06 ORACION EN FAMILIA CAMINANDO CON... Lunes XV SEMANA TO 13-07-2020
06 ORACION EN FAMILIA CAMINANDO CON... Lunes XV SEMANA TO 13-07-2020
06 ORACION EN FAMILIA CAMINANDO CON... Lunes XV SEMANA TO 13-07-2020
CAMINANDO CON…
Lunes, 13 Julio, 2020
XV Semana del Tiempo ordinario
Cristo viene al mundo para realizar la instauración del Reino de Dios, para ello requiere que el hombre sea redimido,
liberado de ataduras que lo alejan de Dios.
La obra debe continuar y los discípulos deben hacerlo viviendo las exigencias que presenta el evangelio. Pidamos que
cada bautizado sea un discípulo misionero, que caminemos por la senda que Jesucristo nos marcó con su vida y obra,
y el reinado de Dios sea una realidad en el mundo.
Animador o coordinador de la celebración: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.
Bendigamos al Señor, que ha querido reunir en su Hijo a todos los hijos dispersos, que se ha dignado habitar en toda
casa consagrada a la oración, hacer de nosotros, con la ayuda constante de su gracia, templo suyo y morada del
Espíritu Santo, y con su acción constante santificar a la Iglesia, esposa de Cristo, representada en edificios visibles,
y, en estos tiempos de dificultades sanitarias, quiere que nuestras casas, nuestras residencias, sean templos, donde
nos invita bondadosamente a la oración y a la mesa de la Palabra, como Cuerpo de Cristo, como Iglesia, que somos y
también como familia, Iglesia doméstica, y ser resplandecientes por la santidad de vida.
TODOS: Bendito sea Dios por siempre.
ORACIÓN COLECTA
¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!,
Hemos aceptado tu invitación para seguir a tu Hijo Jesús como discípulos. Concédenos a todos los cristianos
rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa, y que tu Santo Espíritu nos dé
sabiduría y fortaleza para tomar en serio nuestra fe y para aceptar nuestra misión de discípulos misioneros siempre
dispuestos a cumplir con las exigencias del amor de Dios. Y que nos ayude a seguir a tu Hijo sin miedo y sin
desaliento, porque estamos convencidos de que Jesús nos llevará a ti, Dios nuestro de amor y de bondad, por los
siglos de los siglos.
EVANGELIO
Escuchemos la lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 34-11,1
Jesús dijo a sus apóstoles:
“No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a
enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como
enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no
es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que
pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser
justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por
ser mi discípulo, no quedará sin recompensa”.
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las
ciudades de la región. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
Terminadas las lecturas el Animador o coordinador de la celebración entabla un diálogo con reflexión y respuesta a
esa Palabra proclamada y meditada para provecho de todos. Para ello, leamos personalmente los textos que se nos
proclamado. Y preguntarnos ¿Qué dice el texto? ¿Qué nos motiva hacer?
Para que los gobernantes de las naciones se comprometan al bien común de sus pueblos, llevados por el sentido de
justicia social y por espíritu de servicio desinteresado. Roguemos al Señor.
Para que nuestras oraciones y nuestra adoración del Señor nos lleven a comprometernos más seriamente por las
causas por las que oramos. Roguemos al Señor.
Animador o coordinador de la celebración: Elevando nuestros corazones al cielo y guiados por el Espíritu Santo,
digamos: Padre nuestro…
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Hagamos nuestra oración de comunión:
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el santísimo sacramento de altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como no puedo recibirte sacramentalmente, te pido vengas a mí
espiritualmente a mi corazón. Y, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a vos. No
permitas, Señor, que jamás me separe e ti. Amén
Luego de un momento de silencio, durante los cuales hagamos la promesa individual y comunitaria de ser justos y
nobles, y serlo con delicadeza, que es buen traje de convivencia.
Y ahora, como hijos confiados dirijámonos a María santísima, Madre de Dios, diciendo:
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.
Después de un momento conveniente de oración en silencio, concluye diciendo, con las manos juntas:
OREMOS
Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna. Habiendo participado de la abundancia de tu gracia, te rogamos,
que, fortalecidos por el poder vivificante, tus fieles, que quisiste dedicados a las tareas temporales, sean valientes
testigos de la verdad evangélica y en los ambientes en que trabajan hagan siempre presente y activa a tu Iglesia.
Llénanos con la sabiduría y poder de tu Espíritu para seguir a Jesús sin titubeos a través del desierto del dolor y de
la cruz, con el fin de llevar su vida, fuerza y alegría a nuestros hermanos necesitados y con el fin de darte honor y
gloria a ti, Padre, por tu Hijo Jesucristo.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en
acción.
Amado Jesús: concédenos, a través de Él, un sano entendimiento que nos ayude a interiorizar tu Palabra y llevarla a
la práctica.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en
acción.
Padre eterno, por tu inmenso amor y misericordia, concede a todos los difuntos de todo tiempo y lugar, la gracia de
disfrutar del gozo eterno.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, protege a todos los que, dejando su vida personal, abandonan todo por seguir
a tu amado Hijo Jesús en consagración total y absoluta.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
CONCLUSIÓN
Finalmente, signándose de la frente al pecho y del hombro izquierdo al derecho, dice:
El Señor nos bendiga para la misión, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
TODOS: Amén.
CANTAR Ave María o canto a la virgen.
Señor, dichosos los que moran en tu casa
y pueden alabarte siempre;
dichoso el que saca de ti fuerzas
cuando piensa en las subidas. (Sal 84,5-6)