Estructuracion de Sermones - Judy Brown PDF
Estructuracion de Sermones - Judy Brown PDF
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Paso a paso
Judy L. Brown
Todos los derechos reservados según la ley literaria internacional. Está prohibida
la reproducción total o parcial del contenido y/o cubiertas sin el permiso escrito
del publicador.
Todas
1. El tema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
2. La proposición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
3. La pregunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
4. La palabra clave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
5. La oración transitiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
6. Puntos principales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
7. Puntos secundarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
8. La introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
9. La conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
10. El título . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Reflexiones
iniciales
Estrucuración de sermones
Función de la estructura
Algunos ministros cuestionan la necesidad de estructurar un mensaje
en forma de bosquejo. Dicen que hacerlo no es natural, espontáneo ni lo
suficiente espiritual. Tal vez la queja de ellos es resultado, por lo menos
en parte, de una tendencia a dividir. Muchas veces, cuando se divide una
situación en dos opciones opuestas y se obliga la selección de una y la
exclusión de la otra, se pierde algo excelente. En otras palabras, sí es posible
para los predicadores hacer su presentación en forma muy ordenada y a la
vez ser naturales, espontáneos y espirituales.
De modo que, en vez de anunciar a los oyentes algo como: “No tengo
un sermón que predicar, pero sí tengo un mensaje de Dios”, el predicador
debe hacer el esfuerzo por tener ambas cosas. Un mensaje es como una
piedra preciosa; tal vez como un diamante oculto en la tierra. Como es un
mensaje divino, ha sido creado y dado por Dios y es de un valor enorme.
La transformación del mensaje en un sermón es como la limpieza, el corte
y el pulimento que se hacen a una piedra en bruto. Sin esta preparación,
muchos no podrían apreciar el valor, y quizás ni la identidad, del diamante.
Así, pues, el mensaje que no es sermón es apreciado por el predicador, pero
no será igualmente apreciado por los oyentes. Sería como ese diamante en
bruto tirado en el camino, que el transeúnte vería como un trozo de vidrio.
Naturalmente, la analogía se aplica también en otro sentido. Un
sermón que no es un mensaje de Dios no tiene más valor que un circonio
cúbico. La piedra, o el sermón, puede mostrar o exhibir una artesanía
exquisita, pero ninguna cantidad de cortes ni pulimentos puede cambiar
su poco valor inherente.
2
Por lo tanto, el asunto del “mensaje” y del “sermón” no debe representar
una competencia entre ambos. Uno debe ser complemento del otro y
viceversa. Lo mismo se aplica a la espuria antimonia “espiritual versus
mecánico” o “divino versus humano” de la predicación. Para los fines de
Reflexiones iniciales
3
El tema
1
El tema
Tema general
Éste identifica de qué se hablará, en la forma más general posible.
En realidad revela muy poco del sermón porque es muy general, pero da
cierto indicio de él. Como necesita pocas palabras para decir tan poco, el
tema general debe limitarse a una o dos palabras. A continuación algunos
ejemplos:
5
Esta lista no es de ninguna manera exhaustiva; simplemente representa
una muestra de posibles temas generales. Todo sermón debe tener un sólo
tema general.
Estrucuración de sermones
Tema específico
Éste es el aspecto específico del tema sobre el que el sermón se enfoca.
Por ejemplo, si el tema general es “el adulterio”, el tema específico podría
ser “cómo evitar el adulterio” o “consecuencias del adulterio”. Obviamente,
el tema específico revela más del sermón que el tema general. Para que
esto suceda se necesitan más palabras; como consecuencia, los temas
específicos siempre son frases (no oraciones). La frase debe ser lo más
breve y sucinta posible.
Dentro de cada tema general hay muchos temas específicos, así como
la hogaza de pan tiene varias rebanadas. Por ejemplo, del tema general de
la adoración podrían extraerse los siguientes temas específicos:
• propósito de la adoración
• adoración en el cielo
• obstáculos a la adoración
• adoración personal
• adoración corporativa
• métodos de adoración
• actitudes en la adoración
• fortaleza que se obtiene por medio de la adoración
• adoración durante las pruebas
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por sentado subconscientemente.
Sin embargo, el predicador principiante siempre debe identificar un
tema general y un tema específico, y debe asegurarse de que son claramente
distintos uno del otro pero adecuadamente relacionados entre sí.
El tema
7
Puntos principales: I. derrota espiritual
II. victoria espiritual
Estrucuración de sermones
Debe notarse que los sermones con dos puntos principales opuestos
(uno positivo y el otro negativo) como en el ejemplo anterior, tienden a
ser de una construcción temática que se inclina indebidamente hacia uno
de los dos puntos, por lo general al positivo. No es difícil dominar esto;
simplemente exige de un momento adicional de atención.
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sermón eterno que se predicará no será de ninguna manera un substituto
de segunda categoría.
Dos analogías podrían ayudar a destacar la igualdad de estas dos
categorías de sermón. Primeramente, puede decirse que lo que un sermón
El tema
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Dios. Será una tentación esperar un momento más oportuno para anotar
las ideas que de momento parecen tan impresionantes, asegurándose a uno
mismo que la memoria será suficiente. Sin embargo, muchísimas veces la
Estrucuración de sermones
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2
La proposición
Estrucuración de sermones
Valores
Al construir el sermón, la proposición servirá dos funciones. En primer
lugar, señala lo que está dentro y fuera del perímetro de la presentación.
Esto puede ayudar a evitar el exceso de acumulación de información y
la divagación. En segundo lugar, da al sermón su punto de enfoque. La
presentación entera se enfocará en comunicar o lograr lo que se declara
en esta oración. El exordio, los puntos principales, las explicaciones, las
ilustraciones, las aplicaciones y la conclusión tienen todos por objeto
obedecer este singular propósito. La presión de la proposición debe hacerse
más fuerte y profunda con cada paso del sermón.
La proposición tiene también dos funciones en la presentación del
sermón. Primeramente, a los oyentes les debe parecer pertinente. Un pasaje
particular de las Escrituras podría dar la impresión de ser un conjunto
de palabras extrañas de la antigüedad, pero cuando la verdad central del
pasaje se traduce a una proposición, debe tocar la vida cotidiana de la
persona. En segundo lugar, a los oyentes les debe parecer desafiante y muy
emocionante. Es cierto que los objetivos no deben fijarse tan altos que sean
inalcanzables; pero puede ser todavía peor fijar un objetivo tan bajo que
no sea atractivo. La proposición debe indicar que sí puede cambiar la vida
de la persona de una manera muy significativa o notable.
Puesto que la proposición desempeña un valioso papel, es una línea
que se debe proclamar una y otra vez en todo el sermón. De hecho, debe
proclamarse con exuberancia. Después de todo, el que predica lo hace para
persuadir y esta, más que ninguna otra, es la línea con la que exhorta a que
se le crea y a que se practique lo que dice.
En contraste con el tema general y el tema específico, que son
esencialmente informativos, la proposición debe ser motivadora y
convincente. Por ejemplo, un tema general podría ser “pecado” y un tema
específico “odio al pecado”. Pero la proposición “debemos odiar el pecado”,
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pide la aceptación y participación de los oyentes.
La proposición
Categorías
Para que la proposición sea menos informativa y teórica, y más
personal y práctica, este patrón de sermones exige que cada proposición
sea de habilidad u obligación. La proposición de habilidad dice a los
oyentes algo que pueden hacer, precisamente usando la palabra “pueden”
en su fraseología; luego el sermón procede a mostrar cómo esto se puede
hacer. La proposición de obligación dice algo que los oyentes deben hacer,
precisamente usando la palabra “deben” en su fraseología; luego el sermón
procede a mostrar por qué esto se debe hacer.
Son los puntos principales los que determinan si la proposición será
de habilidad o de obligación. De modo que en esta coyuntura, se hace
necesario desatar o suavizar cualquier rígido orden numérico de uno a diez
de patrón de sermones. Aunque los puntos principales todavía no estén en
su forma final (pues son el paso seis), deben estar lo suficientemente claros
en la mente para saber si mostrarán cómo hacer algo o por qué algo se
debe hacer. La fraseología de la proposición se hará de acuerdo a esto.
Muchos ministros principiantes tienen una marcada preferencia por
los “sermones del deber”, lo que los hace querer que cada proposición
sea de obligación. Sin embargo, vale notar que la gente a veces no
logra hacer algo que debe estar haciendo, simplemente porque jamás
se le ha mostrado cómo hacerlo. Así que la proposición de habilidad
es ciertamente tan útil y necesaria como la proposición de obligación.
Además, cada sermón concluye con un llamado a los oyentes a que se
comporten según la proposición. Si se les muestra por qué deben hacer
algo o cómo pueden hacer algo, en todo caso estarán listos al momento de
la conclusión para que se les inste a empezar a hacerlo. Así que en cierto
sentido, tanto el sermón de habilidad como el de obligación, concluyen
con el impulso del “deber”.
Ejemplos
Algunos ejemplos de la proposición de habilidad y de la proposición
de obligación probablemente serían provechosos. Para preservar la
simpleza, cada una se refiere a los oyentes con la palabra “nosotros”. En
la predicación es probable que esta fraseología sea más flexible y variada
para referirse a los oyentes de una manera más individual. Por ejemplo,
si se dirige a un grupo de recién convertidos, el “nosotros” se podría
reemplazar por “hasta el recién convertido”. O si se dirige a un grupo de
jóvenes, el “nosotros” se podría reemplazar por “los de entre nosotros que
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impactamos a la generación actual”.
Estrucuración de sermones
Requisitos adicionales
El sujeto gramatical de la oración de proposición tiene que ser el
oyente. Esto, tanto como la fraseología “puede” o “debe”, asegura que la
proposición se relacionará directamente a la vida de la gente. Los siguientes
ejemplos de proposiciones incorrectas cambiadas a proposiciones correctas
muestran cómo un pequeño cambio de palabras aumenta el enfoque en el
oyente sin perder la intención original.
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negativa sería la siguiente: Podemos destruir con nuestra lengua a las
personas. Una fraseología positiva sería la siguiente: Podemos evitar destruir
con nuestra lengua a las personas. Quizás en alguna ocasión el predicador
veterano podría usar una proposición fraseada negativamente para un
La proposición
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3
La pregunta
La pregunta
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que al predicador principiante le sería mejor considerar “cómo” y “por
qué” como las únicas opciones.
4
La palabra clave
La palabra clave
Algunas posibilidades
Es prácticamente imposible dar una lista exhaustiva de posibles
palabras clave. A veces una introducción o un título que es especialmente
creativo y acertado puede preparar el terreno para que una palabra muy
poco usual encaje perfectamente. Sin embargo, una lista de palabras clave
que se usan comúnmente puede ser de gran ayuda al ministro principiante.
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Estrucuración de sermones
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atributos consecuencias distinciones
aventuras consideraciones distracciones
ayudas contradicciones divisiones
convicciones doctrinas
La palabra clave
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explicaciones implicaciones maneras
extremos imposibilidades manifestaciones
impresiones marcas
facciones impulsos máscaras
Estrucuración de sermones
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oraciones prioridades revelaciones
órdenes privilegios riesgos
problemas rupturas
palabras procedimientos rutas
La palabra clave
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obligación y dar al sermón dos rutas que recorrer en vez de una.
Estrucuración de sermones
Asir la uniformidad
La uniformidad será una de las exigencias mayores de los puntos
principales. Debe haber una “identidad” entre éstos, tanto en concepto
como en fraseología. Cada punto principal debe ser un trozo del mismo
pastel, que es la proposición del sermón. En el caso de una proposición
de habilidad, cada punto principal deberá ser una manera de satisfacer
la proposición. En el caso de una proposición de obligación, cada punto
principal deberá ser una razón para cumplirla.
La palabra clave es el principio del proyecto de construir puntos
principales uniformes. Si la palabra clave es habilidades, cada punto
principal será una habilidad. Si la palabra clave es preocupaciones, cada
punto principal será una preocupación. Esta estructura da al sermón
consistencia y claridad, lo que hace fácil entenderlo y recordarlo.
Cuando se trata de sermones de dos puntos principales que se oponen
uno al otro (uno comunica algo positivo y otro comunica algo negativo),
debe notarse que sólo unas pocas palabras clave sirven para expresar la
relación similar de los puntos con la proposición. Esto se debe a que la
mayoría de palabras clave tienen en sí mismas una connotación positiva o
una negativa. Puede que la connotación sea evidente, como en el caso del
tono negativo de “abusos”, o sutil como en el tono ligeramente positivo
de “habilidades”. No se puede aplicar palabras clave como éstas a los
pares de puntos principales que ilustran algo positivo y algo negativo.
Un posible consejo sería marcar con asterisco algunas palabras clave que
son neutras y lo suficientemente flexibles como para funcionar con dos
puntos principales opuestos, como lo son alternativas, planteamientos,
asociaciones, etcétera.
24
La oración
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transitiva
Estrucuración de sermones
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determinar qué es lo que está causando la dificultad. Sí se cumplen
correctamente los pasos del uno al cuatro, el paso cinco será una oración
fácil de formular.
La oración transitiva
Variaciones
Al continuar con los cuatro ejemplos anteriores de oraciones
transitivas, vale la pena subrayar algunas variaciones minúsculas de
fraseología. Primero, si cada oración se divide con uniformidad con una
coma, está bien invertir el orden de las dos mitades. En otras palabras,
se puede frasear el primer ejemplo como sigue: “Podemos vivir en paz
con los demás al practicar continuamente tres respuestas”. Se trata de
preferencia personal, o a veces del orden que concordaría mejor con el
fluir de la introducción al sermón.
Segundo, es común (aunque optativo) hacer referencia a la fuente de
los puntos principales en la oración transitiva. Esto se ve en el segundo
y tercer ejemplo en las palabras “que encontramos en nuestro texto” y
“prometidos en toda la Biblia”. Esta referencia evita que la palabra clave
parezca como que se sostiene en el aire, sin estar conectada con ninguna
cosa. Así que los “preparativos” o “beneficios” no son preparativos ni
beneficios cualesquiera, sino los que se toman de un texto específico o de
toda la Biblia.
Si el ministro decide insertar una de estas referencias textuales, la
fraseología puede hacerse de varias maneras. Lo siguiente representa sólo
una pequeña muestra de las posibilidades:
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de las Escrituras y que además representa los puntos principales; así que
cada punto principal debe tener como fuente lo que indica la referencia.
Tercero, el número de puntos principales se puede notar en la oración
transitiva. Esto se demuestra en el primer y segundo ejemplo. Como el
Estrucuración de sermones
Incambiables
Aunque los arreglos e inserciones descritos con anterioridad ofrecen
algo de variedad en la fraseología de la oración transitiva, hay algunos
deberes que no deben ignorarse ni cambiarse, especialmente en el caso del
predicador principiante.
Una proposición de habilidad se debe unir con una oración transitiva
que incluya la palabra “al”. Esta no debe ser una regla que se obedece a
ciegas; por el contrario, debe entenderse. Sí el sermón dice a los oyentes
cómo se puede hacer algo, la fraseología más obvia para la oración
transitiva se encuentra en la frase “Al” de los siguientes ejemplos (palabra
clave en negrilla y proposición en itálica):
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fraseología más obvia para la oración transitiva será "Debido a", como en
los ejemplos que siguen (palabra clave en negrilla y proposición en itálica):
La oración transitiva
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“El primer afecto del que debemos despojarnos es nuestro afecto a las
prácticas pecaminosas”.
Al mirar panorámicamente los ejemplos de oraciones transitivas en
este capítulo, es claro que cada una prepara exactamente para el enunciado
Estrucuración de sermones
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6
Puntos principales
Estrucuración de sermones
Los puntos principales deben ser descritos por la palabra clave y deben
destacar las divisiones principales del sermón. Algunas palabras clave, por
definición, exigen puntos principales que son declaraciones u oraciones.
Sin embargo, otras palabras clave permiten puntos principales de una o
dos palabras, o de frases. Cualquiera que sea el caso, cada punto principal
puede contener una sola idea.
Muchos ministros encuentran que “la tarea dura” en la elaboración
del sermón, es fijar los puntos principales, especialmente si se trata del
sermón expositivo, en el que los puntos principales provienen únicamente
del texto. Después de todo, los cinco pasos anteriores están equivocados si
no concuerdan con los puntos principales. Por tanto hay un sentido en que
esta porción del proceso de elaboración presiona todos los otros elementos.
Valor
Cualquier dificultad que presente el construir puntos principales, es
más que compensada por la contribución que aportan al sermón los puntos
principales sólidos. Fracturar lo completo (la proposición) en sus partes
(los puntos principales) y unir esas partes clara y coherentemente (a través
de los puntos secundarios) es lo que persuade a los oyentes a aceptar la
proposición. Y el convencer a alguien a que acepte la proposición y actúe
según ésta, es el propósito de predicar un sermón.
Básicamente, pues, los puntos principales unifican el sermón y ofrecen
a los oyentes el mapa que el sermón seguirá. Se le pide a la gente pasar de
donde está hacia donde debería estar. Los puntos principales marcan la
ruta; guían paso a paso a los oyentes. Un sermón sin puntos principales
comúnmente se extravía y se ataja, lo que tiende a confundir a las personas.
El valor de los puntos principales para los oyentes puede expresarse
muy sencillamente: (1) Cuando los puntos principales son fáciles de captar,
hacen que el sermón sea fácil de entender. (2) Los puntos principales hacen
que el oyente “capte y entienda” a la vez que hacen el sermón fácil de
recordar. Si el ministro invierte su corazón, tiempo y energía en construir
el sermón, seguramente querrá que sea lo más fácil de captar, comprender
y recordar que pueda ser. Por tanto, los puntos principales valen todo
el esfuerzo y toda la búsqueda de Dios que puedan ser necesarios para
construirlos bien. Son, de hecho, la potencia del mensaje.
Normas prácticas
Puesto que existen varias normas que se deben considerar u obedecer
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en la construcción de los puntos principales, probablemente no hay mejor
manera de presentarlas que en la siguiente enumeración.
Puntos principales
I. Engañoso
II. Codicioso
III. Ofensivo
I. La oportunidad
II. Amar a otros
III. Cómo fallan los líderes
VI. Haz todo lo que se requiere
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extensión y al orden de la fraseología de los puntos principales. Por ejemplo,
si un punto principal es de una oración, los otros deben ser de extensión
semejante. Sin embargo, si un punto principal es de dos palabras, los otros
deben concordar. En cuanto al orden de las palabras (la sintaxis) también
Estrucuración de sermones
No uniforme:
I. Satanás es el enemigo
II. La estrategia de Dios
III. Equípense
IV. La victoria es nuestra
Uniforme:
I. El enemigo en la batalla
II. La estrategia en la batalla
III. El equipo en la batalla
IV. El resultado en la batalla
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de los primeros dos. Esto es inevitable, puesto que los primeros dos puntos
piden algo de Dios a favor del pueblo, mientras que el tercer punto pide
algo de Dios a favor del ministro. Sin embargo, el tercer punto es fraseado
Puntos principales
tan igual a los primeros dos como fue posible, tanto en extensión como en
orden o sintaxis.
(4) Aunque se debe considerar que la uniformidad es obligatoria,
las técnicas literarias como la aliteración (empezar la primera palabra
o palabra principal de cada punto principal con la misma letra), el
acróstico (deletrear una palabra usando la primera letra de cada punto
principal), la alfabetización y el orden A-B-C, pueden servir como
opciones. Se deben aplicar tres estipulaciones al uso de cualquiera de
estas técnicas. Primero, jamás se deben aplicar con el fin de mostrarse
ingenioso. Un objetivo correcto sería hacer los puntos principales más
fáciles de captar, entender y recordar. Segundo, ninguna técnica singular
se debe usar con tanta frecuencia que se vuelva predecidle y aburrida.
La aliteración, particularmente, parece ser propensa al uso exagerado.
Tercero, jamás se debe obligar a que una técnica se conforme. Si un
sermón tiene dos puntos principales que empiezan con “S”, no debe
sacrificarse la claridad del tercer punto principal para usar otra palabra
que empieza con “S”.
(5) Se determina el número de puntos principales por el uso del
siguiente lema: la menor cantidad posible pero cuántos fueran necesarios.
En otras palabras, si el mismo material se puede presentar con un punto
principal menos, uno menos sería mejor, porque menos es más fácil de
captar, entender y recordar que más. Sin embargo, si es necesario otro
punto principal para hablar de la materia, se debería usar.
En la cultura estadounidense, este lema resulta visualmente en
sermones que contienen de dos a cuatro puntos principales. Es verdad que
los estadounidenses probablemente no recordarán cinco o más puntos
principales, aunque sean tan breves como la bendición final del culto.
Posiblemente dentro de esta cultura debería ser muy inusual exceder el
límite de dos a cuatro puntos, y cuando éste sea el caso, el predicador
debería poder darse una razón de hacerlo así.
Si un sermón parece tener demasiados puntos principales, muchas
veces se pueden juntar varios de ellos. Por ejemplo, en vez de predicar
un sermón de diez puntos sobre Éxodo 20, se podrían agrupar los Diez
Mandamientos en dos puntos principales: responsabilidades para con
Dios, y responsabilidades para con los hombres.
(6) El orden de los puntos principales no debe hacerse sin atención o
arbitrariamente, sino con la debida atención y con el propósito de servir
los fines del sermón. Si, por ejemplo, se presentan las historias de tres
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individuos que demostraron un espíritu de servicio, inadvertidamente el
ministro podría ordenarlos en orden cronológico:
Estrucuración de sermones
I. Moisés
II. Jesucristo
III. Pablo
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impresionantemente, excepto en una pequeña parte. Es fácil querer
dar un “empujón” a esa partecita. El predicador debe recordar que
está impartiendo la única preparación en el uso correcto de la Palabra
de Dios que muchos recibirán. Si la gente entra a su semana y practica
Puntos principales
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cada vez, para que suene muy formal a los oyentes, pero sí debe contener
la palabra clave y una referencia a la proposición. Al usar la palabra clave,
se sugiere a los oyentes que deben captar cada punto principal. Al referirse
Estrucuración de sermones
38
7
Puntos secundarios
Estrucuración de sermones
Explicación bíblica
Para hacer la explicación de una manera que el sermón resulte
lleno de las palabras de Dios antes que de las palabras del hombre, la
mayor parte de los puntos secundarios explicativos deben ser puntos
secundarios bíblicos. Esto quiere decir que se usan pasajes de la Palabra
de Dios para dar clarificación, apoyo y profundidad al punto principal.
En un sermón expositivo, estos versículos bíblicos se encuentran en
el texto mismo. En un sermón textual o en un sermón temático, se
encuentran en toda la Biblia.
Sin embargo, los puntos secundarios bíblicos no se componen al
incorporar versículos de las Escrituras a un bosquejo de sermón. Hacerlo
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así haría que el sermón suene como la lectura de una concordancia. Un
punto secundario de Juan 3:16 no es asunto de sólo leer o citar Juan 3:16
a los oyentes. Un punto secundario bíblico contiene el conocimiento que
Puntos secundarios
I. El amor de Dios
A. Es un amor generoso (Juan 3:16)
41
Más de un punto secundario bíblico puede provenir de un versículo
de la Biblia. Se dio un ejemplo en los nueve aspectos del fruto del Espíritu
que se mencionan en dos versículos. Como ejemplo adicional, cada uno de
Estrucuración de sermones
los dos pronombres relativos “que” en Juan 3:10 podría generar su propio
punto secundario:
1. El amor de Dios
A. Resulta en su sacrificio (Juan 3:10)
B. Resulta en nuestra salvación (Juan 3:10)
I. Paz
A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
B. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Puntos Principales:
I. Potencia
II. Amor
III. Autodisciplina
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misma ‘’palabra clave secundaria” (razones) podría usarse nuevamente
para otras porciones de puntos secundarios o, mejor aún, se podría usar
otra “palabra clave secundaria” para cada porción de puntos secundarios.
Estrucuración de sermones
A. La causa
B. El resultado
C. La solución
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Como ya se explicó, esto no es lo mismo que arbitrariamente y sin rumbo
“lanzar” puntos secundarios hacia el punto principal. Un arreglo paso a
paso puede y debe ser efectivamente tan ordenado como un arreglo de
división por división.
Puntos secundarios
Evitar la coincidencia
Así como es importante evitar la coincidencia y la obscuridad entre
los puntos principales, lo mismo debe hacerse en los puntos secundarios.
Ningún punto secundario debe repetir lo que ha dicho el punto principal,
ni tampoco ningún punto secundario debe repasar la materia de otro
punto secundario.
45
explicativos y, aunque se usan con muy poca frecuencia, siempre tienen
un lugar importante en el desarrollo claro y completo del punto principal.
Estrucuración de sermones
Lugar de la aplicación
Es muy fácil que los que reciben un sermón estén de acuerdo
teóricamente con la declaración que se ha hecho; sin embargo, la
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especificidad de un punto secundario aplicativo sólido presiona a la
persona para que evalúe el asunto como si lo estuviera practicando. Es tan
preciso y práctico que es difícil negar la aplicación. Cuando ésta última
aparece en forma negativa e identifica lo que no debe ser, o cuando aparece
Puntos secundarios
en forma positiva e identifica lo que debe ser, es posible que sea una de las
porciones más potentes de todo el sermón.
Además de corregir el comportamiento, los puntos secundarios
aplicativos pueden también desafiar la imaginación. Por ejemplo, si se
dirige a ministros, en vez de indicar que una verdad de la Palabra de Dios
puede “fortalecer nuestro ministerio”, un punto secundario aplicativo
sería específicamente decir que esa verdad “cambiará la manera en que
visitamos a una persona en la cárcel, en que oramos con los familiares
del enfermo que está en el hospital, en que aconsejamos al niño cuyos
padres se están divorciando”. Los oyentes que podrían quedar poco
interesados en una instrucción general con la que todos están de acuerdo,
son súbitamente aprehendidos o “capturados” por las especificidades
conmovedoras de la aplicación.
Específicos múltiples
Los puntos secundarios aplicativos deberían mencionar varios
ejemplos para poder relacionarse con el mayor posible número de
personas. Si se ofrece sólo un ejemplo y éste tiene que ver, digamos, con el
trabajo fuera del hogar, muchos no serían corregidos ni motivados puesto
que no trabajan fuera del hogar. Lo mismo sucede si la singular aplicación
tiene que ver con la crianza de los hijos, con la vida económicamente
cómoda, con ser un adulto o con cualquier otro asunto. Con múltiples
ejemplos, cada uno toca la vida diaria de las personas de diversos grupos.
Aun cuando los oyentes son un grupo homogéneo en algún aspecto,
como lo sería un grupo de jóvenes o un grupo en un hogar de ancianos,
hay suficiente diversidad para que sean necesarios múltiples puntos
secundarios aplicativos.
Es obvio que una especificidad como ésta exige de un conocimiento
de los oyentes. Un misionero principiante en otro país o un evangelista
itinerante no conocerá a la congregación local tan bien como lo desearía,
pero sí es posible lograr cierto nivel de especificidad basado en un
conocimiento general del país o de la cultura. El estudiante de homilética
que quiere practicar la composición de poderosos puntos secundarios
aplicativos, debe imaginarse que se dirige a oyentes a quienes conoce bien,
como a los de su iglesia local. Con frecuencia, cuando se puede predicar
un sermón dos o más veces, lo que exige nueva composición son los puntos
secundarios aplicativos, para que “apunten” tan específicamente como sea
posible hacia el nuevo grupo de oyentes.
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Reconociendo que la aplicación se compone de varias frases u
oraciones en serie, debe notarse que la expresión de estas frases exigirá
suficiente conocimiento como para no depender de notas. Un comentario
tan personal y conmovedor parecerá artificial si el predicador mira sus
Estrucuración de sermones
notas entre cada frase u oración. El predicador debe arreglar sus notas y
usarlas de tal manera que con un vistazo pueda captar un punto secundario
aplicativo completo.
Posibles abusos
La aplicación no debe confundirse con disparatar con cosas que
despiertan el mal humor, ni con hablar repetidamente de las causas
personales. El predicador no debe forzar sus convicciones personales en
los demás desde el pulpito. Hay pocos abusos como éste que harían que los
oyentes dejen de escuchar tan pronto. Los puntos secundarios aplicativos
se apropian legítimamente de las verdades bíblicas, sin dar lugar al debate.
No se debe pensar que la aplicación es una invitación a la crítica
continua de los demás. El ministro siempre debe defenderse de la actitud
en el corazón o en el sermón que diga: “Yo tengo la razón, todos los demás
están equivocados en varios asuntos, y a mí se me ha delegado el revelar
todas sus maldades”. El ministro que tiende a ser muy crítico haría bien en
frasear las aplicaciones correctivas en forma positiva antes que en forma
negativa. También haría bien en usar aplicaciones desafiantes antes que
aplicaciones correctivas.
Se puede decir que los oyentes tienen que “permitir” que el ministro
predique los puntos secundarios aplicativos, especialmente los de
corrección. Puesto que estos comentarios son tan personales y cortantes,
el predicador no puede parecer arrogante ni brusco. Si así lo parece, los
oyentes no le darán el “permiso” y resistirán y resentirán las aplicaciones
en vez de recibirlas. Si hay un solo momento del sermón en el que el
ministro debe actuar como gentil pastor de ovejas es cuando presenta
los puntos secundarios aplicativos. No puede parecer fácil ni agradable
meterse en lo personal de la vida y hacer cambios; esto debe hacerse con
la cortesía que corresponde.
Una valiosa recomendación es usar las palabras “nosotros” y “nuestro”
en la aplicación en vez de “ustedes”. Esta es una pequeña manera en
que el ministro se puede incluir en la corrección o en el desafío que ha
propuesto, en vez de dar la impresión que él tiene la razón y los demás
están equivocados. Usar la palabra “nosotros”, junto con una mentalidad
de “nosotros”, es la mejor manera de presentar las potentes verdades
contenidas en los puntos secundarios aplicativos.
Vale mencionar una advertencia adicional, El ministro jamás debe
usar un punto secundario aplicativo para dirigirse a una persona en
48
particular. Si es necesario tratar con el error de una persona o de un grupo
de personas, es probable que el foro correcto no sea el pulpito.
Puntos secundarios
Valor de la ilustración
Hay varios valores en usar ilustraciones en el sermón. Primero,
aumentan la atención y el interés del oyente. Segundo, mejoran la relación
entre el ministro y la congregación. Debido a estos dos valores, a muchos
ministros les gusta incluir una ilustración en la introducción al sermón
para así establecer lo antes posible la combinación de atención y afecto.
Tercero, las ilustraciones tocan las emociones. Este es un valor tan
crítico que a veces ayuda a determinar lo que es o no es ilustrativo. Es
verdad que se puede llevar a un extremo el tocar las emociones y se puede
producir un mensaje que no es más que ilustración; pero también se
puede nacer demasiado poco y entregar un mensaje que no es más que
información. Ambos extremos deben evitarse.
Cuarto y quinto, las ilustraciones ayudan a las personas a entender
y a recordar la enseñanza. Una advertencia con respecto a esto sería
subordinar siempre la ilustración a la enseñanza que demuestra, para que
no distraiga del enfoque principal.
Sexto, de vez en cuando las ilustraciones dan un “descanso” al oyente.
Es difícil que el oyente normal digiera muchos minutos consecutivos
de contenido substancial, sin que se le canse la mente y disminuya su
concentración. Una ilustración permite poner el sermón en “piloto
automático” por un momento, dirigido por el corazón más que por
la mente, para dar el descanso mental necesario antes de seguir con la
enseñanza adicional.
Finalmente, las ilustraciones ofrecen una manera de modificar el
tono general del predicador. Algunos ministros son o muy leves o muy
serios en el tono general de su presentación. Esta tendencia, junto con la
personalidad, es muy difícil de cambiar. Por lo general, se puede obtener un
balance agradable al pedir que el ministro muy serio inserte ilustraciones
menos serias, y que el ministro muy leve inserte ilustraciones más serias.
Por supuesto, “leve” no tiene que ser “a carcajadas”, simplemente más
suave y amable. Y “serio” no tiene que ser fúnebre, simplemente algo
discreto y sobrio.
49
Estrucuración de sermones
Categorías de ilustración
Las diferentes maneras de categorizar las ilustraciones no tienen que ver
con ser correcto ni incorrecto, sino con la preferencia personal. Lo siguiente
representa una lista de cinco categorías o clases de ilustración amplias.
Primero, la historia o el incidente. Esto debe ser más que un comentario
superficial como “El pastor de mi iglesia local siempre ha sido una persona
muy paciente”. Debe ser un suceso, es decir, una experiencia verídica que
contenga varios detalles. Puede que sea de la vida del ministro mismo,
de la vida de otro que el ministro conoce o sobre quien baya leído o
escuchado, o de una historia o ficción (siempre y cuando no se presente
como anecdótico). En la predicación del sermón, los detalles de un punto
secundario ilustrativo no se dan de igual manera que los detalles de un
punto secundario explicativo. Hay un arte o “sentido” en la referencia o
descripción de tal material que el ministro deberá aprender si es que no le
es natural hacerlo.
Segundo, una cita impresionante. Esto debe ser más que “mi mamá
siempre dice...”. Debe haber algo muy conmovedor en lo que se dijo, o en
la persona que lo dijo. Esta categoría no incluye citas de libros de referencia
bíblica ni de biblias de estudio. Estos se pueden incluir en el sermón,
pero son puntos secundarios explicativos antes que ilustrativos. Puesto
que el lugar esencial de una ilustración es tocar las emociones, el referir
información o exegética acerca del texto, por muy interesante que parezca
al ministro, no califica como ilustración.
Tercero, las palabras impactantes de un canto o de un poema. El arte
en tales obras puede hacer que unas pocas palabras llenas de significado
toquen la profundidad del ser. Al pronunciar estas líneas, el predicador
querrá ser tan libre de sus notas como pueda y dar el énfasis correspondiente
a las palabras.
Cuarto, las estadísticas. Puede que esta opción suene rara, si se ve la
importancia de tocar el corazón de las personas con la ilustración; pero
se debe notar que cualquier estadística no califica. Sin embargo, algunas
cifras pueden ser muy conmovedoras, como el número de personas en el
mundo que jamás han oído el nombre de Jesús.
Quinto, la analogía. Esta clase de ilustración dibuja conexiones
espirituales a lo de la esfera natural. Por ejemplo, se podría usar un equipo
deportivo para mostrar la unidad del cuerpo de Cristo; o la necesidad de sol
y agua de una planta para encarecer la necesidad cristiana de alimentarse
diariamente. En el sermón dirigido a los niños, esta categoría a veces se
50
transforma en una enseñanza ilustrada. En vez de mencionar que unos
cuantos hilos amarrados alrededor de un solo hilo se vuelven ligadura al
igual que unos cuantos pecados se vuelven ligadura, la lección ilustrada
muestra realmente el componente físico de esta analogía.
Puntos secundarios
Ilustraciones no bíblicas
Se puede argüir convincentemente que las ilustraciones no deben
venir de la Biblia (esto no quiere decir que serán en contra de la Biblia). En
otras palabras, para ser considerada una ilustración, la historia no debe
venir de las Escrituras ni hallarse en ellas. Lo mismo será cierto para cada
una de las categorías de ilustraciones.
La razón de ello no proviene de ninguna ineficacia propia de las
ilustraciones tomadas de la Biblia. De hecho, éstas se podrán incluir en
un sermón como puntos secundarios explicativos bíblicos, pero no como
puntos secundarios ilustrativos. Esto tiene que ver con la frecuencia con
que las personas descuentan las ilustraciones bíblicas, ya sea porque son
muy conocidas (“Claro, claro, todos sabemos que David cayó en pecado
con Betsabé”) o porque son muy lejanas (“Por supuesto que Abraham
lo hizo. El era un gigante en el sentido espiritual. Pero él no tenía que
visitar mi oficina los lunes por la mañana”). A fin de evitar tales respuestas
“descontadotas”, se ofrecen ilustraciones de la vida cotidiana.
Fuentes de ilustraciones
Algunos ministros logran éxito en obtener buenas ilustraciones para
sermones en libros del género o en varios servicios computarizados. Sin
embargo, para otros ministros estas fuentes no generan suficientes ideas,
particularmente porque muchos pormenores parecen inaplicables o
artificiales. Además, estas son soluciones de corto plazo. Tan pronto como
se esté preparando un nuevo sermón, se necesitarán más ilustraciones.
El mejor plan para un predicador principiante sería dedicar una a dos
horas semanales únicamente para colectar ilustraciones para sermones.
Si se cortan, se copian o se anotan de alguna manera y se guardan en
un archivo conveniente, en un tiempo sorprendentemente corto será
significante la cantidad y diversidad de ilustraciones que se habrá reunido.
Algunas de las categorías de lectura que deberían llenar este tiempo cada
semana serían biografía, historia, ciencia, periódicos, revistas de noticias,
revistas populares e inclusive la enciclopedia. Por supuesto, cada vez que
se escuche una buena ilustración en el mensaje de otro ministro o en la
vida rutinaria, se debe hacer el esfuerzo por añadirla a la colección.
El predicador principiante debe reconocer que son dos cosas las que
han provisto al ministro veterano con tantas ilustraciones. Primero,
el veterano las ha coleccionado por años. Sólo hay una manera de
desplazarse de donde uno se encuentra hasta donde desea llegar: empezar
51
la colección. Segundo, durante su ministerio el veterano ha hecho contacto
con muchas personas a través de los años. Esto genera un sinnúmero de
historias e incidentes. Muy pronto esa será también la experiencia del
predicador principiante.
Estrucuración de sermones
52
describe siempre de una manera positiva, la frecuencia será aun más notoria.
Segundo, el predicador debe vigilar cuán explícitas son sus
ilustraciones. Algunos incidentes de su vida jamás se deberían compartir
públicamente. No se trata de engaño, puesto que no está negando nada;
Puntos secundarios
53
que el ministro ni conoce ni propone. El intento de promover una imagen
de sí mismo como persona astuta o de genio sin igual jamás será algo
tan digno como para comprometer el púlpito, que ha sido consagrado a la
proclamación de la santa Palabra de Dios.
Estrucuración de sermones
54
8
La introducción
Estrucuración de sermones
Propósitos
Se espera que una potente introducción del sermón cumpla cuatro
propósitos. Primero, debe obtener el respeto e interés de los oyentes.
En otras palabras, su propósito es hacer que éstos sientan afecto por el
ministro y que quieran escuchar el mensaje.
Generalmente ayuda al respecto el hecho de que la mayoría de los
oyentes son favorables antes que hostiles. En el caso de una congregación
resistente, es poco lo que el predicador puede hacer, excepto confiar en
que Dios hará posible que lo reciban y seguir con el mensaje. En el caso
de un grupo afable, el enfoque será más sobre lo que no se debe hacer que
en lo que se debe hacer porque el objetivo es no perder la atención que ya
existe. Entre las cosas que resultan en que los oyentes quieran cada vez
menos que el ministro proceda con la introducción se cuentan: falta de
entusiasmo, apariencia de altivez o de artificialidad, sobreabundancia de
detalles, extensión indebida de tiempo y divagación.
Captar el interés puede ser algo desafiante y exige de un esfuerzo
especial del predicador para lograrlo. El mejor plan es empezar “en lo
natural”. Esto quiere decir que las primeras palabras que salgan de la noca
del ministro no tratarán directamente ni con el texto ni con el sermón,
sino que con cosas comunes o no excepcionales. Esto es eficaz porque
la mayoría de los oyentes se encuentran “en lo natural” más que en lo
espiritual o bíblico. Al empezar donde se encuentran, el ministro entonces
podrá llevarlos hacia donde deberían estar al proceder con el mensaje. Esto
no significa que jamás está bien empezar con un comentario directamente
relacionado con el texto o con el sermón; puede hacerse ocasionalmente
para enfatizar, pero normalmente no es el punto de comienzo más eficaz.
Este comienzo “en lo natural” se puede hacer de varias maneras: una
referencia a los acontecimientos de la actualidad o a cualquier incidente
en la vida de las personas, una ilustración tipo historia/incidente, una
56
cita o estadística especialmente impresionante, una analogía, una serie de
preguntas, una descripción de la condición del mundo, una breve lectura
del periódico, una referencia a la temporada u ocasión o día festivo, una
conexión con el mensaje o con el ministro que le precedió, una observación
La introducción
57
lo académico debe recordar que el oyente promedio no deseará la misma
cantidad de información de esa clase que para él es interesante.
Cuarto, la introducción contiene la oración transitiva. Ésta es la última
de la introducción, la que al enunciar el primer punto principal precede la
Estrucuración de sermones
entrada al cuerpo del mensaje. Debe conectar con los otros comentarios de
introducción y surgir de ellos con tanta fluidez como sea posible, para que
no suene ni muy obvia ni muy mecánica. Al pronunciarla, esta oración en
particular deberá contener el mismo fervor que cualquier otra en todo el
sermón, porque describe de qué se trata éste íntegramente.
Elementos optativos
A veces es deseable enunciar los puntos principales durante la
introducción. Es posible que haya algo complejo o fastidioso acerca de
éstos, pero en tal caso sería clarificado por el enunciado. Posiblemente
también sería de beneficio a los oyentes ver el cuadro completo antes
de investigar cada una de sus partes. Cualquiera que sea la razón, si es
beneficioso para el sermón enunciar de antemano los puntos principales,
esto se puede y se debe hacer la introducción. Cuando así se haga, el
ministro deberá asegurarse de presentar cada punto principal de una
manera equitativa y uniforme. La introducción no debe inclinarse hacia
un punto principal; su propósito es introducir todo el sermón. Con más
frecuencia será deseable no enunciar los puntos principales durante la
introducción, a fin de mantener un elemento de sorpresa al desarrollar el
sermón punto a punto.
Algo especialmente interesante que se puede reservar para algunos
sermones en particular, sería usar de nuevo una ilustración que esté en la
introducción. Se podría ver que una historia empiece en la introducción,
y ya que el auditorio lo note o no, no termine basta la conclusión. O
posiblemente una historia o una analogía introductoria podría seguir a
través del sermón, y revelarla parte por parte en cada uno de los puntos
principales. Esto unifica y concluye sólidamente el sermón, por lo general
haciéndolo especialmente memorable.
Normas prácticas
Ya se han mencionado algunas normas para la construcción de
la introducción, cómo presentarla con entusiasmo sin divagación ni
demasiados detalles o tiempo. Si el predicador divaga, parlotea o se desvía,
los oyentes probablemente se desviarán con él, pero no volverían con él al
tema necesariamente. Los demasiados detalles o tiempo quitan la virtud
del sentido de una potente introducción. Su lugar no es “contarlo todo”
sino intrigar, despertar el apetito, hacer que los oyentes quieran oír más.
Esta tensión se pierde al usar mucho material.
58
Una buena regla para el número de minutos que se deben usar en la
introducción sería “menos del 20% del tiempo total del sermón”. Sí, hay
ocasiones poco frecuentes en las que se faltará a esta regla, pero cualquier
infracción debe mostrarse absolutamente necesaria y mejorar el sermón
La introducción
59
9
La conclusión
La conclusión
El momento oportuno
Cumplir con el posible valor de la conclusión no sólo exige de suficiente
preparación mientras se prepara el sermón, sino también de tiempo
suficiente durante su presentación. Si acaso hay restricciones de tiempo,
y por lo general las hay, deberá haber suficiente tiempo para concluir el
debidamente el mensaje. Esto exige de disciplina y humildad de parte del
ministro. Durante la conclusión, más que en cualquier otro punto en el
sermón, la dinámica del mensaje se entrega al individuo entre los oyentes
y a la voz de Dios. El ministro debe ser lo suficiente mente humilde como
para reconocer que esta entrega es tan importante como escucharse él
mismo y, por tanto, asignarle suficiente tiempo.
Otra razón de disponer de tiempo adecuado y evitar cualquier sentido
de prisa durante la conclusión, es que los procesos emotivos y volitivos
que están más activados en estos momentos no funcionan con la misma
rapidez con que lo hicieron las facultades mentales durante el cuerpo
del mensaje. No se puede apresurar a la gente a que sienta o se decida;
si el ministro lo intenta, la congregación no podrá sentir ni decidir con
respecto a lo que se le amonesta ni se inclinará a hacer lo que debe hacer
en ese sentido.
Así que todas las cosas buenas que deben intentarse en una conclusión
potente son, primero, depender de la planificación para lograrlo cuando se
construye el sermón y, luego, dar suficiente tiempo para lograrlo durante
la presentación del sermón. Estas consideraciones no descuentan en
ninguna manera el hecho de que sólo el Espíritu de Dios hará lo que va a
resultar en la respuesta positiva del individuo a su Palabra. No queda duda
de que Dios será fiel en cumplir su obra. ¡Pero a veces hay que recordar al
ministro que cumpla con la suya!
Normas prácticas
Muchos especialistas en homilética tienen largas listas de deberes y
61
prohibiciones para formular una conclusión poderosa. Para mantener el
asunto lo más sencillo y alcanzable que sea posible, esta lista se limita a
unos pocos.
Estrucuración de sermones
(1) La conclusión debe ser sólo tan larga como sea necesario. El
sermón terminó. La congregación lo sabe; se espera que el predicador lo
sepa también.
(2)No empiece la conclusión con: “Para concluir…”. Excepto en el caso
de los puntos principales, donde el predicador los indica más claramente
de lo necesario, el uso de un apelativo para identificar una aplicación,
ilustración o conclusión por lo regular indica que el componente es muy
oscuro como para identificarse por sí mismo.
No predique de nuevo el sermón. Si le parece que los oyentes no lo
captaron la primera vez, el ministro puede estar seguro de que no lo
querrán oír una segunda vez.
No cancele lo que ya ha predicado. Posiblemente no fue el mejor
sermón de la historia y el ministro se sintió culpable por ello. Siendo esa
la situación, no debe debilitarse ni socavar aún más el sermón pidiendo
disculpas. Es un momento oportuno para confiar en que Dios sorprenderá
al predicador con una respuesta de la congregación que sobrepasa la
eficacia del sermón.
No presente ningún material nuevo, a menos que esté absolutamente
seguro de que hacerlo así mejorará la conclusión. Esta parte tiene el
propósito de concluir lo que ya se ha predicado, no de continuar la prédica
ni de decir nada más.
(6) Resuma los puntos principales del sermón. Esto no se debe hacer
de una manera mecánica, por una simple enumeración, sino de alguna
manera significante, uniendo todo el sermón y facilitando la respuesta
que se solicitará. Si es posible usar una fraseología diferente pero aún
reconocible, podría ser eficaz,
(7) Enfoque muy específica y deliberadamente en un aspecto del
sermón, el singular marco del sermón, es decir, la proposición. Es de
desear que haya tocado en ésta una y otra vez durante la presentación.
Debe tratarse directamente por última vez durante la conclusión, a fin
de dar al sermón entero un tuerte sentido de unidad y dirección y hacer
completamente claro lo que es la apropiada repuesta al sermón.
(8) Muestre variedad y creatividad al preparar la conclusión. Cuanto
más predecibles se haga un sermón tras otro sermón, tanto menos eficaz
serán.
(Q) Sea convincente al presentar la conclusión. Si ha expuesto
contenido bíblico, el ministro puede y debe mostrar denuedo al instar
a cada individuo a que permita que esta verdad le toque el corazón y
62
la voluntad. El hecho de que algunos predicadores hayan intentado
manipular a los oyentes no es razón suficiente para que todo predicador
se prive de convencer a la gente de recibir y obedecer la Palabra de Dios.
La conclusión
63
10
El título
El título
El título del sermón es una versión breve y atractiva del tema específico.
Se puede usar para enunciar o promover el mensaje de antemano en el
orden del culto, en el boletín de la iglesia y en los letreros afuera. Esto
es también lo que hace el pastor o evangelista para promover un futuro
culto al mencionar el título de su sermón. Un posible uso secundario
del título es en la introducción del mensaje para captar la atención y
aumentar el interés.
El predicador debe disciplinarse para dar a cada sermón el mejor
título que pueda. Esta es la única manera de aumentar la confiabilidad
en la composición de los títulos. Que el título pase más allá del papeleo
del predicador, dependerá de si es un título bueno o no tan bueno. Un
título interesante e “intrigante” se debe incorporar de alguna manera a
la introducción. ¡Cómo puede capturar a los oyentes! Sin embargo, sería
mejor no mencionar un título que no sea impactante.
Normas prácticas
La siguiente es una lista de algunas de las cosas más importantes para
recordar en la composición de títulos:
65
o seria. El objetivo es ser oportuno y pertinente en lo que se dice.
66
El sermón
11
expositivo
Estrucuración de sermones
68
que provee tres puntos principales podría contener material para el primer
punto secundario, pero no para el segundo ni el tercero. Los puntos
secundarios bíblicos tendrán que buscarse en otra porción de la Biblia.
Así que una tercera parte del bosquejo será expositivo mientras que dos
El sermón expositivo
terceras partes serán textuales. Esto hará que el sermón sea mayormente
textual, pero no exclusivamente.
Para ayudarse a aprender, el ministro principiante debe construir
varias versiones exclusivas de los tres tipos de sermón, asegurándose de
que entiende cada uno y de que puede componerlos. Hay pasajes de la
Biblia que sólo se pueden predicar de una manera, así que el ministro
querrá ser competente y sentirse confiado con cada uno de los tres tipos.
Definición
Un sermón exclusivamente expositivo se define como el que toma
su tema general/específico, sus puntos principales y todos sus puntos
secundarios explicativos bíblicos del texto de apertura. Esto quiere decir
que el sermón íntegro, con excepción de los puntos secundarios aplicativos
e ilustrativos, vendrá de un pasaje de la Biblia. Ningún otro versículo se
incluye en la presentación.
Esta disciplina exige de una completa “exposición” del texto. Se parece
a la excavación arqueológica. En esta clase de “profundización”, sólo se
emplean los instrumentos más diminutos y precisos. Algo más grande
o menos preciso removería una civilización con sólo un movimiento de
la pala. De igual manera, se deben aplicar destrezas hermenéuticas muy
refinadas a la profundización en el texto del sermón expositivo. Cualquier
otro método desperdiciaría montones de preciosos detalles como si no
estuvieran presentes o no fueran pertinentes. Por supuesto, el arqueólogo
no cava en un sitio sólo para asegurarse de que hay algo que descubrir
en él, así cómo el predicador no deberá “descubrir” cosas en el texto que
realmente no aparecen allí.
Continuando con la analogía, el verdadero reto de la excavación
arqueológica no es encontrar los artefactos sino unirlos nuevamente,
digamos, explicando por qué cierto trozo de barro fue descubierto junto
a cierta pieza de metal. Igualmente, el ministro debe poder explicar por
qué dos frases son unidas gramaticalmente en equivalencia o cómo un
comentario, al parecer muy extraño, realmente concuerda con el fluir del
argumento.
Lo que más exige la predicación expositiva podría no ser de naturaleza
homilética sino de índole hermenéutica. Al mejorar el ministro sus
habilidades de hermenéutica mediante el estudio y la práctica, su potencial
para una predicación expositiva eficaz aumentará también.
69
Valores
Puesto que a muchos ministros la predicación expositiva les parece
la más difícil de las tres clasificaciones, seria sabio acentuar sus ventajas.
Lo que se busca no es dejar la impresión de que ésta es la única manera
Estrucuración de sermones
70
Cuarto, la predicación expositiva es probablemente la manea de
predicar más captable para los oyentes que tienen poco conocimiento
bíblico. La gente que no está familiarizada con la Biblia podría tener gran
dificultad en captar puntos secundarios bíblicos que van de Tito a Jueces a
El sermón expositivo
Hechos, y de Moisés a Pablo a Elías. Cuánto más fácil les será a esos oyentes
entender al predicador que trata con un solo pasaje. Esto quiere decir que
el ministro que desea predicar extensivamente mensajes evangelísticos,
dentro o fuera de su país, deberá comprometerse a adquirir habilidad en
la predicación expositiva.
Normas prácticas
Las siguientes normas ayudarán al ministro a fortalecer sus sermones
expositivos.
(1) Escoja un texto lo suficientemente extenso y substantivo.
Esto es absolutamente crítico. Para que el sermón surja totalmente de un
pasaje, aun varios puntos secundarios bíblicos para cada punto principal,
el pasaje debe tener holgura y substancia suficiente. No hay ningún
número específico de versículos que sea automáticamente suficiente.
Tiene mucho que ver con el estilo literario. Hay mucho más detalle en
10 versículos de una epístola que en 10 versículos de un relato. Tiene que
ver también con la capacidad hermenéutica del ministro. Un texto de seis
versículos no es normalmente suficiente para el predicador principiante,
pero el mismo pasaje podría servir muy bien después de varios años
de experiencia. Puede ser útil guiarse por los títulos que aparecen en la
mayoría de las versiones de la Biblia. Por supuesto, éstos no son parte del
manuscrito original, pero sí indican lo que reputados estudiosos creen
que son unidades de pensamiento.
(2) Limite la selección textual a un tamaño legible. Generalmente en
la introducción se lee en alta voz el texto del sermón. Tres capítulos de
Deuteronomio o el litro entero de Santiago le parecería algo fatigante a
la mayoría de los oyentes. Es cierto que se puede extraer un sermón de
porciones extensas como éstas. Por ejemplo, un mensaje de la vida de David
abarcaría varios capítulos. Un sermón inicial en una serie de mensajes
de Efesios, podría dar un panorama del libro entero. Sin embargo, estos
probablemente serían mensajes temáticos modificados, no sermones
expositivos modificados ni menos estrictamente expositivos.
Busque textos que tengan valor independiente, que no “pidan”
que otros pasajes vengan en su ayuda. Muchos textos de Hebreos, por
ejemplo, no cumplen con esta estipulación; más bien, “piden” que diversos
versículos del Antiguo Testamento vengan en su auxilio para dar trasfondo
y clarificación. Tales textos son propios o idóneos para la predicación
expositiva modificada más que para la estrictamente expositiva.
71
Elija un texto que sea continuo—no interrumpido— en su porción
de versículos. Por ejemplo, usar los versículos 1-8 y 12-15 de un capítulo
violaría esta norma porque se han omitido tres versículos. Por lo regular
el ministro hace esto porque piensa que los versículos no concuerdan
Estrucuración de sermones
72
uno temático, que se describirán en el siguiente capítulo. No hay nada
impropio con ninguna de estas opciones en sí; pero lo que se perdería
es la singularidad de un sermón exclusivamente expositivo. Éste es
El sermón expositivo
73
12
Sermones textuales
y temáticos
Sermones textuales y temáticos
Sermones textuales
Un sermón exclusivamente textual es el que obtiene su tema y sus
puntos principales de un texto inicial y extrae sus puntos secundarios
bíblicos de otros textos de la Biblia. Podría decirse que el texto proporciona
el esqueleto para el bosquejo y la Biblia entera la carne. (Como en el caso
del sermón expositivo, los puntos secundarios aplicativos e ilustrativos
son generados de fuentes externas, no de la Biblia.)
En este libro hemos dado dos ejemplos de pasajes textuales. Uno es Juan
14:6 y el otro 1 Timoteo 4:10. Podemos ver otro ejemplo en Santiago 1:2ª:
Puntos principales:
I. Él es el Camino
II. Él es la Verdad
III. Él es la Vida
Puntos principales:
I. Ten cuidado de ti mismo
II. Ten cuidado de tu doctrina
Puntos principales:
I. Ayudar a los necesitados del mundo
II. Guardarse de la mancha del mundo
75
Estrucuración de sermones
Debe notarse que en cada uno de estos ejemplos los puntos principales
son extremadamente obvios. Si un predicador vecino leyera alguno de los
textos, vería las mismas divisiones. Posiblemente no frasearía los puntos
principales exactamente igual debido a su selección de una palabra clave
o a causa de preferencia personal, pero el número y la sustancia principal
de los puntos principales permanecería igual porque el texto las delinea
claramente. Prácticamente saltan de la página al ojo. Esto es lo que se
requiere para un pasaje textual sólido.
76
en cuanto a su cantidad y sustancia esencial. Esto quiere decir que la
fraseología del texto (gramática y sintaxis) indicará que las divisiones
están en el mismo nivel, como porciones de alguna unidad, u opuestas
entre sí o de alguna manera equivalentes.
Sermones textuales y temáticos
77
No se puede decir que el punto principal es “Pacientes con SIDA” ni “Los
que no tienen bogar”, porque el texto no dice tales cosas. Se incorporaría
esta clase de especificidad mediante un punto secundario que se pueda
aplicar. Pero no hay duda de que la hermenéutica de Santiago 1:27 alude a
Estrucuración de sermones
los necesitados del tiempo del escritor, así que el punto principal puede y
debe reflejar este principio general.
(5) Como ya se ha dicho en este libro, se puede cambiar el orden de
los puntos principales para servir mejor al sermón, siempre y cuando esto
no viole ningún aspecto hermenéutico ni doctrinal del texto.
(6) La misma cantidad de puntos principales que aparezcan en el texto
deberán encontrarse en el sermón. El ministro no puede omitir uno (ni
más) de ellos porque no tuvo tiempo para desarrollarlo, porque no tuvo
tiempo en el sermón para incluirlo, ni porque no entendió cómo encajaría
con los otros. Los que entre los oyentes miren una lista de cinco cosas en su
biblia, se encontrarán muy confundidos sí el sermón sólo considera cuatro
puntos principales.
Habrá instancias en que dos puntos en el texto se repiten mutuamente
y que por lo tanto sea necesario combinarlos en un punto principal en el
sermón. Un ejemplo de esto se encuentra en 1 Corintios 13:11. Este versículo
no debería generar un sermón de tres puntos, porque “pensar” y “juzgar”
son muy parecidos, si no idénticos. Lo que necesitan los oyentes es una
simple explicación de una oración que diga que los dos se han combinado
en uno. Cuando se haga esto, la mejor fraseología para el punto principal
será una diferente a las dos, que abarque a las dos, si es posible hacerlo
así. En el ejemplo de 1 Corintios 13:11, los puntos principales deben ser
fraseados: 1. Boca infantil, II. Mente infantil.
Al localizar puntos secundarios bíblicos para un sermón
exclusivamente textual, el ministro debe partir del área general del texto.
Esto indicaría apartarse por lo menos del capítulo en que se encuentra el
texto. Por el contrario—si los puntos secundarios aparecen alrededor del
texto—éste posiblemente se debería expandir para incluirlos y convertir el
sermón en uno expositivo.
Al presentar el sermón textual, lo más atractivo podría ser enunciar
los puntos principales durante la introducción mientras las biblias de las
personas están abiertas al texto del que se toman. Si no se hace así, se debe
invitar a los oyentes que miren el texto de apertura cada vez que se enuncie
un punto principal. Esto les permitirá ver que es la Biblia la que determina
los puntos principales y no el ministro.
El sermón temático
Un sermón exclusivamente temático se define como un sermón que
toma su tema general/específico del texto de apertura y busca sus puntos
78
principales y puntos secundarios bíblicos en el resto de la Biblia. El
texto no provee más que el tópico fundamental del discurso. El ministro
decidirá las divisiones del tema que a su vez forman los puntos principales
Sermones textuales y temáticos
79
realmente tiene su importancia.
Una segunda ventaja de la predicación temática es que permite la
predicación de temas para los que no hay ningún texto expositivo ni
temático adecuado. Por ejemplo, la Biblia dice mucho del enojo, pero no
Estrucuración de sermones
mucho en un solo lugar. Hay temas como éste que necesitan ser predicados,
y lo pueden ser por medio del sermón temático.
Una tercera ventaja es que a muchos ministros el sermón temático les
parece el más fácil y más rápido de preparar de los tres. Repito, se trata
de reconocer el hecho de que sólo hay cierta cantidad de tiempo en una
semana ocupada.
Normas comunes
Algunas de las consideraciones más importantes en la construcción
y presentación del sermón textual y del temático se comparten. Éstas son
las siguientes:
(1) El texto no se puede usar fuera de su contexto. Aunque no se usan
versículos vecinos en el bosquejo del sermón, éstos se deben estudiar para
asegurarse de que el texto mismo se está representando correctamente.
También sería apropiado compartir algo de información de trasfondo
acerca del texto en la introducción del sermón, a fin de familiarizar a los
oyentes con los detalles acerca de su contexto.
(2) Antes de invertir mucho tiempo en la construcción del sermón,
el ministro debe leer el texto en las versiones bíblicas que con más
frecuencia usan los oyentes. Esto es particularmente importante para
80
los que no tienen conocimiento de las lenguas bíblicas. Las diferencias
significantes en la traducción de una palabra o de una frase estratégica
serán una indicación clara de que el versículo exige de estudio adicional
antes de usarlo en la estructuración de un sermón. Podría ser embarazoso
Sermones textuales y temáticos
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los puntos secundarios bíblicos que se necesitan. Por ejemplo, si el punto
principal es “amor”, se podría usar 1 Corintios 13 para producir todos
los puntos secundarios bíblicos.
Estrucuración de sermones
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los demasiados puntos secundarios bíblicos en un sermón. Sin embargo,
cuando tal sea el caso, se tratará cada uno muy rápida y superficialmente
como para causar cualquier impacto efectivo en el individuo que está
sentado en la congregación.
Sermones textuales y temáticos
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Reflexiones finales
Reflexiones finales
Consideraciones de clausura
Debe ser muy claro que en este libro sólo se ha descrito un patrón
de bosquejo. Sus diez pasos forman los capítulos 1-10. Se puede usar un
método expositivo, textual o temático porque estas tres clasificaciones
tienen que ver con el fundamento del mensaje en la Biblia y no con la
estructura del sermón.
Hay muchos otros patrones, la mayoría de los cuales son igualmente
claros y eficaces. El patrón que se ha presentado ha sido de gran ayuda a
través de los años, tanto al predicador principiante como al predicador
en dificultades. Cuanto más obediente y precisamente se siga por un
considerable período de tiempo, tanto más preparará al ministro para que
en el futuro use otros patrones, sin perder claridad ni eficacia. No obstante
sus estrictas exigencias, es esencialmente un método simple y directo de
persuadir a la gente acerca de las verdades de la Palabra de Dios. Ningún
esfuerzo de parte del predicador será demasiado, si se considera la increíble
oportunidad que tiene de persuadir así a la gente (2 Corintios 5:11).
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