VIACRUCIS
VIACRUCIS
VIACRUCIS
ORACIONES INICIALES
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús,
óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno
enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que
con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por
ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las
penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más
pecar, confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
1ª ESTACIÓN: JESÚS ES SENTENCIADO A MUERTE
Guía: Nosotros somos aquel pueblo por el que Cristo fue condenado a
muerte. Cristo aceptó ser NUESTRO REPRESENTANTE delante del Padre y
pagar por nuestros pecados. La condena de Pilato tenía que recaer sobre cada
uno de nosotros.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, gracias por habernos amado tanto. Ten piedad de nosotros.
Ayúdanos a conocer nuestros pecados, que han sido la causa de tu condenación
a muerte.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, concédenos llevar nuestra cruz con fidelidad hasta la muerte.
3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA
CRUZ
Guía: Cristo no puede seguir adelante, cargando con la cruz por mucho
rato. Ya se acabaron sus fuerzas: la agonía en el Getsemaní, la noche pasada
entre los insultos de los jefes del pueblo, la flagelación y la coronación de
espinas, lo han destruido, y cae agotado. Los soldados se le acercan y le pegan
sin compasión. Jesús reúne todas sus fuerzas, se levanta otra vez y sigue su
camino, sin decir una palabra.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, enséñanos a sufrir. Que no nos desanimemos en la prueba. Danos
la fuerza para levantarnos, cuando caemos en el pecado.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Oh, María, madre de Jesús y madre nuestra, enséñanos a sufrir con Jesús por
la salvación del mundo entero. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu
Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño
maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!
Guía: Jesús ya no puede seguir con la cruz, está tan acabado. Entonces,
los soldados obligan a un hombre de Cirene para que ayude a Jesús a llevar la
cruz. Es un ejemplo para nosotros. También nosotros tenemos que ayudar a
Jesús para que su sangre no sea inútil para nuestros hermanos. Todavía hay
muchos que no conocen a Cristo; nosotros tenemos que preocuparnos por ellos y
hacer algo. Acordémonos de las palabras de Cristo:
Lector: « La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso
rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los
envío como corderos en medio de lobos» (Lucas 10, 2-3).
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, perdónanos si muchas veces no te hemos ayudado a llevar la
cruz. Tal vez por culpa nuestra, muchos se echaron a perder. Ayúdanos a vivir
el compromiso que tomamos el día de la Confirmación, de ser soldados tuyos en
el mundo.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, graba en nuestros corazones la imagen de tu rostro. Que nunca
nos olvidemos de ti.
Guía: Caes, Señor, por segunda vez. El Viacrucis nos señala tres caídas en tu
caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más. Caes delante de todos... ¿Cuándo
aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una
equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en
ofrenda?
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, perdónanos por nuestras recaídas en el pecado. Danos la fuerza
de tu Espíritu, para que podamos resistir a los ataques del demonio.
Guía: Ahora Jesús nos dirige las mismas palabras: « No lloren por mí; yo
ya hice todo lo que pude para salvarlos. Lloren más bien por ustedes mismos.
Porque, si no se arrepientes de veras y no dejan el pecado de una vez, recibirán
tremendos castigos, como les pasó a los habitantes de Jerusalén, por no haber
hecho caso a mis palabras. Y sufrirán aún más, porque se tratará de un castigo
eterno».
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, concédenos un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados y
un firme propósito de no volver a pecar.
Guía: Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de
fuerzas. Caes desfallecido, Señor. Yo digo que me pesan los años, que no soy el
de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y
haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti
para ellos. Si seguimos pecando, es que no hemos tenido fe suficiente en las
promesas de nuestro Padre Dios. Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe y
cumpla en nosotros su promesa.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Oh, Padre Celestial, en el nombre de Jesús, te pedimos que nos quites de una
vez este corazón de piedra y nos concedas un corazón de carne, que sepa amar
de veras a Ti y a los hermanos.
(Reflexión en silencio).
Lector:OREMOS
Señor Jesús, ayúdanos a despojarnos de nuestras malas costumbres.
Guía: ¿Cuánta gente hay todavía en el mundo que no conoce este amor
de Dios? ¿Qué estoy haciendo yo para que la Sangre de Cristo no sea inútil
para mí y para mis hermanos? Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi
esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no
consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos.
(Reflexión en silencio).
Lector:OREMOS
Señor Jesús, ayúdanos a ser tus testigos en el mundo. Que todos los hombres
conozcan tu amor y se acerquen a Ti.
Lector: « Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste
degollado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua,
pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes
que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir
el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza»
(Apocalipsis 9, 10, 12).
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Gracias, oh Señor Jesús, por habernos amado tanto. Que nunca nos cansemos
de alabarte y bendecirte.
Lector: « Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los
que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que
ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El
que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El
mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura
que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el
que traspasaron"» (Juan 19, 32-37).
Guía: ¿Qué más hubiera podido hacer Jesús por nosotros, y no lo hizo?
«Contemplarán al que traspasaron», dice San Juan, concluyendo el relato de la
Pasión de Cristo. Es lo que nosotros estamos tratando de hacer: contemplar,
meditar, pensar seriamente en Cristo, muerto por nosotros. En realidad,
sabemos que «en ningún otro se encuentra la salvación, ya que no se ha dado a
los hombres sobre la otra tierra otro nombre por el cual podamos ser
salvados» (Hechos 4, 12).
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, reconocemos que Tú eres el único Salvador y Señor. Que nunca
nos olvidemos de Ti.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, enséñanos a ser humildes. Que nunca busquemos los honores de
este mundo.
Guía: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está
aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Unas piadosas mujeres fueron al sepulcro de
Jesús muy temprano. El anuncio de la resurrección convierte su tristeza en
alegría. Jesús está vivo y nosotros vivimos en Él para siempre. La resurrección
de Cristo inaugura para la humanidad una renovada primavera de esperanza.
Jesús, enséñame a mantener siempre la esperanza.
(Reflexión en silencio).
Lector: OREMOS
Señor Jesús, enséñanos a vivir pensando siempre en Tí, que estás victorioso a
la diestra del Padre. Qué después de haberte acompañado hasta el Calvario,
podamos alcanzarte en la gloria.
ORACIÓN FINAL