Thoth y Schick Cap 2

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2 AFRICAN ORIGINS

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2 AFRICAN ORIGINS

UBA - FFyL
Materia: Prehistoria del Viejo Mundo
Cátedra: Prof. Dr. Eduardo Crivelli
Texto: Toth, Nicholas y Kathy Schick . “African Origins”. En: Scarre, Chris (ed.) The
Human Past. Cap. 2: 45-83. Indiana University
Adscripto a cargo de la traducción: Lic. Eva Amanda Calomino
Revisión: Dra. Nora Franco
Año: 2013

EL PASADO HUMANO
Capítulo 2

ORÍGENES AFRICANOS
¿Dónde comienza la historia humana? En este capítulo consideramos la evidencia
para los miembros más tempranos del linaje humano, quienes vivieron en África entre 6 y
2 millones de años atrás. Una comprensión apropiada de los homínidos más tempranos,
como se denominan, requiere tanto un conocimiento de sus restos físicos (huesos y
esqueletos fosilizados) así como el estudio arqueológico de su comportamiento basado en
la evidencia de instrumentos líticos, huesos animales, y rastros de actividad temprana.
Comenzamos con algunas observaciones generales sobre la historia de esta
búsqueda, los avances de las ideas y métodos, y los antecedentes de la emergencia del
linaje homínido, dentro del orden de los Primates que incluye nuestros familiares vivientes
más cercanos, los gorilas y los chimpancés. También se describirá el papel crucial jugado
por el cambio ambiental en el desarrollo, difusión y extinción de las diferentes especies de
homínidos, antes de pasar a los primeros miembros que utilizaron instrumentos dentro del
linaje homínido en el Este y Sur de África alrededor de 2,5 millones de años atrás.
La naturaleza fragmentaria de los restos que se conservaron hace que la
comprensión del comportamiento de estos primeros usuarios de instrumentos sea una
tarea de enormes proporciones; sin embargo una sucesión de nuevos descubrimientos y
técnicas analíticas proveen actualmente una visión sin igual del modo de vida de los
homínidos africanos tempranos (ver cuadro: Datando Homínidos Tempranos y su
Arqueología, pp. 55-56). Fueron estas iniciales etapas africanas las que allanaron el
camino para los posteriores desarrollos humanos, incluyendo la colonización de Eurasia y
la habilidad de hacer frente a un amplio rango de diversos, y a menudo hostiles,
ambientes.

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En el siglo y medio transcurrido desde los argumentos presentados por Charles


Darwin y Alfred Wallace para el origen de nuevas especies a través del proceso de
evolución por selección natural (ver más abajo), los prehistoriadores han conducido sus
trabajos de campo a lo largo del mundo buscando evidencia paleontológica (basada en
fósiles) y arqueológica (basada en artefactos) de la aparición del linaje humano. Durante
algún tiempo se creyó que la vía de la evolución humana involucró una única combinación
de rasgos que evolucionaron más o menos contemporáneamente: locomoción bípeda
(caminar sobre dos pies), confección de instrumentos líticos, y un significante incremento
en el tamaño cerebral.
Sin embargo, las últimas décadas de investigación han socavado este escenario,
produciendo evidencia de que los rasgos mencionados no evolucionaron juntos. Más bien,
sus apariciones fueron surgiendo en una secuencia de millones de años: la locomoción
bípeda precede la primera evidencia de instrumentos líticos por millones de años, y la
expansión cerebral es evidente sólo varios cientos de miles de años después de los
comienzos del uso de instrumentos líticos.
La evidencia fósil indica que los homínidos bípedos emergen en África de un
ancestro -simio- alrededor de seis millones de años atrás. Se conoce un número de
diferentes especies homínidas -posiblemente una docena- que habrían existido entre esa
fecha y 1,5 millones de años atrás; nuestro propio género, Homo (un género es un grupo
de especies estrechamente relacionadas) surge bastante recientemente, por lo menos 2
millones de años atrás. Además, el registro fósil sugiere que durante este lapso más de
una especie de homínidos coexistieron, indicando complejidad evolutiva y una posible
separación de nichos durante esta fase de nuestra evolución, con diferentes linajes
enfocados en diversos alimentos y hábitats ecológicos, antes que una línea simple de
evolución homínida. Los instrumentos líticos tallados más tempranos están datados entre
hace 2,6 y 2,5 millones de años y, por definición, anuncian el comienzo del registro
arqueológico.

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EVOLUCIÓN Y ORÍGENES HUMANOS

Ahora se encuentra bien establecido el hecho de que linajes de plantas y animales


cambian su morfología durante largos períodos de tiempo. Este fenómeno, conocido
como evolución por selección natural, fue reconocido primero a mediados del siglo XIX
por Charles Darwin y Alfred Wallace (1823-1913). El libro de Darwin, On the Origin of
Species by Means of Natural Selection (1859), marcó un hito en el pensamiento intelectual
-sin duda el libro más importante e influyente en la historia de las ciencias. El mismo
presentó un mecanismo para explicar cómo los cambios podrían ocurrir en los linajes a
través del tiempo (lo que Darwin denominó “descendencia con modificación”), y cómo
nuevas especies (poblaciones distintas de plantas o animales que pueden y se cruzan y
producen descendencia fértil) podrían emerger en la historia de la vida.

Todos los organismos producen más descendencia de la que puede ser soportada
por el ambiente, y esta descendencia tiende a mostrar un rango de rasgos físicos y
comportamentales en una sola especie. Organismos con rasgos heredados que les
permiten sobrevivir y reproducirse en una mayor proporción que otros miembros de sus
especies tienden a transmitir estos rasgos favorables en su descendencia; con el tiempo,
estos rasgos podrían volverse más comunes en una población, ya que los individuos sin
ellos tienden a morir antes de la edad reproductiva o se reproducen a un ritmo menor.
Darwin se refirió a este principio como “supervivencia de los más aptos”. Aquellos
individuos que poseen rasgos favorables (ajuste o adaptación) son “seleccionados
naturalmente” para sobrevivir y reproducirse preferencialmente, proporcionando así el
mecanismo por el cual las especies cambian, mostrando descendencia con modificación, o
evolución con el tiempo. La aptitud evolutiva es a menudo específica de ciertos ambientes
o conjuntos de ambientes; si el ambiente cambia (en término de temperatura,
precipitación, vegetación, competidores, predadores, etc.), nuevos rasgos pueden ser
seleccionados y pueden ocurrir nuevos cambios evolutivos (o extinción) en las especies.

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LÍNEA DEL TIEMPO DE LOS ORÍGENES AFRICANOS

Darwin no pudo explicar por qué existía esa variación, o cómo nuevos rasgos
(ahora llamado mutaciones) emergían en las poblaciones, pero ahora entendemos las
bases genéticas para la herencia que subyacen a los cambios evolutivos observados en las
especies. La evolución ocurre a niveles microscópicos o genotípicos, con cambios en los
genes, cromosomas o frecuencia de genes, así como a niveles macroscópicos o fenotípicos
(visibles), con cambios en rasgos tales como estructura, tamaño o pigmentación.

Modelos de Cambio Evolutivo

Diversos modelos han emergido para describir el modo y el tempo por los cuales
los cambios evolutivos ocurrieron en las especies. Un modelo que ha sido empleado por

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muchos investigadores desde la época de Darwin es a veces llamado gradualismo, en el


cual la acumulación gradual y más bien lenta y estable de cambios pequeños en un largo
período de tiempo finalmente produce cambios mayores en los descendientes de una
especie. Un modelo más reciente para el cambio de las especies, al menos para algunas
especies y en ciertos momentos, es llamado equilibrio puntuado, en el cual períodos de
evolución más rápida y dramática en períodos cortos de tiempo están separados por
períodos más largos de escaso cambio (o estasis). Este último modelo puede aplicarse a
ciertos períodos de cambio ambiental dramático, durante el cual las especies sufrieron
procesos de selección natural más significativos, seguidos por períodos de estabilidad
ambiental relativa, durante los cuales ocurrieron cambios evolutivos menos profundos.

Si bien rastrear la historia evolutiva de cualquier especie viviente atrás en el


tiempo puede generar la idea de que la misma evolucionó en una trayectoria singular o
unilineal, ese generalmente no es el caso. La selección natural puede actuar en la
variación dentro de una única especie para producir diferentes ramas evolutivas -especies
cercanamente vinculadas pero distintas, cada una de las cuales persigue su propia
dirección evolutiva. En algunos momentos en el pasado la división profunda de las
especies puede incluso haber producido “arbustos”, o complejos de especies muy
vinculadas pero distintas. El registro fósil sugiere que la mayoría de estas ramas fueron en
última instancia seleccionadas negativamente, o se extinguieron, sin dejar descendientes
que sigan evolucionando.

En ciertos momentos del pasado de varias especies podemos ver también


evidencia de una radiación adaptativa entre un conjunto de especies relacionadas, en la
cual los miembros se dispersan y generan ramas con el fin de ocupar y adaptarse a un
rango de nichos en el ambiente. De este modo, una o más especies pueden evolucionar
rápidamente hacia muchas especies relacionadas pero diversas, cada una ocupando un
nicho ecológico ligeramente diferente. Esto ha sucedido con muchos linajes en el pasado,
por lo que hablamos de una radiación adaptativa de reptiles durante el Mesozoico,
comenzando hace más de 200 millones de años atrás, y una “radiación mamífera”

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después del fin de la Era de los Reptiles hace 65 millones de años, con una “radiación de
primates” poco después.

El Registro de la Evolución Humana

El registro evolutivo humano muestra evidencia de un número de divisiones


principales en varios millones de años, algunas veces produciendo linajes múltiples de
especies vinculadas contemporáneas. Entre los primates vivientes, aparentemente el
linaje humano divergió recientemente desde los simios africanos, con nuestro último
ancestro común viviendo probablemente entre 8 y 6 millones de años atrás. Si bien los
simios africanos son nuestros parientes vivientes más cercanos hoy en día, en muchos
momentos durante algunos millones de años pasados, tuvimos parientes mucho más
cercanos, conocidos ahora sólo a partir de sus restos fósiles. En algún momento, luego de
nuestra separación de los otros simios, el linaje humano ancestral aparentemente
desarrolló la locomoción bípeda (caminar sobre dos piernas). Esta adaptación bípeda no
era exclusiva del linaje que en última instancia condujo a nosotros; había una cantidad de
especies y linajes “primos” contemporáneos, incluyendo los varios australopithecinos
robustos. Sin embargo, los descendientes de uno sólo de ellos, comprendiendo la especie
humana, sobreviven hoy.

Los patrones de comportamiento, ya sean programados genéticamente (i.e.


“instintivo”) o aprendidos, pueden también ser seleccionados. Parece cierto que en el
linaje humano dos rasgos de comportamiento importantes, el desarrollo temprano del
uso de herramientas y el desarrollo probablemente tardío de la comunicación simbólica
(el lenguaje), fueron altamente adaptativos y en última instancia seleccionados en el curso
de la evolución humana. Cualquier base genética para ayudar a mantener y promover
estos comportamientos (cerebros más grandes y más complejos, cambios en la morfología
de la mano [forma o estructura], cambio en las cuerdas vocales, etc.), habría sido
fuertemente seleccionada si brindaba una mayor posibilidad supervivencia éxito
reproductivo. Las tradiciones tecnológicas, representadas por herramientas líticas en el
registro prehistórico temprano, pueden así haber ayudado a poner en marcha una

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evolución relativamente rápida de los aspectos del cerebro y del cuerpo involucrados en el
desarrollo y mantenimiento de las tradiciones de instrumentos. Sin embargo, estas
tradiciones muestran cambios muy lentos a lo largo del tiempo en el registro arqueológico
temprano, probablemente hasta que el desarrollo suficiente de la cultura proto-humana y
de la capacidad de comunicación hayan mantenido y promovido una diversificación e
innovación más rápida en las tecnologías.

LOS ANCESTROS PRIMATES DE SIMIOS Y HUMANOS

¿Qué es un Primate?

Dentro de los mamíferos (la clase Mammalia), los humanos están clasificados junto
con los simios, monos y prosimios dentro de un orden mayor, los Primates. Actualmente
hay más de doscientas especies vivientes de primates que comparten un número de
rasgos y tendencias que revelan su origen común y raíces ancestrales compartidas. Los
Primates consisten en grandes especies tropicales y subtropicales, con un 80% de especies
viviendo en las selvas de África, América central y sur y Asia; algunos monos también se
han adaptado a los ambientes un poco más templados en Eurasia (Falk 2000). Los
humanos son la mayor excepción en este patrón de distribución, ya que nos hemos
distribuido y adaptado a casi todos los hábitats en la tierra.

La gran mayoría de los primates son arbóreos (viven en árboles), o pasan una gran
cantidad de tiempo en los árboles, buscando comida, evadiendo predadores o durmiendo;
incluso aquellos que ahora pasan poco tiempo allí, muestran una adaptación arbórea en
alguno de sus antepasados, como se evidencia por numerosas características físicas que
incluyen:

• manos y a menudo pies que son manipuladoras, hábiles, y capaces de agarrar,


usualmente con pulgares oponibles y grandes dedos de los pies;
• una tendencia observada en la mayoría de las especies primates es el reemplazo
de garras (heredadas de sus ancestros mamíferos) por uñas, por lo menos en la
mayoría de sus dígitos; algunas especies muestran una combinación de garras en

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algunos de sus dígitos y uñas en otros, una reminiscencia de esta transición


evolutiva.
Otras tendencias importantes incluyen:

• un énfasis reducido en el olfato (el sentido de oler) y un incremento en el sentido


de la vista, con visión estereoscópica y en color como modo sensitivo dominante;
• la mayoría de los primates también exhiben una locomoción que enfatiza el uso de
las extremidades traseras (en contraste con muchos otros mamíferos), y la
adopción común de una postura erecta mientras recolectan, escalan y exploran su
ambiente, si bien las extremidades delanteras pueden también jugar un
importante rol en escalar, correr, guiar el cuerpo a través de árboles y el follaje.
Tabla 1 La Escala de Tiempo Geológico y Eventos Evolutivos más Importantes
Millones de
Era Período Época
años atrás
Holoceno 0.01
Cuaternario
Pleistoceno 1.75

Primeros
Plioceno 5.3
homininos
Cenozoico Mioceno 22

Terciario Primeras formas


Oligoceno 35
simiescas
Eoceno 55

Paleoceno 65 Primeros primates


Cretácico 146
Jurásico 208 Primeros
Mesozoico
Triásico 245 mamíferos
Pérmico 290
Carbonífero 354
Devónico 417
Paleozoico
Silúrico 443
Ordovícico 490 Primeros
Cámbrico 543 vertebrados
Proterozoico 1000
Precámbrico Archeozoico 3000
Azoico 4600

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Un desarrollo muy interesante dentro de los primates es la tendencia hacia el


desarrollo evolutivo de cerebros más grandes en términos de una razón peso del cerebro
en relación al cuerpo y mayor inteligencia comparado con otros mamíferos. Esto se suma
a un patrón de incremento significativo en el tamaño del cerebro de los mamíferos por
sobre el de animales en otras clases de vertebrados. Esta es una tendencia a través del
linaje, particularmente prominente entre los simios y llevado a un extremo, por supuesto,
en los humanos modernos.

Estas tendencias emergen gradualmente a lo largo de los 65 millones de años de


evolución primate, con algunos grupos exhibiéndolos más prominentemente que otros.
Los dos subgrupos principales (subórdenes) de primates son denominados algunas veces
“lower primates” y “higher primates” (“primates inferiores” y “primates superiores”
respectivamente para la traducción). Los primates inferiores, los Prosimii, se consideran
como más próximos en su morfología y función a las especies de primates más tempranas,
y algunos de ellos incluso mantienen esas características “primitivas” como el énfasis en la
adaptación olfativa, el mantenimiento de garras en algunos dígitos y una habilidad de
agarre menos desarrollada que la observada entre los primates superiores. Ejemplos de
primates más bajos actuales incluyen a los lémures, los loris (o lorinos) y társidos.

Los primates superiores, los Anthropoidea, muestran rasgos morfológicos como el


aumento del tamaño cerebral y el desarrollo del sentido visual, los cuales surgieron
tardíamente en la evolución primate y son considerados como más alterados o
“derivados” de las características primates basales más tempranas [ver cuadro:
Clasificando a los Primates, p. 15].

Visión General de la Evolución de los Primates

Actualmente hay una considerable cantidad de evidencias fósiles acumuladas


sobre la evolución de la vida en la tierra. Al tratar con cambios evolutivos a gran escala es
necesario referirse a períodos dentro de la escala de tiempo geológico, con largos
intervalos de tiempo geológico divididos en eras, las eras en períodos y los períodos en
épocas. Cubriendo los últimos 600 millones de años aproximadamente, primero tenemos

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la era Paleozoica, durante la cual emergieron muchas formas de vida como peces,
anfibios, y reptiles; ésta fue seguida por la era Mesozoica alrededor de 245 millones de
años atrás, cuando los reptiles dominaron a los animales de la tierra; y finalmente la era
Cenozoica o actual, que comenzó hace unos 65 millones de años, cuando los mamíferos se
convirtieron en los animales dominantes de la tierra. La evolución primate primitiva se
observa en el registro fósil durante las épocas tempranas del período Cenozoico: el
Paleoceno y el Eoceno.
La principal evolución y dispersión de los primates ocurrió después del evento de
extinción en masa que tuvo lugar hace 65 millones de años, la cual en general se piensa
que fue causada por un meteorito masivo que golpeó la tierra -esto llevó al fin de la Era de
los Reptiles y al menos tres cuartos de todas las especies vivientes en ese momento,
incluyendo a los dinosaurios. Durante la subsiguiente era Cenozoica, los mamíferos
irradiaron a ambientes que los dinosaurios habían dejado vacantes, evolucionaron hacia
múltiples formas y linajes, y se adaptaron a los nichos ecológicos disponibles. Un grupo
que surgió en esta dispersión de los mamíferos, los primates primitivos, se adaptaron a
ambientes arbóreos y se alimentaron de plantas e insectos disponibles en este marco. Si
bien los miembros más tempranos no se parecían mucho a ningún grupo moderno de
primates en particular, las características dentales y esqueletarias indican su conexión
evolutiva con los primates que emergieron un poco más tarde. (Para una visión general de
la evolución primate, ver Fleagle 1998; Conroy 1990).
Entre 60 y 35 millones de años atrás, principalmente durante la época Eocena
(datada entre 55 millones y 35 millones de años atrás), emergieron primates que
muestran una afinidad mucho mayor, que algunos tipos más tempranos, con algunos de
los primates inferiores entre los grupos modernos, especialmente los lémures y társidos.
Estos primates, considerados como una irradiación prosimia temprana, emergieron y se
diversificaron en los extensos ambientes tropicales de gran parte de la tierra durante un
momento de calentamiento global particular. Los mismos muestran muchas de las
tendencias primates indicadas más arriba, como la evolución de las uñas, algún desarrollos
de manos y pies capaces de asir y el mejoramiento de la visión en detrimento del olfato.

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Como Norteamérica y Eurasia estaban aún conectadas durante gran parte de este
momento, estos primates tempranos se dispersaron a través de las masas terrestres nor-
continentales, al igual que en África, donde probablemente se originaron. Sin embargo,
están ausentes en Sudamérica, ya que este continente no se había unido aún con el
conteniente de Norteamérica. La distribución más bien restringida de los prosimios hoy en
día refleja una disminución distintiva en relación con esta fase de la evolución de los
primates, principalmente debido al encogimiento de los hábitats tropicales y subtropicales
a medida que el clima mundial se volvió más seco y frio, y por el surgimiento simultáneo
de los “primates más altos”, los antropoides. Los antropoides llegaron a ocupar nichos
diurnos (durante el día) en detrimento de los prosimios, los cuales se volvieron cada vez
más nocturnos excepto en la isla aislada de Madagascar.
Si bien el origen de los antropoides se ubica probablemente dentro de la época
Eocena, fue durante el Oligoceno (alrededor de 35 millones a 22 millones de años atrás)
que antropoides distintivos comenzaron a dejar rasgos prominentes en el registro fósil.
Mientras tanto, los prosimios comenzaron a declinar en los ambientes más secos, más
fríos y menos forestados del Eoceno tardío y el Oligoceno, y cambiaron su distribución
geográfica, desapareciendo en Europa y después en Norteamérica pero manteniendo su
presencia en el sur de Asia y África.
Rasgos de los Antropoides Tempranos. Los Antropoides tempranos muestran un número
de rasgos craneanos y dentales, como una mandíbula más profunda fusionada en la línea
media, indicando sus vínculos con los monos actuales (del Nuevo y Viejo Mundo) y simios,
más que con los prosimios más tempranos. Algunos de estos antropoides tempranos
desarrollaron un rasgo propio que los vincula con los monos del Viejo Mundo y con los
simios, distinguiéndolos de los monos del Nuevo Mundo: la formula dental de 2.1.2.3 (es
decir, contando desde atrás desde la línea media frontal de cada mandíbula, dos incisivos,
un canino, dos premolares y tres molares). Es sólo más tarde en el Oligoceno que los
monos propios del Nuevo Mundo aparecen en los depósitos en América del Sur,
aparentemente recién llegados al continente, ya sea desde África (a través de una
extensión del Océano Atlántico de más de 160 km [100 millas] en ese momento) o, tal vez,

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desde Norteamérica. Los antropoides del Oligoceno temprano, entonces, emergieron


como ancestros a todos los monos, simios y humanos. Si bien no pueden ser vinculados
definitivamente con ningún linaje entre los monos y simios, algunos de ellos, como el
Aegyptopithecus, que era aproximadamente del tamaño de un simio pequeño, puede
haber estado en la línea ancestral que habría llevado a los monos y simios del Viejo
Mundo (incluyendo los humanos) o muy cercano.

Monos y Simios del Viejo Mundo. Desde hace cerca de 20 millones de años, durante el
Mioceno, observamos evidencia fósil en África del surgimiento de distintos linajes de
monos y simios del Viejo Mundo. Los simios (u hominoides, miembros de la superfamilia
Hominoidea) dominaban durante los primeros millones años de esta radiación
antropoidea, dispersándose en principio en los ambientes forestados de África, y después
hacia Europa y Asia, y evolucionando hacia una multitud de especies en esta amplia
dispersión geográfica. Entre los numerosos hominoides del Mioceno, el Proconsul (un
simio Africano del Mioceno temprano) es un buen ejemplo de un hominoide basal
temprano, con un cráneo similar al de un simio, un cerebro aumentado y un hocico
reducido; los simios más tardíos y más evolucionados, Kenyapithecus (un simio Africano
del Mioceno Medio) y Dryopithecus (un simio Europeo), podrían ser parte de un linaje
ancestro de los grandes simios (incluyendo a los humanos); en años recientes,
Sivapithecus (un simio asiático) ha emergido como un pariente cercano o ancestro del
orangután. Un hominoide fósil encontrado en Grecia, Ouranopithecusmacedoniensis,
datado hace 8 millones de años, muestra rasgos que podrían hacerlo candidato para un
ancestro común antre los simios africanos y homínidos, o por lo menos muy vinculado a
uno de esos linajes tempranos.
Las especies de simios comenzaron a disminuir durante el Mioceno, cuando el
clima se enfriaba y los bosques declinaban, mientras los monos, los cuales habían sido
menos predominantes, se propagaron y diversificaron. Hacia el final del Mioceno,
alrededor de 5 millones de años atrás, las especies de simios eran relativamente menores
y geográficamente más restringidos que en el Mioceno temprano, una tendencia que

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continúa hasta el presente. Es desde este suministro de simios disminuido del Mioceno
tardío que los ancestros humanos primitivos habrían emergido, diversificándose de
nuestro último ancestro común con los otros simios (probablemente los chimpancés)
aparentemente en algún momento entre 8 y 6 millones de años atrás. La mayor parte de
la evidencia fósil del surgimiento del linaje humano y de los inicios del registro
arqueológico data del Plioceno, que habría comenzado alrededor de 5 millones de años
atrás, y de la época Pleistocena, o Era de Hielo, ca. 75 millones a 11.600 años atrás.

Nuestros Ancestros Simios: La Evidencia Anatómica Comparada y Genética

Al considerar los orígenes humanos, este hecho de que alrededor de hace 8 a 6


millones de años atrás compartimos un ancestro común con otros simios es muy
importante. Así, es más preciso describirnos como simios y hablar de nuestra divergencia
de otros simios, que caracterizar nuestro camino evolutivo como alguna divergencia
radical del linaje de los simios. Compartimos un ancestro común con otros simios durante
millones de años, y muchos aspectos de nuestra anatomía, composición genética y
comportamiento están enraizados en este ancestro común. Las fuertes similitudes
morfológicas entre los humanos y los grandes simios, particularmente los grandes simios
africanos (chimpancés y gorilas), han sido reconocidas y tomadas como evidencia de que
son nuestros parientes vivos más cercanos. El conocimiento actual de las enormes
similitudes genéticas entre los simios vivos corrobora esta evidencia de la anatomía
comparada, y refina más a fondo nuestra comprensión del orden y momento de la
divergencia evolutiva de los diversos linajes de simios.

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CONTROVERSIA CLAVE Clasificando a los Primates

La clasificación, tal como se la realiza actualmente, tiene como objetivo reflejar tendencias evolutivas, de modo que
dentro de cualquier conjunto, los miembros de un subgrupo están más estrechamente relacionados evolutivamente entre sí
que con respecto a los “hermanos” de otros subgrupos. Así, con los otros Primates, los dos mayores subórdenes o subgrupos
son Prosimii y Anthroipoidea, reflejando el hecho de que los prosimios (lémures, loris y társidos) comparten rasgos y una
historia evolutiva que los relaciona más cercanamente entre ellos que con los mayores subgrupos, los antropoides (monos,
simios y humanos). Los antropoides igualmente comparten un número de características y un registro evolutivo que los une
como grupo. Se realizan subdivisiones adicionales de acuerdo con los mismos principios. Un grupo de animales en cualquier
nivel de clasificación (suborden, infraorden, súper familia, familia, y así) puede ser clasificado adicionalmente en cada nivel
más bajo, por ejemplo, los prosimios en sus respectivos subgrupos para lémures, loris, etc., y subgrupos adicionales dentro de
cada uno de ellos.
Desde 1980, este sistema de clasificación -particularmente con respecto a las subdivisiones dentro de nuestra súper
familia, Hominoidea- se ha hecho bastante dinámico y fuente de gran controversia y debate. Esto se debe parcialmente a un
mayor conocimiento relacionado con la cercanía genética real de las especies y a la cantidad de tiempo transcurrida desde la
divergencia evolutiva. Como resultado, se encuentra disponible una gran cantidad de sistemas de clasificación en conflicto
para el público en general y también para los paleoantropólogos. Muchas de las diferencias entre éstos incluyen diversas
maneras en que se refleja la gran similitud genética entre humanos y nuestros parientes más cercanos, particularmente el
chimpancé y los bonobos.
En las clasificaciones tradicionales, los humanos fueron aislados en su propia familia (usualmente Hominidae, u
homínidos), los simios grandes en una familia paralela (Pongidae, o póngidos), y los simios menores (los gibones y siamangs)
en otra. Muchos investigadores sintieron que este sistema de clasificación demandó una mayor revisión para poder reflejar
adecuadamente la gran cercanía genética de los humanos con los chimpancés y los bonobos, y el carácter reciente de nuestra
divergencia evolutiva (posiblemente entre 6 y 8 millones de años atrás).
Así, han aparecido muchas clasificaciones nuevas. Muchas de estas clasificaciones disminuyen el nivel jerárquico de un
grupo humano distintivo (por ejemplo, hasta el lugar de subfamilia o tribu, en lugar del nivel de familia). Además, muchos de
ellos intentaron mostrar las afinidades de los simios de forma más real vinculando a los humanos con otros simios a niveles
inferiores a las superfamilias, por ejemplo introduciendo a humanos y algunos simios en la misma familia.
La clasificación mostrada aquí es un intento de reflejar más exactamente las relaciones evolutivas entre diferentes
simios, y expresar esto de forma más completa. Este esquema se aparta de los más usuales presentados en décadas pasadas,
ante todo bajo el nivel de superfamilia, con familia, subfamilia, y grupos de tribus ideados para reflejar la comprensión actual
de las relaciones evolutivas entre simios y humanos.
Es importante recordar que los distintos sistemas de clasificación tienen un impacto significativo en la terminología
utilizada para describir el linaje humano. En la mayoría de los sistemas tradicionales, el término “homínido” designa al linaje
humano desde su división con el resto de los simios (equivalente a una “familia” humana).
Entre los sistemas modificados de clasificación, el término “homínido” puede referirse a humanos y simios africanos,
o, como alternativa, a humanos y todo el resto de simios. En el sistema modificado aquí presentado, el término “homínido”
incluye a los simios africanos, los grandes simios asiáticos u orangutanes, y humanos dentro de una gran “familia” de simios.
Sólo al nivel de clasificación de tribu, bien abajo del nivel de familia, se distinguen al distintivo grupo humano (Homininos, de
ahí el término homíninos) de los simios africanos (los gorilas son una segunda tribu, y los chimpancé y los bonobos una tercera
tribu). Esta clasificación refleja la comprensión actual de que el carácter distintivo de los humanos y los simios no es tan
grande, y nuestra ascendencia común es mucha más reciente de lo que alguna vez se pensó.

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Tabla 2: Taxonomía Primate

Término
Orden Suborden Infraorden Superfamilia Familia Subfamilia Tribu
Común
Loris
Prosimii Lemur
Társido
Mono del
PRIMATES

Platyrrhini Nuevo
Mundo
Mono del
Viejo
Mundo
Cercopithecoidea Gibón
Antropoidea
atarrhini Hylobatidae Orangután
Ponginae Gorillini Gorila
Chimpancé
Hominoidea Panini
Homininae o Bonobo
Hominini Humano

Evidencia Anatómica. Los simios (incluyendo los humanos) se distinguen de sus parientes
vivos más cercanos, los monos del Viejo Mundo, por una cantidad de rasgos compartidos.
Algunos de ellos son rasgos “derivados” que evolucionaron en nuestro linaje común desde
nuestra divergencia evolutiva de los monos del Viejo Mundo. Entre ellos están una nariz
expandida, un paladar más ancho, la falta de cola y un cerebro más grande. Como un
grupo, los simios han seguido la tendencia evolutiva de los primates hacia un tamaño del
cerebro más grande y mayor inteligencia a un extremo. Otros rasgos morfológicos
compartidos por los humanos y los grandes simios son una articulación del hombro
relativamente móvil y muchos aspectos de nuestro torso, que son probablemente
componentes de una adaptación de colgarse y moverse en los árboles. Las manos, brazos,
piernas y pies de los humanos y de los simios muestran muchas similitudes, a pesar de
algunas grandes diferencias que emergieron desde nuestro ancestro común.
Una de las más destacadas diferencias es la locomoción bípeda humana, que
involucra numerosas transformaciones en nuestra espina, pelvis, piernas y pies. Las
diferencias posteriores que emergieron en el linaje humano en evolución incluyen dientes
más pequeños, particularmente la reducción en el tamaño de los dientes anteriores

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(caninos e incisivos), aumento en el tamaño del cuerpo y una muy significativa expansión
en el tamaño del cerebro. Otro rasgo humano importante que emergió es una mano con
manipulación fina, con un largo pulgar oponible. Además, las proporciones del cuerpo han
cambiado sustancialmente en la evolución de nuestro linaje, con el desarrollo de piernas
más largas en relación con los brazos en los humanos, mientras que los simios mantienen
brazos relativamente largos y piernas cortas.

2.1 Evidencia anatómica: las espinas y extremidades inferiores del bipedismo humano
(izquierda), caminar con nudillos del chimpancé (centro) y babuinos o mandriles cuadrúpedos
(derecha), muestran diferencias significativas en la postura para los diferentes modos de
locomoción

Evidencia Genética. Las extraordinarias similitudes entre los humanos y simios que fueron
reconocidas desde la época de Charles Darwin y del biólogo T. H. Huxley (1825-1895) han
sido actualmente corroboradas por el análisis y la cuantificación del grado de similitud
entre sus proteínas e incluso por ADN (ácido Desoxirribonucleico, una molécula que lleva
instrucciones de los padres a su descendencia). Desde finales de los años 1960, los
científicos comenzaron a investigar las diferencias proteicas entre los primates y otros
animales, si bien algo indirectamente al principio, a través de técnicas como las reacciones
antígeno- anticuerpo (probando la “distancia inmunológica”). Las mismas brindaban
resultados cuantificables indicando que los humanos poseen una similitud muy fuerte en
las proteínas con los simios africanos, una similitud un poco menor con los simios asiáticos

17
2 AFRICAN ORIGINS

y sucesivamente menor con monos del Viejo Mundo, monos del Nuevo Mundo y
prosimios.
Se hicieron intentos para cuantificar la proporción de cambio genético responsable
de las distancias inmunológicas observadas, y así estimar los momentos de divergencia
entre las especies (calibrando las unidades de distancia inmunológica con momentos
conocidos de divergencia entre grupos mayores de animales). Esto produjo un modelo de
“reloj molecular” que brindó un tiempo estimado de la divergencia entre humanos y
chimpancés que fue inesperadamente reciente, sólo alrededor de 5 a 8 millones de años
atrás. Esto fue sorprendente, ya que décadas atrás se creía que esta separación había
tenido lugar en un momento mucho más temprano, tal vez 15 a 20 millones de años atrás,
y los fósiles conocidos en ese momento eran incorrectamente percibidos como
pertenecientes a una línea humana distinta y separada (i.e. aquellos atribuidos a
Ramapithecus). Desde los años 1970 y 1980, no obstante, nuevos descubrimientos de
fósiles han reivindicado las interpretaciones de la evidencia molecular y han corroborado
la conclusión de que nuestro último ancestro común con los simios es relativamente
reciente, posiblemente entre 6 y 8 millones de años atrás, como ya había sido notado.
Desde los años 1980, otros estudios han visto aún más detalladamente las
similitudes y diferencias biológicas moleculares entre primates, con resultados similares a
aquellos obtenidos en estudios inmunológicos tempranos. Estos estudios han conllevado
el examen de secuencias de aminoácidos de proteínas específicas, la investigación de
secuencias nucleótidos en moléculas de ADN y estudios de hibridación de ADN que han
detectado generalmente similitudes y diferencias entre moléculas de ADN de diferentes
especies. Todas estas pruebas moleculares indican una similitud genética y proteínica
extremadamente cercana entre humanos y simios, particularmente chimpancés y
bonobos o mandriles. La mayoría de los exámenes indican que el ADN humano difiere del
de los chimpancés por sólo aproximadamente 1,5%. En escala microscópica también hay
una remarcable similitud cromosómica entre humanos y chimpancés en términos de
números (23 cromosomas en humanos, 24 en grandes simios, con el cromosoma humano

18
2 AFRICAN ORIGINS

número 2 probablemente como el resultado de la fusión de dos cromosomas heredados


de un ancestro humano- chimpancé), así como su aspecto y bandas.
Considerados juntos, los resultados de estos diversos estudios convergen
básicamente en la misma secuencia de ramificación en la evolución homínida, con los
gibones ramificándose primero del resto de los simios, seguidos por el orangután y,
mucho después, el gorila. Es ahora evidente que la divergencia chimpancé -humano es la
más reciente. Los resultados de la distancia genética resulta se conforman muy bien con el
sistema de clasificación sugerido aquí [ver cuadro: Clasificando los Primates],
considerando a los humanos difiriendo genéticamente de los chimpancé por un 1,5%, el
gorila en aproximadamente 2%, el orangután en un 3%, el gibón en un 4%, los monos del
Viejo Mundo en un 6%, monos del Nuevo Mundo en un 12%, y los prosimios por encima
del 20%. Aquellos relacionados cercanamente -los que se separaron de la rama de nuestra
línea más recientemente- se clasifican junto con nosotros en un nivel más bajo de
clasificación que los familiares que se separaron mucho antes de nuestra línea ancestral.

2.2 Un diagrama evolutivo


simplificado de ramificación
de los primates: mostrando el
orden de divergencia para los
grupos en el orden de los
primates (dispuestos a lo
largo de la escala superior,
con una escala temporal en
millones de años a la
izquierda). Algunas de las
formas fósiles se muestran
localizadas en puntos a lo
largo de esas ramas. Note
que la rama más recientes en
este diagrama se encuentra
entre los chimpancé y los
humanos, reflejando nuestra
relación evolutiva muy
cercana con los mismos, al
igual que se observa en las
comparaciones de ADN.

19
2 AFRICAN ORIGINS

MÉTODO CLAVE Reconstruyendo Paleoambientes

Se puede emplear un amplio rango de tipos de evidencia prehistórica con el objetivo de reconstruir paleoambientes.
Estos incluyen:
Química de isótopos de Oxígeno en Núcleos Marinos Profundos
Durante períodos más cálidos, al derretirse el hielo polar y los glaciares, el nivel del mar aumenta produciendo un
mayor porcentaje del isótopo 16O de oxígeno. Durante períodos más fríos, gran parte del agua oceánica se encierra en bloques
de hielo y glaciares, almacenando grandes cantidades de un 16O más liviano, y creando océanos con altos porcentajes de 18O
más pesado. Estos períodos de condiciones globales más cálidas y más frías se reflejan en cambios en la razón entre los
isótopos de oxígeno 16O y 18O encontrados en los caparazones de foraminíferos microscópicos, un tipo de protozoo sin
caparazón.
Los núcleos extraídos del fondo del mar contienen numerosas capas que se acumulan a lo largo de muchos milenios
que pueden fecharse utilizando varios métodos. Examinando la química de los foraminíferos encontrados dentro de las capas
de los núcleos de aguas profundas, se puede proporcionar información acerca de las etapas glaciares e interglaciares
remontándonos decenas de millones de años atrás.
Polvo Terrestre en Núcleos Marinos Profundos
El polvo eólico (producto del viento), asociado con la erosión del viento durante tiempos áridos en núcleos de aguas
profundas, ha sido medido y se ha mostrado que existió en grandes concentraciones en ciertos tiempos, notablemente hace
2.8, 1.7 y 1 millón de años atrás.
Isótopos de Carbono en Carbonatos del Suelo
La razón del isótopo de carbono 12C y el 13C en carbonatos de suelo puede indicar la relación entre plantas C3 (árboles
primordialmente, arbustos, montanos o pastos que viven en ambiente de montaña) y plantas C4 (principalmente pastos de
zonas calurosas), y así proporcionar una importante pista sobre la presencia de ambientes más cerrados o más abiertos.
Isótopos de Carbono en Huesos y Dientes
Como con los carbonatos de suelo, los isótopos de carbono en animales herbívoros pueden dar una indicación acerca
de la cantidad relativa de alimentos de plantas C3 a C4 en sus dietas, y así la probable presencia de ambiente cerrados o
abiertos en donde viven (este método también es utilizado para analizar la dieta, como se discute más abajo).
Otras Evidencias Geológicas
El estudio de la estratigrafía (capas superpuestas de depósitos naturales o culturales) y la geomorfología (formaciones
terrestres) puede, a veces, indicar el ambiente en el que la depositación de la tierra prehistórica tuvo lugar, como por ejemplo
planicie de inundación de ríos, canal de río, pendiente coluvial (el suelo del cual se ha lavado hasta su base), delta, margen de
lago, lago, etc. La lava y la tefra (desechos expulsados por un volcán) pueden indicar actividad volcánica y proporcionar
muestras para la datación radiométrica. Algunos minerales, especialmente evaporitas y zeolitas, pueden indicar condiciones
áridas, alcalinas.
Evidencia Paleobotánica
El polen fósil, las semillas, la madera, las hojas, los fitolitos (partículas de sílice que sobreviven de la célula de la planta)
y otras estructuras de la planta pueden proporcionar una evidencia importante de los tipos de comunidades vegetales que
estaban presentes en un determinado hábitat prehistórico, y si el paleoambiente era más abierto o cerrado, o dominado por
pastizales, bosques o praderas.
Restos Fósiles de Animales
En muchos entornos africanos la mayoría de los restos de fauna tienden a ser mamíferos, pero también pueden incluir
pájaros, reptiles, anfibios, moluscos e insectos. Sobre la base de análogos de animales modernos, así como la evidencia
isotópica de dientes y huesos, es también posible inferir hábitats asociados (abiertos contra cerrados, húmedos contra secos,
cálidos contra fríos, etc.).

20
2 AFRICAN ORIGINS

LOS ANTECEDENTES AMBIENTALES

Hay evidencia creciente de que los cambios en el clima de la tierra han tenido
profundos efectos en las masas terrestres de África, alterando la temperatura, pluviosidad
y, en consecuencia, la flora y la fauna. Algunos de estos cambios mayores también
parecen estar relacionados con modificaciones importantes en la evolución humana. Si
bien existe el peligro de convertirse en determinista al tratar de correlacionar estas
cuestiones con los cambios ambientales, tales correlaciones evolutivas que pueden
documentarse en el registro prehistórico son, no obstante, interesantes y merecen una
mayor investigación [ver cuadro: Reconstruyendo Paleoambientes].
Los cambios globales en el clima influyeron fuertemente en el continente africano
y sus medioambientes durante el tiempo de la evolución de los simios africanos y la
emergencia y evolución de los homínidos bípedos. Además, la cadena montañosa del Rift
africano, creado por la elevación tectónica causada por movimientos de las placas
terrestres, dio lugar a una sombra de lluvia en gran parte del este africano, conduciendo
gradualmente a ambientes más abiertos y secos, particularmente luego de mediados del
Mioceno, alrededor de 14 millones de años atrás. Esta tendencia ambiental continuó,
aparentemente también como parte de la tendencia global hacia condiciones más frías y
secas, que finalmente condujo a períodos glaciares fríos interrumpidos con numerosos
períodos interglaciares más cálidos.
Este patrón de condiciones climáticas oscilantes repetitivas y los cambios asociados
en comunidades de plantas y animales, fue el medio ambiental en el cual nuestros
ancestros proto-humanos evolucionaron y deben haber tenido un profundo efecto en el
curso de la evolución de los simios y, en el linaje humano (deMenocal y Bloemendal 1995).

21
2 AFRICAN ORIGINS

2.3 Mapa de África: muestra la mayoría de los sitios


fósiles y arqueológicos en las áreas del este del Valle
del Rift, en el sur y en el norte de África.

Cambio Climático y Evolución Homínida Temprana

En instancias tempranas de la evolución de los simios africanos, a comienzos del


Mioceno (alrededor de 22 millones de años atrás), el continente africano era muy
diferente de como es actualmente. Exhuberantes bosques tropicales cubrían gran parte
de la masa terrestre en el África tropical y subtropical, y el Desierto de Sahara aún no se
había desarrollado. Como ya se ha mencionado, al comenzar a expandirse los hábitats más
abiertos y secos a mediados del Mioceno, la abundancia de los simios que han florecido y
se han diversificado en condiciones boscosas más húmedas disminuyó dramáticamente.

22
2 AFRICAN ORIGINS

Por otro lado los monos se adaptaron bien a condiciones más secas; se dispersaron de
manera importante en estos nuevos hábitats, y evolucionaron en varias especies.
Al menos tres períodos importantes de cambio climático pueden ser
correlacionados con estadios tempranos de cambio evolutivo homínido:
• 10-5 millones de años atrás. Durante este período la tierra experimentó otra fase
más de enfriamiento y sequedad, a lo largo de la cual se produjo el esparcimiento
de pastizales (y animales de pastoreo) en varias áreas. Dentro de este período de
cambio ambiental emergieron los primeros homininos bípedos, evolucionando de
algunos de los últimos ancestros comunes de los simios y humanos africanos
(presuntamente cuadrúpedos -caminando en cuatro patas-, y predominantemente
arbóreos). El registro fósil en África es bastante escaso para este período, pero
parece que durante 6 millones de años los homininos bípedos con cerebros
pequeños estuvieron presentes en lo que ahora se conoce como Chad y Kenia (ver
tabla 3, pp. 62ff.). Éste también fue un tiempo de radiación de un número de otros
grupos faunísticos africanos, incluyendo los bóvidos (bueyes o vacas).
• 3-2 millones de años atrás. En este período, durante el Plioceno (el cual comienza
alrededor de 5 millones de años atrás), otra tendencia general hacia un
enfriamiento y sequedad (con varias oscilaciones) generó la construcción de
mantos de hielo en el Ártico y Antártico y un incremento total de la aridez en
África. Así como la crónica de los dentalmente menos robustos, Australopithecinos
“gráciles” (A. afarensis, A. africanus, y, luego A. garhi), este período también
documenta la emergencia de los Australopithecinos “robustos” (Australopithecus -
o Paranthropus- aethiopicus), y seguidamente Australopithecus boisei y A. robustus
y los miembros más tempranos del género Homo (Homo habilis y sus precursores
inmediatos) (Ver más abajo para una discusión sobre estas especies.) Es en este
momento en el que encontramos los instrumentos líticos reconocibles más
tempranos, marcando el comienzo del registro arqueológico.
• Aproximadamente 1,7 millones de años atrás. Durante el Pleistoceno (o Edad de
Hielo, comenzando ca. 1,75 millones de años atrás) ocurrió otro gran cambio hacia

23
2 AFRICAN ORIGINS

la sequía, habitats más abiertos con pastizales C4 (ver cuadro Reconstruyendo


Paleoambientes, p. 20) extendiéndose a través de la mayor parte del este de
África. Fue aproximadamente en este tiempo cuando apareció el Homo erectus (las
primeras formas africanas que son a menudo, como en este caso, asignadas a
Homo ergaster) y, poco después, los primeras industrias Achelenses (hachas de
mano y cuchillos), que se discuten en el próximo capítulo. También aparece
alrededor de este tiempo o poco después la evidencia más temprana de homininos
fuera de África (por ejemplo en Dmanisi en la República de Giorgia, Mojokerto en
Java y Ubeidiya en Israel: ver Capítulo 3).

EL SURGIMIENTO DE LOS HOMININOS MÁS TEMPRANOS

Se ha descubierto un registro fósil muy rico que documenta la presencia de los


homininos más tempranos en el continente africano, con, quizás, una docena de especies
homininas identificadas como existentes hacia los 1,5 millones de años atrás (ver Tabla 3).
Los fósiles hallados estuvieron concentrados inicialmente en el sur de África, y en años
más recientes se han producido descubrimientos significativos en el este de África e
incluso más lejos, en África Central y en el Sahara [2.3]. Nuevos descubrimientos han
expandido la profundidad temporal del linaje hominino, hasta quizás tanto como unos 6
millones de años. (Para ver un estado de la cuestión sobre el registro paleontológico
humano, ver Day 1986; Bilsborough 1992; Campbell y Loy 1996; Johanson y Edgar 1996;
Klein 2009; Delson et al. 2000).
La identificación de los homininos tempranos que se ramificaron a partir del último
ancestro común de los humanos y simios africanos se encuentra basada usualmente en
uno de dos criterios: (1) evidencia postcraneal de bipedismo (se refiere al esqueleto por
debajo del cráneo); ó (2) características dentales derivadas que son compartidas con
homininos posteriores pero no con los simios. Antes de los 4 millones de años atrás hay
evidencia tentadora de este estadio temprano de la evolución proto-humana por el

24
2 AFRICAN ORIGINS

descubrimiento de fósiles de los pre-Australopithecus (“Hombre mono del Sur”) en el este


de África y en el Sahara.
Los hallazgos fósiles de Chad, Sahelanthropus tchadensis, incluyen un cráneo casi
completo datado entre 7 y 6 millones de años atrás, así como también fragmentos de
mandíbulas inferiores y algunos dientes. Esta especie muestra algunas características
asociadas con homininos posteriores más que con simios, tales como caninos
relativamente pequeños, molares con esmalte grueso, y marcados arcos superciliares,
pero también otros rasgos primitivos, tales como cráneos relativamente pequeños y
robustos, indicando un tamaño cerebral similar al de los simios (aproximadamente 350
cc). Sahelanthropus tchadensis ha sido considerado por algunos como un hominino
temprano, mientras otros creen que el mismo debe representar un linaje precedente a la
separación entre la línea humana y la del chimpancé. En Kenia, restos fósiles de un brazo,
huesos del muslo así como dientes y fragmentos de mandíbula datados en 6 millones de
años se han denominado Orrorin tugenensis. Los dientes muestran algunas similitudes con
Sahelanthropus y homininos posteriores, como en el grueso esmalte, pero también
algunas diferencias, como en los caninos muy grandes similares a los de los simios.
Considerando el fémur, se ha sugerido que Orrorin tugenensis representaría una forma
temprana de posición erguida al caminar, aunque también ciertos rasgos de la parte
superior del cuerpo indicarían algún grado de adaptación arbórea. Algunos han sugerido
que esta forma es parte de la línea ancestral del linaje humano, mientras otros lo
presentan como una variante hominina durante este período y no necesariamente un
ancestro directo de los australopithecinos y otros homininos posteriores.
Entre 6 y 4 millones de años atrás, han sido halladas nuevas formas fósiles que han
sido designadas como homininos tempranos (ya que muestran un número de rasgos
homininos aun cuando continúan conservando algunas características simiescas) en el
este de África y en la región del Awash medio en Etiopía. Éstas están representadas por
una especie más temprana, Ardipithecus kadabba, entre aproximadamente 5,8 y 5,2
millones de años, y una forma posterior, posiblemente descendientes del anterior,
Ardipithecus ramidus, datado en alrededor de 4,4 millones de años atrás. Los fósiles más

25
2 AFRICAN ORIGINS

tempranos encontrados de A. kadabba han sido originalmente considerados como una


subespecie de A. ramidus, pero fósiles subsecuentes, mayoritariamente dientes, muestran
suficientes diferencias con el A. ramidus, por lo cual ha sido considerado como una
especie propia. La evidencia de los dientes de A. kadabba avalan su inclusión en el linaje
hominino, pero también indican una condición de alguna manera intermedia entre los
simios y los homininos posteriores. Se ha sugerido que A. kadabba representaría una
especie que emergió poco después de la separación entre los chimpancés y los linajes
humanos.
Ardipithecus ramidus muestra muchas similitudes en los dientes con A. kadabba,
ya que también exhiben pequeños molares y premolares. En varios aspectos estas
especies parecen intermedias entre simios y australopithecinos más tardíos, de modo que
su designación inicial como una especie de Australopithecus fue revisada para otorgarle
un género propio. Por ejemplo, el tamaño relativo de los dientes frontales (caninos e
incisivos) en relación con el de los molares es más grande, y los molares son más
pequeños y alargados que en los australopithecinos más tardíos. El espesor del esmalte y
el tamaño de los incisivos son intermedios entre los de los simios y los homínidos más
tardíos, pero los caninos son más pequeños que aquellos vistos en simios y no muestran
las facetas de uso vistas en A. kadabba. Se ha señalado también que los huesos del cráneo
indican una posición más adelantada del foramen magnum que en los simios, sugiriendo
posición bípeda, y futuros informes detallados sobre hallazgos postcraneales podrían
proveer evidencia substancial en cuanto a si esta especie presenta o no locomoción
bípeda.

Los Australopithecinos

El registro fósil hominino se encuentra mucho mejor representado a partir de los 4


millones de años atrás aproximadamente, con la aparición de los australopithecinos
tempranos. Un número de especies australopithecinas surgen luego en los consiguientes 3
millones de años atrás, con fósiles atribuidos al género Homo apareciendo bastante

26
2 AFRICAN ORIGINS

tardíamente en el escenario africano, alrededor de 2 millones de años atrás o un poco


más tempranamente.
Estos homininos tempranos australopithecinos, ambos encontrados en el este de
África, en Kenia y Etiopía, incluyen A. anamensis, datado desde los 4,2 a los 3,9 millones
de años, y A. afarensis, tales como “Lucy” [2.4] datada desde los 3,7 a los 3,0 millones de
años. La más temprana de estas especies australopithecinas, A. anamensis, conserva un
número de rasgos similares a los simios en el cráneo y los dientes, aunque sus caninos son
menos parecidos a los de los simios que en el caso del Ardipithecus kadabbba, el esmalte
de los dientes es más grueso y los molares más anchos. El A. anamensis muestra muchas
similitudes con la siguiente especie: A. afarensis, aunque hay algunas diferencias en las
características específicas de los dientes. Ambas especies son generalmente reconocidas
como bípedas, aunque con piernas más cortas y brazos más largos que los humanos
modernos, el tamaño cerebral similar al de los simios, con un capacidad craneana de 375-
500 cm3 en el caso de los A. afarensis (el promedio para los humanos modernos es de
alrededor de 1.350 cm3 y de alrededor de 450 cm3 para los chimpancé y los gorilas), y
cráneos con caras prognatas, y dentición grande (incisivos y caninos) [ver cuadro: Hadar y
Laetoli]. El dimorfismo sexual (diferencia en el tamaño entre hembras y machos de una
especie) era pronunciado, el tamaño corporal masculino es aproximadamente el doble del
tamaño femenino (los machos de los A. afarensis medían quizás 1,5 m (5 ft) de alto y
pesaban alrededor de 45 kg (100 lb), mientras que las hembras medían 1 m (3,3 ft) de alto
y pesaban alrededor de 30 kg (65 lb)). Algunos paleoantropólogos sugieren que los brazos
relativamente largos y las falanges curvadas (dedos) indica que estas criaturas todavía
pasaban mucho de su tiempo en los árboles. Sin embargo, otros investigadores refutan
esta interpretación, y ven en estos fósiles una profunda relación anatómica con el
bipedismo en características tales como pelvis corta y ancha, un fémur (hueso del muslo)
con un largo cuello, la unión de la rodilla en ángulo y pies arqueados. No hay evidencia
definitiva para la creación de artefactos durante esta temprana etapa de la evolución
humana; es posible que la cultura material de estos bípedos tempranos fuera de un tipo
comparable al asociado con los chimpancés modernos. Así, el bipedismo aparece en el

27
2 AFRICAN ORIGINS

registro homínino antes del incremento en el tamaño del cerebro o la evidencia de


instrumentos.
Otros hallazgos homininos tempranos correspondientes a este período incluyen al
Kenyanthropus platyops de Kenia, que se estima tiene entre 3,5 y 3,2 millones de años
atrás, y está representado por un cráneo fósil con rostro plano -que está fuertemente
aplastado y distorsionado. Ha sido asignado a un género y especie separado de otros
australopithecinos, aunque también se ha sugerido que puede tratarse de una variante
del A. afarensis.
Entre 3 y 1,8 millones de años atrás, durante el Plio-Pleistoceno (Plioceno tardío y
Pleistoceno temprano, alrededor de 3 a 1 millón de años atrás), ocurrieron dos nuevas
trayectorias en la evolución homínida junto con la continuación de las formas gráciles de
Australopithecus -Australopithecus africanus en el sur de África y A. garhi en el este de
África. El primero involucra la aparición de los así denominados Australopithecinos
“robustos” -A. aethiopicus y A. boisei en el este de África, y A. robustus en el sur de África-
algunas veces denominados como Paranthropus [2.5]. Estos exhiben una modesta
expansión del cerebro -con una capacidad craneana en el rango de 400 a 550 cm3-, y el
desarrollo de mandíbulas masivas y muelas para moler el alimento. Una cresta sagital –un
reborde de hueso que corre a lo largo de la parte superior del cráneo- para adherir
músculos fuertes para masticar, en el caso de los adultos machos. Esta tendencia está bien
establecida hacia al menos 2,5 millones de años atrás, cuando fueron encontrados los
primeros instrumentos líticos, estableciendo el primer registro arqueológico conocido. Los
australopithecinos robustos se extinguieron alrededor de un millón de años atrás.

2.4 “Lucy”: este esqueleto parcial, descubierto en 1970 en Hadar, Etiopía,


representa un cuerpo relativamente pequeño de un Australopithecus afarensis
hembra de hace 3,2 millones de años atrás que muestra la adaptación a la
locomoción bípeda.

2.5 Australopithecus gráciles y


robustos: cráneos de
Australopithecus robustus
(izquierda) y Australopithecus
africanus (derecha) de las cuevas
del Transvaal del sur de África de
Swartkrans y Sterkfontein
respectivamente. 28
2 AFRICAN ORIGINS

El Surgimiento de Homo

El segundo desarrollo importante en este momento es la aparición de formas


tempranas del género Homo entre 2 y 1,8-1,7 millones de años atrás, probablemente
evolucionando de uno de los australopithecinos no robustos, quizás A. garhi (ver más
abajo). Estas formas tempranas fueron Homo rudolfensis, H. habilis, y H. ergaster (el
último, considerado por algunos como una forma temprana del Homo erectus, se discute
de forma más completa en el siguiente capítulo). Cerebros más grandes -la capacidad
craneana del Homo habilis ronda entre los 510 y los 687 cm3- y usualmente mandíbulas y
dientes más pequeños caracterizan a estas tempranas formas de Homo y definen la
especie, aunque el H. rudolfensis todavía retiene molares y premolares grandes como los
de los australophitecinos. La arquitectura general de los cráneos de algunas de estas
formas cerebrales grandes parecen presagiar varias características craneales humanas
modernas. La Tabla 3 detalla las especies que son provisionalmente reconocidas en
Paleoantropología y resume sus principales apariciones y características.

29
2 AFRICAN ORIGINS

SITIOS CLAVE Hadar y Laetoli: “Lucy”, la “Primer Familia” y Pisadas Fósiles

Entre 3 y 4 millones de años atrás, el este de África vio la aparición de un australopithecino que antecedía al
Australopithecus africanus. Esta especie, llamada Australopithecus afarensis (ya que fue hallada en la región Afar en Etiopía),
está bien representada en diferentes sitios, en particular en Hadar en el Valle del Rift de Etiopía y Laetoli, cerca de 50
kilómetros (30 millas) al sur de la garganta principal de Olduvai en Tanzania.
Comenzando en la década de 1970, el Proyecto Hadar, originalmente liderado por Maurice Taieb, Donald Johanson y
Yves Coppens, ha producido una rica colección de descubrimientos fósiles de homínidos en varias localidades que datan de
este período (Johanson y Edey, 1981). Estos hallazgos incluyen una articulación de la rodilla de un único individuo en una
localidad; en otra localidad, un esqueleto parcial de I-m (3.3-ft) de alto, femenino, conocido como "Lucy" [ver 2.4], el
espectacular hallazgo de restos de al menos 13 individuos adultos y juveniles en otra localidad, y, en una más, un cráneo
masculino casi completo.
El célebre esqueleto de Lucy está completo en un 60%, con partes del cuerpo que incluyen fragmentos craneales, una
mandíbula con dientes, vértebras, costillas, escápula parcial (omóplato), húmeros, radios y ulnas (huesos del brazo), una
pelvis, fémur, tibia, peroné (huesos de la pierna), y algunos huesos de manos y pies. Este descubrimiento, junto con los de la
articulación de la rodilla, fueron fundamentales para retroceder la antigüedad del bipedismo.
La riqueza de los especímenes fósiles de A. afarensis, y la gran variedad dentro de la colección de fósiles de la Primer
Familia, le ha dado también a los antropólogos una mejor apreciación del rango de variabilidad y dimorfismo sexual de esta
especie.
Pisadas en el Tiempo

El área de Laetoli, la cual se exploró por primera vez en la década de 1930, y fue investigada por un grupo liderado por
Mary Leakey en 1970, ha dado un número de fósiles de A. afarensis, incluyendo el holotipo (muestra tipo) de mandíbula de
esta especie. Estas datan de entre 3.7 y 3.5 millones de años atrás.
Se realizó un asombroso descubrimiento aquí en la década de 1970, el cual consiste en una capa de ceniza volcánica, o
toba, que preservó un conjunto de pisadas de animales, incluyendo las de mamíferos, pájaros e insectos (Leakey y Harris,
1987). La química distintiva de la toba (altamente alcalina, esencialmente caliza volcánica) significó que, luego de
humedecerse brevemente con lluvia, se solidificó adquiriendo una consistencia semejante a la del concreto, que preservó las
huellas de los animales que han caminado a través de esta superficie.
Las pisadas registran las huellas de animales desde el tamaño de insectos a elefantes, incluyendo el famoso conjunto
de pisadas de tres homininos bípedos que caminaron en la misma dirección. Estas pisadas de homínidos se han convertido en
un ícono de investigación paleoantropológica, y siguen siendo uno de los descubrimientos más destacados e inesperados de
las décadas recientes. La fauna de Laetoli, con animales de pastoreo bien representados, y las pisadas mostrando rastros de
animales lineares e ininterrumpidos sugieren, sugieren ambientes de pastos abiertos, posiblemente con bosques en galería a
lo largo de canales de arroyos.

30
2 AFRICAN ORIGINS

31
2 AFRICAN ORIGINS

2.9 Cráneos de los ancestros


humanos: (de izquierda a derecha)
Adapis (similar al lémur datado en
50 millones de años
aproximadamente); Proconsul
(primate de 23-15 mya);
Australopithecus africanus (3-2
mya); Homo habilis (1,9-1,6 mya);
Homo erectus (antes de 1-0,5 mya);
un humano moderno (Homo
sapiens) de Qafzeh, Israel con
92.000 años de antigüedad; y un
humano de Cro-magnon (francés)
de alrededor de 22.000 años de
antigüedad.

2.8 Filogenia hominina: este


árbol muestra una
interpretación dela filogenia
hominina para los pasados 6
millones de años atrás. Se
indican las principales
especies fósiles, con sus
posibles relaciones evolutivas
(las relaciones más
especulativas se muestran con
un “?”). Hacia la derecha se
muestran los principales
estadios de la Edad de Piedra.

Para recapitular, los primeros homininos bípedos [2.10] aparecen en el registro fósil
hace 6 millones de años atrás. Durante el Plio-Pleistoceno, una bifurcación importante en el
linaje hominino condujo a los australopithecinos robustos como una de las ramas evolutivas, o
clado, y al género Homo como la otra. Además del bipedismo, otros rasgos homininos que
emergieron incluyeron piernas más largas, brazos más cortos, mayor destreza en las manos,
con un pulgar más largo, caninos e incisivos reducidos (en el Homo temprano, molares y
premolares reducidos), y una expansión cerebral, de nuevo especialmente en el Homo
temprano. 31
2 AFRICAN ORIGINS

En el linaje Homo el tamaño del cuerpo tiende a incrementar y el dimorfismo


sexual parece disminuir a través del tiempo.

2.10 Locomoción bípeda: comparación de los esqueletos y estatura de


“Lucy” y un humano moderno, mostrando la locomoción bípeda en cada
uno, pero con diferencia substancial en el tamaño corporal y
proporciones de las extremidades.

LOS PRIMEROS INSTRUMENTOS LÍTICOS Y EL OLDUVAIENSE


Los primeros objetos reconocibles modificados por los homininos -otro paso
significativo en la historia humana- fueron encontrados aproximadamente hace 2,5
millones de años en la forma de artefactos líticos tallados y golpeados provenientes del
valle del Awash Medio en Etiopía. La mayoría de los antropólogos asume que antes estos
homininos podrían haber producido y empleado tecnologías simples que tendrían poca
visibilidad en los depósitos antiguos, ya sea hechos en materiales orgánicos perecederos,
o con modificaciones tan pequeñas que serían irreconocibles como artefactos. Los usos de
cultura material por chimpancés salvajes en el este y oeste de África (e.g. ramas y tallos de
hierbas recortadas para obtener termitas y hormigas, percutores de rocas y maderas y
yunques para romper nueces de dura cáscara, fajos de hojas masticadas para obtener
agua o para la limpieza) dan algunas posibles pistas acerca de tales tecnologías
rudimentarias (Goodall 1986; McGrew 1992).
Los sitios arqueológicos más tempranos hallados han sido asignados a la industria
Olduvaiense, término acuñado por Louis Leakey (1903-1972) y Mary Leakey (1913-1996),

32
2 AFRICAN ORIGINS

basados en su trabajo en la Garganta de Olduvai en Tanzania [ver cuadro: Garganta de


Olduvai, p. 42]. (Para una revisión del Olduvaiense, ver Leakey 1971; Toth 1985; Toth y
Schick 1986, 2006; Isaac 1989; Harris y Capaldo 1993; Schick y Toth 1993, 2001; Klein
2009). El Olduvaiense está caracterizado por formas de núcleo simple (una pieza de roca a
partir de la cual se desprenden lascas), creados a partir de guijarros moldeados por el río o
a partir de bloques angulares de rocas; las lascas angulares de bloques agudos y
fragmentos desprendidos de aquellos núcleos (debitage); percutores frecuentemente
golpeados; y ocasionalmente piezas retocadas (usualmente lascas, los filos de las cuales
fueron modificados a través de pequeños golpes para remodelar o hacer más agudo el
filo) [2.11, 2.12].
Mary Leakey agrupó los núcleos y algunas rocas golpeadas en la categoría de
“heavy-duty tools” (“instrumentos para tareas pesadas”) y la mayoría de las formas
retocadas en “light-duty tools” (“instrumentos de función livianas”). Su tipología (Leakey
1971), la cual es usualmente empleada o adaptada de alguna manera por la mayoría de
los investigadores, se muestra en la Tabla 4.
En la Garganta de Olduvai, Mary Leakey ha distinguido entre la Industria
Olduvaiense dominada por choppers y la industria Olduvaiense Desarrollado,
caracterizado por más elementos retocados como raederas y perforadores, mayores
porcentajes de esferoides y subesferoides, y, en algunos sitios, pequeños números de
bifaces pobremente manufacturados o hachas de mano. La mayoría de los arqueólogos
ahora agrupan el Olduvaiense y el Olduvaiense Desarrollado dentro del “complejo
industrial Olduvaiense” (Isaac 1976), pero con posterioridad a ca. 1,5 millones de años se
sabe que estos sitios son contemporáneos con las hachas de mano y “cleavers”
Achelenses, por lo que algunas autoridades se refieren al mismo como una variante del
Achelense Temprano. En este capítulo, el término “Olduvaiense” se refiere al complejo
industrial Olduvaiense a menos que se indique lo contrario.

Tecnología

33
2 AFRICAN ORIGINS

La experimentación ha mostrado que muchos de los artefactos que caracterizan a


la industria Olduvaiense pueden ser explicados como estrategias de talla de “mínimo
esfuerzo”, reduciendo la roca para producir lascas con bordes agudos cortantes y núcleos
que podrían haber sido usados para la percusión o el corte con golpes duros y pesados.
Mucha de la variación vista en el Olduvaiense puede ser probablemente explicada por
diferencias en la naturaleza de las materias primas disponibles en los diferentes sitios (el
tamaño, forma, y calidad de talla de las rocas usadas para instrumentos), así como
también la cantidad de reducción (i.e. cuánto han sido tallados los núcleos). Las lascas
retocadas, sin embargo, sugieren una modificación intencional para reactivar o dar forma
a los bordes.
Algunos prehistoriadores han intentado inferir capacidades cognitivas y
tecnológicas relativamente sofisticadas para los homininos del Olduvaiense,
argumentando sobre la existencia de estrategias complejas de reducción, preparación de
las plataformas de los núcleos (formatizando cuidadosamente los bordes de los núcleos
para continuar la remoción de lascas), y la remoción de formas predeterminadas de lascas
en la manufactura de los artefactos líticos. Sin embargo estos argumentos no son
convincentes. Claramente los homininos que poseían la industria Olduvaiense fueron muy
buenos en obtener mediante golpes lascas utilizables a partir de núcleos, pero la
experimentación indica que estos patrones tecnológicos pueden aparecer
accidentalmente y simplemente a través de una reducción más pesada de los núcleos sin
un plan elaborado o estrategias de reducción sofisticadas en el proceso de manufactura.
En algunos sitios, notablemente en Swartkrans y Sterkfontein en el sur de África,
huesos y fragmentos de núcleos de cuernos pulidos y con estrías asociados con artefactos
Olduvaienses han sido interpretados como implementos para cavar (Brain 1981).
Evidentemente, mucha de la cultura material de los homininos tempranos podría haber
sido hecha de materiales orgánicos y perecederos como madera, corteza, y cuernos, o
podrían haber hecho uso de materiales no modificados, que habrían dejado poco o ningún
rastro visible en el registro arqueológico para ser identificados como instrumentos.

34
2 AFRICAN ORIGINS

Tabla 3 Homininos Tempranos


Rango temporal
Especies Sitios clave Fósiles clave
(millones de años atrás)
TM 266-01-060-1 (cráneo)
TM 266-02-154-1 (frag. de mandíbula)
Sahelanthropus tchadensis 7-6 Toros-Menalla, Chad

BAR 1215´00, BAR 1003´00, BAR 1002´00


Formación Lukeino, (fémures proximales); BAR 1000a´00, BAR
Orrorin tugenensis Aproximadamente 6
Baringo Basin, Kenia 1000b´00 (fragmentos mandibulares); BAR
1004´00 (húmero distal)
ALA-VP-2/10 (mandíbula parcial con dientes
Ardipithecus kadabba 5.8-5.2 Awash Medio, Etiopía asociados), ALA-VP-2/101 (húmero y cúbito),
y Gona, Etiopía ASK-VP-3/78 (húmero), AME-VP-1/71 (falanges
del pie)
Ardipithecus ramidus 4.5-4.3 Aramis, Awash Medio: ARA-VP-1-29 (fragmento
mandibular); Aramis (esqueleto parcial);
Awash Medio (Margen
Margen Oeste, Awash Medio: ALA-VP-2/10
Oeste y Aramis),
(maxilar parcial), ASK-VP-3/78 (húmero distal),
Etiopía; Gona, Etiopía
ALA-VP-2/101 (diáfisis de húmero y cúbito
proximal)
Australopithecus anamensis 4.2-3.9 Kanapoi y Allia Bay, Kanapoi:KNM-KP 229281(maxilar), KNM-KP
Kenia 29283 (mandíbula), KNM-KP29285 (tibia)
Australopithecus afarensis 3.7-3 Hadar: AL 444 (cráneo adulto), AL 288
(esqueleto “Lucy”), AL 333 (“First Family”), AL-
129-1A -1B (articulación de la rodilla); Laetoli:
Hadar y Dikika Etiopía; LH-4 (mandíbula), pisadas de 3 individuos;
Laetoli, Tanzania Dikika: DIK-1-1 (“Dikika child”, cráneo juvenil y
esqueleto parcial)

Australopithecus garhi 2.5 Miembro Hata de la


Formación Bouri,
Awash Medio, Etiopía;
Bouri, Awash Medio: BOU-VP-12/130 (restos
posiblemente dientes
del cráneo con dentición)
aislados del Miembro
D y E del Valle de
Omo, Etiopía
Australopithecus africanus 3-2

Taung, Sterkfontein, Taung: Taung “child” (cráneo juvenil y


Makapansgat, y mandíbula); Sterkfontein: STS 5 (cráneo), STW
posiblemente 505 (cráneo), STS 71 (cráneo y mandíbula), STS
Gladysvale en Sur de 14 (esqueleto parcial);STS 52 (cráneo parcial y
África mandíbula); Makapansgat: MLD 37/38 (cráneo)

35
2 AFRICAN ORIGINS

Capacidad cranena Morfología Arqueología asociada y otras notas


Cráneo tamaño pequeño, similar a los simios, grandes
Estimado entre 320- arcos superciliares, caninos pequeños, esmalte dental
380 cm3 (un de espesor medio, posición anterior del foramen Ninguna
especimen) magnum, bajos grados de prognatismo facial; no datos
postcraneales
Dientes relativamente pequeños con esmalte grueso;
postcráneo consistente con bipedismo
Desconocida Ninguna

Dentición similar a los simios con ciertos rasgos


homininos derivados como la falta del complejo
Desconocida perfeccionamiento de premolar-canino plenamente Ninguna
funcional, la morfología del dedo del pie sugiere
bipedismo
Grandes caninos, esmalte dental relativamente fino;
Desconocida esqueleto parcial no ha sido descripto aún Ninguna

Desconocido Adaptación bípeda, molares grandes, esmalte grueso,


Ninguna
gran dimorfismo sexual
Adaptación bípeda, prognatismo, arcos superciliares
Algunos paleoantropólogos han sugerido que otras
grandes, cresta sagital en varones, cerebro tamaño similar
especies homininas fueron contemporáneas con A.
al de los simios, dentición primitiva, arco dental en forma de
afarensis, incluyendo un fragmento de mandíbula de
U, incisivos y caninos grandes, esmalte grueso y molares
3 Chad llamado A. bahrelghazali, y cráneo distorsionado
375-500 cm grandes, falanges curvadas, pelvis ancha y corta,
y altamente fragmentado de Kenia denominado
proporciones de las extremidades relativamente similares a
Kenyanthropus platyops. En cuanto a si estos
la de los simios (brazos largos en relación con las piernas),
especímenes en realidad están fuera del rango de A.
hembras posiblemente medían 1 m (3.3 ft) y alrededor de
afarensis requerirá grandes muestreos de estas
30 kg (65 lb), machos quizás 1.5 m (5 ft) y cerca de 45 kg,
localidades.
alto grado de dimorfismo sexual.
Huesos con marcas de corte en Bouri, Awash Medio,
Etiopía: no se han hallado aquí instrumentos líticos in
ca. 450 cm3 Prognatismo en rostro, grandes dientes anteriores y
situ, pero sí en Gona, Etiopía (ca. 80 Km o 50 millas al
molares, esmalte grueso, largos brazos y piernas.
norte) en sedimentos aproximadamente
contemporáneos.

Prognatismo en rostro, no cresta sagital, arco dental


parabólico, relativamente pequeños caninos pero
grandes incisivos, relativamente grandes premolares y
Ninguna en depósitos de breccia del Sur de África,
400-500 cm3 molares, largas piernas y cortos brazos en
pero A. africanus es contemporáneo con sitios
comparación con los humanos modernos, pelvis corta
Olduvaienses tempranos en el Este de África.
y ancha, hembras miden 1.2 m de altura (3.8 ft) y
pesan 30 kg (65 lb), machos miden 1.4 m (4.5 ft) y
pesan 40 kg (90 lb).

36
2 AFRICAN ORIGINS

Tabla 3 Homininos Tempranos


Rango temporal
Especies Sitios clave Fósiles clave
(millones de años atrás)
Australopithecus (Paranthropus) 2.8-2.2 Turkana Oeste, Kenia
aethiopicus (Miembro Lokalalei de
la formación Nachukui);
Turkana Oeste: KNM-WT 17000 (cráneo);
Omo, Etiopía
Omo: Omo 18-1967-18 (mandíbula parcial)
(Formación Shungura
Miembros C a G)

Australopithecus (Paranthropus) 2.3-1.4 Garganta de Olduvai y


boisei Peninj, Tanzania; Olduvai: OH5 (cráneo); Turkana Este:
Turkana este, Turkana KNM-ER 406 (cráneo masculino), KNM-ER 732
Oeste, y Chesowanja, (cráneo femenino); Peninj: mandíbula;
Kenia; Omo y Konso Konso Gardula: cráneo parcial y
Gardula, Etiopia; mandíbula; Malema: RC 911
Malema, Malawi
Australopithecus (Paranthropus) 1.8 a quizás 1 Swartkrans, Kromdraai,
robustus y Drimolen en el Sur de Kromdraai: TM 1517 (cráneo y mandíbula);
África; posiblemente Swartkrans: SK 48, SK 46, y SK 79 (cráneo), SK
también Miembro 5 de 876, SK 23, SK 6, y SK 12 (mandíbulas);
Sterkfontein Drimolen DNH 7 (cráneo)

Homo sp. Indet. (posiblemente Baringo (Formación


2.4-2.3 Baringo: KNM-BC-1 fragmento temporal;
Homo temprano, especie Chemeron). Kenia;
Hadar: AL-666-1 (maxilar)
indeterminada) Hadar, Etiopía
Homo habilis 1.9-1.6 Olduvai: OH 7 (cráneo parcial y mandíbula),
Garganta de Olduvai, OH 24 (cráneo), OH 13 (cráneo parcial,
Tanzania; Turkana Este, maxilar, mandíbula), OH 8 (pies), OH 62
Kenia; Sterkfontein, (esqueleto parcial); Turkana Este: KNM-ER
Sudáfrica 1813 y KNM-ER 1805 (cráneo); Sterkfontein
STW-53 (cráneo)
Homo rudolfensis 2.3 (?)-1.8

Turkana Este, Kenia; Turkana Este: KNM-ER 1470, KNM-ER 1590,


Uraha (Chiwondo), KNM-ER 3732, y KNM-ER 1802 (mandíbula);
Malawi Uraha: UR 501 (mandíbula)

37
2 AFRICAN ORIGINS

Capacidad cranena Morfología Arqueología asociada y otras notas


Contemporáneos con sitios Olduvaienses en los
Miembros F y G de Shungura, Valle de Omo (ca.
3 Cerebros pequeños, cresta sagital en machos,
410 cm (un 2.3 millones de años atrás) y sitios tempranos en
prognatismo y rostro ancho, grandes molares, esmalte
especimen) Gona, Etiopía
dental de espesor muy grueso

Incisivos y caninos pequeños, molares y premolares


masivos, molares con esmalte denso, arco dental
Contemporáneos con industrias Olduvaienses y
parabólico, cresta sagital en machos, rostro ancho y
Achelenses tempranas. Junto con el Homo habilis,
500-550 cm3 cóncavo, pelvis corta y ancha, dimorfismo sexual:
en relación directa con artefactos Olduvaienses
hembras miden 1.2 m (4 ft) y 36 kg de peso (80 lb),
en el sitio FLK Zinj, Garganta de Olduvai
machos 1.4 m (4.6 ft) de alto y 45 a 80 kg de peso (100
a 175 lb)
Hallado en los depósitos de cueva en asociación
Rostro ancho, cóncavo, y plano; cresta sagital en
con artefactos líticos Olduvaienses en Swartkrans
machos; arco dental parabólico; incisivos y caninos
50-550 cm3 y Sterkfontein. En Swartkrans, estos fósiles
pequeños; molares y premolares grandes; pelvis corta
hominino están también asociados con
y ancha; hembras aprox. 1 m de alto (3.5 ft) y 32 Kg de
fragmentos óseos pulidos interpretados por
peso (70 lb), machos 1.3 m (4.3 ft) y 40 kg (90 lb)
algunos como instrumentos cavadores
Restos fragmentarios que sugieren premolares y
Desconocida molares reducidos en relación con los de los Artefactos Olduvaienses de Hadar, Localidad 666
australopithecinos
Cerebro más grande que en los australopithecinos,
prognatismo y arcos superciliares moderados, sin
cresta sagital, dentición más reducida en relación con
Contemporáneo con las industrias del
500-650 cm3 la de los australopithecinos, proporcionalmente brazos
Olduvaiense y el Olduvaiense Desarrollado, en la
largos y piernas cortas en comparación con los
Garganta de Olduvai, Este Turkana y Sterkfontein
humanos modernos, hembras quizás medían 1 m de
alto (3.3 ft) y pesaban 30 kg (70 lb), y los machos 1.2 m
(4 ft) y 36 kg (80 lb)
Cerebro significativamente más grande que en los
australopithecinos, gran maxilar, grandes molares y
premolares, rostro plano, ausencia de arcos
En el Este de Turkana, contemporáneo con las
600-800 cm3 superciliares y cresta sagital, medían
industrias Olduvaienses ca. 1.8 millones de años
aproximadamente 1.5 m de alto (5 ft), las hembras
atrás
pesaban 50 kg (110 lb), los machos 60 kg (130 lb)

38
2 AFRICAN ORIGINS

Tabla 4 Principales Tipos de Artefactos Olduvaienses


1 Instrumentos heavy-duty (mayores de 5 cm [2 in] de dimensión máxima)
a Choppers: núcleos con un borde tallado en parte de su circunferencia
b Discoides: núcleos con un borde tallado alrededor de la mayor parte o la totalidad de su
circunferencia
c Poliédros: núcleos altamente reducidos con tres o más bordes
d Raederas heavy-duty: núcleos gruesos con una superficie plana y ángulos abruptos
e Esferoides y subesferoides: rocas esféricas, usualmente talladas y altamente golpeadas
f Proto-bifaces: artefactos intermedios entre un chopper y un hacha de mano (también llamada
“biface”, un guijarro plano lascado sobre ambas superficies para producir un borde agudo
alrededor de la periferia entera; ver Capítulo 3)

2 Instrumentos light-duty (máxima dimensión menor a 5 cm [2 in])


a Raederas: lascas que han sido retocadas a lo largo del lado o en su terminación
b Punzones: lascas que han sido retocadas para obtener una forma puntiaguda
c Outils écaillés (“scaled tools”): núcleos delgados o piezas retocadas con lascas desprendidas
de bordes opuestos; alguna de estas formas podrían ser núcleos bipolares, lascados entre un
percutor y un yunque.
d Lascas con bordes recortados: lascas con retoque más casual e irregular
e Buriles: formas raras con una lasca desprendida a lo largo del borde

3 Artefactos utilizados
a Yunques: rocas que muestran pequeños hoyos en sus centros, sugiriendo su uso como
yunques utilizados en la manufactura de instrumentos líticos
b Percutores: cantos o trozos de rocas que muestran golpes en superficies particulares,
sugiriendo su uso como percutores en la manufactura de instrumentos líticos
c Cantos utilizados, nódulos y bloques: piezas que muestran algún astillado o embotamiento de
bordes
d Lascas heavy-duty y light-duty: lascas mostrando algún astillado o embotamiento de bordes
4 Debitage: lascas enteras y fragmentos no modificados

5 Manuports: rocas no modificadas fuera de su contexto geológico, las cuales fueron


posiblemente transportadas al sitio por los homininos

39
2 AFRICAN ORIGINS

2.11. Artefactos Olduvaienses: un rango


de formas del este de Turkana (Koobi
Fora), Kenia.

¿Quién Hizo los Instrumentos Olduvaienses?

La industria Olduvaiense es conocida desde aproximadamente los 2,5 millones de


años atrás en adelante; alrededor de 1,5 millones de años atrás, en esta tecnología lítica
simple comienzan a aumentar los grandes instrumentos, hachas de mano, cleavers, y
picos. Entre hace 2,5 y 1,5 millones de años, un número de especies homininas (quizás
ocho) se encuentran en África, incluyendo los australopithecinos “robustos” con grandes
molares así como formas más “gráciles”, y Homo habilis, H. rudolfensis, y H. ergaster/
erectus. ¿Cuál de éstos hizo los tempranos instrumentos líticos?
Experimentos con simios modernos sugieren que éstos poseen la capacidad
cognitiva y biomecánica para lascar rocas y usar instrumentos líticos (ver cuadro: ¿Simios
Modernos como Fabricantes de Instrumentos Olduvaienses?, p. 47) y es probable que
homininos bípedos tempranos hayan tenido al menos la misma habilidad. Es posible que
todas estas especies prehistóricas hayan utilizado la tecnología en diferentes grados,
algunos (o quizás todos) con tecnologías de rocas talladas [Tabla 5].

40
2 AFRICAN ORIGINS

El registro hominino fósil en esta región para este período crucial que ocupa entre
2,5 y 2 millones de años es muy escaso y la mayoría de cráneos, mandíbulas, y dientes
aislados que han sido hallados fueron asignados a australopithecinos robustos, es decir la
más temprana, posiblemente ancestral, especie Australopithecus (Paranthropus)
aethiopicus, y al posterior, posiblemente un descendiente, Australopithecus
(Paranthropus) boisei. Estas dos especies comparten muchos rasgos, siendo lo más
notables son: un cerebro relativamente pequeño, una pronunciada cresta sagital
(prominencia de hueso) extendiéndose a lo largo de la línea media superior del cráneo,
mandíbulas masivas y grandes dientes para mascar (especialmente los molares y
premolares). Las especies más “gráciles”, denominadas Australopithecus africanus, de
dentición más pequeña, son conocidas por los hallazgos de tres cuevas en el sur de África
datadas entre 3 y 2,2 millones de años atrás, pero no hay en estos depósitos artefactos
líticos asociados con los fósiles homínidos.

41
2 AFRICAN ORIGINS

SITIO CLAVE Garganta de Olduvai: el Gran Cañón de la Prehistoria

La Garganta de Olduvai, un corte de 100-m (300-ft) de profundidad, y 50-km (31-mile) de largo en la planicie Serengeti
en el norte de Tanzania, es uno de los sitios prehistóricos más famosos del mundo, y lo más cercano que tenemos a una
máquina del tiempo que nos lleva hacia atrás a los pasados 2 millones de años para documentar la evolución biológica y
tecnológica del linaje humano en su entorno ambiental. En este lugar, uno puede literalmente caminar a través de la
prehistoria profunda, con capa sobre capa de sedimentos antiguos documentando una secuencia sin paralelo -de ambientes
antiguos, comunidades animales, tecnologías líticas, y a los homininos prehistóricos durante los períodos más tempranos de la
Edad de Piedra (y también momentos más tardíos).
Esta impresionante garganta fue primero descripta por el entomólogo Wilhelm Kattwinkel, quien estaba persiguiendo
mariposas a lo largo de Seregenti en 1911 cuando, en medio de la búsqueda de un especimen especialmente interesante,
estuvo a punto de caer en ella. El prehistoriador alemán Hans Reck dirigió expediciones aquí a comienzos de 1913, y a partir
de sus muchos años de trabajo de campo en Olduvai (el sitio tipo de la industria Olduvainese), Louis y Mary Leakey han
ganado reputación internacional y un nivel de celebridad.
Los Leakey fueron capaces de establecer una secuencia prehistórica con control cronológico que comienza en el nivel
más bajo, Bed I, cerca de los 1,85 millones de años atrás, con sitios Olduvaienses y fósiles homininos que incluyeron los
especímenes tipo de: Homo habilis y Australopithecus boisei (originalmente llamado Zinjanthropus) (Leakey 1971; 1975).
Descubrimientos
El sitio Zinjanthropus (FLK ZINJ) es uno de los más ricos yacimientos Olduvaienses alguna vez excavados, conteniendo
más de 2000 artefactos líticos y más de 3500 especímenes óseos de animales, con más de 1000 de los huesos identificables a
nivel de taxón (unidad de clasificación zoológica, tal como especie, género o familia) o partes del cuerpo; más del 90% de
éstos corresponden a grandes mamíferos. Bed II comienza cerca de 1,7 millones de años atrás y contiene sitios Olduvaienses,
algunos de los cuales tienen relativamente altas proporciones de piezas retocadas y esferoides –que Mary Leakey llamó
Olduvaiense Desarrollado, con la implicancia de que se trata de un refinamiento de las tecnologías Olduvaienses de Bed I.
Alrededor de 1,4 millones de años atrás aproximadamente, aparecen las primeras industrias Achelenses,
caracterizadas por hachas de mano, picos y cleavers. En Bed II también se han hallado fósiles de Homo ergaster/erectus
(Capítulo 3). Beds III y IV, y las suprayacentes Beds Masek, han brindado un número de sitios Achelenses y Olduvaiense
Desarrollado, y las beds más altas, Ndutu y Naisiusu, contienen sitios de la Edad de Piedra Media (“Middle Stone Age”) y
Tardía (“Later Stone Age”).

El Lugar de Olduvai en la Historia


La Garganta de Olduvai tiene un lugar especial en la historia de la paleoantropología, ya que estableció una secuencia
larga de evolución biológica y cultural en el este de África; también instauró una seria de estándares para las diversas
evidencias que podían ser recolectadas y el rango de investigaciones multidisciplinarias que podrían ser provechosamente
enfocadas en ese rico registro paleoantropológico.
Un rango de investigaciones se han llevado a cabo en la Garganta de Olduvai, enfocándose en: la geología, entornos
paleoambiental, datos geocronológicas (usando los métodos: potasio-argón, punto de fisión, paleomagnetismo, correlación
de tobas y bioestratigráficos -ver cuadro: Datando Homínidos Tempranos y su Arqueología, pp.55-56), su registro
arqueológico de cambio tecnológico, arqueología del paisaje, registro paleontológico y sus fósiles homínidos.
Es también una importante atracción turística para el gobierno de Tanzania, de hecho fue declarado por la UNESCO
Patrimonio de la Humanidad, con el desarrollo de un museo de sitio y tours hacia muchos los sitios prehistóricos famosos de
la Garganta. A su vez, representa no solo uno de los sitios principales para investigaciones primarias acerca de los orígenes
humanos, sino también es un importante destino para la arqueología pública y la educación en la prehistoria humana.

42
2 AFRICAN ORIGINS

2.12 Réplicas de artefactos Olduvaienses: en sentido de las agujas


del reloj desde arriba a la izquierda, percutor, chopper unifacial,
chopper bifacial, poliedro, raedera heavy-duty, discoide, 6 lascas,
raedera light-duty.

2.13 Réplicas de artefactos Achelenses: en sentido de las agujas del


reloj desde arriba a la izquierda, hacha de mano ovalada, hacha de
mano en punta, cleaver, pico, 3 lascas, raedera light-duty, esferoide.

2.14 El sitio FLK Zinj en la


Garganta de Olduvai, datado
en 1.8 millones de años atrás
aproximadamente.

43
2 AFRICAN ORIGINS

2.15, 2.16 Herramientas


Olduvaienses: ejemplos de
artefactos Olduvaienses
(arriba) y un diagrama que
muestra el método de
manufactura de un chopper
bifacial Olduvaiense usando
un percutor.

Tabla 5 Especies Homininas y su Asociación con el Olduvaiense


Millones de años atrás Especies Asociación arqueológica

3.5-2.5 Australopithecus afarensis Ninguna


Australopithecus africanus
Australopithecus africanus
2.5-2.2 Australopithecus aethiopicus* Olduvaiense
Australopithecus garhi*
Homo Temprano sp. Indet.*
Homo habilis*
2.2-1.8 Homo rudolfensis* Olduvaiense
Australopithecus boisei*
Australopithecus robustus*
Homo habilis*
1.8-1.5 Homo ergaster/erectus* Olduvaiense y Achelense
Australopithecus boisei*
Australopithecus robustus*
*Homininos directamente asociados con instrumentos líticos y/o huesos con marcas de
corte en un sitio prehistórico, o contemporáneos con estratos cercanos que contienen
artefactos.

44
2 AFRICAN ORIGINS

Desde finales de la década de 1960 ha habido también cierta evidencia,


particularmente en la forma de dientes aislados de localidades como la Formación
Shungura en el Valle Omo, Etiopía, de una forma con dentición pequeña que vivió
contemporáneamente en la región con los australopithecinos robustos.
Desafortunadamente no se conoce para esta forma grácil, un cráneo bastante completo
con la caja cranena, rostro y dentición. Todo esto cambió en el otoño de 1997, cuando el
equipo de investigación del Awash Medio hizo un nuevo descubrimiento importante en el
Rift de Afar en Etiopía (ver cuadro: ¡Sorpresa!: Australopithecus garhi ¿El Primer
Fabricador de Instrumentos Líticos?, p. 49-50).
Este fósil, identificado como una nueva especie, Australopithecus garhi, mostraba
características sorprendentemente primitivas, como una caja craneana pequeña (ca. 450
cm3), parte inferior del rostro proyectado (prognatismo), y dentición relativamente
grande. Muchos paleoantropólogos consideran a esta especie como probablemente
hacedora de las herramientas tempranas del Olduvaiense y un ancestro potencial del
género Homo. Fósiles de huesos de grande animales hallados cerca de los restos
homininos han demostrado marcas de corte y golpes producidos por instrumentos líticos
-evidencia de procesamiento. No se hallaron herramientas líticas cercanas a los fósiles
homininos, pero los instrumentos más tempranos conocidos, en la forma de lascas y
guijarros, provienen de las cercana Gona y datan también hace 2,5 millones de años atrás.
Aunque no es posible excluir a los australopithecinos robustos como posibles hacedores
del Olduvaiense, y aunque quizás haya habido otras especies fósiles de 2,5 millones de
años en el Este de África aún no descubiertas, este hallazgo muestra que allí había al
menos dos formas existentes en el Este de África en el momento de los instrumentos
líticos más tempranos.
El género Homo está caracterizado por un tamaño cerebral absoluto más grande y
por una proporción cerebro -cuerpo mayor que la de los australopithecinos; también
exhibe una reducción en el tamaño de las mandíbulas y molares. Para muchos
paleoantropólogos, estos dos cambios podrían considerarse como una consecuencia
lógica de que los homininos se hayan convertido en más tecnológicos, reemplazando

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2 AFRICAN ORIGINS

lentamente su biología por instrumentos, y expandiendo y ampliando su dieta para incluir


alimentos de alta calidad procurados y procesados con el uso de instrumentos. Los
australopithecinos robustos obtuvieron un ligero aumento del tamaño del cerebro a
través del tiempo, pero mantuvieron mandíbulas y molares masivos, extinguiéndose
alrededor de un millón de años atrás.
Algunos antropólogos, como Randall Sussman (1994), han sugerido que en el
Olduvaiense temprano los instrumentos líticos podrían haber sido manufacturados
principalmente por los australopithecinos robustos. Ellos están directamente asociados
con artefactos líticos tempranos en el este y sur de África (como también lo está el Homo
temprano), y los huesos de la mano de la cueva Swartkrans en África del sur exhiben
rasgos, tales como falanges distales anchas (los huesos de las puntas de los dedos) más
que puntiagudas y un pulgar con marcas fuertes para la inserción del músculo flexor largo
del pulgar, más similar al de los humanos modernos que al de los australopithecinos
tempranos. Los críticos señalan que estos huesos de la mano no pueden ser asignados con
confianza a una especie hominina, y cuestionan si las características anatómicas
observadas son en realidad evidencia del uso habitual de instrumentos.
De todos modos, el período Olduvaiense estableció los cimientos biológicos y de
comportamiento críticos para la posterior aparición del Homo ergaster, H. erectus, y el
complejo industrial Achelense (Clark et al. 1966), el cual se caracteriza por grandes hachas
de mano, picos y cleavers, Como se discute en el próximo capítulo, los desarrollos
Achelenses emergen entre 1,7 y 1,5 millones de años atrás, que se cree fue también
aproximadamente el momento en que los homininos se movieron fuera de África y hacia
Eurasia.

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2 AFRICAN ORIGINS

CONTROVERSIA CLAVE ¿Simios Modernos como Fabricantes de Instrumentos Olduvaienses?

En el pasado medio siglo de detallados estudios sobre el comportamiento de los simios y su adaptación al medio
silvestre, han sido documentados un rango de comportamientos de fabricación y utilización de instrumentos, pero no ha
habido una sola observación de talla intencional de rocas para producir filos cortantes o implementos de percusión en
chimpancés, bonobos, gorilas u orangutanes. Los instrumentos Olduvaienses exhiben un nivel tecnológico no visto en simios
modernos en sus entornos naturales. Esto puede deberse a una falta de necesidad de tener instrumentos cortantes para su
aprovisionamiento y estrategias de procesamiento de alimentos dentro de sus respectivas adaptaciones.
Ha sido un tema de debate si los simios modernos podrían producir tecnología Olduvaiense en un entorno
experimental si tuvieran el incentivo apropiado. Algunos antropólogos, como Thomas Wynn y William McGrew han sugerido
que hay una pequeña -si es que hay alguna- diferencia en la complejidad cognitiva de los chimpancés y los homininos
Olduvaienses (Wynn y McGrew 1989). Otros, incluyendo los autores de este capítulo, han sugerido que podrían haber
diferencias significativas cognitivas y biomecánicas entre los homininos Olduvaienses y los simios modernos.
Experimentos con Bonobos
A comienzos de 1990, Nicholas Toth y Kathy Schick tuvieron la oportunidad de investigar esta cuestión en algún
detalle en un ambiente experimental. Ellos habían colaborado con psicólogos cognitivos en el Centro de Investigaciones
Lingüísticas en Atlanta, Georgia, particularmente con Sue Savage-Rumbaugh y Duane Rumbaugh, quienes habían trabajado
con bonobos (o “chimpancés pigmeos”), enseñándoles a hacer y usar instrumentos líticos.
Dos sujetos bien conocidos por sus capacidades comunicativas -Kanzi, un gran macho, y su media hermana,
Panbanisha- han sido el foco de estos estudios de larga duración. Toth y Schick han mostrado a los simios cómo tallar rocas y
producir lascas con filos agudos -para actividades de corte, tales como cortar e una soga para abrir una caja, o cortar una
cabeza de tambor para obtener el alimento deseado. Kanzi y Panbanisha han estado extremadamente orientados en sus
metas en estos experimentos, y altamente motivados para producir herramientas efectivas para poder obtener acceso a
alimento, de la misma manera en que los fabricantes de herramienta tempranos tuvieron fuertes incentivos para hacer
instrumentos para utilizar en la obtención de alimento.
Después de un período de prueba y error, estos simios han adquirieron las habilidades básicas para fracturar rocas, y
aún mostrando algunas innovaciones interesantes por cuenta propia: en una instancia, Kanzi aprendió a arrojar un canto
contra un piso duro o contra otras rocas y producir lascas agudas para usar como instrumentos cortantes.
Sin embargo, a pesar de los grandes avances que se han mostrado, después de más de una década de experimentos
aún quedan interesantes diferencias con los fabricantes del Olduvaiense (Toth et al. 1993, 2006; Schick et al. 1999). Es claro
que los bonobos pueden, en ocasiones, tallar rocas y producir núcleos y lascas que se parecen a los del Olduvaiense,
incluyendo choppers unifaciales y bifaciales y lascas ocasionales de 15 cm (6 in) de dimensión mayor. Sin embargo, los análisis
detallados han demostrado que los instrumentos tempranos Olduvaienses de Gona (Etiopía) son más similares a los artefactos
líticos tallados producidos por los humanos modernos que por los bonobos, sugiriendo que los fabricantes de instrumentos
líticos Olduvaienses tempranos (quizás Australopithecus garhi) fueron sorprendentemente habilidosos en su capacidad para la
reducción eficiente de guijarros de lava y para producir lascas y fragmentos agudos.
Esto probablemente implica que esas criaturas tenían mejores habilidades biomecánicas y cognitivas que los
modernos simios africanos, así como también una tradición bien desarrollada de fabricación de instrumentos líticos. No sería
sorprendente que los futuros descubrimientos de sitios arqueológicos aún más tempranos algún día puedan hacer retroceder
las fechas de las tecnologías de roca tallada varios cientos de miles de años, tal vez hasta cerca de 3 millones de años atrás.

2.17 Kanzi, un bonobo fabricante de instrumentos (“chimpancé


pigmeo” o Pan paniscus) ha aprendido a tallar y usar instrumentos
líticos para obtener acceso al alimento en un entorno
experimental.

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2 AFRICAN ORIGINS

La Naturaleza de los Sitios

Los sitios arqueológicos durante el Olduvaiense (ver cuadro: Una visión Regional de
los Principales Sitios Olduvaienses, pp. 51-54) tienden a ser relativamente pequeños y de
baja densidad, con artefactos líticos y (cuando lo permite la preservación), restos fósiles
de animales. La mayoría de los sitios se hallan en ambientes sedimentarios que incluyen
planicies de inundación de ríos y canales, márgenes de lagos, deltas de los ríos, y -en
África del sur- rellenos de cuevas kársticas (limolita). El rango de ambientes abarca desde
bosques cerrados, a menudo a lo largo de los cursos de agua, hasta praderas más abiertas
o arboladas. En algunos sitios, cantidades sustanciales de huesos fósiles están asociados
con artefactos Olduvaienses, brindando evidencia valiosa sobre el contexto ambiental de
estos sitios, así como información sobre la posible obtención y procesamiento de carcasas
de animales por los antiguos homininos. En general, las materias primas para la
manufactura de instrumentos líticos fueron transportadas por cortas distancias,
generalmente menos de unos pocos kilómetros.
Ha habido un considerable debate sobre cómo se formaron las acumulaciones
prehistóricas de rocas talladas y golpeadas y huesos fósiles. Algunos arqueólogos,
particularmente Mary Leaky y Glynn Isaac, han sugerido que estos sitios fueron
“campamentos base”, similares a los campamentos de los modernos cazadores-
recolectores (Leakey 1971; Isaac 1978). Isaac (1984) más tarde utilizó un término más
neutral “lugar central de forrajeo” para describir cómo estas concentraciones podrían
haberse formado, con los homininos partiendo en viajes de forrajeo y retornando a estos
sitios para el procesamiento y consumo de alimento. Lewis Binford (1981) sugirió que
estos sitios eran simplemente las sobras de los carnívoros que fueron carroñadas por los
homininos tempranos, principalmente a través del procesamiento de la médula. Richard
Potts (1988) sostuvo que las concentraciones en la Garganta de Olduvai eran “escondrijos
de rocas”, adonde los homininos creaban almacenamientos de materia prima lítica en
áreas en las que no ocurría naturalmente, y en proximidades de las áreas en las que
podrían haber forrajeado. Robert Blumenschine (1987) postuló que estos sitios eran áreas

48
2 AFRICAN ORIGINS

a las que los homininos llevaban partes de cuerpos carroñadas de las matanzas de los
carnívoros y subsecuentemente las procesaban. (Se discute con mayor detalle más abajo
la cuestión acerca de la caza o carroñeo durante este período).
Es probable que estos sitios Olduvaiense se hayan formado a través de más de un
modo de comportamiento. Como Kathy Schick (1987) ha señalado, los sitios más grandes
podrían representar “lugares favorecidos”, a los que las rocas y los huesos fueron
transportados a un área con ciertos amenities, como sombra, protección, agua, carcasas
animales u otros recursos. En este modelo, la roca puede haber sido transportada
alrededor de modo característico por los homininos para su uso potencial, y los sitios se
desarrollaron adonde las “importaciones” de roca excedían de manera significativa la
siguiente “exportación” cuando dejaban el sitio, posiblemente porque se le daba mayor
prioridad al transporte de alimentos.

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2 AFRICAN ORIGINS

DESCUBRIMIENTO CLAVE ¡Sorpresa! Australopithecus garhi: ¿Los Primeros Realizadores de Instrumentos Líticos?

El intervalo temporal comprendido entre 3 y 2 millones de años atrás es uno de los períodos más fascinantes en el
estudio de la evolución humana. Ocurrió una fase principal de enfriamiento y desecación en la historia de la tierra y un tiempo
de cambio faunístico importante en el continente africano, con muchas especies mamíferas extinguiéndose y otras
evolucionando en nuevas especies. También documenta el surgimiento de dos linajes homininos: los australopithecinos
“robustos” (a veces llamados paranthropinos) y el género de gran tamaño cerebral Homo. Y fue testigo de la aparición de las
primeras herramientas líticas conocidas.
Los artefactos líticos tallados más tempranos están con seguridad datados entre 2,6 y 2,5 millones de años atrás en
Gona, en la Depresión de Afar (Etiopía). Hasta ahora no se han encontrado restos homininos de este período en Gona, y sólo
una forma definitivamente hominina, el robusto Australopithecus (Paranthropus) aethiopicus, es conocida en el Valle de Omo
al sur de Etiopía y al oeste de Turkana en el norte de Kenia. También se cree que data de este período al Australopithecus
africanus en el sur de África, pero nunca se han encontrado artefactos líticos en depósitos que contienen homínidos fósiles.
Por otra parte, dientes aislados del Omo indicaron que había al menos otro contemporáneo “no robusto” en el este
de África, que había sido asignado usualmente a “Homo temprano” para distinguirlo del linaje de los australopithecinos
robustos. Esto ha sugerido que había al menos dos homininos diferentes viviendo al mismo tiempo en el este de África, siendo
el “Homo temprano” el mejor candidato como ancestro del linaje que lleva a los humanos modernos.
La Sorpresa
Alrededor de 96 km (60 millas) al sur de Gona está el área de estudio del Awash Medio (también en la Depresión de
Afar, en Etiopía), una de las áreas de estudio paleoantropológicas más importantes en el mundo. El proyecto de investigación
está dirigido por el Dr. Tim White de la Universidad de California, Berkeley, y el Dr. Berhane Asfaw del Servicio de
Investigaciones en el Valle del Rift (Rift Valley Research Service).
La península de Bouri contiene depósitos prehistóricos que representan los márgenes de un ambiente lagunar poco
profundo de aguas dulces, que se encuentran radiométricamente datados en 2,5 millones de años. En otoño de 1997
Johannes Haile-Selassie (ahora jefe de antropología física en el Museo de Historia Natural de Cleveland) formó parte de un
equipo de prospección que estaba sistemáticamente buscando materiales prehistóricos que se estaban erosionando en estos
depósitos. Han encontrado un fragmento de cráneo fósil pequeño que han reconocido como hominino, y luego encontraron
más fragmentos de dicho cráneo. El cráneo hominino reconstruido (BOU-VP-12/13) era diferente a cualquier otro (Asfaw et al.
1999). Tenía una cresta sagital, una caja cerebral pequeña similar a la de los australopithecinos (estimada en 450 cm3), un
rostro con mucho prognatismo (proyectado), una mandíbula superior con dientes anteriores sorprendentemente grandes
(incisivos y especialmente los caninos) y dientes posteriores grandes (premolares y molares). El fósil fue asignado a una nueva
especie, Australopithecus garhi (“garhi” significa “sorpresa” en el lenguaje local de Afar). Algunos investigadores han decidido
que los dientes del llamado “Homo temprano” de Omo, datados para este período, podrían tratarse también de esta especie.
Del mismo estrato de Bouri también se recuperaron: un fragmento de cráneo de otro individuo, un fragmento de
mandíbula, cúbito proximal y un esqueleto parcial (incluyendo un fémur parcial, húmero, radio, cúbito, peroné y falange del
pie). Si estos fósiles provienen de la misma especie que el cráneo reconstruido, lo cual parece probable, entonces sugiere la
presencia de una criatura de cerebro pequeño con largos brazos (similar a los australopithecinos tempranos y simios
modernos) y piernas más extensas (diferente a las de los australopithecinos más tempranos y más similar a las piernas de los
humanos tardíos).

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50
2 AFRICAN ORIGINS

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¿Un Fabricador de Instrumentos?
No se han descubierto aún artefactos líticos seguros en Bouri (adonde estaban ausentes en las proximidades las
materias primas adecuadas para realizar instrumentos líticos), pero estos depósitos contenían una mandíbula de un bóvido de
tamaño mediano y un femur de caballo con marcas de corte de instrumentos líticos, así como también una tibia de bóvido
grande con marcas de corte, marcas de golpe y patrones de fractura realizados por un percutor (de Heinzelin et al. 1999).
Estos fósiles han indicado que los homininos en el área han usado instrumentos líticos para el aprovisionamiento de carne y
médula de carcasas animales, pero aparentemente se han descartado pocos o ningún artefacto lítico en estos lugares.
Hay ciertos temas que requerirán mayor trabajo de campo, descubrimientos y análisis de una muestra fósil
significativamente grande, tales como si A. garhi fue el realizador de los instrumentos líticos en Bouri y Gona (lo cual parece
plausible) y si garhi fue el ancestro directo del género Homo. Sin embargo es interesante que en el mismo período de los
instrumentos líticos más tempranos tenemos al menos tres taxones homininos en el continente africano: en el este de África
el A. garhi, y el australopithecino robusto A. aethiopicus (sorprendentemente no se han encontrado hasta ahora
australopithecinos no robustos en la región de Afar, sino solamente más al sur en Etiopía) y A. africanus (hasta ahora no
asociado con ningún instrumento lítico) en el Sur de África. Los tres tenían capacidades craneanas pequeñas (por debajo de
los 500 cm3) y exhibían dientes molares más grandes que los de los tempranos australopithecinos.
De este modo, hacia 2,5 millones de años atrás, en algunas poblaciones homininas había comenzado una estrategia
adaptativa nueva que incluía tecnología lítica tallada y el procesamiento de carne y médula de las carcasas de grandes
mamíferos. Este cambio adaptativo único conduciría a criaturas tardías utilizadoras de instrumentos, con cerebros
significativamente más grandes, mandíbulas y dentición reducidas y proporciones de las extremidades más modernas (las
marcas distintivas de la evolución del género Homo y de nuestros propios ancestros).

2.18 El cráneo reconstruido de Australopithecus garhi, con una cresta sagital, caja
cerebral pequeña y un rostro proyectado con dientes sorprendentemente grandes.

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2 AFRICAN ORIGINS

SITIOS CLAVE Una visión Regional de los Principales Sitios Olduvaienses

Este de África
• Gona, Etiopía. Los sitios arqueológicos más tempranos del mundo se conocen del área de estudio de Gona, región de
Afar (Etiopía) (Semaw et al. 1997; Semaw 2000). Gona se encuentra inmediatamente adyacente al área de estudio de
Hadar, y tiene depósitos sedimentarios que abarcan desde más de 4,5 millones de años hasta menos de 1 millón de
años atrás. Los sitios EG 10 y EG 12 han sido datados por argón-argón y paleomagnetismo entre 2,6 y 2,5 millones de
años atrás. Estos sitios son depósitos en canales de planicies de inundación en sedimentos limosos de grano fino y se
cree que los conglomerados fluviales compuestos primariamente de cantos de lava erosionados por el agua que
fueron la fuente de la materia prima de los instrumentos líticos, se encontraba en la inmediata vecindad de los sitios
arqueológicos.
Los artefactos de Gona consisten en su mayor parte en choppers unifaciales y bifaciales, y también de algunos núcleos
reducidos más fuertemente. La sorprendente destreza en la reducción lítica pone en duda el concepto de “pre-
Olduvaiense” en Gona y otros sitios anteriores a 2 millones de años atrás, como argumentó Helène Roche (1989). Hay
escasa fauna asociada con estos sitios tempranos, lo cual podría deberse más a una cuestión de preservación que a la
realidad, por lo que las inferencias sobre la función de los instrumentos en Gona permanecen indeterminadas.
• Omo, Etiopía. En las décadas de 1960 y 1970 el Valle de Omo, en el sur de Etiopía, reclamó las más tempranas
evidencias arqueológicas conocidas para ese momento. Los miembros E y F de la Formación Omo, Shungura, datados
entre 2,3 y 2,4 millones de años atrás aproximadamente han presentado artefactos de cuarzo de sitios ubicados en
depósitos de planicies de inundación de grano fino. La tecnología exhibida en los sitios Omo consiste principalmente
en lascas y fragmentos de cuarzo, probablemente producidos por técnica bipolar (la producción de lascas apoyando el
núcleo sobre un yunque y dividiéndolo con un percutor). Son raros o ausentes los restos fósiles animales en estos
sitios, pero los fósiles homininos de estos miembros indican la presencia de Australopithecus boisei y alguna forma de
Homo temprano (Chavaillon 1970, 1976; Merrick 1976; Howell et al. 1987).
• Fejej, Etiopía. En Fejej, en el sur de Etiopía, se han recuperado artefactos hechos principalmente en cuarzo y cuarcita
(también algunos basaltos) de los depósitos de las planicies de inundación fluviales datados aproximadamente en 2,3
millones de años atrás (Asfaw et al. 1991; de Lumley y Beyene 2004; Barsky et al. 2006). También fue recuperado un
incisivo atribuido a Homo temprano. En uno de los sitios, Fj-1, se han excavado 2000 artefactos de los dos niveles
principales, con un número de piezas remontadas indicando que se produjo en este lugar la manufactura de
instrumentos líticos y que fueron sepultadas bajos circunstancias de bastante baja y suave energía.
• Hadar, Etiopía. En el sitio AL-666 se han encontrado en superficie artefactos Olduvaienses hechos principalmente en
roca volcánica y un maxilar con dentición de un homínido no robusto, y en las excavaciones se han recuperado más
artefactos Olduvaienses in situ en sedimentos fluviales que datan de 2,3 millones de años atrás aproximadamente. El
maxilar ha sido atribuido a Homo temprano y algunos antropólogos lo comparan con el H. rudolfensis (Kimbel et al.
1996).
• Turkana Oeste, Kenia. Los sitios arqueológicos más antiguos encontrados en el oeste de Turkana, norte de Kenia, se
encuentran en la formación Nachukui, que data de 2,3 millones de años atrás aproximadamente, aunque también se
conocen aquí sitios más jóvenes datados entre 2,3 y 1,3 millones de años atrás. Los artefactos de 2,34 millones de
años de antigüedad del sitio Lokalalei 1 están hechos principalmente en lavas de más baja calidad y consisten de
núcleos simples, desecho, y algunas piezas retocadas. El sitio Lokalalei 2C, que hoy en día se piensa que es 100.000
años más joven que el anterior, consiste de artefactos hechos en lavas de grano más fino y tiene núcleos con mayor
reducción (Kibunjia et al. 1992; Kibunjia 1994; Roche y Kibunjia 1994; Roche et al. 1999).
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52
2 AFRICAN ORIGINS

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• Turkana Este (Koobi Fora), Kenia [2.19]. En este área de estudio se conocen un gran número de sitios Olduvaienses y
Olduvaienses Desarrollados (“Karari”), que abarcan un rango temporal de 1,9 a 1,3 millones de años atrás
aproximadamente. Estos sitios se hallan en las planicies de inundación fluviales, canales de río y depósitos deltaicos.
La materia prima predominante en todos estos sitios es lava con cantidades inferiores de ignimbrita, cuarzo y sílice
(chert). Depósitos contemporáneos han proporcionado restos de Homo habilis, H. rudolfensis y H. ergaster (Isaac e
Isaac 1997).

2.19 Excavación del sitio Olduvaiense muy bien preservado,


FxJj 50, datado hacia 1,5 millones de años atrás, en Koobi
Fora (este de Turkana), Kenia.

• Chesowanja, Kenia. En la formación Chemoigut de la cuenca del Lago Baringo en Kenia, dos sitios en la localidad de
Chesowanja han proporcionado conjuntos de artefactos Olduvaienses. Datados en ca. 1,5 millones de años, estos
artefactos están hechos en lava y se trata predominantemente de lascas y desechos con muy pocas formas de núcleos
(Harris y Gowlett 1980; Gowlett et al. 1981).
• Kanjera, Kenia. En el sudoeste de Kenia, algunos sitios Olduvaienses han sido excavados en Kanjera, los cuales
contienen artefactos líticos, mayoritariamente hechos en lava de grano fino y huesos fósiles. Basados en análisis
bioestratigráficos y paleomagnetismo (ver cuadro: Datando Homínidos Tempranos y su Arqueología, pp. 55-56) en el
sur de Kanjera, la depositación en niveles que contienen artefactos se crea habría comenzado hace alrededor de 2,2
millones de años atrás. A partir de los resultados de los análisis de isótopos estables y el predominio de fauna típica
de pradera o pastizal (équidos) se interpreta y sugiere un hábitat de pastos relativamente caracterizado como abierto
(Ditchfield et al. 1999; Plummer et al. 1999). En sitios en el norte de Kanjera se han encontrado artefactos
Olduvaienses y fauna, que se estiman datan del Pleistoceno Temprano.
• Garganta de Olduvai, Tanzania. Este complejo sitio en Tanzania [ver cuadro: Garganta de Olduvai, p. 67] ha brindado
muchos sitios arqueológicos Olduvaienses en los márgenes de los lagos, canales, y depósitos en planicies de
inundación en sus niveles más bajos, Beds I y II, datados entre 1,85 y 1,35 millones de años atrás aproximadamente
(Leakey 1971; 1975). En el nivel más bajo, Bed I, los conjuntos de artefactos consisten en núcleos Olduvaienses típicos
y lascas hechas principalmente de lava. En Bed II, comenzando aproximadamente hace 1,7 millones de años atrás, la
mayoría de las industrias se asignan al Olduvaiense Desarrollado, haciéndose más comunes el cuarzo, la cuarcita y el
sílice. Hay altas proporciones de esferoides y subesferoides y formas retocadas como raederas light-duty y punzones.
Aquí aparece la industria del Achelense temprano hacia los 1,45 millones de años atrás aproximadamente, pero los
sitios Olduvaienses Desarrollados predominan a través de Bed II hasta los 1,35 millones de años atrás.
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2 AFRICAN ORIGINS

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• Complejo de sitios ST, Peninj, Tanzania. Se han identificado once sitios Olduvaienses de baja densidad datados entre
1,6 y 1,4 millones de años atrás en Peninj, Lago Natron, Tanzania. Esta concentración de sitios, todos dentro de una
distancia entre sí de ca. 250 m (820 ft), han brindado conjuntos de artefactos dominados por basaltos, pero también
se han usado nefelita y cuarzo para realizar instrumentos. Los materiales Olduvaienses fueron hallados sobre un
paleosuelo sobre la cima de un nivel (T1) de toba (partículas de lava compactadas o “ceniza”) en un ambiente
deltaico; son aproximadamente contemporáneos con las industrias Achelenses tempranas encontradas en otra parte
en Peninj. Las formas de núcleos constituyen aproximadamente el 8% de los conjuntos, las lascas retocadas otro 8%,
con lascas y desechos constituyendo la mayoría de los artefactos encontrados. La mayoría de estos núcleos no se
encuentran fuertemente lascados, con tipos tales como choppers y poliedros relativamente escasos. Los sitios
también contienen un gran número de huesos fósiles de animales, muchos de los cuales muestran marcas de corte y
fracturas producto de la percusión. Se han interpretado estos sitios como lugares donde se llevó a cabo el
procesamiento y descarne de carcasas (Dominguez-Rodrigo et al. 2002; de la Torre et al. 2003).
• Nyabusosi (Sitio NY 18), Uganda. Este sitio Olduvaiense al oeste del Rift, datado en 1,5 millones de años atrás,
contiene un conjunto de aproximadamente 600 artefactos. Localizado en un horizonte arenoso, sobre arcillas con
minerales de hierro, este conjunto se compone de ca. 80% de cuarzo (Senut et al. 1987).
África Central
• Senga 5A, República Democrática del Congo (anteriormente Zaire). Las excavaciones en este sitio, localizado en los
depósitos de márgenes de lagos al oeste del Valle del Rift, han brindado cientos de artefactos junto con fósiles óseos
de huesos de animales. El conjunto de artefactos de cuarzo consisten en núcleos y desechos de talla (lascas y
fragmentos). Sin embargo, la datación de estos materiales ha sido algo problemática (Harris et al. 1987). A pesar de
que el aparente nivel del horizonte de artefactos ha sido datado a través de correlación faunística en 2-2,3 millones de
años atrás, ha habido ciertos cuestionamientos acerca del contexto de los artefactos, argumentándose que se podrían
haber incorporado dentro de un depósito de lavado de pendiente reciente que incluye materiales de diferentes
períodos (de Heinzelin 1984).

2.20 Depósitos de la cueva Swartkrans en la región Transvaal en el sur de


África, han brindado instrumentos líticos Olduvaienses, huesos de animales
fósiles y restos de Australopithecus robustus y Homo temprano, datados
entre 1,8 y 1 millones de años atrás aproximadamente.

--->

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2 AFRICAN ORIGINS

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Sur de África
• Sterkfontein, Miembro 5, sur de África. Han sido excavados un gran número de artefactos Olduvaienses en cuarzo y
cuarcita en el miembro 5 del relleno de breccia (sedimentos consolidados) del sitio Sterkfontein (Kuman 1994, 2005;
Field 1999). Los artefactos consisten en núcleos simples, desechos, y algunas piezas retocadas. También se han
hallado en este miembro: una diáfisis de cúbito hominina (antebrazo) y tres dientes de Australopithecus robustus.
Este depósito se estima datado entre 1,5 y 2 millones de años atrás.
• Swartkrans, Miembros 1, 2 y 3, sur de África. En este sitio [2.20], en los miembros 1, 2 y 3 del relleno de la cueva, hay
artefactos hechos de cuarzo, cuarcita y sílice. Éstos consisten en formas de núcleos simples Olduvaienses y desechos,
así como algunas piezas retocadas. El miembro 1 se estima entre 1,8 y 1,5 millones de años atrás, el miembro 2 entre
1,5 y 1 millón de años, y el miembro 3 menor a 1 millón de años atrás. También se han recuperado de este sitio
cantidades de huesos fósiles, incluyendo un número de homininos (A. robustus y una especie de Homo) (Brain 1981;
Clark 1991; Field 1999; Kuman 2005).
• Kromdraai B, sur de África. Un peqeño conjunto de artefactos Olduvaienses desarrollados dominado por cuarzos fue
excavado en los depósitos en Komdraai B (Kuman et al. 1997; Field 1999). No se hallaron homininos dentro de este
conjunto, pero se conocen restos de A. robustus en depósitos de otras cuevas de esta localidad, Kromdraai A.
Norte de África
• Ain Hanech [2.21] y El-Kherba, Algeria. Estos sitios se encuentran en las planicies de inundación limo-arenosas que
cubre un conglomerado espeso de cantos rodados. Estudios bioestratigráficos y paleomagnéticos indican que estos
sitios tiene una antigüedad aproximada de 1,8 millones de años (Sahnouni et al. 1996; Sahnouni y de Heinzelin 1998;
Sahnouni et al. 2002). Los conjuntos de estos dos sitios cercanos incluyen numerosos núcleos grandes de limolita
(choppers, poliedros y esferoides facetados) y desechos de limolita. También hay un gran número de artefactos
hechos de pequeños guijarros de pedernal (fint), produciendo pequeños núcleos, desechos, y piezas retocadas, tales
como raederas, denticulados (lascas u hojas retocadas para un borde con dientes) y muescas (instrumentos
denticulados simples). Los depósitos Pliocenos más tempranos con buena preservación de fauna se localizan
aproximadamente a 13 m (43 ft) por debajo de estos horizontes Olduvaienses, pero hasta ahora no han presentado
artefactos líticos ni fósiles homininos.
• La Secuencia Casablanca, Marruecos. En la década de 1950, investigaciones en antiguos depósitos costeros antiguos
cercanos a Casablanca a lo largo de la costa Atlántica de Marruecos han producido un gran número de restos
faunísticos del Plio-Pleistoceno junto a restos que fueron interpretados como artefactos líticos Olduvaienses (Biberson
1961). Éstos últimos reconocidos como “Cultura de Guijarros”, se pensaba que representó en este área una ocupación
en la Edad de Piedra que precede niveles con instrumentos Achelenses en depósitos superiores en la secuencia
sedimentaria. Sin embargo, las investigaciones recientes en estos depósitos han conllevado serias dudas sobre la
evidencia para una presencia muy temprana de la Edad de Piedra (Raynal et al. 2002). Objetos de roca hallados en
depósitos que datan de los momentos más tempranos del Pleistoceno Inferior en la secuencia Casablanca han sido
interpretados como geofactos, rocas formadas por la acción del oleaje de alta energía y no por manufactura humana.
Las ocupaciones más tempranas conocidas para esta región están actualmente datadas para la parte tardía del
Pleistoceno Temprano (ca. 1 millón de años atrás), ya que se han hallado sedimentos de esta edad en Thomas Quarry
1 conteniendo artefactos Achelenses tempranos.

2.21 Los picos de Ain Hanech, Algeria, donde sitios


Olduvaienses están datados en 1,8 millones de años
atrás. Estos son los sitios más antiguos conocidos en
el Norte de África. --->
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2 AFRICAN ORIGINS

MÉTODO CLAVE Datando Homínidos Tempranos y su Arqueología

En las investigaciones paleoantropológicas se emplean dos métodos de datación: relativos y absolutos


(radiométricos). Un número de métodos de datación relativos dan sentido a secuencias cronológicas o equivalencia temporal
entre hallazgos prehistóricos. Aunque la datación por radiocarbono (discutido en el Capítulo 4) solo se extiende hacia 40.000
años atrás en el pasado, otros métodos de datación absolutos han sido satisfactoriamente aplicados para otorgar una edad
cronológica a evidencia paleoantropológica de millones de años. En la mayoría de los sitios son usadas técnicas múltiples,
incluyendo alguno o todos los métodos que se describen más abajo, para corroborar y cotejar las evaluaciones temporales.
Estratigrafía y Superposición
Estas técnicas relativas de datación fueron reconocidas tempranamente en el siglo XVIII, y sin embargo constituyen
actualmente un importante elemento en las investigaciones paleoantropológicas. Para describirlo en forma simple: en una
sección estratigráfica (en el que una capa de sedimento se apoya en la parte superior de la siguiente), los sedimentos más
jóvenes se superponen (por encima) a los más antiguos. Cuanto más abajo está la secuencia estratigráfica más se avanza hacia
atrás en el tiempo. En términos geológicos, la unidad estratigráfica mínima que puede ser definida refiere a un “bed”; los beds
se agrupan en “miembros” en términos de posición y tipo de roca, son niveles estratigráficos y sedimentológicos discretos; y
miembros relacionados entre sí son parte de “formaciones”.
Paleomagnetismo
Se conoce que los polos terrestres Norte y Sur han ido cambiando de un lado a otro en cuanto a polaridad magnética
con el tiempo. Los minerales metálicos en sedimentos y lavas se alinean de acuerdo a estas polaridades (polaridad “normal”,
la actual, o “invertida”, cuando la aguja de la brújula apunta al Sur en vez de al Norte). Los sedimentos pueden ser
muestreados y analizados por su orientación magnética y pendiente o declive, determinando si los sedimentos son normales
o invertidos. Se ha establecido una secuencia maestra paleomagnética mundial que abarca el período de evolución humana,
con datos geocronológicos para eventos normales e invertidos. Una secuencia paleomagnética es construida para niveles
estratigráficos de sedimento o lavas en una localidad prehistórica particular, y luego ésta puede ser comparada con la
secuencia maestra para ajustarla. El paleomagnetismo en sí mismo no data un sitio, pero son los eventos paleomagnéticos los
que pueden relacionarse con datos radiométricos u otros marcadores cronológicos, tales como correlaciones de toba o
bioestratigrafía (ver más abajo). El paleomagnetismo puede también ser utilizado para cotejar otras técnicas de datación: por
ejemplo, si un sitio es datado radiométricamente en 2,4 millones de años, debería retener una polaridad invertida. Cualquier
sitio más joven que 780.000 años (la última gran inversión paleomagnética) debería tener polaridad normal.
Correlaciones de Toba volcánica
Cuando los volcanes hacen erupción, su material piroclástico puede ascender muy alto en la atmósfera como ceniza
volcánica (toba); ésta puede entonces depositarse en gruesos niveles a lo largo de una amplia región geográfica, ya sea caídas
desde el aire o tobas que han sido difundidas y redepositadas por la acción del agua en corrientes, lagos o mares. Una
erupción volcánica generalmente tiene una química distintiva que puede “dejar huellas dactilares” de la erupción específica
de un volcán particular. El análisis de la proporción de diferentes elementos en la ceniza volcánica puede ser utilizado para
marcar y diferenciar una toba de un sitio o localidad de otra, sobre grandes áreas e incluso en depósitos de toba en núcleos de
aguas profundas, indicando que la ceniza en estas diferentes áreas fue depositada aproximadamente en el mismo tiempo.
Entonces la datación de toba en un sitio data por correlación toba hallada en otro sitio. A partir de lo anterior, pueden unirse
secuencias regionales de sitios paleontológicos y arqueológicos y ser cotejadas utilizando otras técnicas de datación.

--->

56
2 AFRICAN ORIGINS

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Bioestratigrafía
Los animales evolucionan a través del tiempo. Algunas especies se extinguen, otras se transforman de una forma a
otra. La bioestratigrafía intenta documentar tales cambios en el registro geológico y establecer datos geocronológicos para las
primeras y últimas apariciones de las especies, y para reemplazos de fauna (un tiempo de extinción significativo y especiación
en un rango de formas animales). En África, especies de cerdos, caballos y elefantes han evolucionado relativamente rápido
en el Plio-Pleistoceno, alrededor de 3 a 1 millón de años atrás, y son especialmente buenos indicadores cronológicos a partir
de que sabemos que especies particulares de caballos, cerdos y elefantes estuvieron presentes en un tiempo dado. Una vez
que se confirma como internamente consistente un conjunto de especies animales en una localidad prehistórica (se reconoce
la fauna que habría coexistido en cierto momento del pasado), entonces ese sitio puede ser ubicado en el rango temporal de
ese set de especies prehistóricas.
Datación mediante potasio-argón y argón-argón
El método de datación radiométrico más importante utilizado en paleoantropología, datación por potasio-argón,
emplea el principio del deterioro radioactivo del isótopo potasio-40 (40K) en argón-40 (40Ar); 40K tiene una vida media -la mitad
de tiempo que tarda en descomponerse- de 1,25 billones de años. En principio, cualquier roca recién enriad desde un estado
de fundición tiene el isótopo radioactivo 40K, pero no 40Ar, como gas radiogénico último (producido por la desintegración
radioactiva) es expulsado durante el calentamiento del magma volcánico. Por lo tanto, este calentamiento establece el reloj
radiométrico en cero; y mientras el tiempo progresa, más y más 40Ar es producido y atrapado en la roca así como el 40K se
descompone. A partir de que se conoce la proporción de desintegración radioactiva, la cantidad producida de 40Ar es una
medida de tiempo. Este método es especialmente útil para la datación de rocas volcánicas, lavas y tobas con alto contenido
potásico. Afortunadamente, muchas de las rocas volcánicas en el Rift africano -donde se ubican importantes sitios como la
Garganta de Olduvai y Hadar- pueden ser datados con esta técnica. Los minerales, tales como feldespato potásico, mica
biotita y hornblenda son particularmente aptos para este método de datación. Las edades relativamente tempranas de lavas y
cenizas requieren una medida muy precisa del 40Ar. Aunque la mayor parte de nuestro conocimiento sobre la cronología del
Este africano se ha basado en la datación convencional potasio-argón entre las décadas de 1960 y 1980, un nuevo método de
datación lo ha ido reemplazando: datación por argón-argón (39A/40Ar). Es un método más exacto y requiere muestras más
pequeñas y ha mostrado ser más refinado al establecer cronologías regionales y globales.
Datación por Fission-track (pista de fisión para la traducción)
Aunque no es ampliamente usado, a diferencia del visto anteriormente, este método se basa en la fisión espontánea
de Uranio (238U), el cual deja marcas microscópicamente identificables en minerales volcánicos o cristales. 238U posee una vida
media de 4,5 billones de años, mayor que la del 40K. El mineral circonita, rico en uranio es especialmente útil para la datación
por este método. Una muestra mineral es pulida y grabada con ácido para que revele las pistas de fisión, y estos rastros son
sumados para un área de superficie determinada. Entonces la muestra es irradiada con neutrones, los cuales causan otro
isótopo de uranio (235U), que se desintegra y produce marcas adicionales. El mineral es pulido y grabado nuevamente y se
cuentan y suman nuevamente las pistas, obteniendo una medida de la cantidad de 235U en la muestra. Como este isótopo está
presenta en una proporción conocida de 238U, esto también indica la cantidad de 238U. Entonces el grado de degradación
espontánea de 238U (indicada por las pistas de fusión originales) al inducir pistas de fisión otorga una edad estimada basada
sobre la proporción de vida media de degradación. Este método es usualmente usado en combinación con otros métodos,
tales como la correlación de tobas o potasio-argón, para confirmar y corroborar las determinaciones de edades.

57
2 AFRICAN ORIGINS

APROVISIONAMIENTO DE ALIMENTO Y DIETA


¿Cazadores o Carroñeros?

En los casos en que la preservación de los huesos es buena, los sitios Olduvaienses
están siempre asociados con huesos de animales fósiles, generalmente fragmentados y
algunas veces muestran surcos o rayas distintivas características de corte de instrumentos
líticos con filo agudo, demostrando una relación funcional entre los huesos y los artefactos
en roca. Desde los comienzos de la década de 1980 se ha debatido sobre el significado de
estas co-ocurrencias. ¿Los homininos intencionalmente llevaron partes de las carcasas
animales hacia un lugar central para su procesamiento y consumo? En este caso, ¿fueron
estas carcasas obtenidas a través de la caza, carroñeo o una combinación de ambas
estrategias? La Edad de Piedra Temprana africana (equivalente al Paleolítico Inferior en
Eurasia) ha probado ser un buen campo de prueba para abordar estas cuestiones y tratar
de desarrollar acercamientos teóricos y metodológicos para responderlas.
Antes de la década de 1980, la visión convencional sostenía que estas co-
ocurrencias de artefactos Olduvaienses y huesos animales eran evidencia de caza y
consumo de carne por parte de los homininos tempranos. La hipótesis de “Man the
Hunter” (“El Hombre, el Cazador” para la traducción) apareció en la década de 1960 no
sólo como una explicación para los huesos de animales hallados en los sitios arqueológicos
tempranos, sino también como un modelo para el surgimiento de la condición humana. En
este modelo, la locomoción bípeda, manufactura y uso de instrumentos, y el incremento
de la inteligencia y cooperación social fueron vinculados en una adaptación que implicaba
una caza eficiente de grandes y pequeños mamíferos.
Luego, la hipótesis de la caza comenzó a ser desafiada por algunos arqueólogos.
Por ejemplo, Lewis Binford (1981) argumentó que los sitios Olduvaienses se componían de
los restos de las matanzas de carnívoros y acumulaciones que fueron subsecuentemente
carroñadas por los homininos, quienes sólo tuvieron acceso a la médula y extremidades y
restos de carne en los huesos. Esta visión empobrecida de la adaptación del Olduvaiense
obtuvo apoyo con el paso del tiempo. Robert Blumenschine (1987) ha sido también un
fuerte defensor del modo carroñero, basado en sus estudios empíricos de depredación y
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2 AFRICAN ORIGINS

carroñeo en los parques modernos del este de África, y su análisis de sitios Olduvaienses.
Él argumenta que la representación de partes esqueletarias del cuerpo y la frecuencia y
localización de marcas de corte son más consistentes con homininos que fueron
carroñeros oportunísticos explotando los restos de las carcasas cazadas y comidas por
grandes carnívoros.
Otros investigadores, sin embargo, particularmente Henry Bunn, Manuel
Dominguez- Rodrigo, y Travis Pickering, han sugerido que los sitios Olduvaienses fueron o
bien el producto de cazadores homininos que podían abatir a las presas, o el producto del
carroñeo de homininos quienes fueron capaces de espantar a los predadores de las
matanzas y han tenido acceso completo o casi completo a las carcasas (Bunn y Kroll 1986;
Dominguez- Rodrigo 2002; Dominguez- Rodrigo y Pickering 2003). Este modelo de Acceso
Temprano está también basado en estudios empíricos, representación de partes
esqueletarias del cuerpo, y patrones de marcas de corte [2.22]. En esta interpretación, los
huesos en los sitios frecuentemente representan las partes más nutritivas de las carcasas
de animales, especialmente extremidades superiores y el cráneo, y las marcas de corte
indican la remoción de unidades musculares grandes y ricas en carne. De acuerdo con este
modelo, los homininos tempranos fueron depredadores (“foragers”) capaces y eficientes
con acceso primario o temprano a las carcasas animales, más que carroñeros con un
acceso secundario o tardío a animales ya cazados.
A medida que nuevos sitios Olduvaienses se localicen, excaven y analicen, una
imagen más clara del comportamiento adaptativo de los tempranos homininos surgirá.
Las respuestas probablemente serán complejas, mostrando un rango de patrones
diferentes e indicando que el Olduvaiense no es alguna forma monolítica de adaptación,
sino que involucra patrones de comportamiento diversos en diferentes circunstancias
(Schick y Toth 2006; Pickering et al. 2007) [ver cuadro: ¿Para Qué se Utilizaron los
Instrumentos Olduvaienses?]

59
2 AFRICAN ORIGINS
CONTROVERSIA CLAVE ¿Para qué se Utilizaron los Instrumentos Olduvaienses?

La determinación de la función de los instrumentos líticos es una tarea que ha sido un desafío por casi dos siglos para
los arqueólogos que estudian el Paleolítico. Los artefactos líticos son en muchos aspectos un producto costoso (“commodity”),
que involucra tiempo y energía para aprovisionarse del material lítico desde la fuente en el paisaje, para transportarlo hasta la
localización del sitio, y para tallarlo convirtiéndolo en un instrumento utilizable. ¿Por qué molestarse? Estas tareas deben
haber sido realizadas por homininos tempranos por muy buenas razones, suficientemente importantes en su adaptación para
ser llevadas a cabo muchas, muchas veces a través de un paisaje prehistórico extensivo y a través de largos lapsos de tiempo
prehistórico. A lo largo de mucha de la historia de la arqueología, la función teórica de varios artefactos líticos fue siempre
dejada a la imaginación, lo que deja poca base para un análisis y evaluación crítica. Sin embargo, el registro etnográfico y la
arqueología experimental pueden proveer pistas valiosas para relacionar la forma de los artefactos con su función. Aunque
estos estudios no son concluyentes en mostrar cómo fueron usados artefactos prehistóricos específicos, ayudan a identificar
los tipos de usos para los que varios instrumentos pueden ser más apropiados. Además de utilizar estos estudios empíricos
para apreciar los más probables y eficientes usos de varias formas de artefactos, los arqueólogos también tratan de identificar
los “smoking guns” de la prehistoria, tales como marcas de corte en huesos o evidencia microscópica de uso en los
instrumentos líticos, lo cual provee evidencia más directa del modo en que los instrumentos prehistóricos fueron utilizados.
Estudios Experimentales
Los estudios experimentales han sido muy valiosos para la identificación de instrumentos potenciales entre los
artefactos Olduvaienses y sus posibles usos. Los experimentos sobre manufactura de artefactos de tipo Olduvaienses (ver
2.12, 2.13) han puesto de manifiesto que las creencias anteriores sobre cuáles artefactos Olduvaienses eran “instrumentos” y
cuáles eran “desechos” podían carecer de base, y de hecho podrían haber llevado por mal camino a los prehistoriadores en la
evaluación de los toolkits (conjuntos líticos) Olduvaienses. Los experimentos de replicación de conjuntos líticos Olduvaienses
indican que todas las variedades de formas de núcleos, que por mucho tiempo se pensaba que eran “instrumentos” con
formas deliberadas, pueden ser el resultado incidental del tallado de guijarros o “chunks” para producir lascas afiladas. De
manera semejante, los experimentos que utilizan formas de instrumentos Olduvaienses indican que las lascas son
instrumentos muy útiles, particularmente para cortar y que muchas de las formas de los núcleos tienen utilidades mucho más
limitadas. De este modo, los experimentos en la manufactura de instrumentos líticos y uso han revelado que lo que se ha
llamado “los instrumentos sobre núcleo” en sitios Olduvaienses pueden no haber sido las formas buscadas para uso, sino sub-
productos resultado de la producción de lascas utilizables, y que las lascas podían, de hecho, haber sido instrumentos
primarios importantes y una meta importante en el trabajo de la piedra por parte de los homininos tempranos. Evidencia
adicional sobre la importancia de las lascas la proporcionan las marcas de corte sobre huesos animales en sitios Olduvaienses,
generalmente en forma de estrías finas paralelas (ver 2.2). Los análisis microscópicos y experimentos han mostrado que tales
marcas están usualmente producidas por lascas agudas no modificadas (como opuestas a los filos retocados unifacial o
bifacialmente). Tales lascas no modificadas fueron quizás los instrumentos más importantes del conjunto lítico Olduvaiense, y
durante el procesamiento de los animales (desollamiento, desarticulación y descarne, estos cuchillos habrían servido como
instrumentos realmente útiles para acceder a las invaluables proteínas y grasas [2.26]. Los estudios experimentales de
manufactura de instrumentos también indican que los percutores y esferoides/subesferoides fueron usados como percutores
para obtener lascas a partir de núcleos y para retocar lascas. A su vez, huesos fracturados de las extremidades en estos sitios
indican que los percutores líticos fueron usados también para romper los huesos para acceder a la médula [2.25]. Los
experimentos también han mostrado que los percutores podrían haber sido usados para abrir nueces de cáscara dura [2.24],
aunque no hay evidencia directa de esto.
Análisis microscópicos
Los estudios microscópicos de uso de artefactos proveen evidencia adicional sobre las funciones de los instrumentos
líticos en el Paleolítico Inferior. El análisis de los ´pulidos microscópicos y otros patrones de desgaste requieren artefactos de
material de grano fino, sin abrasión, frescos y sin meteorización, especialmente sílices y calcedonias. Desafortunadamente la
mayoría de los sitios Olduvaienses consisten en lavas, ignimbritas, cuarzos y cuarcitas, que usualmente no son adecuadas para
este tipo de análisis, aunque un pequeño número de artefactos están hechos en estas materias primas favorables. En un
estudio de 54 artefactos de grano fino de Koobi Fora (Kenia), datados entre 1,9 y 1,4 millones de años atrás, 9 han mostrado
pulidos de desgaste diagnósticos. Se trataba de lascas no modificadas y fragmentos de lascas, y mostraban: pulido producto
del procesamiento de animales (cuatro especímenes), trabajo sobre madera (tres especímenes), y corte de material 60 vegetal
blando (dos especímenes) (Keeley y Toth 1981). Este rango de actividades, todos llevados a cabo con lascas como
instrumentos, proporciona una visión general de los diversos usos que habrían llevado a cabo los homininos con los
instrumentos líticos en las más tempranas fases de la Edad de Piedra. --->
2 AFRICAN ORIGINS

---> 2.23, 2.24, 2.25, 2.26 Los estudios


experimentales, con réplica de
artefactos Olduvaienses para
desarrollar varias tareas, han sido de
mucho valor en la identificación de
posibles funciones de estos
instrumentos: (arriba a la izq)
chopping un árbol joven para hacer
una lanza o palo excavador; (abajo a
la izq) partiendo una nuez con un
percutor y yunque; (abajo) rompiendo
huesos para extraer la médula usando
un chopper y un yunque; (derecha)
cuereando un animal con una lasca
aguda. Todos los animales usados en
estos experimentos murieron de
causas naturales.

2.22 Análisis de marcas de corte: estas marcas de corte (con


aumento) en una extremidad de un animal fósil de un millón de años
de antigüedad fueron hechas con un cuchillo lítico con filo irregular.

61
2 AFRICAN ORIGINS

Alimento para el Pensamiento: Dieta y Encefalización

El cerebro humano es un órgano insaciable: aunque representa sólo el 2 por


cientos de nuestro peso corporal, demanda el 18 por ciento de nuestra energía
metabólica. Ningún otro primate ha tenido una evolución con una tal alta proporción
cerebro-cuerpo como la especie humana, y este increíble gran cerebro nos ha provisto los
fundamentos neurológicos que son responsables de nuestras complejas tecnologías,
estrategias para aprovisionamiento de alimentos, comportamiento lingüístico y simbólico,
y cultura. Desde los tiempos de Darwin los científicos han presentado diferentes
explicaciones para el agrandamiento del cerebro (encefalización), sugiriendo algunos
como motores, como el uso de instrumentos, la caza, la recolección, el compartir el
alimento, y el incremento de la socialización.
En 1995, los antropólogos Leslie Aiello y Peter Wheeler publicaron un artículo
titulado “The Expensive Tissue Hypothesis” (“La Hipótesis del Tejido Caro”). Ellos destacan
que los animales con dietas que incluyen grandes cantidades de alimentos de origen
vegetal de bajos nutrientes tienden a poseer tractos digestivos más complejos y necesitan
dedicar más energía metabólica a la digestión y desintoxicación de esos alimentos Los
animales (como los carnívoros y omnívoros) con dietas caracterizadas por alimentos de
alta calidad (altos en proteínas y calorías, como la carne y la grasa) tienden a tener tractos
digestivos más simples y aerodinámicos en forma y necesitan substancialmente menos
energía para la digestión, permitiendo a menudo que estas especies desarrollaran
cerebros más grandes. Aiello y Wheeler argumentan que los grupos de homininos que
podrían procesar mayores cantidades de carne y grasa (con la asistencia de la tecnología)
necesitarían consumir menos alimentos vegetales que requieren más energía metabólica
para la digestión y desintoxicación. Una dieta más omnívora permitiría mayor energía
metabólica dedicada al cerebro más grande. Por lo tanto, el uso de instrumentos, el
consumo de carne/médula, y la expansión cerebral evolucionaron todos en tándem.
Tenemos evidencia en el Homo habilis, el cual aparece entre 2 y 1,8 millones de
años atrás, de un significante incremento cerebral (510-687 cm3) en relación con los
australopithecinos. Esto ocurre dentro del medio millón de años de la aparición de los
62
2 AFRICAN ORIGINS

primeros instrumentos y huesos con marcas de corte, y posiblemente antes. Si bien esto
no prueba que la hipótesis de Aiello y Wheeler sea correcta muchos antropólogos piensan
que la estrecha cercanía en el tiempo entre el Olduvaiense y la encefalización es más que
una coincidencia.
La hipótesis de “expensive tissue” (“tejido caro” para la traducción) es
potencialmente contrastable examinando las proporciones de estroncio-calcio en los
huesos fósiles y dientes fósiles de los homininos para determinar el grado en que
alimentos de origen animal ingresan a la dieta. La predicción sería que las especies
homininas con cerebros más grandes tendrían más carne y médula en sus dietas, y por lo
tanto proporciones más bajas de estroncio-calcio. Los australopithecinos robustos, por
ejemplo, se esperaría que presenten una proporción más alta que sus contemporáneos
Homo tempranos. Posteriores formas de Homo, con mayor tamaño cerebral, deberían
tener proporciones más bajas que los Homo tempranos. Estos estudios químicos sobre la
evolución hominina se encuentra aún en sus primeros pasos, con pequeños tamaños de
muestra, pero sin embargo sugiere una inclusión significativa de proteínas animales en la
dieta hominina, lograda a través del uso de instrumentos, y podría haber proporcionado
un impulso crítico a la rápida expansión evolutiva del tamaño cerebral en el linaje
homínido.

EL COMPORTAMIENTO DE LOS HOMININOS OLDUVAIENSES

Sabemos que las poblaciones homininas tempranas deben haber tenido patrones
característicos de comportamiento social, sistemas de apareamiento, comunicación vocal
y no vocal, preferencias dietarias y estrategias de aprovisionamiento de alimentos,
utilización del terreno y comportamientos de rango de acción (“ranging behaviors”), así
como otras abundantes características que no involucraron instrumentos líticos y cultura
material. Muchos de éstos habrían dejado poca, o casi ninguna, visibilidad prehistórica,
pero otros habrían dejado evidencia material.

Organización Social
63
2 AFRICAN ORIGINS

Con exclusión un entierro tipo “Pompeya” de los fabricantes de instrumentos en


un sitio Olduvaiense, nuestra información sobre la organización social de los grupos
homininos está basada sobre estudios de primates modernos y pistas biológicas surgidas a
partir de fósiles homininos. Antes del Homo ergaster (discutido en el Capítulo 3), parecería
que los homininos tempranos presentaban un alto dimorfismo sexual, con machos
significativamente más grandes que las hembras. El primatólogo Richard Wrangham
(1987) ha sugerido que estas formas han vivido en grupos de múltiples machos y hembras,
Es probable que los machos compitieran por el acceso a las mujeres. Un tamaño de grupo
social de 30 individuos puede haber sido típico, con patrones de fisión/ fusión estacionales
de acuerdo con la disponibilidad de alimentos y recursos acuíferos.

Dieta

Sobre la base de modelos de primates, es probable que los alimentos de origen


vegetal formaban el grueso de la dieta de los homininos tempranos, con alimento de
origen animal como una porción importante pero pequeña en la misma. Los grandes
molares y premolares de los australopithecinos robustos, y las estrías microscópicas y
pequeños pozos que caracterizan su superficie de masticación, sugieren que su dieta
incluyó alimentos duros y arenosos como semillas o raíces y tubérculos. Los
australopithecinos más gráciles y el Homo temprano habrían tenido una dieta más
generalizada. Como se mencionó, los estudios químicos sobre huesos homininos
(discutido con mayor detalle debajo), pueden proveer más evidencia sobre los patrones
dietarios, particularmente la proporción de alimentos animales y los tipos generales de
alimentos de origen vegetal consumidos por las diferentes especies.
Marcas de corte, estrías de percusión (finas líneas o incisiones), y patrones de
fractura sobre huesos largos muestran que los homininos Olduvaienses procesaban
carcasas de grandes mamíferos (que pesaban varios cientos de libras en pie) y de este
modo incorporaban cierta cantidad de proteína animal y grasas en su dieta. Algunos
temas fuertemente debatidos -como ya hemos visto- se relacionan con: cuánto, con qué
64
2 AFRICAN ORIGINS

frecuencia y qué medios de aprovisionamiento utilizaron. En todo caso, el tamaño de los


animales que estos homininos procesaron excede por mucho el pequeño tamaño corporal
de las presas observadas en el comportamiento predador de los chimpancés y babuinos.
Esto sugiere un nuevo y único patrón adaptativo en el orden de los primates, uno
obtenido por los homininos a través del uso de instrumentos líticos (y, probablemente,
otra cultura material) y uno que los habría enfrentado en una competencia en el paisaje
por los recursos contra predadores y carroñeros.

Tecnología

Sabemos que los chimpancés, como especie, poseen una variada cultura material,
mucha de la cual es casualmente producida o utilizada sin dejar visibilidad arqueológica
después de haber transcurrido mucho tiempo desde su entierro. Dada la variedad de
tecnologías observadas entre las poblaciones de chimpancés vivientes, parecería
realmente posible que los homininos tempranos fabricadores de instrumentos líticos
tuvieran un rango mucho mayor de instrumentos hechos en materiales perecederos o no
modificados. Los homininos tempranos pueden haber usado un rango de materiales no
líticos como pieles de animales, cáscara de huevo de avestruz, o caparazones de tortugas
como contenedores; huesos rotos, cuernos, colmillos o ramas como instrumentos
excavadores; ramas o huesos largos como palos o garrotes; y varas agudas de madera
como lanzas. Además, rocas sin modificar podrían haber servido como proyectiles
lanzados con las manos potencialmente mortales para actos de ofensiva o defensiva.

Fuego

65
2 AFRICAN ORIGINS

El uso controlado del fuego por los homininos Olduvaienses tempranos es un tema
de debate y controversia. Existe evidencia de alteración térmica de sedimentos y de
materiales prehistóricos en algunos sitios Olduvaienses (Clark y Harris 1985). En
Swartkrans en el Sur de África, fueron hallados huesos quemados en niveles asociados con
instrumentos líticos y huesos con marcas de corte (Brain y Sillen 1988). En otros sitios,
como el complejo de sitios FxJj 20 en Koobi Fora, Kenia, fueron hallados varios parches de
sedimentos descoloridos aparentemente quemados, los cuales han sido interpretados
como posibles localizaciones de fuegos [2.27, 2.28]. En estos sitios también se han
encontrado algunos artefactos que muestran evidente quemado por el fuego,
produciéndoles descoloración roturas o fracturas inducidas por el calor (Bellomo 1994).
Sin embargo, frente la ausencia de una estructura de combustión concreta, o artefactos o
huesos quemados espacialmente concentrados, es difícil descartar completamente la
posibilidad de que estos rasgos sean el resultado de fuegos naturales (Ver también
Capítulo 3 sobre consideraciones del uso del fuego por homininos tempranos).

2.27, 2,28 Uso Controlado del Fuego: excavación del sitio FxJj 20 en Koobi Fora, Kenia, y
(abajo) detalle de los sedimentos quemados en FxJj 20. Esta evidencia, junto con artefactos
líticos térmicamente alterados, demuestra la presencia de fuegos de alta temperatura en el
sitio, pero no ha podido establecerse con certeza si esto representa un incendio natural o el
control humano del fuego.

66
2 AFRICAN ORIGINS

Modificación de Sitio

Hasta el presente no hay una clara evidencia de rasgos arquitectónicos en el


Olduvaiense. Mary Leakey (1971) ha sugerido que un círculo de rocas de cantos de lava en
el sitio DK en Bed I en la Garganta de Olduvai fue la base de una estructura tipo cabaña
con artefactos líticos y fósiles óseos dentro y fuera de la estructura [2.29]. Más
recientemente los arqueólogos han interpretado este rasgo como un fenómeno
posiblemente natural, que comprende la exposición natural de chunks de la roca de base
local. Por supuesto, es totalmente posible que hayan producido estructuras simples de
materiales perecederos sin una impresión duradera, pero sin evidencias fuertes, tales
fenómenos deben permanecer en el ámbito de lo conjetural. Se sabe que los simios
modernos construyen sus nidos en los árboles o sobre la tierra, y es probable que los
homininos tempranos hayan tenido un comportamiento similar.

2.29 Modificación de
Sitio: plano parcial del
sitio DK, Bed 1, Garganta
de Olduvai. El patrón
circular de guijarros de
lava ha sido interpretado
por algunos como la base
de una estructura, con
dispersión de artefactos
líticos y huesos.
Recientemente, sin
embargo, este rasgo ha
sido visto como un
fenómeno posiblemente
natural.

67
2 AFRICAN ORIGINS

Arte, ritual y Lenguaje

Hasta el presente existe poca o ninguna evidencia directa de comportamientos


rituales o simbólicos entre los Olduvaienses. De hecho, hay poca evidencia de rasgos como
arte representativo o abstracto, entierros intencionales con ajuar, o la recolección de
rocas exóticas o valvas que comienzan a verse en tiempos mucho más recientes,
principalmente en los últimos cien mil años. Dicho esto, algunos investigadores, tales
como el neurocientífico y antropólogo evolutivo Terrence Deacon, han argumentado que
la encefalización y expansión de la corteza prefrontal en Homo habilis poco después de los
2 millones de años atrás indica los comienzos de un sistema más simbólico de
comunicación, y que “algunos aspectos casi universalmente del lenguaje hablado
moderno (e.g. la articulación constante de las consonantes) podrían haber ocurrido tan
tempranamente como hace 2 millones de años atrás” (Deacon 1997: 358). Como Deacon
también escribió: “La introducción de instrumentos líticos y la adaptación ecológica que
ellos indican marcan la presencia de un problema socio-ecológico que demanda una
solución simbólica. Entonces ambos, instrumentos líticos y símbolos deben ser los
arquitectos de la transición Australopithecus- Homo, y no sus consecuencias. Los grandes
cerebros, instrumentos líticos, reducción de la dentición, la mejor oposición de pulgares y
dedos, y un bipedismo más completo hallado en los homininos post- australopithecinos
son los ecos físicos de un umbral ya cruzado” (Deacon 1997: 348).

TENDENCIAS RECIENTES EN LOS ENFOQUES ACERCA DEL OLDUVAIENSE

En las décadas pasadas, los especialistas que analizan el complejo industrial


Olduvaiense, han cambiado su énfasis principal centrado en estudios más tradicionales de
clasificación de artefactos y tipologías, y han enfatizado en su lugar la realización de
inferencias sobre los patrones de comportamiento hominino y estrategias adaptativas en
general. Tales acercamientos han incluido estudios zooarqueológicos mucho más
detallados en los sitios africanos tempranos. Las investigaciones se focalizan en la
composición del conjunto faunístico, incluyendo la representación de especies,
68
2 AFRICAN ORIGINS

representación de partes del cuerpo, indicadores de edad y sexo, patrones de fractura,


modificaciones de la superficie como marcas de corte y de dientes, y estadios de
meteorización de los huesos. Esta información se usa en un intento para arribar a un
entendimiento sintético de estos sitios prehistóricos tempranos, incluyendo la influencia
de los homininos, carnívoros u otros agentes para la recolección y modificación de los
huesos; los indicadores ambientales del conjunto faunístico; y el testeo de tales escenarios
de comportamiento tales como el acceso primario vs. secundario a las carcasas.
Los estudios arqueológicos experimentales para entender la naturaleza de los
conjuntos del Paleolítico Inferior pueden ayudar a identificar las técnicas de manufactura
(e.g. percusión dura o técnica bipolar), y determinan qué patrones líticos son el resultado
de la talla oportunística vs. estrategias más deliberadas. Por ejemplo, los experimentos
han mostrado que cuarzos golpeados y esferoides de lava pueden ser producidos
simplemente por su uso como percutores por varias horas (Schick y Toth 1994), mientras
que los esferoides de limolita facetados pueden ser producidos a través de la reducción
del núcleo y su agotamiento (Sahnouni et al. 1997). Muchas de las formas de los núcleos
(choppers, discoides, poliédricos, raederas heavy-duty) pueden ser producidas
simplemente a través de la talla oportunística, tomando ventaja de las características de
forma del núcleo, sin ningún intento especial que produzca acerca de la morfología final
del núcleo producido.
Un énfasis reciente en los análisis líticos es la reconstrucción detallada de los
patrones de reducción lítica en los sitios arqueológicos (lo que los investigadores
franceses actualmente denominan “cadenas operativas”) a través de análisis cuidadosos
de los materiales, remontaje y experimentación. Idealmente, uno puede reconstruir la
“historia de vida” de un conjunto artefactual lítico, desde la adquisición de la materia
prima no modificada hasta el descarte final y la incorporación de los artefactos al registro
arqueológico y sedimentario. Tal historia, podría incluir comúnmente consideraciones
sobre el transporte de las materias primas, uso de los artefactos, reactivación y
mantenimiento, así como la formación de sitios y agentes tafonómicos (i.e. aquellos que
actúan sobre un artefacto entre el tiempo de su depositación y su descubrimiento) que
podrían haber modificado un conjunto prehistórico.
69
2 AFRICAN ORIGINS

Los experimentos utilizando artefactos de tipo Olduvaienses para actividades


consideradas como posibles para los homininos tempranos (fabricación de instrumentos,
procesamiento del animal y de la médula, trabajo de la madera, fractura de nueces, etc.)
no sólo pueden darnos una mucho mayor apreciación de la factibilidad del uso de ciertos
instrumentos para determinadas funciones, sino que pueden también ayudarnos a
identificar sub- productos residuales en el registro prehistórico. Estos pueden incluir
marcas de corte y otras estrías sobre los huesos, patrones de fractura en los huesos de las
extremidades, desgaste de uso en los filos de los artefactos, golpes y hoyos en percutores
y yunques de roca. Los estudios pioneros realizados por Sergei Semenov (1964) y
Lawrence Keeley (1980) han establecido los medios para inferir las funciones de los
artefactos líticos basados en el lustre microscópico y marcas de desgaste producidas en el
borde de los instrumentos durante su uso. El potencial de este acercamiento, y sus
limitaciones, para el Olduvaiense, se exploran en el cuadro ¿Para Qué se Utilizaron los
Instrumentos Olduvaienses? (pp. 59-60).

Experimentos en Procesos de Formación de Sitio

La comprensión de las fuerzas geológicas que pueden enterrar y alterar los sitios
Paleolíticos puede ayudar a determinar cuáles de los contextos de los sitios son primarios
(i.e. perturbados escasamente en términos de sus patrones espaciales prehistóricos), y
cuáles están más disturbados, o secundarios, de manera que la composición del conjunto
artefactual, sus asociaciones con materiales como huesos fósiles, y el conjunto de
patrones espaciales pueden estar drásticamente cambiados desde el tiempo en que las
actividades homininas los produjeron. Estudios experimentales que investigan los efectos
reales de procesos sedimentarios (sobre las planicies de inundación, en canales de los ríos,
en deltas, a lo largo de los márgenes de los lagos) en conjuntos de tipo Olduvaienses han
brindado información valiosa sobre la formación de sitio y la deformación por los agentes
de enterramiento. Los análisis de composición de conjuntos líticos (núcleos, lascas y
fragmentos), la media del tamaño y peso, patrones verticales y horizontales de los
materiales, y profundidad y orientación de eje largo de los artefactos pueden ofrecer
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2 AFRICAN ORIGINS

importantes pistas acerca del grado de perturbación que un sitio ha experimentado antes
del entierro final (Schick 1986, 1987).
Otros estudios de importancia sobre la formación de sitio en las dos décadas
pasadas se han centrado en los procesos involucrados en el desarrollo de las
acumulaciones de huesos en el paisaje prehistórico [2.30, 2.31] (e.g. Brain 1981;
Blumenschine 1986). De especial interés han sido la distribución y localización ambiental
(hábitats abiertos o cerrados, cerca o lejos de los canales de los ríos o márgenes de lagos)
de sitios de matanza o consumo de varios carnívoros, tales como el leopardo, leones,
hienas, etc. Tales estudios han intentado inferir oportunidades potenciales para los
homininos que utilizaban instrumentos en tales sitios carnívoros (i.e. cuánta carne, grasa,
médula o cerebro habrían proporcionado), y los papeles mutuos de los carnívoros y
homininos en el descarne, desmembramiento y consumo de las carcasas.

2.30, 2.31 Procesos de Formación de Sitio: los huesos de una cabra presentes luego del
procesamiento de la carcasa con instrumentos líticos (abajo a la izquierda) y luego del trabajo de
los carroñeros (abajo a la derecha), mostrando los procesos potencialmente involucrados en el
desarrollo de las acumulaciones de huesos en el paisaje prehistórico. El animal murió de causas
naturales.

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2 AFRICAN ORIGINS

Estudios Isotópicos

En las décadas pasadas se ha establecido que los huesos y dientes fósiles de


especies prehistóricas pueden proporcionar información importante acerca de las dietas
animales y el paleoambiente (Lee- Thorpe et al. 1994; Sillen et al. 1995). Los estudios de
especies modernas han demostrado la relación entre la dieta y la química hueso/ diente.
Por ejemplo, los estudios de isótopos estables de carbono (13C y 12
C) pueden dar una
indicación de la cantidad relativa de gramíneas tropicales (C4) versus arbustos y alimentos
de los árboles (C3) en la dieta de los herbívoros (reflejada secundariamente en los
carnívoros que los comen). Análisis del esmalte dental de Australopithecus robustus han
indicado una dieta rica en alimentos C3 proveniente de los árboles y arbustos, lo cual
podría incluir, raíces, tubérculos, frutas, y nueces, pero también cierta inclusión de
alimentos C4, ya sea gramíneas (tallos y/o semillas) o, alternativamente, animales que se
basan en plantas C4. Su dieta y la de otros homininos en el sur de África parece ser muy
diferente de aquella de los modernos simios africanos, la cual se encuentra enteramente
basada sobre alimentos C4.
La proporción de estroncio (Sr)/calcio (Ca) en huesos y dientes puede ser un
indicador de cuán herbívoro, omnívoro o carnívoro es un animal. Los herbívoros
modernos (con la excepción de algunos ramoneadores) tienden a tener altas proporciones
de estroncio- calcio, mientras que los carnívoros tienen proporciones mucho más bajas.
Estudios de proporciones de Sr/Ca en Australopithecus robustus y Homo en Swartkrans
han producido patrones un tanto inesperados (a pesar del pequeño tamaño de la
muestra), siendo los niveles de estroncio de A. robustus más bajos que los de Homo, lo
cual sugiriría que los A. robustus eran más carnívoros que el Homo.
Sin embargo, Andrew Sillen sugiere que los niveles más altos de estroncio en los
Homo tempranos podrían ser porque esos individuos comían más geófitas, tales como
bulbos de lirios, (los cuales están disponibles en la región actualmente), o que comieron
animales como hyraxes (los cuales presentan ellos mismos alta proporción de Sr/Ca).
Investigaciones adicionales sobre hueso y química dental clarificarían el panorama

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2 AFRICAN ORIGINS

prehistórico con el análisis de especímenes fósiles adicionales así como también una
mayor apreciación de los patrones y complejidades vistas en especies modernas.

Arqueología del Paisaje

Más allá de las excavaciones arqueológicas convencionales, un relativamente


nuevo acercamiento a la arqueología consiste en el estudio de las apariciones de
artefactos líticos, huesos fósiles, y otros materiales a lo largo de los afloramientos
erosionados en un horizonte estratigráfico dado, idealmente por una distancia de varios
kilómetros. Esto se realiza para obtener una apreciación de la naturaleza y densidad de los
materiales prehistóricos en un paisaje antiguo y un entendimiento de la relación de tales
rasgos como cercanía del agua (arroyos, lagos), a nichos ambientales particulares y a
fuentes de materias primas líticas. Estos estudios pueden también ser conducidos con
pequeñas excavaciones de testeo a intervalos para ver la relación entre densidades de
artefactos en superficie y huesos fósiles con materiales in situ, y para hacer testeos
predictivos de patrones futuros basados en lo que actualmente se percibe.
Estos estudios arqueológicos del paisaje han sido llevados a cabo en Koobi Fora,
Kenia (Isaac y Harris 1980) y la Garganta de Olduvai, Tanzania (Peters y Blumenschine
1995; Blumenschine 1995; Blumenschine y Peters 1998).

RESUMEN Y CONCLUSIONES

Los primeros homininos bípedos parecen haber aparecido en África a partir de un


ancestro en el Mioceno tardío, entre 8 y 6 millones de años atrás. Entre 5 y 2 millones de
años atrás, los homininos bípedos (Australopithecus/Paranthropus) se caracterizan por
cerebros relativamente pequeños y grandes mandíbulas y dientes, especialmente los
molares. Los primeros sitios arqueológicos, datados alrededor de 2,5 millones de años,
fueron hallados en Gona (Etiopía), caracterizados por tecnologías líticas talladas asignadas
a la industria Olduvaiense.

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2 AFRICAN ORIGINS

Los homininos contemporáneos a estos sitios incluyen Australopithecus garhi y A.


(Paranthropus) aethiopicus en el este de África, y A. africanus en el sur de África. Entre los
2 y 1,8-1,7 millones de años atrás, se encuentran los primeros homininos que parecen
mostrar una marcada encefalización (expansión cerebral). Estas formas se asignan son
usualmente al género Homo: H. habilis, H. rudolfensis, y H. ergaster/ erectus. Dichas
formas son contemporáneas con los australopithecinos “robustos” más tardíos,
Australopithecus (Paranthropus) boisei en el este de África y A. (P.) robustus en el sur de
África. No se ha podido demostrar con certeza cuál de estas especies realizó los
instrumentos Olduvaienses. Es posible que todas las especies homininas contemporáneas
con el Olduvaiense hayan hecho instrumentos líticos, pero el hecho de que el género
Homo exhibe encefalización y reducción de la dentición a lo largo del tiempo, y continúa
luego de la extinción de los australopithecinos robustos, sugiere que fueron los principales
jugadores en la tecnología lítica tallada.
La industria Olduvaiense está caracterizada por formas de núcleos simples, rocas
golpeadas, desechos, y formas retocadas. Hay una tendencia hacia formas de núcleos más
fuertemente reducidas a lo largo del tiempo, y hacia más altos porcentajes de formas
retocadas y esferoides luego de 1,7 millones de años atrás, en sitios que Mary Leakey
asignó al Olduvaiense Desarrollado. Ambas industrias, Olduvaiense y Olduvaiense
Desarrollado, son usualmente agrupadas dentro del complejo industrial Olduvaiense.
La experimentación ha mostrado que mucha de la variabilidad en el Olduvaiense
puede ser explicada en términos de estrategias de mínimo esfuerzo para producir lascas
agudas y bordes chopping a partir de guijarros y chunks de roca. Los instrumentos
Olduvaienses fueron probablemente usados para una variedad de funciones, incluyendo
tales actividades como procesamiento animal, trabajo de la madera para hacer lanzas o
palos excavadores, y procesamiento de alimentos vegetales. Marcas de corte sobre
huesos, así como experimentos funcionales, muestran que las lascas Olduvaienses fueron
excelentes cuchillos para el procesamiento de un animal. Tales usos habrían expandido la
dieta hominina, incorporando grandes cantidades de alimentos de alta calidad. Este
cambio en la dieta habría reducido el tamaño de la parte digestiva y desarrollado la
encefalización a lo largo del tiempo.
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2 AFRICAN ORIGINS

Los sitios arqueológicos más tempranos tienden a estar situados en ambientes


depositacionales, tales como planicies de inundación fluviales, canales de ríos, deltas y
márgenes de lagos. La distancia de transporte de las materias primas fue frecuentemente
menor a 2 km (1.25 millas), y algunas veces los sitios se situaron en las proximidades de
una fuente de guijarros en un arroyo. En algunos sitios, tales como la Garganta de Olduvai,
parece que las rocas fueron ocasionalmente transportadas a distancias de entre 5 y 10 km
(3-6 millas). Los restos faunísticos se encuentran asociados con instrumentos líticos en
ciertos sitios, principalmente en FLK Zinj en Bed I, Garganta de Olduvai. Los huesos de
mamíferos más pequeños y más grandes están siempre presentes, usualmente altamente
fragmentados y exhibiendo en algunos casos marcas de corte, sugiriendo que los
homininos Olduvaienses procesaban carne y médula a partir de las carcasas de animales.
Los zooarqueólogos no han llegado a un consenso y argumentan que este patrón podría
representar: caza/carroñeo de acceso primario o un carroñeo más marginal.
Hace 1,8-1,7 millones de años atrás aproximadamente, aparece en África el Homo
ergaster -con grandes cerebros. Poco después hacia ca. 1,5 millones de años atrás
aproximadamente aparecen nuevas tecnologías: grandes lascas de núcleos,
subsecuentemente tallada para obtener hachas de mano, picos y cleavers. Estas
tecnologías se asignan usualmente al complejo industrial Achelense, discutido en el
próximo capítulo. Las tecnologías Olduvaiense y Achelense parecen coexistir en África por
cientos de miles de años; aún no es claro qué significa esta variabilidad.
Evidencia muy rica ahora ha sido descubierta relativa a las fases más tempranas de
la evolución biológica, tecnológica y cultural humana. El registro fósil hominino ha
florecido en una multiplicidad de diferentes formas fósiles, las cuales han evolucionado
por cantidades sustanciales de tiempo y se han dispersado geográficamente sobre
considerables distancias y diversos ambientes. Los controles cronológicos han permitido
asignar datos más precisos a muchos sitios y eventos evolutivos, para documentar los
patrones de aparición de los rasgos biológicos y culturales y para tratar de explicarlos. De
este modo, lo que en un momento se pensó como un paquete monolítico que incluía:
bipedismo, instrumentos y encefalización, actualmente se observa que no evolucionó de

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2 AFRICAN ORIGINS

golpe sino en una secuencia. África fue claramente la “cuna de la humanidad”, testigo de
la aparición de los humanos más tempranos y los primeros registros arqueológicos.
En el Capítulo 3 se describe el siguiente estadio en la historia humana, la expansión
de los homininos fuera de África a Asia, y luego hacia Europa. La capacidad para hacer
frente a ambientes cambiantes fue puesta a prueba a medida que los homininos se
movían a diversas regiones menos hospitalarias. El proceso de encefalización continuó y el
comportamiento hominino se volvió cada vez más complejo, con nuevos instrumentos y
refugios, y el posterior control del fuego. Estos nuevos desarrollos no surgieron de manera
imprevista, sino que tuvieron sus orígenes en la biología y el comportamiento de los
homininos portadores de instrumentos tempranos ya discutidos.

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