Belgica
Belgica
Belgica
·i);
en alemán, Belgien, [ˈbɛlɡiən] (?·i)), oficialmente Reino de Bélgica (en neerlandés:
Koninkrijk België, en francés: Royaume de Belgique y en alemán: Königreich Belgien),
es uno de los veintisiete estados soberanos que forman la Unión Europea. Está situado
en el noroeste europeo. El país cubre una superficie de 30 528 kilómetros cuadrados1 y
posee una población de 11 409 077 habitantes según la estimación de 2016.2 Su capital
es Bruselas mientras su ciudad más poblada es Amberes.6
Desde finales de la Edad Media hasta el siglo XVII, fue un floreciente centro de
comercio y cultura. Desde el siglo XVIII hasta la Revolución belga de 1830, Bélgica, en
aquella época llamada los Países Bajos del Sur, fue el lugar de muchas batallas entre las
potencias europeas y es por ello que se ha ganado el apodo de "el campo de batalla de
Europa"7 o "la cabina de Europa".8
Índice
• 1 Etimología
• 2 Historia
o 2.1 Primeras épocas
o 2.2 La independencia
o 2.3 Primera y Segunda Guerra Mundial
o 2.4 De la «Belgique unitaire» al estado federal
o 2.5 Siglo XXI
• 3 Política y gobierno
o 3.1 Fuerzas armadas
o 3.2 Derechos humanos
• 4 Divisiones administrativas
• 5 Geografía
• 6 Economía
• 7 Demografía
o 7.1 Religión
o 7.2 Educación
o 7.3 Idioma
o 7.4 Salud
• 8 Ciencia y tecnología
• 9 Cultura
o 9.1 Literatura
o 9.2 Pintura
o 9.3 Cine
o 9.4 Historieta
o 9.5 Fiestas
▪ 9.5.1 Carnaval de Binche
▪ 9.5.2 Ommegang de Bruselas
▪ 9.5.3 La procesión de la Sagrada Sangre
▪ 9.5.4 Día de San Nicolás
▪ 9.5.5 Tomorrowland
o 9.6 Gastronomía
o 9.7 Deporte
• 10 Véase también
• 11 Referencias
• 12 Bibliografía
• 13 Enlaces externos
Etimología
El más antiguo uso de las voces Belga y Bélgica que nos ha llegado está en el De Bello
Gallico de Julio César. En dicho libro, el conquistador romano dividía toda la Galia en
tres partes: los galos propiamente tales, los aquitanos y los belgas. Estos últimos estaban
separados de los galos por los ríos Sena y Marne. Durante el principado de Augusto,
Marco Agripa dividió la Galia en tres provincias y asignándoles a una de ellas el
nombre de Gallia Bélgica. Esta última se reorganizaría durante el imperio de
Domiciano, quien la dividió a su vez en tres nuevas provincias, a saber: la Gallia
Belgica y las dos Germanias. La Gallia Belgica, más tarde se volvió a repartir en dos
provincias: la Belgica Prima y la Belgica Secunda. La actual Bélgica tiene poco que ver
con estas antiguas provincias romanas, ya que la mayor parte de su territorio se ubica en
parte de la histórica Germania Inferior (más tarde, Germania Secunda) y otra parte en la
Bélgica Secunda.
Estos términos casi desaparecieron por completo después de las invasiones bárbaras, y
subsistieron solo en la pluma de algunos eruditos, mayormente clérigos. Volvieron a
usarse en la segunda mitad del siglo IX, después de la escisión del imperio de
Carlomagno, con la creación de la Lotaringia. Los clérigos de entonces, siguiendo una
práctica común que consistía en utilizar los antiguos nombres latinos, usados por el
Imperio, recuperaron la palabra Bélgica para designar al reino de Lotario II, en lugar del
término Lotaringia, para designar al territorio situado entre la Gallia de Carlos el Calvo
y la Germania de Luis el Germánico. Las denominaciones Belgae, Bélgica, Gallia
Bélgica desaparecieron de nuevo en el siglo XII, después de la desaparición de la
Lotaringia.9
Historia
Artículo principal: Historia de Bélgica
Carlomagno.
Primeras épocas
La historia de Bélgica se puede distinguir de la de los Países Bajos desde el siglo XVI.
La Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) provocó la división de las Diecisiete
Provincias en las Provincias Unidas al norte y los Países Bajos del Sur al sur, siendo
éstas gobernadas sucesivamente por los Habsburgo españoles y austriacos.
La independencia
Hasta la independencia de Bélgica en 1830, los Países Bajos del Sur eran un territorio
muy codiciado por los conquistadores, siendo el telón de fondo de la mayor parte de las
guerras franco-españolas y franco-austriacas durante los siglos XVII y XVIII. Tras las
campañas de 1794 de las Guerras Revolucionarias Francesas, los Países Bajos —que
incluían territorios que nunca habían estado bajo dominio de los Habsburgo, como el
Obispado de Lieja— fueron invadidos por Francia, terminando con el mando español y
austriaco en aquella zona. En efecto, la reunificación de los Países Bajos como Reino
Unido de los Países Bajos tuvo lugar a finales del Imperio francés, en 1815, tras las
campañas de Napoleón.
Desde la instauración de Leopoldo I como rey en 1831, Bélgica ha sido una monarquía
constitucional y una democracia parlamentaria. Entre la independencia y la II Guerra
Mundial, el sistema democrático evolucionó de una oligarquía caracterizada por dos
partidos principales, los católicos y los liberales, a un sistema de sufragio universal que
ha incluido un tercero, el Partido Socialista, y un papel fuerte para los sindicatos. En sus
orígenes, el francés, que era la lengua de la nobleza y la burguesía, era la lengua oficial.
Desde entonces, el país ha desarrollado un sistema bilingüe en neerlandés y francés.
Soldados alemanes desfilando frente al Palacio Real de Bruselas durante 1940. En las
dos guerras mundiales Bélgica fue invadida por Alemania.