PFHC - Cuaderno 6 - Guias 5º Ano - Lo Social en Mi Compromiso de Vida - Final PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 131

FORHUM

PROGRAMA DE FORMACIÓN HUMANO


CRISTIANA EN EDUCACIÓN MEDIA

LO SOCIAL EN MI
COMPROMISO DE
VIDA
Guías de Trabajo para
los Temas de 5to. Año
Cuadernos del Programa de Formación Humano Cristiana en Educación Media

1. Fundamentos y Estrategias.
2. Mi identidad personal. Guías de Trabajo para 1er. Año
3. Jesús, humano como yo. Guías de Trabajo para 2do. Año.
4. Mi mundo interior y mis relaciones. Guías de Trabajo para 3er. Año.
5. Dios en mi Proyecto de Vida. Guías de Trabajo para 4to. Año.
6. Lo social en mi compromiso de vida. Guías de Trabajo para 5to. Año.
7. Somos líderes y actuamos. Guías de Trabajo para 6to. Año.

Nota: Todas las guías disponibles a la fecha se encuentran en


http://www.cerpe.org.ve/propuestas-de-formacion-humano-cristiana.html

Elaboración de la Propuesta y Guías del Programa de Formación Humano


Cristiana

Equipo CERPE con la colaboración de pastoralistas de los Colegios ACSI y


miembros de los equipos directivos de los colegios consultados durante el
proceso.

Centro de Reflexión y Planificación Educativa (CERPE)


Caracas-Venezuela
www.cerpe.org.ve
© CERPE 2018

Se permite su uso y la reproducción total o parcial del material, en medios


impresos y digitales, siempre que se cite claramente títulos y datos de la fuente.

1
CONTENIDOS
Presentación…........................................................................................................ 3

Competencias y objetivos de aprendizaje……………………………………………....……… 5

Tema 1 - Octubre: Identidad ignaciana y liderazgo.....…………………………......……… 8

Tema 2 - Noviembre: Para alcanzar Amor.…………………………….………...….…..… 24

Tema 3 - Diciembre: Pasión por el mundo, pasión por el Reino........................... 38

Tema 4 - Testigos y constructores del Reino………………………………...………………… 46

Tema 5 - Enseñanzas sociales de la Iglesia………………………………….……...…………… 59

Tema 6 - Solidaridad y Vida………………...……………………….....……….……….…………… 72

Tema 7 - Mirada al país y compromiso cristiano…………………….……….....…………… 84

Tema 8 (Planes de 5 años) - ¿Qué he hecho, qué hago y qué debo hacer
por los demás?……………………….……………….……………………………….…….……………. 97

Tema 8 (Planes de 6 años) - Libertad, justicia y paz……….…….………….....…………… 116

Tema 9 (Planes de 6 años y opcional para los de 5 años) - Compromiso con el


Colegio…………………………………………………………………………………...……………………. 126

2
PRESENTACIÓN

Proponemos para este curso que los jóvenes profundicen en su Proyecto de Vida
considerando la dimensión del Compromiso Social, desde su identidad cristiana e ignaciana,
como miembros de la Iglesia; un compromiso con sentido de misión y servicio desde la
vocación personal de cada uno, que considera la acción social humanitaria desde la solidaridad
pero también la acción política movida por la justicia. Para apoyarles en este proceso hemos
seleccionado los siguientes temas: “Identidad Ignaciana y Liderazgo, “Para alcanzar Amor”,
“Pasión por el mundo, pasión por el Reino”, “Testigos y constructores del Reino”, “Enseñanzas
sociales de la Iglesia de la Iglesia”, “Solidaridad y Vida”, “Mirada al país y compromiso
cristiano”, “¿Qué he hecho, qué hago y qué debo hacer por los demás?” (Plan de 5 años), “Por
la Justicia y la Paz” (Plan de 6 años), “Compromiso con el Colegio” (Plan de 6 años y tema
opcional para el de 5 años).
Es importante que, antes de iniciar el curso, los pastoralistas estudien el documento
“Fundamentos y Estrategias” del Programa de Formación Humano Cristiana (PFHC). Allí
encontrarán también la secuencia temática propuesta para los seis años y las explicaciones
necesarias para la organización de los encuentros de formación. Recomendamos que en el
encuentro inicial se presente y explique a los jóvenes el énfasis correspondiente al año de
estudios, los temas que se abordarán, así como la metodología y los espacios donde se tendrán
los encuentros formativos. También, que se les ofrezca la oportunidad de comentar sobre sus
expectativas y de proponer temas o aspectos adicionales que quieran trabajar, siempre
teniendo en cuenta la secuencia temática prevista para los años siguientes, a fin de no
adelantar contenidos que se trabajarán a mayor profundidad en cursos superiores.
En especial, del documento “Fundamentos y Estrategias” se recomienda el estudio y
práctica previa de los ejercicios propuestos para entrar en silencio, relajación y atención.
Conviene que cada encuentro comience con un ejercicio breve, de dos a cuatro minutos,
seleccionado de los que se describen en dicho documento o cualquiera tomado bien sea de la
literatura o de la particular experiencia del pastoralista, que ayude a generar calma en los
estudiantes, silencio para la exploración interior y a disponer la atención en el tema que se
trabajará. Es importante que se cuide la variedad y la gradación de la experiencia.
En las guías se proponen momentos de oración, bien sea con la lectura de un salmo o de
un texto del evangelio, o alguna modalidad de meditación o contemplación ignaciana. En anexo
del documento “Fundamentos y Estrategias”, se presentan las pautas para cada uno de estos
modos de orar, que conviene tener presentes en cuanto sean aplicables, adaptándolas al
tiempo disponible, la edad y el contexto de la formación, de un modo progresivo.
Es necesario el cultivo de un ambiente distinto a los tradicionales de otras asignaturas

3
para el desarrollo de los encuentros del PFHC, por lo que se sugiere ofrecer a los jóvenes
espacios cálidos y agradables, con elementos que los motiven a vivir experiencias que les
ayuden al desarrollo de su interioridad-exterioridad, a través de la introspección, la reflexión,
la meditación, la contemplación, la oración y la acción en torno a los temas propuestos.
Recomendamos el uso del acrónimo “FORHUM” para denominar dichos encuentros en el
lenguaje habitual, en las carteleras y los horarios de clases, en la publicidad motivacional, etc., a
fin de resaltar lo novedoso y diferente de la propuesta. Insistir que no se trata de clases y ni
siquiera de una asignatura más, pues el PFHC es el eje que apuntala la intencionalidad de la
propuesta educativa de los colegios ACSI, en torno a la formación de personas conscientes,
compasivas, competentes y comprometidas, desde su identidad cristiana e ignaciana, para “en
todo amar y servir”.
Tanto la proyección de videos como el uso de audios y presentaciones gráficas (ppt) son
muy importantes para la motivación y el desarrollo de muchos de los temas que se trabajarán
en los encuentros. Estos recursos, si bien pueden ser descargados de internet por los
pastoralistas en los enlaces marcados en las guías, se han entregado a los coordinadores de
pastoral en dispositivos de almacenamiento, para facilitarles a todos el copiado y la proyección
directa. En todo caso, conviene prever con tiempo la disponibilidad del equipo informático
necesario para ello.
En CERPE estamos dispuestos a apoyarles. También les pedimos su aporte para mejorar y
enriquecer la propuesta en sus aspectos metodológicos y las guías de trabajo en sus
contenidos, las actividades y los recursos que recomendamos. Para cualquier solicitud de
apoyo, consulta, sugerencia o aporte, pueden escribir al correo [email protected] o
dirigirse a cualquiera de las personas que formamos parte del Equipo CERPE.
¿Preparados y dispuestos para vivir esta experiencia? Pongamos mucho cariño, mística y
profundo deseo de sumar a más jóvenes en la construcción del Reino en nuestro país y el
mundo entero. Sirvamos con todo lo que tenemos, siempre dando más de nosotros por los
jóvenes cuya formación nos ha sido confiada, para que el logro sea mayor en aprendizajes y
experiencias vitales significativas.

Equipo del Centro de Reflexión y Planificación Educativa (CERPE)


Oficina de Educación de la Provincia de Venezuela
Compañía de Jesús

4
COMPETENCIAS Y OBJETIVOS DE APRENDIZAJE

Énfasis del curso: LO SOCIAL EN MI COMPROMISO DE VIDA

Competencias

1. Ética: Asume principios, actitudes y valores que orientan su vida, sus decisiones y
Año Escolar 2017-2018
el uso de su libertad; es responsable consigo mismo y comprometido con su
entorno.
2. Espiritual: Asume un compromiso cristiano en su opción de vida, orientado desde
la espiritualidad ignaciana.
3. Sociopolítica: Asume un compromiso inclusivo, solidario y comunitario en la
construcción de una sociedad más justa, fraterna y participativa.
4. Productiva: Demuestra capacidades para proyectar y ejecutar acciones,
impulsando procesos de desarrollo humano.
5. Ecoambiental: Valora el ambiente interactuando con él de manera racional y
constructiva.

Objetivos de aprendizaje
Tema 1. Identidad ignaciana y liderazgo
1. Reflexionar sobre lo que significa el carisma de la identidad ignaciana, como una
propuesta integrada de crecimiento personal y espiritual de valor para toda la vida,
más allá del espacio de sus colegios.
2. Profundizar en las características y modos de proceder propios del ejercicio de un
liderazgo “a lo ignaciano”, en el servicio a los demás y en acciones de incidencia
para la transformación de su contexto.

5
Tema 2. Para alcanzar Amor
3. Comprender el sentido de la invitación ignaciana a ser contemplativos en la acción y
activos en la contemplación, desde el encuentro agradecido con el Dios-Amor, para
alimentar en sus vidas la llamada a “En todo amar y servir”
4. Profundizar en el modo ignaciano de hallar a Dios en todas las cosas y a todas las
cosas en Él, a través del conocimiento y experiencia de la Contemplación para
alcanzar Amor y la práctica de otros ejercicios orientados a mover los afectos, que les
ayuden a salir de sí con generosidad, integrando memoria, entendimiento y
voluntad, desde la libertad personal.
Tema 3. Pasión por el mundo, pasión por el Reino
5. Conocer y apropiarse del significado del Reino de Dios para sentirse parte de él y
colaborador de su construcción desde lo pequeño y lo sencillo cotidiano, desde su
vocación personal y su vida toda, como expresión del compromiso cristiano.
Tema 4. Testigos y constructores del Reino
6. Profundizar en la comprensión de la misión de la Iglesia en el anuncio y la
construcción del Reino de Dios en la tierra, así como el aporte de la Compañía de
Jesús desde su propuesta apostólica, para desde allí apreciar el llamado a sentir,
participar y colaborar con la Iglesia, como cristianos e ignacianos.
7. Valorar que la Iglesia tiene y hace historia, que ha ido descubriendo nuevas
realidades y asumiendo su misión desde la mirada del Evangelio, para promover los
cambios que este mundo necesita.
Tema 5. Enseñanzas sociales de la Iglesia
8. Comprender a qué nos llama la Iglesia frente a las realidades del mundo a través de
su Doctrina Social, desde los principios de la dignidad humana, el bien común, la
solidaridad, la subsidiariedad y la responsabilidad personal en el cuidado de la Tierra.
Tema 6. Solidaridad y Vida
9. Cuestionarse en lo humano y espiritual, ante las situaciones de pobreza y dificultades
en que viven muchos en el mundo y en nuestro país, para asumir la apuesta por
sociedades más justas en sus proyectos de vida, movidos por compromiso activo
desde la fraternidad y la solidaridad.

6
Tema 7. Mirada al país y compromiso cristiano
10. Aproximarse al conocimiento de la realidad venezolana desde tres miradas:
cultural, político-institucional y económica, para complementar la mirada desde lo
social y obtener una comprensión más amplia de lo que estamos viviendo.
11. Reflexionar, a la luz del magisterio de los obispos venezolanos y la propuesta
formativa del colegio, sobre el papel que les corresponde, como cristianos e
ignacianos, en la construcción de una sociedad democrática y libre, de justicia, paz y
fraternidad.
Tema 8. (Planes de 5 años) ¿Qué he hecho, qué hago y qué debo hacer por los demás?
12. Hacer un cierre de la experiencia en el colegio mirando lo vivido y las huellas dejadas,
pero con la vista puesta en los nuevos desafíos que se les presentan en sus vidas,
como universitarios y como ciudadanos de este país.
13. Replantearse el sentido y las preguntas de la vida, de cara a lo que cada uno quiere
y puede ser, para construir su camino personal de crecimiento humano y cristiano.
Tema 8. (Planes de 6 años) Libertad, justicia y paz
14. Profundizar en el compromiso cristiano por la justicia social que considera la acción
humanitaria desde la solidaridad, pero también la acción política que busca la
libertad, el bien común, la reconciliación y la paz.
Tema 9. (Planes de 6 años y opcional para los de 5 años) Compromiso con el Colegio
15. Hacer un cierre del curso que les disponga, como futuros exalumnos de la Compañía
de Jesús, a apropiarse más de la identidad de la institución y a mantener vínculos que
le permitan seguir aportando tanto a la mejora de la formación de nuevas
generaciones, como a las obras sociales que emprenden las asociaciones de antiguos
alumnos.

FORHUM

7
TEMA 1: IDENTIDAD IGNACIANA Y LIDERAZGO
Octubre

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Reflexionar sobre lo que significa el carisma de la identidad ignaciana, como una
propuesta integrada de crecimiento personal y espiritual de valor para toda la vida, más
allá del espacio de sus colegios.
Profundizar en las características y modos de proceder propios del ejercicio de un
liderazgo “a lo ignaciano”, en el servicio a los demás y en acciones de incidencia para la
transformación de su contexto.

8
ORIENTACIONES1

1. Nuestra identidad ignaciana


La propuesta de Formación Humano Cristiana, para este año, privilegia la dimensión de lo
social en el compromiso que los jóvenes están llamados a asumir, como cristianos e
ignacianos, desde su proyecto personal de vida. La secuencia de los temas va encaminada a
este propósito, por lo que conviene seguirla.
El pastoralista pudiera aprovechar este primer encuentro del mes para hablarles a los
jóvenes, de modo sencillo y motivador, sobre la propuesta de Formación Humano Cristiana
(FHC): los temas que se trabajarán a lo largo del año y los énfasis de cada uno de los años que
les faltan por cursar. Explicarles el sentido y objetivos de la FHC, relacionándolos con el perfil de
formación del egresado en sus distintas dimensiones; que no se trata de una asignatura más,
que no son “clases de religión”; que se trata de encuentros orientados a promover su
crecimiento como personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas, capaces
de integrar su yo interior con el yo que se relaciona con los demás, desde una visión cristiana de
la vida y los rasgos que los identifiquen como “estudiantes y egresados ignacianos”. Así,
alentarles a denominar los encuentros del programa con la expresión “FORHUM”.
También se pudiera aprovechar de explicar, de modo general, las estrategias que se
utilizarán en el desarrollo de los encuentros. Para ello, es importante que los pastoralistas
estudien el documento “Fundamentos y Estrategias” del PFHC y que lo conserven como
permanente material de estudio y de consulta a lo largo del curso, a fin de enriquecer estas
guías de apoyo con nuevas ideas y recursos.
Comenzamos este primer encuentro invitando a los estudiantes a repasar los rasgos de la
identidad ignaciana. Los siguientes encuentros estarán dedicados a profundizar en las
características, motivaciones, actitudes y modos de proceder propios del ejercicio de un
liderazgo “a lo ignaciano”. En meses sucesivos se dará sustento a lo que implica la identidad
ignaciana y el ejercicio del liderazgo, asumidos como compromiso de vida con uno mismo, con
los otros como un nos-otros, con la Creación y con Dios.
Luego de esta introducción, se sugiere colocar un letrero o anotar en la pizarra esta
expresión: “Comenzamos a hacer equipaje. ¿Qué nos llevamos?”, colocar una música suave y
proponerles un breve ejercicio de relajación y la siguiente meditación.

1
En la guía de este tema, por ser la primera del curso, se incorporan orientaciones de tipo general sobre los
momentos de inicio y cierre de los encuentros, la distribución de puntos y también sobre el cierre del tema al final
del mes, tomando de las explicaciones que se encuentran en el documento “Fundamentos y Estrategias”. Se remite
al mismo para la consulta y ampliaciones.

9
Cierren sus ojos y dediquen un par de minutos a rememorar el camino recorrido en el
colegio… Visualícense cuando ingresaron… y traigan a su mente imágenes de ustedes a
distintas edades… en sucesión de escenas de situaciones vividas que les han quedado
grabadas… como si fuera un álbum mental de un viaje en el tiempo… Están ya en la última
etapa de sus estudios, prontos a partir hacia otros destinos… Piensen que deben comenzar
a preparar equipaje… Pongan esa imagen en su imaginación…. Hacer equipaje simboliza
el recoger lo que poseen, necesitan y se quieren llevar… haciéndolo sin prisas, dándose
tiempo de percatarse de si algo les falta para conseguirlo antes de partir… Hacer una
maleta implica decisiones… son muchos los artículos que poseemos y queremos
llevarnos… Piensen en estos momentos solo en lo que han ganado en “identidad
ignaciana”… y pregúntense… ¿Qué se llevan en concreto del colegio que les identifica
como ignacianos?... ¿Qué en su formación les ha hecho distintos a estudiantes de un liceo
o de un colegio no llevado por los jesuitas?... ¿Qué hubieran deseado y no han logrado
todavía en identidad ignaciana?
Dar un tiempo en silencio para meditar y la oportunidad para escribir notas en respuesta
a estas preguntas. Luego, invitarlos a compartir sobre rasgos de identidad ignaciana que sienten
que han ganado en su formación. Que vayan enunciando rasgos libremente, no importa la
formulación ni el orden.
A continuación se proyectará la lista de “Características de la Identidad Ignaciana” que
ofrecemos en el Anexo 1 (se recomienda entregar copia impresa a todos los jóvenes). Se trata
de una lista elaborada especialmente para esta guía, con los rasgos que hemos querido reforzar
en el desarrollo de los temas del PFHC a través de reflexiones, meditaciones, contemplaciones y
aplicaciones, con contenidos de la fe cristiana, los Ejercicios Espirituales y de la doctrina social
de la Iglesia. Para su elaboración nos hemos valido de muchas fuentes, entre ellas el escrito del
P. Fernando Montes, S.J. sobre "Nuestra Identidad y Misión".
Conviene aclarar que no existe una lista exhaustiva ni oficial definitiva o acordada sobre lo
que caracteriza una identidad ignaciana, aunque coinciden en su fuente: la experiencia de los
Ejercicios Espirituales. En los colegios se enfatizan unas características más que otras, según el
perfil deseado de formación de sus estudiantes, edades, contextos y lugares. La idea es recorrer
con los jóvenes el listado que ofrecemos, que el pastoralista vaya ampliando donde considere
conveniente y ellos aportando elementos desde su perspectiva. Por ejemplo, reflexionando
sobre cómo se concretan cada una de las diez características que contiene el Anexo 1 en su
cotidianidad. Y luego considerar si habría alguna otra que destacar para añadirla. Los subtítulos
en negritas para cada característica, dan cuenta de una lógica que se pudieran leer de corrido al
comienzo del trabajo sobre la lista, a modo de introducción, y al final como repetición.
Para cerrar este punto, se recomienda destacar que la ignacianidad nace como un
carisma laical, descubierto por un laico cristiano y con una metodología (los Ejercicios

10
Espirituales), que fueron concebidos por Ignacio de Loyola en la vida y para la vida, fuera del
mundo de las órdenes religiosas. Pasados muchos años, es que Ignacio opta por el sacerdocio y
con sus compañeros crea la Compañía de Jesús, en cuya acción apostólica se plasma el carisma
pero no lo agota. Cuando pensemos en nuestra identidad como laicos ignacianos, pensemos
en el Ignacio laico que nos dejó este legado espiritual.
Además, cuando pensemos en nosotros como ignacianos, veámonos siempre “en
camino”. No se trata de ser o no serlo, ni de una identificación automática con todas o con
algunas de las características mencionadas, por el hecho de haber estudiado en un colegio
llevado por la Compañía de Jesús. Se trata de una propuesta de crecimiento personal y
espiritual para toda la vida, cuyas semillas recién se siembran en el colegio. Es decisión libre de
cada uno el asumirla a plenitud.
Se pudiera concluir el encuentro recordando la parábola del sembrador (Mt 13:1-23).
Todo dependerá del terreno que cada uno aporte. Que seamos terreno empedrado, o camino
baldío, o terreno espinoso, o terreno fecundo va a depender de cómo nos colocamos ante la
vida, de si en verdad nos abrimos o no a la Palabra de Dios y a la propuesta espiritual ignaciana,
para dar frutos para nosotros mismos, para los demás y para el mundo.

2. Estilos y características del liderazgo


Primero conviene detenerse con los jóvenes para explorar cómo ellos definen a un líder,
para ir detectando palabras clave y anotarlas. A continuación, se propone resaltar que no hay
un estilo único de liderazgo y que la definición de qué es un líder está relacionada a
características particulares de “tipos o estilos” de liderazgo. También, que se ha evolucionado
de las teorías que asocian el liderazgo a algo innato, propio solo de los “grandes hombres” o de
conceptos relacionados con el control, la autoridad y los sistemas de premios y castigos, a
enfoques que lo asocian a la formación de competencias para su ejercicio, así como a la
implicación del líder en la transformación de las personas, aplicando entre otros, elementos de
las inteligencias intrapersonal, transpersonal y/o emocional.
Existe un gran repertorio de “adjetivos” del término liderazgo, según sus características y
el contexto donde se ejerce la acción de liderar. Uno de esos adjetivos es liderazgo al estilo
“Ignaciano”. En los siguientes encuentros del mes, se explorará en qué consiste. Antes, se
propone dedicar una sesión al estudio de otros estilos de liderazgo más frecuentemente
citados en la literatura y las características de un líder efectivo.
Sugerimos utilizar algunos videos como recursos de apoyo para este punto, pero el
pastoralista puede escoger otros o elaborar láminas de ppt, o asignar alguna lectura de su
escogencia entre las tantas que se encuentran en Internet. En un primer momento,
proponemos trabajar con los diez estilos básicos de liderazgo. Para ello pueden ser útiles los

11
vídeos “¿Eres un gran líder? Los 10 estilos de Liderazgo” o “Tipos de liderazgo”, uno de los dos,
el que se prefiera, pues ambos tienen contenidos semejantes. Se sugiere que se pida a los
jóvenes que, a medida que visualizan el vídeo, vayan anotando, en una hoja de papel, los
nombres de cada uno de los estilos y, al lado, algunas de las características que se mencionan
en el video.
Al finalizar la proyección, se podría promover un intercambio pidiéndoles, por ejemplo,
que señalen los estilos que producirían mayor eficiencia y resultados en las tareas de un grupo
u organización, los que involucran más a los liderados en las decisiones, los que cuidan más de
las relaciones con la gente, los que incentivan la rutina y los que, por el contrario, incentivan la
creatividad… También se les pudiera pedir que den ejemplos de personajes históricos o
actuales considerados líderes, ubicándolos en el estilo de liderazgo que mejor les caracterice. Y
preguntarles al final: ¿En cuál estilo ubicarían a Jesús? ¿Y a Ignacio de Loyola? ¿Ven dificultades
para ubicarlos? ¿Cuáles? Luego pedirles que traten de ubicarse ellos mismos en el estilo que
sientan que más se acerca a sus inclinaciones naturales y que tomen nota de ello.
Se resaltará que hay determinados estilos de liderazgo más apropiados que otros, según
los contextos y lo que se busca lograr. Y que un líder exitoso debe tener la flexibilidad para
adoptar, en un momento dado, un estilo que no sea el que le es característico. Que más allá de
los estilos, hay un conjunto de características o cualidades personales que hacen al buen líder.
De seguida, se trabajará con las características deseables en un líder. Se pudiera
presentar el siguiente video: “Características de un buen líder”, más formal. O si se prefiere el
video “Liderazgo” ejemplificado con escenas de una película animada que seguramente
conocen. En cualquier caso, pedirles que a medida que visualizan el vídeo vayan tomando notas
de las cualidades que se mencionan a modo de lista. A continuación se podría dar un tiempo de
reflexión personal, para que cada uno se contraste desde sus inclinaciones y capacidades con
cada una de las cualidades anotadas, subrayando las que sientan más desarrolladas en ellos y
marcando con un asterisco las más débiles. Puntualizar que todos pueden desarrollarse como
líderes, que los líderes se hacen y que si se lo proponen pueden lograr desarrollar también esas
cualidades.
Y finalizar con un compartir colectivo con el siguiente ejercicio de reflexión. Entre los
muchos otros estilos de liderazgo, posibles o deseables, hay autores que proponen el estilo de
“Liderazgo de Servicio” o “Liderazgo para el Servicio” o “Liderazgo con vocación de servicio”:
¿Les hace sentido? ¿Cómo lo imaginan? ¿Cómo actuaría un “líder servidor”? ¿Qué cualidades
de la lista que han estudiado serían las más resaltantes o relevantes en ellos? ¿Ven en Jesús
este modelo? ¿En quiénes otros?... ¿Resuena en ustedes lo de “en todo amar y servir”?
Se pudiera cerrar el encuentro con una breve meditación con estas frases de Jesús a sus
discípulos tomadas del evangelio de Marcos (10:42-45):

12
Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que aquellos a quienes se considera
gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen
sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser
grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga
servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para
servir y dar su vida en rescate por una multitud”.

3. El ejercicio del liderazgo “a lo ignaciano”


Para introducir el punto se podría preguntar a los jóvenes: ¿Cómo sería un liderazgo
ejercido desde su identidad ignaciana? ¿Cómo lo visualizan? Se sugiere pedirles que den una
mirada a las diez características de la identidad ignaciana presentadas en el primer encuentro
del mes para este primer intercambio de ideas, que traten de identificar cuál sería el estilo o
combinación de los estilos estudiados que más se acercarían a lo que visualizan como liderazgo
ignaciano y cuáles las características más relevantes de líderes inspirados por este carisma. Se
trata solo de motivar el interés, para entrar en materia a continuación. Como marco general, el
pastoralista pudiera plantear y profundizar sobre los siguientes aspectos:
 La experiencia de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola es personal y en
quien los hace no se asocia de modo directo al desarrollo de un “estilo de liderazgo”.
Ciertamente, el encuentro con Dios y el seguimiento de Jesús transforman a la
persona y le impulsan a “en todo amar y servir” para construir un mundo más
humano para todos. Y en este movimiento está el germen y fundamento del
liderazgo a lo ignaciano, pero no todas las claves.
 Sucede que Ignacio, al fundar la Compañía de Jesús y al promover su expansión,
desarrolló un “algo más”, que en tiempos recientes se ha venido recuperando como
“claves” de su liderazgo, claves cuya lectura en el contexto de hoy se trata de
promover en la gerencia de las obras de la Compañía y en la formación de todo el
estudiantado, a quienes se les visualiza como futuros líderes en su cotidianidad y en
sus ámbitos de ejercicio profesional y socio-político. Claves que hoy incluso hasta se
proponen para el ejercicio del liderazgo en el mundo empresarial, resaltando cómo
Ignacio, con su aguda visión psicológica, se adelantó en la práctica a teorías que
luego se han ido desarrollando, y cómo millares de jesuitas han manifestado su
liderazgo a lo largo de la historia.
 Y es que Ignacio fue un líder hábil en hacer atractiva su visión y misión, explicarlas y
cuidarlas en diversos contextos y con distintos públicos para ganarlos a su causa, al
tiempo que hacía crecer a los demás en autonomía y cuidaba personalísimamente su
relación con todos. También demostró gran capacidad para identificar las

13
necesidades de su tiempo y sentir con los que más sufrían, para descubrir y hacer
valer el potencial de otras personas ganándoselas, para buscar formas novedosas y
creativas de hacer camino andando, de relacionarse con los poderosos de su
tiempo… pero principalmente, para dejar su sello espiritual en todo. Aquí se podrían
detener para que los jóvenes añadan otras cualidades que conozcan de Ignacio que
le señalen como líder de su tiempo.
En estudios realizados por Chris Lowney sobre el liderazgo al estilo de los primeros
jesuitas, se identifican cuatro “pilares del éxito” que son como las dimensiones más medulares
o claves en el corazón de lo que conocemos como “Liderazgo Ignaciano”. Los explicamos en el
Anexo 2 utilizando para ello fragmentos que tomamos de una conferencia del P. Arturo Sosa
S.J. “Liderazgo social y ciudadano a lo ignaciano. Lectio Brevis - UCAT”, cuya lectura se
recomienda a los pastoralistas. Sugerimos la impresión de este Anexo para entregar a cada uno
de los estudiantes, de modo que puedan seguir las explicaciones y participar más activamente
en el encuentro.
En este Anexo 2 se explican las siguientes dimensiones (tomamos la denominación
utilizada por el P. Sosa): conocimiento de sí mismo (estar alerta sobre sí mismo), ingenio
(disponibilidad creativa), amor (para servir) y heroísmo (motivación vital a lo mejor y más
conveniente). Nos dice el P. Sosa que estas cuatro dimensiones se refuerzan o se debilitan
mutuamente; por tanto, es necesario desarrollarlas a la vez, no se puede hacer crecer una y
dejar las otras disminuidas.
¿Cómo se comporta un líder que vive su identidad ignaciana en la cotidianidad de su
vida y en el ejercicio de su ciudadanía? El P. Sosa nos responde en sencilla enumeración que
también presentamos en el Anexo 2. Para cerrar este encuentro, se sugiere promover un
compartir sobre esta lista de comportamientos, que manifiestan un estilo ignaciano de
liderazgo en la vida normal de cualquiera de nosotros: ¿Lo ven alcanzable de su parte? ¿Están
dispuestos a poner esfuerzo para cultivar las actitudes y valores que mueven esos
comportamientos?
Ahora, mirando al país con todos sus problemas y considerando que nada de lo que
ocurre es ajeno a nosotros, pues como ignacianos tenemos el compromiso de ejercer, al
menos, un cierto grado de liderazgo en lo social y ciudadano. Pedirles que revisen la lista de
nuevo para añadir otros comportamientos o acciones necesarias, por parte de todos, para
restituir la paz, la democracia y la convivencia solidaria entre los ciudadanos; también para
contribuir a la superación de las situaciones de injusticia social y de violaciones a los derechos
humanos que afectan a grupos significativos de la población. Y luego compartir opiniones para
enriquecer la lista, entre todos.

14
Para finalizar el encuentro, cargados con estas propuestas que hemos enriquecido, nos
ponemos en actitud mental de “Partir, en camino…”, con el compromiso de aportar nuestro
granito de arena en la construcción de un país mejor para todos. Nos ayudamos de esta
oración-poema de Mons. Helder Cámara, quien dedicó su vida a la defensa de los derechos
humanos en Brasil. Si posible proyectarla para una lectura en colectivo, y luego darles unos
minutos para meditar sobre los versos, invitándoles a conectar con aspectos del tema trabajado
durante el encuentro. Y después compartir sobre las conexiones encontradas.
Partir, en camino...

Partir es, ante todo, salir de uno mismo,


romper la coraza del egoísmo
que intenta aprisionarnos
en nuestro propio yo.
Partir es dejar de dar vueltas
alrededor de uno mismo,
como si ese fuera
el centro del mundo y de la vida.
Partir es no dejarse encerrar
en el círculo de los problemas
del pequeño mundo al que pertenecemos,
Cualquiera que sea su importancia,
la humanidad es más grande,
y es a ella a quien debemos servir.
Partir no es devorar kilómetros,
atravesar los mares
o alcanzar velocidades supersónicas.
Es ante todo
abrirse a los otros, descubrirnos,
ir a su encuentro.
Abrirse a otras ideas,
incluso a las que se oponen a las nuestras.
Es tener el aire de un buen caminante.

4. Los rasgos del liderazgo ignaciano en roles de responsabilidad


En este último encuentro del mes, proponemos profundizar en los rasgos de un liderazgo
a lo ignaciano, en el mundo de hoy, cuando se tienen responsabilidades con rol de líder en una
estructura u organización pública o privada, respecto a grupos sociales o incluso en el

15
ejercicio de la política. También aquí aplica el cultivo de las dimensiones medulares ya
señaladas: conocimiento de sí mismo (estar alerta sobre sí mismo), ingenio (disponibilidad
creativa), amor (para servir) y heroísmo (motivación vital a lo mejor y más conveniente). Estas
dimensiones se expresan en los siguientes seis rasgos que caracterizan el modo de proceder de
un líder cónsono con la identidad ignaciana:2
1) Entienden la autoridad como servicio. Para el líder ignaciano, la autoridad es un
medio no un fin, un medio que favorece el servicio a los otros y facilita la manera de
servir. En este caso, los cargos directivos en las instituciones, los cargos públicos, los
de elección popular, favorecen la posibilidad de servir a quienes forman parte de la
estructura organizacional o social. Además, entender el liderazgo como servicio
apunta a que esté encaminado al logro de causas orientadas a promover la dignidad
de las personas y la defensa de sus derechos.
2) Tienen una visión. Para ejercer un buen liderazgo, hace falta un sentido de finalidad
que vaya más allá de lo inmediato y que esté de acuerdo con valores cristianos,
concebido con imaginación, creatividad y audacia. También es importante tener las
prioridades en orden, saber distinguir entre fines y medios, entender que no
cualquier medio sirve y elegirlos solo en cuanto contribuyan al fin último, trabajar
con un plan avanzando de modo persistente y apasionado, para que todos los
procesos sean terminados sin perder el ánimo, examinando y haciendo seguimiento,
pero…, al mismo tiempo, siendo comprensivo y respetuoso de los demás, pues “lo
que se hace” no es más importante que “quien lo hace”.
3) Están situados en la realidad, con apertura para reconocer que el espíritu de Dios
actúa en todo el mundo. Es un liderazgo crítico, capaz de leer las realidades desde
los deseos y valores que desea promover, de adaptarse y reaccionar creativamente
para aportar en su superación, en todo con sentido de Magis, buscando siempre el
mayor bien de la humanidad y la mayor gloria de Dios. El líder ignaciano no tiene
miedo y está animado por la esperanza, porque cree que Dios actúa en todo.
4) Ayudan a la transformación de las personas. Su objetivo último es la transformación de
las personas en su cotidianidad y, eventualmente, a través de ellas, de la sociedad. El
líder ignaciano se preocupa y ocupa tanto por el crecimiento de los demás en su
individualidad, como por la construcción de comunidad con unión de propósitos
encaminados al logro de una vida en plenitud para todos. Se preocupa y ocupa por
reforzar y animar a las personas y comunidades en los valores y actitudes que vivió y
promovió Jesús: el amor, el servicio, la libertad, la paz y la justicia.

2
Para su elaboración hemos tomado y adaptado planteamientos de la conferencia del P. Adolfo Nicolás S.J.
“Liderazgo Ignaciano”.

16
5) Cultivan la libertad de espíritu para elegir. Sin apegos, libres del propio ego,
dispuestos a cambiar de opinión y criterios en búsqueda permanente. Líderes que
cultivan y maduran en el conocimiento de sí, alertas a descubrir lo que va pasando a
su alrededor, que reflexionan, escuchan y consultan, para discernir sobre las
decisiones que debe tomar, lo que acerca a la voluntad de Dios y no lo que responde
a su voluntad personal.
6) Se abren a la evaluación y a seguir aprendiendo. Un buen liderazgo tiene que estar
siempre abierto a examen. Para el líder ignaciano es importante tener conciencia de
que una cosa es el esfuerzo y otra el resultado. No es solo preguntarse si lo hace bien
o mal, sino qué avances en resultados y transformaciones en otros se van logrando.
El líder ignaciano acoge la oportunidad de darse cuenta de las cosas que puede
mejorar, para seguir aprendiendo acerca de sí mismo y del mundo, y goza con la
perspectiva del descubrimiento de nuevas posibilidades.
Luego de la presentación de estos rasgos, se podría proponer un trabajo de grupos sobre
una situación ficticia de una organización o grupo social que tendrían que “liderar”, con un
modo de proceder cónsono con la identidad ignaciana. Por ejemplo, la responsabilidad de
liderar una obra de educación popular que se quiere establecer en una barriada pobre de
Venezuela: ¿Qué harían y cómo a la luz de lo que implican esos seis rasgos? U otra situación
real o ficticia propuesta por el pastoralista. Y a continuación, poner en común las respuestas de
los grupos para integrarlas.
Finalizar el mes con la siguiente oración “No tienes manos”, que tomamos de la web
pastoralsj. Que al leerla la sientan y la asuman como expresión de su identidad ignaciana, así
como también del liderazgo transformador y de servicio que de ellos se espera.

No tienes manos
Jesús, no tienes manos.
Tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo donde reine la justicia.

Jesús, no tienes pies.


Tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha la libertad y el amor.

Jesús, no tienes labios.


Tienes sólo nuestros labios
para anunciar al mundo
la Buena Noticia de los pobres.

17
Jesús, no tienes medios.
Tienes sólo nuestra acción
para lograr que todos seamos hermanos.
Jesús, nosotros somos tu Evangelio,
el único Evangelio que la gente puede leer,
si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.

Jesús, danos tu amor y tu fuerza


para proseguir tu causa
y darte a conocer a todos cuantos podamos.

5. Para cerrar los encuentros y el tema


Corresponde al pastoralista distribuir los puntos propuestos para el mes según el número
posible de encuentros, con las adaptaciones (supresiones, adiciones, modificaciones) que
considere oportuno, considerando lo que es fundamental y los intereses que aprecie en sus
estudiantes. Al cierre de cada encuentro, se recomienda dejar abierta alguna pregunta,
planteamiento o petición, que invite al recogimiento interior y a un breve momento de oración
en diálogo con el Dios-Amor que habita en nosotros.
En algunos encuentros, para profundizar en la materia tratada, el cierre pudiera consistir
en un tiempo más preparado de oración a partir de la lectura reflexiva de un salmo o un texto
de la Biblia, una meditación o una contemplación, siguiendo las pautas que encontrará en el
documento “Fundamentos y Estrategias”. En ocasiones, sobre puntos particulares, en estas
guías encontrarán sugerencias que pueden ayudar para la oración en el cierre de los
encuentros.
Para el cierre de cada tema, en todas las guías se encuentran propuestas de salmos,
poemas, canciones, videos, breves meditaciones o fragmentos de textos bíblicos, etc., para
invitar a la reflexión de síntesis, la metacognición, la oración en diversas formas, la aplicación o
simplemente la celebración. Cuando en las guías no se proponen preguntas específicas de
cierre, recuérdese que siempre se puede hacer uso de una o de las dos preguntas de
metacognición que proponemos en el documento “Fundamentos y Estrategias”, adaptándolas
en su redacción al tema trabajado:
 ¿Qué aspectos de los trabajados en este tema tienen que ver con mi vida y mis
relaciones con los otros, con Dios y/o con la creación? (interrelación y comprensión
del tema en el contexto).
 ¿En qué rasgos tengo que crecer para ser mejor persona y mejor cristiano desde lo
trabajado en este tema? (personalización del proceso).

18
Otro asunto importante que el pastoralista debe decidir es el modo de hacer seguimiento
a la realización de los ejercicios y tareas cada mes, y su uso (o de otros medios) como
instrumento de evaluación según las políticas de cada colegio. Conviene considerar la opción
de pedir a los estudiantes que lleven su portafolio, carpeta o bitácora personal, para acumular
las hojas sueltas, ordenadamente, con las reflexiones y las tareas realizadas en los encuentros o
en la casa. Habrá asignaciones que pueden ser entregadas con nombre y apellido para revisión
o evaluación del pastoralista cuando lo considere necesario y otras en las que, por su carácter
más íntimo/personal, debería considerar otras opciones (por ejemplo, tareas anónimas con
simple control de entrega, la revisión periódica por mes o lapso del portafolio en presencia del
estudiante solo para verificar que lleva las asignaciones y darle la oportunidad de ampliar sobre
las que el estudiante elija). La creatividad en la evaluación, el seguimiento claro pero prudente
de las asignaciones y el respeto a la intimidad de los estudiantes deben ir de la mano.
Para este tema en particular, como cierre del mes sugerimos la asignación de un ensayo
en respuesta a las siguientes preguntas: ¿En qué características de mi identidad ignaciana
necesitaría crecer más para ser mejor persona y ser el líder que se espera de mí? ¿Qué y cómo
puedo hacer para lograrlo?

19
ANEXO 1
CARACTERÍSTICAS DE LA IDENTIDAD IGNACIANA

1. Una espiritualidad integrada. En la que además del plano de lo racional o intelectual del
sujeto, participan también los planos de lo psicológico, lo afectivo y lo corporal, que surge
del conocerse y trabajar el propio mundo interior. Ignacio nos dice que “No el mucho
saber harta y satisface el alma, sino sentir y gustar de las cosas internamente“. Todo lo
atravesado por el mundo interior es más hondo y más profundo como camino para una
vida plena. Afirma el P. Fernando Montes S.J., “Un ignaciano, esté donde esté, vive la vida
a fondo y goza de las cosas porque ellas son buenas”.
2. En encuentro con Dios. Ignacio nos enseña a “Buscar y hallar a Dios en todas las cosas y
todas las cosas en Él”. Dios se comunica personalmente con cada uno de nosotros y a
través de la Creación. Cada corazón humano es lugar de encuentro y de revelación del
Dios-Amor, que cambia a la persona al descubrir su propio desorden interior (apegos a
otros dioses y poderes) y el desorden del mundo. El ignaciano siente que en el amor
infinito de Dios está el principio y fundamento de su existencia y, por tanto, le reconoce
pasando por su vida como fuerza liberadora, que le impulsa a transformar su yo interior y a
transformar la realidad.
3. En seguimiento de Jesús. La vida de Ignacio nos muestra un peregrinar que encuentra su
realización plena en el seguimiento de Jesús y su evangelio, como revelación de Dios. En
Jesús descubrió a un Dios metido en los conflictos del mundo, actuando en la historia para
dar salvación y una nueva sociedad, por lo que dedica todas sus fuerzas a unirse a su
causa, a ser su compañero. Para los ignacianos, la persona de Jesús es modelo de vida que
nos llama a ser “contemplativos en la acción”, a meternos de lleno en las realidades del
mundo para colaborar con Él en la misión de Dios y hacer realidad su Reino de justicia y
fraternidad entre nosotros.
4. Para en todo amar y servir. Ignacio vive la vida como un regalo de Dios que vuelve a Él
con amor, dedicándose a participar en el trabajo de redención del mundo, sirviendo a los
demás desde la gratitud y la generosidad, “Ad maiorem Dei gloriam” (AMDG). Es amor
también gratuito, que “se ha de poner más en las obras que en las palabras”, que nos
hace a los ignacianos “hombres y mujeres para los demás y con los demás”.
5. Como hermanos hijos todos de Dios. Amados por Él, necesitados de Él, llamados por Él al
compromiso desde la solidaridad fraterna, para construir un mundo más humano para
todos, en especial de los que más sufren y menos tienen. Ignacio, en su ejemplo de vida, y
la tradición apostólica de la Compañía de Jesús demuestran una opción preferencial por
los pobres y los marginados, opción que todo ignaciano es llamado a cultivar desde su

20
conciencia, compasión, competencias y el compromiso en la cotidianidad de su vida y en
su área de acción profesional.
6. Desde la Fe y la Justicia. No puede haber una verdadera expresión de la fe cristiana donde
faltan las preocupaciones por la justicia y la dignidad humana. Los ignacianos
compartimos el convencimiento de que es posible transformar lo que está mal,
iluminados por nuestra fe, y que es responsabilidad de todos.
7. Con sentido de Magis. El más de Ignacio es fruto de su amor apasionado, agradecido, que
por eso quiere entregar lo mejor de sí. También es criterio para el discernimiento entre
alternativas de acción: el bien mayor, el que promete más frutos, el mayor servicio de
Dios… El magis es una de las consignas típicas de los ignacianos que se sienten invitados a
soñar grandes cosas, a no quedarse en la mediocridad, a dar y entregar a los demás lo
mejor de cada uno, y a poner pasión por lo que se hace de bueno en la vida, por los seres
que nos rodean, por la naturaleza y por el propio desarrollo personal.
8. Eligiendo desde la responsabilidad y la libertad interior. Ignacio nos propone la
formación de un sujeto libre. Somos actores de nuestra propia vida y, por tanto, es
importante que nos hagamos conscientes de todo lo que nos ata y frena nuestro caminar.
Para ello Ignacio nos enseña a discernir, a tomar conciencia de nuestras mociones
interiores, a ordenar afectos, a limpiar el corazón, a hacer examen, a ser inquietos y a
buscar la voluntad de Dios. Los ignacianos somos herederos de esta riqueza espiritual y,
por tanto, invitados a siempre reflexionar, evaluar, corregir, profundizar y mejorar.
9. Con claridad frente a los fines y a los medios. Para no confundirlos, saber separarlos y
ordenar los medios que tenemos a nuestro alcance para el logro de los fines, siguiendo el
consejo de Ignacio: “Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo muy bien que en
realidad todo depende de Dios”.
10. Sintiendo con la Iglesia Católica. Participando en ella como expresión fiel de nuestro
compromiso cristiano, unidos a nuestro Papa, obispos y sacerdotes, trabajando todos por
el bien común y la convivencia humana, desde las enseñanzas del Evangelio y de la
Doctrina Social de la Iglesia. En el ejercicio de la ciudadanía y en la acción política, los
ignacianos encontramos en estas enseñanzas fuerza, horizontes y luces de inspiración.

21
ANEXO 2
LIDERAZGO IGNACIANO: DIMENSIONES MEDULARES Y COMPORTAMIENTOS

En estudios realizados por Chris Lowney sobre el liderazgo al estilo de los primeros
jesuitas, se identifican cuatro “pilares del éxito” que son como las dimensiones más medulares
o claves en el corazón de lo que conocemos como “Liderazgo Ignaciano”. Los explicamos a
continuación, utilizando para ello fragmentos que tomamos de un escrito del P. Arturo Sosa S.J.
“Liderazgo social y ciudadano a lo ignaciano. Lectio Brevis - UCAT”, egresado de nuestros
colegios y actual General de la Compañía de Jesús.
 Conocimiento de sí mismo. De sus fortalezas, debilidades, valores y visión del
mundo (cosmovisión). Pero sobre todo el estar alerta sobre sí mismo, esto es:
examinarse continuamente para evitar las desviaciones o las prolongadas paradas
en el camino, para mantener la conciencia del quién soy, qué quiero, qué recursos
personales poseo o estoy en condiciones de adquirir. El hábito del examen es como
el GPS o la brújula que permite al líder mantener claro el rumbo desde la ubicación
precisa en la que se está, la herramienta para mantener el ritmo de avance que se
pretende y también vivos los deseos y motivaciones.
 Ingenio. Disponibilidad interior y exterior para responder creativamente ante las
oportunidades de una historia siempre en proceso, distinguiendo lo que es
conveniente cambiar de lo que necesario mantener. Disponibilidad creativa que se
logra desde la libertad interior y la indiferencia entendida como la liberación de
apegos, para poder sentirse en capacidad de elegir lo que más convenga al proyecto
de vida que se ha elegido. Aquí la herramienta es el discernimiento espiritual para
desechar lo que no me sirve y quedarme con lo que más conviene.
 Amor. Puesto más en las obras que en las palabras. El amor como lo describe Pablo
(1Cor 13:4-8) que “es paciente, servicial, no es envidioso ni busca aparentar, no es
orgulloso ni actúa con bajeza, no se irrita, deja atrás las ofensas y las perdona, nunca
se alegra de la injusticia y siempre se alegra de la verdad”. Un líder guiado por el
amor tiene la visión para descubrir el talento, el potencial y la dignidad de cada
persona; posee el coraje, la pasión y el compromiso para desbloquear ese potencial
e impulsar al máximo su desarrollo.
 Heroísmo. Motivación vital a lo mejor y más conveniente. El heroísmo no es otra
cosa que cultivar esos enormes deseos de una vida plena que anidan en el fondo
del corazón de cada persona, esa inclinación a alcanzar más y mejores condiciones
de vida para uno y para todos. Líderes que no esperan que venga el futuro sino que

22
trabajan por crearlo conforme a los deseos de su corazón. Líderes que corren riesgos
y son capaces de nadar contracorriente.
Estas cuatro dimensiones se refuerzan o se debilitan mutuamente. Por tanto, es necesario
desarrollarlas a la vez, no se puede hacer crecer una y dejar las otras enanas.
¿Cómo se comporta un líder que vive su identidad ignaciana, en la cotidianidad de su
vida y en el ejercicio de su ciudadanía? El P. Sosa nos responde en sencilla enumeración:
1) Aprende y enseña todo el tiempo. Está acostumbrado a aprender de las situaciones
que le toca vivir y compartir ese aprendizaje con quienes le rodean.
2) Contribuye a moldear hombres y mujeres con y para los demás porque no se
encierra en sí mismo, se siente responsable del bien común e invita a la
participación en la búsqueda de una vida mejor para todos.
3) Persevera, no abandona el camino a la primera dificultad, ni a la segunda, ni a las
que vengan. Sus deseos interiores motivan una coherencia de vida que lo hace una
persona consistente, que persigue con constancia objetivos humanos que hoy
parecen imposibles.
4) Tiene capacidad de innovar porque enfoca sus desafíos de un modo que sus
predecesores nunca imaginaron, abriendo nuevos caminos para avanzar hacia esos
objetivos profundamente deseados.
5) Busca la calidad y la excelencia en lo que hace. No se conforma con los mínimos,
con salir del paso y apenas cumplir con la responsabilidad que tiene en cada
momento, bien sea en su trabajo, sus estudios, su vida familiar o su compromiso
político.
6) Se mantiene abierto a nuevas ideas, sin importar la edad en la que se encuentran.
7) Hace honor a la verdad incluso por encima de su ego, porque es una persona con
los pies en la tierra, capaz de darse cuenta de la realidad en la que vive, reconocer
cuando está en lo cierto y, además, confía en quienes lo acompañan.
8) Y, finalmente, influye en otros principalmente a través de su ejemplo de vida.

23
TEMA 2: PARA ALCANZAR AMOR
Noviembre

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Comprender el sentido de la invitación ignaciana a ser contemplativos en la acción y
activos en la contemplación, desde el encuentro agradecido con el Dios-Amor, para
alimentar en sus vidas la llamada a “En todo amar y servir”
Profundizar en el modo ignaciano de hallar a Dios en todas las cosas y a todas las cosas
en Él, a través del conocimiento y experiencia de la Contemplación para alcanzar Amor
y la práctica de otros ejercicios orientados a mover los afectos, que les ayuden a salir de
sí con generosidad, integrando memoria, entendimiento y voluntad, desde la libertad
personal.

24
ORIENTACIONES

1. “Contemplativos en la acción y activos en la contemplación”


Se puede iniciar con unos minutos de relajación y concentración pidiendo a los jóvenes
repasar en su interior algunas de las cosas buenas que sienten han recibido, logrado o que les
rodean en la vida, las primeras dos o tres que vengan a la mente… que las ponderen y piensen
de quién vienen, cómo es que han llegado a tenerlas… y que agradezcan por ello.
Luego se propone realizar una experiencia de contemplación. Se utilizará el pasaje del
Evangelio de Lucas 10:38-42, sobre la visita de Jesús a la casa de Marta y María. Luego de
leerles el texto, se pedirá a los jóvenes que intenten imaginarse dentro de la escena. En un
primer momento, mirar a Jesús al llegar a la casa, cómo es atendido por Marta y cómo por
María: ver a Marta afanada en sus quehaceres, procurando atender a Jesús y preocupada por
hacer bien lo que hace… Dejar resonar su queja: “Señor, ¿te parece bien que mi hermana me
deje sola con las faenas? Dile que me ayude”… Ver ahora a María atenta en la escucha de la
palabra de Jesús, tranquila, disfrutando el momento a plenitud… Que mediten sobre el
significado de la respuesta del Señor: “Marta, Marta, tú te preocupas y te apuras por muchas
cosas, y solo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará”. Y se
pregunten: ¿Qué me dicen estas palabras de Jesús a mi vida ahora? ¿Qué cosas me preocupan
y ocupan mi día que no son verdaderamente importantes? ¿Cuánto tiempo gasto en distraerme
en lo superfluo de la vida?
Al finalizar la contemplación, se sugiere promover un compartir colectivo sobre el sentido
de la escena, las dos actitudes que se revelan en ella y en las palabras de Jesús. Se pudieran
resaltar estos puntos entre otros:
 En las palabras de Jesús está una invitación a distinguir entre lo esencial y lo
superfluo de la vida, a discernir qué cosas son verdaderamente importantes y cuáles
son prescindibles para cada uno… dando a cada cosa el lugar que le corresponde,
ocupándose o disfrutando de lo superfluo cuando convenga, sin dejarse arrastrar
por ello ni descuidando lo que es importante.
 Marta y María no representan dos personas sino una: la persona hacia fuera y la
persona por dentro, nuestra exterioridad y nuestra interioridad. También
representan dos actitudes inseparables en la fe cristiana. En palabras del P. Gustavo
Albarrán:
¡Qué imprescindible la actuación que atiende en todo momento las necesidades de
la vida! y ¡qué imprescindible también la escucha atenta a quien comunica
verdadera vida! Marta representa la capacidad de acogida, de recibimiento, de

25
atención y dedicación expresa a la gente. Ella es la apertura a la vida que nos hace
servidores. Y María representa la fuerza que nutre la entrega, la dedicación sentida
desde dentro, el impulso que da consistencia a todo lo que se haga. Ella es la
interioridad de la vida que nos hace fecundos.
La invitación es a ser “Contemplativos en la acción y activos en la contemplación”. Es
desde el cultivo de la fuerza interior que nutre a María (de nuestra persona por dentro) y de la
capacidad de entrega de Marta (nuestra persona hacia fuera) que podemos responder a esta
invitación que se nos hace como ignacianos, y como la podemos reflejar en el liderazgo que se
espera de todos, en lo cotidiano de la vida y en roles de responsabilidad respecto a otros.
Nos preguntamos ahora por esa fuerza interior que nos nutre y nos llama a la acción. Para los
ignacianos es el Dios-Amor, que se comunica personalmente con cada uno de nosotros y
también a través de la Creación. El ignaciano siente que en el amor infinito de Dios está el
principio y fundamento de su existencia y, por tanto, le reconoce pasando por su vida como fuerza
liberadora, que le impulsa a transformar su yo interior y a transformar la realidad. Vamos a
explorar más a fondo estas ideas. Primero lo haremos explicando la dinámica espiritual
ignaciana del encuentro con el Dios-Amor. En la siguiente sesión propondremos algunas
experiencias prácticas de meditación y contemplación.
Dios es una presencia real que da razón, sostiene y alienta la creación entera y en ella
cada una de nuestras vidas. En palabras de San Pablo, es en Él donde nosotros nos movemos,
existimos y somos… En Él, que a todo da la vida, el aliento y todas las cosas (Hch 17:23-28).
Las experiencias humanas son como ventanas que dan a Dios. Como nos dice San
Ignacio, para “Buscar y hallar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Él”. Todo viene de
Dios y en todo habita Dios. Cada corazón humano y la creación entera son lugares de encuentro
y de revelación de Dios. En ese encuentro experimentamos su Amor y su llamada, que se
prolonga en una búsqueda personal de su voluntad.
Ignacio nos propone un camino muy especial para abrir nuestras ventanas a Dios: Los
Ejercicios Espirituales. Desde el comienzo, traza una ruta que conduce, a lo largo de todas las
etapas, a “La Contemplación para alcanzar Amor”. La conciencia lograda de la presencia de Dios
con nosotros y en nosotros, reforzada con esta contemplación, suscita la actitud de buscarlo y
hallarlo en la cotidianidad de la vida.
Se trata de un ejercicio para “ver” por todas partes a Dios que nos “abraza en su amor”; para
alcanzar la gracia de descubrir, en su más profunda dimensión, la realidad, la historia, la propia vida

26
y los acontecimientos diarios. El P. José A. García S.J. describe esta contemplación como una
manera nueva y distinta de mirar la realidad:3
[Una]… mirada sobre la realidad que la descubre como originada y habitada por Alguien,
fluyendo de él, regalada al hombre. Alguien que la trasciende, pero que al mismo tiempo es su
fundamento permanente y que, por tanto, existe y se hace presente y accesible en ella. No a
través de ella, sino justamente en ella…
Hay dos maneras fundamentales de mirar la realidad, de situarse ante ella. La primera es
plana, una mirada que no va más allá de lo que el hombre ve y puede analizar. Según esa
mirada, lo real termina ahí, en lo que perciben nuestros sentidos, en lo que puede ser sometido
a un análisis verificable. La segunda no se detiene ahí. Aceptando los datos que le vienen de
esa primera lectura, la perfora hacia dentro de sí misma preguntándole y preguntándose por
su Fuente última. No se trata ya de preguntas científicas, todas ellas pertenecientes al primer
modo de mirar, sino de preguntas por el Fundamento, Sentido y Destino último de las cosas, a
las que nunca podrá responder la Ciencia, porque no pertenecen al ámbito de su saber.
La Contemplación para alcanzar Amor comienza con una Nota de Ignacio para meditar, en la
que aparecen frases que seguramente todos conocen y han repetido:
Primero conviene fijarse en dos cosas: La primera es que el amor se debe poner más en las
obras que en las palabras. La segunda, el amor consiste en comunicación de las dos
partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o
puede, y así, por el contrario, el amado al amante; de manera que si el uno tiene ciencia dé
al que no la tiene, si honores o riquezas, lo mismo, y así el otro recíprocamente”.
Como petición, que sintetiza el sentido de la contemplación, propone:
… será aquí pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que enteramente
reconociéndolo, pueda en todo amar y servir a su divina majestad”.
Noten también en esta petición frases conocidas. Luego Ignacio propone cuatro puntos
para contemplar. La pregunta clave en su lógica es ¿Cómo está Dios en la realidad y a qué me
llama desde ella? La respuesta de Ignacio va así:
 Dios es y está en la realidad “dándola y dándose en ella” (EE 234). Así comprende que
es dando y dándose como debe responder. En palabras del P. García: “Prolongando hacia
los demás, hacia el mundo y hacia la creación entera el Amor de que hemos sido objeto.
Siendo, como diría el propio Ignacio, “instrumento en sus manos”. Y aquí, como
movimiento natural de respuesta, aparece la oración de ofrenda de San Ignacio que
todos conocemos:

3
Las siguientes citas y las ideas expuestas en este apartado son tomadas de su libro “Ventanas que dan a Dios.
Experiencia humana y experiencia espiritual”. Sal Terrae, Santander, 2011. Colección «El Pozo de Siquem»

27
Toma, Señor, y recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi
voluntad; todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor lo devuelvo. Todo es
tuyo. Dispón de mí según tu voluntad. Dame tu amor y gracia que ésta me basta.
 Dios es y está en la realidad "habitando" (EE 235). Dios permanece en la realidad
creada, está presente en personas y cosas. Por estar creado a imagen y semejanza de
Dios, el hombre es templo suyo: un lugar especial donde encontrarlo, adorarlo y
servirlo.
 Dios es y está en la realidad "trabajando" (EE 236). El Dios que Ignacio invita a descubrir
“trabaja y labora por mí en todas las cosas creadas sobre la haz de la tierra”. Trabajo
entendido como empeño amoroso que se manifiesta como Padre en la creación, en la
encarnación de Jesús y en el aliento del Espíritu Santo. Entonces, porque Dios es y está
en todo lo real "trabajando", estamos llamados a unir nuestro trabajo al suyo, para
transformar este mundo en su Reino siendo co-creadores con Él.
 Dios es y está en la realidad "descendiendo" (EE 237). Ignacio nos dice: "como del sol
descienden los rayos y de la fuente las aguas", así todas las cosas -bienes y dones-
descienden de Dios. En ellos llega hasta nosotros una presencia amorosa que nos llama
a un retorno del amor, con agradecimiento, admiración y alegría. El agradecimiento
invita a hacer fructificar lo que se nos ha dado y a colaborar con la actividad de
Dios en la creación, en los demás y en nosotros mismos.
El P. García describe así el proceso espiritual del encuentro ignaciano con Dios-Amor:
1) Una mirada contemplativa sobre la realidad en cuestión -"esa larga y amorosa mirada
sobre las cosas". 2) Un ejercicio que, perforándola hacia abajo, descubra sus raíces
sagradas en las que está Dios dándola y dándose en ella, habitándola, trabajando y
descendiendo en ella. 3) Una invitación a que la admiración y el agradecimiento a un Dios
que es y se nos revela así de santo y bueno, así de con-descendiente, nos "afecten". 4)
Sentir finalmente en uno mismo cómo esa admiración y agradecimiento "afectados"
quieren expresarse al Señor ofreciéndole "todas mis cosas y a mí mismo con ellas". Toda
mi libertad, cuyo mayor deseo es ya unirse al deseo de Dios sobre mí y sobre el mundo.
Como antes se dijo, en ese encuentro experimentamos su Amor y su llamada, que se
prolonga en una búsqueda personal de su voluntad para más servirle. Y se nos revela el sentido
de la propuesta cristiana e ignaciana: Ser contemplativos en la acción y activos en la
contemplación”.
Cerramos este primer encuentro proponiendo una breve meditación sobre la oración de
ofrenda de San Ignacio. Primero decirla todos a coro:

28
Toma, Señor, y recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor lo devuelvo. Todo es tuyo. Dispón de
mí según tu voluntad. Dame tu amor y gracia que ésta me basta.
Luego pedirles que reflexionen sobre el sentido de esta oración en sus vidas: ¿Qué les
dice y qué sienten en su corazón, en su mente y en su voluntad al repetirla? ¿Se conectan en
verdad con ella? Y luego compartir lo que deseen.
Recomendarles que la interioricen en su corazón, a modo de petición, tanto cuanto
puedan, meditando las palabras. Y que no se desanimen, pues es un horizonte y proceso de
toda la vida, el lograr esa donación de sí que nos enseña San Ignacio, como algo posible, desde
su experiencia de laico cristiano.

2. Ver con el corazón


Se pudiera iniciar el encuentro con las siguientes frases y tenerlas como fondo, en la
pizarra o en carteles, durante el desarrollo de este encuentro:
 “Solo con el corazón se puede ver bien: lo esencial es invisible a los ojos”. Nota: esta
frase aparece en el cuento “El Principito” en su visita al Zorro. Al despedirse, el Zorro
le dice: “Te quiero regalar un secreto que no puede ser más simple: sólo con el
corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.
 “Dios es una presencia real que encontramos no con los ojos del cuerpo sino con los
ojos del corazón”. Nota: es una afirmación que ya se explicó en el encuentro
anterior.
Pedirles que piensen en estas dos frases: ¿Qué quiere decir “ver con el corazón”? ¿A qué
dimensión o parte de nosotros nos referimos con la palabra “corazón” en frases como estas?
Dar un par de minutos para meditar y luego intercambiar ideas. A continuación preguntarles si
recuerdan frases de las Sagradas Escrituras en las que aparezca la palabra “corazón”… Como
dato curioso: aparece 876 veces. Ejemplos en palabras de Jesús:
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. (Mt 6: 21)
Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del
corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” (Mt 12:
33-35)
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mt 22: 35-38)
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mt 5: 8)

29
Se dijeron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando
nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? (Lc 24: 32)
Cuando las Sagradas Escrituras hablan del “corazón”, se refieren al lugar más profundo
del interior de la persona, donde reside nuestro verdadero yo, su núcleo más secreto, el lugar
de la verdad que cada uno es y donde elegimos el sentido que queremos darle a su vida, el
lugar en el que nos “adentramos” para buscar y encontrar a Dios. Ya Jesús nos lo advierte: el
corazón del hombre puede albergar un buen tesoro, pero también uno malo… y bendice a los
de “corazón limpio” porque Dios se les dejará ver, se podrán encontrar con Él… desde ya,
ahora…
Ignacio no fue hombre dado a rezos, novenas… pero se consideraba “devoto”. Al final de
su vida nos dice que él había ido creciendo siempre “en devoción, es decir, en facilidad de hallar
a Dios,… siempre y a cualquier hora que quería hallar a Dios lo hallaba” (Autobiografía, 99). Se
encontraba con Dios en corazón y desde su corazón lo veía a Él en todas las cosas, en la
realidad del mundo, de toda la creación y en la vida de los seres humanos.
En la sesión anterior presentamos los elementos y proceso de la Contemplación para
alcanzar Amor. Como se ha dicho, esta contemplación es el cierre de los Ejercicios Espirituales,
pero muy bien podemos tomarla ahora, para experimentar esta propuesta ignaciana de
encuentro con Dios e intentar verle con los ojos de nuestros corazones. Es una contemplación
que muchas veces podemos repetir y se hará de nuevo hacia el final del curso. También es una
ventana que podemos tener permanentemente abierta hacia Dios, como actitud de verle y
amarle en todo. San Ignacio contaba que salía a pasear al jardín y golpeando las flores con su
bastón, les decía: “callen, ya sé lo que me quieren decir”.

Antes, proponemos repasar los fundamentos y claves de los Ejercicios Espirituales con
estos dos vídeos realizados por los jesuitas de México: Video 1, Video 2, para comprender y
vivir mejor esta contemplación. Luego de la proyección de estos videos, invitemos a los jóvenes
a entrar en actitud de silencio y meditación. Se les leerá esta historia de Anthony de Mello S.J.,
tomada de su libro “El canto del pájaro”. Antes de iniciar la lectura, se les indicará que la sigan
como imaginándose dentro de la escena y sintiendo como el personaje.
Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al
mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto
había visto hasta entonces. “¿Quién eres tú?”, le preguntó al mar la muñeca de sal. Con
una sonrisa, el mar le respondió: “Entra y compruébalo tú misma”. Y la muñeca se metió
en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas
quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó
asombrada: “¡Ahora ya sé quién soy!”.

30
Se les pedirá que por un minuto sientan como si estuvieran inmersos en ese mar cálido,
acogedor, amoroso que les envuelve… son parte de él… están integrados a él… Luego, que
abran los ojos y el pastoralista tendrá listo para proyectar este video: “Contemplación para
alcanzar Amor” que sigue el texto de los Ejercicios Espirituales. Que lo hagan en silencio,
dejándose llevar por las palabras, las imágenes, la música… Y terminada la contemplación se les
invitará a compartir en la clase sobre la experiencia.

Se les pudiera entregar copia del Anexo 3, con el texto original de San Ignacio, y
recomendarles que en algún momento que puedan, en el silencio de su habitación o en la
capilla, traten de repetirla despacio, contemplando y disfrutando internamente de ese rato de
encuentro con Dios. Se les recordará y aconsejará sobre las pautas de la oración contemplativa
con aplicación de sentidos, que se explican en el documento “Fundamentos y Estrategias” del
PFHC. El pastoralista pudiera seleccionar otro modo de proponer esta contemplación. Por
ejemplo, no usar el video y trabajar directamente con el texto original de San Ignacio siguiendo
las pautas de este modo de orar. Otra posibilidad es pedirle a algún jesuita que le apoye para
conducir esta contemplación, adaptándola a su criterio, como vea mejor.

3. ¡Tanto amor recibido!


Seguimos en la tónica de “ver con el corazón” y mover los afectos invitando al joven a
“sentir y gustar”, para desde ahí motivarle a comprender tanto amor recibido; también,
ayudarles a integrar memoria, entendimiento y voluntad con sus afectos, para que hagan vida
el lema ignaciano “en todo amar y servir”. Proponemos varios ejercicios para que el
pastoralista escoja los que vea más apropiados.
1) Energía de los afectos. Son ejercicios muy antiguos en el yoga, que permiten
desarrollar sentimientos profundos de compasión, conexión emocional con otros y
agradecimiento. Se proponen cuatro formas: a) Toma y da: El pastoralista puede
invitar a los estudiantes a respirar lentamente y traer a la mente una persona
conocida pensando en sus problemas, al inhalar con el deseo de quitar sus
sufrimientos y al exhalar transmitiendo el deseo por su bienestar, identificándose
con ella. b) Envolver con energía de amor: Visualizar una nube de sentimientos de
cariño para envolver en ella a personas que se amen y también las que no resultan
queridas. c) El benefactor: Rememorar en la imaginación todo el amor recibido de
alguien, sentirlo y luego irradiarlo hacia los demás. d) Irradiación amorosa:
Concentrarse en un sentimiento de cariño hacia sí mismo deseándose ser y estar
feliz, para irradiar luego ese sentimiento amoroso hacia todas las personas y cosas
que nos rodean, queridas o no queridas.

31
2) Reconocimiento de un don personal. Sugerimos el siguiente ejercicio, adaptado de
notas del P. Oscar Buroz S.J. para Ejercicios Espirituales con universitarios, sobre el
don de la vista. Se les entregará una hoja con los puntos de meditación y se les
pedirá que hagan sus anotaciones. A cada uno de los puntos dedicarán unos 2
minutos, deteniendo la lectura donde se indica con puntos suspensivos, para que
mediten o anoten sus respuestas. Se pondrá música suave de fondo y se les pedirá
silencio. Luego se compartirá la experiencia.
 Imagino que me dicen que de aquí a seis meses estaré ciego... Observo mi
reacción ante ello... Hago una lista de personas... lugares... cosas... que deseo
ver de nuevo, para grabarlas en mi memoria antes de que pierda la vista.
¿Qué sensaciones experimento cuando trato de rememorarlas en mi
imaginación?...
 Evoco ahora como persona ciega, un día normal de mi vida: levantarme,
desplazarme, comer, leer… ¿Cómo lo hago?... Observo mis pensamientos y
sentimientos… ¿Qué significa quedarme ciego para mis estudios?... ¿Para mi
relación con los demás?...
 Pienso en toda la riqueza que el don de la vista me ha proporcionado. Dejo
que mi corazón evoque las escenas de belleza que he disfrutado gracias a mis
ojos... ¿Sería yo la persona que ahora soy si nunca hubiera visto un
amanecer, o la luna, o el esplendor de las flores, un bebé, o los rostros de la
gente?... Me imagino lo que habría sido mi vida sin los conocimientos... y sin
el entretenimiento... que la lectura… la internet… películas y videos… me han
proporcionado.
 Veo lo que mis ojos y el don de la vista significan para mí... me pregunto
cómo voy a usar mis ojos en lo adelante… y agradezco a Dios este espléndido
regalo. Y pienso ahora en las personas que no disfrutan del don de la vista…
¿Qué siento por ellos? ¿Puedo hacer algo por esos hermanos?
3) Reconocimiento del don de la Creación. Se recomienda realizar esta experiencia en
un jardín o en algún lugar donde los jóvenes puedan respirar aire puro, mirar el cielo
y todo lo que le rodea, oler y palpar las plantas, escuchar el canto de pájaros o el
ruido del viento, apreciar lo perfecta que es la naturaleza. Se les propondrá
reflexionar sobre alguna cita como la siguiente: “Todo el universo material es un
lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el
agua, las montañas, todo es caricia de Dios” (Laudato Si, nº 84); contemplar en
silencio su alrededor y preguntarse: ¿Qué veo y qué siento desde todos mis sentidos
– real o desde la imaginación? ¿Qué percibo hacia mí en este gran regalo? ¿Cómo lo
trato?... y así otras preguntas que muevan a la reflexión y al agradecimiento.

32
Hacerles sentir, frente a las escenas en su belleza e inmensidad, que todos somos
parte de la Creación y llamados a ser co-creadores de esa gran composición. Se trata
de una meditación aplicando los sentidos al mundo exterior en actitud de
contemplación, sentir y gustar internamente esas caricias de Dios, si se puede
pasear por el área, y tener al final, si se quiere, un momento de disfrute con algún
juego. Luego, compartir entre todos las ideas y los sentimientos que surgieron en la
experiencia.
4) Meditación con cuentos de Jorge Bucay. a) El buscador: texto en línea o versión
narrada en vídeo. Luego de la lectura o visualización, meditar y compartir: ¿Qué
aprendizajes sacan de esta historia? Rememoren sus vidas durante los últimos dos
meses y reflexionen ¿Cuánto de momentos felices con sus familias, amigos,
compañeros, en paseos y excursiones, oyendo música, ayudando a los demás, etc.,
pudieran anotar en esa libreta imaginaria? ¿Cuánto de oportunidades de vida
perdidas en lo que han rechazado, lo que han dejado pasar por no mirar con los ojos
del corazón? ¿Y cuánto de infelicidad han causado a otros por maltratos, rechazo,
indiferencia…, o por negar la ayuda que pudieran haber dado a otros? b) La ciudad
de los pozos: texto en línea o versión narrada en vídeo. Luego de la lectura o
visualización, meditar y compartir: ¿Qué aprendizajes sacan de esta historia? ¿Qué
representa la montaña y qué el manantial? ¿Qué significan las siguientes actitudes
que se manifiestan en la historia: vivir dentro...vivir fuera; tener...ser; sentirse
hueco...sentirse yo; ruido...silencio? c) La señal: texto en línea. Luego de la lectura
meditar y compartir: ¿Qué aprendizajes sacan de esta historia? ¿Ven esa llamada de
Dios en el hermano necesitado y en el mundo herido? ¿Se sienten “pumas fuertes y
listos para luchar” por los más débiles?

4. “En todo amar y servir”


La propuesta de Ignacio es dejar que este sentimiento del encuentro con Dios pueda
generar una respuesta de reconocimiento para “En todo amar y servir”. Dios ha actuado y
“ha hecho grandes maravillas” en nuestras vidas, como dice el salmo, lo que nos obliga a un
compromiso consecuente. Pues si Dios nos ama de tal modo, debemos responder
amándonos unos a otros (1Jn 4: 11), con un amor puesto más en las obras que en palabras.
Dios está presente también en el dolor y el sufrimiento, en la pobreza y en la
marginación, en las víctimas de la violencia, invitándonos a salir de nuestras insensibilidades,

33
en acción solidaria hacia nuestros hermanos necesitados, y para la sanación de un mundo
herido, que es casa de todos.4
¿Cómo podemos encarnar en nuestras vidas esa llamada a “En todo amar y servir”?
Promover una lluvia de ideas entre los jóvenes, para luego puntualizar al menos las siguientes
concreciones:
 Ser don de nosotros mismos para los demás, saliendo de nuestro propio amor,
querer e interés. Ser, como dice la consigna ignaciana: “hombres y mujeres con y
para los demás”.
 Hacernos presentes en la realidad del mundo, atentos a las carencias y
necesidades de los otros, promoviendo la justicia en la lucha por la dignidad de las
personas y la defensa de los derechos humanos, trabajando por la búsqueda de la
reconciliación y la paz, y también en el cuidado de la creación.
 Acoger la invitación de Jesús a trabajar con El por la causa del Reino de Dios.
 Ser transparencia de Dios en nuestras vidas, reflejando el amor que nos tiene y
pone en cada uno de nosotros para darlo a los demás.
Finalizar compartiendo sobre las experiencias y aprendizajes más significativos del mes.
Como asignación de cierre del tema se pudiera pedir un ensayo personal sobre el lema “En
todo amar y servir”: ¿Cómo lo entienden y qué significa ese lema para ellos hoy y de cara a su
futuro, en sus esperanzas y sueños de vida? Y para finalizar este último encuentro,
proponerles una reflexión con la letra de la canción “Amarte a Ti Señor en todas las cosas”.
O si prefieren cantarla siguiendo este video.

Amarte a Ti Señor
en todas las cosas y a todas en Ti
en todo amar y servir,
en todo amar y servir.

Tu amor me ha dado vida,


tu amor me ha dado ser,
de Ti me viene todo
y a Ti debe volver.

4
Al inicio del tema siguiente proponemos una meditación sobre estas realidades en las que Dios está presente y
que mueven a la acción social como compromiso de vida. Este trimestre vamos sentando un marco para que, en los
próximos meses, profundicen en la mirada de realidades del país y del mundo, desde la doctrina social de la Iglesia.

34
Gustoso, pues, te ofrezco
mi haber, mi poseer,
tu amor y gracia dame,
de más no es menester.

Presente en las creaturas


y activo en todo estás,
en mí, como en un templo,
te dignas habitar.

De Ti bondad y gracia
me llueven sin cesar,
mi oficio ya no es otro
sino servir y amar.

35
ANEXO 3
TEXTO DE LA CONTEMPLACIÓN PARA ALCANZAR AMOR5

[230] CONTEMPLACIÓN PARA ALCANZAR AMOR. Nota. Primero conviene fijarse en dos cosas: La
primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras.
[231] La segunda, el amor consiste en comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y
comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el
amado al amante; de manera que si el uno tiene ciencia dé al que no la tiene, si honores o
riquezas, lo mismo, y así el otro recíprocamente.
[46] Oración. La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis
intenciones, acciones y operaciones se ordenen puramente al servicio y alabanza de su divina
majestad.
[232] Primer Preámbulo. El primer preámbulo es composición. Aquí es ver cómo estoy delante
de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los santos que interceden por mí.
[233] Segundo Preámbulo. El segundo, pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento
interno de tanto bien recibido, para que enteramente reconociéndolo, pueda en todo amar y
servir a su divina majestad.
[234] Primer Punto. El primer punto es traer a la memoria los beneficios recibidos de creación,
redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios nuestro
Señor por mí, y cuánto me ha dado de lo que tiene, y, como consecuencia cómo el mismo Señor
desea dárseme en cuanto puede según su ordenación divina; y después reflexionar en mi
interior, considerando lo que yo con mucha razón y justicia debo de mi parte ofrecer y dar a su
divina majestad, es a saber, todas mis cosas y a mí mismo con ellas, así como quien ofrece con
mucho afecto:
“Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me lo distes, a Vos,
Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme
vuestro amor y gracia, que ésta me basta.”
[235] El segundo, mirar cómo Dios habita en las criaturas: en los elementos dando ser, en las
plantas dándole vida vegetativa, en los animales la vida sensitiva, en los hombres dándoles
también la vida racional, y así en mí dándome el ser, la vida, los sentidos y la inteligencia;
asimismo habita en mí haciendo templo, pues yo he sido creado a semejanza e imagen de su

5
El contenido de este anexo es transcripción del libro “San Ignacio de Loyola: Autobiografía y Ejercicios
Espirituales”, Ediciones S.A. Educación y Cultura Religiosa, Caracas-Venezuela, 1991

36
divina majestad; otro tanto reflexionando en mi interior, del modo que está dicho en el primer
punto o por otro que sintiere ser mejor. De la misma manera se hará sobre cada uno de los
puntos siguientes.
[236] El tercero, considerar cómo Dios trabaja y labora por mí en todas cosas criadas sobre la
haz de la tierra; esto es, se comporta como uno que está trabajando. Así como en los cielos,
elementos, plantas, frutos, ganados, etc., dándoles el ser, conservándoles la vida vegetativa y
sensitiva, etc. Después, reflexionar en mi interior.
[237] El cuarto, mirar cómo todos los bienes y dones descienden de arriba, así como mi
potencia limitada procede de la suma e infinita de arriba, y así la justicia, bondad, piedad,
misericordia, etc., así como del sol descienden los rayos, de la fuente las aguas, etc. Después
acabar reflexionando en mi interior según está dicho. Acabar con un coloquio y un
Padrenuestro.
[54] El coloquio se hace, propiamente, hablando como un amigo habla a otro o un siervo a su
señor, unas veces pidiendo alguna gracia, otras culpándose por algo que se ha hecho mal, otras
comunicando sus cosas y deseando consejo en ellas. Decir un Padrenuestro.

37
TEMA 3: PASIÓN POR EL MUNDO, PASIÓN POR EL REINO
Diciembre

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVO DE APRENDIZAJE
Conocer y apropiarse del significado del Reino de Dios para sentirse parte de él y
colaborador de su construcción desde lo pequeño y lo sencillo cotidiano, desde su
vocación personal y su vida toda, como expresión del compromiso cristiano.

38
ORIENTACIONES6

1. La presencia del Reino de Dios


A lo largo de los temas que reflejan el énfasis de este año, “Lo social en mi compromiso
de vida”, iremos identificando y reflexionando sobre situaciones que parecen ajenas a los
deseos de Dios, en la sociedad venezolana y en la escena internacional. Al introducir el primer
encuentro de este mes, se sugiere recordar algunas de las situaciones que más impactan en el
momento presente en el país.
Se recomienda a los pastoralistas que elaboren un ppt con imágenes variadas que revelen
condiciones de pobreza y miseria de adultos, jóvenes y niños en barriadas de nuestras ciudades
(hambre, salud, servicios básicos, vivienda…), niños y adolescentes de la calle, jóvenes
perseguidos y encarcelados, violaciones en protestas por derechos humanos, deterioro medio-
ambiental, insalubridad, etc. Unas seis imágenes serán suficientes, en lo posible tomadas del
medio circundante a los colegios o de zonas conocidas por los jóvenes, pero que de ordinario
no se detienen a mirar o pasan de largo. También pudiera servir un video: hay muchos en
internet pero muy relacionados con el tema político-partidista. Sabemos que está en todos los
problemas que confrontamos, pero para este ejercicio inicial conviene evitar confrontaciones
ideológicas en la mirada de la realidad y ser respetuoso de las posiciones de los jóvenes. Más
adelante se trabajará más a fondo y abiertamente sobre ello.
Se propone comenzar el encuentro con unos minutos de respiraciones y relajación, al
tiempo que se les recuerda que en la semana anterior, luego de contemplar tanto amor
recibido de Dios hacia nosotros, consideramos que también (leer lento):
Dios está presente en el dolor y el sufrimiento, en la pobreza y en la marginación, en las
víctimas de la violencia, invitándonos a salir de nuestras insensibilidades, en acción
solidaria hacia nuestros hermanos necesitados y para la sanación de un mundo herido
que es casa de todos… No podemos ignorar esta invitación…
De seguida, pedirles que abran los ojos y se dispongan a “mirar con el corazón” las
imágenes que tendrá preparadas el pastoralista, para luego compartir sobre las realidades
que ejemplifican. Al terminar de pasarlas, preguntarles: ¿Qué realidades ven en estas
imágenes? ¿Qué sienten ante ellas en lo profundo de su corazón? ¿En verdad creen que Dios
está presente en esas realidades o sienten que dudan ante los males que las producen?

6
Es importante que se siga la secuencia propuesta. Ya en cursos anteriores se ha trabajado el tema de la Navidad
desde distintas miradas y conviene evitar caer en repeticiones. En todo caso, en el desarrollo de los puntos se hará
referencia a la celebración y durante el último encuentro se dedicará tiempo a alguna actividad festiva de la clase
que se acuerde con los jóvenes, además de su participación en actividades generales de los colegios.

39
¿Sienten o no deseos de poder hacer algo, como una llamada o impulso interior, para
cambiar realidades como las mostradas?
A continuación se pudiera recordar lo puntualizado en el encuentro anterior sobre
cómo encarnar en nuestras vidas la llamada a “En todo amar y servir”:
 Ser don de nosotros mismos para los demás.
 Hacernos presentes en las realidades del mundo para contribuir a su
transformación,
 Acoger la invitación de Jesús a trabajar por la causa del Reino de Dios.
 Ser transparencia de Dios reflejando su amor hacia los otros.
Destaquemos ahora la invitación a trabajar por la causa del Reino de Dios. Para
animar la discusión y reflexión sobre el punto, se puede proponer preguntas como las
siguientes: ¿A qué se refiere la expresión “Reino de Dios”? ¿En qué consiste esa causa que
constituye la misión de Jesús, alrededor de la cual giran su nacimiento, vida, enseñanzas,
muerte y resurrección? ¿Pueden pensar en frases breves que resuman qué es el Reino de
Dios… en sus propias palabras o con citas de Jesús? ¿Dónde está el Reino de Dios? Cuando
rezan el Padre Nuestro, la oración que nos enseñó Jesús, y piden a Dios “venga a nosotros tu
Reino”, ¿qué esperan recibir o desean que suceda?
No se trata aquí de presentar explicaciones teológicas profundas. Lo importante es la
reflexión sobre lo que a cada uno le dice Jesús con sus palabras y el provecho que saquen de
ello. A la pregunta sobre la presencia del Reino, veamos el siguiente pasaje del evangelio de
Lucas (17: 20-21)
Los fariseos le preguntaron [a Jesús] cuándo iba a llegar el reino de Dios. Él respondió:
“La llegada del reino de Dios no será espectacular. No se dirá: Está aquí o allí, porque el
reino de Dios está dentro de vosotros”.
La interpretación de esta versión (que tomamos de la Biblia publicada por Ediciones
Paulinas) es que el Reino está ya en nuestros corazones, como presencia y acción de Dios en
nosotros. Recordemos esta otra afirmación de Jesús: “Si alguno me ama, guardará mi
palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14: 23).
Jesús es el mensajero y el mensaje del Reino: a través de su ejemplo y sus enseñanzas
nos propone un nuevo género de vida y de relacionarnos entre los seres humanos, basado en
el amor, la justicia y la paz; en otras palabras, nos da a conocer el proyecto de Dios para con
nosotros: su Reino que puede ser realidad desde ya en la tierra.
Cuando Jesús habla del Reino muchas veces utiliza parábolas. Se podría pedir a los
jóvenes que recuerden algunas. Proponemos compartir sobre estas dos parábolas en

40
particular, tomadas de Mc 13:24-43, leerlas y entre todos reflexionar sobre lo que nos
enseñan.
El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en
un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece,
llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que
los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”
El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló
con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar.
Y este cuento que encontramos en un guion para la radio del P. José Martínez de Toda
S.J., podría ayudar a sacar las enseñanzas.
Anoche tuve un sueño raro. En la plaza mayor de la ciudad habían abierto una nueva
tienda. El rótulo decía: “Regalos de Dios”. Entré. Un ángel atendía a los compradores.
-¿Qué vendes?, pregunté.
- Cualquier don de Dios.
Miré las estanterías. Estaban llenas de ánforas de amor, frascos de fe, macutos llenos de
esperanza… Yo necesitaba un poco de todo.
-¿Cobras muy caro?
-No, los dones de Dios son siempre gratis.
- Ok. Deme una ración de amor, dos de perdón, tres de esperanza, unos gramos de fe y el
gran paquete de la salvación.
Cuando el ángel apareció, traía una bolsita diminuta. Le dije:
- ¿Cómo puede caber ahí todo lo que le pedí?
- Mira, amigo, respondió el ángel. Dios nunca da los frutos maduros. Dios sólo da
pequeñas semillas que cada uno tiene que cultivar y hacer crecer. (Félix Jiménez,
escolapio).
Está en cada uno de nosotros querer y cuidar esas semillas, hacerlas crecer y dar frutos
para la transformación de nuestras vidas y también para ser transparencia de Dios hacia los
demás. Nuestra misión como cristianos es la extensión del Reino a todas las personas, y la
transformación del mundo en el Reino de Dios.
¿Cómo se construye el Reino de Dios? Se va construyendo desde lo que somos y
hacemos en nuestra tarea co-creadora, como responsables de nuestro mundo, la gran casa
común en la que habitamos.
• Sin estrépito, con paciencia y confianza: “Crece y avanza como una pequeña
semilla” (Mt 13:31-46).

41
• Como reino de amor y servicio que se expande, para construir entre todos un
mundo más justo, con la siembra de nuestros gestos de bondad. Dejándose amar
por Dios y amando a los demás. Sirviendo al Dios que tiene un proyecto de vida para
los hombres, proyecto de amor, de justicia, de dignidad fraterna y de respeto a la
creación.
• Implica la vida y la vida en abundancia para todos, de aquellas cosas de las está
hecha la vida: los amigos, la familia, los abrazos, el enamoramiento, el compartir
fraterno de lo que se tiene, la solidaridad, el trabajo humanizador, el celebrar
juntos, el encuentro con Dios-Amor…
• Lo construimos desde lo que hacemos cada día. Nos dice Antonio Pérez Esclarín:
A través de los relatos de las parábolas, Jesús nos enseña que el Reino de Dios lo
podemos empezar a construir aquí, en cada momento: al sembrar una semilla, al
pescar con una red, al acudir a un banquete de bodas, al tratar a los demás, al
cumplir con el trabajo, al acompañar a un amigo, al limpiar la casa, al estudiar, al
amar, al realizar con cariño la rutina de cada día. (En “Cultivar valores con el
Padrenuestro”)
• Sin fronteras y sin plenitud alcanzada. No es la búsqueda de un orden socio-político
perfecto que se impone y excluye. Tampoco una utopía terrena ni una ideología. Es
un modo de ser, que nos propone Jesús, con una jerarquía de valores distinta.
¿Cómo vivió Jesús la construcción del Reino de Dios? Pudiéramos tomar otro
párrafo del libro ya citado de Antonio Pérez Esclarín:
Para el mundo, lo importante es triunfar; para Jesús, lo importante es servir. Para el
mundo es primero el que más tiene, para Jesús es primero el que más sirve con lo
que tiene. Jesús no utilizó el poder para gobernar y mandar, sino para curar, para
salvar. No ejerció nunca el poder sobre las personas, sino que las orientó a
humanizar la vida y aliviar los sufrimientos de la gente, para hacer crecer la libertad
y la fraternidad. El poder suele ir acompañado de autoritarismo impositivo y no es
capaz de cambiar los corazones. Jesús cree en el servicio humilde de los que buscan
una sociedad mejor para todos. “Por eso quien quiere ser el mayor, se ha de hacer
su servidor” (Mc 9:25).
Recordemos, cuando rezamos el Padre Nuestro, que al decir “Venga a nosotros tu Reino”,
oramos para que ese Reino se haga presente en el hoy de nuestras vidas, produciendo frutos
y desarrollándose como una experiencia nueva y transformante, mientras trabajamos para
hacer un mundo más humano. Y en este trabajo de transformación personal y social, recordar
esta frase de inspiración ignaciana: “Confiar en que todo depende de Dios y trabajar por el
Reino como si todo dependiera de nosotros”.

42
Para terminar el encuentro, invitar a todos a recitar juntos el Padre Nuestro, saboreando
y reflexionando sobre cada frase: “Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad… danos el
pan… como nosotros perdonamos… no nos dejes caer… y líbranos del mal,…”

2. Las Bienaventuranzas, camino hacia el Reino de Dios


Las Bienaventuranzas iluminan las acciones y las actitudes características de la vida
cristiana. Viviendo las Bienaventuranzas construimos el Reino de Dios. Vienen a ser el mensaje
del Reino de Dios y su programa. El Papa Francisco al referirse a ellas nos dice que son “camino
hacia el Reino de Dios”.
Proponemos trabajar en este encuentro con el texto de Mateo 5:1-11. Para cada
Bienaventuranza añadimos comentarios que convierten lo expresado al lenguaje y situaciones
de nuestro tiempo (en su mayoría los tomamos de un artículo del P. Francisco de Roux S.J.; el
pastoralista podría añadir otros o adaptarlos al contexto más inmediato de los jóvenes).
Utilizaremos la palabra “felices”, en lugar de bienaventurados, como sugiere el Papa Francisco.
Luego de estas aclaratorias iniciales, se pedirá a los jóvenes ponerse en actitud de
meditación, procurando entrar contemplativamente en la escena como si estuvieran entre la
multitud que escucha a Jesús, y reflexionar sobre las consideraciones que se irán haciendo,
como si Jesús les hablase personalmente.
[Jesús] Al ver a las multitudes subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y se
puso a enseñarles así:
• “Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de Dios”. Estas son las
personas que aman y sirven desinteresadamente a los demás, que no buscan el
reconocimiento, ni la recompensa, ni el prestigio, que no les interesa el poder ni el
dinero, y que por esta desposesión son semejantes a Jesús pobre que pasó
ofreciendo el Reino gratuito del amor.
• “Felices los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra”. Estas son las
personas que no buscan peleas ni se dejan provocar por la agresión, que vencen el
odio con la magnanimidad y son capaces de responder con actos buenos a quienes
les hacen mal.
• “Felices los afligidos, porque ellos serán consolados”. Estas son las personas que
han derramado lágrimas por la pérdida de los seres que más amaron, por la
destrucción de los sueños, por el dolor de las propias equivocaciones, y encuentran
en la sinceridad de su dolor sin fondo la consolación de Dios.
• “Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.
Estas son las personas apasionadas por la dignidad de todas las mujeres y los

43
hombres, que actúan con decisión en defensa de los derechos humanos y en el
restablecimiento de relaciones de justicia.
• “Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Estas son las
personas que se conmueven en compasión ante el ser humano marginado y
victimizado por la maldad de otros y por estructuras de pecado; las que llevan en sus
entrañas la solidaridad radical con el vulnerado y son capaces de perdonar al
criminal arrepentido, y que tienen también misericordia con sus propias fragilidades
personales.
• “Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Estas son las personas
que tienen un corazón sencillo, puro, servicial, caritativo, que sabe amar; las que
cultivan una interioridad transparente y la rectitud de intención; las que buscan y
hallan a Dios, creen y guardan su palabra.
• “Felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Estos son los que juegan su vida por la paz de los corazones de todos, de las familias,
las comunidades, de los países y del mundo, por la paz que está más allá de todas
las ambiciones e intereses personales.
• “Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los
Cielos”. Estos son los que saben que unirse a la causa de Dios en la pasión de
Jesucristo por el ser humano lleva a la contradicción y a la persecución. Por eso, las
mujeres y los hombres que tienen la gracia de vivir así, saben por qué Jesús concluye
este sermón diciéndoles: “Felices serán ustedes cuando les injurien, y persigan y
digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa; alégrense y
regocíjense, porque la recompensa de ustedes será grande en los cielos; pues de la
misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes”.
A continuación se promoverá un compartir en la clase con preguntas como las siguientes:
¿Les hace sentido las afirmaciones de Jesús? ¿Ven alguna de ellas imposible de vivir o les
resulta ilógica? ¿Por qué? Se pudiera proponer un breve trabajo de grupos para imaginar cómo
sería una sociedad que toma las Bienaventuranzas en serio, cómo se comportarían las personas
entre sí, y luego intercambiar ideas.
Como asignación de cierre del tema, se les pudiera pedir un ensayo en el que describan
en sus palabras qué es el Reino de Dios para ellos en estos momentos de su vida y cómo ven,
desde esa perspectiva, el mensaje de las Bienaventuranzas.

44
3. Futuro tan presente…
Ese Jesús, que es mensajero y mensaje del Reino fue niño y estamos en el mes que se
celebra su nacimiento. Recordemos la parábola del grano de mostaza: es un contraste entre la
pequeñez de la semilla y lo grande de la planta que nace de ella. El reino de Dios comienza con
pequeños fenómenos. Esperaríamos que Jesús viniera como un poderoso guerrero, rodeado de
poder y de gloria; pero, en cambio, vino como un pobre niño en una cueva de animales.
Reflexionemos sobre esta lógica de Dios. Para cerrar la experiencia de estas semanas,
proponemos una conversación con los jóvenes sobre la Navidad y su significado, a la luz de lo
trabajado este mes. Pudiera ayudar la lectura de este salmo de Benjamín González Buelta, S.J.

Futuro tan presente

Ya no te preguntaré más, cuándo llegará tu día


sino por dónde atraviesas el presente,
por qué existe el malvado
sino de qué manera lo salvas ahora,
cuándo sanará mi herida
sino cómo la curas en este instante,
cuándo acabarán las guerras
sino dónde construyes la justicia,
cuándo seremos numerosos
sino dónde está hoy la cueva de Belén,
cuándo acabará la opresión
sino cómo pasar por las grietas del sistema,
cuándo te revelarás,
sino dónde te escondes.

¡Porque tu futuro es ahora,


es este instante universal
donde todo lo creado da un paso
dentro de tu misterio compartido!

Solicitar a los jóvenes que tomen alguna frase que les resuene, compartirla en voz alta e
invitarles a añadir alguna situación en la misma sintonía del salmo. Terminar pidiendo la gracia
de un nuevo nacimiento en cada uno de nosotros.
Y proseguir con alguna actividad de celebración en colectivo: parrandón por el colegio o
en la comunidad, elaboración de un pesebre, escenificación, visitas navideñas a ancianatos o a
niños hospitalizados… Lo que el grupo de estudiantes decida en acuerdo con el pastoralista.

45
TEMA 4: TESTIGOS Y CONSTRUCTORES DEL REINO
Enero

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Profundizar en la comprensión de la misión de la Iglesia en el anuncio y la construcción
del Reino de Dios en la tierra, así como el aporte de la Compañía de Jesús desde su
propuesta apostólica, para desde allí apreciar el llamado a sentir, participar y colaborar
con la Iglesia, como cristianos e ignacianos.
Valorar que la Iglesia tiene y hace historia, que ha ido descubriendo nuevas realidades y
asumiendo su misión desde la mirada del Evangelio, para promover los cambios que
este mundo necesita.

46
ORIENTACIONES

1. La Iglesia y su Misión
Se sugiere introducir el tema recordando que en la última sesión del mes anterior se
presentó a Jesús como mensaje y mensajero, modelo de “constructor del Reino de Dios”, que
nos enseña el camino para hacerlo presente en el hoy de nuestras vidas y transformar la
realidad de la tierra en un mundo mejor para todos.
Jesús con su vida nos enseña a estar al servicio de los demás. Nos hacemos “personas
del Reino de Dios” en la medida en que saquemos el egoísmo y dejemos sitio en el corazón para
todo el que necesita de nosotros. Es desde la compasión y el servicio comprometido como se
puede hacer posible lo que parece imposible: la construcción de un mundo nuevo de
hermanos… la construcción del Reino de Dios en la tierra. Pero solos no podemos: Jesús lo
sabía y los discípulos lo comprendieron…y así constituyó la Iglesia como comunidad al servicio
de esa misión.
Teniendo presente este contexto, se sugiere comenzar el tema con la meditación de los
siguientes pasajes del evangelio de San Mateo (16:18-19 y 28:18-20), para luego compartir lo
que quiso dejarnos Jesús como testamento de vida.
Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia… te daré las llaves del
reino de Dios; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la
tierra quedará desatado en los cielos.
Jesús se acercó y les dijo: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues
y hagan discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y
sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
Jesús no quiso un grupo de creyentes subsistiendo aislados o como ovejas sin pastor.
Escogió a Simón, uno de sus doce apóstoles, y le cambió su nombre por el de Pedro, acorde con
la misión que le está encomendando: ser la roca firme sobre la que se sostiene la Iglesia. Jesús
le encomienda también las llaves que le transfieren el poder de administrarla y, desde Pedro, a
sus sucesores, desde hace ya dos milenios. Por otra parte, Jesús en Galilea, luego de su
Resurrección, se aparece a sus apóstoles y les envía, como comunidad de testigos, para dar
cuenta de su mensaje sumando nuevos discípulos.
Desde esa vivencia del mandato de Jesús, fortalecida en Pentecostés, Pedro y los demás
apóstoles entienden todo con nueva luz: lo que vivieron con Jesús y lo que les enseñó. Así se
forma la “primera Iglesia”, que luego se expandió por todos los confines de la tierra. Ellos eran

47
conscientes de que su misión tenía que perpetuarse. Por eso se preocuparon de encontrar
sucesores y dejar una comunidad estructurada, con el fin de que la misión que les había sido
confiada continuase tras su muerte, como lo testimonia el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Aquí se podría suscitar un conversatorio con preguntas como las siguientes: ¿Cómo
entendieron los apóstoles su misión de Iglesia en el contexto en que vivieron? ¿Qué estarían
haciendo los apóstoles si vivieran en el mundo de hoy?
Reflexionemos con los jóvenes un poco más sobre qué es la Iglesia Católica y cuál es su
misión en el mundo. Luego de recoger opiniones de los jóvenes, se pudiera puntualizar:
 La Iglesia es el pueblo de Dios guiado por el Papa, sucesor de San Pedro y Vicario de
Cristo en la tierra. Se llega a ser miembro de la Iglesia no por el nacimiento físico,
sino por el "nacimiento de arriba", "del agua y del Espíritu" (Jn 3:3-5), es decir, por la
fe en Jesús y el Bautismo. La identidad de este pueblo es la dignidad y la libertad de
los hijos del Dios-Amor. Su ley es el mandamiento nuevo: amarnos los unos a los
otros, como el mismo Jesús nos amó.
 La misión de la Iglesia es la misma de Jesús: ser un instrumento para el anuncio y la
construcción del Reino de Dios, que se nos manifiesta en su presencia, sus palabras y
sus obras. Todos, como miembros de la Iglesia, hemos de sentirnos responsables de
esa misión. Recordemos las palabras de Jesús al referirse a la función de sus
discípulos: ser la sal de la tierra y la luz del mundo (Mt 5:13-16)
Seguramente, en el compartir sobre la misión de la Iglesia, ha salido la palabra
“evangelizar”. Conviene detenerse en el significado que le asignan. Reflexionemos con los
jóvenes sobre el contenido del siguiente texto, para destacar los rasgos deseables de la acción
evangelizadora7:
Evangelizar es hacer lo que hizo Jesús: Anunciar el Reinado de Dios en la tierra
promoviendo una vida humana hecha de justicia, paz y solidaridad. Y esto respetando las
culturas propias de cada país. No se puede evangelizar de la misma manera a todos los
pueblos. Cada uno es diferente y hay que adaptarse a su cultura purificándola de todo lo
que es inhumano. Evangelizar no es hacer proselitismo sino dar testimonio del amor con la
propia vida desde el Dios de Jesús. ¿Cómo evangelizar a los musulmanes? ¿Y a los
budistas? ¿Y a los judíos? ¿Y a los increyentes? … La obsesión de Jesús fue la justicia y la
fraternidad, la defensa de los débiles y perdedores. Por ahí ha de ir la Evangelización. No
en llenar de gente las iglesias sino en cambiar mentalidades egoístas y opresoras, ponerse
de parte de los pobres y luchar por ellos. Hacer un mundo más solidario y menos injusto. Y

7
Tomado del Cuaderno nº 5 “la Iglesia de Jesucristo, signo visible y germen del Reino de Dios” del Grupo
de Catequesis Entre Amigos, Barcelona – España.

48
todo eso hacerlo al estilo de Jesús que vino a servir, no a ser servido; a ofrecer e invitar, no a
imponer ni a dominar a nadie.
Otro aspecto en el que conviene detenerse es el lado humano de la Iglesia como
institución, que se nos presenta santa y pecadora, con innumerables aportes en la
evangelización, entendida según lo arriba expuesto, pero también con muchos errores e
imperfecciones que, en ocasiones, llevan al escándalo público. Invitemos a considerar el
siguiente texto que extraemos de la misma fuente:
Dios, cuando se acerca a nosotros nos toma como somos, nos acepta como somos y sabe
que nadie es perfecto ni santo como Él sino que todos somos limitados y pecadores. Así
que no nos escandalicemos de los pecados de la Iglesia y sus dirigentes. Nadie se libra de
errar y equivocarse, sencillamente porque somos humanos y esa es nuestra condición.
Cuando hablamos de la Iglesia miremos también todo lo bueno que hace su gente,
personas generosas, heroicas a veces que son capaces de dar su vida por los demás y por
Jesús. No nos quedemos solo con lo que dice la prensa que casi siempre son medias
verdades y que gusta del sensacionalismo. Hay otros medios de información más discretos
pero auténticos que nos cuentan cómo viven obispos ejemplares, sacerdotes, religiosos/as
y laicos que dan un testimonio maravilloso de Jesús con su vida. Incluso mártires por la
justicia.
Nada en este mundo está acabado. El Reino de Dios se realiza poco a poco y va creciendo
como el trigo junto a la cizaña. Es algo dinámico. Por eso la Iglesia ha de reformarse y
convertirse continuamente y a eso puede ayudar el pueblo cristiano y los que hacen una
crítica constructiva precisamente porque aman a la Iglesia.
Para finalizar, se propone que se asigne a los jóvenes la siguiente tarea (individual,
parejas o grupo) para investigar (en internet, la biblioteca del colegio o entrevistando a
jesuitas). Cuando Ignacio de Loyola crea la Compañía de Jesús la pone a la disposición del Papa
Paulo III, de modo que los jesuitas desde entonces, además de los tres votos de la vida religiosa,
profesan un cuarto voto de obediencia al papa. ¿Por qué lo hizo así Ignacio, qué le movía?
Ignacio nos dice que hay que “Sentir con la Iglesia”: ¿Qué encierra esta expresión? ¿Cómo se
concreta su consejo? Prepararán sus notas resumidas en una hoja que traerán para el siguiente
encuentro
Y como meditación en oración, al cierre de este punto (o para iniciar el siguiente), se
sugiere la lectura de este párrafo de una oración que tomamos de un material de Cáritas
Diocesana de Valladolid, España:
Ayúdanos Señor a ver, y a cambiar… a verte y a optar… a utilizar esa mirada maravillosa
que nos dejaste para mirar el mundo, la realidad, la vida: la mirada del Evangelio, para
ver con tus ojos de Dios, para sentir con tu corazón compasivo, para actuar llevados por la

49
fuerza y el fuego comprometido de tu Espíritu, para hacer posible, ya aquí en la tierra, el
mundo nuevo que esperamos, el Reino de los cielos.

2. Relación entre la Iglesia y el Reino de Dios


Sugerimos comenzar este punto en diálogo con los estudiantes: ¿Es la Iglesia lo mismo
que Reino de Dios? Luego de este intercambio inicial de pareceres se pudiera ahondar sobre los
siguientes aspectos8:
 Decir Iglesia no es lo mismo que decir Reino de Dios. No son dos realidades iguales,
pero están íntimamente ligadas entre sí, pues la Iglesia tiene que anunciar y hacer
presente el Reino de Dios entre los hombres.
 Según palabras del Concilio Vaticano II, la Iglesia "constituye en la tierra el germen y
el principio del Reino". Por lo tanto, la Iglesia tiene que vivir la realidad del Reino,
como lo quiso Jesús, para hacerlo presente en el mundo y la sociedad.
 En el seguimiento de Jesús aprende la Iglesia el camino del Reino. Y lo aprendemos
todos los cristianos como miembros que somos de la Iglesia. Ese camino es la praxis
del amor, como vimos el mes anterior. Amor que tiene que ser realmente
transformador, que debe llegar no sólo a las personas sino a la sociedad como tal.
 La Iglesia evoluciona con la humanidad. Va aprendiendo desde su interior, con
riesgos y equivocaciones en cada época, qué mediaciones concretas acercan más al
Reino de Dios y qué en las instituciones y hechos sociales, políticos, económicos,
culturales, etc., lo distancian. Se explicará que en otro encuentro se hará un
recuento de esta evolución y que el mes siguiente se trabajará sobre los principios
de la Enseñanza Social de la Iglesia.
 El Reino de Dios es más que un proyecto de cambio social. Jesús en su mensaje y
vida nos presenta lo que pudiéramos llamar un ideal de nueva sociedad,
fundamentada en la justicia, la fraternidad, la igualdad y la solidaridad, en la que si
alguien es privilegiado y favorecido es el débil y el marginado. Pero el Reino de Dios
va más lejos y hondo: supone y exige conversión personal, cambio de mentalidad y
actitudes (Mc 1:15), adhesión al mensaje y a la persona de Jesús (Mc 4:3-20) y, en
este sentido, interioridad, vida espiritual, una mística, que mueva a la
transformación del mundo.

8
Para el desarrollo de este punto tomamos párrafos del artículo “Iglesia y Reino de Dios” publicado en el blog
Pastoral Penitenciaria, Diócesis del Rosario, Argentina.

50
 Por eso, la semilla del Reino está en nosotros y en nosotros está hacerla germinar. El
Reinado de Dios se hará realidad en la medida que nosotros cambiemos en nuestra
propia mentalidad, escala de valores, apegos y afectos; sobre todo en nuestras
actitudes hacia los más desvalidos de la sociedad, los crucificados de hoy, que los
hagamos centro y sujeto del pensamiento, doctrina y acción de la Iglesia.
 El Reino de Dios va más allá de la Iglesia. El Espíritu de Dios actúa en la Iglesia y
fuera de ella, en todas las religiones, incluso en los no creyentes. El Reino de Dios
abarca a todas las personas de buena voluntad, que quieren vivir solidariamente y
construir una humanidad nueva en paz y armonía. Y el Espíritu nos lleva a unirnos
por un ideal común: hacer de la tierra un lugar donde todos los hijos de Dios puedan
vivir con la mayor suma de bienestar y felicidad posibles.
A continuación, proponemos focalizar la mirada en la Compañía de Jesús y su Misión, a la
cual, como ignacianos, además de miembros de la Iglesia, estamos llamados a colaborar.
Comencemos recordando la tarea de investigación que se asignó a los jóvenes sobre Ignacio de
Loyola y la Iglesia. Primero les invitamos a compartir sus respuestas a modo de lluvia de ideas
sobre la primera pregunta: ¿Por qué Ignacio puso la Compañía de Jesús a la disposición del papa
de entonces y de allí en adelante, profesándoles voto de obediencia? Luego, focalicemos en la
expresión de Ignacio: “Sentir con la Iglesia”: ¿Qué encierra esta expresión? ¿Cómo se concreta
su consejo? Escuchemos primero las ideas que pudieran haber recogido los jóvenes y, de
seguida, sugerimos presentarles las siguientes concreciones que propone el Papa Francisco: 9
El cristiano no es un bautizado que recibe el bautismo y luego va adelante por su camino.
El primer fruto del bautismo es hacerte pertenecer a la Iglesia, al pueblo de Dios. No se
entiende a un cristiano sin Iglesia… Nosotros recibimos el mensaje evangélico en la Iglesia
y hacemos nuestra santidad en la Iglesia, nuestro camino en la Iglesia… El "sensus
ecclesiae" es precisamente el sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia.
Hay tres pilares de esta pertenencia, de este sentir de la Iglesia. El primero es la
humildad, en la conciencia de estar dentro de una comunidad como una gracia grande:
una persona que no es humilde, no puede sentir con la Iglesia, sentirá lo que a ella le
gusta, lo que a él le gusta… La historia de la Iglesia comenzó antes de nosotros y seguirá
después de nosotros. Humildad: somos una pequeña parte de un gran pueblo, que va por
el camino del Señor.
El segundo pilar es la fidelidad. Fidelidad a la Iglesia, fidelidad a su enseñanza, fidelidad al
Credo, fidelidad a la doctrina, mantener esta doctrina… También Pablo VI nos recordaba

9
Extractos de sus palabras en Homilía celebrada en su visita a Cuba, en mayo 2014. Nota publicada por Radio
Vaticana: “Sentir, pensar, querer dentro de la Iglesia”.

51
que nosotros recibimos el mensaje del Evangelio como un don y debemos transmitirlo
como un don… es de Jesús, y no debemos (…) utilizarlo a nuestro gusto.
El tercer pilar es un servicio particular, rezar por la Iglesia… ¿Cómo va nuestra oración por
la Iglesia?… Rezar por toda la iglesia, en todas partes del mundo.
Que el Señor nos ayude a ir por este camino para profundizar nuestra pertenencia a la
Iglesia y nuestro sentir con la Iglesia.
Para terminar el desarrollo de este punto, se preguntará a los jóvenes qué saben acerca
de la misión de Compañía de Jesús, como partícipe que es de la misión de la Iglesia. Se
pudieran hacer las siguientes precisiones:
 Desde que surgió, la Compañía de Jesús no tuvo un apostolado específico, sino que la
intención de los primeros compañeros es que esta orden fuera "una caballería ligera",
es decir, que estuviera atenta a las encrucijadas de la historia para responder a las
necesidades según tiempos, lugares y personas. San Ignacio sintetizó esta misión en
su lema “A la Mayor Gloria de Dios”. Por esto los jesuitas han tenido y tienen una
gran variedad de apostolados, que han ido surgiendo en respuesta a las exigencias de
la realidad en los distintos países y regiones del mundo.
 En las Congregaciones Generales de la Compañía se revisa y perfila el sentido de su
misión a tono con los tiempos.
o La CG 32 (1974) proclamó como misión el servicio de la fe y la promoción de la
justicia, considerándolos indisolublemente unidos, como factores integradores
de todos los ministerios de la Compañía.
o La CG 34 (1994) invitó a profundizar en la comprensión de la llamada a servir la
fe, promover la justicia y dialogar con la cultura y otras religiones, a la luz del
mandato apostólico de establecer relaciones justas con Dios, con los demás y con
la Creación; y a mirar al mundo desde la perspectiva de los pobres y marginados,
aprendiendo de ellos, actuando con ellos y a su favor.
o La CG 35 (2008) renueva el sentido de la misión de la Compañía al servicio de la
Iglesia, en lugares de frontera donde otros no puedan hacerlo, con la tarea de
tender puentes de comprensión y diálogo.
o La CG 36 (2016) resalta el servicio de la Compañía a la misión de reconciliación,
fruto de la justicia que lleva a la paz, en todos sus apostolados. La reconciliación
asumida como misión de esperanza, con conciencia de las difíciles condiciones
del mundo de hoy, para promover nuevos caminos, como mensajeros de la
confianza en el futuro.
o El P. Arturo Sosa S.J., General de la Compañía sintetiza la misión de los jesuitas y

52
sus colaboradores para los próximos años así: “Como siervos de la misión de
Cristo, estamos invitados a trabajar con Él en el restablecimiento de nuestra
relación con Dios, con los demás y con la creación.”
Las obras de la Compañía en Venezuela, incluyendo los colegios, trabajan en la misión
evangelizadora de la Iglesia y en la construcción de una sociedad justa y solidaria. Los jesuitas y
colaboradores (laicos, religiosos y religiosas de diferentes congregaciones) contribuyen a la
dignificación de las personas, a la defensa de sus derechos y a la erradicación de la pobreza;
fomentan el diálogo cultural e interreligioso para tender puentes, moviéndose siempre hacia
situaciones de fronteras y asumiéndolas en coherencia con la inspiración ignaciana; y asumen la
reconciliación con los semejantes, con Dios y con la creación, como elemento dinamizador de los
planes y propuestas apostólicas (educativas, pastorales, comunicacionales, acción social, etc.)
Finalizar el encuentro animando a los jóvenes a hacerse partícipes y colaboradores de esta
misión, desde las asociaciones de egresados, en otras obras y en su vida militante en la Iglesia.
Cerrar con el siguiente texto del P. Pedro Arrupe S.J. sobre la vocación jesuita, “rezando”, como
pide Francisco, para que la Iglesia pueda contar con el aporte de muchos jóvenes, que se unan con
corazón grande al servicio de la misión de Dios.

A un joven que quisiera ser jesuita, yo le diría:


Quédate en tu casa
si esta idea te pone inquieto y nervioso.
No vengas a nosotros si es que amas
a la Iglesia como a una madrastra
y no como a una madre.
No vengas si piensas que, con ello,
vas a hacer un favor a la Compañía de Jesús.

Ven si para ti el servicio a Cristo


es el centro de tu vida.
Ven si tienes unas espaldas anchas,
suficientemente fuertes, un espíritu abierto,
una mente razonablemente abierta
y un corazón más grande que el mundo.
Ven si sabes ser bromista
y reírte con otros
y... en ocasiones, reírte de ti mismo.

53
3. La Iglesia evoluciona con la humanidad
Lo importante, al desarrollar este punto, es destacar que la Iglesia evoluciona con la
humanidad, que tiene y hace historia, que ha ido descubriendo nuevas realidades y
asumiendo su misión con orientaciones permanentemente renovadas, desde la mirada del
Evangelio. No se trata en este punto de “hacer historia de la Iglesia”, solo de repasar los
procesos de la historia y de su historia que más han influido en sus orientaciones al pueblo de
Dios, en el camino de construcción del Reino. A continuación se ofrecen algunos contenidos y
sugerencias didácticas para trabajar los momentos más importantes de esta evolución.
1) Descubrimientos de la Iglesia primera

 Los primeros discípulos caen en la cuenta de que el fin del mundo no es


inmediato, como anunciaban los profetas de la antigüedad y ellos creían al
principio, y que la Iglesia ha de ser levadura de transformación en este mundo.
También descubren su universalidad (no era Iglesia solo para los judíos, como
creían al comienzo) y que el Espíritu va por delante (ver Hechos, 10 y 11).
 Descubren y reconocen el valor de los dones naturales, de las ciencias, de las
técnicas, de los trabajos, de las profesiones, de la filosofía. El evangelio no
enseña medicina, ni economía, ni el arte de gobernar, ni a obtener buenas
cosechas… Esas cualidades y conocimientos tienen su propia consistencia. Pero
todas necesitan “ser ordenadas” con amor, en el espíritu evangélico, y
convertidas en vida y servicio para uno y para los demás: “Si no tengo amor,
nada soy” (Pablo en 1 Cor, 13).
 La Iglesia se expande y en el camino surgen las “herejías”: doctrinas sobre Dios
y sobre Jesucristo que se apartan de la enseñanza de los Apóstoles. Se
convocan concilios para dejar clara la verdadera doctrina de Jesús.
2) La Edad Media (SS V al XV)

 El imperio romano se desmorona. Constantino hace del cristianismo la religión


oficial del Estado, con lo que la Iglesia se vincula al poder político. Se separan
la Iglesia Romana de la Ortodoxa de Oriente y Rusia. Es época de pérdida de
libertad para la Iglesia, de grandes místicos, de construcción de grandes
catedrales e iglesias y de un pueblo que vive una fe sencilla.
 La Iglesia tuvo influencia en todos los órdenes de la vida dejando profundas
huellas culturales y religiosas en Europa y el mundo occidental.

54
3) Entramos en la Edad Moderna (SS XVI, XVII y XVIII)
 Surge la rebelión de Lutero con la “Reforma Protestante”. La Iglesia de Roma
quiso reformarse y convocó el Concilio de Trento. Se fundan muchas órdenes
religiosas, entre ellas los jesuitas. El cristianismo se expande a las tierras
conquistadas en América imponiéndose sobre las religiones indígenas.
 La Revolución Francesa y las que la siguieron produjeron un cambio notable en
la sociedad. Los Estados empiezan a independizarse de la Iglesia. La Ilustración
entroniza a la diosa-razón para la construcción de “un mundo luminoso” y
considera a la religión católica como “oscurantista”.
 Se produce el enfrentamiento fe y razón - ciencia y fe con la Iglesia. Con el
tiempo, los hechos fueron desmontando la pretensión y el optimismo de que
donde hay luz racionalista desaparece el mal en la sociedad. También la Iglesia
fue comprendiendo que:
…no sólo es posible la combinación de Fe y Razón, sino que ambas se necesitan
mutuamente entendiendo que el corazón de la Fe es el Amor, Dios-Amor que
lleva a amar al prójimo como a sí mismo. Hoy decimos que no sólo es posible la
convivencia de Fe-Amor con Ciencia-Tecnología, sino que este binomio, sin el
primero, se convierte en instrumento de dominación (política, económica y
social), de muerte y de destrucción de la tierra.10
4) La Iglesia y el mundo moderno y postmoderno (SS XIX al presente)
 La revolución industrial con el capitalismo crea progreso, pero también una
espantosa situación social en las condiciones de trabajo y de vida del
proletariado. Como respuesta, a mediados del siglo XIX, nacen muchos
movimientos alternativos. Entre ellos el marxismo y la propuesta de sociedad
comunista, que consideran a la religión “opio del pueblo” y legitimadora de la
explotación. La Iglesia va descubriendo que el modelo de sociedad con el
capital y el trabajo enfrentados no es la única alternativa ni la mejor, tampoco
el modelo marxista. En 1891 toma posición sobre la situación de los obreros,
con la Carta Encíclica “Rerum Novarum” (de las “Cosas Nuevas” o “De los
cambios políticos”). Se inicia una línea de posicionamiento de la Iglesia ante los
problemas del mundo con una “Doctrina Social” fundamentada en el Evangelio.
 También se descubre que la racionalidad instrumental de la ciencia y la
tecnología puede producir vida, pero también produce muerte. La diferencia la

10
Luis Ugalde S.J., en “El Servicio de la Fe y la Promoción de la Justicia en la educación hoy”, 2016. En lo que sigue
de esta sección nos guiamos por sus planteamientos.

55
hace el amor, como fuerza transformadora que lleva al conocimiento aplicado
para producir vida y cuidado para todos los seres humanos y, también, para la
tierra que habitamos.
 El Concilio Vaticano II (1962-65) representa un hito en este proceso de
búsqueda y descubrimiento. Como dice Pablo VI en la clausura:
Tal vez nunca como en esta ocasión ha sentido la Iglesia la necesidad de
conocer, de acercarse, de comprender, de penetrar, de servir, de evangelizar a
la sociedad que la rodea y de seguirla (…) superando la actitud de rechazo
mutuo, determinada por las distancias y las rupturas ocurridas en los últimos
siglos (n. 6)
 El Papa pide a los obispos latinoamericanos que miren a sus pueblos y a su
Iglesia desde esta perspectiva evangélica. De ahí la Conferencia de Medellín
(1968) y su continuidad en Puebla (1979), de las que surge una inspiración
novedosa para la promoción humana, centrada en los pobres como
destinatarios primordiales de la misión, la formación de la juventud y la acción
junto con otros; que busca la transformación de las estructuras de la sociedad
a través de la conversión a la justicia y el amor. Se va consolidando la
metodología del ver, juzgar y actuar para animar esa acción transformadora
entre los cristianos latinoamericanos.
 Mientras, a nivel de la Iglesia universal, la relación fe-justicia y el tema de las
responsabilidades que implica su promoción, van tomando cada vez más
cuerpo (Sínodo Mundial de Obispos, 1971). Son décadas de posiciones
encontradas entre sectores conservadores, que piensan que estos cambios
están contagiados de comunismo, y otros que acusan a la Iglesia de ser soporte
de estructuras injustas y que buscan vivir la radicalidad del Evangelio junto con
los pobres. Se gesta la Teología de la Liberación. Todo ello, en el marco de una
creciente globalización de la economía y la cultura, con sus secuelas.
 En los países del mundo se siguen ensayando diversas vías para lograr
supuestamente sociedades más justas. Hemos visto los fracasos de modelos
neoliberales y socialistas; también de dictaduras de partidos y gobiernos
militaristas. Sin embargo, hay países con fórmulas mixtas y pragmáticas, que
combinan economía social de mercado con políticas del Estado bien enfocadas,
para generar cada vez mayor democracia y reducir las desigualdades. Se
comprende mejor que estos dos son elementos claves para la promoción de la
justicia social.

56
 Nos recuerda el P. Ugalde en el escrito ya citado: El examen de lo vivido en
estos años en la Iglesia y en la sociedad nos deben llevar a evitar todo
simplismo en la búsqueda de una sociedad más justa y de una fe que incluya
el compromiso social. Hay que evitar caer en la ilusión de los mesianismos
sociales confundiéndolos con el Reino de Dios. Las alternativas socio-políticas
se construyen con el hilo de la utopía, que ilumina hacia un horizonte de
humanización, y el hilo de la realidad, que nos libra de las trampas de la ilusión.
Ahí actúa el espíritu del Reino de Dios, sin sacralizar reinos de este mundo.
La Iglesia, desde sus estructuras jerárquicas, sigue realizando un esfuerzo permanente
de asumir, entender y orientar al mundo moderno, a la luz de las grandes y permanentes
vivencias del Evangelio, aplicadas a la vida económica, política y social, para promover las
transformaciones necesarias. Este esfuerzo se concreta, a través de diversos documentos que
constituyen la Doctrina Social de la Iglesia, cuyos principios, como ya se ha dicho, se estudiarán
con detalle durante el siguiente mes.
Los pastoralista podrían elaborar un ppt, con las ideas principales antes expuestas, para
apoyar la explicación de estos procesos de transformación y reflexionar sobre ellos con los
jóvenes. A continuación, se propone trabajar el tema, con actividades como las siguientes u
otras que el pastoralista seleccione, ya sea en el encuentro o como asignación para la casa.
 Identificar dos o tres avances científicos o inventos tecnológicos logrados en estos
últimos 200 años, frutos de la razón/inteligencia humana. Y luego reflexionar sobre
ellos con base a las siguientes preguntas: ¿Es posible encontrar en esos avances la
complementariedad entre la racionalidad y el amor que produce vida/cuidado para la
humanidad? ¿Qué ha sucedido históricamente cuando la razón en el uso de
conocimientos científicos e inventos tecnológicos no actúa con el balance del amor?
 Trabajar en grupos y luego compartir en plenario sobre estas preguntas: ¿Tendrá la
buena noticia del Evangelio algo que decirle al mundo actual? ¿En qué de la vida
social, económica, política, científica… podría el Evangelio ser luz y guía? Si se desea,
se puede realizar este ejercicio mirando al país.
Se sugiere terminar este tema de manera esperanzada. La Iglesia somos todos. En ella y a
la luz de nuestra fe, nos podemos organizar para emprender acciones que contribuyan a un
mundo mejor. Pueden mirar estos vídeos de Oxfam Intermon y del Servicio Jesuita a Refugiados
en Latinoamérica (los primeros dos minutos) como ejemplos de organizaciones cuyos miembros
viven los valores del evangelio y construyen Iglesia.
Terminar con esta oración e invitarlos a reflexionar ¿Qué puedo hacer yo para colaborar
con un mundo mejor?

57
Por un mundo Nuevo
Señor yo quisiera,
como lo quieren todos los jóvenes,
hacer un mundo nuevo.
Un mundo donde no domine el odio, la mentira, el robo,
sino un mundo donde reine el amor,
la solidaridad, el espíritu de fraternidad,
donde se trabaje por el bien de todos.
Un mundo cuya ley sea el Evangelio
y que esté edificado en Cristo.
Un mundo cuya piedra angular
seas tú Señor Jesús.
El armazón de este mundo
tú lo has establecido,
admirable de solidez y armonía,
con tus enseñanzas
y las enseñanzas de tu iglesia.

Pero lo que faltan son constructores,


sobre todo jóvenes que se apasionen
por tu mensaje Señor,
y que trabajen noche y día
porque el edificio se levante.

Te pido Señor Jesús


que hagas penetrar tu vida
y tu doctrina en todas las fibras de mi cuerpo,
de mi alma, de mi corazón, de mi voluntad.
En una palabra, en todo mi ser,
para serte afectuosamente fiel
en la construcción de un mundo nuevo,
que sea el Reino de Dios en la tierra.

58
TEMA 5: ENSEÑANZAS SOCIALES DE LA IGLESIA
Febrero

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVO DE APRENDIZAJE
Comprender a qué nos llama la Iglesia frente a las realidades del mundo a través de su
Doctrina Social, desde los principios de la dignidad humana, el bien común, la solidaridad,
la subsidiariedad y la responsabilidad personal en el cuidado de la Tierra.

59
ORIENTACIONES

1. Una mirada a los problemas del mundo hoy


Luego de un breve ejercicio de silencio y relajación, se sugiere traer de nuevo el primer
fragmento de la oración “Por un mundo nuevo” con la que cerramos el tema del mes anterior.
Señor yo quisiera,
como lo quieren todos los jóvenes,
hacer un mundo nuevo.
Un mundo donde no domine el odio, la mentira, el robo,
sino un mundo donde reine el amor,
la solidaridad, el espíritu de fraternidad,
donde se trabaje por el bien de todos.
Un mundo cuya ley sea el Evangelio
y que esté edificado en Cristo.
Un mundo cuya piedra angular
seas tú Señor Jesús.

Proseguimos repasando las realidades que inciden en la misión de la Iglesia al servicio


del Reino de Dios. Daremos una rápida mirada sobre seis realidades que nos describe el P.
Arturo Sosa, S.J.11 Sugerimos a los pastoralistas que vayan recorriendo una a una estas
realidades, invitando a los jóvenes a que compartan desde sus vivencias.
En primer lugar, somos testigos de cambios demográficos sin precedentes. Millones de
personas tienen la condición de migrantes y de refugiados, porque escapan de los
conflictos, de los desastres naturales o de la pobreza; todas en busca de una vida mejor.
Algunas sociedades les han dado la bienvenida. Otras han reaccionado con temor y rabia
buscando cómo construir muros o levantar barreras.
Segundo, la creciente inequidad. Aunque el sistema económico mundial ha creado
enormes riquezas y ha hecho posible que algunos países puedan sacar amplios segmentos
de su población de la pobreza, la desigualdad crece de modo alarmante. La distancia entre
ricos y pobres aumenta, y ciertos grupos, como los pueblos indígenas, son cada vez más
marginalizados.

11
Lo que sigue está tomado textualmente de su conferencia “La educación de la Compañía: una pedagogía al
servicio de la formación de un ser humano reconciliado con sus semejantes, con la creación y con Dios”, en Río de
Janeiro, Octubre 2017.

60
Tercero, el incremento de la polarización y el conflicto. El fanatismo, la intolerancia, la
disposición a generar terror, los actos de violencia y aun la guerra, se incrementan, tienden a
aumentar. Aunque las causas de buena parte de la polarización se encuentran en la pobreza,
en el miedo, la ignorancia y la desesperación, gran parte de la violencia es justificada usando
el nombre de Dios. El uso de la religión y la imagen de Dios para justificar el odio y la agresión
es uno de los grandes anti-signos de nuestro tiempo.
Cuarto, la crisis ecológica que afecta nuestro planeta que el Papa Francisco llama nuestra
“casa común”. Su encíclica Laudato Si es clara en señalar que el sistema de producir y
consumir que tenemos los seres humanos genera una cultura del “descarte”, que deteriora
significativamente el tejido de nuestras relaciones sociales y el medio ambiente poniendo a
riesgo la sostenibilidad de nuestro planeta para las futuras generaciones.
Quinto, la expansión de un hábitat o cultura digital. El internet y las redes sociales han
cambiado la forma como los seres humanos piensan, reaccionan, se comunican e
interactúan. No es sólo una cuestión de nuevas tecnologías. Es un nuevo mundo en el cual
vive la gente, especialmente las nuevas generaciones. Es el inicio de una gigantesca
transformación cultural que progresa a una velocidad inimaginable, que afecta las relaciones
personales e intergeneracionales y desafía los valores culturales tradicionales. Este hábitat o
“ecosistema digital” ha hecho posible la expansión de la información y de la solidaridad, pero
también generado hondas divisiones con la viral expansión del odio y de las noticias falsas.
Sexto, el debilitamiento de la política como búsqueda del bien común. En muchos lugares
del mundo ha crecido una decepción o desilusión ante la política por el modo como ha sido
puesta en práctica por políticos y partidos políticos. El descontento y el descrédito son
profundos por las expectativas no cumplidas y los problemas no resueltos. Esto ha hecho
posible que líderes populistas lleguen al poder explotando el miedo y la rabia de los pueblos
con seductoras propuestas de cambios irreales.
En síntesis, estos seis retos son emblemáticos de un cambio de época. Más que antes, somos
conscientes de ser una sola comunidad humana, de compartir un mismo planeta y de tener
un destino común. Quizás, aunque experimentamos el fenómeno de la “globalización” en
muchos detalles de la vida cotidiana, somos menos conscientes de los muchos, profundos e
importantes cambios que se producen en las culturas y en las relaciones
intergeneracionales.
Hasta aquí lo que nos dice el P. Sosa. También se podría promover algún intercambio
sobre estas realidades en la Venezuela de hoy: 12 ¿Cuáles de estas realidades apreciamos en
nuestro país?, ¿cómo se manifiestan? Y se prosigue en el mismo encuentro con el punto a
continuación.

12
Como reflexión inicial sin profundizar, pues se proseguirá sobre ello en otros puntos de este mes y los siguientes.

61
2. ¿Qué es la Doctrina Social de la Iglesia y a qué nos llama?
En el tema que trabajamos el mes anterior decíamos que la Iglesia promueve la
transformación en la sociedad y nos llama, a todos los cristianos, a unirnos en esta tarea, con la
inspiración de su Doctrina Social.
La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) es un “cuerpo de enseñanzas” elaboradas en su seno,
como respuesta histórica a los problemas económicos, sociales, políticos y, más recientemente,
los problemas relacionados con la ecología, desde la mirada del Evangelio. Estas enseñanzas se
presentan en documentos de diverso rango: encíclicas, exhortaciones apostólicas, cartas
apostólicas y cartas pastorales. Al decir de San Juan Pablo II, en la Carta Centessimus Annus
(1991):
[La DSI]… se sitúa en el cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del
mundo y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias,
cooperadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darle forma y
aplicación en la historia.
Con sus enseñanzas sociales, la Iglesia busca proporcionar criterios para ayudar a
discernir sobre la situación de las sociedades, partiendo de su visión del hombre en su dignidad
y de la humanidad en su realidad. Nos dice Pablo VI en la Constitución Pastoral Gaudium Et Spes
(1965), sobre la misión de la Iglesia:
Continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar
testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido.
Para cumplir esta misión es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de
la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada
generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad
sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas.
Es necesario por ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus
aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le caracteriza.
Por tanto, las enseñanzas sociales de la Iglesia buscan evidenciar las dificultades que vive
el ser humano, denunciar las injusticias y la violencia a las cuales es sometido y ayudar a
visibilizar las realidades del mundo, pero lo hace para promover los cambios que sirvan al
verdadero bien de toda la humanidad. El papa San Juan Pablo II, en su encíclica Sollicitudo Rei
Socialis (Preocupación social) de 1987, nos dice que la DSI “es y debe ser una doctrina para la
acción”.
El magisterio de la Iglesia es una función muy importante de nuestros pontífices, que hoy
día Francisco está asumiendo con liderazgo mundial. Los papas nos señalan tareas a todos los
que sintiéndonos afectados por los problemas sociales a nuestro alrededor, cristianos y no
cristianos, queremos apostar por un mundo mejor y colaborar con el proyecto de Dios para

62
todos nosotros. En síntesis, las enseñanzas sociales de la Iglesia buscan aportar a la sociedad,
criterios para “ver, juzgar y actuar”.
¿Por qué la Iglesia puede hablar de temas sociales, económicos, políticos, ecológicos…?
Muchas veces voceros de gobiernos molestos por las denuncias y la acción social de la Iglesia,
acusan a los papas, obispos y sacerdotes de “meterse donde no les corresponde”, pues afirman
que su trabajo se debería restringir a la predicación de la Palabra y la administración de
sacramentos dentro de las iglesias. Podemos preguntar a los jóvenes qué piensan ellos y luego
puntualizar sobre estas razones, que tomamos de María García de Fleury: 13
1) Los problemas sociales, no se reducen únicamente a aspectos técnicos de economía,
política, ciencia, sino que, por ser problemas sociales son problemas humanos y por
ende, tienen una dimensión ética, de conciencia, que apela al sentido moral de las
personas. La persona humana, en cuanto imagen de Dios, tiene que ver con el orden
religioso y por lo mismo pertenece a la misión propia de la Iglesia.
2) Los problemas sociales tienen su origen y raíz en el olvido de los principios, valores y
exigencias cristianas.
3) Las consecuencias de los problemas sociales reflejados en las condiciones inhumanas
de vida, en el materialismo exagerado, en el desprecio de las personas, afectan a la
Iglesia, dado que ella predica la dignidad del ser y la libertad para que cada quien
logre realizar su misión en la vida y su salvación.
4) La Iglesia tiene entre sus misiones u objetivos evangelizar, lo que se puede denominar
como promoción humana. La Evangelización implica y exige servir al desarrollo
integral del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios y redimido por
Jesucristo, lo que implica proponer un concepto cristiano de la vida.
5) La Iglesia interviene en los problemas sociales no como potencia política, sino como
comunidad religiosa, anunciando el Evangelio, lo cual comporta juicios de tipo moral
y religioso y no político, si bien contiene consecuencias religiosas y políticas.
Francisco y antes San Juan Pablo II han privilegiado a los jóvenes con el llamado de
atreverse, de no tener miedo para cambiar al mundo, de aspirar a cosas grandes, de ampliar su
corazón. Para reflexionar con los estudiantes: ¿Tu país, tu Iglesia, la comunidad en la que vives
cuentan contigo para denunciar los problemas sociales y trabajar por los cambios necesarios? El
pastoralista podría pedirles que investiguen en internet mensajes del Papa Francisco a los
jóvenes en sus viajes y encuentros, para que entresaquen expresiones que les resuenen y
compartirlas en el siguiente encuentro o, si lo prefiere, pedirles que desarrollen un breve
ensayo sobre lo que, en lo personal, les dice las expresiones del Papa que seleccionen.

13
En su libro “La Doctrina Social de la Iglesia en el Tercer Milenio”, Caracas, 2016.

63
Para cerrar el punto se sugiere leer el siguiente salmo del P. José Mª Rodríguez Olaizola,
S.J. y dejar un tiempo de reflexión y silencio.
Tu rostro en cada esquina

Señor, que vea… que vea tu rostro en cada esquina.


Que vea reír al desheredado, con risa alegre y renacida.
Que vea encenderse la ilusión en los ojos apagados
de quien un día olvidó soñar y creer.
Que vea los brazos que, ocultos, pero infatigables,
construyen milagros de amor, de paz, de futuro.
Que vea oportunidad y llamada
donde a veces sólo hay bruma.
Que vea cómo la dignidad recuperada
cierra los infiernos del mundo.
Que en otro vea a mi hermano,
en el espejo, un apóstol
y en mi interior te vislumbre.
Porque no quiero andar ciego,
perdido de tu presencia, distraído por la nada…
equivocando mis pasos hacia lugares sin ti.
Señor, que vea… que vea tu rostro en cada esquina.

3. Principios básicos de las enseñanzas sociales de la Iglesia


La DSI tiene dos bases fundamentales: la justicia y el amor, y abarca todas las
dimensiones del ser humano, comenzando por la defensa de la vida. Parte del principio de que
todos somos personas dignas, por tanto todos merecedores de vida digna. Otros principios de
la DSI son el bien común, la solidaridad y la subsidiariedad. Nos atrevemos a añadir: el cuido
de la tierra. Veamos lo fundamental de cada uno de estos principios.
1) La Dignidad Humana
La Iglesia, como Jesús, defiende la dignidad de cada individuo. Por ello piensa primero y
vela por la persona, en particular por su valor. El ejemplo es el del Buen Pastor que deja a las
noventa y nueve ovejas y va en busca de la oveja perdida. La Iglesia no quiere que se pierda ni
dañe la vida de ninguno de los hijos de Dios. Considera que la finalidad de las instituciones
sociales y de los gobiernos es estar al servicio de todas las personas, protegiendo sus derechos
humanos y asegurando condiciones de vida digna. La economía, la política, la ciencia, la

64
cultura,… deben estar orientadas de modo que permitan a cada hombre realizar su vocación
integral.
La palabra dignidad significa “valor”, “valioso”. Cuando hablamos de nuestra dignidad
humana estamos diciendo que todos somos valiosos, valemos por nosotros mismos, y por tanto
merecemos respeto y reconocimiento como somos. En la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1948) se afirma que “todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad
y derechos”.
Ahora nos preguntamos: ¿Qué entendemos los cristianos por dignidad desde la DSI?
¿En qué se fundamenta la dignidad humana? Para responder, proponemos la lectura y
reflexión de los siguientes fragmentos del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia:
La dignidad de la persona manifiesta todo su fulgor cuando se consideran su origen y su
destino. Creado por Dios a su imagen y semejanza, y redimido por la preciosísima sangre
de Cristo, el hombre está llamado a ser "hijo en el Hijo" y templo vivo del Espíritu; y está
destinado a esa eterna vida de comunión con Dios, que le llena de gozo. Por eso toda
violación de la dignidad personal del ser humano… se configura como ofensa al Creador
del hombre. (Christifidelis Laici)
El Evangelio enuncia y proclama la libertad de los hijos de Dios, rechaza todas las
esclavitudes, que derivan, en última instancia, del pecado (cf. Rom 8:14-17); respeta
santamente la dignidad de la conciencia y su libre decisión; advierte sin cesar que todo
talento humano debe redundar en servicio de Dios y bien de la humanidad; encomienda,
finalmente, a todos a la caridad de todos (cf. Mt 22:39) (Gaudium et Spes)
La justicia social sólo puede obtenerse respetando la dignidad trascendente del hombre.
Pero éste no es el único ni el principal motivo. Lo que está en juego es la dignidad de la
persona humana, cuya defensa y promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las
que son rigurosas y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura
de la historia. (Sollicitudo Rei Socialis)
La dignidad de la vida humana debe ser el punto de partida de toda reflexión dirigida a
conocer, entender y juzgar la realidad en la que nos desarrollamos. También, criterio para
conducirnos en lo personal en el trato a los demás. Cada uno vale por lo que es. Lo que implica
reconocimiento, aceptación, respeto, comprensión, inclusión y justicia en las oportunidades,
más allá de cualquier diferencia entre nosotros.
Lamentablemente no siempre se trata (ni tratamos) a todas las personas de forma digna.
Muchas veces no reconocemos ni respetamos la dignidad de otros porque los minusvaloramos,
los juzgamos por errores o limitaciones, y hasta los despreciamos; o usamos a las personas
como objetos aprovechándonos de ellos a nuestro placer y beneficio; o simplemente los

65
ignoramos, pasamos de largo sin mirar que necesitan de nosotros… Todos deseamos ser
respetados y valorados en nuestra dignidad como somos. Hagamos lo propio hacia los demás.
En nuestras relaciones humanas, ¿Qué significa o qué implica el verdadero respeto a la
dignidad de los otros? Preguntemos a los jóvenes. Algunas puntualizaciones: cuando
respetamos de verdad no sentenciamos ni juzgamos a los demás poniendo etiquetas que
marcan diferencia o rechazo; buscamos tomar conciencia de su existencia para encontrarnos,
escucharles y ponernos en su lugar con empatía; estamos dispuestos al diálogo, al perdón, a la
reconciliación con quien nos ofende; somos solidarios y proactivos con los problemas de los
otros, dispuestos a comprometernos con la defensa de sus derechos y por la justicia. Todo esto
significa “respetar la dignidad de las personas”.
Para reflexionar con los jóvenes: ¿Respeto en verdad a todos mis compañeros, profesores,
amigos, padres… como personas dignas que son? Piensa en los rasgos del verdadero respeto a
la dignidad que se acaban de enunciar y reflexiona: ¿A quiénes rechazo o ignoro? ¿Por qué?
¿Estaría dispuesto a abrirme hacia un respeto verdadero a sus personas?
Como hemos señalado, el respeto a la dignidad de las personas en sus derechos
humanos comienza por el respeto entre los individuos. “Respeta para que te respeten”.
¿Cuántas veces no se repite esta expresión en las familias y en el colegio? A nivel social es una
obligación de los Estados. Cuando es el Estado quien por omisión o por acción, y amparado en
el poder que le está conferido legalmente, daña o permite que se dañe la integridad de las
personas a través de cualquiera de sus instituciones o representantes, se habla de la “violación
de derechos humanos”. La Iglesia es defensora enérgica de los derechos humanos ante los
Estados y, a través de la DSI, nos llama a participar como ciudadanos en su defensa activa.
2) El Bien Común
¿Qué es el bien común? Preguntemos primero a los jóvenes qué es y por qué la Iglesia lo
consideraría uno de los principios de sus enseñanzas sociales. Por bien común se entiende, en
general, aquello que es compartido y de beneficio (en el sentido de un mejoramiento general)
para todos los miembros de una comunidad. Hace referencia a los sistemas sociales,
instituciones y medios socioeconómicos de los cuales todos dependemos y esperamos que
funcionen de manera que beneficien a toda la población.
Nos dice Juan XXIII en su encíclica Pacem in Terris (1963): “El bien común abarca el
conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres, las familias y las
asociaciones pueden lograr, con mayor plenitud y facilidad, su propia perfección.” Por
consiguiente, siguiendo la encíclica, la realización del bien común puede considerarse la razón
misma de ser de los poderes públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo en provecho de
todos los ciudadanos considerados en su dimensión terrena-temporal y trascendente,
respetando una justa jerarquía de valores.

66
Corresponde al Estado defender y promover el bien común de la sociedad. Pero no solo el
Estado debe aportar las condiciones: la promoción del bien común es tarea de todos. Por
tanto, la Iglesia asume su papel en los llamados de atención, en la propuesta y en la acción,
para que las sociedades se ordenen al bien mayor y más universal de las personas.
El bien común genera la paz que consiste en la estabilidad de un orden justo. El egoísmo
impulsa a lograr nuestro propio querer, interés y beneficio, sin considerar a los otros. El bien
común crea un sentido de nosotros, en el que cada persona descubre que su propio bien está
en comunión con los demás. La ausencia de sensibilidad para el bien común es un signo claro
de una sociedad marcada por el individualismo que destruye la armonía y la paz.
Las condiciones sociales que garantizan el uso y disfrute en libertad y el reparto equitativo
de los bienes materiales esenciales, forman parte del bien común. En otras palabras, las
condiciones que aseguran con igual calidad los derechos humanos de la población. Cabe
destacar que el bien común no se forma con la sumatoria de los bienes de cada individuo. El
bien común es indivisible, es de usufructo de la comunidad en general y solo puede alcanzarse
e incrementarse a partir de la colaboración de los diversos miembros de la comunidad.
Preguntar a los jóvenes: ¿Qué bienes concretos son o deben ser considerados bienes comunes
en una sociedad? Y luego: ¿Lo son en Venezuela? ¿Los asegura el Estado para todos por igual?
4) La Solidaridad
Es otro principio de las enseñanzas sociales de la Iglesia, esencial para construir un mundo
nuevo. Significa “interdependencia” y “hermandad”. La persona es y está presente en el mundo
en relación con las cosas, la naturaleza y los otros. Somos seres que coexistimos. La persona es
en el otro, se mira en el otro, se construye en el otro, en el que lo sujeta y lo confronta. La
persona que tenemos al frente es también hijo de Dios, es mi hermano. Nos dice el P. Luis
Ugalde S.J. 14:
El yo es nos-otros desde antes de su nacimiento y no podemos avanzar hacia la realización
del “nos” sin los “otros”. Caminar juntos, pero no enfrentados, ni como apéndices del otro;
somos una dignidad humana junto a otra, que se necesitan y apoyan.
Desde niños vamos aprendiendo a pasar del yo al nosotros y hacer nuestros el llanto y las
alegrías de los hermanos. La familia, la vecindad, la polis, la nación, la humanidad, son
construcciones que sin solidaridad no son vida ni realización para todos sus integrantes.
Somos una gran familia sin importar las diferencias de nacionalidad, raza, religión, etc.,
todos hermanos y hermanas. Solidaridad no es sólo sentir compasión por el otro, ni eventuales
acciones de ayuda filantrópica, sino la determinación firme y perseverante de empeñarse por el
bien de todos y de cada uno, porque “todos nosotros somos verdaderamente responsables

14 Luis Ugalde. Consejos del papa Francisco para Venezuela. Revista SIC, septiembre 25, 2015.

67
hacia todos” (Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis, 1987). Además, “El deber de la solidaridad
entre las personas es también el de los pueblos: los pueblos ya desarrollados tienen la
obligación gravísima de ayuda a los países en vías de desarrollo” (Pablo VI, Populorum
Progressio, 1967).
La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador de las
instituciones, para superar y transformar las estructuras de pecado que dominan las relaciones
entre las personas y los pueblos, mediante leyes, reglas de mercado, políticas, planes de
desarrollo, comportamientos de los gobernantes hacia los gobernados, etc. Y a nivel personal, la
solidaridad es una virtud real, que nos permite asumir nuestras responsabilidades de unos con
otros, con la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común.
Debemos invitar a los jóvenes a comprender que esto no es simple teoría y que este
principio de las enseñanzas de la Iglesia, no se debe confundir con las acciones solidarias de un
día, que luego desaparecen. Es importante la denuncia y la acción social permanente que vaya
a la médula de las injusticias y violaciones de los derechos humanos. No basta con darle una
moneda o algo de comida al hambriento, o una prenda de vestir al desnudo, o el aporte
eventual en situaciones de emergencia natural que por malas políticas pudieron ser evitadas. En
todo caso, el llamado del cristiano es vivir la solidaridad cada día, en sus relaciones con los
demás, para ayudarse mutuamente nuestra cotidianidad, como nos enseñan estos dos videos
que podemos mostrar: “Cadena de Favores Infinita” y “Solidaridad”, que ejemplifican maneras
simples de ser solidario, para luego comentar.
Durante el mes siguiente se ahondará en este principio y deber cristiano desde la
perspectiva de la fraternidad y de la invitación ignaciana a “en todo amar y servir”.
4) La Subsidiariedad
Este principio fue incluido por primera vez en la Carta encíclica Quadragesimo Anno de Pío
XI, publicado en 1931. Subsidiar es ayudar para que el otro se fortalezca y crezca, respetándolo,
estimulándolo, dándole sus espacios y permitiéndole avanzar. Se trata de prestar ayuda sin
anular, destruir o absorber al otro.
El objetivo final de un “subsidio” al otro es que esa persona llegue poco a poco, en la
medida de sus posibilidades, a independizarse, prescindir de ese apoyo y desarrollar sus
propias potencialidades. Tal vez la mejor imagen es la de la madre que enseña a su hijo
pequeño a caminar; ayuda para que el niño se esfuerce y llegue a caminar solo, no para
perpetuar su incapacidad y dependencia. Tanto menor ha de ser la ayuda cuanto más se
fortalezca y valga por sí mismo el ayudado, que es el objetivo. Es lo expresado en la sabiduría
del proverbio chino, tantas veces citado por el P. José María Vélaz, fundador de Fe y Alegría, en
sus escritos sobre la educación transformadora que soñaba para la gente de nuestras barriadas:

68
"Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo
alimentarás para el resto de su vida."
Como se aprecia, el principio de subsidiariedad como lo concibe la Iglesia, aplica a nivel
individual en nuestras relaciones personales con el otro (el semejante o el diferente por la
edad, situación económica, etc.), cuando desde nuestras capacidades y recursos le prestamos
algún tipo de apoyo humanitario o le educamos. También aplica a nivel de las organizaciones,
en la medida en que el apoyo que prestan a un grupo social dado se precisa, retirándose cuando
ya el grupo puede asumir la responsabilidad por sí mismo.
Y, por supuesto, es el postulado principal de la Iglesia respecto a la relación del Estado con
los ciudadanos. Para la Iglesia, el Estado debe apostar por cuidar y garantizar los derechos de
las personas que viven en su territorio, así como los servicios básicos para que puedan trabajar,
desarrollarse, esforzarse. La subsidiariedad es una ayuda, un acto con el que se otorgan apoyos
y herramientas (económicas, de planificación, de formación entre otras), pero que en ningún
momento sustituye la responsabilidad y la potestad de quien recibe la ayuda. No es que el
Estado deba dar todo a los ciudadanos, sino que dará los medios necesarios para que todos
puedan vivir dignamente. Es decir, subsidiará para que luego las personas puedan
independizarse y valerse por sí mismos. El Papa Juan XXIII llama a este criterio social:
…un gravísimo principio, inamovible e inmutable… Así como no es lícito quitar a los
individuos y traspasar a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e
iniciativa, así tampoco es justo, porque daña y perturba gravemente el recto orden social,
quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden realizar y ofrecer por sí
mismas. [La instancia social superior] debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social,
pero nunca destruirlos ni absorberlos. (Mater et Magistra, 1961)
Si el Estado asumiera un rol paternalista, generando círculos de dependencia a sus
ciudadanos, es difícil pensar en el progreso de un país y en el bien común necesario para sus
ciudadanos. Es por ello que la Iglesia asume el rol de denuncia frente a los abusos de poder.
Muchos ejemplos hay en el país. Y desde la Iglesia, en su misión apostólica, también se asume
la responsabilidad por los otros, sobre todo por los más necesitados, contribuyendo al bien
común mediante obras educativas, de salud, sociales, humanitarias, etc.
Para cerrar este punto, se propone leer esta cita del Papa Francisco para compartir
comentarios en la clase y reflexionar sobre lo que nos dice:
De la fraternidad vivida en la familia, nace la solidaridad en la sociedad, que no consiste
únicamente en dar al necesitado, sino en ser responsables los unos de los otros. Si vemos
en el otro a un hermano, nadie puede quedar excluido, apartado. (Discurso en Ecuador,
2015).

69
5) El cuidado de la casa común
Y desde la reflexión del otro, de respetar y valorar su dignidad, de hacernos hermanos,
teniendo presente el “nos–otros” de los bienes comunes, se nos invita también a cuidar la
tierra. En la Encíclica Laudato Si, el Papa Francisco nos dice:
Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, “se
necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso
humano a la creación de Dios”. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para
el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus
capacidades.
En otros párrafos de esta encíclica, el Papa va exponiendo las consecuencias del mal uso
que le hemos dado a nuestra casa común: basura, contaminación, cambio climático, escasez del
agua potable, pérdida de la biodiversidad…, generando deterioro de la calidad de la vida
humana y degradación social. Frente a estos males, se contrapone la apuesta que hace Dios por
nosotros. Nos dio todo lo que necesitamos para vivir, desarrollarnos, crecer…. La Iglesia nos
invita así a pensar en nuestra responsabilidad frente a la realidad que vive ahora nuestra
tierra.
Para reflexionar con los jóvenes: pudiéramos proponerles que se tomen un instante para
pensar en un paisaje hermoso del mundo, de Venezuela, o mirar una fotografía de una escena
espléndida de la naturaleza. ¿Qué sería de nuestra vida si eso no existiera? ¿Qué pasaría con
nuestra cotidianidad si no tuviéramos árboles, ríos, animales…?
Luego sugerimos la lectura de los siguientes fragmentos de la encíclica Laudato Si y pedirle
a los jóvenes que reflexionen y se queden con las frases que más les resuenen:
Cuando insistimos en decir que el ser humano es imagen de Dios, eso no debería llevarnos
a olvidar que cada criatura tiene una función y ninguna es superflua. Todo el universo
material es lenguaje de amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo,
el agua, las montañas, todo es caricia de Dios.
No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si
al tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos.
La crisis ecológica es una llamada a una profunda conversión interior. Vivir la vocación de
ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa. No es algo
opcional ni un aspecto secundario de la experiencia cristiana.
A través de estas palabras, se nos invita a vivir en armonía y en reciprocidad con la
naturaleza, para que así podamos convivir todos. Pedirles que reflexionen en silencio sobre
cómo ellos han tratado a la tierra. Que traten de sentir la invitación a respetar y cuidar esta casa
que todos necesitamos.

70
Como asignación para el mes, se les pudiera pedir que escojan uno de los principios de la
DSI, el que consideren de mayor importancia en estos momentos para orientar la acción
respecto a las realidades del mundo y de Venezuela, para que elaboren un ensayo de no más de
dos páginas explicando el porqué de su escogencia, qué denunciaría, qué propondrían hacer a la
luz de ese principio y qué piensan que ellos pudieran hacer a nivel personal desde ya. Para
animar esta asignación, se propone cerrar el tema con la lectura reflexiva y orante de este
salmo:
No tienes manos

Jesús, no tienes manos.


Tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo donde reine la justicia.

Jesús, no tienes pies.


Tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha la libertad y el amor.

Jesús, no tienes labios.


Tienes sólo nuestros labios
para anunciar al mundo la Buena Noticia de los pobres.

Jesús, no tienes medios.


Tienes sólo nuestra acción
para lograr que todos seamos hermanos.

Jesús, nosotros somos tu Evangelio,


el único Evangelio que la gente puede leer,
si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.

Jesús, danos tu amor y tu fuerza


para proseguir tu causa
y darte a conocer a todos cuantos podamos.

71
TEMA 6: SOLIDARIDAD Y VIDA
Marzo

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVO DE APRENDIZAJE
Cuestionarse en lo humano y espiritual, ante las situaciones de pobreza y dificultades en
que viven muchos en el mundo y en nuestro país, para asumir la apuesta por sociedades
más justas en sus proyectos de vida, movidos por compromiso activo desde la
fraternidad y la solidaridad.

72
ORIENTACIONES

1. La pobreza en el mundo y en nuestro país


Terminamos el mes pasado con una reflexión sobre nuestra responsabilidad en el cuidado
de la tierra, como la “casa común” que es de todos, ayer, ahora y en los años por venir. El Papa
Francisco, en la encíclica “Laudato si”, nos habla de cómo nuestra actitud frente al cuidado de
la naturaleza acentúa la pobreza y no está ayudando a superarla.
El mal cuidado que le estamos dando a nuestra casa común y el nivel de consumo de
sectores privilegiados de la población van acentuando la pobreza en la que viven grandes
sectores de la población en nuestro país y el mundo: comunidades con menos servicios
públicos, sin agua, sin salud y con basura, entornos que dejan de ser dignos para la vida
humana. Son muchas las vidas que afectamos sin querer, en la inconciencia del no considerar el
resultado de lo que hacemos o dejamos de hacer en nuestra relación con la naturaleza y en el
uso irracional de recursos. Pero esta no es la única causa de la pobreza.
Con este contexto se propone iniciar el tema del mes proponiendo esta reflexión a los
jóvenes: ¿Qué es la pobreza para ustedes? ¿Por qué existe pobreza en el mundo? Invitarles a
pensar y reflexionar sobre el imaginario que traen en este tema. Pudiera ayudar que
contemplen estas imágenes u otras que escoja el pastoralista, para pedirles que describan las
situaciones de vida que aprecian allí, las causas o factores que les han impedido una vida mejor
o que traten de imaginarse las historias de las personas que ellas reflejan.

73
Y a partir de esta reflexión, alentar una discusión sobre qué es la pobreza, cuándo se
considera que existe pobreza en una población, las causas que la originan y los factores que la
mantienen. Se pudiera puntualizar sobre los siguientes elementos, ampliando con otras fuentes.
 Hay muchas definiciones de qué es y cuándo se está en situación de pobreza. El
concepto general se refiere a la situación de no poder satisfacer las necesidades
físicas y psíquicas básicas de una vida digna: alimentación, vivienda, salud,
educación, agua potable o electricidad. Las causas de la pobreza son
multidimensionales y variables según los contextos. Históricamente tienen que ver
con el colonialismo, la esclavitud, las guerras e invasiones, las catástrofes naturales y
humanas no bien atendidas, la apropiación de recursos naturales por multinacionales
y gobiernos extranjeros, los modelos comerciales de explotación y uso de mano de
obra barata, entre otras. Hoy, con más frecuencia, las causas se asignan a políticas y
modelos económicos de los Estados que tienden a perpetuar las desigualdades
sociales y a generar más pobreza a causa del desempleo o ingresos insuficientes,
procesos inflacionarios, prestación inadecuada y discriminatoria de los servicios
públicos, sistemas productivos que no satisfacen las necesidades básicas de toda la
población, migración campo-ciudad, exclusión social, etc.
 En los estudios y estadísticas sociales se distingue entre pobreza extrema (miseria o
indigencia), cuando la persona no puede acceder a una alimentación adecuada; y
situación de pobreza, refiriéndose al acceso a vivienda, educación, servicios públicos,
etc., además de los alimentos. También se habla de pobreza coyuntural, por ingresos
insuficientes o la falta de ellos a causa de situaciones que pudieran ser temporales:
desempleo, bajos ingresos, procesos inflacionarios, etc.; y pobreza estructural,
medida por las carencias inherentes a ella: acceso a salud, vivienda, educación,
nutrición adecuada, etc. y que tiende a perpetuarse de una generación a otra.
 El Objetivo 1 de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible es “Poner fin a la
pobreza en todas sus formas en todo el mundo”, el cual guarda relación con el logro
de todos los demás. El pastoralista pudiera tomar datos de la web informativa de la
ONU sobre el estado de situación de los objetivos, para ampliar sobre el punto.
También, del “Informe sobre Desarrollo Humano sobre América Latina 2016” (último
a la fecha de elaboración de esta guía) o del más reciente disponible.
 ¿Cuál es la situación de la pobreza Venezuela? Aquí sugerimos hacer uso de los
resultados de la Encuesta sobre Condiciones de Vida (ENCOVI) 2017 (última a la fecha
de elaboración de esta guía) o la más reciente disponible. Estos resultados son
negados por el gobierno a través de declaraciones e informes según sus fuentes
estadísticas. Más allá de discusiones sobre cifras y detrás de cada número está la
realidad de dolor, rabia e impotencia de millones de familias venezolanas que viven

74
mucho peor que en el pasado, que no encuentran modo de superar la situación de
pobreza en la que han caído. Pobreza que no es atendida con medidas que en verdad
ayuden a solucionar los problemas estructurales que la causan, sino con la paternidad
populista y la ayuda puntual del “pan para hoy y hambre para mañana”, con la que
más que todo se busca el servilismo y votos, desde el chantaje de la necesidad.
En este encuentro de FORHUM, de lo que se trata es de mover a los jóvenes a una toma
de conciencia y compromiso con los pobres desde la fraternidad y la solidaridad: Que se
pregunten: ¿Veo y siento en verdad el sufrimiento de los demás en mi país? ¿Me compadezco?
No en el sentido de lástima… de ¡pobrecitos!... con distanciamiento, sintiendo en el interior un
cierto contento de encontrarse en mejores condiciones de vida que muchos otros… Que se
comiencen a preguntar: ¿Qué hacer o proponer para ayudar a resolver en lo inmediato
situaciones de real miseria? ¿Qué hacer o proponer para ayudar a que los pobres puedan ser
agentes de su propia superación humana?
Recordarles que la educación de excelencia que la Compañía de Jesús, los educadores que
colaboramos en su formación y sus padres/representantes que han escogido este colegio,
buscan para ellos, se orienta por cuatro características: la formación de personas conscientes,
competentes, compasivas y comprometidas.
Más allá de la conciencia que puedan tener de los problemas de la humanidad y de su
país, se busca que sean “compasivos”. Detenerse aquí y preguntarles cómo interpretarían ellos
esta característica a la luz de la espiritualidad ignaciana. Luego del intercambio, resaltar que
esta característica conlleva el ser capaces de padecer-con, conmoverse, ponerse en el lugar del
otro, abrir su corazón para ser solidarios, sentirse corresponsables y aproximarse al prójimo
con sensibilidad y simpatía, para ver y responder a sus necesidades desde lo que cada uno
tiene y pudiera hacer por los demás. Y finalizar con esta oración:
Ayúdanos a cambiar Señor,
para mirar las cosas, el mundo, la vida
con tu mirada y desde tus ojos.
Sana nuestras cegueras
que nos impiden ver
el dolor y el sufrimiento
de los que caminan al lado,
de los que viven en nuestro mundo,
bajo nuestro mismo sol.
Sacude nuestro corazón
para que aprendamos a ver
con los ojos llenos de Evangelio
y Esperanza de Reino.

75
2. Camino a la fraternidad
Estamos llamados, como cristianos, a ver a la pobreza más allá de números o como un mal
inevitable de la sociedad. Queremos invitar a los jóvenes a verla con un sentido más espiritual,
desde el mensaje del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia.
La pobreza es producto de la indolencia e irresponsabilidad en el uso de la creación. En
otras palabras, la pobreza en mucho es producto de la incapacidad para vivir la vida con un
sentido cristiano, desde la fraternidad y la solidaridad verdaderas, para que la vida nuestra y la
de los demás sean posibles en la libertad, la paz y la justicia.
El ignaciano está llamado a comprometerse en la construcción de una sociedad capaz de
superar la pobreza excluyente, para alcanzar la justicia social y crear condiciones en las que cada
ser humano desarrolle sus capacidades, en unas relaciones de fraternidad y un ambiente sano.
Pero no solo los que viven situaciones de pobreza material sufren. Hay otros sufrimientos
de nuestros hermanos que nos llaman al amor y la acción fraterna solidaria. Se sugiere
proponer a los jóvenes una reflexión desde las Bienaventuranzas (Lc 6:20-26):
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados los
pobres, porque de ellos es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tienen hambre ahora,
porque serán saciados. Bienaventurados los que lloran, porque reirán. Bienaventurados los
que son odiados, cuando los expulsen, los injurien y proscriban su nombre como malo, por
causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, que su recompensa será
grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
El mensaje es desconcertante. ¿Cómo es que dice Jesús, que son más felices los pobres,
los hambrientos, los que lloran y los que son odiados? ¿Acaso no es mejor ser rico, comer bien,
reír y tener buena fama? Las Bienaventuranzas, en su sentido verdadero, son invitación a
valorar a toda persona sin importar su condición, a no aferrarnos a los bienes materiales
porque sólo un corazón desprendido puede llenarse de Dios, a conmovernos ante el
sufrimiento y a hacer lo que esté a nuestro alcance por el hermano necesitado. Recordar aquí
a Mateo (25:40):
Vengan, benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la
fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron
de beber; fui forastero, y me recibieron en su casa; estuve desnudo, y me vistieron;
enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y me fueron a ver.
Luego de un tiempo de meditación, invitar a los jóvenes a pedir la gracia de Dios, para
tener apertura y disposición a acercarnos a los otros, en el reconocimiento de la igualdad
fraterna.

76
1) El amor de Dios es lo que nos permite vivir en verdadera fraternidad
La fraternidad parte de la experiencia de que Dios es un Padre bueno, Abba, papaDios,
que nos ama a todos, sin distinciones. Si Dios es Padre de cada uno de nosotros, todos
nosotros somos hermanos. El gran proyecto de Dios, que nos mostró Jesús con su mensaje y
ejemplo de vida, es un ser humano fraterno, abierto al otro, en relación con el otro; y una
humanidad fraterna, que atienda a las necesidades de todos los seres humanos.
Jesús es el “hombre nuevo”, nos muestra lo que puede llegar a ser el ser humano, hijo de
Dios, "como Dios". Nos parecemos a Dios en la medida que nos amamos los unos a los otros.
Tal fue el mandamiento nuevo que nos dejó Jesús antes de su crucifixión. Detenerse aquí para
meditar estas palabras: “Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros; como yo
los he amado… En esto conocerán todos que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”
(Jn 13:34-35).
La Iglesia como “pueblo de Dios” es la comunidad de los que siguen a Jesús. Como
comunidad cristiana está llamada a ser un espacio donde vivir y palpar un estilo de relaciones
que sean “anticipo del Reino”, un espacio donde se vivan las “Bienaventuranzas”.
La humanidad es diversa y todos somos diferentes. Lo que nos une es el reconocimiento
de la igualdad fraterna, que nos permite encontrarnos y construir comunidad. Pero no se trata
solo de “reconocer”. Como nos dice San Ignacio, más importante es el “sentir y gustar
internamente”, es vivir desde dentro esa dinámica de inclusión que no discrimina a nadie, que
no deja nada fuera, porque está sostenida en una relación de amor fraterno, entendido como
servicio, entrega, donación de sí.
2) La dimensión socio-política de la fraternidad
No solo la fraternidad es un lazo que nos debe unir, como cristianos e ignacianos, en el
afecto y la acción solidaria con los que sufren situaciones de pobreza material o espiritual, la
vulneración de sus derechos humanos fundamentales, la privación de su libertad cualquiera sea
la causa, situaciones de enfermedad, pérdida de seres queridos, etc., en todos los espacios de
relación humana.
El Padre Arturo Sosa S.J. nos invita a mirar otra dimensión muy importante en el mundo y
el país que vivimos. Se trata de la dimensión socio-política de la fraternidad, fundamento de la
vida democrática en libertad. Reflexionemos sobre algunas citas tomadas de sus palabras a los
graduandos de la Universidad del Táchira en 2012.
La democracia no puede existir sin demócratas… Un demócrata es, antes que nada,
hermano de los seres humanos con los que comparte relaciones personales, sociales y
políticas. La ciudadanía necesaria para la existencia de la democracia sólo es posible si
está fundada en la fraternidad. La fraternidad convierte en inaceptable la posibilidad de la

77
muerte o la exclusión del hermano, aunque sea enemigo político, aunque defienda
intereses contradictorios a los míos o tenga ideas incompatibles a las que sostengo con
pasión.
Si nuestro compromiso con el futuro, como personas, profesionales y ciudadanos
responsables, incluye a la democracia como uno de las características imprescindibles del
mundo posible que soñamos y por el cual luchamos, es necesario profundizar en esa toma
de conciencia de la idea de pueblo que nos mueve y proponerse las transformaciones que
sean necesarias para convertirla en fundamento de unas relaciones, unas instituciones y
un régimen político que pueda llevar, con razón, el título de democracia.
Otro paso necesario y requisito es contribuir a la reconciliación… La fraternidad se
constituye desde la reconciliación. La reconciliación parte de la decisión de cada uno de
nosotros de convertirse en persona, es decir, de vivir fraternamente.
“Libertad, igualdad y fraternidad” son tres palabras que, en la historia del mundo, han
movido intentos revolucionarios y transformaciones sociales, que han unido culturas diversas en
declaraciones principistas de los derechos fundamentales del hombre. Tres valores que no se
pueden imponer por decreto, que solo funcionan para transformar las sociedades, las
comunidades y las personas, si se viven en el interior de cada quien, desde el amor al prójimo.
Para los cristianos son valores claves del mensaje de Jesús, que nos enseña cómo sueña Dios las
relaciones entre las personas, y que se manifiestan en la “solidaridad co-creadora de vida”.
Luego de la presentación de este punto, se sugiere dejar un tiempo para la reflexión
personal, con preguntas como las que siguen, que cuestionen a los jóvenes, a nivel humano-
social y también espiritual, desde el sentimiento de la fraternidad vivida como amor al prójimo.
En un primer momento, recordar este mandamiento de Jesús: “Amarás a tu prójimo como
a ti mismo” (Mt 22:39). Jesús no dijo “Amarás a tu prójimo” y ya… Añadió “como a ti mismo”.
Pudiéramos proponer preguntas como las siguientes: ¿Qué significa para ti amar a otro como a
ti mismo? ¿Quiénes son para ti “tu prójimo”? ¿A quiénes incluyes y a quiénes excluyes? ¿Por
qué? ¿Sientes amor por “tu prójimo”? Luego pedirles que consideren cómo asumen la
fraternidad en las relaciones con los otros.
Mirando a los que sufren situaciones de pobreza: ¿Qué experimento en mi interior
cuando me encuentro con un pobre o atravieso por barriadas marginales? ¿Aprecio a los que
viven en situaciones de pobreza como hermanos míos? ¿Comprendo que yo podría influir esa
situación, para, de algún modo contribuir a cambiarla? ¿Me siento motivado a ello?
Ahora mirando en el país la división y confrontaciones que vivimos por razones partidistas
o ideológicas: ¿Qué experimento en mi interior hacia los que están en el bando contrario? ¿Les
respeto en su dignidad? ¿Me siento capaz de iniciar un acercamiento fraterno que nos lleve a

78
entendernos y reconciliarnos como con-ciudadanos? ¿Veo que puede haber puntos de
encuentro?

3. Desde la fraternidad a la Solidaridad


El mes pasado se trabajó este punto como uno de los principios fundamentales de la
Doctrina Social de la Iglesia. En este momento lo retomamos para profundizar en la solidaridad,
como la consecuencia natural de la fraternidad verdadera, vivida desde el amor al prójimo y
como dimensión socio-política, necesaria en el ejercicio de la ciudadanía democrática. También
como expresión del “en todo amar y servir” ignaciano.
Según Joaquín García Roca “son tres los ingredientes esenciales de la solidaridad:
compasión, reconocimiento y universalización”15. Primero nos afectamos con la realidad del
otro; luego nos abrimos a aceptarlo por y con lo que es y, finalmente, comenzamos a ver el
mundo con otros ojos. Posteriormente vendrá la adecuación de nuestra voluntad, para
disponernos al servicio alegre y gratuito, características presentes en una solidaridad real,
guiada por el humanismo y no dirigida a esperar reconocimiento alguno.
1) La solidaridad es una forma de mirar y vivir la vida
No solo lo es para los católicos. ¿Cuántas personas de distintas religiones, culturas e
ideologías no están unidas a lo largo y ancho del mundo y en nuestro país, con conciencia social
de los lazos que les unen desde valores humanos compartidos, para atender a poblaciones
necesitadas? ¿Cómo se explica, por ejemplo, el “Movimiento de Educación Popular y Promoción
Social de Fe y Alegría”, hoy extendido por 22 países, incluyendo poblaciones de África cuya
cultura y religión son musulmanas, o la amplia participación de otras iglesias evangélicas en el
trabajo que realizan en Brasil, o incluso en Venezuela, donde las creencias religiosas de
docentes y alumnos no son impedimento para participar en sus centros educativos?
Hoy día son innumerables los grupos que se constituyen espontáneamente para conseguir
metas comunes de carácter social, económico o político, animadas por la solidaridad con los
necesitados de ayuda, para visibilizarlos ante los gobiernos, para atenderlos y acogerlos, o para
promover su transformación y superación social.
Recordamos que el ser humano vive esencialmente de relaciones interpersonales y que
está en constante diálogo con el prójimo. La solidaridad, más allá de la “compasión”, se siente
como responsabilidad con los demás en cuanto de penoso les ocurre, y se manifiesta en una
acción eficaz y comprometida. No es de Dios la responsabilidad de la existencia de la miseria y
el sufrimiento humano en la tierra. Fuimos creados como hermanos necesitados de una
integración. Es lo que ha querido enseñarnos Jesús con la parábola del Buen Samaritano (Lc

15
En su libro “Solidaridad y Voluntariado”, España: Sal Terrae, 1998.

79
10:25-37). En este momento se pudiera tomar este pasaje para releerlo y compartir sobre las
actitudes de los personajes: qué les mueve y qué resulta de ello. Para el Buen Samaritano, que
se encargó efectivamente del herido, la solidaridad es “un estilo de vida”.
Solo si reconocemos que nos toca parte de responsabilidad en la vida de los demás, y
aceptamos que nuestra felicidad está unida a la de los otros, los cercanos y los lejanos, los
conocidos y los desconocidos, nada de lo humano nos será ajeno y estaremos en el camino de
asumir la solidaridad como “estilo de vida”, más allá del simple discurso o el movimiento
afectivo.
La verdadera solidaridad se concreta en acciones
solidarias que contribuyen eficazmente a mejorar las vidas
de otras personas. Las acciones que nos pide Jesús en las
Bienaventuranzas, en su contexto, tiempo y lugar. Y las
acciones que, al modo ignaciano, se nos llama a emprender
hoy al mirar el contexto que nos rodea, en lo grande y en lo
pequeño cotidiano, para acercarnos a la realidad y
experimentarla desde lo más profundo de nuestra
interioridad haciéndola parte nuestra, y desde allí
reflexionar y discernir lo que está a nuestro alcance hacer,
qué mociones sentimos, a qué acciones solidarias nos
sentimos inclinados, para luego actuar del modo más eficaz
posible, con sentido de propósito/fines y claridad de medios, examinando el proceso y sus
resultados.
Se sugiere en este punto presentarles a los jóvenes el Paradigma Pedagógico Ignaciano
(PPI), como modo de proceder en la enseñanza, el aprendizaje, pero también en la acción social
solidaria. Esquemáticamente, el paradigma plantea cinco pasos en constante interacción:
1. El contexto en que se sitúa la persona y en que se desarrolla el proceso.
2. La experiencia, que lleva a un acercamiento cognoscitivo, afectivo y global a la
realidad.
3. La reflexión, que permite captar críticamente el significado profundo de cuanto se
ha experimentado y prepara la toma de decisiones.
4. La acción, o manifestación externa de la experiencia reflexionada, expresada en
opciones, conductas y actuaciones coherentes.
5. La evaluación permanente de todo el proceso.

80
Y hacerles ver que el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) acuña, en pocas palabras, el
perfil de personas que se pretende formar: personas conscientes, compasivas con los
necesitados, competentes, y comprometidas con la transformación social.
Como actividad, se les podría pedir a los jóvenes que apliquen este paradigma en una
acción solidaria concreta, sea para examinar desde los cinco pasos lo que han hecho o ya vienen
haciendo en algún trabajo de voluntariado o en una nueva acción que puedan emprender en su
cotidianidad. Se sugiere poner fecha para preparar un breve ensayo o un mapa mental o un
afiche con la presentación de la acción que emprendieron y la descripción del proceso según los
pasos del PPI, para luego compartir en un encuentro. En ese momento, evaluar con los jóvenes
las acciones desde lo que han aprendido y asumido en su ser sobre la solidaridad, más allá de
lo puntual o de la satisfacción personal de hacer algo por el otro.
2) Ser adultos en solidaridad
Se prosigue el desarrollo del tema considerando ahora cómo se manifiesta la solidaridad
que se hace estilo de vida. No solo se trata de acciones humanitarias puntuales, de servicio al
necesitado, de incidencia pública en defensa de los derechos de los demás, etc. En lo pequeño,
la solidaridad se manifiesta en el uso de los recursos naturales, en el trato a los cercanos, en el
cultivo de la relación cara a cara con los otros, en la forma como se estudia y trabaja en grupos,
en la convivencia en el colegio, en la profesión que se elige y las motivaciones que nos llevan a
hacerlo.
Pero sobre todo, la solidaridad se hace vida cuando la asumimos desde “la Fe y la
Justicia”. Estas son palabras claves en la espiritualidad ignaciana, reflejadas en la misión
asumida por la Compañía de Jesús, y en el perfil de competencias de la formación que
procuramos para nuestros egresados.
A los ignacianos se nos invita a mirar al mundo desde la perspectiva de los pobres y
marginados, aprendiendo de ellos, actuando con ellos y a su favor, en la construcción de
estructuras y relaciones sociales justas y equitativas, en la defensa de sus derechos, en su
dignificación y en la erradicación de la pobreza desde las causas que las originan. Se nos invita a
comprometernos en la lucha por la justicia en todos los ámbitos de la vida: en lo político, lo
social, lo vecinal, en las relaciones internacionales, etc.
Al asumir la apuesta por crear un mundo más justo dentro del propio proyecto personal
de vida, el ignaciano se abre a la perspectiva solidaria, para elegir formas concretas de asociarse
y trabajar por la construcción del Reino de Dios en la tierra. Es lo que nos quiso decir el P. Peter
Hans Kolvenbach S.J., al afirmar que los estudiantes y egresados de instituciones de la Compañía
debían “llegar a ser un día adultos en solidaridad”.

81
El P. Arturo Sosa S.J.16, explica que la formación que demos en los colegios y universidades
de la Compañía de Jesús debe capacitar para:
…sentir la historia humana, pensarla críticamente y motivar respuestas a los sufrimientos y
esperanzas de los seres humanos para comprometerse en las transformaciones necesarias
que lleven a hacer de este mundo la casa de todos. Se busca una formación que fomente la
compasión inteligente, responsable y activa, la que se puede llamar solidaridad porque
sabe percibir, juzgar, elegir y actuar en favor de los derechos de todos los seres humanos,
especialmente de los menos favorecidos socialmente y de los oprimidos. Este es el camino
para… [una] vida de adultos solidarios.
Nos recuerda el P. Sosa que en un mundo caracterizado por estructuras sociales injustas,
un egresado nuestro que ha madurado como adulto en solidaridad, es consciente de las
posibilidades de contribuir desde sus capacidades a la promoción de la justicia. Y añade17:
Alcanzar la justicia social haría posible que todo ser humano encuentre las condiciones
para desarrollarse a plenitud como miembro de una sociedad de personas iguales y libres.
La justicia social es una condición necesaria para la auténtica democracia política,
aspiración presente en todos los esfuerzos de modernización de Venezuela y de América
Latina.
Ignacio de Loyola nos llama a hacer vida la solidaridad cuando nos propone que pidamos
a Dios poder “en todo amar y servir”. Esta frase de San Ignacio aparece en los Ejercicios
Espirituales, en el número 233, como parte de una petición al Señor: “El segundo, pedir lo que
quiero: será aquí pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo enteramente
reconociendo, pueda en todo amar y servir a su divina majestad.
A continuación proponemos conectar el tema de la solidaridad con esta petición
ignaciana: ¿Qué significado tiene “en todo amar y servir” para ellos? ¿Ven en ella relación con la
solidaridad que se hace vida? ¿Con ser adulto en solidaridad? y pedirles que expliquen.
Ofrecemos a continuación una reflexión del P. José María Olaizola S.J. tomada de
pastoralsj.org, que se pudiera leer y meditar en el encuentro, como cierre del tema:
Una máxima ignaciana que define una idea, un deseo, una aspiración legítima del
creyente: amar a cercanos y lejanos. Con amor que recibe muchos nombres: amistad,
pasión, compasión, respeto… Es verdad que no es fácil, y que en ocasiones resulta difícil
querer a algunas personas. Y no por mala voluntad, sino porque las relaciones humanas
son complejas. Pero también se aprende a mirar con benevolencia, a comprender otras
vidas, a desearles lo mejor y a trabajar por ello.

16
Palabras en los Actos de Grado de FACES, en la Universidad Católica del Táchira, 8 de febrero de 2013
17
Ibid.

82
Ahí entra el servir: servir es ponerse manos a la obra para tratar de dejar el mundo un
poquito mejor de lo que lo conocemos. Servir es la disposición para ayudar, para atender,
para sanar… Servir en lo cotidiano, en la familia, en el trabajo, en el descanso. Sirven las
palabras y los gestos, los silencios y las miradas. Sirve nuestro tiempo, si lo empleamos
bien. Y la risa que se contagia, las canciones que esponjan, los esfuerzos por levantar al
que anda caído. Sirve dar la vida cada día. Ignacio de Loyola lo aprendió al mirar a Jesús:
al conocerle, amarle y seguirle.
Terminar esta meditación y finalizar el tema con la lectura del siguiente texto en oración.

Al repasar y contemplar
tanto bien recibido por Dios en mi vida,
me siento profundamente amado,
tomado en cuenta.

Ignacio me invita a vivir


ese amor agradecido
queriendo
“en todo amar y servir”.

Pido a Dios la gracia de sentir esa fuerza


para cambiar el mundo,
para no ser indiferente
y tratar de ver más allá…

Señor, cuenta conmigo.

83
TEMA 7: MIRADA AL PAÍS Y COMPROMISO CRISTIANO
Abril

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Aproximarse al conocimiento de la realidad venezolana desde tres miradas: cultural,
político-institucional y económica, para complementar la mirada desde lo social y
obtener una comprensión más amplia de lo que estamos viviendo.
Reflexionar, a la luz del magisterio de los obispos venezolanos y la propuesta formativa
del colegio, sobre el papel que les corresponde, como cristianos e ignacianos, en la
construcción de una sociedad democrática y libre, de justicia, paz y fraternidad.

84
ORIENTACIONES

1. Seguimos mirando nuestra realidad-país


Conviene iniciar recordando que el trimestre pasado se trabajó el tema de una Iglesia que
se aproxima a la realidad, desde la mirada del Evangelio, para promover los cambios que este
mundo necesita. En un segundo tiempo, se repasaron los principios de la Doctrina Social de la
Iglesia y la responsabilidad que tenemos todos para el cuidado de la “Casa Común” de la
humanidad. Y para cerrar, se aportaron elementos para motivar un compromiso activo desde
la fraternidad y la solidaridad, ante las situaciones de pobreza y las dificultades en que viven
muchos de nuestros hermanos en el mundo y más en particular en nuestro país.
En el tema anterior se focalizó el problema social de la pobreza, que es clara
manifestación de situaciones injustas creadas por políticas erradas que profundizan la
inequidad, al no generar condiciones de vida digna para todos. Situaciones a las que todos
contribuimos cuando miramos solo nuestro particular interés sin preocuparnos por el daño que
generamos a otros y al ambiente con un consumo exagerado; o cuando no actuamos con
nuestros hermanos necesitados, por el camino de las Bienaventuranzas, como nos pide Jesús,
multiplicando los gestos de caridad y actuando en la defensa de sus derechos. Hemos invitado
a los jóvenes a mirar los problemas sociales de nuestro país, desde la conciencia, la
compasión, sus competencias (posibilidades de hacer) y el compromiso, aplicando en lo
posible el Paradigma Pedagógico Ignaciano.
Como continuidad de esta mirada sobre el tema social, queremos que este mes los
jóvenes sigan profundizando en la realidad de nuestro país, con sus fortalezas, dolencias y
debilidades, desde otras tres miradas: la cultural, la político-institucional y la económica, para
desde allí proseguir la reflexión sobre su compromiso como cristianos e ignacianos, miembros
de la Iglesia católica venezolana, en la transformación de esas realidades.
Sugerimos la elaboración de un cartel con la siguiente frase, para que se tenga como
elemento motivacional durante los encuentros de este mes:
“Es cierto que tú solo no puedes cambiar el mundo,
pero es igualmente cierto que solo tú puedes cambiar
la parte del mundo que depende de ti”
Para comenzar, antes o luego de estos planteamientos introductorios (como lo prefiera el
pastoralista), proponemos realizar una oración-meditación con los siguientes fragmentos
adaptados de un salmo que tomamos de la web pastoralsj.org

85
Si yo fuera limpio de corazón descubriría….
Que todos somos dignos de amor, justicia, libertad, perdón.
Que todos somos dignos de compasión, respeto y de muchos derechos.
Que todas las criaturas son mis hermanas.
Que la creación es obra maravillosa de Dios.

Que no hay razón para levantar barreras, cerrar fronteras.


Que no hay razón para ninguna clase de discriminación.
Que no hay razón para el fanatismo y para no dialogar con alguien.
Que no hay razón para maldecir, juzgar y condenar a nadie.
Que no hay razón para matar, ni para el racismo.

Que hay razón para tender puentes,


dar a todos la paz, trabajar por la paz,
amar y defender la creación.
Que hay razón para ser hermanos
y seguir siendo amigos.

Que hay razón para sonreír a todos.


Que hay razón para dar a todos los buenos días,
dar a todos la mano,
intentar de nuevo hacerlo todo mejor.

Finalizar pidiendo la iluminación del Espíritu, para que podamos ver las realidades que
vivimos en nuestro país con la mayor serenidad y objetividad posibles, y para soñar la sociedad
democrática y libre, de justicia, paz y fraternidad que todos queremos.
De seguida se pasará a explicar de qué trata cada una de estas tres miradas: cultural,
político institucional y económica, con breves comentarios a modo de introducción motivadora
y la presentación de preguntas para que los jóvenes investiguen. Se dividirá la clase en seis
grupos, dos por cada mirada y al final de este encuentro se les dará un espacio de tiempo para
que se reúnan, a fin de organizarse para trabajar durante la semana que sigue. Como producto
de la asignación, se les pedirá una presentación de no más de 6 minutos, que harán en fecha
que fije el pastoralista.
Es importante advertirles que no se trata de agotar el estudio de la realidad desde cada
mirada, mucho menos de realizar una “investigación académica”. Lo que se desea es que desde
su experiencia y preocupaciones de jóvenes que viven este país, identifiquen unos pocos
aspectos o situaciones problema de esa parte de la realidad que más les llama la atención o que

86
destaquen por su importancia, que los describan, aporten datos o casos ejemplificadores e
indiquen alguna propuesta de solución. Como ayuda, en las siguientes notas introductorias de
cada mirada, se aportan algunas preguntas, que el pastoralista pudiera copiar (con los cambios
que juzgue conveniente) en tiras de papel y entregar a cada grupo, según la mirada asignada.
1) Mirada a lo cultural
Conviene sondear entre los estudiantes lo que entienden por cultura. Se puede hacer
referencia a la definición de la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural de la UNESCO:
La cultura debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y
materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y
que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir
juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.
Los rasgos distintivos de una cultura se van aprendiendo y modificando de generación en
generación, a través de la vida en sociedad. Surgen como respuestas de adaptación al medio
ambiente. En esta mirada al país, queremos concentrarnos en aquellos rasgos que caracterizan
modos de acción habituales de los venezolanos en la esfera pública y en nuestras relaciones
con los demás. Un ejemplo: cruzamos la calle por donde nos conviene, no por los pasos de
peatones como se hace en otras sociedades. Es rasgo habitual de muchos. No quiere decir que
todos actúen de ese modo y que siempre se deba actuar así. Se puede ir contracorriente,
desafiados por la ética personal o por el deseo y compromiso de hacer de esta una sociedad
más moderna, organizada, vivible. Y así para muchos otros rasgos que son fuente o alimentan
problemas de índole política, económica o social, y nos impiden avanzar como sociedad. Otros
ejemplos: el “facilismo” y la amoralidad de la corrupción, el rentismo vs la productividad, el
personalismo vs la institucionalidad, etc. También hay ejemplos de rasgos culturales positivos
en los que nos podemos apalancar como sociedad para salir adelante.
Si se desea, se pudiera invitar a los estudiantes a ver solo los ocho primeros minutos del
vídeo del “Stand up: Sin Fronteras“, de Laureano Márquez, para motivar un intercambio. Y
pedirles que vayan anotando, en una hoja de papel, los rasgos culturales, positivos o negativos,
que identifican en la presentación, recordándoles que se trata del estilo de Laureano, con
humor y alguna exageración. Luego, se puede invitar a los jóvenes para que mencionen otros
rasgos, cualquiera sea su signo, que ellos aprecian en el ser venezolano, sin promover
discusiones sobre pareceres.
Lo importante en lo que respecta a esta mirada es resaltar que en la situación de crisis
que vivimos en el país influyen rasgos culturales de signo negativo, habituales en la vida
pública. Sin embargo, no todos en Venezuela se comportan desde esos valores negativos.
Siempre estamos cambiando y podemos cambiar si nos lo proponemos. No hay nada

87
definitivo en las sociedades y sus culturas. Se vive en constante proceso de evolución, con
retrocesos, crisis y avances.
A los grupos que trabajarán este tema se pudieran proponer preguntas como las
siguientes: ¿Cuáles son los rasgos culturales habituales en la vida pública de los venezolanos,
que constituyen problema para la convivencia social, son fuente o agravan la crisis político-
institucional y económica del país, o nos impiden el avance a mayor democracia y modernidad?
¿Cuáles son rasgos culturales positivos en los que nos podemos apoyar para reconstruir el país
y avanzar hacia la modernidad? ¿Qué hacer para cambiar o mejorar los rasgos negativos y para
estimular más los positivos? Se puede añadir que elaboren una lámina final en su presentación,
con los cinco o seis rasgos más importantes, que debían caracterizar la cultura ciudadana del
venezolano.
2) Mirada a lo político-institucional
Para analizar la realidad político institucional del país, se sugiere partir de lo expresado
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), principalmente en los
artículos 1 a 7 y 136 a 140. El pastoralista pudiera seleccionar dos o tres artículos clave, leerlos y
alentar a los jóvenes a comentar en plenario si lo planteado allí se vive o no se vive en la
realidad del funcionamiento del Estado, en los procesos políticos y en nuestra vida cotidiana
como ciudadanos de este país. A continuación se sugiere focalizar en el concepto de
democracia: preguntarles cómo la definen y cuáles, para ellos, serían los rasgos de un gobierno,
instituciones y de una sociedad verdaderamente democráticas.
Al mirar nuestra historia, vemos que somos una sociedad en proceso de construcción y
desarrollo, con avances y retrocesos en el camino; que no ha habido gobiernos ni propuestas
políticas capaces de dar respuestas a las demandas de calidad de vida y democracia de toda la
sociedad venezolana; que la propuesta socialista del gobierno actual, como otras del pasado,
seguramente pasará; y que, entre todos, estamos llamados a soñar y construir una Venezuela
que en verdad haga realidad lo planteado, como derecho de todos los ciudadanos, en los
principios fundamentales de nuestra Constitución.
A los grupos que trabajarán esta mirada se les pudiera pedir que estudien y describan, a
grandes rasgos, los déficits históricos de la democracia en Venezuela que nos han traído al
momento actual. Estas preguntas pueden ayudar: ¿Cómo y por qué hemos llegado al punto en
el que estamos hoy? ¿Qué de lo estudiado por ellos sobre la historia del país les ayuda a
explicar el surgimiento del gobierno de Chávez y la continuidad, hasta el presente, de la
propuesta “socialista”, en cuyo contexto han nacido y crecido? Como lectura de apoyo pudiera
ayudarles el artículo “Modernización y Democracia” de P. Arturo Sosa S.J., entre otras fuentes
de consulta que ellos localicen y sus propias interpretaciones del proceso.

88
3) Mirada a lo económico
Como consecuencia de la propuesta socialista y las políticas del gobierno actual, existe en
el país una situación económica que afecta todos los aspectos de la vida cotidiana,
especialmente a los más débiles de la sociedad: niños, ancianos, pobres, indígenas, enfermos,
entre otros, que se agrava ciertamente en el contexto de la caída de los precios del petróleo,
pero no necesariamente por ello, como se demuestra al comparar nuestra realidad con otros
países latinoamericanos productores de petróleo, como Bolivia, Ecuador y Colombia.
Son muchos los análisis de la realidad económica del país que se publican por los medios
de comunicación social y en textos académicos. No se trata aquí de realizar un examen técnico
del tema, pues no es materia específica de este programa de Formación Humano Cristiana. Lo
que interesa es que los jóvenes sean capaces de articular opiniones razonadas, sobre la
realidad en la que viven, y promover en ellos inquietudes para la búsqueda de explicaciones a
lo que no comprenden. Se sugiere que el pastoralista ubique algún artículo de la Revista SIC,
artículo de prensa o encuesta de actualidad, que le ayude a aportar algunos datos sobre la
realidad, para motivar el trabajo sobre esta mirada y promover unos momentos de intercambio
sobre fenómenos resultantes de la crisis de la economía: por ejemplo, cómo se continúan
abriendo las brechas socio-económicas, la escasez de alimentos y medicinas, la inflación, la
corrupción, el bachaqueo, la improductividad de las personas en las colas, etc.
Dependiendo del tiempo disponible, se pudiera invitar a los jóvenes a compartir algunas
opiniones sobre las causas de esta crisis y sobre las soluciones que se proponen desde el
gobierno, la oposición, los sectores productivos, entre otros. En todo caso, se sugiere destacar
que hay sectores de la población en necesidad urgente de ayuda humanitaria, en especial
para alimentación y salud. Hablar sobre ello, lo que se esté haciendo por parte de la Iglesia y
desde distintos frentes sociales; también sobre otras acciones que se podrían emprender.
Se puede pedir a los grupos a los que se asigne el punto, que intenten responder a
preguntas como las siguientes, enumerando en cada caso unas cinco o seis ideas principales
con breves explicaciones: ¿Cuáles son las características distintivas del modelo económico
socialista como se ha aplicado en Venezuela?, ¿Por qué se ha producido la hiperinflación
actual? (el estudio de este “Análisis de Humberto García Larralde” podría ayudarles a identificar
elementos clave). ¿Cuáles deberían ser las características o principios de un nuevo modelo
económico para Venezuela? (sugerirles que revisen en internet noticias sobre los
planteamientos de la Academia Nacional de Economía y del sector empresarial en los dos
últimos años).
4) Mirada de síntesis
En el siguiente encuentro o en fecha que fije el pastoralista en su planificación, los grupos
harán las presentaciones de estas tres miradas según lo especificado (no más de 6 minutos). De

89
inmediato se les pedirá que en silencio reflexionen sobre el país que quisieran tener y que lo
describan con 5 frases breves en una hoja de papel: “Quiero un país...”. Luego se puede dar
una rápida ronda de intercambio para compartir las respuestas, solicitando que a la primera
frase que se mencione levanten la mano los que coincidan en la misma respuesta, y así ir
compartiendo las frases sin repetirlas.
Al cerrar este encuentro, se sugiere destacar cómo lo social, lo cultural, lo político-
institucional y lo económico están íntimamente relacionados entre sí. Que sin una toma de
conciencia y comprensión de la realidad del país, individual y colectiva, será muy difícil
cualquier cambio. Que es responsabilidad de todos, como ciudadanos, asumir el compromiso
social y político para transformar el país.

2. Las enseñanzas sociales de la Iglesia venezolana


Se sugiere iniciar el desarrollo de este punto con un intercambio sobre el rol de la Iglesia
en la política mundial y nacional. Recordar que la Iglesia Católica es una estructura de la que
forman parte el Papa, los cardenales, los obispos, los párrocos, los sacerdotes y religiosos/as y
todos los fieles laicos. En Venezuela, la máxima autoridad de nuestra Iglesia es la Conferencia
Episcopal Venezolana (CEV), institución que asocia a los obispos del país, para cumplir
funciones pastorales, teniendo como misión:
Promover en todo el pueblo de Dios una nueva evangelización, desde una confesión de fe
profunda en la persona y el mensaje de Jesucristo y desde una opción preferencial por los
pobres, para que con el testimonio de la vida y la palabra de los cristianos, todos los
hombres y mujeres de Venezuela, experimenten el amor salvador trinitario y sean
promotores de la dignidad de sus hermanos, fermento de una nueva sociedad, una cultura
cristiana y constructores del reino de Dios en nuestra patria.
Hay quienes piensan que ni los obispos ni los sacerdotes deberían participar ni tener
posiciones críticas sobre el sistema político o sobre los aspectos económicos y sociales, ni
meterse en temas de derechos humanos. Otros, por el contrario, piensan que como ciudadanos
y pastores de la Iglesia tienen esa obligación, más cuando su palabra se enmarca en la Doctrina
Social de la Iglesia así como en los principios y valores evangélicos más importantes, en
especial en el ejemplo de Jesús y su actitud ante los poderes de este mundo. ¿Dónde si no se
construye el Reino de Dios en la tierra?
Se sugiere a los pastoralistas la lectura y comentario de fragmentos del artículo del P. Luis
Ugalde S.J. “Curas metidos en política” (Anexo 4), para promover un compartir de puntos de
vista con los jóvenes. O si se prefiere, se puede proyectar o entregar copia del texto que se
anexa a esta guía, para que por grupos analicen las situaciones que describe y aporten sus
comentarios y criterios. Se les puede sugerir que subrayen las frases que más les llamen su

90
atención para compartir en plenaria. En ese momento, se podría discutir sobre si los obispos y
sacerdotes deben asumir o no el compromiso cristiano de la denuncia y el llamado a la
participación de todos, para la reconstrucción del país; pero, más importante es aprovechar las
lecturas y el trabajo en grupos para profundizar en la reflexión sobre las razones, situaciones y
valores que les mueven a hacerlo.
Para que los estudiantes puedan ver cómo se concretan y expresan los principios de la
Doctrina Social de la Iglesia en el análisis, enseñanzas y llamados que nos hace la Iglesia
venezolana, sobre la realidad del país y nuestro papel ciudadano, se les debe invitar a analizar
las “Exhortaciones Pastorales (EP) y comunicados de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV),
correspondientes a los años 2016 a 2018.”18 En estos documentos se perfila una mirada integral
del país en todas sus esferas, con denuncias valientes y claras. También, un llamado a todos los
habitantes del país: gobernantes, políticos, ciudadanos, sin distinción de credo o de
inclinaciones políticas o sociales, para corregir rumbos que nos han conducido a una crisis que
cada día se agrava, y para aunar esfuerzos que permitan su superación.
Se sugiere organizar a los jóvenes en grupos y a cada uno asignarle el estudio de uno de
los documentos de la CEV. Pedirles una lectura reflexiva y que identifiquen frases que reflejen la
defensa de los principios y valores de la justicia, la defensa de la vida, la libertad, la
democracia, la dignidad, el bien común, la solidaridad, la subsidiariedad, así como el llamado
al cuidado de nuestro espacio-país, casa común de los venezolanos en la Tierra. Luego, se
puede intercambiar sobre los énfasis encontrados y lo que más le hubiera resaltado o llamado la
atención a cada grupo sobre las posiciones de nuestros obispos.
Se pudiera cerrar este punto con la oración conclusiva de la Exhortación del 13/1/2016.

Oración por Venezuela

Jesucristo, Señor Nuestro,


acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.
Nos sentimos inquietos y esperanzados,
y pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu.
Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto
a la dignidad humana, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.

18
Se ha preparado un folleto con documentos que llegan hasta abril 2018. Se recomienda a los pastoralistas estar
atentos a la publicación de nuevos documentos a partir de esa fecha, para comentar sobre ellos y añadirlos en la
asignación que se describe en la siguiente página.

91
Como hijos de Dios,
danos la capacidad de construir la convivencia fraterna,
amando a todos sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los pobres
y trabajando por la reconciliación y la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo y el encuentro,
para que juntos construyamos la civilización del amor
a través de una real participación y la solidaridad fraterna.

Tú convocas como nación y te decimos:


Aquí estamos Señor,
junto a nuestra Madre, María de Coromoto,
para seguir el camino emprendido
y testimoniar la fe de un pueblo
que se une a una nueva esperanza.
Por eso todos juntos decimos: ¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!

3. Compromiso por Venezuela


Además del compromiso socio-político, que todos debemos asumir como ciudadanos de
este país, nuestra identidad cristiana nos hace una específica exigencia en la educación
ignaciana. Presentamos a continuación extractos del escrito “La formación de personas
conscientes, competentes, compasivas y comprometidas” del P. Luis Ugalde S.J., relacionados
con la formación para el compromiso en las instituciones de la Compañía de Jesús, para
compartir y comentar con los jóvenes:
El compromiso en la educación ignaciana deriva de la misión de la Compañía de Jesús que
en la formulación actual “es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia
constituye una exigencia absoluta” (Congregación General 32 D.4). La Compañía de Jesús
se formó para propagar la fe, pero no cualquier fe, sino la fe de Jesús en Dios-Amor que
transforma a los hombres y mujeres y a su mundo, y que cultiva las semillas del Reino de
paz, de justicia y de amor que están en el corazón de cada persona. Una fe-amor-justicia
“encarnada también en las instituciones y las estructuras socio-económicas” (Op. Cit). “La
evangelización es proclamación de la fe que actúa en el amor de los hombres (Gálatas 5:6;
Efesios 4:15): no puede realizarse verdaderamente sin promoción de la justicia”… “Así
seremos los testigos del Evangelio, que liga indisolublemente amor a Dios y servicio del
hombre” (Op. Cit.). En todo amar y servir.

92
En nuestra propuesta educativa buscamos formar:
 Personas comprometidas con la solución de los problemas que aquejan a la
humanidad de nuestro tiempo, en su entorno inmediato y distante.
 Personas con visión crítica de la realidad, que van a la comprensión de las causas de
los males para su transformación desde las raíces.
 Personas que asumen lo público como plataforma de bien común, nacional e
internacional.
 Personas creativas de nuevas posibilidades, estructuras sociales e instituciones, para
que todos tengan oportunidades de vida digna.
 Personas comprometidas con el cuido y preservación de la naturaleza.
Como cierre del tema, a partir de las reflexiones sobre la realidad del país y de lo que
significa el “compromiso cristiano”, proponemos pedir a los jóvenes la elaboración de un
ensayo sobre la situación-problema que más les ha impactado de las miradas a la realidad del
país (tanto las que ellos trabajaron como las que se nos ofrecen en los documentos de la
Conferencia Episcopal Venezolana - CEV) y que en ese marco, identifiquen por una parte, las
principales fortalezas que tenemos como sociedad para lograr la superación de la situación-
problema escogida, y por la otra las debilidades que nos obstaculizan el camino.
Se sugiere recomendar a los jóvenes que descarguen de la web de CERPE el folleto con la
selección de exhortaciones y comunicados de la CEV, que lo repasen para esta asignación y que
lo conserven, pues les aportará pistas valiosas para comprender la actual coyuntura político-
institucional por la que atraviesa el país, en sus consecuencias culturales, sociales y económicas
que afectan a todo nuestro pueblo. Además, les aportará elementos de orientación para la
acción humanitaria desde la solidaridad, así como también para la acción política que busca el
bien común y la paz.
Finalicemos este tema con un comentario sobre la influencia del contexto político-
institucional en el desarrollo de actitudes y conductas ciudadanas, que poco ayudan a la
solución de nuestros problemas por vías pacíficas en democracia. Por ello, como cierre,
proponemos la lectura del siguiente texto de Antonio Pérez Esclarín, titulado “Compromiso por
Venezuela”. El autor invita a todos los que en verdad amamos a Venezuela y la queremos
próspera, justa y reconciliada, a hacernos eco y afirmar el siguiente compromiso:19
Nos comprometemos a tratar a los demás como deseamos que nos traten a nosotros, a
respetarlos, a ser amables, tolerantes y compasivos, a perdonar, a practicar la solidaridad

19
Si el pastoralista lo prefiere, pudiera invitar a los jóvenes a que cada uno escriba un párrafo de no más de cuatro
líneas, que resuma lo central de su compromiso como ciudadano y cristiano-ignaciano por Venezuela, para luego
compartir en plenaria la lectura de algunos de los aportes y así cerrar el tema.

93
y la cooperación, a enterrar nuestros prejuicios e intolerancias, sin permitir que el odio y la
venganza nos dominen y esclavicen.
Nos comprometemos a trabajar por la prosperidad y la paz con dedicación y entusiasmo.
Rechazamos la violencia venga de donde venga y nos comprometemos a mostrar una
conducta pacífica y respetuosa con todos. En consecuencia, renunciamos a la violencia
física y a la violencia verbal, a los insultos y las ofensas, como medio para resolver nuestras
diferencias. Nos comprometemos a denunciar las conductas violentas, las mentiras, los
cinismos e ironías que ofenden, sin utilizar los mismos métodos de los violentos. Por ello,
seguimos optando por el camino electoral cimentado sobre la honestidad y la
transparencia, como medio para dirimir las diferencias.
Porque consideramos a Venezuela una gran familia, nos duele mucho la situación en que
se encuentra y nos comprometemos a ser amables con todos, especialmente con los más
débiles y necesitados, los niños, los ancianos, los pobres, los enfermos, los encarcelados,
los perseguidos, los que piensan distinto. Nos oponemos a toda forma de dominación y
discriminación. Queremos una Venezuela próspera y justa, donde la Constitución regule el
actuar y el decir de todos, con poderes autónomos que se regulen unos a otros, e
instituciones eficientes que resuelvan problemas, donde la cédula y no el carnet de la
Patria exprese la verdadera ciudadanía.
Nos comprometemos a trabajar por Venezuela con responsabilidad para alcanzar un
orden social y económico eficiente y justo, en el que todos tengamos iguales
oportunidades. En consecuencia, nos comprometemos a actuar con honestidad y
responsabilidad, a alejarnos de la ambición y la codicia.
Por estar convencidos de que para crear una Venezuela mejor, hay primero que cambiar la
conciencia, nos comprometemos a alimentar la nuestra con la reflexión, el diálogo y la
oración.

94
ANEXO 4

CURAS METIDOS EN POLÍTICA

Por Luis Ugalde, S.J.

“Vengan benditos de mi Padre porque tuve hambre y me dieron de comer…”, dice el


Maestro en la parábola del “Juicio Final”. Jesús rara vez regaña y menos maldice, pero aquí nos
habla de maldición e infierno para los que dejan que el otro se muera de hambre, de sed y de
enfermedad o se pudra en la cárcel. Ese es el juicio de Dios sobre las personas y también sobre
las políticas. A los malditos contrapone los “benditos de mi Padre” porque me dieron de comer,
me brindaron agua en la sed, me acompañaron en la enfermedad… Es la línea divisoria entre la
buena persona y la mala, entre buen gobierno y malo. Lo demás es hipocresía religiosa.

Los responsables de la situación política, económica, y social reciben la alabanza de Dios


sólo si logran estructuras, instituciones y conductas para que los hambrientos tengan acceso a la
comida y a su producción, los enfermos a la salud y los injustamente presos a la libertad. Jesús
dice que esa negación de la vida del prójimo trae el infierno; lo que está a la vista en Venezuela.
Para salir del hambre y de la pobreza se requieren cambios profundos y coherentes en todo el
aparato productivo y en la acción de millones de personas; cosa que es imposible sin un cambio
de política y un gobierno democrático nuevo que convoque a todo el país. Lo mismo se diga
sobre las políticas para que las medicinas, los médicos y las instituciones públicas de salud
traigan vida. Los buenos sentimientos de caridad quedan mutilados si no hay políticas
coherentes y e inteligentes en todas estas áreas; en política cuentan los resultados, no bastan
las buenas intenciones.

Algunos curas se precipitaron a celebrar el actual régimen como el advenimiento del


Reino de Dios y ahora nos sorprenden pidiendo que los obispos y los curas sean ciegos y mudos
ante sus secuelas de muerte. La Iglesia no puede callar cuando se trata de defender la vida
digna, aunque la acusen de meterse en política. Los grandes profetas de Israel fueron
asesinados porque con la verdad de Dios denunciaban a quienes vendían “al pobre por un par
de sandalias” y usaban el poder para oprimir y explotar. El profeta Jesús fue ejecutado por el
poder de su tiempo, acusado de meterse en política. En nuestros días y en este continente las
dictaduras asesinaron al hoy beato Romero (El Salvador), al obispo Angelelli (Argentina), al
arzobispo Girardi (Guatemala) y a decenas de sacerdotes, “por meterse en política”. El cardenal
Silva Henríquez en Chile, monseñor Arias en Venezuela y Helder Cámara en Brasil fueron
ejemplos de conciencia cristiana frente el atropello de las dictaduras y defensa de los
perseguidos. Ciertamente los obispos y sacerdotes no se deben meter en política partidista,
pero tienen que hacer suya la defensa de la vida (comida, bebida, salud, casa, trabajo,
libertad…). Todo ello fruto de la buena política, frente a la mala que conduce al infierno que

95
vivimos. Traiciona al Evangelio quien calla o bendice a los señores de este mundo que esclavizan
a la gente. Los que se robaron miles de millones de dólares, los que implantaron la ineptitud y
corrupción en la administración pública y los que mataron la productividad de la empresa, son
los que quitan el pan, el agua, la salud y la seguridad. El poder -hoy y ayer- busca obispos y curas
incondicionales que los bendigan, legitimen y sacralicen, pero el Espíritu de Dios nos lleva a
orar: “Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para
ganarme el aplauso de los débiles”. La bendición de Dios es inseparable de la vida de los más
pequeños: “Vengan benditos de mi Padre porque tuve hambre y me dieron de comer…”

Más allá de los buenos sentimientos de caridad asistencial dando algo de comida o un
vaso de agua, hay que meterse en política para producir comida, luz, agua, seguridad y
democracia, con todos y para todos. Ello requiere ciencia y tecnología, financiamiento,
organización, profesionalismo capacidad y honradez…, dirigidos por una política de estadistas,
centrados en el bien de la gente, de todos los venezolanos y no solo de los que llevan la franela
de su partido. Y abrir las cárceles y fronteras para que salgan y regresen los criminalizados y
perseguidos por el mero hecho de ser opositores. Lo contrario es infierno. Si alguien lo duda
que venga y vea lo que vive Venezuela. Una Iglesia muda o servil bendecidora no sería fiel a
Jesús, fidelidad que es su única razón de ser.

Nuestros problemas son tan graves y la corrupción tan desbordante, que el saneamiento
requiere toda una renovación espiritual y alianzas de los políticamente diversos (en cuanto
partido), pero acordes en la política nacional de bien común para desbloquear el desastre actual
y poner las bases para que todos marchemos hacia la reconstrucción del país.

96
TEMA 8: QUÉ HE HECHO, QUÉ HAGO Y
QUÉ DEBO HACER POR LOS DEMÁS
Mayo

Año Escolar
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
2017-2018
Año Escolar
Hacer un cierre de la experiencia en el colegio2017-2018
mirando lo vivido y las huellas dejadas,
pero con la vista puesta en los nuevos desafíos que se les presentan en sus vidas, como
universitarios y como ciudadanos de este país.
Replantearse el sentido y las preguntas de la vida, de cara a lo que cada uno quiere y
puede ser, para construir su camino personal de crecimiento humano y cristiano.

PLAN DE ESTUDIOS DE CINCO AÑOS

97
ORIENTACIONES

1. El sentido de la Vida
Proponemos este tema al término del Programa de Formación Humano Cristiana, para
ofrecer a los jóvenes la oportunidad de hacer un cierre de síntesis de experiencias,
aprendizajes y sentimientos del proceso de crecimiento personal y espiritual vivido en el
colegio, con la mirada puesta en ese camino, siempre inacabado, de construcción personal
que es la existencia humana. Será también la oportunidad para volver a repasar y actualizar lo
que escribieron, durante el 4º año de estudios, en su borrador de Proyecto de Vida.
En esta guía se ofrece al pastoralistas opciones de abordaje y diversos materiales, que
utilizará a su criterio, en las sesiones de encuentro semanal y/o en tiempos más extendidos de
convivencia, tanto cuanto la capacidad del grupo, la preparación previa, la pertinencia de los
puntos presentados y las reflexiones propuestas, lo aconsejen.
Dependiendo de las fechas fijadas en el colegio para las actividades prácticas de pasantía,
se trabajará este tema bien sea durante el mes de mayo, en junio o en ambos meses.
Para comenzar, recomendamos que se prepare la ambientación del lugar, si posible en un
espacio diferente, acogedor, con algunos símbolos, música de fondo… y un cartel grande con
las preguntas que proponemos como título del tema: “¿Qué he hecho, qué hago y qué debo
hacer por los demás?”, y el subtítulo: “En busca del sentido de la vida”. Se explicará a grandes
rasgos los objetivos y contenidos propuestos para el mes, luego se les invitará a unos minutos
de relajación con algún ejercicio que ayude a concentrar la atención, y se les propondrá la
lectura en oración del siguiente salmo.
En busca del Sentido de la Vida
Señor Jesús, yo quiero un sentido para mi vida,
Quiero crecer en búsqueda de razones para mi existencia;
encontrar el ideal, la norma, el modelo de ser persona.
Quiero, Señor, construir mi vida desde la Vida.
Quiero levantar mi vuelo desde una libertad responsable.
Quiero hacer verdad en mi camino desde la Verdad.
Quiero, Señor, vivir el amor y el servicio desde el Amor.
Quiero saber hacia dónde camino,
saber cuál es el destino y la meta de mi vida.

98
Luego de la lectura del salmo, se sugiere dejar unos minutos para la siguiente meditación
personal, invitándolos a realizar sus anotaciones en una hoja. Pedirles que traigan a la
memoria su vida de estudiantes en el colegio: recordar los momentos gratos y los no tan
gratos compartidos en el grupo de la clase…, hacer un álbum en la cabeza y en el corazón, con
todas esas imágenes, encuentros, ideas, trabajos, celebraciones que han vivido juntos,
trayendo los afectos y sentimientos. Y formularles las siguientes preguntas, dejando tiempo
para que reflexionen sus respuestas: ¿Qué es lo más valioso que me llevo o me ha sucedido en
mis años de colegio? ¿Cómo ha influido el colegio en mi vida? ¿Qué ha supuesto para mí la
convivencia con el grupo de compañeros con quienes me graduaré de bachiller? ¿Qué hubiera
deseado y no he encontrado en el colegio y en mi grupo? Que también se pregunten por las
huellas que ellos sienten que han dejado en el colegio y en el grupo de la clase: ¿Qué ha sido lo
más significativo que he aportado al colegio? ¿Qué he hecho por mis compañeros que les
ayudara a crecer o a solucionar algún problema? Hacer un alto para compartir cómo se han
sentido en esta primera meditación, invitando, a quienes lo deseen, a comentar sobre sus
vivencias en estos años de colegio.
Ahora se les invitará a revisar y reflexionar sobre el presente que están viviendo y el
futuro que les espera. Resaltar que están a punto de cerrar una etapa de sus vidas, para abrir
una nueva. Recordar el título y subtítulo del tema escritos en el cartel y proponerles la
siguiente meditación (tomada de pastoralsj.org con adaptaciones y añadidos), leyéndola
pausadamente, con algún fondo musical suave, dejando tiempo para la reflexión personal:
Mi lugar en el mundo. ¿Cuál es mi sitio? ¿Hacia dónde encaminar mis pasos en la vida?
Preguntas de todos los jóvenes y también de los adultos, pues una y otra vez ante el
presente y el futuro, con inquietud, interés y deseo, queremos saber: ¿Qué pinto yo aquí?
¿Por qué y para qué estoy aquí? ¿Qué huella siento que estoy dejando?
No siempre lo tiene uno todo claro. ¿Puedes responder a estas preguntas con claridad y
certeza? Hay momentos en que sabes lo que quieres, y otras en que estás confuso. Hay
momentos en que sientes que encajas, que todo está integrado, y otras en que todo se
desintegra. Hay mañanas de pasión y tardes de apatía. A veces solo tienes la sensación de
que algo te falta, que no estás completo. Otras veces, en cambio, te parece que estás donde
tienes que estar y que haces lo que quieres hacer. A veces sientes que estás dando los pasos
adecuados. Otras veces piensas, ¿cuándo me aclararé? A veces ni piensas. ¡O no quieres
pensar!
¿Qué hacer? Te proponemos que recorras en tu cabeza y en el corazón lo que has
conocido de Jesús, sus palabras y obras. De nuevo, que dediques unos minutos a elaborar
un álbum con las imágenes de escenas, gestos, relatos de encuentros, mensajes,
parábolas, etc., de Jesús, que han dejado huella de enseñanzas en ti, o que te hayan

99
causado sorpresa… o que no alcanzas a comprender. Y te preguntes ¿Qué me dice todo
esto que viene a mi mente y al corazón sobre lo que debo hacer en mi vida?
Después de unos minutos, ponte en oración ante Jesús y háblale: ¿A qué me llamas
Jesús? Me sobrecoge un poco pensar que mi vida es importante, y sin embargo lo es, cada
día, ahora mismo y mañana. Tal vez seré palabra tuya para gente que necesita
escucharla. Tal vez seré ternura para alguien herido. Tal vez seré cantor para apagar
penas. O profeta para denunciar males. Tal vez aprenderé de ti el amor verdadero y lo
viviré al forjar mil historias. ¿A qué me llamas Jesús?
Se propone un compartir sobre esta reflexión. Si se viera conveniente, se pudiera pedir a
quienes lo deseen, que comenten cómo se sienten ante su futuro: si lo tienen claro, a qué se
sienten llamados a ser y/o hacer de sus vidas en este momento y en los siguientes años, las
decisiones que más les cuesta tomar… Cerrar la reflexión animándolos a ver su futuro con
esperanza, ilusión, como una nueva etapa llena de oportunidades, que requerirá de esfuerzo y
dedicación, que sigue siendo una época de formación y crecimiento personal, con dificultades
pero seguro con mayores satisfacciones.
Se pudiera invitarles a que vayan preparando en su tiempo libre, durante las semanas que
les quedan antes del acto de grado, un vídeo de la promoción con fotos, escenas grabadas,
frases, etc., que les recuerde a todos su experiencia de colegio como grupo, con las siguientes
partes u otras que ellos decidan: a) Nosotros en el colegio: lo que vivimos y lo que nos llevamos
b) Qué dicen los demás de nosotros, c) Nuestros planes en lo inmediato y a futuro.
Antes de cerrar la sesión, se les explicará que en los siguientes encuentros se trabajarán
pistas que les ayudarán en ese proceso de crecimiento personal de cara al futuro. Para ello, en
este momento, se introducirá lo fundamental del punto 2: “Las preguntas de la vida”. Esta
parte central del tema se trabajará con el escrito del P. Luis Ugalde S.J., que ofrecemos en el
Anexo 5 de esta guía, con el complemento de los Anexos 6 y 7. El Anexo 5 se suministrará a
todos los jóvenes, en impreso. En ese momento se explicará la lógica de la estructura del
documento y se motivará a su estudio individual como tarea para la casa, en preparación de
las actividades grupales y personales de profundización y aplicación, que se realizarán
presencialmente durante los siguientes encuentros.20

20
En caso de que el pastoralista organice una jornada de convivencia o retiro para este punto (que sería lo más
deseable), la introducción y la lectura del texto se harán durante la primera parte de la misma, continuando con las
actividades de profundización y aplicación.

100
2. Las preguntas de la vida: Del “debo” al “puedo” lo que quiero
Asumiendo entonces que para este segundo encuentro ya han leído el escrito del P.
Ugalde, se colocará un cartel grande en lugar visible en el aula o sitio de la convivencia con esta
frase: “Las Preguntas de la vida” y las siguientes interrogantes, para que se tengan presentes
durante el desarrollo de las actividades.
1. ¿Quién soy y qué quiero? ¿Qué sentido tiene mi vida?
2. ¿Qué busca la humanidad? ¿Y la sociedad venezolana?
3. ¿Qué hacer para que podamos ser lo que queremos? ¿Cuál es el camino?

Se iniciará el encuentro (o la jornada de convivencia) con un ejercicio de relajación y


focalización de la atención, seguido de la lectura reflexiva en oración con el siguiente salmo o
fragmentos seleccionados:
A abrir camino me llamas
No hay caminos en mi vida, Señor.
Apenas senderos que hoy abro y mañana desaparecen.
Yo estoy en la edad de los caminos:
caminos cruzados, caminos paralelos.

Yo vivo en encrucijada y mi brújula, Señor, no marca el norte.


Yo corro cansado hacia la meta
y el polvo del camino se me agarra a cada paso,
como la oscuridad a la noche.

Yo voy a galope caminando,


y a tientas busco un rastro,
y sigo unas pisadas.
Y me digo: ¿Dónde me lleva el camino?
¿Eres quien ha extendido a lo largo de mi vida un camino?
¿Cuál es el mío? Si Tú me lo has dado me pertenece.
¿Dónde me lleva? Si Tú lo has trazado quiero saber la meta.
Señor, yo busco tu camino y me fío de tu Palabra.

Dame fuerza, tesón a cada paso para caminar contigo.


Yo busco ahora un camino, Señor.
Tú, que eres Camino, da luz verde a mi vida,
pues a abrir camino Tú me llamas.

101
Luego el pastoralista les pedirá que se organicen en grupos, para revisar el documento del
P. Ugalde e identificar pistas, en frases o párrafos, que ayuden a dar respuestas a los tres
bloques de interrogantes escritos en el cartel. Aclararles que no se trata todavía de dar
respuestas personales a las preguntas, sino solo subrayar en el texto aquellas frases que
sienten que les ayudarían a responderlas. A continuación, el pastoralista invitará a un tiempo
de intercambio en plenario sobre lo que han subrayado los grupos y por qué. Lo importante de
esta actividad es llevarlos a profundizar sobre lo expuesto en el documento, que conversen
entre ellos, que reflexionen y que hagan explícitos sus aprendizajes.
Como actividad de aplicación personal, el pastoralista escogerá una de las dos opciones
que se ofrecen al final del Anexo 5. Pero si lo considera mejor, pudiera proponer a los jóvenes
que cada uno de ellos escoja la opción de su preferencia, para la elaboración del ensayo pedido.
Esta actividad se realizará, ya sea en presencia durante el encuentro, en una jornada de
convivencia o como asignación para la casa. En cualquier caso, vale la pena que en plenario, en
el último encuentro del mes, los jóvenes compartan sobre la experiencia vivida con esta
asignación y su valor. La entrega del ensayo, como se explica más adelante, se hará sin poner
sus nombres, en una actividad simbólica de término del programa, en el encuentro final.
Nótese que el documento del P. Ugalde lleva a su vez dos anexos (6 y 7) con los textos
del Principio y Fundamento y de la Contemplación para Alcanzar Amor, tomados de los
Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Se sugiere la reflexión sobre el primer texto y la
realización de una oración contemplativa con el segundo21, ambas guiadas por el pastoralista,
sea planificándolas durante el desarrollo de este y el siguiente encuentro o como parte de la
actividad de cierre del tema y del curso.

3. Revisión y actualización del Proyecto de Vida


En la guía del mes de abril del 4º año, se trabajó con los jóvenes un borrador de su
Proyecto de Vida. Se le pidió a los pastoralistas de ese curso que guardasen esos borradores en
el archivo del Rectorado, para que el pastoralista de este curso los pueda devolver ahora. Se
tratará de que la entrega les caiga de sorpresa. Esta actividad se puede realizar al final del
encuentro sobre el punto anterior o al inicio del siguiente, según el pastoralista vea
conveniente. 22

21
En el Tema 2 “Para alcanzar Amor” ya los jóvenes han experimentado esta contemplación. Se trata aquí de una
repetición, en oración de cierre.
22
Posiblemente, los jóvenes de esta cohorte han trabajado su Proyecto de Vida en algún momento de sus estudios,
con enfoques diferentes al planteado para el 4º año en este PFHC. En ese caso, se les pedirá que al encuentro
donde se trabaje este punto, traigan lo que hubieran escrito anteriormente para que lo revisen y actualicen, sin
alterar el esquema que se hubiera utilizado. Y si no tuvieran ningún escrito previo sobre su Proyecto de Vida, se les
puede invitar en que en este momento, antes de graduarse, lo escriban, con un esquema muy sencillo, que pudiera

102
Se sugiere invitarlos primero a unos minutos de relajación, con los ojos cerrados, y se les
pedirá que no los abran hasta que se les diga. Mientras, se colocará a cada uno en su pupitre el
sobre que cerraron y marcaron con su nombre en su 4º año de estudios. Al finalizar el ejercicio
de relajación se les dará tiempo para que lean reflexivamente lo escrito como su Proyecto de
Vida. Luego, ya sea durante el mismo encuentro o como tarea para la casa, se les pedirá que
contesten las siguientes preguntas y se les invitará a actualizar su escrito.
1. ¿Sienten hoy día que lo escrito sigue reflejando lo que sueñan para sus vidas?
¿Siguen con los mismos planes e ideas esbozadas el año pasado? ¿O han cambiado?
2. ¿Qué modificaciones le harían considerando el ejercicio sobre el documento: Las
preguntas de la vida: del “debo” al “puedo” lo que quiero?
3. ¿Han cumplido las propuestas de objetivos a corto plazo, que se hicieron para
avanzar en su proyecto hasta su graduación?
4. ¿Qué me propongo y comprometo hacer en los próximos dos años para ir
avanzando?

4. Cierre del tema y del Programa de Formación Humano Cristiana


El último encuentro debe estar lleno de simbolismos. El pastoralista verá cuál es el mejor
contexto: si una celebración eucarística o si una actividad festiva organizada con los jóvenes o
por ellos. La entrega del ensayo anónimo sobre el texto “Las preguntas de la vida: del “debo”
al “puedo” lo que quiero”, sería parte de esta actividad, a modo de ofrenda de sus vidas, en la
Eucaristía o en el salón frente a la imagen de Cristo en la cruz.
También, en este último encuentro se pudiera terminar la revisión del borrador del
Proyecto de Vida y/o la entrega simbólica del texto actualizado. Y si se ve oportuno, se podría
realizar en este espacio la reflexión guiada sobre el Principio y Fundamento y/o una oración
con lo esencial de la Contemplación para Alcanzar Amor.
Para concluir la actividad de cierre del curso, se propone la lectura orante del siguiente
poema del P. Benjamín González Buelta S.J. titulado “Escojo la Vida” y, si posible, el ensayo y
canto a coro siguiendo el video con la musicalización del P. Cristóbal Fones S.J. Si se desea, en
su lugar o como complemento, se pudiera finalizar con la “Marcha de San Ignacio”.

ser el siguiente: a). Mi sueño: ¿Cómo me veo a futuro? ¿Qué quiero ser y hacer? Y b). Mis metas: ¿En qué necesito
cambiar o mejorar, qué necesito hacer y qué debo cuidar para realizar mi sueño de futuro?

103
Escojo la Vida
Esta mañana enderezo mi espalda,
abro mi rostro, respiro la aurora,
escojo la vida.

Esta mañana acojo mis golpes,


acallo mis límites, disuelvo mis miedos,
escojo la vida.

Esta mañana miro a los ojos,


abrazo una espalda, doy mi palabra,
escojo la vida.

Esta mañana remanso la paz,


alimento el futuro, comparto alegría,
escojo la vida.

Esta mañana te busco en la muerte,


te alzo del fango, te cargo, tan frágil,
escojo la vida.

Esta mañana te escucho en silencio,


te dejo llenarme, te sigo de cerca,
escojo la vida.

104
ANEXO 5
LAS PREGUNTAS DE LA VIDA: DEL “DEBO” AL “PUEDO” LO QUE QUIERO
Por Luis Ugalde S.J.

1. Las preguntas al entrar en la mayoría de edad y salir del colegio


¿Quién soy y qué quiero? ¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Qué busca la humanidad? ¿Y la sociedad venezolana?
¿Qué hacer para que podamos ser lo que queremos? ¿Cuál es el camino?

San Ignacio de Loyola es mundialmente reconocido porque tomó en serio esas preguntas y
buscó en el Evangelio de Jesús las respuestas. Las encontró luego de intensa búsqueda y las
“sintió y gustó internamente”. Ignacio, considerando que el camino espiritual experimentado
por él y el Dios inesperado y sorprendente que él encontró era válido para otros, escribió el
librito de los Ejercicios Espirituales, como una guía para llegar a ser libre de ataduras y poder
elegir y construir nuestra vida hacia la plena realización y sentido. Escribió ese librito como guía
para ese camino, para realizar esos ejercicios (como si fuera un manual para ejercicios físicos)
que le permitan a cada uno dar sus respuestas personales a preguntas como las arriba
enunciadas, encontrarse y encontrar su lugar y sentido en el mundo.
Ese librito de los Ejercicios Espirituales ha tenido numerosas ediciones, con millones de
ejemplares, en decenas de lenguas; no es para leer como una novela, sino para guiar la
experiencia de búsqueda personal. Esa guía espiritual y su camino llevan a preguntarse qué hay
que hacer para ganar la vida, que resulta inseparable de qué hacer para ayudar a los demás.
Ignacio y sus compañeros se hacían esta pregunta en la Universidad de Paris y cambiaron su
vida; luego, ese librito los guio siempre a lo largo de la vida, haciéndose las mismas preguntas a
la luz de la realidad que los rodeaba.
Se les presentó la respuesta con una gran evidencia: educar y formar a la gente. Primero
decidieron enseñarles el camino de Dios en los temas religiosos. Muy pronto (desde 1544) la
Compañía de Jesús (aprobada y fundada en 1540) descubrió lo importante que era la educación
escolar para ayudar a la gente integralmente. Fundaron colegios y se convirtieron en una orden
religiosa educadora. Hoy la educación jesuita tiene en todo el mundo cerca de 3 millones de
alumnos en los diversos niveles, sectores sociales y modalidades. Esta educación es altamente
valorada y competitiva, pero además tiene un plus (sin el cual no tiene sentido), que se debe
especialmente a la nueva luz de Dios que sorprendió a Ignacio y a su don de guía espiritual, para
conocerse uno a sí mismo y también saber mirar al mundo con responsabilidad, discernir
personalmente en las diversas encrucijadas y decisiones de la vida, y decidir las acciones que

105
encaminan y conducen hacia la felicidad propia y la de los demás. De diversos modos, a lo
largo de la formación de nuestros estudiantes, hemos motivado la búsqueda de respuestas a
“las preguntas de la vida”. Ya a la salida del colegio, conviene profundizar en ellas.

2. El hombre (mujeres y hombres) es un “animal especial”


Los otros animales tienen una programación más cerrada y determinada por sus instintos
(“La hormiga conoce la fórmula de su hormiguero. La abeja conoce la fórmula de su colmena.
No las conocen ciertamente al modo humano, sino al suyo. Pero no necesitan más. Sólo el
hombre desconoce su fórmula” - Fedor Dostoievski). Los instintos llevan al gato y al perro, a la
abeja y a la guacamaya a ser lo que son y a actuar en consonancia, sin necesidad de ser
“educados” para ello. También el hombre tiene instintos, pero no cerrados, sino abiertos hacia
diversas alternativas y que puede ordenar por su decisión libre de poner los medios hacia los
fines que desea. La abeja hace lo mismo que hace mil años, mientras que el mundo humano
cambió profundamente y se transforma cada día. En este terreno, se plantea la libertad de
escoger una cosa u otra y para hacer esto y aquello. Ahí descubre que con frecuencia no puede
hacer o no es capaz de alcanzar lo que desea y que su libertad con frecuencia es muy disminuida
o no existe. A diferencia de otros animales se pregunta: ¿para qué vive?, ¿para qué hacer esto o
lo otro?, ¿para qué y cómo ayudar a éste o a aquél, o por qué no abusar de ellos utilizándolos en
provecho propio?, ¿para qué vivir?, ¿qué buscar o alcanzar en la vida?...

3. El ser y el deber ser


Se pregunta también cómo lograr eso que quiere y se propone; es decir, qué medios
tiene y va a usar para conseguir eficazmente las metas, fines y sentido deseados. La humanidad
resulta en esto enormemente creativa en comparación de los instintos animales repetitivos.
Hoy dispone de instrumentos y creaciones culturales (ciencia, tecnología, organización…) nunca
antes soñados como posibles.
Los humanos tenemos otra característica singular: no es lo mismo el ser (o querer ser)
que el deber ser que dialogan en el interior de uno. El deber ser aparece en nuestra conciencia
como un mandato, una obligación para que nuestro ser pueda realizarse, encontrarse consigo
mismo y lograr así lo que busca. También puede aparecer como imposición externa
acompañada de amenaza de castigo. Ese diálogo interno entre el ser y el deber ser guía las
opciones y caminos hacia la realización personal.
Cuando somos niños el deber ser se nos impone desde fuera como un mandato de las
personas de quienes dependemos (los padres, los educadores, las autoridades de la sociedad,
de Dios…). Un mandato que va acompañado de una sanción o de un premio y satisfacción. A

106
medida que vamos creciendo, el deber ser impuesto desde fuera se va haciendo odioso. No
queremos que se nos imponga, queremos hacer “lo que nos da la gana”. Una rebelión necesaria
(aunque dolorosa) para pasar del mandato externo impuesto, al deseo y voluntad interna y
libre, querido por nosotros y del que nos hacemos responsables.
En esta encrucijada de la vida, que da paso de lo que debemos a lo que queremos y
podemos, es clave encontrar que el gusto interior y la búsqueda de nuestra realización libre
nos llevan a dar vida y no a quitarla, a amar y no a odiar. Si prevalece la opción del odio y de la
muerte, contribuiremos a que el mundo, nuestro país y nosotros mismos, seamos un infierno y
una frustración. Si prevalece el amor y el “dar la vida”, seremos constructores de una vida con
sentido y una sociedad de paz, justicia y convivencia solidaria.

4. Utopías e ídolos
Todos tenemos un sueño o una utopía interior como parte de nuestra identidad todavía
no lograda; aspiramos a un mundo sin mal y una personalidad sin odio, con amor, vida y plena
realización. Se establece una dialéctica y un diálogo entre nuestro estado de necesidad (lo que
somos hoy) y la utopía distante (lo que soñamos ser) como un amplio horizonte de realización
deseado; como si fuera un paraíso que se nos debe, pero que lo perdimos; nos sentimos
despojados y alejados de nuestra propia plenitud y por eso la buscamos.
Esta es la condición humana hoy y hace miles de años con los dos polos (realidad y utopía)
de la dialéctica y el camino entre ambos para soñar, realizarnos y transformar. Todos los
pueblos tienen mitos y leyendas de búsqueda de felicidad, de superación de todo mal, de
realización plena. Con frecuencia esos mitos y utopías toman cuerpo en grandes movimientos
sociales que prometen el paraíso en la tierra por medio de revoluciones políticas.
Modernamente ocurrió así con la Revolución Francesa que prometía cambios socio-políticos
para instaurar una sociedad de libertad, igualdad y fraternidad. Por otro lado siempre tenemos
la experiencia dura de que también es cierto que “el hombre es lobo para el hombre” (Hobbes).
Más tarde, cientos de millones de hombres y mujeres se entusiasmaron con la Revolución
Rusa para salir de su opresión y miseria inhumana por el camino llamado marxista-leninista. A
ésta siguieron la Revolución China y otras que buscaban transformar todo con la esperanza de
lograr en la tierra un paraíso sin mal, con un hombre nuevo sin sufrimiento. Se lograron
cambios, se pagó el precio de decenas de millones de muertos, pero la realidad demuestra que
esa plenitud perfecta anhelada no existe en la tierra, y que cuando un régimen político trata de
imponerlo, se convierte en tiranía y opresión que mata a millones de personas (como ocurrió en
Rusia y China) tratando de imponer un paraíso inalcanzable.
Algo parecido fue también el movimiento nazi que prometía el milenario Tercer Reich
(Tercer Reino, alimentado por mitos racistas como raza aria superior…) con persecución y

107
exterminio de los que no estaban de acuerdo con su política, como los judíos, los cristianos, los
bolcheviques… Ello llevó a la peor guerra que haya conocido la humanidad con más de 50
millones de muertos y la destrucción de Japón y Europa, incluso de la propia Alemania, país que
supuestamente iba a encarnar el superhombre nazi.
Esos grandes movimientos utópicos tienen en común el deseo de un “hombre nuevo” y
de convertirse a sí mismos en dioses. Por eso mismo construyen ídolos en cuyos altares se
ofrecen sacrificios de otros humanos esclavizados. El poder de dominio y la riqueza son algunos
de los ídolos principales que casi siempre van aliados; se trata de medios de vida
imprescindibles, pero cuando se absolutizan se vuelven monstruos criminales y esclavizan a
humanos. Todo termina en desilusión y muerte.

5. Jesús, ¿a qué nos invita y qué Dios nos muestra?


También Jesús nos invita a hacernos hombres y mujeres nuevos. Pero no se trata de un
orden político que produce definitivamente el paraíso en la tierra, un estado de cosas donde ya
no habrá sino hombres y mujeres sin mal. Él nos dice dos cosas claves en este punto:
1) Que estamos equivocados cuando pensamos que Dios es ley, un poder externo que
se impone y que reina por el miedo y el castigo, como los tiranos de este mundo. Por
el contrario la gran revelación de Jesús es que Dios es amor, que no se impone a la
fuerza, sino que, en debilidad y sin poder de dominio, se nos da gratuitamente y nos
invita a crecer y a encontrarnos a nosotros mismos en el amor.
2) Que ese Dios amor es la respuesta y el imán que mueve nuestra búsqueda. Que
realizarnos es crecer en el amor y que el amor que recibimos y damos es un misterio
de gratuidad cuya puerta se abre hacia fuera, es decir, dándonos nos encontramos.

6. “Principio y Fundamento” de la vida


San Ignacio, al comienzo de los Ejercicios Espirituales, descubre el “deber ser” de cada
persona humana y lo formula en lo que se llama “Principio y Fundamento” de la vida. Es como la
base y los planos del edificio. Después hay que ver si hay con qué construirlo. 23
En ese Principio y Fundamento nos dice:
1) Para qué existimos.
2) Que debemos ordenar los medios para alcanzar los fines.

23
En el Anexo 6 se ofrece la versión original del texto escrito por San Ignacio y una versión en lenguaje actualizado.
Se sugiere su consulta antes de proseguir el estudio de las secciones siguientes de este documento.

108
3) Que necesitamos hacernos libres (pues no lo somos) y capaces de ordenar y usar las
cosas y medios en tanto en cuanto ayudan para conseguir los fines.
4) Que nada de esto lo podemos hacer si no se mueven nuestros afectos y pasiones,
que son los que mueven nuestra vida.
En el Principio y Fundamento que formula Ignacio aparece un gran deber ser. Al comienzo
de su conversión a Dios, él trató de vivirlo a base de fuerza de voluntad: se propuso imitar a los
santos y negar todo lo que antes tenía como valor supremo de la vida. Como reacción a sus
vanidades de cuidar su apariencia física, su pelo y sus uñas, se fue al extremo contrario,
tratando de conseguir liberarse para reordenar su vida. Se dedicó a largas horas de oración y
penitencia. Dice él que, como no sabía nada de las cosas espirituales, este camino áspero e
inhumano le llevó a la desesperación e incluso a tentaciones de suicidio. Luego de cerca de un
año de búsqueda, tuvo una extraordinaria experiencia espiritual de Dios, que le ilustró la
mente y le ayudó a ver todo de otra manera (Ilustración del Cardoner). De nuevo cambió su
vida y emprendió, con gran alegría, el rumbo más definitivo que él mismo definirá como el
camino de “en todo amar y servir”.
¿Cuál es ese camino? San Pablo también vivió su propia desesperación tratando de lograr
el bien sólo con el deber ser, la ley y la fuerza de voluntad. Hasta que Dios le hizo ver que una
cosa es la ley y el deber ser que mandan y otra el Espíritu que da el gusto, el sentido, la alegría
y la posibilidad de hacer el bien. Las leyes mandan cosas buenas, pero su realización resulta
imposible:
El deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. No hago el bien que
quiero, sino que practico el mal que no quiero. (Rom 7:17-18).
Y me encuentro con esta fatalidad: que deseando hacer el bien, se me pone al alcance el
mal. En mi interior me agrada la ley de Dios, en mis miembros descubro otra ley que lucha
con la ley de la razón y me hace prisionero de la ley del pecado que habita en mis
miembros. (Rom 7:21-23).
Pablo en su desesperación grita con todo hombre y toda mujer al descubrir la
contradicción entre lo que desea y lo que puede: “¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de
esta condición mortal?” (Rom 7:24). Ahí en esa desesperación e impotencia descubre en su
interior el don del Espíritu que da la vida:
Gracias a Dios por Jesucristo Señor nuestro” (Rom 7:25).
En conclusión, no hay condena para los que pertenecen a Cristo Jesús. Porque la ley del
Espíritu que da la vida, por medio de Cristo Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte. Lo que no podía hacer la ley, por la debilidad de la condición carnal, lo ha hecho
Dios enviando a su Hijo, en condición semejante a la del hombre pecador para

109
entendérselas con el pecado, para que la justa exigencia de la ley la cumpliéramos los que
no procedemos movidos por bajos instintos, sino por el Espíritu. Rom 8:1-4)24.
Todos los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han
recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos
que nos permite llamar a Dios Abba. Padre. (Rom 8:15)
La otra dimensión que busca el hombre para completarse no está en sí mismo, pues es
nada menos que el amor de Dios que no se puede conquistar sino que se da gratuitamente.
Como nos dice la 1ª carta de Juan: “Dios es amor” y sólo el que ama conoce a Dios (1 Jn 4:8).
Amor a Dios que se expresa en el amor a los hermanos. “Nosotros amamos porque él nos amó
antes” (4:19); si decimos que amamos a Dios mientras odiamos la hermano somos mentirosos,
pues “si no ama al hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (4:20)

7. La fuerza transformadora del Amor de Dios


Esto es lo que experimentó Ignacio: Dios es amor que se da gratuitamente. Se hace visible
en rostro y condición humana en Jesús de Nazaret, que atraviesa las cercas de la ley para llevar
el perdón, la vida y a alegría a leprosos, pecadores, publicanos, adúlteras y a todos los pobres y
excluidos. Amor gratuito que los cura y los invita a caminar en el amor: “Levántate y camina”,
les dice. Espíritu de amor que transforma nuestra vida, da sentido a todo, nos lleva a ver que la
vida toda es un don gratuito, a considerar cómo Dios nos da todo en la vida y quiere darse en la
medida en que queramos recibirlo. Ese amor de Dios recibido se convierte en nosotros en una
fuerza interior poderosa, que transforma nuestros talentos y capacidades en fuente de bien,
en la alegría de amar, de servir y de dar la vida. Descubrimos con Jesús que dar la vida no es
perderla, sino encontrarla, como el tesoro escondido que buscamos sin saberlo.
San Ignacio como coronación de los Ejercicios invita a lo que llama “Contemplación para
alcanzar amor”25, donde nos propone un ejercicio interior de recordar y contemplar lo positivo
de la vida, todo lo que Dios nos da, desde las bellezas y maravillas de la naturaleza, hasta el
regalo de tantas personas que son un tesoro en nuestra vida… Nuestras numerosas cualidades
personales son también un don. Contemplar cómo Dios nos da todo eso gratuitamente y que Él
no es el tirano que nos domina, sino el Amor que se nos da, y poder verlo en Jesús transforma
nuestras vidas.

24
Lo carnal no es sinónimo de corporal. Por ejemplo la envidia, el odio, la avaricia… no son corporales sino
espirituales, pero del mal espíritu, en otras palabras: de la condición humana.
25
En el Anexo 7 se ofrece el texto escrito por San Ignacio de Loyola para esta contemplación. Se puede sugerir a los
estudiantes su lectura o, si posible, la realización guiada de este ejercicio por el pastoralista, en un ambiente y
momento apropiado.

110
Al comienzo de esta contemplación pide a Dios que nos dé a gustar y sentir, interna y
afectivamente, esa realidad. Esta contemplación la pone para que con la emoción de descubrir
tanto bien recibido y con el reconocimiento agradecido, “yo pueda en todo amar y servir a su
divina majestad” en la vida. Es la actitud fundamental para toda la vida alimentada por el amor
de Dios que nos habita. Aquí el verbo clave no es yo deba, sino yo pueda.
De esta manera, a pesar de todas las contradicciones y problemas, la vida se vuelve un
misterio de amor: amor incondicional que recibimos y amor que damos en respuesta
agradecida. Así lo que en el “deber ser” del “Principio y Fundamento” resultaba irrealizable y
desesperante, como lo expresó Pablo y también Ignacio en su vida, aquí se transforma en un
camino de amor. El verdadero tesoro escondido de la vida es el amor recibido que, al
reconocerlo y gustarlo, nos lleva a “en todo amar y servir”. Así pasamos del duro e imposible
deber, a querer y a amar. El lema que preside los centros educativos ignacianos queda vacío si
no se entiende que proviene de esta contemplación. Significa también que si no tenemos la
vivencia de ese amor recibido no seremos capaces de amar y de servir.

8. La construcción de nuestro camino personal


Sobre este Principio y Fundamento del amor y servicio agradecido, construimos nuestro
camino personal, con la historia concreta de nuestro pasado, a la luz de la vida de Jesús leída en
nuestro interior. Desde ahí concretamos nuestras respuestas a las preguntas de la vida,
asumimos nuestra sociedad y el mundo y “encontramos vida dando vida”, en todas las
dimensiones personales y de la sociedad.
Los hombres y mujeres, sin la fuerza del amor que nos transforma, somos incapaces de
dejar de construir ídolos que nos oprimen, como la vanagloria sin humildad o la religión que
carga a los demás con leyes pesadas sin dar espíritu. Jesús en el Evangelio nos habla con mucha
elocuencia de dos ídolos: la RIQUEZA que quiere suplantar a Dios cuando la afirmamos y
entronizamos como absoluto y el PODER. Jesús dice, nadie puede servir a dos señores, a Dios y
al dinero. En otro momento corrige a los apóstoles que se disputan quién será el más
importante en el Reino y les dice que esa búsqueda de poder de dominación es la de aquellos
gobernantes que desprecian al Dios-amor y convierten a los gobernados en esclavos. “Quien
entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás; y quien quiera ser el
primero que se haga servidor de todos. Como el Hijo del Hombre que no vino a ser servido, sino
a servir y dar su vida por muchos” (Mc 10:43-44).
Aquí está el “en todo amar y servir” y el descubrimiento de que quien da la vida por amor
aunque parezca que la pierde la gana; es el corazón de la espiritualidad cristiana y de la
educación ignaciana. Los bienes de la tierra, el poder político, la organización eficaz, la ciencia y
tecnología tienen gran valor como medios para que los humanos, sin exclusión, tengan vida. El

111
único modo de reducir y transformar el poder, la riqueza, el placer, el egoísmo individualista…
en nuestras vidas es si tenemos en nosotros una fuerza mayor que esos ídolos, el Amor que se
nos ha dado que es más fuerte que el odio y que la muerte.

SUGERENCIAS OPCIONALES DE ACTIVIDADES DE APLICACIÓN


1. Desde la experiencia del Principio y Fundamento del amor y servicio agradecido, ¿Qué
significa “ser una persona consciente, competente, compasiva y comprometida”?:
¿Conscientes de qué? ¿Competentes en qué? ¿Compasivas con qué, con quiénes?
¿Comprometidas con qué, con quiénes? ¿Qué pistas te aporta esta reflexión para
construir tu propio camino personal? Se podría proponer a los jóvenes que elaboren un
breve ensayo personal de dos o tres páginas, con sus respuestas.
2. Desde la experiencia del Principio y Fundamento del amor y servicio agradecido, hacerle
dos preguntas a Jesús (en el fondo la misma de dos maneras), para reflexionar a partir de
las respuestas que aportan los textos evangélicos que se indican a continuación. Se podría
proponer la lectura reflexiva y en oración de estos textos, para que a continuación
elaboren un breve ensayo personal de dos o tres páginas, acerca de lo que les dicen sobre
qué hacer con sus vidas y el sentido de su existencia.
a. ¿Qué hay que hacer para ganar la vida? Respuesta de Jesús: Parábola del Buen
Samaritano (Lc 10:25-37)
b. ¿Cuál es el balance definitivo de la vida? ¿Cómo sé si al final del partido gané o
perdí? Respuesta de Jesús: Parábola del Juicio Final (Mt 25:31-45)

- “Vengan, benditos de mi Padre…” ¿Por qué benditos?


- Se encuentran conmigo cuando se encuentran “con alguno de estos mis
hermanos más pequeños” o con cualquiera en necesidad.
Complementar la reflexión con el llamado de Dios al cuidado del hermano (“El Señor
preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano?” Gen 4:8-10) y de nuestra casa común: la
madre y hermana tierra (Laudato si)

112
ANEXO 6
TEXTO DEL “PRINCIPIO Y FUNDAMENTO” DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES IGNACIANOS 26

Este texto es fundamental para la comprensión de la “visión Ignaciana”, se encuentra en el


umbral de los Ejercicios Espirituales. Es su “principio” y “fundamento”. Allí se recoge la manera
ignaciana de ver a Dios, a la persona, al mundo, a la vida… En los Ejercicios Espirituales el
ejercitante (quien hace los Ejercicios Ignacianos) medita durante un día completo sobre este
breve y conciso documento espiritual. Es el pilar sobre el cual se soporta todo el resto de los
Ejercicios propuestos para la renovación interior y el seguimiento sincero a Jesucristo.
Principio y fundamento [23]
El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante
esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y
para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el
hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas,
quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas
criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está
prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad,
riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo
demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.
Actualización del texto de San Ignacio
“Todos los seres humanos somos creados por Dios para ser felices, amando y siendo amados,
creciendo y realizándonos como personas, en el respeto y la complementariedad, a semejanza
de la Trinidad Divina. Para poder lograrlo debemos fiarnos de Dios, nuestro creador, que nos
ama y es el único que conoce lo que realmente necesitamos para alcanzar esa felicidad. Todas
las demás cosas, las maravillas del universo, la tierra, nuestros países, nuestro trabajo, nuestra
familia, las estructuras sociales y los gobiernos, son creadas para que nos ayuden a conseguir
nuestra auténtica felicidad. De donde se sigue que debemos estar dispuestos a aprender a usar
todas las cosas en la medida en que nos ayuden a todos a lograr nuestra felicidad; y a
rechazarlas, en la medida en que no nos ayuden a conseguirla. Y sólo nuestro Creador conoce
esa medida. Para lo cual es necesario hacernos indiferentes, o sea, objetivos e imparciales,
interiormente libres, ante todas las cosas, de manera que no nos esclavicen, y podamos, por
consiguiente, desear y elegir lo que más nos ayude a crecer en nuestra personalidad y poder así
alcanzar la felicidad a la que somos llamados, según su Proyecto de Amor”.

26
El contenido de la actualización del texto está tomado del Módulo Identidad Ignaciana, escrito por el P. Carlos
Vasquez S.J., para el Diplomado en Gerencia Social Ignaciana de la CPAL.

113
ANEXO 7
TEXTO DE LA CONTEMPLACIÓN PARA ALCANZAR AMOR27

[230] CONTEMPLACIÓN PARA ALCANZAR AMOR. Nota. Primero conviene fijarse en dos cosas: La
primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras.
[231] La segunda, el amor consiste en comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y
comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el
amado al amante; de manera que si el uno tiene ciencia de al que no la tiene, si honores o
riquezas, lo mismo, y así el otro recíprocamente.
[46] Oración. La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis
intenciones, acciones y operaciones se ordenen puramente al servicio y alabanza de su divina
majestad.
[232] Primer Preámbulo. El primer preámbulo es composición. Aquí es ver cómo estoy delante
de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los santos que interceden por mí.
[233] Segundo Preámbulo. El segundo, pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento
interno de tanto bien recibido, para que enteramente reconociéndolo, pueda en todo amar y
servir a su divina majestad.
[234] Primer Punto. El primer punto es traer a la memoria los beneficios recibidos de creación,
redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios nuestro
Señor por mí, y cuánto me ha dado de lo que tiene, y, como consecuencia cómo el mismo Señor
desea dárseme en cuanto puede según su ordenación divina; y después reflexionar en mi
interior, considerando lo que yo con mucha razón y justicia debo de mi parte ofrecer y dar a su
divina majestad, es a saber, todas mis cosas y a mí mismo con ellas, así como quien ofrece con
mucho afecto:
“Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me lo distes, a Vos,
Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme
vuestro amor y gracia, que ésta me basta.”
[235] El segundo, mirar cómo Dios habita en las criaturas: en los elementos dando ser, en las
plantas dándole vida vegetativa, en los animales la vida sensitiva, en los hombres dándoles
también la vida racional, y así en mí dándome el ser, la vida, los sentidos y la inteligencia;
asimismo habita en mí haciendo templo, pues yo he sido creado a semejanza e imagen de su

27
El contenido de este anexo es transcripción del libro “San Ignacio de Loyola: Autobiografía y Ejercicios
Espirituales”, Ediciones S.A. Educación y Cultura Religiosa, Caracas-Venezuela, 1991

114
divina majestad; otro tanto reflexionando en mi interior, del modo que está dicho en el primer
punto o por otro que sintiere ser mejor. De la misma manera se hará sobre cada uno de los
puntos siguientes.
[236] El tercero, considerar cómo Dios trabaja y labora por mí en todas cosas criadas sobre la
haz de la tierra; esto es, se comporta como uno que está trabajando. Así como en los cielos,
elementos, plantas, frutos, ganados, etc., dándoles el ser, conservándoles la vida vegetativa y
sensitiva, etc. Después, reflexionar en mi interior.
[237] El cuarto, mirar cómo todos los bienes y dones descienden de arriba, así como mi
potencia limitada procede de la suma e infinita de arriba, y así la justicia, bondad, piedad,
misericordia, etc., así como del sol descienden los rayos, de la fuente las aguas, etc. Después
acabar reflexionando en mi interior según está dicho. Acabar con un coloquio y un
Padrenuestro.
[54] El coloquio se hace, propiamente, hablando como un amigo habla a otro o un siervo a su
señor, unas veces pidiendo alguna gracia, otras culpándose por algo que se ha hecho mal, otras
comunicando sus cosas y deseando consejo en ellas. Decir un Padrenuestro.

115
TEMA 8: LIBERTAD, JUSTICIA Y PAZ
Mayo

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVO DE APRENDIZAJE
Profundizar en el compromiso cristiano por la justicia social que considera la acción
humanitaria desde la solidaridad, pero también la acción política que busca la libertad, el
bien común, la reconciliación y la paz.

PLAN DE ESTUDIOS DE SEIS AÑOS

PLAN DE ESTUDIOS DE SEIS AÑOS

116
ORIENTACIONES

1. A la Paz por la Justicia y la Libertad


Proponemos este tema para profundizar en la dimensión del compromiso cristiano por la
justicia social. Un compromiso vivido con sentido de misión y servicio, desde la vocación
personal de cada uno, que considera la acción social humanitaria por la solidaridad, pero
también la acción política movida por la libertad, justicia y la paz. Para comenzar se sugiere
retomar el énfasis propuesto para el año, recorriendo con los jóvenes lo fundamental de lo
trabajado mes a mes durante el curso.
Luego de esta parte introductoria, se propone una meditación con la adaptación del
Salmo 14: “El justo ante Dios”. Para ello se ambientará el lugar, con un cartel que enfatice el
énfasis del año: “Lo Social en mi Compromiso de Vida” y como subtítulo “Por la Libertad, la
Justicia y la Paz”. También se pueden añadir otros símbolos en dibujo u objetos relacionados
con ambos mensajes. Se sugiere colocar una música de fondo y proyectar el texto del Salmo si
posible, para que distintos estudiantes vayan leyendo, uno a uno, los versos, haciendo pausas
breves para reflexionar. Luego, pedirles que añadan versos espontáneos a este salmo, con
afirmaciones sobre conductas que revelen el “recto actuar por la libertad, la justicia y la paz”,
que se espera de ellos como cristianos e ignacianos.

Salmo: El Justo ante Dios


Señor, ¿quién puede habitar en tu presencia?
Quien actúa con honradez y practica la justicia.
Quien tiene intenciones rectas y no calumnia con su palabra.
Quien no hace mal a su prójimo ni calumnia al vecino.
Quien es capaz de denunciar la injusticia y valorar la misericordia.
Quien no explota a los otros, ni acepta sobornos contra el inocente.
Quien tiende su mano al que lo necesita.
Quien se estremece ante el mal que destruye, mutila, excluye y abandona.
Quien vive agradecido por las oportunidades
y consciente de lo que puede hacer por tu Reino en este mundo.
Quien ama, sin límites…
Quien así obra nunca fallará…

117
Libertad, justicia y paz se relacionan. A continuación, se sugiere proponerles que
rememoren textos de los evangelios con afirmaciones de Jesús sobre estas tres palabras, o
sobre sus actuaciones ante situaciones manifiestas de esclavitud, injusticia o conflictos entre
las personas.
Repasar, por ejemplo, cuando Jesús inaugura su ministerio en la sinagoga de Nazaret y lee
palabras de Isaías (Lc 4:18): “El espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha ungido para
anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la
recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el
año favorable del Señor”. O el mensaje de las Bienaventuranzas y el juicio final (Mt 5:3-11 y
25:34-46), o la parábola del rico necio a través de la cual Jesús se pronuncia contra la avaricia y
la retención injusta de la propiedad, haciendo ver la necedad de no pensar en lo trascendente
(Lc 12:13-21), o la parábola del Buen Samaritano (Lc 10:29-37) en la que Jesús exhorta a sus
discípulos no sólo a orientar sus acciones hacia lo que está prescrito por la ley, sino a tener en
cuenta siempre la mejor manera de ayudar a sus vecinos en pobreza. También, sus repetidas
críticas a la falsa justicia de los fariseos, que se apegan a la ley y la utilizan a su beneficio, pero
que no viven la verdadera justicia, que proviene de la misericordia, la fraternidad solidaria y el
amor de Dios.
Entre los muchos calificativos que recibe la misión de Jesús está la de ser liberador. Se
preguntará a los jóvenes qué significa para ellos la expresión “Jesucristo liberador”. Y luego
concretar: lo es desde su opción por los pobres, su misericordia y justicia, su confrontación con
los poderosos, su persecución y muerte a causa de ello, su resurrección reivindicadora; lo es
también, porque libera al hombre de la esclavitud del pecado, que es el mal fundamental que le
aleja del Reino de Dios. Recordar aquí a Juan (8:32-36): “Y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres. Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido
esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ‘Seréis libres’? Jesús les respondió: En verdad, en verdad os
digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.”
Se proseguirá trabajando el tema desde esta afirmación que se colocará en la pizarra o en
cartel: “La Paz es fruto de la Justicia”, para promover, entre los jóvenes, un intercambio sobre
su significado, dando razones para justificar el sentido, lógica e implicaciones de la frase.
Comentar luego que, en la Biblia, la paz y la justicia están íntimamente relacionadas. El Antiguo
Testamento nos dice que la paz es fruto de la justicia y que el efecto de la justicia es
"tranquilidad y seguridad para siempre" (Is 32:17). Ser justo es otra manera de estar en
armonía con Dios. Por lo tanto, estar en armonía con Dios y la ley de amor de Dios trae gran paz
(Salmo 119:165).
En el Nuevo Testamento, los cristianos encontramos un especial llamado a “ser
pacificadores”, a luchar y procurar la paz. Jesús cuando se está despidiendo de sus discípulos,
les dice “La paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14:27). La paz que nos deja Jesús es la paz del

118
Reino, que empezó a hacerla realidad trayendo salud, libertad y justicia a los pobres, a los
cautivos, a los oprimidos (Lc 4:16-21).
La paz se construye haciendo justicia. Esto es, siendo justos, tanto en el trato cotidiano
que damos a los demás, como desde las normas e instancias que regulan la vida en sociedad y
el poder de los Estados. También se construye la paz promoviendo la libertad de los hijos de
Dios, tanto de las esclavitudes de los poderosos, como del dominio de los apegos y afectos
personales.
A continuación, se dará un tiempo a los jóvenes para reflexionar sobre sí mismos como
constructores de paz desde la justicia y la libertad. Se les pedirá que en una hoja de papel
respondan a esta afirmación, con al menos cuatro valores o conductas de justicia, pensando en
su entorno del colegio, la familia, la comunidad, sus semejantes necesitados, etc.: Yo soy
constructor de paz cuando…. 1…, 2…, 3…. y 4….
Para cerrar este encuentro, se propone la proyección del vídeo con la oración atribuida a
San Francisco: “Hazme un instrumento de tu paz”, cantada por Gerardo Parker, e imágenes que
invitan a la reflexión. Se podría invitar a los jóvenes a entonarla en coro.

2. Mirada a la justicia en Venezuela


Se iniciará el encuentro explicando que se tendrá una reflexión e intercambio sobre la
realidad de la justicia en la sociedad venezolana. Que tengan presente en esta oración inicial a
nuestra patria, trayendo luego a la mente y al corazón, situaciones de injusticia y violaciones a
los derechos humanos que les preocupen e indignen.

Por la Justicia en Venezuela


Te ofrecemos, Señor,
esta realidad de nuestro país
que escuchamos a diario
y no alcanzamos a dimensionar.

Queremos tomarnos de tu mano


para poder reaccionar frente a las injusticias
que vemos tan cerca nuestro,
en la noticias de todos los días,
en las portadas de los diarios,
en el rostro de la gente
que nos cruzamos en la calle.

119
No queremos ser seres indiferentes,
porque Tú mismo no fuiste indiferente
a las injusticias de tu tiempo,
a tus hermanos más necesitados,
a los perseguidos y excluidos
por los poderes de la sociedad.

Se sugiere continuar el encuentro preguntando a los jóvenes qué entienden por “justicia”
y qué implica en el plano de lo social. Se destacará que la justicia se fundamenta en consensos
sociales sobre lo que es bueno o malo y, por tanto, varía según la cultura y las épocas. La
entendemos como la expresión de los valores esenciales sobre los cuales debe basarse una
sociedad y el Estado, tales como el bien común, el respeto a la dignidad y derechos humanos de
los individuos, la equidad, la igualdad y la libertad, entre otros señalados en las constituciones
nacionales y acuerdos internacionales.
En sentido formal, la justicia refiere al conjunto de normas legales aplicadas por las
instancias judiciales del Estado. Se asume que la justicia “es ciega”, es decir, que no hace
distingo de la persona juzgada y que pone en balanza faltas y castigos en proporción, sin
arbitrariedades o intereses subalternos político-partidistas de los gobiernos. De allí su
representación en una mujer con los ojos vendados, sosteniendo una balanza en equilibrio.
Unos principios que, sin embargo, no todos los jueces ni en todos los gobiernos se cumplen,
con consecuentes violaciones de los derechos humanos.
Luego de este intercambio, se puede comentar que en Venezuela, en los últimos años,
existen constantes denuncias y afirmaciones sobre situaciones generalizadas de injusticia social
y violaciones a los derechos humanos. Para este punto, pudieran apoyarse en las
“Exhortaciones Pastorales (EP) y comunicados de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV),
correspondientes a los años 2016 a 2018.” Se les propondrá que trabajen en grupos a partir de
los siguientes planteamientos:
 Desde lo que conocen por los medios y experimentan en su cotidianidad ¿Creen
ustedes que en Venezuela existen situaciones de injusticia social y de violaciones a
derechos humanos? Que expliquen.
 Pedirles que identifiquen una situación de injusticia social o de violación a derechos
humanos, la que más les mueva (identificarla en términos generales con referencia a
sectores de la población; no se trata de particularizar en personas concretas con
nombres y apellidos)

120
 Luego, que examinen esas situaciones, describir lo que sucede con esas personas y
tratar de determinar por qué, desde dónde y cómo se originan las injusticias y
violaciones de sus derechos.
 Finalmente, que indiquen qué sienten ante las situaciones que sufren los sectores
señalados.
A continuación, se tendrá un intercambio en plenaria para compartir los aportes de cada
grupo. Y se les formulará la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las consecuencias de estas
situaciones de injusticias sociales y violaciones de derechos humanos? Seguramente se
señalarán la violencia y la falta de paz social, entre otras. Se enfatizará sobre ellas, haciendo
referencia al mensaje del Papa Francisco para la celebración de la 50ª Jornada Mundial por la
Paz, el 1/1/2017, titulado “La no violencia, un estilo de política para la paz”. De este texto
tomamos tres párrafos para leerlos y comentar:
La construcción de la paz mediante la no violencia activa es un elemento necesario y
coherente del continuo esfuerzo de la Iglesia para limitar el uso de la fuerza por medio de
las normas morales, a través de su participación en las instituciones internacionales y
gracias también a la aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de
normativas a todos los niveles. Jesús mismo nos ofrece un “manual” de esta estrategia
de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña. Las ocho
Bienaventuranzas (cf. Mt 5:3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir
bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los
misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre
y sed de la justicia.
Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los
responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los
medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las Bienaventuranzas en el desempeño
de sus propias responsabilidades. Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o
la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de
dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y
querer vencer a cualquier precio.
Esto exige estar dispuestos a “aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el
eslabón de un nuevo proceso”… Trabajar de este modo significa elegir la solidaridad
como estilo para realizar la historia y construir la amistad social. La no violencia activa
es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más
importante y fecunda que el conflicto…
Compartir pareceres sobre este llamado del Papa Francisco y preguntarles: ¿Qué tipos de
acciones no violentas se podrían emprender o profundizar, en la sociedad venezolana, para

121
enfrentar y tratar de cambiar situaciones de injusticia y de violación de derechos humanos,
como los identificados anteriormente en el trabajo de grupos? Luego de la ronda y síntesis de
intervenciones invitarles a cerrar el encuentro, con ánimo positivo y esperanzador de lo que
está en nuestras manos hacer. Se sugiere proyectar el siguiente video: “El mundo que soñé.
Cantamos por la paz de Venezuela y el mundo”.

3. Educar en la justicia y la paz


Para el desarrollo de este encuentro, se invita a los pastoralistas a leer completo el
“Mensaje del Papa Benedicto XVI para la celebración de la XIV Jornada Mundial de la Paz
(2012)”. Y a los jóvenes, el extracto que se encuentra en el Anexo 8. Se les pudiera pedir
previamente la lectura personal en casa, para luego trabajarlo en la clase en grupos. Los
docentes podrán variar la metodología según el tiempo disponible. Se puede invitar a
reflexionar e intercambiar en torno a preguntas como las siguientes:
 ¿Qué ejemplos conocen donde las relaciones de justicia y libertad han contribuido a
la construcción de paz? ¿Y lo contrario?
 Piensen en el grupo de su clase, su colegio, sus familias, su comunidad, el país…
¿Cómo comprenden la siguiente frase del Papa: “La ‘ciudad del hombre’ no se
promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con
relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión”? ¿Cómo se concreta esto
en su realidad y frente a los retos que tenemos como cristianos, de cara a la realidad
del país?
 ¿Qué podemos aportar, a nivel personal y grupal, para construir relaciones justas y
libres que apunten a construir paz en Venezuela?
Esta sesión se puede concluir con la canción “Sueña” de Luis Miguel, cantando a coro si la
conocen. Y luego invitarles a darse un abrazo de paz.

122
ANEXO 8
EDUCAR EN LA JUSTICIA Y LA PAZ
Extractos del Mensaje del Papa Benedicto XVI
1 de Enero de 2012

Educar en la justicia
En nuestro mundo, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, más
allá de las declaraciones de intenciones, está seriamente amenazado por la extendida
tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de utilidad, del beneficio y del tener, es
importante no separar el concepto de justicia de sus raíces transcendentes. La justicia, en
efecto, no es una simple convención humana, ya que lo que es justo no está determinado
originariamente por la ley positiva, sino por la identidad profunda del ser humano. La visión
integral del hombre es lo que permite no caer en una concepción contractualista de la justicia y
abrir también para ella el horizonte de la solidaridad y del amor.
No podemos ignorar que ciertas corrientes de la cultura moderna, sostenida por
principios económicos racionalistas e individualistas, han sustraído al concepto de justicia sus
raíces transcendentes, separándolo de la caridad y la solidaridad: “La “ciudad del hombre” no
se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones
de gratuidad, de misericordia y de comunión. La caridad manifiesta siempre el amor de Dios
también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por
la justicia en el mundo”.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán
saciados” (Mt 5,6). Serán saciados porque tienen hambre y sed de relaciones rectas con Dios,
consigo mismos, con sus hermanos y hermanas, y con toda la creación.

Educar en la paz
“La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas
adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra sin la salvaguardia de los bienes de las
personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las
personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad”. La paz es fruto de la justicia y
efecto de la caridad. Y es ante todo don de Dios. Los cristianos creemos que Cristo es nuestra
verdadera paz: en Él, en su cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo y ha destruido las
barreras que nos separaban a unos de otros (cf. Ef 2:14-18); en Él, hay una única familia
reconciliada en el amor.

123
Pero la paz no es sólo un don que se recibe, sino también una obra que se ha de construir.
Para ser verdaderamente constructores de la paz, debemos ser educados en la compasión, la
solidaridad, la colaboración, la fraternidad; hemos de ser activos dentro de las comunidades y
atentos a despertar las consciencias sobre las cuestiones nacionales e internacionales, así como
sobre la importancia de buscar modos adecuados de redistribución de la riqueza, de promoción
del crecimiento, de la cooperación al desarrollo y de la resolución de los conflictos.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”, dice
Jesús en el Sermón de la Montaña (Mt 5,9).
La paz para todos nace de la justicia de cada uno y ninguno puede eludir este compromiso
esencial de promover la justicia, según las propias competencias y responsabilidades. Invito de
modo particular a los jóvenes, que mantienen siempre viva la tensión hacia los ideales, a tener
la paciencia y constancia de buscar la justicia y la paz, de cultivar el gusto por lo que es justo y
verdadero, aun cuando esto pueda comportar sacrificio e ir contracorriente.

Levantar los ojos a Dios.


Ante el difícil desafío que supone recorrer la vía de la justicia y de la paz, podemos
sentirnos tentados de preguntarnos como el salmista: “Levanto mis ojos a los montes: ¿de
dónde me vendrá el auxilio?” (Sal 121,1).
Deseo decir con fuerza a todos, y particularmente a los jóvenes: “No son las ideologías las
que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el
garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico [...], mirar a
Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno.
Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?”. El amor se complace en la verdad, es la fuerza que
nos hace capaces de comprometernos con la verdad, la justicia, la paz, porque todo lo excusa,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (cf. 1 Co 13,1-13).
Queridos jóvenes, vosotros sois un don precioso para la sociedad. No os dejéis vencer por
el desánimo ante las dificultades y no os entreguéis a las falsas soluciones, que con frecuencia
se presentan como el camino más fácil para superar los problemas. No tengáis miedo de
comprometeros, de hacer frente al esfuerzo y al sacrificio, de elegir los caminos que requieren
fidelidad y constancia, humildad y dedicación. Vivid con confianza vuestra juventud y esos
profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentáis. Vivid con
intensidad esta etapa de vuestra vida tan rica y llena de entusiasmo.
Sed conscientes de que vosotros sois un ejemplo y estímulo para los adultos, y lo seréis
cuanto más os esforcéis por superar las injusticias y la corrupción, cuanto más deseéis un futuro
mejor y os comprometáis en construirlo. Sed conscientes de vuestras capacidades y nunca os

124
encerréis en vosotros mismos, sino sabed trabajar por un futuro más luminoso para todos.
Nunca estáis solos. La Iglesia confía en vosotros, os sigue, os anima y desea ofreceros lo que
tiene de más valor: la posibilidad de levantar los ojos hacia Dios, de encontrar a Jesucristo,
Aquel que es la justicia y la paz.
A todos vosotros, hombres y mujeres preocupados por la causa de la paz. La paz no es un
bien ya logrado, sino una meta a la que todos debemos aspirar. Miremos con mayor esperanza
al futuro, animémonos mutuamente en nuestro camino, trabajemos para dar a nuestro mundo
un rostro más humano y fraterno y sintámonos unidos en la responsabilidad respecto a las
jóvenes generaciones de hoy y del mañana, particularmente en educarlas a ser pacíficas y
artífices de paz. Consciente de todo ello, os envío estas reflexiones y os dirijo un llamamiento:
unamos nuestras fuerzas espirituales, morales y materiales para “educar a los jóvenes en la
justicia y la paz”.

125
TEMA 9: COMPROMISO CON EL COLEGIO
Junio

Año Escolar
Año Escolar 2017-2018
2017-2018
OBJETIVO DE APRENDIZAJE
Hacer un cierre del curso que les disponga, como futuros exalumnos de la Compañía de
Jesús, a apropiarse más de la identidad de la institución y a mantener vínculos que le
permitan seguir aportando tanto a la mejora de la formación de nuevas generaciones,
como a las obras sociales que emprenden las asociaciones de antiguos alumnos.

PLAN DE ESTUDIOS DE SEIS AÑOS


Y OPCIONAL PARA EL DE CINCO AÑOS

126
ORIENTACIONES

1. “El Mundo es Nuestra Casa”


Comenzamos el tema proyectando los escudos que hemos colocado en el encabezado de
la guía, añadiendo el de la correspondiente asociación de antiguos alumnos del colegio y el
escudo de la institución. Se les preguntará qué saben sobre el escudo en piedra y el significado
de sus imágenes. A continuación, se pueden aportar las siguientes explicaciones.
 Se trata de la imagen del escudo de la Casa de Loyola, el cual forma parte central del
siguiente escudo que representa a “La Unión Mundial de los Antiguos alumnos de los
Jesuitas”, conocida en nuestro país bajo la abreviación de ASIA: “Antiqui Societatis
Jesu Alumni” y en inglés “World Union of Jesuit Alumni” (WUJA) - Asociación Mundial
de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús. Imagen que también aparece en la
mayoría de los escudos de los colegios jesuitas y en las asociaciones de egresados
formalmente constituidas.
 La imagen de piedra se encuentra en la casa torre medieval de los señores de Oñaz y
Loyola, en la que San Ignacio nació en 1491 y donde posteriormente ocurrió su
conversión en 1521. Allí aparece esculpida una olla suspendida de “llares” (cadenas)
y, a ambos lados de la misma dos lobos, con las patas delanteras tendidas en ademán
de agarrar. La simbólica heráldica muchas veces no tiene un significado preciso. De
todas formas, los lobos suelen ser interpretados como emblema de agresividad,
astucia y arrojo en las guerras; y el caldero puede aludir a una desahogada situación
económica. El nombre “Loyola” viene de los lobos y la olla que aparecen en el
escudo de la casa solar del mismo nombre: “lupus in olla” (lobos en olla).
 En el primer cuartel del escudo de la World Union of Jesuit Alumni (WUJA), se
encuentran siete bandas diagonales rojas, de izquierda a derecha, sobre campo de
oro. Representa el escudo de los Oñaz, con las bandas concedidas por Alfonso XI a Gil
López Oñaz Loyola, por haber ganado en batalla a tropas navarras y francesas en
1321. Son las barras rojas que en vertical caracterizan el fondo de muchos escudos de
nuestros colegios, sobre todo de los más antiguos, y que se utilizan en uniformes
deportivos, entre otros objetos de la memorabilia de las instituciones. Es un modo de
decir “somos de la casa de Loyola”.
Los egresados de los colegios, universidades y centros educativos populares, como los de
Fe y Alegría, que promueve la Compañía de Jesús son centenares de miles, incontables,
alrededor del mundo. Históricamente varios millones con toda seguridad. Por eso el lema “El
Mundo es Nuestra Casa”. Hay una identidad y una historia que nos une a todos como

127
“ignacianos”, formados desde los principios educativos y propuestas pedagógicas de la
Compañía de Jesús. Una tradición de la que sentirnos orgullosos y que se refleja de un modo u
otro, en el simbolismo tradicional de la heráldica de nuestras instituciones.
Luego de esta introducción, se propone hablarles sobre la WUJA, la Federación
Latinoamericana de ASIAS y la ASIA del colegio en los casos donde exista: un poco de su
historia y lo que hacen.
Para trabajar sobre la WUJA se sugiere proyectar las siguientes secciones de su página
web: “Quienes somos”. Resaltar que es una red global que quiere federar y movilizar a la mayor
cantidad de antiguos alumnos posibles alrededor de temas mundiales y proyectos de apoyo al
apostolado de la Compañía, para que los promuevan preferiblemente a través de las
asociaciones locales de antiguos alumnos presentes en los colegios y universidades jesuitas.
Todos los jóvenes, en cuanto se gradúen, pueden suscribirse a esta asociación mundial, a título
personal, a través de la página mencionada.
También es interesante explorar la sección sobre “Historia” de la WUJA y destacar los
siguientes eventos: fue creada en 1956, en ocasión del cuarto centenario de la muerte de San
Ignacio por un grupo de egresados mediante una declaración conocida como la “Carta Magna
de Loyola”, en la que expresamente se declaraba que toda acción de los antiguos alumnos debía
estar estrictamente vinculada con la de la Compañía de Jesús. Comentar aquí que para asegurar
esa vinculación, las ASIAs para estar legalmente constituidas y ser reconocidas deben contar con
la figura de un Consejero designado por la Compañía de Jesús, sus estatutos alineados con lo
establecido en los estatutos de la WUJA y sus acciones en acuerdo con los directivos de los
colegios y universidades de las que egresaron. Además, deben cumplir estrictamente con lo
establecido en sus estatutos respecto a la renovación de sus directivas, inscripción y
participación de egresados, objetivos, entre otros. No pueden existir asociaciones de antiguos
alumnos con el nombre de las instituciones jesuitas, que no cumplan estas condiciones.
Para cerrar este punto, comentar que la WUJA tiene dos vías principales para mantener
lazos de unión: los Congresos Mundiales, en los que pueden participar representaciones de
todas las ASIAs e incluso egresados por iniciativa personal, y los proyectos de apostolado
acordados con la Compañía. La mayoría de las acciones apostólicas a nivel mundial se realizan a
través de la Asociación Pedro Arrupe S.J., la cual canaliza aportes de los egresados en el
sostenimientos de programas socio-educativos y humanitarios, con redes como el JRS (Servicio
Jesuita para los Refugiados) o el AJAN (Red Jesuita Africana de Lucha contra el SIDA); o en casos
de catástrofe sobreviniente en un país como sucedió en Haití en años recientes.
A nivel Latinoamericano existe la Confederación Latinoamericana de Antiguos Alumnos,
como unión de ASIAs nacionales y egresados que deseen vincularse a la ejecución de proyectos

128
apostólicos en la región, actualmente en proceso de planificación de acciones de apoyo con el
Servicio Jesuita a Refugiados y Fe y Alegría.
En Venezuela, la situación de las ASIAs es diversa y también sus estatutos y acciones.
Para el desarrollo de este aspecto, el pastoralista debe organizar con el Rector de la institución
una presentación ya sea de su parte o por las personas que el Rector indique. Donde existan
ASIAs formalmente constituidas y reconocidas, la idea sería cerrar la exposición sobre la misma,
con la invitación a asociarse cuando se gradúen para mantener, a través de ella, lazos de unión
con el colegio y participación en las actividades que emprendan. Donde no existan ASIAs,
conviene que el Rector les aliente a sumarse a iniciativas futuras y a buscar medios para
mantener la comunicación entre ellos y con el colegio. Además, en caso de que los colegios
tengan algún tipo de actividad de seguimiento a egresados o programación de convivencias y
encuentros periódicos, se aprovecharía de hablar sobre este particular.

2. Un regalo para el Colegio


Como parte de ese pasar de ser un grupo que recibe, a ser un grupo que da a otros desde
lo recibido, proponemos animar a los estudiantes, y si pudieran con el apoyo de sus padres, a
que realicen una contribución al colegio, con actitud de agradecimiento a lo recibido y de
compromiso con las próximas generaciones. Se les motivará para que ellos investiguen sobre las
necesidades más urgentes del colegio o sobre aspectos que se pudieran mejorar en diferentes
áreas: planta física y equipamiento, actividades de apoyo académico, actividades extraescolares,
la pastoral, etc. O simplemente, que se organicen en grupos de trabajo para dedicar al menos
una jornada a reparar pupitres, bancos del patio, pintar rejas, sembrar matas,…, acciones que
puedan ayudar al colegio y que los jóvenes se sientan parte de la solución.
Todo esto previo acuerdo con el equipo directivo, a través del pastoralista, y bajo la
consigna “En todo Amar y Servir” escrita en un cartel que colocarán en el área donde realizan la
actividad, a la vista pública.
Se propone cerrar el mes y el trabajo del año con la canción “En todo Amar y Servir” a
coro, siguiendo la letra y la musicalización del video.

En todo Amar y Servir


Amarte a Ti Señor en todas las cosas
y a todas en Ti
en todo amar y servir,
en todo amar y servir.

129
Tu amor me ha dado vida,
tu amor me ha dado ser,
de Ti me viene todo
y a Ti debe volver.

Gustoso, pues, te ofrezco


mi haber, mi poseer,
tu amor y gracia dame,
de más no es menester.

Amarte a Ti Señor en todas las cosas


y a todas en Ti
en todo amar y servir,
en todo amar y servir.

Presente en las creaturas


y activo en todo estás,
en mí, como en un templo,
te dignas a habitar.

De Ti bondad y gracias
me llueven sin cesar,
mi oficio ya no es otro
sino servir y amar.

Amarte a Ti Señor en todas las cosas


y a todas en Ti
en todo amar y servir,
en todo amar y servir.

130

También podría gustarte