Movimientos Literarios Terminado
Movimientos Literarios Terminado
Movimientos Literarios Terminado
Literatura precolombina.
Antes de la implantación de la lengua castellana en el continente ya había formas literarias
como manifestaciones de la cultura prehispánica, una red de creencias y prácticas mágicas
sostenía su concepción de mundo y les permitía comprenderlo y así conjurarlo. En sus
manifestaciones artístico-literarias buscaban dar o dejar un testimonio de su presencia en el
cosmos y conservar una relación armónica con él, todo tenía para ellos sentido misterioso,
todo era una cifra de su origen y destino. Esto dio origen a una serie de expresiones y
formas de creación verbal que pueden asociarse a los fenómenos literarios (poéticos,
narrativos, dramáticos, etc.) tal como nosotros los conocemos, aunque carecían de ciertos
rasgos como la escritura.
El corpus multilinguístico que hoy llámanos literatura indígena precolombina nació de
plantearse cuestiones religiosas y filosóficas más profundas del ser creado frente a sus
creadores (como el caso del Popol Vuh maya) pero también podía estar animado por una
intención moralizadora o pedagógica para guiar la conducta de la masa, y aun mostrar
interesantes actitudes psicológicas (astucia, ironía, juego, suspicacia, etc.) que sobrevivían a
la dominante norma de respeto y ciega obediencia impuesta por la autoridad. [CITATION
Mig \p 31-32 \t \l 17418 ]
Época de la colonia.
Las primeras tierras americanas en caer bajo el dominio español fueron las Islas del Caribe.
Después de un breve auge económico colonial, durante el cual Cuba y Santo Domingo
funcionaban también como centro de administra ion colonial, el núcleo del poderío español
se trasladó a tierra firme.
La creación del Consejo de Indias en 1524 en España, al que se le otorga jurisdicción en los
territorios descubiertos, es un hecho histórico importante para comprender el proceso de
defensa de los derechos de los indios que son explotados y sometidos por los
conquistadores, que algunos hombres como Fray Bartolomé de Las Casas impulsa y que
denuncia a través de su “Brevísima Relación”, siendo el rey de España Carlos V.
En Centroamérica la colonización se caracterizó por ser un sistema de administración
político-social que sustituía las estructuras políticas preexistentes para un mayor control de
los territorios conquistados.
A consecuencia de la llegada de los españoles, en el primer siglo después de la conquista
disminuyó en un 80 por ciento la población indígena a raíz de las epidemias traídas por los
españoles. Unido a esto, los cambios ecológicos impuestos por la nueva economía hicieron
lo suyo, a tal grado que el desplome de las Américas es considerado como el primer gran
genocidio de la época moderna.
La nueva economía colonial (ganadería, minería, agricultura comercial por ejemplo)
produjo la desorganización de la economía de subsistencia de los pueblos indígenas,
conduciendo a periódicas hambrunas. Los trabajos forzados a que fueron obligados los
indios despoblaron las poblaciones. La evangelización y la imposición de una religión
extranjera destruyeron los pilares ideológicos de las culturas indígenas. La apropiación y
concentración de la tierra en mano de los colonizadores destruyó las bases ecológicas de las
comunidades agrarias y transformó a los campesinos en mano de obra servil para el
finquero, el hacendado o la iglesia.
La Contrarreforma que prevaleció en España durante el siglo XVI proporcionó la
ideología necesaria para mantener un rígido sistema colonial en el cual las culturas
indígenas fueron erradicadas como tales o buen transformadas para servir mejor al proyecto
colonizador.
La estratificación social y económica durante la colonia produjo una polarización cultural;
por una parte la cultura de los peninsulares, indianos y criollos, y por otra la de diversas
culturas populares de los grupos étnicos dominados (indígenas, negros, mestizos y las
diversas castas resultado de múltiples mezclas raciales).
Período de Independencia
En 1821, México proclamó su independencia de España, y posteriormente Chiapas, ambas
decisiones fueron imitadas el 15 de septiembre por la Provincia de Guatemala. La fecha es
todavía considerada como día de la independencia por todas las naciones de Centroamérica.
El Jefe Político Superior de la Provincia de Guatemala, Gabino Gaínza, se mantuvo al
frente del gobierno internamente. También las Provincias de El Salvador, Honduras,
Nicaragua y Costa Rica proclamaron, en diversas fechas, su independencia absoluta de
España.
Después de la independencia, surgió la idea de anexarse al Primer Imperio
Mexicano de Agustín de Iturbide, decisión que se consultó con los ayuntamientos.
Recibidos los votos mayoritarios de los ayuntamientos, el gobierno de Guatemala proclamó
la anexión de Centroamérica a México. Esta decisión fue adversada de modo rotundo por
El Salvador, y tampoco contó con algunas poblaciones de Honduras, Nicaragua y Costa
Rica; sin embargo, un ejército mexicano bajo el mando del General Vicente Filisola ocupó
la Ciudad de Guatemala y después invadió y ocupó El Salvador, a pesar de que los
salvadoreños proclamaron su unión a los Estados Unidos de América.
Cuando México llegó a ser una república el año siguiente, se acogió el derecho de
que Centroamérica determinara su propio destino. En Guatemala se reunió la Asamblea
Nacional Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, que el 1 de
julio de 1823, declaró la independencia absoluta de España, de México, y de cualquier otra
nación extranjera y estableció un sistema de gobierno republicano. Un censo de población
realizado en 1824, reflejo que Centro América contaba con 1,287,491 habitantes.
El 1 de julio de 1823, se reunió en Guatemala el congreso, bajo la presidencia del
presbítero José Matías Delgado, y declaró que las provincias ahí representadas
eran independientes de España, de México y de toda otra nación. El nuevo país tomó el
nombre de Provincias Unidas del Centro de América. Al día siguiente, 2 de julio, los
diputados se declararon constituidos en Asamblea Nacional Constituyente y proclamaron
que en ella residía la soberanía nacional, y pusieron en vigencia temporalmente la
Constitución de Cádiz.
La naciente unión centroamericana, oficialmente denominada República Federal de
Centroamérica, comprendía los Estados de Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Los liberales centroamericanos tenían
grandes esperanzas en la República Federal, la cual ellos creían que iba a evolucionar en
una moderna y democrática nación, enriquecida por el comercio a través de la zona, entre
los Océanos Atlántico y Pacífico, a la vez que iban a librarse por fin del yugo a que los
tenían sometidos los conservadores de Guatemala. Las aspiraciones liberales eran reflejadas
en los emblemas de la república federal: La bandera mostraba una banda blanca entre dos
bandas azules, representando la tierra entre los dos océanos mientras que el escudo
mostraba cinco montañas, una para cada estado, entre dos océanos, sobre un gorro frigio, el
emblema de la Revolución francesa que simbolizaba el pensamiento positivista anticlerical
que se imponía entre los liberales.
La República Federal de Centroamérica surgió de una Asamblea Constituyente de
las Provincias Unidas del Centro de América a través de una Constitución, el 22 de
noviembre de 1824. Su capital inicialmente fue la Ciudad de Guatemala, hasta 1834;
después Sonsonate, por un breve período, y por último San Salvador, de 1834 a 1839.
La federación estaba formada por cinco Estados: Guatemala, El Salvador, Honduras,
Nicaragua y Costa Rica. En 1838 se formó un sexto Estado, Los Altos, con capital en la
ciudad de Quetzaltenango, con los territorios del occidente de Guatemala, y parte del actual
Soconusco de Chiapas (México). Limitaba al sur con el Océano Pacífico, al este con el Mar
Caribe, al Sureste con Panamá (provincia de Colombia entonces), y al Noroeste con
México. El territorio de la federación también incluía Belice.
Entre los años de 1838 y 1840, la federación entró en un período de guerra civil. El primer
Estado en separarse definitivamente fue Nicaragua, en abril de 1838; en octubre esta
decisión fue imitada por Honduras, y en noviembre por Costa Rica. Guatemala se separó en
1839 y, bajo el gobierno de Rafael Carrera, forzadamente absorbió al Estado de Los Altos.
A finales de 1839, la federación había dejado de existir; sin embargo, durante el siglo XIX
hubo numerosos intentos para restablecerla, manifestados en las conferencias unionistas
centroamericanas.
Los liberales centroamericanos tenían grandes esperanzas en la creación de una república
federal, que posteriormente evolucionaría hacia un Estado moderno y democrático entre los
Océanos Pacífico y Atlántico. Estas aspiraciones se verían reflejadas en los emblemas de la
República Federal: su bandera muestra una banda blanca entre dos azules, derivada de la
bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata (que a su vez derivaba de la bandera
del rey español Fernando VII), representando la tierra entre los dos océanos. El escudo de
armas muestra cinco volcanes (uno por cada estado), iluminadas por un sombrero de la
libertad o gorro frigio (influencia francesa). La bandera fue introducida en la región por el
Comandande Naval Louis-Michel Aury cuando estableció la primera república
independiente en la isla de Providencia en el año 1818.
Sin embargo, en la práctica, la federación afrontaba grandes problemas:
En oposición al proyecto federal se encontraban los conservadores, los
representantes de la Iglesia Católica y los grandes latifundistas.
El transporte y las comunicaciones entre los Estados miembros eran
extremadamente deficientes.
La población, en general, desconocía el beneficio de una integración regional.
El poder de la capital federal (Ciudad de Guatemala, después San Salvador) era casi
inexistente fuera de sus límites.
La falta de fondos para su desarrollo y la intervención de naciones extranjeras (por
ejemplo, Gran Bretaña, Estados Unidos y México).
Edelberto Torres Rivas. Coordinador General, Julio César Pinto Soria (Editor). (1994). Historia
Gerneral de Centroameriaca, Tomo II El Régimen Colonial . San José, Costa Rica:
Facultad Latinuamericana de Ciencias Sociales-FLACSO.
Oviedo, J. M. (1995). Historia de la literatura hispanoamericana I.