Abraham y Lot
Abraham y Lot
Abraham y Lot
Ahora bien, este versículo enseña otro problema que Abraham arrastraba
desde hacía tiempo, al decir: “y con él Lot”. Lot era el remolque. Fue a
Egipto porque Abraham fue allí. Subió de Egipto porque Abraham subió.
Estaba contento de seguir a Abraham, probablemente en parte porque le
admiraba, y también, como veremos, porque al enriquecerse Abraham Lot
también se enriquecía. Pero su sobrino Lot no tenía que estar con él, porque
Dios había dicho a Abraham en Génesis 12:1 que tenía que salir de su
tierra, su parentela y la casa de su padre. Se marchó de su tierra, pero
llevaba a su padre y Lot, parte de su parentela, consigo. Sólo llegaron hasta
Harán, y allí murió el padre de Abraham. Luego se marchó de allí todavía
acompañado de Lot. Esta falta de atención a las instrucciones divinas le iba
a traer a la larga más de un problema. Siempre es mejor hacer exactamente
lo que el Señor nos dice.
El versículo 2 dice que Abraham era riquísimo en ganada, plata y oro.
Tenía muchas posesiones, y parte de ellas venía de los egipcios, según el
12:16, porque Faraón le favoreció a causa de Sara su mujer. Más adelante
estas riquezas iban a contribuir a sus problemas.
El versículo 5 comienza con las palabras: “También Lot, que andaba con
Abram”, y comenta acerca de las riquezas de Lot. Ahora Abraham estaba
fuera de Egipto, pero todavía tenía a Lot. Como vimos en Génesis 12:1,
Dios le había dicho claramente dejar a su parentela, pero todavía llevaba a
Lot consigo, y fue problema porque Lot no era como Abraham. Lot
representa al cristiano que no está comprometido o consagrado del todo.
Podríamos llamarle un “creyente de remolque”, que estaba cerca de un gran
hombre de Dios, y le seguía, pero sin la misma consagración y sin la misma
espiritualidad. Lot creía en Dios, lo sabemos de 2 P. 2:7, pero no tenía una
vida como la de Abraham, ni tenía que estar con Abraham. Dios había
llamado a Abraham a salir, no a Lot. Dios había prometido la tierra a
Abraham y sus descendientes, no a Lot. Lot estaba fuera de su sitio, y un
creyente que no está donde debe estar no hace nada más que causar
problemas a los demás. Por ejemplo, Jonás en el barco ocasionó problemas
para todos los marineros y pasajeros del barco. No sabemos por qué estaba
Lot con Abraham, pero es posible que fuera porque había preguntado si
podía ir, y a Abraham le dio pena decirle que no. Pero siempre es mejor
seguir las instrucciones de Dios.
En los versículos 5 y 6 vemos que eran tantas las posesiones de los dos
que no podían morar en el mismo lugar. Dios sabía esto cuando llamó a
Abraham a salir de su parentela. Las posesiones, las riquezas que vienen
del mundo, causan problemas. Y esto parece ser lo principal de Lot. Tenía
riquezas, pero poco más. Que sepamos, Lot nunca hizo nada para su tío
Abraham. Más importante es el detalle de que Lot nunca construyó un
altar. No podemos vivir como Dios quiere sin esto. El altar significa el
lugar de sacrificio y comunión, el lugar de revelación de la voluntad de
Dios y el lugar de bendición. La vida consagrada no se puede vivir sin
altar, sin adoración y comunión con Dios. Abraham tenía un altar físico, de
piedras, que había edificado. Nosotros hoy en día no tenemos altares
físicos. No hay altar en la sala de reuniones de la iglesia. Pero sí, debe
haber la costumbre de reunirse con el Señor, adorar, alabar, interceder y
pedir que Él nos guíe. Los del mundo cuando quieren practicar religión,
necesitan velas, incienso, santos, sacerdotes, liturgia, etc. porque no
conocen a Dios ni le adoran. Pero el Señor Jesucristo nos enseñó que “Dios
es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que
adoren” (Jn. 4:23).
Así que, el en versículo 11, “Lot escogió para sí”, como egoísta. Que
sepamos, ni siquiera le dio las gracias. No le importó mucho la comunión
de un hombre santo, como muchos en el mundo y en las iglesias. Su mente
no estaba en lo espiritual, sino en el mundo. Así que el texto dice: “y se fue
Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro”. La separación que
tuvo que hacerse años atrás cuando Abraham salió de Ur, llegó con atraso.
El profeta Amos hace la pregunta: “¿Andarán dos juntos si no estuvieren de
acuerdo?” (Am. 3:3).
de notas de un estudio dado por el hermano Lucas Batalla, el15 de octubre, 2006, en una
reunión de la Asamblea Bíblica Betel