VIACRUCIS

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VIACRUCIS

¿Cómo rezar el Viacrucis?


Origen y promesas de Jesús a los devotos del Viacrucis
 ¿Qué es el Viacrucis?
Es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue
hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior resurrección. Literalmente,
via crucis significa "camino de la cruz". Al rezarlo, recordamos con amor y
agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión
y muerte. Dicho camino se representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman
"estaciones". Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si recuerdas con
frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta el Calvario.

¿Cuáles son las promesas de Jesucristo a los devotos del Viacrucis?


A la edad de 18 años, Estanislao, joven español, ingresó al noviciado de los “Hermanos
de las escuelas cristianas", en Bugedo (Burgos, España). En la vida religiosa, este joven
tomó los votos de religión que son: el cumplimiento de los reglamentos, avanzar en la
perfección cristiana; y alcanzar el amor puro. En el mes de octubre de 1926, este
hermano se ofreció a Jesús por medio de María Santísima. Poco después de haber
hecho esta donación heroica de sí mismo, el joven religioso enfermó y meses después,
murió. Fue en marzo de 1927.
Según el maestro de novicios, Estanislao era un alma escogida de Dios que recibía
mensajes del cielo. Sus confesores y teólogos reconocieron estos hechos
sobrenaturales como actos insignes. Su director espiritual le había ordenado escribir
todas las promesas transmitidas por Nuestro Señor, entre otras las relacionadas con
los devotos del Viacrucis.
Promesas para los devotos del Viacrucis
1.- Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el rezo del Viacrucis.
2.- Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican a rezar el
Viacrucis.
3.- Durante la vida, yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi ayuda especial en la
hora de la muerte.
4.- Aunque tengan más pecados que las hojas de las hierbas que crece en los campos, y
más que los granos de arena en el mar, todos serán borrados por medio de esta
devoción al Viacrucis. (Nota: Esta devoción no elimina la obligación de confesar los
pecados mortales. Se debe confesar antes de recibir la Santa Comunión.)
5.- Los que acostumbran rezar el Viacrucis frecuentemente, gozarán de una gloria
extraordinaria en el cielo.
6.- Después de la muerte, si estos devotos llegasen al purgatorio, Yo los libraré de ese
lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.
7.- Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Viacrucis; y mi bendición les
acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta
bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
8.- A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al
espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar
tranquilamente en mis brazos.
9.- Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a
cada una de estas almas en Copón viviente, donde me complaceré en derramar mi
gracia.
10.- Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el Víacrucis con
frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.
11.- Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que
me honran, con el rezo frecuente del Víacrucis.
12.- Los devotos del Víacrucis nunca se separarán de mí porque Yo les daré la gracia
de jamás cometer un pecado mortal.
13.- En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e iremos juntos al
cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el
rezo del Viacrucis.
14.- Para estos devotos del Viacrucis, Mi alma será un escudo de protección que
siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí.

¿Cómo se reza el Viacrucis?

ORACIONES INICIALES
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús,
óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno
enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que
con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por
ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las
penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más
pecar, confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
1ª ESTACIÓN: JESÚS ES SENTENCIADO A MUERTE

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Ya el profeta Isaías lo había anunciado:

Lector:  « ¿Quién podrá creer esta noticia?  No tenía gracia ni belleza


para que nos fijáramos en él. Despreciado y tenido como la basura de los
hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento.  Ha sido
tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros
pecados. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido
sanados. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros
dolores los que le pesaban.  FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y
herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Isaías 53, 1-8).

Guía:  Nosotros somos aquel pueblo por el que Cristo fue condenado a
muerte.  Cristo aceptó ser NUESTRO REPRESENTANTE delante del Padre y
pagar por nuestros pecados.  La condena de Pilato tenía que recaer sobre cada
uno de nosotros.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, gracias por habernos amado tanto.  Ten piedad de nosotros. 
Ayúdanos a conocer nuestros pecados, que han sido la causa de tu condenación
a muerte.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.


2ª ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ Y SE DIRIGE AL CALVARIO

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Después de la condena, le entregan a Cristo una cruz, y empieza su


largo y penoso camino hacia el Calvario, lugar donde será crucificado.
Detengámonos y pensemos: Si Cristo hizo tanto por nosotros, ¿es justo que
nosotros sigamos diciendo que estamos ocupados y no tenemos tiempo para
conocer más a Cristo y seguirlo de veras? ¿Por qué nos espanta tanto el
sufrimiento, si nuestro Maestro llegó a dar la vida por nosotros?
Escuchemos su Palabra:

Lector:  « Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y


sígame.  Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde
la vida por mí y por el Evangelio, la salvará. ¿De qué sirve al hombre ganar el
mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su
vida? Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de
esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de
él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles »
(Marcos 8, 34-38).

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, concédenos llevar nuestra cruz con fidelidad hasta la muerte.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

 
3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA
CRUZ

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Cristo no puede seguir adelante, cargando con la cruz por mucho
rato.  Ya se acabaron sus fuerzas: la agonía en el Getsemaní, la noche pasada
entre los insultos de los jefes del pueblo, la flagelación y la coronación de
espinas, lo han destruido, y cae agotado. Los soldados se le acercan y le pegan
sin compasión.  Jesús reúne todas sus fuerzas, se levanta otra vez y sigue su
camino, sin decir una palabra.

Escuchemos al profeta Isaías:

Lector:  « He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a


los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los
salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Isaías 50, 6-7).

Guía:  Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en


mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a
reincidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir
mi camino hacia Ti!

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, enséñanos a sufrir.  Que no nos desanimemos en la prueba.  Danos
la fuerza para levantarnos, cuando caemos en el pecado.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.


 

4ª ESTACIÓN: JESUS SE ENCUENTRA CON SU MADRE LA VIRGEN


MARIA

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Ya se lo había anunciado el anciano Simeón, cuando María presentó


al niño Jesús en el Templo:

Lector:  « Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre:  Mira, este


niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de
Israel.  Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti
misma una espada te atravesará el corazón» (Lucas 2, 34-35).

Guía:  Al ver a Jesús cargando la cruz y lleno de sangre, entre los


insultos de la gente, María siente en su corazón un profundo dolor y se acuerda
de la profecía de Simeón.  Conociendo las Escrituras, María sabe que mediante
el sufrimiento, Cristo nos va a salvar.  Por eso se une íntimamente al sacrificio
de su Hijo, sufriendo con Él por nuestra salvación.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Oh, María, madre de Jesús y madre nuestra, enséñanos a sufrir con Jesús por
la salvación del mundo entero. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu
Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño
maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.


5ª ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Jesús ya no puede seguir con la cruz, está tan acabado.  Entonces,
los soldados obligan a un hombre de Cirene para que ayude a Jesús a llevar la
cruz. Es un ejemplo para nosotros.  También nosotros tenemos que ayudar a
Jesús para que su sangre no sea inútil para nuestros hermanos.  Todavía hay
muchos que no conocen a Cristo; nosotros tenemos que preocuparnos por ellos y
hacer algo. Acordémonos de las palabras de Cristo:

Lector:  « La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso
rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha.  Vayan, los
envío como corderos en medio de lobos» (Lucas 10, 2-3).

Guía:  Pidamos a Dios continuamente para que envíe más misioneros y


catequistas a su Iglesia, que tengan el valor de predicar el mensaje de Cristo
con fe y sin miedo, convencidos de que sólo mediante la entrega y el
sufrimiento se ayuda a Cristo en su obra de salvación. Cada uno de nosotros
tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para
realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?.
Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los
demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de
Cirineo?

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, perdónanos si muchas veces no te hemos ayudado a llevar la
cruz.  Tal vez por culpa nuestra, muchos se echaron a perder.  Ayúdanos a vivir
el compromiso que tomamos el día de la Confirmación, de ser soldados tuyos en
el mundo.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.


6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Mientras Jesús trata de seguir adelante, una mujer se le acerca y


le enjuga el rostro con una toalla, quedando en ella la imagen de su cara.
Cada cristiano tiene que imitar a la Verónica, procurando transformar su misma
vida en una imagen de Cristo. Escuchemos a San Pablo:

Lector:  « Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir,


relaciones sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos
deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.
Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para
revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresando hacia
el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador»
(Colonesenses 3, 5-10).

Guía: Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te


abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el "qué dirán", del
respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no
me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a
Ti. Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto
humano, por el "qué dirán".

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, graba en nuestros corazones la imagen de tu rostro.  Que nunca
nos olvidemos de ti.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.


 

7ª ESTACIÓN: JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ EN EL CAMINO DE LA


CRUZ

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía: Nuestras recaídas en el pecado fueron la causa de las numerosas


caídas de Jesús en su doloroso camino hacia el Calvario.  Es necesario que
tomemos en serio nuestro compromiso cristiano, recordando que hemos sido
salvados por la sangre de Cristo, el Hijo de Dios.

Lector:  « Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior,


cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones.  El que los llamó a
ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta,
según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy. No olviden que
han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no
mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del
Cordero sin mancha ni defecto.  Aménse unos a otros de todo corazón, ya que
nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por
la palabra eterna del Dios que vive y permanece.  Esta es la Buena Nueva, que
llegó a ustedes» (1ª.Carta de Pedro 1, 14-16, 18-19, 22b-23, 25).

Guía:  Caes, Señor, por segunda vez. El Viacrucis nos señala tres caídas en tu
caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más. Caes delante de todos... ¿Cuándo
aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una
equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en
ofrenda?

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, perdónanos por nuestras recaídas en el pecado.  Danos la fuerza
de tu Espíritu, para que podamos resistir a los ataques del demonio.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

8ª ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS PIADOSAS MUJERES DE


JERUSALÉN

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Ahora Jesús nos dirige las mismas palabras: « No lloren por mí; yo
ya hice todo lo que pude para salvarlos.  Lloren más bien por ustedes mismos. 
Porque, si no se arrepientes de veras y no dejan el pecado de una vez, recibirán
tremendos castigos, como les pasó a los habitantes de Jerusalén, por no haber
hecho caso a mis palabras.  Y sufrirán aún más, porque se tratará de un castigo
eterno».

Lector:  « Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se


golpeaban el pecho y se lamentaban por Él.  Jesús, volviéndose hacia ellas, les
dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí.  Lloren más bien por ustedes mismas
y por sus hijos.  Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que
no dieron a luz ni amamantaron.  Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos
ocultaran!  Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?»
(Lucas 23, 27-31).

Guía:  Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al


menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de
orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia. Debería llorar
por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que
me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y
correspondencia a tu misericordia.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, concédenos un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados y
un firme propósito de no volver a pecar.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía: A pesar de hacer todo el esfuerzo posible para seguir adelante,


Jesús ya no aguanta y cae por tercera vez.  Así es cuando uno es débil.  Así
pasa con nosotros, cuando volvemos a caer en el pecado.  Es necesario que Dios
mismo intervenga en nuestra vida, purificándonos del pecado y dándonos un
nuevo corazón.  Escuchemos al profeta Ezequiel:

Lector:  «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. 


Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos.  Les daré un corazón
nuevo.  Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo.  Les quitaré del cuerpo
el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne.  Infundiré mi espíritu
dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis
órdenes» (Ezequiel 36, 25-27).

Guía:  Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de
fuerzas. Caes desfallecido, Señor. Yo digo que me pesan los años, que no soy el
de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y
haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti
para ellos. Si seguimos pecando, es que no hemos tenido fe suficiente en las
promesas de nuestro Padre Dios.  Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe y
cumpla en nosotros su promesa.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Oh, Padre Celestial, en el nombre de Jesús, te pedimos que nos quites de una
vez este corazón de piedra y nos concedas un corazón de carne, que sepa amar
de veras a Ti y a los hermanos.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

10ª ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía: Llegados al lugar de la ejecución, le quitan las vestiduras a Jesús.

Lector:  « Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres


y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite
como cera.  Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los
dados» (Salmo 22, 7, 15, 19).

Guía:  Mientras Jesús es despojado de las vestiduras, nosotros seguimos


teniendo nuestro corazón apegado al dinero y a los honores.  Se ve que no
hemos entendido nada del mensaje de Cristo.  Es necesario que de una vez
tomemos una decisión clara: o con Cristo o contra Cristo, ya que es imposible
servir a dos amos. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus
heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se
arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos. Que yo
sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome
a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio
egoísmo.

(Reflexión en silencio).

Lector:OREMOS
Señor Jesús, ayúdanos a despojarnos de nuestras malas costumbres.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

11ª ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ (ES CRUCIFICADO)

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía: Empezando su predicación, Jesús había dicho:

Lector:  « Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto,


así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para
que todo el que crea en Él tenga la vida eterna. Porque tanto amó Dios al
mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda,
sino que tenga la vida eterna» (Juan 3, 14-16).

Guía:  ¿Cuánta gente hay todavía en el mundo que no conoce este amor
de Dios? ¿Qué estoy haciendo yo para que la Sangre de Cristo no sea inútil
para mí y para mis hermanos? Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi
esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no
consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos.

(Reflexión en silencio).

Lector:OREMOS
Señor Jesús, ayúdanos a ser tus testigos en el mundo.  Que todos los hombres
conozcan tu amor y se acerquen a Ti.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.


 

12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía: Después de tres horas de penosísima agonía, Jesús muere, entre


los insultos y las burlas del pueblo.  Es el nuevo Cordero Pascual.  En su sangre
se establece el Nuevo Compromiso, o Alianza, entre Dios y el nuevo Pueblo de
Israel, representado por María, San Juan y unas cuantas mujeres.  Es el
momento más importante de toda la historia de la humanidad.
Alabemos a Cristo y démosle gracias por el grande amor que nos ha
manifestado.

Lector:  « Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste
degollado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua,
pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes
que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir
el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza»
(Apocalipsis 9, 10, 12).

Guía:  Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y


beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias,
Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos. Dame responder a tu
amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu
gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Gracias, oh Señor Jesús, por habernos amado tanto.  Que nunca nos cansemos
de alabarte y bendecirte.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

13ª ESTACIÓN: BAJAN A JESUS DE LA CRUZ, JESÚS EN BRAZOS DE


SU MADRE

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos


de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y
siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí. ¡Mírame con
compasión, no me dejes, Madre mía!

Lector:  « Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los
que estaban crucificados para después retirarlos.  Al llegar a Jesús vieron que
ya estaba muerto.  Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua.   El
que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero.  El
mismo sabe que dice la verdad.  Esto sucedió para que se cumpla la Escritura
que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el
que traspasaron"» (Juan 19, 32-37).

Guía:  ¿Qué más hubiera podido hacer Jesús por nosotros, y no lo hizo? 
«Contemplarán al que traspasaron», dice San Juan, concluyendo el relato de la
Pasión de Cristo.  Es lo que nosotros estamos tratando de hacer: contemplar,
meditar, pensar seriamente en Cristo, muerto por nosotros.  En realidad,
sabemos que «en ningún otro se encuentra la salvación, ya que no se ha dado a
los hombres sobre la otra tierra otro nombre por el cual podamos ser
salvados» (Hechos 4, 12).

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, reconocemos que Tú eres el único Salvador  y Señor.  Que nunca
nos olvidemos de Ti.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

14ª ESTACIÓN: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO,


JESUS ES SEPULTADO

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía: Después de haberlo bajado de la cruz, lo llevaron al sepulcro.  He


aquí el ejemplo más grande de la humillación. Escuchemos a San Pablo:

Lector:  « Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir y no


hagan nada por rivalidad o por orgullo.  Al contrario, que cada uno,
humildemente, estime a los otros como superiores a sí mismo.  No busque nadie
sus propios intereses, sino más bien, el beneficio de los demás.  Tengan entre
ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús:  Él, que era de
condición divina, no se aferró celoso a su igualdad con Dios.  Sino que se
aniquiló a sí mismo tomando la condición de siervo, y llegó a ser semejante a los
hombres.  Habiéndose comportado como hombre, se humilló, obedeciendo hasta
la muerte, y muerte en una cruz» (Filipisenses 2, 2-8).

Guía: Aquí vemos todo lo contrario de la actitud de Adán y Eva, nuestros


padres en la desobediencia.  Siendo hombres, quisieron ser iguales a Dios. 
Jesús, siendo Dios se hizo igual a nosotros, para salvarnos.  El silencio del
sepulcro tiene mucho que enseñarnos. Todo ha terminado. Pero no: después de
la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo transitorio y pasajero, a la luz de
lo que perdura. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, enséñanos a ser humildes.  Que nunca busquemos los honores de
este mundo.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

15ª ESTACIÓN: JESUCRISTO RESUCITA VICTORIOSO

Guía:  Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

Todos:  que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Guía:  San Pablo, escribiendo a Timoteo, dice: «Acuérdate de Jesucristo,


resucitado de entre los muertos.  Si hemos muerto con Él, con Él también
viviremos.  Si sufrimos con Él, también reinaremos con Él» (2 Tim 2,8.11-12a).
Para nosotros, Cristo tiene que ser todo; su vida tiene que ser nuestra vida.

Lector:  « Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también


en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo.  Ustedes estaban muertos
por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas.  Así pues, si han sido
resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo,
sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la
tierra.  Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en
Dios.  Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también
vendrán a la luz con Él y tendrán parte en su gloria» (Colonesenses 2, 12-13; 3,
1-4).

Guía: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está
aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Unas piadosas mujeres fueron al sepulcro de
Jesús muy temprano.  El anuncio de la resurrección convierte su tristeza en
alegría. Jesús está vivo y nosotros vivimos en Él para siempre. La resurrección
de Cristo inaugura para la humanidad una renovada primavera de esperanza.
Jesús, enséñame a mantener siempre la esperanza.

(Reflexión en silencio).

Lector: OREMOS
Señor Jesús, enséñanos a vivir pensando siempre en Tí, que estás victorioso a
la diestra del Padre.  Qué después de haberte acompañado hasta el Calvario,
podamos alcanzarte en la gloria.

Todos: Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.


Se reza a continuación un Padrenuestro y/o Canto.

ORACIÓN FINAL

Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que


cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad
constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor,
que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu
Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento;


acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres
mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi
dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien
para la salvación de las almas. Amén.

Guía:  Oh, Padre Celestial, te damos gracias y te alabamos por el grande


amor que has manifestado hacia nosotros.  Por amor nos creaste y por amor
nos redimiste, entregando a tu mismo Hijo, que derramó toda su sangre para
pagar nuestra libertad y conseguirnos el perdón de los pecados.
Y para que nuestra vida, desde ahora fuera una ofrenda agradable para ti, nos
enviaste al Espíritu Santo como primicia de la nueva vida que tendremos un día
en la gloria.  Bendito sea para siempre tu santo Nombre.  No permitas nunca
que volvamos al pecado; más bien, ayúdanos a tener siempre una vida santa,
alabándote ahora y por los siglos de los siglos.  AMÉN.

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