Juan Rulfo y Su Purgatorio

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TOMADO DE “A ras de suelo” de Mario Benedetti

1. Por debajo de sus modismos regionales, de la anécdota directa y penetrante,


aparece el propósito, casi una obsesión, de asentar el relato en una base
minuciosamente construida y en la que poco o nada se deja al azar.
2. Es cierto que algunos cuentos ponen en la pista de antecedentes demasiado
cercanos (Faulkner en “Macario”, Quiroga en “El Hombre”, Rojas Gonzáles
en “Anacleto Morones”) pero en general esos ecos se refieren más al modo
de decir que al de ver o de sentir un tema.
3. Por otra parte, Rulfo no es un descriptivo. Ni en sus cuentos ni en “Pedro
Páramo” el paisaje existe como un factor determinante. La tierra es
invadida, cubierta casi, por mujeres y hombres descarnados, a veces
fantasmales, que obsesivamente tienen la palabra. Detrás de los personajes,
de sus discursos primitivos e imbricados, el autor se esconde, desaparece. Es
notable su habilidad para transmitir al lector la anécdota orgánica, el sentido
profundo de cada historia, casi exclusivamente a través del diálogo o los
pensamientos de sus criaturas. A veces se trata de una versión restringida,
de corto alcance, pero que al ser expuesta en sus palabras claves, en su
propio clima, adquiere las más de las veces un extraño poder de convicción.
4. Pero también cada uno de los cuentos, aún de los más breves demuestra la
economía y la eficacia de un narrador tan consciente del material que utiliza,
como de su probable rendimiento, y que además, acierta en cuanto al ritmo,
el tono y las dimensiones que deben regir en cada desarrollo.
5. En la mayor parte de sus relatos, Rulfo es sencillamente personal; para
demostrarlo, no ha precisado batir el parche de su propia originalidad. Se
trata de un escritor que conoce claramente sus limitaciones y poderes. Tal
vez una de las razones de su sostenida eficacia radique en cierta deliberada
sujeción a sus aptitudes de narrador, en saber hasta dónde debe osar y hasta
cuándo puede decir.
6. El lector es más consciente que el narrador del hecho tremendo que se
relata.
7. Rulfo usa el expediente del primitivismo de los hombres; tal vez porque
confía en que ese fondo de inocencia y de miedo pueda salvar el alma
campesina.
8. Materia rulfiana: Trágica y oprimente.
9. Economía
10. Su difícil circunspección con que deja transcurrir el diálogo.
11.  En una de sus narraciones, Luvina, no precisamente de las mejores que
reúne El llano en llamas, Rulfo ya adelantaba algunos ingredientes (la
mayoría, exteriores) que iba luego a emplear en su novela: Pedro Páramo.
Pero en tanto que el cuento sólo planteaba una situación de aislamiento y
resignación (con algunos buenos impactos verbales: “¿Dices que el Gobierno
nos ayudará, profesor? ¿Tú conoces al Gobierno? ... Nosotros también lo
conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre
del Gobierno”), sin que pareciera suficientemente motivada y creíble, la
novela desarrolla, partiendo de un clima semejante, pero tirando
intermitentemente de diversos hilos de evocación, una historia fronteriza
entre la vida y la muerte, en la que los fantasmas se codean desapren-
sivamente con el lector hasta convencerlo de su provisoria actualidad.
12. Esa creación laberíntica y fragmentaria, esa recurrencia a un destino
conductor, ese rostro promedio que va descubriendo el lector a través de
incontables versiones y caracteres, tiene cierta filiación cinematográfica,
cercana por muchos conceptos a Citizen Kane.
13. En la novela de Rulfo la encuesta necesaria para reconstruir la imagen del
Hombre, es cumplida por Juan Preciado, un hijo de Páramo, mediante
sucesivas indagaciones ante esas pobres, dilaceradas sombras que habitan
Comala.
14.  Si no fuera por su sesgo fantástico, esta primera novela de Rulfo traería, con
mayor insistencia aunque alguno de sus cuentos, el recuerdo de Faulkner.
15. Rulfo, pese a su andamiaje intelectual, sigue siendo, y esto es importante, un
novelista valederamente regional.
16. Comala, algo así como un Yoknapatawpha mexicano, es una aldea, más bien
un esqueleto de aldea, cuya sola vida la constituyen rumores, imágenes
estancadas del pasado, frases que gozaron de una precaria memorabilidad,
y, sobre todo, nombres, paralizados nombres y sus ecos. De todos ellos, y,
además, de muchas épocas barajadas, ordenadas y vueltas a barajar, el autor
ha construido la historia de un hombre, una suerte de cacique cruel,
dominador, y en raras ocasiones impresionable y tierno. Páramo es una
figura menos que heroica, más que despiadada, cuya verdadera estatura se
desprende de todas las imágenes que de él conserva la región, de todas las
supervivencias que acerca de él acumulan las voces fantasmales de quienes
lo vieron y sintieron vivir.
17. Pero no todo es evocación, no todo es censura de ultratumba. También el
narrador (que nunca levanta la voz; que se oculta, como un ánima más,
detrás de su propio mito) toma a veces la palabra y dice su versión, cuenta
simplemente, y su acento no desentona en el corrillo.
18. Por lo general no se da ningún dato temporal que sirva de asidero común
para tanta imagen suelta.
19.          Frente a tanta huella de su unicidad, de sus varios enconos, de su
ternura sin réplica, se levanta Pedro Páramo para afrontar el juicio y volver a
caer, desmoronándose “como si fuera un montón de piedras”. “¿Quién es?
—volví a preguntar. Un rencor vivo —me contestó él”. La respuesta de
Abundio a Juan Preciado define en cierto modo la novela. Es, sencillamente,
la historia de un rencor.
20. La complejidad en que se apoya la trama, no se refleja empero en el estilo, el
cual, como en los cuentos de El llano en llamas, es sencillo y sin
complicaciones. Los amodorrados fantasmas de la novela emplean en su
lenguaje el mismo irónico dejo que los campesinos de “Es que somos
pobres” o “Diles que no me maten”. Las cosas más absurdas o las más
espantosas son dichas en su genuina cadencia regional.
21. Pero en el riesgoso juego de Rulfo con sus fantasmas, en ese purgatorio a ras
de suelo, hay que reconocer que pide demasiado a su lector: esa
promiscuidad de muerte y vida, esa habla chistosa de tumba a tumba,
suscita a veces la previsible arcada. Por lo demás, el humorismo no es una
variante preferida de Rulfo.
22. Hay en todo el libro una armonía de tono y de lenguaje que en cierto modo
compensa la bien pensada incoherencia de su trama.
23. Es cierto que la imaginación de Rulfo especula con la muerte, se establece
en su momentáneo linde, pero autor y personajes parecen dejar sentada una
premisa menos cursi que verdadera: que la única muerte es el olvido. Estos
muertos se agitan, se confiesan, pero, en definitiva ¿Son ellos o sus
recuerdos? ¿Meros fantasmas asusta bobos o probadas supervivencias?
24. Es de confiar que la aparición de Rulfo abra nuevos rumbos a la narrativa
hispanoamericana. Por lo menos, estos dos primeros libros alcanzan para
demostrar que el relato en línea recta, que la porfiada simplicidad, no son la
únicas salidas posibles para el enfoque del tema campesino.
25. De todos modos, convengamos en que ya venía resultando peligrosa para el
mejor desarrollo de una narrativa de asunto nativo, esa endósmosis de lo
llano con lo chato, ese abandonarlo todo al ímpetu del tema, al buen aire que
respiran los pulmones del novelista. Rulfo, que también lo respira, ha
construido, además, quince cuentos, la mayoría de ellos de una excelente
factura técnica; ha levantado, sin apearse de lo literario y pagando las
normales cuotas de realismo y fantasía, una novela fuerte, bien planteada, y
ha preferido apoyarla en una sólida armazón.

GENERALES

1. 1939: El pozo
1945: El reino de este mundo
1955: Pedro Páramo
1967 Cien Años de Soledad
2. De lo Telúrico a la construcción de ciudades imaginarias que conforman la
gran literatura de la Otra postmodernidad: Relativismo, pluralidad,
desarrollo creativo, redescubrimientos identitarios, resistencia al robotismo
consumista y alienante.
3. Cosmovisión

PARTICULARES
1. ¿Cómo se estructura? Murmullos: Diálogo entre Juan Preciado y Dorotea.
2. ¿Es nueva novela? Rompe: Polifonía: Narradores múltiples.
3. Sistematizar apartados:
4. Definir protagonistas y caracteres principales
5. ¿Qué propuestas nuevas presenta esta narración?
 Los dos tipos de mujer: Dolores y Susana San Juan
 Terrateniente que ama y que murió por amor
 El pueblo elemental sin proyecciones
 El cura con sus dudas que acaba en la cristiada
 Florencio Sánchez
 El papá de Susana que la ensucia de por vida
 La sobrina del cura
 Nominalismo: Fulgor Sedano y Eduviges Diada.
6. Acerca del lenguaje: Real maravilloso
7. El nominalismo
8. Tiempo cronológico: 30 años antes de la Revolución Mexicana

Alejandro Obregón: Revolución cristera, comienzo de


siglo.

9. Tiempo narrativo:
/Faulkner/Balzac/
¿Qué hay en Yoknapatawpha – Comala – Macondo – Santa María? Poder
desaforado, desamor, locura, amor que limpia las formas del poder podrido.
10. Telurismo: 1. m. Influencia del suelo de una comarca sobre sus
habitantes.
 Se caga en la bastardía
 Formas del monólogo en el diálogo y el oyente sólo interviene para
apuntalar
 Ruptural con las formas del catolicismo
 Bastardilla: Poesía lírica
 Ordenar en linealidad los apartados
 Donis – adonis: Refundar el pueblo – únicos nuevos
 En todas partes se cumple el hallazgo de Milcia Eliade: El mito del
Eterno Retorno. Pero en Comala no, porque no se ve que vayan a tener
un hijo, pues todos fallan y hay un castigo: el de Pedro Páramo.
 Paraíso – Falla – Castigo – Refundación del paraíso
 Susana: Imagen de la mujer nueva
 Pedro Páramo: Muerte doble- Abundio lo apuñala – Él, que se muere.

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