Las Historias de Vida Investigación Cualitativa

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Las Historias de Vida es una técnica de investigación cualitativa, ubicada en el

marco del denominado método biográfico (Rodríguez, Gil y García, 1996), cuyo objeto
principal es el análisis y transcripción que el investigador realiza a raíz de los relatos de
una persona sobre su vida o momentos concretos de la misma (Martín, 1995) y también
sobre los relatos y documentos extraídos de terceras personas, es decir, relatos y
aportaciones realizadas por otras personas sobre el sujeto de la Historia de Vida
(Perelló, 2009).

Podemos hallar al origen del método biográfico en la obra de Thomas y Znaniecki


(1972), The Polis Peasant, donde aparece por primera vez el uso del término Historias
de Vida (Perelló, 2009).

Su principal finalidad la podemos localizar en el relato que se extraen de las


mismas contextualizadas en un lugar y tiempo determinado, que permiten revivir,
analizar e incluso situarse ante tales circunstancias y razonar su comportamiento en ese
determinado momento.

El análisis de los datos obtenidos supone un proceso de indagación (Martín, 1995)


basándose en técnicas de recogida de datos de índole cualitativa. Las principales son las
entrevistas y los largos diálogos entre el investigador y el autor del relato donde éste
último expone lo más íntimo de él como sentimientos, pensamientos, valores… para
que el investigador pueda contextualizar el relato lo más veraz posible a esa persona y
sin interferir la subjetividad a la hora de transcribir la Historia por parte del mismo.
Según Perelló (2009), “el investigador es sólo el inductor de la narración, su
transcriptor y también el encargado de “retocar” el texto para ordenar la información
del relato obtenido en las diferentes sesiones de entrevistas” (Perelló, 2009: 192).

A menudo, el término Historias de Vida con su carácter multifacético del método


biográfico y la multiplicidad de enfoques que éste puede tener (Rodríguez, Gil y García,
1996), nos suele llevar a confusión conceptual entre los conceptos Relato de Vida e
Historia de Vida, haciendo referencia el primero a la historia de una persona contada
por ella misma y la segunda, a la historia de una persona contada desde ella misma y
con cualquier otro tipo de informantes y/o documentación como es el caso de los
biogramas (Pujadas, 2002).

En las Historias de Vida “la voz del informante tiene un papel fundamental no sólo
como informante, sino como punto de contraste de los diferentes momentos y formas de
decir” (Goodson, 2004:23). A lo largo de los años 90, la investigación basada en
Historias de Vida se incrementada su utilización ya que nos permite la obtención de
unos datos e informaciones que a través de la metodología cuantitativa no podríamos
recoger.

En palabras de Korblint (2004) y de Leite (2011) las Historias de Vida se basan en


experiencias concretas de la persona en cuestión, a través de las cuales se pretenden
recuperar el sentido de la misma vinculándola a experiencias vividas de la personas
(dentro de la subjetividad de la misma) y que nos permiten poner de manifiesto y
revelar las técnicas de investigación cualitativa, por lo que, como investigadores,
deberemos tener una posición de “escucha activa y metodológica” (Bourdieu et al.
1999). Vela (2001) o De Garay (1997) nos indica que las investigaciones cualitativas
enmarcadas dentro del área de las ciencias sociales, va a tener su foco de atención en la
persona y en el contexto que lo rodea (Goodson, 2004).

Cortés (2011), indica que las Historias de Vidas nos permiten visualizar, entender e
interpretar las voces que siempre han estado pero los discursos dominantes de nuestra
sociedad nos han imposibilitado ver.
PARTE 2
Por su parte, Ruiz Olabuénaga e Ispizua (1989), las Historias de Vida son relatos
que narran el desarrollo de la vida de una persona, pudiendo ser ésta durante un período
concreto y en un contexto determinado (tal y como es nuestro caso), la cual es narrada
desde el punto de vista subjetivo y según su código lingüísticos. Estos autores, indican
cuatro objetivos esenciales que dan razón al uso de las Historias de Vida:

1. Captar la totalidad, es decir, recoger toda la experiencia biográfica del sujeto


desde su infancia hasta el presente o del momento concreto que la investigación
quiera estudiar.
2. Captar la ambigüedad y el cambio, es decir, pretenden recoger todas las dudas,
cambio de opiniones, ambigüedades… que el sujeta pueda tener.
3. Captar la visión subjetiva. Con este objetivo pretende reflejar el autoconcepto
que el sujeto tiene sobre sí mismo y sobre los demás, como atribuye sus éxitos y
fracasos…
4. Encontrar las claves de la interpretación, es decir, explicar la historia de los
sujetos desde ellos mismos evitando cualquier tipo de subjetividad.

Es importante indicar, tal y como realizan Santamarina y Marinas (1995) y Leite


(2011), que la interpretación de la Historia de Vida no tiene lugar en un momento
concreto ni en un apartado concreto de esta investigación; sino que ésta comienza
prácticamente desde el inicio cuando comenzamos a plantearnos interrogantes e
inquietudes por investigar y analizar.
Entre las principales potencialidades y limitaciones que podemos encontrar en las
Historias de Vida, Perelló (2009: 200) las sintetiza en las siguientes:

En nuestra investigación, partiremos de un primer interrogante: “Cómo la


Universidad ha sido una facilitadora de la formación en la trayectoria formativa de los
estudiantes con diversidad funcional o, por lo contrario, ha sido una obstructora de la
misma”.
No obstante, son diversas las dimensiones que tenemos que abarcar cuando estamos
investigando y elaborando las Historias de Vida (Cortés, 2011). Un ejemplo lo podemos
localizar en la diferencia de códigos comunicativos existentes entre agentes (Cortés,
2011; De La Rosa, 2010). Por ello, como investigadores, debemos de adentrarnos e
identificarnos con las experiencias, vida y modo de pensar del principal protagonista de
la Historia de Vida.

Planteamos como necesario en nuestra investigación la realización de un estudio


etnográfico durante todo el proceso de recogida de la información donde se utilicen
diferentes voces (polifonía de voces) que den realidad y sustento a la Historia de Vida
que se está construyendo; por lo que, deberemos situarnos “dentro del marco donde el
protagonista se mueve, y por tanto el enfoque y el trabajo cooperativo e interpretativo
es mucho más profundo. Nos ayuda a comprender e identificar códigos micros
culturales” (Cortés, 2011: 2).

Tal y como indica Ocaña (2011), y siguiendo a Butt, Towsend y Raymond (1992),
las Historias de Vida nos van a permitir conocer, investigar y analizar diferentes
categorías de las experiencias de vida de las personas que han tenido una importante
peso en la trayectoria escolar y formativa del alumnado con diversidad funcional de la
Universidad de Sevilla: 1. Historias de Vida Personal; 2. Rememoración de la etapa
educativa hasta la Universidad y 3. Experiencias de enseñanza en la Universidad.

PARTE 3
RELACIÓN ENTRE INVESTIGADOR E INVESTIGANDO
En las Historias de Vida, se nos plantea como la principal técnica de recogida de
datos la Entrevista, ya que es a través de los testimonios orales, de las narraciones
autobiográficas donde se pueden obtener el amplio grueso de información y de
conocimientos. El diálogo se confiere, por lo tanto, como lo principal para trabajar en
las Historias de Vida (De Garay, 1997; López, 2011).

Según Coninck y Godard (en Lulle, Vargas y Zamudio, 2008) existen tres modelos
de estudios biográficos: modelo arqueológico, modelo centrado en la trayectoria o
procesual y modelo estructural. El primero de los modelos propuestos, el modelo
arqueológico, se basa en un acontecimiento concreto a raíz del cual se suceden otros
sucesivos. El modelo centrado en la trayectoria o procesual, estudio el proceso y la
trayectoria en sí y los sucesos que intervienen a lo largo del mismo. Y por último, el
modelo estructural, el cual estudio momentos concretos y en establecer la relación
existentes entre estos momentos concretos.

En nuestro trabajo, abogaremos por el segundo de los modelos ya que estudiaremos


una trayectoria concreta, un proceso concreto, centrado en la Universidad y en las
barreras y en las ayudas localizadas en el paso del informante por el mismo. Debemos
de especificar también, que éste modelo es el más utilizado de los tres ya que nos
permite establecer las relaciones casuales y las conexiones existentes entre los diversos
acontecimientos que pueden suceder en la vida de las personas (Coninck y Godard en
Lulle, Vargas y Zamudio, 2008), siguiendo un orden de temporalidad en la aparición de
los acontecimientos con un enfoque de tipo balístico (Coninck y Godard en Lulle,
Vargas y Zamudio, 2008) que separan claramente el pasado del futuro pero que
establecen una relación entre ambos.

Pero tal y como indican Coninck y Godard en los 4 submodelos 1 que ellos
establecen para reconocer una biografía según se atienda al tiempo, nosotros nos
encontraremos reflejados con el segundo submodelo, el llamado bifurcativo y en el
tercer submodelo, el energético, ya que entendemos que no podemos ceñirnos a un
único modelo y empobrecer de esta manera nuestra investigación.
Respecto al primero modelo, podemos decir que en nuestro caso los hechos
concretos que los informantes viven en su trayectoria universitaria marcan claramente
su camino y, que para evitar posibles procesos de exclusión, éstos han de luchar de
manera enérgica para evitarlos.

No obstante, las Historias de Vida como fuente oral de transmisión de información,


tienen un carácter eminentemente subjetivo ya que es la propia persona quién habla y el
investigador (Selman en Lulle, Vargas y Zamudio, 2008), bajo la subjetividad del
informante elabora el relato de una manera coherente a través de las informaciones que
se han recogido; no obstante, las informaciones recogidas probablemente no sigan el
mismo orden que en la narración.

Como indica Ocaña (2011), “toda entrevista ha de tener una estructura”, un guión
a seguir, un orden, no debe responderse con preguntas cerradas sino abiertas que dejen
lugar a un diálogo abierto y flexible. Las entrevistas pueden ser realizadas por parte del
investigador o de manera compartida con el informante.
En nuestra investigación nos decantaremos por el segundo tipo, en la cual la
entrevista a realizar tanto al informante como al círculo de amigos y familiares
seleccionados por el mismo, serán elaboradas de manera conjunta; de tal forma, que el
investigador plantee las cuestiones a investigar que por nuestra parte nos resultan
relevantes, y por otro lado, será la informante quién indique otras cuestiones que
también quiera que aparezcan reflejadas, elaborando las preguntas de ambas partes
(investigador e informante) entre los dos. De esta manera, conseguiremos que el
informante se convierta en un co-investigador en la investigación y tenga un papel
mucho más importante, autónomo, participativo y emancipador, convirtiéndo esta
investigación en una autoría tanto del investigador como del informante o coinvestigador.

Uniéndonos a la opinión De La Rosa (2010), las entrevistas han de ser redactadas


para que sea un discurso único y continuado, que no tenga variaciones ni lagunas ni
silencios vacíos, la información obtenida ha de ser contextualizada con unos actores
claves pero que evidentemente el nombre real de estos actores nunca ha de ser revelado,
a no ser que así lo especifiquen, deberemos utilizar pseudónimos tanto para las
personas, instituciones, profesores, lugares… y si es posible, acompañarlas de
fotografías concretas y que aporten contenido a la información ya redactada.

Otro de los aspectos que sería interesante resaltar, es que nuestra investigación no
se encuentra cerrada de antemano ni con unos temas prefijados (respuesta que se puede
deducir de la lectura del párrafo anterior), sino que podemos decir, que es una
investigación en construcción durante la duración de la misma, y que en ésta, van
apareciendo temas a investigar y cuestiones a medidas que investigador e informante se
conocen y dialogan (Apolline, 2011).

Según Ferrarotti (1983), la confianza establecida en este tipo de relación es esencial,


donde el investigador debe de “comprender, dialogar y conformar una unión con el
investigado, es decir, instalar una cierta confianza que se inicia desde un pacto de
realizar la Historia de Vida”

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