Voladura de Bancos

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VOLADURAS EN BANCO

VOLADURAS EN BANCO

Las voladuras en banco son aquellas que se realizan mediante la detonación de barrenos verticales o subverticales,
utilizando como cara libre un frente paralelo a los mismos.

Los barrenos que conforman la voladura en banco se perforan formando una malla que viene definida por la distancia
al frente, llamada también “piedra" (B) (“burden”, en inglés) y el espaciamiento lateral entre barrenos "S".

La geometría de los barrenos en voladuras en banco tiene varias características entre las que se puede destacar la
“sobreperforación” (J), que es la prolongación de la longitud de perforación por debajo del piso teórico de
explotación. Esta sobreperforación viene motivada por la existencia de un mayor confinamiento en la parte inferior del
banco a explotar, de modo que se aumenta la energía en dicha zona, para evitar que se genere una zona deficitaria de
energía y que origine un “repié” en la cota del piso.

Otras variables de diseño de este tipo de voladuras son la altura de banco "H", la inclinación de los barrenos respecto
a la vertical "α" y la distribución del explosivo dentro de los mismos.

De acuerdo con lo expuesto, a cada barreno de longitud "L" le correspondería teóricamente el arranque y
fragmentación de un bloque de roca paralelepipédico de base B x S y altura H.
La longitud del barreno vendría dada por:

𝐿=𝐻+𝐽 cos𝛼

Y se puede definir el "rendimiento de la perforación"


"R", expresado en m3/m, como el volumen de roca
arrancado por cada metro lineal de perforación:

𝑅=𝐵∙𝑆∙𝐻 𝐿 =𝐵∙𝑆∙𝐻∙𝑐𝑜𝑠𝛼 𝐻+𝐽

Este factor, multiplicado por la velocidad de


perforación, determinará la capacidad de arranque
del equipo de perforación.

La sobreperforación aconsejable "J" será lógicamente


función del grado de exactitud de las mediciones
realizadas y de la dificultad que ofrezca la roca para
su arranque. Sin embargo, es práctica común
considerar

𝐽=0.3∙𝐵
En el paralelepípedo de altura "H" arrancado por cada barreno, cabe distinguir al menos tres zonas diferentes.

La zona situada próxima al pie de banco. Es la que, obviamente, tiene un mayor grado de fijación al macizo rocoso y
requerirá, por tanto, una mayor energía explosiva para su arranque. La carga explosiva que se ubicará en esta zona se
denominará "carga de fondo".
La zona situada sensiblemente por encima, cuenta con la ayuda del trabajo de "descalce" realizado por la carga de
fondo y requiere, generalmente, una energía menor La carga explosiva que se ubicará en esta zona se denominará
"carga de columna”.

Por último, la parte más alta tendría la función de retener, al menos durante un corto espacio de tiempo, los gases
producidos en la explosión para dirigir la acción de los mismos hacia la fragmentación de la roca. A esta zona le
corresponde la longitud de barreno "R", denominada "retacado", que se deja sin cargar y se rellena normalmente con
material inerte. Este material suele ser el propio detritus de la perforación, aunque se obtienen mejores resultados
con el uso de gravilla como material de confinamiento.

Es práctica habitual dejar un retacado "R" igual a la "piedra" "B" o a la mitad de ésta según los riesgos de proyecciones
que se puedan correr y el tamaño máximo de bloques que pueden producirse en esta zona.
En principio, existen por tanto en el barreno dos cargas con misiones bien diferenciadas:

• La carga de fondo, generalmente de mayor concentración y potencia, necesaria para el arranque del pie de banco.

• La carga de columna, que puede tener una menor concentración y potencia, suficientes para el arranque de la parte
superior.

Los explosivos más densos y potentes (dinamitas, hidrogeles, emulsiones, etc.) serían por tanto adecuados para carga
de fondo, en tanto que aquéllos menos densos y de menor potencia (ANFOS, emulsiones, etc.), serían más útiles
como carga de columna. El empleo de un tipo de explosivo u otro vendrá siempre definido por las condiciones
geológicas de la roca, así como por el campo de aplicación de cada uno de los explosivos considerados.

Pero, lógicamente, la diferenciación entre carga de fondo y de columna será tanto más patente cuanto más dura y
sana sea la roca. En tal caso será máxima la dificultad para arrancar el pie de banco. En cambio, con una roca blanda,
con un bajo grado de fijación al terreno, la carga de fondo puede no diferenciarse sensiblemente de la de columna,
pudiendo emplear incluso el mismo tipo de explosivo en ambas cargas.
Es obvio que no todo el explosivo del barreno contribuye en la misma medida al arranque del pie de banco.
Lógicamente aquel explosivo situado más próximo a la cota de la rasante, lo hará en mayor medida que el situado
sensiblemente más arriba. Algunas investigaciones realizadas sobre modelos a escala parecen indicar
que el grado de eficiencia de la carga de fondo como tal, es máximo hasta una altura de aproximadamente 0,3B sobre
la rasante y que disminuye progresivamente hasta una altura B sobre el pie de banco, a partir de la cual, su
contribución al arranque de la cota del piso es prácticamente nula.

Una propuesta razonable sería entonces, considerar como carga de fondo aquélla cuyo centro de gravedad quedase a
la altura de la rasante del pie de banco. En tal caso, si la sobreperforación quedaba a cota -0,3B, la carga de fondo será
aquella comprendida entre dicha cota y la +0,3B.

En cuanto a la altura de banco, según lo anteriormente expuesto, si H<B se estaría ante una voladura en cráter con
salida hacia arriba. Si H<1,3B, la práctica es que la totalidad de la carga sería carga de fondo. A partir de este valor, la
relación entre carga de fondo y carga de columna sería tanto menor cuanto mayor sea la altura de banco, Ello, en
principio, puede parecer interesante desde un punto de vista económico. Sin embargo, bancos excesivamente altos
dan lugar a desviaciones en la perforación que alteran sustancialmente el esquema inicialmente previsto y dificultan
el control de la voladura. Por esta razón, la altura de banco rara vez supera el valor 5B en barrenos de pequeño
diámetro y el valor 3B en barrenos de gran diámetro
A modo de resumen, puede decirse que la geometría del barreno viene determinada básicamente por el diámetro de
perforación, y, en función de dicho parámetro se pueden establecer directrices para el resto de los parámetros de
perforación.
INFLUENCIA DEL ÁNGULO DE PERFORACIÓN EN LA VOLADURA

Existen varias opciones para el diseño de voladuras a cielo abierto, en las cuales se diferencian claramente dos tipos:
voladuras de barrenos verticales o de barrenos inclinados.

Ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes, que deben valorarse en cada caso. Si bien, a priori, como se ha
descrito anteriormente, la disposición de los barrenos deben ser paralelos al frente de voladura, de manera general
este tendrá cierto ángulo de inclinación, para asegurar la estabilidad del mismo, en función de sus propiedades
geotécnicas. En cambio, existen casos en los que la perforación vertical mejora el rendimiento global de la voladura.

La disposición de la carga de fondo en un barreno inclinado favorece un mejor aprovechamiento de su energía al


reducir la porción de la misma que se pierde en vibraciones por debajo del pie de banco y sin encontrar una superficie
libre de reflexión. Esto permite, en general, utilizar una malla más amplia con la consiguiente reducción en el
consumo de explosivo. Disminuye también la zona de influencia del retacado, zona en la que normalmente suelen
aparecer sobretamaños y puede perjudicar algo la fragmentación.
Por otra parte, entre
las desventajas de la
perforación inclinada
se puede destacar un
incremento del
consumo de fungibles
en la perforación y una
mayor dificultad para
asegurar la correcta
alineación de los
barrenos.

En definitiva, según sea


el explosivo o la
perforación el factor de
mayor incidencia en el
coste total de la
operación, el diseño de
voladura será necesario
realizarlo por una u
otra alternativa.
FÓRMULAS DE CÁLCULO DE ESQUEMAS DE VOLADURA EN BANCO

Muchas son las fórmulas propuestas por distintos autores para el cálculo del esquema o malla de perforación en las
voladuras en banco. Todas ellas manejan uno o varios de los factores vistos anteriormente, denominados factores
geométricos, inherentes a la roca e inherentes al explosivo.

El problema que surge en el cálculo de voladura es que no todos estos parámetros pueden determinarse con igual
facilidad y grado de precisión. Además, algunos de ellos, como la potencia del explosivo y la dureza de la roca, son
conceptos genéricos que admiten interpretaciones diversas.

Por otra parte, todas estas fórmulas han sido desarrolladas de manera empírica y, lógicamente, muchas de ellas, aun
siendo adecuadas para aplicaciones similares a las de partida, presentan desviaciones importantes en circunstancias
radicalmente diferentes.

Hacer una relación de todas ellas resultaría prolijo y, en muchos casos, por la razón anteriormente mencionada,
también estéril. Por ello, para que resulte una aplicación eminentemente práctica, se tratará aquí de interpretar
aquéllas que, por su utilidad o facilidad de aplicación, son más interesantes.
Como idea inicial no se debe olvidar que siempre y cuando se disponga en la voladura de una adecuada cara libre, la
zona de fragmentación aceptable se extiende hasta una distancia de aproximadamente 40 veces el diámetro de la
carga. Esta primera estimación es la que da lugar a la sencilla regla nemotécnica que sugiere que, supuesta una malla
cuadrada (B=S), "la piedra B expresada en metros ha de ser aproximadamente igual al diámetro de la carga D,
expresado en pulgadas". B=40∙D↔B(metros)=D(pulgadas)

Obviamente, se trata tan sólo de una primera aproximación que no tiene en cuenta ni el tipo de explosivo, ni el tipo
de roca ni otros factores que pueden influir, y de hecho influyen, en el correcto diseño de la voladura. Sin embargo,
para unos datos iniciales y un primer diseño conceptual, es de gran utilidad.

Dentro de este tipo de formulaciones de extremada sencillez cabe mencionar las propuestas por P.A.RUSTAN (1990):

• Voladuras a Cielo Abierto y diámetros entre 89 y 311 mm:

B=18,1∙D0.689

• Voladuras Subterráneas y diámetros entre 48 y 165 mm:

B=11,8∙D0.630

Se llegó a tales expresiones tras un muestreo de casi un centenar de datos entre explotaciones de uno y otro tipo, con
unos coeficientes de correlación del 0,78 y del 0,94 respectivamente.
Dichas fórmulas, aunque simples, reflejan dos aspectos que no tenía en cuenta la regla anterior:

• A medida que aumenta el diámetro del barreno, la carga se encuentra peor distribuida dentro del macizo rocoso. Por
ello no es posible aumentar la piedra en la misma proporción que se aumenta el diámetro (Exponente de D menor que
1).

• En explotaciones subterráneas, con menor cara libre y mayor confinamiento, las voladuras se encuentran
generalmente más confinadas, con peor salida, lo que obliga también a reducir la piedra (Distinto coeficiente para uno
y otro caso).

R.L. ASH en 1963 propuso una fórmula del mismo estilo que, de alguna manera, tenía en cuenta el tipo de roca y de
explosivo, pero no así el primero de los dos aspectos que se acaba de mencionar. Por ello, puede decirse que se trata de
una fórmula aplicable a diámetros grandes.
La fórmula de ASH es la siguiente:
B=K∙D

donde K es una constante que varía con el tipo de explosivo y de roca, según el siguiente cuadro:
Como evolución de las anteriores fórmulas de cálculo, KONYA (1983) caracterizó tanto el explosivo como la roca por sus
respectivas densidades "de" (densidad del explosivo) y "dr" (densidad de la roca) y propuso la siguiente fórmula:

Si se tiene en cuenta que el valor numérico de la expresión 2(de/dr) + 1,5 va a oscilar casi siempre entre 2 y 3, esta
fórmula se corresponde con la de ASH para valores intermedios de "K". Al igual que ésta, se ajusta bastante a la realidad
con diámetros grandes y proporciona resultados algo conservadores en diámetros pequeños.
LANGEFORS y KIHLSTRÖM (1963) propusieron la siguiente fórmula para definir la piedra máxima Bm:

donde "Bmax" y "D" están expresados en metros y milímetros respectivamente. Por lo tanto, el primero de los dos
factores de dicha fórmula establece, en una primera aproximación, una piedra máxima igual a 30 veces el diámetro,
mientras que el segundo factor sería un coeficiente de corrección, función de:

• de: Densidad del explosivo.


• PRP: Potencia relativa en peso.
• S/B: Relación espaciamiento/piedra.
• f: Factor de fijación de la roca:

Barrenos ver cales → f=1


Barrenos inclinados 3:1 → f=0,9
Barrenos inclinados 2:1 → f=0,85
• k: Factor de roca.

Este factor de roca "k" se define a partir de la carga específica "c" (cantidad de explosivo en kg. necesaria para arrancar
un m3 de roca), mediante la siguiente expresión: 𝑘=𝑐+0.05
La piedra máxima "Bm", habría de reducirse, a su vez, hasta un valor práctico "B", que cubriera las posibles desviaciones
y errores inherentes a la perforación.
La fórmula de LANGEFORS y KIHLSTRÖM, desarrollada principalmente en base a datos obtenidos con rocas duras y
diámetros pequeños, tiene en tales circunstancias el mayor grado de verosimilitud.
S.U.OLOFSSON (1990), a partir de la fórmula anterior, sugiere la siguiente:

donde,

• K: Constante que depende del tipo de explosivo


Explosivos gelatinosos K=1,47
Emulsiones K=1,45
Anfo K=1,36
• q: Concentración lineal de la carga de fondo (kg/m)
• R1: Factor de corrección por inclinación de los barrenos:

• R2: Factor de corrección por el tipo de roca:

• R3: Factor de corrección por altura de banco, aplicable cuando H<2Bm :


CÁLCULO DE LA CARGA DE EXPLOSIVO POR BARRENO

Se han de considerar dos tipos de cargas dentro del barreno:

• Carga de fondo (Cf). Cantidad de explosivo que se introduce en el fondo del barreno.
• Carga de columna (Cc). Resto de explosivo que se introduce en el barreno sobre la carga de fondo.

Determinación de la carga de fondo

El explosivo utilizado como carga de fondo normalmente será de una densidad y potencia altas ya que la rotura en el
fondo precisa de una mayor energía que en la carga de columna por realizarse una rotura por cizalladura, mientras que
en columna se realiza a tracción.

Se ha establecido con anterioridad una longitud máxima de carga de fondo de 1,3 veces el valor de la piedra.

La cantidad de explosivo en el barreno vendrá dada por la expresión:

que vendrá expresada en kilogramos si “D” se expresa en cm, “B” en m y “de” en g/cm3.
Determinación de la carga de columna

A la vista de los datos expuestos, se tiene un barreno de una cierta longitud, del cual 1,3 veces la piedra (expresada en
metros) estarán ocupados por la carga de fondo y si se supone una longitud de retacado igual al valor de la pierda (B) por
el retacado se tiene que la longitud de la carga de columna será:

𝐿𝑐𝑐=𝐿𝑏−2,3∙𝐵

Siendo:
Lcc Longitud de la carga de columna
Lb Longitud total de barreno
B Piedra

Si Lb = 2,3 B no será posible la colocación de carga de columna y si L ≤ 2,3 B habría que suprimir carga de fondo.
A los bancos en los que ocurre una situación de este tipo se les denomina bancos bajos y para su tratamiento más
consecuente deben ser perforados en diámetros de perforación más pequeños, que den lugar a piedras B que como
límite cumplan Lb = 2,3 B a efectos de evitar pisos irregulares y proyecciones excesivas
En el caso de que se tenga aún disponibilidad para cargar en columna esto es Lb > 2,3V, en esta parte del barreno se
precisa de una potencia explosiva mucho menor que el fondo.

Esto podría lograrse utilizando el mismo explosivo en columna que en fondo, disminuyendo la densidad de carga,
mediante la utilización de separadores o cartuchos de menor calibre que no llenen el barreno, o bien utilizando un
explosivo diferente, de más baja potencia y de menor densidad

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