Marco Teorico

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MARCO TEORICO

La criminología tiene un largo desarrollo histórico, mientras que la psicología trata de

indagar que es lo que induce al sujeto a cometer crimines, qué significado tiene esa

conducta para él, qué siente, porque el castigo no le atemoriza y le hace abandonar o no

llevar a cabo la acción. Investigaciones acerca de los AS (asesinos seriales) estos sujetos

son aquellos que matan por lo menos en tres ocasiones con un intervalo entre cada

asesinato, a través de la historia se conocen múltiples AS, cada uno caracterizado por un

tipo de conducta durante el acto criminal, los asesinos seriales están específicamente

motivados por múltiples impulsos psicológicos los más marcado son por ansia de poder y

compulsión sexual, cabe mencionar que muchos de estos sujetos tienen sentimientos de

inadaptabilidad social e inutilidad, al igual durante su desarrollo en la infancia fueron

humillados, rechazados y sufrieron de algún tipo de abuso sexual. Por lo cual a la hora de

realizar el asesinato esto les genera el sentimiento de poder. Debido a la sensación de

control durante el crimen este es el factor más motivante. Habla de una consistencia

conductual del asesino, pero esta puede ser similar entre varios ofensores. Para establecer

estas diferencias es necesario distinguir que tipo de conducta siguen. Existen diferentes

clasificaciones de AS entre las cuales encontramos aquellos que son organizados y

desorganizados, localizados o itinerante y visionarios-misionarios. (Rodríguez. L. (2018)

Criminología Clínica)

Por otra parte, Holmes de Burguer los clasifica de la siguiente manera: psicópata, sádico

sexual, asesino por diversión, crimen organizado y envenenadores que cuidan personas.
Se ha propuesto que el perpetrador participa en ambos roles, tanto de víctima como de

ofensor, para explicar esto se han propuesto las siguientes teorías.

Teoría relacionada al trauma se plantea la asociación entre el abuso, abandono y revive

algunos actos que sufrió en la infancia, esto se llega a relacionar con “la identificación con

la víctima “entre los factores que se enmarcan dentro de esta teoría son aquellas hipótesis

en la cual el AS identifica la parte agresora en otra persona comparándola por

características o rasgos. Otra teoría traumatogénica es la de la madre sexualmente

provocativa, quizás abusó sexualmente del menor, por lo que el homicida desplaza su

agresividad hacia la madre a otras figuras femeninas.

Teoría relacionada a distorsión cognitiva los AS tratan de justificar su conducta, desean el

contacto sexual, por lo cual una característica de la distorsión cognitiva es brindarles un

guion a sus víctimas, sobre como ellos desean que estos actúen, de esta manera el homicida

puede castigar a la víctima si esta no cumple con su papel, demostrando una vez más el

poder que ejercen sobre los otros.

Hipótesis de víctima sustituta es la ampliación de técnicas sadomasoquista cuando el

homicida no encuentra a la persona que cubra el perfil que busca, se asocia a la auto

erotización, Hipótesis vicaria (tomar el lugar de otro) se plantea que el asesino debe

identificarse con la víctima, para así saber qué respuesta esperar de la víctima cuando él la

torture. El modelo de tolerancia adictiva.

Hipótesis de grandiosidad sádica el ofensor busca el control de su víctima más allá de la

muerte. Redondo S. y Garrido S. (2013) Principios de criminología


Es evidente que el núcleo familiar y la interacción social tiene gran influencia en la

conducta delictiva. Si bien se sabe que la familia es un grupo que actúa en conjunto, como

sistema de equilibrio, estable o inestable, afectiva entre otras características las cuales

promueven ciertas conductas en los individuos, al igual que la interacción, los roles que se

juegan dentro de ella va construyendo la personalidad del individuo. La estructura familiar

y las actividades desplegadas por ella contribuyen esencialmente a determinar la naturaleza

específica en la conducta delictiva.

Clara Thompson señala que la agresión se presenta normalmente como una respuesta a las

situaciones de frustración. Representa la distorsión de una tentativa por dominar la vida,

pero es probable que la crueldad misma sólo se presente cuando el niño haya debido

experimentarla de antemano en su propia persona.

Por otra parte, hablando del sentimiento de identidad E. Erikson expresa que el mecanismo

de introyección y proyección que prepara la base para posteriores identificaciones, depende

para su relativa integridad de la satisfactoria reciprocidad entre los adultos y el niño.

Sutherland definió la Criminología como el cuerpo de conocimientos relativos a la

delincuencia en cuanto fenómeno social, lo que incluiría el análisis del proceso de creación

de las leyes, de su quebrantamiento, y, también, de las reacciones sociales que siguen a las

infracciones (Sutherland, Cressey y Luckenbill, 1992). Como derivación de ello, serían

objetos de interés criminológico, los delitos, los delincuentes, las víctimas y los sistemas de

control social, que constituirían así las áreas principales de estudio de la Criminología, a las

que respondería en buena medida la estructura de esta obra. Involucrarse en

comportamientos criminales puede ser la forma en que una persona se adapte o sobreviva a
condiciones funestas. Otras personas pueden decidir que la violencia es necesaria para

defender su honor, protegerse o alcanzar una meta personal. En cualquier caso, el individuo

escoge lo que cree que es la mejor alternativa en situaciones particulares. Los seres

humanos son, en gran parte, expertos en resolver problemas. Perciben, codifican,

interpretan y toman decisiones con base

igual que externos, juegan roles significativos en el comportamiento, precisamente en esto

radica la esencia de la teoría de aprendizaje social, para explicar el comportamiento

humano, teóricos del aprendizaje social hacen énfasis en variables cognitivas o los procesos

internos

que comúnmente se denominan pensar y recordar. El término aprendizaje social refleja la

suposición que aprendemos primordialmente, observando y escuchando a las personas a

nuestro alrededor, es decir, el ambiente social. De hecho, los teóricos del aprendizaje social

creen que el ambiente social es el factor más importante en la adquisición del

comportamiento humano (Bartol, 2002).

Philp Zimbardo diseñó una serie de estudios en los que examina la influencia de la des

individualización, proceso en el que se pierde la identidad de sí mismo para convertirse

parte de un grupo, y hace de esto una variable situacional. Con base en los estudios de

Zimbardo,

Bartol señala que la des individualización sigue una cadena compleja de eventos. Primero,

la presencia de muchas otras personas alienta sentimientos de anonimato; luego, el

individuo siente que ha perdido su identidad y se convierte parte del grupo. Bajo estas

condiciones, la persona no puede ser aislada y ser responsable por su comportamiento.


Aparentemente, este sentimiento genera entonces una “conciencia de pérdida de sí, una

preocupación reducida sobre las evaluaciones de los otros, y un estrecho enfoque de

atención”,

como afirman Baron y Bryne (1977). Cuando son combinados estos procesos, disminuyen

las restricciones contra comportamientos criminales antisociales, los cuales parecen ser

ingredientes básicos en la violencia masiva (Bartol, 2002). Con estas condiciones, las

personas pueden realizar cosas que normalmente nunca harían, ya que el sentido de

identidad propia se extravía entre la multitud.

Antecedentes históricos de los perfiles psicosociales Según Garrido (1993), el perfil

psicosocial puede definirse como una estimación acerca de las características biográficas y

del estilo de vida del responsable de una serie de crímenes graves. En palabras de Ressler

(1986 p. 12), “las personas que realizan un perfil buscan patrones de comportamientos e

intentan encontrar las características [psicológicas y sociales] de los delincuentes utilizando

el razonamiento analítico y lógico”. Cesar Lombroso, con su teoría de antropología

delictiva, concluyó que había varias características físicas indicativas de un criminal nato

entre las que se encontraban la desviación en tamaño y forma de la cabeza, la raza y región

de procedencia

del delincuente, asimetría de la cara, dimensiones excesivas de la mandíbula y pómulo,

entre otras. Criminales natos. Delincuentes degenerados, primitivos, cuyá psicología y

rasgos físicos se correspondían con la de hombres de periodos anteriores de la evolución

humana (atavismo). Entre esos rasgos físicos detonadores de la criminalidad atávica se

hallaban, entre los 18 que cita, los siguientes: cara asimétrica; mandíbula y pómulos

grandes; orejas de gran tamaño, o realmente pequeñas, o de forma de asa como las de los
chimpancés; dentadura anormal; brazos excesivamente largos; dedos en las manos y pies de

más; bolsas en las mejillas; y barbilla hundida, o excesivamente larga, o corta y plana,

como la de algunos simios. Criminales enfermos. Delincuentes que sufrían de

enfermedades o deficiencias mentales y físicas. Criminaloides. Un grupo muy numeroso de

delincuentes sin características especiales. No tenían defectos mentales, pero su

constitución mental y emocional le predisponía al delito (p. 36). Los anteriores aportes

tienen un fuerte componente biologicista y fueron abandonados por la poca utilidad que

ofrecían, así como por sus carencias científicas. Posteriormente, y junto con los avances

que la psicología iba atesorando, las teorías dejaron a un lado las características físicas para

detectar a criminales y empezaron a usar características psicológicas. Aritzabal. E. (2010)

Psicología forense estudio de la mente criminal

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