Origen Del Agua en La Tierra

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El origen del agua en la Tierra –o la razón de que en esta claramente haya más

agua líquida que en los otros planetas rocosos del sistema solar– no se
comprende completamente.

Existen numerosas hipótesis más o menos mutuamente compatibles acerca de cómo el


agua se pudo haber acumulado en la superficie terrestre en el transcurso de 4,6
millones de años en cantidad suficiente como para generar océanos.

Índice
1 Posibles razones
1.1 Enfriamiento planetario
1.2 Fuentes extraplanetarias
1.3 Planetesimales calentados por decaimiento de aluminio
1.4 Actividad volcánica
2 Agua durante el desarrollo de la Tierra
3 Rol de organismos
4 Véase también
5 Notas
6 Referencias
7 Enlaces externos
Posibles razones
Enfriamiento planetario
El enfriamiento del mundo primordial, en el transcurso del eón Hádico, habría
ocurrido hasta el punto que se desgasificaron los componentes volátiles de una
atmósfera dotada de presión suficiente para la estabilización y retención del
agua en estado líquido.12

Fuentes extraplanetarias
Cometas, objetos transneptunianos o meteoroides dotados de agua abundante
(protoplanetas) procedentes de los confines del cinturón de asteroides
principal, colisionantes contra la Tierra, habrían podido ser los vectores
(portadores) del agua de los futuros océanos. Mediciones de la relación de los
isótopos deuterio (D) y protio (P) del hidrógeno (H) «apuntan» hacia asteroides,
ya que en aguas oceánicas se encontraron porcentajes similares de impurezas en
condritas carbonáceas. Análisis cuantitativos previos de isótopos en cometas y
objetos transneptunianos coinciden sólo ligeramente con la de agua actual de la
Tierra.3

Planetesimales calentados por decaimiento de aluminio


Un planetesimal (infinitésimo de planeta) es un diminuto cuerpo sólido que en
una etapa temprana del desarrollo del sistema solar habría existido en los
discos protoplanetarios y que en el transcurso de millones de años generaría
algún planeta. Esto podría causar emanación de agua a la superficie.4 En
estudios recientes se ha inferido que cuando se originó la Tierra era ya
obtenible agua de relación D/H similar, como se evidenció en antiguas eucritas
(meteoríticas) procedentes del asteroide Vesta.5

Que el agua de la Tierra se haya originado solamente de cometas es debatible.


Determinaciones cuantitativas de isótopos de hidrógeno en los cometas Halley,
Hyakutake, Hale-Bopp y 67P/Churyumov-Gerasimenko por investigadores como David
Jewitt han encontrado que la relación deuterio/protio (o D/H) de los cometas es
aproximadamente el doble de la respectiva del agua oceánica. Sin embargo, no es
claro que estos cometas sean representativos de la totalidad del cinturón de
Kuiper.

Según Alessandro Morbidelli,6 la mayor parte del agua actual proviene de


protoplanetas originados en el cinturón exterior de asteroides que se
proyectaron hacia la Tierra, como lo indican las proporciones D/H en condritas
carbonáceas. El agua contenida en estas condritas revela una relación D/H
similar a la del agua oceánica. No obstante, se han propuesto hipótesis de
procesos7 tendientes a demostrar que la relación D/H de esta agua se habría
podido incrementar significativamente en el transcurso de la historia de la
Tierra. Tal proposición es consistente con la posibilidad de que durante la
evolución temprana del planeta ya existía una cantidad importante del agua de la
Tierra.

De mediciones recientes de la composición química de rocas de la Luna se ha


deducido que la Tierra «nació» con agua congénita. En investigaciones en
muestras lunares traídas a la Tierra por las misiones Apolo 15 y Apolo 17 se
determinó una relación deuterio/hidrógeno coincidente con la relación isotópica
en condritas carbonáceas. Esta relación es también similar a la encontrada en
agua actual de la Tierra. Los resultados permiten suponer una fuente común de
agua en ambos cuerpos siderales.

Esto soporta una teoría referente a que, temporalmente, Júpiter irrumpió en el


espacio de los planetas interiores del sistema solar, y desestabilizó las
órbitas de condritas carbonáceas de agua abundante. En consecuencia, algunos
cuerpos habrían podido caer hacia adentro y llegar a ser parte del material
primigenio de la Tierra y de sus vecinos.8 El descubrimiento de emisión de vapor
de agua en Ceres (hoy considerado planeta enano) provee información relacionada
a contenido agua–hielo del cinturón de asteroides.9

Actividad volcánica
Asimismo, el agua terrestre habría podido provenir como consecuencia de uno de
los procesos de vulcanismo: vapor de agua expulsado durante erupciones
volcánicas posteriormente condensadas y creadoras de lluvia.10

Agua durante el desarrollo de la Tierra


En el material que constituyó la Tierra habría podido existir una cantidad
considerable de agua.1112 Durante su génesis, cuando era menos masiva, moléculas
hídricas habrían escapado más fácilmente de la gravedad terrestre. Se presupone
que de la atmósfera primigenia hayan ocurrido continuamente «fugas» de hidrógeno
y de helio, pero que la carencia de gases nobles más densos en la atmósfera
moderna implicaría que a la atmósfera incipiente le haya sucedido algún fenómeno
desastroso.

Se elucubra acerca de que una porción del planeta joven haya sido afectada por
el impacto que originó a la Luna, lo cual habría causado fusión de una o de dos
áreas enormes. La composición litológica actual no se aviene con una fusión
completa, ya que es difícil fusionar y mezclar totalmente masas rocosas
enormes.13 Sin embargo, tal impacto habría vaporizado una fracción razonable de
material y creado una atmósfera de roca–vapor alrededor del joven planeta. En
dos mil años se habría condensado esta mezcla de roca y vapor, y dejado
substancias volátiles calientes que probablemente constituirían una pesada
atmósfera de dióxido de carbono con hidrógeno y vapor de agua.

A pesar de la temperatura superficial de 230 °C, existían océanos de agua


líquida propiciados por la presión atmosférica de la pesada capa gaseosa de CO2.
A medida que continuaba el enfriamiento, en el agua oceánica ocurrían fenómenos
de subducción y disolución que removían la mayor parte del CO2 de la atmósfera,
pero conforme surgían ciclos de superficie y manto nuevos los niveles oscilaban
ampliamente.14

El estudio de cristales de circón ha permitido inferir que agua líquida debe


haber existido desde hace 4,4 Ga (4400 gigaaños = 4400 millones de años), poco
después de la formación de la Tierra.151617 Esto requiere existencia de alguna
atmósfera. La teoría de Tierra Joven Fría (Cool Early Earth) comprende un rango
de antigüedad de 4,4 Ga a 4,0 Ga.

En un estudio emprendido durante el otoño de 2008 en circones se encontró que


minerales contenidos en rocas del eón Hadeico de Australia denotan existencia de
placas tectónicas que datan de 4000 millones de años. Si a esto se le atribuye
veracidad, las suposiciones previas acerca del eón mencionado distan mucho de
ser correctas.

Esto es, más que una superficie caliente, fundida, y una atmósfera pletórica de
dióxido de carbono, la superficie de la Tierra habría sido muy parecida a la de
hoy. La dinámica de la tectónica de placas atrapa vastas cantidades de dióxido
de carbono, lo cual elimina los efectos de invernadero y propicia una
temperatura superficial mucho más fría, generación de roca sólida y,
posiblemente, aún vida.18

Rol de organismos
El origen de una porción del agua terrestre habría podido ser bioquímico,
durante la Gran Oxidación, mediante reacciones redox y fotosíntesis.19En 1931,
Cornelius Bernardus van Niel descubrió que bacterias quimiótrofas dependientes
de sulfuros (bacterias púrpuras del azufre) fijan carbono y sintetizan agua como
subproducto de un medio fotosintético usando ácido sulfhídrico y dióxido de
carbono:20

CO2 + 2H2S → CH2O + H2O + 2S


Véase también
Distribución mundial de los recursos hídricos
Notas
Jörn Müller, Harald Lesch (2003): Woher kommt das Wasser der Erde? - Urgaswolke
oder Meteoriten. Chemie in unserer Zeit 37(4), pg. 242 – 246, ISSN 0009-2851
La versión inglesa de este artículo contiene partes traducidas del alemán
(original article) el 4/3/06.
Referencias
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http://boletinsgm.igeolcu.unam.mx/bsgm/index.php/component/content/article/191-
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Juan Luis Benedetto. El continente de Gondwana a través del tiempo, capítulo 2.
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Fuselier, S. Gasc, T. I. Gombosi, K. C. Hansen, M. Hässig, A. Jäckel, E. Kopp,
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