Cocoliche
Cocoliche
Cocoliche
Tesi di Laurea
Cocoliche
Necesidad, esfuerzo, identidad y, quizá,
un idioma
Relatore
Ch. Prof. Eugenio Burgio
Correlatore
Ch.ma Prof.ssa María Eugenia Sainz González
Laureando
Andrea Aimasso
Matricola 964634
Anno Accademico
2015 / 2016
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 7
siglo XIX 9
3.1 Folletín 41
2
3.2 Sainete 44
CAPÍTULO IV El cocoliche 49
4.4.1 El sarcasmo 72
inmigrantes 73
3
4.6 Un "hermanastro": el lunfardo 75
4.6.2 Música 77
CONCLUSIONES 81
cocoliche 83
BIBLIOGRAFÍA 88
SITIOGRAFÍA 93
4
“Cogli occhi spenti, con lo guancie cave,
Pallidi, in atto addolorato e grave,
Sorreggendo le donne affrante e smorte,
Ascendono la nave
Come s’ascende il palco de la morte.
5
AGRADECIMIENTOS
Andrea Aimasso
6
INTRODUCCIÓN
Entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, más de
dos millones y medio de italianos dejaron su propio país para emigrar a Argentina,
en búsqueda de una mejor vida, y no fueron sino una pequeña parte del gran
éxodo, enredado y multiforme, que marcó la existencia de unos veinte millones de
italianos, a lo largo de más de un siglo.
Cuando los inmigrantes desembarcaban, tenían muchas expectativas y, muy
seguramente, una gran cantidad de puntos de interrogación en sus cabezas. Entre
otros, en qué y dónde iban a trabajar, a quién iban a conocer, cómo transcurrirían
sus, aunque raros, tiempos libres, cuándo y si iban algún día a volver etc.
Quizá, muy pocos de ellos pensaban conscientemente en el hecho de que habrían
tenido que comunicarse en otro idioma y que, con quién sabe cuál esfuerzo y
cuánto tiempo, habrían tenido que aprender otro idioma o, por lo menos, algo del
otro idioma.
Sin lugar a dudas, nadie imaginaba que en este ámbito lingüístico, hubieran sido
los protagonistas y los creadores de una nueva forma de comunicar, a través de un
idioma que antes no existía y que, después de la expatriación masiva, no hubiera
podido sobrevivir sino en la memoria de unos pocos descendientes de inmigrantes
y en otros pocos textos, sobre todo de obras teatrales como veremos
detalladamente en este trabajo, donde se pretende analizar tanto el contexto
histórico, con sus facetas social, política, económica y artística en general, como
el meramente lingüístico, bajo todos sus perfiles y con toda la telaraña que se fue
creando paralelamente al proceso inmigratorio, de aceptación y de adaptación.
En el primer capítulo del trabajo hablaremos de la inmigración en Argentina a
finales del siglo XIX, la así llamada ‘inmigración aluvional’, con particular
atención a las maniobras gubernamentales y al contingente italiano. En el segundo
capítulo trataremos de manera general la situación lingüística de Argentina y en
especial de la zona rioplatense, con énfasis en la modificación que sufrió sobre
todo en consecuencia de los fenómenos migratorios que caracterizaron esta área
7
geográfica. En el tercero pondremos las bases para una reconstrucción del
contexto literario argentino de la época tratada, para, en el último capítulo,
analizar, principalmente por medio de ejemplos procedentes de obras de teatro
popular, el fenómeno lingüístico objeto de esta investigación: el cocoliche.
8
CAPÍTULO I
9
colonizarlo.
Esta ley tenía como antecedente generador la necesidad de aprovechar las grandes
extensiones de tierra y pretendía actuar en dos líneas, por así decirlo, sin anular la
posibilidad de la inmigración espontánea y al mismo tiempo brindando
oportunidades de realizar una adecuada selección de los inmigrantes, pudiendo así
distribuir en manera más equitativa los territorios a colonizar.
Se creó el Hotel de Inmigrantes en la capital del país, que vio empezar su
construcción en el año 1906, para recibir, alojar y distribuir a miles de
inmigrantes; una comisión abordaba los barcos recién llegados y chequeaba
documentación y estado de salud de los pasajeros, para permitirles el ingreso al
país. Era un inmenso galpón de madera, construido con un sistema de losas de
hormigón armado sobre columnas de ritmo uniforme; tenía cuatro pisos, en la
planta baja se encontraba el comedor y en los pisos superiores estaban los
dormitorios, con una capacidad total para tres mil personas.
Habían celadoras que despertaban muy temprano a los huéspedes, se habían
dispuestos turnos de almuerzo de hasta mil personas cada uno; a la entrada del
comedor, un cocinero les repartía las vituallas después que se agrupaban en la
entrada al toque de una campana. El almuerzo consistía generalmente en un plato
de sopa abundante, guiso con carne, puchero, pastas, arroz y estofado. A las seis
de la tarde empezaban los turnos para la cena y a partir de las siete se abrían los
dormitorios.
Al llegar al hotel, se les entregaba un número que era necesario para salir y
devolverse libremente, así podían conocer un poco la ciudad. El alojamiento era
gratuito por cinco días, pero había bastante flexibilidad, ya que se podían quedar
más por no haber conseguido empleo o en caso de enfermedad. El mismo hotel
brindaba un servicio de ayuda en la búsqueda de trabajo, trasladando los
inmigrantes a los lugares donde se precisaba mano de obra. Este hotel funcionó
hasta el 1953 y hoy en día es un museo, monumento histórico nacional, de
propiedad de la Dirección Nacional de Migraciones.
10
1.1 Sueños de los inmigrantes
1
Edmondo de Amicis, Sull’Oceano (Milano: Garzanti, 2009), 178 en Sabatino Annecchiarico,
Cocoliche e lunfardo: l’italiano degli argentini (Milano-Udine: Mimesis, 2012), 46.
11
aparentemente no ofrecía nada precioso, menos para los ojos bien acostumbrados
por las ciudades peninsulares. Muy seguramente este era el momento en que todos
se sentían 'italianos', unidos por algo que hasta aquel entonces no habían
considerado nunca.
Tenemos suelo hace tres siglos, y sólo tenemos patria desde 1810. La patria es la
libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo, bajo su enseña y en
su nombre. Todos estos elementos nos han sido traídos de Europa, desde las ideas hasta la
población europea.
12
Aunque pasen cien años, los rotos, los cholos o los gauchos no se convertirán en obreros
ingleses [...] En vez de dejar esas tierras a los indios salvajes que hoy las poseen, ¿por qué no
poblarlas de alemanes, ingleses y suizos? [...] ¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga
alarde de ser indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón de la Araucanía
y no mil veces con un zapatero inglés? 2
2
Juan Bautista Alberdi, nacido en San Miguel de Tucumán en 1810 y fallecido en Francia en
1884, fue un abogado, jurista, economista, político, estadista, diplomático, escritor y músico
argentino.
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Alberdi/
13
buscaron obtener en concesión las tierras más cercanas a la costa (Buenos Aires,
Santa Fe, Entre Ríos), con el consecuente flujo de inmigrantes campesinos más
ingente de la historia moderna.
Muy significativo para aseverar las intenciones del gobierno argentino, el aviso a
continuación, publicado en París en 1884 para fomentar la emigración europea al
Rio de la Plata:
Todos los días, de 10 de la mañana a 12 del mediodía, se brinda información sobre las
condiciones de esta región, organización política, leyes generales y leyes de tierras, colonias,
salarios, transportes, productos, clima, industria, comercio, precio de los principales artículos de
consumo, pasajes de diferentes puertos de Europa al Plata.3
Se adjunta una tabla4 con datos sobre la inmigración en Argentina entre 1882 y
1899, que resalta el conspicuo porcentaje de italianos:
3
Revista Sud-Americana (París: 1884) en Archivo histórico del Ministerio de Educación y
Deportes. Presidencia de la Nación.
http://educ.ar/archivohistorico/repositoriorecursosdownload.educ.ar/
4
Fuente de los datos: Dirección Nacional de Población y Migraciones, que sustituyó el
Departamento General de Inmigración, ambos dependientes del Ministerio del Interior Argentino,
con sede en la capital federal, Estadística del movimiento migratorio (Buenos Aires, 1882).
Fuente datos italianos: Centro Altreitalie, Globus et Locus, Torino
http://www.altreitalie.it/static/
14
año Serial histórico Fuentes locales Fuentes italianas
Total Inmigrantes Expatrias a Argentina
inmigrantes italianos
1888 129.115 75.029 64.223
1889 218.744 88.647 69.008
1890 77.815 39.122 36.695
1891 28.266 15.511 24.125
1892 39.973 27.850 25.331
1893 52.067 37.977 32.541
1894 54.720 37.699 32.557
1895 61.226 41.203 41.029
1896 102.673 75.202 56.026
1897 72.978 44.678 36.712
1898 67.130 39.135 33.938
1899 84.442 53.295 44.168
15
y la escolarización.
Desde tiempo atrás las elites políticas confiaban en la importancia de la
inmigración y la educación para el progreso nacional. Esta última representaba
una de las esferas más relevantes de ese proceso. La ley 1420 de 1884 sobre la
educación común, establecía una enseñanza laica, obligatoria y gratuita, principios
que se fueron consolidando en el modelo argentino hasta la actualidad. Se crearon
escuelas nocturnas para sujetos no alfabetizados, con enfoque en la modalidad
adultos, que tenían interés prioritario en la cultura general, la escritura, la
aritmética, las nociones de idioma, la geografía nacional etc. Además, las
estrategias políticas se basaban en el hecho que la educación jugaría un rol
importante para el logro de la estabilidad tanto política como social y en la
asimilación de los inmigrantes. A tal fin, se pensó en la alfabetización masiva,
para la cual el entonces ministro de educación Pizarro convocó a un Congreso
Pedagógico. En éste se debatieron varios aspectos tales como la eliminación de la
enseñanza del catecismo, la centralización y descentralización de la enseñanza, el
papel del gobierno en los niveles nacional, provincial y municipal, la formación
de los docentes etc.
Contemporáneamente, cabe recordar que también los estados europeos origen de
emigración masiva, como Italia, estaban aumentando la alfabetización: en la sola
década de 1920 las tasas de analfabetismo totales de los inmigrantes en Argentina
descendieron un veinte por ciento.
En 1895, sobre ciento cuarenta y tres publicaciones periódicas, trece eran escritas
en italiano. Cuando empezaron las primeras políticas aptas a redimensionar el
ascenso de los inmigrantes italianos, la prensa jugó un papel muy determinante.
Estamos hablando de los últimos años de la década de 1890, cuando los italianos
eran tantos que por consiguiente invadían todo, desde los teatros hasta las calles,
los asilos, los hospitales, los círculos, los mercados, las iglesias etc. Lo que más
16
preocupaba, sobre todo la burguesía argentina, era que de esa masa amorfa estaba
emergiendo lentamente una élite que no se podía contrastar, ya que los italianos
salían adelante y afrontaban cualquiera dificultad, un poco por ambiciones y un
poco por necesidad.
Según la opinión de Ramos Mejía5, este escalafón social habría podido ser terrible
e incontrastable si no hubiese intervenido la cultura nacional argentina. Aún peor
fue cuando ‘nació’ la segunda generación de inmigrantes, es decir los hijos
argentinos: en este entonces se afirmó la tesis de la argentinización, contra una
política a la cual el mismo Ramos Mejía dio un aporte práctico. Se adoptaron
medidas y hasta leyes represivas a las cuales, como firme defensor y sostenedor
de los inmigrantes, destacó el mayor diario de Buenos Aires en lengua italiana, La
Patria degli Italiani, que entre otras consiguió la interpelación de algunos
diputados que pedían al Ministerio de Relaciones Exteriores de intervenir para
impedir arrestos y expulsiones.
Durante el gobierno oligárquico, sólo los dos principales diarios, La Nación y La
Prensa, constituían la prensa libre permitida, con una tirada diaria de dieciocho
mil ejemplares. Eso era posible porque el gobierno creyó poder combatir a los
opositores con sus propios diarios, encima la prensa libre era parte de la herencia
de la clase dirigente, propietaria y principal redactora de los mismos diarios.
De todas maneras, el país sudamericano siempre ha destacado por cantidad y
calidad de su prensa: ya en 1877 tenía ciento cuarenta y ocho periódicos, lo que
conllevaba Argentina a ser el cuarto país al mundo relacionando población con
medios de prensa. Por esta razón, no fue difícil el enganche de la producción
periodística italiana en semejante ambiente editorial. En 1887, La Patria Italiana
contaba con una tirada diaria de once mil ejemplares, L’Operaio Italiano con seis
5
José María Ramos Mejía fue un médico, escritor, sociólogo y político bonaerense, fundador del
Circulo Médico Argentino en 1873 y diputado nacional elegido en 1880. También colaboró en
numerosas revistas de su época, en AA. VV. Vidas de grandes argentinos (Buenos Aires:
Ediciones Antonio Fossati, 1960), 124.
17
mil, La Nazione Italiana tres mil y L’Amico del Popolo mil quinientos.6 En la
sede de la Biblioteca Nacional,7 se encuentran copias originales de ciento y diez
diarios en lengua italiana, de los cuales sólo catorce no se imprimían en Buenos
Aires. El primer periódico italiano que apareció en Argentina fue L’Italiano, en
1854, es decir antes de que se produjese la unificación de Italia. Todos, desde el
primero al último, representaban un imprescindible punto de referencia para la
colectividad, más allá de jugar un rol fundamental en la formación de una
específica identidad.8 Lo que se proponían era principalmente defender y
conservar el carácter nacional de las acciones de los inmigrantes y mantener vivo
el nexo con la madre patria. En un artículo publicado en La Patria Italiana el 16
de enero de 1886, aparece claramente esta envergadura:
6
Marcelo H. Garabedian, Sandra M. Szir and Miranda Lida, Prensa argentina: siglo XIX.
Imágenes, textos y contextos (Buenos Aires: Editorial Teseo, 2009), 18.
7
La Biblioteca Nacional está ubicada en Buenos Aires y fue fundada en 1810 por el abogado,
político y periodista argentino Mariano Moreno.
8
Fernando Devoto, Historia de los italianos en la Argentina (Buenos Aires: Editorial Biblos,
2008), 305-6-7.
9
Federica Bertagna, La stampa italiana in Argentina (Milano: Donzelli, 2009) en Annecchiarico,
Cocoliche e lunfardo, (Milano-Udine:2012), 60.
18
1.3 Elementos históricos
Hoy en día la libre circulación de mano de obra en el mercado mundial está muy
restringida desde el punto de vista legal; por esta razón, la época actual se ha
definido “globalización incompleta”, en contraste con las oleadas anteriores a los
conflictos mundiales caracterizadas por emigraciones masivas. En este periodo, la
tendencia de las políticas migratorias de los países receptores era de puertas
abiertas, con escasas restricciones.
A finales del siglo XIX muchos países empezaron a cerrar esas puertas, como
Estados Unidos, mientras que América Latina continuó con su política liberal,
permaneciendo una de las pocas regiones del Muevo Mundo abiertas a los éxodos
de masas, también después de 1914. Las restricciones surgían en paralelo al
aumento de población y de mano de obra y al mismo tiempo debidas a la
ralentización en el crecimiento de los salarios. Es cierto que todo cambio en las
políticas migratorias puede estar condicionado por aspectos no meramente
económicos: por ejemplo, factores culturales, étnicos, políticos etc.
Parece entonces sobresaliente plantearse el estudio no sólo en relación al mercado
de trabajo sino desde un análisis de economía política. Cuando Argentina se
declaró independiente de España, la voluntad de separación era radical: los
intelectuales querían una escisión total, no sólo política y económica, sino cultural
también. En este último aspecto, predominaban los modelos francés e inglés, dado
que eran estudiados; todo lo que no se identificaba como español era considerado
estimable. Si pensamos, por ejemplo, en la lengua nacional que se vino formando,
aunque sea una variedad del español, parece evidente el aporte que dieron los
idiomas y los dialectos de los inmigrantes (en especial el italiano). Traer
inmigrantes desde Europa, también significaba para el gobierno argentino
modernizar el país y no solo poblar la Pampa y valorar los prolíficos recursos
naturales de esta región; se quería de alguna forma acabar con la mentalidad
19
colonial hostil a la civilización y al desarrollo, propia de la población nativa.10
Cabe recordar que las poblaciones de las naciones limítrofes, como Bolivia o
Paraguay, no eran consideradas inmigrantes según la ley 817, ni eran apetecibles
para la colonización. Además, en contraste con lo que ocurrió en otros lados del
planeta, como por ejemplo en el continente norte-americano, los europeos
mediterráneos nunca encontraron aversiones culturales ni sociales en general en
Argentina, hasta llegar a ser ´preferidos´ con respecto a los europeos orientales
durante la segunda oleada sucesiva al primer conflicto mundial. De todas formas y
a pesar de lo antes mencionado, Argentina nunca llegó realmente a seleccionar los
inmigrantes (inicialmente los intereses eran dirigidos hacia los protestantes del
norte de Europa), por su política de facto de puertas abiertas que ya hemos
hablado.
En el contexto latino-americano, el mayor competidor de Argentina fue Brasil: se
armó un verdadero enfrentamiento, donde fue manifiesto que la política de
inmigración de un país puede llegar a influenciar la misma de otro país. Así,
cuando Brasil empezó su política de pasajes subsidiados, ya que para el gobierno
brasileño los inmigrantes que podían pagar su propio pasaje no eran deseables
porque se suponía que hubiesen ingresado en ocupaciones no agrícolas, aportando
consumidores en lugar de productores11, los argentinos creyeron no poder
competir y en ese mismo año, 1888, comenzaron a pagar los viajes a los
inmigrantes desde Europa.
Un consistente número de los análisis sobre las políticas migratorias presentes en
la historiografía se basan sobre la dualidad entre los intereses del capital y los del
trabajo: los propietarios del capital aparecen a favor de la inmigración masiva, ya
que el incremento de oferta mantendría los salarios moderados con consecuentes
mayores provechos para el sistema industrial, mientras que los trabajadores, que
se verían afectados por la competencia de los extranjeros, se inclinarían hacia las
10
Devoto, Migraciones iberoamericanas. Reflexiones sobre economía política y sociedad
(Colombres: Fundación Archivo de Indianos, 2003), 78.
11
Thomas Holloway, Inmigrants on the Land. Coffee and Society in São Paulo (Chapel Hill:
University of North Carolina Press, 1980), 143.
20
restricciones de entrada de mano de obra. Sobre el tema, todos los historiadores
estarían de acuerdo que una política pro-inmigración otorgaría peso específico
positivo al sistema económico, sea al capital sea a la propiedad de la tierra, y esto
fue el caso de la región latino-americana, entre la cual Argentina, donde los
grandes propietarios fueron los principales beneficiarios y consecuentemente los
primordiales defensores de las maniobras sin restricciones. En Argentina, pese al
rápido crecimiento de la población activa, siempre hubo vértices de demanda no
satisfecha en el sector agrario, que generaban aumentos de salarios, fomentando la
percepción de exigüidad de mano de obra. Encima, los inmigrantes generalmente
no se instalaron de forma masiva en las áreas rurales y se movían cíclicamente,
por estaciones, alterando esta captación.
21
buscar explicaciones sobre la migración diferenciada por género. En los contextos
rurales, dependiendo en gran parte de la producción de subsistencia, la migración
no se dio únicamente por la imposibilidad para satisfacer las necesidades
económicas, sino también considerando la separación del trabajo al interior de la
antes citada unidad doméstica, que retiene a unos elementos y suelta, libera a
otros, sin olvidar las relaciones de poder en su interior que generalmente se dan en
función de parentesco, género y edad. Resumiendo, en todo proceso de migración,
tanto antes como en la actualidad, los varones tienden a tener más libertad en la
toma de decisión de migrar que las mujeres, más allá de tener acceso a una gama
más amplia de ocupaciones.
Otra consideración relevante es que no existe una relación directa entre migración
femenina y mejoramiento de la posición social de la mujer: a menudo la
migración de la mujer puede asumir valores negativos, como la pérdida de status
acompañada de un reforzamiento de las limitaciones sobre su autonomía y sus
derechos, además de implicar una privación de apoyo por parte y de parte de la
comunidad de origen.
Pasando ahora a un análisis más detallado de la migración objeto del presente
trabajo, muy significativos se perfilan los datos, que casi hablan solos,
evidenciando la mayúscula comparecencia de las mujeres. Según el primer censo
realizado en 1889, el componente femenino en la primera oleada de inmigrantes
constituía un porcentaje sí menor, pero en absoluto no exiguo: una mujer cada dos
hombre en Buenos Aires, una cada tres en Rosario. A partir de 1890, cuando
aumentaron las llegadas de piamonteses y lombardos, el número subió
notablemente. El tercer censo nacional, datado 1914, constata que había dos
mujeres cada tres hombres. Hacia el 1900, el porcentaje total de mujeres italianas
sobre la población femenina argentina era de un diez por ciento y la mayoría se
encontraban en Buenos Aires.12
Como acabamos de ver, casi nunca emigraban solas y muy a menudo se unían al
12
Fuente de los datos: Dirección Nacional de Población y Migraciones, Estadística del
movimiento migratorio (Buenos Aires, 1889-1914).
22
grupo familiar en momentos posteriores; bastante común también era el caso de
matrimonios por poder, y en estos últimos viajaban con un familiar de sexo
masculino.
La más grande consecuencia que tuvo el componente femenino en la inmigración
ha sido la de volver permanente la decisión de migrar. En las zonas rurales, las
mujeres se ocupaban de la casa, de las huertas y de la granja, además trabajaban
en el campo juntas con los hombres. Sin embargo, el verdadero ´reinado´ de las
mujeres era el conventillo, del cual hablaremos detalladamente más adelante.
13
Un jornalero, también llamado peón, es una persona que trabaja a jornal, o sea a cambio de un
pago por día de trabajo; con carácter extensivo, el termino se aplica a todos los trabajadores
agrícolas que no tienen posesión de tierras.
23
Aspecto que no debe de ninguna manera ser olvidado es la mendicidad, ya que
frecuentemente representaba el desemboque de los jornaleros desocupados
(fenómeno que casi siempre se daba en invierno). Así, las calles de la ciudad se
llenaban de niños cuyos padres habían fallado en el intento de una vida ´regular´ y
se veían constreñidos a sobrevivir por expedientes, como pasaba por ejemplo con
los lustra-botas, los diarieros, en los mejores de los casos, y con los delincuentes
en los otros.
La ciudad de Buenos Aires quintuplicó su población en el lapso de treinta años,
entre 1870 y 1900: una de las peores consecuencias fue que difícilmente se podía
encontrar una vivienda adecuada, generando un tipo de edificación popular típica,
como el conventillo.
24
los inquilinos se contagiaban diversas enfermedades.
En el imaginario porteño, el concepto de conventillo va más allá del ámbito físico
y representa un estilo de vida, identificado con los grupos sociales más pobres,
que exponía la vida privada de cada sujeto a los comentarios de los demás
habitadores.
En el 1880, Buenos Aires contaba ya con más de mil setecientos conventillos, que
hospedaban más de cincuenta mil personas; siete años después, la suma daba
alrededor de dos mil ochocientos, que representa la cumbre de la década, y sólo en
1890 el número empezó a decrecer.
La razón principal de este incremento fue el éxodo de las clases pudientes del sur
del casco histórico, que aceleró el proceso de metropolización, volviendo
supremamente critica la disponibilidad de viviendas, sobre todo en los sectores
populares. Este flujo se desarrolló por varios motivos, como las pésimas
condiciones sanitarias de toda la ciudad (ya en 1867 aparecieron las primeras
señales de alarma cuando, de regreso de la Guerra de la Triple Alianza14, los
soldados habían traído el cólera), que se fueron agravando en los años siguientes
con epidemias sucesivas de tifus, difteria y viruela, las cuales dejaron miles de
muertos, y la chocante epidemia de fiebre amarilla de 1871, la cual, además de los
muertos, dejó un pánico que se apoderó de la población y la clase privilegiada se
mudó a zonas altas, abandonando los viejos caserones coloniales, convencida que
el foco hubiese estado causado por los conventillos y sus circunstancias lábiles (en
realidad, años después, se demostró científicamente que el verdadero portador
había sido un mosquito). A esta migración interna, se sumó el constante aumento
de la clase trabajadora en el centro, el surgimiento de la zona comercial al norte de
la Plaza principal y, paralelamente, subió la demanda de habitación popular. Así
14
La Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, también llamada por los paraguayos
Guerra Grande, fue un conflicto en la cual una coalición formada por Uruguay, Argentina y el
Imperio de Brasil, se enfrentó contra el Paraguay. La guerra duró desde 1864 hasta 1870. Las
fuerzas militares se disputaron la hegemonía por la supremacía en la cuenca del Plata (en los
territorios entre los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay. El resultado fue una derrota devastadora del
Paraguay, que perdió gran parte de su población y territorio, frente a un triunfo de la Triple
Alianza (con limites favorables al Brasil y a la Argentina).
25
se fueron perfilando los diferentes tipos de habitación urbana con sus respectivas
características funcionales y estéticas, entre estas los modelos unifamiliares, como
la casa chorizo o la casilla, y los modelos colectivos, como la casa de vecindad, la
casa colectiva, el barrio de viviendas, el barrio-parque y el más extendido, el
conventillo (a menudo denominado en los censos “casa de inquilinato”). Merece
ser citado un tipo especial de conventillo, muy difundido en el barrio de la Boca
(donde vivían en gran medida los ligures, mayormente genoveses), ligado a la
actividad marinera y portuaria que se desenvolvía alrededor de muelles, areneras,
almacenes navales y barracas, distinguido por su firme identidad y caracterizado
por ser sobre elevado con pilotes, para enfrentar las periódicas inundaciones, por
sus chapas onduladas de los más variados colores, sobrantes de la pintura de los
barcos, y por sus patios no tan amplios como los de los tipos antes mencionados.
Finalmente, se agrega a continuación un sintomático artículo sobre la asepsia de
los primeros conventillos, publicado en 1871 en la Revista Médico Quirúrgica de
la Asociación Médica Bonaerense:
En Buenos Aires hay no menos de doscientos conventillos […] en ellos viven las gentes
más sucias que puede concebirse. Hay conventillos de treinta habitaciones de cinco varas de claro
en las cuales viven hasta ciento sesenta y ocho personas […] Hay otros en que el número excede
de doscientos. Cada pieza está destinada para ocho personas. Estas piezas no tienen otra
ventilación que la puerta donde se entra […] Hay conventillos donde se han encontrado ochenta y
más (camas) en un salón colocadas unas sobre otras a manera de camarotes […] Allí se paga por
dormir a tanto las seis horas. En la cama caliente que deja uno se acuesta el que llega […] Cada
vez que ha habido epidemia es en los conventillos en donde hace furor.15
15
Jorge Ramos, Arquitectura del habitar popular en Buenos Aires: el conventillo (Buenos Aires:
1999) en Instituto de Arte americano e Investigaciones Estéticas, 9.
http://www.iaa.fadu.uba.ar/publicaciones/critica/0101.pdf
26
CAPÍTULO II
16
Fernando Devoto es Profesor Titular regular de Teoría e Historia de la Historiografía en el
Departamento de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires,
Director del Programa de Investigaciones sobre Historiografía Argentina en el Instituto de
Investigaciones Históricas “E. Ravignani” en la misma Facultad.
http://live.v1.udesa.edu.ar/files/UAHumanidades/cvprofesores/devoto.pdf
17
Bertagna, La Patria degli italiani (Milano: Donzelli, 2009) en Annecchiarico, Cocoliche e
lunfardo, (Milano-Udine: 2012), 75.
27
que al propiamente dicho. Para comprender mejor la magnitud de esta influencia,
cabe recordar que los primeros comicios que se realizaron en el barrio necesitaron
un intérprete al dialecto de Liguria. La resonancia zeneixe iba de la mano con
otras lexías dialectales del italiano y de todos los demás idiomas ‘importados’,
desde el rumano al polaco, al checo, al neerlandés, al estonio, al árabe, al yiddish,
entre otros. A modo de ejemplo, consideramos los inmigrantes de los Países
Bajos, cuya mayor parte procedía de la Frisia, una de las doce provincias del
Reino, ubicada al extremo norte, y hablaba el frisón, un conjunto de tres
variedades lingüísticas emparentadas y bastante diferentes del holandés estándar
(o, mejor dicho, neerlandés), o los originarios de las áreas que constituían el
Imperio Otomano, los así llamados ‘turcos’, que se mostraron en la escena a partir
de 1880 en una notable cantidad y que fueron inicialmente catalogados como
griegos y turcos, pero también se trataba de egipcios, sirios, palestinos, iraquíes
etc. Ya en esa época constituían una comunidad en formación (parecida al caso de
los italianos), con los nativos de Siria y Líbano mayoritarios, todos acomunados
por el mismo idioma, el árabe. Merecen ser citados también casos como el efluvio
del Plautdietsch, también conocido como Bajo alemán menonita18, lengua
relacionada con un grupo religioso que huyó de las persecuciones en Bélgica y
Países Bajos en la época de la reforma protestante (que hoy en día cuenta con
alrededor de dos mil hablantes en Argentina) o el Belgranodeutsch, un pidgin
originado de la mezcla del idioma alemán y el idioma español en su variante
argentina, más bien rioplatense (un ‘primo’ del cocoliche), combinación
lingüística que surgió por la necesidad de comunicar de los muchos inmigrantes
alemanes que se asentaron principalmente en el barrio de Buenos Aires llamado
Belgrano, uno de los más tradicionales de la ciudad y hoy en día caracterizado por
la gran importancia comercial y residencial, entre finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX.
18
Los Menonitas son una rama pacifista y trinitaria del movimiento cristiano anabaptista que se
originó en el siglo XVI como expresión radical de la Reforma protestante.
28
Para volver al tema de los dialectos italianos, varios tenían una difusión y una
influencia relevante, como el caso del calabrés, el véneto, el piamontés, y el
abruces principalmente, que se sumaban al genovés y que contribuyeron de
manera decisiva a la aparición del cocoliche, que examinaremos puntillosamente
en el cuarto capítulo.
19
Charles Ferguson, Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüística (Ciudad de
México: Universidad de México D.F., 1974), 189.
29
cuando en una comunidad con acentuadas diferencias sociales una notable
cantidad de hablantes no tiene acceso a la lengua de comunicación formal;
bilingüismo sin diglosia, cuando hay incertidumbre entre el uso de las dos lenguas
y faltan normas que establezcan con claridad la separación funcional de las dos
variedades, permitiendo de esta forma que una prevalezca sobre la otra; ni
bilingüismo ni diglosia, cuando hay comunidades lingüísticas muy aisladas donde
no existen disimilitudes.20 Supuestamente, según esta teoría, el bilingüismo
perdería su carácter social, ya que sería incompatible desde un punto de vista
lógico con el concepto de diglosia, siendo imposible que un hablante sea al mismo
tiempo bilingüe o diglósico con relación a ambas lenguas. Carácter social del que,
en cambio, no se puede prescindir hablando de diglosia, porque tiene mucho que
ver con el contexto sociopolítico de los hablantes y con el prestigio comunicativo,
originando relaciones de predominio y de limitación (cuando un código se
consagra como norma y el otro cae en una condición secundaria). Situaciones
diglósicas como la que acabamos de describir, obligarían el individuo a tomar
posición en la cuestión lingüística, optando para la búsqueda de identificación (se
entiende con el grupo predominante y de prestigio), la aceptación (de la
circunstancia diglósica), o eligiendo la ambigüedad (cuando no se atrevería a
tomar postura, quedando en el medio entre la defensa de la primera lengua y el
reconocimiento de la dominante).
A pesar de que muchos lingüistas hayan intentado, dados los conflictos arriba
citados, acomunar los conceptos de diglosia y bilingüismo, parece necesaria la
distinción, a mayor razón si se considera que en los casos donde había diglosia
hace un tiempo, hoy hay bilingüismo (piénsese en la situación de España, cuando
catalán, vasco y gallego no eran sino lenguas restringidas y minusvaloradas,
mientras que ahora son reconocidas como cooficiales y contribuyen al
plurilingüismo del país). Encima, el bilingüismo es una noción en crecimiento y
que se ha ido expandiendo, de la mano con cuestiones sociales como los
20
Joshua Fishman, Sociología del lenguaje (Madrid: Editorial Cátedra, 1988), 48-49.
30
movimientos migratorios, las defensas de las minorías culturales, entre otras.
Desde el perfil semántico, el término bilingüismo ha conocido una especie de
dilatación, desde las relaciones “inter-linguales” hasta abarcar las “intra-
linguales”, gracias a la insigne obra de Uriel Weinreich Languages in contact, que
colocó el bilingüismo en una perspectiva de multilingüismo y mezcla de lenguas.
Para él, el bilingüismo se produce cuando dos o más idiomas son usados con
alternación por los mismos individuos, con ausencia de equilibrio en la sucesión.
El lingüista y profesor de lengua y literatura yiddish estadounidense aclaró que el
concepto de plurilingüismo ha de tener en cuenta una distancia mínima entre los
idiomas en cuestión, ya que es diferente hablar de bilingüismo entre francés y
vietnamita con respecto a francés y provenzal o aún entre francés hablado en París
y francés hablado en Marsella. De todas formas, para Weinreich, estos casos
deben ser considerados como variantes de un idéntico fenómeno, y asimismo
define que el hablante tendrá que contraponerse a problemas sustancialmente
iguales, puesto que las normas de un sistema lingüístico siempre se interferirán
con las de otro, aunque la elección de una u otra lengua sea arbitraria en un
principio o determinada por factores de tipo social o institucional.
Resumiendo, bilingüismo y diglosia son tecnicismos del ámbito sociolingüístico,
aunque signifiquen etimológicamente lo mismo (dos lenguas), y son ambos
asuntos concretos ocasionados de la mezcla de lenguas, encadenados con el
contexto en que se produce, con los intercambios de códigos y las interferencias
de cada lengua sobre la otra, que inevitablemente surgen.
31
que dio origen a un vasto y enredado repertorio de fenómenos lingüísticos,
algunos de los cuales hemos mencionado ya, tales como la diglosia, el
bilingüismo, las interferencias, las alternancias de códigos etc.
En el área rioplatense, la marcada presencia de inmigrantes selló de manera
sustancial e irreversible el habla local, ocasionando productos lingüísticos
singulares; un papel determinante lo tuvo el idioma italiano, no tanto con su
estándar, sino con sus variantes dialectales. Como hemos visto ya, la inmigración
italiana fue la más consistente y consecuentemente la más influente. Una
importante distinción hay que hacerla desde el punto de vista cualitativo y
cuantitativo, separando los dialectos meridionales (predominantes en el segundo
aspecto) de los septentrionales, en especial el genovés (también relevante como
lengua de prestigio, ya que los documentos del comercio naval a menudo venían
redactados en esta lengua). Los inmigrantes procedentes del sur de Italia eran
muchas veces analfabetas o, en la mejor de las hipótesis, tenían una escasa
consciencia de su propia lengua: con estas premisas, resulta bastante claro el
procedimiento caracterizado por el olvido de la sintaxis de la lengua materna y por
la fusión relativamente rápida con modelos y términos rioplatenses, que dio a las
luces el cocoliche.
Además es necesario resaltar que aquellos inmigrantes pertenecían principalmente
a la primera ola migratoria, la así llamada “vieja inmigración” o “proto-
inmigración” (hasta el año 1930), distinguida por un nivel general cultural inferior
a la sucesiva “nueva inmigración” (que se dio en concomitancia del segundo
conflicto mundial), a la cual participaron sobre todo italianos del norte, más
instruidos, con una consciencia lingüística más definida, que resultaron ser más
resistentes al amalgama de los dos idiomas en cuestión, sean español con
piamontés o español con friulano u otras combinaciones.
Durante la época en que se realizó este contacto entre lenguas (cabe recordar que
a pesar del elevado número de italianos, este idioma nunca ha llegado a imponerse
sobre el español), además de los factores meramente lingüísticos, intervinieron
componentes extra-lingüísticos, como el prominente índice de urbanización que,
32
como hemos visto en el capítulo precedente, desembocó en la propagación de
conventillos y, más en general, de barrios populares. Se trataba de verdaderos
focos de ‘invención’ lingüística, como grandes ollas donde se cocinaban nuevas
palabras con ingredientes procedentes de diferentes latitudes.
En Argentina nunca se conservó un dialecto italiano, a diferencia de lo que
sucedió en Brasil con el talián21, a excepción de unas colonias lingüísticas que
mantuvieron la lengua materna hasta la tercera generación (el caso más llamativo
es la colonia Caroya22, en la provincia de Córdoba).
La contaminación lingüística interesó varios ámbitos, desde el fonético hasta el
morfológico pasando por el semántico: así el italiano de los inmigrantes
transformaba el fonema /r/ en un /rr/ típico del español en palabras como riso, los
fonemas /b/ y /v/ sufrían una asimilación (procedente del hecho que en español
tienen el mismo valor fonético, frente a una diferente ortografía), produciendo una
pronunciación intermedia entre los dos sonidos, muchas palabras planas se
volvían esdrújulas, como por ejemplo en las primeras personas plurales en las
voces verbales del imperfecto indicativo (camminàvamo en lugar de
camminavàmo); a nivel morfológico, se asistía a la transformación, mejor dicho a
la españolización, de palabras (en la mayoría de los casos se trataba de sufijos, no
de palabras enteras), como en pronuncia que se volvía pronunciazione (por influjo
del castellano pronunciación) o a la ‘desaparición’ del doble auxiliar, ya que en
español sólo tiene esta función el verbo “haber” (era bastante común escuchar
frases como ieri ho andato).
21
El talián, también conocido como Véneto brasileño, es una variedad de la lengua véneta hablada
como primera lengua por alrededor de quinientos mil personas en los estados brasileños de Rio
Grande do Sul y Santa Caterina. No se considera una lengua criolla porque la gramática y el léxico
permanecen fundamentalmente los del véneto, a pesar de las varias interferencias tanto de otros
dialectos italianos como del portugués.
22
Colonia Caroya es una ciudad en el centro de la provincia de Córdoba, en el departamento
Colón. Surgió por iniciativa del presidente argentino Nicolás Avellaneda, célebre impulsor de la
inmigración europea. A mediados de septiembre de 1877, durante la inmigración ‘controlada’, se
contrató un contingente de familias friulanas que se embarcaron en diciembre en el puerto de
Génova, para viajar a las colonias agrícolas argentinas. Una parte de este contingente fue enviada a
las tierras de Caroya adonde llegaron el 15 de marzo de 1878, fecha de la fundación de la Colonia.
33
2.2.1 El español de Argentina
Bajo este preámbulo, muy elocuente de lo que eran las perspectivas nacionalistas
argentinas, resulta posible enlazarse a la renombrada cuestión de la lengua en el
país sud-americano. El español es el único idioma de uso en la administración
pública de la República, aunque ninguna norma legal lo haya declarado como
oficial,24 traído por los conquistadores y modificado por el contacto y la
convivencia con las innumerables lenguas indígenas (de hecho, ya antes de las
inmigraciones masivas, Argentina representaba una babel) en un primer momento
y por otras lenguas y dialectos durante la época de los grandes éxodos, como
hemos descrito detalladamente en el capítulo precedente, cuyos aportes
terminaron enriqueciéndolo y dispensándole aquella exclusiva sonoridad que lo
hace único. De todas maneras, está bastante claro que las lenguas indígenas
tuvieron una muy pobre incidencia en el desarrollo histórico del español.
El deseo de autonomía lingüística que surgió con su valor simbólico en
concomitancia con la independencia, convirtió el español en un límite que debía
23
Juan María Gutiérrez en su discurso inaugural del Salón literario tenido en Buenos Aires en el
mes de junio de 1837, en Campra Rosalba, América Latina: la identidad y la máscara, con
entrevistas a Borges, Bosch, Carpentier, Cortázar, Galeano, Sábato, Scorza, Viñas y Walsh
(México D.F.: Siglo veintiuno editores, 1987), 136.
24
Alonso Amado, Castellano, Español, idioma nacional (Buenos Aires: Editorial Losada, 1943),
49.
34
ser superado por la arbitrariedad cultural basada en el repudio tanto de España
como de los pueblos prehispánicos, con sus tradiciones y sus culturas. Una nación
estaba a punto de crearse y nada de su pasado, ni prehispánico ni colonial, tenía
lugar para ser eventualmente recuperado. Más adelante, en 1926, Jorge Luis
Borges25 escribió acerca de la oralidad rioplatense subrayando sus enlaces de
origen criolla, que la habían identificado en el siglo XIX y que habían ido
desapareciendo a comienzos de 1900, con la llegada de la inmigración masiva y
con las manipulaciones estéticas del modernismo literario. La investigación de
Borges se centraba en la idea de un idioma que hubiera tenido que seguir
evocando la oralidad incontaminada del castellano rioplatense y alrededor de esta
ilusión, construyó un mito cultural sobre el pasado criollo que admitiría una
demarcación sólida de lo argentino desde el punto de vista lingüístico. Otro tema
neurálgico en su obra El idioma de los argentinos, es la asimilación de oralidad y
escritura basada en una especie de idealización literaria, en donde se hubiese
podido conseguir un concepto de nacionalidad semántica en el tono y en la
dicción, tal como lo hicieron unos escritores en el siglo XIX que, según él,
«dijeron bien en argentino». Contemporáneamente a la publicación de Borges, la
revista Nosotros26 produjo una encuesta sobre la influencia italiana en la cultura
argentina27: entre las consideraciones, se aludió al prototipo producto de la
inmigración, hijo de inmigrantes, que por tanto se apropió conscientemente de su
argentinidad exasperando los rasgos que identificaba como tales, sobre todo
lingüísticos. Esta ostentación preocupaba a Borges, que la hubiera querido evitar,
ya que la consideraba el lado peor de la mezcla, una respuesta extrema y fuera de
cualquier tradición, una acción voluntaria e innatural.
25
Jorge Luis Borges fue un escritor argentino, considerado una de las grandes figuras de la
literatura en lengua española del siglo XX. Abordó el tema del lenguaje en varias de sus obras
desde diferentes perspectivas, entre las cuales sobresale El idioma de los argentinos.
http://biografiasyvidas.com/biografia/b/borges.htm
26
Nosotros fue una revista cultural argentina publicada entre 1907 y 1943.
27
Sergio Pujol, Las canciones del inmigrante: Buenos Aires, espectáculo musical y proceso
inmigratorio: de 1914 a nuestros días (Buenos Aires: Editorial Almagesto, 1989), 187.
35
Pasando ahora al análisis estructural, parece inevitable empezar por el rasgo más
vistoso del diasistema argentino: el voseo. Esta característica abarca no sólo el
empleo del pronombre vos en lugar del tú, sino también el utilizo de voces
verbales procedentes del plural (como venís), que formaban parte del sistema
antiguo del castellano. El voseo pronominal tiene un uso generalizado en todo el
país y engloba todas las clases sociales y todos los estilos y registros posibles, no
obstante el ministerio de educación haya generado una fuerte presión finalizada al
imponer el uso del tú por largo tiempo, sin lograr resultados algunos. Sin
embargo, es posible distinguir cuatro zonas, cada una caracterizada por una
distinta forma verbal acompañante el vos: la región litoral-pampeana y el nordeste
en donde se utilizan las formas monoptongadas con desinencias -ás, -és, -ís
(hablás, comés, venís); el área que comprende parte del noroeste (Tucumán) y la
zona central del país, al igual con uso de formas monoptongadas pero con -ís
también para los verbos de la segunda conjugación (comís); la zona del restante
noroeste, incluyendo la región andina norteña, donde se aplica el paradigma mixto
-aís, -ís, -ís (hablaís, comís, venís); la provincia de Santiago del Estero en la cual
se usan las formas en singular (hablas, comes, vienes). Otras peculiaridades
verbales son, por ejemplo, la aparición de formas diptongadas en el presente de
indicativo y en el subjuntivo de verbos que presentan la -e o la –o en el radical,
que se conjugan como si fuesen irregulares, como enredar (enriedo al indicativo,
enriede al subjuntivo) y esconder (escuendo al indicativo, escuende al
subjuntivo), la aparición de una -g epentética en formas analógicas como haiga,
muy difundida en las zonas de Rosario y de Tucumán (aunque principalmente en
los estratos socioculturales medio y bajo) o la diptongación en las primeras y
terceras personas singulares y segundas y terceras plurales en el presente de
indicativo y en el subjuntivo de verbos que presentan la -e o la –o en el radical,
conjugados como si fuesen regulares (es decir, el fenómeno inverso al primero del
presente elenco) como apretar (apreto al indicativo, aprete al subjuntivo) y tostar
(tosto al indicativo, toste al subjuntivo). Siempre a nivel morfosintáctico, es
necesario recordar que el pretérito perfecto compuesto no es empleado y se
36
sustituye con el pretérito perfecto simple, sobre todo en la oralidad, ya que en la
forma escrita conserva este matiz formal (este fenómeno interesa más bien todo
los países hispanohablantes del continente y no sólo Argentina).
El segundo rasgo más distintivo es el yeísmo, o sea la pronunciación de la <ll>
como si fuese una <y>. No existe diferencia fonética entre /λ/ y /ǰ/ y por tanto se
utiliza la pronunciación fricativa (aunque hoy en día sea muy usual escuchar una
pronuncia de una /ʃ/ sorda). En realidad, el origen de este fenómeno es en España,
aunque se haya extendido sobre todo en las regiones de América de habla hispana,
en donde además existen distintos tipos de yeísmo. Hay otros rasgos fonéticos
distintivos generalizados en todo el territorio argentino, como la pronunciación
alveolar de /n/ en posición final de palabra, la perdida de /d/ intervocálica o la
elisión de /s/ final (que, cuando no se elide, se debilita), entre otros.
A nivel lexical, son muchas y extensas la consideraciones que sería necesario un
capítulo exclusivo y, seguramente, no alcanzaría. Aquí nos limitamos a recordar
que esta brecha se ha venido creando por las mismas razones lingüísticas y
extralingüísticas (históricas, sociales etc.) que han generado la variación
idiomática de Argentina.
Para concluir, desde el punto de vista institucional, es relevante mencionar la
Academia Argentina de Letras, creada en 1931, que conserva desde sus
comienzos apretados vínculos con la Real Academia Española y con las demás
academias hispanoamericanas.
37
busca de una rápida nacionalización cultural. Este fenómeno se dio en forma
exponencial en Buenos Aires y Montevideo, etiquetando aún más originalmente el
habla rioplatense. Esta singularidad es evidente especialmente a nivel fonético, ya
que el plano morfosintáctico no presenta particularidades manifiestas con respecto
a lo que describimos en el capítulo anterior, es decir analizando el español de
Argentina en general. Los atributos que disciernen el español rioplatense de las
demás variedades castellanas son básicamente: el yeísmo, que se convierte a
menudo en zheísmo (/ʝ/ como /ʒ/) o sheísmo (/ʝ/ como /ʃ/), como en <yo me
llamo> (‘ʒo.’me.‘ʒa.mo; ‘ʃo.’me.‘ʃa.mo) y el fonema /s/ que se aspira
frecuentemente, antes de consonantes, pronunciado como /h/ (<es lo mismo>
suena ‘eh.’lo.’mih.mo)28. Sin embargo, el verdadero sello distintivo es la
entonación rítmica, debida a la habitual elisión de vocales en los diptongos,
además de las influencias de los inmigrantes, que contribuyeron a una
conformación heterogénea tanto lexical como fonética. En este aspecto destaca la
influencia italiana y sus dialectos, que llenaron de italianismos la mezcla ya en
proceso a base de lenguas indígenas, pronunciación del español local y dialectos
de inmigrantes, otorgando la tonada característica rioplatense. El cocoliche,
protagonista de esta investigación, es uno de los productos de esta confluencia de
palabras, pronuncias, estilos, entonaciones, sonoridades, confusiones, necesidades
comunicativas y de adaptación.
28
Américo Castro, La peculiaridad lingüística rioplatense y su sentido histórico (Madrid: Taurus
Editorial, 1961), 39.
38
CAPÍTULO III
La literatura argentina es, entre aquellas en lengua española, una de las más
divergentes. Su unicidad, que se desenvuelve entorno a la creación de la literatura
gauchesca (de la cual hablaremos más adelante) y la literatura fantástica, la
diferencia de las demás, colocándola entre las más progresistas, no sólo de la
región latino-americana.
A nivel global, a fines del siglo XIX fue muy divulgada la corriente literaria del
naturalismo, que tuvo como máximo representante al francés Zola, que puede ser
más bien considerada como una variación del realismo del siglo XVIII,
singularizada por la atrocidad de sus contenidos, donde se representa asiduamente
la sensación de una sociedad doliente, fastidiada por el envilecimiento moral y
físico, sobre todo de los estratos más bajos de la sociedad. Esta tendencia tuvo
obviamente exponentes en la literatura argentina, con el ejemplo de Eugenio
Cambaceres30 y su más exitosa novela Sin rumbo, publicada en 1885, donde
29
María Elena Walsh fue una escritora, poeta, música, cantautora, compositora y dramaturga
argentina. Ha sido considerada como mito viviente, se destacó sobre todo por sus obras infantiles y
las canciones populares para adultos. Cuenta con una amplia obra literaria.
http://biografiasyvidas.com/biografia/w/walsh_maria_elena.htm
30
Eugenio Modesto de las Mercedes Cambaceres Alais fue un escritor y político argentino, nacido
en 1843 en la ciudad de Buenos Aires. “Sin rumbo” fue su tercera novela, tuvo cuatro reediciones
en pocos años, y presenta al típico personaje abúlico con mal del siglo, que arrastra su existencia
baldía en medio del pesimismo y del hastío y termina suicidándose, en AA. VV. Vidas de
argentinos (Buenos Aires: 1960), 51.
39
evidente y central es el tema del vacío existencial.
Junto a esta inclinación también surgió una literatura de entonación
preeminentemente épica, en respuesta a ideologías e ideales colectivos, hasta
manifestarse alrededor de 1880 en una primera etapa de florecimiento: en este
entonces se pudo contar con una lírica, una prosa organizada y una narrativa
ejemplar. Sólo con la llegada del nuevo siglo, Argentina encontró sus géneros
literarios ya aposentados: la poesía empezó a presentar su impulso de ruptura de
esquemas imitativos, que habían caracterizado toda la fase anterior (con
referencias a los modelos europeos), se cumplió el romanticismo, siempre
basándose sobre el alejamiento de esos modelos y la consecuente imitación
mucho menos relevante, como se ve de manera especial con José Hernández31 y
su obra máxima de la literatura argentina, Martín Fierro, de inspiración
meramente popular y de la tradición local.
Lo mismo sucedió con el teatro: a fines del siglo XIX se incrementó la actividad
teatral, desarrollándose una escena nutrida por producciones nacionales, sin
embargo sin que se dejase de cultivar el repertorio extranjero.
Una de las etapas esenciales de la historia literaria argentina fue el periodo de la
revolución modernista, sellado por la influencia de los grandes movimientos
estéticos. Al terminar el romanticismo, la necesidad de nuevas formas de
expresión era manifiesta, así como la voluntad de recuperar el tiempo perdido, de
poner su propio lenguaje literario al día con la época, de adaptar el ritmo de su
espíritu al ritmo del mundo. El modernismo cumplió estas misiones, de manera
revolucionaria, dejando a un lado las imitaciones a los grandes de España o de
Francia y dando espacio a nuevos creadores que luchaban por la búsqueda de su
31
José Hernández fue un poeta, periodista, político y militar argentino. Conocido especialmente
como el autor del Martín Fierro, poema narrativo escrito en verso en 1872, que narra
principalmente el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho, además de representar
una protesta en contra de la política del presidente Sarmiento que decidió reclutar forzosamente a
los gauchos para ir a la frontera contra los indígenas, en AA. VV. Vidas de argentinos (Buenos
Aires: 1960), 102.
40
propia originalidad. A pesar de esto, la formas a que llegaban estos decadentes
(así se definían los modernistas) no tuvieron un parecer correcto y oportuno para
representar la realidad argentina, muy diferente con respecto a la europea. Una
realidad hecha de estructuras coloniales, extensiones desérticas y una comunidad
en búsqueda de si misma. Resultado, esa característica mezcla, bien heterogénea y
tal vez rara, que termina siendo la originalidad argentina. Al mismo tiempo y en la
misma dirección, las grandes olas inmigratorias vinieron forjando la base étnica
del país, llevando diferentes niveles sociales y culturales, plasmando una nueva
tipología popular, que en seguida entró en la literatura, así como en la política,
dando un nuevo tono al contexto nacional y volviéndose perno de la producción
literaria.
3.1 Folletín
32
Demetrio Estébanez Calderón, Diccionario de términos literarios (Madrid: Alianza Editorial,
2004), 448.
41
como una industria editorial alternativa, ideal para nuevos talentos. Además, el
folletín coexistió con el libro hasta el comienzo del siglo XX, ya que muchas
novelas se imprimían en tomos después de haber obtenido reconocimiento en las
páginas del folletín.
De todas maneras, como hemos dicho ya, el folletín fue al principio un medio
práctico de propagación de textos en prosa de limitada extensión que fue
adquiriendo fama hasta capturar las atenciones de la creciente masa lectora,
siempre más interesada al melodrama, al costumbrismo y a la novela de carácter
histórico y/o político. Por lo que se refiere a este último escenario, el folletín
funcionó como un espacio en donde se podía hablar desde posiciones partidarias
con intenciones de apropiarse de las clases populares, o para difundir mensajes
marcadamente dirigidos al nuevo uso de la figura del gaucho, originando el
llamado “criollismo”33. Esta tendencia ha sido considerada como la continuación
de la literatura gauchesca y ha suscitado debates en la clase letrada sobre los
perfiles estético y político, basados en la importancia de la tradición; de hecho, al
principio de la década del 1880, hubo un doble movimiento generado por la
constitución del género “novela popular”: la expansión del público lector (como
ya hemos remarcado) y los efectos de dicha literatura sobre el mercado cultural en
general.
Esta capacidad del folletín de acceder a sectores hasta entonces marginados, junta
con su peculiar característica de ser reproducido de manera masiva, fueron los
motivos determinantes del éxito que tuvo, en Argentina como en todo el
continente sud-americano. Permaneciendo en el ámbito argentino, la literatura
nacional que hoy es posible identificar e investigar, ha sido forjada de alguna
forma por el folletín, en cuanto género literario protagonista de una etapa del
proceso de evolución, no obstante haya tenido consideraciones negativas
procedentes del sentimiento nacional implícito en los ideales de libertad e
33
El criollismo es un movimiento literario que nació a finales del siglo XIX en América Latina,
donde las influencias relativas a las recientes independencias caracterizaron la producción literaria.
Se trataba de obras épicas y fundacionales, de lucha contra los embates de la naturaleza o contra
algún sistema jerárquico.
42
independencia que lo contrapusieron a las novelas de más alto valor literario,
como el solemne soneto patriótico o la gesta histórica nacionalista, sopesándolo
más bien como entretenimiento que no podía aportar rasgos de identidad que
hubieran podido favorecer la formación de un corpus literario nacional. De hecho,
el folletín fue mirado con bastante desconfianza por las personas instruidas de la
época y su mayor cantidad de aceptación era representada por un nuevo arquetipo
de lector, nacido en consecuencia al proceso de alfabetización. En el caso de
Argentina, fueron más los beneficios que los perjuicios que aportó el folletín: si es
cierto que nunca ha florecido el género policial, su `hijo legítimo’, se puede
asumir que el teatro gauchesco, sinónimo de teatro nacional, es una herencia
directa suya.
El precursor del folletín argentino, Eduardo Gutiérrez34, dejó una producción
amplia, caracterizada por la escasez de valores donde las tramas se repetían, en
otras palabras no hizo más sino llenar un hueco, que de todas maneras era
necesario llenar. El personaje de su obra maestra, Juan Moreira, era la apología
del gaucho, un gaucho periférico, por así decirlo, que no utilizaba las expresiones
de la campaña ni el habla gauchesca, sino los contiguos de la ciudad, alejándose
del gaucho genuino, verdadero, sin por eso dejar de lado idiosincrasias tales como
los enfrentamientos a policías bravas, la ley del Talión, las condenas a huir en
consecuencia a la arbitrariedad de los gobiernos, la rebeldía, la individualidad y su
fuerza social, el no saber que fuese la traición ni la pusilanimidad.35
Realmente, no se puede afirmar que, ni Moreira ni otros, hayan dejado
apostolados en campo literario, pero sí marcaron en forma decisiva una verídica
34
Eduardo Gutiérrez fue un escritor argentino que se destacó por sus obras de contenido histórico,
costumbrista y gauchesco. Nació en una familia de periodistas y muy joven empezó esta profesión
en el periódico La Nación Argentina, fundado por sus hermanos. Después trabajó como folletinista
y su obra más importante fue Juan Moreira, una clásica novela gauchesca inspirada en una crónica
policial real protagonizada por el legendario gaucho bonaerense que le da el nombre. El texto
adquirió gran popularidad y fue llevado al circo criollo, al teatro y al cine.
https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Gutiérrez
35
Arturo Berenguer Carisomo, Historia de la Literatura Argentina y Americana (Buenos Aires:
Lasserre Editores, 1962), 43.
43
etapa de la literatura local, la del folletín argentino.
3.2 Sainete
36
El género chico es un género español de arte escénico y lírico. En ocasiones llamado
erróneamente “opereta española” como si fuese el equivalente español de la opereta vienesa, con la
cual no guarda ningún rostro, se caracteriza por su no excesiva duración (una hora o menos), la
escasa trascendencia de su contenido y la sencillez de su argumento, con pocos personajes y un
solo decorado.
44
coloquiales urbanos o utilizar el registro de los inmigrantes, con un español
contaminado por el acento o por sus propios idiomas. Los primeros sainetes
argentinos se parecían en todo los aspectos a los españoles, con el recalcado
costumbrismo, el habla peninsular y muy pocas veces incluían baile o canto;
sucesivamente se extendieron otros modelos, como por ejemplo los festivos o los
tragicómicos. Los primeros no tenían ninguna ambición a nivel social, a pesar de
su vena moralizante donde siempre los malos terminaban apenados y los buenos
triunfaban; los segundos también buscaban entretener en primer lugar, pero no se
limitaban a la mera fiesta o a la jovial reseña cotidiana, sino agrandaban sus
visiones sobre los conflictos sociales inherentes a la realidad nacional. Así los
personajes asimilaban los cambios que vivía el país, con los sentimientos
negativos causados por el arrinconamiento de los criollos por parte de los
inmigrantes, que los suplantaban en todo y por todo, dejándoles hasta el papel de
vivir como extranjeros (en su propio país).
Ya que en origen era una pieza que se representaba en los intermedios de otra
obra, fue justamente cuando se encontró con las formas del circo argentino que
engendró la modalidad conocida como “sainete criollo”. Este reflejaba las
costumbres de la vida en los conventillos, sumando al humorismo los conflictos
sentimentales típicos de esos ambientes y agregando un tono trágico también. Así
fue apropiándose de personajes originales, como el chulo hispano (que
reemplazaba el compadrito), la chulapa (en lugar del policía), el pelma (el
pedigüeño) y se redujeron las partes musicales.37 El sainete argentino era
argentino en todos los sentidos, con su confluencia de idiomas que le brindaban
comicidad, basada sobre este cruce lingüístico, cultural, de costumbres y con su
marcada gestualidad. El conventillo era el espacio privilegiado, la casa tanto del
sainete como del grotesco criollo (que vendrá tratado en el siguiente capítulo),
ambos gravitantes sobre el eje tragicómico, uno más trágico, el sainete, y el otro
más dramático, más nostálgico. Desde el punto de vista puramente teatral,
37
Carlos Fernández, Las verdades relativas: La historia nacional y su música popular urbana.
Tomo I. Siglo XIX (Buenos Aires: Editorial Dunken, 2012), 134.
45
permitía identificar las variantes de los personajes, prestándose muy bien a las
ambientaciones facilitadoras de encuentros, de los enredos en que se veían
arrollados, con sus múltiples entradas y salidas alrededor de lo que se podía
considerar como su alma, el patio.
Se proyectaban espectáculos durante todo el día, desde la mañana hasta la noche y
había miles de compañías, en un fascinante intercambio de historias entre teatro y
gente, con un lenguaje auténtico, callejero, forjado por los dialectos de los
inmigrantes. La sujeción mayoritaria procedía de las influencias italianas, tanto a
nivel lingüístico como al teatral: era imprescindible la comprensión del fenómeno
de la inmigración para poder entender las formas y las escenas teatrales, aún más
hablando de grotesco.
El grotesco era un género italiano que había sido creado por Luigi Pirandello 38, en
su segunda fase de desarrollo teatral, que el autor mismo llamaba teatro dello
specchio, porque en este espejo se podía admirar la vida real, sin mascaras que
protegiesen de la hipocresía o de las conveniencias sociales, una especie de
parodia del absurdo. En Argentina se instaló de manera casi natural, como
consecuencia lógica del proceso migratorio, ‘necesario’ para poder relatar las
miserias de los inmigrantes, sus frustraciones y sus nostalgias del lugar que habían
dejado para llegar a América con sueños supremamente difíciles de realizar, con
perspectivas económicas inalcanzables, y así, casi sin darse cuenta, fue testigo del
nacimiento de la nación Argentina.
Las afinidades entre el sainete y el grotesco son debidas principalmente a sus
orígenes: ambos se desarrollaron en la misma época y en el mismo ámbito social,
tratando de las mismas clases, en los mismos escenarios y con los mismos rasgos
38
Luigi Pirandello fue un dramaturgo y novelista italiano, ganador del Premio Nobel de Literatura
en 1934. Considerado mundialmente como uno de los más importantes dramaturgos del siglo XX,
sobre todo por su producción, las temáticas enfrentadas y las innovaciones que aportó al teatro.
46
lingüísticos, protagonizados por el cocoliche y el lunfardo que surgían por la
mezcla de idiomas y culturas, temas centrales del presente trabajo.
A pesar de todo, hay que remarcar las diferencias entre los dos géneros, que
residen fundamentalmente en el punto de vista desde el cual se desenvolvían: el
grotesco, que a estas latitudes se volvió criollo, pintaba la inmigración hundida en
sus ilusiones de progreso, típica en los que dejaron todo para lanzarse en búsqueda
de quimeras en la tierra prometida y que, pero, fracasaron y se encontraron
entonces resignados en la reprobación de la vida que llevaban en sus antiguas
tierras; por otro lado el sainete narraba más que nada un conflicto sentimental con
valor trágico, generalmente originado entre los inquilinos del conventillo, que
solía terminar con un final feliz, con el pintoresco roce humorístico.
El más destacado autor de grotescos fue Armando Discépolo39, que definió el
género como «el arte de llegar a lo cómico a través de lo trágico»40. Muchísimos
grotescos mostraban la ruptura familiar, con los hijos de los inmigrantes que
intentaban adaptarse a la nueva lengua y al nuevo lugar que los había visto nacer,
naufragando en el propósito y, por lo tanto, convirtiéndose en ladrones o
prostitutas. Otro asunto central era la carencia de dinero con sus consecuencias,
tales como la disolución familiar, plagas sociales como la corrupción, el delito etc.
El espacio, como ya hemos dicho, era principalmente el conventillo y, más en
general, los suburbios de la capital argentina; el tiempo de presentación era
relativamente breve, en uno o máximo dos actos. Los personajes eran casi siempre
inmigrantes y en la mayoría de los casos italianos, representados como
marionetas, bestias, acentuando los movimientos ridículos y caricaturescos, y con
esa habla aparentemente disparatada y manchada de vulgarismos desorbitados.
Singularmente, frente a esta serie interminable de desaventuras y hecatombes, el
39
Armando Discépolo fue un director teatral y dramaturgo argentino, autor de varias obras clásicas
del teatro argentino como Babilonia y El organito. Fundó el grotesco criollo y es reconocido como
autor canónico de la dramaturgia de su país. Hijo de un director de orquesta inmigrante de Italia,
sus piezas se caracterizaban por el pesimismo y el clima depresivo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Armando_Discépolo
40
David Viñas, Armando Discépolo: Grotesco, inmigración y fracaso, Obras escogidas (Buenos
Aires: Editorial Jorge Álvarez, 1969), 37.
47
público terminaba riéndose, como si estuviese en un limbo entre el pedestal
humorístico y el artilugio de defensa ante lo abominable de la dolencia y de la
pena. El grotesco criollo se considera además como el género teatral canónico de
Argentina, porque refleja el sufrimiento de los extranjeros, atiende a los
argumentos de los inmigrantes, que tuvieron que borrar sus orígenes para poder
seguir adelante, rompiendo radicalmente con el pasado. El inmigrante y su fracaso
en el centro de la escena.41
41
Viñas, Armando Discépolo (Buenos Aires: 1969), 22.
48
CAPÍTULO IV
El cocoliche
Entre los frutos del punto de encuentro entre lenguas y culturas, que hemos
analizado y descrito en el capítulo II, hay el cocoliche. El nombre procede del
personaje cómico del teatro argentino, inspirado a la figura realmente existida de
un inmigrante italiano, Antonio Cuccolicchio, calabrés ridiculizado por su habla
agramatical y por su ostentación de las costumbres argentina42. Un actor uruguayo
descendente de una familia genovés, José Juan Podestá, lo explica muy
detalladamente en su libro Medio siglo de farándula:
Una noche en que mi hermano Jerónimo estaba de buen humor, empezó a bromear con
Antonio Cuccolicchio, peón calabrés de la compañía, muy bozal, durante la fiesta campestre de
“Juan Moreira”, canchando con él y haciéndole hablar. Aquello resultó una nueva escena, fue muy
entretenido y llamó la atención del público y aun de los artistas […] Por aquel tiempo había
ingresado nuevamente a la compañía, sin puesto fijo, Celestino Petray, quien regresaba de la
Patagonia en la mayor pobreza. Petray tenía una gran facilidad para imitar a los tanos acriollados,
pero a pesar de sus tentativas anteriores para imponerse en el papel de gringo no triunfó hasta que
en una ocasión, sin aviso previo, se consiguió un caballo inútil para todo trabajo, uno de esos
matungos que por su flacura no sirven ni para cuero, y vestido estrafalariamente y montado en su
Rocinante se presentó en la fiesta campestre de Moreira, remedando el modo de hablar de los
hermanos Cocoliche […] Cuando Jerónimo vio a Celestino con aquel caballo y hablando de tal
forma, dio un grito a lo indio y le dijo: -Adiós, amigo Cocoliche. ¿Cómo le va? ¿De dónde sale tan
empilchao? – A lo que Petray respondió: -¡Vengue de la Patagonia co este parejiere macanuto,
amique! - No hay ni que decir que aquello provocó una explosión de risa que duró largo rato. Si le
preguntaban cómo se llamaba, contestaba muy ufano: - Ma quiame Franchisque Cocoliche, e
songo cregollo hasto lo cuese de la taba e la canilla de lo caracuse, amique, ¡afficate la parata!
42
Treccani, la cultura italiana. Enciclopedia.
http://www.treccani.it/enciclopedia/cocoliche/
49
– y se contoneaba coquetamente. ¡Quién iba a suponer que de aquel episodio improvisado, saldría
un vocablo nuevo en el léxico popular! 43
43
José Juan Podestá, Medio siglo de farándula (Buenos Aires: Editorial Galerna, 1930), 61-2 en
Seibel Beatriz, Antología de obras de teatro argentino. Desde sus orígenes a la actualidad: obras
del siglo XX – 1ª década (Buenos Aires: Instituto nacional del teatro, 2010).
44
John M. Lipski es catedrático de lingüística en el Departamento de Español, Italiano y Portugués
y director del programa de lingüística en la Universidad del Estado de Pennsylvania (Penn State),
Estados Unidos. Es especialista en dialectología, contacto de lenguas criollas y los elementos
africanos en el español y el portugués.
http://www.personal.psu.edu/jml34/mybio.htm
45
John M. Lipski, El español de América (Madrid: Editorial Catédra, 2005), 201.
50
índice de analfabetismo menor), mucho más afín al español en el plano
morfosintáctico, con algunas interferencias lexicales:
[…] Io tomé la decisione de facerme un camino per la selva a machettazo limpio […]46
[…] El hombre se interesó muchísimo e, ya había tomato informe, el dueño que me había
tomato a trabajar estaba muy contento diche que yo muchacho é un muchacho que trabaja
entontse el jombre me dijo…, dice sí, dishe, hacete valere, diche […] 47
[…] El cocoliche real lo hablaban los inmigrantes, era su forma natural de expresarse con
los otros, y el peso de las emisiones recaía sobre la lengua italiana o sus dialectos; en tanto que el
cocoliche escénico surgía de autores y actores argentinos, hablantes de lengua española que
tomaban como base su lengua e introducían en ella caracterizaciones fónicas y léxicas del
italiano.49
46
Lipski, El español de América (Madrid: 2005), 201.
47
Lipski, El español de América (Madrid: 2005), 201.
48
Norma Beatriz Carricaburo es profesora titular de Teoría y Práctica Gramatical e investigadora
en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica Argentina. Es además académica de
la Asociación de Academias de la Lengua Española.
http://www.asale.org/academicos/norma-carricaburo
49
Norma Beatriz Carricaburo, El español de Buenos Aires y la inmigración aluvional (Buenos
Aires: Universidad Católica Argentina, 1999), 4.
51
4.1 Lo que no es cocoliche
50
Antonella Cancellier es profesor catedrático de Lengua Española y Traducción en el
“Dipartimento di Scienze Politiche, Giuridiche e Studi Internazionali” en la Universidad de Padua.
Su actividad de investigación es orientada hacia la lingüística y la dialectología hispano-
americanas entre otras, con particular atención a la zona rioplatense.
51
Antonella Cancellier, Italiano e spagnolo a contatto nel Rio de la Plata. I fenomeni del
“cocoliche” e del “lunfardo” en Associazione Ispanisti Italiani, Atti del Convegno di Roma, 16-
18 settembre 1999. II. Italiano e spagnolo a contatto (Antonella Cancellier-Renata Londero eds.),
69-84.
52
aproximada, cuando en cambio los idiomas de emergencia suelen surgir a partir
de dos lenguas mutuamente ininteligibles; d) no es una lengua criolla, puesto que
no posee características uniformes sino representa un sistema inconstante e
irregular, más allá de no tener carácter hereditario y de no poder ser lengua
materna en ningún caso.52
El cocoliche cubre desde un italiano con interferencias del español hasta un español con
interferencias de italiano, pasando por formas mixtas que resulta imposible asignar a una u otra
lengua y constituyendo en su totalidad un continuo lingüístico cuyos dos polos son el español y el
italiano.53
52
Cancellier, Lenguas en contacto: italiano y español en el Rio de la Plata (Padova: 1996), 118.
53
María Beatriz Fontanella de Weinberg, La asimilación lingüística de los inmigrantes (Bahía
Blanca: Universidad Nacional del Sur, Departamento de Ciencias Sociales, 1979), 76-7.
54
Giácomo es una pieza de grotesco criollo producida por Armando Discépolo en colaboración
con Rafael José De Rosa en 1924, donde se evidencian las miserias en el seno familiar y los
esfuerzos para intentar salvarse de la pobreza y el fracaso.
53
Giácomo - ¡Parecía propio un queneral! Il viquilante a momenti le hace la venia: ¡ap!
Dejando ahora al teatro popular, que sabemos ha utilizado el cocoliche para dar un
tono cómico, irónico y dramático a la vez, cabe resaltar que hay una serie de
palabras, fruto de la mezcla, que aún hoy en día un porteño puede tranquilamente
entender, tal como apuntamento (del italiano appuntamento, con significado de
acto y efecto de abordar a una mujer con el propósito de iniciar un idilio, que
cruza con el significado italiano que traduce cita), balurdo (del italiano balordo,
con el mismo significado de tonto), crepar (del italiano crepare, con el mismo
significado de morir), facha (del italiano faccia, con el significado de aspecto),
festichola (del italiano festicciola, con el mismo significado de fiesta pequeña).55
Análisis por separado merecen las palabras que han mantenido la grafía del
italiano, apropiándose de un significado en español diferente al original o
viceversa: es el caso de guarda, que tomó el significado de ‘controlador’ de los
boletos en el tren, como consecuencia de lo que decían los inmigrantes italianos al
subirse a un colectivo sin haber pagado el pasaje, intentando avisar del peligro a
los amigos (el verbo guardare en italiano traduce “mirar”), y sucesivamente se
extendió a todo tipo de supervisor, hasta hoy en día, ya que cualquier rioplatense
55
Todos los ejemplos tienen como fuente José Gobello, Nuevo diccionario lunfardo (Buenos
Aires: Ediciones Corregidor, 2008), 22-29-72-111-116.
54
utiliza el termino para llamar la atención frente a un peligro; el segundo caso es
vuelta, grafía del español con significado del parecido italiano volta, lo que
llamaríamos falso amigo lingüístico: es muy común en la actualidad escuchar
frases pronunciadas por rioplatenses del tipo una vuelta me fui de viaje (queriendo
decir “vez”, que es la traducción de volta).
1880/84 1885/89 1890/94 1895/99 1900/04 1905/09 1910/14 1915/19 1920/24 1925/29
Véneto 8.9 13.3 9.1 6.3 2.4 3.4 4 4.7 12.1 20.1
56
Fuente de los datos: Commissariato dell’emigrazione (1926), Istituto Centrale di Statistica
(1933/34) en Devoto, La inmigración italiana en la Argentina (Buenos Aires: Editorial Biblos,
2000), 67.
55
Emilia- 1.1 3.6 3.2 3.2 2.1 2.4 2.1 3.3 2.2 2.2
Romaña
Marche 4.5 3.8 2.9 8.3 11.9 11.2 8.6 10 9.7 6.3
Abruzo y 3.9 5.7 4.3 8.8 8.9 6.6 4.6 4 7.3 7.4
Molise
Campania 5.2 8.8 11.7 10.5 13.2 5.3 4.8 6.3 5.4 7.4
Calabria 7.2 8.3 13.5 14.8 13.4 14.2 11.8 14.9 16.1 16.8
Sicilia 0.2 2.1 1.2 4.4 5.6 18.7 20.3 10.3 15.1 12.9
Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100
De todas formas, a pesar de que el contingente más elevado era del norte, a nivel
de influencia dialectal resultó mucho más evidente el contagio de los dialectos
meridionales, sobre todo del napolitano, bien visible en la producción teatral,
quizá porque, como es resabido, los italianos del sur son más ‘pintorescos’ y más
gestuales y de ahí tienden a imponerse más verbalmente. En síntesis, hubo una
especie de magnetismo hacia el sur que desde siempre ha ido acompañando la
56
formación de Argentina, que a su vez está ubicada en el profundo sur del
continente, mejor dicho, del mundo.
Las políticas migratorias, como hemos visto antes, se inclinaban hacia europeos
del norte, pero los que más llegaron fueron europeos del sur (italianos y españoles
en mayoría) y, entre ellos, como acabamos de constatar, los meridionales dejaron
más huellas idiomáticas. Baste pensar en las palabras de Alberdi cuando afirmaba
que «un emigrante anglosajón valía por tres de la Europa del sur»57 y en las de
Devoto, que recalca las diferencias que van desde «la laboriosidad y sobriedad y
los buenos hábitos de los colonos piamonteses y lombardos a los defectos de los
inmigrantes napolitanos»58 y reporta un extracto del autor del Martín Fierro, José
Hernández, emblemático para subrayar la imagen fuertemente negativa que los
argentinos tenían de los italianos procedentes del sur del país:
[…] el napolitano lloriqueante y grotesco como contracara de las virtudes del gaucho.
Mientras este último simbolizaría el coraje, la amistad, la generosidad y la habilidad con el caballo
en los trabajos de la campaña, el “gringo”, emblematizado en el “papolitano”, enrolado
arbitrariamente para servir en las milicias de frontera, personificaba lo opuesto: egoísmo, cálculo,
bellaquería. […]59
Esta percepción era de alguna manera reforzada por los prejuicios que existían ya,
además bien marcados, entre los mismos italianos del norte y del sur.
Pasamos ahora a analizar las interferencias dialectales a través de unos ejemplos
procedentes del teatro popular, empezando por el dialecto piamontés (mayoritario
cuantitativamente, como se puede ver en la tabla):
Pascuazzo - Hime heche tanta macana. E qué figlio papa no hano salito; todo
pelandrune60
57
Devoto, Historia de los italianos (Buenos Aires: 2008), 75.
58
Devoto, Historia de los italianos (Buenos Aires: 2008), 73.
59
Devoto, Historia de los italianos (Buenos Aires: 2008), 74.
60
César Bourel, El Guardia número 13 (Buenos Aires: Revista teatral La Escena, 1924), 4.
57
La palabra pelandrune es asimilable al italiano pelandrone61, que en los dialectos
italianos noroccidentales, piamontés, ligur y lombardo, equivale respetivamente a
plandȓon, pellandrōn y pelandron62, se desarrolló en el habla porteña tanto que
aparece hasta en una famosa pieza de tango (Muchacho de Edgardo Donato, con
letras de Celedonio Flores):
Pascual (imitando a una genovesa) - Bel homu, ¿un semu arrivau ancua a Castelli?
Pascual (imitando todavía) - Ma ¡tocu dun be… nardu! ¿No tou dito? ¡Fa me zúa que so
a aspetá! ¡Láshema anda! ¡Poshi tú schiupá!63
61
Vocablo de origen incierto que significa “persona perezosa”.
http://www.treccani.it/vocabolario/pelandrone/
62
Fuentes: http://www.piemonteis.com/piemontese-italiano.php?PAROLA=plandron cf. Culasso
Primo e Silvio Viberti, Rastlèiȓe: Vocabolàȓi d’Àȓba, Bȓa, Langa e Roé (Alba: 2003), 373;
http://www.paroledigenova.net/ze/index.php?title=Pelandron;
https://it.glosbe.com/lmo/it/pelandron.
63
Osvaldo Pellettieri, Armando Discépolo: Obra Dramática. Teatro – Vol. II (Buenos Aires:
Eudeba/Editorial Galerna, 1990), 81.
58
un adjetivo masculino peyorativo, encontrando que en el español estándar no sería
utilizada con el mismo sentido y sería más bien traducible como “pedazo de
mierda”; sucesivamente “Pascual” dice ¡Fa me zúa so a aspetá! ¡Láshema anda!
¡Poschi tú schiupá!, que significa literalmente “¡Hace media hora que estoy
esperando! ¡Déjame ir! ¡Reviéntate!”; notamos en fin que en el habla popular del
italiano y sus dialectos, se utilizan términos sexuales para ofender, en mayor
medida y con mayor frecuencia respecto al español, ya que en este último sólo
aparecen en la lengua de bajos estratos sociales y culturales, sobre todo por tabú,
aunque todas las capas sociales conozcan su significado.
En otro sainete titulado Noiatri zeneixi semmo cosci de Raúl Doblas y Alberto
Weisbach es más evidente la interferencia lexical, como en el diálogo entre los
personajes de “Beppo” y “Giannina”, pareja de hijos de inmigrantes:
Beppo – Nunca fuí manya e dorme, come osté. Después, cuando los pobres viecos se
fueron, me vine a América.
Giannina - ¡Lasha esta o fiyo! Hay que tener un poco de consideración. ¡Son cóvenes!
64
Raúl Doblas and Alberto Weisbach, Noiatri zeneixi semmo cosci… (Buenos Aires: Editorial La
Escena, 1924), 1-2.
59
un embutido propio de las regiones meridionales italianas), de la mano con la
alternancia de palabras del italiano y del español:
65
Julio César Traversa, Gaitano Cantalessa (Buenos Aires: Bambalinas Revista Teatral, 1928), 3-
4-10.
60
Numerosas son las categorías congruentes y la estructura proposicional no
evidencia diferencias trascendentes, lo que de alguna manera contribuía a una
inevitable y ‘fácil’ intrusión de elementos lexicales en el habla. Otros aspectos
lingüísticos, que por razones obvias se vieron entorpecidos, han sido la
conmutación de códigos de los dos sistemas (sin olvidar la efectiva importancia
dialectal y su peso en la mezcla), el ámbito morfológico que, a pesar de la
reducida distancia, presenta algunas sustanciales distinciones, como las
preposiciones, la formación del plural, las desinencias verbales, las perífrasis
verbales, el paradigma del artículo, la posición de los adverbios entre otras. Varios
aspectos serán analizados separadamente en los capítulos subsiguientes. Ahora
pasamos al examen analíticos de las principales interferencias morfosintácticas
por medio de ejemplos (la mayoría de los cuales procedentes del teatro popular).
Giácomo – Vamo, Pedrito, vení al me cuartito. Uh… tengo tanto de contarte… Vení…66
Giácomo – ¿Il Globo? … ¿Cómo? ¿No sabe? … Riventó. Un fúlmine: ¡tráquete! Restá
mienta. Il Globo… A momento parece un sueño. Ma… a le propio inshí. Rico, sí. Despué
de la guerra, este merlo, Pedrito, tenía in bolsa deosciento chincuanta mila pesos ganado
al chento por chento con lo cuguete caponese. Hace un mes, este furbo, Pedrito, intraba
per esa porta (foro.) sin manco un ghei nel bolsillo del chaleco.67
66
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: Editorial Talía, 1970), 30.
67
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 30-31.
61
Giácomo – ¿Esto?… (Silba exagerando su conformidad.) E col plumerito e todo. Guarda
guarda… Práctico, ¿ne? Sirve per do cosa: per pensar al lado del fuego… e espantar la
moscas.68
Giácomo – ¡Oh… niente, niente! Ho almorzado per tre. Estaba tan rica la polenta… ¡Ay!
… ¡Esta nubolita que no quiere llover!69
En el primer caso, la preposición de del español toma la posición que debería ser
de la preposición para o del pronombre que, como consecuencia de la
interferencia del italiano (ho tanto da raccontarti). En los siguientes casos, de in,
per, nel, col, se trata de preposiciones del italiano interpuestas entre palabras del
español, lo mismo ocurre con por en situación opuesta.
Gennaro – A nada… Por decir… nada más que por decir. Pero aquí, no hay alegría.
Mamma, vene acá. Resta un poco cun nuie. Dopo cuando vamos a la iglesia por el
bautismo, prepararás la comida. Direttó… Fatemi ricordá i nostri tempi.
Gennaro – ¡Un momento! ¡Mamma! Fachite vedé a sta yente, qué sangre avete ancora.
¡Chiapariello! Vamos. Vene acá.70
68
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 39.
69
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 40.
70
Traversa, A’ Festa de Sant’Angela (Buenos Aires: Bambalinas Revista Teatral, 1933), 23.
62
desinencia –e del italiano, aunque sea del presente de indicativo y de la tercera
persona singular (además de la interferencia, en este ejemplo es claro el limitado
conocimiento gramatical del propio idioma nativo). Esta última observación
representa además la ‘regla’, ya que en el teatro generalmente el cocoliche se daba
en base española con interferencias del italiano (o de los dialectos), mientras que
en la vida cotidiana sucedía el contrario, o sea una base morfosintáctica del
italiano con penetración de vocablos del español.
Giácomo – ¡A… l’inferno! ... ¿qué importaba? ¡Qué prima settimana! … Sentí: ¿vo ha
estado nel mar en alguna tempestá? … Bravo. Peor todavía. ¡Oh… come era de loca! …
Tenía do delirio: la perlas e las esmeraldas. Ho hecho yover perlas e esmeraldas. Tenía
do capricho: ver Pariyi e ver la Esfinque.71
Giácomo – […] il vento que silba afoera… el gato cunto al fuego, el loro al palo… lo
canario atrá de la puerta… el perro que… que se rasca las pulga… lo poyito que
picotean la migas…73
71
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 32.
72
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 41.
73
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 57.
74
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 79.
63
Se puede notar cómo dicha ocultación podía darse o no de forma totalmente
casual (en dos palabras consecutivas, podía ser excluida sólo una vez, la perlas e
las esmeraldas); además, no es claro hasta qué punto se trataba de interferencia
fonética o sintáctica (si lo es en el caso de lo poyito, evidente dificultad fonética,
no se puede afirmar lo mismo en los demás ejemplos).
Además hay que resaltar que en el primer ejemplo, “Giácomo” utiliza un adverbio
de uso familiar (mica), en su versión dialectal (minga pertenece al vocabulario del
piamontés y del lombardo).
75
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 24.
76
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 32.
77
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 96.
64
4.3.5 Uso de los verbos auxiliares
78
Traducción literal de “sorelle carnalissime”, definición dada por el poeta y filólogo italiano
Giacomo Leopardi en su obra Lo Zibaldone, en donde enfrenta unos pensamientos sobre España,
en particular los aspectos culturales y lingüísticos, llegando a considerar la lengua española como
máxima conservadora de la antigüedad, de la latinidad, del vulgar latín.
65
grandes llegadas en Argentina. El primero viene de Una vez en un boliche de
Caruso y Vacarezza:
Pascual – Vivo aquí. O ido a combrá todo esto pe que hoy cumble vende año la chica
mía.81
79
Juan Andrés Caruso and Alberto Vacarezza, Una vez en un boliche (Buenos Aires: Revista
teatral La Escena, 1928), 2.
80
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 77.
81
Pellettieri, Armando Discépolo (Buenos Aires: 1990), 81.
66
Estamos otra vez en frente de un verbo de movimiento, como en el primer caso,
pero sin el pronombre, y de todas maneras se produce sobre una base sintáctica
del italiano una interferencia en el uso del auxiliar. Para complementar,
recurrimos una vez más a Discépolo, esta vez en colaboración con Rafael José De
Rosa, en la obra Mustafá:
Esta vez el auxiliar es el verbo “ser”, generando una confusión casi inexplicable,
ya que tampoco en italiano essere es auxiliar del verbo transitivo guadagnare
(“ganar”): es probable que en la cabeza de “Don Gaetano” se haya hecho
referencia al verbo en su forma reflexiva y de ahí se haya producido el error (“Me
he ganado nueve pesos” en italiano coloquial se traduce con mi sono guadagnato
nove ‘pesos’).
82
Pellettieri, Armando Discépolo (Buenos Aires: 1990), 35.
67
sintagma inexistente en el italiano. Hay que tener en cuenta que normalmente el
uso de perífrasis no constituye, como bien se podría pensar, una simplificación,
sea fonológica sea lexical, sino un mecanismo de defensa, una especie de
habilidad comunicativa compensatoria. Veamos ahora unos ejemplos, empezando
por la ya citada A’ Festa de Sant’Angela de Traversa:
Gennaro – Presto que los invitados estanno per llegá… e que todo sia pronto.83
En este primer caso se hace uso de una perífrasis presente en ambas lenguas, pues
la confusión es más bien lexical y fonética. En el segundo ejemplo, extraído de la
obra Mateo de Discépolo, veremos como uno de los personajes, “Miguel”, de
origen napolitano, introduce en la sintaxis propia del idioma italiano una perífrasis
del español, que en italiano prevería a lo mejor un verbo servil (dovere):
La perífrasis “ir seguido por un infinitivo” no es propia del idioma italiano. Para
terminar, en el sainete ¡Facha tosta! de Alberto Novión, hallamos un personaje,
“Caterina” que habla un cocoliche mucho más cerca al italiano que al español,
pero, a pesar de esto, encaja un par de perífrasis de este último en una sola
intervención, con un mecanismo tal como en el ejemplo anterior:
Caterina - ¿Estay acontenta, Carmela? ¡Cume non vai stá! ¡Sete anni que non vede a la
tua pazione! Da quile giorno qui chi salutiamo a Bono Saria, a l’hotele d’immigranti.
83
Traversa, A’ Festa (Buenos Aires: 1933), 16.
84
Discépolo, Mateo; La Tristeza (Buenos Aires: Cántaro Editores, 2003), 52.
85
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 75.
68
¿T’acuérdase?... Tu t’hay andato pe la provincia… a la parte mase lejo de Santa Fe. Nui
vinime a quiste Porto de mare tanto lejo de Buono Saria. Gracia a Pietro que ne aiutó e
trabacame tutti cuá, nun tanto felice cume cuande si trobábamo ne Talia ma non se
potimo aquejare. Ahora venise tu cu nui pe amogliarte cu Yenaro. ¡Qué piachere! ...
¡Qué felice que andiamo a sere tutti!86
Como ya hemos señalados en el capítulo 2.2, en donde se trata del contacto que
tuvieron los idiomas italiano y español en Argentina, frente a las varias
transformaciones de palabras que se generaron, hubo un procedimiento que
interesó la acentuación. Hemos traído ejemplos de palabras planas que se volvían
esdrújulas (camminàvamo en lugar de camminavàmo); más allá de la interferencia
en la pronunciación de las voces verbales de la primera persona plural en el
pretérito imperfecto, este fenómeno se dio en otras situaciones, que intentamos de
aclarar por medio de ejemplos literarios. En la obra ¡Facha tosta!, ya citada en el
capítulo precedente, la misma “Caterina” en el mismo extracto de antes, pronuncia
un tiempo presente según el acento tónico del equivalente en la lengua italiana,
omitiendo la entonación del español rioplatense, aunque la voz verbal en sí tiende
más hacia el español:
Caterina – ¿T’acuérdase?87
En Buenos Aires se diría “te acordás” mientras que en italiano ti ricòrdi, es decir
la tendencia era de mantener el acento tónico, de ‘respetarlo’.
Un proceso similar está a la base de la formación de palabras en el lunfardo, otro
lenguaje popular del área rioplatense originado en gran medida por la inmigración
europea también, que analizaremos más adelante, en donde esta propensión
86
Alberto Novión, ¡Facha Tosta! (Buenos Aires: La Escena Revista Teatral, 1927), 3.
87
Novión, ¡Facha Tosta! (Buenos Aires: 1927), 3.
69
aparece a menudo. Un ejemplo para todos, la palabra <jérmu>, voz lunfarda del
español <mujér>, explica claramente la práctica.
Giácomo – Yiá… parece mentira. Un cuento e la vita, Pedrito. Ecco… Mirá: el hombre e
come el pescao. Bravo… Nace así chiquito, crece, se pone grande, gordo, lindo, lleno de
escama d’argento. Se cré un rey; se cré que todo está hecho para él; se come al que
puede, e cuguetea feliche sú e yú nel mar. Bravo… Ma un día ve que arriba, nel acua,
contro la luche del sol, pende dun filo una cosa que relumbra… “¡E mía!” …, grida.
Va… ¡aup! ... E te lo sacan afuera de un tirón, e il crepa come l’última bestia.88
Giácomo - ¿No estaré per morirme? … ¡Vía! … ¡Fuori!, fuori neri pensieri! ¡Vía! ¡Vía!
… ¡Avanti, e fin ca la va la va! … La vita e breve, come dice Ameleto e … e … (canta)
“Oh liquore incantatore, verza l’ebrezza…”89
88
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 31.
89
Discépolo, Giácomo; Babilonia; Cremona (Buenos Aires: 1970), 45.
70
De estas estructuras tenemos varios ejemplos en el habla coloquial actual de
Buenos Aires, como con la expresión “a la marosca”90 (usualmente, se suele
completar con “se armó la rosca”), con significado de sorpresa, asombro o
admiración. En conclusión, se puede aludir a otros tipos de expresiones que se
extendieron por influencia del italiano: también es común escuchar “te quiero
bien”, en lugar de simplemente “te quiero”, por el enunciado del italiano ti voglio
bene, locución del todo incorrecta y sin sentido lógico en cualquier otra área
hispanohablante.
Por muchos siglos, los dialectos del italiano han sido los idiomas más divulgados
en la península, utilizados tanto por las personas de bajos recursos culturales (y
sin alfabetización) como por las de alto nivel cultural, incluso como lengua de la
administración gubernamental. Simultáneamente a la Unidad del país en el año
1861, se empezó un proceso de difusión de la lengua italiana debido a las grandes
transformaciones sociales, a la migración interna, a la escolarización y al
desarrollo del protocolo burocrático. De todas maneras, hasta la actualidad, los
dialectos siguen conviviendo con el italiano, aunque en las últimas décadas se está
asistiendo a una fuerte decadencia dialectal entre los jóvenes de las nuevas
generaciones. En la época de la inmigración masiva hacia Argentina, eran muy
pocos los italianos que dominaban la lengua de Dante, y como hemos aclarado ya,
la mayoría se expresaba en su propio dialecto. En el capítulo II, enfrentamos
detalladamente la situación lingüística en la Argentina, sea durante las olas
migratorias sea hoy en día. Ahora pasamos al análisis de los principales aspectos
sociolingüísticos relacionados con las influencias que tuvieron el idioma italiano y
sus dialectos en la migración lingüística.
90
Gobello, Nuevo diccionario lunfardo (Buenos Aires: 2008), 167, lo considera un eufemismo del
italiano La Madonna!, mientras que Mario Teruggi, Panorama del lunfardo (Buenos Aires:
Ediciones Cabargón, 1974), 69, lo remite al vocablo del dialecto napolitano marosca, eufemismo
por malora, en mala hora, que significa perdición, desastre, desgracia, ruina.
71
4.4.1 El sarcasmo
Sono “Una generazione che se ne va”, come recita un brano della canzone di Juan
Carlos Cáceres, cantautore e compositore argentino. Quello che per fortuna non se ne va è
l’ironico umore “porteño”, appreso dagli stessi immigrati, che mantiene vivo il “cocoliche”, dai
ricordi burleschi fino alla più alta letteratura argentina ispirata da quegli italiani dialettofoni che
oggi nel porto di Buenos Aires non sbarcano più.91
Este peculiar sentido irónico que caracteriza a los italianos, en una mezcla entre
cómico y trágico, entre risa y llanto, entre euforia y tristeza insalvable, cruzó el
océano con miles de inmigrantes en algún rincón de algún buque y llegó a
contaminar de manera indeleble la manera de hablar y de ser argentina. Cualquier
letra de cualquier composición de tango podría servir como ejemplo. Así como
cualquier emigrante a menudo usaba el sarcasmo hacia si mismo, tal vez por
enmascarar la nostalgia, tal vez como dispositivo de auto-protección. El personaje
de “Peppino” en Mustafá afirma:
Estoy peleando con la gramática a ver si poedo sacarme este acento italiano que tengo
tan apegado… ¡Qué desgracia!... Soy argentino y todo me llamano tano… 92
91
Annecchiarico, Cocoliche e lunfardo, (Milano-Udine: 2012), 94.
92
Rafael José De Rosa and Discépolo, Mustafá. Obras Escogidas (Buenos Aires: Editorial Jorge
Álvarez, 1969), 36.
72
4.4.2 Capacidades de adaptación de los inmigrantes
73
identidad lingüística ni siquiera antes de las grandes oleadas migratorias y este
vacío acompaño su formación multicultural y multilingüe hasta brindarle la
peculiaridad que hoy en día se le reconoce.
Se trata de una cadencia especial, una música del idioma, un arrastre de los fonemas y un
ritmo particular, que los oyentes del interior del país identifican como un “canto” o “tonada”, tan
característica como la cordobesa, la chaqueña u otra cualquiera. Aunque el porteño se suele
resentir de la acusación, para los provincianos el habitante de Buenos Aires “canta”, y aun los
extranjeros de lengua castellana lo identifican fácilmente por su forma de hablar. 93
Son varios, y han sido clasificados ya por numerosos estudios, los cambios
fonéticos más destacados del habla rioplatense y, en específico, refiriéndose al
lunfardo (que analizaremos más adelante); el cocoliche ha permanecido a un lado,
por así decirlo, ya que su uso literario se fue evaporando con el esfumarse del
grotesco, apenas antes de la mitad del siglo XX, aunque continuó su camino en el
habla cotidiana. Quizá la alteración fonética más notable y más reconocible en la
actualidad, compartida por ambos sistemas lingüísticos y por todos los registros,
es “la emisión de un sonido inexistente en castellano, que equivale al de la /ch/
93
Teruggi, Panorama del lunfardo, (Buenos Aires: 1974), 23.
74
francesa, la /sh/ inglesa, la /sch/ alemana o la /sc/ italiana (en este caso,
únicamente cuando está seguida de /i/ o /e/).”94 Los porteños han ido
familiarizando con esta peculiaridad, introduciéndola sin discriminaciones en su
singular variedad castellana.
Ahora bien, si quisiéramos precisar más el lunfardo con un enfoque lingüístico, se podría
decir que es un habla popular argentina compuesta de palabras y expresiones que no están
registradas en los diccionarios castellanos corrientes. Esta definición parece más adecuada que
aquellas que se basan en criterios culturales, tales como las que señalan que es el habla propia de
las clases incultas o que está por debajo del nivel de expresión educada o que es una riparolalia
94
Teruggi, Panorama del lunfardo, (Buenos Aires: 1974), 24.
95
Amaro Villanueva en Annecchiarico, Cocoliche e lunfardo, (Milano-Udine: 2012), 101.
75
que refleja inmoralidad y perversión.96
96
Teruggi, Panorama del lunfardo, (Buenos Aires: 1974), 13.
76
variante con base dialectal. Último pero fundamental aspecto que los diferencia, la
voluntariedad: en el origen del cocoliche, no se puede hablar de consciencia
lingüística ni de deseo de inventar un nuevo idioma, al contrario el lunfardo se
originó conscientemente, con intención por parte de sus hablantes de no hacerse
entender de los demás.
4.6.2 Música
97
Gobello, Para qué sirve el lunfardo (Buenos Aires: Academia porteña del lunfardo, Editorial
Peña Lillo, 1967), 89.
98
Teruggi, Panorama del lunfardo, (Buenos Aires: 1974), 12.
77
eran miserables y el tango representó un desahogo para sus preocupaciones, sus
desaventuras y, en general, para sus atribulados panoramas. De ahí surge la
característica fundamental del tango, consistente en temas que suelen volver a la
tristeza, a la desgracia, al deseo sexual, entre otros, argumentos que generalmente
indisponían a la franja alta de la sociedad porteña, rindiendo casi indispensable
recurrir a un lenguaje comprensible solamente para individuos del mismo estrato
social, papel muy bien encarnado por el lunfardo. Ahora bien, si se quiere pasar al
análisis de algunos ejemplos, la gama de escogencia es obviamente muy amplia:
optamos por un extracto de la canción Mano a mano, rindiendo homenaje al que
ha sido el principal fautor de la fama del tango, Carlos Gardel (Mano a mano fue
escrita en 1923 con José Razzano, cantante y compositor uruguayo), una
verdadera leyenda, que apeló en sus letras con notable asiduidad a los
lunfardismos:
Todas las voces subrayadas son lunfardas y a seguir mostraremos cada una de las
definiciones dadas en el Nuevo diccionario lunfardo de Gobello, con indicaciones
de las páginas de referencia:
remanye: forma reforzada de manyar, palabra lunfarda con múltiples significados,
procedentes del italiano mangiare (comer) y de la locución mangiare la foglia
(entender el motivo de una cosa), que significa acto y efecto de calar, de conocer
78
las cualidades e intenciones de alguien, (página 166);
percanta: mujer, considerada desde el punto de vista amatorio. Probablemente del
castellano percal99: tela de algodón, muy empleada en la indumentaria femenina,
(199);
bacana: femenino de bacán, palabra lunfarda que significa concubinario || dueño
de una mujer || hombre que mantiene a una mujer || individuo adinerado o que
aparenta serlo || muy rico, lujoso. Del genovés baccan: el jefe del lugar. Al
femenino, tiene todas las acepciones correspondientes al masculino (inclusive la
del ‘concubina’), (27);
morlacos: plural de morlaco, americanismo de origen incierto que significa peso
(unidad monetaria), (174);
otario: del lenguaje delictivo, significa cándido, tonto, elegido para hacerlo
víctima de una estafa || tonto. Alude a la otaria, género de focas que simboliza al
tonto, (187);
marchanta: del lenguaje popular, significa arrebatiña, acción de recoger
apresuradamente una cosa cuando son varios los que pretenden apoderarse de ella.
Corrupción del argentinismo manchancha: acción de lanzar monedas u objetos a
la arrebatiña, por cruce con marchante: parroquiano de una tienda, (166);
maula: del lenguaje general, significa cobarde. Del castellano maula: hombre
engañoso, (168);
mate: del lenguaje general, significa calabaza donde se prepara y se sirve la
infusión de yerba || infusión (particularmente la de yerba) preparada y servida en
el mate || cabeza. Del quechua máte: calabaza vacía y seca empleada como vasija,
(168);
engrupieron: ver Grupo, (103): palabra lunfarda que significa ladrón que, en la
estafa, seduce al incauto; gancho, en la jerga ladronil española. Engrupir: engañar,
(133);
99
A su vez del francés percale, y este del persa pargȃle ‘trapo’, en Diccionario de la lengua
española de la Real Academia Española.
http://dle.rae.es/?id=SWtASme
79
gavión: del lenguaje popular, significa burlador, libertino que seduce a las
mujeres || galán, el que galantea a las mujeres. Del portugués graviȃo: gavilán,
(128);
milonga: del lenguaje general, significa payada pueblera || lugar donde se
desarrolla la payada pueblera || baile ejecutado al son de la música empleada en la
payada pueblera || lugar donde se baila || fiesta en que se reúnen varias personas y
se baila || embrollo, enredo || palabrerío vano || extensivamente, tango. Del
afronegrismo milonga: palabras, (171);
milongueras: plural de milonguera, bailarina contratada en lugares de diversión
nocturna (este término dio, por regresión, milonga y su afectivo milonguita: mujer
de la vida airada), (171).
80
CONCLUSIONES
100
María Teresa Sanhueza-Carvajal, Continuidad, transformación y cambio: El grotesco criollo de
Armando Discépolo (Buenos Aires: Editorial Nueva Generación, 2004), 203.
81
A propósito, merece ser subrayado que la Academia Argentina de Letras haya
incorporado en el Diccionario del habla de los Argentinos, prácticamente todos
los italianismos que se encuentran en el Diccionario del habla de Buenos Aires,
de Gobello y Oliveri, reconociendo así oficialmente muchos de estos, procedentes
del habla popular. Además, el idioma italiano, a partir de la época migratoria,
siempre ha mantenido una relevante consideración: su enseñanza ha sido
obligatoria (como lengua extranjera) en los colegios argentinos en el periodo
1900-1915, cediendo el rol sucesivamente al francés y al inglés, hasta llegar a la
actualidad, donde sigue siendo estudiado por muchos descendientes de los
inmigrantes, o en los varios colegios italianos o en los centros lingüístico y/o
culturales, tales como la Società Dante Alighieri y el Istituto Italiano di Cultura.
Esta prioridad otorgada al estudio del proceso de la formación de estas mezclas a
costa del resultado, o sea haber hecho énfasis en las causas que originaron estos
amalgamas lingüísticos y en qué manera se dieron, es debida esencialmente a la
ya fecunda producción de estudios dedicados a los vocablos, tanto del cocoliche
como del lunfardo, que pueden hasta contar con varios diccionarios ampliamente
exhaustivos.
Para concluir, un pequeño pero inestimable aporte lo hemos encontrado en la
entrevista, que se añade en apéndice, a un descendiente de inmigrantes italianos,
donde en pocas líneas logra glosar la esencia de lo que significa ser ítalo-
argentino.
82
APÉNDICE
83
4) ¿Cuántos años tenían al llegar?
Ciccio tenía 27 años, cuando llegó en el ’48.
Achiropita tenía 26, cuando llegó en el ’49.
Gianni tenía 1 año, cuando llegó en el ’49.
84
8) Si pudiste hablar con ellos, ¿qué recuerdas del italiano en que ellos se
expresaban?
Recuerdo muy pocas palabras. Recuerdo que mi abuela Achiropita sí se
expresaba en un cocoliche muy cerrado y por momentos inentendible,
dado que era ama de casa y no tenía mucho contacto social más que con
los vecinos, la gran mayoría también inmigrantes italianos. En cambio a
mi abuelo Ciccio, que tuvo siempre mucho más contacto con argentinos
debido a que salía a trabajar, se le comprendía mucho más el castellano
que hablaba, si bien siempre mantuvo su acento italiano y a veces
mezclaba algunas palabras. Recuerdo claramente que nunca logró
pronunciar mi nombre correctamente en castellano. No decía Pablo sino
Paolo pero acentuándolo en la A, algo más similar a Paulo o Páolo.
85
11) ¿Tenían preferencias a la hora de establecer relaciones con otras
personas?
Como mencioné previamente, dado que mi abuela era ama de casa no
hablaba un buen castellano, sino un cocoliche muy cerrado, por lo que
prefería el contacto con sus vecinos también italianos. De todas formas,
con algunos de otras regiones de Italia a veces no podían comprenderse
por hablar dialectos completamente distintos.
15) ¿Crees que para ellos fue importante intentar de transmitir idioma y/o
cultura italianos a sus hijos y nietos?
Creo que sí, aunque cuando era pequeño no me daba cuenta de la
importancia que eso tenía para ellos como para mí. Lamentablemente, me
di cuenta siendo mayor y cuando ambos ya habían fallecido, por lo que
86
ahora intento adoptar más la cultura y el idioma como no lo aproveché en
su momento cuando todavía los tenía conmigo.
87
BIBLIOGRAFÍA
AA. VV. Vidas de grandes argentinos. Buenos Aires: Ediciones Antonio Fossati,
1960.
88
CAMPRA, ROSALBA. América Latina: la identidad y la máscara. Con
entrevistas a Borges, Bosch, Carpentier, Cortázar, Galeano, Sábato, Scorza,
Viñas y Walsh. México D.F.: Siglo veintiuno editores, 1987.
89
———. Historia de los italianos en la Argentina. Buenos Aires: Editorial Biblos,
2008.
GOBELLO, JOSÉ. Para qué sirve el lunfardo. Buenos Aires: Academia porteña
del lunfardo, Editorial Peña Lillo, 1967.
90
———, and MARCELO HÉCTOR OLIVERI. Diccionario del habla de Buenos
Aires. Buenos Aires: Editorial Carpe Noctem, 2006.
91
TRAVERSA, JULIO CÉSAR. Gaitano Cantalamessa. Buenos Aires: Bambalinas
Revista Teatral, 1928.
92
SITIOGRAFÍA
93
Ministerio de Educación y Deportes. Presidencia de la Nación. Educ.ar S.E.
Archivo Histórico. Buenos Aires, República Argentina.
˂http://www.archivohistorico.educ.ar/˃.
94