Sentencia Inoponibilidad
Sentencia Inoponibilidad
Sentencia Inoponibilidad
MAGISTRADO PONENTE:
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
I. ANTECEDENTES
C.J.V.C., EXP.#08001-31-10-003-1995-9375-01. 2
a) Emirto de Lima y Sintiago, quien falleció el 14 de
agosto de 1972, mediante escritura 4547 de 4 de noviembre de 1971
de la Notaría Cuarta de Barranquilla otorgó poder general a Petrona
Vergara Navarro sin facultarla "para vender en forma general o
especial alguno de los bienes inmuebles de su propiedad", pese a lo
cual ésta, actuando en representación de aquél, a través del
instrumento público 240, corrido en la Notaría Única de Soledad en la
misma fecha de la muerte del nombrado causante, enajenó a favor de
Antonio Losada Aduen los inmuebles de la calle 40 número 35-47, por
$35.000, y calle 60 número 45-44, por $65.000, así como a José
Matera Ortiz los de la calle 34 número 33-75, por $28.000, y calle 55
número 46-26, por $26.000, ubicados en Barranquilla, de propiedad
del nombrado mandante. La transferencia del último de los predios no
se registró porque en la escritura se identificó erradamente.
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Jiménez, mediante escritura 2264 de 22 de agosto de 1974 de la
Notaría Cuarta de Barranquilla.
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j) La posesión de los demandados Petrona Vergara
Navarro y José Matera Ortiz es de mala fe, porque es nula la
compraventa de que trata la escritura 240 por falta de poder de la
vendedora, el segundo de ellos fue designado por el causante albacea
con tenencia de bienes y la primera ocupaba el inmueble de la calle 55
números 46-26 sin título.
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Monroy de Esquivel del mismo modo se opusieron a las pretensiones
y dijeron, en cuanto a los hechos, atenerse a las pruebas, aunque
aceptaron que el causante le había otorgado a Petrona Vergara el
poder aludido, así como los contratos a que apuntaban las escrituras
240, 3886 y 3619 ya aludidas.
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Propuso la excepción de "prescripción de los
derechos pretendidos en la demanda, por haber transcurrido más de
20 años desde el 14 de agosto de 1972, fecha de las ventas que
constan en la escritura 240 de la notaría de Soledad, hasta el día de la
notificación". A la vez le denunció el pleito a Miguel de Lima Zárate.
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prescriptivo”, por lo que no era “posible acoger la pretensión con
respecto a este acto notarial"; agregó que tampoco era “posible
hacerlo” frente a los posteriores que dependían “de la vida jurídica de
aquel acto”. Fue así como llegó “a la conclusión final” en el sentido de
“que todas las pretensiones” quedaban “sin acción civil por el
transcurso del tiempo".
CARGO PRIMERO
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Ataca la sentencia de infringir, en forma directa, los
artículos 2531 y 2535 del Código Civil, 51 y 90 del Código de
Procedimiento Civil, por aplicación indebida, 1602, 1740 y 1741 de
aquel estatuto, 28 y 99 del decreto 960 de 1970, por falta de
aplicación.
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tiempo después. Con esa precisión, añadió que al habérsele notificado
el auto admisorio en 1996, ella formuló la excepción de prescripción
extintiva no sólo del derecho que surgía a su favor del contrato
incorporado en la escritura 2264 de 22 de agosto de 1974 sino de los
emanados de los otros negocios independientes y aislados, como los
contenidos en los instrumentos públicos 240 de 14 de febrero de 1972,
3886 de 27 de noviembre de 1972, 3619 de 3 de noviembre de 1972 y
1001 de 23 de mayo de 1980; mas como tal prescripción no se
extendía a estos contratos, dicha litisconsorte no podía pretender la
extinción de los derechos cuya fuente residía en los actos jurídicos en
que ella no fue parte.
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pertinente", puesto que aplicó la consecuencia derivada de la misma
"a otros demandados que no son litisconsortes necesarios" de quien
propuso la excepción de prescripción, ocasionando así el quebranto
de las normas señaladas en la acusación.
CARGO SEGUNDO
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1. Aduce la impugnadora que el juzgador, al estudiar
las pruebas del proceso, confundió los sujetos de la relación jurídica-
procesal con los de la sustancial, pues apenas observó que había
pluralidad de sujetos en la parte demandada, para así concluir que
existía un litisconsorcio necesario entre todos ellos, pero no repasó el
texto de la escritura 240 de 14 de febrero de 1972, única aportada al
proceso; fue así como supuso que los sujetos de la relación procesal
eran los mismos que formaban la sustancial. De no haber hecho esta
suposición se hubiera percatado que estaba frente a diversas
relaciones sustanciales.
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Comenta que el tribunal hizo extensiva la prescripción
alegada por Leda Belinda a quienes no podía, ya que no se trataba de
sujetos unidos por un vínculo entre sí; ello dio lugar a que aplicara
indebidamente los artículos 51 y 90 del Código de Procedimiento Civil
y 2531 y 2535 del Código Civil y dejara de hacer actuar los artículos
1740 y 1741 de esta última codificación y 28 y 99 del decreto 960 de
1970
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5. Puntualiza la acusadora que el juzgador cometió
un doble error por suposición, ya que, por un lado, al no existir en el
proceso la escritura 2264, supuso su existencia, y, por el otro, al dar
por entendido que ese mismo instrumento era prueba de los contratos
contenidos en las otras escrituras. De este modo supuso un
litisconsorcio necesario entre Leda Belinda y la totalidad de los
demandados, cuando ella sólo lo era de Eduardo Ramiro, Iván Enrique
y Jairo Ernesto Monroy Sundhein, Piedad de Jesús Monroy de
Esquivel y Josefa María Cabrera Sundhein, quienes figuraban en la
escritura 2264.
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casación prevé la causal primera del artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil, para que tenga la probabilidad de conducir al
quiebre del fallo combatido, ha de ser trascendente, esto es, que la
violación a los preceptos normativos de derecho material que se le
enrostre al juzgador, ya por vía directa ora por la indirecta, sea a tal
punto influyente en las resultas del pleito que, de no haber incurrido en
ella, otra muy diferente habría sido la decisión final del mismo; para
expresarlo con otras palabras, es indispensable que el quebrantamiento
influya de manera directa en lo dispositivo de la sentencia, pues, de no
serlo, resultaría inane y, por ende, ningún fin práctico tendría que el
recurrente denunciara la falta de aplicación, la aplicación indebida o la
errónea interpretación de la ley, ni efecto trascendente alguno produciría
su reconocimiento si, en tal hipótesis, la decisión final seguiría siendo la
misma.
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comentada, esto es, la de la trascendencia del error, la que en esta
ocasión impone, por un lado, el estudio conjunto de las acusaciones
planteadas y, por el otro, colegir la improsperidad de las mismas, dada
su manifiesta intrascendencia, puesto que así se quebrara el fallo
combatido la Corte, al dictar el de reemplazo, estaría avocada, aunque
por razones diferentes a las aducidas por el ad-quem, a desestimar las
pretensiones de la demanda inicial, conforme pasa a verse.
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palmariamente se expuso, en el hecho segundo, que del "texto del
poder general” que constaba “en la escritura anotada en el hecho
anterior”, esto es, la 4547 de 4 de noviembre de 1971 de la Notaría
Cuarta de Barranquilla, se desprendía “que en ningún momento el
poderdante ... Emirto de Lima y Sintiago” hubiera dado poder a
“Petrona Vergara N. para vender en forma general o especial alguno
de los bienes inmuebles de su propiedad"(fl.24,cd.1); en el hecho
catorce, que las "ventas realizadas posteriormente” a la escritura 240
de 14 de agosto de 1972 de la Notaría Única de Soledad, también se
encontraban “viciadas de la nulidad constituida con la primera venta, o
sea la realizada por...Petrona Vergara Navarro, al tener en el poder
general facultades especificas para determinados actos”, entre los
cuales no se hallaba “la de vender inmuebles"(fl.25); en el hecho
diecinueve, que la "posesión expresada la mantuvo el causante” hasta
el 14 de agosto de 1972 cuando murió, en la cual “Petrona Vergara
Navarro, sin poder específico alguno y diciendo actuar en
representación de Emirto de Lima y Sintiago, vendió mediante la
escritura 240” ya aludida “tales bienes"; y en el hecho veintiuno, que
los "inmuebles vendidos mediante la escritura viciada de nulidad
absoluta”, pertenecían “ahora a la sucesión de Emirto de Lima y
Sintiago”, que cursaba en el Juzgado 12 Civil del Circuito de
Barranquilla, y, por consiguiente, “las demás escrituras de venta
realizadas, también mantienen la nulidad aquí expresada, y los
actuales poseedores relacionados en cada uno de los certificados de
tradición adjuntos a la demanda” se encontraban “en igualdad de
condiciones legales, ya que al decretarse la nulidad de la primera
venta, quedarán sin efecto las posteriores"(fl.26vto.).
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Petrona Vergara Navarro carecía de poder para efectuarlas en nombre
y representación de Emirto de Lima y Sintiago y, adicionalmente, que
las transferencias ulteriores de los mismos bienes realizadas por
quienes en ese acto los habían adquirido y, en algunos casos, por
quienes se los compraron a éstos, adolecían del mismo vicio, como
consecuencia de la invalidez del la referida venta primigenia.
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cuando esa disposición puntualiza que la omisión de requisitos
formales prescritos por la ley para el valor del acto o contrato
necesariamente debe atañer "a la naturaleza de ellos, y no a la calidad
o estado de las personas que los ejecutan o acuerdan", tópico sobre el
que la Corte ya tuvo oportunidad se expresar que no "se trata
entonces de la ausencia de cualquier formalidad, sino de aquella que
la propia ley consideró como un complemento necesario de la
voluntad, al estimar que ésta por si sola no era idónea o suficiente
para producir el correspondiente efecto jurídico. De manera que esa
formalidad tiene que ser exigida por la propia ley, que además debe
asignarle el carácter ad sustantiam actus, pues sólo así se estaría frente a
un requisito cuya desatención generaría la nulidad absoluta del acto o
contrato, dado el régimen de reserva y taxatividad que en materia de
nulidades consagra el Código Civil. La omisión de otros requisitos y
formalidades que no estén prescritos por la ley 'para el valor' del acto o
contrato, genera consecuencias distintas, pero no la nulidad absoluta
que se examina en este evento"(sentencia 062 de 24 de mayo de
2000, exp.#5267).
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"‘...Hasta hoy se había tenido como doctrina jurídica
en Colombia la solución de que la extralimitación de poderes del
mandatario vicia los actos respectivos de nulidad relativa, saneables
por ratificación expresa o tácita del mandante, o por la prescripción de
4 años, del artículo 1750 del Código Civil, que es el plazo para
demandar la rescisión de los contratos heridos de nulidad relativa.
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personalmente con los terceros con quienes ha contratado el
mandatario, porque el mandatario obra para tales efectos reempla-
zando y sirviéndole de instrumento al mandante...'.
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para que yo lo cumpla. Siendo para mi ese negocio concerniente a mi
patrimonio res inter alios acta, no tengo necesidad de romper el vínculo
jurídico que contra mi pretenda deducírseme, porque no habiendo
vínculo por ausencia total de mi consentimiento, nada hay que romper.
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sanciona con nulidad relativa, comoquiera que es él quien lo viene a
sufrir"(G. J., t. CCXXXI, Volumen II, pag.1152).
1
Abeliuk Manasevich, René, Las obligaciones, Ediar Editores Limitada, Santiago de Chile, 1983, pag.134.
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Lo acabado de exponer es tan evidente que la
doctrina2 no ha dudado en nominar, casi de manera uniforme, los
motivos más recurrentes que engendran el fenómeno jurídico que se
viene comentado, al extremo de considerar que precisamente por su
diversa naturaleza “no puede decirse que los distintos casos de
inoponibilidad diseminados por el Código puedan agruparse en una
sola categoría”, como que siendo muchos “admiten diversas
clasificaciones”, al punto que el comentado fenómeno “en ciertos
casos ... resulta como consecuencia de haberse omitido ciertas
formalidades, ciertos requisitos de forma, y en otros resulta por la
omisión en el contrato de requisitos de fondo” 3.
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funge como basilar, están llamadas a correr idéntica suerte, esto es, a
ser despachadas desfavorablemente.
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la Sala, que la facultad que tiene para interpretar tan importante pieza
el sentenciador no la puede ejercer “de manera arbitraria o caprichosa,
por cuanto la misma comporta una operación sometida al imperio de la
razón y del sentido común y, sobre todo, subyugada a los hitos
fundamentales impuestos por el actor”, lo que se explica, entre otras
razones, por el hecho de que aquél, en aras de salvaguardar los
derechos fundamentales del opositor, tiene el deber “de no sacrificar
su derecho de defensa y contradicción, el cual sufriría evidente
mengua ante un vasto e incalculable poder hermenéutico del juez, ya
que difícilmente podría el demandado vislumbrar el sentido que, a la
postre, aquél le diese a dicho libelo, con el obvio estrago que ello le
causa para efectos de orientar su posición ante las reclamaciones que
se le oponen”; es decir, con el pretexto de interpretar lo que es claro y
manifiesto el administrador de justicia no puede darle a la demanda
“un alcance distinto a la misma, o hacerle decir lo que objetivamente
no dice, o, en resumidas cuentas, alterar ostensiblemente su
contenido, aún por motivos que el intérprete considere ‘justos’ o
valederos”, habida consideración que la facultad-deber que tiene en
orden a comprenderla no llega al extremo de que pueda “prescindir de
su contenido, de modo que ..., sustituyendo al actor, vea en ella lo
que, a su guisa, debió éste pedir o invocar en sustento de su
petición”(sentencia número 150 de 1º de agosto de 2001, exp.#5875).
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porque vulnera el derecho de defensa del demandado, ya que en esa
vía de ejemplo lo estaría juzgado por unas circunstancias fácticas que
éste, por no haberlas tenido en traslado en su momento, no pudo
controvertir”(sentencia número 123 de 27 de septiembre de 2004,
exp.#7479).
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excepción de prescripción extintiva en favor de todos los demandados
y, consiguientemente, “sin acción civil” las pretensiones del acto
introductorio del proceso, en esencia, consideró que los opositores
entre sí conforman un litisconsorcio necesario, que fue oportuna la
proposición por parte de Leda Belinda Jiménez Sundhein de la
excepción de prescripción extintiva, que los restantes demandados al
alegar de conclusión en la primera instancia también reclamaron en su
favor el reconocimiento de dicho mecanismo defensivo, que desde el
14 de febrero de 1972, fecha de otorgamiento de la escritura 240 de la
Notaría Única de Soledad, hasta cuando se tuvo a la nombrada por
notificada, por conducta concluyente, del proveído admisorio de la
demanda -auto de 1° de febrero de 1996- transcurrieron más de
veinte años y que no operó la interrupción civil del término prescriptivo.
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formuladas que puede establecerse el hecho de existir o no un
litisconsorcio necesario, es decir, lo que se impone es hacer un
cuidadoso examen de la demanda a fin de verificar exactamente, con
vista en ella, cuál es la naturaleza y el alcance personal de la relación
sustancial sometida a controversia, para deducir de allí si la pluralidad
de sujetos en el extremo opositor es o no necesaria.
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autonomía aludidas, como son las compraventas efectuadas por
Petrona Vergara Navarro, diciendo actuar en nombre de Emirto de
Lima y Sintiago, por un lado, a Antonio Losada Aduen y, por el otro, a
José Matera Ortiz, respecto de las cuales se allegó la copia de la
escritura que las contenía, y las realizadas por Losada Aduen a
Balmiro Oliveros Ripoll y, por otra parte, a Miguel de Lima Zárate; por
éste último a Eduardo Ramiro, Iván Enrique, Jairo Ernesto Monroy
Sundhein, Piedad de Jesús Monroy de Esquivel, Josefa María Cabrera
Sundhein y Leda Jiménez Sundhein; y por los citados Eduardo Ramiro
e Iván Enrique Monroy Sundhein a Leda Luz Sundhein de Jiménez,
que simplemente mencionan.
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diversidad de las negociaciones objeto de las mismas y, por sobre
todo, porque omitió el examen conjunto de unas y otras, labor
ponderativa que de haber realizado le hubiese permitido establecer la
independencia de cada acto negocial y, por consiguiente, la
inexistencia del litisconsorcio necesario que predicó respecto de todos
los demandados.
V. DECISIÓN
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JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
SALVAMENTO DE VOTO
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Pero más aún, no estaban tan equivocados los herederos que
solicitaron la nulidad, pues ello es lo que permite el artículo 838 del
Código de Comercio Colombiano ante el evento de la extralimitación del
apoderado que perjudica o afecta al poderdante, en este caso a sus
herederos.
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categoría diferente a la de los actos nulos, que es el acto inoponible,
señalando además las bases para la distinción4 entre unos y otro.
4
Lloveras de Resk, María Emilia. Tratado teórico - práctico de las nulidades. Depalma, Buenos Aires, 1985.
Pág.14.
5
Lloveras. Ob. cit. Pág. 21.
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La primera establece un requisito adicional para que el acto pueda pro-
ducir los efectos frente a los terceros, que generalmente es la publicidad
que se logra mediante su registro; y la segunda es permitirle actuar al
tercero, como si el negocio no se hubiese celebrado, cuando no se ha
cumplido con ese requisito de publicidad. Por esto afirma la doctrina 6:
"desde el punto de vista del tercero, el acto será inoponible cuando éste
pueda actuar jurídicamente como si el acto no se hubiese realizado".
6
Lloveras. Ob. cit. Pág. 21.
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textos del Código Civil, tales como el art. 2186, 766 y 1871, donde
observan que la sanción no puede ser otra que la inoponibilidad. Estos
argumentos se exportan a actos y negocios mercantiles y allí han que-
rido ver la llamada inoponibilidad material, por ejemplo, cuando un
representante legal celebra actos por fuera de sus atribuciones legales o
estatutarias.
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De otro lado, la jurisprudencia que se cita como precedente en el fallo
se refiere a la representación legal de los representantes de los entes
sociales. No es lo mismo referirse a la extralimitación del
representante, en la representación voluntaria, que a la extralimitación
del representante en la representación legal. Observemos otro aparte de
la misma sentencia que dice: “Si las cosas son como se ha dicho, y si
en el caso sometido ahora a consideración de la corte se discuten las
atribuciones del representante para celebrar el acto impugnado, mas no
aspectos relacionados con la capacidad misma del ente colectivo, debe
concluirse que se está ante un fenómeno de inoponiblidad de tal negocio
respecto de la demandante, pero no de su nulidad relativa”. No es la
misma situación del caso debatido; la jurisprudencia se refiere a una
hipótesis diferente.
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por ende eficaz. La declaratoria de nulidad, en cambio, sea relativa o
absoluta, genera extinción del negocio y de sus efectos, no solo frente a
las partes, sino también frente a terceros” (Negrillas Nuestras).
Fecha ut supra.
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