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LA VOCACIÓN HEREDITARIA EN EL DERECHO SUCESORIO PERUAN0

SUMARIO:

1. Los sucesores hereditarios

2. La herencia transmisible

3. La Vocatio Hereditatis en la Sucesión Testamentaria e Intestada

3.1. La sucesión de órdenes: vocación hereditaria actual y eventual

3.2. La vocación hereditaria y el derecho sucesorio peruano

3.3. Fuentes de la vocación hereditaria en el derecho sucesorio nacional

3.4. Determinación del sucesor con vocac1ón hereditaria actual

4. A modo de conclusión

En el derecho de sucesiones, la calidad de heredero se encuentra sustentada en la vocación hereditaria ( vocatio


hereditatis). Al morir una persona, es común que los parientes que le sobrevivan quieran o crean que tienen derechos a
heredarlo, pero ¿quién tiene derecho a heredar al causante (de cujus)? Como decimos usualmente, al tratar este tema,
tendrá derecho a heredar aquella persona que sea la <<llamada a suceder al causante». esto es, aquélla que tenga
vocación hereditaria respecto a aquél.

La existencia jurídica de una persona física termina con la muerte. ya sea por el hecho de la muerte misma o como efecto
consecuente de la declaración judicial de muerte presunta. Correlativamente, debe señalarse un segundo efecto producido
por la muerte de una persona tísica, nos referimos a la apertura del proceso sucesorio del fallecido a favor de determinadas
personas, conocidas como sus sucesores hereditarios.

Al respecto, téngase en cuenta que se entiende por sucesión hereditaria la sustitución que opera a consecuencia de la
muerte de una persona, por la cual otra u otras personas asumen los bienes, derechos y obligaciones transmisibles de las
que aquélla era titular. Más que un proceso de adquisición por causa de muerte, se trata aquí de una sustitución de
titulares, porque quienes suceden al causante pasan a ocupar su lugar, asumiendo la posición jurídica que detentaba aquél
en relación con los derechos u obligaciones que sean de naturaleza transmisible por sucesión hereditaria.

Cualquier esquema básico de análisis del proceso hereditario debe comprender: al causante, los sucesores o causa
habientes, la herencia y el título hereditario. La noción-eje que une todos estos conceptos es la vocatio hereditatis. Nos
hemos planteado, así, abordar a continuación los siguientes conceptos: sucesores hereditarios, herencia transmisible y
título hereditario, creemos que ello nos permitirá apreciar en todos sus alcances el concepto de vocatio hereditatis.

1. Los sucesores hereditarios En Derecho de Sucesiones se distinguen:

La sucesión testamentaria y la sucesión legal. Por la primera, se atribuye la herencia por testamento, conforme a las
disposiciones de voluntad del causante; mientras que en la segunda, la ley establece quiénes son los herederos del
causante.

En principio, los sucesores o causahabientes son aquellos que tienen vocatio hereditatis, esto es, los llamados a heredar al
causante. Los causahabientes son aquellas personas que reciben los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la
herencia dejada por el causante. Debe anotarse que, la denominación genérica de sucesores comprende tanto a los
herederos como a los legatarios.

Mediante la sucesión testamentaria se ordena la sucesión patrimonial de los bienes, derechos y obligaciones de una
persona para después de su muerte, al otorgarse testamento. En esta clase de sucesión hereditaria, se pueden encontrar
ambas clases de sucesores, nos referimos a los herederos y los legatarios. Los herederos serán forzosos, esto es, a quienes
les corresponde la legítima de la herencia (artículo 724º del Código Civil) o voluntarios, éstos últimos son los que son
designados a falta de aquéllos.

En cambio,los legatarios sólo pueden ser instituidos mediante testamento, y son considerados como acreedores de la masa
hereditaria, ya que sus derechos a los legados que haya dispuesto el testado se encuentran supeditados a la existencia de
la herencia líquida, la cual se determinará una vez que sean pagadas las cargas y deudas de la herencia. Cuando no hay
testamento, o si lo hubo y éste fue declarado nulo o ineficaz totalmente, la sucesión de una persona se regulará por las
normas de la Sucesión Legal o Intestada; y si la nulidad o ineficacia del testamento fuera parcial, ello conllevará a que en
parte de la herencia, se designarán los sucesores según el proceso de sucesión legal o intestada. En este caso. la única clase
de sucesores que se establecen por la sucesión legal es la de los herederos legales, de acuerdo al orden sucesorio que
establece el art. 816 del Código Civil3 .

En cuanto a los herederos, es de suma utilidad, la clasificación elaborada por Ferrero, quien distingue, según se trate:

a) Por la clase de sucesión: en testamentarios cuando suceden en virtud de un testamento, y legales cuando heredan por
mandato de la ley a falta de testamento;

b) Por su título: en legales, en virtud a lo establecido en el artículo 816º del Código Civil y voluntarios que son aquellos que
el causante instituye como tales en el testamento a falta de los herederos forzosos;

c) Por la calidad de su derecho: en forzosos, los que el causante no puede excluir salvo por las causales de indignidad o
desheredación, y no forzosos que son el resto de parientes consanguíneos que estando comprendidos en el art. 816 citado,
no tienen la calidad de forzosos;

d) Por su relación con el causante: en regulares que son los parientes consanguíneos, y en irregulares como es el caso del
cónyuge; y,

e) Por el mejor derecho a heredar: en aparentes que son aquéllos que entran en posesión de la herencia por considerar
que le corresponde la misma hasta que aparecen herederos con mejor derecho a heredar, como es el caso de los
verdaderos o reales, que son aquéllos a quienes les toca recibir la herencia de acuerdo a lo establecido en el testamento o
señalados por la ley.

En virtud del artículo 660º de nuestro Código Civil se tiene que «desde el momento de la muerte de una persona, los
bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus sucesores». Con la muerte del causante se
origina la sucesión entendida como la transmisión patrimonial por causa de muerte.

En el caso de los herederos, éstos adquieren la herencia a título universal, porque sustituyen al causante en todos sus
bienes, derechos y obligaciones o en una parte de ellos, operando esa transmisión en un solo acto y por un solo título
sucesorio: el testamento o la sentencia judicial o acta notarial de sucesión intestada. Interesa tener en cuenta que. una vez
que el heredero sea declarado como tal por sentencia judicial o acta notarial, de acuerdo con el proceso de sucesión legal o
intestada o haya sido instituido mediante un testamento válido y eficaz, los efectos de dicha designación si se encuentran
referidos a la totalidad del patrimonio objeto de transmisión, o a una parte alícuota del mismo, el heredero sucede a título
universal, porque asume los bienes, derechos y obligaciones que componen la herencia como un todo.

Asimismo, al contener la herencia las obligaciones a cargo del causante, el heredero deberá responder por las obligaciones
que asumió en vida el causante Esto nos lleva a tratar la sucesión a título universal en contraposición a la sucesión a título
particular. Por la primera el sucesor tiene derecho a recibir un porcentaje sobre «todo» el patrimonio materia de herencia,
a diferencia de la sucesión a título particular, propia de los legados, donde se asigna delimitadamente a favor del legatario
derechos sobre un bien determinado o sobre parte de los derechos y acciones de un bien o bienes determinados.

2. La herencia transmisible

El patrimonio hereditario o herencia lo componen los derechos, bienes y obligaciones que deja el causante a su muerte. En
relación con la herencia y los herederos, debe tenerse en cuenta las palabras de Zárate del Pino, para quien la herencia es
considerada como un untversum ius, como una unidad y una universalidad desde la apertura de la sucesión hasta la
división y partición, si hay pluralidad de herederos o hasta su aceptación, si se trata de un heredero singular. De esa
universalidad de derechos, bienes y obligaciones que deja el causante como herencia, sólo podrán ser materia de sucesión
hereditaria aquellos que tengan la calidad de transmisibles por sucesión.

La doctrina ha señalado que se consideran derechos transmisibles por sucesión, los siguientes:

a) A la propiedad, relativos a bienes muebles o inmuebles;

b) Posesión sobre bienes muebles e inmuebles;

c) Derechos de autor;

d) Derecho de aceptar o renunciar a la herencia; derecho a los legados; derecho de ejercer la acción petitoria de herencia o
reivindicación de bienes hereditarios;

e) Derechos que nacen del contrato de locación;

f) Derecho a las indemnizaciones establecidas a favor del causante en la vía civil; y,

g) Derecho a la reparación civil dictada a favor del causante en sede penal.

Mientras que como obligaciones transmisibles por sucesión tenemos las adquiridas en vida por el causante, debiendo
considerarse que en virtud del artículo 1218º del Código Civil, la obligación se transmite a los herederos, salvo cuando es
inherente a la persona, lo prohíbe la ley o se ha pactado en contrario.

Por otra parte, son intransmisibles por sucesión:

a) Los derechos personales y de familia; y

b) Algunos derechos reales y obligaciones de carácter personal.

En cuanto a los derechos personales y de familia, se considera que los derechos personales son intransmisibles dado que
son atributos de la personalidad que se extinguen con ésta, tales como el derecho a la vida, al nombre, a la integridad
física, a la libertad, al honor, al nombre, al domicilio personal, el cuerpo del causante (en este caso, salvo que el propio
causante haya dispuesto de su propio cadáver, en todo o en parte, ya sea con fines científicos o médicos), etc. Sobre los
derechos de familia, éstos devienen en intransferibles dada su naturaleza jurídica, ya que son derechos personales y no
patrimoniales, entonces por su propia naturaleza son intransmisibles tanto por acto entre vivos como por sucesión
hereditaria.

Entre los derechos reales intransmisibles, nuestra legislación considera el supuesto de extinción del usufructo, por la
muerte o renuncia del usufructuario (inciso 4 del artículo 1021 ºdel Código Civil); causal aplicable también a la extinción de
los derechos de uso y habitación, de acuerdo con la disposición establecida en el artículo 1 026º del Código Civil. Tampoco
son transmisibles por sucesión las obligaciones de carácter personal, como la renta vitalicia, que se extingue con la muerte
de la persona obligada al pago de la renta, de acuerdo con artículo 1937º del Código Civil; el comodato, dado que en el
art.1733 del Código Civil se sanciona la intransmisibilidad de las obligaciones y derechos que resultan del comodato, salvo
que el bien haya sido dado en comodato para una finalidad que no pueda suspenderse; el mandato, siendo una de sus
causales de extinción prevista en el inciso 3 del artículo 1801 º del Código Civil, la muerte, interdicción o inhabilitación del
mandante o del mandatario; en el caso de los derechos relativos a la labor personal del causante, cuando se está ante las
obligaciones intuito personae; el derecho de ser miembro de una asociación, que de acuerdo con el artículo 89º del Código
Civil, la calidad de asociado es inherente a la persona y no transmisible, salvo que lo permita el estatuto; y finalmente,
también se considerarán aquellos casos que la ley señale expresamente como obligaciones no transmisibles por sucesión
hereditaria.

3. La Vocatio Hereditatis en la Sucesión Testamentaria e Intestada

Tanto en la sucesión testamentaria como en la legal, la herencia se defiere a quienes son llamados a la adquisición. Este
llamamiento, como ya se ha señalado, es conocido como vocación hereditaria ( vocatio hereditatis) Al respecto, Maffia
distingue la capacidad para suceder de la vocación hereditaria.

Así, mientras que la primera consiste en la aptitud para recibir por transmisión mortis causa, por la segunda se entiende al
llamamiento de un sucesor a una sucesión determinada, llamamiento que presupone necesariamente como sustento
previo la capacidad delllamado.

3.1. La sucesión de órdenes

vocación hereditaria actual y eventual La ley al organizar el sistema de llamamientos hereditarios, lo hace con base en una
sucesión de órdenes. Entendiéndose como concepto de orden, al conjunto de parientes que, considerados colectivamente,
excluyen a otros parientes del causante; o son excluidos, a su vez, por otro grupo o categorías de parientes del causante o
de cujus.

La vocación hereditaria de los herederos existe en cabeza de cada «llamado» desde el momento mismo de la muerte del
causante. La vocación hereditaria del llamado en primer Jugar y de los sucesibles en grados ulteriores coexiste
simultáneamente desde la apertura de la sucesión. Por ello se debe hacer la distinción entre vocación hereditaria actual y
eventual, la persona que resulte llamada a suceder en primer término será quien posee un llamamiento actual a la herencia
que le otorga el derecho de aceptar (delación).

En cambio, la vocación hereditaria del llamado en segundo o ulterior grado es, pues, una vocación eventual, sin delación.
Podríamos decir que ésta última es una vocación que aspira a convertirse en actual en expectativa, pero que debe ser
desplazada al predominar la vocación hereditaria del llamado en primer lugar. Así, al fallecimiento de una persona que
tenga más de un pariente, podrá darse el caso que al menos alguno tenga una vocación actual y los otros vocación
eventual. Ello determinará la presencia de vocaciones simultáneas.

La "vocatio hereditatis” determina cuál de las vocaciones prima. Así, la utilización de esta noción permite comprender
cómo por renuncia o muerte del sucesible «llamado en primer lugar a suceder”, la herencia pasa a deferirse a los sucesibles
de orden o grado ulterior, no desde o a partir de la renuncia o muerte de aquél, sino retrotrayéndose en todo caso al
momento de la apertura de la sucesión. En otras palabras, el «llamado en un orden sucesorio posterior » al perderse la
vocación hereditaria del primer llamado (ya sea por muerte, renuncia, desheredación o exclusión de la herencia por
indignidad de suceder) pasa a actualizar su vocación hereditaria, convirtiéndose en el inmediato llamado a suceder, esto es,
quien tiene «Vocatio hereditatis» respecto al causante.

3.2. La vocación hereditaria y el derecho sucesorio peruano

En cuanto a la sucesión legal o intestada, nuestro Código Civil de 1984 establece la sucesión de órdenes en el artículo 816º,
del modo siguiente: «Son herederos del primer orden, los hijos y demás descendientes; del segundo orden, los padres y
demás ascendientes; del tercer orden, el cónyuge; del cuarto, quinto y sexto órdenes, respectivamente, los parientes
colaterales del segundo, tercero y cuarto grado de consanguinidad. El cónyuge también es heredero en concurrencia con
los herederos de los dos primeros órdenes indicados en este artículo”.
En el artículo 816º aparecen enunciados seis órdenes sucesorios de los herederos legales:

- Los hijos y demás descendientes;

- Los padres y demás ascendientes;

- El cónyuge sobreviviente;

- En el 4to., 5to., y 6to. orden sucesorio, se encuentran los parientes consanguíneos colaterales de segundo, tercer y cuarto
grado respectivamente. Si no hubieran herederos hasta el6to. orden de los contemplados en el artículo 816º del Código
Civil, entonces los bienes pasan al Estado, quien es considerado sucesor de acuerdo con el artículo 830º del Código Civil.

Como se aprecia en la norma citada, la ley peruana sólo concibe seis órdenes sucesorios, en los cuales se ubicarán los
parientes o cónyuge que sobrevivan al causante y que tendrán vocación hereditaria respecto al causante. Suponiendo que
el Señor «X» fallece y deja a su cónyuge, hijos, nietos, sobrinos, hermanos; sólo algunos de ellos tendrán vocación
hereditaria actual y otros la vocación hereditaria eventual.

De los cuales se tendrá que declarar como heredero al que tenga una vocación hereditaria actual (vocatio hereditatis), que
se sustente en el principio del mejor derecho a suceder, mientras que, el resto de las personas, sólo tendrán una vocación
eventual y deberán ceder sus expectativas ante los derechos sucesorios del primer llamado. Por otra parte, en la sucesión
testamentaria la vocación hereditaria estará referida en primer lugar a la existencia de herederos forzosos (artículo 724º
del Código Civil) para quienes se encuentra reservada la legítima y cuando no hayan herederos forzosos del testador, al
haberse instituido herederos voluntarios, éstos, por haber sido designados como tales en el testamento, tendrán la
vocación hereditaria a favor suyo; y en el caso, que se hubiera previsto la sustitución de algún heredero voluntario en la
sucesión testamentaria, entonces al producirse la condición que determine la sustitución, el heredero voluntario sustituto
se entiende que actualiza su vocación hereditaria.

Tal como se ha referido, el reconocimiento al derecho hereditario de los herederos forzosos está reconocido tanto en la
sucesión testamentaria como en la sucesión intestada. En la sucesión testamentaria debe respetarse la porción intangible
de la cual el testador no puede disponer libremente (en caso que dejara herederos forzosos). En cambio, en la sucesión
intestada se tiene un orden sucesorio legal en el que están comprendidos los herederos forzosos, en primer término, entre
los tres primeros órdenes que prevé el artículo 816º del Código Civil y los parientes colaterales de segundo y tercer grado
de consanguinidad, en segundo término, que también los contempla la acotada norma.

3.3. Fuentes de la vocación hereditaria en el derecho sucesorio nacional

La vocación hereditaria en nuestro ordenamiento se encuentra sustentada en el sistema del parentesco, en este sentido, el
orden hereditario está integrado por el conjunto de familiares consanguíneos del causante en referencia a líneas o ramas
específicas de parentesco. Zannoni al comentar las normas del Código Civil argentino expresa que nuestro derecho de
orientación romanista, organiza el cómputo del parentesco sobre la base lineal. Y, sobre esa misma base organizaría más
tarde el orden del llamamiento hereditario.

Así, el parentesco consanguíneo está regulado en el artículo 236º del Código Civil al conceptual izarlo como «la relación
familiar existente entre las personas que descienden una de otra o de un tronco común. El grado de parentesco se
determina por el número de generaciones. En la línea colateral, el grado se establece subiendo de uno de los parientes al
tronco común y bajando después hasta el otro. Este parentesco produce efectos civiles sólo hasta el cuarto grado». De la
lectura de este artículo tenemos que, el parentesco consanguíneo está determinado por el número de generaciones,
siendo que cada generación forma un grado. La serie de grados forma la línea que puede ser directa o colateral. La línea
directa o recta puede ser descendente o ascendente.
En las líneas se cuentan tantos grados como generaciones o como personas descontando la del causante. En la línea recta
se sube sólo hasta el tronco. Así, el hijo dista del padre un grado, dos del abuelo, y tres del bisabuelo. En la colateral se
sube hasta el tronco común y después se baja hasta la persona con quien se hace la computación. Así, el hermano dista dos
grados del hermano, tres del tío (hermano de su padre o de su madre), cuatro del primo hermano y así en adelante.

Debe precisarse que, cuando nos referimos al parentesco como fuente para la determinación de los derechos sucesorios de
las personas, debe tenerse en cuenta tanto el parentesco consanguíneo como el parentesco por adopción que está
reconocido en el artículo 238º del Código Civil. En efecto, por la adopción el adoptado adquiere la calidad de hijo del
adoptante y deja de pertenecer a su familia consanguínea, así lo establece el artículo 377º del Código Civil. De ahí que las
consecuencias jurídicas de la adopción son que el adoptado es considerado como si fuera hijo del adoptante y que el
adoptado lleva los apellidos del adoptante o adoptantes (artículo 22º del Código Civil).

Junto al criterio del parentesco consanguíneo y por adopción, la legislación sucesoria también contempla el llamamiento
hereditario del cónyuge supérstite, quien tiene el vínculo jurídico con el causante por el matrimonio civil, el cual sustenta
sus derechos sucesorios (artículo 822º del Código Civil). El parentesco por afinidad no es tomado en cuenta para sustentar
la vocación hereditaria de los herederos forzosos, ni en general para la de los sucesores legales.

En consecuencia, la vocación hereditaria en el derecho sucesorio peruano se encuentra sustentada en el parentesco


consanguíneo y por adopción, así como por el vínculo matrimonial; las personas que sobrevivan al causante y que se
encuentren vinculadas a él por alguno de estos factores, tendrán la vocación hereditaria, debiéndose determinar
previamente quienes gozan de la vocatio actual frente a la vocatio eventual.

3.4. Determinación del sucesor con vocación hereditaria actual Cuando hay testamento.-

El familiar que tenga vocación hereditaria actual respecto al causante, tendrá la calidad de heredero. Para determinar la
vocación hereditaria actual se debe tener en cuenta, en primer término, si hay testamento válido y vigente pues debe
respetarse la declaración de última voluntad expresada por el fallecido, voluntad que se encuentra sujeta a determinadas
normas imperativas de orden público del derecho sucesorio como la legítima, por ejemplo, y que le obliga a considerar
siempre a sus herederos forzosos cuando los tiene.

Así, en principio, la voluntad plasmada en el testamento debe primar siempre que se hayan observado las normas
imperativas del derecho sucesorio. Por ello, con relación a los designados en el testamento como es el caso de los
herederos forzosos del causante, la vocación hereditaria de éstos se sustenta precisamente en su calidad de forzosos; en el
caso de los herederos voluntarios, la vocación hereditaria se sustenta en la designación expresada en el testamento como
manifestación de la voluntad del causante.

Cuando no hay testamento que regule la sucesión hereditaria.-

En el caso de la sucesión establecida por la ley (sucesión legal) son varios los supuestos para que opere la declaración de los
herederos legales, por ejemplo, cuando no se otorgó testamento o cuando el causante al hacer el testamento omite u
olvida comprender a sus herederos forzosos o el caso que el testamento deviene en nulo por no observar la forma prevista
por ley, en fin, éstos son algunos de los casos que prevé el artículo 815º de nuestro Código Civil.

Acerca de los órdenes sucesorios establecidos en el artículo 816º del Código Civil, debe tenerse en cuenta que orden
sucesorio es diferente a grado, incluso ocurre que cada orden sucesorio puede comprender parientes de diversos grados.
Así, por ejemplo, en el primer orden se considera a los parientes en línea recta descendente compuesto de los hijos y
demás descendientes, entonces en el primer orden sucesorio pueden encontrarse los hijos (primer grado), los nietos
(segundo grado), bisnietos (tercer grado). tataranietos (cuarto grado), etc. Similar situación puede presentarse en el
segundo orden, cuarto, quinto y sexto órdenes sucesorios. Así, en el segundo orden se tiene a los padres y demás
ascendientes, esto es, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc. En el tercer orden tenemos al cónyuge sobreviviente,
mientras que en el cuarto orden sí hay coincidencia con un solo grado, en el que se comprende a los hermanos, quienes
son parientes colaterales de segundo grado.

Finalmente, en el quinto y sexto órdenes sucesorios coinciden parientes de un mismo grado pero de diferentes líneas, tal
es el caso del quinto orden en el que se ubican los parientes colaterales de tercer grado como los tíos (línea colateral
ascendente) y los sobrinos (línea colateral descendente); por otro lado, en el sexto orden se consideran a los parientes
colaterales de cuarto grado como el primo hermano, el sobrino nieto (línea colateral descendente), y el tío abuelo (línea
colateral ascendente).

En la sucesión intestada deben aplicarse de forma concordada los artículos 816º y 817º del Código Civil, así habiendo
parientes del causante que estén comprendidos en uno o varios de los órdenes sucesorios, no todos ellos van a tener
derecho a heredar en calidad de herederos legales, habrá que seguir el orden que prescribe el artículo 816º, y aplicar el
principio de exclusión sucesoria para ubicar a las personas que tienen la vocación hereditaria actual, esto es, la "vocatio
hereditatis".

Así, cuando en un mismo orden coincidan personas o parientes de diversos grados o líneas, en primer lugar se aplica la
regla de exclusión sucesoria por líneas, prefiriéndose a los parientes de la línea recta a la colateral; en segundo lugar se
prefiere a los parientes de la línea recta descendente sobre los de la línea recta ascendente.

En tercer lugar, se aplica la regla de la proximidad en grado, esto es, cuando en la misma línea de parentesco hereda al
causante el pariente en grado más próximo a aquél excluyendo o desplazando al de grado más remoto, salvo el caso de la
representación sucesoria la cual es una excepción que complementa dicha regla. Debe tenerse en cuenta que sólo una vez
que se ubiquen los parientes en la línea preferencial, recién debe aplicarse la regla de la exclusión por la proximidad en el
grado de parentesco. Digamos, por ejemplo, que fallecido el causante le sobreviven únicamente su padre y su hijo,
entonces el padre del causante será excluido por el nieto de éste, ya que prima la línea recta descendente sobre la línea
recta ascendente, de modo que quien tiene la vocación hereditaria actual la tendrá el nieto; en consecuencia, será el nieto
del causante quien tiene la" vocatio hereditatis», en el ejemplo anotado.

En suma, dado que los órdenes sucesorios son excluyentes, la prelación del grado opera dentro de cada orden. Así, si en el
momento de la apertura de la sucesión sobreviven al causante parientes de un orden ulterior que se encuentran en grado
más cercano al de otros parientes de un orden preferente, sólo actualizan su vocación estos últimos. Los parientes que
integran un orden ulterior en la prelación no actualizan su vocación sino a falta de todo pariente en el orden preferente.
Por ejemplo, tenemos a un sobrino y un hermano del causante, el hermano está en un orden preferente, sin embargo el
sobrino podrá actualizar su vocación hereditaria en el caso que el hermano no pueda o no quiera heredar al causante, ya
sea porque renuncie a la herencia, premuera al causante, o sea declarado judicialmente indigno para suceder; en
cualquiera de estos supuestos el sobrino pasará a tener la vocación sucesoria para heredar al fallecido. Al orden prelatorio
establecido en la sucesión legal debe considerarse el derecho hereditario concurrente del cónyuge supérstite para heredar,
ya sea con los herederos del primer o segundo orden. En efecto, el cónyuge sobreviviente no tiene vínculo de parentesco
consanguíneo con el causante, pero sí el matrimonial y al concurrir con otros parientes consanguíneos, ya sea del primer o
segundo grado, cohereda el cónyuge con ellos.

Sin embargo, si no hubiera parientes del primer o segundo grado, entonces el cónyuge hereda todo, en otras palabras, en
ese caso su vocación hereditaria es excluyente. También debe tenerse presente el derecho de representación sucesoria, el
cual se presenta cuando los parientes más lejanos en grado heredan lo que le habría correspondido a su representado.
Debe tenerse en cuenta que, de acuerdo con artículo 682º del Código Civil, en la línea recta descendente la representación
es ilimitada a favor de los descendientes de los hijos y, en el articulo 683º se expresa que en la línea colateral sólo hay
representación sucesoria en el caso de los sobrinos que heredan a los tíos, siempre que concurran con un tío sobreviviente.
Zannoni señala que cuando la herencia se defiere a los sucesores que fundan o reconocen su vocación legítima o legal en la
circunstan- Cia de ser, todos, los parientes del difunto más cercano en grado. el llamamiento es, por asi decir, originiario. Si,
en cambio, uno -o varíos- de esos parientes ha prefallecido o por otra circunstancia resuelve su llamamiento, sus
descendientes concurren con los otros parientes unificando su vocación en la cuantía y extensión de su ascendiente,
recibiendo un llamamier1to derivado de la vocación originaria inexistente o resuelta. Con relación a la vocación hereditaria
de los colaterales, Maffia anota que en el antiguo derecho francés la sucesión en línea colateral no tenía límites, el Código
Napoleón la restringió al duodécimo grado y una ley dictada en 19171a redujo al sexto. Este grado de parentesco, que es
también el exigido por las legislaciones de Chile y de Italia, se ha reducido aún más en otros países: España, México y Perú
limitan la vocación de los colaterales al cuarto grado.

De acuerdo al articulo 816º de nuestro Código Civil se comprende como herederos legales a los parientes colaterales hasta
el cuarto grado de consanguinidad. Entonces, la vocación hereditaria del heredero instituido por testamento estará dada
en función a su calidad si se trata de heredero forzoso; y en el caso de los herederos voluntarios a la legalidad de su
institución y a la voluntad del testador expresada en el testamento. Si se trata de un heredero voluntario sustituto, éste
tendrá vocación hereditaria eventual, ya que se actualizará su vocación hereditaria cuando se produzca la condición que
determine la sustitución de heredero.

En cambio, en el caso de la sucesión legal, la vocación hereditaria actual del heredero estará dada en función al orden
sucesorio en que se ubique y al mejor derecho de heredar que tenga. Por ello, tal como indicáramos al inicio de este
artículo, no se puede decir que todas las personas comprendidas en el artículo 816º tengan la calidad de herederos, ya que
previamente tendrá que acreditarse su ubicación en alguno de los órdenes sucesorios y además debe encontrarse en un
orden preferente a otros.

Entonces, si al causante le sobreviven hijos, nietos, abuelos, hermanos, primos y el cónyuge, sólo tendrán derecho a
heredar, esto es, serán los «llamados a suceder/o». En este ejemplo, los hijos y el cónyuge, los primeros por encontrarse en
el primer y tercer orden sucesorio, respectivamente. También podrían heredar los nietos (descendientes de los hijos)
siempre y cuando operen los presupuestos de la representación sucesoria. En todo caso. el heredero requiere obtener el
título hereditario para ejercer plenamente sus derechos, el cual estará constituido por la sentencia judicial o el acta notarial
que señalen quiénes son los declarados herederos legales, dado que estos procesos tienen naturaleza declarativa.

También constituye título hereditario el testamento que instituye al heredero -sea forzoso o voluntario-. En suma, tanto en
la sucesión testamentaria como intestada, el heredero tendrá la investidura de tal con el título hereditario, antes del título
sólo será una persona que tendrá la calidad de probable heredero, pero no habrá certidumbre jurídica de su situación
jurídica. El título de la calidad de heredero contenido en un testamento o en una resolución judicial o en el acta
protocolizada del Notario constituye uno de los elementos formales que derivan del proceso sucesorio y que, en el caso de
la sucesión legal, debe procederse a la inscripción de la resolución judicial o del acta notarial en el Registro de Sucesiones
Intestadas de los Registros Públicos.

En el caso del testamento que deberá ser inscrito en el Registro de Testamentos de los Registros Públicos, inscripciones que
producen efectos frente a terceros (erga omnes) frente a cualquiera; pero, además, si los bienes y derechos de la herencia
fueren inscribibles, entonces el título sucesorio deberá estar inscrito en la respectiva ficha registra! en el Registro de
Propiedad de los Registros Públicos. De este modo, operará registralmente la transferencia de dominio de los bienes y
derechos de los que era titular el causante a su fallecimiento; en consecuencia esos bienes y derechos ya no figurarán a
nombre del causante, ya fallecido, sino a nombre de sus herederos (ya sea instituidos en un testamento válido y eficaz, o
declarados judicialmente o notarialmente como tales), tal se ha tratado en este artículo.
4. A modo de conclusión

Fallecida una persona, la herencia transmisible que deje será asignada a los herederos que sustenten su calidad de tales.
Para ello deben acreditar su vocación hereditaria con respecto al causante y el título que los califica como herederos. Así. la
vocación hereditaria actual determinará el derecho sucesorio de los herederos. El título de heredero lo encontramos en el
testamento, la sentencia judicial o el acta notarial protocolizada que lo declare. De modo que, la finalidad del título
hereditario consiste en la acreditación del titular, quien se encuentra facultado para el ejercicio de sus derechos
hereditarios sobre la herencia.

La vocación hereditaria es el sustento del título hereditario del heredero. A diferencia del heredero, el legatario es un
sucesor a título particular, que sólo puede ser designado mediante un testamento y que se convierte en un acreedor de la
herencia con derecho a reclamará la entrega del bien o derechos legados por el causante, siempre y cuando el legado no
haya caducado. Nuestro Código Civil ha regulado de forma clara e indubitable, las normas aplicables para establecer la
existencia de la vocación hereditaria, y por consiguiente, el determinar quiénes son los herederos del fallecido. En caso que
no hubieran personas a considerar como herederos, la herencia será asignada al Estado.

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