La Representacion 1
La Representacion 1
La Representacion 1
Facultad de Derecho
ACTO JURÍDICO
“LA REPRESENTACIÓN”
DOCENTE:
Jorge Sumari Buendia
JEFE DE PRÁCTICAS:
INTEGRANTES:
- Fuentes Mamani, Fiorela Evelyn
- Lipa Flores, William Daniel
- Pampa Mamani, Ever Milton
- Olarte Huaco, Sebastian Pavel
- Reynoso Zegarra, Lucía Alejandra
- Valero Flores, Milena Lizeth
2° “A”
DEDICATORIA
LA REPRESENTACIÓN
Agradecimiento
INDICE
Lista de ABREVIATURAS
RESUMEN ESPAÑOL
RESUMEN INGLES
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
I. LA SUSTITUCIÓN EN EL ACTO JURÍDICO
2. Concepto de Representación:
A palabras del jurista Lizardo Taboada se puede entender por representación:
Es así que el acto jurídico puede ser celebrado de manera personal por el mismo
titular del derecho como también se puede celebrar a través de otro sujeto de
derechos, el representante, siendo las decisiones que tome este dentro de sus
atribuciones como representante a favor y en contra del representado. A manera de
aporte, mayormente al representado se le conoce como “dominus negotii”. En todo
caso, para aclarar completamente las partes en esta relación jurídica, se le denomina
representante a quien obra por otro; representado a aquél por quien se obra; y acto
representativo, al verificado por el representante con un tercero, con efectos
directos o indirectos para el representado.[ CITATION Ani15 \l 10250 ]
También se reconoce dos supuestos en la actuación del representante:
Agere propio nomine:
Cuando el acto que realiza el representante con el tercero produce efectos en
la esfera jurídica del representante y este debe transferirlos ulteriormente al
representado. (Representación Indirecta)
Agere alieno nomine:
Cuando los efectos del acto jurídico realizado del representante con el
tercero no se dan en la esfera jurídica del representante, sino que se dan
directamente en la esfera jurídica del representado (Representación Directa)
En estos dos supuesto resulta haber una fuerte discusión entre dos teorías, o dicho
de otra manera, dos tesis, las cuales presentaremos a continuación:
La teoría clásica:
En apoyo de los juristas Nuñes Lagos y Castán. Aquí se limita el concepto
de representación a la representación directa, además de incluir los
siguientes requisitos:
-Legitimación para actuar en la esfera ajena
-Un negocio jurídico representativo
-Sustitución del representado
-Consentimiento de éste vía poder o ratificación
En este punto se pide la CONTEMPLATIO DOMINI, dicho de otra
manera, actuación en nombre ajeno (agere in nomine alieno). De la propia
literalidad del término se deduce su sentido, que es el que las partes conocen
la existencia de un dominus detrás de la actuación del representante.
La tesis moderna:
Teniendo a representantes como De Castro y Diez Picazo. Proponen a la
representación indirecta como la auténtica representación debido a que
puede producir efectos directos entre el dominus y en el tercero sin
necesidad de un contrato posterior traslativo de los mismos.
4. Importancia de la representación:
Como se dice siempre respecto al derecho, este no regula ficciones solo regula
realidades, y son estas las que exigen al derecho adaptarse y crear nuevas figuras
jurídicas para la regulación de los mismos. Producto de esto es la creación de la
figura jurídica de la representación, una figura que apareció a manera de respuesta
al típico problema social en la cooperación y cuidado de intereses ajenos. De esta
manera es que se encuentra el fundamento de la misma, la cual es la cooperación
jurídica.
En la colaboración nos encontramos con dos tipos:
a) Colaboración Material:
Hace referencia a la ayuda directa que puede brindar una persona a otra,
siendo esta ajena a la validez y eficacia del acto jurídico.
b) Colaboración Jurídica:
Es la prestación de una “ayuda” en los asuntos jurídicos respecto a la
voluntad del representante en el acto jurídico que va a realizar en nombre
del representado. En esta cooperación podemos distinguir:
-Sustitución que no requiere autorización
-Sustitución que requiere necesariamente la autorización del sustituido o de
la ley
CAPÍTULO III
5. Clases de Representación:
A. Según la forma como se dan los efectos en el representado:
1) Representación Directa:
También llamada representación propiamente dicha. Se da que el
representante actúa en nombre y por cuenta del representado, de tal
forma que los efectos que se vayan a producir del acto jurídico que
se vaya a celebrar con el tercero se dé directamente en la esfera
jurídica del representado, razón por la cual las partes esenciales del
acto siguen siendo el tercero y el representado, mientras que el
representante solo es una parte en un sentido meramente formal. O,
dicho en otras palabras, el representante es el que concluye el acto
con el tercero en cuestión, pero permaneciendo ajeno a la relación
sustantiva (exclusión ab initio).
Ahora bien, con lo dicho anteriormente es fácil confundir al
representante con el nuncio, pero estos tienen su clara diferencia. Es
el representante el que manifiesta su propia voluntad para efecto en
el representado, o, en otras palabras, el representante actúa en
nombre del representado, pero en virtud de su propia voluntad. El
nuncio es solo un mensajero, informando de la voluntad del
representado tal cual lo harían cualquier medio mecánico de
comunicación.
En esta representación se puede distinguir tres elementos sucesivos:
-Acto causal del que surge el poder
-Poder
-El acto celebrado por el representante con el tercero
2) Representación indirecta:
También llamada mediata, impropio u oculta. Esta representación se
da cuando el representante actúa por cuenta del representado, pero
no en nombre del mismo, sino en nombre propio. Es delante del
tercero que el representante actúa como si fuera parte sustantiva del
acto jurídico a celebrar sin decir cosa alguna sobre el representado.
Obviamente los efectos de la misma se darán directamente en la
esfera del representante y no del representado. Para que los efectos
jurídicos se den en el representado, el representante debe transferir
los mismos al representado por medio de otro acto jurídico.
En la representación indirecta se dan tres actos sucesivos:
-Del representado al representante
-Del representante al tercero
-Del representante al representado
Cabe dejar en claro que es esencial para esta representación el actuar
en interés ajeno, pero en nombre propio.
2) Representación general:
En referencia a todos los actos que pueden ser pasibles de
representación.
2) Representación Legal:
Es también llamada “necesaria” pues en esta representación se
protege al incapaz. Aquí el representante es designado por la ley
para que este gestione los bienes e intereses del representado. En el
presente caso, el poder no es conferido por discrecionalidad del
representado pues este tiene un nulo papel de decisión, sino por la
fuerza de ley, y es por eso que el representante tiene autonomía en la
gestión de los intereses del representado, por lo que su voluntad no
depende del mismo. Este tipo de representación fue creada con la
finalidad de suplir la falta de capacidad del representado. En este
punto solo se hace referencia a los incapaces absolutos, más no a los
relativos.
Las diferencias de la representación legal y la representación
voluntaria son las siguientes:
- La fuente: La representación voluntaria tiene su fuente en la
decisión discrecional del representado, el cual goza de capacidad
suficiente para designar un representante. Por otra parte, la
representación legal tiene su fuente en la ley y el carácter
obligatorio que viene con esta, además del nulo poder de
decisión de representación por parte del representado a falta de
capacidad suficiente para ejercer propiamente sus derechos e
intereses. De esta manera, la representación legal es originaria y
la representación voluntaria es derivada.
- El fundamento: La representación legal se fundamenta en los
intereses generales, mientras que la representación voluntaria se
tutelan los intereses particulares.
- Como mencionamos anteriormente, con la representación
voluntaria se da la manifestación de la autonomía de la voluntad
privada, es entonces que el sujeto haciendo uso de la
representación aumenta su capacidad de acción, cosa que no
sucede con la representación legal, la cual al ser impuesta por ley
limita la autonomía privada del incapaz. Dicho en otras palabras,
la representación voluntaria representa la autonomía, mientras
que la representación legal representa la heteronimia.
- La independencia en el actuar del representante legal respecto a
la voluntad del representado, cosa que no sucede con la
representación voluntaria, donde los límites son los que impone
el representante con el uso de su propia voluntad para la
celebración del acto jurídico del tercero.
3) La representación judicial:
Este tipo de representación viene de una resolución judicial, la cual
es dictada frente a una imposibilidad material que se presente a lo
largo de un proceso. O dicho en palabras más sencillas, cuando el
juez designa un representante, como bien son el curador ad litem, al
síndico de una quiebra, o al guardador dativo.
7. La evolución histórica de la representación
La norma general enunciada llega a nuestro Código Civil, luego de que durante siglos
se haya proclamado el principio contrario, conforme al cual, ningún negocio jurídico
podía ser realizado a través de representante.
Para el derecho romano, entonces, debía existir una perfecta identidad entre las
personas que celebraban un negocio jurídico, y las destinatarias de sus efectos. Fueron
algunos postulados del derecho canónico posteriormente desarrollados por la
escolástica española y la escuela del derecho natural, los que comenzaron a definir el
concepto de lo que hoy en día conocemos como representación directa. Sin embargo,
ese desarrollo no determinó la desaparición del viejo principio romano de los más
importantes códigos del siglo XIX. En efecto, el artículo 1119 del Code civil disponía
que: "Por regla general, no es lícito obligarse ni estipular en su propio nombre sino
para sí mismo". Nótese que la regla contenida en el código napoleónico es la misma
regla que existía en el derecho romano, con una sola diferencia: En el derecho romano
el principio conforme al cual no era posible estipular en nombre de otro no admitía
excepciones; las que sí son admitidas en el código napoleónico, permitiendo con ello la
entrada en vigor, a nivel legislativo, del instituto de la representación.
A nivel latinoamericano, dicha influencia fue bastante fuerte tanto es así que el Código
Civil de Bolivia de 1831 (que regula la representación directa en la parte relativa al
mandato con representación) establecía el rígido principio romano en su artículo 71º
cuando estipulaba "No se puede obligar ni estipular, si no es en nombre propio, y por sí
mismo". Esa tendencia al tímido reconocimiento del instituto de la representación fue
poco a poco rompiéndose en los códigos latinoamericanos, los que se inspiraron en el
artículo 980 del Proyecto de García Goyena que posteriormente se plasmó en el
artículo 1259 del Código Civil español, según el cual: "Ninguno puede contratar a
nombre de otro, sin estar autorizado por él, o sin que tenga por la ley su representación.
El contrato celebrado a nombre de otro, por quien no tenga autorización o su
representación legal, ¡será nulo; a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se le
otorgue".
Pero fue sin duda el Bürgerliches Gesetzbuch (BGB) el primer Código que rompe con
la tradición francesa de reconocer al instituto de la representación como un instituto
excepcional, estableciéndose en el BGB que, por regla general, todos los
negocios jurídicos podían ser celebrados por representante. Es por ello que la primera
parte del parágrafo 164 del BGB establece que "Una declaración de voluntad, que
alguien emite en nombre del representado dentro del poder de representación a él
correspondiente, es eficaz de forma inmediata para y contra el representado (...)".
Nótese con ello que el BGB ya no establece la regla general conforme a la cual
ninguno puede celebrar contratos en nombre de otro, sino que, sin establecer dicha
regla general, pasa directamente a regular el instituto de la representación. La tendencia
alemana fue posteriormente seguida por el Codice civile de 1942, cuyo artículo 1388
dispone que: "El contrato celebrado por el representante en nombre y en interés del
representado, en los límites de las facultades conferidas, produce directamente efectos
respecto del representado".
CAPÍTULO IV
La representación excede al ámbito de la teoría general del acto jurídico, esto es, el
objeto de la representación no es solamente la celebración de una o más actos jurídicos
En nombre del representado, sino que representante puede, además, de ejercitar los
derechos subjetivos de representado sin que ello signifique la celebración de actos
jurídicos .Por ejemplo, formular una reclamación extrajudicial, hacer un requerimiento
o una intimación constituir en mora al deudor de su representante, interrumpir la
prescripción de un crédito, ejercitar la facultad de la elección de las obligaciones
alternativas, etc.
El poder para el matrimonio tiene una regulación especial. El art. 264 prescribe: El
matrimonio puede contraerse por apoderado especialmente autorizado por la
escritura pública con identificación de la persona con quien ha de celebrarse bajo
sanción de nulidad es indispensable la presencia de esta última en el acto de la
celebración del matrimonio es nulo si el representante provoca el poder gobierno
incapaz antes de la celebración, aun cuando el apoderado ignoré tales hechos para
que surta efectos la revocatoria debe notificarse al apoderado y al otro contrayente. El
poder caduca a los seis meses de otorgado
Como el nuncio no manifiesta una voluntad propia porque solamente un portavoz del
interesado no se requiere que cuenten con capacidad de goce Y capacidad de ejercicio
es nuncius es simplemente el portavoz de la voluntad totalmente determinada por el
interesado. El nuncio no declara su propia voluntad sino la voluntad del interesado,
razón por la que no se requiere que cuente con la capacidad de obrar, ni siquiera la
capacidad natural del discernimiento, siendo suficiente la eficacia material de su
actividad de transmisión de la voluntad del interesado. Los vicios de la voluntad deben
valorarse respecto al interesado porque su voluntad la que ha formado el acto jurídico.
El interesado está vinculado a la declaración transmitida de manera infiel por el nuncio
pues es él quién debe soportar el riesgo por el mal funcionamiento del medio de
transmisión de su voluntad elegido. En casos ambiguos que no permiten definir con
claridad si se trata de representante o denuncia, es necesario determinar el grado de
discrecionalidad con el que actúa el sujeto para colocarlo en la situación de
representante o del nuncio; el primero cuenta con autonomía de voluntad, mientras que
el segundo carece de autonomía volitiva o sea representante actúa por sí mismo
manifiesta su voluntad, en tanto que el nuncio actúa como mero transmisor de la
voluntad.
Si yo quiero hacer una oferta o aceptarla que me están formulando desde un lugar
distante me puedo valer el teléfono y una carta del fax el correo electrónico y un amigo
que viaja ese lugar para transmitir mi declaración de voluntad. El nuncio no celebra o
concluye el acto sino que se limita a transmitir la voluntad ya formada de la persona
que lo celebra por lo que su colaboración es completamente ajena a la validez y
eficacia del acto. De allí que no se requiere que el museo cuenta con una especial
capacidad de obrar para que desempeñe su función capacidad que sí se exige que posee
el dominus. Nada impide que se pueden cargar a un niño u otro incapaz que cuente
solamente con la capacidad natural de entender que entregue a otra persona
determinada cantidad de dinero o cualquier otro bien para por ese medio cerrar un
negocio. Ni si quiera se exige que el nuncio tengo capacidad de comprender el sentido
de lo que transmite.
ARTICULO 145.- El acto jurídico puede ser realizado mediante representante, salvo
disposición contraria de la ley .
La representación voluntaria es aquella cuya fuente es la propia voluntad del sujeto representado.
En ese sentido, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, un sujeto puede realizar un negocio
para regular un interés del cual es titular, o, por el contrario, conferir a una persona el poder
necesario para que ésta regule los intereses del representado. A ese negocio jurídico por medio del
cual se otorga la representación se le denomina "poder". Antes de seguir con el análisis del artículo
145 del Código Civil, debemos precisar que el término "poder" se utiliza en dos sentidos: Como
negocio jurídico por medio del cual se otorga la facultad de representación; y como la situación
jurídica de la cual goza el representante; por ello aunque el presente comentario se refiera al
poder como negocio jurídico, se hace necesario poner atención en ambas acepciones a efectos de
entender mejor los conceptos.
El poder es el negocio jurídico unilateral mediante el cual un sujeto confiere a otro el poder
(situación jurídica) de representarlo. Es unilateral pues basta la declaración del representado para su
perfeccionamiento, no siendo necesario el consentimiento del destinatario. La unilateralidad del
poder se explica en la medida en que éste atribuye al representante una situación jurídica de poder,
sin configurar ni para el representante ni para el representado el nacimiento de un derecho o una
obligación (BlANCA). Siendo que la situación jurídica de la que es titular el representante es un
poder, el representante no se encuentra obligado a realizar el negocio en nombre del representado,
con lo cual éste no tiene ninguna garantía de que el negocio se va a realizar, salvo que en el acto de
apoderamiento se haya establecido la obligación de realizarlo. De esta forma, el poder solamente
habilito a realizar un negocio en nombre del representado
Mientras que, para quien sostiene que la comunicación debe ser hecha al representante, el poder no
tendría eficacia hasta que no sea puesto en conocimiento de éste.
En nuestra opinión, el poder es un negocio jurídico unilateral recepticio que debe ser puesto en
conocimiento del representante. Es recepticio en la medida en que de dicho acto surge para el
representante una situación jurídica de poder, la cual solo podría ser eficaz en la medida en que el
titular de dicha situación jurídica conozca la existencia del acto del cual emana. Por otra parte, el
sujeto destinatario de la comunicación debe ser el representante, y no los terceros, pues el
nacimiento de la situación jurídica se imputa en la esfera del representante, mas no en la de los
terceros; sino que más bien, como el poder ya ha surtido efectos al haber el representante tomado
conocimiento de él, éste podría negociar y/o contratar con los terceros, debiendo entenderse
más bien que la comunicación del poder a los terceros es un acto que acredita el ejercicio del poder
y que se constituye en un requisito de eficacia del negocio celebrado a través del representante,
mas no constituye requisito para la eficacia del poder
FIO
CAPÍTULO XI
En otras palabras, se dice que la revocación del poder es una de las formas más usuales de poner fin
al vínculo entre el representado y su representante, y tiene su base en el principio de la autonomía
privada; sin embargo, la facultad de revocar o dejar sin efecto un negocio jurídico unilateral tiene
una excepción llamada poder irrevocable.
Respecto al poder irrevocables preciso señalar que en nuestro ordenamiento jurídico tenemos
diversos negocios que aceptan la irrevocabilidad del poder, los que a modo de síntesis hemos
clasificado de la siguiente manera:
- En personas naturales:
El poder es irrevocable cuando se estipule para un acto especial o por tiempo limitado o cuando es
otorgado en interés común del representado y del representante o de un tercero.
- En el derecho de familia:
Como hemos dicho en el caso de estar de acuerdo con la regulación del poder irrevocables, surgen
dos posibilidades de interpretación, la primera que se trate de una irrevocabilidad absoluta y la
segunda que se trate de una revocación relativa.
Se entiende por irrevocabilidad absoluta, según la definición de Cano Martínez de Velasco, José
Ignacio. El mismo autor, a la excepción muy relevante al principio de la revocabilidad. Se da
cuando el poder constituye el único medio para el cumplimiento de un contrato subyacente, o
cuando está concebido en interés preponderante o exclusivo del representante del representante en
calidad de parte del contrato base, su arbitraria revocación conlleva un fraude.
El iusnaturalismo tiene la ventaja de, al valorar la causa del poder, impedir que éste se utilice para
el cumplimiento de ilicitudes. También impide el abuso del poder dado y luego
extemporáneamente retirado, al ligarlo al cumplimiento del contrato subyacente y del contrato
final. Sin embargo, tal línea ideológica no concuerda con la idea, por otra parte determinante, de la
independencia y la abstracción del poder.
Frente a ello, el positivismo desconoce el contenido ético o antiético de las circunstancias, fácticas
y jurídicas, que rodean al poder; pero posee la ventaja de ver en el poder un dato objetivo, abstracto
e independiente, lo que le hace siempre, en principio, revocable.
Si un poderdante se presenta ante el notario para revocar el poder ¿qué hará el apoderado? ¿Seguir
la gestión con el poder? No es razonable que lo haga, sino que la continúe sin él. Y si no puede
hacerlo sin el poder, deberá abstenerse, sin incurrir por ello en responsabilidad por incumplimiento
del contrato subyacente. Pero, si el representante tiene interés propio en la gestión, es previsible
que la continúe con el poder (revocado), arriesgándose a las consecuencias de la nulidad de lo
actuado desde la revocación. Se diga lo que se quiera, el poderdante puede revocar eficazmente
poderes considerados irrevocables, con tal de que, además de revocar, impugne, en su caso, lo
hecho por el representante tras la revocación. Y además, ello lo puede hacer apartándose
unilateralmente del contrato subyacente y defraudando el posible interés en la gestión del
representante o del tercero.
Lo dicho hasta el momento lo podemos definir como la confrontación entre la autonomía privada y
la seguridad jurídica, o también entre libertad para satisfacer intereses propios y la obligación que
satisface intereses ajenos. Que señala que “la revocación no es necesario justificarla, y lo que hay
que justificar es la subsistencia indefinida del poder, y más aún la irrevocabilidad del poder. La
revocación automática, fuera de las circunstancias de lugar y tiempo en el que el poder es otorgado,
es una consecuencia natural; el poder no se puede considerar que tenga una vigencia indefinida,
máxime en nuestros tiempos en que por la facilidad de las comunicaciones, ante una sospecha
fundada, ha de considerarse de acuerdo a la buena fe la comprobación y verificación de los
poderes”.
Dos son los principales argumentos que sostienen los defensores de la regulación del poder
irrevocable: La primera se refiere a que en los casos en los que se otorgué el poder en interés del
poderdante y además en interés del apoderado o de un tercero se justifica esta limitación a la
libertad del representado para realizar un acto afín de satisfacer sus intereses.
La segunda es que, en pro de la seguridad jurídica, el poderdante debe cumplir lo que se obligó
voluntariamente, esto es, que no se puede generar daños y perjuicios a terceros por su renuncia a
realizar lo que él mismo se comprometió.
Causales:
Estos dos primeros el autor dice que son lo suficientemente claros y que si o si una vez dado el
poder, este debe respetarse.
En estos dos últimos importa el mutuo acuerdo de participar, al haber intereses que no involucren
únicamente al representado, este no será el único que decida si se revoca o no.
Todo poder es irrevocable cuando es limitado, un plazo no mayor a 1 año. Pero en caso que la
representación deba alargarse, esta dura hasta que se satisfagan los intereses. Solo podrá revocarse
por mutuo acuerdo, se requiere de un pacto expreso.
La representación general siempre es revocable, solo el poder especial puede ser irrevocable.
Conflicto de intereses: primacía del principio de autonomía privada vs. Seguridad jurídica
Entendemos por interés a la relación entre sujeto - bien, que tiene como presupuesto un juicio del
sujeto sobre la idoneidad del bien a satisfacer su necesidad; sin embargo, no todos los intereses del
ser humano son relevantes para el derecho, por ello los ordenamientos jurídicos, tienen una triple
postura frente a éstos: La primera es de absoluta indiferencia: Se trata de aquellos intereses
importantes para el sujeto, pero sin relevancia social.
Frente a la libertad que tiene toda persona está la necesidad social de que se realicen o no
determinados actos, lo que equivale al sacrificio de intereses, esta necesidad la define Rosario
Nicoló.
La segunda postura positiva: El ordenamiento jurídico asume la protección y tutela del interés y por
ende de garantía de su realización, lo que significa que el ordenamiento pone a disposición del
sujeto titular del interés su aparato para hacer posible o más fácil la realización del interés mismo.
La tercera es que el ordenamiento no considera que el interés sea digno de ser protegido y más bien
lo subordina a intereses ajenos. No se trata de una indiferencia como la del primer caso sino de un
juicio desfavorable, predisponiendo los instrumentos idóneos para impedir que tal interés pueda ser
realizado.
Por ejemplo, si organizo una fiesta en mi casa e invito a mis mejores amigos de la universidad,
tengo interés en que vengan a mi casa a disfrutar de la reunión. situaciones jurídicas subjetivas.
Como una necesidad moral, por lo tanto, relativa ya que no excluye a la libertad sino más bien la
presupone y en cierto sentido la potencia en cuanto el sujeto que se encuentra en la posición de
deber tiene siempre la posibilidad de escoger entre el cumplimiento del deber y su transgresión.
Puede renunciar a representar en cualquier momento. Espera un plazo prudente de 30 días mientras
se consigue un suplente, la renuncia no le genera responsabilidades por daños siempre que sea
debidamente comunicada.
El Artículo 153° del Código Civil que refiere sobre la irrevocabilidad del poder, conlleva a una
serie de problemas de interpretación y aplicación de esta norma, por lo que se dio origen a la tesis
“Revocación del poder irrevocable y el acto jurídico de representación” por consiguiente el
presente es un análisis y estudio sobre la aplicación de esta norma en favor de los derechos que
toda persona posee subjetivamente, ya que la autonomía de la voluntad privada es un requisito del
acto jurídico por lo tanto no se aplica este instrumento del acto jurídico en el Art. 153 del Código
Civil.
La tesis está dividida en siete capítulos, el cual desarrolla las diferentes situaciones de su aplicación
y las repercusiones que trae, en tanto, existe un problema ante el hecho de hacer valer el
consentimiento y la autonomía privada en el agente del acto jurídico, desde el momento en el que
otorga poder a otra persona para que en su nombre actúe dentro de su esfera jurídica de acuerdo a
las facultades conferidas, sin embargo, el artículo 153 del Código Civil excepciona y limita el
actuar autónomo y voluntario del representado frente a la revocación de poder, en el cual existe un
conflicto social jurídico en el campo del derecho.
Así mismo los objetivos propuestos son relevantes para resolver la divergencia que trae el acto
jurídico de poder irrevocable, por lo que ayudó a llegar al propósito de la investigación; la
metodología de la presente tesis está encaminada a destacar los aspectos fundamentales de la
aplicación de la norma, mediante el estudio dogmático nacional e internacional que implica el
poder como acto de representación. El acto de representación se encuentra dentro del Acto Jurídico,
por lo tanto la manifestación de voluntad, el consentimiento y la autonomía privada son actos para
que den inicio a la celebración del acto jurídico, Carbonel dice: “el acto jurídico es aquel acto del
cual nacen efectos jurídicos, porque el sujeto al realizarlo quiere determinar un resultado y tal
resultado es tomado en consideración por el derecho”; tal es así, que la autonomía de voluntad
privada es el eje para actuar frente al derecho, en el cual está referida a la libertad de decisión y
actuación dentro del derecho sustantivo, reconocida por los ordenamientos jurídicos.
Pues el acto jurídico hace mención al poder, el cual califica como la figura de representación como
un acto por el cual una persona puede actuar en nombre de otra por medio de la manifestación de
voluntad del autor, siempre y cuando este actúe frente a la esfera jurídica del representado, siendo
el caso que el representante incumpla con la facultad otorgada o se pierda el valor de la confianza,
este podrá extinguir el acto jurídico, según el artícuo149 del Código Civil, sin embargo el Código
Civil ha regulado la figura de la irrevocabilidad de poder, el cual refiere que frente a sus tres
supuestos el poder no puede ser revocado en un plazo no mayor de un año, en cambio si el poder es
un acto por el cual fue manifestado por el autor, otorgando facultades a otra para que actúe en su
nombre, irrumpe con su derecho subjetivo a pesar de ser titular del derecho otorgado, de ahí parte
una serie de problemas de aplicación de esta norma frente a la revocabilidad de poder.
- Poder general: Puede representar todos los actos del proceso, salvo aquellos que la ley establezca
como especiales. Solo comprende actos de administración ordinaria sobre el patrimonio, para la
custodia y conservación de los bienes.
Solo en algunos casos (como la votación en asociaciones) el Código establece la necesidad de una
forma probatoria formal, la representación se da por escritura pública. O se establece la necesidad
de un poder especial (que siempre debe ser escrito) para actos de disposición como vender, donar,
permutar, etc.
Deben inscribirse en EL REGISTRO DE MANDATOS Y PODERES, que es un instrumento de
publicidad de las relaciones y situaciones jurídicas. El derecho no inscrito tiene valor frente a
cualquier tercero, pero no frente a un tercero de buena fe con derecho inscrito.
Por muerte, muerte presunta, ausencia (art.53), interdicción o inhabilitación, renuncia o revocación.
No existe la subrepresentación, o se la quitas o no, pero puedes darle facultades para que tu
representante a su vez nombre otro representante que lo represente a él mientras te representa a ti.
Este segundo representante tiene tanto poder como el primero, igualmente, el primer representante
puede delegar todas o unas cuantas facultades y brindar las instrucciones que vea oportunas.
Una necesidad del hombre es la seguridad, por ello todos buscamos que el derecho nos brinde
protección dentro del medio social en el que nos desenvolvemos, sin embargo, como señala
Morales Godo, Juan La seguridad jurídica, se puede considerar como un valor, o principio, o que es
un valor que está por debajo del valor justicia, etc., lo cierto es que el Derecho Registral se
encuentra al servicio del valor seguridad esta búsqueda de seguridad no debe excluir al valor de la
justicia.
La seguridad implica cierta permanencia en las leyes y en las situaciones jurídicas. El registro
contribuye a la seguridad haciendo cognoscibles dichas situaciones jurídicas, lo que otorga mayor
certeza a las partes que intervienen en la relación jurídica, como a los terceros que pueden verse
afectados por ella. La institución registral que refuerza la seguridad jurídica es la publicidad. La
función principal de los registros es dar seguridad en el tráfico y dar seguridad en la información
que contienen los asientos registrales, pero a su vez, brindar certeza respecto de la titularidad de los
derechos registrados.
El presente trabajo entiende que el “poder” es un acto independiente de cualquier otro negocio
jurídico, por lo tanto existe por sí mismo sin ninguna base contractual, tales características lo
desvinculan de la causa de cualquier contrato base que se alegue por tratarse de un negocio jurídico
autónomo.
Nuestro Código Civil, en su artículo 149, establece como regla general que l poder es revocable en
la medida que atribuye al representante un poder para actuar en interés del representado, con lo
cual la concesión y extinción del poder quedarían a la libre disponibilidad del representado.
Empero, la excepción a esta regla general se encuentra en el artículo 153 que regula la
irrevocabilidad del poder en los siguientes supuestos:
A nivel registral, el tema del poder irrevocable se divide en dos actos que son:
b) La inscripción de la revocación de los poderes otorgados con carácter de irrevocables antes del
vencimiento del plazo establecido en el poder o del periodo de un año.
La irrevocabilidad del poder puede estipularse para un acto especial o por plazo limitado o cuando
se establece para un poder otorgado en interés común del representado y del representante o de un
tercero. La irrevocabilidad del poder debe constar expresamente La hipótesis de la norma es que el
representado haya otorgado un poder para que el representante realice en nombre de aquél un acto
específico. En este supuesto, debe considerarse en primer lugar que toda persona que otorga un
poder tiene siempre un interés al margen de que el representante también lo pueda tener, porque no
sería lógico pensar que el interés del negocio jurídico UNILATERAL corresponda sólo al
representante, aun en los ejemplos comunes de que el poder sea otorgado a un acreedor para que
pueda satisfacer su deuda no se puede excluir el interés del poderdante en cancelar dicha deuda, por
lo que este numeral no es razón.
Las interpretaciones que para inscribir un poder que cumpla con cualquiera de los supuestos del
artículo 153 deberá indicarse expresamente que el poder es irrevocable, siendo necesario analizar
cada uno de ellos a fin de encontrar el verdadero sentido de la norma.
Es menester también señalar, como lo hace la Exposición de Motivos del Código Civil que,
dicha norma solo tiene relevancia para efectos de la responsabilidad del representado frente
al representante, pues no puede ser irrevocable el poder conferido en interés del
representado. En efecto, la posición del presente trabajo es que la irrevocabilidad de un
poder otorgado en interés del representado sería nula, debido a la ausencia de causa.
2. Cuando se otorgue poder por tiempo limitado:
Este numeral parte del supuesto de que el poder ha sido otorgado por un tiempo limitado.
Es decir, se trata, de un poder sujeto a plazo resolutorio. La justificación de la norma es que
no se quiere dejar en la potestad del representante la regulación de los intereses del
representado indefinidamente, razón por la cual se hace necesario que solo se pueda
establecer la irrevocabilidad del poder si éste ha sido conferido por un plazo determinado,
el mismo que no puede ser mayor de un año, de acuerdo a lo dispuesto por la última parte
del artículo en comentario. Sin embargo, nada impide que un poder otorgado por tiempo
limitado no pueda ser revocado, por lo que esta norma debe entenderse en el sentido que
solo podrá establecerse la irrevocabilidad del poder cuando éste haya sido otorgada por un
plazo determinado.
3. Cuando se otorgue poder en interés común del representado y representante:
Este numeral parte del supuesto de que el poder ha sido otorgado por un tiempo limitado.
Es decir, se trata, de un poder sujeto a plazo resolutorio. La justificación de la norma es que
no se quiere dejar en la potestad del representante la regulación de los intereses del
representado indefinidamente, razón por la cual se hace necesario que solo se pueda
establecer la irrevocabilidad del poder si éste ha sido conferido por un plazo determinado,
el mismo que no puede ser mayor de un año, de acuerdo a lo dispuesto por la última parte
del artículo en comentario. Sin embargo, nada impide que un poder otorgado por tiempo
limitado no pueda ser revocado, por lo que esta norma debe entenderse en el sentido que
solo podrá establecerse la irrevocabilidad del poder cuando éste haya sido otorgada por un
plazo determinado.
4. Cuando se otorgue poder en interés de un tercero:
El poder en este supuesto podría suponer la lesión del interés del tercero, pero como se ha
señalado antes no se puede hacer justicia por encima de los derechos del representado, por
lo que si bien la norma establece que en este caso el poder sería irrevocable, en realidad
quiere decir que puede ser revocado en este caso; pues la regla
general es que el poder sea revocable pero asumiéndose los daños ocasionados por la
revocación; siendo ésta la razón por la cual el artículo en comentario concluye
estableciendo que en ningún caso la irrevocabilidad puede ser mayor a un año.
A veces, se destaca la protección debida a la apariencia para impedir el perjuicio de
tercero, quien contrató tras la revocación sin conocerla. Ciertos sectores no consideran o no
resaltan que la irrevocabilidad se deba a la necesidad de procurar el cumplimiento de un
contrato. Sino que, cambiando de supuesto, la ven nacer de un acuerdo expreso de no
revocar. Sin cuyo pacto no hay irrevocabilidad que valga, por mucho que el poder sirva de
medio de ejecución contractual.
En la práctica, por ejemplo la cesión de bienes a los acreedores para pago de deudas, un
importante sector de la doctrina interpreta que en la cesión de bienes para pago de deudas
el deudor otorga a favor de su acreedor un poder de representación para que realice las
acciones necesarias para satisfacer su crédito.
Finalmente se tiene el ámbito notarial, donde un poderdante sí puede revocar un poder
irrevocable, ya que el Notario no puede analizar para qué se otorgó el poder, y además tal
información no es necesario que obre dentro del documento. Ahora el problema es qué
pasa con el apoderado que se le revocó el poder que si éste era el único medio de cumplir
el encargo si tiene interés propio en el cumplimiento del contrato básico, pues su actuación
puede ser impugnada por el representado, pues no habiendo facultades de representación,
lo hecho no produce efectos directos en su persona, surgiendo así un daño, derivado del
incumplimiento del contrato básico, puesto que el poderdante desiste de él unilateralmente.
Sin embargo, el daño contractual que se realiza al apoderado con interés en la gestión o
sobre el tercero, genera también el deber de indemnizarlo.
Responsabilidad por la elección del sustituto:
LUCIA
EVER
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
1.
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS