Síntomas de Posesión Satánica

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SÍNTOMAS DE POSESIÓN SATÁNICA (parte 1)

Dice el ritual oficial de exorcismos: Según la experiencia probada, los signos de la


posesión del demonio son éstos: hablar en un lenguaje desconocido con muchas palabras
o entender al que lo habla; descubrir acontecimientos distantes y secretos; mostrar unas
fuerzas superiores a la naturaleza o edad. Estos signos pueden ser un indicio. Pero, dado
que estos signos no deben ser considerados necesariamente como provenientes del
diablo, conviene también prestar atención a otros, especialmente de orden moral y
espiritual, que manifiestan de otro modo la intervención diabólica, como, por ejemplo, una
aversión vehemente hacia Dios, al santísimo nombre de Jesús, a santa María la Virgen y
a los santos, a la Iglesia, a la Palabra de Dios, a sus cosas, ritos, especialmente
sacramentales, y a sus sagradas imágenes. Finalmente, la relación de todos estos signos
con la fe y la lucha espiritual en la vida cristiana, deben ser sopesados cuidadosamente,
ya que el maligno es, ante todo, enemigo de Dios y de cuanto vincula a los fieles con la
acción salvífica de Dios.

Veamos que, en primer lugar, está la aversión a todo lo sagrado. A veces, no pueden
entrar a una iglesia o se sienten muy mal dentro de ella. Cuando se reza delante de estas
personas, se vuelven tremendamente violentas y agresivas, llegando a blasfemar contra
los que rezan. Reaccionan mal ante el agua bendita o ante cosas benditas como
imágenes, rosarios, reliquias, escapularios... Por esto, algunos exorcistas dicen que la
mejor manera de diagnosticar si una persona esta poseída es orar, aunque sea
mentalmente, delante de ella o, mejor, hacer un breve exorcismo para ver sus reacciones.
A veces, manifiestan fuerzas sobrehumanas. Dice el padre Amorth que ha visto con sus
propios ojos cómo jovencitas delicadas han roto bancas de nogal con toda facilidad.
Las causas por las que uno puede ser poseído por el diablo o sufrir graves disturbios por
causas demoníacas son cuatro.

a) Puede tratarse de una simple permisión de Dios, al igual que Dios puede permitir una
enfermedad. Algunos santos han tenido vejaciones continuas del diablo e, incluso, en
algunos casos, hasta posesiones durante algún tiempo.

b) Puede deberse también a un maleficio. Al igual que hay personas que pueden pagar a
un individuo para que mate a otro, así hay quienes pagan para que hagan maleficios a
otros. Y Dios puede permitir los efectos negativos, sobre todo, si la persona está
desprotegida por una vida de poca fe. En caso de tener una fe fuerte, puede ocurrir que el
maleficio vuelva como un bumerang contra el que lo ha realizado o mandado hacer.

c) Otra causa de posesión o de daños diabólicos se debe a visitar personas o lugares


peligrosos, como ir a magos o asistir a sesiones espiritistas o a sectas satánicas.
d) También se pueden recibir esos efectos negativos del demonio por persistir en pecados
graves. Se dan en jóvenes que están metidos en la droga y en perversiones sexuales o
en asesinatos o en abortos...

Como vemos, las dos últimas causas son de culpabilidad total del interesado, mientras
que, en las dos primeras, no hay culpabilidad del que recibe el daño. ¿Por qué Dios
permite, a veces, la posesión o daños diabólicos en gente inocente, incluso, en niños?
Sólo podemos responder que Dios todo lo permite por nuestro bien (Rm 8, 28).
SÍNTOMAS DE POSESIÓN SATÁNICA (parte 2)
Durante un exorcismo un niño de 11 años hacía literalmente volar a cuatro hombres robustos, que
querían inmovilizarlo. Una jovencita de 14 años, que pesaba 40 kilos, podía tirar a seis personas que
querían tenerla quieta. Un niño de 10 años, durante un exorcismo levantó una mesa enorme y pesada
(Bamonte Francesco).

El poseído puede tocar un instrumento musical sin haber aprendido, emitir voces muy agudas
y con un timbre diferente al que le es propio, escribir o hablar en idiomas extranjeros, conocer cosas
pasadas, lejanas y ocultas, leer el pensamiento de los demás y realizar acciones sorprendentes como
caminar por la pared contra las leyes de la gravedad o ser elevado a lo alto del techo de un edificio o
extender sus miembros más allá de lo normal, tener una fuerza descomunal, caminar con los ojos
cerrados y realizar cualquier acción, evitando los obstáculos.
Refiere el padre Gabriel Amorth: Un amigo mío exorcista de Roma estaba exorcizando a una joven en
una iglesia y comenzó a subir, a subir hasta tocar con su cabeza el techo de la iglesia. El miedo de sus
familiares a que cayese de golpe y se estrellara contra el suelo era grande. El exorcista prosiguió sin
darle importancia al hecho y, al final de las oraciones, la joven fue bajando lentamente y sentándose en
su lugar. No se había dado cuenta de nada. Son hechos que no tienen explicación natural.
A una madre, cuya hija de 19 años tenía fenómenos muy raros, el padre Amorth le aconsejó cocinarle la
comida con agua bendita; y todas las veces que lo hizo, la hija, sin violencia, la ponía aparte y no la
quería comer. Pero, si era cocinada con agua normal, se la comía sin dificultad.
Bendiciones para todos.
Fuente: "El Diablo suelto: cómo vencerlo", del padre Ángel Peña O. A. R

SERIE "PACTOS SATÁNICOS" (parte 1)


"MUCHAS PERSONAS, EFECTIVAMENTE, VENDEN SU ALMA AL DEMONIO, PERO, YO HE QUEMADO
MUCHOS CONTRATOS" (PADRE AMORTH, EN ENTREVISTA EL 26 DE NOVIEMBRE DE 2011).
Para iniciar con esta serie sobre pactos satánicos vamos a conocer la enseñanza de uno de
los exorcistas más importantes de estos últimos tiempos, el padre José Antonio Fortea. En el
siguiente post entraré a desglosar un poco más el asunto desde la Escritura y la teología, y en
los posts siguientes, conoceremos más enseñanzas de otros exorcistas y algunos testimonios sobre
personas que han hecho pactos satánicos o de las que se dice, los hicieron a cambio de fama y poder.

Cuestión 31 (de Summa Daemoniaca)


¿Es posible hacer un pacto con el demonio?
La gente suele pensar que los pactos con el demonio sólo existen en la literatura. Están equivocados.
Hay personas que conscientemente, con toda advertencia, pactan con el Diablo y le entregan el alma con
tal de conseguir algo en esta vida. La idea de un pacto formal con el demonio aparece por primera vez
en el siglo V en los escritos de San Jerónimo. Este padre de la Iglesia cuenta como un joven para
obtener los favores de una bella mujer fue a un mago, el cual le impone como pago por sus servicios el
renunciar a Cristo con un escrito. Tenemos en el siglo VI, una segunda aparición de este tipo de pacto en
la leyenda de Teófilo, quien accede a ser un servidor del Diablo y firma un pacto formal. Esta leyenda se
extendió por Europa en la Edad Media.
¿Es posible un pacto con el demonio? Por supuesto uno puede firmar un papel, pero no se le va a
presentar el demonio ni para entregarle el papel, ni para recogerlo. Cuando uno hace un pacto de este
tipo siempre espera que se aparezca alguien, pero es uno mismo el que tiene que escribir los términos, y
tampoco aparece nadie una vez firmado el pacto, con lo cual uno se queda con el papel en la mano. Todo
lo cual suele ser bastante desilusionante para el que se esperaba que sucediera algo. Aun así, si uno
invoca al Diablo muchas veces pueden suceder cosas, lo mismo que en el espiritismo. Pero no
necesariamente. A esta escena tan poco teatral, para el que creía que iba a haber alguna aparición, hay
que añadir:
1º Que firmar ese pacto no significa obtener una vida de riqueza, honor y lujuria desenfrenada. Yo he
conocido personalmente a dos personas que hicieron ese pacto y, francamente, su nivel de vida era peor
incluso que el mío. Tampoco parece que en aspecto carnal el Diablo fuera especialmente generoso con
ambos. Eso se debe a que el Diablo no es Dios y no puede dar lo que quiera.
2º El alma puede arrepentirse siempre que quiera con un simple acto de su voluntad. Arrepintiéndose, el
pacto queda en papel mojado fueran cuales fueran los términos del contrato. Incluso aunque se excluyera
la posibilidad del arrepentimiento, esta clausula no sirve de nada. Dios que nos ha dado la libertad para
hacer lo que queramos, no nos ha dado libertad para renunciar a la libertad. Esto es válido también en la
eternidad, en el cielo o en el infierno seguiremos siendo libres. Sólo que en el cielo ya no querremos
pecar, y en el infierno ya no querremos arrepentirnos.
Muchos piensan que el triunfo en los negocios o la profesión sí que la puede dar el Diablo. Pero la razón
por la que el mismo Diablo no puede conceder ni siquiera eso a sus siervos es porque el éxito de una
empresa o en una profesión depende de la concatenación de muchas causas y factores. El demonio sólo
puede tentar, así por ejemplo puede tentar a un jefe a que escoja a un empleado en vez de a otro. Pero la
tentación se puede superar, y por tanto ni una cosa tan simple como esa es segura ni con un pacto con el
demonio.
El gran poder del pacto con el demonio es hacer pensar a la persona que ya está condenada haga
lo que haga. Es difícil hacer entender a una persona que ha firmado tal trato que sigue siendo tan libre
como antes. Pero es así.
Continuaremos con el tema. Bendiciones para todos en Jesús y María.
SERIE "PACTOS SATÁNICOS" (parte 2)
"MUCHAS PERSONAS, EFECTIVAMENTE, VENDEN SU ALMA AL DEMONIO, PERO, YO HE QUEMADO
MUCHOS CONTRATOS" (PADRE AMORTH, EN ENTREVISTA EL 26 DE NOVIEMBRE DE 2011).
En este breve artículo vamos a reflexionar un poco sobre el asunto de los pactos satánicos
desde la Escritura. Y para empezar, diremos que en ninguna parte de la Biblia se menciona
algún pacto de este tipo. Se menciona la acción de Satanás, se habla de sus nombres o de su
poder, pero no de personas que hayan pactado con él. Así que, la posible reflexión que
podemos hacer será en torno a algunos de estos puntos antes mencionados que, de una u
otra manera, nos ayudarán a entender la dimensión negativa de este tipo de situación. Aquí
hay, pues, algo de lo que las Escrituras revelan acerca de Satanás:

1) Satanás tiene poder suficiente incluso para oponerse a los ángeles (Judas 1, 9; Daniel 10,
12- 13).
2) Satanás busca engañar haciéndose pasar por un ángel de luz (2 Corintios 11, 14- 15).
3) Dios ha provisto los medios para defendernos contra los ataques de Satanás (Efesios 6, 10-
18).
4) El poder de Satanás está limitado por la voluntad de Dios (Job 1, 10- 12; 1 Corintios 10,
13).
5) Como "el dios de este mundo", Satanás tiene dominio sobre aquellos que viven sin Cristo
en el mundo (2 Corintios 4, 4).
Desglosemos un poco cada una para entender mejor todo en contexto:
1) El poder de Satanás: Es mucho, de verdad. Con él no se juega. Recuerden pasajes como el
de los hechiceros Simón (Hechos 8, 9- 11) y Elimas (Hechos 13, 8). Sin embargo, en cada uno
de estos ejemplos, el poder de Dios prevalece sobre la esclavitud de Satanás. A Satanás se le
ha concedido poder para exterminar, para dañar y para destruir, y por eso se debe ser
cuidadosos en cuanto a lo que decimos sobre él, de cómo “lo tratamos”, de qué tipo de
oraciones hacemos sin contemplar realmente protección alguna.
2) Los engaños de Satanás: en efecto, él tiene poder y permiso para engañarnos, y muchos se
dejan engañar. El “permiso” que tiene juega con la voluntad de las personas, con el libre
albedrío. Nadie nos puede obligar a pecar, ni Dios ni nadie nos obliga ni nos da "permiso de
pecar” (cfr. Sirácida 15, 20), pero como somos obstinados y rebeldes y hacemos lo que se nos
viene en gana, pues es ahí cuando el demonio aprovecha nuestra apertura al “goce de la
vida”, y es entonces cuando somos engañados.
3) Dios es nuestra defensa: Dios mismo se ofrece como vigía: “no duerme ni reposa el guardián
de Israel” (Sal 121 (120), 4); y nos da los medios para ejercer la defensa: la verdad y la
justicia, celo por el Evangelio, fe, la confianza en la salvación y la Palabra de Dios, que es la
Espada del Espíritu. ¿Será posible que falle esta defensa?
4) La Voluntad de Dios: Esta voluntad no consiste en que le entreguemos nuestras vidas a
Satanás; todo lo contrario, Dios quiere que le busquemos de corazón para que encontremos la
salvación en Cristo, nuestra Verdad (cfr. 1 Tm 2, 4). Esa es Su voluntad, y no hay otra. Si
vamos en contra de esa voluntad, será porque queremos, porque como somos “libres”, pues
preferimos lo cómodo de caminar rodeando el Calvario, y evitamos subir al Gólgota a morir
con Jesús.
5) Vivir sin Cristo: Pactar con el demonio o con los hombres para obtener bienes efímeros se
convierte, sin duda, en un vivir sin Cristo. ¿Qué tan felices lograremos ser en la vida si Cristo
no está presente? De hecho, lo está, pero como observador, más no como Señor. Querer que
Jesús sea Señor de nuestra vida es la opción por la cual deberíamos optar, pero muchos, no
quieren.
Dejaremos por ahora hasta aquí esta reflexión. Continuaremos con estos artículos.
Bendiciones a todos en el amor de Jesús y de María.

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