Obligaciones Provenientes de Los Hechos Lícitos Sin Convenio

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Obligaciones provenientes de los

hechos lícitos sin convenio

La gestión de negocios

Concepto: Rafael de Pina, define este instituto, como: "El fenómeno jurídico que se
produce cuando una persona sin mandato y sin estar obligado a ello, se encarga de un
asunto de otra".

Vicente Roca define que “la gestión de negocios es un hecho lícito por el cual una
persona, sin convenio, se encarga voluntariamente de los negocios de otro, lo que le
impone la obligación de dirigirlos y manejarlos útilmente y en provecho del dueño.” 1

Se encuentra ubicada dentro del ordenamiento jurídico guatemalteco como obligación


proveniente de hecho lícito sin convenio, a partir del Artículo 1605 al 1615 CC, en
dichos Artículos se hace alusión a que el encargo de los negocios de otro es
eminentemente voluntario, lo cual indica que ésta figura va a girar alrededor de hechos
que dependen eminentemente de la voluntad del gestor, toda vez que dichos negocios
no pueden ser ejercitados por su titular por diversas razones.

La finalidad de la gestión de negocios, es dar protección o tutela jurídica a aquel que


sin estar obligado asume el encargo de velar por los intereses de otra persona que no
está en condiciones de atender sus asuntos, por cualquier circunstancia (ausencia,
enfermedad, etc.).

1
Roca Menéndez, Manuel Vicente, Las obligaciones civiles, pág. 34.
De esta manera una persona puede adquirir obligaciones para otra sin haber recibido
un encargo de ésta.

El gestor queda obligado a dirigir los negocios útilmente en provecho del dueño, lo que
se relaciona con la buena fe ya que el gestor no cuenta con una aceptación previa del
cargo que lo obligue a cumplir ni por medio del cual se le pueda compeler al ejercicio
del mismo.

Claro que el gestor, por el hecho de encargarse de un asunto ajeno, adquiere ciertas
obligaciones. Así el Código Civil, en su Artículo.1605, dice: "El que sin convenio se
encarga voluntariamente de los negocios de otro, está obligado a dirigirlos y manejarlos
útilmente y en provecho del dueño".

La gestión de negocios comprende la elevación de tal gestión de un modo espontáneo


y lícito, quedando fuera de su concepto aquellas gestiones asumidas en virtud de un
mandato legal (como la tutela y la curatela) y aquellos que constituyen un hecho ilícito.

Ahora bien, ¿es la gestión de negocios un cuasicontrato? La doctrina moderna, acabó


por aceptar que el concepto de cuasicontrato es una fórmula vacía, sin contenido,
pues, en él se han comprendido tantas fórmulas que lo único que tienen en común es
el ser hecho voluntarios lícitos, tales como el pago de lo indebido, el enriquecimiento
sin causa y las formas de copropiedad semejantes a la sociedad. De manera que
comprende tal número de figuras, que en realidad no abarca nada; y principalmente por
las razones ya dichas de que no puede asimilarse al contrato por no existir el requisito
del acuerdo de voluntades que ello implica; cuando se habla de mandato oficioso, no
se está hablando de mandato como contrato, sino en una forma genérica del que
interviene en asuntos de otro sin contrato, pues no puede reputarse un contrato
presunto y menos oficioso, pues el contrato no puede ser tácito por impedirlo su propia
naturaleza.
La gestión de negocios no es, pues, un cuasicontrato, por faltar los elementos
esenciales para asimilarse al contrato. La gestión de negocios es un hecho voluntario
lícito. Pero, ¿es un hecho o un acto? El gestor puede estar compenetrado de que su
actuación va a originar derechos y obligaciones para el dueño del negocio. Más, ¿toma
la ley e n cuenta esta intención? o, ¿basta la intervención lícita y voluntaria para que la
ley le conceda su protección? Es evidente que la ley no toma en cuenta la intención del
gestor sino únicamente su intervención lícita, lo cual basta para concederle
consecuencias jurídicas. De ahí que se le considere como un hecho voluntario lícito sin
convenio, aunque propiamente no es un hecho sino un acto, pues es una manifestación
de voluntad, libre y consciente del gestor.

Características y elementos de la gestión de negocios.

 La gestión que se realice debe ser de buena fe;

 La gestión debe ser un acto puramente voluntario, no realizado por virtud de


mandato o disposición legal;

 El gestor tenga la intención de gestionar el negocio ajeno por cuenta y en interés


del dueño;

 Los elementos personales son: el titular del negocio gestionado y el gestor que
es quien se encarga de la gestión;

 el elemento real: refiere al objeto de la gestión, los cuales pueden ser tanto los
actos materiales como los jurídicos, los servicios, siempre que no sean
contrarios a las leyes o a las buenas costumbres o bien no sean servicios
imposibles.

El incumplimiento de las obligaciones.


Es un elemento esencial del requerimiento y se distinguen dos clases de
incumplimiento como lo son el incumplimiento temporal en donde el sujeto pasivo se
retrasa en el cumplimiento de la obligación, lo cual no le imposibilita cumplir
posteriormente con la misma, Artículo 1428 del Código Civil; El retraso culpable en el
cumplimiento de la obligación no es solamente del sujeto pasivo, sino también puede
incurrir en mora el sujeto activo.

En la gestión de negocios no existe vínculo alguno que obligue a de darle cumplimiento


a la gestión porque la misma se encuentra basada en actos netamente voluntarios
dentro de los cuales debe imperar la buena fe del gestor para no cambiar el giro
habitual de los negocios ni anteponer sus interese personales. En la gestión de
negocios como parte del derecho de obligaciones se puede observan la existencia del
elemento vinculatorio que une a los elementos personales porque tanto el gestor como
el dueño de los negocios actúan de manera voluntaria al hacerse cargo de los negocios
ajenos sin la existencia de convenio previo, sucediendo lo mismo cuando se ratifica la
gestión. La falta de seguridad jurídica que impera en ésta figura es causada por los
pocos requisitos esenciales en que se desarrolla la misma.
El enriquecimiento sin causa

La base filosófica de esta doctrina son la equidad y la justicia; El enriquecimiento


indebido supone el incremento de un patrimonio a costa de otro.

Los romanos fueron los primeros en esbozar el principio del enriquecimiento sin causa.
Ellos no admitían que un hombre sensato se desposeyera sin causa, de algo de su
pertenencia, y que faltando alguna cosa de su patrimonio no exigiera su reparación.

Puig Peña, nos da el siguiente concepto: “Se produce la situación de enriquecimiento


sin causa cuando una persona recibe a costa de otra, un beneficio pecuniariamente
apreciable sin causa jurídica que lo motive".

En el enriquecimiento sin causa hay un desplazamiento de valores de un patrimonio a


otro, que significa el enriquecimiento de uno y el empobrecimiento de otro, sin causa
que lo justifique.

Uno de los casos evidentes sin duda de enriquecimiento sin causa es el que se
produce como consecuencia del pago de lo indebido, esto es, de aquél que recibe
aquello que no tenía derecho a cobrar o que por error le ha sido indebidamente
entregado.
El objetivo de la acción de enriquecimiento sin causa o injusto, es la restitución del
valor que resulte de la confrontación entre la ventaja que ha lucrado al enriquecido y la
mengua que ha experimentado el empobrecido.

Los términos enriquecimiento y empobrecimiento no deben entenderse en su sentido


literal, pues no es necesario que una persona se quede pobre o se vuelva rica. Basta
que haya el desplazamiento de uno o varios bienes de un patrimonio a otro, para que
se produzca.
El concepto de enriquecimiento sin causa, involucra los siguientes requisitos:

 “Un enriquecimiento o atribución patrimonial. Es decir, que el enriquecido se


haya acrecentado a consecuencia de un beneficio. Este incremento del
patrimonio puede tener lugar en forma positiva, a través de la transmisión real
de un bien o mediante la prestación de o en forma negativa, por haber evitado
la disminución de ese patrimonio, pagando por ejemplo, una deuda.

 Empobrecimiento en otro patrimonio que a su vez determina el enriquecimiento


del otro. Tal empobrecimiento, a su vez puede consistir en una disminución
afectiva del patrimonio o en no haberse producido un aumento en el mismo que
era procedente. Se tiene como condición indispensable el que haya
empobrecimiento.

 Que el enriquecimiento producido sea injustificado, es decir, que carezca de


causa, Es cuestión discutidísima, dice Puig Peña, parece que ha adquirido
fuerte dominio, la tesis que transporta a esta materia, el concepto que rige las
atribuciones patrimoniales realizadas por contrato".

No cabe la acción de enriquecimiento sin causa o  injusto cuando el beneficio


patrimonial de una de las partes es consecuencia de pactos libremente asumidos.
La declaración unilateral de la voluntad

Concepto: se llama así, ya que va en una sola vía, solo una de las partes se obliga
en este contrato mediante el cual alguien ofrece una recompensa por determinada
cosa que desea recuperar, esto versa que si uno ofrece un compensación
económica tiene que dar por hecho que quien sea que devuelva lo que buscamos,
exigirá la recompensa.

Es un acto voluntario, lícito que produce consecuencias en el ámbito jurídico, y


necesita para su conformación de una o dos voluntades. Cuando es una sola la
voluntad manifestada, se habla de declaración unilateral de voluntad, por la cual un
sujeto en ejercicio de la libertad que el ordenamiento legal le otorga se coloca en la
posición de deudor de una relación jurídica, sin mediar la conformidad del acreedor.

Con respecto a las promesas al público, el Código Civil mexicano las considera
dentro de las declaraciones unilaterales de voluntad. Su artículo 1860 dispone que
el dueño deba cumplir con lo ofrecido, si ha hecho una oferta pública a un precio
determinado. En el Derecho argentino no tiene fuerza vinculatoria, ya que el
artículo 1148 establece que para que una promesa pueda exigirse, debe hacerse a
personas determinadas, salvo excepciones legales, como el supuesto de la
promesa de recompensa.

Hay que distinguir dos posiciones en cuanto a la declaración unilateral de la


voluntad: por una parte la tesis que sostiene que la única fuente de las obligaciones
esa declaración unilateral de la voluntad, y la otra que es la que nos interesa, es la
declaración unilateral de la voluntad, como fuente excepcional de las obligaciones.
Modernamente se admite la declaración unilateral de la voluntad como fuente de
las obligaciones en aquellos casos en que así lo exige el tráfico jurídico, siendo las
más frecuentes: La oferta al público, la promesa de recompensa y los títulos al
portador, que son las que admite nuestro Código Civil.

Este tema se encuentra regulada en los artos 1629 al 1637 CC, en estos podemos
encontrar todo lo relacionado con esta figura legal, la cual genera una obligación
contractual que puede ser exigida por quien cumpla con lo estipulado por el
oferente.

Autores como Planiol, sostienen que la declaración unilateral de voluntad no puede


crear obligaciones, pues para modificar el estado patrimonial de alguien, se
necesita que éste, esté de acuerdo. Se cita como ejemplo, que si una persona se
pone por su sola voluntad como deudor del juez en un juicio del que es parte, eso
le daría derecho a recusarlo. Otros autores sostienen que además en cualquier
momento quien efectuó la promesa podría revocarla, dando lugar a una gran
incertidumbre jurídica.

Bibliografía
http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/04/04_6547.pdf
http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/04/04_6859.pdf
https://derecho.laguia2000.com/parte-general/la-declaracion-unilateral-de-voluntad

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