Coraza de San Patricio

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† Por la señal de la santa cruz…

En este día que amanece, me levanto hoy con una fuerza poderosa; la invocación de la Santísima Trinidad,
Padre Hijo y Espíritu Santo; la fe en las tres divinas personas y la confesión de la unidad del creador del
universo.
Me levanto hoy con la fuerza del nacimiento de Jesucristo en Belén de Judá hijo de María siempre virgen,
con la fuerza de su bautismo, la fuerza de su resurrección y ascensión a los cielos, y con la fuerza de su
retorno para el juicio final Parusía, para hacer justicia.
Me levanto hoy con la fuerza del amor de los querubines, de obediencia de los ángeles y del servicio de
los arcángeles, con la fuerza de que mi esperanza en la resurrección hallará recompensa y con la fuerza
de las oraciones de los patriarcas, las predicaciones de los profetas, la predicación de los santos apóstoles,
la fe de los santos mártires, la inocencia de las santas vírgenes y las buenas obras de los confesores de la
fe.
Me levanto hoy con la fuerza del amor maternal y de la pureza virginal de María Santísima, Hija de Dios
Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo.
Me levanto hoy con la fuerza del poder del cielo, de la luz del sol, del brillo de la luna y de los demás astros,
del resplandor del fuego, la velocidad del rayo, la rapidez del viento, la profundidad de los mares, la
estabilidad y firmeza de la tierra y la solidez de la roca.
Me levanto hoy con la fuerza de la Santísima Trinidad que me guía durante mi peregrinación en la tierra.
Del poder de dios que me sostiene, de la sabiduría de Dios que me guía, de la mirada de Dios que me
previene, de la atención de Dios que me escucha, de la palabra de Dios que habla por mí, de la mano de
Dios que me guarda, del camino de Dios para recibir mis pasos, del escudo de Dios que me protege, y de
las legiones de los santos ángeles de Dios que me salvan de las trampas de los demonios, de las
tentaciones, de los vicios y de todos aquellos que me deseen el mal, lejano o cercanos, estando yo solo o
entre la multitud.
Invoco en este día a todas las fuerzas poderosas, del bien que están entre mi y el maligno, contra los
despiadados poderes infernales que se opongan a la salud de mi cuerpo y de mi alma, contra los conjuros
de los falsos profetas, conta las leyes negras de los paganos, contra las leyes falsas de los herejes, contra
los malos hombres y fetiches de la idolatría, contra los conjuros de brujas, brujos y hechiceros, y contra
cualquier conocimiento ocultista esotérico que dañe el cuerpo y el alma, invoco al Espíritu Santo contra los
poderes dela magia negra, roja y verde y contra cualquier maldición dicha en mi contra, con el deseo de
bloquear mi mente o de más facultades del alma.
Invoco a Jesucristo Dios y hombre verdadero para que me proteja contra venenos, quemaduras, asfixias y
heridas, de modo que yo pueda alcanzar su recompensa en abundancia, que Él ha ganado con los méritos
de su pasión y muerte en la cruz.
Cristo está conmigo, ¿quién contra mí?, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo en mí, Cristo sobre
mí, Cristo debajo de mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo alrededor de mí, Cristo en la
anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en la profundidad, Cristo en el corazón y en la
mente de cada persona que piense en mí, Cristo en la boca de todos los que hablen de mí, Cristo en todo
ojo que me ve, Cristo en todo oído que me escuche.
Me levanto hoy con una fuerza espiritual poderosa, la invocación de la Santísima Trinidad, la fe en las tres
divinas personas y la confesión de la unidad del creador del universo.
Del Señor es la salvación, de Cristo es la salvación, que tu salvación, Señor esté siempre con nosotros.
Amen. (Padre nuestro, Ave María y Gloria)

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