Los Estudios Socioculturales

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UNIVERSIDAD CENTRAL “MARTA ABREU”

DE LAS VILLAS
LICENCIATURA EN ESTUDIOS SOCIOCULTURALES

LOS ESTUDIOS
SOCIOCULTURALES,
RETOS Y PERSPECTIVAS

Dr. Manuel Martínez Casanova


Profesor Titular UCLV
Licenciatura en Estudios Socioculturales

Santa Clara
Ed. FEIJÓO
ISBN 978-959-250-709-8.

2011.

1
INDICE:

Contenidos Pag
INTRODUCCIÓN 3
1. LA ESPECIFICIDAD DE LOS ESTUDIOS SOCIOCULTURALES. 5
2. LO SOCIOCULTURAL. 6
3. LO SOCIOCULTURAL EN LA ACCIÓN COMUNITARIA. 12
4. LA INTERVENCIÓN EN EL CONTEXTO SOCIAL. 18
5. LA APARICIÓN DE UNA NUEVA CARRERA. 22
6. LOS RECURSOS METODOLÓGICOS EN LOS ESTUDIOS 30
SOCIOCULTURALES
7. LAS DIFICULTADES MÁS FRECUENTES EN LOS ESTUDIOS
SOCIOCULTURALES. 37
8. RETOS Y PERSPECTIVAS. 44
A MANERA DE CONCLUSIONES. 58

2
INTRODUCCIÓN

La aparición hace solo unos años de la carrera de Estudios Socioculturales y su


relativamente rápida extensión en diversas modalidades por todo el territorio
nacional ha provocado una amplia atención no solo de los estudiantes y profesores
implicados acerca de su significación, distinción profesional y capacidad para
resolver determinados problemas sociales, sino, lo que resulta más importante, en
diversos sectores de la sociedad cubana actual lo que indica que dicha atención no
es solo el resultado de la aparición de una carrera más, sino de la necesidad social
de comprender el por qué de un nuevo profesional dentro de un área de trabajo
donde parecía no tener cabida ninguna nueva profesión.

Parecía que había ocurrido otra vez lo que tanto se ha criticado a las universidades
desde hace ya bastante tiempo y que parecía no podría volver a ocurrir. Un grupo
de profesores, bien intencionados presumiblemente, se reúnen y deciden, cual
jueces supremos de la sabiduría humana, la “invención” de una nueva carrera que
se oferta como alternativa, en muchos países aún hoy con fines de lucro, por las
instituciones de educación superior ante la demanda creciente de estudiantes que
tocan a las puertas de las altas casas de estudios para acceder a las mismas.

Esto parece más preocupante cuando se trata de las ciencias de la sociedad,


lamentablemente subestimadas por muchos como consecuencia de una pretendida
incapacidad para encontrar solución científica a los problemas planteados, lo cual
es cierto lamentablemente, en un numero considerable de casos como
consecuencia de múltiples factores, muchos de ellos ajenos a la voluntad de los
científicos sociales honestos y a su compromiso real por resolver los problemas que
requieren de su atención.

Pero en la Cuba de hoy, donde las ciencias sociales se convierten en instrumento


real de transformación que resulta demandado permanentemente por los diversos
actores y gestores del proyecto social que se construye en nuestro país, tal
coqueteo académico carece de sentido.

3
Es por ello que la apertura y desarrollo de la nueva carrera era el resultado de la
demanda social de un profesional de nuevo tipo, más integral, menos marcado por
las fronteras académicas armadas por las diversas ciencias sociales, más capaz de
responder, multidisciplinaria y comprometidamente, a los retos de las
transformaciones sociales complejas que se vienen enfrentado en el país y en la
experiencia de construcción del nuevo mundo que Cuba modestamente esta
ayudando a conformar en muchos lugares de nuestro planeta.

Pero la respuesta de la universidad, en la medida que era innovadora, creaba retos


que requerían de confrontación con la complejidad de la realidad. ¿Cómo hacer
una carrera más integradora y multidisciplinaria que otras ya existentes, sin
sustituirlas, utilizando para ello profesores y facilitadores profesionales formados
ellos mismos en una diversidad fragmentadora de la realidad social que
pretendemos comprender y transformar? ¿Cómo formar en nuestros estudiantes
habilidades y conocimientos profesionales nuevos contando con experiencias y
saberes que aún están muy lejos de ser lo que queremos formar?

Es por ello que resulta importante abordar el tratamiento de estos problemas en el


seno de los docentes y estudiantes de nuestra carrera, e invitar a ello a todos los
implicados y así adentrarnos en el mundo de LOS ESTUDIOS
SOCIOCULTURALES, RETOS Y PERSPECTIVAS.

4
1. LA ESPECIFICIDAD DE LOS ESTUDIOS SOCIOCULTURALES.

Cuando hablamos de Estudios Socioculturales estamos incursionando en un campo


de interrogantes diversas que van desde el sentido con que se utiliza el calificativo
de sociocultural hasta las especificidades de una profesión que se distingue con un
título universitario que asume tal denominación.

Lejos de ser una valoración de carácter semántico estamos abocados a esclarecer


la verdadera significación social de tales estudios, que aportan, que nos permiten
descubrir, proyectar y solucionar.

Es por ello que para resolver esta situación se hace necesario abordar el problema
en su complejidad, empezando por profundizar en el concepto mismo de lo
sociocultural, detenernos en el contexto social en que ello se aplica más
adecuadamente, la proyección contenida en el diseño de la carrera
correspondiente, el abordaje de las dificultades más frecuentes a las que tienen que
enfrentarse estos estudios y teniendo todo ello como base profundizar en los retos y
perspectivas que encierran.

Al tratamiento polémico de estos y otros aspectos igualmente importantes para los


implicados en la realización de esta carrera universitaria, dedicamos los próximos
apartados de este material.

5
2. LO SOCIOCULTURAL1.

El término “sociocultural”, aunque ambiguo, nos sirve para señalar una ámbito
social amplio donde, remitiéndonos a la “cultura” en sentido amplio y por tanto
multifacético donde, junto a los aspectos generalmente entendidos por culturales
(incluidos tanto los “artísticos” y profesionales como, de forma especial, los
tradicionales), se valoren, integradamente, los relativos a la inversión del tiempo
libre y la recreación, la práctica del deporte, el entretenimiento, etc.

Frecuentemente entramos en contacto con el término SOCIOCULTURAL en


diversos contextos del quehacer cotidiano y profesional. Se habla de intervención
sociocultural, de estudios socioculturales, de enfoque sociocultural, de antropología
sociocultural. En casi todos los casos podemos apreciar, no solo el
desconocimiento que acerca del contenido de dicho término tienen las personas
que no se dedican a los estudios sociales propiamente dichos sino que, lo que
resulta más grave, podemos constatar como especialistas y profesionales
vinculados a la esfera que podría denominarse sociocultural poseen grandes
imprecisiones en torno a dicho calificativo.

A todas luces el problema está condicionado por la inespecificidad que encierra


este término y su utilización frecuente con significados dudosos y confusos.

Pero lo anterior no nos puede conducir a desconocer, y mucho menos negar, la


existencia de un término que se nos hace cada vez más frecuente, sino en
detenernos a reflexionar sobre el mismo con vistas a esclarecernos de sus
contenidos y propiciar una acepción más específica y operativa de este.

En esta reflexión nos interesa detenernos en algunos puntos claves que


contribuyan al logro del objetivo propuesto, los cuales son:

1
Este material aparece en el texto LA INTERVENCIÓN SOCIOCULTURAL COMO RECURSO DE
CAMBIO del mismo autor.

6
1. El término sociocultural toma vigencia en los estudios sociales especialmente
como consecuencia del devenir y la profundización de los estudios
antropológicos. Estos, desde su surgimiento, fueron evidenciando la necesidad
de hablar de tres tendencias e incluso tres antropologías diferentes entre si:

• la antropología filosófica, inaugurada por las reflexiones sobre el sentido


humano de la vida, de la posición del hombre en el universo, sobre las
posibilidades del hombre para conocer, ser feliz, participar o no en el mundo
y su devenir. A esta tendencia pertenecen Sócrates, Platón, Aristóteles,
Séneca, Cicerón, Confucio, Lao Tse, Kant, Hegel, Feuerbach, Marx, y otros
muchos grandes pensadores de diferentes latitudes, desde la antigüedad
hasta la actualidad, que tenían, como centro de su reflexión y preocupación
filosófica, al hombre.

• La antropología ”física”, biológica o médica, derivada de la necesidad de


saber y profundizar en el conocimiento del cuerpo humano, su estructura,
posibilidades vitales, enfermedades, anatomía, fisiología, etc. Esta constituye
la diferencia esencial entre la profesión del médico y las demás dirigidas al
estudio del hombre como ser vivo del resto de los estudios biológicos sobre
otras especies, incluida la medicina veterinaria, tan cercana pero
esencialmente tan diferente de la medicina humana.

• La antropología que estudia al hombre en cuanto ser social y las expresiones


concretas de su existencia colectiva. Esta última, lejos de aparecer
puntualmente en un solo lugar, lo hace al mismo tiempo (segunda mitad del
siglo XIX) en diferentes lugares y en cada uno, lamentablemente, recibió
diferentes nombres: antropología cultural en Inglaterra y Alemania
principalmente, donde los estudios de lo social tenía en la existencia de
diversas culturas y diferencias culturales una ocupación importante,
antropología social en los Estados Unidos, país donde la reflexión sobre la
participación múltiple de diferentes oleadas humanas en la formación de lo

7
norteamericano y la conformación de una realidad social diferente resultaba
lo primordial, etnología en Francia principalmente, donde el estudio de las
otras culturas, la de los pueblos “diferentes”, en cuanto etnias localizadas en
los “confines” del mundo, resultaba lo fundamental en un principio, o
etnografía, como se le llamó inicialmente en el imperio ruso, por el interés a
estudiar las manifestaciones “gráficas” (señales, símbolos, marcas, tatuajes,
decoraciones, etc) como indicadores de la pertenencia a unas u otras
culturas correspondientes, la mayoría, al basto y étnicamente diferente
imperio de los zares. Aquellas distinciones originales, lejos de mantenerse,
fueron borrándose en la medida que esta tercera forma de la antropología
se dedicaba al estudio de las culturas en cuanto sistemas sociales de
existencia creados y creadores de cada uno de las personas, grupos y
comunidades que los portaban. Se usa entonces cualquiera de los cuatro
nombres como regla para denominar la misma antropología o aspectos de la
misma antropología que, por no llamarla de la forma particular con que fue
denominada puntualmente en sus orígenes ha sido llamada, frecuentemente,
antropología sociocultural (distinguiéndola así, genéricamente, de la filosófica
y la médica).

2. Se impone, como parte de las reflexiones, antropológicas o no, sobre la cultura,


establecer una delimitación que pudiéramos considerar “estructural”. De acuerdo
a ello, se suele distinguir, atendiendo al sentido de localización de lo que se
estudie como cultura, la cultura individual, “subjetiva”, referida a la interiorización
que porta cada individuo de los componentes culturales que lo distinguen, y la
cultura no individual (sin negar, por supuesto, el papel que los individuos tienen
en ella) que se aprecia como social y por tanto, en este último sentido, cuando
en lo social se hace referencia a lo cultural que lo hace específico (para
distinguirlo de lo económico, lo físico-geográfico, etc) se suele hablar de lo
sociocultural.

3. Se habla incluso de una Educación Social o sociocultural para remitirse a un tipo


de educación especializada esencialmente interventiva en cuento se concibe

8
como una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos
educativos y acciones mediadoras y formativas. Su base fundamental lo es la
Intervención Socioeducativa y se desarrolla en ámbitos diversos tales como
Interculturalidad y Educación no formal, atención y educación al emigrante para
su inserción social, con personas con discapacidad (ya sea ésta física o
psíquica) y alternativas educativo-profesionales para su incorporación laboral,
atención educativa especializada a menores con desventajas social y niños
desamparados y maltratados, grupos de tercera edad, drogodependencias, y
ayuda y apoyo familiar. Se desarrolla también en los ámbitos de Educación
Ambiental extraescolar, acciones educativas de prevención social, etc.

4. En el desarrollo de las teorías psicológicas y su utilización en los estudios y


practicas profesionales, se habla frecuentemente de un enfoque sociocultural
para distinguir las concepciones y procederes profesionales que parten de la
doctrina psicológica de Lev Semionovich Vygotsky (1896-1934) a partir de la
cual se ha desarrollado una vertiente importante de la psicología moderna que
parte de considerar al individuo como el resultado del proceso histórico-social
donde el lenguaje, el medio, las funciones mentales, las habilidades
psicológicas, etc, son entendidas social y culturalmente, utilizándose entonces
como referentes la denominada zona de desarrollo próximo, así como
herramientas psicológicas y mediaciones que desde lo sociocultural se
distinguen de otras escuelas y concepciones que se distinguen por su carácter
más subjetivista o individualista.

5. Dada la división artificial que hace la “academia” de disciplinas y ciencias


sociales específicas que fragmenta el estudio y la valoración de lo social como
todo íntegro, se tendió a distinguir, para diferenciarlo de los psicológico, lo
sociológico, lo filosófico, lo histórico, lo económico, lo antropológico, en cuanto
indicadores de especificidad cognoscitiva y de filiación al punto de vista de una
ciencia concreta, lo sociocultural como visión holística y dialéctica de puntos de
vista, procederes y acciones integradores en lo que a lo social se refiere.

9
6. Ante el reto de las ciencias sociales de comprometerse con la realidad estudiada
y contribuir al cambio social, surge la necesidad de concebir la intervención
como recurso profesional y científico-transformador. En esta intervención se
hace necesario distinguir, procesualmente, entre la intervención que se hace a
nivel macrosocial (político, económico, estratégico, militar inclusive) y la
intervención que se hace a nivel personal (más psicológica, médica, ocurrida a
un nivel que pudiera verse como “microsocial”) de la que se hace a niveles
intermedios, a nivel de comunidades y grupos, y en la que lo cultural, en su
sentido más amplio, juega el papel principal. En este caso, el término
intervención sociocultural fue acuñado por la sociología pero ha trascendido, en
su significación transformadora colectiva de proyecciones “mesosociales”, a lo
cultural aunque se haga con o sobre estructuras, instituciones y contextos no
exclusiva o propiamente “culturales”.

7. Desde el punto de vista contextual se hace necesario reflexionar sobre lo que


pudiéramos considerar, por tanto, contenido dentro de “lo sociocultural”. Sin
dudas se entiende como sociocultural lo “cultural” en sentido amplio del tema, es
decir, lo tradicionalmente cultural, incluyendo las formas populares y vivenciales
de la cultura de los pueblos y todos los aspectos considerados comúnmente
como culturales (artes, lenguaje y oralidad, complejo musical danzario,
tradiciones alimentarias, de vivienda, vestuario, etc, creencias y ritualidades,
fiestas y ceremonias, costumbres y comportamientos colectivos, generales o
privativos de grupos y sectores) e incluso no necesariamente “culturales”, como
sucede con lo recreativo, lo lúdico y el deporte. Es de hecho parte de lo
sociocultural el saber integrador que no se limita por las fronteras obsoletas que
un día se impusieron a las ciencias sociales, especialmente en cuanto estos
conocimientos van dirigidos a promover y proyectar acciones interventivas no
reducibles a las intervenciones individuales o a las macrosociales y donde lo
cultural se convierte en vía y clave de realización de la intervención.

Como puede verse, la reflexión realizada se dirige a contribuir a hallar el sentido de


la calificación de los estudios denominados socioculturales contribuyendo con ello

10
a acercarnos a lo específico y distintivo que puede ser propio de una carrera
universitaria de reciente creación, la Licenciatura en estudios Socioculturales.

Aunque el calificativo este muy lejos de ser en si mismo específico y no


suficientemente distintivo, como ya hemos visto, no podríamos aquí pasar por alto
que dicha carrera está llamada a jugar un papel especial en el contexto de los
estudios y acciones transformativas en la sociedad y donde la intervención
sociocultural pasa a ocupar un papel protagónico y significativo en el proceso de
formación profesional que se propone.

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3. LO SOCIOCULTURAL EN LA ACCIÓN COMUNITARIA2.

En la búsqueda del contexto social en que lo sociocultural se aplica más


adecuadamente se puede llegar a la conclusión que es en el contexto de lo
comunitario.

Desde el punto de vista sociocultural no podemos dejar de tener en cuenta que una
“comunidad” es, no solamente un grupo de personas que reside en un lugar
determinado (barrio, poblado, etc), que sería un criterio reduccionista de concebirla.

Desde este punto de vista la comunidad puede ser todo conglomerado humano con
diverso condicionamiento pero cuyos miembros comparten:

• Participación en torno a tareas comunes.


• Relaciones de cooperación.
• Implicación de las personas que integran la “comunidad” en todo ello.

A mayor nivel de este compartir, mayor definición, madurez y coherencia de la


comunidad y por tanto más coherentemente se expresan las características
socioculturales que la identifican.

Estas características socioculturales compartidas que nos indican los niveles de


coherencia de la comunidad de referencia, podríamos resumirlos en los siguientes3:

• Comunidad de códigos culturales.


• Comunidad ceremonial.
• Comunidad de tradiciones.
• Autoidentificación comunitaria.

2
Este material aparece en el texto LA INTERVENCIÓN SOCIOCULTURAL COMO
RECURSO DE CAMBIO del mismo autor.
3
MARTÍNEZ CASANOVA, Manuel. "Una reflexión sobre cultura popular e identidad". ISLAS
# 130. Santa Clara. 2001, p: 49-58.

12
La comunidad de códigos culturales se configura por los modos de hacer y de
pensar, ejecutados por cada pueblo de una manera específica, en base a valores,
criterios y puntos de vista codificados, asumidos por dicho grupo humano no solo
como una vía para ser como es sino para distinguirse a sí mismo en cuanto grupo
de los demás.

Los códigos culturales son múltiples, pero resultan específicamente importantes


entre ellos: el lenguaje y los modos de decir, las normas de convivencia y
comportamiento social, las costumbres, la interacción familiar y grupal, así como el
sistema de creencias, supersticiones y procederes mágico-religiosos. La no
codificación de estos aspectos de la vida del grupo impediría no solo el
establecimiento de la comunicación sino la estabilidad que le es indispensable ya
que los códigos garantizan la capacidad de responder, con el automatismo
necesario, a las alternativas que se presentan ante cada uno de los integrantes del
grupo y por tanto la existencia misma de este último.

Resulta increíble la repercusión de aspectos diversos, especialmente aquellos que


muchos subvaloran o consideran “insignificantes”, en los códigos culturales de un
pueblo determinado. No importa cuan diversos sean, o cuan diferentes puedan ser
estos de los códigos que poseemos los estudiosos en la medida que pertenecemos
a otra comunidad.

Esto constituye un factor de extraordinaria importancia en las acciones interventivas


socioculturales, especialmente en el trabajo comunitario, por cuanto, el estudioso
implicado no debe nunca olvidar que el sistema de códigos culturales de una
comunidad, por “incoherente” que pueda parecernos, es lo suficientemente
coherente como para convertir en ingerente, intrusita, hostilizante y destructiva la
acción que se haga, independientemente de las buenas intenciones, desde otro
sistema de códigos. Ello obliga al implicado en cualquier proceso interventivo a
concebir sus acciones no desde el punto de vista denominado “etic” (externo a la
comunidad, que trata de entender los comportamientos y acciones de los miembros

13
de esta usando como referentes los códigos que no son propio de ellos y por tanto
sin comprenderlos y sin descubrir sus interrelaciones socioculturales) sino desde un
enfoque “emic” (cuando se “descubre” y utiliza el código cultural del otro, que es el
que realmente tiene sentido en esa comunidad, lo que facilita la comprensión, la
comunicación y la integración de las acciones en y con la misma).

En relación con este aspecto hace falta tener en cuenta, en el marco de cualquier
proceso interventivo, que si de cambiar actitudes y comportamientos se trata, hay
que lograr que ello sea el resultado del cambio entre los aspectos codificadores de
tal conducta o actitud y por ello, si la intervención sociocultural es constructiva y se
propone la transformación social de la comunidad o grupo de referencia, o se hace
propiciando la actividad consciente de los integrantes de la misma, propicia el
protagonismo comunitario y logra por tanto que cualquier proceso de intervención
para el desarrollo sea en realidad un proceso de autodesarrollo, o será impositivo,
mercenario y enajenante, y para ello hay que lograr la valoración crítica de las
personas que integran la comunidad que pretendemos ayudar a transformar de sus
propios códigos culturales.

La comunidad de códigos culturales presupone la comunidad de tradición por


cuanto no solo la repetición funcional sino la transmisión “hereditaria” de tales
códigos de unas generaciones a otras sería la vía mediante la cual se fijan aquellos
elementos que quedarán asumidos definitivamente. Es sin dudas la tradición la
encargada de extender en el tiempo, de “cronificar”, determinados modos de ser,
hacer y pensar, y de esta forma, sin negar la dialéctica ineludible que marca todo
andar, modular la continuidad de un pueblo o nación determinados.
Lamentablemente la tradición también santifica la existencia de prejuicios,
conductas antisociales y comportamientos que se correspondían con sociedades
que se dejaron o se intenta dejar atrás definitivamente.

Así toda intervención es sociocultural en la medida que afecta el decursar


espontáneo de un factor sociocultural de tanta importancia como lo es la tradición.
Contra la repetición automática e irreflexiva de la conducta tradicional de

14
implicación negativa se hace necesario entonces, sin enfrentar la tradición por si
misma, cuestionarla mediante la autovaloración crítica de los propios portadores y
darle a ellos la capacidad para encontrar la solución a este difícil problema.

La comunidad ceremonial es otra faceta de los procesos humanos que resulta


insoslayable en cualquier análisis dirigido a entender la identidad de los grupos
sociales.

Cada acto humano, desde un simple apretón de manos o un gesto de saludo hasta
la ejecución colectiva del drama de una boda o un funeral son ceremonias que
requieren una secuencia de acciones, de una duración y de un sentido con un
margen establecido socialmente de variables posibles4. La violación de cualquiera
de estos elementos convierte el acto en un sin sentido, en un disparate
incomprensible para todos en el mejor de los casos, y causante de equívocos serios
y preocupantes en otros5.

La mayoría de estos actos ceremoniales han dejado de tener explicación en los que
lo realizan pues su utilización es parte de un patrimonio que mientras más
tradicional sea menos pensado tiene que ser, y por tanto es más emotivo, más
sentido, más vivido que entendido.

Es comprensible entonces que si existen determinados comportamientos y


actitudes sociales en una comunidad dada, que justifican la necesidad de una
intervención sociocultural, tengamos que asumir que muchos de esos
comportamientos y actitudes sociales negativos se han convertido en parte de la
comunidad ceremonial vigente, al menos para determinados grupos de esta u otra
comunidad determinada y por tanto la intervención proyectada tendrá que propiciar
que estas ceremonias se modifiquen de la manera menos traumática posible para
todo el sistema del patrimonio sociocultural comunitario, lo que sería imposible sin
4
Bueno, G. “Ensayo sobre una teoría antropológica de las ceremonias”. EL
BASILISCO. Oviedo. No. 16. 1983-1984, p: 8-37.
5
Bordieu, P. “Le sens pratique”. Paris, Ed. Minuit. 1980, p: 381.

15
concientizar en la comunidad la negatividad de determinadas conductas y
comportamientos, la necesidad de modificarlas y por tanto, la sustitución o
corrección en el mejor sentido para la comunidad. Ello implica una participación
activa, consciente y protagónica de la comunidad en el proceso de intervención,
que resulta más importante en si mismo que el simple cambio de una u otra manera
de actuar.

La autoidentificación sin dudas es ante todo el resultado de la consolidación de los


procesos anteriores, la “conciencia” de la identidad, aunque sea el resultado no de
meditaciones y reflexiones teóricas, sino más bien, en la mayoría de los casos, una
aceptación de la pertenencia individual al grupo y de la distinción de este de los
otros grupos existentes. Es de esta forma, como conciencia de la “mismidad”, el
resultado más genuino y colectivo de la existencia social, incluidos los
macroprocesos que tienen por referente y sujeto a los grupos étnicos y las
naciones, como a los menos extendidos y localizados que incluyen a comunidades
y otros grupos diversos, y a los cuales aportan su núcleo, su fuerza, su alma6.

Los recursos de la autoidentificación son increíbles y poseen una capacidad de


potenciación extraordinaria. Recordemos como la configuración de la nación
cubana no solo conduce a la autoidentificación nacional de los integrantes de la
misma sino a la búsqueda y codificación de símbolos que la representan, tales
como la bandera de la estrella solitaria, el himno de Bayamo, el escudo de los
haces y el gorro frigio, la palma real, el tocororo y la flor de la mariposa aceptados
oficialmente como símbolos nacionales y que contribuyen al reforzamiento de la
identidad.

A escala local resulta muy evidente la identificación de determinadas barriadas para


la ejecución de ciertas ceremonias y actos de convivencia con elementos diversos,
como pudieran ser animales y plantas emblemáticos, tal como sucede con el gallo y

6
De la Torre, C. “Conciencia de la mismidad: identidad y cultura cubana”. TEMAS. La
Habana. 1995. No.2, p: 111-115.

16
el gavilán o el chivo y el sapo en las parrandas de la región central de Cuba, el
tamarindo con Santa Clara y el laurel con Placetas.

Un objeto como el tinajón identifica a Camagüey y a los camagüeyanos, el puente


sobre el río Yayabo es un recurso identitario para los espirituanos de la misma
forma que la torre “Iznaga” lo pudiera ser para los trinitarios o el Morro para los
habaneros y los cubanos en general.

Todos estos elementos, aunque pueden estar presentes con diferentes grados de
madurez y complejidad, son indispensables en la consolidación de cualquier
configuración social. Este análisis subraya como la mayor o menor coherencia y
nitidez que asuman estas características socioculturales, más coherente resulta la
comunidad en cuestión.

Al mismo tiempo se hace evidente la importancia que en todo ello tiene la cultura
popular tradicional y por tanto la inevitablidad de verla como recurso y como
indicador de la coherencia de la comunidad y de la marcha del proceso mismo de
intervención.

Lo anterior nos permite acercarnos a la comprensión de la especificidad de lo


sociocultural en el marco de lo comunitario y del uso que puede hacerse de estos
estudios para valorar la existencia de determinadas problemáticas que requieren
atención en dichas comunidades así como de los cambios que pueden ir ocurriendo
como consecuencia de las acciones interventivas que se han venido produciendo
en un contexto social determinado.

En ello no solo aportan los estudios socioculturales pero sin ellos cualquier
valoración, caracterización, pronóstico, propuesta, proyecto, evaluación y
conclusión, resulta insuficiente y por ello en alguna medida estéril.

17
4. LA INTERVENCIÓN EN EL CONTEXTO SOCIAL7.

Los procesos de atención y acción correspondiente ante determinados problemas


sociales, independientemente de las características y extensión que estos tengan,
solo puede hacerse teniendo en cuenta el carácter sistémico, y por tanto
sociocultural, que tienen tales problemas en interacción con otros muchos aspectos
de la vida cotidiana de una colectividad determinada.

A nivel microsocial, cuando algo “no funciona bien” resulta importante preguntarnos
si tal “disfunción” es o no corregible espontáneamente como parte del cotidiano
devenir de la vida colectiva.

Cuando la respuesta es negativa o dicha corrección “espontánea” implicaría plazos


por lo que no podemos esperar, entonces se impone un proceso de intervención
como recurso de corrección.

En toda INTERVENCIÓN se desarrollan diferentes y diversas actividades que,


según se desencadenen, hace de la primera un proceso “simple” o complejo.

En el marco de las actividades interventivas, estas pueden ser de participación


simple contrarrestando determinadas características indeseables, de formación y
capacitación de personal para la interacción en los contextos sociales de interés, de
prospección de necesidades, expectativas y recursos disponibles y/o propiciadoras
de la toma de decisiones y realización de las acciones correspondientes, que
combinadas de diferentes formas se organizan como sistema de corrección
específica y crecimiento social al respecto.

Como puede inferirse de lo anterior toda intervención tendría que realizarse en un


entorno sociocultural determinado que, conformado como sistema múltiple y

7
Este material aparece en el texto LA INTERVENCIÓN SOCIOCULTURAL COMO RECURSO DE
CAMBIO del mismo autor.

18
heterogéneo, incidirá tanto integradamente como desde cada uno de sus elementos
componentes, de una u otra forma u otra, potenciando o dificultando las acciones
interventivas.

Es por ello que conocer tales elementos resulta no solo importante sino
indispensable en cualquier proceso interventivo y por ello la caracterización
sociocultural de la comunidad o contexto social implica resulta una condición previa
a las acciones correctivas propiamente dichas.

En el marco de este entorno sociocultural determinado existen aspectos diversos


pero, a manera de ejemplo, nos interesa destacar dos que se repiten con una
frecuencia considerable en los estudios realizados y la experiencia acumulada y
donde se evidencia de forma especial la significación de lo sociocultural. Estos son
la salud social y la resistencia al cambio.

Mas que un término “médico”, la salud social es entendida como la mayor o menor
capacidad de las personas, grupos y colectivos integrantes de la sociedad de
referencia para identificar, disponerse a superar y de actuar sobre el sistema de
contradicciones existentes en la estructura social a la cual pertenecen.
De esta forma la salud social que pueda caracterizar una sociedad determinada nos
indicará la capacidad o no de esta última para enfrentar sus problemas, corregir sus
deficiencias y por tanto crecer y desarrollarse adecuadamente.

Eso hace que el objetivo de toda acción interventiva estará estrechamente


vinculado al fortalecimiento de la salud social de la comunidad o colectividad objeto
de nuestra atención o estaremos corriendo el riesgo de plantearnos un “desarrollo”
para aquella que no implique la participación y protagonismo indispensable de ella
en su realización. De este tipo de gestión paternalista de favorecer “desarrollos” no
comprendidos, concebidos y proyectados por los implicados está tapizado el
camino de las intervenciones desastrosas.

19
Pero ¿que elementos son precisamente los que conforman esa salud social?
Resulta evidente que pasan por los sistemas de convivencias, las formas de
cooperación y solidaridad, los niveles y diversidad de los conflictos presentes, de la
tradición y la capacidad de los saberes colectivos para canalizar las emociones y
los compromisos de cada miembro del colectivo en favor de los cambios necesarios
pero sin renunciar a sus ceremonias, a sus códigos, a su tradición y mucho menos
a su identidad. Ello nos lleva nuevamente a tener en cuenta las características
socioculturales compartidas como las condicionantes de aquella y por tanto toda
acción dirigida a fortalecer y potenciar esta salud social lleva implícito la interacción
correspondiente sobre rasgos socioculturales trascendentales al grupo o
colectividad.

En cualquier caso el proceso de potenciación de la salud social debe tener en


cuenta acciones como propiciar la conciencia crítica de los sujetos individuales y
colectivos en las comunidades en torno a las contradicciones y malestares allí
presentes, potenciación de las capacidades comunitarias para la identificación de
estos malestares, así como de la necesidad y posibilidad de su afrontamiento,
propiciar las capacidades de actuación de la comunidad y sus componentes en la
solución de los problemas que los afectan y potenciación de la salud social a partir
de la participación protagónica de fuerzas endógenas comunitarias y
consiguientemente de su autodesarrollo.

El otro componente que queremos atender en nuestra reflexión es la inevitable


resistencia al cambio que se produce en todo proceso interventivo.

Esta resistencia tiene de hecho diferentes niveles de manifestación en todos los


casos y está condicionada por los diferentes grados de pasividad y conformismo
presentes en una parte considerable de los sujetos individuales y colectivos
implicados, e incluso, en no pocos casos de acciones de hostilidad al cambio
necesario.

20
Tal resistencia es siempre la consecuencia, ante la perspectiva del cambio, de la
aparición de dos miedos básicos: el miedo a la pérdida de las ventajas coyunturales
existentes y el miedo al ataque o prejuicio de las acciones a realizar o las nuevas
situaciones generadas por ellas y por tanto el tratamiento tanto de uno como de otro
exige actuar sobre los factores que los condicionan dichas expresiones de
resistencia al cambio y ello solo puede hacerse en el marco de las características
socioculturales del grupo en cuestión y respetando la integridad sociocultural del
mismo. Se trata de cambiar al grupo no de destruirlo.

21
5. LA APARICIÓN DE UNA NUEVA CARRERA.

La importancia creciente de lo sociocultural ha implicado, como una acción


novedosa en la tradición de la Educación Superior cubana, la conformación de una
nueva carrera de pregrado que ha crecido considerablemente en el contexto del
país, lo que se expresa en su desarrollo, con diversas modalidades, en 16 centros
universitarios del país lo que la convierte en una de las más extendidas
actualmente.

Dicha carrera se encuentra en estos momentos en proceso de perfeccionamiento y


de definición de su Plan “D”, por lo que en nuestro análisis contaremos con las
posibilidades de acceso a esta documentación aún en proyección, para tomar una
idea de por donde se proyecta este programa.

En su MODELO DEL PROFESIONAL se afirma que:

“La carrera de Licenciatura en Estudios Socioculturales es un programa de


formación de pregrado dirigido a formar un profesional comprometido
socialmente, capaz de utilizar, con enfoque interdisciplinar, los recursos de las
ciencias sociales y las experiencias del trabajo cultural para propiciar la
potenciación de iniciativas o proyectos que favorezcan la producción de
cambios en la realidad sociocultural y que favorezcan la elevación de la calidad
de vida y el protagonismo de la población en dicha transformación.

Su concepción ocurre en el marco de los intentos de nuestro pueblo por


enfrentar el Período Especial y en el contexto de las grandes afectaciones que
se produjeron en la vida material y espiritual de la sociedad. Se ponía de
manifiesto entonces que, junto a la lucha por defender las conquista de la
Revolución y avanzar socioeconómicamente en el medio de tales dificultades,
era necesario instrumentar y desplegar la Batalla de Ideas para lo cual
debíamos prepararnos en todos los órdenes, especialmente en el orden cultural,

22
haciéndose evidente que la defensa, promoción y consolidación del proyecto
social de la Revolución estaba intensamente vinculada al logro de una cultura
genuinamente popular, general, integral y masiva.

Para enfrentar estos retos era necesario concebir una nueva carrera
universitaria que, con la capacidad de formar profesionales de las ciencias
sociales y humanísticas con habilidades diversas, respondiera a las
necesidades socioculturales de los diversos territorios, e incluso, en el marco de
las exigencias de los nuevos y variados programas de la Batalla de Ideas,
permitiera niveles amplios de municipalización en el marco de la
Universalización de la Educación Superior Cubana.

Es así que en el curso 1998-1999 se da inicio, con carácter experimental, en la


Universidad de Cienfuegos, la carrera de Licenciatura en Estudios
Socioculturales y, a partir del curso 1999-2000, ante la aceptación y
perspectivas que abría esta experiencia, se inicia progresivamente en otras
diversas universidades, con una extensión sin precedente para ninguna otra
carrera universitaria hasta ese momento.

En ese mismo marco, y como parte de las opciones que se ofrecen a los
egresados del programa de formación de trabajadores sociales desarrollado
primero en el occidente y luego en todo el territorio nacional, se da inicio, en el
curso 2001-2002, a la modalidad semipresencial de estudio de la carrera para
trabajadores sociales en ejercicio como vía de su formación profesional lo que
después se amplia, en el marco de las ofertas e la universalización de la
educación superior, a otras fuentes de ingreso, convirtiéndose en una de las
carreras de mayor extensión en este marco, atendiendo a las potencialidades
que para ello existían en los diversos municipios.

Paralelamente se oferta la carrera en la modalidad de enseñanza a distancia


(libre) de la Educación Superior en Cuba y se extiende prácticamente también
por esta vía a todo el territorio nacional.

23
Atendiendo a la necesidad de la formación profesional de trabajadores en activo
sin abandonar sus puestos de trabajo, se diseñó y se ha venido desarrollando,
también con buenos resultados, la modalidad de curso para trabajadores por
varios CES del país.”

Como puede verse, se hace hincapié en el proceso que permite la gestación de la


nueva carrera a partir de necesidades sociales no resueltas por otros programas o
insatisfechas en los territorios con los programas que se venían impartiendo.

Pero al respecto se hace necesario establecer las especificidades de la nueva


profesión, lo que se expresa en el documento de referencia, de la siguiente forma:

“Se conforma así el perfil de una nueva profesión en el campo de las ciencias
sociales y humanísticas con sus especificidades que la distinguen y que se
establecen en los siguientes elementos:

El objeto de trabajo del egresado de la carrera se centra en los procesos


culturales que ocurren en diferentes contextos sociales, especialmente aquellos
que inciden en el incremento de la calidad de la vida colectiva, el
enriquecimiento espiritual, el fortalecimiento de la identidad cultural y la
capacidad de participación de la población en dichos procesos.

Los campos de acción de la carrera son la gestión y la promoción sociocultural,


la identificación y desarrollo del potencial cultural de los territorios, la
investigación, programación y gestión de proyectos sociales, el trabajo
sociocultural comunitario así como la docencia y la extensión cultural que se
realiza desde instituciones, organizaciones, comunidades, empresas y otras
entidades. Destacar que su trabajo responde, en todos los casos, a la realidad
sociocultural de los espacios donde incida, ya sea zonas urbanas, rurales, de
difícil acceso o determinadas por el peso particular que tengan en el territorio

24
grupos étnicos, generacionales o de género, siempre desde el respeto a la
diversidad.

Esta amplitud de espacios obliga al profesional a realizar una interpretación


científica e integral de la realidad, a propiciar procesos de concertación entre
agentes sociales como son las instancias del gobierno, instituciones culturales,
educacionales, organizaciones políticas y de masas y otras entidades de interés.
Aspecto esencial de estos procesos de integración es la identificación y
desarrollo del potencial cultural del territorio, privilegiando a artistas,
intelectuales y creadores, así como otros técnicos y profesionales, como son
promotores culturales, instructores de arte, trabajadores sociales, líderes
comunitarios, entre otros.”

Lo anterior permite comprender mejor la especificidad de esta carrera en el


contexto de las ciencias sociales y humanísticas, lo que convierte al egresado de la
misma en lo fundamental en un promotor de la cultura, en su sentido más amplio,
como recurso de cambio social.

Ello obliga a este profesional a realizar su gestión teniendo en cuenta determinados


modos de actuación y a lograr para ello determinadas habilidades profesionales
básicas:

“Los modos de actuación propios de la profesión implican una sensibilidad


especial por la cultura y se caracterizan por el desarrollo de una actividad,
sustentada en una consecuente labor científico-investigativa y una actitud de
compromiso con el desarrollo social, de gestión, promoción y trasformación
sociocultural facilitadora de la participación activa y el protagonismo de la
sociedad en el enriquecimiento espiritual y cultural que la misma necesita en
correspondencia con el proyecto social vigente.”

“El cumplimiento exitoso del presente plan de estudio de la Licenciatura en


Estudios Socioculturales implica poner a disposición de la sociedad, tras la
25
culminación del mismo, un egresado poseedor de habilidades profesionales
básicas que le permitan ser capaz de:

1. Desarrollar adecuadamente la actividad de animación, gestión y


promoción sociocultural en los diferentes contextos de su posible
ubicación laboral.
2. Identificar y actuar en correspondencia con el desarrollo del potencial
cultural del entorno social en que se desenvuelve profesionalmente,
contribuyendo con sus acciones al incremento de la riqueza cultural del
territorio, privilegiando la participación y la promoción de artistas,
intelectuales y creadores y potadores de tradiciones, así como otros
técnicos y profesionales, como son promotores culturales, instructores de
arte, trabajadores sociales y líderes comunitarios, entre otros.
3. Participar activamente en la programación y gestión de proyectos
sociales, contribuyendo a la utilización de los diferentes saberes con
enfoque transdisciplinar, y contribuir con ello a la solución de los
problemas que la construcción del Socialismo plantea en la esfera
sociocultural y que se concretan de forma específica en sus campos de
acción dados.
4. Diseñar y gestionar acciones de extensión cultural a realizar desde
instituciones, organizaciones, comunidades, empresas y otras entidades.
5. Asumir acciones de docencia y capacitación en el campo de su perfil
profesional.
6. Realizar una adecuada actividad científico-investigativa en el área
sociocultural como parte de su contenido de trabajo.
7. Adecuar sus acciones profesionales a la realidad sociocultural de los
espacios donde incida, ya sea zonas urbanas o rurales, incluidas aquellas
de difícil acceso o determinadas por especificidades en dicho territorio de
distintos grupos étnicos, generacionales o de género, siempre desde el
respeto a la diversidad.
8. Propiciar procesos de concertación y/o coordinación entre agentes
sociales como son las instancias del gobierno, instituciones culturales,

26
educacionales, organizaciones políticas y de masas y otras entidades de
interés interactuantes en el entorno de su actividad profesional.
9. Asesorar a los diferentes agentes sociales presentes en los procesos
socioculturales en los que participa que requieran de sus servicios
profesionales.
10. Asumir el compromiso político ideológico de participación en la
construcción del proyecto social socialista cubano y de otros proyectos
sociales que tengan al ser humano y su calidad de vida como centro.
11. Propiciar la participación y el protagonismo de los diversos sujetos
sociales implicados en el proceso del desarrollo sociocultural del territorio
en que realiza su actividad profesional, preferenciando el enriquecimiento
espiritual y cultural que la sociedad en correspondencia con el proyecto
social vigente.
12. Concebir y ejecutar acciones de superación y capacitación
autogestionadas que le permitan lograr un proceso permanente y
autónomo de apropiación de los recursos profesionales necesarios y
pertinentes a su desarrollo personal y a su incidencia, en el orden
humano y laboral, al del resto de los técnicos y las personas con los que
interactúa cotidianamente.
13. Utilizar de forma pertinente y adecuada, tanto en su forma oral como
escrita, la lengua materna como recurso de obtención de información,
comunicación y acción profesional.
14. Utilizar adecuadamente el idioma inglés como lengua extranjera así como
las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones en el
ejercicio de la profesión y en su desarrollo personal.
15. Asumir actitudes y desplegar acciones comprometidas con la defensa del
país y la cultura nacional, tanto en su sentido general como en lo relativo
a la defensa civil, especialmente con una atención privilegiada a los
recursos socioculturales relacionados con las mismas.

27
La disposición de un egresado que posea estos modos de actuación y habilidades
profesionales básicas permitiría a este un desempeño laboral variado que se
expresa en el documentote referencia de la siguiente forma:

“Las esferas de actuación del egresado son diversas, en correspondencia con


la diversidad de los procesos culturales atendidos, destacándose sobre todo las
siguientes:
• Desarrollo sociocultural de las comunidades.
• Investigación y transformación sociocultural.
• Promoción, Animación y Gestión de la Cultura.
• Extensión Cultural.
• Formación docente.
• Asesorías a procesos e instituciones socioculturales y comunitarias.

Todo lo cual puede realizarse con la ubicación de los egresados en:


• Instituciones culturales.
• Instituciones educativas del sistema nacional de enseñanza y del
subsistema de la enseñanza artística.
• Órganos del Poder Popular y Consejos populares.
• Organismos de la Administración Central del Estado y colectivos
laborales complejos donde se requiera un profesional de nivel superior
para tender los aspectos y acciones socioculturales vinculadas a la
actividad principal que tales organismos y colectivos realizan.
• Organizaciones sociales, políticas y de masas.
• Instituciones armadas

Es por ello que en el modelo del profesional se establecen los objetivos generales
a lograr como resultado de todo el proceso formativo universitario y que son:

1. Revelar en su accionar cotidiano su compromiso político ideológico para


participar en la construcción del proyecto social socialista cubano y de otros

28
proyectos sociales que tengan al ser humano y su calidad de vida como
centro.
2. Desarrollar científicamente, sobre la base de una concepción del mundo
materialista dialéctica y de una ética socialista, sus complejas tareas
profesionales en la solución de los problemas que la construcción del
Socialismo plantea en la esfera sociocultural y que se concretan de forma
específica en sus campos de acción dados.
3. Demostrar niveles de dominio integral de conocimientos y herramientas
científico – metodológicas que les permitan consolidar continuamente una
visión histórico-lógica del desarrollo social, de la praxis cultural de la
sociedad y, consecuentemente, contribuir al incremento y consolidación de la
participación de la población y protagonismo de los diferentes sujetos
sociales individuales y colectivos implicados en este proceso.
4. Desarrollar de forma permanente y con independencia procesos de
superación profesional que incluyan aspectos: político ideológicos,
científicos, técnicos, culturales, físicos, así como las que se relacionan con
las crecientes formas de uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías
de la información y las comunicaciones, todos necesarios y pertinentes a su
desarrollo personal y a su incidencia colectiva en el orden profesional.
5. Gestionar desde diferentes roles (directivos, asesores, evaluadores y/o
participantes), investigaciones socioculturales, programas y proyectos de
promoción y animación sociocultural, acciones de extensión cultural,
formación y capacitación docente que contribuyan al enriquecimiento de la
participación protagónica de la población en su propio desarrollo
sociocultural.
6. Utilizar de forma pertinente y adecuada, como recurso de obtención de
información, comunicación y acción profesional la lengua materna, tanto
escrita como oral, el inglés como lengua extranjera y las nuevas tecnologías
de la informática y las comunicaciones.
7. Asumir la realización sistemática de la actividad deportiva y la recreación
como recursos de crecimiento social y personal.

29
8. Lograr la preparación necesaria para, como profesional y como ciudadano,
asumir actitudes y desplegar habilidades en la defensa, tanto en su sentido
general como en lo relativo a la defensa civil.”

Como puede verse, se trata de una carrera bien concebida y estructurada en su


modelo del profesional, lo que requiere de la atención diferencial necesaria no solo
por parte de los claustros docentes, sino también de los empleadores y la sociedad
en general.

30
6. LOS RECURSOS METODOLÓGICOS EN LOS ESTUDIOS
SOCIOCULTURALES.

Sin pretender agotar la metodología de los estudios socioculturales, a la cual


dedicamos más atención en otros materiales, si resulta imprescindible, como parte
de la presentación de estos estudios, sus retos y perspectivas, hacer una valoración
general de los recursos metodológicos más empleados en dichos estudios.

En la medida que el objeto de atención en los estudios socioculturales se hace


diverso y complejo en la multiformidad que lo caracteriza, se hace evidente la
complejidad misma de estas investigaciones y la diversidad de recursos
metodológicos que pueden y deben ser utilizados en las mismas.

Aprovechando los conocimientos generales que todos poseemos sobre


metodología de la investigación podemos, esquemáticamente, presentar ello de la
siguiente forma:

En dependencia del tipo de investigación y de los objetivos de la misma podemos


presentar la diversidad e recursos metodológicos que están disponibles ya que los
mismos pueden ser empíricos, teóricos, cuantitativos, cualitativos y cada uno de
ellos ser utilizados con fines exploratorios, diagnósticos, transformadores,
evaluativos, etc.

Los recursos EMPÍRICOS son aquellos que nos permiten “medir” la situación
existente tanto en procesos de recopilación inicial de información como en
mecanismos de constatación y evaluación.

Los más frecuentemente utilizados son:

• Encuestas, que con diversidad de modalidades utiliza un cuestionario para


que sea respondido por un conjunto de personas que, previamente

31
establecida según criterios estadísticos que le dan validez muestral, permitirá
posteriormente tabular dichas respuestas y disponer de unas imagen de
cuales son las tendencias predominantes en las opiniones expresadas.

• Entrevistas, que son una modalidad parecida a la encuesta (incluso existe la


encuesta oral) en la medida que se realiza utilizando un cuestionario pero va
dirigida a saber la opinión o vivencias que tienen sobre algo determinadas
personas.

• Análisis de documentos, que resulta una vía importantísima de obtención


inicial de información sobre lo que estamos estudiando y cuyas fuentes son
documentales, en cualquiera de sus modalidades, pero igualmente
aportadoras de situaciones, resultados, opiniones, referencias a hechos, etc.
que resultan previas a la investigación que realizamos.

• Observación, que resulta de la obtención de información directamente de la


realidad estudiada tal y como esta se presenta. A pesar de que su nombre
nos remite a la visión de algo, el método se aplica también para la obtención
de cualquier información sensorial posible.

• Experimento, que se distingue del anterior en la intencionalidad


transformadora de la acción realizada para obtener la información
necesitada, lo que encierra potenciales deformaciones de la realidad
estudiada pero sin dudas resulta recomendable, especialmente en las
acciones interventivas que son, en esencia, experimentales generalmente.

La relación estricta Muestra-Universo suele ser un aspecto muy tenido en cuenta


en los estudios empíricos por cuanto como regla resulta imposible estudiar el
universo de nuestro interés pero, para dar como aceptables los resultados obtenido,
puede resultar importante, como es generalmente en los estudios empíricos, la
inclusión del criterio, estadístico generalmente, de que tal muestra representa al
universo todo.

32
Los recursos TEÓRICOS son aquellos que permiten interactuar teóricamente con la
realidad estudiada, mediante la aplicación de la teoría o la formación de resultados
teóricos.

Son siempre resultados posteriores a procesos empíricos iniciales, realizados o no


por el autor de la investigación teórica, pero que los complementan generalmente.

Siempre son recursos complejos, contentivos de procesos bidireccionales que se


complementan mutuamente, los más importante y frecuentes pueden ser los
siguientes:

• Análisis-Síntesis, nos remite al proceso de fragmentación, real o


abstractamente, de la realidad a estudiar para conocer las particularidades
de los elementos componentes de la misma (análisis) y a la integración de tal
conocimiento fragmentado para descubrir los nexos fundamentales y con ello
entender al todo mismo (síntesis).

• Inducción-Deducción, nos permite movernos desde los conocimientos


particulares dentro de la diversidad de la realidad para, encontrando lo
compartido en la diversidad, conformar elementos teóricos generales de
valor ulterior (inducción) o desde los elementos generales ya establecidos
aplicar tales conocimientos a una realidad concreta no conocida o en estudio
que se inscribe potencialmente en el marco de las características y atributos
generales compartidos con otras realidades ya conocidas y de las cuales se
han hecho inducciones teóricas precedentes (deducción).

• Histórico-Lógico, nos permite seguir la dinámica de los procesos


estudiados primeramente en su consecutividad, tal y como han venido
ocurriendo, con sus avances, estancamientos y retrocesos, que nos perite
recoger todas las características de dicho devenir pero que no nos permite
distinguir lo fundamental de lo no fundamental, lo casual de lo necesario

33
(histórico) y el recurso de cuestionamiento del proceso que nos ocupa pero
persiguiendo descubrir abstrayéndonos de lo segundario y superficial, las
regularidades, tendencias características y momentos esenciales del mismo
(lógico).

Los recursos CUANTITATIVOS son aquellos que se proponen medir y cuantificar la


realidad como vía de obtención y valoración de la información a considerar en la
investigación.

Algunos de sus principales componentes son, entre otros, los siguientes:

• Medición-tabulación, cuando se ejecuta la determinación de los valores


cuantitativos de cada componente (medición) lo que permite usar dichas
medidas como recurso de caracterización, lo que se complementa
necesariamente, para tener la visión de la muestra estudiada. Con la
agrupación de dichos parámetros en tabas de valores (tabulación) que nos
ofrecen, graficar las tendencias existentes.

• Métodos cuantitativo-estadísticos diversos que, usando la estadística


como criterio de validación e incluso como recurso de validación, con la
cuantificación de las tendencias y con ello poder apreciar, incluso, los
comportamientos próximos posibles de la realidad.

Los recursos CUALITATIVOS son aquellos que se proponen constatar las


características cualitativas de la realidad estudiada (cualificar) tanto para obtener
los datos iniciales como para interpretar y valorar los resultados de la investigación.

Algunos de sus principales componentes son, entre otros muchos, los siguientes:

• Observación participante, es la variante de la observación donde el


investigador se convierte en un participante del proceso estudiado y en esa

34
condición poder estar en condiciones de interactuar con el resto de los
participantes, descubrir los significantes que los mueven, confirmar
vivencialmente las tendencias y normas de la consecutividad con se
producen los hechos estudiados. Especialmente en el estudio de prácticas
culturales de grupos y comunidades resulta imposible llegar a apropiarse de
las verdaderas características de las mismas sin que medie la observación
participante en las mismas del investigador.

• Historia de Vida, es un recurso biográfico que, a pesar de estar cargado de


la visión particular del informante, contiene toda la significación y subjetividad
que ha desencadenado en este ,último la realización y participación en
determinados hechos y procesos socioculturales que son de nuestro interés.
Quizás el ejemplo más conocido es esa obra magistral que es “Biografía de
un cimarrón” aportada a las ciencias sociales cubanas y universales por
Miguel Barnet.

• Grupos de reflexión y de gestión, se convierten en recursos mediante los


cuales se logra la evidenciar, concientizar y consensuar criterios y opiniones
y búsqueda de soluciones colectivas y por ello, vehículos que pueden
contribuir al incremento de la participación y el protagonismo de la población
en el enfrentamiento a los problemas y en los procesos correctores
necesarios. La distinción entre estos grupos dependa más de lo que se
persiga y logre con los mismos. La forma más frecuente es contribuir a la
reflexión colectiva sobre un aspecto de interés (grupo de reflexión) pero esto
puede llevar a la creación con ello de un grupo capaz de socializar las
opiniones consensuadas y a propiciar la participación colectiva en los
cambios a realizar.

• Estudio de casos, son aquellos donde se toma una realidad concreta (caso)
para intentar descubrir en el aquellos elementos que evidencian la presencia
de determinados problemas, los factores incidentes, las tendencias que
pueden estar produciéndose y obtener las experiencias necesarias que

35
luego, sino convertir estos resultados en realidad, podrían contribuir a
orientar más efectivamente el estudio de una realidad más extensa y
compleja.

• Criterio de expertos, donde se pretende obtener los criterios acumulados


por el saber y la experiencia de un grupo de personas consideradas, a los
efectos del estudio que se realiza, expertos.

• Investigación-acción participativa (IAP) es una modalidad de investigación


que pretende no solo conocer sino transformar una realidad social
determinada y donde se logra la participación de los implicados
cotidianamente en la realidad estudiada como recurso altamente significativo
en el conocimiento y la transformación que se pretende realizar.

Como puede apreciarse los recursos para los estudios sociocuklturales son muchos
y el perfecto conocimiento y selección de los mismos es la garantía de la eficacia de
la investigación a realizar y de los cambios que se pretende logrtar. Es por ello uno
de los retos más importantes de los estudios socioculturales mundialmente y en
nuestro país.

36
7. LAS DIFICULTADES MÁS FRECUENTES EN LOS ESTUDIOS
SOCIOCULTURALES.

A pesar de lo dicho sobre la novedad de la carrera de nuestro interés y la


conceptualización de lo sociocultural como profesión, los estudios de este tipo no
son recientes y por ello el estudio de tales experiencias nos permiten reflexionar
sobre las dificultades más frecuentes que están presentes en estos.

Pero la enumeración de la gran diversidad de tales dificultades haría inoperante


esta reflexión y por ello nos proponemos poner en consideración de los lectores
aquellas que consideramos más importantes y de mayor urgencia en su tratamiento
y que pudiéramos resumir en las siguientes:

• Preparación teórica y metodológica insuficiente por parte de los


responsables de la ejecución de estos estudios.

• Visión fragmentada del proceso social estudiado.

• Carácter contemplativo de tales estudios.

• Insuficiente compromiso con la solución de los problemas estudiados.

• Subestimación de los verdaderos protagonistas de los cambios a realizar.

Preparación teórica y metodológica insuficiente por parte de los responsables


de la ejecución de estos estudios.

El encargado de la realización de estos estudios se ha caracterizado generalmente


por una preparación teórica y metodológica que resulta sin dudas insuficiente para
enfrentar los retos de la complejidad de los problemas a estudiar y a solucionar.

37
En el orden teórico, se ha frecuente partir de presupuestos que no nos acercan a la
comprensión de la realidad estudiada. Por solo recordar algunos ya estudiados
anteriormente citemos los casos del enfoque “etic” en la interpretación de los
fenómenos socioculturales. A ello se suman muchos más, como la frecuente
presencia de concepciones unilaterales que se derivan de la filiación del estudioso
en cuestión a una determinada escuela o tendencia (positivismo, evolucionismo,
estructuralismo, funcionalismo, conductivismo, difusionismo, entre los muchos
“ismos” que han existido y aún existen) o la parcialidad teórica con que suelen
formar muchas universidades, especialmente en el campo de las ciencias sociales.

En el orden metodológico aún arrastramos las limitaciones de los estudios


exclusivamente cuantitativos, los enfoques descriptivos, limitados a comprender los
efectos y no las causas y los proceso mismos que generan los problemas
estudiados. En el mismo orden situamos los criterios “científicos” que renuncian al
compromiso del investigador con la verdad que se busca o la “recomendable”
apolitización de la gestión del científico como resultado de una “indispensable”
desideologización de la actividad investigativa, como si ello fuera posible de alguna
forma.

Visión fragmentada del proceso social estudiado.

Lamentablemente, si de problemas sociales se trata, la visión que podemos tener


cada uno de nosotros está marcada por tendencias evidentes de fragmentación de
la realidad estudiada.

Las ciencias sociales, surgidas tardíamente, asumieron desde sus inicios una visión
que identifica como “objeto de estudio” de cada una solo una parte de la realidad
social que nos rodea. Ello fue santificado desde la academia y el desarrollo de las
teorías, investigaciones, estudios, proyectos, planes y políticas derivadas de ello
suele arrastrar este enfoque fragmentado de una realidad que si bien es compleja y
diversa es, sin dudas, unitaria y sistémica.

38
Esta insostenible limitación ha provocado la movilidad de las fronteras impuestas
alguna vez, de forma esquemática y escolástica, por la academia. Hoy se hace por
suerte muy frecuente el contar con estudios que derriban las fronteras de una
ciencia determinada y hace uso de concepciones, enfoques, métodos y recursos de
diversas ciencias a favor de la comprensión más cabal de la complejidad social.

Pero el camino por andar en esta dirección es muy largo y a la vista de cada uno de
nosotros todavía abundan notablemente las visiones fragmentadas en la medida
que son el resultado de la mucha metafísica y dogmatismo que aún suele estar
presente en los estudios sociales.

No podríamos pasar a otro aspecto sin detenernos en la visión fragmentada que


nos ofrecen algunos puntos de vista muy frecuentes aún entre los estudiosos de los
procesos culturales y que constituyen no solo visiones erróneas sino que son fuente
de actitudes negativas socialmente, entre los cuales se encuentran:

• La identificación de la CULTURA solamente con los componentes artísticos y


literarios de la misma. Tal concepción no solo circunscribe la cultura a una
pequeña parte de su contenido real limitada a la creación de artistas y
literatos, con el enfoque excluyente que ello contiene, sino que se
desentiende de la creación toda de la humanidad, verdadera creadora de la
cultura. Entre los elementos excluidos se puede señalar, por la consecuencia
antipopular de tal exclusión, a la cultura popular y tradicional sin la cual no
podría hablarse de cultura.
Tal concepción excluye además los componentes vivenciales,
cotidianamente participativos, en que invierte el ser humano su tiempo “libre”
y en el que se conforma en gran medida su formación cultural, como sucede
con el deporte, la recreación, etc.

• Igual sucede con el uso del CALIFICATIVO CULTURAL solo para designar
determinadas instituciones, generalmente adscritas a los ministerios de

39
cultura, lo que excluye a la mayoría de las instituciones culturales existentes
en cualquier contexto social.

Carácter contemplativo de tales estudios.

El peor de los males en los estudios socioculturales suele ser el carácter


contemplativo que pretende ofrecernos, como único objetivo, una descripción
pormenorizada de una realidad que, si bien necesita ser vista en sus detalles por el
investigador para comprenderla, requiere en cualquier caso ser enfrentada y
transformada como factor condicionante, como razón genuina de ser, de tales
estudios.

El culto a la no intromisión del estudioso en la realidad objeto de su atención,


evitando contaminar con nuestras acciones, criterios y puntos de vista a este último,
condujo durante mucho tiempo a los investigadores sociales a limitarse a la
observación que renuncia a interactuar con la realidad, como si ello fuese posible
literalmente en cualquier investigación social sobre problemas contemporáneos.

Este criterio, inicialmente aceptable como recurso para descubrir una verdad no
mediatizada por el propio investigador ante las críticas hiperrelativistas y agnósticas
que siempre han sido enemigas de todo saber, especialmente el científico, conduce
inevitablemente a una “neutralidad” que ata de pies y manos no solo al investigador,
sino a los usuarios de dichos resultados por cuanto para proponer soluciones
siempre hay que asumir una posición y un determinado nivel de compromiso con
determinadas posiciones.

En realidad, tal neutralidad es solo aparente en la medida que no puede existir, si


de resultados verdaderamente científicos en relación con los problemas sociales se
trata. Las más de las veces ha sido una justificación para evitar asumir ciertas
posiciones, especialmente aquellas de carácter más radical y comprometido con los
intereses de los sectores sociales más humildes y revolucionarios.

40
Hoy en Cuba tal posición ha quedado condenada definitivamente.

Insuficiente compromiso con la solución de los problemas estudiados.

Muy vinculado a la situación anterior está la ausencia o insuficiente nivel de


compromiso con los resultados que muchos estudiosos asumen, especialmente en
el área de las ciencias sociales.

Para muchos investigadores, además de la descripción y la especulación teórica


derivada de su trabajo científico, no existe nada más, atendiendo a que a ello se
limita el resultado que se proponen.

Estos “científicos” consideran terminado su trabajo cuando confeccionan y entregan


el informe de investigación y cuando más se limitan a presentar dichos resultados
en eventos científicos o a publicarlos en revistas u otros medios similares.

Para ellos la solución de los problemas estudiados, para lo cual generalmente no


incluyen tan siquiera propuestas de acción, no ha sido contemplada en su
proyección de trabajo.

A este descomprometimiento deben las ciencias sociales gran parte de su “fama”


de superficiales, buenas para nada y de seudociencias a las que no hay que dar
mucha importancia. Es consecuencia frecuentemente de actitudes automarginantes
de investigadores que se consideran a si mismos como científicos de segunda.

Estas actitudes pueden ser más frecuentes de lo que podemos imaginarnos en un


primer momento. Se refleja incluso en la opinión de otros científicos, en opiniones
que califican a nuestro quehacer investigativo como “blando”, que nos designan
como “cientístas”, sociales por antonomasia, para distinguirnos de los “científicos”
que son los otros.

41
Pero hoy cada vez más los estudios socioculturales requieren de propuestas de
solución y participación del investigador en los procesos correctivos y gestores de
los cambios que son necesario realizar en un entorno social determinado. Ello es
especialmente importante en Cuba donde construimos un mundo mejor para todos.

Subestimación de los verdaderos protagonistas de los cambios a realizar.

Resulta aún más frecuente, y al mismo tiempo mucho más peligroso socialmente, la
actitud que atribuye el rol de protagonista de los cambios que deben producirse en
un contexto social determinado a determinados sujetos individuales o colectivos
pero excluyendo a otros que deben ser considerados como tales.

Nadie duda, ante una problemática social determinada y la necesidad de


enfrentarla, convocar a los gobernantes, a los líderes formales y a las instituciones
estructuradas que diseñan y aplican las políticas establecidas a participar de los
procesos correctivos proyectados.

Pero ello resulta insuficiente por cuanto los cambios propuestos no solo deben ser
ejecutados y realizados, sino discutidos e incluso concebidos con la participación de
otros sujetos que, individual y colectivamente, están llamados a jugar papeles
decisivos en la solución definitiva de los problemas abordados.

Ello se ha venido manifestando favorablemente en muchos proyectos y acciones


que toman a las personas, grupos y comunidades presentes en un contexto
problémico determinado no solo como participantes obligatorios sino como
protagonistas decisivos en la solución necesaria.

Ello también es resultado de siglos de menosprecio a los sectores populares, de


visión de las masas como rebaño incapaz de dar solución a los problemas que
requerían “sabiduría” e “inteligencia”. En los estudios culturales tales posiciones

42
fueron muy frecuentes y aún hoy encontramos estudiosos que pueden portar tales
prejuicios subestimantes.

Pero en la Cuba que construye la nueva sociedad y que gesta la nueva cultura
socialista no puede permitirse tal limitación en los estudios socioculturales por el
daño que, incluso inconscientemente, hacen al proyecto social que asumimos.

43
8. RETOS Y PERSPECTIVAS.

La existencia de una carrera universitaria siempre es el resultado de un proceso


donde interactúan diferentes tendencias y donde se ponen de manifiesto diversas
motivaciones, saberes, expectativas y demandas.

Ello resulta especialmente complejo en el mundo contemporáneo donde estamos


siendo testigos de la demolición de inoperantes fronteras preexistentes en el saber
humano o del surgimiento de profesiones que eran impensadas hace solo unos
años. Hoy se habla de campos profesionales altamente interdisciplinarios que
exigen nuevos saberes y nuevas maneras de conformar el conocimiento de los
futuros profesionales.

Esto resulta válido para la esfera social y un ejemplo evidente de ello puede
constituirlo la existencia de nuestra carrera: la Licenciatura en Estudios
Socioculturales.

Desde su surgimiento esta carrera universitaria ha estado enfrentando, en su


misión de formar un nuevo profesional, diversos y complejos retos, los más
importantes de los cuales quisiéramos compartir con Uds.

1. El nombre de la carrera.

El primer reto a tener en cuenta está en el nombre de la carrera que generalmente


ha sido un factor de gran importancia en la apreciación social de cualquier
profesión.

Ya hemos visto como el término “sociocultural” puede ser lo suficientemente


ambiguo como para no tributar a una visión adecuada de lo que distingue
específicamente a la nueva profesión. Frecuentemente entramos en contacto con el
término sociocultural en diversos contextos del quehacer cotidiano y profesional. Se
habla de intervención sociocultural, de estudios socioculturales, de enfoque

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sociocultural, de antropología sociocultural. En casi todos los casos podemos
apreciar, no solo el desconocimiento que acerca del contenido de dicho término
tienen las personas que no se dedican a los estudios sociales propiamente dichos
sino que, lo que resulta más grave, podemos constatar como especialistas y
profesionales vinculados a la esfera que podría denominarse sociocultural poseen
grandes imprecisiones en torno a dicho calificativo.

Usado múltiples veces para designar cosas y acciones distintas, parece apuntar
más a una actividad profesional oportunista y ecléctica que a una profesión de
carácter definitivo.

Pero el término, aunque ambiguo, nos sirve para señalar una ámbito social amplio
donde, remitiéndonos a la “cultura” en sentido desplegado y por tanto multifacético,
donde se trata de enfatizar con dicha calificación la inclusión de aspectos no solo
generalmente entendidos por culturales (incluidos tanto los “artísticos” y
profesionales como, de forma especial, los tradicionales), sino también de otros
muchos relativos a la inversión del tiempo libre y la recreación, la práctica del
deporte, el entretenimiento, etc.

Es cierto que la cultura permite identificar todo ello pero no deja de ser importante
reconocer que, si de sentido de profesión se trata, el calificativo de cultural se
tiende a identificar con los primeros y por tanto su uso lejos de esclarecer traería
consigo mayor confusión en torno a la carrera señalada.

Pero el uso del calificativo no es solo válido como recurso semántico para distinguir
un calificativo estrecho de otro de mayor amplitud.

Lo apuntado anteriormente no nos puede conducir a desconocer, y mucho menos


negar, la existencia de un término que se nos hace cada vez más frecuente, sino en
detenernos a reflexionar sobre el mismo con vistas a esclarecernos de sus
contenidos y propiciar una acepción más específica y operativa de este.

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Ya, en un momento anterior, hicimos una reflexión sobre como se ha ido
conformando el término y como es posible utilizarlo para distinguir la carrera de
otros estudios o más culturales, o más sociológicos, o más descriptivos.

Pero ello obliga a esclarecer los sentidos del uso del término “sociocultural”
especialmente para caracterizar la especificidad de una carrera resulta una
necesidad profesional que debe permitirnos no solo a los especialistas sino a los
estudiantes y población en general comprender el sentido con que lo usamos.

2. La visión social de la carrera.

Mucho más que un nombre que puede resultar confuso para muchos, se trata de
una visión social lo que cada carrera debe lograr. En el caso de Estudios
Socioculturales esto se hace especialmente complejo pues se conoce muy poco de
la misión profesional de los egresados, sus posibilidades y sobre todo sus
especificidades.

Esto resulta especialmente importante si consideramos como una tendencia muy


extendida y manifiesta en todo el país, que la visión sobre la carrera resulta
insuficiente e incluso distorsionada en las propias universidades donde se imparte
y, lo que es más importante, en el marco del principal empleador de nuestros
egresados, en este caso, en las instituciones del Ministerio de Cultura.

A ello ha contribuido sin dudas la existencia de dos diseños curriculares distintos en


el Plan de Estudios vigente (Plan “C”): el propio de las Universidades en sus cursos
regulares diurnos y otro específico para la enseñanza municipalizada en las SUM.
El primero diseñado para alumnos procedentes directamente del preuniversitario y
el segundo pensado originalmente para ofertar a trabajadores sociales en
funciones y luego extendido a otras vías de ingreso. Si a eso le añadimos la
expansión sufrida por la carrera, especialmente en sus matrículas de educación
semipresencial, en todo el país que ha debido ser atendida por profesores de muy
diversa procedencia y con diferentes grados de preparación y de visión de la

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carrera, podemos comprender mejor cuanto se puede haber contribuido a no
esclarecer la misión social de la misma.

Ello ha sido especialmente atendido en el trabajo por el perfeccionamiento de la


carrera realizado por la Comisión Nacional de la misma en los docuemtnos del Plan
de Estudios “D”, parte de los cuales ya hemos comentado anteriormente.

Dichos documentos se convierten en instrumentos que permitirán esclarecer las


especificidades de la carrera y con ello darle una adecuada visibilidad social a la
misma, lo que será posible en la medida que desarrollemos, controlemos y
perfeccionemos nuestra labor de divulgación de estos documentos rectores entre
profesores, alumnos, empleadores y la sociedad en general, logremos una más
eficiente orientación profesional, demostremos lo que son capaces de hacer
nuestros alumnos y egresados y atendemos más intensamente las exigencias y
demandas que hace la sociedad a la carrera en cada territorio.

3. La autoformación de nuestros claustros.

Nuestras carreras han surgido con la conformación de claustros de diversa


procedencia, integrados por docentes de diversa formación y con muy diversa
experiencia profesional. Ello constituye en principio una fortaleza para una carrera
que se mueve en campos de acción y en modos de actuación diversos y
necesariamente múltiples.

Pero dicha fortaleza es solo una potencialidad que necesitamos hacer realidad y
ello solo es posible lograrlo con un trabajo colectivo de nuestros claustros no solo
de concertación académico-profesional sino de formación colectiva, de verdadera
autoformación.

Lejos de renunciar a las experiencias, saberes especializados y diversidad de


enfoques que entre todos logramos, se impone compartirlos, lograr una
coparticipación en la preparación de los programas, las actividades docentes, los

47
mecanismos de evaluación, el diseño y atención a la práctica laboral y la
investigación estudiantil, etc.

En una carrera surgida a la luz de los retos de las transformaciones sociales que se
producen en nuestro país, de los intensos y comprometidos intercambios
socioculturales que realiza nuestro pueblo con otros pueblos del mundo, en el
marco de los múltiples programas de la Revolución que se sustenta en la necesaria
y difícil Batalla de Ideas, se impone hacer que nuestros claustros sean cada vez
más multidisciplinarios, interdisciplinarios e incluso transdisciplinarios como vía para
trasmitir estas características a nuestro estudiantes y a su futura acción profesional.

Es importante por tanto lograr que cada profesor avance en su especialización y


alcance resultados académicos y científicos en la superación especializada que
mucho debe contribuir a la visibilidad científica de los mismos, a evaluar la calidad
del claustro y a la disponibilidad de masters y doctores en nuestras aulas
universitarias. Pero ello no resulta suficiente.

Para lograr el claustro que necesitamos debemos aprovechar todas las


posibilidades, logrando la participación activa de nuestros claustros en diferentes
tareas y proyectos de carácter sociocultural, conocer e identificar los retos
derivados de las nuevas exigencias profesionales que reciben nuestros egresados,
perfeccionar nuestra visión sobre las especificidades del territorio y ello no se logra
sino a través de un intenso y permanente proceso de autoformación colectiva
donde se combine la formación de experiencias, el incremento de los compromisos
sociales y la sistematización de saberes diversos que pueden y deben estructurarse
luego en la actividad académica tanto de pre como de postgrado.

4. La capacidad para asumir demandas de estudio y transformación


sociocultural para las que no hemos sido preparados.

Ya hemos hablado de la dificultad que encierra el intento de formar un profesional


con conocimientos, habilidades y recursos transformativos que satisfagan la

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demanda derivada de las complejas necesidades sociales en que vivimos y la
necesidad de su tratamiento con un enfoque integrador, multidisciplinario y
movilizador de los diversos sujetos sociales implicados en los mismos, convirtiendo
a estos en los verdaderos actores y protagonistas de las transformaciones
necesarias.

Esta dificultad se hace más aguda cuando tomamos conciencia que para lograr
enfrentarla necesitamos hacerlo con saberes aprendidos y experiencias
acumuladas que requieren ser cuestionadas y hacer de este enfrentamiento mismo
un proceso de aprendizaje de todos los implicados que se convierte en un reto de
significativa importancia y que nos recuerdan aquella idea de Marx que asegura que
“… las circunstancias se hacen cambiar precisamente por los hombres y que el
propio educador necesita ser educado”8.

Hacerlo es una necesidad y de la capacidad que demostremos para asumir estas


demandas dependerá la credibilidad de nuestra labor y de la visibilidad de la nueva
profesión.

5. Demostrar las potencialidades de la carrera y la capacidad de nuestro


egresado para satisfacer necesidades profesionales no resueltas en nuestros
territorios.

La sociedad nos ha hecho una demanda y nosotros hemos respondido a la misma


con un programa de formación profesional específico, pero ello no basta pues ello
es solamente el inicio de la respuesta al reto formulado.

Queda mucho por hacer y resulta inevitable asumir el reto de demostrar a esa
sociedad que nos formula la demanda que nuestra respuesta académica es la
adecuada y ello solo es posible hacerlo evidenciando cuales son las
potencialidades reales de la carrera y de los profesionales egresados de la misma

8
Marx, K. Tesis sobre Feuerbach. Tesis III. En Marx y Engels, Obras Escogidas en 3 tomos. Tomo I. Ed. Progreso.
Moscú.

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para enfrentar adecuadamente la solución de los problemas socioculturales
existentes y hacerlo de forma que no quede ninguna duda que nuestro egresado no
es un sustituto profesional de nadie, aunque puede hacerlo, y si un especialista que
dispone de conocimientos y recursos propios para hacer lo que otros no hacen
atendiendo a su formación de pregrado.

Determinar cuales son esas especificidades, esas formas específicas de hacer y


actuar, esas habilidades distintivas, resulta parte del reto y en ello debemos
colaborar todos de forma activa y permanente.

6. Dinamitar la concepción habitual de cultura y del trabajo cultural

Visto el egresado de la carrera como un profesional dotado de habilidades y


conocimientos muchos más multidisciplinares en el campo de las ciencias sociales
y caracterizado además por un alto compromiso con el desarrollo social que en
esencia siempre debe ser autodesarrollo, es decir, logrado con la participación y el
protagonismo de los implicados, es comprensible que el mayor reto de este está en
enfrentarse a un concepto de cultura que tiende a ser estrecho y fragmentado
(cultura como instrucción, como arte y literatura, como cultura profesional y elitista,
como servicio social, como espectáculo, como entretenimiento).

El nuevo profesional debe “dinamitar” tal concepto de cultura en la medida que le


queda pequeño, que lo limita y atrofia, por cuanto su labor debe convertir a la
cultura en todo lo contrario a lo que lo limita, esto es, no solo instrucción, no solo
arte y literatura, no solo profesional y siempre tratando de desterrar definitivamente
lo que pueda tener de elitista, asumirla no como servicio social que se brinda al
pueblo por cuanto no es solo espectáculo o entretenimiento sino que es, por
excelencia, recurso de realización plena del hombre en la búsqueda de su
enriquecimiento espiritual, el uso productivo y útil de su tiempo libre, el incremento
de su calidad de vida, de lucha por la identidad y sobre todo, de liberación y

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desalienación por excelencia, a pesar de lo que puedan pensar algunos que se
dicen cultos.

A ello debe contribuir el egresado de nuestra carrera y en esa lucha participamos


todos los que estamos implicados en su formación, en su atención como estudiante,
en su ubicación como profesional, en su superación de pre y postgrado.

Por otro lado, esta carrera, a pesar de ser tan joven, permite proyectarnos sobre
las perspectivas de la misma en las condiciones de nuestro país.

1. Consolidación de los claustros y progresivo reconocimiento de la


carrera en los contornos universitarios y territoriales.

Ya existen claustros consolidados, formados de forma creciente por


egresados de la propia carrera además de otros muchos valiosos
profesionales y comienzan los procesos de acreditación de la carrera que
están contribuyendo a una mejor apreciación de la gestión que se viene
realizando en estos colectivos, tanto en las sedes centrales como en las
sedes y centros universitarios municipales. Siendo una carrera que hace solo
unos años no existía, ha logrado en muchos CES del país, un espíritu de
academia y de humanismo que debe contribuir al fortalecimiento de tales
centros como universidades.

Al mismo tiempo, al lograrse un desarrollo equivalente favorable de la carrera


y las experiencias acumuladas en los diferentes centros universitarios donde
se desarrolla la carrera, se han creado tendencias a la comunicación y
colaboración entre las diferentes universidades y entre estas y las
instituciones socioculturales que contribuye al reconocimiento de la carrera
en sus respectivos entornos y nacionalmente.

2. Fortalecimiento de la actividad de extensión universitaria que realizan


los diferentes centros de Educación Superior del país, incluidas las

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estructuras municipales, entidades laborales de base y unidades
docentes.

Siendo la actividad de extensión universitaria una manifestación genuina de


la gestión y promoción sociocultural, ya comienza a ser evidente en muchos
CES del país un mejoramiento y diversificación de la primera.

Ello es resultado de la consideración estratégica en el seno de la carrera que


las propias universidades y centros donde se desarrolla la carrera es, por
naturaleza, una unidad docente para la carrera y la extensión universitaria,
en sus diferentes variantes socioculturales, son un marco adecuado y
accesible para la participación y aprendizaje de nuestros estudiantes.

3. Contribución decisiva a la universalización de la educación superior y a


la conversión de un número creciente de profesionales que laboran en
muy diversas instituciones en colaboradores del proceso de formación
del profesional.

La universalización de la educación superior, como necesidad estratégica del


país, tiene en la carrera de Estudios Socioculturales no solo una vía formal
de su realización, a partir de las matrículas, clases, contratación de
profesores y sedes municipales en lugares diversos de la geografía nacional,
sino, y es lo más importante, en una vía de aprovechar las innumerables
potencialidades que tiene para la formación universitaria en esta carrera, las
miles de instituciones culturales, los cientos de miles de profesionales
experimentados existentes en las mismas y la oportunidad de convertir en
recursos formativos y educativos las instalaciones, las necesidades de
solución y el propio proceso de transformación sociocultural que ocurre en
todo el país.

4. Incremento de la visibilidad profesional de los egresados en el marco


de su potencial ubicación en instituciones culturales.

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Cada vez más nuestros egresados llegarán a sus puestos de trabajo con
mayor preparación y capacidad de transformación. Ya las instituciones
culturales en que son ubicados comienzan a reconocer que ese joven
graduado es portador de una formación más completa y eficiente para el
cumplimiento de los objetivos que tales instituciones se han planteado y en la
necesidad de trazarse nuevas metas y perspectivas de trabajo.

A ello ha contribuido no solo la presencia de nuestros graduados, sino la de


nuestros estudiantes y profesores en las prácticas de producción, en los
eventos culturales, en el hacer cotidiano y sin dudas, también la participación
creciente de los propios profesionales que laboran y dirigen tales
instituciones en la labor educativa en la carrera, ya sea en las sedes
universitaria o en la propia docencia en la sedes centrales.

Ya tenemos estudiantes y recién graduados que son atendidos, en su acción


laboral en diferentes instituciones, por profesores e incluso egresados de la
carrera.

5. Perfeccionamiento de la gestión sociocultural en el país.

Siendo la gestión sociocultural la médula de la acción profesional de nuestra


carrera, el perfeccionamiento de la misma y la formación sostenida del
claustro y crecientemente de nuestros estudiantes en ello será un recurso
valioso para el fortalecimiento de la gestión sociocultural que se desarrolle en
el país desde cada centro, institución, unidad docente, proyecto, evento,
programa, etc.

A ello esta contribuyendo la unidad que se ha logrado entre los claustros


universitarios de nuestra carrera y los centros principales encargados de la
investigación, la promoción, la capacitación y la programación cultural de
cada territorio.

53
6. Contribución al incremento de la eficacia de las instituciones culturales
del país y al objetivo de crear una cultura popular general integral y
masiva.

Por las mismas razones expuestas en el aspecto anterior es comprensible la


contribución al incremento de la eficacia de las instituciones culturales del
país en la medida que las limitaciones aún existentes pasan, en gran medida,
por la gestión y la promoción sociocultural que se debe realizar.

Con ello y con todo lo que podamos hacer donde quiera que exista un
profesor, un estudiante o un egresado de la carrera, estaremos fortaleciendo
ese ejercito de combatientes de la cultura, entendida no solo como propia de
lo artístico y lo literario, e incluyendo a la educación, la salud, el deporte, la
recreación, los medios de difusión, etc con los que el país se propone crear
una cultura general integral que se haga masiva para todos como recurso no
solo del engrandecimiento y enriquecimiento espiritual de cada ciudadano
sino como mecanismo liberador de la sociedad.

7. Aparición y crecimiento de una demanda de utilización de graduados de


la licenciatura en Estudios Socioculturales en instituciones no propias
del MINCULT.

Además del MINCULT y los propios CES del país que son hasta ahora los
principales empleadores de nuestros egresados, se abre la perspectiva de su
ubicación en otros centros e instituciones del país.

Pueden ser especialmente importantes, en la medida que se evidencia la


capacidad de nuestros egresados en la gestión sociocultural, la colaboración
e incluso perspectiva ubicación en centros y colectivos de investigación
social e incluso de estudios y evaluación medioambientales y de desarrollo
local.

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La existencia de comunidades y colectivos numerosos diversos que
confrontan problemáticas socioculturales complejas está creando una
demanda creciente de estudios de este tipo no solo en comunidades
complejas sino en grandes empresas de producción y servicios e incluso
medios de comunicación, centros educativos complejos, unidades militares,
etc.

La trascendencia sociocultural que indiscutiblemente tiene los desastres


naturales y de cualquier tipo, potenciará el fortalecimiento de estudios
relativos a la gestión y promoción sociocultural en la prevención,
enfrentamiento y mitigación de los efectos de estos.

La experiencia internacionalista cubana en diferentes sectores de


colaboración con una parte considerable del mundo y el necesario contacto
con culturas y pueblos diferentes al nuestro está abriendo la perspectiva de
fortalecimiento de estudios y acciones dirigidas a perfeccionar la eficacia de
esta colaboración contentiva de un componente sociocultural importante que
no puede ser abordado por los especialistas que realizan directamente esta
colaboración científico-profesional lo que establece la perspectiva de
realización de estudios valorativos que contribuyan a una mejor preparación
sociocultural de los colaboradores y permitan la evaluación de los impactos
socioculturales correspondientes.

8. Contribución al desarrollo de investigaciones y proyectos científico-


técnicos con mayor capacidad de comprensión de las dinámicas
sociales presentes en sus contextos y una mayor capacidad para
introducir sus resultados atendiendo a una mejor gestión sociocultural
del conocimiento y utilización de los recursos.

La demanda creciente de investigaciones y proyectos científico-técnicos


contentivos de enfoques multidisciplinarios donde deben estar presente

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ineludiblemente la visión de las ciencias sociales integradas hace posible la
perspectiva de inclusión progresiva de egresados de la carrera en estas,
inicialmente sobre todo en lo relativo a las caracterizaciones y evaluación de
impactos, y paulatinamente a la inclusión de mecanismos de armonización
de las acciones con los intereses y los mecanismos culturales existentes
para favorecer la participación y el protagonismo de todos los individuos y
colectivos implicados en estas transformaciones.

9. Incremento de la capacidad de realización de proyectos comunitarios.

Se ha venido incrementando la demanda y la experiencia de realización de


proyectos comunitarios que desde diversos puntos de vista se ejecutan en el
país. En ellos, de forma creciente, vienen participando estudiantes,
profesores y graduados de la carrera y con el incremento de estas fuerzas es
evidente que se incrementa no solo la cantidad sino la calidad de los
proyectos comunitarios que se desarrollan y se irán iniciando
perspectivamente.

10. Contribución al incremento de la participación y protagonismo de la


población en la vida social y cultural del país.

Un resultado apreciable de todo lo anterior será la contribución que se puede


estar haciendo al incremento de la participación y el protagonismo de la
población en el disfrute y aprovechamiento de los recursos culturales
disponibles y al enriquecimiento espiritual que ello trae consigo sino además,
sin lugar a dudas, la contribución que se logra por esta vía para que nuestro
pueblo se sienta protagonista y asuma ello cada vez más, de los procesos
más complejos que lo convocan tales como las elecciones del poder popular,
las rendiciones de cuenta de los delegados, el perfeccionamiento de la vida
comunitaria, el fortalecimiento y perfeccionamiento de las empresas y la vida
productiva del país, la preparación para la defensa de la Patria, la integración

56
a tareas cada vez más complejas y por tanto a la plena realización de cada
individuo como ciudadano y como constructor de la nueva sociedad.

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A MANERA DE CONCLUSIONES.

Como hemos podido apreciar, cuando hablamos de estudios socioculturales lo


estamos haciendo refiriéndonos, no solo a una nueva carrera o a un campo
profesional multidisciplinario, sino a un conjunto de acciones cognoscitivas y
transformadoras que tiene a la sociedad y sus problemas como referente y en el
contexto de los cuales la cultura, vista no como atributo individual sino como
sistema social de interacciones, se evidencia como medio de comprensión de la
realidad estudiada y como recurso de transformación de la misma.

Para ello debemos integrar muchas acciones, necesitamos apropiarnos de un


enfoque holístico que nos permita descubrir la dialéctica de los procesos sociales y
sobre todo contribuir a propiciar los mecanismos de participación protagónica de
todos en ese construir cotidiano del mundo mejor que deseamos.

Pero las particularidades de cada lugar y momento requieren de análisis específicos


y propuestas que hacen de los estudios socioculturales correspondientes tan
inagotables como la realidad misma.

Es por ello que en el desarrollo del claustro y las actividades formativas en nuestra
carrera debe primar el estudio problémico de la realidad que nos rodea, la
exploración cuestionante de las expresiones socioculturales de nuestros territorios,
descubriendo lo general y lo específico en lo estudiado y contribuyendo a la
participación de todos los implicados en la búsqueda de las soluciones necesarias.

Estas reflexiones solo han sido una valoración de problemáticas generales que
pueden expresarse con diferente intensidad y atributos en cada lugar y por ello solo
pretenden favorecer una reflexión de cómo se expresan en nuestro entorno, que
podemos tener por hacer a nuestro alrededor y entonces disponernos a enfrentarlo.

Ese es el reto mayor de nuestro trabajo.

58

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