Peña 3 PDF
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Parte Especial
A lo n so R . P eña C a b r er a F r ey r e
DERECHO PENAL
Parte Especial
T O M O III
Cuarta edición
IPEMSA
Lima - Perú
DERECHO PENAL
PARTEESPECIAL
______________________ TOMO ni_____________________
© ID E M SA
Importadora y Distribuidora
Editorial M oreno S.A.
Ejemplares: 1000
IMPRESO EN PERÚ
PRINTED IN PERU
A l mejor penalista, que el Perú vio nacer
en el siglo X X , a m i padre - el profesor
R aúl Peña Cabrera, jbrjador de una
verdadera escuela de Derecho Penal
PRESENTACIÓN
A LA ÚLTIMA EDICIÓN
Retomando la concepción original del Código Penal, debemos señalar que los
destacados juristas que participaron en dicha Comisión Revisora(1), realizaron un fa
tigoso y prolijo trabajo, pues habría de redefinir, de reformular el CP de 1924, a los
nuevos vientos que se respiraban en aquel entonces, traído a más por las nuevas ten
dencias dogmáticas, que basaban su teorema en una actuación interdisciplinaria entre
la ciencia jurídico-penal strictu sensu con la política criminal. Aspecto científico que
debía ser complementado con el análisis criminológico, no podemos postular per se
un Derecho penal únicamente sostenido sobre una dogmática sólidamente estructu
rada sobre elementos intra-sistemáticos que puedan responder de manera uniforme a
las variadas formas de comportamiento humano que se recogen en los tipos penales,
en la medida que dicho análisis científico debe partir de una base fáctica, empírica
si se quiere, de la observación de los fenómenos conductivos, en base al método in
ductivo, particularidad que caracteriza a la ciencia criminológica. Con ello tendemos
un puente entre la norma y la sociedad, es decir, entre la dogmática y la sociología
criminal. Puente que es asumido por la política criminal. El problema es cuando se
produce el divorcio entre el Derecho penal y la criminología, al poder caerse en una
política penal esencialmente decisionista o en una normativización inflacionista, todo
lo contrario se debe ejercer un equilibrio entre ambas ciencias, a fin de encontrar el
balance ideal, para hacer del aparato punitivo un confín de valores (axiológico) y a la
vez un instrumento idóneo para afrontar pacíficamente la conflictividad social provo
cada por los comportamientos «socialmente negativos».
¿Por qué es importante esta relación interdisciplinaria?, por la sencilla razón
de que el Derecho penal no es una ciencia estática e inamovible, todo lo contrario
su dinamicidad es una propiedad fundamental, al permitir que las normas jurídi-
co-penales puedan adecuarse a las nuevas estructuras de la sociedad. La crimina
lidad del siglo 19 no es la misma que la del siglo 20, mientras que en la primera
los robos, los hurtos y el asesinato, eran las figuras delictivas de mayor incidencia
delictiva, en el segundo, aparecen nuevas manifestaciones criminológicas, basadas
en el poder económico y financiero, dando lugar a un Derecho penal económico
y/o de la empresa.
Ahora bien, el umbral del tercer milenio, nos pone en escena también nue
vas variantes conductivas, susceptibles de lesionar y/o poner en peligro bienes
jurídicos -merecedores de tutela penal-. La energía nuclear, las clonaciones, la
genética, el vertiginoso campo de la informática{2), configura conductas que pue
den sobrepasar el estándar de lo jurídicamente «permisible», cuando se sobrepasa
el riesgo jurídicamente desaprobado. Constituye una descripción compleja de la
forma como en la actualidad se desarrollan las relaciones inter-humanas, que re
quieren ser focalizadas por el legislador, amén de definir si merecen ser elevadas
a la categoría de «comportamientos penalmente reprobados», mediando la técnica
Entre ellos, Juan P ortocarrero H idalgo, Pedro M éndez J urado, Luis L ópez P érez, Luis B ra-
mont A rias, con la colaboración del ilustre penalista Raúl P eña C abrera .
A lo cual debemos sumar, los atentados contra el «Sistema Crediticio», comprendido en el Título
VI, Capítulo I, que sustituye a las añeja figura de la quiebra; ver más al respecto, artículos 209°
P resentación a la última edición 9
de los delitos de peligro abstracto, al construirse dichos bienes jurídicos sobre una
plataforma supraindividual.
Dicho lo anterior, resulta plausible, que el legislador haya incluido en el ca
talogo delictivo, a los tipos penales de lesiones al feto(3), delitos informáticos y la
manipulación genética. Con los tipos tradicionales de estafa, hurto y apropiación ilí
cita, etc., no era jurídicamente factible penalizar este tipo de comportamientos, que
por su particularidad y singularidad, debían ser recogidos en nuevas construcciones
normativas, so pena de vulnerar el principio de legalidad.
El C.P. de 1991 en su Exposición de Motivos recoge las ideas antes anotadas,
cuando en uno de sus párrafos se señala lo siguiente: “Es dable reconocer que el
Código Penal cuya vigencia cesa(4), constituyó en su época un paso trascendental en
relación a las ciencias penales que le antecedieron. Sin embargo el paso irreversible
del tiempo, con los nuevos avances doctrinales y la explosiva realidad social del país
estremecieron su estructura funcional. El fenómeno criminal con los índices alar
mantes y las nuevas modalidades violentas de la desviación social, presionaban por
mejores propuestas de reacción punitiva”.
La interrogante sería la siguiente ¿Se requiere elaborar un nuevo Código Pe
nal o es que el actual bastaría con ser reformado parcialmente?, al respecto, primero
ha de decirse lo siguiente: que en la actualidad existe ya desde hace unos años una
Comisión de Reforma del Código Penal(5), segundo, que la mácula principista (Tí
tulo Preliminar), sobre la cual se erige todo el cuerpo del texto punitivo resulta aún
vigente e idónea para poder asumir las reformas que sean necesarias y, tercero, aquí
esta el meollo del asunto, en lo que respecta a las múltiples e incesantes reformas
penales que el legislador ha efectuado desde el año 1998, con la sanción de los poco
auspiciosos «delitos agravados», hasta los últimos Decretos Legislativos de junio
de 2008(6), que a la postre lo único que han generado es el quebrantamiento de la
sistematicidad(7), coherencia y plenitud conceptual que ha de cautelarse en cualquier
codificación legal, donde las modificaciones han apuntado a varios nortes: -a una so-
brecriminalización (pena de cadena perpetua(8)), a la inclusión de nuevas circunstan-
(3) Aunque aún en este ámbito de la criminalidad se advierten ciertos vacíos, que podrían ser col
mados con la penalización del aborto culposo y las lesiones al feto imprudentes; Al respecto,
ver los artículos 114° y 124°-A.
(4) Ha de referirse al C.P. de 1924.
(5) La cual integré desde el año 2004 a 2006, en representación del Ministerio Público como repre
sentante alterno, conjuntamente con el Dr. Mateo C astañeda Segovia, como miembro titular
de la institución. Comisión que en la actualidad cuenta con nuevos miembros.
(6) El Decreto Legislativo N° 1084 modifica el tipo penal de hurto simple - artículo 186°, extrac
ción ilegal de especies acuáticas - artículo 309° e incorpora el tipo penal de falsedad en el
reporte de los volúmenes de pesca capturados - artículo 428°-B.
(7) A decir de Llamas, A., el sistema se concibe igualmente como un conjunto ordenado de normas
que cuenta con una coherencia interna de sus componentes básicos, especialmente de las normas
como unidades básicas del ordenamiento jurídico; Curso de Teoría del Derecho, cit., p. 190.
(8) Que fuese incluida en el sistema de punición vía el Decreto Legislativo N° 895, luego modificado
10 D erecho penal - Parte especial : T omo III
por el Decreto Legislativo N° 982 del 22 de julio de 2007; Ver más al respecto, P eña Cabrera
F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General. Editorial Rodhas, Lima, 2007, cit., ps. 899-918.
Robo agravado, extorsión, delitos contra la libertad e intangibilidad sexual, lavado de activos,
narcotráfico y terrorismo; paradójicamente, injustos que merecen también de una reacción pu
nitiva como la figura del monopolio han sido derogados, vía el Decreto Legislativo N° 1034
del 25 de junio de 2008, en el marco de la implementación del Tratado de Libre Comercio con
USA. Importa un doble discurso, mientras que al crimen convencional se le castiga duramente,
a la criminalidad económica se le trata con guantes de seda.
De forma puntual, el tipo penal de «Discriminación», recogido en el Capítulo IV del Título
XIV-A - Delitos contra la Humanidad.
En palabras de L lamas, existe antinomia cuando dos o más normas regulan un mismo supuesto
de hecho, estableciendo una consecuencia jurídica que es contradictoria u opuesta entre sí;
Curso de Teoría del Derecho.
En esta oscuridad normativa, producto de la irracionalidad de cómo se sancionan las leyes pe
nales en general, aparece una luz, que de cierta forma puede remediar estas dicotomías legales,
cuando los integrantes de las Salas Penales de la Corte Suprema, se reúnen periódicamente y pro
mueven la producción de «Acuerdos Plenarios», constituyendo jurisprudencia vinculante para
todos los órganos jurisdiccionales que administran Justicia Penal en la República. Lo cual resulta
factible, a partir de la inclusión del artículo 301°-A en el C de PP, vía el Decreto Legislativo N°
959 del 17 de agosto de 2004, en el marco del proceso de implementación del nuevo CPP. A tales
efectos, se consideró importante incluir algunas de estas decisiones en los tipos penales en cues
tión, a fin de que el análisis dogmático sea cotejado con la «teoría práctica» del Derecho penal.
P resentación a la última edición 11
El DL N° 25475 - Ley que regula los Delitos de Terrorismo; Decreto Legislativo N° 813 - De
litos tributarios; Ley N° 28008 - Ley sobre los Delitos Aduaneros y la Ley N° 27765 - Ley de
Lavado de Activos.
V ives A ntón, T.S. y otros; Introducción. En: Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 41.
En este caso del delito de Secuestro, que incluye en su redacción ya las causas de justificación,
así también las Excusas Absolutorias como causas supresoras legales de punibilidad, mas hasta
en algunos casos el legislador ha normado instituciones propias del Derecho Procesal Penal,
recogida en el artículo 213° del C.P.
S ilva Sánchez, J.M.; Aproximación al Derecho Penal Contemporáneo, cit., p. 267.
12 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(17)
Vid, al respecto el comentario sobre el artículo 114° del CP.
( 18)
V ives A ntón, T.S. y otros; Introducción. En: Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 41.
( 19)
P olaino N avarrete, M.; Derecho Penal. Modernas Bases Dogmáticas, cit., p. 55.
P resentación a la última edición 13
V ega L ópez, J.; Aproximación a la estructura gnoseológica del campo jurídico-penal. En:
Estudios de Filosofía del Derecho Penal, cit., p. 70.
G imbernat O rdeig, E.; Estudios de Derecho Penal, Madrid, Civitas, 1976, cit., p. 78.
14 D erecho penal - Parte especial: T omo III
nos pone en el camino, así como la confianza del Editor depositada en mi persona.
Lo importante es de superarlos y darnos cuenta que ésta no ha de guiarse en exclusi
vidad a objetivos estrictamente materiales, sino que a veces lo espiritual y lo emotivo
puede darnos la más grande de las satisfacciones.
Lima, abril del 2018
Alonso Raúl P eña C abrera F reyre
PRESENTACIÓN
Es sabido por todos, que toda codificación legal ha de preservar tres elementos a
saber: -plenitud, coherencia y sistematicidad normativa; llevados dichos argumentos
al texto punitivo, ello significa la armonía que debe subyacer entre los principios
garantísticos -contenidos en su Título Preliminar-, con las diversas figuras delictivas,
que el legislador ha glosado en el pórtico de la Parte Especial. Dicha armonización de
la codificación penal, importa que la construcción de los tipos penales, se correspon
da con los presupuestos de punición que se comprenden en el marco de un «Derecho
penal democrático», es decir, la legitimación del «ius puniendi» estatal, tiene que ver
precisamente, con el respeto inescrupuloso de sus criterios de limitación, en orden
a cautelar la razonabilidad de la intervención punitiva en el ámbito de las libertades
fundamentales.
Debe predicarse, entonces, la necesidad de que la tipificación penal, en cuanto a
la descripción normativa de la «conducta prohibida», no sólo cumpla con la forma
lidad político criminal, de acuerdo a la exclusividad de la creación legislativa -por
parte del legislador-, sino que a ello debe aparejarse, la imperiosa elaboración de un
concepto «material» delito, en el sentido, de que la conducta a incriminar, cumpla
con el estándar de «lesividad» u «ofensividad», que debe desentrañar todo compor
tamiento, al cual se le quiere revestir de la propiedad de «delictiva». Y, dicha catego
ría teórica- conceptual, ha de construirse conforme a un baremo de reproche social
generalizado, esto es, todos los miembros de la sociedad, han de percibir una alarma
social, producto de la grave perturbación que dicha conducta humana provoca en las
bases existenciales de la comunidad, en cuanto a la lesión y/o la puesta en peligro de
un bien jurídico; de no ser así, si es que el legislador procede a elaborar o dígase a
sancionar la conducta penalmente prohibida, sobre la base de estimaciones sectoria
les valorativas, de ciertos sectores representativos de la sociedad, el Derecho penal
se convierte en la panacea de intereses ideológicos, culturales y puramente políticos,
provocando su deslegitimación, una huida ciega, que conduce a un callejón sin sali
das, que a la postre arrastra a la normatividadpenal a un oscurantismo intelectual
plagado de infortunios, para los propios intereses ciudadanos.
Si algo debe defenderse siempre, -sobre todo ante la irrefrenable política penal de
la coyuntura actual del Perú-, es de sujetar la interpretación de las normas jurídico-
penales, a los principios de lesividad, proporcionalidad, culpabilidad y jerarquización
del bien jurídico -penalmente tutelado; principios que en consuno, se han visto gra-
16 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Ahora, luego de la dación de la Ley N° 30068 del 18 de julio del 2013, pasa a llamarse como un
«delito de odio».
En esta misma orientación de política criminal se emite la Ley N° 30077 - «Ley de lucha frente
al Crimen Organizado», cuya entrada en vigencia ha sido postergada a julio del 2014; no obs
tante, sus efectos han sido objeto de abordaje en la presente edición actualizada de la PE.
18 D erecho penal - Parte especial : T omo III
redacciones legales de los articulados, -tanto de la Parte General como de la Parte Es
pecial-, sino que también ha supuesto la inclusión de nuevos articulados, anclados en
las bases determinativas de la pena y en la puesta en vigencia de nuevas figuras delic
tivas, en el listado de los injustos penales, glosados a todo lo largo de la PE. Empero,
como tendrá oportunidad de avizorar el lector, estas innovaciones normativas calan
exclusivamente en el ámbito de los delitos convencionales, en el llamado «Derecho
Penal Nuclear», que tiene que ver con la tutela de los bienes jurídicos fundamentales
así como en el núcleo de los delitos que atenían contra bienes jurídicos colectivos,
pero de íntima vinculación con los primeros. Esta perspectiva, proporciona un pa
norama que se adscribe en el «Derecho Penal Securitario», si bien encuentra fuerte
calado en las estadísticas criminológicas, no es menos cierto, que su impulso viene
influenciado por la presión de una opinión pública, muy necesitada de reforzar su per
cepción más cognitiva, que fáctica; esto implica, que se piensa equívocamente, que
con una mayor represión se va lograr contener esta demencial delincuencia, algo en
puridad inmediatista, pues una correcta política criminal deviene en un referente obli
gado de la información criminológica, y así atacar la génesis de la conducta delictual,
algo que poco interesa a los políticos, entendiendo éstos, que sólo con mas delitos y
penas de mayor gravedad, se va a poder resolver tan aguda problemática. Es decir,
esta política penal punitivista, significará únicamente hacer uso de un mecanismo
punitivo adentrado exclusivamente en raíces retributivas, lo que resulta incompati
ble con una política criminal encaminada a la inclusión social, por lo que en vez de
emplearse el presupuesto público en la construcción de más escuelas e instituciones
educativas, habrá que echar mano de este dinero en la construcción de un extendido
Sistema Penitenciario, algo que remece los cimientos de un verdadero Estado Social
y Democrático de Derecho.
Terminamos estas líneas introductorias, subrayando la idea, de que la dogmática
jurídico-penal, no sólo tiene un promisorio futuro, sino que tiene un latente presente,
en orden a cautelar la racionalidad interpretativa de las normas penales, máxime
ante coyunturas, por las cuales atraviesa el Perú, donde el legislador legisla a espal
das de la doctrina y de los fundamentos filosóficos de un Derecho penal democrático,
por la que la verdadera labor de un jurista es de denunciar esta forma apocalíptica de
legislar penalmente y no de aplaudir los desaciertos del Parlamento en las tribunas
de la prensa.
Por último, hemos de destacar nuestra enorme satisfacción, de observar que nues
tros planteamientos doctrinales, sean acogidos por la jurisprudencia, en pos de for
talecer la seguridad jurídica que debe imperar en nuestra Justicia Penal, lo cual nos
motiva para seguir cultivando la fascinante ciencia del Derecho penal. No nos queda
más que agradecer al editor, sobre todo a mi familia, por su colaboración permanente,
en nuestros cometidos más preciados, como es de contribuir a la juridicidad del Perú.
CE - Constitución Española
CM - Consejo de M inistros
GC - G arantías Constitucionales
DU - D ecreto de Urgencia
LO - Ley O rgánica
LOM P - Ley O rgánica del M inisterio Público
20 D erecho penal - Parte especial: T omo I I I
D edicatoria ....................................................................................................................... 5
P resentación a la última edición .............................................................................. 7
P resentación ................................................................................................................ 15
Í ndice de A breviaturas ................................................................... 19
TÍTULO VII
DELITOS CONTRA LOS
DERECHOS INTELECTUALES
C apítulo I
D E L IT O S C O N T R A L O S D E R E C H O S
DE AUTOR Y CONEXOS
1. A lcances preliminares................................................................................................ 41
1.1. Concepto y naturaleza jurídica de los «Derechos de Autor»..................... 44
1.2. Bien jurídico tutelado..................................................................................... 52
1.3. Objeto material................................................................................................ 55
FORMAS AGRAVADAS........................................................... 83
1. E studio de las agravantes en particular ............................................................ 84
a. Se dé a conocer al público una obra inédita o no divulgada, que haya
recibido en confianza del titular del derecho de autor o de alguien en
su nombre, sin el consentimiento del titular................................................ 84
b. La reproducción, distribución o comunicación pública se reali
za con fines comerciales u otro tipo de ventaja económica, o al
terando o suprimiendo, el nombre o seudónimo del autor,
productor o titular de los derechos............................................................... 86
c. Conociendo el origen ilícito de la copia o reproducción, la distribu
ya al público, por cualquier medio, la almacene, oculte, introduzca
en el país o la saque de éste........................................................................... 87
d. Se fabrique, ensamble, importe, exporte, modifique, venda, alqui
le, ofrezca para la venta o alquiler, o ponga de cualquier otra manera
en circulación dispositivos, sistemas tangibles o intangibles, esquemas
o equipos capaces de soslayar otro dispositivo destinado a impedir
o restringir la realización de copias de obras, o a menoscabar la cali
dad de las copias realizadas, o capaces de permitir o fomentar la re
cepción de un programa codificado, radiodifundido o comunica
do en otra forma al público, por aquellos que no estén autorizados
para ello 91
Í ndice general 23
PLAG IO .................................................................................................................................................... 98
1. T ipicidad OBJETIVA........................................................................................................ 98
a. Sujeto activo....................................................................................................... 98
b. Sujeto pasivo...................................................................................................... 99
c. Modalidad típica................................................................................................ 99
2. F ormas de imperfecta ejecución............................................................................. 101
3. T ipo subjetivo del injusto ........................................................................................ 10 2
LAS M EDIDAS TECN OLÓ GICA S Y LA PR O TECC IÓ N D E LAS OBRAS D IG IT A L E S.. 113
1. M odalidades TÍPICAS Y SU NIVEL DE INTERCESIÓN CON LAS INFRACCIONES
ADMINISTRATIVAS....................................................................................................... 113
C apítu lo II
D E L IT O S C O N T R A L A P R O P IE D A D IN D U S T R IA L
T ít u l o V I I I
DELITOS CONTRA EL
PATRIMONIO CULTURAL
C apítulo Ú nico
DELITOS CONTRA LOS BIENES CULTURALES
D E C O M IS O ............................................................................................................................................ 250
C omentario .............................................................................................................................. 250
Í ndice general 27
T ítulo IX
DELITOS CONTRA EL O RDEN ECONÓMICO
C apítulo I
A B U S O D E L P O D E R E C O N Ó M IC O
C apítulo II
D E L IT O S C O N T R A L O S C O N S U M ID O R E S
C apítulo III
V E N T A IL ÍC IT A D E M E R C A D E R ÍA S
C a pítu lo I V
D E O T R O S D E L IT O S E C O N Ó M IC O S
C apítulo V
D E S E M P E Ñ O D E A C T IV ID A D E S N O A U T O R IZ A D A S
D E L O S A G E N T E S D E IN T E R M E D IA C IÓ N
T ít u l o X
DELITOS CONTRA EL O RDEN
FINANCIERO Y MONETARIO
C apítulo I
DELITOS FINANCIEROS
C apítu lo II
LOS DELITOS MONETARIOS
R ET E N C IÓ N IN D E B ID A D E DIVISAS......................................................................................... 510
1. C onceptos preliminares ........................................................................................... 510
2. T ipicidad objetiva ........................................................................................................ 511
a. Sujeto activo......................................................................................................... 5 11
b. Sujeto p asivo........................................................................................................ 5 11
c. Modalidad típica....................... 5 11
3. F ormas de imperfecta ejecución.................................................................... 514
4. T ipo subjetivo del injusto ........................................................................................ 515
TÍTULO XI
DELITOS TRIBUTARIOS
C apítu lo III
E L A B O R A C IÓ N Y C O M E R C IO
C L A N D E S T IN O D E P R O D U C T O S
T ítulo XII
DELITOS CONTRA LA
SEGURIDAD PÚBLICA
1. C onsideraciones de orden general ..................................................................... 545
2. D escripción social y político criminal ............................................................... 549
C apítu lo I
D E L IT O S D E P E L IG R O C O M Ú N
C apítulo II
D E L IT O S C O N T R A L O S M E D IO S D E T R A N S P O R T E ,
C O M U N IC A C IÓ N Y O T R O S SE R V IC IO S P Ú B L IC O S
1. G eneralidades............................................................................................................... 659
SUSTITUCIÓN O IM PED IM EN TO D E FU N C IO N ES E N M E D IO D E
TRA N SPO R TE....................................................................................................................................... 686
1. G eneralidades............................................................................................................... 686
VII
T ítulo
DELITOS CONTRA LOS
DERECHOS INTELECTUALES
C a p ít u l o I
DELITOS CONTRA LOS DERECHOS
DE AUTOR Y CONEXOS
1. ALCANCES PRELIMINARES
La personalidad humana se exterioriza a través de diversas facetas,
una de ellas consiste en la creatividad intelectual, que se plasma en una
obra u otra forma original de expresar su individualidad ideológica, cultural,
política y religiosa. El hombre no es sólo un cuerpo mecánico que fisiológica
mente se dirige a la articulación de ciertos movimientos corporales, confor
me al sentido que éste le imprimen en sus sistemas cognitivo y volitivo. Con
ello decimos muy poco, pues adentrarnos en la esfera de la personalidad
presupone internarnos en el mágico mundo de las ideas, y cuando aquéllas
adquieren una composición estructural, coherente en su argumentación, se
puede configurar lo que el derecho positivo ha concebido como «obra». Y
toda «obra humana» requiere de protección legal, en el sentido de que su
materialización implica una doble connotación: la primera «moral» y la se
gunda, «económica».
El fundamento de los «Derechos de Autor», nos dice, Rodríguez Arias,
está presente en una doble necesidad: la necesidad de todos los hombres
de tener acceso y disfrutar de los frutos del saber humano y la necesidad co
rrelativa que existe de estimular la investigación y el ingenio recompensando
por ello a los investigadores, escritores, artistas, inventores, etc.(1) Al consti
tuir los derechos de autor un derecho inherente a la «personalidad humana»,
adquieren reconocimiento de protección internacional, tal como se afirma en
el artículo 270° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda
persona tiene derecho a tomar parte libremente en la comunidad, a gozar
P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, ll-B, cit., p. 841.
Vid., al respecto, Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho
Penal, T. II, cit., ps. 769-770.
Antes reglado por la Ley N° 13714 y su Reglamento DS N° 61.
Torres Vásquez, A.; Derechos Reales, T. I. IDEMSA, mayo del 2006, cit., ps. 151-152.
Así, M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico, cit.,
p. 327.
Si fuese mediante violencia y/o amenaza, toma lugar e! injusto de Robo, pero si éste
lo recibió en mérito a un título, encargo, comisión u administración, y rehúsa entregár
selo a su titular sería el delito de Apropiación Ilícita.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 43
(8) Vid., al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit.,
ps. cit., ps. 144-154.
44 D erecho penal - Parte especial: T omo III
res ilícitos, donde operan los responsables de mayor envergadura. Los inter
venidos, son sólo, ""oveedores, los intermediarios entre el público consumi
dor y los productores del material ilegal. Ya es hora de que las autoridades
mencionadas adopten estrategias de política de persecución idóneas para
enfrentar esta delincuencia, que tanto daño produce a la industria nacional,
a todos aquellos que lícitamente intervienen en la producción de una obra,
que ven mermadas injustamente sus ganancias, ante la aparición de estos
inescrupulosos, que a toda luz del día ofertan sus productos al público(9).
Otro factor a tomar en cuenta en el caso de los delitos contra los de
rechos de autor (en especial en el caso de la piratería) es la amplia toleran
cia social dentro de la sociedad peruana. No es mal vista la adquisición de
copias no autorizadas de obras protegidas ni se tiene una real conciencia
del desvalor de dichas conductas. En tal sentido, es importante reconocer
la poca eficacia que hasta el momento han tenido las aisladas campañas de
sensibilización social llevadas a cabo, lo cual ha traído como consecuencia
una notable expansión de la industria de la piratería (que también se ha visto
impulsada por la incorporación de elementos que facilitan la reproducción y
distribución no autorizada en masa, así como el abaratamiento de costos,
tales como la introducción de los CD y de la internet). Esta situación no tiene
que ver con un problema de información, sino de internalización; puesto que
no basta el efectivo conocimiento que la piratería es un acto ilícito punible
penalmente, sino que en realidad se está vulnerando derechos de terceros
mediante una conducta injusta.
El Derecho penal, por tanto, asume un rol preponderante ante este tipo
de comportamientos «socialmente negativos», y ello no supone de ningún
modo ir contra los principios de subsidiariedad, de fragmentariedad y de ultima
ratio, en tanto los derechos de autor cuentan con consagración constitucional,
tal como se desprende del apartado 8 del artículo 2o de la Ley Fundamental
y, quedar en evidencia que el resto de parcelas del ordenamiento jurídico se
muestran como ineficaces para combatir estas conductas dañosas. Existien
do, por ende, un bien jurídico digno y merecedor de «tutela penal».
(9) Así, P e ñ a C abrera, R.; Tratado de D erecho P enal..., T. Il-B, cit., p. 847.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 45
P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 155.
46 D erecho penal - Parte especial: Tomo III
G onzález López, Marisela (1993) El Derecho Moral del Autor en la Ley Española de
Propiedad Intelectual. Madrid, Marcial Pons Ediciones Jurídicas S.A., p. 87.
A ntequera Parilli, Ricardo y Marisol F erreyros C astañeda (1996) El Nuevo Derecho de
Autor en el Perú. Lima, Perú Reporting, p. 112.
R o d r Ig u e z - A r ia s B ustam ante, L.; D erechos de Autor, cit., p. 1.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 47
del Decreto Legislativo N° 822 el derecho patrimonial dura toda la vida del
autor y siete años después de su fallecimiento, pasando dicha obra al domi
nio público luego de dicho plazo.
Constituyendo la propiedad intelectual una inequívoca manifestación
de la personalidad humana, derívase inexorablemente que es el ser humano
el único titular de esa propiedad inclusive en aquellos casos de obras anóni
mas o con seudónimo; si no hay contraindicación, los derechos que se de
rivan corresponden a la persona natural o jurídica que la alumbre(14). Es por
esto que nuestro sistema jurídico al considerar a la obra como expresión de
la personalidad del autor no admite otorgar esta calidad a personas jurídicas,
siendo así que el numeral 1 del artículo 2o del Decreto Legislativo N° 822 de
fine “autor” como aquella persona natural que realiza la creación intelectual,
mientras que el artículo 3o de la Decisión N° 351 habla de “persona física”,
con lo cual quedan claramente excluidas las personas jurídicas, sociedades
conyugales, sucesiones indivisas, entre otros. Si bien el autor siempre debe
ser una persona física, no significa que necesariamente deba haber reali
zado la obra de manera aislada(15), por lo cual es propio hablar también de
obras realizada en coautoría (obras en colaboración u obras colectivas).
Con respecto a lo que entendemos por obra, nuestra normativa regio
nal y nacional contiene una definición legal, tal como se aprecia en la parte
pertinente del artículo 3o de la Decisión Andina N° 351 y el numeral 17 del
artículo 2o del Decreto Legislativo N° 822 (Ley sobre el Derecho de Autor).
Ambas definiciones se pueden condensar en el siguiente concepto: se con
sidera como obra toda creación intelectual personal y original de naturaleza
artística, científica o literaria, susceptible de ser divulgada o reproducida en
cualquier forma, conocida o por conocerse.
En este sentido, los «Derechos de Autor», entonces pueden ser de
finidos como aquellos derechos inherentes a la personalidad humana, que
manifiestan la creatividad intelectual o cognitiva, plasmada en una obra, que
es objeto de protección por el derecho positivo vigente. Parafraseando a
Rodríguez-Arias, diremos que el derecho de autor protege las creaciones
expresadas en obras literarias, musicales, científicas y artísticas, en sentido
amplio, y nace con la obra misma, como consecuencia del acto de creación
y no por el reconocimiento de la autoridad administrativa, aunque pueden
establecer formalidades para ciertos propósitos(16), a diferencia de los dere
chos a la propiedad industrial, cuya tutela jurídica requiere indefectiblemente
de su inscripción en los registros por parte de la autoridad administrativa
Por cierto que debe tratarse de obras que hayan sido concretizadas,
llevadas a la realidad, escribe R a m ír e z C r u z (18); por lo que las ideas que no
han sido exteriorizadas en un manuscrito, en un afiche, en un folleto, etc.,
no adquieren reconocimiento legal. Los artículos 8o y 9o literal a) del Decreto
Legislativo N° 822 y el artículo 7o de la Decisión N° 351 limitan la protec
ción otorgada por ambas normas a la forma en la cual las ideas del autor
o autores son expresadas, excluyendo a las ideas en ellas contenidas. En
otras palabras, las ideas no son objeto de protección jurídica, en tanto no se
materialicen mediante una forma de expresión concreta. La protección del
derecho de autor recae sobre toda obra del ingenio humano con prescin-
dencia del género, forma de expresión, mérito o finalidad. Por ende, no será
materia de análisis al momento de determinar la comisión de un delito contra
los derechos de autor el valor científico, cultural, artístico e incluso moral de
una obra.
Para B a jo F e r n á n d e z , el derecho de autor, siendo también un derecho
intelectual, se exterioriza en objetos (corpus mechanicum) tales como textos,
pinturas, imágenes, técnicas, diseños, etc., que garantizan la defensa jurí
dica. En este sentido, se dice que el derecho de autor recae sobre la obra
producto de la inteligencia de su creador, no sobre la propia inteligencia(19).
Asimismo debe diferenciarse la obra como tal de su soporte material.
En tal sentido Antequera señala que la distinción entre la obra (corpus misti-
cum) y el soporte (corpus mechanicum) es lo que hace concluir, y así lo han
consagrado expresamente muchas legislaciones, que los derechos morales
y patrimoniales son independientes de la propiedad del objeto físico que con
tiene la creación, de manera que quien adquiere este último no tiene, por ese
sólo título, ningún derecho de explotación sobre la obra(20).
(17) Así, F erreyros C astañeda, M.; El derecho a crear y el derecho a la cultura. En: La
Constitución Comentada, T. I, cit., p. 128.
(18) R amírez C ruz, M a; Tratado de Derechos Reales, T. I, cit., p. 155.
(19) Bajo F ernández, M. y otros; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 351.
(20) A ntequera Parilli, Ricardo y Marisol F erreyros C astañeda; El Nuevo Derecho de Autor
en el Perú, cit, p. 71.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 49
(21) F erreyros C astañeda, M.; El derecho a crear y el derecho a la cultura, cit., p. 127.
(22) Al respecto es pertinente aludir al Precedente de Observancia Obligatoria contenido
en la Resolución N° 286-1998/TP I-IN D E C O P I (publicada en el diario oficial “El Perua
no” el 26 de abril de 1998).
(23) A ntequera Parilli, Ricardo y Marisol F erreyros C astañeda; El Nuevo Derecho de Autor
en el Perú, cit, p. 68.
(24) D iez P icazo/ Gullón; Sistema de Derecho Civil, T. III, cit., p. 235.
(25 )
Latorre, V.; Protección penal del derecho de Autor, cit., ps. 38-39.
50 D erecho penal - Parte especial: T omo III
Derechos de Autor dispone que el autor de una obra tiene por el sólo hecho
de la creación la titularidad originaria de un derecho exclusivo y oponible a
terceros, que comprende, a su vez, los derechos de orden moral y patrimo
nial determinados en la presente ley.
Otro reparo sería que la teoría de la personalidad reduce el campo
del radio de acción de los derechos de autor, a las obras que forman par
te de la personalidad creativa de su titular, lo cual restringe la tutela legal
a otras expresiones de dicho derecho, que son recogidas en el derecho
positivo vigente. El artículo 5o del Dec. Leg. N° 822, establece que están
comprendidas entre las obras protegidas las siguientes: las obras litera
rias expresadas en forma escrita, a través de libros, revistas, folletos u
otros escritos, las obras literarias expresadas en forma oral, tales como las
conferencias, alocuciones y sermones o las explicaciones didácticas, las
composiciones musicales con letra o sin ella, las obras dramáticas, dra
mático-musicales, coreográficas, pantomímicas y escénicas en general,
las obras audiovisuales, las obras de artes plásticas, sean o no aplicadas,
incluidos los bocetos, dibujos, pinturas, esculturas, grabados y litografías,
las obras de arquitectura, las obras fotográficas y las expresadas por un
procedimiento análogo a la fotografía, las ilustraciones, mapas, croquis,
planos, bosquejos y obras plásticas relativas a la geografía, la topografía,
la arquitectura o las ciencias, los lemas y frases en la medida que tengan
una forma de expresión literaria o artística, con características de originali
dad, los programas de ordenador (software), antologías o compilaciones de
obras diversas o de expresiones del folklore, y las bases de datos, siempre
que dichas colecciones sean originales en razón de la selección, coordi
nación o disposición de su contenido, los artículos periodísticos, sean o
no sobre sucesos de actualidad, los reportajes, editoriales y comentarios
y, en general, toda otra producción del intelecto en el dominio literario o
artístico, que tenga características de originalidad y sea susceptible de ser
divulgada o reproducida por cualquier medio o procedimiento, conocido o
por conocerse. Máxime si el artículo 6o (in fine) comprende en su ratio: las
traducciones, adaptaciones, las revisiones, actualizaciones y anotaciones,
los resúmenes y extractos, los arreglos musicales y, las demás transforma
ciones de una obra literaria o artística o de expresiones del folklore.
De la normatividad citada se colige, que las compilaciones, grabacio
nes, reproducciones y otros, no son propiamente una exteriorización de una
creación intelectual del autor*31), que sin embargo, han sido glosados en la
Ley in examine, a partir de una concepción lato sensu. Punto en cuestión
que genera también repercusiones en el ámbito de protección de la norma
(31) Vid., al respecto, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cít., ps.
848-849.
52 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(39) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 851.
,40) M artInez-B ujan P érez, C.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico (X),
cit., p. 545; Así, M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeco
nómico, cit., p. 327.
(41) G onzález R us , J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 776.
56 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Del tenor literal del artículo 7o del Dec. Leg. N° 822, toman lugar
los siguientes elementos: creatividad intelectual, que puede manifestarse a
partir de las diversas expresiones que se han compilado en la Ley(43), luego
deben ser originales, es decir, que estén revestidas de ciertas particulari
dades, que la diferencien de las demás; debe encerrar una idea, describir
Latorre, V.; Protección penal del derecho de Autor, cit., ps. 209-210.
A decir de Martínez-B ujan P érez, el objeto material es la «obra literaria, artística o cientí
fica», pero también la obra derivada (o sea, «su transformación») y las «interpretaciones
artísticas» de las obras realizadas por los artistas intérpretes y las «ejecuciones» de
dichas «obras fijadas en cualquier tipo de soporte o comunicadas a través de cualquier
medio»; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico (X), cit., p. 546.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 57
situaciones, desarrollar un tópico, por lo que deben contar con una estruc
tura, con una composición armónica de sus elementos integrantes. Es ori
ginal todo aquello que no es plagio(44). Finalmente, debe ser susceptible de
ser divulgada al público, para ello debe tomar un cuerpo físico, un soporte
material que permita que la obra pueda ser distribuida a los consumido
res. Una creación intelectual, por ejemplo, una novela que ha sido escrita
por un determinado autor, pero que nunca fue divulgada no es objeto de
amparo legal, a menos que un tercero que ha recibido la misma, por la
confianza depositada por el autor, la divulga sin su autorización; se estaría
incurriendo en el inc. a) del artículo 218° del CP, y sólo la inscribe la obra
en el Registro de Autor del INDECOPI, incurre en la agravante descrita en
el inc. 3) del articulado precitado.
Dicho lo anterior, la divulgación de la obra presupone a su vez que ésta
sea materializada. El contacto material de las ideas con los medios expresi
vos, como el lienzo (medio expresivo) se convierte en obra artística cuando
en el mismo se plasman ideas, sensaciones y emociones, y se plasman de
una manera determinada, porque esa forma es otro elemento de igual im
portancia a la hora de otorgar protección que el de la propia idea o el de su
conjugación para materializarla*45*.
1. BIEN JURÍDICO
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
Según el Dec. Leg. N° 822, autor, es toda persona natural que realiza
la creación intelectual; pude darse el caso de una obra en co-autoría, donde
varias personas son titulares de la obra. El autor es la única persona que
tiene derecho a divulgar su obra, sólo a él le corresponde determinar cuándo
se considera que su obra es lo suficientemente satisfactoria como para co
municarla y someterla al juicio del público*46*.
La obra puede haber sido creada en colaboración divisible, donde
cada colaborador es titular de los derechos sobre la parte que es autor, salvo
pacto en contrario. Cuando la obra es en colaboración indivisible, los de
rechos pertenecen en común y proindiviso. Y cuando la obra se colectiva,
se considera como titular del derecho de autor a quien lo haya organizado,
coordinado o dirigido o publicado bajo su nombre*(47). Cuando los aportes
sean divisibles o la participación de cada uno de los coautores pertenezca a
géneros distintos, cada uno de ellos podrá, salvo pacto en contrario, explotar
separadamente su contribución personal, siempre que no perjudique la ex
plotación de la obra común(48).
<46> C olombet, C.; Grandes Principios del derecho de Autor y los Derechos Conexos en el
Mundo, Madrid, 1992, cit., p. 47.
(47) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 861.
(48) Artículo 14° de la LDA.
60 D erecho penal - Parte especial : T omo III
3. MODALIDADES DELICTIVAS
Todos los comportamientos típicos que se han glosado en el artículo
216°, requieren como presupuesto esencial de configuración típica que la
obra haya sido «publicada». En definitiva, sólo al autor, dígase a los coauto
res cuentan con la potestad de decidir cuando su obra ha de ser conocida
al público. Este derecho otorga al autor, escribe C o l o m b e t , (...) la facultad de
elegir los medios para divulgar su obra y el público a quien quiere ser dirigi
da. Así, puede optar, en lugar de una divulgación total por todos los medios
posibles de difusión, por una divulgación limitada, reservada a un público
restringido y sólo a través de ciertos modos de expresión(50). El artículo 9o
de la normatividad aplicable dispone que «divulgación» es hacer accesible
la obra, interpretación o producción al público por primera vez con el con
sentimiento del autor, el artista o el productor, según el caso, por cualquier
medio o procedimiento conocido o por conocerse; mientras que el artículo
23° (in fíne) señala que por el derecho de divulgación, corresponde al autoría
facultad de decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma. En el caso
de mantenerse inédita, el autor podrá disponer, por testamento o por otra
manifestación escrita de su voluntad, que la obra no sea publicada mientras
esté en el dominio privado, sin perjuicio de lo establecido en el Código Civil
en lo referente a la divulgación de la correspondencia epistolar y las me
morias. El derecho de autor a disponer que su obra se mantenga en forma
anónima o seudónima, no podrá extenderse cuando ésta haya caído en el
dominio público.
(50) C olombet, C.; Grandes Principios del derecho de Autor..., cit., p. 47.
62 D erecho penal - Parte especial : T omo III
A ntequera Parilli; El nuevo régimen del Derecho de Autor en Venezuela, cit., p. 376.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 63
Citado por Lipszyc, D.; Derecho de autor y derechos conexos. Ediciones UNESCO,
1993, p. 116.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 67
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
3. MODALIDAD TÍPICA
Así, Bajo F ernández, M. y otros; Manual de Derecho Procesal Penal. Parte Especial,
cit., p. 356; G onzález R us, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 778; M estre
D elgado, E., Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico, cit., p. 332.
M artínez-B ujan P érez, C.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico (X),
cit., p. 547.
Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, cit.,
p. 778.
Latorre, V.; Protección penal del derecho de Autor, cit., p. 279.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 73
que finalmente el autor adopte una posición original, y no una mera repe
tición de los que dicen otros.
Así también es lícita, dice el artículo 45° (in finé), sin autorización del
autor, siempre que se indique el nombre del autor y la fuente, y que la repro
ducción o divulgación no haya sido objeto de reserva expresa: La difusión,
con ocasión de las informaciones relativas a acontecimientos de actualidad
por medios sonoros o audiovisuales, de imágenes o sonidos de las obras
vistas u oídas en el curso de tales acontecimientos, en la medida justificada
por el fin de la información, la difusión porta prensa o la transmisión por cual
quier medio, a título de información de actualidad, de los discursos, diserta
ciones, alocuciones, sermones y otras obras de carácter similar pronuncia
das en público, y los discursos pronunciados durante actuaciones judiciales,
en la medida en que lo justifiquen los fines de información que se persiguen,
y sin perjuicio del derecho que conservan los autores de las obras difundidas
para publicarlas individualmente o en forma de colección y, la emisión por ra
diodifusión o la transmisión por cable o cualquier otro medio, conocido o por
conocerse, de la imagen de una obra arquitectónica, plástica, de fotografía o
de arte aplicado, que se encuentren situadas permanentemente en un lugar
abierto al público.
adquiere una mayor intensidad, que a criterio del legislador, ha merecido una
pena más grave.
Sobre los aspectos generales de análisis, remítase a todo lo dicho en
el articulado anterior, inc. c).
Así, Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit.,
p. 776.
M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico, cit., p. 329.
76 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Vid., al respecto, M estre D elgado, E.¡ Delitos contra el Patrimonio y contra el orden
Socioeconómico, cit., ps. 329-330.
Ver al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, clt.,
ps. 482-486.
Dicha norma fue publicada en el Diario Oficial “El Peruano” el 02 de octubre del 2008
78 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Vid., al respecto, P eña C abrera, R.¡ Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 887.
80 D erecho penal - Parte especial : T omo III
deberá ser destruida en un plazo de tres meses, a menos que se haya conve
nido con e¡ autor uno mayor. Sin embargo, tal grabación podrá conservarse
en archivos oficiales, también sin autorización del autor, cuando la misma
tenga un carácter documental excepcional.
Si bien autor sólo podrá serlo quien está autorizado por el titular de la
obra, para reproducir las copias de la obra, debe indicarse que no se podrá
amparar en este precepto permisivo, quien reproduce ejemplares en canti
dad significativa, donde el fin comercializador queda fuera de toda duda.
La consumación de este tipo del injusto, será equiparable a las men
cionadas en los incisos b) y c) del articulado en cuestión. La modalidad de
«reproducción», adquiere perfección delictiva, cuando los ejemplares ilícitos
han sido impresos, cuando el proceso de edición ha logrado su culminación
y, los ejemplares están listos para ser distribuidos y/o comercializados. No es
necesaria la puesta en venta de tales ejemplares(71).
En lo que respecta al tipo subjetivo del injusto, se necesita del dolo
en la esfera anónima y cognitiva del agente; el autor debe saber que está
reproduciendo, distribuyendo o comunicando un número de ejemplares no
autorizados por el autor de la obra. No parece sustentable un error de tipo,
cuando las cláusulas de los contratos son expresas. Siempre en las edi
ciones salen ejemplares fallados, por lo que es lícito que se imprima una
demasía, cuyo número de antemano debe estar fijado en el contrato; mas
el editor no podrá ampararse en este permisión, cuando es descubierto con
doscientos ejemplares.
4. MODALIDAD AGRAVADA
FORMAS AGRAVADAS
Art. 218.- “La pena será privativa de libertad no menor de cuatro ni
mayor de ocho años y con noventa a ciento ochenta días multa cuando:
a. Se dé a conocer alpúblico una obra inédita o no divulgada, que haya
recibido en confianza del titular del derecho de autor o de alguien en
su nombre, sin el consentimiento del titular.
Vid., al respecto, B lanco Lozano, C.; Tratado de Derecho Penal Español, T. II, Vol. I,
cit., p.608.
84 D erecho penal - Parte especial : T omo III
La obra debe haber sido entregada por el autor o por alguien que ac
túe en su nombre (representante legal); si quien proporciona la obra, es una
persona ajena al autor, que no actúa a su nombre, para que el receptor la
divulgue; quien lo recibe será reprimido según la figura delictiva contenida
en el inc. c) del artículo 216° y quien la entrega, será penado por el delito de
hurto(75) y/o ingreso indebido a una base de datos (delito informático).
Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 874.
Vid., al respecto, Latorre, V.; Protección penal del derecho de Autor, cit., ps. 154-157.
P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 874.
Si bien los circuitos comerciales informales no pueden ser mesurados de manera
exacta por funcionar al margen de los conductos legalmente establecidos (llámese
cumplimiento de obligaciones tributarias, societarias, civiles, de protección al con
sumidor e incluso en lo referente a los derechos de autor y propiedad industrial); en
países en vía de desarrollo como el nuestro, juegan un rol fundamental en el funcio
namiento integral de la economía nacional y es por eso que las ciencias económicas
han optado por aceptar y valorar su real existencia en el mercado.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 87
(80) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., ps. 874-875.
(81) La presencia del consentimiento dei autor, deviene en atípica la conducta.
88 D erecho penal - Parte especial: T omo III
la copia o reproducción», es decir, este autor no puede ser aquel que ha re
producido la obra sin autorización de su titu la r^ ; aquél recibe del autor de la
reproducción de la obra, para distribuirla al público, por cualquier medio, de
conformidad con las regulaciones de la LDA, almacenándola, ocultándola,
introduciéndola al país (importación) o sacándola del país (exportación).
Por lo dicho no se podría decir, entonces, que las primeras conductas
normadas sean constitutivas de una complicidad primaria de la reproducción
por ejemplo, al tratarse de una circunstancia ex -post a la consumación de la
figura antes mencionada, por lo que guarda su propia sustantividad penal. Lo
que no quiere decir, que el reproductor también participe en el ocultamiento
o en el almacenamiento, siendo, por ende, coautor de esta modalidad del
injusto.
El artículo 34° de la LDS, dispone que la distribución, a los efectos del
presente Capítulo, comprende la puesta a disposición del público, por cual
quier medio o procedimiento, del original o copias de la obra, por medio de la
venta, canje, permuta u otra forma de transmisión de la propiedad, alquiler,
préstamo público o cualquier otra modalidad de uso o explotación. Cuando
la comercialización autorizada de los ejemplares se realice mediante venta u
otra forma de transmisión de la propiedad, el titular de los derechos patrimo
niales no podrá oponerse a la reventa de los mismos en el país para el cual
han sido autorizadas, pero conserva los derechos de traducción, adaptación,
arreglo u otra transformación, comunicación pública y reproducción de la
obra, así como el de autorizar o no el arrendamiento o el préstamo público
de los ejemplares. El autor de una obra arquitectónica no puede oponerse a
que el propietario alquile la construcción<83K
Es distribución el ofrecimiento de ejemplares de una obra al público en
general o de una parte de él, principalmente a través de los canales comer
ciales adecuados (Glosario de la OMPI), o mediante la puesta a disposición
del original o copias de la obra para su venta, alquiler, préstamos o de cual
quier otra forma (art. 19 LPI)**(84).
Aparte de la distribución, también se hace mención en la redacción
típica al «almacenamiento», que consiste en guardar la mercadería, en co
locarla en un lugar estratégico, para que no sea detectada por terceros y así
poder ser comercializada; por su parte el «ocultamiento», importa esconder
los ejemplares ilícitos a buen recaudo, para que no puedan ser detectados
por las autoridades de persecución penal.
Por su parte, la «introducción al país», significa la importación de co
pias de una obra no autorizada por su titular; (...) se trae de otro país una
obra copiada o reproducida ilícitamente, no interesando si es autor nacional
o extranjero(85); mientras que por «sacar del país», debemos entender la ex
portación de la copia de la obra no autorizada por su titular. Exportar, signifi
ca extraer la obra a un país foráneo, al extranjero.
El artículo 35° de la LDA(86), establece que la importación comprende
el derecho exclusivo de autorizar o no el ingreso al territorio nacional por
cualquier medio, incluyendo la transmisión, analógica o digital, de copias de
la obra que hayan sido reproducidas sin autorización del titular del derecho.
Este derecho suspende la libre circulación de dichos ejemplares en las fron
teras, pero no surte efecto respecto de los ejemplares que formen parte del
equipaje personal. Por su parte, el artículo 40° (in fine) dispone que la Oficina
de Derechos de Autor podrá solicitara la Autoridad Aduanera que proceda al
decomiso en las fronteras de las mercancías pirata que lesionan el derecho
de autor, a efectos de suspender la libre circulación de las mismas, cuando
éstas pretendan importarse al territorio de la República. Las medidas de de
comiso no procederán respecto de los ejemplares que sean parte del menaje
personal, ni de los que se encuentren en tránsito. La aplicación de lo dis
puesto en el presente artículo será efectuada de conformidad con lo que se
disponga en el Reglamento respectivo. Sin duda, no constituye ni infracción
administrativa ni delito, las copias que pertenecen al equipaje del agente,
donde no se evidencia el propósito de comercialización.
En definitiva, penalizando la importación y/o la exportación de las co
pias ilícitas de una obra, implica adelantar las barreras de intervención del
Derecho penal, como comportamientos en si ya peligrosos para el objeto
de tutela, cuya legitimidad reposa en la debida protección que deben recibir
los derechos intelectuales(87), en su faz esencialmente «patrimonialista».
De recibo, el ingreso de dicha mercancía, supone lógicamente su divulga
ción, comercialización y/o distribución. ¿Por qué ha de fundamentar estas
conductas una circunstancia agravante? Parafraseando a L a t o r r e , diremos
que una conducta de importación y exportación sin autorización de copias
lícitas puede ser más grave que la misma conducta de obras reproducidas
(85) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 892.
(86) Según el artículo 97° inc. c), en el contrato de Edición se debe establecer expresamen
te el ámbito territorial del contrato.
(87) Cfr., D elgado M estre, E.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico, cit.,
p. 330.
90 D erecho penal - Parte especial: T omo III
Latorre, V.; Protección penal del derecho de Autor, cit., ps. 149-150.
Vid., ai respecto, M artInez-B ujan P érez, C.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden
Socioeconómico (X), cit., p. 549.
Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, cit.,
p. 777.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 91
(91) En la doctrina española al considerarse que todos estos delitos son de mera actividad,
se niega la posibilidad de una tentativa; al respecto, Latorre, V.; ps. 365-368.
(92) Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 893.
92 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Así es el caso del delito previsto en el artículo 255° (delito monetario) y el 296°-B (trá
fico ilícito de drogas).
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 93
PLAGIO
Art. 219.- “Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
cuatro ni mayor de ocho años y noventa a ciento ochenta días multa, el
que con respecto a una obra, la difunda como propia, en todo o en parte,
copiándola o reproduciéndola textualmente, o tratando de disimular la
copia mediante ciertas alteraciones, atribuyéndose o atribuyendo a otro,
la autoría o titularidad ajena."
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, cit.,
ps. 775-776.
Resultado material que no se exige en nuestro derecho positivo vigente.
G onzález R us, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 777.
100 D erecho penal - Parte especial : T omo III
pública como todo acto por el cual una o varías personas reunidas o no en
el mismo lugar, pueden tener acceso a la obra sin previa distribución de
ejemplares de cada una de ellas, por cualquier medio o procedimiento, para
difundir los signos, las palabras, los sonidos o las imágenes.
El plagio puede ser completo o parcial; será «completo», cuando la
copia y/o reproducción textual de la obra es de forma íntegra, y «parcial»,
cuando se revelen fragmentos, un contenido significativo de la obra, que
debe ser divulgada al colectivo para su difusión; en tal entendido se puede
decir que se trata de un tipo mutilado en dos actos. Así también, puede co
meterse esta figura delictiva, cuando al agente, sin copiar o reproducir tex
tualmente la obra del sujeto pasivo, provoca ciertos cambios, que de forma
maquillada pretenden revestirla de cierta singularidad; v. gr., agrega sus pro
pios conceptos, entremezclados con las del autor original, invierte el orden
de los párrafos o, cambia ciertas terminologías, con el afán de encubrir su
ilícito accionar.
Por lo demás, la presencia de un plagio penalmente relevante presu
pone no sólo una apropiación sustancial del contenido de la obra original,
tanto desde un punto de vista cualitativo como cuantitativo, sino además una
idoneidad para vulnerar los derechos de explotación de la obra (bien jurídico
protegido)(106); aunque hemos de decir, que según nuestro derecho positivo
vigente, el bien jurídico tutelado, se desprende desde una doble haz: patri
monial y moral.
Como resalta Q u in t e r o O l iv a r e s , el plagio no debe ser confundido
con el grave problema de la falsificación de obras de arte. En el plagio se
conserva la obra cambiando al autor, pero en la falsificación se conser
va la obra y (falsamente). La víctima comprador lo será de un delito de
estafa(107). Si alguien vende una obra de arte, diciendo que es original de
Donatello, y en realidad es una burda copia, se esta induciendo a error al
sujeto pasivo, alterando el proceso decisorio, mediando engaño, fraude,
ardid u error; por tanto, es una defraudación, según lo previsto en el artí
culo 196° del CP.
M artInez-B ujan P érez, C.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico (X),
cit., p. 547.
Q uintero O livares, G.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 776.
102 D erecho penal - Parte especial : T omo III
tercero; por lo que los actos de plagio, que no logaran exteriorizarse, a partir
de su efectiva plasmación ha de ser reputados como delito tentado.
De igual forma ha de verse, en el caso de la «alteración simulada», de
la obra por el agente.
Primer punto a saber, es que las modalidades típicas que se han glo
sado en el artículo 220° del CP, no son en realidad figuras agravantes del
delito de Plagio, previsto en el articulado anterior. No obstante, pueda deri
varse dicha inferencia del supuesto delictivo contenido de los incisos d) y e)
del tipo penal in examine. En efecto, como sostuvimos en el delito preceden
te, la «atribución de paternidad» importa una configuración del injusto dis
tinto al «plagio»; pues la usurpación de los derechos intelectuales, no tiene
por qué venir precedida por la copia o reproducción de la obra protegida en
la LDA. Lo que no obsta a que puedan concurrir, derivando en un juicio de
tipicidad penal diferenciado, siempre que se identifique la participación de
dos personas: una, el plagiador y, el otro, a quien se le atribuye la paternidad
de la obra; sin embargo, el plagio debe estar conectado con la usurpación
de paternidad, como se desprende del tenor literal del artículo 219° (in fine).
Lo antes afirmado guarda coherencia con la penalidad aplicable para
las figuras típicas comprendidas en este articulado, que viene a ser la mis
ma que la del plagio, en cuanto a la pena privativa de libertad; únicamente
se impone un importe de días-multa de mayor proporción en el caso de la
«Falsa atribución de autoría y concertación». Se supone que las circunstan
cias agravantes, deben contener siempre un marco penal más severo que
el tipo base.
Sólo las hipótesis delictivas, comprendidas en los tres primeros inci
sos, guardan su propia sustantividad del injusto, al reflejar conductas dis
valiosas que merecen un reproche penal particular. Lo que no sucede con
las dos últimas, que deberían de haberse reglado en un párrafo aparte del
artículo 219° del CP.
En lo que respecta al bien jurídico tutelado, pareciese ser el mismo, en
todas las conducciones típicas, los derechos «patrimoniales y morales», que
toman lugar en la LDA. Sin embargo, la descrita en el inc. a), manifiesta un
atentando no sólo a la propiedad intelectual, sino también contra la legalidad,
que debe revestir el procedimiento administrativo, que se sigue ante la auto
ridad competente (Oficina de Derechos de Autor); dando lugar a un ataque
antijurídico precedido con un plus de lesividad.
104 D erecho penal - Parte especial : T omo III
<1°9) Modificado por el artículo único del Dec. Leg. N° 1067 del 28 de junio del 2008.
<110> Facultades, normas y organización del INDECOPI.
106 D erecho penal - Parte especial : T omo III
De acuerdo al inc. 42, del artículo 2 o de la Ley, se señala que las asociaciones civiles
sin fin de lucro, legítimamente constituidas para dedicarse en nombre propio o ajeno
a la gestión de derechos de autor o conexos de carácter patrimonial, por cuenta y en
interés de varios autores o titulares de esos derechos.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 107
En mérito del artículo 147° (in fine), se afirma que las sociedades de
gestión colectiva estarán legitimadas, en los términos que resulten de sus
propios estatutos, para ejercer los derechos confiados a su administración y
hacerlos valer en toda clase de procedimientos administrativos y judiciales,
sin presentar más título que dichos estatutos y presumiéndose, salvo prue
ba en contrario, que los derechos ejercidos les han sido encomendados,
directa o indirectamente, por sus respectivos titulares. Sin perjuicio de esa
legitimación, las sociedades deberán tener a disposición de los usuarios, en
los soportes utilizados por ellas en sus actividades de gestión, las tarifas y
el repertorio de los titulares de derechos, nacionales y extranjeros, que ad
ministren, a efectos de su consulta en las dependencias centrales de dichas
asociaciones. Cualquier otra forma de consulta se realizará con gastos a
cargo del que la solicite.
De los preceptos legales invocados, se colige que las Sociedades de
Gestión Colectiva cuentan con plena legitimidad para la gestión de derechos
de autor o conexos de carácter patrimonial, entre éstos los comprendidos
bajo los alcances normativos del artículo 31° de la LDA, es decir, de autorizar
o prohibir la comunicación al público de la obra por cualquier medio.
Ahora bien, la autorización para funcionar como «sociedades de ges
tión colectiva», amerita de la expedición de una resolución por parte de la au
toridad competente. Así, el artículo 148° de la LDA, al establecer que la Ofici
na de Derechos de Autor, teniendo en cuenta los requisitos contemplados en
el presente título, determinará mediante resolución motivada, las entidades
que, a los solos efectos de la gestión colectiva, se encuentran en condiciones
de representar a los titulares de derechos sobre las obras, ediciones, pro
ducciones, interpretaciones o ejecuciones y emisiones. La resolución por la
cual se conceda o deniegue la autorización, ofeberápublicarse en la separata
de normas legales del Diario Oficial “El Peruano”; seguidamente se señala
en el artículo 149°de la Ley precitada, lo siguiente: “Para que la Oficina de
Derechos de Autor otorgue la autorización de funcionamiento, la sociedad
de gestión colectiva deberá cumplir cuanto menos, los siguientes requisitos:
a. - Que se hayan constituido bajo la forma de asociación civil sin fin de lucro;
b. - Que los estatutos cumplan los requisitos exigidos en las leyes respectivas
y en este título; c.- Que tengan como objeto social la gestión del derecho de
108 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Al inicio del estudio del artículo 220°, sostuve que en este articulado,
se advertía una mixtura, en cuanto a su estructuración típica, en el sentido
de que las hipótesis delictivas glosadas en los incisos a), b) y c), revelaban
una sustantividad singular en su composición normativa, mientras que los
112 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(112> El problema en dicho caso, sería que dichos supuestos del injusto, llevan aparejados
el mismo marco penal que el previsto en el inc. d). Sin embargo, al momento de la
determinación judicial de la pena, su concurrencia, podría dar razones al juzgador en
cuanto a su graduación.
(113) P eña C abrera F reyre, A.R.; D erecho Penal. P arte Especial, T. II, cit., p. 187.
T ítulo V il: D elitos contra los derechos intelectuales 113
a. Sujeto pasivo
b.1.- Generalidades
(114) Z affaroni, E.R.; Derecho Penal. Parte General, Vol. II, cit., p. 776.
(115) En opinión de O ré S osa, el adelantamiento de las barreras de protección para crear
condiciones de aseguramiento del bien jurídico protegido es, ciertamente, una opción
político criminal, pero que debe ser utilizada de manera racional; Modificaciones a los
delitos contra..., cit., p. 4; racionalidad que se encuentra condicionada a un plus de
sustantividad material, que haya de suponer una necesaria e insustituible intervención
del Derecho penal, dada por la información sociológica y la inoperatividad del resto de
parcelas del orden jurídico (principio de subsidiaríedad).
<116) M aurach, R ./ Z ipf, H.; Derecho Penal. Parte General, 2, cit., ps. 8-9.
120 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(117) vide, más al respecto, el análisis dogmático a los artículos 186°-A y 194°-A del CP.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 121
( 118)
Incorporado por el Decreto Legislativo N° 1076.
(119)
Obligaciones Comunes al Derecho de Autor y Derechos Conexos.
122 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Son comportamientos que carecen de nocividad social, tanto por el ánimo que identi
fica la realización de la conducta, como los intereses generales a la información que
pretenden cautelarse.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 123
b.6. Penalidad
Se instituye, por tanto, una protección punitiva que recae sobre la «in
tangibilidad» de la información sobre gestión de derechos, cuya necesidad
y merecimiento de pena, se determina a partir de la lesividad que revelan
dichas conductas de conformidad con la extensión del bien jurídico protegido
en el Capítulo I del Título Vil del CP. En la doctrina nacional, se apunta que
la protección de este tipo de información cobra más sentido en un contexto
donde la distribución de las obras se lleva cada vez más a través de un en
torno digital, en la red o empleando medios electrónicos(121).
res, de que los signos distintivos de los productos y servicios que se ofertan
en el mercado, reflejen la verdadera procedencia comercial del objeto, de
que reciban la calidad del producto que se oferta.
No obstante lo dicho, en la hipótesis delictiva in examine, se devela
algo mas específico: el control del empleo lícito de las licencias de progra
mas de ordenar (softwares), no se trata en realidad de que el agente oferte
un producto de una marca registrada con un contenido que no le corres
ponde, al tratarse de una «piratería marcaría», sino que el autor ofrece a
los consumidores el producto verdadero, pero sin contar con la autorización
respectiva. De ahí, que se identifique en la tipicidad subjetiva los fines co
merciales que motiva la realización de la conducta prohibida.
Es de verse también, una distinción del objeto material, en el artícu
lo 220°-F, se hace alusión a empaques, manuales, licencias y todo tipo de
documentación no auténtico; mientras que en el artículo 223°, son sólo eti
quetas, sellos y envases; por tales motivos, el comportamiento en cuestión,
construye una tipicidad penal de mayor especificidad, dado los intereses jurí
dicos en tutela. A lo cual debemos agregar, que no se requiere que la marca
este registrada ante la autoridad administrativa.
Estamos hablando de una fabricación, comercialización, distribución,
transporte o transferencia de documentación falsificada, quiere decir esto,
que ingresan al mercado, documentos apócrifos. Lo que en otras palabras,
significa la realización de una «falsedad material», prevista en el artículo
427° del CP, con una singularidad en lo que respecta al objeto materia del
delito; así también en lo concerniente, a la consumación. La falsedad mate
rial está determinada en su perfección delictiva (punición) por una «condición
objetiva de punibilidad», lo cual no acontece en el artículo 220°-F, pues basta
la materialización de alguna de las conductas, que el legislador ha reglado
en dicho tipo penal(123).
Debiéndose anotar, que la falsificación de la documentación ha de ser
idónea, apta para la consecución del propósito delictivo, pues si aquélla es
burda, inicua para ello, será reputada como una «tentativa inidónea»(124).
1. CONCEPTOS PRELIMINARES
injustos, han de tomar lugar, primero, para asegurar las evidencias relaciona
das con el hecho punible, segundo, para que sirvan como sostén probatorio
al persecutor público para la declaración judicial de culpabilidad y, tercero,
para impedir que se siga cometiendo el delito en el tiempo. Fines, por tanto,
«asegurativos», «probatorios» y «criminológicos».
Según lo dicho, al tratarse de una disposición en esencia «procesal»,
su ubicación en el corpus punitivo no responde a una técnica legislativa
correcta, según el principio de sistematización normativo. El nuevo CPP
regula la figura de la «Incautación» en el Título X del Libro Segundo, cuya
aplicación es de carácter general, es decir, a toda clase de delitos(126). En
efecto, su radio de acción resulta ajustable a cualquier delito, del cual se
desprendan evidencias materiales, susceptibles de ser decomisadas.
(126> Vide, más al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal
Penal. 2da. Edición, cit., Tomo II. ps. 207-216; Así, P eña C abrera F reyre, A.R.; Manual
de Derecho Procesal Penal, cit., ps. 382-385.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 135
electrónicos, etc., que fueron utilizados por el agente (imputado), para la con
figuración del injusto penal.
Como se entiende del tenor literal, la medida de Incautación puede
proceder, ante una decisión de oficio por parte del Juez Penal o, en su de
fecto, por solicitud del Fiscal. Dichas facultades se condicen con lo previsto
en el artículo 94° del C de PP, como se señala en su primer párrafo. La
distinción en todo caso, radica en que el precepto procesal hace alusión
a una «facultad discrecional» del órgano jurisdiccional, en cuanto a la im
posición de la Incautación, en cambio, el artículo 221° del CP, supone un
deber prescriptivo.
(127) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal
Penal, cit., p. 208.
(128) Vide, más al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit.,
1197-1201.
136 D erecho penal - Parte especial: T omo III
ante una negativa del requerimiento fiscal, que el órgano judicante debe ex
poner sus fundamentos, puesto que sino se estaría avalando una decisión a
pura discrecionalidad funcional.
Finalmente, debe anotarse que el artículo 40° de la LDA, dispone que
la Oficina de Derechos de Autor podrá solicitara la Autoridad Aduanera que
proceda al decomiso en las fronteras de las mercancías pirata que lesionan
el derecho de autor, a efectos de suspender la libre circulación de las mis
mas, cuando éstas pretendan importarse al territorio de la República. Las
medidas de decomiso no procederán respecto de los ejemplares que sean
parte del menaje personal, ni de los que se encuentren en tránsito. La apli
cación de lo dispuesto en el presente artículo será efectuada de conformidad
con lo que se disponga en el Reglamento respectivo. Lógicamente, que di
cho decomiso no puede oponerse al regulado en el artículo 221° del CP; en
este caso, el juzgador o el fiscal solicitaran a la autoridad aduanera, le remi
tan los ejemplares, siempre y cuando se encuentre abierta una Investigación
Preliminar o el Proceso Penal propiamente dicho.
3. EL ALLANAMIENTO Y EL DESCERRAJE
Es de verse que el dispositivo legal in comento, también permite al
Juez ordenar el allanamiento o descerraje del local, donde se supone se
está cometiendo el ilícito penal. Para ello, el Fiscal, en mérito a las primeras
pesquisas efectuadas, debe haber tomado información valedera, de que en
un determinado lugar, domicilio, recinto, morada y/o dependencia, se están
realizando actos presuntamente delictivos; lo dicho se concuerda, con la ne
cesidad de que la adopción del «allanamiento o descerraje», venga prece
dida por un requerimiento fiscal («principio de rogación»); lo cual resultada
acertado, tomando en cuenta que es el persecutor público quien debe dirigir
la investigación, mediando el diseño de una estrategia adecuada para la ave
riguación de la verdad y, no el Juez, como ha de pensarse según la cultura
inquisitiva que aún pende en la psique de algunos operadores.
El descerraje será necesario, cuando se deba vencer ciertos obstácu
los que impiden el acceso al lugar de los hechos, como candados, cerrojos,
fieros, etc.
El «Allanamiento», no se encuentra reglado de forma taxativa en el C
de PP, su regulación la encontramos en la Ley N° 27379 y en el Capítulo V
del Título III del Libro Segundo del nuevo CPP(129).
Vide, más al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis del nuevo Código Procesal
Penal, cit., ps. 692-703.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 137
1. ALCANCES PRELIMINARES
La creatividad, el ingenio y la producción intelectiva del ser humano,
no sólo se exterioriza a través de las obras, que se encuentran recogidas
en la LDA, sino que también incluye las invenciones, las patentes, marcas,
modelos industriales, etc., cuyo amparo legal se extiende a los derroteros del
Derecho Penal.
La «propiedad industrial» viene a constituir el conjunto de derechos
que emanan de la actividad innovativa del hombre, cuando muestra ante el
colectivo, nuevos procedimientos, nuevos productos, diseños, cuyo empleo
se orienta a mejorar una serie de aspectos relacionados a la autorrealización
de individuo; v. gr., los medicamentos, instrumentos, herramientas, etc. Toda
esta tecnología, que se manifiesta a través de una serie de inventos, resulta
necesaria para el desarrollo socioeconómico de toda sociedad, al propor
cionar elementos que en la praxis, hacen más fácil la vida de los individuos.
El umbral del tercer milenio trae a colación una variedad fastuosa de
inventos, de diseños industriales, aplicables a una serie de campos de la
economía, en cuanto a los productos y servicios que se ofertan en el mer
cado. Vertiginoso desarrollo inventivo que se remonta a las Revoluciones
industriales, acontecidas siglos atrás. Como pone de relieve C a y lla u x Z a z z a -
li, el verdadero desarrollo de los sistemas de protección al inventor surge a
partir de la Revolución Industrial, cuando se produce un masivo despliegue
de la inventiva humana y la máquina comienza a sustituir el trabajo manual
del hombre(130).
(131) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 958.
(132) Reemplaza a la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATP-
DEA), que fuera sancionada en octubre del 2002, cuya vigencia se prolongó hasta
diciembre del 2006.
(133> Importa un Acuerdo Comercial de naturaleza vinculante para las partes contratantes,
cuya finalidad esencial se orienta a eliminar los obstáculos ai intercambio comercial
entre ambos países, promoviendo con ello la inversión privada, la transferencia de tec
nología; incorporando aspectos comerciales, económicos, de propiedad intelectual,
laborales, de medio ambientes, instrumentos para la solución de controversias, etc.
Tratado que fuera suscrito el 08 de diciembre del 2005 en Washington DC (EE.UU),
el 29 de junio del 2006 fue ratificado por el Perú y, por el Congreso de los Estados
Unidos el 04 de diciembre del 2007. Un tema de cierta forma delicado, es el referente
a la protección de patentes. Sin embargo, debe decirse que el acuerdo contempla una
mayor protección de la propiedad intelectual, incluyendo todos los productos digitales
exportados desde EE.UU., como software, música, texto y video, patentes y marcas.
Se penaliza la piratería y el uso de productos falsificados.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 141
(134) Valle M uñiz, J.M.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., ps. 788-789.
(135) T orres Vásquez, A.; Derechos Reales, T. I, cit., p. 153.
142 D erecho penal - Parte especial: T omo III
<142> M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y contra el Orden Socioeconómico,
cit., p. 335; Así, G onzález R us, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 784.
(143) M artInez-B ujan P érez, C.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico (X),
cit., p. 553.
146 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(144) Así, Blanco Lozano, C.; Tratado de Derecho Penal Español. Tomo II. Vol. I, cit., p. 610.
(145) V alle M uñiz, J.M:; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, cit., p. 791.
(146) Llobregat H urtado, M aría Luisa (2002) Temas de Propiedad Intelectual. Madrid, La
Ley, p. 39.
( 147)
Cfr., P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. II, cit., ps. 976-977.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 147
1. CONSIDERACIONES GENERALES
La «propiedad industrial» comprende las patentes de invención, certi
ficados de protección, patentes de modelos de utilidad, diseños industriales,
secretos industriales, esquemas de trazado de circuitos integrados, marcas de
productos y de servicios, marcas colectivas, marcas de certificación, nombres
comerciales, lemas comerciales; y, denominaciones de origen, tal como se
desprende del artículo 3o del Decreto Legislativo N° 1075. Sin embargo sólo
son objeto de amparo penal las patentes de invención, los modelos de utilidad,
los diseños industriales y las marcas registradas; se deja de lado los nombres
comerciales, los lemas comerciales y las denominaciones de origen(148), no
sabemos en realidad por qué su indebida utilización o fabricación no son sus
ceptibles de tutela punitiva, cuando su efectiva materialización puede también
provocar perjuicios significativos a los titulares de dichos derechos.
Primer punto a saber, es que debe acaecer es una «violación a las nor
mas y derechos de propiedad industrial», por ello, fue que calificamos estos
(148) Titular de las denominaciones de origen es únicamente el Estado, mas sobre aquél sí
pueden concederse autorizaciones de uso.
148 D erecho penal - Parte especial: T omo III
Ahora bien, los verbos nucleares que de verse en todos los tipos delic
tivos, constituyen el «almacenamiento*152*», la «fabricación*153*», la «utilización
con fines comerciales*154*», la «oferta*155*», la «distribución*156*», la «importa
ción*157* o exportación*158*», en todo o en parte de todos aquellos productos
(elementos), que el legislador ha descrito en los incisos “a” al “f" del artículo
222° .
(152) Importa depositar en un lugar determinado el objeto materia del delito, sin necesidad
de que deba verificarse un propósito comercial por parte del agente.
(153) Supone la elaboración de los elementos que se comprenden en la ley de propiedad
industrial, lo cual requiere la contrastación de máquinas, equipos y otros instrumen
tos, necesarios para tal fin; A decir, de G onzález R us, la fabricación consiste en la
producción no autorizada de objetos patentados, aunque no lleguen a introducirse
en el mercado, puesto que la simple creación de los mismos con fines industriales y
comerciales ya lesiona los derechos exclusivos del titular de la patente o del modelo
de utilidad: Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 787.
<154> Constituye el empleo mismo de la patente, diseño, modelo industrial, etc., en cuanto
a la introducción de dichos elementos al mercado, que permita al agente, efectuar
tratos comerciales con terceros, que a su vez permita, agenciarse de una ventaja
económica: elemento normativo del tipo, que tal vez sea innecesario, por la sencilla
razón de que todas las conductas que se detallan en la redacción típica llevan insita
dicha finalidad. Cuestión que no supone la verificación de acreditar un elemento de la
tipicidad subjetiva trascendente al dolo.
(155) Implica la puesta en comercialización del objeto al público, es decir, el producto es
conocido por un número determinado de personas, sin necesidad de que éstos sean
adquiridos; penalización que manifiesta un adelantamiento significativo de las barre
ras de intervención punitivas.
i156) Se concretiza cuando el agente reparte el objeto a personas determinadas, con fines
comerciales, que a su vez lo ofertaran al público.
(157) Introducción de mercancías, productos fabricados en otro país, al territorio nacional,
con fines de comercialización.
(158) Sacar del territorio nacional, productos de fabricación nacional, teniendo como destino
un país extranjero, con un evidente afán comercial.
150 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(159) En tal sentido, se puede afirmar que, para determinar la novedad de la invención es
necesario compararla con el estado de la técnica. Siendo así, la novedad se destruye
cuando la invención se haya puesto a disposición del público o se haya divulgado por
cualquier medio. Ver Llobregat H urtado, María Luisa, Op.Cit., p. 300.
d6°) a sí ,
Bercovitz indica que tanto los requisitos de novedad como de nivel inventivo (ac
tividad inventiva) “pueden considerarse como requisitos comparativos de patentabili-
dad, porque para determinar su existencia es preciso comparar la invención que se
pretende patentar con el estado de la técnica existente..”. Bercovitz R odrIguez-C ano,
A.; Apuntes de Derecho Mercantil, 3era. Edición, 2002, cit., p. 386.
<161> Siendo así, se entiende que el invento debe poder plasmarse en un soporte material,
permitiendo su fabricación y/o utilización en cualquier clase de industria.
<162> M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y contra el Orden Socioeconómico,
cit., p. 339.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 151
(163) B ercovitz R odrIguez-C ano, A.; Apuntes de Derecho Mercantil, 3era. Edición, 2002, cit.,
p. 379.
(164) En esta parte cabe hacer mención a una de las innovaciones traídas por el Decreto
Legislativo N° 1075: el ajuste de vigencia de la patente por retraso irrazonable en el
trámite de su concesión.
152 D erecho penal - Parte especial : T omo III
tente pertenece al inventor y puede ser transferido por acto ínter vivos o mortis
causa. Los titulares de las patentes podrán ser personas naturales o jurídicas;
pueden haber varios sujetos pasivos, si varias personas han hecho conjunta
mente una invención.
Cabe agregar que las invenciones elaboradas, bajo ocurrencia de una
dependencia laboral y cuando la relación de trabajo o de servicios tenga por
objeto la realización de actividades inventivas o cuando el trabajador inventor
se haya valido de información o medios brindados por el empleador, hace
que dichas invenciones pertenezcan a dicho empleador, por lo que éste últi
mo será considerado sujeto pasivo, sin defecto que los trabajadores puedan
participar en los beneficios económicos. En el desarrollo de estas ideas de
bemos remitirnos a los artículos 36° del Decreto Legislativo N° 1075.
Para ser reputado como «titular», el examen definitivo de la solicitud
debe ser favorable, a fin que se conceda el título de la patente. Si fuera par
cialmente desfavorable, se otorgará el título solamente para las reivindicacio
nes aceptadas. Si fuere desfavorable, se denegará, dice el artículo 48° de la
Decisión N° 486; es decir, hasta antes de dicha declaración administrativa,
no se puede hablar de que el invento sea con propiedad una «patente». De
ahí, surge la siguiente interrogante, ¿El registro es constitutivo o declarativo
de derechos? El artículo 7o del Decreto Legislativo N° 1075, establece que
las transferencias, licencias, modificaciones y otros actos que afecten de
rechos de propiedad industrial podrán inscribirse en los registros de la Pro
piedad Industrial. Los actos y contratos a que se refiere el párrafo anterior,
surtirán efectos frente a terceros a partir de su inscripción (...) Se presume,
sin admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del
contenido de las inscripciones efectuadas en los registros correspondientes,
los mismos que se presumen ciertos mientras no sean rectificados o anula
dos (...). Asimismo, los artículos 56° y 57° del Decreto Legislativo N° 1075
establecen que la transferencia o licencia de explotación de una patente con
cedida deberá ser registrada, caso contrario no surtirá efectos frente a terce
ros. Definitivamente, la inscripción es «constitutiva de derechos», pues sólo
a partir de su efectiva plasmación, es que dichos derechos pueden resultar
oponibles frente a terceros. Como expresa, P eña Cabrera, la opción legisla
tiva que se adoptó en el Perú es la de considerar los derechos de propiedad
industrial como de naturaleza constitutiva, no declarativa; por consiguiente
sólo es oponible el derecho que se encuentra registrado (...)(165).Es así que
en estos casos, se debe entender que el derecho del sujeto pasivo no pro
viene del hecho de ser titular de una patente y no únicamente de su calidad
(165> P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., ps. 978-979; Así, Bajo F er
nández, M. y otros; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 367; Valle M uñiz,
J.J.; Comentarlos a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, cit., p. 794.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 153
(166) Así, G onzález R us, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 787.
154 D erecho penal - Parte especial: T omo III
Ambos artículos se refiere a ciertos elementos que no pueden ser inscritos como
«marcas».
158 D erecho penal - Parte especial : T omo III
B ercovitz R odríguez-C ano, A.; Apuntes de Derecho Mercantil, cit., ps. 411-412.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 161
(175) Valle M uñiz, J.J.; Comentarios a la Parte Especial del Código Penal, T. II, cit., p. 798.
(176) M artínez-B ujan P érez, C.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico (X),
cit., p. 557.
166 D erecho penal - Parte especial: T omo III
a los causa-habientes, según las reglas del CC. Transferencia que debe
ser debidamente registrada, para que surta sus efectos legales, como lo
establece el artículo 105° de la Decisión 486, concordante con el artículo
106° (in fíne).
Por otro lado, habrá que decirse que el derecho exclusivo sobre un
esquema de trazado registrado tendrá una duración de diez años contados
a partir de las fechas que se han glosado en el artículo 98°. Transcurrido, el
titular pierde el derecho de oponerse a la realización de actos con fines de
comercialización, es despojado de la calidad de sujeto pasivo.
a. Modalidad típica
(177) A reán LalIn , M.; Las marcas notorias y la piratería marcaria, cit., ps. 178-179.
(178) Según lo expuesto por el Tribunal Andino en el proceso N° 24-IP -2004, del 12 de mayo
del 2004.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 171
Bajo F ernández, M. y otros; Manual de Derecho Procesal Penal, cit., p. 373; Así, G on
zálezRus, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 791.
176 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(182) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1015.
(183) En todo caso, tanto la fabricación como el almacenamiento, deberían ser conside
rados únicamente como desobediencias administrativas, una forma tal vez correcta
para delimitar la zona de intercesión entre el injusto penal y el injusto administrativo.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 177
(186) R osende, E.E.; La Ley de Telecomunicaciones móviles. En: EIDial.com - 1o diario jurí
dico Argentino en Internet, cit., p. 1.
(187) R osende, E.E.; La Ley de Telecomunicaciones móviles, cit., p. 1.
180 D erecho penal - Parte especial: T omo III
3. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
En primera línea de debe decir, que serán los usuarios del servicio
de telefonía celular los sujetos ofendidos; de todos modos estimamos, que
las empresas proveedoras del servicio también pueden resultar víctimas de
esta modalidad del injusto típico, cuando el agente accede a un código de
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 183
c. Modalidad típica
En base a un análisis comparado con el delito de estafa, podríamos decir, que sujeto
del engaño, por tanto, del error, sería la empresa proveedora del servicio de telefonía
celular y, sujeto pasivo del delito, es el titular, quien verá afectado su patrimonio, al
verse como responsable de la línea telefónica ante la empresa operadora.
R osende, E.E.; La Ley de Telecom unicaciones m óviles, cit., p. 8.
184 D erecho penal - Parte especial : T omo III
ser valorada tanto ex -ante como ex -post, para poder producir un perjuicio
al titular, usuario o a un tercero; se trata de un delito de peligro concreto y
no de resultado, por lo que a efectos consumativos no se debe comprobar
la efectiva causación de un perjuicio. Si la alteración de la serie electrónica,
es ineficaz e inidónea, para poder generar un perjuicio, será una tentativa
inidónea; será una tentativa idónea, si es que no llega a materializarse la
conducta por circunstancias ajenas a su voluntad.
Si el agente modifica la tarjeta electrónica, concediendo de esta forma
una cobertura de crédito más amplia a favor del titular de la línea, sin reportar
una mayor facturación en su recibo, en desmedro de un tercero, éste último
será el sujeto pasivo o, en todo caso la empresa proveedora del servicio, si
es que la conducta toma lugar, mediando la apropiación del crédito de una
tarjeta de teléfono.
1. TIPICIDAD OBJETIVA
b. Sujeto activo
c. Sujeto pasivo
Lo será el titular del registro; pudiendo ser una persona natural o jurí
dica. Calidad que puede ser transferida, en mérito a una serie de derechos,
tal como se pone de relieve en el artículo 165° de la LPI. El artículo 166° (in
fine), establece que la marca podrá ser objeto de licencias para la totalidad o
parte de los productos o servicios para los cuales se registró; habiéndose se
ñalado en el artículo 167°, que en caso de licencia de marcas, el licenciante
responde ante los consumidores por la calidad e idoneidad de los productos
o servicios licenciados como si fuese el productor o prestador de éstos. De
rechos todos estos que para obtener amparo legal, por tanto, punitivo, deben
estar inscritos en el registro correspondiente, de conformidad con el artículo
'I42°(196) ¿q |a |_ey también, los causantes del titular pueden tener esta
calidad jurídico-penal, a la muerte del causa-habiente, conforme lo señala el
artículo 136° de la LPI.
d. Modalidades típicas
B ercovitz R odrIguez-C ano; A.; Marcas y otros signos distintivos en el tráfico económi
co, cit., p. 459.
En palabras de A reán Laün , la territorialidad constituye un peligroso instrumento en
manos de los que, en términos generales, se pueden calificar como piratas de marcas,
los «cucos» del reino empresarial que tratan de criar en nido ajeno o -co m o hace
tiempo señaló la jurisprudencia norteamericana- pretenden cosechar donde no se ha
sembrado; Las marcas notorias y la piratería marcaría, cit., p. 179.
190 D erecho penal - Parte especial: T omo III
cas) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1011.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 191
M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y el Orden Socioeconómico, cit., p. 337.
194 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(202) A otra conclusión se llegaba con la redacción original del artículo 225° del CP; Vid., al
respecto P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1013.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 195
1. COMENTARIO PRELIMINAR
Las diversas conductas típicas que el legislador compaginó normati
vamente, a la largo del Capítulo II del Título Vil del CP, tienen por finalidad la
protección de la «propiedad industrial», como objeto de tutela penal, es decir,
todos aquellos derechos inherentes a la inscripción registral de la patente,
diseño industrial, modelo de utilidad, obtención vegetal y a la marca. Consti
tuyen prescripciones normativas que se dirigen de forma cognitiva y comu
nicativa a la vez, amén de promover entre los ciudadanos modelos valiosos
de conducta. De ahí que se recurra a los efectos preventivos de la norma de
sanción y a la función de pedagógica de la norma de conducta, que se han
plasmados en los artículos precedentes. Importan modalidades del injusto
198 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Ahora bien, primero habría que decir, que la Incautación es una medi
da de coerción procesal, susceptible de aplicación, en la persecución penal
de cualquier figura delictiva, siempre que por la naturaleza del hecho punible
investigado sea necesario conservar los elementos, objetos e instrumentos
que han sido empleados en la perpetración del hecho punible. La aprehen
sión de dichos objetos, cumplen una doble función, que pueden ser vistos
desde un doble baremo a saber: primero, desde un plano probatorio, en el
sentido de servir como fuente de incriminación para la construcción de la
teoría del caso y, segundo, desde un aspecto criminológico, de neutralizar la
posible comisión de delitos de cara a futuro.
En el caso que nos amerita, el legislador ha considerado que la apli
cación de la Incautación sea de forma «imperativa», como se desprende
(203) Vid., al respecto, P eña C abrera Freyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal Pe
nal, segunda edición, T. II, cit., ps. 207-126.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 199
(204) Vid., al respecto, P eña C abrera Freyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal Pe
nal, cit., p. 208.
(205) Vid., más al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit.,
1197-1201.
200 D erecho penal - Parte especial : T omo III
3. EL ALLANAMIENTO Y EL DESCERRAJE
(2°6) vid., más al respecto, P eña Cabrera Freyre, A.R.; Exégesis del nuevo Código Procesal
Penal, cit., ps. 692-703.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 201
penitenciario y el alzamiento de los bienes del penado como del tercero civil
responsable.
Según lo dispuesto en el artículo 92° del CP, el juzgador en la senten
cia de condena, aparte de la sanción punitiva, debe aparejar la indemniza
ción por concepto de responsabilidad civil y, asimismo, de conformidad con
el artículo 102° (in fine), deberá decretar el decomiso o pérdida de los objetos
de la infracción penal o los instrumentos con que se hubiera ejecutado. Así,
lo recoge el precepto, al haberse dispuesto que en caso de emitirse senten
cia condenatoria, los ejemplares, materiales ilícitos, aparatos y medios utili
zados para la comisión del ilícito serán comisados y destruidos, salvo casos
excepcionales debidamente calificados por la autoridad judicial.
Habiéndose determinado la responsabilidad penal del imputado, que
da acreditado también que los instrumentos y/o objetos que fueron objeto de
la Incautación preventiva, fueron a su vez, empleados para la perpetración
del hecho punible, por lo que la consecuencia jurídica natural, es el decomiso
definitivo de dichos bienes. Máxime, si se trata de bienes de comercio ilícito.
Inclusive dicho destino, le repara también a dichos objetos en caso de una
sentencia absolutoria, concordante con el artículo 320.1 del nuevo CPP.
En el caso de los ejemplares ilícitos, bajo ninguna circunstancia proce
de su devolución, es decir, aún ante la hipótesis de una sentencia absolutoria
o un auto de sobreseimiento definitivo, que puede tomar lugar a efectos de
haberse amparado una Excepción de Prescripción de la acción penal o una
de naturaleza de acción, puede dar lugar a su entrega. No confundamos la
declaración judicial que determina la inocencia del acusado, tal vez por falta
de pruebas (in dubio pro reo), con aquellas evidencias, que sin establecer un
nexo de vinculación delictiva, son a todas luces objetos y/o instrumentos de
naturaleza ilegal.
(208) Ley que entrará en vigencia el 01 de julio del 2014, conforme lo dispone la Ley N°
30133.
*209> Aplicable a los artículos: 1 7 9,18 1,18 9, 225, 257-A, 272, 297, 310-C y 318-A.
<210> Así, cuando en la doctrina española, Berdugo Gómez de la Torre y otros, precisan que
la primera condición requerida para que un hecho sea calificado como delito es que
se trate de la manifestación de un comportamiento humano; Curso de Derecho Penal.
Parte General, cit., p. 179.
(211) Con ello, toda acción u omisión susceptible de encajar -tanto en su faz objetiva como
subjetiva-, en los contornos normativos de un determinados tipo legal, que luego ha
de ser confrontado con todas las permisiones y justificaciones que se extraen de todo
el ordenamiento jurídico en su conjunto; así, hacemos hincapié, que el aspecto per
sonal del agente, en cuanto a su imputabilidad y otros factores subyacentes, que se
refunden en la idea de la Culpabilidad, están al margen de ambos conceptos, pues su
comprobación lo que hace es determinar la naturaleza de la sanción a aplicar y, en
algunos casos, el procedimiento a seguir así como la jurisdicción competente.
204 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(212) Como apunta Blanco Lozano, la Criminología es la ciencia que estudia globalmente
el fenómeno delictivo, el delincuente y la víctima, abarcando a su vez diversas dis
ciplinas científicas que pueden incidir en tal sentido; Tratado de Política Criminal, T.
I, cit., p. 68.
(213> Cfr., C uesta A rzamendi, J.L.; El Derecho Penal ante la Criminalidad Organizada:..., cit.,
p. 87.
(214) T erradillos Basoco, J.; Cuestiones actuales de Derecho Penal Económico y de la Em
presa, cit., p. 45.
(2 is) vide, al respecto, D elgado M artín, J L a Criminalidad Organizada, cit., p. 27.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 205
(216) Un plano así diseñado puede ejecutar una pluralidad de hechos punibles, como una
organización dedicada a estafar a clientes crediticios, pero no está en posibilidad de
extender su red de actuación criminal a nivel internacional.
(217) D elgado M artín, J.¡ La Criminalidad Organizada, cit., ps. 24-25.
(218) Vide, Z úñiga R odríguez, L.; Criminalidad organizada..., cit., p. 1.
(219) Convención de Palermo, ratificado por el Perú, mediante DS N° 88-2001-RE, del 20 de
noviembre del 2001, de entrada en vigor desde el 29 de septiembre del 2003.
206 D erecho penal - Parte especial: T omo III
que tiene una estructura corporativa cuyo objetivo primario es obtener dinero
a través de las actividades ilegales, y sobrevive a menudo en el miedo y la
corrupción”.Por su parte, al Decisión Marco 2008/841/JAI del Consejo de 24
de octubre de 2008, en cuanto a la lucha contra la delincuencia organizada,
la define como aquella que actúa de manera concertada con el fin de come
ter delitos sancionables con una pena privativa de libertad o una medida de
seguridad privativa de libertad de un máximo de al menos cuatro años o con
una pena aún más severa”.
La Unión Europea, entiende por «organización delictiva», aquella aso
ciación estructurada de más o dos personas, establecida durante un periodo
de tiempo, y que actúe de manera concertada con el fin de cometer delitos
sancionables con una pena privativa de libertad o una medida de seguridad
privativa de la libertad de un máximo de al menos cuatro años como mínimo
o con una pena más severa, con independencia de que esos delitos consti
tuyan un fin en sí mismos o un medio para obtener beneficios patrimoniales
y, en su caso, de influir de manera indebida en el funcionamiento de la auto
ridad pública.
En la jurisprudencia española, se cita la sentencia del Tribunal Su
premo de 25/09/85 que declara que no ha de identificarse con la mera co
participación o codelincuencia al ser varias las personas que participen, y
colaboren, en la ejecución del delito, sino que requiere, además, que esté
suficientemente acreditada la intervención de un conjunto de personas que
dispongan de medios idóneos y desarrollen un plan previamente concerta
do y con una cierta permanencia, y jerarquización, con distribución, más o
menos definida entre ellos, de funciones (en el mismo sentido numerosas
resoluciones de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, como las de 10 de
marzo, 5 y 22 de mayo y 28 de junio de 2000)(220K
En un sector doctrinal, se indica que en contraposición con la delin
cuencia tradicional, habitual u ocasional, el crimen organizado es una “em
presa” jerarquizada que genera múltiples beneficios, luego su móvil delictivo
como queda dicho, es puramente económico y no sólo para el que ejerce el
mayor cargo en la organización, cada escalón tiene en común respecto al
anterior, el mismo móvil criminal, en sus distintas proporciones dineradas,
cada concepto aquí reflejado describe los condicionantes que identifican su
razón de ser, esto es, gravedad, asociación, estructura y personalización*221*.
En cuanto a los medios empleados por estos aparatos criminales, no
podemos circunscribirlo a instrumentos de alto potencial lesivo, en cuanto al2
*
0
(220) j Fernández; Crimen Organizado. En: Artículos doctrinales. Derecho Penal, (Noticias
jurídicas, octubre 2008) cit., p. 5.
(2 «) j Fernández; Crimen Organizado. En: Artículos doctrinales. Derecho Penal, cit., p. 3.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 207
(227) J. Fernández; Crimen Organizado. En: Artículos doctrinales. Derecho Penal, cit., p. 1.
(228) Con estos nos referimos al abanico de medidas que pueden adoptar las agencias de
persecución penal en el decurso de la investigación, como se desprende de la Ley N°
30077.
<229) Vide, al respecto López Barja de Q uiroga, J.; Posición de la Unión Europea sobre el
Crimen Organizado, cit. p. 116.
(230) Así, T erradillos Basoco, al indicar que basta con observar bajo la superficie para
advertir que, en multitud de los casos, la financiación del terrorismo exige complejas
estructuras económicas que entran de lleno en el concepto de criminalidad organiza
da- El terrorismo se estructura como empresa, aunque no publicite los nombres de sus
directivos. Y, como tal, utiliza los canales legales de financiación, con independencia
del origen de los fondos; Cuestiones actuales del Derecho Penal Económico..., cit., p
47.
(231) Vide, G onzález R us, J.J.; La Criminalidad Organizada..., cit., p. 19.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 209
3. DELITOS INVOLUCRADOS
A la par, la ley nacional -in comento-, ha seguido la tónica de reglar
un listado delictivo-, de aquellos injustos penales susceptibles de encua
drar el concepto -tantas veces aludido, lo cual no es si cerrado -como ha
bría de pensarse-, pues en un último párrafo se dispone que: “Los alcances
de la presente Ley son de aplicación a los delitos en los que se contem
ple como circunstancia agravante su comisión mediante una organización
criminal y a cualquier otro delito cometido en concurso con los previstos
en el presente artículo”. Entonces, si un delito no comprendido en el pre
sente listado, pero que incluye la pertenencia a una organización criminal
como circunstancia agravante, podrá ser encuadrado en esta definición,
así como aquellas otras figuras delictivas que entran en concurso, como
Lesiones, Falsedad Ideológica, Homicidio, Interceptación telefónica, Viola
ción de domicilio, Violación de la Intimidad, etc. No se especifica qué clase
de «Concurso delictivo», sea éste Real o Ideal, por lo en principio- podría
ser cualquiera-, más acá debe hacerse una aclaración, que será el aspecto
procesal el que arrastre la otra figura delictiva, de manera que no es apli
cable acá las consecuencias jurídico-penales que se contraen de la codi
ficación punitiva y, lo más importante, que este hecho punible debe ser el
medio, el instrumento que ha de servirse el agente para poder materializar
el delito «fin», una especie de «Concurso Medial», v. gr., la interceptación
telefónica o a la intimidad, para poder recabar la información y así secues
trar a la víctima o insertar datos falsos en documentos de identidad para
poder presentar una falsa identidad y así tramitar visas y otros documentos
que sirven para salir del país (Trata de personas, tráfico ilícito de inmigran
tes, Pornografía infantil).
En la legislación internacional, se ha seguido en cambio, el quantum
de pena, basado en el principio de proporcionalidad, que redunda en una
técnica de economía legislativa(232) y, que a la postre no genera problemas
(232) López Barja de Q uiroga, anota que en el campo internacional se tiende (...) al segui
miento de un criterio mixto, en la línea de los tratados de extradición, consistente en
la combinación del "método de eliminación” (mediante la exigencia de concurrencia
de ciertas características específicas integradas en una “definición general”) con el
“método de enumeración” de delitos, que han de alcanzar además una determina
gravedad (proporcionalidad) manifestada en el hecho de que merezcan una pena al
menos cuatro años de privación de libertad; El Derecho Penal ante la Criminalidad
Organizada:..., cit., p. 90.
210 D erecho penal - Parte especial : T omo III
4. LISTADO DELICTIVO:
(233) Así, C ordero Blanco, al indicar que las grandes organizaciones criminales, si bien
originadas en un Estado, operan normalmente más allá de las fronteras nacionales,
en diversos Estados, aprovechando las oportunidades de enriquecimiento rápido que
ofrece e[ mercado mediante el recurso a actividades delictivas. Dato básico de estas
organizaciones es su carácter fundamentalmente transnacional, por lo que la doctrina
las denomina «organizaciones criminales transnacionales»; El delito de..., cit., p. 54.
<234) D elgado M artin, J.; La Criminalidad Organizada, cit., p. 29.
(235) C uesta A r z a m e n d i, J.L.; E l Derecho P enal ante la C rim inalidad..., cit., p. 111.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 211
(236) Vide, P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, T. I, cit., ps. 581-585.
(237) Así, J. F ernández; Crimen Organizado, cit., p. 5.
(236) Así, en los delitos económicos, ambientales y Lavado de Activos.
(2 39> Cfr, al respecto C uesta A rzamendi, J.L.; El Derecho Penal ante la..., cit., p. 94.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 213
(24°) A decir de P rado S aldarriaga, se trata de la característica que mejor reproduce la ima
gen material del potencial criminógeno de la delincuencia organizada; Criminalidad
Organizada..., cit., p. 61.
(241)
214 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(242) v¡de , al respecto, Boumpadre, J.E.; Manual de Derecho penal. Parte especial, cit., p.
596.
(243) Vide, al respecto P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho Procesal Penal. Sistema Acu
satorio. Teoría del Caso y Técnicas de Litigación Oral, T. II, RODHAS, Lima, cit., ps.
317-325.
T ítulo VII: D elitos contra los derechos intelectuales 215
ñas mayores a los seis años de pena privativa de libertad, sino que a su vez
permitan identificar una realidad criminológica, de que su perpetración venga
a veces respaldada por una verdadera estructura organizacional piramidal.
Puede, que en algunos casos, el aparato criminal se avoque a cometer un
solo hecho punible, mas en la generalidad de los casos ha de encaminarse
a la perpetración de varios delitos, que pueden ir promovidos por las figuras
concúrsales aplicables.
T ítulo V I I I
DELITOS CONTRA EL
PATRIMONIO CULTURAL
C a p ít u l o Ú nico
DELITOS CONTRA LOS BIENES CULTURALES
1. ALCANCES PRELIMINARES
El Perú cuenta con una tradición cultural muy rica, producto de las
diversas culturas (preinca e inca) que se asentaron a todo lo largo y ancho
del territorio, que en tiempos pretéritos, constituían el Perú pre-hispánico.
Un inconmensurable bagaje cultural que toma lugar a través de una serie
de manifestaciones, que penetran en los campos del arte, específicamente
en la pintura (arte rupestre y pictórico), arquitectónico, textil, cerámica, etc.
Fastuosos centros ceremoniales, huacos, fortalezas, monumentos, palacios,
es decir, un sinnúmero de expresiones culturales que nos grafican la creati
vidad, ingenio y particularidad del hombre peruano de dichos tiempos. Todo
ello importa en esencia, un incalculable «patrimonio», cuyo valor no puede
ser percibido únicamente en términos monetarios -dígase económicos-,
mas bien en consideraciones «histórico-culturales», de no ser así, le hubiese
bastado al legislador incluir las modalidades típicas que se han glosado en
el Título VIII del CP, para formar parte de los delitos «patrimoniales conven
cionales». Lo que hemos de decir en esta titulación desborda lo dicho en el
Título V del mismo cuerpo normativo.
Es en este ámbito de la punición conductiva que salimos del orden
establecido en la legislación comparada, por lo menos, en lo que a los paí
ses de Sudamérica, respecta. Aspecto de la cuestión que parte de una
consideración «ius-constitucional», tomando en cuenta que nuestra Ley
Fundamental, consagra en el artículo 21° lo siguiente: Los yacimientos y
restos arqueológicos, construcciones, monumentos, lugares, documentos
bibliográficos y de archivo, objetos artísticos y testimonios de valor histó
rico, expresamente declarados bienes culturales, y provisionalmente los
que se presumen como tales, son patrimonio cultural de la Nación, inde
pendientemente de su condición de propiedad privada o pública. Están pro-
220 D erecho penal - Parte especial : T omo III
P orras Barrenechea, R.; Historia del Perú. Desde sus orígenes hasta el presente. II -
El Perú Virreinal, cit., p. 27.
M a r i At e g u i , J.C.; Temas de nuestra A m érica, c it., p . 1 3 .
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 221
2. POLÍTICA CRIMINAL
Si hemos de partir desde una consideración criminológica, en defi
nitiva, la intervención del derecho punitivo, se encuentra legitimada, en la
medida, que aparecen en escena una serie de sujetos inescrupulosos que
pretenden lucrar, a costa de nuestro Patrimonio Cultural, que en verdad no
son pocos los que se dedican a esta actividad ilícita.
A dicha criminalidad, cabe sumar a otro tipo de delincuencia que no
viene motivada por afán lucrativo alguno, sino por una actitud destructiva,
de dañar los monumentos arqueológicos. Sujetos que merecen un reproche
penal, que el legislador ha recogido en la tipificación penal propuesta literal
mente en el artículo 230° de la codificación punitiva. El más claro ejemplo de
(25°) C uadros V illena, C.; Bienes del Patrimonio Cultural de la Nación. Ley N° 24047. En:
Revista del Foro, Año LXXIV, N° 2, Lima, 1987, cit., p. 121.
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 225
(251) Peña C abrera , R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1093.
(252) P eña C abrera , R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1095.
226 D erecho penal - Parte especial : T omo III
4. BIEN JURÍDICO
En cuanto a una técnica de hermenéutica jurídica, habrá que decirse
que el bien jurídico debe manifestar un ámbito social -digno y merecedor-
de tutela penal, en cuanto a su vinculación con concretas parcelas de auto-
rrealización personal, en su relación a diversas participaciones del individuo
en los procesos sociales, asimismo en cuanto a simbolización de intereses
jurídicos de alcance nacional. Dicho esto, hemos de basarnos en la nomen
clatura empleada por el legislador en el Título VIII del CP: «delitos contra el
Patrimonio Cultural», importa una remisión de aquellos bienes comprendidos
en dicha calificación jurídico-cultural. Empero, con ello nos referimos al ob
jeto materia del delito, que no precisamente evoca al bien jurídico -objeto de
amparo penal-.
Siguiendo a P e ñ a C a b r e r a , diremos que lo que conforman el bien jurí
dico penal no son los objetos arqueológicos (bienes del patrimonio cultural),
éstos son sólo del substrato material sobre el que incide la conducta lesiva al
bien jurídico. El bien jurídico esta dado por la significación que estos guardan
para la búsqueda y reconstrucción de nuestro pasado(254). En otras palabras
(254) Peña Cabrera, R.; Tratado de D erecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1113.
228 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
De conformidad con la Ley N° 27721, concordante con la RS N° 004-
2000-ED, al constituir los monumentos arqueológicos prehispánicos de pro
piedad estatal, resulta que sujeto agraviado ha de serlo el Estado, forma
parte del Patrimonio Inmueble del Perú, de forma indirecta la población na
cional como un todo(256). El artículo 3o, dispone que todos los sitios definidos
como Monumentos Arqueológicos Prehispánicos son Patrimonio Cultural de
la Nación, por lo tanto, son intangibles y están protegidos por el Estado.
Entiéndase como Intangible el uso exclusivo del sitio para fines de proyec
tos o programas de investigación, evaluación y emergencia; asimismo por
proyectos de conservación de sitios arqueológicos. Sin embargo, el Instituto
Nacional de Cultura podrá determinar áreas de uso restringido, en parte o
alrededor de los monumentos, a solicitud de un arqueólogo cuando cuente
con la aprobación de la Comisión Nacional Técnica de Arqueología.
c. Modalidad típica
(25S) P eña Cabrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1122.
(259) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1123.
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 233
(260) D íez-P icaso, L./G ullón, A.; Sistema de Derecho Civil, Vol. III, cit., ps. 35-36.
234 D erecho penal - Parte especial : T omo III
haya sido dañado, alterado, modificado y/o objeto de comercio por parte del
agente. Resulta suficiente que se revele el inicio de la acuidad en cuestión,
de que el agente haya emprendido de forma efectiva la acción depredatoria,
de haberse asentado en el monumento, de haber efectuado excavaciones o
en su defecto, explorado el yacimiento sin autorización de la entidad estatal
competente.
Los actos anteriores a la materialización de las conductas típicas, en
nuestra opinión constituyen actos preparatorios; en consecuencia, han de
ser impunes.
GENERALIDADES
La base de imputación jurídico-penal que se desprende del glosario
de comportamientos penalmente prohibidos, se sostiene sobre la persona
del autor, sobre aquel que tiene el dominio funcional del hecho. De hecho,
la tipificación penal se pone en el escenario del actor principal, pues éste
da vida a la conducta que el legislador ha construido normativamente en la
norma primaria; de tal suerte, que la conminación penal se dirige hacia él,
con arreglo al artículo 23° de la Parte General del CP. Así, M aurach y Z ipf,
al señalar que (...) se encuentra ampliamente reconocido que con el sujeto
del hecho se describe al mismo tiempo al autor y que, junto con los restantes
elementos, también la autoría se encuentra típicamente descrita(261).
Entonces, la norma jurídico-penal ha de desplegar sus efectos conmi-
nativos-disuasivos-comunicativos hacia los potenciales autores de la infrac
ción delictiva, desde un plano preventivo-general. Más con ello no decimos
todo, en el sentido de que el escenario criminal, revela a otros participantes
en la obra, que si bien no cuentan con el denominado «dominio funcional del
hecho», su intervención, al ser de relevancia, para que el autor pueda alcan
zar la perfección delictiva, son también alcanzados por una pena, con una
sanción punitiva, al participar dolosamente en la materialización del injusto
penal. A partir de esta descripción fáctica y normativa a la vez, es que sur
(261) M aurach, R ./ Z ipf, H.; Derecho Penal. Parte General, 2,c¡t., ps. 312-313.
236 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(262) vid e , más al respecto, P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit.,
ps. 329-333.
(263) M aurach, R. y otro; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 400.
(264) Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1127.
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 237
del inducido por parte del inductor, convenciéndolo para que exteriorice
una conducta punible; (...) determinar exige una influencia dirigente sobre
la dirección de la conducta, que proporciona a quien aún no se encuentra
resuelto a cometer el hecho, precisamente, la decisión de hacerlo, bajo su
propia responsabilidad, es decir, para actuar con dominio del hecho(265).
Quien ostenta el dominio del hecho es el autor inmediato y no el instigador,
cuya actuación delictiva es penaliza según los alcances del artículo 24° del
CP, lleva consigo la misma pena que el autor. En el presente caso, según la
punición contemplada en el artículo 227o del CP, el Instigador recibiría una
pena más grave que el autor, lo cual no resulta ajustado a los principios de
culpabilidad y de proporcionalidad.
Quien «organiza» es aquel que planifica, estructura la realización del
hecho punible, distribuyendo para ello los diversos roles que han de ejecutar
los autores materiales del injusto, amén de asegurar la perfección delictiva.
Siguiendo una línea depurada de argumentación dogmática, tomando en
cuenta una concepción material-normativa de la autoría, la descripción en
mención da lugar en realidad a una autoría basada en el dominio funcional
del hecho como una globalidad, donde el suceso es dominado sin necesidad
de participar activamente en la realización típica. Como se señala en la doc
trina especializada, el elemento objetivo de la autoría consiste en tener en las
manos el curso del acontecer típico, en la posibilidad fáctica de dirigir en todo
momento la configuración típica(266). Entonces, quien organiza, provee de los
medios necesarios a los actores inmediatos, y fija la estrategia criminal tiene,
que duda cabe el «dominio del hecho», por lo que es un verdadero autor, de
manera tal, que su participación ya estaría comprendida bajo el ámbito de
protección del artículo 226°.
Por su parte «financista» será aquel que contribuye con el dinero
necesario para una determinada empresa, proyecto u otra actividad, cuyo
aporte, permite a los ejecutores la realización de los planes propuestos.
Llevado al asunto que nos incumbe, financista será aquel individuo que
proporciona el dinero a los autores del delito contemplado en el artículo
226°, para que puedan adquirir los medios, instrumentos y otros, necesa
rios e indispensables para la excavación, exploración y/o remoción de los
monumentos arqueológicos prehispánicos, por ende no tiene el dominio
del hecho. Como se apunta en la doctrina nacional, el financiamiento no
necesariamente puede estribar en la entrega de dinero sino también de*2 8
6
(267) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1127.
(268) Según dicha fórmula dogmática, la punición ha de recaer únicamente en la persona
del autor mediato, bajo los alcances del artículo 227°, mientras que el autor material
será exento de pena, sea por un error de tipo vencible o invencible o, en el caso de
inimputabilidad.
<269) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1126.
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 239
1. FUNDAMENTOS DE INCRIMINACIÓN
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
más que señalar que la acción de destruir está ínsita en la acción de depre
dar y, la de alternar se refunde ya en la acción de remover.
(27°) vid., ai respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit.,
ps. 306-307.
242 D erecho penal - Parte especial : T omo III
5. AGRAVANTE FUNCIONAL
La pena será no menor de cinco ni mayor de diez años, cuando el
autor es un funcionario y/o servidor público, encargado de custodiar los bie
nes culturales prehispánicos. Podrá ser en principio, el funcionario del INC,
encargado de organizar la vigilia de los bienes o, en su defecto, aquellos
servidores, que de forma directa se encarguen de dicha tarea. No puede
tratarse de aquellos funcionarios públicos que se han comprendido en el
artículo 229°, pues el fundamento material de un injusto agravado, radica en
la especial vinculación de protección y fomento que existe entre el autor y el
objeto materia del delito.
Cuestión importante a saber, es que no resulta suficiente con verificar
la condición funcional del autor, pues debe acreditarse el «prevalimiento»,
como elemento nuclear de la agravante en cuestión.
1272) vide, P eña C abrera, R.¡ Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., ps. 1134-1135.
(273) Para P eña C abrera, R.; el agente toma parte ya sea en calidad de autor o coautor;
Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1135.
246 D erecho penal - Parte especial : Tomo III
<274) Así, P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T. Il-B, cit., p. 1135.
(275) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p.
378-380.
(276) Siguiendo las directrices expuestas, pareciese que el legislador quiso aglutinar cual
quier tipo de autoría y participación.
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 247
«fe libertad no menor de dos ni mayor de cinco añosy con noventa a ciento
ochenta días-multa(277)”.
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
2. BIEN JURÍDICO
El artículo 230° del CP, ha de tutelar aquel acervo patrimonial-cultural,
comprendido en las épocas colonial y republicana, como manifestación ar
tística y científica de nuestra identidad nacional.
3. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
(278) P eña C abrera, R.; Tratado de Derecho Penal..., T ll-B, cit., ps. 1137-1138.
<279) Elemento normativo del tipo penal, que no guarda correspondencia con la norma-
tividad administrativa en cuestión, es decir, con la Ley N° 28296, pues no existe
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 249
precepto alguno que autorice a particular alguno de destruir, alterar y/o comerciali
zar bienes culturales, pertenecientes a épocas distintas a la prehispánica; aspecto
extraño que no se incluyó en la estructuración normativa del artículo 228°, que no
se condice con la ratio de tutela penal.
(28 °) a más detalle ver, lo referente a este aspecto en el artículo 228°.
250 D erecho penal - Parte especial: T omo III
a las épocas colonial y república. El error que pueda recaer sobre dicha con
dición, ha de ser reputado como un error de tipo vencible.
En cuanto, a no retornar el bien cultural de conformidad con la autori
zación que le fue concedida, el aspecto cognitivo ha de extenderse también
a la normatividad extra-penal.
DECOMISO
Art. 231.- “Laspenasprevistas en este capítulo, se imponen sin perjuicio
del decomiso en favor del Estado, de los materiales, equipos y vehículos
empleados en la comisión de los delitos contra el patrimonio cultural, así
como de los bienes culturales obtenidos indebidamente, sin perjuicio de la
reparación civil a que hubiere lugar \
COMENTARIO
(281) Vide, al respecto, P eña C abrera Freyre, A.R.; Manual de Derecho Procesal Penal, cit.,
ps. 383-384.
T ítulo VIII: D elitos contra el patrimonio cultural 251
(282> Así, P eña C abrera F reyre, A.R.; Manual de Derecho Procesal Penal, cít., p. 383.
(283) G racia M artin , L. y otros; Las Consecuencias Jurídicas del Delito en el Nuevo Código
Penal Español, cit., p. 446.
(284) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 1197.
(285) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 1200.
(286) p EÑA q abrera F reyre,A.R.; Manual de Derecho Procesal Penal, cit., ps. 383-384.
252 D erecho penal - Parte especial : T omo III
lizadas para la comisión del hecho punible así, como de los bienes culturales
que hayan sido adquiridos ilegalmente. Sobre este último, cabe indicar que
el decomiso no podrá imponerse sobre aquel agente que detenta un derecho
real sobre el bien cultural, en el caso de haber sido condenado por la mo
dalidad típica de extracción del país del objeto materia del delito; de ser así,
se reportaría una sanción confiscatoria, lesiva al principio constitucional de
propiedad consagrado en el artículo 70° de la Ley Fundamental. Entonces,
el decomiso tiene como presupuesto de aplicación, que el bien haya sido
adquirido de forma ilícita, en los supuestos de excavación, remoción o alte
ración de yacimientos culturales prehispánicos.
Finalmente, cabe precisar, que la adopción del «decomiso» no tiene
incidencia alguna en el marco de la reparación civil, al desplegar ambas insti
tuciones jurídicas fines distintos; mientras la Indemnización extracontractual
generada por la comisión del delito, se orienta hacia cometidos resarcitorios,
reparatorios en otras palabras, a favor de la víctima del delito, por tanto revis
te naturaleza jurídica únicamente «civil», el decomiso, por su parte, tiene que
ver con la potestad penal del Estado, de asegurarse que los bienes que se
emplearon para la comisión del delito no vuelvan a ser utilizados para la per
petración de otros hechos punibles de cara a futuro. Así también, de sustraer
de la detentación fáctica y jurídica, las ganancias obtenidas por la conducta
criminal, evitando y combatiendo el enriquecimiento ilícito.
Por último, cabe agregar que la reparación civil es una condena pa
trimonial que ha de afectar al condenado y al tercero civil responsable, en
cambio, el decomiso puede ser gravar los bienes de un tercero que nada
tiene que ver con la realización del delito en cuestión. Consecuentemente, la
imposición del decomiso, se realiza al margen de la condena de indemniza
ción, de manera, que el principio del ne bis in ídem queda intacto.
IX
T ítulo
DELITOS CONTRA EL ORDEN ECONÓMICO
C a p ít u l o I
ABUSO DEL PODER ECONÓMICO
1.1. Antecedentes
(292) En el marco del Estado Liberal las funciones estatales eran reducidas, como dice
W olfgang Bóckenfórde, la limitación de los objetivos y las tareas del Estado a la
libertad y la seguridad de la persona y de la propiedad, esto es, a asegurar la libertad
individual y a garantizarla posibilidad de un desarrollo individual desde sí mismo;
Estudios sobre el Estado de Derecho y la democracia. Traducción de Rafael de
Agapito Serrano. Editorial Trotta, Madrid, 2000, cit., p. 20.
<293> En opinión de C ourtis, el modelo de derecho social no es un modelo que sustituya
completamente al modelo del derecho privado clásico, sino un modelo correctivo
de lo que se consideran disfuncional de este último. La articulación de este modelo
se funda, por un lado, en la modificación o sometimiento a la critica de algunos de
los presupuestos y postulados del modelo del derecho privado clásico, sin, por ello,
desbancarse completamente; Los derechos sociales como derechos, cit., p. 221.
(294) M artínez de P isón, J.; Políticas de Bienestar...... , cit., ps. 28-29.
(295> C ourtis, C.; Los derechos sociales como derechos, cit., p. 210.
(296) Balcarce, F.I.; Relación entre Derecho Penal y Derecho Penal Económico, cit., ps.
77-78.
(297) C ourtis, C.; L o s derechos sociales como derechos, cit., p. 202.
258 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(298> Así, C arrillo F lores, F./ P inzón S ánchez, J.; al sostener que en el cometido prioritario
del novel Estado se advierte una inclinación a la búsqueda de la justicia social, noción
que encuadra dentro del contenido de tradicionales libertades, enriquecido este
último concepto por la “libertad de la necesidad”; Sector Financiero y Delincuencia
Económica. Editorial TEM IS, Bogotá - Colombia, 1995, cit., p. 62.
(2" ) M artínez de P isón, J.; Políticas de Bienestar..., cit., p. 37.
(30°) C ourtis, C.; Los derechos sociales como derechos, cit., p. 204.
(301) M artínez de P isón, J.; Políticas de Bienestar..., cit., p. 41.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 259
<305) C arrillo Flores, F. y otro; Sector Financiero y Delincuencia Económica, cit., p. 67.
<306) G arcía T oma, V.; Del Estado, la Nación y el Territorio. En: La Constitución Comentada.
Análisis artículo por artículo. Gaceta Jurídica, T. I, Lima, 2005, cit., p. 689.
(307) T iedemann, K.; Presente y Futuro del Derecho Penal Económico, cit., p. 22.
(308> C ourtis, C.; L o s derechos sociales como derechos, cit., p. 222.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 261
(3°9) vía Decreto Ley N° 25868 del 24/11/1992 se crea el Instituto Nacional de Defensa de
la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), como ente
autónomo, técnico, económico, presupuestal y administrativo.
(31°) P eñA C abrera, Raúl; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial. III - Delitos
Económicos, Ediciones Jurídicas, 1994, cit., p. 15.
262 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Bustos R amírez, Juan; Manual de Derecho Penal. Parte General. Editorial Ariel,
Barcelona, 1989, cit., p. 43.
F errajoli, L.; El derecho como sistema de garantías, cit., p. 30.
( 313)
P eña C a b r e r a , R.; D elitos económ icos, III,cit., ps. 107-108.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 263
Así, S oler, S., autor que cuestiona la existencia de un Derecho penal económico,
precisando que no hay razones serias para apoyar su autonomía y que, por el
contrario, sería inconveniente apartarse de los principios que cumplieron la función
histórica de unificar el derecho penal, pues junto con esa sistematización se
consolidó en medida insospechada por las viejas leyes penales, el respeto a la
dignidad de la persona humana, la igualdad de todos ante la ley y la seguridad
jurídica: El llamado Derecho penal económico. En: Revista Mexicana de derecho
penal, N° 17, México, 1975, cit., p. 42.
Así, el artículo 82° del Código Procesal Civil, que consagra la titularidad activa en
cuanto al ejercicio de los «derechos difusos», a determinadas Instituciones Públicas.
264 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(316> A uger Liñán, C.; El Derecho Penal de la Economía......., cit., ps. 28-29.
(317) Jaén Vallejo, M.; Nuevas conductas delictivas: especial referencia al Derecho penal
económico. En: Nuevas tendencias del Derecho Penal Económico y de la Empresa.
Coordinador: Luis Miguel R eyna A lfaro, AFA Editores, Perú, 2005, cit., p. 185.
<318> Jaén V allejo, M.; Nuevas conductas delictivas:..., cit., p. 186.
<319) Para P eña C abrera, sobre esta delincuencia profesional nacida más en el vínculo entre
la infracción y la actividad profesional que la capa social elevada. Lo que se tiene más
presente es la especial manera de comisión, es decir, el “modus operandi”, así como
el objeto de ese comportamiento; Delitos económicos..., cit., p. 103.
<32°) C a r r il l o F l o r e s , F. y otro; S ector Financiero y D elincuencia Económ ica, cit., p. 197.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 265
(321) P eña C abrera, R.¡ Delitos económicos..., Ill.cit., p. 124; Bajo F ernández concibe al
Derecho penal económico desde dos sentidos: el primero desde un punto de vista
estricto, como parte del derecho penal definido como conjunto de normas jurídico
penales que protegen el orden jurídico entendido como regulación jurídica del
intervencionismo estatal en la economía, concepción que aparece conectada con el
derecho económico. En sentido amplio si se trata de la actividad económica dentro
de la economía de mercado los límites del derecho penal económico se ensanchan
de tal manera que el orden económico como bien jurídico pasa a un segundo orden
detrás de los intereses patrimoniales individuales; Manual de Derecho Penal, parte
especial. Madrid, 1990, ps. 394-395; Sin duda, el bien jurídico concebido de esta
manera adquiere una dimensión supraindividual en cuanto sistema colectivo de
orden regulador, sin embargo, se identifica también intereses individuales de los
consumidores y de los propios agentes que ingresan a la libre competencia. De
conformidad con esta consideración, se sigue sosteniendo la legitimidad de estos
bienes jurídicos sobre un referente eminentemente individual.
022) Citado por Balcarce, F.I.; Relación entre Derecho Penal y..., cit., p. 80.
023) A uoer LiñAn , C.; El Derecho penal de la economía, cit., p. 33.
266 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(331) Vide, al respecto, P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit.,
ps. 383-385.
(332) T iedemann, K.; Presente y Futuro del Derecho Penal Económico. Traducción por
Carlos S uArez G onzález, Juan Antonio Lascurain Sánchez y Manuel C ancio M eliA.
Universidad Autónoma de Madrid, IDEMSA, Lima, 1999, cit., p. 19.
(333) T iedemann, K.; Presente y Futuro del Derecho Penal Económico, cit., ps. 19-20.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 269
(334) M artínez-B ujan P érez, C.; Derecho Penal Económico. Parte General, cit., p. 104;
Cfr., G racia M artin , L.; Consideraciones críticas sobre el concepto y caracteres...,
cit., p. 801.
(335) G racia Martin, L.; Consideraciones críticas sobre ei concepto y caracteres..., cit., p. 801.
(336) G arcía C avero, P.¡ L o s Delitos contra la Competencia, cit., p. 42.
270 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(337) M artInez-B ujan P érez, C.; Derecho Penal Económico. Parte General, cit., p. 94.
(338) M artInez-B ujan P érez, C.; Derecho Penal Económico. Parte General, cit., p. 95.
(339) Vide, al respecto, G racia M artín, L.; Consideraciones críticas sobre el concepto y los
caracteres..., cit., p. 803.
(34°) M a r t ín e z - B u j a n P érez, C.; D erecho P enal Económ ico. P arte General, cit., p. 97.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 271
(341) En la doctrina argentina, Balcarce, apunta que el derecho penal económico tiene
tres caracteres particulares: Primeramente es prevalecientemente accesorio, pues
la mayor cantidad de los preceptos penales económicos están contenidos fuera del
Código Penal, en leyes especiales. Luego, es dinámico y variable. Al ser la actividad
económica, por esencia, movediza y proteica, es necesario disponer de normas
legales que puedan determinar y sancionar rápidamente conductas dañosas para
el orden público económico; La Relación entre Derecho Penal y Derecho Penal
Económico, cit., ps. 85-86.
(3«) T iedemann, K.; Presente y Futuro del Derecho Penal Económico, cit., p. 24.
(343) Z úñiga R odríguez, L.; Criminalidad de Empresa, Criminalidad Organizada y modelos
de Imputación Penal. En: Delincuencia Organizada. Universidad de Huelva. Juan
Carlos Ferré Olive, 1999, cit., ps. 200-201.
272 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(344) G racia M artin , L.; ¿Quées modernizacióndel Derecho penal? En: Estudios de Derecho
Penal, cit., ps. 737-738.
(345) G racia Martin, L.; ¿Quées modernizacióndel Derecho penal?, cit., ps. 738-739.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 273
una tutela jurídica más intensa supuso la intervención del Derecho penal,
mediando la tipificación de normas jurídico-penales en el marco de la crimi
nalidad económica. Este punto se cuestiona a partir del principio de legalidad
y los criterios rectores de subsidiariedad y de ultima ratio que ha de asumir
el Derecho penal en el marco de un Estado de Derecho.
No puede negarse que en algunos casos puede producirse una inter
vención injustificada del Derecho penal, cuando no se pone en evidencia
una conducta lo significativamente disvaliosa para ser alcanzada por una
pena; pero en algunos casos las graves perturbaciones pueden ocurrir como
consecuencia del abuso de poder monopólico o mediante, la especulación,
el acaparamiento y la adulteración de los bienes de consumo masivo.
De manera que si el Derecho administrativo sancionador no puede
incidir de forma positiva en la abstención de estos comportamientos antijurí
dicos, el Derecho penal ha de intervenir en mérito a sus efectos disuasivos
que se derivan de los fines preventivo-generales de la pena. Lo cual no obsta
a que el legislador sea en suma cauteloso en la tipificación de las conductas
prohibidas, en el sentido de evitar confusiones normativas entre el injusto
penal y el injusto administrativo, pues es sabido que el principio de legalidad
irradia a todo el Derecho público sancionador.
Como expone con claridad Z ú ñ ig a R o d r íg u e z , (...) todo el orden
socioeconómico necesariamente tiene que estar regulado por una ingente
cantidad de reglas de conductas extra-penales, donde se trata de contener
los riesgos, cuantificar los límites de los mismos, o simplemente regular
instancias procedimentales obligatorias. Esta nueva vertiente del sistema
penal también se ha dado en llamar “administrativización del Derecho Penal”,
pues en todos estos aspectos se ha convertido en un Derecho de gestión
(punitiva) de riesgos generales(346).
Cuestión aparte es la característica esencial de estos delitos, al
constituir «leyes penales en blanco»; el intérprete, a fin de complementar la
materia de prohibición punitiva, debe remitirse necesariamente a una norma
extra-penal, a la frondosa normatividad administrativa que se sancionó a partir
de 1991. En la doctrina nacional se señala que el empleo de los tipos penales
en blanco obedece a dos situaciones: a) La variabilidad de determinadas
situaciones de las cuales necesariamente queda subordinada la lesión del
bien jurídico protegido por el tipo penal en blanco. Todo el plexo de los delitos
económicos se caracterizan inequívocamente por su permanente mutación,
b) La necesidad de reprimir un conjunto de infracciones a la regulación
(346) Z úñiga R odríguez, L.; Relaciones entre Derecho Penal y Derecho Administrativo
sancionador..., cit., p. 1423.
274 D erecho penal - Parte especial: T omo III
<3S2> G arcía C avero, P.; ¿TLC sin Derecho Penal?. En: “La Ley". Gaceta Jurídica, Año 1, N°
8, cit., p. 8.
<353> Según lo previsto en los artículos 43° y 47° del Decreto Legislativo N° 1034; artículos
52° y 55° del Decreto Legislativo N° 1044.
(354) G a r c ía C a v e r o , P.; ¿TLC sin D erecho Penal?, cit., p. 8.
276 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(355) G álvez V illegas, T.A ./ Guerrero López, S.I.; Consecuencias Accesorias del delito y
Medidas Cautelares Reales en el Proceso Penal, Jurista Editores, Lima, 2009, cit., ps.
32-33.
(356) G álvez V illegas, T.A. y otro; Consecuencias Accesorias del delito..., cit., p. 35.
(357) G arcía C avero, P.; ¿TLC sin Derecho Penal?, cit., p. 8.
<358) GAlvez V illegas, T.A. y otro; Consecuencias Accesorias del delito..., cit., p. 37; Así,
P eña C abrera F reyre, A.R.; Manual de Derecho Procesal Penal, cit., ps. 382-383.
(359) Lamas P uccio, L.; La Despenalización del delito de Abuso de Poder Económico. Los
efectos en materia penal del Decreto Legislativo N° 1034. En: “Revista Jurídica del
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 277
*363* Lamas Puccio, L.; La Despenalización del delito de Abuso de Poder Económico...,
cit., p. 237.
(364) Peña Cabrera, R.; Delitos económicos..., cit., p. 219.
<365> B ajo F e r n á n d e z , M.; M anual de D erecho Penal. P arte especial, II, cit., p. 230.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 279
<366> G arcía C avero, P.; Derecho Penal Económico. Parte Especial. T. II, GRIJLEY, Lima,
2007, cit., p. 29.
(367) G arcía Cavero, R; ¿TLC sin Derecho Penal?, cit., p. 8.
(38S) Nos relata P eña C abrera, que después se han dictado una serie de “leyes antitrust”
norteamericanas, entre 1916 y 1933, cuyos objetivos eran defender la libertad de
comercio y prevenir y reprimir las restricciones ilegítimas de la competencia y los
monopolios. Ante la ineficacia de estas normas, el gobierno de Roosvelt (1933), dictó
la “National Industrial Recovery Act” y la “Agricultural Adjustment Act”, sobre todo,
para combatir la crisis de 1929-1934; Delitos económicos..., cit., p. 86.
280 D erecho penal - Parte especial : T omo III
<369) Lamas P uccio , L.; La Despenalización del delito de Abuso de Poder Económico...,
cit., p. 242.
<37°) A rroyo Z apatero, Luis; Principio de Legalidad y reserva de la ley en materia penal.
En: Revista Española de Derecho Constitucional. Año 3, Núm. 8. Centro de Estudios
Constitucionales. Mayo-agosto, 1983, cit., p. 14.
(371) Ruiz V adillo, Enrique; Principios de Legalidad, Proporcionalidad, etc. En: La restricción
de los derechos fundamentales de la persona en el Proceso Penal. Consejo General
del Poder Judicial. Editorial Osezno, Madrid, 2000, cit., p. 9.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 281
(375) Una cuestión aparte es con respecto a los delitos perseguibles por «acción penal
pública».
(376) Así, como las prerrogativas e inmunidades que se fundan en justificaciones de orden
político, como se desprende de los artículos 93° y 99 ° de la Constitución Política
del Estado; Vide, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., ps.
110-117.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 283
(377) Así, Tocora, F.; Aproximación a la Política Criminal de hoy, cit., p. 23.
<378) Así, P eña Cabrera, R.; Delitos económicos..., cit., p. 111.
(379) Z úñiga R odríguez, L.; Relaciones entre Derecho Penal y Derecho..., cit., p. 1439.
(380) T erradillos Basoco, J.M.; Globalización, Administrativización y expansión del Derecho
Penal Económico, cit., p. 237.
(asi) p Eña C abrera, R.; Delitos económicos..., cit., p. 109.
284 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(382) Z úñiga Rodríguez, L.; Relaciones entre Derecho Penal y Derecho..., cit., ps. 1439-1440.
(383) En este estado de la cuestión, es importante distinguir la elaboración de leyes penales
en blanco, como técnica legislativa idónea para regular un ámbito de la criminalidad
tan compleja y sofisticada como es la delincuencia económica. Según esta técnica
legislativa la materia prohibitiva debe ser complementada con una norma extra-penal,
es decir, el intérprete a fin de fijar el contenido material de Injusto tiene que remitirse a
una norma en este caso de naturaleza administrativa; En palabras de Bricola, el reenvío
a los reglamentos debe circunscribirse a aquellos casos en los que la norma penal indica
ya por sí misma la esfera y contenido de desvalor que la norma pretende imponer y al
reglamento se le relega tan sólo la enunciación técnica detallada, y la puesta al día, de
los hechos u objetos que presentan tal significado de desvalor, enunciación técnica que,
además, debe ser expresión de un criterio técnico localizable ya en la norma penal de
fuente legislativa; Citado por A rroyo Z apatero, Luis; Principio de Legalidad y reserva de
Ley en materia penal,.......cit., p. 34.
(384) Paradigmática sobre esta cuestión, fue la discusión política que se propició con ocasión
de la nueva Ley General Ambiente - Ley N° 28611, publicada en el diario oficial el
15/10/05, que se estaba discutiendo al interior del Poder Legislativo, donde se percibió
de forma contundente, como los grupos de poder económico -vinculados a este sector
de la economía-, ejercían toda su influencia en el poder definitorial, para mantener el
estatus normativo vigente, él cual supone someter inconstitucionalmente a la Justicia
Penal a los dictados de un instancia administrativa. Cuestión aparte es el referido
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 285
(387) Así, el artículo III del Título Preliminar del nuevo CPP; Vide, al respecto, P eña C abrera
Freyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal Penal, T. I, cit., ps. 96-112.
(388) Vide, al respecto, C arrillo F lores, F. y otro; Sector Financiero y Delincuencia
Económica, cit., p. 199.
C a p ítu lo II
DELITOS CONTRA LOS CONSUMIDORES
LA ESPECULACIÓN
Art. 2 3 4 - “El productor, fabricante o comerciante que pone en venta
productos considerados oficialmente de primera necesidad aprecios supe
riores a losfijados por la autoridad competente, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres añosy con noven
ta a ciento ochenta días-multa.
El que, injustificadamente vende bienes, o presta servicios aprecio su
perior al que consta en las etiquetas, rótulos, letreros o listas elaboradas
por el propio vendedor o prestador de servicios, será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de un año y con noventa a ciento ochenta
días-multa.
El que vende bienes que, por unidades tiene cierto peso o medida, cuando
dichos bienes sean inferiores a estos pesos o medidas, será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de un año y con noventa a ciento
ochenta días-multa.
El que vende bienes contenidos en embalajes o recipientes cuyas canti
dades sean inferiores a los mencionados en ellos, será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de un año y con noventa a ciento ochenta
días-multa".
1. FUNDAMENTOS DE INCRIMINACIÓN
2. BIEN JURÍDICO
que sean el fiel reflejo de las características que se colocan en los envases,
etiquetas, rótulos, letreros y listas; en otras palabras: se busca la integridad
de los productos que se ofertan en el mercado, conforme a sus propiedades
inherentes, de modo que no se vean afectadas las legítimas expectativas de
los consumidores.
Si estamos hablando de ciertos productos alimenticios que no se
corresponden con las leyendas que se colocan en los envases, toma lugar
un plano «pluriofensivo» de la conducta antijurídica, al ponerse en riesgo la
salud de las personas, lo que hace de estos comportamientos un plus de
disvalor, que amerita una reacción penal más intensa. Punto en cuestión
que ha de verse también en su intercesión normativa, con aquellos injustos
típicos que se atacan a la Salud Pública, de forma concreta el artículo 288°
del CP.
Para L a m a s Puccio, sobre la base de los principios generales
que se encuentran sustentados en la protección de la economía en su
conjunto, en realidad en materia de protección penal de los derechos de
los consumidores sólo nos referimos a la protección personal de cada
individuo a través de una norma penal. Esta aseveración supone en su
esencia un ataque a las condiciones económicas del mercado, que en la
práctica más están orientadas a contrarrestar la alteración de los actos
que atentan contra la libre concurrencia, sea en orden a la formación de
precios, a la justa distribución económica de bienes y servicios (violación al
régimen de precios, agio, especulación), y en orden a la real protección al
consumidor en el campo de la publicidad, control de calidad, etc(392).
3. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
(396) M artínez-B ujan P érez, C.; Derecho Penal Económico. Parte General, cit., p. 104.
<397) M artínez-B ujan P érez, C.; Derecho Penal Económico. Parte General, cit., p. 98.
(398) Así, P eña C abrera, R.; Delitos económicos, III, cit., p. 247.
(3" ) Así, P eña C abrera, R.; Delitos económicos, III, cit., p. 247.
294 D erecho penal - Parte especial: T omo III
b. Sujeto pasivo
c. Modalidades típicas
Como escribe P eña C abrera, la autoridad competente es la persona facultada por las
leyes del Estado para fijar el control y regulación de precios. Pueden ser los titulares
de los ministerios, o municipalidades, de conformidad a las funciones que establecen
las leyes orgánicas; Delitos económicos, III, cit., p. 249.
Lamas P uccio, L.; Derecho Penal Económico, cit., p. 224.
296 D erecho penal - Parte especial : T omo III
esto quiere decir que puede darse una «venta justificada», cuya admisión
habría de ser reconducida en el marco de las Causas de Justificación,
pues no se elimina la tipicidad de la conducta, ésta es permitida al concu
rrir un interés jurídico preponderante, que elimina su antijuridicidad penal.
¿Cuáles serían estas circunstancias?, podría ser un estado inflacionario,
producto de la pésima gestión económico-financiera del Gobierno, donde
los precios fijados por el vendedor o el prestador del servicio han perdido
nominalmente su valor, o cuando por diversos factores los precios no han
podido ser actualizados a tiempo, antes de ser colocados para su venta en
el mercado consumidor.
Carece de relevancia jurídico-penal, cuando el distribuidor vende el
producto y/o oferta el servicio por un precio superior al fijado por el fabrican
te del mismo; es lógico que cualquier intermediario (proveedor) deba incre
mentar el precio, para así ver asegurado su rentabilidad y/o utilidad. De no
ser así, podría ponerse en riesgo el correcto funcionamiento de la empresa,
inclusive de anclar en una quiebra.
La tipicidad penal de la conducta está condicionada a que el bien o el
servicio que se vende y/o oferte en el mercado lleve consignado el precio
en su etiqueta, rótulo, letrero o lista. Si no fuese así, no habría posibilidad de
saber si el precio de venta no es el real.
Cabe indicar también, que muchos restaurantes, bares, discotecas,
etc., consignan en sus listas que los precios no incluyen el IGV (Impuesto
General a las Ventas), por lo que su agregado en la cuenta final no implica
su adecuación al tipo penal in comento.
Cuando se menciona en la redacción típica, la «venta injustificada»,
quiere decir, que la perfección delictiva no está supeditada a que ésta se
haya concretizado; basta verificar que el sobreprecio esté a la vista de los
consumidores. Se trata, pues, de un delito de mera actividad, en razón de la
naturaleza colectiva del bien jurídico tutelado(405).
Tercer supuesto delictivo, será la «venta de bienes que, por unidades
tiene cierto peso o medida, cuando dichos bienes sean inferiores a estos
(4 ° 5) M artInez-B ujan P érez, comentando el artículo 281° del CP español, señala que se ha
renunciado a exigir la efectiva causación de un perjuicio para los consumidores (...), como
resultado material separable espacio-temporalmente de la acción, renuncia que parece
acertada, toda vez que la tutela de un interés difuso, como es que aquí se salvaguarda,
obliga al legislador a anticipar la línea de punibilidad; Comentarios al Código Penal, Vol.
III, cit., p. 1367; Así, M estre D elgado, E.; Delitos contra el Patrimonio y contra el Orden
Socioeconómico, cit., p. 351; G onzález R us, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p.
805; P eña C abrera, R.; Delitos económicos, III, cit., p. 250.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 297
Dicho lo anterior, para distinguir el injusto civil del injusto penal, hemos
de agregar un elemento de sustantividad al segundo, en cuanto a los medios
que se vale para la venta del bien. L a m a s Puccio, en la doctrina nacional,
escribe que de no haber mediado éste no habría habido de por medio la
voluntad de realizar esta compra, por lo que se requiere de un «engaño»
rodeado de determinadas circunstancias que lo hacen verosímil. El mismo
debe provocar un error en el sujeto pasivo con la finalidad de conseguir su
disposición patrimonial(407).
Podría decirse, que estamos ante una modalidad específica de «Esta
fa», cuya especificidad radica en el objeto materia del delito.
En realidad, si se aplicase de forma efectiva esta figura delictiva con
rigurosidad, la administración de Justicia Penal estaría más sobrecarga de
lo que ya está, en la medida que son muchos los mercados (comerciantes)
que emplean balanzas adulteradas, para dar un peso que no se condice
con la veracidad de las cosas. Para ello, se requiere de un control perma
nente por parte de las autoridades ediles, a fin de cautelar los legítimos
intereses de los consumidores.
De igual forma que las figuras delictivas precedentes, la perfección
delictiva no requiere un efectivo perjuicio de los consumidores, resulta sufi
ciente con acreditar que el comerciante (agente) está empleando instrumen
tos que le permiten pesar productos por debajo de su peso y/o medida real.
La última modalidad típica hace alusión a «la venta de bienes conteni
dos en embalajes o recipientes cuyas cantidades sean inferiores a los men-
ADULTERACIÓN
Art. 235.- “El que altera o modifica la calidad, cantidad, peso o medi
da de artículos considerados oficialmente de primera necesidad, en per
juicio del consumidor, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de uno ni mayor de tres años y con noventa a ciento ochenta
días-multa ”.
1. BIEN JURÍDICO
Siguiendo la línea argumental construida en el anterior tipo legal, ven
dría a constituir los legítimos intereses de los consumidores, en cuanto a la
oferta leal y veraz de los productos de primera necesidad que se ofertan en
el mercado.
Los cuestionamientos sobre la incriminación de esta figura, serían los
mismos, según el modelo económico actual no existe una fijación oficial de
precios; si bien puede haber un listado de productos de «primera necesi
dad», oficialmente no hay seguimiento alguno sobre su control. Hoy en día, la
protección que debe ejercer el Estado a los consumidores recae sobre todos
los productos que son ofertados en el mercado.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
<409) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 497.
<410) C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit., p. 504.
(411) Lamas P uccio, L.; Derecho Penal Económico, cit., p. 225.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 301
AGRAVANTE COMÚN
Art. 236.- “Si los delitos previstos en este Capítulo se cometen en época
de conmoción o calamidad públicas, la pena será privativa de libertad
no menor de tres ni mayor de seis años y de ciento ochenta a trescientos
sesenticinco días-multa”.
COMENTARIO
La severidad de la reacción punitiva ha de contemplarse desde el con
tenido del disvalor del injusto típico, en cuanto a los medios, la forma y to-
(419) P eña C abrera F r eyr e, A.R.; D erecho Penal. P arte Especial, T. II, cit., p. 183.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 305
1. BIEN JURÍDICO
El artículo 237° del CP contiene una figura delictiva que también atenta
contra los «Derechos de los Consumidores», cuya particularidad del injusto
reside en las especiales circunstancias que se produce el ataque antijurídico.
Punto en cuestión, que es valorado por el legislador, para reprimir con una
pena más drástica, en comparación a los tipos penales previstos en los artí
culos: 234° y 235° del texto punitivo.
El Estado, a partir de las funciones cívico-sociales que ha de desple
gar sobre la población, tiene el deber de asumir la protección y/o tutela de las
comunitarios, cuando se producen estados de conmoción o de calamidad
pública; en el sentido, de procurar proveer los elementos necesarios para la
satisfacción de las necesidades básicas de los ciudadanos.
308 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
(4Z2) Dicho articulado también es objeto de regulación por parte del artículo 392° del CP.
310 D erecho penal - Parte especial: T omo III
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
Ahora bien, los bienes que haya receptado el agente son producto de
una «distribución gratuita», esto quiere decir que el autor los ha recibido mer
ced a un típico caso de donación; lo que es común en países como el nuestro,
donde determinadas instituciones internacionales apoyan y/o colaboran en el
desarrollo socioeconómico de nuestros pueblos, sobre todo en aquellos don
de se manifiesta una mayor pobreza. Son asociaciones civiles las que por lo
general canalizan la ayuda de entidades internacionales gubernamentales y
no gubernamentales.
Si los bienes son entregados merced a una compra-venta a cualquier
título oneroso, el comportamiento será atípico.
La certeza de que el fin social de los actos de distribución gratuita o
a precios previamente convenidos se realizará efectivamente, es el interés
jurídico tutelado(425). Lo que se pretende con la punición de esta conducta, es
de disuadir a los potenciales autores, de que desvíen el curso normal de las
donaciones, de que éstas lleguen a sus reales destinatarios.
El tipo penal en análisis no hace mención alguna sobre la particulari
dad de los bienes que recibe el agente, por lo que pueden ser cualesquiera,
a diferencia de lo que acontece en los artículos: 234° y 235° del CP.
3. AGRAVANTE
La pena será no menor de tres años ni mayor de seis años e inhabi-
iitación conforme a los incisos 1), 2) y 3) del Artículo 36, cuando el agente
transporta o comercializa sin autorización bienes fuera del territorio en el
que goza de beneficios provenientes de tratamiento tributario especial. Si el
delito se comete en época de conmoción o calamidad pública, o es realizado
por funcionario o servidor público, la pena será no menor de tres ni mayor
de ocho años.
El legislador mediante la sanción de la Ley N° 27776 del 9 de julio del
2002, ha incluido una nueva agravante, que no se encontraba prevista en la
redacción originaria del artículo 237°. Somos sabedores que determinados
territorios del Perú cuentan con una regulación jurídico-tributaria especial,
en lo que respecta a la exoneración de determinados tributos. Política que
se enmarca en la necesidad de promover e incentivar ciertas actividades
económicas en determinadas zonas del país, en particular en las Zonas de
Frontera («Zona Franca») y en la Amazonia, en tal mérito, se produce una
desgravación de impuestos como el IGV, Impuesto a la Renta, etc(426). Empero,
que goza del beneficio tributario especial; por ende, la perfección delictiva no
requiere de una traslación de dominio del bien.
En el caso de «comercializar» se aprecia un mayor disvalor, pues se
devela un acto propiamente ventajoso para el agente, cuya configuración
presupone necesariamente su previa transportación; quiere decir que la pri
mera modalidad típica está ya insita en la segunda modalidad. Apreciación
que no lleva a desechar la posibilidad de que sean dos personas distintas las
involucradas en ambos supuestos delictivos; empero, si es el mismo autor
quien las realiza, estará incurso en un Concurso Real de delitos. La consu
mación ha de verse cuando el autor ha logrado sacar los bienes del territo
rio que goza del beneficio tributario especial, ingresándolos a otro territorio,
requiriéndose que aquellos sean ofertados a un público determinado, sin
necesidad de que se haya producido su venta y/o distribución.
Punto a saber importante es que la transportación y/o la comercializa
ción de los bienes, debe efectuarse «sin autorización». Elemento normativo
del tipo, cuya ausencia importa que la conducta haya de ser reputada como
una «causal de atipicidad»; autorización que debe ser expedida por la au
toridad estatal competente para poder estar dotada de validez. Es en este
aspecto que podría presentarse un equívoco por parte del agente, cuya pro
cedencia sería regulada como un Error de Tipo.
Finalmente, la conducta básica se agrava cuando la venta de los bie
nes provenientes de una donación («distribución gratuita») toman lugar en
época de conmoción o calamidad pública, o es realizada por funcionario o
servidor público, la pena será no menor de tres ni mayor de ocho años.
Muy comúnmente bienes, artículos de primera necesidad y otros
artículos, son donados por una serie de entidades benéficas, cuando
acontecen desastres naturales u otros acontecimientos que colocan en
grave riesgo los bienes jurídicos fundamentales de los comunitarios. Es ante
dichas coyunturas, donde se reciben donaciones de toda parte del mundo. En
palabras de P e ñ a C a b r e r a , se justifica la agravación en la medida que el agente
actúa inmisericordemente, sin tener en cuenta la situación de calamidad, de
orden público perturbado, de absoluta escasez de alimentos(428).
También tomar lugar la agravante, cuando el agente es funcionario y/o
servidor público, es decir, el reproche recae sobre la imputación individual
(«Culpabilidad»); quien al constituir Garante de los bienes que recibe, para
ser distribuidos a la población, se aprovecha y les da un destino ilícito(429).
1. TIPO OBJETIVO
a. Sujeto activo
Si bien de una lectura literal del tipo penal podría decirse que autor,
a efectos penales, puede ser cualquier persona, no es menos cierto que
dicha posición toma lugar en el marco de un proceso de selección, por lo
que serán los postores, las empresas proveedoras de bienes y/o servicios
que se encuentran registrados en el Registro Público de CONSUCODE
(Consejo Superior de Contrataciones y Adquisiciones del Estado)(430); sólo
b. Sujeto pasivo
(436) Así, Valldecabres O rtiz, al señalar que con ello se desencadena, (...), una alteración del
precio del remate que habría de resultar sin el empleo de tales engaños; Comentarios
al Código Penal, Vol. III, cit., p. 1307.
(437> C ervantes A naya, D.A.; Manual de Derecho Administrativo, cit., p. 253.
<438> Bacacorzo, G.; La Contratación Administrativa. Comentarios, cit., p. 72.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 319
(439) Vide, al respecto, P eña C abrera, R.; Delitos económicos, III, clt., p. 289.
(44°) C ervantes A naya, D.A.; Manual de Derecho Administrativo, clt., p. 256.
(441) P eña C abrera, R.¡ Delitos económicos, III, clt., p. 290.
(442) Bacacorzo, G .; La Contratación Administrativa. Comentarios, cit., p. 76.
320 D erecho penal - Parte especial : T omo III
El tipo subjetivo del injusto requiere del dolo en la psique del agente;
conciencia y voluntad de realización típica; el autor ha de encaminar su ac
cionar típico a verse beneficiado con una ventaja de cualquier índole, alte
rando el precio concurrente de la Licitación Pública, solicitando o aceptando
una dádiva o promesa. No se exige la presencia de un elemento de natu
raleza trascendente aparte del dolo, aunque su concurrencia sea más que
evidente en la generalidad de los casos.
(449 )
. G onzález R us , J.J.; Delitos contra el Patrimonio (Vil), cit., ps. 749-750.
( 450 )
. Bajo F ernández, M. y otros; Manual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 391.
322 D erecho penal - Parte especial: T omo III
2. INHABILITACIÓN
1. FUNDAMENTO DE INCRIMINACIÓN
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según la redacción normativa del tipo penal, autor no puede ser cual
quier persona, pues ha ostentar la calidad de: director, administrador o ge
rente de una empresa, es decir, estamos ante una delito «especial propio»,
pues se requiere contar con el requisito funcional previsto en la norma para
tener la calidad de sujeto activo.
(452) C ancio M eliá, M.; Dogmática y Política Criminal de una teoría Funcional del Delito. En:
El Sistema Funcionalista del derecho penal, cit., p. 27.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 325
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad delictiva
(453) Peña Cabrera, R.; D elitos económ icos, III, cit., p. 295.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 327
(«e) A principios de 1990, el BCR transfiere la gran mayoría de partidas arancelarias del
dólar MUC, a un libre mercado; finalmente eliminado en agosto de 1990.
(457) Mediando la sanción del DL N° 21953 en el año de 1977, se crea el M UC (Mercado
Único de Cambios).
(458) Desde el gobierno de Odría (1948), el cambio de moneda extranjera estuvo controlado
por la administración gubernamental.
(459) A partjr de la regulación de partidas, para la asignación y control en la aplicación del
dólar MUC.
330 D erecho penal - Parte especial: T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidades típicas
(460) Así, P eña Cabrera, R.; Delitos económicos, III, cit., p. 298.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 331
3. PENALIDAD
Pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años,
con ciento veinte a trescientos sesenticinco días-multa e inhabilitación con
forme al artículo 36°, incisos 1, 2 y 4.
sin haber cumplido los requisitos que exijan las leyes o reglamentospara su
funcionamiento; sin perjuicio del decomiso de los efectos, dinero y bienes
utilizados en la comisión del delito”*463).
Art. 243-C - “El que organiza, conduce o explota juegos de casino y
máquinas tragamonedas, sin haber cumplido con los requisitos que exigen
las leyes y sus reglamentos para su explotación, será reprimido con pena
privativa de la libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años, con
trescientos sesenta y cinco días multa e inhabilitación para ejercer dicha
actividad, de conformidad con el inciso 4) del artículo 36 del Código
Penal”*464).
(463) Incorporado por el artículo 10° del DL N° 25836 del 11 de noviembre de 1992.
(464) Incorporado por el artículo 1o de la Ley N° 28842 del 27 de julio del 2006.
336 D erecho penal - Parte especial : T omo III
que será descrita en el tipo penal, tal como se desprende del numeral IV del
Título Preliminar del CP, que consagra el principio de ofensividad.
En el marco de una política criminal moderna y sumida a las exigen
cias de una sociedad configurada a partir de la percepción del «riesgo»,
los bienes jurídicos individuales o dígase personalísimos, han ido perdiendo
protagonismo, en virtud de la asunción de los denominados bienes jurídicos
supraindividuales, es que la nueva descripción socio-cultural permite adver
tir que ciertas actividades (socio-económicas-culturales) pueden constituirse
en verdaderos focos de peligro para los bienes jurídicos individuales (com
prendidos en el Derecho penal convencional o nuclear); es que los bienes
jurídicos supraindividuales no gozan autonomía político-criminal, sino que
su construcción normativa obedece a su vinculación con los bienes jurídicos
personalísimos.
La salud pública, la seguridad pública, el medio ambiente, no cons
tituyen en realidad bienes de por sí concretos, no tienen existencia propia,
sino que se encuentran íntimamente relacionados con los intereses perso
nales del individuo, en cuanto a su participación comunitaria. De nada sirve
la existencia humana que se tutela con los delitos de homicidio si es que el
individuo se desarrolla bajo un medio ambiente altamente contaminante, si
el tráfico rodado es caracterizado por conductores en estado de ebriedad o
sino se sanciona debidamente a las empresas que introducen en el mercado
de consumidores productos alimenticios en estado de descomposición. Por
consiguiente, los bienes jurídicos supraindividuales son intereses jurídicos
intermedios, en cuanto posibilitan la participación del individuo en concretos
ámbitos socio-económicos-culturales, permiten su realización personal en
un medio ambiente sostenible y su interrelación social en un espacio convi
vencia!, sujeto a la seguridad pública.
Surgen, entonces, los delitos económicos que dan cabida a un bien
jurídico supraindividual. El orden económico conceptuado como el sistema de
regulación normativo que se dirige a establecer en los agentes económicos
determinados patrones de conducta, a fin de evitar el distorsión de los
principios que se desprenden de una Economía Social de Mercado, tal como
se establece en el artículo 58° de la Ley Fundamental. La economía de
mercado entraña libertad en los diversos aspectos de la economía y libertad,
sobre todo, de los agentes económicos con respecto al Estado(465). El Estado
reconoce una economía liberal, en virtud de la cual los agentes interactúan bajo
el libre juego de la oferta y la demanda, no es una posición intervencionista,
pero si tutelar, es impensable que en un orden democrático de Derecho, los
(465) P eña C abrera, Raúl; Tratado de Derecho Penal. Parte Especial. Delitos Económicos,
Vol. III, clt., p. 176.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 337
(466) P eña C abrera, R.; Delitos Económicos..., Vol. Ifl, cit., p. 177.
<467) Balcarce, Fabián I.; Derecho Penal Económico. Parte General. Tomo I, Editorial
Mediterránea, Buenos Aires, 2003, cit., p. 131.
338 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(468) □ artícu|0 -jo0 del Decreto Ley N° 25836 del 11/11/92 (normas relativas a la autorización
y funcionamiento de los Casinos de Juego), incorpora al Capítulo IV del Título IX del
Libro Segundo del CP, el tipo penal en comento.
(4®9) Incorporado por la Ley N° 28842 del 26/07/06.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 339
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Por lo que a la fecha, no se cuente con aplicaciones judiciales concretas de este tipo
penal; formación de efectos puramente simbólicos.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 341
b. Sujeto pasivo
3. MODALIDAD TÍPICA
Turismo), adjuntando todos los requisitos exigidos por la Ley. Según lo dis
puesto en el artículo 14° (in fine), para la explotación de juegos de casino y
máquinas tragamonedas, los interesados deberán presentar la solicitud ante
la autoridad competente, adjuntado una serie de documentos, comprendidos
en el listados que hace referencia de forma taxativa el artículo mencionado.
Por consiguiente, la obtención de la Autorización Expresa supone todo un
procedimiento administrativo calificador, a fin de poder explotar legalmente
estas actividades comerciales; hasta antes de expedirse la Autorización Ex
presa, cumpliéndose con el principio de publicidad, el titular peticionante no
podrá disponer el funcionamiento del negocio, pues estará ingresando su
conducta al ámbito de protección de la norma, a menos que concurra en un
error de tipo, en el sentido de que surja un equívoco en cuanto a los efectos
jurídicos de su solicitud.
Debe entenderse, por lo tanto, que las modalidades de «organizar y
conducir» tienen que vincularse directamente con el funcionamiento real del
negocio, pues si aún no se obtiene la Autorización Expresa y, no obstante,
se ejecutan actos de previos a su apertura, v.gr, pintado del local, instala
ción de las máquinas, contratación de empleados, hasta publicidad para una
próxima apertura, de ningún modo estaremos ante una actividad típica (no
se evidencia aptitud concreta de lesión); hechos que podrían dar lugar -e n
su defecto- a un injusto administrativo.
Los tipo penal in examine son de mera actividad, pues no necesita re
sultado alguno que condicione la efectiva realización típica, los actos antes
aludidos son en realidad actos preparatorios que, por su propia naturaleza,
no son punibles.
Por otro lado, el artículo 17° (in fine) establece que la autorización para
explotar juegos de casino y máquinas tragamonedas, que se regulan en la
presente Ley, será otorgada por un plazo de tres años, renovables*474*. De
ello se colige que la renovación no es automática, pues tal como lo dispone
el artículo 18°, el titular de una autorización podrá solicitar su renovación a
más tardar con cuatro meses de anticipación a la fecha de su vencimiento,
para lo cual, la autoridad competente verificará el cumplimiento de los
requisitos y condiciones vigentes a la fecha de presentación de la solicitud,
quiere decir esto que las condiciones para su renovación pueden variar
conforme a las disposiciones legales que pudieran sancionarse a la fecha de
su interposición. En tal virtud, si el conductor u organizador de Casinos de
Juego continúa explotando esta actividad comercial, pese a no contar con la
renovación de dicha autorización, incurrirá en el tipo penal en comento bajo*
<474) e ¡ Decreto Ley N° 25836, establecía que la autorización otorgada por el M INCETUR ,
duraba un plazo máximo de diez años renovables.
344 D erecho penal - Parte especial : T omo III
la modalidad de comisión por omisión (Art. 13 del CP); el hecho de que haya
interpuesto su solicitud y ésta aún no haya sido resuelta por la autoridad
administrativa, no enerva su responsabilidad penal, siempre y cuando haya
vencido la autorización primigenia.
dice nada al respecto, este será un factor a tomar en cuenta desde un ámbito
tributario.
Sólo podrá tomarse en cuenta el reproche personal, la imputación
individual en cuanto la calidad del agente y su interiorización normativa; pues
para un individuo de una mayor experiencia empresarial, las exigencias son
mayores. El hecho de que sea reincidente, podría incluso elevar la pena por
encima del marco penal, según lo dispuesto en el artículo 46°-B, incorporado
por la Ley 28726 del 9 de mayo del 2006(478).
La pena, en el caso del artículo 243°-C, muy difícilmente podrá llegar
a ser privativa de libertad, por lo que sus efectos disuasivos no serán en rea
lidad efectivos; por tales motivos, una fuerte multa pecuniaria aparejada con
el cierre del establecimiento puede provocar mejores efectos intimidatorios.
Ahora bien, las dificultades se presentan en la aplicación de las otras
consecuencias jurídicas, en cuanto a la figura del decomiso, por su aplica
ción simultánea en dos vías distintas (penal y administrativa).
El decomiso es una consecuencia jurídica cuya justificación reposa en
una finalidad criminológica, de privar a los presuntos autores de los instrumen
tos o efectos que fueron utilizados para la perpetración de la infracción crimi
nal; de tal manera que se desprende de dicha medida una finalidad cautelar y
asegurativa a la vez, al impedir que dichos elementos sigan siendo utilizados
como instrumentos delictivos (cese la continuidad criminal) y que se pongan
a disposición de la Justicia, poniendo a buen recaudo los objetos que sirven
como medios de prueba. Es también probatoria, pues podrá dar lugar a la
presentación como evidencia para sustentar la teoría del caso de la Fiscalía.
La regulación del decomiso se contiene en los artículos 102° y 103° del
CP y en los artículos 316°-320° del NCPP(479). Debiéndose relevar que esta
medida puede adoptarse de forma definitiva en el acto de condena penal o
como instrumento cautelar en el marco del procedimiento penal. El decomiso
no necesita, para su adopción judicial, la imposición de una sentencia
condenatoria a la persona del culpable o inculpable (sobreseimiento),
aunque el Capítulo II así lo sugiera, tal como lo acreditamos en algunos
tipos de la Parte Especial, que permiten su adopción inclusive en el caso de
delito “flagrante” (...); extendiéndose a los efectos provenientes del delito, de
<478> Vide, al respecto, P eña C abrera , A .R.; Derecho Penal. Parte General, cit., ps.
1007-1012.
(479 ) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal
Penal. T. I, 2da. Edición, cit., ps.............
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 347
(«o) c f r P eña C abrera F reyre , Alonso R.; Derecho Penal. Parte General, cit., ps.
1197-1201.
(481) P eña C abrera F reyre , A .R.; Exégesis del nuevo Código Procesal Penal, cit., T. I,
cit p. 97.
348 D erecho penal - Parte especial: T omo III
km) a pesar de que el inciso 10) del artículo 230° del mismo cuerpo de normas, reconozca
literalmente el principios del non bis in idem.
(483> Así, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis del nuevo Código Procesal Penal, T. I, cit.,
ps. 97-104.
V C a p ít u l o
DESEMPEÑO DE ACTIVIDADES NO AUTORIZADAS
DE LOS AGENTES DE INTERMEDIACIÓN
1. NOTAS PRELIMINARES
El denominado «Derecho Penal Económico» comprende todas aque
llas conductas disvaliosas que se cometen en el marco del mercado por
parte de los proveedores de bienes y servicios, que por lo general son enti
dades corporativas, es decir, empresas que se constituyen a fin de obtener
dividendos económicos, según los Estatutos y el Pacto Social que suscribe
ante el Registro. De forma que cuando hablamos de esta parcela del orden
punitivo, nos referimos a aquellas actividades que se cometen en el seno de
las personas jurídicas, que al trascender su ámbito interno, atacan un bien
jurídico de orden supraindividual (tutela del mercado, así como los intereses
de los consumidores).
El ámbito de protección del DPE ha de incidir, entonces, en todos
aquellos planos de la actividad económica que haya de exteriorizar una
perturbación significativa del bien jurídico tutelado. Resultando una esfera
de actuación muy específica, que toma lugar en las Bolsas de Valores, a
partir de la participación de una serie de agentes económicos, permitiendo
350 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(484) En esta orientación político criminal el artículo 213°-A del CP; Vide, al respecto, P eña
C abrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., ps....
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 351
<48S) Ruiz R odríguez, L.R.; Protección Penal del Mercado de Valores, cit., p. 343.
352 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
(486) Ruiz R odríguez , L.R.; Protección Penal del Mercado de Valores, cit., p. 60.
(487) Mas si en lo que respecta a las contravenciones administrativa.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 353
246° del código de la materia. Mientras que el artículo 185° (in fine) señala
que la Sociedad agente es la sociedad anónima que, debidamente autoriza
da, se dedica fundamentalmente a realizar la intermediación de valores en
uno o más mecanismos centralizados que operen en las Bolsas.
Según lo dicho, agente del delito será una sociedad anónima que par
ticipa en operaciones de Bolsa sin contar con autorización (ilegalmente), por
lo que al constituir una persona jurídica, la responsabilidad penal ha de re
caer sobre las personas físicas que forman parte de sus órganos de repre
sentación, según lo dispuesto en la fórmula del «actuar en lugar de otro»
del artículo 27° del CP; todos aquellos que tienen el dominio social típico,
quienes toman las decisiones y formalmente comprometen a la societas en
determinados actos jurídico-obligacionales.
La posibilidad de ser autor, se extiende al que «por cuenta ajena rea
liza o desempeña actividades propias de los agentes de intermediación»; en
definitiva, ello implica una cláusula de extensión de punibilidad.
En la doctrina, hispana, se ha entendido que la expresión «actúe en su
nombre» no es en realidad superflua, en lo que concierne a los delitos que
atentan al «Sistema Crediticio»(488), en lo que refiere a la represión de quienes
actúan a nombre de la persona jurídica, puesto que se trataría de castigar al
deudor - o al administrador en los casos del artículo 3 1- cuando se valga de
un extraneus para ocasionar la insolvencia o agravarla sin aparecer él como
autor de la misma(489). Cuando el intraneus, emplea a un tercero no calificado,
a efectos de que éste a su nombre ejecute algunos de los comportamientos
que se ajustan a los términos de tipicidad penal, estaríamos ante un caso de
Inducción, puesto que el representante de la sociedad anónima determina a
un tercero que actúa de forma dolosa para participar en actividades propias
de los agentes de intermediación, y así verse beneficiado ilícitamente con
los dividendos que puedan reportar dichas operaciones bursátiles, en
detrimento del patrimonio de los inversionistas; puede aceptarse esta forma
de participación en tanto el tercero no cualificado puede ser considerado
autor, según la previsión in comento.
A partir de los criterios de interpretación esbozados se obtienen co
metidos de política criminal satisfactorios, que cierran de forma correcta es
pacios de impunidad, al no haberse optado por una fórmula normativa en
esencia formalista.
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
(49°> Así, G onzález C ussac, J. J.; Las insolvencias punibles en las Sociedades Mercantiles,
cit., p. 104; P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte General, cít., ps. 2 5 0-
253.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 355
El artículo 63°, por su parte señala que los emisores podrán colocar
directamente los instrumentos de corto plazo que emitan mediante oferta
pública. Asimismo, las empresas sujetas al control y supervisión de la Su
perintendencia pueden colocar directamente los valores no accionarios de
su propia emisión cuando la Ley General lo autorice.
Segundo punto a saber, es que el agente debe actuar como agen
te de intermediación, «sin contar con la autorización correspondiente». El
artículo 168° de la LMV establece que para desempeñarse como agente
de intermediación se requiere de la autorización de organización y de fun
cionamiento expedida por CONASEV, quien, mediante disposiciones de
carácter general, determinará los requisitos para cada clase de agente de
intermediación. Los agentes de intermediación están sujetos al control y
la supervisión de CONASEV. El artículo 169° (in fine) prevé que el plazo
de que dispone CONASEV para emitir la resolución de autorización de
organización y funcionamiento, respectivamente, es de treinta (30) días a
partir de la fecha de presentación de la solicitud. El mencionado plazo se
extiende en tantos días como demore la sociedad peticionaria en absolver
los requerimientos escritos que le formule CONASEV, por una sola vez,
referidos al suministro de mayor información o a la adecuación de la solici
tud a las normas establecidas para el efecto. Satisfechas las demandas a
las que se refiere el párrafo anterior, se reinicia el cómputo del plazo, pero
CONASEV dispone, en todo caso, de no menos de siete (7) días para dictar
la resolución correspondiente.
De la normatividad citada se colige que la autorización para actuar
como agente de intermediación está sujeta a un proceso de calificación,
que puede resultar positivo o negativo. Quien desempeña las actividades
de un agente de intermediación, estando en proceso de evaluación por la
CONASEV su solicitud, estará incurso en el supuesto típico, pues no cuenta
aún con la autorización correspondiente.
Según lo previsto en el artículo 170° de la LMV, la autorización de
funcionamiento es indefinida y sólo puede ser suspendida o revocada por
CONASEV como sanción por falta grave o muy grave en que incurra el agen
te de intermediación o por inactividad continuada a lo largo de más de seis
356 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(6) meses o por dejar de observar alguno de los requisitos necesarios para
su funcionamiento. En consecuencia, si el funcionamiento del agente de
intermediación es objeto de una suspensión o revocación por parte de la au
toridad competente, si éste continúa desempeñando dichas funciones podrá
ser pasible de cometer el injusto típico contenido en el artículo 243°-B del CP.
Tercer punto a saber, importa definir los medios comisivos de los que
se vale el agente para cometer el comportamiento prohibido, en este caso
vienen informados por «medio de cualquier acto, práctica o mecanismo en
gañoso o fraudulento».
Se trata de aquellos medios vedados que emplea el autor para inducir
o convencer a los inversionistas (comitentes) para que a su nombre efec
túen la compraventa de valores en Bolsa. No olvidemos que el agente de
intermediación es un gestor de intereses ajenos, cuya relación con sus co
mitentes se rigen por las reglas de la comisión mercantil y por lo establecido
LMV. Importa el engaño, el fraude y/o ardid, mediando los cuales el agente
maquilla la realidad de las cosas para poder incidir en el proceso decisorio
del sujeto inversor. Es decir, si el sujeto activo no realizaba dicha maquina
ción fraudulenta, de seguro el comitente no hubiese aceptado la transacción
bursátil.
Es en este aspecto donde advertimos una distinción con el delito de Estada, en este
caso, la no generación de un engaño lo suficiente para provocar un error en la mente
del sujeto pasivo, incide en una causal de atipicidad penal. Lo que se tutela en este
injusto penal es estrictamente el patrimonio de los individuos.
358 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(492) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Exégesis al nuevo Código Procesal
Penal, T. I, cit., ps. 109-110.
T ítulo IX: D elitos contra el orden económico 359
leza civil o penal que se derive de las infracciones de la presente ley y sus
normas reglamentarias. Los infractores estarán obligados a indemnizar por
los daños y perjuicios que hubieren causado con sus actos u omisiones y
responder penalmente por dichos actos en caso hubieren actuado con dolo,
de conformidad con las normas del Código Penal.
1. CONSIDERACIONES GENERALES
El Orden Económico puede ser concebido como macro-sistema, en el
cual se comprende una serie de sub-sistemas, uno de ellos contenido por
el Orden «Financiero y Monetario». Si en el marco de los primeros delitos
glosados en la anterior titulación aparecían injustos penales que por defini
ción atacan los principios fundamentales de una ECS (bien jurídico supra-
individual) así como intereses difusos (consumidores), en el presente título
han sido sistematizados aquellos comportamientos prohibidos que afectan
gravemente el normal desenvolvimiento del «Orden Financiero», como un
ámbito específico, donde se desarrollan aquellas actividades (crediticias,
bancarias, etc.) indispensables para el despegue socioeconómico del país.
La relevancia del Sistema Financiero viene informada por su estrecha
vinculación con las actividades económicas que se reportan en nuestra
sociedad. La posibilidad de obtener un crédito, importa la factibilidad de que
ejecuten inversiones, proyectos inmobiliarios, pistas, carreteras, colegios,
etc. No podemos hablar de inyección de capital sin que de por medio exista
una entidad bancaria y/o financiera; hacer viables un determinado negocio
requiere, muchas veces de una intervención bancaria o financiera, a través de
los diversos instrumentos bancarios que ofertan dichas entidades al público
consumidor. Como explica M o n t o y a A l b e r t i , el crédito es la herramienta
fundamental de la actividad empresarial. El comercio crece en la medida
que el empresario cuente con recursos para incrementar sus actividades(493).
(494) M ontoya A lberti, H.; Protección del Ahorro y del crédito, cit., p. 1072.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 365
(495) Las entidades de crédito abarcan todas las entidades que capten ahorro “tanto en
forma de depósitos como bajo otras formas tales como la emisión continua de obliga
ciones y otros títulos comparables y en conceder créditos por cuenta propia.
(496) S equeira, Adolfo. 2008. La contratación bancaría. cit., p. 48.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 367
Las entidades financieras tienen una especial relevancia por los gran
des volúmenes de capital que manejan, producto, en su mayoría, de los de
pósitos que pequeños o grandes inversionistas y/o ahorristas efectivizan en
las diversas instituciones bancarias. Esta situación genera la necesidad de
que las instituciones de crédito, así como las operaciones que realizan sean
protegidas legalmente, inclusive con la norma más enérgica del sistema jurí
dico nacional, que constituye la «norma penal».
Si tenemos en cuenta que parte de la política económica y financiera
del Perú y de todos los países en general viene a ser el incentivo y la promo
ción del ahorro, entonces, es necesario entender los alcances del mismo: en
un primer momento, desde un punto de vista económico privado, el ahorro
es un “no gasto” de una parte de la renta monetaria obtenida por el sujeto.
Desde la perspectiva macroeconómica, el ahorro está constituido por el vo
(497) Ver al respecto, C arrillo F lores, Fernando y P inzón S ánchez, Jorge. 1985. Sector fi
nanciero y delincuencia económica. Bogotá., cit., p. 209.
368 D erecho penal - Parte especial : T omo III
lumen de bienes y servicios que no han sido destruidos por el proceso ge
neral del consumo. El ahorro, pues, se mide en unidades monetarias, pero,
como no debe identificarse con el atesoramiento, o el consumo diferido, está
destinado a ser invertido en bienes y servicios en interés de la comunidad.
Se destina a la financiación de la inversión, de una forma directa, adquirien
do, por ejemplo, valores u otra clase de bienes, o indirecta, situándolo, por
ejemplo, en una cuenta de ahorro de un banco. En cuanto el dinero ahorra
do se invierte en bienes o servicios no consumibles, materializándose, por
ejemplo, en títulos-valores representativos de la inversión, se transforma en
bienes concretos, constituyendo el conjunto de éstos el concepto jurídico de
patrimonio.(498) Es por ello que frente a este esfuerzo realizado por los sujetos
que confían su capital en las entidades financieras, es obligación del Esta
do garantizar que sus depósitos e inversiones no se vean perjudicados por
malas prácticas implementando para ello normas de carácter administrativas
y sancionadoras, que pueden tomar lugar a través de una pena privativa de
libertad.
Con lo anterior, queremos destacar que instituciones como ios ban
cos financian una proporción significativa de los préstamos que conceden
por medio de los depósitos del público, lo que puede considerarse como la
principal explicación de la fragilidad del sector bancario y la justificación de
su regulación. Así también, los bancos prestan servicios únicos (liquidez y
medios de pago) al público en general. Sin embargo, el público no posee los
medios necesarios para evaluar la seguridad y la solidez de las instituciones
financieras.
Por otra parte, los bancos privados (los bancos comerciales) sumi
nistran un bien público (el acceso a un sistema de pago seguro y eficiente).
Estas dos razones, la protección de los depositantes y la seguridad y la efi
ciencia del sistema de pago, han justificado tradicionalmente la intervención
pública en las actividades bancarias(499).
Si bien las entidades que operan con los fondos del público son en su
mayoría corporaciones privadas, no es menos cierto que las diversas ope
(498) Ver al respecto, M onedero G il, Francisco. 1980. Una lección del derecho europeo: la
protección del ahorro. En: Revista española de financiación y contabilidad. Madrid.
Vol. X, N° 33., cit., p., 140; El ahorro se produce de forma voluntaria, pudiendo repre
sentar un auténtico sacrificio, si la renta del sujeto es baja, por lo que, a veces, muchos
no están dispuestos a ahorrar. Siendo el ahorro una necesidad para la comunidad o
sociedad en la que está inserto un sujeto determinado, pues un país en el que no se
ahorre no podrá nunca mejorar su situación.
(499) A zabache La T orre, Pedro. 2005. Aproximando la importancia del riesgo cambiario
crediticio en sistemas bancarios parcialmente dolarizados. Documentos de trabajo.
Ministerio de Economía y Finanzas. Lima., cit., p. 8.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 369
(50°) Vide, E iranova E ncinas, Emilio. 2004. La Responsabilidad penal por las operaciones
económicas de alto riesgo. España: Dykinson, cit., p. 18.
(501) E iranova E ncinas, Emilio. 2004. La Responsabilidad penal portas operaciones econó
micas de alto riesgo, cit., p., 24.
(5°2) |a p¡rámide cada persona que invierte dinero debe traer a otras y así sucesivamen
te de manera que los que entran nuevos pagan la rentabilidad de los anteriores. Pero
370 D erecho penal - Parte especial : T omo III
daño, no sólo económico, sino también moral, que será incluso más grave
que aquel, ante la frecuente impunidad de tales hechos, donde tiene lugar
una verdadera burla a la ley. Como contrapartida se produce un fácil enrique
cimiento de las personas que realizan los hechos tipificados en la ley, lo cual
va a desanimar al ciudadano correcto(503).
Dicho en otros términos: la necesidad de tutela penal ha de verse des
de un plano sistémico, en cuanto al correcto funcionamiento del orden finan
ciero, como apéndice fundamental del Sistema Económico, e individual, en
lo que se refiere a la protección de los ahorristas e inversionistas, quienes
depositan sus dineros, con la confianza de que no pierdan su poder adquisi
tivo así como el íntegro de su capital.
CONCENTRACIÓN CREDITICIA
Art. 244.- “El director, gerente, administrador, representante legal,
miembro del consejo de administración, miembro de comité de crédito
o funcionario de una institución bancaria, financiera u otra que opere
confondos delpúblico, que directa o indirectamente, a sabiendas, aprue
be créditos, descuentos u otrosfinanciamientospor encima de los límites
operativos establecidos en la ley de la materia, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de diez años y con
trescientos sesenta y cinco a setecientos treinta días-multa.
En caso de que los créditos, descuentos u otros financiamientos a que se
refiere elpárrafo anterior sean otorgados afavor de directores o trabaja
dores de la institución, o depersonas vinculadas a accionistas de lapropia
institución conforme a los criterios de vinculación normados por la Su
perintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fon
(503) B ramont-A rias Torres, Luís Alberto y G arcIa C antizano, María del Carmen. 2 0 0 0 .Ma
nual de Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 449.
372 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según la descripción típica del artículo 244° del Código Penal, el su
jeto activo del delito “concentración crediticia” debe guardar una calidad es
pecial para ser considerado por la norma penal, el calificativo exigido es que
tenga las funciones de director, gerente, administrador, representante legal,
miembro del consejo de administración, miembro de comité de crédito o fun
cionario de una institución bancaria, financiera u otra que opere con fondos
del público; de forma que hemos de catalogarlo como un delito «especial
propio»; se requiere, por tanto, que el autor cuente con alguna de las condi
ciones que se detallan en el articulado, de manera que los particulares solo
pueden ser penalizados a título de partícipes. No obstante, el último párrafo
de la referida norma sustantiva precisa que son sancionables los beneficia
rios de las operaciones crediticias, es decir, los clientes, cuyo comporta
miento se ajusta al de un «cómplice primario», que, según el artículo 25° del
CP, recibe la misma pena que el autor. Empero, en un orden jurídico-penal
donde imperan los principios de proporcionalidad y de culpabilidad, supone
que el cómplice ha de recibir una pena mitigada en relación con el autor; en
el presente caso, se acude a una mayor penalización, en base a un mayor
ejercicio de los fines de prevención general negativa.
La norma penal involucra en un primer nivel a las personas que mantie
nen vínculos de administración o representación de las entidades crediticias,
quienes que por teoría empresarial tienen deberes de diligencia, lealtad e in
formación frente a los usuarios y clientes del sistema, así como a la propia ins
titución a la cual es parte. El fundamento de la penalización radica en la situa
ción privilegiada del sujeto activo y su atentado contra el sistema financiero, lo
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 373
b. Sujeto pasivo
El sujeto pasivo viene a ser la sociedad, que involucra a todos los inte
resados en las operaciones de crédito, incluyendo al Estado como organiza
ción política, debido a los serios inconvenientes que la mala praxis en este
sector pudiese generar para el desarrollo del país; de modo que el primero
adquiere dicha condición de forma mediata, y el segundo de los menciona
dos, de forma inmediata.
Así podemos afirmar que la falta de transparencia y la inseguridad
jurídica del sistema crediticio generan incertidumbre sobre el futuro de las
inversiones, lo que contribuye a la reducción de la inversión y, por ende, de
las posibilidades de desarrollo.
Desde un análisis financiero podemos señalar que cuanto más con
centración crediticia existe hacia una determinada empresa (sea natural o ju
rídica), mayor es el riesgo que se está asumiendo, por ello la ley de la materia
establece el porcentaje máximo del patrimonio de una institución financiera
que puede prestarse, con el fin de precautelar el funcionamiento del sistema
financiero. Este riesgo, por lo tanto, da lugar a la pérdida crediticia que se
traduce en dinero no reembolsado en plazos y condiciones pactadas por los
prestatarios y gastos incurridos por la entidad al intentar recuperarlo.
c. Modalidad típica
El tipo penal exige para estos casos que el sujeto activo “apruebe cré
ditos, descuentos u otros financiamientos por encima de los límites operati
vos establecidos en la ley de la materia".
Como sabemos, en el ámbito financiero se realizan diariamente mi
llones de transacciones, de la más diversa índole, lo cual es el común de
<504) Vide al respecto; C arrillo F lores, Fernando y P inzón S ánchez, Jorge. 1985. Sector
financiero y delincuencia económica., cit., p. 212.
374 D erecho penal - Parte especial: T omo III
nominador del sector, pero sin embargo, para la legislación nacional, estas
conductas adquieren la condición de ilícitas cuando se burla las limitaciones
establecidas por ley (Ley General del Sistema Financiero), las cuales no es
tán encaminadas a interferir en las relaciones económicas, sino que buscan
prevenir fallas que el propio sistema podría generar.
El comportamiento típico importa una aptitud de menoscabo eco
nómico del patrimonio ajeno, es decir, de los fondos depositados por los
clientes de la entidad bancaria. De allí que podamos afirmar que la relevan
cia de este delito se representa en la posibilidad de quebranto o perjuicio
patrimonial, que pueda resultar de la realización de la conducta típica; por
tales motivos, hemos de convenir que se trata de un delito de peligro, pues
para dar por acreditada su consumación, no es necesario que se revele la
producción de un resultado lesivo, en cuanto a una merma en la reserva
patrimonial de la entidad financiera. Lo que es objeto de valoración por la
norma penal, es el disvalor del comportamiento, en cuanto a la aprobación
de créditos, descuentos u otros financiamientos por encima de los límites
operativos establecidos en la ley de la materia; el acento recae sobre una
conducta que genera un riesgo no permitido, de aptitud e idoneidad de le
sión al bien jurídico tutelado.
El objeto del Estado al legislar penalmente, la «Concentración Cre
diticia» está impulsada por la necesidad de controlar este riesgo crediticio
y garantizar que los beneficiarios de créditos, descuentos u otra operación
no se aprovechen de fondos ajenos y que puedan, en consonancia con lo
que establece la ley, acceder a una transacción y cumplir con sus propias
obligaciones de cara a futuro. En todo caso, que la entidad bancaria no
termine desprovista de fondos suficientes para poder cumplir con sus obli
gaciones jurídico-bancarias.
En ese sentido, los administradores y representantes de las entida
des financieras están en la obligación de realizar un riguroso análisis del
riesgo asumido al momento de otorgar por ejemplo un crédito o descuento,
puesto que tienen que tener en cuenta lo establecido por ley además de las
exigencias de la normatividad interna de cada institución.
En el caso del Derecho penal, interesan las primeras, puesto que las
demás establecen sus propios mecanismos de acción o dígase de regulación.
Esto permite conocer qué tan alto puede ser el endeudamiento del solicitante,
dadas sus condiciones y las condiciones del mercado en el que está solicitan
do su crédito. También le muestran cuáles podrían ser los escenarios futuros,
tanto los optimistas como los pesimistas, de poner en vitrina la verdadera si
tuación financiera de la empresa bancaria, en aras de que los consumidores
puedan optar por la elección más ventajosa a sus intereses.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 375
2. FIGURA AGRAVADA
El artículo 244° del CP, describe dos supuestos de hechos que son
calificados con una penalidad mayor al tipo base; estos son los siguientes:
(505) A zabache La Torre, Pedro. 2005. Aproximando la importancia del riesgo cambiado
crediticio en sistemas bancarios parcialmente dolarizados., cit., p., 8.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 377
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
El sujeto pasivo viene a ser la sociedad conformada por todos los in
teresados en las actividades de la entidad financiera; empero dicha cualidad
ha de verse en el Estado, que a través de los diversos estamentos públicos
ejerce el control y supervisión de las entidades bancadas y financieras.
c. Modalidad típica
<506) A título de ejemplo un activo muy líquido es un depósito en un banco que su titular
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 379
(5°8) Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional. 2006, cit., p. 16.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 381
COMENTARIOS
(5°9) Artículo incorporado por el art. 14° de la Ley N° 30050 del 26-06-2013.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 383
(517) Situación que requiere de una experticia, de un examen especial que así lo pueda
determinar.
(518) Vide, al respecto P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, T. I, cit.,
ps. 1045-1049.
(519) Artículo 27° de la PG del CP.
(52°) Partícipes serán todos aquellos que sin tener tal cualidad, aportan mediante una con
tribución importante y/o accesoria para el éxito del plan criminal.
(521) Pinedo Hidalgo, P.; Modificaciones normativas vinculadas a los delitos económicos:
TUO del Código Tributario y Ley de Promoción del Mercado de Valores.
(522) Así, como los adquirentes de valores o instrumentos financieros.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 387
(526) El delito tentado en esta modalidad del injusto, al constituir un tipo de peligro, no resul
ta jurídicamente admisible.
(527) Adecuado al nuevo CPP, será la formalización de la disposición de IP - artículo 336°.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 389
1. FUNDAMENTO DE LA INCRIMINACIÓN
El artículo 12° de la Ley 26702, prescribe que: “las empresas deben constituirse bajo la
forma de sociedad anónima, salvo aquéllas cuya naturaleza no lo permita. Para iniciar
sus operaciones, sus organizadores deben recabar previamente de la Superintenden
cia, las autorizaciones de organización y funcionamiento, ciñéndose al procedimiento
que dicte la misma con carácter general.
Tratándose de las empresas que soliciten su transformación, conversión, fusión o es
cisión, éstas deberán solicitarlas autorizaciones de organización y de funcionamiento
respecto del nuevo tipo de actividad".
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 391
Esta concepción es acorde con los principios básicos para una supervisión bancaria
efectiva, propuestos por el Comité de Basilea para la Supervisión Bancaria (1997).
Los principios relacionados al tema son:
Principio 2. Las actividades permisibles a instituciones que reciben una licencia y son
392 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según la redacción normativa del artículo 246° del CP, autor puede ser
cualquier persona, no requiere contar con determinada cualidad funcional;
precisamente, al operar al margen de la ley, debe tratarse de un extraneus.
Inclusive podrá serlo el Director de una entidad bancaria, que de forma clan
destina, y a título personal, se dedica a la captación habitual de recursos
económicos del público.
Dice el tipo penal que puede ser autor, aquel que opera directamente
con el ahorro de los particulares y aquel que - a nombre de otro-, realiza la
misma actividad. En esta última hipótesis, autor será tanto el autor inmediato
como el representado, cada uno será responsable por su propio injusto.
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
ciones que los soliciten. En lo que corresponde al artículo 246° del Código
Penal, centra su atención en los comportamientos de “captación” ilegal de
recursos del público.
Asimismo, a diferencia de los tipos penales anteriores -q u e el sujeto
activo tenía alguna característica especial-, la conducta reprochable puede
ser cometida por cualquier persona que, omitiendo las exigencias legales de
funcionamiento, ejerce directa o indirectamente captaciones de recursos del
público bajo la modalidad de depósito, mutuo o cualquier modalidad relacio
nada.
A diferencia de las entidades del sistema financiero formal, la actividad
financiera informal no está sujeta al tipo de regulaciones que dispone la le
gislación sobre la materia por lo que el perfil operativo e institucional de estas
actividades representan un gravísimo peligro para la estabilidad y desarrollo
del sistema financiero. Así, por ejemplo, sabemos que para las entidades
financieras formales es una exigencia obligatoria que los recursos obtenidos
del público a través de la captación no pueden ser utilizados en su totalidad
para la colocación; parte de este dinero se destina a lo que se denomina
encaje, mientras que lo que queda libre se utiliza para conceder préstamos.
El encaje es un porcentaje del total de los depósitos que reciben las institu
ciones financieras, el cual se debe conservar permanentemente.
El encaje tiene como fin garantizar el retorno del dinero a los ahorra
dores o clientes del banco en caso de que ellos lo soliciten o de que se le
presenten problemas de dinero a las instituciones financieras(530). De esta
forma, se disminuye el riesgo de la pérdida del dinero de los ahorradores.
En cambio, cuando la actividad de captación se realiza al margen de
las exigencias legales, es imposible garantizar el buen recaudo del capital
depositado por el público, razón por la cual el legislador peruano ha previsto
como conveniente sancionar penalmente este tipo de actividades.
Asimismo, bajo la lógica de que los “medios de comunicación social”
son sistemas de transmisión de mensajes que se difunden a un gran número
de receptores a través de diferentes técnicas y canales y que su importancia
reside en que hace posible la transmisión o transporte de un producto comu-
nicacional o mensaje(531), nuestra legislación prevé como agravante que el
(53°) En el Perú, la tasa de encaje esta regulada por el Banco Central de Reserva, y en los
últimos años esta tasa ha estado entre el 20% a 25 % en moneda nacional y entre 40%
y 45% en moneda extranjera.
(531) La comunicación puede definirse como un proceso mediante el cual un individuo (emi
sor) le transmite a otro (receptor) determinada información, a través de la palabra u
otro medio (canal) con un propósito determinado.
394 D erecho penal - Parte especial : T omo III
4. TIPICIDAD SUBJETIVA
Los bancos crean mediante el crédito sus propios recursos liberando a las empresas
y, en general a los agentes con necesidad de financiamiento de la obligación de
formar un ahorro previo. En ese sentido deben disponer de dinero central y retirar un
beneficio de la distribución de crédito. Estos dos elementos constituyen condiciones
permisivas de la distribución de crédito bancario, el primero permite al banco
satisfacer las necesidades de dinero central, surgidas del funcionamiento cotidiano
de la empresa bancaria, es decir, retiros de los clientes, mantenimiento de reservas
obligatorias y pagos a otros bancos; el segundo responde al objetivo esencial de la
firma bancaria: la generación de un beneficio. V elAzquez V adillo, Fernando. 2006.
Condiciones permisivas y factores limitativos de la oferta de crédito bancario. México:
Red Análisis Económico., p., 336
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 397
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Comportamiento básico
(537) Lamas P uccio, Lu ís . 1996. Derecho penal económico. 2da. Edición. Lima., p., 265.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 401
3. COMPORTAMIENTO AGRAVADO
6. TIPICIDAD SUBJETIVA
CONDICIONAMIENTO DE CRÉDITOS
A rt. 248.- “Los directores, gerentes , administradores o funcionarios
de las instituciones bancarias, financieras y demás que operan confo n
dos del público que condicionan, en form a directa o indirecta, el otor
gamiento de créditos a la entrega por parte del usuario de contrapres
taciones indebidas, serán reprimidos con pena privativa de libertad
no menor de uno ni mayor de tres años y con noventa a ciento ochenta
días-multan.
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según la descripción típica, autor sólo puede ser aquel que ostenta el
cargo de: «director, gerente, administrador o funcionario de las instituciones
bancarias, financieras y demás que operan con fondos del público»; por lo
que se trata de un delito «especial propio».
La pregunta sobre este aspecto, sería la siguiente: ¿Cómo quedaría la
participación de los extraneus, de los particulares quienes aceptan el con
dicionamiento del funcionario bancario, para que se les conceda el crédito
solicitado? Si bien son personas ajenas al Sistema Bancario, no es menos
cierto que su intervención también tiende a afectar el correcto funcionamien
to de dichas entidades; si es que el condicionamiento no ha tomado lugar
mediando un acto de violencia, amenaza o coacción, aquellos han de res
ponder penalmente a título de un «cómplice primario», pues actuaron con
dolo, contribuyendo con una contribución imprescindible para la realización
del tipo penal. Si mediaron los medios descritos, el particular estará exento
de responsabilidad criminal.
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
(539) Lamas P uccio, Luis. 1996. Derecho penal económico.cit., ps., 268-269.
(540) Vicie, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T.l cit.,
ps. 45 5 -4 6 0
406 D erecho penal - Parte especial : T omo III
agente, sabe que está participando en un negocio ilícito, por lo que no puede
ser víctima de dicho injusto, a lo más sería un delito de Coacción.
La «contraprestación indebida» ha de referirse al otorgamiento de una
ventaja patrimonial u de otra índole, v. gr., la obtención de un empleo para un
familiar; si esta es de naturaleza sexual, se daría la figura delictiva contenida
en el artículo 174° del CP. Si la contraprestación supone un acto nimio, de
escasa envergadura, faltaría la tipicidad objetiva por no haber sobrepasado
la conducta el «riesgo jurídicamente desaprobado».
3. TIPICIDAD SUBJETIVA
PÁNICO FINANCIERO
A rt. 249.- “El que a sabiendas produce alarma en la población propa
lando noticiasfalsas atribuyendo a una empresa del sistemafinanciero,
a una empresa del sistema de seguros, a una sociedad administradora de
fondos mutuos de inversión en valores o defondos de inversión, a una ad
ministradora privada defondos de pensiones u otra que opere confondos
del público, cualidades o situaciones de riesgo que generen el peligro de
retiros masivos de depósitos o el traslado o la redención de instrumentos
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 407
Ferro, Gustavo. 1994. Ajuste, reforma estructural y desarrollo de capitales, cit., p. 474.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 409
(5«) vid e al respecto, Parkin , Michael. 2007. Macroeconomía. 7ma. Edición. México., cit.,
p„ 446
(5«) |_a Ley de Bancos y Entidades Financieras de Bolivia establece en su Título Séptimo,
Capítulo I, Actividad Financiera Ilegal, Artículo 91°.- “Las personas individuales o
colectivas que por cualquier medio difundan información falsa acerca del sistema
financiero que induzca o provoque retiro masivo de depósitos de una o varias entidades
de intermediación financiera, induzcan a los clientes a no cumplir con los compromisos
financieros adquiridos dañando y/o deteriorando la imagen y estabilidad de una entidad
de intermediación financiera o del sistema financiero nacional, serán consideradas
como autores del delito de daño calificado previsto y sancionado por los artículos
198°,199°,232° y 358° del Código Penal. Se excluyen del alcance del presente artículo,
los estudios, análisis y opiniones de carácter científico que, con base a información
auténtica y verificable, estén orientados a evaluar o calificar el sistema financiero o sus
actores, buscando maximizar su eficiencia y desarrollo”.
<544) g n Brasil la Ley 7.492 de 16 de junio de 1986, define los crímenes contra el Sistema Fi
nanciero Nacional y establece otras providencias. En el artículo 3o, “Crímenes contra
el sistema financiero”, establece las penalidades aplicadas sobre divulgar información
falsa o perjudicialmente incompleta sobre instituciones financieras.
(54S) Dentro del ordenamiento penal colombiano, (Ley 599 de 2000) bajo el Titulo X Delitos
Contra el Orden Económico y Social, se encuentra expresamente consagrado el tipo pe
nal denominado “Pánico Económico”, artículo 302° que prescribe literalmente lo siguiente:
“El que divulgue al público o reproduzca en un medio o en un sistema de comunicación
público información falsa o inexacta que pueda afectar la confianza de los clientes,
usuarios, inversionistas o accionistas de una institución vigilada o controlada por la
Superintendencia Bancaria o por la Superintendencia de Valores o en un fondo de va
lores, o cualquier otro esquema de inversión colectiva legalmente constituido incurrirá,
por ese solo hecho, en prisión de dos (2) a ocho (8) años y multa de cincuenta (50) a
quinientos (500) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
En las mismas penas incurrirá el que utilice iguales medios con el fin de provocar o
estimular el retiro del país de capitales nacionales o extranjeros o la desvinculación
colectiva de personal que labore en empresa industrial, agropecuaria o de servicios.
La pena se aumentará hasta en la mitad, si como consecuencia de las conductas an
teriores se produjere alguno de los resultados previstos”.
410 D erecho penal - Parte especial: T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
Si bien podría decirse que de forma inmediata los agraviados son los
ahorristas e inversionistas, siguiendo las pautas reseñadas acápites anterio
res, ha de primar la idea del Estado como sujeto pasivo.
c. Modalidad típica
<546> v¡de al respecto, Ferro, Gustavo. 1994. Ajuste, reforma estructural y desarrollo de
capitales, cit., p. 474.
<547) A cevedo B lanco, Ramón. 1983. Manual de derecho penal.Edit. Temis.Bogotá., cit.,
P-, 412.
412 D erecho penal - Parte especial: T omo III
cuyos efectos pueden prolongarse a muy largo plazo en el tiempo; las cuales
no deben darse por acreditadas para dar por configurada la acción típica.
Si bien de la lectura de la legislación colombiana, se le considera como un
delito de peligro, al señalarse textualmente: “producir alarma”, también ha
de decirse lo mismo del artículo 249° del CP peruano, en la medida, que la
producción de la alarma lleva consigo la idoneidad y/o aptitud de la conducta
prohibida para generar un riesgo no permitido, por lo que se trata de un delito
de mera actividad. No confundamos la causación de efectos perjudiciales
en las inversiones y capitales de la entidad bancaria, con la producción de
un estado perceptivo y cognitivo (“alarma social”) entre la población; sólo el
primero implica un dato a saber en el marco de la antijuridicidad material.
Simplemente, si la información que se propala ante la colectividad, es en si
vaga, imprecisa e inocua por sus efectos, estamos ante un comportamiento
desprovisto de relevancia jurídico-penal; v. gr., un adolescente que divulga
una información en un portal de Internet, mediando términos inexactos y
sumamente inadecuados, no llegará a ingresar al ámbito de protección de
la norma.
Punto a saber importante, es que la información que se divulgue ante
el público debe ser «falsa», carente de toda veracidad, por lo que la pro-
palación de datos veraces, sobre la situación económica-financiera de una
institución financiera será una conducta atípica.
Segundo punto a saber, es que la propalación de la información pue
de ser realizada por cualquier medio de comunicación social; v. gr., radio,
televisión, periódicos, revistas, Internet; cuya única condición es que debe
ser receptado por un número indeterminado de personas. Si la información
se divulga ante una cantidad mínima de personas, cartas dirigidas estricta
mente a sus destinatarios, no se dará la figura delictiva en cuestión, pues al
ser recibida la información por pocos ciudadanos, no podrá hablarse de una
«alarma generalizada».
3. COMPORTAMIENTOS AGRAVADOS
5. TIPICIDAD SUBJETIVA
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
(552 )
Desde un punto de vista conceptual, es importante tener en cuenta que el riesgo de
crédito aparece al principio de la operación, cuando el prestatario recibe el dinero. La
morosidad es una realización ex post del riesgo de crédito.
(553 )
Importe de las correcciones valorativas por pérdidas reversibles en la cartera de
valores a corto plazo emitidas por empresa del grupo.
(554 )
Importe de las correcciones valorativas por pérdidas reversibles en la cartera de
valores a corto plazo emitidas por empresas multigrupo o asociadas.
(555 )
Importe de las correcciones valorativas por pérdidas reversibles en créditos a corto
plazo, concedidos a empresas del grupo. La estimación de tales pérdidas deberá
realizarse de forma sistemática en el tiempo y, en todo caso, al cierre del ejercicio.
(556 )
Importe de las correcciones valorativas por las pérdidas reversibles estimadas en
crédito a corto plazo concedidas a empresas multigrupo y asociadas.
(557 )
Importe de las correcciones valorativas por pérdidas reversibles en la cartera de
valores a corto plazo emitidos por sociedades que no tienen la consideración de
empresas del grupo, multigrupo o asociadas.
(558 )
Importe de las correcciones valorativas por las pérdidas reversibles en créditos del
subgrupo.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 419
Estos factores son los siguientes: provisiones por riesgo de crédito; estructura y asig
nación de capital; pruebas de tensión, suficiencia y mantenimiento de capital; organi
zación, gestión y control interno, incluyendo riesgos importantes no considerados en
la suficiencia de capital; gobierno corporativo y dirección; transparencia financiera y
disciplina de mercado.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 421
1. FUNDAMENTOS DE LA INCRIMINACIÓN
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
Es de verse que el artículo 251° del CP sanciona hasta con dos años
de pena privativa de la libertad, cuando se utiliza un crédito promocional ha
cia actividades distintas a las que motivó el crédito; vendría a constituirse en
una Malversación de créditos cometidos por particulares.
Del contenido de la referida norma se aprecia que el sujeto activo pue
de ser cualquier persona (siempre y cuando se encuentren dentro de las ca
424 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(560) Párrafo final incorporado por el Artículo 14 de la Ley N° 30050, publicada el 26 junio
2013.
426 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. ESBOZO PRELIMINAR
El CP, al tiempo de su promulgación, supuso un ideario punitivo no
vedoso, en medida que habría de incluir nuevos bienes jurídicos -objeto de
protección-, distintos a la tradicional concepción individualista, producto de la
nueva estructura de la sociedad y de los sistemas que la dinamizan; de modo
que se incluyeron comportamientos típicos susceptibles de lesionar y/o poner
en peligro intereses jurídicos meta-individuales, dígase colectivos, teniendo
como plataforma los fundamentos que se desprenden de un Estado Social
y Democrático de Derecho. En tal mérito, tuvieron acogida aquellos injustos
que atentan contra el Orden Económico y, en encuadrados en un sub-siste-
ma el Orden Financiero y Monetario.
Como hemos tenido oportunidad de analizar a lo largo de estas ti
tulaciones, se penalizan en el glosario normativo, aquellas conductas que
atentan contra los principios básicos y esenciales de una Economía Social
de Mercado así como aquellas que perturban y afectan el correcto funciona
miento del Orden Bancario y Financiero, desde un baremo de subsidiariedad
y de ultima ratio del Derecho Penal.
En el marco de las continuas reformas político criminales, el legislador
es proclive a la formulación de nuevos tipos penales, que muy raramente,
se ajustan al orden sistemático que debe regir en cualquier cuerpo legal.
Con ello, pretendemos destacar que la incorporación del artículo 251 °-A al
CP vía el Decreto Legislativo N° 861(561) del 22 de octubre de 1996 («Abuso
de Información Privilegiada»), hace alusión a una esfera de actuación muy
particular y específica, que no se condice con el resto de figuras delictivas
contenidas en el Título X del CP, al referirse al «Mercado Bursátil»,
concretamente la Bolsa de Valores, aquel lugar donde concurren los agentes
de intermediación, a efectos de concretar una serie de transacciones
bursátiles, mediando la cotización de acciones, título nominales, etc.
Con propiedad podemos decir, que el tipo penal del Abuso de
Información Privilegiada, tiene que ver con una específica actuación de
agentes que realizan funciones complejas, dada la naturaleza de las
actividades económicas que rigen su funcionamiento; por lo que hubiese
sido mejor, su ubicación en un apartado especial, conjuntamente con los
2. BIEN JURÍDICO
De plano hemos de negar que el bien jurídico se corresponda con el
concepto del Orden Financiero, por los argumentos antes esbozados, de
manera que hemos de identificar el ámbito de protección del artículo 251 °-A,
seguido por criterios de delimitación con la infracción administrativa, que se
desprende del Decreto Legislativo N° 861.
En efecto, con la sanción del presente delito, podemos decir, que el
Mercado de Valores es doblemente tutelado por el Derecho Público sancio
nados tanto por el Derecho Administrativo sancionador como por el Derecho
penal. Empero, la intervención del derecho punitivo, debe obedecer a funda
mentos precisos de orden material, amén de cautelar el principio de ultima
ratio.
En la presente hipótesis, estamos ante una manifestación de los deli
tos «Socio-Económicos», cuya materialidad detenta un doble plano a saber:
primero, un marco supra-individual y, segundo, intereses individuales de or
den patrimonial. Aspecto en cuestión que incide en la naturaleza jurídica de
esta figura delictiva, en el sentido de si es un delito de resultado o de peligro
concreto, asunto en discusión que será dilucidado más adelante.
El artículo 16°-A de la LMV, incorporado por la Ley N° 27649 del 23 de
enero del 2002, dispone que las personas inscritas en el Registro que actúan
(564> Ruiz R odríguez, L.R.; El Abuso de Información Privilegiada en Derecho Español. En:
La Regulación Penal del Mercado de Valores. Editorial Librería Portocarrero, junio del
2001, cit., p. 94.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 429
(565) M artInez-B ujan P érez, C.; Comentarios al Código Penal. Vol. III, cit., p. 1382.
(566) El mismo autor, escribe que el bien jurídico de la necesaria transparencia del mercado
de valores se configuraría como una mera abstracción conceptual, que englobaría
una colectividad difusa integrada por el conjunto de libertades de disposición y
de patrimonios de ios sujetos individuales participantes en el mercado de valores;
Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 583.
(567) Ruiz R odríguez, L.R.; El Abuso de Información Privilegiada..., cit., ps. 101-102.
430 D erecho penal - Parte especial : Tomo III
3. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
ponderando sus intereses sobre los del tenedor de la información no pública; El Abuso
de Información Privilegiada..., cit., p. 102.
432 D erecho penal - Parte especial : T omo III
b. Sujeto pasivo
diez por ciento (10%) o más del capital del emisor o de los inversionis
tas institucionales; y,
d) El cónyuge y los parientes hasta el primer grado de consanguinidad de
las personas mencionadas en los incisos precedentes.
Así también se encuentra regulado una extensión de presunciones
en el artículo 42°, habiéndose establecido que -salvo prueba en contrario-,
para efectos de la presente ley se presume que tienen información privilegia
da, en la medida que puedan tener acceso al hecho objeto de la información,
las siguientes personas:
a) Los socios y administradores de las sociedades auditoras contratadas
por el emisor;
b) Los accionistas, socios, directores, administradores y miembros de los
Comités de Clasificación de las clasificadoras, así como los integran
tes de la Comisión Clasificadora de Inversiones a que se refiere el
Decreto Ley N° 25897;
c) Los administradores, asesores, operadores y demás representantes
de los agentes de intermediación;
d) Los miembros del consejo directivo, gerentes y demás funcionarios de
las bolsas y entidades responsables de la conducción de mecanismos
centralizados;
e) Los directores y funcionarios de las instituciones encargadas del con
trol o supervisión de emisores de valores de oferta pública o inversio
nistas institucionales, incluyendo CONASEV, la Superintendencia y la
Superintendencia de Administradoras Privadas de Fondos de Pensio
nes;
f) Los directores, gerentes y demás funcionarios de las instituciones de
compensación y liquidación de valores;
g) Los dependientes que trabajen bajo la dirección o supervisión directa
de los directores, gerentes, administradores o liquidadores del emisor
e inversionistas institucionales;
h) Las personas que presten servicios de asesoría temporal o permanen
te al emisor vinculadas a la toma de decisiones de gestión;
i) Los funcionarios de las instituciones financieras que estén a cargo de
los créditos a favor del emisor;
j) Los funcionarios del emisor y de los inversionistas institucionales, así
como de sus sociedades vinculadas; y,
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 437
De acuerdo al tenor del artículo 251 °-A del Código Penal, el uso indebi
do de información privilegiada constituye un delito contra el sistema financiero
y además se caracteriza por su afectación difusa, por ende, constituiría un de
lito de peligro, puesto que la difusión de la información puede generar un serio
riesgo para el funcionamiento y normal desarrollo del sistema financiero. Sin
embargo, según se puede ver de la descripción típica, parece que el legislador
otorgó una mayor preponderancia a los intereses patrimoniales de los comi
tentes, al condicionar la punición de la conducta a la obtención de un beneficio
o la evitación de un perjuicio económico. Con ello, se aparta de la estructura
natural de aquellos injustos que atacan bienes jurídicos supra-individuales,
cuya tipificación toma lugar a partir de la imagen de los tipos de peligro.
(577) Vide, al respecto A lcalde R odríguez, E.; 2000. Uso de información privilegiada: Algu
nas consideraciones sobre el sentido y alcance de la prohibición en relación con su
sujeto, objeto y sanción. En: Revista chilena de derecho. Vol. 27 N° 1., cit. p., 13.
<578> Vide, al respecto A lcalde Rodríguez, E.; 2000. Uso de información privilegiada: Algu
nas consideraciones sobre el sentido y alcance de la prohibición en relación con su
sujeto, objeto y sanción, cit., p., 13.
(579) Así, G onzález Rus, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 818; Valle M uñiz, M. y
otro; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. II, cit., p. 868.
(5 8 °) Vide al respecto, R odríguez,R incón y C alderón. 2006. Temas de derecho financiero
contemporáneo. Universidad de Rosario., cit., p. 468.
440 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(581) G onzález R us, J.J.; Delitos Socioeconómicos (VIII), cit., p. 820; Así, M artInez-B ujan
P érez, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 585.
(582) M artInez-B ujan P érez, C.; Comentarios al Código Penal, Vol. III, cit., ps. 1387-1388.
(583) Vide al respecto, R odríguez, R incón y C alderón. 2006. Temas de derecho financiero
contemporáneo, cit., p. 469.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 441
4. AGRAVANTE
Dentro de los alcances del artículo 251 °-A del CP, se ha incorporado
como una agravante, cuando el sujeto activo del delito de uso de información
privilegiado tiene la condición de: «director, funcionario o empleado de una
Bolsa de Valores, de un agente de intermediación, de las entidades supervi-
soras de los emisores, de las clasificadoras de riesgo, de las administradoras
de fondos mutuos de inversión en valores, de las administradoras de fondos
de inversión, de las administradoras de fondos de pensiones, así como de
las empresas bancadas, financieras o de seguros».
Según los presupuestos descritos en el segundo párrafo del tipo penal,
los directores, funcionarios o empleados de las referidas entidades tienen
el deber de guardar estricta reserva con relación a la información de carác
ter reservado que éstos poseen. Es ahí nuestro cuestionamiento propuesto
en las líneas preliminares, de que el círculo de autores debió restringirse
a todos aquellos que operan dentro del mercado bursátil, los agentes de
intermediación y todos aquellos que negocian valores bursátiles, pues preci
samente dicha actuación funcional les permite acceder a la llamada «Infor
mación Privilegiada». Ellos se constituyen en «Garantes» de los intereses
patrimoniales que representan en la Bolsa de Valores, de actuar con lealtad
y la debida providencia, de cautelar los legítimos intereses de los comitentes,
conforme se desprende de la LMV.
La pena agravada adquiere razón de ser, cuando se vulnera el deber
fidelidad para con la entidad a la que represente o forma parte, y ésta opera
cuando la manutención de la pertinente reserva pueda perjudicar los intere
ses de propia institución a la que pertenece. No sólo importa la infracción de
los deberes de lealtad, sino también, un típico caso de «prevalimiento funcio
nal», que revela el plus de disvalor del comportamiento prohibido.
Con arreglo a los criterios generales que rigen el marco de los delitos
socio-económicos, el delito contenido en el artículo 251-A habría de ser ca
talogado como un delito de peligro, en mérito a la naturaleza supraindividual
del bien jurídico objeto de tutela; sin embargo, el legislador no optó por dicha
técnica legislativa, al haber supeditado la perfección delictiva a un resultado
de materialidad: de «obtener un beneficio o de evitarse un perjuicio econó
mico para sí o para un tercero»(584). De modo que si dicho resultado material
En la doctrina española, acontece toda una discusión dogmática sobre esta temática,
en cuanto a la obtención del beneficio y la causación del perjuicio en 75 millones de
pesetas, si es que se trata de una condición objetiva de punibilidad o de resultado ma-
442 D erecho penal - Parte especial : T omo III
El dolo debe de abarcar todos los elementos constitutivos del tipo penal,
no sólo de usar indebidamente una Información de naturaleza reservada,
sino también de perseguir la obtención de un beneficio o la evitación de
un perjuicio económico. No se trata, por tanto, de un elemento subjetivo
de naturaleza trascendente (“ánimo de lucro”(586)), no importa un propósito
ulterior, sino que la finalidad esta ya inserta en el dolo.
Se admite la penalización del comportamiento prohibido a título de
«dolo eventual», como conciencia del riesgo típico; quien usa una Informa
ción Privilegiada en el mercado bursátil, sabe perfectamente que ello le re
portara una ventaja económica indebida.
(587)
Conceptualización desarrollada en el artículo 4 o de la Resolución S M V N° 005-2012-
SMV/01 del 27 de febrero del 2012.
444 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. ANÁLISIS INTRODUCTORIO
hace ver como atractiva, justamente por la utilidad que se puede recibir, de
comprar acciones a un precio muy bajo y, luego de escaso tiempo éste se
eleve de forma significativa.
Si esto es así, y si el mercado bursátil constituye un sub-sistema de
primer orden en la esfera económica, en un mundo de los negocios, donde
la proliferación de la actividad empresarial generadora de gran rentabilidad,
motiva la participación de muchos inversionistas en dicha esfera, es lógico
que el Estado no puede mantenerse pasivo ante tal realidad, y si ésta a su
vez promueve el desarrollo empresarial, por tanto el económico, es lógico que
el Estado haya de intervenir a través de concretas normativas, desde varios
frentes: uno, el Derecho bursátil, definiendo los parámetros sobre los cuales
deben operar las personas autorizadas a actuar en el mercado de valores y,
las personas vinculadas al proceso de inversión de inversionistas institucio
nes, determinando una serie de prohibiciones, tal como se advierte del artículo
12° del TUO de la LMV (DS N° 093-2002-EF) y, dos a través de los brazos
portentosos del Derecho penal, conforme se aprecia del presente tipo penal.
2. BIEN JURÍDICO
<591) Nación.com Al día. Ayansi Rojas Chan (Penalizan la Manipulación de precios del mer
cado).
(592 ) Nación.com Al día, Ayansi Rojas Chan (Penalizan la Manipulación de precios del mer
cado).
(593> Figura similar, pero bajo otros conceptos encontramos en el artículo 317° del CP co
lombiano - “Manipulación fraudulenta de especies inscritas en el registro nacional de
valores e intermediarios.
(594) Supuesto parecido del injusto lo identificamos en el artículo 309° del CP argentino -
«Manipulación de valores negociables».
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 449
pío, que el alza del precio de cierre -causado por un afán manipulador- será
normalmente leído por el mercado como “buenas noticias” (sobre la base de
la confianza en la valencia informativa del precio), lo que a su turno invitará
a nuevos participantes a comprar el título, con la consiguiente alza sucesiva
del precio; y con el consiguiente incremento del riesgo de que el manipulador
alcance su propósito(595)*. Si en el mercado bursátil se maneja información de
relevancia, uno de estos será la supuesta rentabilidad que está experimen
tando las acciones de una determinada empresa, por lo que está deforma
ción de la verdad, hará que ciertos inversionistas hagan un mal negocio, y a
su vez, que otros se beneficien de forma indebida.
(595 )
Londoño M artínez, F.; Ilícito de Manipulación Bursátil: fenómeno y lesividad. Aspectos
de política sancionatoria, Política criminal, vol. 8, Santiago, 2013, cit., p. 9.
(596 )
Artículo 1o de la Ley N° 29660.
(597 )
Máxime, cuando el tipo penal describe una conducta muy específica, que es la' de
realizar transacciones susceptibles de incidir en la cotización de los valores o instru
mentos financieros.
(598 )
Las sociedades agentes de bolsa y las sociedades intermediarias a que refiere la
LMV.
(599 )
De fondos, fondos mutuos y las sociedades administradoras de fondos de inversión.
(600 )
Administran recursos de terceros, que van a ser destinados a la inversión en valores
de oferta pública.
(601 )
A más detalle ver artículo 1o del DS N° 093-2002-EF.
450 D erecho penal - Parte especial: T omo III
a. 1. N o rm a p e n a l e n b la n c o
<608> Q uintero O livares, G.; Manual de Derecho Penal. Parte General, cit., p. 65.
(609) R amos Tapia, Ma. I.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 418.
<61°) Vide, al respecto, R eaño P eschiera, J.L.; La criminalización de transacciones bursáti
les con información privilegiada: el delito de ¡nsidertrading, cit., p. 16.
(611) Es por eso, que el Derecho penal no puede renunciar a construir sus propios concep
tos, no es que no deba tomar en cuenta las definiciones del Derecho privado o del
Derecho administrativo, sino que no puede seguir con rigurosidad sus elementos de
conceptualización, considerando que los fines que inspira la actuación de cada parce
la del ordenamiento jurídico, son en esencia distintos.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 453
(612) H ernández Q uintero, anota que (...) en ocasiones el legislador, con el objeto de con
cretar los esquemas objetivo formales de la conducta que quiere sancionar, debe acu
dir en la descripción de la norma a la utilización de expresiones cuya interpretación
requiere juicios de valor, bien de contenido jurídico o extrajurídico, conocidos ordina
riamente como ingredientes normativos; Delitos contra el Sistema..., cit., p. 262.
(613 )
Artículo 40° de la LMV.
454 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(614) Según la Ley N° 29660, “transacciones ficticias” serán aquellas en las cuales no se
produce una real transferencia de valores o instrumentos financieros, de los derechos
sobre ellos u otras semejantes; o aquellas en las que, aun habiendo una transferencia
efectiva de valores o instrumentos financieros, no se produce el pago de la contra
prestación; Así, H ernández Q uintero, al señalar (...) es que efectivamente, ejecute
operaciones, tratos, convenios o negocios sobre una acción, valor o instrumento (...);
Los Delitos contra el Sistema..., cit., p. 260.
(615) Anayasi Rojas Chan (ibid).
(616) En la legislación colombiana, como lo destaca H ernández Q uintero, para que el ilícito
se perfeccione (...) este ingrediente se refleja en la intención de producir una apariencia
de mayor liquidez respecto de determinada acción, valor o instrumento inscrito en el
Registro Nacional de Valores o intermediarios o en la intención de alterar la cotización
456 D erecho penal - Parte especial : Tomo III
4. CONCLUSIONES
El recogimiento normativo del tipo penal de «Manipulación de precios
en el Mercado de Valores», responde a una descripción actual de la socie
dad, que se mueve bajo coordenadas distintas a la de tiempos atrás, donde
el mundo de los negocios viene a diversificarse en ámbitos muy específicos,
como el mercado bursátil. Situación que generó en el país la dación de una
frondosa normatividad administrativa, cuya especificidad pretende penetrar
en este compleja materia, cuya acusada relevancia, se manifiesta en la iden
tificación de un bien jurídico -digno y merecedor de tutela punitiva-, propi
ciando la intervención del Derecho penal, a través de la inclusión del artículo
251-B en el listado delictivo.
La pregunta sería lo siguiente: ¿Resulta legítimo que intervenga el de
recho punitivo, en esta sub-esfera del sistema económico? consideramos
que sí, en la medida que se adviertan conductas que entrañen una alta dosis
de desvalor, llevado al plano de la tipicidad penal, ha de significarla falsedad
en que puedan actuar los agentes de intermediación (representantes de so
ciedades administradoras e inversionistas institucionales), respecto a la ofer
1. CONSIDERACIONES GENERALES
En este acápite de la criminalidad, subrayamos que el Sistema Econó
mico cuenta con una serie de Sub-Sistemas, entre éstos, no sólo el Orden
Financiero ocupa un lugar de relevancia, pues aparece también el «Orden
Monetario», como bien jurídico -m erecedor de tutela penal-.
Una innovación en el CP de 1991, tal como se declara en la Expo
sición de Motivos, cuando se declara lo siguiente: “(...) Se traslada a este
Título las figuras ubicadas en el Código de 1924 bajo el de Falsificación
de Moneda e introduce algunos tipos legales relacionados con situaciones
que atenían contra el orden monetario establecido por la propia Constitu
ción Política. Nuestra norma fundamental establece que la Ley determina
el sistema monetario de la República y que el Banco Central de Reserva
cumple por delegación del Estado las tareas de emitir billetes y acuñar mo
nedas, además de regular la moneda, defender la estabilidad monetaria y
administrar las reservas internacionales”.
Al denominarse en el CP de 1924 como «Falsificaciones de Mone
da», importa la nueva rotulación penal una valoración jurídico-penal distin
ta, a partir de un doble baremo a saber: primero, que las falsificaciones de
este medio de pago (monedas y billetes) recae sobre un objeto específico,
ajeno al objeto material que se desprende de aquellos injustos que atacan
la Fe Pública, mereciendo una tipificación penal autónoma e independien
te, y segundo, de que las agresiones antijurídicas que toman lugar en el
tráfico documental se basan esencialmente en un plano “falsificador” y no
en otros tipos de terrenos del injusto típico, tal como se contiene de las
diversas figuras delictivas glosadas en el Capítulo II del Título X de la codi
ficación punitiva.
460 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(620) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 947.
(621) Ante la pretensión de proteger un bien jurídico a través del Derecho penal se plantea
la pregunta de cómo ha de asumirse dicha función tutelar. No podemos decir raya
namente que aquél que no respete los bienes jurídicos debe ser castigado, como
una respuesta reactiva ante una determinada conducta. Debemos antes aclarar cuál
es la conducta peligrosa que el sujeto debe realizar frente al bien jurídico protegido
para que aquél sea sancionado penalmente, es decir, merecedor y necesitado de
pena. Este camino nos lleva a encontramos directamente con cuestiones referidas
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 461
a la estructura del delito, consideraciones de orden político criminal que han de ser
concatenadas con aspectos en puridad dogmáticos.
Toda economía de mercado, en si dinámica, muestra necesariamente cierto grado
de inestabilidad y de cambios estructurales paulatinos. El desafío que se plantea a
los responsables de la formulación de políticas es reducir esa inestabilidad al mínimo
sin reducir la capacidad del sistema económico de elevar los niveles de vida median
te una mayor productividad y eficiencia y la consiguiente generación de fuentes de
trabajo. La experiencia ha demostrado que los países que tienen las tasas más altas
de crecimiento, el mayor nivel de empleo y la menor inestabilidad económica aplican
políticas macroeconómicas (fiscal, monetaria y cambiaría) adecuadas. Todo ello supo
ne políticas monetarias ha ser formuladas a corto y mediano plazo, de modo que los
virajes en la política gubernativa no afecten las metas planteadas.
462 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(623) M orillas C uevas, L.; 2005. Falsedades I. Falsificación de monedas y efectos timbrados.
En: Derecho penal Español: Parte especial. Coord. Cobo del Rosal, M., cit., p, 210.
(624) C astillo Dávila, M.; 1985. Op.cit., p., 39.
(625) C arrillo F lórez, F.; y P inzón S ánchez, J.; 1985. Sector financiero y delincuencia econó
mica. Bogotá, cit., p., 4.
<626) C arrillo F lórez, F.; y P inzón S ánchez, J.; 1985, cit., p., 4.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 463
(627) Bajo F e r n á n d e z y S uárez G o nzáles. 1993. M anual de derecho penal. Parte especial.,
cit., p., 651.
464 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
(63°) p EÑA C abrera, R.; Nuevo Código Penal Comentado. 2da. Edición. Editorial San
Marcos, Lima, cit., p. 277.
(631) Así, C reus, C., en el caso del artículo 282° del CP argentino; D erecho Penal. P arte
Especial, T. II, cit., p. 376.
466 D erecho penal - Parte especial : T omo III
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
al público, con el fin de sustituirla; cada vez se perfecciona más este delito,
fabricándose billetes que se asemejan mucho a los originales, permitiendo
una circulación más fluida de los mismos. En este caso, falsificar moneda, lo
que es igual a hacerla o fabricarla ilícitamente, en razón que el sujeto activo
no tiene concebidas tales facultades, de tal modo que lo elaborado parezca
la moneda expedida por las autoridades competentes; pues si esta es burda
e inocua no tendrá el impacto que se busca por sus agentes.
Al respecto, cabe precisar que la moneda falsificada no debe detentar
una similitud y apariencia suficiente de originalidad, pues basta su fabricación
por infeliz que sea, para que se de por configurado el delito(633). Sólo aquella
imitación groseramente inidónea estará fuera del ámbito de punición(634). Si
condicionamos la tipicidad penal de la conducta a su efectiva idoneidad,
estaríamos generalizando equívocamente la percepción del hombre medio,
pues no todos poseen ciertos conocimientos para advertir la falsificación de
un billete, que no es una copia fiel del original. Al respecto, C a r r a r a habló
de “expendibilidad”, en el sentido de que la imitación alcanza un grado de
perfeccionamiento suficiente como para que el público en general la tome
como verdadera, sin que se requiera que la semejanza con la moneda
legítima sea tal que haga incurrir en engaño aun a los técnicos(635).
Es clásica en este sentido la definición, falsedad es todo “mudamien
to de la verdad”. Tal idea vulgar de lo falso no es relevante para el Derecho
Penal, porque no se castigan todas las mentiras o, en otras palabras, porque
la mentira en sí misma es impune. Todos los tipos de falsedad, dentro de su
variedad, presentan un elemento común: el bien jurídico lesionado a cuya pro
tección se encaminan, es la denominada fe pública, concepto que conecta con
la confianza que los ciudadanos depositan en símbolos (objetos, documentos,
signos, etc.), representativos de ciertas realidades que son relevantes para el
ordenamiento jurídico.
La falsificación de moneda presupone la existencia de un modelo o
signo oficial de moneda, genuino u original, es decir, una moneda de ciertas
características determinadas oficialmente. Para falsificar moneda es nece
saria la existencia de un modelo preconstituido. La acción del sujeto se ve
limitada a imitar dicho modelo, ya que él no puede elegir libremente el objeto
<633> De posición contraria es FontAn Balestra, al señalar que es preciso, que la moneda
falsificada pueda pasar por verdadera, pues la falta total de idoneidad para ello excluye
la idea que da el concepto de falsificación; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 952.
(634> Vide, al respecto, C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 376.
(635) vide, al respecto, H ernández Q uintero, H.; Falsedad monetaria. En: Lecciones de
Derecho Penal. Parte Especial. Universidad Externado de Colombia, 2006, Bogotá-
Colombia, cit., p. 857.
468 D erecho penal - Parte especial : T omo III
valioso que va a producir; por el contrario, debe imitar los símbolos a los
cuales la ley acuerda un valor preestablecido; en definitiva, debe copiar algo
existente.
Por eso se justifica la posición de la doctrina italiana, que había sostenido
la particularidad del delito de falsificación de moneda, haciendo notar las
diferencias existentes en cuanto a los demás documentos, aun cuando la
base sea la misma, esto es, la contradicción con la verdad, especialmente
teniendo en cuenta la entidad del daño. Es que la frecuencia en el traspaso
de la propiedad, en el caso de la moneda va sujeta al hábito que depende
de la celeridad y a la multiplicidad de las contrataciones, cuyas notas hacen
que exista un número indefinido de personas dañadas por la falsificación de
moneda, marca la diferencia con respecto a las demás falsificaciones(636).
La falsificación monetaria integra en su concepto todos los medios re
presentativos de valor económico que tienen curso legal para considerarse
como tal y que son tanto los billetes de banco como las monedas metálicas,
así como los similares de otros países.
Ahora bien, la autenticidad de toda moneda debe preservarse para
asegurar la estabilidad y certidumbre de cualquier sistema económico na
cional; ningún Estado puede sentar las bases de su desarrollo económico y
con ello la de todos los aspectos de su desarrollo social, sino a partir de un
sistema monetario que se constituya como el factor central de una unidad
de moneda que tenga curso absoluto y confiable, para permitir cualquier
tipo de transacción lícita que intercambie los valores económicos entre los
diferentes agentes de la vida social y económica de un país. Por ello, la exis
tencia y la circulación de la moneda deben protegerse mediante reglas que
establezcan sanciones para las conductas que la afecten y considerarlas
como una actividad antisocial que merezcan penas corporales suficientes,
tomando en cuenta que la prisión, que es la mayor sanción que admite nues
tra legislación ordinaria, siempre lleva por objeto conseguir la ejemplaridad y
disuadir a terceros de la realización futura de mismas conductas, entre otras
finalidades.
La falsificación de la moneda o del billete, puede adquirir otra configu
ración típica, conforme es de verse del segundo párrafo del articulados, al
haberse dispuesto lo siguiente: “El que falsifica billetes o monedas separan
do el anverso y el reverso de los auténticos, superponiendo sus fragmentos,
recurriendo al empleo de disolventes químicos, usando los fabricados por
otros países, recurriendo a aleaciones distintas o valiéndose de cualquier
otro medio que no fuere de producción masiva”; quiere decir que, en este
D onna, E.;2004. D erecho pe n a l - P arte especial. Tomo IV. Buenos Aires., cit., p., 32.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 469
(639) p EÑA C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 394.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 471
(64°) F ontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 953.
(641) En contra F ontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 954; C reus, C.;
Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 377.
472 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
Según la estructuración típica del artículo 253° del CP, autor a efectos
penales puede ser cualquier persona, es decir, no se requiere la presencia
de un elemento especial de punición. Todos aquellos que intervengan en la
ejecución típica, contando con el dominio del hecho, han de ser reputados
“autores”, quienes sólo suministren de ciertos elementos para la alteración
del billete o de la moneda, han de ser responsabilizados a título de “cómpli
ces” (primario o secundario).
Puede darse un Concurso Real con el artículo 252° del CP; v. gr., quien
elabora monedas falsificadas y, a su vez altera, el valor de un billete auténti
co, mediando un superior numerario.
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
(6«) Cfr., Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 956; C reus, C.;
Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 379.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 473
1. ANÁLISIS PRELIMINAR
A partir de principios de siglo XXI, la falsificación de moneda ha ad
quirido una gran importancia en el orden internacional. La frecuencia de los
viajes y de las transacciones mercantiles entre los más diversos países, con
el consiguiente tráfico fiduciario, ha hecho necesaria una eficaz garantía de
la moneda, que sólo puede lograrse mediante acuerdos internacionales. Con
(643> Así, C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., ps. 379-380.
476 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
(646) Así, F ontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 954.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 479
(647) F ontán Balestra, C.¡ Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 955; En opinión de C reus,
circular abarca tanto la conducta del que pone en circulación la moneda, como la del
que sigue haciendo circular la moneda que ya esta en circulación; Derecho Penal.
Parte Especial, T. II, cit., p. 381.
(®48) M oreno, R.; El Código Penal y sus antecedentes. Buenos Aires., cit., p. 375; En base a
estas ideas la doctrina posteriormente ha dicho que esta acción es la de hacer entrar,
de cualquier forma -incluso legal y por ende por cualquier medio -por envío o llevándola
personalmente-, la moneda falsificada al territorio de la Nación o a un lugar sometido
a su jurisdicción. Por ello la doctrina ha señalado que tanto la introducción, expedición
y puesta en circulación constituyen posibilidades ulteriores a la falsificación misma;
vienen a ser una especie de terminación del delito de falsificación.
(649> M orillas C uevas, L.; 2005. Op.cit., p, 217.
480 D erecho penal - Parte especial : T omo III
que el tipo penal no lo exige y cabe imaginar hipótesis, como la del individuo
que conoce un lugar en el extranjero donde hay monedas falsas ocultas, se
hace con ellas y las introduce al país, donde se da la conducta atípica sin
que haya acuerdo. Por el contrario, Q u e r a l t requiere, por la naturaleza de
las cosas y la interpretación sistemática, la necesaria connivencia con los
falsificadores materiales(650).
En el caso peruano, la norma penal no exige mayor exigencia que el
conocimiento del sujeto activo de que las monedas son falsificadas o altera
das por terceras personas.
Además, expender o distribuir son formas de poner en circulación la
moneda falsificada, alterada o introducida, de incorporarla al tráfico fiducia
rio, por persona distinta del falsificador, del alterador y del introductor. En
legislaciones como la española, se exige la connivencia de los falsificadores
o alteradores; en el Perú, es suficiente el conocimiento de que la moneda a
la que le da salida no es auténtica. La expendición o la distribución realizada
por el falsificador, el alterador o el introductor, como es lógico, es un acto co
penado impune(651).
En España, la conducta de transportar también ha de llevarse a cabo
en connivencia con el falsificador, el alterador, el introductor o el exportador;
puesto que de no existir tal connivencia, el transporte de moneda falsa o alte
rada, será atípico, pero puede constituir complicidad necesaria o no en este
delito. Sin embargo, en nuestra legislación es suficiente que se determine
que el transportista conocía que trasladaba monedas falsas para que sea
sujeto de sanción, la norma penal no establece ningún requisito adicional.
También se puede castigar la mera tenencia, pero la mera tenencia
para expedición o distribución. El simple tener moneda falsa todavía no es
un comportamiento típico. El tipo penal consta de una conducta externa,
la tenencia, y un elemento subjetivo del injusto, el ánimo de expender o
distribuir(652).
El tipo penal describe varias modalidades típicas, por lo que cada una
de ellas adquiere perfección delictiva de forma singular; en el caso, de la
introducción de la moneda falsificada o alterada, cuando el dinero ingresa de
forma efectiva al territorio nacional, los actos anteriores han de ser reputados
como delito tentado(654). El transporte del objeto materia del delito, constituye
un delito de mera actividad, por lo que basta verificar su comisión, para dar
por configurada la realización típica; de modo que no resulta admisible la
tentativa.
El retiro de la moneda falsificada o alterada, ha de suponer su extrac
ción del territorio patrio, por ende, los actos anteriores pueden ser calificados
como un delito tentado. La comercialización implica la puesta en negociación
del dinero falsificado y/o alterado, sin necesidad de que se verifiquen tran
sacciones concretas, no resulta posible identificar la tentativa.
La distribución de la moneda o del billete falsificado y/o alterado,
adquiere perfección delictiva, cuando el agente reparte de forma efectiva
dichos objetos a terceros interesados, de forma que los actos anteriores
sí puedan ingresar al ámbito de protección de la norma, dando lugar a
un delito tentado. Mientras que la puesta en circulación se manifiesta
1. CONCEPTOS PRELIMINARES
(657) R amón R uiz, L. 2006; Uso ilícito y falsificación de tarjetas bancarias. En: Revista de
Internet, derecho y política, www.uoc.edu/idp. ISSN 1699-8154., p., 2.
(658) M orales G arcIa , O. 2002; Criterios de atribución de responsabilidad penal a los pres
tadores de servicios e intermediarios de la sociedad de la información. En: F. M orales
P rats; O. M orales G arcía (coord.) (2002). Contenidos ilícitos y responsabilidad de los
prestadores de servicios de Internet. Cizur Menor: Aranzadi., p., 170.
484 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
CONSIDERACIONES GENERALES
APLICACIÓN EXTENSIVA
Art. 257.- “Las disposiciones de los artículos de este Capítulo se hacen
extensivas a los billetesy monedas, valoresy títulos valores de otrospaíses.”
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 493
ANÁLISIS NORMATIVO
Como es de verse de la redacción normativa bajo examine, el artículo
257° del CP peruano equipara las sanciones aplicables a la falsificación y/o
alteración de monedas billetes, valores y títulos nacionales de procedencia
extranjera, así como su circulación y transporte. Importa, en otras palabras,
una regulación sujeta a una «Extensión de Punibilidad», de extender el ámbito
de protección de los tipos penales contemplados en los artículos: 252°, 253°,
254°, 255° y 256° del CP. Mayor cobertura de las figuras delictivas en cuestión,
que toma lugar mediando la referencia al «objeto material de delito», es decir,
las monedas y los billetes sobre los cuales recaen las conductas típicas glo
sadas en los artículos mencionados. De forma que el juicio de tipicidad de los
comportamientos prohibidos ha de necesitar de un criterio de interpretación
sistemática, mediando la unidad de sus conceptos informadores.
Cabe precisar que la estabilidad monetaria, así como de la credibili
dad, confianza e integridad de las monedas y los billetes como medios de
pago, también puede verse afectada cuando la conducta fraudulenta (fal
sificadora) recae sobre monedas, billetes, valores y títulos valores de otros
Estados. Máxime, si muchas monedas extranjeras, en la actualidad, se han
constituido como verdaderos medios de pago en las múltiples y variadas
transacciones comerciales y financieras, que convergen en el tráfico eco
nómico. El dólar americano es un claro ejemplo de ello, muchos negocios
jurídicos se efectúan con dicha moneda, al extremo de que los avisos pu
blicitarios de ciertos bienes consignan sus precios en dólares, por lo que la
falsificación, alteración, circulación o comercialización de aquellos importa
una realidad criminológica indiscutible. Más aún, cuando muchas de estas
mafias que operan en nuestro país poseen determinadas ramificaciones con
el exterior, por lo que hacen circular billetes falsificados procedentes de Na
ciones extranjeras. Situación que no es muy ajena al Euro, al haber adqui
rido una posición privilegiada en el mercado cambiario. Lógicamente que la
comisión de esta clase de conductas ha de merecer también un reproche
jurídico-penal en el país, cuya procedencia es la moneda fraguada, de for
ma que la persecución y sanción de estos injustos penales, requiere de una
cooperación y ayuda judicial Internacional.
No sólo las monedas y los billetes de otros países, son objeto de inciden
cia punitiva, al haberse incluido a los «valores y títulos valores» de Naciones
extranjeras; para tal efecto, el juzgador deberá conocer el derecho comparado
aplicable, pues no todo documento puede ajustarse a dichas características.
La descripción de un Orden Monetario caracterizado por la confluen
cia de una serie de monedas y/o billetes, abona en la legitimidad de la Exten
sión de Punibilidad in comento.
494 D erecho penal - Parte especial : T omo III
Instrumento cuya valía no sólo tiene que ver con un aspecto de sobe
ranía estatal, sino también en el marco de las relaciones internacionales de
índole comercial, que el Perú mantiene con diversos países del orbe; así es
de verse del contenido del articulado in examine.
Es importante tener en cuenta que para la aplicación del precepto pe
nal, es irrelevante el nombre de la entidad emisora de la moneda o valor para
los efectos de la integración del tipo penal. Lo importante es que su emisión
tenga respaldo legal, es decir que sea un medio de cambio y/o circulación
en el país al que corresponde, pues ello permite que este sea cambiado en
moneda nacional por la cantidad que exprese según el tipo de cambio, y
sea considerado como medio legal de pago. No puede tratarse, por tanto,
de aquellos billetes o monedas que ya no circulan legalmente en su país de
origen, aquellos que ya están fuera de circulación; dichos comportamientos
no son susceptibles de poner en peligro al bien jurídico tutelado. Podrían,
en todo caso, ser cobijados bajo los alcances normativos del tipo penal de
Estafa, siempre y cuando se advierta el engaño, el error y el desplazamiento
de orden patrimonial por parte del sujeto pasivo al sujeto activo.
En el caso de la falsificación, tal como ya lo hemos desarrollado al
comentar los anteriores tipos penales, la simple producción perfecta o im
perfecta, de monedas o billetes extranjeros, sea cual fuere el color o medio
empleado para hacerla, porque gramaticalmente el concepto de falsificación
incluye al de imitación y, en consecuencia, la conducta desplegada a efectos
de crear imitativamente uno o varios billetes, monedas, valores o títulos que
aparenten haber sido emitidos por los organismos autorizados.
Bajo la hipótesis delictiva de la circulación y transporte, la exis
tencia del cuerpo del delito implica la comprobación de dos elementos:
primero, la falsificación y/o alteración de monedas o valores equiparables;
segundo, su circulación, tal como lo refiere el cuerpo punitivo, disposicio
nes que requieren para que exista el delito, que la falsificación o altera
ción deba corresponder a monedas o títulos equiparables existentes en
un país extranjero.
En tal sentido, para muchos expertos en temas económicos, en los
delitos económicos el riesgo es tal que podría provocar una crisis financiera
como la que azora actualmente al mundo, puesto que siempre hay la posibili
dad de que por medio de la producción del billete falso u alterado se padezca
una crisis, simplemente porque causa una devaluación del billete, sea dólar,
euro o cualquier otro. En muchos casos, puede causar pánico (en los merca
dos) emergentes.
De igual manera los expertos concuerdan que con la globalización
resulta necesario tener una buena relación, una buena cooperación y una
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 495
FORMAS AGRAVADAS
Art. 257-A -Será reprimido conpena privativa de libertad no menor de seis
ni mayor de catorce años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-
multa el que comete los delitos establecidos en los artículos 252', 253, 254, 255
y 257, si concurriera cualquiera de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si el agente actúa como integrante de una organización criminal.
2. Si el agente labora o ha laborado en imprentas o talleres gráficos o en la
industria metalmecánica y se ha valido de su conocimiento para perpe
trar el delito.
3. Si el agente labora o ha laborado en el Banco Central de Reserva del
Perú y se ha valido de esa circunstancia para obtener información pri
vilegiada, sobre los procesos defabricación y las medidas de seguridad,
claves o marcas secretas de las monedas o billetes.
4. Siparafacilitar la circulación de monedas o billetesfalsificados, el agen
te los mezcla con monedas o billetes genuinos.>>(666)6
COMENTARIO
El Orden Monetario constituye un subsistema de primer orden del Sis
tema Económico, en cuanto a su importancia para la estabilidad y despegue
socioeconómico de toda Nación democrática; en tal mérito, se sanciona con
pena, a todos aquellos que cometen comportamientos con suficiente disva
lor para colocar en peligro dicho bien jurídico -m erecedor y necesitado de
pena concuerdan. Habiendo pasado revista al glosario de conductas típicas,
es de verse que el artículo 257°-A del CP recoge ciertas circunstancias o
condiciones personales del agente, que el legislador ha tomado en conside
ración para la construcción de las «Circunstancias Agravantes» in examine.
Son las particulares formas de cómo se comete del delito; el modo y
circunstancia de su perpetración; los instrumentos empleados; la magnitud
de los perjuicios ocasionados en la entidad del bien jurídico, que figuran
como elementos del injusto que lo revisten de mayor gravedad (disvalor de
la acción como el disvalor del resultado). Así también, la relación entre la
víctima y el agresor, el estatus funcional del autor o su posición de ventaja
para incurrir en la figura delictiva, son datos a saber, que inciden en un juicio
de Imputación Individual (Culpabilidad), de mayor dosis de reproche jurídico-
personal. En tal entendido, toman lugar conductas cualificadas que determi
nan la imposición de una reacción punitiva que reviste un plus de severidad.
Importa una técnica legislativa muy usada por el legislador, conforme
se devela de un gran número de tipos penales, sobre todo en el ámbito del
«Derecho Penal Nuclear»; elaboración normativa que si bien puede resultar
legítima en algunos casos, puede que en otros sea innecesario, al configu
rarse una posible duplicidad con aquellas circunstancias agravantes que se
han regulado en la Parte General del CP.
En el presente caso, puede darse una opinión favorable al listado de
las Circunstancias Agravantes contenidas en el artículo 257°-A, ora por la
importancia del bien jurídico ora por la realidad criminológica, al advertirse
que los delitos Monetarios son cometidos generalmente por una pluralidad
de agentes.
De acuerdo con los supuestos de hechos descritos en esta norma, las
circunstancias agravantes en los delitos monetarios comprenden:
grupo de individuos. Mas con ello decimos muy poco, en la medida que
la «Asociación Ilícita» configura un tipo penal autónomo, tal como es de
verse en el artículo 317° del CP, por lo que resulta necesario hacer una
distinción, amén de evitar una posible lesión al principio del non bis in ídem
material. Para que un individuo esté incurso en la figura delictiva de Aso
ciación Ilícita, se requiere que dicha organización criminal no sólo cuente
con una pluralidad de miembros, que tenga una permanencia significativa
en el tiempo, división de funciones y/o tareas, órganos jerarquizados, sino
también que desde su interior se perpetren una «pluralidad de delitos». Es
éste el dato, a saber, que puede servirnos para distinguir dicho delito de la
agravante en cuestión; es decir, si la Asociación delictiva, de la cual forma
parte el agente, se dedica a cometer varios hechos punibles, hemos de
optar por la tipificación prevista en el artículo 317°. No puede darse un Con
curso Delictivo, pues estaríamos penalizando dos veces un mismo hecho.
El delito de Asociación Ilícita no puede ser concebido como un delito de
mera pertenencia, so pena de vulnerar las garantías de un «Derecho Penal
del Acto». Consecuentemente, únicamente cuando la organización criminal
se dedica a cometer delitos contra el Orden Monetario, resulta aplicable el
inc. 1) del artículo 257°-A.
Evidentemente en las organizaciones criminales complejas, típicas de
ciertas expresiones delictuosas contemporáneas, con gran alcance, están
integradas por organizaciones complejas.
¿Qué debemos entender por una «banda», a fin de no confundirla con
la Asociación Delictiva? Un dato importante es la permanencia del grupo, por
lo general los integrantes de dicha estructura criminal se agrupan de forma
eventual para cometer determinados delitos. Por lo demás, no cuentan con
una estructura interna rigurosamente organizada.
Cuando se trata de agrupaciones que operan en varios países, con
ramificaciones internacionales, dada sus conexiones con el exterior, importa
la presencia de una Asociación Delictiva.
Elemento importante a saber es que el agente debe estar incurso en el
delito Monetario, como miembro y/o perteneciente de la Asociación Delictiva
o de la banda; pues si lo hace por su propia cuenta y riesgo, la punición ha de
reconducirse a los tipos base. No perdamos de vista que la legitimación de
la Agravante reposa en la peligrosidad de estas estructuras criminales que
revelan en su accionar delictivo, así como en los medios que emplean para
facilitar la comisión del hecho punible.
Si el agente dejó de pertenecer a la Asociación Delictiva y, bajo esta
circunstancia comete el delito, habrá que negarse la procedencia de la
Agravante.
498 D erecho penal - Parte especial: T omo III
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
El artículo 43° (in fine) establece que los billetes y monedas que el
Banco pone en circulación se expresan en términos de la unidad moneta
ria del País, y son de aceptación forzosa para el pago de toda obligación,
pública o privada; mientras que el artículo 44° dispone que el Banco puede
acuñar monedas con fines numismáticos o de inversión y convenir su venta
en los mercados del País o del exterior.
De la normatividad citada, se colige que la emisión de numerarios no
importa una facultad discrecional de los funcionarios del BCR, sino que aquella
dependerá de la liquidez del sistema bancario(669), la cual se obtiene dividiendo
la liquidez de la moneda nacional entre la emisión primaria. Constituye un
indicador de la capacidad del sistema bancario para crear medios de pago
a partir de la emisión primaria; por tales motivos, la determinación de la
cantidad, en cuanto a la emisión de numerario, dependerá de los indicadores
anotados, por tanto el Directorio, para autorizar su emisión, deberá tomar en
cuenta la liquidez que tenga el sistema bancario.
Punto importante a saber, es que el funcionario público debe ser legal
mente competente para emitir numerarios; función que se encuentra sujeta
a ciertas condiciones legales, por lo que si decide emitir un mayor número
al autorizado por Ley, estará incurso en la figura delictiva in examine. Em
pero, no será suficiente con la infracción normativa, con la infracción del
deber objetivo de cuidado; de ser así, estaríamos elevando a la categoría
de delito, meras infracciones administrativas. El artículo 258° del CP no ha
condicionado la punición de la conducta a la causación de un determinado
resultado lesivo; por ende, debemos trazar un baremo de distinción entre la
contravención administrativa y el injusto penal. Para ello, podemos identificar
dos aspectos a saber: primero, la cantidad de numerarios que se emite en
exceso, un número significativo, y segundo, el dolo del agente. Criterios que
puedan -en conjunto- revestir a la presente conducta de un contenido sufi
ciente de disvalor material.
En este contexto, habría que preguntarnos ¿qué sucede si en un Esta
do abunda o escasea la moneda? Pues, en el primer caso, si la moneda se
ofrece con exceso, pierde parte de su valor; mientras que en el segundo, se
demanda con afán y aumenta su estimación; es por ello, la importancia de
mantener un equilibro en la emisión monetaria, puesto que en caso contrario,
esta acción puede generar efectos más que negativos, colocando en una
situación de riesgo a la estabilidad económica nacional, el ingreso de un ma
yor numerario al que puede emitirse, según las reservas que posea el BCR.
(669 )
Comprende a todas las instituciones bancarias que operan en el país.
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 503
(670) Cuando el gobierno emite una cantidad considerable de moneda, baja la estimación
del numerario circulante, ó lo que es lo mismo, sube el precio de todas las mercade
rías. De aquí resultará que sea inferior el valor de la moneda corriente al valor de los
metales preciosos, y el interés particular se aplicará á fundirla y transformarla en ba
rras de oro y plata, ó será llevada por el comercio á los mercados extranjeros. De esta
suerte la moneda ahuyenta los metales preciosos, y a falta de una moneda dotada con
un valor propio y natural, queda la circulación de la riqueza encomendada a un mero
signo en extremo variable y capaz de multiplicarse hasta lo infinito: en suma, de esta
suerte todos los valores andan por el aire.
504 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. CONSIDERACIONES GENERALES
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
El Estado, que por medio del BCRP, asigna las divisas a ser repartidas
entre determinados importadores.
c. Modalidad típica
(pues los bancos las compran “al por mayor”). La diferencia en los precios
es la compensación que reciben los bancos por desarrollar esta actividad.
Las empresas multinacionales, al hacer presencia en varios países,
negocian con monedas diferentes. Las instituciones financieras no banca
das, como los fondos de pensiones, al manejar grandes sumas de dinero,
también negocian con monedas diferentes.
Los bancos centrales también participan activamente en el mercado
de divisas. Las reservas internacionales de los países están invertidas, en su
mayoría, en divisas (valores). Dependiendo de las economías, el dinero en
circulación en éstas y las políticas económicas, los bancos centrales deciden
entrar o no en el mercado de divisas para comprar o vender.
El artículo 66° del DL N° 26123, establece que el Banco está autorizado
a comprar y vender divisas, oro y plata. Mientras que el artículo 72° (in finé),
dispone que las reservas internacionales están constituidas por: depósitos
de divisas, a la vista o por periodos no mayores de noventa días, en bancos
acreditados de cualquier plaza del exterior, a juicio del Directorio. Conforme
se desprende de la normatividad administrativa, no existe una regulación
específica en cuanto a la asignación de las divisas por parte del BCRP a los
importadores, tal por la data de la publicación de la Ley: 1992, cuando el mo
delo económico tomo un rumbo más llevado a la liberalización del mercado
que a su intervención estatal. Puede que por dichos motivos no se encuentre
en la legislación comparada una tipificación penal semejante. Máxime, si el
tipo del injusto debe ser completado por una norma extra-penal.
En el caso peruano, en el régimen de tipo de cambiario fijo, el Banco
Central tiene un compromiso cambiario que lo obliga a comprar o vender di
visas para mantener el tipo de cambio en el nivel fijado cuando se presenten
excesos de oferta o demanda de divisas(672). Las reservas internacionales
y la emisión primaria aumentan cuando se presentan excesos de oferta de
divisas y se reducen cuando aparecen excesos de demanda de divisas. Si
tuación que es diferente bajo el régimen de tipo de cambio flexible en donde
el Banco Central no tiene compromisos cambiarios y puede controlar la emi
sión primaria(673).
En un régimen de tipo de cambio fijo, los bancos centrales están obligados a respetar
un nivel cambiario que está fijo o cuya evolución o margen de fluctuación son conoci
dos por todos. Para cumplir con este cometido, la autoridad monetaria debe comprar
o vender divisas en el mercado cambiario, con lo cual sus reservas internacionales
fluctúan para que el tipo de cambio siga un curso predecible.
La característica básica de este sistema es que el Banco Central no tiene un compro
miso cambiario. Se suele subdividir en:
a) Flotación limpia o tipo de cambio libre: En esta variante el Banco Central no trata
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 509
de influir sobre el tipo de cambio. Deja que las fuerzas de la oferta y demanda au
tónomas de divisas determinen el tipo de cambio
b) Flotación sucia: En este caso el Banco Central interviene sólo para suavizar la
evolución del tipo de cambio. Compra divisas cuando se estima que hay una caída
fuerte del tipo de cambio que se considera transitoria y vende divisas ante aumen
tos fuertes del tipo de cambio que se consideran transitorios. Es decir, el Banco
Central no va contra la tendencia de largo plazo del tipo de cambio.
Vide, mas al respecto, ver el tipo penal de Lucro Indebido de Mercaderías.
510 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. CONCEPTOS PRELIMINARES
Según el modelo de una Economía Social de Mercado, el Estado no
interviene directamente en el circuito económico, lo que no obsta a que
regule, fiscalice y sancione aquellas conductas que atentan contra los prin
cipios rectores de una ESM; empero, la definición del modelo descrito no
es óbice para que se dicten dispositivos legales que tiendan a promover e
incentivar determinadas actividades económicas, en tal mérito se disponen
una serie de beneficios tributarios y cambiarios, en el marco de las expor
taciones.
La actividad exportadora, mediando una imposición tributaria privilegiada,
se encuentra en una posición ventajosa para obtener valores dinerarios con
siderables, es decir «divisas», que deben ser reinvertidas, capitalizadas o, en
su defecto, entregadas al Banco Central. Otro factor importante es la competi-
tividad que han adquirido los productos peruanos en el mercado internacional.
Durante los últimos treinta años, las exportaciones del Perú han representado
en promedio 13,2% del PBI. Constituyendo un factor relevante el valor FOB del
total de las exportaciones
Un ejemplo importante resulta de la actividad pesquera, pues las ex
portaciones de dichos productos en el año 2008 ascendieron a dos millones
252 mil toneladas métricas, representando un aumento de 15,6% en relación
a lo registrado en el 2007; aumento que obedeció fundamentalmente a los
incrementos en las ventas de harina; siendo que en diciembre del 2008, el
ingreso de divisas generados por las exportaciones alcanzaron los 140.8
millones de dólares.
En resumidas cuentas, la definición de una política proexportadora im
porta un paso fundamental para el crecimiento económico del Perú, pues su
fomento por parte del Estado permite la obtención de un significativo volu
T ítulo X: D elitos contra el orden financiero y monetario 511
2. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
El tipo penal descrito en el artículo 260° del CP, busca sancionar aque
llas conductas por la cual un sujeto obligado a entregar al Banco Central de
Reserva divisas generadas por las exportaciones, las retiene o hace caso
omiso de esta obligación.
Como sabemos, las divisas son activos que provienen del extranjero y
por lo tanto su valor genera una serie de consecuencias, como son intereses,
fondos disponibles, entre otros. Por tal razón, el retener o no entregar las di
visas provenientes de un sector productivo como es el exportador, teniendo
la obligación de hacerlo, es un atentado contra la estabilidad económica del
512 D erecho penal - Parte especial : T omo III
ANÁLISIS NORMATIVO
La extensión de punibilidad que se recoge en el artículo 257° del CP,
en cuanto al objeto materia del delito, ha de ser completada con la previsión
normativa contenida en el artículo 261° del CP, cuya diferencia esencial estri
ba que este último recoge todos aquellos «valores», que son emitidos por el
Estado o por una persona de derecho público, esto es, cualquier estamento
comprendido en el concepto de «Administración Pública». De forma que se
extiende la tipicidad de las conductas previstas en los artículos 252°, 253°,
254°, 255° y 256° del CP.
El BCRP, en el ámbito de su gestión funcional, no sólo opera con la
emisión de billetes y la acuñación de monedas, sino que también negocia
con bonos, títulos de la deuda pública así como otros valores, cuya emisión
es facultad exclusiva del Estado, es decir, los particulares no pueden elabo-
516 D erecho penal - Parte especial : T omo III
<677> M artínez López, Antonio José. 1990. Delitos de falsedad y fraude. Bogotá., cit., p. 23.
(678) M artínez López, A.J.; 1990. Op.cit., p., 24.
518 D erecho penal - Parte especial : T omo III
1. CONSIDERACIONES GENERALES
Nuestro texto punitivo glosa las conductas punitivas, conforme a la
idea del bien jurídico tutelado, es decir, será el interés -penalmente tutela
do-, el valor que guía la sistematización y nomenclatura de las conductas
prohibidas. De manera, que el disvalor del comportamiento está íntimamente
vinculado con el objeto de tutela; a partir de dicho concepto es que procede
la elaboración y/o construcción de los tipos penales.
Según hemos visto desde los primeros artículos de la Parte Especial
del CP, son los bienes jurídicos fundamentales los que adquieren rango de
protección jurídico-penal; v. gr., la vida, el cuerpo, la salud, el honor, la familia
y la libertad. Renglón seguido, se agrupan aquellos injustos que atentan con
tra el Patrimonio, desde una consideración individual. Seguidamente, toman
lugar las figuras delictivas que atentan contra el Sistema Económico, com
prendiendo dos Sub-Sistemas: el Orden Financiero y el Orden Monetario;
nótese que según la naturaleza jurídica de dichos delitos, pasamos a un
plano colectivo o dígase sistémico, en correspondencia con la titularidad de
dichos intereses jurídicos.
Así, como el Orden Económico y Financiero, aparecen otros ámbitos
de la vida social y económica de un país, que son regulados positivamente
por el Estado; de manera que su desarrollo y/o funcionamiento resulta esen
cial para la ejecución y/o promoción de las tareas que debe desarrollar el
Estado con arreglo a su función «social».
Para financiar la construcción de colegios públicos, carreteras, alum
brado público, postas médicas y otros servicios públicos ser requiere de un
presupuesto determinado, tal como lo aprueba el Congreso de la República
522 D erecho penal - Parte especial: T omo III
año a año, como se desprende del inc. 4) del artículo 102° de la Ley Funda
mental. Flnanciamiento que se gesta principalmente con los ingresos que se
recaudan producto de la imposición tributaria estatal. Todos los ciudadanos,
sin excepción, están obligados a pagar una determinada tasa porcentual,
dependiendo de la naturaleza, giro y cobertura económica que realizan en
un determinado ejercicio económico-fiscal; lo que se denomina «hecho ge
nerador», que a su vez da lugar a la «obligación jurídico-tributaria».
La relación jurídico-tributaria es el vínculo jurídico creado por ley entre el
Estado y el deudor tributario, cuyo objeto es el pago del tributo. Dicha relación
jurídica no es de naturaleza voluntaria sino legal, es decir, impuesta por Ley<680).
Lo cierto es que ningún Estado puede funcionar, aun de modo mínimo,
si no cuenta con los ingresos provenientes de la recaudación tributaria. Si
esta función no se lleva a cabo como corresponde, la consecuencia inevitable
es que las obligaciones estatales esenciales, (...), no se puedan cumplir y no
se cumplen*681*.
La «potestad tributaria» del Estado reside en su propia soberanía para
imponer derechos y obligaciones a los comunitarios, a gravar la utilidad de las
empresas y la riqueza de los particulares, amén de garantizar las prestaciones
públicas. No importa una confiscación de los bienes y el capital, como puede
suceder en regímenes dictatoriales, sino el ejercicio mismo de la solidaridad
ciudadana, mediando el reconocimiento de las bases fundaciones de una Repú
blica sostenida sobre un Orden Democrático de Derecho. Dicho en otros térmi
nos: en un orden -política y jurídicamente- organizado, los individuos deben de
contribuir en la ejecución de los programas sociales, en el desarrollo mismo de
la Nación, importa un sacrificio individual en aras de un interés general.
En palabras de V il l e g a s , la potestad tributaria viene a ser la facultad
que tiene el Estado para crear, modificar o suprimir unilateralmente tributos.
La creación obliga al pago por las personas sometidas a su competencia.
Implica, por tanto, la facultad de generar normas mediante las cuales el
Estado puede compeler a las personas para que le entreguen una porción
de sus rentas o patrimonios para atender las necesidades públicas. Así, la
potestad tributaria representa el poder estatal en todas sus dimensiones. Sólo
limitada por los principios tributarios(682). Principios que, según la Constitución
Política, son de legalidad (reserva de Ley), igualdad, no confiscatoriedad y en
respeto a los derechos fundamentales de la persona.
(e83) Cervini, R.; Principios del Derecho Penal Tributario en el Estado Constitucional de
Derecho. En: Derecho Penal Tributario, T. I, cit., p. 42.
<684> Dromi, R.; Derecho Administrativo, Parte 2, cit., ps. 1045-1046.
(msj Luego modificado por el Decreto Legislativo N° 957, que sanciona la entrada en
vigencia progresiva del nuevo CPP.
524 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. BIEN JURÍDICO
El interés jurídico tutelado no sólo a de simbolizar una expresión de po
lítica criminal, sino que también debe compaginar de forma sistemática todos
aquellos injustos que suponen su afectación y/o puesta en peligro.
En el presente caso, estamos hablando de una parcela especial del
Sistema Económico del país, el «Orden Tributario», como sub-sistema que
regulas las relaciones jurídico-obligaciones que se entrelazan entre los su
jetos contribuyentes y la potestad recaudadora del Estado. Tiene que ver
esencialmente con las tareas jurídico-prestaciones que debe desarrollar y
ejecutar el Estado, a través de la presión tributaria que se ejerce a los ciuda
danos, mediando el caudal contributivo que recauda la Hacienda Fiscal, bajo
el canon de «solidaridad social»; por tales motivos, la tutela penal del Orden
(686) M orillas C ueva, L.; Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social,
cit., p. 860.
<687> Deroga los artículos referidos a la Defraudación Tributaria del CP - Sección II del
Título XI.
(688> Apuntan Baldeón G üere y M ontenegro C ossio , que al extraerse las normas sobre
delitos tributarios del Código Penal y al regularse en una ley especial dichos delitos,
en unos casos se mantuvo algunas modificaciones y/o derogaciones de figuras
delictivas; Infracciones y delitos tributarios, cit., p. 515.
T ítulo XI: D elitos tributarios 525
(689) G rabivker, M.A.; El Reproche Penal de los Delitos Fiscales y Previsionales, cit., p. 35.
(69°) Mestre Delgado, E.¡ Delitos contra la Hacienda Pública y contra la Seguridad Social,
cit., p. 389.
(691> Boix R eig, J./B eñavent, J.M.; Comentarios al Código Penal, Vol. III, cit., ps. 1489-1490.
(692) 0 e esta postura, M artínez-B uján P érez, C.¡ Delitos contra la Hacienda Pública y contra
la Seguridad Social, cit., p. 647.
(693> M orillas C ueva, L.; Delitos contra la Hacienda Pública..., cit., p. 864.
526 D erecho penal - Parte especial: Tomo III
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
B ramont-A rias T orres, L.A./G arcIa C antizano, M.; Manual de Derecho Penal. Parte
Especial, cit., p. 473.
T ítulo XI: D elitos tributarios 527
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
lictiva. Será entonces el elemento subjetivo el único dato con aptitud para
efectuar dicho plano divergente.
La primera conducta típica se encuentra definida por la «elaboración»
de mercaderías gravadas cuya producción, sin autorización, esté prohibida.
Por ejemplo la elaboración de alimentos, como la leche, la sal, el aceite, el
agua gaseosa, el yogurt, el atún, etc., se encuentra sometida a una serie
de exigencias, tanto de orden fiscal como de orden higiénico (salubridad);
no cualquiera puede fabricar dichos productos, pues se requiere contar con
ciertos presupuestos que puedan asegurar la calidad de la mercadería, a
la par el industrial debe tener un registro de contribuyente (RUC o RUS),
para controlar la imposición tributaria que grava la actividad comercial (IGV,
IR). En tal mérito, la Administración Tributaria sabe perfectamente quiénes
son las personas (natural o jurídica) autorizadas para elaborar determina
das mercaderías. Es de verse que esta conducta prohibida puede entrar en
concurso delictivo con el tipo penal contenido en el artículo 288° del CP (Co
mercialización de Productos nocivos), al tutelarse bienes jurídicos de distinta
naturaleza.
(695) v¡de , mas al respecto, análisis al Capítulo II del Título Vil (Delitos contra la propiedad
Industrial).
530 D erecho penal - Parte especial : T omo III
COMERCIO CLANDESTINO
Art. 272.- nSerá reprimido con pena privativa de libertad no menor de
1 (un) año ni mayor de 3 (tres) añosy con 170 (ciento setenta) a 340 (tres
cientos cuarenta) días-multa, el que:
1. Se dedique a una actividad comercial sujeta a autorización sin haber
cumplido los requisitos que exijan las leyes o reglamentos.
2. Emplee, expenda o haga circular mercaderías y productos sin el tim
bre o precinto correspondiente, cuando deban llevarlo o sin acreditar
el pago del tributo.
3. Utilice mercaderías exoneradas de tributos en fines distintos de los
previstos en la ley exonerativa respectiva.
T ítulo XI: D elitos tributarios 533
1. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidades típicas
(699) Baldeón G üere/ M ontenegro C ossío; infracciones y delitos tributarios, cit., p. 175.
T ítulo XI: D elitos tributarios 537
con la legislación vigente; mientras que el artículo 7o (in fine) dispone que
el Ministerio Público, la Policía Nacional del Perú y la Dirección General de
la Capitanía y Guardacostas - DICAPI, en el ámbito de sus competencias,
brindarán el apoyo y colaborarán con la SUNAT, en las acciones de control y
fiscalización de los Insumos Químicos.
Ahora bien, llevada la legislación al campo estrictamente penal, se
tiene que se incorporan dos incisos en los alcances normativos del artículo
272° del CP:
Evada el control fiscal en la comercialización, control y fiscalización
dispuestos por las normas especiales; esto quiere decir primeramen
te, que el Estado, a través de los órganos competentes, en especial
la SUNAT han de colocar garitas y/o estaciones destinadas a ejer
cer el control y fiscalización de estos insumos, en zonas estratégicas,
donde se sabe circula este tipo de materiales químicos. Entonces, el
proceder antijurídico del agente se orienta a sustraerse al control y
fiscalización de la SUNAT, pese a saber su obligación de someterse a
dicha actuación estatal, es decir, el tipo penal exige el dolo en la esfera
subjetiva del autor. Conforme la estructura de este dispositivo legal,
se infiere el ulterior desarrollo de una normativa especial, que regule
dicha actuación del órgano contralor del tributo.
Utilice rutas distintas a las rutas fiscales en el transporte o traslado de
bienes, insumos o productos sujetos a control y fiscalización; en este
supuesto del injusto típico hemos de remitirnos a una normativa extra
penal -e n pos de complementar la materia de prohibición-, en especí
fico al Decreto Legislativo N° 1103, que en sus artículos 4o y 5o, definen
lo siguiente: “El transporte o traslado de Insumos Químicos deberá ser
efectuado por la Ruta Fiscal que se establezca de acuerdo al presente
Decreto Legislativo y deberá contar con la documentación que corres
ponda, conforme se disponga en el Reglamento de Comprobantes de
Pago, estando facultada la SUNAT, en la oportunidad y lugar que sean
requeridos, sin perjuicio de las demás obligaciones que establezcan
las normas correspondientes. Será considerado transporte ilegal todo
aquel traslado de Insumos Químicos que no utilice la Ruta Fiscal apli
cable o que no tenga la documentación a que se refiere el artículo
precedente. La SUNAT y la Policía Nacional, de ser el caso, pondrá en
conocimiento del Ministerio Público, en el más breve plazo tal hecho
para el inicio de las investigaciones que correspondan, de conformidad
con lo establecido en el artículo 272 del Código Penal”.
Para que se configure la modalidad típica -e n cuestión-, basta que
el agente emplee un camino distinto al fijado como «Ruta Fiscal», es decir,
540 D erecho penal - Parte especial : T omo III
2. CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE
una finalidad distinta a los bienes que adquiere libre de impuestos; donde la
finalidad es la consecución del tipo penal del artículo 272° del CP.
También se considera una modalidad agravada cuando el compor
tamiento prohibido es realizado por el «Consumidor Directo», por ejemplo,
cuando la donación del bien tiene como donatario (accesitario) a una institu
ción educativa, la cual procede a enajenarlo a un tercero.
Finalmente, constituye circunstancia agravante, cuando el desvío de
los fines de la mercadería es efectuada por una «organización delictiva».
Se supone que debe consistir en una estructura criminal que se dedica a la
comisión de estos injustos y no de otros; las características de esta unidad
criminal la hemos definido en varios articulados de la investigación: perma
nencia en el tiempo, código de conducta, distribución de tareas, mandos
jerarquizados, pluralidad de agentes, etc.
Como consecuencia de la dación del Decreto Legislativo N° 1103 -d e l
04 de marzo del 2012-, se ha incorporado el inciso d) al articulado, seña
lándose que: “En los supuestos 4) y 5), si la conducta se realiza en dos o
más oportunidades dentro de un plazo de diez años”, esto hace alusión a un
Concurso real de delitos homogéneo, donde el autor desobedece en forma
reiterad el mandato normativo, lo que se ha tomado en cuenta para proyectar
una penalidad de contornos punitivos más severos.
causado por la modernización; por una parte, pues, con el pretexto de la normalidad;
por otra parte, autorizado por las catástrofes, una autorización con el crecimiento
de los peligros que puede muy bien alcanzar y superar el radio de configuración
política de las revoluciones. Así pues, la sociedad del riesgo no es una sociedad
revolucionaria, sino más bien una sociedad de las catástrofes. En ella, el estado de
excepción amenaza con convertirse en el estado normal-, La sociedad del Riesgo.
Hacia una nueva modernidad, cit., p. 87.
(704> Vide, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., ps. 270-275;
Derecho Penal Económico, ps, 43-51.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 547
(706) Al respecto surgen replicas en si consistentes, desde las máximas del Derecho penal
Garantista, como de V elásquez V elásquez - e n la doctrina colombiana-, al apuntar que
mediante esta herramienta se amplía de manera desmesurada el ámbito de aplicación
del derecho penal, pues se prescinde del perjuicio o daño y con él de la necesaria
prueba de la relación de causalidad, facilitando la labor del funcionario judicial e
impidiendo, consiguientemente, el ejercicio de derecho de defensa y limitando los
presupuestos y limitaciones del castigo: en fin, disminuyendo las directrices que tiene
que dar el legislador al juez para que interprete los tipos penales correspondientes;
El derecho penal en el marco de la globalización. En: Homenaje al maestro Bernardo
Gaitán Maecha, cit., p. 573.
(707> A lastuey D obón, M.C.; Consideraciones sobre el objeto de protección en el Derecho
Penal del Medio Ambiente, cit., p. 219.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 549
lencia en el mundo (en todos los países el ascenso es importante, al punto que se
ha estimado un promedio de 30 homicidios por cada 100.000 habitantes, delito que
habría crecido en 40% en los últimos años. Entre los factores que se encuentran a la
base del incremento del fenómeno criminal violento, están las elevadas tasas de des
ocupación, la baja calidad y precariedad de los empleos disponibles, las decisiones
de política criminal erradas (con nulos o magros resultados), así como la asociación a
otros fenómenos tales como el crimen organizado y conflictos internos en los países
de la región. Ver: Lunecke, A. y Ruiz, J.; Capital social y violencia: Análisis para la
intervención en barriosurbanos críticos. Seguridad y violencia: desafíos para la ciuda
danía, Santiago, 2007.
La debilidad y extendida corrupción, el sistema de justicia es incapaz de establecer un
orden legal que garantice los derechos de las personas. En las áreascontroladas de
facto por actores ilegales esto se debe a su nula presencia (zonasmarrones); en las
áreas controladas por el gobierno, la politización se agrega como un factor que pro
duce una situación de inseguridad jurídica. En estas áreas existe una colusión entre
gobernantes y el poder judicial, que está al servicio de las contingencias políticas.
T udela, P.; Conceptos y orientaciones para políticas de seguridad ciudadana. Policía
de Investigaciones de Chile. Centro de Investigación y Desarrollo Policial. Santiago de
Chile, 2005, cit., p., 4.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 551
Es por ello, que la Seguridad Pública se define desde una óptica dual:
objetivamente, consiste en el conjunto de condiciones garantizadas por el
ordenamiento jurídico, con miras a la protección de los bienes jurídicos; en
tanto que desde una faz subjetiva, es el estado de un grupo social protegido
por el orden jurídico. De allí que los delitos contra la Seguridad Pública son
aquellos que generan una situación de peligro respecto de otros bienes ju
rídicos respecto de cuya integridad debe velar el Estado, lo que importa un
reforzamiento de las tareas preventivas del Derecho penal; por tales motivos,
postulamos la calidad de bienes jurídicos funcionales, que si bien cuentan
con una sustantividad autónoma, no es menos cierto, que expresan una vin
culación esencial con los bienes jurídicos fundamentales.
<720> Se entiende por política criminal el conjunto de métodos e intervenciones por medio
de los cuales una sociedad articula respuestas frente al fenómeno criminal. Dos
elementos se deben destacar de esta definición: “un conjunto de métodos” supone el
recurso a medidas no exclusivamente represivas; por su parte, la “sociedad” designa
no solo al aparato penal oficial, sino a otras instancias que tradicionalmente no han
intervenido -o lo han hecho poco- frente al crimen.
C a p ít u l o I
DELITOS DE PELIGRO COMÚN
(721> Et CP español de 1995, ha rotulado en el Capítulo IV del Título XVII, «De los delitos
contra la seguridad del tráfico», manifestando al respecto Valle Muñiz y Morales García,
que estos delitos pertenecen al grupo de los denominados «delitos de peligro común»,
expresión con la que un sector doctrinal viene designando a una serie de figuras
delictivas caracterizadas no por el mero hecho de encontrarnos ante la descripción
típica de una estructura de delito de peligro, sino por la circunstancia de referirse el
peligro a una colectividad indeterminada de personas; Coméntanos a la Parte Especial
del Derecho Penal, T. III, cit., p. 1447.
(722) C apella, J.R.; Fruta prohibida. Una aproximación histórico-teorética al estudio del de
recho ydel estado. Madrid, Trotta, 1997, cit., p. 238.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 559
(723) P erez G onzales, S.¡ El derecho en la sociedad global del riesgo. En: REDUR 6, Di
ciembre, 2008, cit., p. 96.
(724) Faria, J.E.; El derecho en la economía globalizada. Madrid, Trotta, 2001, cit., p.100
(725) Esta obra resulta ya un clásico de la sociología contemporánea, ha sido revitalizada
por los eventos del 11 de septiembre de 2001, que desencadenaron lo que Beck con
sidera la primera guerra contra un riesgo global. Asimismo, el concepto de sociedad
del riesgo permite analizar fenómenos actuales como la gripe aviar, el aumento de
huracanes cada vez más fuertes producidos por el recalentamiento del planeta, o el
Tsunami que abatió al mundo en el año 2004.
<726) D onna, señala que detrás de este «nuevo Derecho penal», existen conceptos
sociológicos que han sido tomados por los penalistas de una manera, a nuestro
juicio, «acrítica» y luego, desde allí se han sacado las conclusiones que parecen ser
intocables o indiscutibles: La sociedad de riesgo y los delios de peligro abstracto. En:
Estudios Penales en homenaje a Enrique Gimbernat, T. II, cit., ps. 868-869.
<727> Ver: S uarez G onzales, C.; Derecho penal y riesgos tecnológicos. En: Crítica y justifica
ción en el cambio del siglo: El análisis crítico de la Escuela de Frankfurt. Arroyo Zapa
tero, Luís y Neumann, Ulfrid (Coord.). Universidad de Castilla - La Mancha. España,
primera edición., p. 190 y ss.
560 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(728) S ilva S ánchez, J.M.; La expansión del Derecho penal: Aspectos de la política criminal
en las sociedades postindustriales. Civitas ediciones. Madrid, 2001, cit., p. 21.
(729) Beck, U.; La sociedad del Riesgo. Paidós Ibérica. Barcelona, 1998, cit., p. 280.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 561
(73°) Citado, por D onna, E.A.; La sociedad de riesgos y los delitos de peligro abstracto, cit.,
p. 872.
562 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(731 )
Así, D onna , E.A.; La sociedad de riesgos y los delitos de peligro abstracto, cit., ps.
872-874.
( 732 )
B eck, U.; La sociedad del Riesgo. Op.cit., p. 204.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 563
Como anota S oler, el derecho opera con esa idea con toda frecuencia, y hasta tal
vez con frecuencia mayor que con la idea de daño, precisamente por la voluntad de
prevención que lo inspira; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 517.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 565
que los problemas jurídicos no pueden ser analizados tan solo como cuestio
nes técnicas, sino que han de ser situados en el contexto de la sociedad que
a su vez ha creado el estado de riesgo como medio natural.
En este alud, mayor problemática se tiene con los tipos penales
de peligro abstracto, aquellos que no manifiestan una conducta con
aptitud de lesión a un bien jurídico, sino que su construcción obedece a
una idea generalizada, de que ciertos comportamientos, en determinadas
circunstancias, pueden resultar riesgosos. Para formular una incriminación
de este tipo, el derecho se basa en las reglas constantes de experiencia,
escribe S o l e r (737). Dichos aspectos no enervan la necesidad de que haya
de acreditarse tanto ex ante como ex post de que dicho riesgo cuenta con
una proximidad de lesión efectiva, de no ser así, meras contravenciones
administrativas serían elevadas a la categoría de delito.
Es por ello que los delitos de peligro han logrado alcanzar un espacio
importante en el ordenamiento jurídico-penal. Así se puede sostener que su
incorporación al Código Penal responde a la necesidad de protección de
ciertos bienes jurídicos más allá de la conducta lesiva de los mismos, ya sea
por su relevancia, bien por ser fácilmente susceptibles de lesión mediante
una determinada conducta, o debido a que los medios técnicos actualmente
necesarios para la vida social pueden ocasionar, indebidamente utilizados,
1. CUESTIONES PRELIMINARES
Por tales razones, resulta correcto afirmar que los supuestos de he
chos, precisados en el artículo 273° del CP, están orientados a sancionar
ciertas conductas de peligro para los bienes en común.
(745) C erezo M ir , J.; L o s delitos de peligro abstracto. En: Revista de Derecho Penal, N°
2001-2, cit., p. 719.
(746) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 523.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 571
Por tanto debemos entender que el legislador, mediante este tipo pe
nal, se ha representado la idea de peligro, el mismo que marca los delitos
contra la seguridad pública y contra el orden público, cuyo hilo conductor
refiere a la generación de riesgos que no son controlados y dominados por el
autor, que a su vez propician un probable estado de lesión, para los bienes,
que el legislador ha considerado en la redacción normativa del articulado
-bajo examine-.
3. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
F ontán Balestra, C. y M illán, A.; Las reformas al Código Penal. Abeledo-Perrot. Bue
nos Aires, 1968, p. 310.
576 D erecho penal - Parte especial : Tomo III
1. CUESTIONES PRELIMINARES
(757> P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. 1,2da. Edición, IDEMSA,
Lima, 2009, cit., p. 133.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 579
(758) Entre aquellos, los producidos por el parque automotor en los componentes
ambientales, es analizado de forma pormenorizada, en el marco del análisis de los
delitos contemplados en el Título XIII del CP.
(759) A lonso, T ./ M ontoro, L.; E steban, Cristina; y T oledo, F.; Manual de seguridad vial: el-
factor humano. Editorial Ariel. Primera edición. España, 2001, cit., p. 15.
580 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(760) El motor propulsor de la regulación de los delitos contra la seguridad vial lo constitu
ye el riesgo en la circulación. Nadie duda de que el automóvil genera riesgos pero,
teniendo en cuenta su indudable utilidad social, dicha actividad es claramente lícita.
Estas conductas conocidas como “conductas socialmente adecuadas” vienen a deli
mitar la impunidad de determinadas acciones u omisiones que por su utilidad y al no
tratarse de conductas que lesionan directamente un bien jurídico quedan fuera del
ámbito penal.
(7®i) Hoy en día en muchos países se comienza a reconocer los importantes problemas de
salud pública relacionados con el efecto de las drogas y el alcohol en los accidentes
de tránsito. En 1976 a solicitud del consejo ejecutivo, la organización mundial de la sa
lud emprendió un programa mundial previo debate del tema por la asamblea mundial
de la salud. En los países desarrollados los accidentes de tráfico suelen ser la causa
principal de las muertes violentas y una gran proporción de estas muertes se relaciona
con el consumo de alcohol. También son motivo de preocupación las interacciones
entre el alcohol y otras drogas puesto que su consumo combinado es frecuente entre
los conductores de vehículos y operarios de maquinarias.
(762) A lonso, T.; M ontoro, L.; E steban, C.; y Toledo, F.; Manual de seguridad vial: el factor-
humano, cit., p. 21.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 581
(765) Ésta teoría básicamente tiene como postulado a la dominación de los intereses de la
persona (viene jurídicos personales y fundamentales) sobre los bienes jurídicos uni
versales que han dominado la discusión político-criminal de los últimos años, ponien
do una cuestionante de Reflexión al Derecho Penal. En una época en la que la sociali
zación es cada vez mayor, el Derecho Penal debe reflexionar sobre si los intereses de
la persona deben o no ser favorecidos frente a los de la sociedad y el Estado. La meta
de ésta teoría es funcionalizar los intereses generales desde el punto de vista de los
de la persona, deduciendo los bienes sociales y estatales de los del individuo. Para
ésta teoría, los intereses generales sólo se pueden reconocer legítimamente en la
medida en que sirvan a los intereses personales. Así, solo una teoría personalista del
bien jurídico puede invocar con legitimidad una concepción liberal del Estado, desde
el punto de vista de la persona. Para ésta teoría, los bienes jurídicos de la comunidad
solo se pueden reconocer en la medida en que sean también intereses de la persona.
(766) H ortal Ibarra, J.C.; El delito de conducción temeraria (art. 381 C.P.): algunas reflexio
nes al hilo de las últimas reformas. En: Revista Jurídica de Cataluña, N 1, 2008. Insti
tuto de Derecho Penal Europeo e Internacional. Universidad de Castilla - La Mancha,
P-, 111.
(767) Para un sector importante de la doctrina, el adelantamiento de la punibilidad a los esta
dios previos a la lesión del bien jurídico atenta contra el principio de lesividad, y cons
tituyen sin duda una de las características del derecho penal simbólico. No obstante la
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 583
actual crisis, señala S lokar, que pone en jaque los principios de estricta legalidad, de
ofensividad y subsidiariedad - que desde luego también vinculan al legislador -, es re
velada por la existencia de tantas malas normas acerca de cualquier cosa, teniéndose
en cuenta que la excesiva cantidad de normas atenían contras las bases de la propia
República; Ver: S lokar, A. W.; La reciente política legislativa argentina. En: Reforma
penal y política criminal. Editorial Ediar. Buenos Aires, 2007, cit., p. 154 y ss.
(768) M uñoz C onde, F.; Derecho penal. Parte especial. Ed. Tirant lo Blanch. 15a edición.
Valencia, 2004, cit., p. 601.
(769) H ortal Ibarra, J.C.; El delito de conducción temeraria (art. 381 C.P.): algunas reflexio
nes al hilo de las últimas reformas, cit., p., 111.
584 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(770) H ugo Benítez, V.; Delitos contra la seguridad del tránsito. Art. 193 bis del Código Penal.
Buenos Aires, 2008, cit., p. 11.
(771) S oler, S.; Derecho Penal Argentino. Tomo IV. Buenos Aires, 2000, p. 562.
(772) Citado por B lanco Lozano, C.; Tratado de derecho penal español. Tomo II. El sistema
de la parte especial. Volumen 2. Delitos contra los bienes jurídicos colectivos. Editorial
Bosch. España, 2008, p. 419.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 585
4. TIPO OBJETIVO
a. El sujeto activo
El sujeto activo del injusto, puede ser cualquier persona (la norma
sustantiva no distingue si el conductor debe estar legalmente autorizado
para ejercer la manipulación del vehículo). Se dice en la doctrina que se
trata de un delito de «propia mano», donde la realización de la conducta
típica es una condición de facticidad, que no puede ser transmitida del
hombre de adelante al hombre de atrás, pues sólo el conductor es quien
maneja un vehículo automotor en estado de ebriedad. Construcción teórica-
conceptual que se deriva de la postura objetiva-formal de autoría, desde
un punto de vista mecanicista de las cosas. Los delitos que clásicamente
han sido caracterizados como delitos de propia mano, son los de violación,
conducción en estado de ebriedad, bigamia y falso testimonio (...)(773).
Para H u g o B e n ít e z , esta conducta puede realizarse directamente
sobre el volante o mecanismo normal de conducción del vehículo como
por comando a distancia (radio control o similar). Debemos entender que el
tipo no admite la autoría mediata, es decir que solo puede ser autor quien
conduce el vehículo. Lo que deberá desentrañarse es si esto de por sí lo
transforma en un delito especial, y si el mismo puede calificarse como de
“propia mano”(774).
Siguiendo los postulados anotados, no sería admisible una Autoría Me
diata en el delito in examine, empero debemos partir de un análisis material-
normativo, en el que lo importa es el dominio del decurso de la acción típica,
debiéndose centrar el análisis en el objeto del ataque antijurídico, que en
este caso es la «Seguridad del Tráfico Rodado», de manera que al ámbito de
protección de la norma han de ingresar todos aquellos comportamientos que
se dirigen a su afectación, no a reprimir de quien se embriaga, pese a sus de
beres normativos. Por consiguiente, quien esta por detrás, puede fácilmente
determinar a otro a que injiera dosis de bebidas alcohólicas en cantidad sig
nificativa, que puede ser un inimputable, que por sus deficiencias psíquicas,
no está en condición de auto-conducirse conforme a sentido; en el caso del
error de tipo del hombre de adelante, puede también aceptarse, siempre que
las particularidades circunstancias del autor inmediato así lo permita, puede
(773) p eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 358.
<774> H ugo B enItez , V.;Buenos Aires, 2008 cit., p. 18.
586 D erecho penal - Parte especial : T omo III
ser el caso del novato, del adolescente, que no tienen cultura etílica y, que
no saben identificar a plenitud esta clase de debidas, rechazable en quienes
ya tienen toda una vasta experiencia en esta lid. Lógicamente, que ello de
berá acreditarse en el transcurso del Proceso penal, de conformidad con las
evidencias que haya de presentar la defensa del imputado y, que no pueden
ser desechadas de plano por el Fiscal, si es que se quiere en realidad, ceñir
su actuación a un campo de objetividad e imparcialidad.
Hilvanando la idea descrita, podría admitirse también una lnducción{775\
de que alguien determine a otro, la resolución de conducir un vehículo,
bajo la influencia del alcohol, ya no puede decirse que ha de tratarse de un
completo estado de ebriedad, piénsese en el ejemplo del efectivo policial,
que interviene a un sujeto conduciendo su vehículo y, que en vista de que
no está muy ebrio, lo deja ir, siendo es más que seguro que sobrepasa la
cantidad de 0,5 gramos litro, por ende, lo determina a ese conductor a seguir
manejando, pese a estar en estado de alcoholemia, bajo el entendido, que
este injusto es de efectos permanentes en el tiempo y, ello obedeció a una
dádiva corruptora, se daría un concurso con el delito de Cohecho; la situación
de embriaguez, que podría ser un factor de disminución de Culpabilidad,
adquiere efectos distintos, como se dirá más adelante.
Nótese que en la hipótesis mencionada, el policía tiene la obligación
de conducir al conductor a la comisaría, de que se realice el examen de san
gre y de colocar el automóvil en el depósito. Así también, es de verse, del
tercero que convence a su amigo, a beber alcohol, sabiendo que éste deberá
manejar su vehículo, máxime, si él será llevado a su casa por aquél.
La variante de Inducción ha de verse de forma evidente, cuando el
hombre de atrás, obliga, mediando violencia y/o amenaza suficiente, a que
el hombre de adelante, el Inducido, conduzca su vehículo bajo los efectos
del alcohol, que al presentarse aún visos de auto-determinación volitiva por
parte del autor, niega una posible variante de Autoría Mediata.
(775) Así, Tamarit S umilla, J.M.; Comentarios a Parte Especial del Derecho Penal, cit.,
p. 1450.
<776> O rts Berenguer, E.; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., p. 1712.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 587
La gran generalidad de los casos que se conocen ante las instancias formales de
persecución penal son llevados a los alcances de los criterios de oportunidad, en el
decurso de la Investigación Preliminar, ante la admisión de culpabilidad del imputado,
quien en mérito del grado de alcoholemia arrojados en el examen de sangre, se ve for
zado a incoar este procedimiento especial, siempre que el Fiscal lo estime pertinente,
mediando la obligación de sufragar el monto de Reparación Civil, punto este último
controversial, pues se supone que dicha institución es en realidad una Indemnización
extracontractual, requiriéndose entonces la producción de un daño, susceptible de ser
reparado, tal como se desprende del artículo 1969° del CC. Siguiendo con el otro pun
to, vemos que la modificación efectuada al articulado, vía la Ley N° 29439, al suponer
una reacción penal de mayor intensidad, puede determinar en algunos casos, la no
procedencia del principio de oportunidad, así también cuando el conductor del vehícu
lo es un funcionario y/o servidor público, lo que implicará un manejo más exhaustivo
de los criterios y presupuestos, que en el orden procesal deben tomar lugar, para que
se pueda condenar legítimamente al imputado; lo que en definitiva, pondrá aprueba a
todos los operadores jurídicos, quienes deberán sujetar su actuación de los principios
rectores de un Sistema Penal Democrático; es en tal virtud, que no podemos resignar
nos a conceptos que en puridad, pueden contener una validez dogmática de la lege
lata, pero no se corresponden con los criterios materiales de interpretación, que han
de sujetarse al principio de lesividad y en el plano procesal, a la carga de la prueba
del órgano acusador y al principio de presunción de inocencia; la prueba de alcoho
lemia es una prueba preconstituida, no por ello no susceptible de ser cuestionada en
el juicio y, de que el investigador, haya de sostener su fiabilidad con otros medios de
prueba, así O rts Berenguer, al sostener que (...) que el test de alcoholemia ni es la
única prueba que puede producir esta condena ni es una prueba imprescindible para
su existencia; prueba que, en todo caso, ha de practicarse con las garantías formales,
en especial el conocimiento por el interesado, a través de una oportuna información,
de su derecho a un segundo examen alcoholométrico y a la práctica médica de un
análisis de sangre; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., ps. 1714-1715; el hecho
de negarse a someterse a la prueba de alcoholemia, ha supuesto la inclusión de una
circunstancia agravante en la descripción legal del artículo 368° del CP (Desobedien
cia y Resistencia a la Autoridad) - v ía la Ley N° 29439-, en concreto, cuando la orden
esté referida a la realización de un análisis de sangre o de otros fluidos corporales
con la finalidad de determinar el grado de ingesta de alcohol o de consumo de drogas
tóxicas, estupefacientes psicotrópicas o sintéticas; correspondiendo un tema muy dis
cutido, primero, por el principio del nemo tenetursea ipso acusare - el derecho a la no
auto-incriminación así como de la vulneración del estado presuntivo de inocencia, es
en este alud donde se enfrentan intereses encontrados, que según su preponderancia
constitucional y la naturaleza de la medida restrictiva, ha de encontrar la solución co-
588 D erecho penal - Parte especial : T omo III
que se confunde los indicios, que han de recogerse en las primeras diligen
cias de investigación, necesarios para construir la hipótesis de incriminación
(teoría del caso), para que el Fiscal formalice la denuncia penal ante el órgano
jurisdiccional o, para formalizar la Investigación Preparatoria, en términos del
nuevo CPP.
Si se adoptará la posición de descartar la prueba de la no peligrosidad,
es decir, de que el imputado no esté en condiciones de poder destruir las ba
ses de la imputación delictiva y, al fiscal, de aparejar suficiente acervo proba
torio, quebrantamos las bases materiales de un Derecho penal democrático y
de un Proceso penal a la imagen y semejanza de los dictados de un Estado
de Derecho.
b. Sujeto pasivo
c. Modalidad típica
<778> Cfr., Carmona S algado, C.; Delitos contra la Seguridad del Tráfico, cit., p. 184.
<779) Así, O rts Berenguer, E.; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., p. 1712.
<78°) La R osa G ómez de la Torre, M.; Jurisprudencia del Proceso Penal Sumario, cit., p. 451.
590 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(781 )
Por alcohol debemos entender al conjunto bebidas que contienen etanol, se sea por
vía de la fermentación o por la destilación, y que no dejan de ser el conjunto de bebi
das espirituosas que en sus diferentes formas se presentan en el mercado para el ocio
y el consumo humano.
(782 )
S ilva S ilva, H.; El delito de manejaren estado de ebriedad. Editorial Jurídica de Chile.
Segunda edición. Santiago, 2009, cit., p. 9.
(783 )
S ilva S ilva, H.; El delito de manejaren estado de ebriedad, cit. p. 14.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 591
(789 )
O CDE - Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Jóvenes con
ductores: el camino hacia la seguridad. París, 2006, cit., p. 195.
(790 )
C armona Salgado, C.¡ Delitos contra la Seguridad del Tráfico, cit., p. 185; O rts
B erenguer, E.; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., p. 1715.
(791 )
A decir de BAciGALUPo.el peligro es abstracto, cuando el tipo penal se reduce simple
mente a describir una forma de comportamiento que según la experiencia general
representa en sí misma un peligro para el objeto protegido (...); Derecho Penal. Parte
General, cit., p. 223; para R eátegui Sánchez, la tipificación de los delitos de peligro
abstracto, se hace a través a un juicio de peligrosidad “ex ante” sobre la peligrosidad
de la conducta: Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 137.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 593
(795 )
Así, R evilla Llaza, al apuntar que la inadmisibilidad de la prueba de la no peligrosidad
en los delitos de peligro abstracto sobre la base de presunciones de peligrosidad,
ni siquiera es justificable en los ilícitos de carácter masivo o que contienen normas
de organización, como sucede en nuestro bizarro tipo de “conducción de vehículo
en estado de ebriedad” (...), donde se suele alegar razones preventivo-generales,
pedagógicas o “didácticas” para la población; La inadmisibilidad de la prueba...., cit.
(796)
O CDE - Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Jóvenes con
ductores: el camino hacia la seguridad, cit. ps. 195-196.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 595
(797> S ilva S ilva, H.; Medicina Legal y Psiquiatría Forense. Volumen II. Editorial Jurídica de
Chile. Segunda edición. Santiago, 1995, cit., p. 476.
(798) Fernández N ieto, citado por G ómez Pavón, P.; El delito de conducción bajo la influencia
de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o estupefacientes. Editorial Bosch. Barcelona,
1985, cit., p. 69.
(799) Vide, artículo 296° y ss., del CP.
(800) p e ser e | cas0> en |a figura delictiva -in examine-, se aprecia que la conducción
bajo la influencia del alcohol o de sustancias psicotrópicas, puede tomar lugar en
ciertas circunstancias de extrema necesidad, cuando un bien jurídico - d e especial
protección constitucional-, se encuentra en una situación de probable lesión; v. gr., si
en un domicilio particular se celebra una fiesta y uno de los invitados sufre un paro
cardiaco y, el único que conduce, es uno que ha bebido alcohol, debido a la urgencia,
no quedaría mas que justificar la conducción de su vehículo con la ingesta de la
sustancia; así, cuando señalamos en otra monografía, que cuando se enfrentan un
peligro concreto con uno abstracto, debe preferirse en general el concreto, sobre todo
en la cuestión de los bienes jurídicos colectivos; Derecho Penal. Parte General, cit.,
p. 459; en cambio, si fue el agente que creo el estado de peligro con su conducción
temeraria, no será posible admitir esta causa de justificación, como se desprende del
contenido normativo del artículo 20° inc. 5 del CP.
596 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(801) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 531.
(®°2) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Pena!. Parte General, cit., p. 531.
<803> U rruela M ora, A.; Imputabilidad Penal y Anomalía o Alteración Psíquica, cit., p. 156.
T itulo XII: D elitos contra la seguridad pública 597
(so4) p EÑA C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 540.
(sos) R eAtegui S ánchez, J.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 142.
(806 ) |=n cuanto a sus efectos, ver, lo referente en el apartado del TID; Cfr.; U rruela M ora ,
A.; Imputabilidad Penal y Anomalía..., cit., ps. 247-248.
(807) U rruela M ora , A.; Imputabilidad Penal y Anomalía..., cit., p. 249.
598 D erecho penal - Parte especial: T omo III
libera in causa, que según los términos previstos en el articulado, sólo resulta
reprimióle la variante dolosa.
6. AGRAVANTE
El artículo -su b examine-, establece como agravante, cuando «el
agente presta servicios de transporte público de pasajeros, mercancías o
carga en general, encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de
alcohol en la sangre en proporción superior de 0,25 gramos-litro, o bajo el
efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéti
cas», dando lugar a una reacción penal intensificada.
Sobre el criterio de agravación, algunas legislaciones como la españo
la, han dispuesto, por ejemplo, que cuando se trate de vehículos destinados
al transporte de mercancías con una masa máxima autorizada superior a
3,5000 kilogramos, vehículos destinados al transporte de viajeros de más de
nueve plazas, o de servicio público, al transporte escolar y de menores, al de
mercancías peligrosas o de servicio de urgencia o transportes especiales, los
conductores no podrán hacerlo con una tasa de alcohol en la sangre superior
a 0,3 gramos litros de alcohol, o de alcohol en aire aspirado superior a 0,15
miligramos de litro(812).
Vemos, entonces, que la Ley N° 29439 del 19 de noviembre del 2009,
modifica el artículo 274° del CP(813), definiendo una valoración jurídico-
penal diferenciada, cuando se trata de un conductor de transporte público,
sostenido sobre el contenido de la Imputación Individual. Resultando, por
ende, que el grado de alcohol en la sangre, se mantiene en el nivel de 0,5
gramos litro, cuando el agente es un conductor de transporte particular,
según la modificación efectuada al articulado, vía la sanción de la Ley N°
27753 del 09 de junio del 2002.
De lo anotado, se advierte que el legislador ha fijado -normativamen
te-, una distinción penológica, conforme las características particulares del
autor, considerando de mayor gravedad cuando el agente es conductor de
un vehículo de transporte público.
Es cierto, que quienes conducen automotores, dirigidos a la prestación
de un servicio público, tienen la exigencia de conducirse con gran cuidado,
Bal F rancés, E.; P edreno Navarro, Lucía; P ipaon P ulido, Jorge Guillermo. Los delitos
contra ¡a seguridad vial: Análisis práctico y formulados de aplicación. Lex Nova. Pri
mera edición. España, 2009, cit., p. 47.
Siguiendo el mismo tenor, se modificó también los tipos penales de Homicidio Culposo
(artículo 111°) y las Lesiones Culposas (artículo 124°).
600 D erecho penal - Parte especial : T omo III
contacto. De ahí, que se ponga de relieve las categorías del delito imposible y
de la tentativa inidónea.
En la ejecutoria recaída en el Exp. N° 639-98, se dice que: “El delito
de conducción de vehículos en estado de ebriedad es un delito de comisión
instantánea, pues la acción se agota en todos sus efectos en el momento en
que se concretan los elementos o las condiciones de su punibilidad”(814).
Un delito tentado, es en realidad de forzosa y de dudosa aceptación,
dada la naturaleza del tipo penal; la ingesta previa del alcohol en un
determinado lugar y, que se conduce a su vehículo para conducirlo, a nuestro
entender, ello esta fuera del marco legal(815).
Si como consecuencia, del riesgo no permitido producido por el autor
(conducción bajo la influencia de drogas legales e ilegales), toma lugar la
muerte de la víctima o se ve afectada gravemente en su integridad física y/o
corporal, la tipificación se traslada simultáneamente a los delitos de Homici
dio y Lesiones, bajo el entendido que dichos resultados, de mayor disvalor,
han de estar abarcados por la esfera cognitiva del agente, cuando se deter
minó a beber dosis de alcohol, sabiendo que iba a conducir o en su propio
trayecto de la conducción. Bajo tal anotación, ha de quedar claro, que la
fórmula del actio libera in causa, ha de comprender, desde el plano subjetivo,
todos aquellos riesgos susceptibles de lesión, de quien se somete a dicho
estado, no interesando el plano volitivo, a mi entender, estrictamente cog
noscitivo] debiéndose admitir en esta hipótesis, un Concurso delictivo, pues
el estado de conducción bajo la influencia de drogas (legales e ilegales), no
se encuentra, como tal en los alcances normativos de los tipos penales de
Homicidio y Lesiones dolosas.
La fórmula del conflicto aparente de normas penales, es de verse en cam
bio, cuando el actio libera in causa, es de naturaleza culposa, es decir, cuando
el autor al beber cantidades significativas de alcohol, pudo haber previsto, que
su conducción del vehículo, bajo tal influencia, podía causar dichos resultados
lesivos; siendo que los artículos 111° y 124° del CP, reglan dichos estados psico-
físicos.
(814) Baca C abrera, D. y otros; Jurisprudencia Penal. Procesos Sumarios, cit., p. 445.
(815) Cfr., O rts Berenguer, E.; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., p. 1716.
602 D erecho penal - Parte especial: T omo III
ANÁLISIS GENERAL
FORMAS AGRAVADAS
Art. 275.- “L a p e n a será p r iv a tiv a de lib e rta d no m enor de seis n i m ayor
de quince años cuando en la comisión del delito p re v isto en el artículo 2 1 3 °
concurre cualquiera de las siguientes circunstancias:
1. S i hay peligro de m uerte p a r a las personas.
2 . S i el incendio provoca explosión o destruye bienes de v a lo r científico,
histórico, artístico, cultural, religioso, asistencial, m ilita r o de im por
tancia económica.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 605
Para algunos autores este supuesto del injusto agravado, plantea ciertas
dudas, puesto que la Ley, en lugar de basarse exclusivamente en el resultado
material se atiene a un pronóstico(816), a una probabilidad casi rayana en la segu
ridad, que la creación del «Peligro Común», generado por el incendio y/o explo
sión, a su vez genera un peligro concreto para la vida de determinas personas.
Los antecedentes históricos de esta forma de legislar son muy anti
guos, como en la edad media se llegaba a graduar la pena según hubiera de
clarado los médicos concurso de algún peligro, o de simple peligro o de pe
ligro grave(817). Sin embargo, los cuestionamientos modernos a castigar con
severidad en base a una conjetura han terminado por eliminar la previsión de
algunas legislaciones, siempre y cuando se incida en una imputación, que
con precisión tienda a erigir la responsabilidad penal, sobre concretas esfera
de organización personal, entendiendo, que los delitos de Peligro Común,
parte de la realización defectuosa de ciertas actividades.
Sobre este asunto ver: T erragni, M.A.; Delito contra las personas. Ediciones Jurídicas
Cuyo. Mendoza, 2000, cit., p. 501.
C arrara, R; Programa de derecho criminal. Editorial Temis - Depalma. Buenos Aires,
1977. cit., p. 1437.
606 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(823) Al respecto ver: C aro C oria , D.C.; Acerca de la discriminación de género en el Código
Penal Peruano de 1991. En: Anuario de derecho penal 1999 - 2000: Derecho penal y
discriminación de la mujer. H urtado Pozo,José (Director).Fondo Editorial de la Pontifi
cia Universidad Católica del Perú. Primera edición. Lima, 2001, cit., p. 168.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 609
ESTRAGOS ESPECIALES
A rt. 276.- “El que causa estragos por medio de inundación, desmorona
miento, derrumbe o por cualquier otro medio análogo, será reprimido con
forme a la pena señalada en los artículos 273y 275, según el casó"
COMENTARIO
(824) Citado por Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 607.
(825) G ómez, E.; Tratado de Derecho Penal, T. V, cit., p. 87.
610 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(826) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 608.
(827) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 544.
(828) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 608.
(829) Así, G ómez, E.; Tratado de Derecho Penal, T. V, cit., p. 40.
(83°) S oler, S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 544.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 611
COMENTARIO
(836) Fontán Balestra, C.; D erecho Penal. P arte Especial, cit., p. 610.
614 D erecho penal - Parte especial : T omo III
MODALIDADES CULPOSAS
Art. 278.- “El que, por culpa, ocasiona un desastre de los previstos en los
artículos 273, 275y 276, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de tres años”.
COMENTARIO
1. CONCEPTOS PRELIMINARES
El Derecho penal es el medio de control social formal que ejerce de
forma más intensa la tutela de los valores jurídicos fundamentales, en la
medida, que cuenta con las sanciones jurídicas más gravosas de todo el
ordenamiento jurídico, que en estricto importa la injerencia en la libertad fun
damental de una persona; por tales motivos, ha de entenderse que la norma
jurídico-penal, tiene por principal función, de establecer un marco social de
convivencia pacífica bajo un régimen de igualdad y de libertad. En tal mérito,
el derecho punitivo debe tutelar los bienes jurídicos merecedores de protec
ción penal, como única forma de garantizar una convivencia pacífica de los
ciudadanos.
Conforme ha ido evolucionando el Estado y la sociedad, han ido apa
reciendo nuevas creaciones humanas, que en principio se dirigen a facilitar
la vida comunitaria, no obstante, existen otras, que cuentan con una finalidad
muy específica: de cautelar la Seguridad de las personas y del espacio físi
co-territorial de toda Nación. Se, dice entonces, que la cautela de los bienes
jurídicos personales e institucionales, requieren de medios, que con aptitud
puedan repelar todo tipo de ataque, a dichos intereses jurídicos.
Siglos atrás, las grandes batallas, que tomaron lugar en territorios de
Europa, Asia y el continente Americano, expresaban que el poderío de una
Nación, se determina conforme a su poderío bélico; mientras más fuerte
quería ser un Estado y, así conquistar nuevos territorios, era indispensable
agenciarse de una variedad de armas, con suficiente eficacia para lograr
disuadir a los enemigos. Fue en el siglo XX, en particular con la Segunda
Guerra Mundial, que se mostró en toda magnitud, que tan devastador puede
ser un arma, en este caso de naturaleza atómica; conforme la tecnología va
adquiriendo un desarrollo vertiginoso, se crean armas nucleares, químicas y
otras de efectos letales significativos. Lastimosamente, el poderío armamen-
ticio, no sólo se emplea hoy en día como mecanismo disuasivo o dígase es
tratégico en cualquier hemisferio, cuyo monopolio debe ser de los Estados,
sino que también las organizaciones delictivas (subversivas, paramilitares,
mafias, etc.), hacen uso de ellas, para concretizar sus propósitos ilegales.
(837> Artículo modificado por el Artículo 2 del Decreto Legislativo N° 1244, publicado el 29
octubre 2016.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 617
2. BIEN JURÍDICO
las estadísticas demuestran que entrañan riesgos personales ante hipotéticos usos
indebidos de los mismos; Delitos contra el Orden Público (IV), cit., p. 883.
(844) Todo fabricante de armas convencionales y municiones, tiene la obligación de marcar
su producción de acuerdo a Ley.
(845) C reus, C.; Derecho penal. Parte especial. Tomo II. Editorial Astrea. Sexta Edición.
Buenos Aires, 1998, cit., p. 23.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 621
(846) Ver: C ruz B lanca, M.J.; Régimen penal y tratamiento jurisprudencial de la tenencia
ilícitade armas. Editorial DYKINSON. Primera Edición. Madrid, 2005, cit., p. 56.
<847> C reus, C.; D erecho penal. P arte especial. Tomo II, cit. p. 24.
622 D erecho penal - Parte especial : T omo III
4. TIPICIDAD OBJETIVA
a. Sujeto activo
(850) GarcIa Albero, R.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, T. Mi, cit., p. 2062.
624 D erecho penal - Parte especial : T omo III
b. Sujeto pasivo
(852) Así, C astañeda S egovia, al señalar que la posesión irregular de arma se configura
cuando pese al origen legal o la legitimidad de la relación entre su poseedor y el arma,
se carece de licencia; El delito de tenencia ilegal de armas, cit., p. 54.
<853> Así, en la ejecutoria dictada en el RN N° 548-2002-Huánuco, cuando se dice lo si
guiente: “Habiéndose acreditado que el procesado sí tenía licencia para el manejo de
arma, su no renovación, a la fecha en que sucedieron los hechos, conlleva una irregu
laridad de carácter administrativo pasible de una sanción por parte de la DISCAMEC,
más no una sanción penal, toda que su posesión sí es legítima”.
626 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(bs4) cfr., al respecto, C astañeda S egovia , M.G.; El delito de tenencia ilegal de armas, cit.,
ps. 46-47.
(8ss) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II,
cit., ps. 164-167.
(856)
Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. I, cit.,
ps. 469-472.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 629
(857) P eña C abrera Freyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 455.
(858> P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 456.
(859) Cfr., P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 459.
<86°) p EÑA C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 584.
(861) P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 584.
630 D erecho penal - Parte especial: T omo III
El arma debe ser idónea y apta, para poder provocar una lesión a
los bienes jurídicos fundamentales, descartándose, por tanto, las pistolas de
fogueo así como las de juguete, máxime si sobre ellas no existe autorización
para su porte y/o posesión, cabe preguntarse si aquélla debe estar cargada.
No lo consideramos necesario, en tanto el instrumento riesgoso, no ha de
percibirse en cuanto a la posibilidad inmediata y actual de poder emplearse,
sino de que pueda usarse en cualquier momento. Algunas armas, llevan
cacerina, como el revólver, el cual se saca y de vuelve a poner, de modo, que
su abstracta peligrosidad no puede condicionarse a dicha circunstancia(862).
La eficacia o funcionamiento del arma constituye un presupuesto
objetivo del delito examinado; en él se vivifica la necesaria ofensividad de una
conducta que, pese a resultar de peligro abstracto, no puede considerarse
puramente formal(863).
En la ejecutoría recaída en el RN N° 5019-98-Lima, se expresa que:
“Tratándose de tenencia ilegal de armas o municiones, éstas tienen que ser
utilizables, ya que sólo así pueden amenazar la seguridad pública, de lo
que se colige que las que estructuraímente tienen defectos que no permiten
su empleo o las que han perdido sus propiedades de modo que se hayan
<862) Así, F ontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 616.
(sea) G arcía A lbero, R.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p. 2069.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 631
(864) C hocano Rodríguez, R ./ Valladolid Z eta, V.; Jurisprudencia Penal, cit., p. 228.
(865) C arbonell M ateu, J.C. y otro; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., p. 2103
(866) R amos G ancedo, D.; Comentarios al Código Penal, 5, cit., p. 3584; C astañeda S egovia,
M.G.; El delito de tenencia ilegal de armas, cit., ps. 50-51.
632 D erecho penal - Parte especial: T omo III
uso que fueron creadas; es ante dichas conductas, que deben aplicarse los
criterios de mínima lesividad, de contactos sociales mínimos, sustrayéndolas
del ámbito de punición. El artículo 11° de la Ley N° 25054, señala que son
armas de colección aquéllas que por su valor histórico, antigüedad, diseño y
otras peculiaridades, sean calificadas como tales por el organismo de control
con arreglo al Reglamento de la presente Ley. No podrán ser portadas ni
tener munición.
y tipos de explosivos, lo que los hace aún más peligrosos si son detectados
y deben ser desarmados; son en todo caso bombas caseras, elaborados
fuera de los patrones o diseños registrados en la industria armera. La Ley N°
30299 de armas de fuego, municiones, explosivos, productos pirotécnicos
y materiales relacionados de uso civil, en el artículo 4o inc. g), define al ex
plosivo, como sustancia o mezcla sólida o líquida que, por reacción química
intrínseca, es capaz de producir una explosión. Asimismo, se entiende por
explosivo a la sustancia o mezcla de sustancias que, bajo influencias exter
nas, es capaz de liberar rápidamente energía en forma de gases o calor. En
todo caso, se gala de una técnica rica en casuística, pero de deficiente técni
ca legislativa, en el estricto afán de cerrar espacios de impunidad.
Luego, se describe en la modalidad típica contenida en el 2do. pá
rrafo del articulado, que será sancionado con la misma pena el que presta
o alquila, los bienes a los que se hacen referencia en el primer párrafo. Se
sustituye el término “armas” por “bienes”, entendiendo que alguno de los
objetos materiales detallados en la literalidad normativa, no son propiamente
armas, entendiéndose por «arma de fuego», cualquier arma que conste de
por lo menos un cañón por el cual una bala o proyectil puede ser descargado
por la acción de un explosivo y que haya sido diseñada para ello o pueda
convertirse fácilmente para tal efecto, excepto las armas antiguas fabricadas
antes del siglo XX o sus réplicas(867). Parece que con el término “bienes”,
comprenden de mejor manera todos los objetos enumerados en el primer
párrafo del tipo legal.
En la modalidad delictiva descrita en el último párrafo (tráfico de bom
bas o materiales explosivos), se incluye también el término «artefacto», a fin
de guardar la coherencia y sistematicidad de todas las conductas típicas del
artículo 279° del CP.
7. CONCURSO DELICTIVO
189° inc. 3), sin embargo, con ello no lo decimos todo, en el sentido, de
que el descarte del concurso, procede conforme a la naturaleza del bien
jurídico tutelado. En el delito de Robo agravado, se tutela el patrimonio(868),
constituyendo una figura pluriofensiva, mientras que el delito de tenencia
ilegal de armas, protege la Seguridad Pública.
Según lo dicho, si es que el agente al momento de sustraer el dinero
de sus víctimas, mediando violencia física y/o amenaza suficiente, porta
un arma de fuego, sin contar con la autorización administrativa respectiva,
estará incurso en Concurso Ideal de delitos, entre los artículos 189° y el 279°
del CP(869). No se entiende, porque tendría que absorber el Robo al tipo penal
de la tenencia ilegal de armas, cuando los objeto de tutela son distintos; en
el artículo 279°, se penaliza la tenencia del arma, mientras que el 189°-A,
sanciona su empleo.
En la ejecutoría recaída en el Exp. N° 4081-98-La Libertad, se dice
que: “De conformidad con lo establecido por esta Suprema Sala Penal en
numerosas ejecutorias, el delito de robo agravado con utilización de arma de
fuego como instrumento para ejecutarlo, subsume al delito de tenencia ilegal
de arma de fuego, no pudiendo ser consideradas ambas figuras penales
como delitos independientes”(870).
Existe un Concurso real homogéneo, cuando el agente es quien fabri
ca las municiones y a la vez quien las suministra a los proveedores.
Partiendo de la estructuración típica, que se contrae del tipo penal,
vemos que la tenencia ilegal de varias armas, no puede ser considerada
como un concurso delictivo, sino como un solo injusto, lo que inclusive podría
comprenderse como una conducta típica de almacenamiento de armas; al
igual quien fabrica una variedad de materiales explosivos.
¿Puede admitirse un concurso entre el delito del artículo 279° con el
delito de lesiones? Pueden presentarse dos posibilidades, la primera cuando
el agente, usa el arma para golpear físicamente a su víctima (como objeto
contundente), sin contar con licencia para su posesión, o cuando porta el
arma y golpea al agraviado con sus puños.
<868) Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal, Parte Especial, cit.,
ps. 229-231.
(869) Vide, G arcIa A lberó, R.; Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, cit., p.
2064; C arbonell M ateu, J.C. y otro; Comentarios al Código Penal, Vol. IV, cit., ps.
2106-2107.
(870) R ojas Vargas, F.; Jurisprudencia Penal Comentada, cit., p. 323.
636 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(871) Así, FontAn Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 617.
(872) Así, G arcía A lbero, R.; Comentarlos a la Parte Especial del Derecho Penal, cit, p.
2063.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 637
Art. 279-E - “El que sin cumplir con la normatividad vigente y/o sin
contar con la autorización expresa, quepara el efecto expida la autoridad
competente, realice u ordene realizar a sus subordinados la actividad de
ensamblado de ómnibus sobre chasis originalmente diseñado y fabricado
para el transporte de mercancías con corte o alargamiento del chasis, será
reprimido conpena privativa de la libertad no menor de cinco (5) ni ma
yor de diez (10) años.
Si el agente comercializa los vehículos referidos en el primer párrafo o
utiliza éstos en el servicio público de transporte de pasajeros, como trans
portista o conductor, la pena privativa de la libertad será no menor de
cuatro (4) ni mayor de ocho (8) años y, según corresponda, inhabilitación
para prestar el servicio de transporte o conducir vehículos del servicio de
transportepor el mismo tiempo de lapena principal.
Si como consecuencia de las conductas a que se refieren el primer y segundo
párrafos, seproduce un accidente de tránsito con consecuencias de muerte
o lesiones graves para lospasajeros o tripulantes del vehículo, lapena pri
vativa de la libertad será no menor de diez (10) ni mayor de veinte (20)
años, además de laspenas accesorias que correspondan.”
1. ALCANCES PRELIMINARES
ma conjunta conforman toda una red delictiva, que la política criminal moder
na pretenda enfrentar, mediando la elaboración de una serie de tipificaciones
penales.
Vemos, entonces, que existe toda una red delictiva, referida al «Tráfico
Ilícito de armas», al comprender conductas, que van desde la elaboración,
fabricación, tenencia hasta su puesta en comercialización, que pudieron
haber sido recogidos en un solo precepto penal, en vista de su intrínseca
vinculación, no obstante el legislador prefirió legislar de forma autonómica,
criminalizando una serie de comportamientos, que en algunos casos reve
lan patrones comunes, mas en algunos casos, como en la fabricación, co
mercialización e importación de productos pirotécnicos, en el ensamblado,
comercialización y utilización de buses-camión así como el uso de armas
en estado de ebriedad o drogadicción, como se desprende de los artículos
279°-C, 279°-E y 279°-F. No se corresponde con un orden coherente sis
tematizado, tomando en cuenta los verbos empleados y las modalidades
típicas en particular.
Es de verse, por tanto, que las ansias por penalizar cualquier conducta
vinculada, con el Tráfico de Armas y comportamientos conexos, han conlle
vado esta fatigosa e incesante inclusión de figuras delictivas, que se inició
con la dación de la Ley N° 26672 del 20 de octubre de 1996, seguida luego
por el Decreto Legislativo N° 898 de mayo del 1998, la Ley N° 28627 de no
viembre del 2005, la Ley N° 28824 del 22 de julio del 2006, la Ley N° 29177
del 03 de enero del 2008 y finalmente, el artículo 2o de la Ley N° 29439 del
19 de noviembre del 2009.
Dicho lo anterior, se advierte, que las conductas glosadas bajo los tér
minos normativos del articulado, desborda en realidad la Seguridad pública
del país, ingresando a un contexto internacional, en la medida que el uso de
estas armas, en mérito a su poderío, pone en riesgo la subsistencia misma
de la humanidad, bien jurídico, sería por tanto la «Seguridad de la Comunidad
Internacional».
Punto a saber importante, es que la contravención que se requiere,
para la configuración del presente injusto, no se refiere a la legislación ad
ministrativa nacional sino a las prohibiciones establecidas en la Convención
sobre Armas Químicas, aprobada por las Naciones Unidas en 1992, lo que
genera ciertos reparos, en el sentido de que una Convención puede ser una
guía de remisión en la tarea legislativa, pero a efectos de la penalización
de conductas rige el principio de estricta legalidad nacional, de que los ins
trumentos internacionales sean desarrollados en el derecho positivo vigen
te; constituyendo, por ende, una ley penal en blanco, donde la remisión a
normativa extra-penal, importa una tarea indispensable, para poder com
plementar la materia de prohibición. La pregunta sería si dichas definiciones
prohibitivas han de ser también abarcadas por la esfera cognitiva del agente.
En principio, se sanciona a quien participa en cualquier etapa de la
cadena delictiva (produce, desarrolla, comercializa, almacena, vende, ad
quiere, usa o posee) establecida por la norma penal contraviniendo la Con
vención sobre Armas Químicas adoptada por las Naciones Unidas.
De acuerdo a este instrumento internacional, por “armas químicas” se
entiende, conjunta o separadamente: i) Las sustancias químicas tóxicas o
sus precursores, salvo cuando se destinen a fines no prohibidos (), siempre
que los tipos y cantidades de que se trate sean compatibles con esos fines,
Tanto las armas como los materiales tienen que ser utilizares, ya que
sólo así pueden amenazar la seguridad común; los que estructuralmente
tienen defectos que no permiten su empleo o los que han perdido sus
propiedades de modo que se hayan transformado en inocuos, no constituyen
objetos típicos. Claro está que no quedan comprendidos en esta última
categoría aquellos cuyas deficiencias pueden ser subsanadas con relativa
facilidad y que, por tanto, sólo han disminuido circunstancialmente la aptitud
del arma o material. Tampoco se marginan del tipo los objetos que no
pueden ser utilizados por el agente por carecer él mismo de un elemento
necesario para hacerlo (p. ej., carecer de detonadores para hacer estallar los
explosivos), pero que pueden ser idóneamente empleados por terceros o por
el mismo autor si se procura tal elemento(875).
(875) C reus, C.; Derecho penal. Parte especial. Tomo II, cit. p. 30.
<876) F ontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 618.
644 D erech o pen al - Parte e s p e c ia l : T om o III
abarcado por el artículo 185° del CP(877), a menos que concurran alguna de
las circunstancias contenidas en el artículo 186°, configurando un Concurso
delictivo.
Observamos que con la presente tipificación, el legislador se adelanta
a comportamientos anteriores, concretamente a los previstos en el artículo
279°-A del CP, como una vía de cerrar dicha cadena delictiva.
La «sustracción» que puede ser entendida como una forma de apode-
ramiento ilegal, supone las traslación, el desplazamiento del objeto materia
del delito a la esfera de custodia del sujeto activo, despojando al sujeto pa
sivo de los derechos subjetivos que se derivan de una relación del derecho
real de propiedad. En la presente hipótesis del injusto, lo que interesa no
es que el efectivo policial ya no cuente con su arma reglamentaria, sino el
riesgo que significa para los comunitarios que ciertos individuos puedan usar
armamentos de tal característica.
El legislador peruano ha considerado como conveniente sancionar pe
nalmente a quien traicionando a la institucionalidad de seguridad nacional y
poniendo en riesgo la seguridad y tranquilidad de la población se presta para
sustraer o arrebatar armas de fuego en general, o municiones y granadas de
guerra o explosivos de uso estrictamente policial, castrense o de seguridad.
La intensión de esta norma es disminuir los constantes hurtos y robos al
armamento, municiones y explosivos de las fuerzas públicas que finalmente
terminan en manos de organismos terroristas, del narcotráfico o de los delin
cuentes comunes, colaborando con ello al fortalecimiento de los niveles de
inseguridad.
Además, se sanciona con la pena de cadena perpetua, si es que se
genera la muerte o lesiones graves contra las víctimas o terceros durante la
comisión del ilícito penal. Las circunstancias descritas, develan un resulta
do de mayor afectación, al contemplado al inicio del articulado, esto es, la
«muerte o lesiones graves» que pueden producirse en el decurso del arre
bato y/o sustracción del arma; se diría, por tanto, que el efectivo policial se
resiste a entregar el arma o que terceros, al constituirse en testigos presén-
ciales son eliminados por el agente. Lo que si bien puede suceder en los
hechos, en el aspecto puramente normativo, vemos que dichos resultados
serían abarcados por los delitos de Lesiones y de Homicidio, en concurso
con el presente injusto, en su modalidad culposa, si es que el resultado de
mayor disvalor pudo ser previsto por el autor y, cuando dicha circunstancia
fue abarcada por la esfera cognitiva del agente, en su modalidad dolosa.
Las armas son bienes muebles, al tener valor patrimonial y, un dueño, desde un plano
institucional, por lo que pueden ser objetos de este injusto penal.
T ít u l o XII: D e l it o s c o n t r a l a se g u r id a d p ú b l ic a 645
(878> Vide, al respecto, P eña C abrera F reyre , A.R.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il.cit.,
ps. 246-249.
646 D erech o pen al - Parte e s p e c ia l : T om o III
(879) Los fabricantes recomiendan que el chasis no debe ser sometido a ningún tipo de
modificación de su estado original, es decir, no debe ser cortado, agujereado, ex
puesto a algún proceso de conformado en frío o en caliente, o procesos de soldadura,
a excepción de zonas permitidas por el fabricante, puesto que el material sufre una
modificación en su estructura y micro-estructura, y como consecuencia cambia sus
propiedades mecánicas originales.
<88°) Este riesgo se hace relevante si tenemos en cuenta que las principales causas de los
accidentes de tránsito son: despistes, volcaduras, y fallas en los frenos que reflejan
deficiencias mecánicas producto de la forma anti-reglamentaria en que son ensam-
652 D erech o pen al - Parte e sp e c ia l : T om o III
biados. El sólo hecho de que el chasis del bus-camión ha sido cortado ya le quita el
punto de equilibrio necesario que distribuya el peso que lleva en todo el vehículo, por
lo que en las curvas son propensas a volcarse o despistarse.
T ít u l o XII: D e l it o s c o n t r a l a s e g u r id a d p ú b l ic a 653
(881)
Incorporado por el artículo 2 o de la Ley N° 29439 del 19 de noviembre de 2009.
654 D erech o pen al - Parte e sp e c ia l : Tom o III
(882) Artículo incorporado por el Artículo 3 del Decreto Legislativo N° 1244, publicado el 29
octubre 2016.
(883) por tant0j extensible el comentario al Poder Ejecutivo.
T ít u l o XII: D e l it o s c o n t r a l a se g u r id a d p ú b l ic a 655
nuevo tipo penal al catalogo delictivo, en el caso que nos ocupa el artículo
279°-G, no vendría más que replicar las conductas típicas que se regulan
en el artículo 279° (in fine), con la única distinción del objeto material del
delito, en este nueva figura del injusto, la fabricación, modificación, sumi
nistro, comercialización, uso, tenencia, etc., recae sobre: «armas de fuego
de cualquier tipo, municiones, accesorios o materiales destinados para su
fabricación o modificación», mientras que en el segundo de los nombrados,
se hace alusión a: «bombas, artefactos o materiales explosivos, inflamables,
asfixiantes o tóxicos o sustancias o materiales destinados para su prepa
ración». Todos objetos relacionados entre sí, en cuanto armas (de fuego o
no), u otros objetos capaces de detonar, como artefactos, las municiones,
bombas, etc.; por lo demás, el artículo 279° en su redacción primigenia, con
tenía tanto a «armas como armas de fuego», antes de la modificación sufrida
por el Artículo Único del Decreto Legislativo N° 1237 de septiembre 2015.
Por consiguiente, la inclusión de este tipo legal es a todas luces innecesa
rio, forma parte de un lineamiento de política criminal llevada a los efectos
socio-cognitivos-promocionales de la norma penal, sin interesar su verda
dero rendimiento práctico para el sistema de justicia, de hecho, todos estos
objetos (bienes) pudieron ser reglados en el artículo 279° del CP sin ningún
problema. Sabemos toda la problemática que significa en el Perú, la tenen
cia y comercialización ilegal de todos estos productos letales, pero abordarlo
importa diseñar mecanismos de control y fiscalización, que van más allá del
Derecho penal, sin que ello implique negar su legítima intervención ante los
actos de desvalor que se definen en la composición normativa de ambos
articulados.
De forma similar, todas las modalidades típicas que se describen en
el articulado, tienen que tomar lugar siempre que el agente no esté debi
damente autorizado para ello, esto es, si el autor cuenta con autorización
para comercializar armas de fuego, la conducta es atípica, pero si está
autorizado, pero de forma indebida, el acto si ingresa al ámbito de punición.
Lo «indebido» habrá que ser confrontado con la normatividad de la materia.
En nuestro país, la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de
Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil, es el organismo
encargado de expedir certificados a las personas que quieren obtener un
arma de fuego; siendo tres los requisitos: un certificado de evaluación psi-
cosomática obtenido por un centro de salud autorizado por la Dirección de
Salud Mental del Ministerio de Salud (MINSA), aprobar una evaluación oral
y pasar una prueba de tiro. Además, se evalúa en línea los antecedentes
penales y policiales del solicitante. Será, pues, una autorización indebida
que el funcionario competente, le otorgue dicha autorización, cuando el
solicitante ha presentado un certificado de salud falsificado, por tanto, sus
ceptible de represión penal.
656 D erech o pen al - Parte e s p e c ia l : T om o III
Igual represión recibe aquel que presta, alquila o facilita, siempre que
se evidencie la posibilidad de su uso para fines ilícitos, las armas o bienes
a los que se hacen referencia en el primer párrafo; en este supuesto del
injusto, se eleva al rango de autoría, intervenciones que en realidad son ca
talogadas como participación delictiva, que por su alto grado de desvalor
han merecido la misma pena, que las modalidades delictivas descritas en el
primer párrafo del artículo 279°-G. Se sabe que armas de fuego que solo es
tán autorizados a portar los efectivos de la PNP, son alquiladas o facilitadas
a miembros de organizaciones delictivas para que puedan ejecutar sus ac
ciones criminales; en otros casos, miembros en actividad o en retiro de esta
institución, son integrantes de estos aparatos delictivos, los que las hacen
más peligrosas. Un estudio de la Superintendencia Nacional de Control de
Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil revela
que estos ‘alquilan’ sus herram ientas de trabajo a organizaciones crimi
nales. Esta realidad refleja la inseguridad ciudadana que a diario ataca a los
peruanos. (En: Redacción de Perú 21, 12 de noviembre de 2014).
1. GENERALIDADES
La propuesta penalizadora, enmarcada en una definida política cri
minal, engloba una serie de comportamientos prohibidos, que tiene como
núcleo identificador a la teoría del «bien jurídico», como todos aquellos in
tereses jurídicos dignos de tutela penal, al estar vinculados con la autorrea-
lización de la persona humana así como con la participación del individuo
en concretos ámbitos de la vida cultural, social, y económica. Es así que
aparece la dualidad del bien jurídico, desde una perspectiva individualista,
conforme se desprende de las primeras titulaciones de la codificación puniti
va y, desde un plano colectivo (supraindividual), en cuanto a la construcción
de intereses que se insertan en una visión macro del sistema, incluyendo la
elaboración de bienes, cuya abstracción responde a una orientación, propia
de los sistemas sociales, tal como es de verse en el Título XII del CP - la
«Seguridad Pública».
Conforme lo anotado, la seguridad del colectivo, ha de manifestarse
en una variedad de actividades humanas, aquellas indispensables para el
desarrollo y progreso de la sociedad; es sabido, que el comercio, la indus
tria, los negocios así como las más elementales inter-actuaciones sociajes,
requieren de ciertos medios de comunicación para poder concretizarse, de
forma que surgen los medios de «Transporte, Comunicación y Servicios Pú
blicos», como los canales que posibilitan que las personas puedan despla
zarse de un lugar a otro, para que las mercancías y/o productos puedan ser
comercializados y transportados a su lugar de destino.
En un principio, destacan los trenes, las locomotoras, como las primeras
vías de comunicación, el avance vertiginosos de la ciencia y la tecnología, traída
660 D erech o pen al - Parte e s p e c ia l : T om o III
(884> S oler , S.; Derecho penal argentino, T. IV, cit., ps. 553-554.
(885) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-C, cit., p. 139.
(888) D onna , E.A.; Derecho Penal. Parte Especial, T. Il-C, cit., p. 139.
T ít u l o XII: D e l it o s c o n t r a l a se g u r id a d p ú b l ic a 661
1. GENERALIDADES
Resulta preciso tener en cuenta la idea de peligro común, toda vez que
esta figura delictiva no se funda en los daños causados, como bien apunta
laban algunos autores; esto, aún cuando parezca contradictorio, puede care
cer de sentido desde el punto de vista del peligro. Estos atentados no están
constituidos por el daño que se puede inferir a una embarcación, sino por esa
indeterminación del peligro que es fuente de daños de consideración y sobre
todo de alarma.
El Derecho penal no tiene por qué esperar a que se tomen lugar la
efectiva causación de resultados, sino de adelantar las barreras de punición,
ante aquellas actividades que de por sí riesgosas, requieran de una pro
tección jurídico-penal independiente, destinada a brindar la Seguridad que
dichos intereses jurídicos merecen, según el orden ius-fundamental, a partir
de una perspectiva de orden colectivo.
La justificación de este capítulo tiene que ver con el progreso de los
medios de transporte y de comunicación, desde la perspectiva de que son
bienes jurídicos de utilidad general, de manera que hay otro interés que
el privado o de los dueños de esos medios, en cuanto es la comunidad la
que tiene interés en ellos y el ataque a esos medios constituye un peligro
asimilable a otros estragos(888).
La tutela recae sobre los servicios que tienen carácter social, que están
destinados a la utilidad de la comunidad, cuando los daños o entorpecimientos
que en ellos se produzcan puedan crear peligro común(889).
Es de verse que es el «peligro común» lo que fundamenta la punición,
es decir, el contenido material del injusto típico, tomando en consideración la
estructura del sistema social, a través de una serie de referencias sociales,
que se exteriorizan mediante actividades colectivas. Por eso, se ha podi
do afirmar que lo que está en juego es la vulnerabilidad de ciertos medios,
cuya sola puesta en peligro representa un mal de suma gravedad, porque los
riesgos son muy probables y abarcan casi invariablemente a gran número
de personas y bienes independientemente de la alarma que provocan, y la
fluidez de los transportes y comunicaciones de todo género, de enorme im
portancia colectiva.
Resulta importante destacar que en este tipo de bienes jurídicos, la
protección jurídico-penal abarca no sólo la elaboración de un interés jurídico
supraindividual, sino que ingresa, de forma indirecta, a una suerte de vincu
lación con intereses jurídicos de orden personal.
(895) Fontán Balestra, C.; ob. cit., p. 130; G ómez, E.; Tratado de Derecho Penal, cit., T. 5, p. 63
<896) C reus, C.; Derecho penal Parte especial, T. II, 6a edición actualizada y ampliada la
reimpresión- Editorial Astrea De Alfredo y Ricardo Depalma- Ciudad de Buenos Aires-
1998, cit., p. 36.
(897 )
Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., ps. 622-623.
668 D erech o pen al - Pa r t e e s p e c ia l : T om o III
(898) C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p.38.
(899) Ibidem.
(900) Cfr., Fontán Balestra, C.¡ Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 623.
T ít u l o XII: D e l it o s c o n t r a l a se g u r id a d p ú b l ic a 669
5. FIGURA PRETERINTENCIONAL
Si el hecho produce naufragio, varamiento, desastre, muerte o lesiones
graves y el agente pudo prever estos resultados, la pena será no menor de
ocho ni mayor de veinte años(902).
Así, FontAn Balestra, al anotar que tratándose de una figura de peligro real, es posible
la tentativa, consistente en la ejecución de actos idóneos tendientes a poner en peligro
esa seguridad, sin lograrlo por causas ajenas a la voluntad del autor; Derecho Penal.
Parte Especial, cit., p. 623.
(902 )
La misma tónica sigue el artículo 190° del CP argentino.
670 D erech o pen al - Pa r t e e sp e c ia l : T om o III
<903) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 623.
T ít u l o XII: D e l it o s c o n t r a l a se g u r id a d p ú b l ic a 671
COMENTARIO GENERAL
El artículo 281° del CP, parece develar una fórmula normativa que da
lugar a una «Extensión de Punibilidad», conforme al objeto materia del delito,
no sólo parece ser importante cautelar la Seguridad de las naves, buques y
medios de transporte terrestre, sino también aquellas instalaciones energé
ticas, plantas eléctricas y todos aquellos lugares donde se producen, trans
miten u almacenan, sustancias eléctricas o aquellas destinadas al servicio
público de aguas corrientes. Así también, las instalaciones de los medios de
telecomunicación pública y aquellos lugares donde se apostan los ciudada
nos para hacer uso de los medios de transporte público, v. gr., paraderos de
autobuses, de trenes, vías férreas y otros, vinculados con el funcionamiento
de un servicio público.
Es de verse que se incluyen en dicho apartado del injusto, aquellas
acciones que tiendan a dificultar, obstaculizar y/o impedir la reparación de
los desperfectos que ocurran en las instalaciones y/o plantas energéticas y
abastecedoras de un servicio público.
Si hemos hecho alusión a la necesidad de tutelar penalmente la Seguri
dad de los medios de transporte y comunicación, sobre esa misma orientación
axiológica se sostiene el presente figura delictiva, tomando en cuenta la impor
tancia que dichas instalaciones energéticas y/o de telecomunicaciones, para el
alumbramiento de las ciudades y para permitir la comunicación entre los co
munitarios, esencial para la satisfacción de las necesidades más elementales.
672 D erech o pen al - Parte e sp e c ia l : Tom o III
MODALIDAD CULPOSA
Art. 282.- “El que, por culpa, ocasiona alguno de los hechos de peligro
previstos en los artículos280y 281 será reprimido con pena privativa de
libertad no mayor de dos años”.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 675
COMENTARIOS
La multiplicidad de conductas típicas, que han sido glosadas en las di
versas articulaciones de la codificación punitiva, responde a la necesidad de
tutelar los bienes jurídicos de mayor relevancia constitucional; en tal medida,
la punición se somete al principio de «Ofensividad», como disvalor de antiju
ridicidad material, tal como se devela del artículo IV del Título Preliminar del
CP. Sin embargo, con ello no decimos todo, pues es sabido que la penaliza-
ción de un comportamiento requiere de una vinculación subjetiva del autor
con el acto -constitutivo de tipicidad penal-
Conforme lo anotado, se determina la vinculación subjetiva del agente
con los hechos, que conforman la construcción normativa. Vinculación que
se expresa en las esferas cognitiva y volitiva, que de forma conjunta dan lu
gar al denominado «dolo», como elemento que ha de ser portador el sujeto,
a quien se le pretende atribuir responsabilidad penal. Así, es de verse del ar
tículo Vil del Título Preliminar del CP, cuando determina que la pena requie
re de la responsabilidad penal del autor, quedando proscrita toda forma de
responsabilidad objetiva. Dicho en otros términos: un sujeto sólo puede ser
responsable, de aquellos actos que ingresan a su esfera de organización, en
cuanto creador de un riesgo jurídicamente desaprobado; riesgo no permitido,
que puede haber sido generado de forma consciente o de forma negligente,
a esta última variante, se le cataloga como «delito Culposo».
Según lo previsto en los artículos 11° y 12° del CP, las penas se aplican
siempre al agente de infracción dolosa, la modalidad imprudente sólo puede
ser penada, cuando la ley lo establezca así de forma expresa, con arreglo de
principio de legalidad y al principio de mínima intervención. En tal entendido,
toda la generalidad de los comportamientos prohibidos resultan penalizados
a título de dolo, sólo de forma excepcional son también reprimidos a título de
culpa(904).
Someter la admisión del Injusto imprudente a una cláusula de reserva
legal (de excepcionalidad), supone una restricción importante, en orden a
cautelar el normal desarrollo de las actividades sociales. De no ser así, se
paralizaría irracionalmente una serie de actividades, que si bien son riesgo
sas, son permitidas normativamente.
Entonces, la inclusión normativa de la modalidad imprudente del de
lito obedece a razones de protección jurídico-penal, cuando ciertos bienes
jurídicos, en mérito a su preponderancia valorativa, necesitan de una tutela
intensificada; así, la vida, el cuerpo y la salud, el Medio Ambiente y la Admi
nistración Pública.
(9°4) Así, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit., p. 674.
676 D erecho penal - Parte especial : T omo III
(9°s) Así, con e | nombre de Accidentes culposos, el articulo 196° del CP argentino.
(9°6) Vide, más al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit.,
ps. 682-683.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 677
1. CONCEPTOS PRELIMINARES
2. BIEN JURÍDICO
Constituye el normal funcionamiento de los transportes por tierra o aire
y los servicios públicos de comunicación, de provisión de agua, de electrici
dad o de sustancias energéticas, no se puede hablar por ende de la Seguri
dad de los medios o de las personas.
Por lo tanto, hay que tener en claro que no son los medios de trans
porte en sí, sino el desenvolvimiento de la circulación del transporte por vías
públicas. Se incluye no sólo a los medios de transporte destinados al uso
público, sino también a los de uso particular, tal como se desprende de la
redacción normativa en cuestión.
Se protege, como dice N ú ñ e z (908), el desenvolvimiento del hecho del
transporte frente a los actos que afecten su modo regular de realizarse
materialmente. En palabras de C r e u s , ello no impide considerar este delito
como uno de los que están destinados a la protección de la seguridad
común, pues es en ese sentido como el legislador lo incluye aquí: el normal
funcionamiento de aquellos es una garantía de preservación de la seguridad
común, ya que, por lo general su entorpecimiento puede producir situaciones
que la afecten(909).
3. TIPO OBJETIVO
<907) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 627.
<9°8) N úñez, R.; ob. cit., p. 93
(909) C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 47.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 679
Los objetos sobre los que debe recaer la acción son los transportes
por tierra, agua o aire y los servicios públicos de comunicación, de provisión
C reus, C.; ob. cit., T. II, p. 47; N úñez, R.; ob. cit., p. 93; M olinario A guirre O barrio, ob.
cit., T. III, p. 89.
680 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(911) C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 47.
(912) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 628.
(913) C reus, C.¡ Derecho penal. Parte Especial, T. II,cit.,p. 46.
(914) N úñez, R.; ob. cit., p. 94; C reus, C.¡ ob. cit., p. 48.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 681
7. CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE
no tiene que adecuarse a los términos normativos que dan lugar al delito de
Lesiones.
Si es que no se hubiese tipificado el artículo 283° del CP, estos actos
habrían de ser catalogados punitivamente, como Coacciones o Lesiones,
dependiendo de la naturaleza de la acción.
El enunciado legal recoge también la causación de un resultado antijurí
dico, en cuanto a la producción de «daños a la propiedad pública o privada»; si
se dice que ello tomar lugar como consecuencia del entorpecimiento del nor
mal funcionamiento del servicio público de transporte, quiere decir que dicho
estado de disvalor tiene como imputación subjetiva un factor de naturaleza im
prudente. Si bien no se ha mención expresa a la previsibilidad, la presencia de
dicho factor debe ser exigido, so pena de penalizar una mera responsabilidad
objetiva por el resultado. Estamos, por tanto, ante una figura «preterintencio-
nal», donde los daños a la propiedad han de ser atribuidos a título de culpa; si
aquellos fueron propiciados dolosamente, la resolución sería la de una figura
concursal del artículo 283° con el tipo penal de Daños (art. 205°).
1. A MODO DE APROXIMACIÓN
2. TIPO OBJETIVO
Vemos que la redacción normativa del artículo 284° ha supuesto res
tringir la calidad de autor a ciertos individuos que cuenten con la calidad de
«conductor, capitán, comandante, piloto, técnico, maquinista o mecánico de
cualquier otro medio de transporte», lo que implica la construcción de un
tipo penal especial. Quienes no se encuentren revestidos de dicha función e
intervengan en la actuación típica, sólo pueden ser considerados como par
tícipes, y si éstos ejercen actos de coacción, violencia y/o intimidación sobre
el conductor y/o capitán, para que este último abandone el servicio público,
<915> Vide, más al respecto, P eña C abrera F reyre, A.R.; Derecho Penal. Parte General, cit.,
ps. 461-462.
684 D erecho penal - Parte especial: T omo III
(916) Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 629.
T ítulo XII: D elitos contra la seguridad pública 685
3. CONSUMACIÓN
(917) Cfr., C reus, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, clt., p. 49.
<918> Vide, Fontán Balestra, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 629; S oler, S.;
Derecho penal argentino, T. IV, cit., p. 572.
(919) C reus, C.; ob. cit., p. 49
686 D erecho penal - Parte especial: Tomo III
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T ítulo I: D elitos contra la vida , el cuerpo y la salud 695