Evolución de La Empresa
Evolución de La Empresa
Evolución de La Empresa
INTRODUCCION
Podemos considerar que la empresa se asemeja en su evolución a los seres vivos: nace, crece y muere o se
transforma. Tiene que cumplir con los requisitos y exigencias de aquellos del ecosistema o medio ambiente en el
que se desenvuelve. Esta actuación de la empresa se realiza en el seno de un conjunto económico en el que se
interrelaciona y comunica con las acciones de otras unidades económicas; el nexo que define ésta interdependencia
viene configurado por el citado medioambiente o mundo exterior, es decir, el sistema social o marco institucional
donde la entidad adquiere sus medios para realizar actividades que cumplan con sus objetivos. Este ambiente es la
yuxtaposición de diferentes “estructuras de encuadre”: marco socio-cultural, marco económico y marco político-
legal. Sin su conocimiento, el concepto de la empresa como realidad económica quedaría vacío de contenido.
La empresa, en opinión unánime de los tratadistas, nace con el mercado y, precisamente por ello, ha ido
evolucionando con el desarrollo del capitalismo. Durante mucho tiempo, los estudios económicos sobre la empresa
no han sido otra cosa que un paso más en el estudio de los mercados, ya que era en ellos donde encontraba su origen
y su fuerza motivadora.
La preocupación por la empresa en sí, esto es, considerada como principal objeto o motivo de investigación, queda
pospuesta hasta épocas más cercanas a nuestros días.
2. DESARROLLO
Los estudios clásicos, conocidos bajo el nombre de “Teoría de la Empresa”, plantean un modelo perfecto y
utópico de comportamiento económico, en el que la empresa es un mecanismo más del mismo, que se caracteriza
por ser la unidad económica de producción y maximizar sus beneficios, sin entrar en una explicación profunda y
lógica de la estructura y de la conducta interna de la misma, de por sí mucho más compleja de lo previó la teoría
citada, y máxime en el momento actual.
A) Etapa mercantilista
En esta etapa la empresa se caracterizó por su actividad comercial, los negocios más frecuentes eran los derivados
de la compraventa y el préstamo. El aumento del comercio internacional hace que se extienda el espíritu
emprendedor propio de la idea de empresa y la aparición de nuevas formas jurídicas en los negocios como las
Sociedades Anónimas.
Los siglos XVII y XVIII serán recordados como aquellos en los que se instauró el capitalismo mercantil, el cual
tenía su principal razón de ser en el comercio como actividad económica básica. En este contexto surgió la empresa
comercial, que era una unidad organizada que se dedicaba principalmente a desarrollar el comercio internacional.
Además, fue en esta época cuando se desarrollo fuertemente la actividad bancaria, la cual basaba su actividad
principal en financiar las campañas bélicas de las potencias de la época. Las Compañías de las Indias son las
primeras sociedades comerciales de las que se tiene noticia. El objetivo de las mismas no era otro que comercializar
con territorios muy alejados de Europa y que por primera vez abrían sus puertas al mundo comercial.
B) Capitalismo industrial
En el siglo XIX los sistemas económicos se dejaron llevar por los efectos de la Revolución Industrial gestada
durante el siglo anterior. Esta impulsó un tipo de actividad económica no tan simple como la anterior, sino
muchísimo más compleja. En este contexto nacieron las llamadas empresas industriales, que como su propio
nombre indica se dedicaban básicamente a actividades transformadoras, de forma que la mayoría de empresas de la
época eran fábricas, cuya razón de ser básica era la de comportarse como unidades económicas de producción.
Las fábricas supusieron una transformación total de los procesos productivos de la época. El trabajo se volvió más
mecánico que manual y eso trajo consigo la necesidad de cada vez más operarios en las empresas. Los pequeños
talleres artesanos fueron desapareciendo poco a poco y su actividad se trasladó a las propias fábricas. El crecimiento
económico de las empresas de esta época se aceleró y se gestaron las primeras grandes sociedades, así como
mercados monopolistas y oligopolistas en los que una o pocas empresas se repartían la cuota total del mismo.
El gran desarrollo de la empresa se produce con el surgimiento del denominado capitalismo industrial. La aparición
de la máquina con la primera Revolución Industrial en la Inglaterra del siglo XVIII desencadenó una serie de
adaptaciones y reestructuraciones en las empresas, las cuales tuvieron que buscar una nueva dimensión, un tamaño
superior más acorde con las exigencias de las nuevas tecnologías, propias del inicio de grandes producciones o en
gran escala.
Este capitalismo industrial se puede estudiar en tres períodos. El primero se inicia con la citada Revolución
Industrial o etapa de la industria de fábrica. En la misma, las mayores empresas y las que asumen con mayor
rapidez el progreso técnico son las de la industria textil.
Ellas emplearon máquinas en gran escala, por lo que necesitaron grandes capitales. Siguieron a éstas las empresas
de la industria pesada muy impulsadas por el ferrocarril; también en consecuencia, se fundaron los grandes bancos
que permitieron financiar aquellas industrias. Ya en esa época, la reglamentación jurídica de la sociedad anónima se
perfecciona y su difusión es total, sustituyendo las antiguas fórmulas societarias de tipo personalista puro y mixto
(colectivas y comanditarias).
Todo lo anterior va configurando el concepto moderno de empresa, ya que abandona el modelo de la unidad
comercial para ser concebida como unidad de producción. Se termina la etapa del protagonismo de la gran empresa
comercial para entrar en la de la gran empresa industrial.
El segundo período se caracteriza por la aparición de nuevos factores influyentes en la concepción de la empresa.
Nos referimos a la intensificación del proceso productivo, a la aparición de nuevas técnicas de administración y
organización industrial propias de la nueva producción en cadena y en serie y al surgimiento de los grandes
monopolios europeos y norteamericanos. Con todo ello, comienzan a aparecer las grandes empresas industriales con
con-centración de elevadas sumas de capital y grandes necesidades de maquinaria, instalaciones, materias primas y
mano de obra. Las industrias importantes del momento son las del acero y el hierro, las del algodón y las del
carbón, así como se inician las del automóvil y el petróleo. Este período es destacable, entre otras razones de interés
económico, por el gran incremento del comercio mundial y por el proceso de industrialización de las colonias de las
grandes potencias. Etapa, por tanto, que podríamos llamar de “neocapitalismo comercial”.
Tras este período, la empresa industrial llega a su madurez y se prepara para el último período en el que cobra una
nueva dimensión, por lo que hay que estudiarla con otras ópticas, surge un nuevo modelo. Son los instantes de la
crisis de las estructuras clásicas de organización de tipo funcional y líneo-funcional de tanto éxito en las empresas
hasta principios del siglo XX. Surgen, en cambio, las estructuras de organización multidivisional y descentralizada,
propias de las gran empresa diversificada y con estrategias monopolísticas, creando sus propios segmentos de
mercado y con coaliciones más o menos explícitas con las otras grandes firmas competidoras. Nuevas estructuras
que maduran tras la Primera Guerra Mundial y que comienzan a implantar las empresa líderes de la economía de la
época, como por ejemplo, Du Pont de Nemours, General Motors en 1920, Standard Oil de New Jersey en 1925 y
Sears Roebuck en 1929. Estos son momentos que algunos autores han calificado de Segunda Revolución Industrial,
dada la aparición del motor de combustión, el desarrollo de la electricidad y el nacimiento de la electrónica.
C) Capitalismo financiero
El tercer período, muy cercano a nuestros días, se caracteriza por el triunfo del monopolio y la aparición del
llamado “capitalismo financiero”. Ya con anterioridad a 1900 aparecieron los primeros monopolios, por ejemplo,
en Alemania el de la industria carbonífera de los Kirdorf, el del acero de los Krupp y los de la industria eléctrica de
AEG y Siemens.
Todo proceso monopolizador exige grandes dimensiones en las empresas, por lo que éstas requieren gran cantidad
de recursos financieros. Por estas y otras causas, las entidades financieras desean vigilar muy de cerca el desarrollo
de estas industrias y de otros negocios florecientes y dinámicos, de ahí que las empresas que integran éstos
comiencen a ser dominados por los bancos a través de la adquisición de acciones y de la concesión de préstamos. A
la vez que a los propios capitalistas industriales les interesa cada vez más estar representados en tales entidades
financieras, para así poder controlar los recurso que necesitan sus empresas y los que requieran otras entidades que
puedan disminuir su grado de monopolio en el mercado.
Acaba de nacer el grupo financiero que culmina el fenómeno de la gran concentración de capital, yéndose hacia
otros países, invirtiendo en otros lugares y asociándose con diversas empresas, movimiento que se conoce como de
internacionalización de la empresa o del florecimiento y consolidación de la empresa multinacional.
A partir de principios del siglo XX la producción deja de ser la única preocupación de las sociedades. El
crecimiento de las empresas había sido tal que por primera vez en la historia se plasma la necesidad de diferenciar
entre las figuras del empresario y de los dueños del capital.
En este contexto, la empresa deja de ser exclusivamente una unidad de producción para convertirse en una unidad
financiera y de decisión. El capital financiero surge de la necesidad de encontrar nuevas fuentes de financiación, ya
que las empresas necesitaban un mayor volumen de capital para incorporar las innovaciones tecnológicas y para
lograr la concentración del mercado en manos de grandes cárteles, trusts y holdings empresariales.
Las necesidades de capital trajeron consigo el desarrollo del crédito bancario. Además, para conseguir los grandes
capitales que las empresas necesitaban para poder ser viables, las personas se agrupaban, naciendo de este modo las
Sociedades Anónimas, cuyo capital se dividía en acciones que se compraban y vendían en las bolsas de valores.
D) La empresa en la actualidad
En la actualidad, el estudio de la empresa como una realidad económica y social, acompañada de la figura del
empresario, que representa su función de organización y dirección, ha adquirido un gran auge.
Desde esta perspectiva vamos a definir la empresa como un sistema en el que se coordinan factores de producción,
financiación y marketing para obtener sus fines. De esta definición se deducen sus principales características:
• Tiene unos fines u objetivos que constituyen la razón de su existencia (maximización de beneficios, maximización
de ventas, cumplir un plan, etc.).
• Los distintos factores que integran la empresa se encuentran coordinados entre sí para alcanzar esos fines, dicha
coordinación la realiza la administración o dirección de la empresa.
• La empresa es un sistema.
El papel de las empresas se ha vuelto mucho más complejo debido a fenómenos como la globalización o al avance
incesante de las nuevas tecnologías de la información y del conocimiento. En la empresa de hoy en día, y
principalmente en las de gran tamaño, las figuras del empresario y del dueño del capital están claramente definidas.
La empresa actual integra un conjunto de factores de producción (recursos naturales, personas y capital), que han de
ser organizados por el empresario y dirigidos para la obtención de unos objetivos empresariales, como asegurarse la
obtención de un beneficio, pero sin olvidad su responsabilidad social con el entorno que la rodea y condiciona su
actividad.
La empresa no es, por tanto, un ente aislado, sino que forma parte de un entorno mucho más complejo que está
formado por elementos interrelacionados entre sí y con la propia empresa, sobre los cuales esta tiene escasa o nula
influencia pero que condicionan su actividad. Nos referimos a los factores demográficos, tecnológicos, legales,
competidores, intermediarios o entidades financieras, por citar algunos ejemplos.
3. CONCLUSION
La empresa constituye uno de los pilares fundamentales del sistema económico en la actualidad; tanto es así que en
muchas ocasiones al sistema de economía de mercado, predominante en los países desarrollados, se le conoce
también como sistema de libre empresa.
Al considerar las funciones que realiza, se pone de manifiesto la importancia de la empresa como unidad económica
de producción de bienes y servicios, de forma que la actividad productiva de un país está compuesta por la suma de
las actividades productivas de todas las empresas integradas en él.
El gran desarrollo de la empresa se produce con el surgimiento del denominado capitalismo industrial, que va
configurando el concepto moderno de empresa, ya que abandona el modelo de unidad comercial para ser concebida
como unidad económica de producción. Más tarde aparece el capitalismo financiero dando lugar a grandes
empresas, a la aparición de monopolios y grandes necesidades de capital.
4. BIBLIOGRAFIA
-http://www.cede.es
-https://www.elblogsalmon.com/historia-de-la-economia/la-evolucion-historica