Orientación y Movilidad PDF
Orientación y Movilidad PDF
Orientación y Movilidad PDF
ISSN: 1136-1034
[email protected]
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko
Unibertsitatea
España
0. INTRODUCCIÓN
Los usuarios del programa fueron 11, de los cuales 5 eran hombres y 6 mujeres, de
edades comprendidas entre 7 y 72 años. Las patologías visuales que sufrían variaban desde
la ceguera total hasta deficiencias visuales graves; el estado psicológico de la mayoría de
los usuarios era bueno, aunque también había quien presentaba rasgos depresivos
importantes. Junto a alumnos que contaban previamente con un buen nivel de autonomía,
otros no habían salido solos al exterior de su edificio de residencia en varios años. Dicho
nivel de autonomía marcaba los objetivos y expectativas de cara al programa, de forma que
el que tenía buen nivel ansiaba aumentar su radio de movilidad y al que no salía solo de su
casa le valía con aprender a realizar algunos pocos recorridos cercanos a ella. La mayoría
de los alumnos no había realizado ningún programa previo y con respecto a su situación
familiar, ésta variaba desde los usuarios que vivían con su familia, hasta los que vivían
solos o en pisos o familias de acogida.
1
estado del usuario antes de dar comienzo al programa y establecer los objetivos que van a
guiar su trabajo.
Una vez que el técnico ha valorado la situación previa del usuario y establecido los
objetivos de su quehacer profesional, comienza el periodo de entrenamiento, trabajando
primeramente, si fuera necesario, los requisitos previos precisos para una correcta
movilidad y en segundo lugar, llevando a cabo la instrucción formal, en la que se incluyen
la orientación y la movilidad, propiamente dichas.
Cuadro 2
2
4) Aspectos relacionados con el uso del bastón: el técnico sabe que en la mayoría de
las ocasiones a los usuarios les cuesta comenzar a utilizar el bastón y conoce las reticencias
psicológicas que surgen en torno a su uso. En esta primera evaluación es donde el técnico
debe comenzar a “romper” las barreras que el usuario pueda expresar en este sentido.
Algunas de las razones que justificarían esta evaluación serían conocer las
posibilidades que tiene cada usuario, los aspectos en los que presenta mayores dificultades
de cara al entrenamiento, inspeccionar el espacio y las dificultades que se pueden derivar
del mismo o pensar en cómo resolver los problemas que puedan surgir.
Parece que este técnico inicia la evaluación sin prejuicios previos, “va a ver lo que
hay” y sobre el terreno (viendo al usuario, analizando su estado físico, sus expectativas y
3
motivación, el espacio por donde pretende moverse, etc.) decide el tipo de intervención que
va a llevar a cabo en cada caso, calculando las posibilidades y estableciendo los límites de
la intervención educativa. Teniendo en cuenta todos estos aspectos, el instructor realiza un
primer diagnóstico acerca de la situación del usuario, de sus expectativas y necesidades y a
partir de éstas establece un plan de trabajo.
1.2. Objetivos.
Para el TR el objetivo final del programa de OyM es lograr que el usuario pueda
desenvolverse con soltura y autonomía en cualquier entorno, conocido o desconocido, con
seguridad y eficacia. Distingue dos tipos de objetivos generales:
4
conocimiento del bastón y utilización de perros-guía...) combinado con el uso de
bastones. Este aprendizaje se realiza, en primer lugar, en interiores (si es posible) y con
posterioridad se realiza en exteriores, graduando la dificultad de los espacios. Otros
objetivos de movilidad surgen en el momento de establecer los objetivos concretos de
sus usuarios, por ejemplo, el manejo del bastón, la diferenciación de obstáculos, la
realización de distintos itinerarios, la interacción con el público, la utilización de
transporte público, etc.
A continuación, se presentan los objetivos que con más frecuencia han sido
trabajados por este técnico durante el periodo en que se ha realizado el seguimiento de su
tarea profesional:
El equilibrio con el bastón es otro de los objetivos que se marca este técnico. Le
interesa que el usuario diferencie entre cómo anda normalmente y cómo anda rastreando el
bastón, sus movimientos y los giros. Además, el técnico busca que el usuario vaya seguro y
de manera autónoma, que utilice el bastón con sentido y utilidad.
5
campo ha coincido que solamente se han podido observar los inicios del entrenamiento en
OyM con personas mayores. En estos casos los objetivos de movilidad que se han
planteado han sido sencillos, que el usuario se moviera dentro del entorno próximo, en su
barrio.
Otro de los objetivos que se han observado en este técnico ha sido lograr que una
usuaria atravesara un cruce peligroso en una ciudad donde el tráfico era intenso y donde
previamente había tenido algún contratiempo. Desensibilizar al usuario con respecto al
lugar, disminuir el grado de ansiedad que le producía ese punto, hacerle ver que se podía
cruzar por otros sitios, en otros lados del paso de cebra, que la gente al verle con el bastón
estaría más dispuesta a ayudarle y que incluso, en caso de apuro, los coches al ver el bastón
se pararían, eran algunos de los objetivos que el TR tenía en mente.
Otro aspecto que, en ocasiones, se fija como objetivo con algunos usuarios es el
referido a la aceptación de su situación. En muchas ocasiones ocurre que cuando la gente
6
ve a un ciego que circula con el bastón blanco por la calle, le pregunta acerca de su
situación y se ve obligado a dar explicaciones, sobre todo si es una persona conocida en ese
entorno y la ceguera es sobrevenida. Esta es una situación muy dura para las personas con
ceguera adquirida y el TR, consciente de este sentimiento, ayuda a los usuarios a asumirlo
antes de que salgan a la calle con el bastón.
Instrucción formal.
Una vez que el TR ha realizado la evaluación inicial y establecido los objetivos que
va a trabajar con el usuario pasa a la fase de aprendizaje o de entrenamiento. Pero, en
palabras del mismo técnico, uno no puede empezar a moverse sin saber hacia dónde va a
dirigir sus pasos. Por tanto antes de comenzar a andar, conviene que la persona esté
orientada, sepa hacia dónde se va a dirigir.
A continuación se intenta aclarar los pasos y técnicas que el TR sigue con el fin de
lograr que el usuario se oriente, pero tal y como se verá en el apartado de movilidad, el
programa se comienza sin ningún entrenamiento previo, ni de requisitos ni de orientación,
sino que estos elementos se van a incorporar en el transcurso del mismo, en la medida que
se vayan haciendo necesarios.
7
Existen muchas maneras de conseguir que un usuario se oriente en un determinado
espacio. Veamos algunas de esas maneras:
Los puntos de referencia (buzón de correos, una papelera, un banco bien fijado), son
pistas estáticas que no desaparecen fácilmente. Los puntos de referencia se diferenciarían
de los indicadores en que éstos últimos orientan a la persona, sólo en determinados
momentos, por ejemplo, una fábrica que realiza un ruido característico o un bar, que
mientras permanezcan abiertos poseen valor orientativo, pero si se cierran lo pierden.
Las pistas táctiles, auditivas u olfativas. Las pistas táctiles se reciben a través del
tacto indirecto que llega al usuario a través del bastón: peldaños, arquetas, baldosas... Otra
forma de orientación a través del tacto indirecto se lleva a cabo a través de los pies; por esta
razón, no conviene que los usuarios lleven zapatos de tacón cuando vayan con el bastón
porque pierden sensibilidad. Pasar por una pastelería o por un parque durante el trayecto
puede orientar olfativa y auditivamente y se convierten en pistas que, también, se utilizan
en los procesos de rehabilitación-habilitación.
Los mapas táctiles, los planos de movilidad, las pizarras magnéticas y las maquetas
son otras de las ayudas que utiliza este profesional en su labor profesional.
1. Cuando el usuario se pare para hablar con alguien debe mantener los pies quietos
y antes de empezar a andar tocar la pared, o volver al punto de referencia, o si se ha pasado,
podría tocar la pared con la mano y reconocer su situación, etc.
8
con cuidado en zonas que no conozcan, o que sean peligrosas, o que pregunten con voz
audible dónde se encuentran en caso de haberse perdido o desorientado.
Reticencias iniciales.
Cuando el técnico va a dar comienzo al entrenamiento, lo primero a lo que se
enfrenta, en muchas ocasiones, es a las reticencias que presentan los usuarios ante el hecho
de tener que llevar bastón. Sin duda, este momento inicial de aceptación del “auxiliar” es
sumamente importante. Comenzar a utilizar el bastón significa “hacer pública” la
discapacidad visual, hecho que, por un lado, provoca una merma de la autoestima de la
persona, y por otro, supone que todas las personas del entorno se interesen por él, y que
continuamente tenga que estar explicando su situación.
9
obtener con su uso que los inconvenientes. En este momento tan crítico, el TR debe utilizar
todas sus estrategias psicológicas para convencer al usuario y ayudarle a comprender los
beneficios que le va a reportar el bastón.
En este estudio se han observado algunas dificultades en los usuarios, que se han
hecho patentes a través de sus quejas y de sus reservas. Especialmente duro es el momento
de comenzar a usar el bastón, sobre todo en sus zonas de residencia o en otras donde les
pueden reconocer. A menudo las reticencias no son fácilmente reconocibles, pueden
aparecer en forma de desgana para realizar el programa, alegando determinadas
enfermedades o dolencias, o negándose expresamente a usar el bastón.
Cuando el técnico “hace entrega” del bastón al usuario, primeramente, le explica las
partes de que consta (cayado, empuñadura, caña y contera) y posteriormente, la forma
correcta de llevarlo.
10
a agilizarla. El TR al instruir a los usuarios en el uso del bastón utiliza la guía física,
ayudando al usuario a comprender mejor su manejo.
Cuando se coge el bastón se debe coger con seguridad, pero no se debe estar
pensando en cómo llevarlo ni cómo cogerlo. Se trata de automatizar el movimiento de
muñeca, con confianza y firmeza.
Es conveniente que antes de salir de casa el usuario realice un repaso del recorrido
que va a hacer y de todas las cosas que le pueden pasar.
Antes de empezar a andar, tiene que tocar con el bastón la pared para alinearse, para
saber dónde está, el movimiento que tienen que hacer y si existe algún tipo de obstáculo o
dificultad (escaleras, agujero...). Conviene también que levante los pies e intenten no
arrastrarlos.
Al pararse, debe recoger el bastón, ponerlo recto, de forma que la persona que está
delante no se tropiece y se pueda acercar más.
Debe tener en cuenta, además, que factores como el aire o los ruidos, pueden
desorientarle en su trayectoria.
Cuando esté buscando cosas en el espacio que está recorriendo, debe realizar un
arco más grande y no ir “dando bandazos”. Realizar bien el arco garantiza su seguridad,
debe cubrir bien los lados, llevando el bastón de izquierda a derecha con decisión.
Teniendo en cuenta que el bastón únicamente informa de los objetos que se pueden
encontrar de cintura para abajo, se recomienda al usuario que extreme la precaución en su
marcha, debido a que podría encontrarse obstáculos con los que podría tropezarse y caerse
(andamios, motos mal aparcadas, otros objetos salientes, etc.).
11
En aceras grandes se puede llevar el bastón haciendo un arco grande, pero en aceras
pequeñas y conocidas es preferible recoger el bastón. Además, en las esquinas, se debe
reducir el paso y tocar con el bastón. Conviene ir despacio, para que el que viene por el otro
lado de la esquina tenga tiempo a reaccionar.
Cuando el usuario perciba que se encuentra en una situación difícil, debe esperar a
que le ayuden o, si pretendiera cruzar, debería comprobar que no viene ningún coche. Si ha
empezado a andar, y escucha un coche, no debe darse la vuelta, el coche deberá reducir su
marcha al ver el bastón.
Los usuarios con resto visual, al llevar bastón tienden a mirar hacia abajo. En estos
casos, la recomendación consiste en que aunque conozcan la zona sigan haciendo el arco,
sobre todo para evitar posibles vicios.
El bastón no debe en ningún caso levantarse del suelo, pues podría dañar a alguna
persona y cuando se detenga la marcha se debe recoger para que nadie tropiece con él.
Para subir y bajar escaleras el TR ofrece al usuario una serie de pautas que
aumentan su seguridad. Para subir escaleras, se debe coger el bastón recto y subir despacio,
con tranquilidad, hacer el arco en la última escalera y seguir andando. Para bajar escaleras,
el bastón precede a la persona aproximadamente metro y medio, por lo que siempre indica
la bajada. Una vez que se nota ésta, se puede acercar el pie con cuidado. Con el bastón debe
comprobar la bajada y hacer el arco nuevamente, con este movimiento sabrá si hay más
escalones.
Al realizar los cruces o al circular por lugares sin acera, hay que tener especial
cuidado. Conviene pararse y dar la cara a los coches, nunca la espalda, para que vean a la
persona que transita con el bastón. Si el portador del bastón se coloca de otra forma, puede
sobresalir parte del cuerpo y resultar peligroso.
Por último, conviene que cuando llueva, el usuario se provea de un gorro, porque el
paraguas puede desorientarle debido al efecto campana que produce en la audición.
A modo de síntesis, parece que cuando el técnico se plantea trabajar el bastón con el
usuario, intenta, primeramente, que asuma su ceguera y acepte llevar el bastón superando
todas las trabas psicológicas que pudieran surgir. Posteriormente, le interesa que entienda
que su seguridad está condicionada al uso que hagan del bastón, que aprenda a interpretar
de forma correcta la información que recibe a través del bastón y se fíe totalmente de él.
12
Aunque la movilidad con bastón es la modalidad más generalizada entre las
personas ciegas y con discapacidad visual, el TR también enseña a sus usuarios a moverse
de “otras formas”. Veamos, pues, algunas.
Movilidad en autobús.
Una vez que el usuario aprende a manejar el bastón con seguridad y eficacia, el
técnico completa su instrucción, si al usuario le interesa, con la utilización de los medios de
transporte.
Cuando los usuarios dominan un trayecto determinado, el técnico les anima a que
unan diferentes trayectos, para poder ir ampliando el radio de independencia y movilidad.
Una vez que muestran seguridad, deja que realicen los viajes autónomamente, sin
acompañarles. Finalmente, comprueba si han llegado bien y para ello les llama por
teléfono. Les pregunta qué tal les ha ido y comentan las dificultades que han tenido.
Utilización de perros-guía.
La ONCE cede en concepto de préstamo los perros-guía a personas que están
debidamente preparadas para portarlos. Durante este trabajo de campo, solamente se ha
podido observar un usuario que se moviera con perro-guía.
13
La única sesión que se pudo observar que realizaba el TR con este usuario
proporcionó algunas pistas de la labor que se realiza en estos casos. EL primer interés del
técnico es que el usuario se oriente en el lugar o lugares donde pretenda desplazarse. Para
ello, profesor y usuario van realizando el trayecto, estudiando las características del espacio
y resaltando las dificultades y obstáculos que se pueden encontrar en el camino.
1. Trayectos acompañando al usuario con objeto de lograr una buena noción del
trayecto a realizar y el mejor conocimiento y superación de las dificultades espaciales.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Corn, A.L. (1989). Instruction in the use of vision for children and adults with low vision:
A proposed program model. RE:view 21, 26-38.
14
Espinosa, M.A, Ochaíta, E. (1996). Mapas táctiles: una ayuda eficaz para el aprendizaje del
espacio y la movilidad dentro del mismo. En: IV Jornadas de Intervención Social del
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (II, 1473-1481). Madrid: Ministerio de Asuntos
Sociales, Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inserso).
Heisler, W. (1976). Mobility curriculum. Watertown, Massachusetts: Perkins School for the
Blind.
Hill, E.; Ponder, P. (1976). Orientation and mobility techniques: a guide for the
practitioner. New York: American Foundation for the Blind.
Huertas, J. A.; Espinosa, M.A.; Simón, C. (1998). Dos aspectos claves en la integración del
ciego: la orientación y movilidad y el acceso a la información escrita. Cultura y educación
11-12, 87-97.
Welsh, R.L; Blasch, B.B. (1994). Foundations of Orientation and Mobility. New York:
American Foundation for the Blind. (Orig.1980).
15