El Perdón
El Perdón
El Perdón
Los seres humanos somos organismos con sistemas de regulación interna tanto
biológicos como psicológicos, los mismos que posibilitan la vida, así también
estamos en inter-relación con otros organismos, siendo todos parte de un sistema
mayor que nos contiene y que también tiene diferentes modos de regulación como
el clima, las leyes físicas, los sistemas de regulación social, entre otras.
Hay situaciones vinculares en que sentimos que hemos sido víctimas de algún tipo
de abuso, y como consecuencia nos resulta natural sentir enojo y dolor, sin
embargo, muchas veces estas emociones no son legitimizadas ni expresadas (con
frecuencia ocurre por desconocimiento de su función) generando así las
condiciones para que éstas se cristalicen convirtiéndose en resentimiento,
quedando así, ligados a la persona que nos infligió el daño o a la situación.
Desde mi punto de vista, veo que el perdonar puede algunas veces ser superficial,
y no me parece lo más útil como única y exclusiva resolución. Lo que planteo sea
quizás más doloroso, pero siento que finalmente será de mayor utilidad, y que
luego estaré en mejores condiciones de poder resolver la situación o perdonar.
Esto debe ser tomado con cuidado y no ser una excusa para sentir culpa
disfuncional que sólo produzca malestar innecesario.
Por ejemplo: puede que haya ocurrido determinada situación, porque tengo
un aspecto dependiente (una parte de mi ser que experimenta esa sensación de
dependencia) que no pone límites claros por miedo a sentirse abandonado o
sentirse rechazado, por lo tanto, permite en muchas ocasiones la invasión de su
autonomía sintiéndose luego lastimado.
Por otro lado, al permitirme personificar y actuar los aspectos que facilitaron que
ocurriera lo que me ocurrió (los aspectos carenciados), descubro
vivencialmente sus necesidades aprendo a existir desde este lugar, de modo que
cuando surgen ya no son espacios oscuros y desconocidos para mí.
Sin embargo, quiero señalar que parte de la madurez es reconocer aquello que
puedo modificar y aceptar aquello que escapa a mis posibilidades. Es decir, no
todos los diálogos, desde un inicio, tienen un desenlace de comprensión, muchos
de ellos necesitarán de tiempo e instrumentación para lograrlo, o de la aceptación
en el aquí y ahora de la imposibilidad para modificarlo.
Para concluir diré que otra esfera del resentimiento, que vale la pena explorar, es
la relación que mantienen mi evaluador interno y mi aspecto resentido, ya que
este evaluador interno puede empeorar mi estado de resentimiento o enojo
cronificado, diciéndole por ejemplo: “mírate cómo estás, ni siquiera puedes
expresar tu molestia”, o “eres una mala persona por sentir enojo, él (ella) era
tan bueno (buena)”, etc.
Considero el resentimiento como un síntoma, como una señal que nos indica
algunos aprendizajes que se hacen necesarios transitar, un síntoma como
cualquier manifestación corporal o emocional. El cual nos conduce a explorar la
relación que mantengo con ciertos aspectos carenciados, los aprendizajes que
impiden reconozca y exprese mi dolor y enojo, la manera como evalúo a mi
aspecto resentido, y la exploración del vínculo interpersonal.
Bibliografía: