Analisis de La Pandemia en El Peru

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ANÁLISIS DE LA PANDEMIA EN EL PERÚ

Apellidos y Nombres: Huarsaya Ruelas, Junior Alberth.

Realizar un análisis o comentario crítico tomando cuatro aspectos:

1. Aspecto político

La pandemia llega al Perú cuando el poder ejecutivo está en manos de quien fue
elegido como vicepresidente de Pedro Pablo Kuczynski (PPK): el ingeniero Martín
Vizcarra. Exgobernador de Moquegua, región ubicada al sur del Perú, Vizcarra
tiene la buena reputación de haber usado los ingresos generados por la bonanza
del sector minero para reducir la pobreza multidimensional en su región y mejorar
significativamente sus servicios públicos. El Perú ha estado inmerso en una
profunda crisis de representación política y del sistema de partidos desde hace
décadas. Esta crisis tomó giros dramáticos, encarnados en enormes escándalos
de corrupción que involucran directamente a sus cinco últimos presidentes, todos
investigados o procesados por la justicia. En marzo de 2018, la inestabilidad
política llegó a su pico cuando el presidente se vio forzado a renunciar por
escándalos ligados con la investigación Lava Jato.

Cuando Vizcarra asumió el cargo tuvo el mérito de estabilizar un panorama político


volátil utilizando medios constitucionales. Convocó a elecciones congresales
adelantadas y aprobó una reforma del sistema político. Por todo esto, al tomar
acciones frente a la COVID-19, la administración Vizcarra contaba con prestigio,
credibilidad y un abrumador apoyo popular. Según la empresa de sondeos Ipsos,
la aceptación de la gestión de Vizcarra era del 87% en marzo de 2020 (Ipsos,
2020).

La región no está pasando por un momento estable. El Perú tiene grandes


fronteras con Brasil, Bolivia, Ecuador y Colombia. La frontera con Brasil es hoy un
reto: la política del país vecino afectará a todas las regiones amazónicas peruanas
que tienen fronteras porosas e imposibles de vigilar de forma completa.

El reto de contener actividades ilegales transfronterizas cuando la capacidad de


las fuerzas de seguridad del Estado está ocupada, abre un gran flanco. Además, la
crisis migratoria de Venezuela ya está presionando al Perú que lucha por albergar
una afluencia de nuevos migrantes.

Se han denunciado casos de desalojos de inquilinos (sobre todo informales, sin


contrato) y se sabe de su vulnerabilidad. Esta pandemia ha visibilizado la
importancia de la salud global. La falta de coordinación frente a la COVID19 nos
ha hecho ganar conciencia de la importancia de apoyar políticas sociales y
ambientales de prevención y mitigación frente a riesgos globales. Muchas de estas
medidas necesitan de una acción regional latinoamericana que debería contar con
apoyo multilateral. Algunas son medidas específicas, como aquellas relacionadas
con la prohibición del comercio de vida silvestre (Naciones Unidas, 2020).
Otras más ambiciosas son el control de la pérdida de hábitat y la adaptación al
cambio climático, medidas prioritarias para el Perú. Como señala el secretario
general de la ONU, António Guterres, no debemos perder de vista la crisis
climática, que traerá consigo eventos catastróficos incluso mayores. En suma,
apostar por construir sistemas socioecológicos más resilientes resulta clave para
enfrentar futuras crisis sanitarias y ambientales, que aumentarán ante la reducción
de hábitats naturales y los cambios biofísicos que trae el cambio climático
(Edwards et al., 2020).

Cuando un gobierno cuenta con legitimidad y tiene el compromiso de actuar, la


desigualdad se revela como el gran límite para una acción eficaz frente a la
COVID-19.
El Estado peruano tomó medidas tempranas frente a la pandemia y continúa
sosteniendo una posición proactiva y hábil en su rendición de cuentas, lo cual
genera confianza y apoyo. Sin embargo, gran parte de la población no está en
condiciones de cumplir con las disposiciones sugeridas por el Estado. La
adaptación de las medidas de distanciamiento social al contexto socioeconómico y
geográfico peruano no ha sido suficientemente eficaz.
El objetivo crítico de mantener el número de casos con necesidad de atención
médica por debajo de la capacidad del sistema sanitario no se va a conseguir
durante las semanas que vienen. Está claro que, a pesar de los recientes
esfuerzos por mejorar la capacidad del sistema, este da señales claras de estar
desbordado (véase el gráfico de hospitalizados en UCI, a 3 de mayo). Este
panorama es sin duda un legado de la profunda inequidad de la sociedad peruana
que ha negado el derecho a servicios de salud de calidad a muchos peruanos.
El modelo político de respuesta a la pandemia ha sido el del gobierno de expertos
y formación de taskforces o comandos. Esto se explica en gran medida por las
condiciones políticas en las que se encontraba el Perú al comenzar la crisis. El
gobierno, sin partido, recoge ideas de diferentes sectores políticos de la sociedad
y esto paga bien en legitimidad.

2. Aspecto económico

La sociedad peruana, como otras de América, es pronunciadamente desigual. Si


bien ha crecido económicamente de forma estable durante los últimos 30 años,
fortaleciendo grupos económicos nacionales, generando nuevas fortunas y
expandiendo el ahorro público, la pobreza no ha sido superada. Según el último
informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2019) 6,5 millones
de peruanos se encuentra en situación de pobreza, es decir, el 20,5% de la
población del país.
Es muy significativo que el segmento más grande de la población (40,1% de los
peruanos) sea considerado parte de la llamada “clase media emergente” o “no
consolidada”. Se trata de peruanos y peruanas cuyo ingreso diario está por encima
de los 4 dólares y debajo de los 10 (Oxfam, 2014: 4). Esta población es
particularmente vulnerable a choques económicos. Su vulnerabilidad se hace más
evidente cuando se observa la distribución del empleo: solo el 25% de los hogares
peruanos tienen trabajos en el sector formal. Es decir, el 75% de los puestos de
trabajo no están protegidos por derechos laborales básicos que garanticen
estabilidad durante tiempos como este. La mayor parte de los hogares peruanos
depende enteramente de fuentes de trabajo informales y temporales, con ingresos
por jornal.

3. Aspecto social

Mientras se compraba tiempo con la cuarentena y otras medidas estrictas de


distanciamiento social, el ejecutivo priorizó equipar el sistema de salud, y mejorar
su sistema de información y su logística a nivel nacional. Aunque sea
sorprendente, por primera vez en la historia se dispone de un sistema de
información actualizable sobre la capacidad total, privada y pública, del sistema a
nivel nacional.
Se implementó un nuevo Hospital Lima Este-Vitarte, destinado a la atención
exclusiva de casos de COVID-19. Aun así, nuevas declaraciones del Ministerio de
Salud señalan que el Perú cuenta únicamente, entre los dos sistemas, con 726
camas para Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), de las cuales quedan 131 a
nivel nacional. El gobierno central está enfocado en expandir esta capacidad
(Villasís, 2020).
La buena salud del fisco estatal, y la credibilidad de la política macroeconómica y
de la gestión del ejecutivo están demostrándose como elementos claves para ser
efectivos en este esfuerzo. A mediados de abril, el Perú realizó una emisión
externa de bonos soberanos por 3.000 millones de dólares, destinada a otorgar
liquidez y financiamiento al plan de emergencia sanitaria. “Nos planteamos un plan
bastante ambicioso de doce puntos porcentuales del producto bruto interno (PBI)
totalmente enfocado en el ciudadano con tres objetivos principales, mejorar la
capacidad del servicio de salud para que atienda el ciudadano, dar soporte a las
familias y mantener la capacidad productiva del país, tan importante para la
generación de empleos”, destacó la ministra de Economía y Finanzas, María
Antonieta Alva (El Peruano, 2020).
En términos de acompañamiento socioeconómico se han tomado medidas que
van escalando su nivel de gasto y cobertura. Junto con la cuarentena, se hizo
público el bono “Quédate en casa”, que se dirigió a 2,75 millones de hogares en
pobreza o pobreza extrema a nivel urbano. A esto se acompañó una canasta
familiar a los distritos más pobres administrada directamente por los municipios.
Luego se aprobó un bono “de trabajador independiente” dirigido a 800.000 familias
y un bono rural dirigido a más de un millón de hogares. Todo este soporte social
se hizo usando el modelo de focalización de lucha contra la pobreza, que está en
práctica desde 2005. Este conjunto de bonos resultó insuficiente. De una parte, el
cobro del bono implica desplazarse y formar algún tipo de aglomeración. Por otro
lado, muchas personas en todo el país se vieron obligadas a salir a buscar
sustento en las calles. En la segunda quincena de abril se anunció una
focalización inversa, excluyendo del apoyo únicamente a aquellos que continúan
recibiendo salarios. El 24 de abril se anunció un bono “universal familiar” para todo
hogar que no tenga miembros en planilla de trabajo. El presupuesto a distribuir es
de 5.168 millones de soles (1,54 millones de dólares). Al momento de la
publicación de este análisis se comenzará su implementación. Algunas acciones
más focalizadas han tenido que ver con la protección de personas sin domicilio
(convirtiendo la plaza de toros de Lima, la Plaza de Acho, en un gran centro para
para personas sin hogar), y la habilitación de albergues y hoteles para que
personas que retornan de otros países, o intentan movilizarse al interior del país,
pasen la cuarentena. Finalmente, al cerrar las escuelas, el sistema educativo
adoptó implementar el programa “Aprendo en casa”. Ante la brecha de
conectividad, ha sido difundido por televisión y radio. Más de 1.000 estaciones de
radio de todas las regiones del país transmiten las sesiones en castellano y nueve
lenguas originarias. Sin embargo, existen zonas donde no llega la señal de
ninguno de los medios. Ante ello, el Ministerio de Educación ha dispuesto la
compra de más 840.000 tablets con internet móvil para estudiantes de zonas
rurales y urbanas alejadas. Esta medida sin precedentes puede tener impactos
más duraderos hacia el cierre de la brecha digital para los estudiantes más
vulnerables y sus hogares (MINEDU, 2020).

4. Aspecto físico – natural

Para apoyar a los esfuerzos del gobierno, el PNUD en Perú ha estado trabajando
de cerca con autoridades y otros aliados.

Con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, el PNUD está apoyando a través


del Proyecto Especial Bicentenario y  Voluntarios ONU, con más de 12 mil
voluntarios para monitorear telefónicamente la salud física y mental de 450 mil
personas de la tercera edad y con discapacidades que viven en condiciones de
pobreza y extrema pobreza. Además, un grupo de 200 voluntarios y voluntarias
recibe llamadas acerca del subsidio de 380 soles, para resolver dudas y orientar a
los beneficiarios.

Con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, se está trabajando en la


prevención de la violencia basada en género durante la cuarentena, a través de
productos de comunicación para medios masivos (radio y televisión) y la re-edición
de la cartilla “No estás sola” que ofrece información sobre los recursos a los que
puede acceder una mujer víctima de violencia en estas circunstancias.

PNUD trabaja con la Municipalidad Metropolitana de Lima para habilitar la


implementación de una casa refugio para mujeres víctimas de violencia, apoyando
el proceso a través de la asistencia técnica y la coordinación con aliados del sector
privado para proveer los recursos necesarios. Asimismo, se está trabajando con la
MML y la Municipalidad de Villa el Salvador para posicionar mensajes sobre la
prevención de la violencia basada en género en la entrega de los paquetes de
víveres de ambas municipalidades.
Con el sector privado, se lanzó la iniciativa “Guerrero Emprendedor”, que busca
ayudar a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) a reactivar su
economía durante la emergencia y ser más resilientes ante el shock que sucederá
post-aislamiento, a través de asesoría de grandes empresas del sector privado y
herramientas de educación digital.

El proyecto HIPECHO, financiado por la Unión Europea, está siendo rediseñado


para ofrecer apoyo en cuanto a COVID-19. Se pondrá énfasis en la respuesta
inmediata y recuperación rápida de población migrante que no puede acceder a
los servicios y mecanismos de protección social implementados por el Estado.

Físicamente que no podemos tener contacto con familiares, amigos y de más


parientes estamos aislados de todo sin poder salir y desplazarnos libremente, sin
poder viajar y hacer nuestras cosas normalmente.

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