Los Nucleos de La Psora Primaria de Elizalde Masi
Los Nucleos de La Psora Primaria de Elizalde Masi
Los Nucleos de La Psora Primaria de Elizalde Masi
Masi encontró una serie de “sensaciones como si”, sin justificación, que, por no
encontrar una explicación concreta, representen lo más profundo del hombre y que
pueden agruparse bajo los núcleos de Pérdida, Culpabilidad, Miedo al Castigo,
Nostalgia y Justificación. Estos cinco núcleos forman una especie de caricatura del
pecado original, reafirmando el origen de la enfermedad representada en la
patogenia.
Podemos clasificar las pérdidas en dos tipos: reales, que son comunes a toda la
humanidad, e imaginarias. Adán, en el esfuerzo por convertirse en el Dios que
idealizó, se apartó del Dios verdadero hasta que ya no estuvo seguro de Su
existencia; al pretender ser eterno perdió la inmortalidad; al introducir
imperfecciones en la Orden, volvió hostil el ambiente; deseando ser inmune; alejado
de la Fuente creativa que conservaba su fuerza vital, reduciendo su capacidad de
reparación a los pálidosmemoria de la integridad, que es la vis medicatrix naturae, y
fue capaz de percibir cada vez menos la iluminación que lo favorecía, perdiendo así
la ciencia infusa. Las pérdidas reales de humanidad que engendran la angustia
existencial - primum movens de la enfermedad - son de orden cuantitativo, ya que el
hombre actual tiene el aspecto cualitativo de las potencialidades adámicas. Las
pérdidas imaginarias corresponden a la actual naturaleza disminuida del hombre. El
hombre actual, por tanto, es un fragmento reducido de lo que fue Adán, restringido a
su individualidad y poseedor de una capacidad de reparación incompleta, incapaz de
devolverle una reparata natural. Cada individuo inyecta en el sufrimiento originado
por pérdidas reales su sufrimiento individual emanado del poder en el que
erróneamente cree haber sido más "despojado" por una falta concreta y específica;
esta falta de existencia concreta de la pérdida imaginaria, la hace accesible a la
terapia, una vez sedada la angustia existencial por la acción del similimum, el sujeto
puede reconocer objetivamente que en realidad no le falta lo que
3
cree que le falta. Es muy importante tener en cuenta que entre las pérdidas reales hay
algunas que afectan a la mayoría de los hombres y, en consecuencia, aparecen con
tanta intensidad que parecen confundirse con la pérdida imaginaria individual,
síntomas comunes y sin valor para el diagnóstico de drogas. Una cuidadosa
evaluación de los factores desencadenantes permite identificar la respuesta
exagerada en relación con una determinada intensidad de estímulo, cuando se
concluye que hubo una identificación de la pérdida imaginaria personal con las
pérdidas reales. Otro dato importante para identificar la pérdida imaginaria es la
falta de sensibilidad a alguna de las pérdidas reales, cuando la lógica de las
circunstancias esperaría que hubiera algún tipo de reacción.
El fuerte tono nostálgico que marcan ciertos patógenos son importantes para
develar una noción del pasado que tiene el ser humano, que por no ser exacta, lleva
a la pérdida de la certeza de su existencia, generando gran parte de su angustia. El
núcleo de la nostalgia está formado por síntomas que remiten al anhelo de valores
trascendentes y potencialidades perdidas; unido a la incertidumbre sobre su pasado
metafísico, se convierte en el principal impulsor del movimiento que lleva al hombre
a buscar reconocer en el mundo concreto la causa de su angustia, llevándolo al
estado psórico secundario.
5. Fundamento de la justificación:
Este drama lo vive de manera personalizada cada ser humano --en todos
encontramos la culpa, la pérdida, la nostalgia de haber perdido, la convicción del
merecido castigo y el intento de justificación-- pero en cada uno vemos su aprecio
personal, específico de los cuales el aspecto más grave del pecado, que es la pérdida
más importante.
Cuando se sintió incómodo con su estado, pretendiendo ser como el Creador, quiso
ser su propio fin y se enfermó porque había transgredido la Ley.
Cuando esto sucede, tenemos la Etapa Terciaria de Psora que puede reaccionar ego
tróficamente (Sicose) o alterlítica / egolátricamente (Sífilis). La Etapa Terciaria de
Psora no es definitiva, puede variar de egotrofia a alterar / ególisis (y viceversa) o
incluso regresar a la Etapa Secundaria de Psora; Esto ocurre cuando, por alguna
razón, la actitud establecida ya no sirve y el individuo tiene sus miedos, ansiedades
(crisis psóricas) que se resuelven, reafirmando la actitud reactiva anterior con más
intensidad (“cuantitativo”) o cambiando su actitud (“cualitativo”).
Así, al apartarse de las Leyes Divinas, el ser humano no enferma, sólo adquiere la
capacidad de enfermarse. Por tanto, al compararlo con el estado de salud anterior al
Pecado Original, es que Masi Elizalde considera al ser humano de hoy que está
clínicamente sano, que sólo ajustándose a su caducidad actual por libre decisión
puede permanecer latente, en la condición de poder, el proceso de la enfermedad.
La Etapa Primaria de la Psora tiene los tres tipos de sensación, ya que es el recuerdo
de un proceso que tuvo tres actitudes: no conformidad (psórica), solución de esta no
conformidad a través de una actitud de
8
Se deben buscar los síntomas más individualizadores del enfermo, los que surgen de
este conflicto entre lo que el hombre es y lo que cree que ha sido.
. Dinámica miasmática
Masi Elizalde advierte de los cuidados que debemos tener en los casos en que se
presente una mejoría del estado somático acompañada de una aparente mejoría
mental, cuando en realidad la medicación es similar y está reprimiendo al paciente,
haciéndolo avanzar hacia la egotrofia o la lisis. para llevarte de regreso a la etapa
primaria de Psora. La entidad clínica desaparece porque ya no corresponde a ese
estadio miasmático y puede ser seguida de una patología somática más grave
(metástasis mórbida) correspondiente a su nuevo estado egotrófico o lítico; la
diferenciación con el efecto simillimum se basa en el conocimiento y estudio del
paciente de la dinámica miasmática, preguntando siempre el “por qué” de la
mejoría; aun así, a menudo es bastante difícil y complejo comprender exactamente
cuál es la evolución del paciente.
Un individuo puede actuar de una manera egotrófica por elección, de acuerdo con las
circunstancias del entorno, sin ser miasmáticamente egotrófico. La diferencia está en
la libertad de elección: cuando la egotrofia es miasmática no hay libertad de elección,
el sujeto se mueve por un impulso interno que nunca se satisface; por el contrario,
opta voluntariamente por esta actitud porque es el mejor en determinadas
circunstancias. La primera prescripción puede considerarse incorrecta por dos
razones: potencia o error de medicación. Si un medicamento ha producido una
mejoría parcial pero correcta y el cuadro cambia a uno nuevo, cuyos síntomas
quedan cubiertos por ese medicamento, la segunda prescripción consiste en una
repetición del mismo medicamento en diferentes dinamizaciones. Lo que debe
tenerse en cuenta como guía para una buena evolución y confirmación de la
medicación es precisamente la exaltación de los síntomas psóricos junto con la
observación de la Ley de Curación de Hering. Los casos en los que se produce la
aparición de síntomas psóricos distintos de los correspondientes a la medicación
prescrita o no acompañados de una sensación subjetiva de bienestar general están
determinados por otros similares y se resuelven mediante la reestructuración de
una nueva defensa errónea. El paciente psórico debe ser visto como funcional y por
tanto evoluciona sin agravamiento inicial, a diferencia de los pacientes sifilíticos o
sicóticos que deben ser considerados lesiones leves o graves según el grado de
estructura de su actitud terciaria, cuyo agravamiento en el nivel energético estará
representado por la desencadenante de la crisis psórica. Agrupa los síntomas según
el concepto miasmático, respondiendo a cinco preguntas:
TemaNostalgia:reflejaelrecuerdodehaberdisfrutadoantesdela
protección, la ciencia infundida, etc.