Orar 292 Caminos de Contemplación PDF
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Orar 292 Caminos de Contemplación PDF
CAMINOS DE
CONTEMPLACIÓN
Dirección
Pedro Tomás Navajas
[email protected]
Diseño y composición
Germán Delgado
[email protected]
Edita Editorial MONTE CARMELO
Tel. +34 947 25 60 61 · Fax. +34 947 25 60 62 MONTE CARMELO
CAMINOS DE
Sabiendo que la contemplación no es algo postizo,
sino algo entrañablemente nuestro, os invitamos a
CONTEMPLACIÓN
realizar cada día ejercicios de contemplación, cultivar
gestos y actitudes de atención amorosa. ¡Qué ale-
gría poder acercarnos a nuestra interioridad, que es
Amigos y amigas de ORAR adonde tenemos que llegar! ¡Qué grandeza descubrir
dentro de nosotros a Dios, que tanto nos ama! ¡Qué
La paz de Dios esté con vosotros. Os saludamos con la belleza dejarnos sorprender por un corazón hecho
ternura de María, la llena de gracia, con el atrevimiento para amar, vestido con el traje de la fraternidad!
de san José para acoger los sueños de Dios, con los cami-
nos de interioridad, creatividad y comunión que abren No pensemos en grandes cosas. La contemplación la
los contemplativos a pie de calle en la vida de cada día. vivimos en los pequeños detalles del día a día. Recuer-
do a mi padre; con qué emoción nos contaba su ex-
Gracias por estar ahí, por no desconectar de esta red periencia de Dios en las noches que pasaba regando
que formamos los amigos de ORAR y que mantiene el huerto. El silencio unido al sonido del agua, la noche
viva el Espíritu Santo. En este primer número del año iluminada por la luna, la alegría de regar las plantas para
os proponemos la aventura de ser excursionistas de que tuvieran vida, la soledad tan acompañada… eran
la vida, recorriendo caminos de contemplación. su forma de contemplar a Dios, de empaparse del mis-
terio abrazador de Dios.
La contemplación no es un privilegio de unos po-
cos; todos llevamos la semilla de la contemplación Y no tengamos miedo. La quietud de la contempla-
en nuestras entrañas. Afortunadamente no la hemos ción, que nos prepara para recibir el don de Dios en
perdido; ni la enfermedad de la rutina, ni la conciencia abundancia, está muy cerca del esfuerzo por servir y
aislada, ni las prisas, ni la indiferencia han podido bo- dar a otros el don que hemos recibido gratuitamen-
rrarla. Tenemos ojos para ver, oídos para oír. Pode- te. La contemplación no está al margen de la historia.
mos entrar en la advertencia amorosa, en esa mirada La vivencia contemplativa busca los ojos deseados del
simple que nos predispone para percibir la presencia Amado, pero lleva también el rostro de la realidad
de Dios en nosotros y en todo. Podemos descubrir que nos habita y circunda. La contemplación nos hace
la capacidad simbólica y evocadora que tiene la vida. ser lo que somos: humanos, amigos, hermanos.
El Espíritu Santo, que siempre se acerca a nosotros Cuando contemplamos el misterio de Dios que nos
con pasos de amigo, nos invita a entrar dentro, a ese envuelve, manifestado en tantas señales pequeñas y
lugar donde volvemos a ser engendrados, gestados en tantos guiños que acarician; cuando miramos con
y dados a luz. Contemplar es dejarse nacer en cada la admiración de los niños para descubrir otro mundo
instante… entrar en las entrañas de Dios. En reali- completamente diferente al que habitualmente nos
dad, nadie está fuera de las entrañas de Dios. rodea… entonces somos un regalo para la humanidad,
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pág. 4 pág. 10 ALEGRÍA
AMAR A FONDO BENDICIÓN
EL EVANGELIO DE PERDIDO DE LA MESA EN
ADVIENTO CADA DÍA NAVIDAD
EL MISTERIO SE HACÍA
SILENCIO, PALABRA Y EL BELÉN
MESA COMPARTIDA pág. 30 LLÉVAME TÚ DE RENUNCIO
TESTIMONIOS
estamos preparados para contar una historia de amor, a los hermanos que han compartido con nosotros
soplamos bocanadas de aire del Espíritu que renueva su experiencia contemplativa. ¡Qué regalo! Son con-
la fiesta de la vida. ¡Qué belleza contemplar el mundo y templativos en los desiertos de Batuecas y de Las
las personas con la mirada de Dios! Como el marinero Palmas (Benicasim). Con ellos recorremos caminos
en alta mar necesita el faro que indique la ruta para de contemplación, porque estamos seguros de que
llegar al puerto, así el mundo necesita nuestra con- cada uno de vosotros vive cada día la belleza de la
templación. Somos hombres y mujeres sanados, que contemplación abriendo su cántaro para recibir el
sanan; mirados con amor, que miran bendiciendo. agua abundante de Dios.
Damos las gracias a los místicos que nos ¡FELIZ AVENTURA, AMIGOS!
han dejado tantas pistas para con-
templar, a Teresa de Jesús, a Juan
Pedro Tomás Navajas. Director de
de la Cruz. Damos las gracias
ORAR
[email protected]
Dios pasa.
Dios llama.
Dios espera.
Dios entra.
Dios está.
Dios guarda silencio.
Dios me mira.
Dios sonríe.
Dios susurra.
Dios se esconde.
Dios está.
Silencio, paz, presencia.
Bernabé de san José
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LA CONTEMPLACIÓN:
SALMO 62: TÚ ERES
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LA CONTEM
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MPLACIÓN
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SALMO 62: TÚ ERES
LA CONTEMPLACIÓN:
Don yTarea A partir de unos apuntes de CARMELO HERNÁNDEZ, OCD
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SALMO 62: TÚ ERES
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I
EN LAS MANOS
DEL ALFARERO”
“COMO EL BARRO
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Por eso, lo más importante en la oración no es lo
A veces, en la oración y en la vida, que hacemos nosotros sino lo que hace Dios en no-
nos sentimos ante Dios como sotros modelando nuestro corazón, voluntad, sen-
barro entre sus manos. Muchas timientos, proyectos. La contemplación no es fruto
de técnicas ni de esfuerzos. De esta disposición ha-
veces lo hemos cantado: “Yo
bla san Juan de la Cruz: “Para que el entendimiento
quiero ser, Señor, amado, como el esté dispuesto para esta divina unión, ha de quedar
barro en las manos del alfarero; limpio y vacío… íntimamente sosegado y acallado,
toma mi vida, hazla de nuevo, puesto en fe, la cual es sola el próximo y proporcio-
nado medio para que el alma se una con Dios” (2S
yo quiero ser un vaso nuevo”. 9,1). Dios quiere contar con nuestra libertad para
Hágase.Y si somos arcilla en las hacer su obra. En la medida que dejamos a Dios
manos del Señor, lo propio es obrar de verdad, él obra en nosotros con entraña-
ble ternura, con delicado amor.
dejarnos hacer por él: “Hágase en
No tenemos que decirle a Dios cómo tiene que
mí tu obra”. Aceptamos nuestra modelarnos, ni necesitamos marcarle los caminos.
desnudez y pobreza, pero sobre Él sabe lo que nos conviene mejor. “¡De un alma
todo abrazamos la riqueza de su que está ya determinada a amaros y dejada en vues-
tras manos, no queréis otra cosa sino que obedezca
bendición amorosa, la originalidad
y se informe bien de lo que es más servicio vuestro,
con que se acerca a nosotros y eso desee! No ha menester ella buscar los cami-
para hacernos contemplativos. nos ni escogerlos que ya su voluntad es vuestra.
Queremos descubrir a Dios sin huir Vos, Señor mío, tomáis ese cuidado de guiarla por
donde más se aproveche. Y aunque el prelado no
de nosotros. Nuestra humanidad, ande con este cuidado de aprovecharnos el alma,
la de cada día, albergamos sino de que se hagan los negocios, que le parece
una presencia amorosa que convienen a la comunidad, Vos, Dios mío, le tenéis
y vais disponiendo el alma y las cosas que se tratan
nos convida a su amistad. de manera que sin entender cómo, nos hallamos
con espíritu y gran aprovechamiento, que nos deja
después espantadas” (F 5,6). “Cuando Dios se re-
vela a nosotros en la contemplación tenemos que
aceptarlo tal como él llega a nosotros, en su oscuri-
dad, en su silencio sin interrumpirlo con palabras o
razonamientos o concepciones” (Thomas Merton).
Aprender a recibir. Todo nuestro bien consiste
en aprender a recibir de quien es tan amigo de
dar y de darse por entero. “Su Majestad nunca se
cansa de dar” (C 32,12); “el Señor enseña a quien
se quiere dar a ser enseñado de él en la oración”
(C 6,3). Abrimos el corazón y extendemos las
manos para acoger su riqueza de gracia: “Lo que
habemos de hacer es pedir como pobres nece-
sitados delante de un grande y rico emperador,
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por tanta razón y tan medidas por sus entendimien- ¿Seremos también nosotros de esos letrados que
tos, que no parece sino que han ellos con sus letras quieren saber y conocer todas las cosas, tener los
de comprender todas las grandezas de Dios. ¡Si de- argumentos y todo bien arreglado y dispuesto? ¿O
prendiesen algo de la humildad de la Virgen sacratí- seremos como los pequeños a los que se les revelan
sima!” (Conceptos del amor de Dios 6,7). las cosas que de verdad importan? (cf Lc 10,21-24).
Mar Galceran
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II
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LA CONTEMPLACIÓN:
“SEÑOR, DAME
DE TU AGUA”
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‘Que venga a mí’. Teresa es como una fuente de Jesús. Está presente en toda búsqueda, ayuda a vivir
agua fresca; nos devuelve la fe en nosotros mismos, la pequeñez orientada hacia Dios. Hace oír pequeñas
la belleza que somos por dentro. Teresa nos invi- voces en el interior, como las que oía san Ignacio de
ta a cultivar un corazón sediento para responder a Antioquia: “Ve hacia el Padre, ve hacia el Padre”.
la invitación que hace el Señor de acercarnos a la
Tocar la sed. La sed de agua, en el fondo, es sed
fuente: “El que tenga sed, que venga a mí y beba”
del amor de Jesús. Por eso la oración no consiste
( Jn 7,37). Dios es la fuente viva, el único que puede
en cumplir con un tiempo dedicado a ella, sino en
saciar nuestra sed profunda. La sed marca el camino
asistir asombrados en la interioridad a un nuevo na-
contemplativo. “Dios es como la fuente, de la cual
cada uno coge como lleva el vaso” (2S 21,2). cimiento. La oración contemplativa es tocar la sed
en profunda soledad y atrevernos a mirar a la fuen-
La fuente y el agua son polivalentes: significan la oración te; es una advertencia amorosa, en la que, poco a
perfecta, la gracia de la contemplación, la experiencia poco, infunde el Señor sosiego y paz.
de Dios, la unión con Cristo, la santidad. “Si os lleva
el Señor con alguna sed en esta vida, en la vida que es
para siempre os dará con toda abundancia de beber”
“Solo si tocáis vuestra sed
(C 20,2). La contemplación excava en el orante una podréis entrar en el juego que
extraña sed de Dios. “¡Con qué sed se desea tener yo aprendí junto al pozo: el
esta sed!” (C 19,2). La señal de que hemos empezado
a conocer a Dios está en el ardiente deseo de cono- hombre sediento que me pidió
cerle más; “al que tiene, se le dará; al que no tiene, se agua resultó ser el que calmó la
le quitará lo que cree que tiene” (Mc 4,25).
mía y eso me decidió a hablar
Al ser amados descubrimos en nosotros inmensas
posibilidades y nos ponemos en camino hacia el ma- de él a los de mi pueblo”
nantial. Acudimos a la oración con la sed de la tierra
(María Dolores Aleixandre, comentando el
reseca, con la sed de la cierva. Si al amor responde la
pasaje evangélico de la samaritana)
búsqueda, a la fuente de agua viva responde la sed.
Algunas de las súplicas más bellas del Salterio tienen
que ver con el agua y con la sed: “Mi alma tiene sed El agua viva, que Jesús ofreció a la samaritana (cf Jn
del Dios vivo… Como busca la cierva corrientes de 4,5-43), texto tan querido para Teresa de Jesús, lle-
agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío” (Sal 41,2- ga por muchos cauces: la atención amorosa al que
3); “Mi alma está sedienta de ti, como tierra reseca, ha amado primero, la Palabra de Dios siempre crea-
agostada, sin agua” (Sal 62,2). La búsqueda está llena dora, los sacramentos, los acontecimientos del día a
de imágenes, de colorido. “Exhalaste tu perfume, y día, la pastoral misionera, la formación, las mociones
respiré, y suspiro por ti, Gusté de ti, y siento hambre interiores, las personas con las que entramos en con-
y sed. Me tocaste, y me abraso en tu paz” (San Agus- tacto, las situaciones familiares, personales o sociales.
tín). La vida contemplativa o es poética o no es vida.
Se trata de tener sed, de vivir al aire de las bienaven-
El Espíritu “riega la tierra en sequía”, despierta el de- turanzas. Dios, fuente de toda santidad, nunca de-
seo secreto y la soledad sonora, escondidos frecuen- frauda: “El último día, el más solemne de las fiestas,
temente en las capas hondas de la persona. Genera Jesús en pie gritaba: El que tenga sed, que venga a
dinamismo misionero, todo lo contrario que la tris- mí; el que cree en mí, que beba. (Como dice la Es-
teza de corazón. Ayuda a rastrear la ruta de la vida, critura: de sus entrañas manarán torrentes de agua
del amor y de la belleza. Mantiene viva la sed de un viva). Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían
encuentro, el silencioso deseo de una comunión con de recibir los que creyeran en él” (Jn 7,37-38).
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SOLO TÚ PUEDES HACERNOS FRUCTIFICAR
Adoba tú estas tierras,
nuestras manos son tan torpes
que han dejado baldíos todos los campos.
Mar Galceran
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III
SALMO 62: TÚ ERES
LA CONTEMPLACIÓN:
“OH NOCHE
QUE JUNTASTE
AMADO CON
AMADA”
“Y el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas” (Gn 1,2). Sobre
toda noche sopla el viento de Dios; esta es la certeza que nos acompaña en la
travesía de nuestra barca en la noche. Por eso podemos llamarla ‘hermana noche’,
‘oh noche amable más que la alborada’. Conviene recordar esto cuando sentimos
que nuestra oración es como una noche oscura.Y sobre todo, conviene recordar a
Jesús que pasó por la noche en Getsemaní y ¡qué noche! (cf Lc 22,39-46).
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Celebrar la noche en la noche es una gracia que
Dios concede a las personas que quiere acercar más el origen de la noche está el que nos ama; él es la luz
a sí. Orar en la noche es una ocasión para superar que enciende nuestras noches.
en nuestra vida tanta anécdota superficial y llegar a
En el encuentro de nuestra noche con la luz aparecen
esa mirada simple que predispone a la persona para
nuestras incoherencias. Hay cosas que no necesitan dis-
recibir la presencia de Dios.
cernimiento, se enciende la luz y se ven. Dios nos pide
La noche purifica y libera. El Evangelio está lleno de unas cosas y nosotros respondemos con otras. Teresa
encuentros con Jesús en la noche. Desde la Desde la de Jesús, que experimentó en su vida esta incoherencia,
sabiduría humana, Nicodemo fue al encuentro de Je- aconseja no dar la batalla por perdida aunque las caídas
sús en la noche (Jn 3). Desde la noche de amor, la nos humillen una y otra vez. “Con estas caídas y levan-
Samaritana fue al encuentro de Jesús en la noche (Jn tarme y mal, pues tornaba a caer, y en vida tan baja de
4). Desde la ceguera de nacimiento, el ciego fue al en- perfección… Sé decir que es una de las vidas penosas
cuentro de Jesús en la noche (Jn 9). Desde las dificul- que me parece se puede imaginar” (V 8,2). Aunque la
tades de la vida, los novios van a Jesús en la noche (Jn vida vaya por un carril y la oración por otro, no hay que
2). Desde la oscuridad de la muerte, las hermanas de abandonar la oración; eso sería falsa humildad.
Lázaro van a Jesús en la noche (Jn 11). Cualquier no-
¿Y las pruebas de la vida? Son oportunidad para aqui-
che por la que pasemos, por la que pase la humanidad,
latar nuestra fidelidad a Dios y para descubrir la ca-
es tiempo para una bellísima súplica: “Quédate, Señor,
lidad de nuestro amor. “En lo que toca a las seque-
con nosotros, porque se hace de noche” (Lc 24,29).
dades paréceme que la trata ya nuestro Señor como
Si vamos a la oración solo para recibir beneficios y a quien tiene por fuerte, pues la quiere probar para
obtener gustos, si nuestra pretensión cuando oramos entender el amor que le tiene” (Carta 351,2 a la her-
es que se nos vayan los sinsabores de la vida, si espe- mana Teresa de Jesús, Medina 7 de agosto 1580).
ramos que la oración elimine las cruces de cada día…
entonces necesitamos entrar en la noche y atravesar- ¿Cómo vivir en medio de la
la como un viaje increíble de libertad que nos ayude
a descubrir la presencia viva de Jesús en medio de la
noche? Con perseverancia: “Los
oscuridad. “En tiempo de sequedades, es muy buen que de esta manera se vieren,
amigo Cristo, porque le miramos Hombre y vémosle
con flaquezas y trabajos, y es compañía… Desierto
conviéneles que se consuelen
quedó este Señor de toda consolación; solo le de- perseverando en paciencia, no
jaron en los trabajos; no le dejemos nosotros…” (V teniendo pena; confíen en Dios,
22,10). Jesús es amigo fiel, nunca nos abandona.
que no deja a los que con sencillo
El cimiento de la oración no son las sensaciones su-
perficiales (luz, aridez, sequedad, sentimiento de au- y recto corazón le buscan, ni les
sencia…), sino la certeza de una luz que arde en el dejará de dar lo necesario para el
corazón y que conduce al crecimiento en el amor, al
encuentro, aunque cueste percibirlo. Así lo canta Juan camino, hasta llevarlos a la clara
de la Cruz: “Aquesta me guiaba más cierto que la luz y pura luz de amor” (1N 10,3)
del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me
sabía, en parte donde nadie parecía” (N 4). Sobre Con paciencia y alegría: “Pues ¿qué hará aquí el que
esta certeza basa Teresa de Jesús su camino orante: ve que en muchos días no hay sino sequedad y dis-
“Que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, gusto… Alegrarse y consolarse y tener por gran-
sino tratar de amistad, estando muchas veces tratan- dísima merced de trabajar en huerto de tan gran
do a solas con quien sabemos nos ama” (V 8,5). En Emperador” (V 11,10).
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¿Qué cosas hay en nuestra vida que nos impiden
entrar dentro, buscar a Jesús dentro, permanecer
con él en atención amorosa? Y mejor, ¿qué convic-
ciones llevamos en nuestro interior que nos hacen
percibir la vida como algo maravilloso? “Gózate y
alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le
tienes tan cerca” (CB 1,8).
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IV
“LA LLEVARÉ
AL DESIERTO
Y LE HABLARÉ
AL CORAZÓN”
“Los desiertos se ganan, no se regalan. No arrancaremos los desiertos de nuestra vida
al secreto de nuestras horas humanas sino haciendo violencia a nuestras costumbres,
a nuestras perezas. Es difícil, pero esencial a nuestro amor” (Madeleine Delbrêl).
LUGAR DE ENCUENTRO El desierto aparece en nora cada vez que la vida nos depare una pausa.
la Sagrada Escritura como lugar de encuentro con El desierto, encuentro en soledad con la Palabra
Dios. Al desierto no vamos por propia iniciativa; creadora, es el arte de recomenzar desde lo que
es Dios quien nos lleva, es el Espíritu quien nos somos en lo más profundo. Cuando todo calla, nos
empuja, como lo hizo con Jesús. Muchas personas ponemos junto a la fuente, para gustar el misterio.
no pueden retirarse a un lugar concreto y alejado, El buscador vive siempre en profunda soledad que
pero todos podemos entrar en una soledad so- lo aboca desnudo a Dios.
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SILENCIO El desierto es ponerse, cara a cara, ante
Dios, que es el silencio del cual proceden todos los
sonidos. El papa Francisco, en el documento sobre
la santidad, recalca la importancia del silencio: “Si
bien el Señor nos habla de modos muy variados…
no es posible prescindir del silencio de la oración
detenida para percibir mejor ese lenguaje, para in-
terpretar el significado real de las inspiraciones que
creímos recibir, para calmar las ansiedades y recom-
poner el conjunto de la propia existencia a la luz de
Dios” (GE 171; 149).
El desierto, en la ausencia de cosas que nos distrai-
gan, nos pone ante lo que realmente importa; es
oportunidad de gracia en la que Dios nos revela lo
que somos y lo que espera de nosotros. En el de-
sierto somos contemplativos en la precariedad, abra-
zamos la riqueza de bendición que se nos concede.
“Nada puede importar más que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva
y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu
imaginación y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama
por la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué
empleas los fines de semana, lo que lees, lo que co-
noces, lo que rompe tu corazón y lo que te sobreco-
ge de alegría y gratitud” (Pedro Arrupe).
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SALMO 62: TÚ ERES
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ESCUCHA, EN EL
SILENCIO DE LA VIDA,
LA SUAVE BRISA DEL AMOR
Abre la puerta que tienes cerrada con llave,
Y derriba los muros que protegen tu yo.
Mar Galceran
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V
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LA CONTEMPLACIÓN:
“OH LÁMPARAS
DE FUEGO”
“Moisés era pastor del rebaño de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez
llevó las ovejas más allá del desierto; y llegó hasta Horeb, la montaña de Dios.
El ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una
zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero que la zarza no se consumía. Dijo,
pues, Moisés: «Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consu-
me la zarza.» Cuando vio Yahveh que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de
en medio de la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!» El respondió: «Heme aquí». Le
dijo: «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que
estás es tierra sagrada” (Ex 3,1-5). Contemplar es acercarnos a pie descalzo a la
tierra donde arde la zarza de Dios sin consumirse.
Ser hogueras de luz. El Espíritu viene sobre los dis- que ahora se nos describe. “Y no hay que maravillar que
cípulos como “lenguas de fuego” (Hch 2,3) y san haga Dios tan altas y extrañas mercedes a las almas que
Pablo anima a los creyentes a ser hogueras de luz él da en regalar, porque si consideramos que es Dios y
que brillen en el mundo (cf Flp 2,15-16). De esta que se las hace como Dios y con infinito amor y bondad
hoguera son testigos los místicos, que salen a los no nos parecerá fuera de razón” (Prólogo de la Llama).
cruces de los caminos, para contarnos su fuego. Porque “nada es imposible para Dios” (Lc 1,37).
Lo que los místicos se atreven a contarnos es para mu- “¿Qué necesita la Iglesia? La iglesia necesita el Espíritu
chos de nosotros un paraje desconocido, increíble. Sin Santo. La Iglesia necesita el Espíritu, el Espíritu Santo,
embargo, no lo debiera ser tanto porque todos hemos animador y santificador de la Iglesia, su respiro divino,
recibido en el bautismo la semilla y la promesa del fruto el viento de sus velas, su principio unificador, su ma-
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SALMO 62: TÚ ERES
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nantial interior de luz y fuerza, su sostén y consolación,
y Dios como el que da y como el que en ella hace” (Ll
su manantial de carisma, y cantos, y paz y consuelo, su
3,32); “no puede el alma hacer actos, que el Espíritu
garantía y preludio de vida beata y eterna” (Pablo VI).
Santo los hace todos y la mueve a ellos” (Ll 1,4).
El fuego del Espíritu. Cuando el alma llega a esta
El auténtico profeta no se preocupa tanto de hacer
amistad tan profunda con Dios siente ese fuego que
cosas cuanto de describir el paisaje del Espíritu, que
arde en ella y, a la vez, desea que el fuego no se con-
es “don en sus dones espléndido”, se esfuerza sobre
suma ni se acabe, para lo cual realiza actos de amor
todo en dar testimonio del amor, en contarnos qué
que hacen crecer el amor que recibe de Dios y le
pasa cuando el amor de Dios brota a borbotones en
da a Dios. “Parece también como un fuego que es
el corazón. “El Todopoderoso les dio (a los santos de
grande y, para que no se aplaque, es menester haya
ayer y de hoy) un punto de apoyo: él mismo, él solo.
siempre qué quemar. Así son las almas que digo.
Y una palanca: la oración, que abrasa con fuego de
Aunque fuese muy a su costa, querrían traer leña
amor” (Santa Teresita, carta a Celina, 26 abril 1889).
para que no cesase este fuego” (V 30,20).
Fuego y cruz. El fuego del amor va muy unido a la cruz.
El fuego del Espíritu centra a la persona en lo esen-
Como dicen muchos santos y expresa admirablemen-
cial: la unión de Dios con nosotros y una irradiación
te santa Isabel de la Trinidad: “Pienso que el Maestro
misionera para anunciar el Evangelio. El Espíritu trans-
quiere consumar su unión contigo en la cruz. No hay
forma, enciende el amor.
leño como el de la cruz para encender en el alma el
“Estos actos de amor del alma fuego del amor” (Carta a la señora de Angles, 29 de
septiembre 1902). Y recordando santa Teresa a fray
son preciosísimos, y merece más Juan de la Cruz cuando estaba en la cárcel de Toledo,
en uno y vale más que cuanto escribe en una carta: “De fray Juan tengo harta pena no
lleven alguna culpa más contra él. Terriblemente trata
había hecho en toda su vida sin Dios a sus amigos; a la verdad no les hace agravio pues
esta transformación por más que se hubo así con su Hijo” (Carta al P. Jerónimo Gracián,
desde Ávila, 10 y 11 de marzo de 1578, número 3).
ello fuese” (Ll 1,3)
El fuego purifica y elimina de nosotros todo aquello que
Leemos en santa Isabel de la Trinidad: “Mientras nues- nos aparta de Dios, para poder ser contemplativos de
tra voluntad tenga caprichos ajenos a la unión con Dios, verdad. El fuego integra nuestras tendencias, que ya no
antojos de sí y de no, seguiremos en estado de infancia, son desintegradoras. Junta oración, contemplación y ac-
no caminaremos a pasos de gigante en el amor, por- tividad apostólica, sin que ninguna esté por encima ni al
que el fuego no ha quemado aún toda la escoria… Pero margen de la otra. El fuego libera frente a las personas,
cuando la ebullición de la caldera haya consumido todo las situaciones que nos rodean, las cosas en que nos
el amor vicioso, todo el dolor vicioso, todo el temor apoyábamos, los afectos (apetitos) desordenados…
vicioso, entonces el amor será perfecto y el anillo de oro “Entonces, siendo señores de nosotros mismos, nos
de nuestra alianza será más ancho que el cielo y la tierra” podemos con perfección emplear en Dios, dándole la
(Tratados espirituales, El cielo en la fe, 8). voluntad limpia para que la junte con la suya, pidiéndole
que venga fuego del cielo de amor suyo” (V 37,7).
Dejarnos quemar por este fuego del Espíritu da cali-
dad a nuestra oración, que no consiste solo en hacer Acercarse a Jesús para compartir su pasión por el Rei-
cosas, tener momentos orantes, rezar lindas plegarias, no. “He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto
sino vivir lo fundamental, buscar el encuentro con Dios deseo que ya esté ardiendo!” (Lc 12,49). “El tesoro de
y dejarse hacer. En esta experiencia de fuego abrasador su gracia ha sido un derroche para con nosotros” (Ef
“es Dios el agente y el alma es la paciente; porque ella 1,7). “¿Quién podrá escribir lo que a las almas amo-
solo se ha como el que recibe y como en quien se hace, rosas, donde él mora, hace entender? Y ¿quién podrá
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UNA MÚSICA DE AMOR
QUE TODO LO ENVUELVE
Hay vida... y esperanza,
cuando alguien ama contra toda lógica,
contra toda razón, contra toda posibilidad.
Mar Galceran
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¿QUÉ ES CONTEMP
SALMO 62: TÚ ERES
LA CONTEMPLACIÓN:
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DON MI DIOS
LACIÓN?
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DONMI
SALMO 62: TÚ ERES
LA CONTEMPLACIÓN: DIOS
CONFIDENCIA DE
UN CONTEMPLATI
EMMANUEL MARÍA, OCD
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DON MI
SALMO 62: TÚ ERES
LA CONTEMPLACIÓN: DIOS
Y TAREA
tiva. Para ellos, el contemplativo es alguien que re-
nunció a algo fundamental en la vivencia cristiana,
como es su aspecto comunitario.
Como he dicho, todo esto causa gran confusión en la
mente de un contemplativo, pues no se reconoce en
esta imagen que han hecho de él. El contemplativo es
alguien, que en primera instancia, se siente llamado, di-
ría, atraído (“Oigo en mi corazón busca mi rostro” Sal
27,8). No ha ido al desierto por su libre voluntad, sino
que ha escuchado una llamada. Así, al oír la llamada
de Dios y seguirla, se ha dispuesto a recibir el don de
Dios, que es el Espíritu Santo, revelador de verdades.
En este itinerario, el contemplativo es llevado a conocer
la verdad de su proprio ser, pasa, por tanto, por un pro-
ceso de desmantelamiento de sí mismo, que le causará
gran dolor, pero le permitirá llegar a comprender su
esencia y vivir desde ella. Como consecuencia de esta
nueva visión de sí, llega a una nueva visión del otro, por
la que se siente unido al compartir la misma existencia
y al verse envuelto en el mismo proyecto amoroso del
Creador. Por esto, el contemplativo se siente íntima-
mente unido a cada persona y a cada criatura, compar-
te con ellas la existencia y se siente implicado con cada
situación humana, nada le es indiferente, nada humano
le es ajeno, tampoco el pecado ni el mal. Todo forma
parte de él y vive en él, aunque adormecido.
El contemplativo descubre una manera nueva de co-
VO
municarse con cada ser, sin que las palabras sean ne-
cesarias. El silencio tan anhelado en la contemplación
no es un ascetismo, ni la manifestación de un enfado
con el mundo y con las personas. El silencio es una
manera de comunicación donde el amor opera, una
sorprendente ternura y compasión emerge de esta
La cuestión radica en un equívoco muy común que
manera de relacionarse. Él ya no se detiene en lo su-
perdura a lo largo del tiempo. La comprensión que
perficial, en las periferias del otro, que pueden hacer
las personas tienen de la contemplación es de algo
brotar en nosotros simpatías y antipatías. Escoge re-
pasivo, como un ensimismamiento, una huida del
lacionarse desde su esencia con la esencia del otro.
mundo para centrarse en Dios. Se piensa en el con-
templativo como alguien que condena a la sociedad Para mí, la contemplación, vista de esta manera,
y escoge huir de ella, evitando así las ocasiones de es muy distinta y al mismo tiempo necesaria para
pecado. Como si él buscase una determinada pu- nuestros tiempos. Para que emerja una nueva hu-
reza y eligiese el camino del aislamiento para con- manidad hace falta una vuelta a la contemplación,
seguirla. Por esto, no es difícil encontrar en algunos como instrumento que nos permite experimentar
creyentes una visión negativa de la vida contempla- la comunión y el amor mutuo.
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CARTA DE UN AMIGO
CARTA DE
UN AMIGO
Con motivo de la fiesta de Juan de la Cruz, fray Miguel Márquez, provincial de
los carmelitas descalzos de la provincia ibérica de santa Teresa, a Ibérica, escribió
una preciosa carta que a muchos les ha servido como base para hacer oración.
Hemos pensado que es un precioso regalo para todos los amigos de ORAR, por
eso os la transcribimos casi en su totalidad. ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS, MIGUEL!
¿Qué aventura y qué paisajes vive y descubre en su sinfín de aventuras y caminos (¿24 mil kilómetros?).
viaje? ¿Fue feliz Juan de la Cruz? El hombre atravesado Sin embargo, por caminos que él nunca imaginó, en
por la pobreza y pérdidas tan tempranas; por terrible escenarios que él no eligió, Juan de la Cruz vivió su
cárcel de sus hermanos; por el rechazo y desprecio sueño y se le cumplió la búsqueda que Dios había
al final de sus días, también de sus hermanos de hábi- sembrado en él, como no había sospechado… Por
to… Aquel al que Teresa le cambió la intención cuan- eso nos fascina tanto su peripecia, su vuelo de pájaro
do anhelaba irse a la Cartuja, en busca de soledad y solitario, sus hallazgos y descubrimientos… Veamos
silencio, paz y sosiego, y luego viviría en su vida un algo del dinamismo interno de su caminar…
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CARTA DE UN AMIGO
Conocemos las historias de los grandes persona- sajes que otros apenas vislumbraron, y se arriesgan
jes por el final, tanto en caso de derrota, como de a precipitarse en un abismo cuyo final no se adivina.
victoria, los leemos desde el final. En los cuentos
Quisieron descubrir por sí mismos lo que otros les
se decía: fueron felices, por siempre jamás. Pero
contaron, no se conforman con palabras plagiadas,
no conocemos de verdad a los héroes, a los san-
no se conforman con palabras redondas. En ese em-
tos, a los místicos, si no conocemos sus orígenes
peño se jugarán la vida, aunque para ello tengan que
y su vida diaria, cotidiana. Necesitaríamos vivir con
atravesar el fracaso y la incomprensión, incluso la
ellos un día normal para poder hacernos una idea, y
aparente derrota, ese será el precio que paguen por
nos sorprenderíamos de hasta qué punto son de los
tan preciado tesoro…
nuestros, con el alma atravesada de una fe luminosa
también posible para nosotros. En una vieja revista de Occidente, no sé de qué año,
porque no lo descubrí en ninguna de sus páginas,
Los místicos han sido descritos como nómadas, pere-
había un hermoso artículo de Ana Puértolas, que se
grinos, viajeros en la noche, buscando la patria, el hogar.
titulaba: "El largo camino a Katmandú", en él decía:
Siempre en camino, nunca han llegado. Se sitúan como
aprendices; no juegan a sabérselo todo. La verdadera No existe la noche en el lugar soñado porque las som-
señal de la sabiduría es la humildad. Cuanto más se sabe bras fueron borradas del mapa por una mano celestial.
más se comprende lo mucho que queda por saber. Con Un sol que no llega a quemar, tibio, suave, deslumbran-
gracia, explica santa Teresa que si de la gracia de Dios te, nunca cegado, redondo y perfecto, brilla en el firma-
se sigue que la persona se crea mejor que los demás, en mento azul intenso. No existe la noche como no existe
eso mismo muestra ser falsa su experiencia, porque lo el frío, el viento helado. (…) Ni la noche, ni el frío, ni la
que Dios deja, cuando es él, es humildad. muerte. Porque se han traspasado los límites, atravesa-
do montañas, cruzado océanos, roto la línea del hori-
Son inclasificables, imprevisibles, como dice el evan-
zonte. El paraíso terrenal está hecho a imagen y seme-
gelio acerca del Espíritu: Sopla donde quiere, y oyes
janza del otro paraíso, allí donde acuden los escogidos,
su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va
donde habitan los dioses. Una mañana de sol tibio y mar
( Jn 3,8). Libres de sí mismos, libres de los demás y
calmo partiré rumbo a una isla diminuta que he trazado
libres de Dios (del miedo a Dios, de una relación sin
en mi memoria. Abandonando la fe y las antiguas creen-
libertad, sin decisión propia. Su relación con Dios
cias. Sabiendo de antemano que los paraísos existen. Y
es la que nace de amor, del enamoramiento, no del
no permiten nunca estancias definitivas (pág. 119).
deber). No aceptan disciplina de partido. Tienen el
oído pegado a la tierra, las antenas levantadas, tie- El peregrino no se pone en camino si antes no ha sido
nen el mejor móvil de última generación: un cora- tocado por la belleza de un amor único, que aúna to-
zón unificado y una finísima capacidad de escuchar das las dispersiones. Podemos considerarlos artistas,
los adentros. Están dispuestos para moverse, para genios, figuras únicas y cruciales de la humanidad y del
cambiar de posición cuando sea necesario. No se saber, pero hay que conocer de dónde nace su fecun-
anclan a los éxitos o fracasos del pasado, no son didad. Al místico le ha pasado algo, ha sido tocado en
inmovilistas, traicionarían el don que se les ha rega- el centro mismo de todas sus búsquedas, ha sufrido,
lado, que no es para guardarlo, sino para invertirlo, padecido un toque amoroso, o más bien un huracán
para gastarlo repartiéndolo gratuitamente. amoroso, no previsto, no buscado, no programado.
Esa aventura, que devendrá creación y originalidad, Ese toque, esa mano, hiriéndole, le ha hecho salir
más allá de lo establecido, de lo prudente, de lo ca- de sí a buscar la verdad de aquel amor, que ahora
nonizado hasta ese momento, conocerá la noche y el sabe que siempre estuvo ahí, cerca, al lado, dentro:
dolor: los místicos son todos ellos peligrosos excur- Santa Teresa hablará del silbo del pastor, que llama a
sionistas de lo desconocido de Dios y de sí mismos, la vida, que se hace irresistible llamada a recogerse,
bordean los acantilados desde los que se divisan pai- a dejarse llevar donde uno no sabe.
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CARTA DE UN AMIGO
Juan de la Cruz habla de unos ojos deseados que del místico a nosotros, hombres y mujeres de un
lleva en las entrañas dibujados… La aventura, lo- mundo en permanente transformación, no solo el
cura, intrepidez, riesgo del místico no se explica a mundo exterior, sino, sobre todo el mundo de la
partir de la mera voluntad o esfuerzo. El solo es- interioridad... Siempre buscando una fuente.
fuerzo no traerá la victoria, ni le hará alcanzar sus
La búsqueda lleva encerradas otras verdades asumi-
amores. Algo que solo él sabe, y que no es posible
das por el enamorado:
explicar (solo en un balbucir), ni él busca describir
acabadamente, ha trastocado los quicios de la vida FUGACIDAD: en la fugacidad de todo lo que acon-
del buscador, y le ha puesto en camino, le han na- tece, encuentra el místico el prisma a través del que
cido mariposas en el estómago, pero, sobre todo, mirar la belleza de lo real. Como nadie, sabe que
la certeza inconfundible, primigenia, fundante que todo pasa, y es capaz de relativizarse a sí mismo,
escuchaba Jesús en el monte: un amor incondicio- mirándose en la solidez de algo (alguien) más allá y
nal, que estaba ahí desde siempre, y de cuya certeza más acá de sí mismo. Para siempre, siempre, siem-
se tiene más seguridad que de la propia vida y que pre… diría Teresa de Jesús.
acompañará después de toda oscuridad y espanto.
ACEPTACIÓN: viéndose a la luz de otra mirada,
Esta llama de amor viva, que hizo a Francisco de el místico comprende su fugacidad, pero también
Asís un loco a los ojos de sus conciudadanos y que siente que su historia ha sido asumida en el abra-
él no podía calmar, que hacía a Francisco Javier, en- zo de Cristo que le hace no morir en su propia
fermo y delirante, pedir más dificultad, si fuera pre- contingencia. La experiencia más radical del mís-
ciso para llegar a donde aquel Amor le pidiese, que tico es comprender su fragilidad y saberse pleno
hizo a Maximiliano Kolbe cambiarse por aquel padre de confianza, abandonado al amor incondicional
de familia y morir en su lugar; y a san Agustín excla- de un Dios apasionado, al que siente prendado de
mar después de haber vivido los amores humanos: sí, como el mejor de los enamorados. Dios no nos
"Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nue- ama menos que a sí mismo, dice Juan de la Cruz
va, tarde te amé". No son de otra pasta, son como en Cántico. Esta experiencia le lleva a aceptar su
vosotros y como yo, han acogido algo que está en propia realidad como el territorio en el que Dios
nosotros, y le han dado crédito. quiere venir a hospedarse.
¿Qué dinamismo se despierta en la experiencia de RIESGO: es esta confianza más allá de sí, la que
ese toque amoroso, de esta ausencia despertadora? permite al místico dar un salto mortal, más allá de
¿Adónde te escondiste? Clama, grita Juan de la Cruz lo prudente, de lo comúnmente admitido. El místi-
al comienzo de su Cántico. co sabe que sin riesgo no hay descubrimiento, y se
atreve a fracasar, porque ningún éxito le trae noticia
de Dios, si no es para devolvérselo entero a Dios:
BÚSQUEDA EN LO REAL “A ti todo honor y toda gloria”, proclamamos en la
QUE NACE DE UNA eucaristía.
PRESENCIA-AUSENCIA
NACER DE NUEVO: como sus cimientos son de-
molidos permanentemente, solo le queda sostener-
Sabiendo que la verdad de esa búsqueda consiste
se en “la confianza y nada más que la confianza”,
en que él nos ha buscado primero y siempre ma-
(Santa Teresita). Su nostalgia es del nuevo nacimien-
druga por mí.
to, que ahora se le regala. Vive lo inesperado. Su
Una de las canciones del Cántico de Juan de la Cruz, búsqueda es de algo que no conoce, e identifica
para mí, más hermosas es la tercera: BUSCANDO en cada acontecimiento, cada criatura un guiño de
MIS AMORES… Nos resulta muy familiar esta clave aquel al que anhela más que a nada en esta vida.
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CARTA DE UN AMIGO
ETERNO PRESENTE
Así llamaba Isabel de la Trinidad a Dios, eterno pre-
sente. Esa búsqueda de la que hablamos, se da aquí
y ahora, sin negar nada del pasado, y sin renegar del
futuro o esconderse de él. No espera tiempos me-
jores, es especialista en zambullirse en el corazón
de la dificultad, que sufre como cualquiera o más, y
trata de conquistar una perla con los tropiezos pro-
pios y los que otros le propician.
Juan de la Cruz escribió desde una cárcel uno de
los más bellos poemas de amor que se han com-
puesto. Santa Teresa, en uno de los momentos
más duros de su vida escribe una de las mejores
páginas de la literatura mística: el alma es como
un castillo de diamante o muy claro cristal; santa
Teresita revolucionó la espiritualidad de su tiem-
po, cargándose los cimientos de algunos principios
teológicos inamovibles en su época, (tiempos de
un Dios castigador, hambriento de víctimas que
aplacaran su ira), a base de la doctrina del caminito
y la confianza en el amor de Dios; Edith Stein atra-
vesó las barreras de lo religiosamente permisible
en su religión y fue más allá, en todos los sentidos,
en la búsqueda de la verdad, hasta romper con su
propia vida el miedo a esa verdad.
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CARTA DE UN AMIGO
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CARTA DE UN AMIGO
Voy a visitar a una amiga de más de 90 años, que me La mística se nos antoja un camino atractivo, pero
dice tímidamente la canción que le regala al Señor que da vértigo, nos asoma al precipicio de lo no su-
para calmar sus ansias y quereres, aquella canción frido, lo no disfrutado… Nos asoma al vértigo del
de Perales, vuelta a lo divino, y me la canta sin nin- no creer. Riesgo de perderse o fracasar. Los santos
gún pudor (como los místicos): y los místicos fueron más allá de lo que conocían, en
confianza… No conocían el final de la historia.
Cada vez que te beso me sabe a poco,
cada vez que te tengo me vuelvo loco. Dejar al Dios conocido, enjaulado, domesticado,
conceptualizado, para acceder a un ámbito de si-
Y cada vez,
lencio, de descalcez, incluso de ausencia, donde se
cuando te miro, hace audible, de forma sorprendente SU VOZ re-
cada vez cién nacida.
encuentro una razón
Nos atraen para lanzarnos más allá de sí mismos,
para seguir viviendo. hacia una experiencia propia, única, la nuestra; ha-
Y cada vez, cia el descubrimiento del Dios que mis ojos están
cuando te miro, llamados a percibir y mi corazón está necesitando
cada vez amar… nos encaran, desafiándonos, a una aventura
personal y comunitaria: aventuremos la vida, grita
es como descubrir
santa Teresa.
el universo.
Maestros de la verdad, no nos dejan anclados en sus
Te quiero, te quiero
escritos o en sus ejemplos. Nos llevan de la mano
y eres el centro de mi corazón. a un no sé qué, que yo y vosotros también cono-
Te quiero, te quiero cemos, y no de oídas, que siempre ha estado ahí y
como la tierra al sol. siempre estará.
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APUNTES DE CONTEMPLACIÓN
APUNTES DE CO
LA CRISTALINA
FUENTE
FRANCISCO BRÄNDLE, OCD
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APUNTES DE CONTEMPLACIÓN
POBREZA
Para caminar hacia la fuente he de aprender a sentirme
feliz teniendo lo necesario y prescindiendo de lo su-
perfluo. He de aprender a no exigir nada a los demás
tratando de valerme por mí mismo con lo que yo pue-
do hacer. Acogiendo con agrado cuanto recibo sin re-
chazarlo o devorarlo y sabiendo pedir desde la actitud
del pobre lo que necesito y no alcanzo por mí mismo.
SERVICIO
Proyectarme en cuanto hago como siervo sin pro-
vecho (sin intereses egoístas), he hecho lo que tenía
que hacer, sin juzgar ni exigir a los demás. Busco
que mi servicio sea una verdadera bendición para el
otro que lo ha de recibir desde mi aprecio y entrega
gratuita por lo que su persona me merece.
SOLEDAD
Vivir el tiempo sin agobio por tener que estar en de-
terminado sitio o hacer determinada cosa porque
solo llena mi tiempo la presencia de Dios que es eter-
nidad y solo él basta para llenar mi tiempo. Él, como
fuente de vida, plenifica y fecunda mi existencia.
AMOR
Es el agua que brota de la fuente y que fecunda mi
vida haciéndola fluir en lo que es esencial. Llegar a
compartir lo esencial siendo esa corriente de amor
que transforma el mundo haciendo posible la co-
munión plena con el misterio divino con todos los
hombres y con toda la creación.
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APUNTES DE CONTEMPLACIÓN
LOS SENDEROS
DE LA VIDA
EMMANUEL MARÍA, OCD
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APUNTES DE CONTEMPLACIÓN
LA SABIDURÍA
DEL ÁRBOL
Mis pasos eran vacilantes, no conocía aquel camino, pero habían nacido de las semillas que él había produci-
algo me llevaba allí; buscaba un conocimiento más allá do. Sabía de su belleza y del servicio que su sombra
de los libros y de toda la erudición monótona. Entonces prestaba a los peregrinos que como yo pasaban por
me acerqué a un gran árbol que destacaba entre todos aquel camino.
los demás que había en aquel bosque, sobre todo, por
Aquel árbol me mostró que es bello hacer la lectura
su altura y su hermosura. Con mi cayado golpeé dos
de la vida ya en la madurez de la existencia. Él me en-
veces para llamarle la atención. Viendo que se inclinaba
señó que no se llega a la estatura deseada sino después
un poco para escucharme, pensé que era el momento
de un largo proceso de maduración. Aprendí de él que
oportuno para pedirle: ¡Enséñame tus secretos!
las dificultades nos ayudan a crecer y nos permiten de-
En el silencio que siguió entendí muchas cosas… sarrollar muchas capacidades que están adormecidas
Entendí que él había llegado allí como una semilla en nosotros. Me enseñó también que las temporadas
traída por un pájaro, que siendo pequeño pensa- difíciles no son eternas, -todo pasa-, lo que queda son
ba que sería devorado por las cabras o pisado por apenas semillas llevadas por el viento cuyo destino
los transeúntes; también habló de las temporadas es incierto y desconocido a nuestros ojos; pero nada
de intensa lluvia y de aridez, de las dificultades para ocurre fuera del plan misterioso del Creador.
sobrevivir en esas situaciones adversas. No menos
Tal vez, el más hermoso secreto de aquel árbol era
perturbadores habían sido los vientos y hasta el
reconocer que su existencia depende de otros seres,
mismo fuego que llegó muy cerca de donde estaba.
-de otras vidas-, con las cuales se siente unido por un
Todo había sido una lección, todo le había ayudado
lazo misterioso. Quizá tuviéramos que pensar nuestra
a crecer y a enamorarse de la vida.
existencia de esta manera, como parte de una inmen-
Claro que no todo habían sido desdichas; tenía el sa vida cuyo soplo vital fue infundido por el mismo
corazón alegre al indicar muchos otros árboles que Creador.
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CARTA DE UN AMIGO
LA LÁMPARA DEL
SAGRARIO
EMMANUEL MARÍA, OCD
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CARTA DE UN AMIGO
CON MIS
MANOS VACÍAS
EMMANUEL MARÍA, OCD
Cuando empiezo a orar, después de hacerme cons- las distracciones. Entonces nuevamente me vuelvo
ciente de la presencia de la Trinidad Santa que ha- al Señor y le digo: “Soy pobre. No tengo ni buenos
bita en mí, me pongo con las manos abiertas hacia pensamientos para ofrecerte”, y retomo la oración.
arriba. Este pequeño gesto orante me pone en con- Mis manos vacías me dan paz, no tengo nada, todo
tacto con mi pobreza habitual. Delante de Dios, de me es dado, dependo de mi Creador. La pobreza
su inmensurable amor, tomo conciencia de mí nada, me va haciendo cada vez más libre.
de que soy criatura. El recuerdo de mi pobreza no
A veces mi condición de pobre se torna amarga, esto
me lanza a un pesimismo paralizante, sino que me
ocurre cuando el hombre viejo revive y reclama sus
hace volver a aquel que es rico en misericordia. En-
derechos. En mi interior se establece una guerra en la
tonces mi oración fluye como un río y mi deseo más
cual solo obtengo la victoria si nuevamente retomo
profundo se torna una sencilla plegaria:
mi pobreza. No es fácil mantenerse pobre; tenemos
“Soy pobre. siempre la tentación de atesorar. La verdad es que
No sé amar. aún soy aprendiz en este arte del despojamiento.
Ama en mí, Señor”. No tengo miedo de presentarme delante de Dios
con las manos vacías al final de la jornada; tengo la
Mi pobreza no es mero recurso retórico; ella se ma- certeza de que él las llenará con los méritos de su
nifiesta muy a menudo en la oración, sobre todo en hijo Jesucristo.
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CARTA DE UN AMIGO
ELOGIO DEL AGUA
POR LOS MÍSTICOS
EMMANUEL MARÍA, OCD
Conozco una mujer castellana del siglo XXI a la que Para los momentos de oscuridad, ¡qué pacificadores
le gustaba mucho utilizar la metáfora de la fuente, son los versos!
del agua, para hablar de la vida interior. Le parecía “Qué bien se yo la fuente que mana y corre,
muy a propósito para declarar las cosas del espíritu aunque es de noche”.
este elemento, aunque, como ella decía, “en cada
cosita que Dios crió hay más de lo que se entiende, Me sirven de credo donde el contenido de la fe se con-
aunque sea una hormiguita” (4M 2,2). Ella tenía la centra en el simbolismo de la fuente que mana y corre.
capacidad de profundizar en cada cosa y extraer su
Hay un tercer enamorado del agua que no pode-
esencia. ¡Era un alma contemplativa! Tenía mucho
mos olvidar: es el “poverello” de Asís.
aprecio por el pasaje del Evangelio de la samaritana,
pues se identificaba con esta mujer sedienta que en- La hermana agua, que es útil, casta y humilde.
contró en Jesús la fuente del agua viva.
Siempre me llamó la atención el hecho de llamar al agua
Pero no estaba sola en este aprecio por las fuentes humilde. Me han explicado que se debe al hecho de que
del agua. Había un contemporáneo suyo que era mís- el agua baja y penetra en la tierra. También me parece
tico y poeta. Con su pluma nos brindó estrofas llenas justa la comparación por ser la humildad lo que fecunda
de lírica y de mística. Confieso que a veces me veo nuestra vida, así como el agua fecunda la tierra.
declamando estos versos delante del agua que corre
Estos tres místicos, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y
con abundancia por los ríos cercanos al monasterio.
Francisco de Asís no hicieron más que seguir aquellas
¡Oh cristalina fuente, palabras de Jesús: “Si alguno tiene sed, venga a mí y
si en esos tus semblantes plateados beba”. En el que crea en mí, como dice la Escritura:
formases de repente “De su seno correrán ríos de agua viva” (Jn 7,37-38).
los ojos deseados Señor, hazme encontrar esa fuente interior para sa-
que tengo en mis entrañas dibujados! ciar mi sed y la de mis semejantes. Amén
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CARTA DE UN AMIGO
VIRGEN DE LA
CONTEMPLACIÓN
EMMANUEL MARÍA, OCD
Hace ya algunos meses que dirijo mis pensamien- un niño indefenso que ante el peligro y las limi-
tos, en el inicio del día, hacia Nuestra Señora. Las taciones busca un lugar seguro. En las horas de
paredes de nuestras ermitas, despojadas de todas las tentaciones, cuando escoger el camino pro-
las cosas exquisitas que podrían distraernos de lo puesto por Dios no me resulta agradable y se me
esencial, se enriquecen con un sencillo icono de la presentan otras vías mucho más atractivas, en-
Virgen de la Contemplación, obra de la Escuela de tonces, como un niño, vuelvo a un lugar seguro,
las Carmelitas Descalzas de Harissa (Líbano). Entre las entrañas de la Virgen María, y allí retomo mi
el sueño y el despertar, cuando aún la mente no ha opción existencial.
recobrado toda su claridad, ya le indicó el itinerario
Otro elemento que me encanta en este icono son
del nuevo día: el seno materno de la Virgen María.
los brazos extendidos. Es la imagen de la Iglesia
Con el correr de los días, la oración fue tomando forma orante, en súplica o en alabanza. ¡Quién pudie-
y, por ahora, la he sintetizado en una pequeña frase: ra pasar el día en esta actitud orante! Sus brazos
abiertos indican también la completa disponibi-
“Oh María, acógeme en tu seno lidad a la voluntad de Dios. Entrega total al pro-
yecto amoroso del Padre para la salvación de la
virginal y engéndrame para la humanidad. Sin resistencias, sin condiciones, sin
vida eterna”. ¿Qué lugar más miedos…
seguro para un niño que el seno Hay otros muchos elementos de este icono que
todavía no he penetrado o mejor, que no han pe-
de su madre que le ama? netrado en mí. Por eso, no hablo de ellos, yo los
conozco pero aún son extraños a mi vida. Creo que
Así, cada mañana, escojo pasar el día en las en- también esto he aprendido de María: hablar de lo
trañas maternas de Nuestra Señora. Hago como que se busca vivir.
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CARTA DE UN AMIGO
EVANGELIO ORADO
Descubre tu presencia
"La aplicación 'Evangelio orado' es una iniciativa de oración a la luz de los místicos del Carmelo.
La ofrece el CIPE (Centro de Iniciativa Pastoral de Espiritualidad) y el grupo editorial FONTE".
Aplicación Aplicación
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DIRECCIÓN
ESPAÑA 25€ EUROPA 31€ AMÉRICA DEL NORTE 53$ RESTO 52$
FECHA
GRACIAS por renovar tu confianza en el equipo que elabora la revista ORAR y compartir con otros lo que
descubres a nuestro lado… por hacer realidad el deseo de Teresa de Jesús…
FRAGMENTOS DE ORACIÓN
Autor: Francisco García Martínez
ISBN: 978-84-8353-968-2
156 pp. PVP: 14 €
EL FULGOR DE LA PALABRA.
Nueva comprensión de Teresa de Jesús
Autor: Secundino Castro
ISBN: 978-84-7068-296-4
368 pp. PVP: 10 €