Aparato Psíquico
Aparato Psíquico
Aparato Psíquico
La capacidad de representación consiste en poder tener en la mente la imagen de una cosa o concepto
aunque los mismos estén ausentes.
Esta capacidad es propia del ser humano. Por ejemplo si yo digo a un grupo de amigo que se imaginen
un árbol, todos tendrán una imagen mental de éste, pero puede que el árbol que se representó cada uno
difiera. Por ejemplo mientras uno representa un árbol de copa verde y frutal; otro puede representarse
un árbol seco.
Las representaciones forman parte del contenido de un pensamiento, por eso al escuchar oraciones y
pensar en lo que las mismas quieren decir usamos representaciones. Están relacionadas con la
percepción, es decir, nuestros sentidos captan información y de la misma queda una representación en
nuestra mente.
En otras palabras, de aquello que llega a nuestros sentidos se inscribe algo en nuestro aparato psíquico
(mente).
El aparato psíquico es el término que utiliza Sigmund Freud para denominar a la mente
humana. El aparato psíquico funciona con energía (también llamada afectos, placenteros y
displacenteros) y representaciones. Imaginemos que cumplimos años y nos regalaron la torta que tanto
queríamos. Al recibirla nos pusimos muy contentos, sentimos una emoción placentera, por lo tanto, a la
idea o imagen de torta que me quedo hay ligado un afecto placentero. También puede suceder que
asociado a las representaciones queden ligados afectos displacenteros. En este caso podría ser por
ejemplo la representación con efecto displacentero de que la torta se cayó al momento de apoyarla en la
mesa.
Tanto el placer como el displacer son energía que circula entre las representaciones que están en el
aparato psíquico.
Freud denomina con la palabra aparato a la mente para subrayar la capacidad de la misma para
transformar esta energía psíquica. A su vez señala instancias o partes que modulan y controlan los
recorridos de dicha energía, lo que hemos visto como “tópicas” del aparto psíquico.
El crear la segunda teoría o tópica sobre el aparato psíquico, Freud no abandona la primera, sino
que la complejiza.
PRIMERA TÓPICA:
Tópica viene del griego “topos” que significa lugar. Es decir, Freud va a desarrollar una teoría del
aparato psíquico en donde habría lugares para cada una de las instancias, con reglas y modos de
funcionamiento propios. Aunque no sea un lugar “físico” que pueda observarse.
P: Polo de la percepción
M: Polo motor
Icc: Inconsciente
Pcc: Preconsciente
El Sistema Consciente
Este sistema es el que nos hace relacionarnos en forma directa con la realidad a través de todo lo que
percibimos. Las representaciones conscientes son todo lo que registramos ya sea afuera nuestro (lo que
vemos, escuchamos, hacemos, etc.) como lo que pasa dentro (lo que recordamos, deseamos, sentimos,
etc.). Sin embargo para la teoría psicoanalítica no sólo el sistema consciente es el que percibe. También
los inconsciente y lo preconsciente están presentes en el momento de percibir. Esa presencia hace que
muchas veces la percepción esté distorsionada por algún deseo inconsciente que esté incidiendo.
El Sistema Preconsciente:
Es el sistema situado entre el inconsciente y el consciente, separándole de aquél, la censura. Está
formado por aquellos sentimientos, pensamientos, fantasías, etc. que no están presentes en la conciencia,
pero que pueden hacerse presentes de manera fácil. Cuando decimos por ejemplo: “Lo tengo en la punta
de la lengua” casi siempre estamos haciendo referencia sin saberlo, a algo que está representado en
nuestro preconsciente.
Freud dice: “Una representación inconsciente será entonces una representación que no percibimos,
pero cuya existencia estamos, sin embargo, prontos a afirmar, basándonos en indicios y pruebas.” Esos
indicios y pruebas pueden ser las llamadas formaciones del inconsciente: Síntomas – Actos fallidos –
Sueños – Chistes.
Freud va captando y desarrollando las características distintivas que presentan los contenidos de ese
oculto sistema. Freud lo explica de la siguiente manera: “El psicoanálisis nos ha revelado que la esencia
del proceso de la represión no consiste en suprimir y destruir una idea que (…) sino en impedirle hacerse
consciente.”
CARACTERÍSTICAS DE CADA SISTEMA:
PREDOMINA EL
PREDOMINA EL
PRINCIPIO DE PLACER PREDOMINA EL PRINCIPIO
PRINCIPIO DE
DE REALIDAD
REALIDAD
ALÓGICO
LÓGICA DE LA
LÓGICA DE LA REALIDAD
(Ausencia de contradicción) REALIDAD
Modelo estructural del aparato psíquico regido por las instancias ello – yo – superyó.
ELLO:
El Ello es la parte primitiva, desorganizada de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la tensión
creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos
irracionales. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. Opera de
acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las
contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad básica del ser de cubrir sus
necesidades fisiológicas inmediatamente y sin considerar las consecuencias.
Para Freud, la mayor parte del Ello es desconocida e inconsciente. Reservorio primero de la energía
psíquica. La necesidad imperiosa de la satisfacción pulsional rige el curso de sus procesos. Sus
contenidos inconscientes son de diferentes orígenes. Por una parte, se trata de tendencias hereditarias, de
determinaciones innatas, de exigencias somáticas, y, por otra parte, de adquisiciones, de lo que proviene
de la represión. De forma sucinta, se puede definir al Ello como el reservorio pulsional del hombre.
El Ello, sin embargo, no es sinónimo de inconsciente. También las otras dos instancias, el Yo y el
Superyó, tienen amplios sectores no asequibles por la conciencia. El Ello tiene una relación estrecha y
conflictiva con las otras dos instancias.
SUPERYÓ:
El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos
de la cultura. Consta de dos subsistemas: la “conciencia moral” y el ideal del yo. La “conciencia
moral” se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche, basándose en lo que está
bien o mal en la cultura y sociedad en la que vivimos. El ideal del yo es una autoimagen (imagen de uno
mismo) ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.
El Superyó es una instancia que no está presente desde el principio de la vida del sujeto, sino que surge a
consecuencia de la internalización y resolución del complejo de Edipo.
YO:
El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello con el mundo exterior, a
la vez conciliándose con las exigencias del Superyó. El Yo evoluciona según la edad y sus distintas
exigencias del Ello actuando como un intermediario contra el mundo externo. El yo sigue al principio
de realidad, satisfaciendo los impulsos del Ello de una manera apropiada. Utiliza razonamiento
realista característico de los procesos secundarios que se podrían originar. Como ejecutor de la
personalidad, el Yo tiene que mediar entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello
y el Superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización
integrada. Es un sistema de funciones psíquicas tales como el examen de realidad, defensa psíquica,
funciones cognitivas e intelectuales (síntesis de la información, memoria y similares).
Es la entidad que actúa como regulador entre las demandas del Ello y del Superyó. No es cien por ciento
consciente, en particular, los contenidos referentes a las funciones yoicas de defensa son esencialmente
inconscientes.
Freud no desarrollo este esquema que podríamos llamar “Iceberg”, pero nos sirve como metáfora de
cómo en estos sistemas se encuentra lo consciente, lo preconsciente y lo inconsciente.
El Ello: es todo INCONSCIENTE. Aquí hay como dijimos, dos tipos de inconsciente: el que nunca
fue consciente, y el reprimido (es decir el contenido que alguna vez fue consciente y luego, producto de
la represión, se volvió inconsciente).