Los Nucleos de La Psora Primaria de Elizalde Masi

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Los Núcleos de la Psora Primaria, Secundaria y Terciaria de Alfonso Masi Elizalde

Masi encontró una serie de “sensaciones como si”, sin justificación, que, por no
encontrar una explicación concreta, representen lo más profundo del hombre y que
pueden agruparse bajo los núcleos de Pérdida, Culpabilidad, Miedo al Castigo,
Nostalgia y Justificación. Estos cinco núcleos forman una especie de caricatura del
pecado original, reafirmando el origen de la enfermedad representada en la
patogenia.

Los núcleos miasmáticos de la Etapa Primaria de Psora cuentan la historia del


Pecado Original: transgresión y culpa; pérdida y sufrimiento; recuerdo y nostalgia;
castigo y miedo; excusa y justificación.

1. Núcleo de transgresión o culpa:

Es el conocimiento subliminal que posee el ser humano de cuál era el atributo


divino que, en su visión personalizada del Pecado Original, envidiaba y bajo qué
enfoque. Siendo el alma racional creada perfecta por Dios, Masi Elizalde considera
que es en el momento de revivir lo sensitivo y lo vegetativo, en el acto de la
concepción, que el espíritu (Alma Intelectual) “elige” el atributo envidiado; rechaza
voluntariamente el aspecto correspondiente de su normalidad constitutiva. De esta
forma surge el sentimiento de culpa y la conciencia de la pérdida; es este valor
trascendente el que constituye el principal elemento integrador de la individualidad
sobre el que se elabora la personalidad de cada uno. Es a partir de la comprensión
de las modalidades de culpa que podemos comprender y justificar el sufrimiento del
sujeto y aclarar la razón de sus
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reacciones defensivas equivocadas. En segundo lugar, tenemos los síntomas que, a


pesar de estar clasificados en otro núcleo, infieren el sentimiento de culpa o el
miedo al castigo, por ejemplo, “ilusión de haber perdido el cariño de tus amigos”.
Así, la comprensión correcta de la vulnerabilidad, de la susceptibilidad indefensa al
medio ambiente (Etapa Secundaria de Psora) es de suma importancia, ya que lo que
ella cree ser la causa de su sufrimiento corresponde a la porción de la Ley que se
negó a obedecer, y que termina convirtiéndose en su sufrimiento y castigo: el
mecanismo de proyección debe referirse al pasado metafísico individual.

2. Núcleo de pérdida o sufrimiento:

Podemos clasificar las pérdidas en dos tipos: reales, que son comunes a toda la
humanidad, e imaginarias. Adán, en el esfuerzo por convertirse en el Dios que
idealizó, se apartó del Dios verdadero hasta que ya no estuvo seguro de Su
existencia; al pretender ser eterno perdió la inmortalidad; al introducir
imperfecciones en la Orden, volvió hostil el ambiente; deseando ser inmune; alejado
de la Fuente creativa que conservaba su fuerza vital, reduciendo su capacidad de
reparación a los pálidosmemoria de la integridad, que es la vis medicatrix naturae, y
fue capaz de percibir cada vez menos la iluminación que lo favorecía, perdiendo así
la ciencia infusa. Las pérdidas reales de humanidad que engendran la angustia
existencial - primum movens de la enfermedad - son de orden cuantitativo, ya que el
hombre actual tiene el aspecto cualitativo de las potencialidades adámicas. Las
pérdidas imaginarias corresponden a la actual naturaleza disminuida del hombre. El
hombre actual, por tanto, es un fragmento reducido de lo que fue Adán, restringido a
su individualidad y poseedor de una capacidad de reparación incompleta, incapaz de
devolverle una reparata natural. Cada individuo inyecta en el sufrimiento originado
por pérdidas reales su sufrimiento individual emanado del poder en el que
erróneamente cree haber sido más "despojado" por una falta concreta y específica;
esta falta de existencia concreta de la pérdida imaginaria, la hace accesible a la
terapia, una vez sedada la angustia existencial por la acción del similimum, el sujeto
puede reconocer objetivamente que en realidad no le falta lo que
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cree que le falta. Es muy importante tener en cuenta que entre las pérdidas reales hay
algunas que afectan a la mayoría de los hombres y, en consecuencia, aparecen con
tanta intensidad que parecen confundirse con la pérdida imaginaria individual,
síntomas comunes y sin valor para el diagnóstico de drogas. Una cuidadosa
evaluación de los factores desencadenantes permite identificar la respuesta
exagerada en relación con una determinada intensidad de estímulo, cuando se
concluye que hubo una identificación de la pérdida imaginaria personal con las
pérdidas reales. Otro dato importante para identificar la pérdida imaginaria es la
falta de sensibilidad a alguna de las pérdidas reales, cuando la lógica de las
circunstancias esperaría que hubiera algún tipo de reacción.

3. Núcleo de recuerdo o nostalgia:

El fuerte tono nostálgico que marcan ciertos patógenos son importantes para
develar una noción del pasado que tiene el ser humano, que por no ser exacta, lleva
a la pérdida de la certeza de su existencia, generando gran parte de su angustia. El
núcleo de la nostalgia está formado por síntomas que remiten al anhelo de valores
trascendentes y potencialidades perdidas; unido a la incertidumbre sobre su pasado
metafísico, se convierte en el principal impulsor del movimiento que lleva al hombre
a buscar reconocer en el mundo concreto la causa de su angustia, llevándolo al
estado psórico secundario.

4. Núcleo del miedo al castigo:

Sintiéndose culpable en su inconsciente, el ser humano espera el castigo que siente


que merece, sin darse cuenta de que una acción es necesaria para eso, en la Etapa
Primaria de Psora no ocurrió y no pudo ocurrir, ya que se refiere a al Pecado
Original y es exclusivo de Adán. En el nivel consciente, el hombre cree que es
independiente de Adán sin darse cuenta de que lo que él llama inconsciente es
principalmente su porción adámica. Perseguido por imágenes que se expresan en
su interior,
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encuentra consuelo en exteriorizarlas en el mundo real; es decir, actuar en estrecha


sincronía con el Núcleo del recuerdo o la nostalgia también impulsa al ser humano a
la estructuración de su Psora Secundaria. De esta manera, centra su atención en la
persecución de un fantasma sin ser consciente de que el verdadero castigo psórico
primario está en el centro de la pérdida imaginaria. Habiendo nacido con ellos, tiene
una tendencia lógica a creer que sus pérdidas reales son normales; cuando choca
con la verdad presente en su imaginación de que no siempre ha sido así, se angustia.

5. Fundamento de la justificación:

En la patogenia de diversas drogas encontramos la justificación de su debilidad, su


carencia, expresada cuando tiene la “ilusión de estar bajo la influencia de un poder
superior”, “haber sido engañado”, “seducido”. Todos, aun admitiendo y sufriendo su
culpa, intentan disminuir su responsabilidad acusando a algún factor ajeno a su
voluntad; sin embargo, esta actitud no puede conducir al perdón porque no es un
motivo de arrepentimiento, sino una reafirmación de su falta. Recientemente, Masi
Elizalde describió en un nuevo núcleo, aún en estudio - Núcleo de Reconciliación, muy
evidente en Menyanthes, en el que aparentemente el primer objetivo es no dejar que
continúe la actitud reactiva equivocada, ayudar en el autoconocimiento, adquirir
conocimientos que abarquen el Universo - las enfermedades nos dicen qué camino
tomar.

El sexto núcleo aún necesita confirmación en más fármacos porque no es tan


frecuente en patogenia como los otros núcleos. Aún no tiene un nombre definido
(Núcleo de Reconciliación, probablemente), y si se confirma puede indicar el
camino de curación, lo que sería de gran valor mientras aún quedan muchas
sustancias por probar. La justificación de este núcleo en el tomismo está en Pascal,
citando el buen uso de la enfermedad, aprovechando un elemento positivo que
aporta. Debemos tener cuidado de no considerar toda modalidad de mejora como
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perteneciente a este núcleo: debe demostrarse en planes más profundos lo


podemos confundir con síntomas que demuestran la egotrofia del paciente. Para
estudiarlo, es necesario recurrir a la simbología: para la "mejora a nivel del mar",
es necesario comprender el significado de "mar" en relación con este medicamento,
de lo contrario puede ser solo una modalidad fenomenal

El sexto núcleo sirve fundamentalmente para mejorar la hipótesis, el conocimiento


profundo de la medicación y como parámetro para evaluar la evolución miasmática
hacia la curación o supresión. Masi Elizalde también menciona la posibilidad de una
Psicoterapia Homeopática basada en el sexto núcleo, en el conocimiento del camino
de la reconciliación para un paciente determinado

El núcleo del miedo al castigo aparece regularmente subordinado, en la patogénesis,


al núcleo de la culpa, el generador del núcleo de la pérdida.

El espíritu de la Homeopatía consiste en el descubrimiento de que la médula espinal


de la enfermedad es la angustia que emerge de la conciencia de la condición
contingente del Hombre actual, es decir, se ha convertido en un ser caído después de
haber perdido la inmunidad e integridad, y la conciencia adquirida. la culpa de
haber sido despojado de esos dones sobrenaturales por haber pecado.

Este drama lo vive de manera personalizada cada ser humano --en todos
encontramos la culpa, la pérdida, la nostalgia de haber perdido, la convicción del
merecido castigo y el intento de justificación-- pero en cada uno vemos su aprecio
personal, específico de los cuales el aspecto más grave del pecado, que es la pérdida
más importante.

A estas sensaciones inexplicables, sin justificación, consideró a Psora como la etapa


primaria. Cuando el individuo proyecta su drama en el entorno, justifica lo que
siente a través del entorno considerado como etapa secundaria de Psora; y para las
reacciones a una realidad vista de forma deformada, la forma reactiva de actuar
consideró la Etapa Terciaria de Psora.
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La incertidumbre sobre la existencia de Dios, sobre su pasado, su futuro y su


condición eterna, las reminiscencias simbólicas de su pasado, se manifiestan en la
imaginación (poder superior del alma sensible) y constituyen en este nivel los
síntomas de la Etapa Primaria de Psora, que choca con la realidad temporal de la
imperfección, la vulnerabilidad y la muerte, generando así el conflicto esencial cuya
resolución, a través del intelecto y la voluntad, constituye el fin último del ser
humano. Puede tomar un rumbo actual -en el que el contenido de la imaginación se
vive con angustia -o latente- cuando la correcta resolución de este conflicto pone fin
a la angustia.

Cuando se sintió incómodo con su estado, pretendiendo ser como el Creador, quiso
ser su propio fin y se enfermó porque había transgredido la Ley.

La Etapa Primaria de Psora no se puede tratar, es el conflicto básico, la herida en la


imaginación del ser humano; mientras que la etapa secundaria de la psora se
caracteriza por la variabilidad, la alternancia de reacciones y por lo tanto no causa
daño estructural, ya que no hay tiempo para que el organismo se asiente en un modo
reactivo.

Cuando esto sucede, tenemos la Etapa Terciaria de Psora que puede reaccionar ego
tróficamente (Sicose) o alterlítica / egolátricamente (Sífilis). La Etapa Terciaria de
Psora no es definitiva, puede variar de egotrofia a alterar / ególisis (y viceversa) o
incluso regresar a la Etapa Secundaria de Psora; Esto ocurre cuando, por alguna
razón, la actitud establecida ya no sirve y el individuo tiene sus miedos, ansiedades
(crisis psóricas) que se resuelven, reafirmando la actitud reactiva anterior con más
intensidad (“cuantitativo”) o cambiando su actitud (“cualitativo”).

Este movimiento del paciente se llama dinámica miasmática; es esta caprichosa


incriminación del exógeno como causa de angustia esencial, lo que lo lleva a
defenderse inútilmente de un enemigo incorrecto, arbitrando actitudes de fuga,
destrucción o dominio. El “enemigo” contra el cual estructura sus actitudes
defensivas (entorno) es dinámico, cambia de
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acuerdo a sus acciones, estableciendo la dinámica; por lo tanto, en la etapa terciaria


de Psora hablamos de una actitud ego trófica, una actitud egolítica o una actitud
alterlítica para mostrar la posibilidad de variación.

La etapa primaria de Psora se manifiesta principalmente en la imaginación, que


puede ser consciente o inconsciente: el inconsciente que capturamos a través de
ilusiones y alucinaciones, y el consciente a través de sueños, obsesiones,
ensoñaciones y divagaciones. Lo que el individuo hace con su vida es fruto de su
imaginación, impulsada por su Psora Primaria.

La etapa primaria de Psora todavía se puede dividir, didácticamente, en general e


individual. El general es común a toda la humanidad, corresponde a la pérdida de
dones sobrenaturales - inmortalidad, inmunidad, integridad, ciencia infundida,
certeza de la existencia divina - y no sujetos a tratamiento; mientras que el
individuo, idiosincrásico, es susceptible de tratamiento y corresponde a la forma en
que cada persona sufre la pérdida de un determinado don.

Así, el mismo tema se puede encontrar en varios medicamentos, variando el ángulo


de visión del atributo; el tema de la Divina Providencia se encuentra, por ejemplo, en
calcárea carbónica, Brionia alba y Gelsemium sempervirens. Una buena resolución
de las incógnitas plantadas por la Etapa Primaria de Psora evita su evolución de
latente a actual y por tanto la enfermedad no florece.

Así, al apartarse de las Leyes Divinas, el ser humano no enferma, sólo adquiere la
capacidad de enfermarse. Por tanto, al compararlo con el estado de salud anterior al
Pecado Original, es que Masi Elizalde considera al ser humano de hoy que está
clínicamente sano, que sólo ajustándose a su caducidad actual por libre decisión
puede permanecer latente, en la condición de poder, el proceso de la enfermedad.

La Etapa Primaria de la Psora tiene los tres tipos de sensación, ya que es el recuerdo
de un proceso que tuvo tres actitudes: no conformidad (psórica), solución de esta no
conformidad a través de una actitud de
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arrogancia (sicótica) y la consecuencia automática de esto, el cambio de naturaleza.


del hombre (sifilítico). El recuerdo de estos tres momentos personalizados en un
aspecto particular del Pecado General configura la Psora Primaria, que permitirá la
posterior estructuración de actitudes terciarias.

En la etapa secundaria de la psora, el ser humano proyecta su angustia existencial,


su drama psórico primario en el entorno, justificando lo que siente sin haber fijado
todavía una actitud reactiva.

La Etapa Terciaria de Psora implica que hubo persistencia en una determinada


actitud para defenderse de lo que ella cree que es la causa de su angustia
(ambiente), ya presente

en la Etapa Secundaria con variaciones, permitiendo que lo somático se adapte a lo


existencial. Puede manifestarse en cuatro actitudes: Egolítica, Alterlítica, Egotrófica
Libre o Egotrófica Enmascarada.

En la ególisis, el individuo acepta desesperadamente esta pérdida del atributo


divino, mientras que en la alterálisis intenta destruir al enemigo (medio ambiente,
imaginario) haciéndole sufrir su propia pérdida; La egotrofia tiene dos momentos:
la negación de la pérdida y para ello se impone de manera franca, dictatorial o
enmascarada, seduce, adula y en un segundo momento, más elaborado y
estructurado, cree que ha logrado el atributo que perdió y actúa como si no lo
necesitara ( desdén). A diferencia de la egotrofia, que cuanto más enmascarada
menos obstáculos encuentra para triunfar, la ególisis difícilmente puede
enmascararse una vez que el individuo se entrega, aceptando la pérdida del atributo
divino; cuando, en la evolución, el individuo comienza a ocultar la actitud egolítica
es porque en realidad cambiado a egotrofia. Asimismo, tampoco es posible
enmascarar la alterálisis tan completamente o no se logra el objetivo de destruir al
otro.

Solo el Estadio Terciario de Psora (correspondiente a sífilis y sicosis)


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permite la estructuración de lesiones orgánicas, justificando así a Allen y Kent


cuando contradicen a Hahnemann y afirman que Psora es funcional, mientras que el
Maestro enumera claramente enfermedades psóricas lesionales. La forma del
cuerpo y la fisiología de los órganos pueden cambiar, pero la Energía Vital es una, y
siempre se manifiesta de la misma manera a través de la conducta, la intención del
ser vivo en su conjunto, es decir, lo que llamamos síntomas mentales. El
conocimiento de la clínica médica debe ser utilizado en la elección de los síntomas,
ya que los síntomas relacionados con la enfermedad son de poco valor cuando se los
compara con los paradójicos, que no encuentran una justificación fisiopatológica.
Según Par. 3 53 es necesario identificar qué debe ser curado, en este caso la Psora
Primaria, tanto de la medicación como en el individuo, que se expresa a través de
símbolos, que establecen una relación entre los sentimientos y el mundo concreto.
Busque siempre el tono, la particularidad del atributo envidiado en cuestión. ¿De
dónde lo ves?
¿Cómo reaccionas? Entre todos los síntomas de la Psora, intentamos identificar los
más primitivos, de los que, en última instancia, depende la conducta y condiciona la
vida del paciente; la metáfora obsesiva, a través de la cual el paciente comienza a ver la
vida y estructura las formas de actuar y reaccionar54:“En la psora primaria,
traducción de la angustia esencial experimentada por el hombre, el hombre”
manchado” en su imaginación por la mancha psórica hace que este poder de la esfera
sensible oscurezca el lente del alma racional que comienza a ver y, por tanto, a vivir la
realidad. de una manera distorsionada. Aquí están las primeras metáforas obsesivas
que ayudarán a asentarse en la vida del sujeto”.
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La imagen egotrófica del individuo acentúa el atributo envidiado, representa la


negación de la pérdida con el intento de demostrar que tiene lo que cree haber
perdido en el estado psórico primario; La ególisis se puede deducir aceptando la
pérdida. En algunos casos es más seguro prescribir una imagen deducida, que no
aparece en la Materia Médica ni en el Directorio.

Se deben buscar los síntomas más individualizadores del enfermo, los que surgen de
este conflicto entre lo que el hombre es y lo que cree que ha sido.

. Dinámica miasmática

Masi Elizalde advierte de los cuidados que debemos tener en los casos en que se
presente una mejoría del estado somático acompañada de una aparente mejoría
mental, cuando en realidad la medicación es similar y está reprimiendo al paciente,
haciéndolo avanzar hacia la egotrofia o la lisis. para llevarte de regreso a la etapa
primaria de Psora. La entidad clínica desaparece porque ya no corresponde a ese
estadio miasmático y puede ser seguida de una patología somática más grave
(metástasis mórbida) correspondiente a su nuevo estado egotrófico o lítico; la
diferenciación con el efecto simillimum se basa en el conocimiento y estudio del
paciente de la dinámica miasmática, preguntando siempre el “por qué” de la
mejoría; aun así, a menudo es bastante difícil y complejo comprender exactamente
cuál es la evolución del paciente.

No debemos olvidar que el orgánico necesita tiempo para adaptarse a la actitud


miasmática, de la misma manera que una mejora en la actitud miasmática es
seguida primero por una mejora orgánica cuando el paciente está en el camino de
curación.

La acción de la medicina homeopática, aunque sea similar, puede desencadenar la


crisis psórica, en la que el individuo abandona su actitud reactiva y reaparecen los
miedos y ansiedades del drama psórico individual. En el caso de simillimum, el
paciente resuelve la crisis de manera objetiva, entiende el sufrimiento como
beneficioso y necesario para su mejoría; mientras que con uno similar, la crisis se
resuelve de
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forma reactiva sicótica o sifilítica (idéntica a la anterior o no). Para ser


caracterizada como una acción de simillimum, la crisis en general va acompañada
de un sentimiento subjetivo de bienestar general y se debe investigar qué cambio
hubo en la intencionalidad del síntoma.El entorno también puede desencadenar la
crisis psórica, actuando como si fuera similar; el médium le impide continuar con su
actitud egotrófica, pero el impulso egotrófico interno continúa y se manifestará en
un nivel jerárquico inferior (ya que ya no es posible en un nivel superior), por
ejemplo, desarrollando cáncer de pulmón o hígado. Se diferencia de la egotrofia
reprimida en que existe un factor desencadenante explícito. Bajo la acción de
simillimum, la angustia psórica se experimenta objetivamente, pero continúa
existiendo; el paciente regresa a la etapa secundaria de psora sin tener que pasar
por una etapa terciaria de psora que haya experimentado previamente. Se aleja de
su problema psórico primario, lo reconoce como ajeno a la realidad, sin cambiar, sin
embargo, este tema psórico primario, sobre el que se estructura su personalidad.
Masi Elizalde resume los efectos del simillimum en dos tipos: 1) el problema
inconsciente se vive sin angustia, permitiendo al paciente estudiar; 2) te hace
sentirlo más intensamente, más claramente. De esta forma, devuelve el fácil
ejercicio del libre albedrío al ser humano, que si se usa de forma errónea, vuelve a
enfermar. En los pacientes lesionados se consigue la restitutio ad integrum cuando
todavía es posible, o se establece un nuevo equilibrio entre el paciente y su lesión
cuando ya se ha vuelto incurable.“La angustia que acompañaba a ese mundo interior
se ha ido, es decir, latente en la Psora Primaria; en máximo equilibrio vegetativo ...,
el hombre ya ha recibido toda la ayuda que la terapia puede ofrecerle. Lo que queda
ahora es la resolución del "gran conflicto espiritual o metafísico", que asegurará la
verdadera salud. Para ello cuenta, con los principios inscritos en su intelecto, con la
ley natural grabada en su voluntad y con su capacidad de abstracción”. 56

Al evaluar la evolución de un paciente, se debe hacer una diferenciación


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en cuanto a los actos de enmascaramiento, supresión y supresión. La represión


ocurre en un inconsciente, por tabúes y prejuicios; el enmascaramiento, en cambio,
requiere una elaboración en un nivel más consciente (en la egotrofia enmascarada
por no querer una confrontación directa, busca lograr lo que quiere a través de la
adulación, la seducción). Un paciente con tendencia lítica (alter o ego)
inconscientemente reprimido por tabúes y pautas morales, provoca un
desplazamiento de lo mental a lo orgánico, produciendo una lesión orgánica. Si esta
actitud se libera por la acción de la medicina, muestra una buena evolución, y es algo
temporal. Para que los sueños sean útiles en la valoración de la evolución del
paciente, es necesario preguntarse qué significó, el “por qué” y el “para qué”, porque
es la única forma de diferenciar la buena evolución miasmática de la supresión.
También puede representar la liberación subconsciente de una actitud que fue
reprimida a nivel consciente. Luego de tomar la medicación, puede presentarse un
agravamiento de la Etapa Terciaria de Psora, que en un principio se caracterizaría
como un agravamiento debido al efecto supresor de un medicamento similar, siendo
importante diferenciarlo de una exención en la que el paciente anteriormente
reprimía esta actitud ahora liberada por el medicamento, un estallido repentino de
psora primaria. En este caso, es necesario que la liberación sea explosiva, intensa,
que poco después comience a amainar y acompañada de una mejoría clínica
espectacular, se caracterizó una eliminación de la actitud terciaria reactiva. Así, el
desconocimiento de la evolución miasmática puede llevar a conclusiones erróneas
respecto a la conducta, ya que un paciente que desarrolla una crisis de psoriasis y
mejora los síntomas somáticos puede interpretarse como supresión local
acompañada de agravamiento mental, con el consiguiente cambio de medicación
cuando un análisis correcto sería una crisis psórica sin cambiar la medicación. Los
pacientes incurables pueden alcanzar un nuevo estado de equilibrio
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propuesto como decimotercera observación de pronóstico a las doce observaciones


de Kent. Aunque Kent no incluyó esta observación pronóstica en sus observaciones
pronósticas57: “Si los resultados de la enfermedad no se pueden eliminar, el propio
paciente recuperará la salud y los cambios patológicos sufrirán cambios tales que no
afectarán su estado de salud. Las adherencias fibrosas no tienen por qué desaparecer
necesariamente; …”. Las actitudes reprimidas no se pueden detectar y porque se
realizan de manera inconsciente provocando supresión homeopática o metástasis
mórbida correspondiente a la actitud miasmática que se expresa en un nivel inferior;
en el caso de impulsos mórbidos que se suprimen conscientemente, no dará lugar a
una enfermedad clínica. También es necesario ser consciente de las “falsas mejorías”,
cuando hay una mejoría importante de los síntomas clínicos acompañada de un
sentimiento subjetivo de mejoría, pero sin cambio de actitud ni síntomas
miasmáticos; o aún, alteración miasmática aparentemente positiva, principalmente
por la administración de similares, con mala evolución hacia la egotrofia o, de
muchas veces más difícil diagnóstico, evolución hacia la egotrofia enmascarada. Para
evaluar la legitimidad se debe cuestionar el “por qué” y el “para qué” de la mejoría,
además del “cuándo” y el “cómo” y también analizar la intención de vida del sujeto y
relacionarla con los nuevos síntomas que aparecen. La evolución hacia la egotrofia
puede sospecharse cuando el individuo incorpora triunfalmente a la sociedad actual;
cuando se exacerba la egotrofia (sicosis), el individuo parece estar más sano; por
otro lado, el surgimiento de un espíritu crítico sin amargura ni odio denota evolución
hacia la curación. El cuadro sicótico del paciente se manifiesta cuando hay una
exageración de las características personales, en los casos que evolucionan hacia una
aparente cura.
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Un individuo puede actuar de una manera egotrófica por elección, de acuerdo con las
circunstancias del entorno, sin ser miasmáticamente egotrófico. La diferencia está en
la libertad de elección: cuando la egotrofia es miasmática no hay libertad de elección,
el sujeto se mueve por un impulso interno que nunca se satisface; por el contrario,
opta voluntariamente por esta actitud porque es el mejor en determinadas
circunstancias. La primera prescripción puede considerarse incorrecta por dos
razones: potencia o error de medicación. Si un medicamento ha producido una
mejoría parcial pero correcta y el cuadro cambia a uno nuevo, cuyos síntomas
quedan cubiertos por ese medicamento, la segunda prescripción consiste en una
repetición del mismo medicamento en diferentes dinamizaciones. Lo que debe
tenerse en cuenta como guía para una buena evolución y confirmación de la
medicación es precisamente la exaltación de los síntomas psóricos junto con la
observación de la Ley de Curación de Hering. Los casos en los que se produce la
aparición de síntomas psóricos distintos de los correspondientes a la medicación
prescrita o no acompañados de una sensación subjetiva de bienestar general están
determinados por otros similares y se resuelven mediante la reestructuración de
una nueva defensa errónea. El paciente psórico debe ser visto como funcional y por
tanto evoluciona sin agravamiento inicial, a diferencia de los pacientes sifilíticos o
sicóticos que deben ser considerados lesiones leves o graves según el grado de
estructura de su actitud terciaria, cuyo agravamiento en el nivel energético estará
representado por la desencadenante de la crisis psórica. Agrupa los síntomas según
el concepto miasmático, respondiendo a cinco preguntas:

1– ¿Cómo sufres? 2– ¿Qué te hace sufrir? 3– ¿Cómo reaccionas cuando quieres


destruir la causa de tu sufrimiento? 4– ¿Cómo te defiendes cuando te escapas para no
afrontar el problema? 5- ¿Cómote defiendes cuando quieres dominar, imponerte
sobre la causa de tu sufrimiento de manera a) franca y ) enmascarada?.
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4) Trabajar con la propia enfermedad, con el sufrimiento, determinar los núcleos


psóricos - no es obligatorio encontrar síntomas que cubran todos los núcleos, y un
mismo síntoma puede integrarse en varios núcleos, dependiendo del ángulo en el
que se mire.

a) Delimitación de Psora: búsqueda de primum movens: se incluyen todos los


síntomas de sufrimiento puro, en los que se pueden distinguir dos categorías:
sufrimiento puro, independiente del entorno (Psora primaria) y sufrimiento de
alguna manera relacionado con factores ambientales. medio ambiente, sin el cual no
podría manifestarse (Psora Secundária). De ahí que sea posible identificar el
síntoma que condiciona la "vida" del medicamento, el síntoma motor.

b) Cuando el síntoma motor no aparece con claridad, se debe recurrir a la Materia


Medica Pura, donde el problema esencial de la droga se resume a menudo en una
sola frase. Los síntomas psóricos se pueden agrupar en temas:

Tema Pérdida: relacionado con las perfecciones perdidas por el serhumano en


el pecado original y admite diferentes variantes (pérdida de protección,
conocimiento, ...).

TemaNostalgia:reflejaelrecuerdodehaberdisfrutadoantesdela
protección, la ciencia infundida, etc.

Tema de la culpa: aparecen sensaciones que implican el conocimientode un


Hombre sin su necesidad actual, y ahora sufre la culpa de esta pérdida.

Realizar una nueva clasificación ordenando según el esquema antropológico


aristotélico-tomista. Para el análisis hay dos vías: la primera es trabajar desde lo más
a lo menos importante jerárquicamente (intelecto, sensitivo, vegetativo, generativo,
aumentativo, locomotor ...) comprobando la existencia de síntomas y la posibilidad de
asociaciones; sin embargo, sin utilizar todavía síntomas de la imaginación, ya que
sería necesario recurrir a la simbología, que en este momento podría conducir a una
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