Texto-Clasificación de Los Seres Vivos

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La clasificación de los organismos

La mayoría de las personas tienen un conocimiento limitado del mundo natural y se relacionan
principalmente con los organismos que influencian sus propias vidas. Los biólogos se enfrentan con la
enorme tarea de clasificar, determinar e intercambiar información acerca de la vasta diversidad de
organismos con la que los seres humanos, recién llegados en un sentido evolutivo, compartimos el
planeta. Para esto, los biólogos deben disponer de un sistema de clasificación que les permita nombrar y
agrupar a las especies descriptas de una manera lógica, objetiva, económica y no redundante. La
construcción de un sistema como éste no es trivial si consideramos que, como mínimo, existe un número
de especies sin clasificar similar al número de especies ya descriptas -alrededor de 1 millón y medio-. Por
siglos, los naturalistas han intentado describir y explicar la diversidad del mundo natural. A esta tarea se
la ha denominado sistemática.

Designadas con un nombre genérico y un adjetivo modificador, las especies son las unidades básicas de
clasificación biológica. Aunque en latín especie simplemente significa "tipo" y, por lo tanto, en el sentido
más simple, las especies son tipos diferentes de organismos, se utiliza el término especie en sentidos
distintos.

El área el conocimiento encargada de establecer las reglas de una clasificación es la taxonomía. De este
modo, la sistemática biológica utiliza la taxonomía para establecer una clasificación.

La clasificación debe representar en buena medida la filogenia de todos los seres vivos que han surgido en
este planeta. La sistemática evolutiva intenta no sólo hacer buenas clasificaciones sino hacerlas de
manera objetiva y sin arbitrariedades. La filogenia de un grupo de especies cualesquiera puede
representarse en forma de árbol ramificado. Este tipo de diagrama representa una hipótesis de las
relaciones de ancestralidad y descendencia de las especies que contiene.

La teoría sistemática se ha nutrido del aporte y discusión de taxónomos de diferentes escuelas: la de los
feneticistas, los cladistas y los evolucionistas. En este sentido, las clasificaciones en clados, sólo
interesadas en representar las relaciones de ancestralidad y descendencia, son a las que adhieren la
mayor parte de los biólogos en la actualidad.

La sistemática molecular ha ido en busca de grandes cantidades de similitudes homólogas con el


desarrollo de numerosas técnicas: la secuenciación de proteínas , de ácidos nucleicos y otras técnicas
moleculares. El descubrimiento de moléculas y regiones de DNA que registran el cambio evolutivo a
distintas tasas ha permitido transformar la sistemática clásica en una sistemática universal.

Con el desarrollo del microscopio se descubrieron una gran cantidad de microorganismos y su clasificación
se hacía cada vez más necesaria. Hasta hace poco tiempo, el reino se consideraba la categoría sistemática
más inclusiva. Sin embargo, la secuenciación de moléculas universales -presentes en todos los
organismos- llevaron a algunos científicos a la construcción de un árbol filogenético único en el cual se
diferencian tres linajes evolutivos principales. Se propuso entonces la categoría de dominio para cada uno
de estos linajes, o grupos monofiléticos , y los denominó Bacteria, Archaea y Eucarya.

La clasificación en reinos y dominios se encuentra en movimiento cambiante permanente. La discusión


acerca de la validez de las clasificaciones nos hace reflexionar acerca de la facilidad con la que solemos
argumentar a favor de hipótesis cargadas con valoraciones humanas, como el incremento de complejidad y
el progreso evolutivo. Las clasificaciones cladísticas, aunque puedan narrar historias evolutivas incompletas
en términos biológicos, son hipótesis objetivas y comprobables en cualquier rango de la jerarquía biológica.

La necesidad de una clasificación


Hay aproximadamente un millón y medio de especies descriptas y se cree que este número representa
sólo el 5% de las especies con las que actualmente compartimos el planeta. Durante siglos, los
naturalistas se han interesado en ordenar esta diversidad y, al hacerlo, surgió un patrón jerárquico como
norma de la clasificación biológica.
Las especies se agrupan en géneros, los géneros en familias, las familias en clases, las clases en
órdenes, los órdenes en phyla, los phyla en reinos y éstos en dominios. La posibilidad de utilizar esta
clasificación inclusiva de grupos dentro de grupos es otra evidencia más a favor del proceso de evolución
de las especies.

¿Qué es una especie?


Una definición rigurosa de especie (aunque no es la única) fue propuesta por Ernst Mayr, biólogo
evolutivo de la Universidad de Harvard, en 1940. Bajo el título de especie biológica, Mayr describió a una
especie como "un grupo de poblaciones naturales cuyos individuos se cruzan entre sí de manera real o
potencial y que están reproductivamente aislados de otros grupos".

La expresión "real o potencial" tiene en cuenta el hecho de que, aunque es improbable que individuos de
poblaciones geográficamente aisladas se crucen naturalmente, el traslado de un grupo de organismos a
alguna isla remota no los convierte automáticamente en miembros de una especie distinta ya que éstos
potencialmente pueden cruzarse. La especiación requiere el establecimiento de una o varias barreras
que aseguren el aislamiento reproductivo. Los términos "grupos" y "poblaciones" también son
importantes en esta definición. La posibilidad de que algunos individuos de especies diferentes tengan
una progenie ocasional no es relevante como proceso natural si no conviven en el mismo habitat natural.

Si no existiesen barreras de aislamiento reproductivo entre especies distintas, los organismos de una
especie podrían intercambiar genes con los miembros de otra especie y, en consecuencia, no retendrían
las características morfológicas, comportamentales y genéticas que los identifican como tipos diferentes
de organismos.

El término "especie" tiene tres usos distintos. Hablamos de especie cuando nos referimos a la categoría
o rango taxonómico de especie. También hablamos de especie cuando nos referimos a un taxón, es
decir, a una clase lógica formada por individuos que agrupamos en virtud de ciertos atributos comunes
que un taxónomo ha definido con anterioridad.

Finalmente, el término especie también hace referencia a las unidades evolutivas que habitan el mundo
natural y a las que E. Mayr ha definido por medio del concepto biológico. La especie como taxón y la
especie biológica - o bioespecie- no deberían representar entidades distintas. Las primeras representan
hipótesis que, por medio de definiciones cada vez más ajustadas, intentan acercarse a las segundas. De
este modo, una especie es una categoría, una hipótesis perfectible y también un concepto biológico.
Mientras que la categoría y el taxón especie se encuentran definidos en el campo del conocimiento
humano, o ámbito gnoseológico, la especie biológica se define en el mundo real, o ámbito óntico, y nos
advierte que hay algo allí afuera, una entidad natural, que merece ser llamada especie.

De acuerdo con el sistema binomial de nomenclatura, ideado por el naturalista sueco Linné (Linneo) en el
siglo XVIII, el nombre científico de un organismo está formado por dos partes: el nombre genérico y un
epíteto específico (un adjetivo o modificador). Por convención, los nombres del género y de la especie se
escriben en letra cursiva. El nombre del género siempre antecede al epíteto y se escribe con mayúscula la
primer letra, el epíteto específico es la segunda palabra y se escribe en minúscula, por ejemplo
-Drosophila melanogaster- y solamente puede utilizarse sin él en los casos en los que nos referimos al
conjunto total de especies que constituyen ese género, como cuando mencionamos a Drosophila,
Paramecium o Viola.

Clasificación y jerarquía
La taxonomía permite organizar la diversidad de cualquier conjunto de objetos, ya sean libros de una
biblioteca, víveres de una estantería o las especies de un ecosistema. Cuando se aplican ciertas reglas
de clasificación a los seres vivos, se genera un sistema jerárquico, es decir, un sistema de grupos
dentro de grupos. La clasificación jerárquica no es una consecuencia natural de la aplicación de reglas
taxonómicas a cualquier sistema de objetos. La naturaleza jerárquica de la clasificación biológica surge
como una consecuencia del proceso de evolución de las especies.

En la época de Linneo, existían tres categorías básicas: la especie, el género, y el reino. Los
naturalistas reconocían 2 reinos biológicos: vegetal y animal. Posteriormente, el mismo Linneo y otros
taxónomos fueron añadiendo categorías intermedias entre género y reino. Los géneros fueron
agrupados en familias, las familias en órdenes, los órdenes en clases y las clases en phyla o divisiones.
Estas categorías pueden a su vez subdividirse o agruparse en otras menos frecuentes como tribus,
superfamilias o subphyla. Muchos biólogos reconocen hoy una categoría por encima del reino, el
dominio. Para determinar que un individuo pertenece a una especie, se requiere una gran cantidad de
información. Una clasificación jerárquica es una manera económica de manejar la información
biológica.

En el sistema jerárquico de clasificación biológica, cada grupo o taxón tiene asociado una categoría y
un conjunto de atributos que determina la pertenencia de ciertos organismos a ese grupo.

Las categorías y los taxa de cualquier rango, no solamente el de especie, son sólo construcciones
mentales, sin embargo, esto no habilita a los taxónomos a formular cualquier tipo de clasificación.

Los taxónomos han discutido durante mucho tiempo las virtudes y falencias de distintos métodos de
clasificación. Finalmente, una idea se ha generalizado: si se pretende llegar a una clasificación objetiva,
ésta debería ser única y, si es única, nada mejor que represente la historia evolutiva de los organismos
que viven y han vivido en este planeta; una historia que, sin duda, será irrepetible.

La naturaleza jerárquica de la clasificación biológica consiste en la formación de grupos dentro de grupos.

Los grupos, también llamados inclusivos, pueden representarse en un diagrama de Venn. Este diagrama
muestra la clasificación reciente del género Homo. Note que el taxón de rango familiar Hominidae, que
hasta hace poco incluía solamente al género Homo, actualmente se propone como un grupo monofilético
que contiene a las especies de los géneros Pongo (orangutanes), Gorilla (gorilas), Pan (chimpances) y
Homo (humanos). La subfamilia Homininae contiene, a la vez, a estos tres últimos taxa.

La clasificación de los reinos y los dominios


Luego de la publicación del Sistema Natural de Linneo en 1758, y durante muchos años, se reconocían
sólo dos ramas en la sistemática: la zoología y la botánica. El evolucionista alemán Ernst Haeckel propuso,
a finales del siglo pasado, la construcción de un tercer reino, el de los Protistas, constituido por
microorganismos. Haeckel reconoció que algunos de estos microorganismos carecían de núcleo celular y
los denominó Monera. Posteriormente, las bacterias fueron reconocidas, en 1956, por Herbert Copeland
como reino Monera, independiente de los Protistas. Los hongos, fueron los últimos organismos que
merecieron la creación de un reino y su fundador, R. Whittaker propuso, en 1959, una clasificación
general de los seres vivos que contenía cinco reinos: Monera (bacterias), Protista (protozoos), Fungi
(hongos), Animalia (animales) y Plantae (plantas). Posteriormente, en 1978, Whittaker y Margulis,
propusieron una modificación, conservando el número de reinos e incluyendo dentro del antiguo grupo
Protistas a las algas. Este nuevo reino fue denominado Protoctista; sin embargo, gran parte de la
literatura científica aún utiliza la denominación Protista. Así, esta nueva clasificación de cinco reinos
consiste en Procariota (bacterias), Protoctista o Protista (algas, protozoos, mohos del limo, y otros
organismos acuáticos y parásitos menos conocidos), Fungi (líquenes y hongos), Animalia (animales
vertebrados e invertebrados) y Plantae (musgos, helechos, coníferas y plantas con flor).

Hasta 1977, el reino se consideraba la categoría sistemática más inclusiva. Sin embargo, la secuenciación
de moléculas universales que cambian a tasas extremadamente bajas (como en el caso del rRNA) llevaron
a Carl Woese y sus colaboradores a la construcción de un árbol filogenético único en el cual se diferencian
tres linajes evolutivos principales.

La estructura filogenética más profunda de la diversidad biológica obtenida por Carl Woese a partir de la
secuenciación de rRNA.
En la clasificación de la figura anterior, claramente se distinguen tres grupos monofiléticos distintos que
corresponden a los dominios Bacteria, Archaea y Eucarya.Woese propuso entonces la categoría de
dominio para cada uno de estos linajes, o grupos monofiléticos, y los denominó Bacteria, Archaea y
Eucarya. El cambio propuesto por Woese resalta las diferencias, hasta ahora ocultas, entre organismos
procariotas. De este modo, Monera es un grupo parafilético que debería descartarse de la clasificación
biológica. En el sistema de Woese, Archaea y Bacteria son dominios distintos de organismos procariotas y
el primero contiene al menos dos reinos nuevos: Crenarchaeota y Euryarchaeota. El dominio Eucarya
agrupa, según esta clasificación, a los restantes reinos de organismos eucariotas.

La clasificación de Woese, como cualquier clasificación cladística, se basa en el orden de ramificación de


los linajes durante el curso evolutivo. Sin embargo, no todos los taxónomos acuerdan con este principio
clasificatorio y las disidencias se acentúan cuando se trata de los taxa más inclusivos de la clasificación
biológica. La propuesta alternativa de Margulis, centrada en los recurrentes procesos de simbiosis, como
la de Cavallier-Smith en la que propone la categoría de imperio en lugar de dominio, representan las
principales propuestas evolucionistas alternativas a la cladística de Woese.

Bibliografía
 CURTIS Helena y BARNES N. Sue. Biología-6ª.ed. Buenos Aires: Médica Panamericana.2006

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