecho, para tomar una decisión sobre la excepción. Si existe un soberano, así
entendido, su autoridad para suspender la ley no necesita reconocimiento legal positivo, ya
que la aplicabilidad de la ley depende de una situación de normalidad garantizada por el
soberano.32
Según la clásica definición de Jean Bodin, en Los seis libros de la República (1576), soberanía
es el «poder absoluto y perpetuo de una República». Soberano es quien tiene el poder de
decisión, de dar las leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes
escritas, pero sí a la ley divina o natural. Pues, según añade Bodin, «si decimos que tiene
poder absoluto quien no está sujeto a las leyes, no se hallará en el mundo príncipe soberano,
puesto que todos los príncipes de la tierra están sujetos a las leyes de Dios y de la naturaleza
y a ciertas leyes humanas comunes a todos los pueblos».
Esta inicial definición muestra en síntesis la amplitud del concepto de soberanía, que, como
tal, perdura aunque no exento de variaciones a lo largo de la historia en su intento de justificar
el devenir del sujeto de la soberanía (el pueblo, la Nación, el Estado).
Thomas Hobbes suprimió la dependencia de la ley natural que Jean Bodin trazaba en su
definición de soberanía y constituyó al soberano en única forma de poder. En su tratado más
famoso, Leviatán (1651), justifica desde la filosofía la existencia del autoritarismo estatal. Si
bien habría que precisar que la ley natural no es ajena a las teorías de Hobbes.
La ley de la naturaleza y la ley civil se contienen una a otra, y son de igual extensión (…) Las leyes de la
naturaleza, que consisten en la equidad, la justicia, la gratitud y otras virtudes morales que dependen de
ellas, en la condición de mera naturaleza no son propiamente leyes, sino cualidades que disponen los
hombres a la paz y la obediencia. (...) La ley de la naturaleza es una parte de la ley civil en todos los
Estados del mundo (…) Cada súbdito en un Estado ha estipulado su obediencia a la ley civil; por tanto,
la obediencia a la ley civil es parte, también, de la ley de la naturaleza. La ley civil y ley natural no son
especies diferentes, sino parte distintas de la ley; de ellas, una parte es escrita, y se llama civil; la otra
no escrita, y se denomina natural.
Thomas Hobbes

En 1762, Jean-Jacques Rousseau retomó la idea de soberanía pero con un cambio


sustancial. El soberano es ahora la colectividad o pueblo, y ésta da origen al poder
enajenando sus derechos a favor de la autoridad. Cada ciudadano es soberano y súbdito al
mismo tiempo, ya que contribuye tanto a crear la autoridad y a formar parte de ella, en cuanto
que mediante su propia voluntad dio origen a ésta, y por otro lado es súbdito de esa misma
autoridad, en cuanto que se obliga a obedecerla.
Así, según Rousseau, todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería
mandado por un individuo, sino que la voluntad general tiene el poder soberano, es aquella
que señala lo correcto y verdadero y las minorías deberían acatarlo en conformidad a lo que
dice la voluntad colectiva. Esta concepción rusoniana, que en parte da origen a la revolución
francesa e influye en la aparición de la democracia moderna, permitió múltiples abusos ya
que, en nombre de la voluntad "general" o pueblo, se asesinó y destruyó. Generó actitudes
irresponsables y el atropello a los derechos de las minorías.
Frente a estas ideas, el abate Sieyès postuló que la soberanía radica en la nación y no en el
pueblo, o sea que la autoridad no obrara solo tomando en cuenta el sentimiento mayoritario
coyuntural de un pueblo, que podía ser objeto de influencias o pasiones desarticuladoras, sino
que además tuviera en cuenta el legado histórico y cultural de esa nación y los valores y
principios bajo los cuales se había fundado. El concepto de nación contemplaría a todos los
habitantes de un territorio, sin exclusiones ni discriminaciones. Sieyès indica que los
parlamentarios son representantes y no mandatarios, ya que estos gozan de autonomía
propia una vez han sido electos y ejercerán sus cargos mediando una cuota de
responsabilidad y objetividad al momento de legislar; en cambio los mandatarios deben
realizar lo que su mandante le indica; en este caso, el pueblo.
Así, de Rousseau nace el concepto de soberanía popular, mientras que del abate Sieyès nace
el de soberanía nacional. Ambos conceptos se dan indistintamente en las constituciones
modernas, aunque después de la Segunda Guerra Mundial ha retomado con fuerza el
concepto de soberanía popular que se mira como más cercano al pueblo, el cual se supone
que actualmente tiene un grado de cultura cívica y moderación mucho más alto que en el
tiempo de la toma de la Bastilla en 1789.
También la palabra soberanía se conceptualiza como el derecho de una institución política de
ejercer su poder. Tradicionalmente se ha considerado que son tres los elementos de la
soberanía: territorio, pueblo y poder. En el derecho internacional, la soberanía es un concepto
clave, referido al derecho de un estado para ejercer sus poderes.

Concepción del concepto[editar]


El concepto de soberanía no fue manejado ni por griegos ni por romanos. Dice Georg
Jellinek que la idea de soberanía se forja en la Edad Media y «en lucha con estos tres poderes
(la Iglesia, el Imperio romano y los grandes señores y corporaciones) ha nacido la idea de la
soberanía, que es, por consiguiente, imposible de conocer sin tener igualmente conocimiento
de estas luchas». Diversos autores contemplan la cuestión de la soberanía en sus obras, tal
como Hermann Heller, con La soberanía; F. H. Hinsley, con El concepto de soberanía;
o Harold J. Laski, con El problema de la soberanía.
En las monarquías absolutas la soberanía corresponde al Estado, el cual a su vez queda
identificado al rey («El Estado soy yo», dijo Luis XIV). De ahí que el monarca sea llamado
soberano, denominación que aún perdura. El liberalismo subvirtió el concepto de soberanía y
concibió dos modalidades de esta: una, revolucionaria, en la que el pueblo, considerado como
un conjunto de individuos, ejerce el sufragio universal (la soberanía popular); otra,
conservadora, que reside en un parlamento de voto censitario (la soberanía nacional).

Soberanía nacional y popular[editar]


El término «soberanía popular» se estableció frente a la tesis de la soberanía nacional.
La Constitución francesa de 1793 fue el segundo texto legal que estableció que «la soberanía
reside en el pueblo». Jean Jacques Rousseau, en El contrato social, atribuye a cada miembro
del Estado una parte igual de lo que denomina «autoridad soberana» y propuso una tesis
sobre la soberanía basada en la voluntad general. Para Rousseau el soberano es el pueblo,
que emerge del pacto social, y como cuerpo decreta la voluntad general manifestada en la ley.
De acuerdo con las tesis mantenidas hasta la fecha, la soberanía popular implica «que la
residencia legal y efectiva del poder de mando de un conjunto social se encuentra y se ejerce
en y por la universalidad de los ciudadanos», y en particular en los Estados democráticos. Así
el sufragio universal se convierte en un derecho fundamental y la condición ciudadana es igual
para todos con independencia de cualquier otra consideración, salvo las limitaciones de edad
o juicio.
De este modo, por ejemplo, la Constitución española de 1978 reconoce que «la soberanía
nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado».

Derecho internacional[editar]
El vocablo «soberanía» también ha jugado un importante papel en la teoría política y en la
doctrina del derecho internacional. No obstante, en ocasiones, el contenido de esta palabra ha
sido oscurecido y deformado, por lo que puede entenderse de varios modos o admitir distintas
interpretaciones y ser, por tanto, motivo de dudas, incertidumbre y confusión. El principal
problema estriba en que, habiendo tantas definiciones del término como hay autores, no hay
acuerdo sobre cuál es el objeto buscado por este concepto en el derecho internacional.
Según la definición de Jean Bodin: «Soberanía es el poder absoluto y perpetuo de una
república», quien, a su vez, determina cuál es el objeto de su definición. Primero establece lo
que es República: «es el recto gobierno de varias familias y de lo que les es común con poder
soberano»; para en seguida decir: «una vez establecido el fin, hay que establecer los medios
para conseguirlo». Cuyo corolario sería que la soberanía es el medio para conseguir el recto
gobierno, y no cualquier gobierno.
Por otro lado, Carré de Malberg, en su Teoría general del Estado, tras analizar y descomponer
el concepto de soberanía «en independencia en el exterior y superioridad en el interior del
Estado», manifiesta que el concepto parece doble, pero que, en definitiva, «soberanía interna
y soberanía externa no son sino los dos lados de una sola y misma soberanía».
Es posible que, pensando en esos que pretenden redefinir la soberanía, fuera lo que llevara
a Georg Jellinek a decir que «la soberanía es un concepto polémico». Quizás fuera este
mismo motivo el que pudiera haber impulsado a Hermann Heller a promover la recomendación
de releer la obra de Bodino (Jean Bodin), pues decía: «Me parece que muchos de los que
hablan de él, en verdad no saben con certeza qué es lo que Bodino enseñó».
Carlos Augusto Rodríguez señala que una crítica científica de la soberanía debe exponer
todas las definiciones de ese término y dirigir contra cada una de ellas las objeciones que
procedieran. Claro está que sólo se expondrán los lineamientos generales del problema y se
ofrecerán soluciones prácticas. No hay que confundir ni mezclar las consecuencias prácticas
que resulten de esta crítica científica con lo que se concibe en la doctrina del Estado, en la del
derecho constitucional o con lo que en verdad dispone la Carta Magna. Estas consecuencias
servirán para alimentar la doctrina del derecho internacional, en particular para aclarar el
objeto buscado por el concepto de la soberanía dentro del mencionado derecho.

DEFINICIÓN DE NACIÓN
El concepto de nación tiene su origen en el vocablo en latín nātio, que a su
vez deriva de nāscor (noción que, en español, significa “nacer”). Dicha
palabra latina se emplea como sinónimo de “nacimiento” y “pueblo”,
pero también se utiliza para hacer referencia a “especie” y “clase”.

En este sentido, tenemos que determinar que al utilizar al término nación


nos podemos estar refiriendo tanto a lo que es el territorio de un país en
concreto como a los vecinos de este que se encuentran bajo el amparo de un
mismo sistema de gobierno.

Asimismo se hace necesario subrayar que el sentido que hoy le damos a


dicho sustantivo tiene sus antecedentes en el siglo XVIII pues es cuando se
produce el paso definitivo del Antiguo régimen a lo que es la Edad
Contemporánea. Y a ello contribuyen de manera sólida y consistente los
trabajos realizados por los conocidos ilustrados.

De esta manera, un ejemplo que podría servirnos para expresar lo


especificado es el siguiente: “España es una nación que en estos momentos
disfrutar de una monarquía parlamentaria donde la democracia es la base”.
Una oración a la que también podríamos añadir esta: “Javier manifestó
sentirse muy orgulloso de la nación a la que pertenece”.

El concepto de nación, en la actualidad, posee dos representaciones: una que


se aborda desde la perspectiva política, la cual está basada en criterios de
tipo jurídico y político y habla sobre la soberanía que rige dentro de un
determinado Estado, y otra que describe a una nación de tipo cultural,
una noción socio-ideológica de espíritu más ambiguo y de mayor
subjetividad que describe a un grupo humano donde se comparten
determinados aspectos culturales comunes. De todas formas, en el
lenguaje cotidiano se utiliza la palabra nación como sinónimo
de país, territorio, pueblo y Estado, por ejemplo.
Es importante tener en cuenta que la concepción cultural de una nación
indica que sus integrantes tienen conciencia de que forman parte de
un cuerpo ético-político distinto a otros, ya que allí se comparten, entre
otros rasgos, la (etnia, la lengua, la religión, la tradición o
la historia común).
Partiendo de estos mencionados argumentos, por ejemplo, podemos mostrar
como todo ello se muestra reflejado en las señas de identidad de un país
como España. Así, sus ciudadanos tienen el castellano como lengua oficial la
cual se establece en la Constitución que todos tienen el deber de conocer y el
derecho a utilizar.

En este sentido, va muy en relación el concepto de nacionalismo. Con él lo


que se define, entre otras acepciones, es la tendencia de carácter político e
ideológico a establecer que un territorio en concreto es el único que debe
aceptarse como referente de identidad. No obstante dentro de esta definición
generalizada podrían incluir muchos tipos de nacionalismo como, por
ejemplo, los integradores y los centrífugos o desintegradores.

Cuando un Estado se reconoce de forma concreta como el hogar de una


determinada nación cultural, se habla de la existencia de un Estado-
nación. Hay Estados que, pese a las disputas y las contradicciones que
implica esta definición, intentan legitimarse de esta forma.
También hay naciones culturales que intentan definirse sólo por motivos de
etnia o raza. Este hecho ocasiona que existan numerosas naciones que
carecen de territorio propio, como la nación gitana, lo que demuestra
que no siempre una nación cultural conforma un Estado con independencia
y que éste no en todos los casos se entiende como parte de una nación
cultural. Incluso, existen naciones que, con el correr de los años, logran
formar su propio Estado, como en el caso del pueblo judío, que constituyó
una nación cultural sin Estado propio hasta 1948.

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