El Puesto de Los Musicos

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UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS

Maestría en Comunicación Desarrollo y Cambio Social


Facultad de Comunicación Social para la Paz

Documental: EL PUESTO DE LOS MÚSICOS

AUTOR:
Rubén E. Pinzón Pinzón

TUTORA:
Sonia Uruburu Gilede

TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR AL TÍTULO DE


Magister en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social

Bogotá, Agosto 25 de 2015

1  
EL PUESTO DE LOS MÚSICOS

Agradecimientos especiales porque la generosidad de Raúl Chacón, Johe Gil, el grupo


musical de Alberto Zúñiga y los artistas populares urbanos de Chapinero con su tiempo, las
experiencias y el conocimiento sobre el trabajo en La Playa compartidos
desinteresadamente, contribuyeron a hacer posible la investigación que aquí presento y que
fue imprescindible para realizar el documental “El puesto de los músicos.” También debo
agradecer al acompañamiento de la profesora Sonia Uruburu Gilede, tutora de mi proyecto
de grado, por hacer de esta experiencia investigativa, además de enriquecedora, agradable y
motivadora, así como a los profesores Alexander Torres Sanmiguel, Ignacio Chaves, Ana
Yudy Morán Matiz, Yaneth Ortiz Novoa, Juan Sebastián López, Sergio Alvarado Vivas,
Chistian Delgado, Alfonso Gumucio Dagron, Manuel Chaparro Escudero y Antonio Elizalde
Hevia por haber hecho del aula de clase, además de un escenario de aprendizaje, un espacio
para la reflexión, el diálogo y el trabajo en equipo.

INTRODUCCIÓN:

En el año 2007 me acerqué por primera vez a La Playa, experiencia que viví en compañía de
los estudiantes de medios audiovisuales que participaron en un proyecto auspiciado por la
CNTV titulado: Comunicar Construyendo Ciudadanía. Esta experiencia tenía como objeto
dar a conocer en una nota corta para televisión una faceta de la vida nocturna bogotana,
tomando como protagonista el lugar donde tradicionalmente se ubican los músicos populares
urbanos de la capital. Reporteros gráficos, sindicalistas, campesinos, pensionados, madres
cabeza de familia, charros mexicanos, ingenieros de sistemas entre otros, fueron identificados
como parte de esta amalgama de trabajadores informales que vivían de vender momentos de
alegría al resto de la sociedad bogotana.

En este sector del barrio Chapinero el oficio de músico es solo una parte de la realidad
socioeconómico que identifica La Playa; al volver siete años más tarde a realizar algunas
visitas y entrevistas en el lugar, pude identificar que quienes se dedican al diseño, venta y
alquiler de trajes, venden comidas y/o licor, atienden salones de juego, compran artículos o

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hacen préstamos en las casas de cambio, ofrecen sus servicios como fotógrafos o videógrafos,
sirven como intermediarios para las serenatas, trabajan como transportistas o venden arreglos
de flores dependen de la actividad musical para su permanencia allí y cada uno cumple un rol
específico en el andamiaje que sostiene La Playa. Este trabajo documental lo concebí como
medio para profundizar en el origen y engranajes que mantienen en funcionamiento La Playa,
apelando a los testimonios y situaciones directas de los protagonistas del lugar, en procura de
una mayor objetividad, de manera que el resultado final también les pueda ser útil a los
músicos para observar su realidad y tomar decisiones frente a ella.

El documento que comparto a continuación y que da cuenta de un trabajo que comenzó en el


segundo semestre del 2013, se presenta en tres capítulos principales: el primero dedicado a los
lineamientos de la investigación, en el segundo presento el tratamiento audiovisual dado al
documental para televisión y por último, en el tercero expongo el reporte de producción que
cuenta las vicisitudes de la pre-producción, producción y post-producción del audiovisual. El
trabajo sobre La Playa en relación con la Maestría en Comunicación Desarrollo y Cambio
Social se inscribe en la línea de “narrativas, representaciones y tecnologías mediáticas con la
cual se busca contribuir con la generación de conocimiento y la generación de audiencias
críticas, y contribuir al cambio social al evidenciar inclusiones y exclusiones (Documento de
Investigación, pág.48). En ese sentido, “El puesto de los músicos” es un ejemplo de abordaje
a temáticas alternativas que no están en la agenda de los medios masivos de información o han
sido tratados a partir de una coyuntura, de corta duración y mediante formatos tradicionales.

1. LINEAMIENTOS DE LA INVESTIGACIÓN.
1.1 Problema

La serenata es la acción de llevar un grupo musical, generalmente en horas de la noche, al


exterior del lugar donde habita una persona, con el fin de expresarle un sentimiento,
generalmente de amor, agradecimiento, bienvenida o felicidad, a través de las notas musicales.

“Que me brinden una serenata hasta que muera” exclama un árbol de caucho en Cartagena. El
piso impenetrable del asfalto impide que los nutrientes llevados por el agua lleguen a las

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raíces; las hojas y ramas se marchitan y los pájaros, otrora huéspedes suyos, se han
congregado para dar el adiós a ritmo de trinos. “Que me acompañen durante este difícil trance
y con sus cantos mitigue este dolor que poco a poco va sacando la sabia de mi existencia” dice
el árbol a una golondrina (Velázquez, 2007, p.79). Esta fábula de Serafín Velázquez titulada
Serenata Para Un Árbol Moribundo hace referencia al poder que tiene la música para canalizar
los sentimientos, paliar los estados de ánimo negativos y devolver un poco de alegría a la vida
cuando se enfrenta a la adversidad.

En la oferta serenatera bogotana hay grupos que haciendo alusión a su calidad vocal y musical
se identifican con ciertas aves conocidas por la belleza de sus trinos; esta amalgama artística
de jilgueros y ruiseñores especializados en acompañar las noches y madrugadas con
canciones, se concentran en un sector de la ciudad para poner a disposición del capitalino una
oferta amplia de propuestas musicales para las serenatas como símbolo de romanticismo,
afecto y ensoñación.

Hace aproximadamente 50 años que en el sector de la avenida Caracas, entre las calles 53 y 56
se vienen reuniendo los artistas populares urbanos de Bogotá, con el fin de ofrecer sus
servicios de serenateros, no solo a los habitantes locales sino también a los visitantes de
poblaciones aledañas a la capital (Chacón, 2013). Grupos de mariachi, intérpretes de música
de cuerda, artistas vallenatos y de música llanera, entre otros, son hoy parte del paisaje del
barrio Chapinero. Raúl Chacón, líder comunal de los trabajadores informales de La Playa
(nombre con el cual se identifica este sector de Bogotá entre las calles 53 y 56 y la avenida
caras y carrera 13) y una de las personas con mayor trayectoria afirma que allí se reúnen
actualmente más de mil artistas en una noche, dependiendo de la temporada.

Hablar de serenatas es hablar de una tradición que se hace cómplice de lo que no se alcanza a
expresar solo con palabras. Aunque poco se ha indagado y escrito sobre la costumbre
serenatera en el mundo y en menor medida nuestro país, es evidente que su campo de acción
es muy amplio y no se circunscribe a eventos de carácter privado, sino que también ha
cumplido una labor social, educativa y política en la cual los músicos de La Playa participan.

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Los escenarios de los Artistas de La Playa ha sido tan diversos como las costumbres sociales y
culturales de una ciudad que acoge migrantes de todos los rincones del país. Bautismos,
matrimonios, despedidas, funerales (funeratas), reconciliaciones, campañas políticas, protestas
sociales, campañas de sensibilización, entre muchos otros eventos donde se usan los
sentimientos de amor, despecho, tristeza y solidaridad para unir a la gente, se ven engalanados
con su presencia.

En La Playa uno encuentra personas que apenas asoman a la mayoría de edad, así como
septuagenarios y octogenarios que mantienen la tradición de las visitas musicales al abrigo
del sereno. Alfonso Regla es el artista mexicano que encontró en una colombiana la razón
para venir hace 54 años a nuestro país. En Bogotá fundó el primer grupo de mariachi y
comenzó la tradición de un género que hoy hace parte de los gustos y costumbres populares
nacionales.

El género mariachi, música que identifica al pueblo mexicano, que predomina en La Playa,
fue declarado por la UNESCO Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad el día 27 de
noviembre de 2011 en la ciudad de Bali, Indonesia. Este nuevo galardón para la cultura de
México fue concedido al considerarse la música mariachi como parte de los “usos,
representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas transmitidos de generación en
generación y que infunden a las comunidades y a los grupos un sentimiento de identidad y
continuidad, contribuyendo así a promover el respeto a la diversidad cultural y la creatividad
humana” según la definición que da la UNESCO al Patrimonio cultural inmaterial (UNESCO,
2003, P.2). Esa noche en el salón donde se llevó a cabo la ceremonia de reconocimiento, se
oyeron las notas de El son de la negra (El País, 2012, 3 de septiembre) una de las canciones
más representativas de este género y tradicionalmente utilizada en Colombia, país en el que
goza de reconocimiento y aceptación como apertura de una serenata.

A pesar de que la tecnología, el acelerado ritmo de vida, la exigencias laborales y los cambios
generacionales apunten a una transformación de pensamiento y costumbres en la sociedad de
hoy, la tradición de las serenatas ofrecidas en La Playa sigue vigente después de 4 o 5
décadas, un hecho evidenciado con la permanencia de algunos artistas de la tercera edad que,

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no solo han estado en el génesis de este lugar de trabajo informal, sino que también han
heredado a sus descendientes dicha costumbre.

Se sabe muy poco sobre el origen, organización social, economía y prácticas de trabajo en La
Playa; quienes trabajan allí afirman que cuando los medios de información se refieren a lo que
ocurre en este sector, generalmente lo relacionan con la inseguridad y la distribución de
sustancias alucinógenas, razón por la cual los artistas han cerrado filas ante la presencia de
trabajadores de la comunicación y el periodismo. Es evidente que el uso de las calles y
edificaciones donde se ha instalado La Playa y sus alrededores, es diferente a otros sectores
del barrio que no han sido apropiados simbólicamente por los artistas puesto que la presencia
de oficinas donde se ofrece la música y de negocios que ofrece servicios y productos a los
serenateros es prolífica.

El uso de las serenatas es tan amplio como la creatividad humana, es por eso que su campo de
acción se muestra generosamente diverso. En el mes de junio de 2013 la presidenta de la
Corte suprema de justicia colombiana Ruth Marina Días, fue visitada con una serenata
ofrecida por ciudadanos de la Red de veedurías ciudadanas de Colombia - RED VER,
momentos antes de su vuelo a España. (El Espectador, 2013, 3 de junio) en esta protesta
pacífica contra los viajes injustificados realizados por la servidora pública en cuestión se
recurrió a la serenata como mediadora para manifestar un inconformismo social ante una
conducta reprochable, en tal sentido, recurrir al arte, caso particular la música, fue una
manera digna y creativa que utilizo la sociedad para sentar su voz frente a los acontecimientos
negativos que la afectaban.

A las serenatas también se ha recurrido con el ánimo de apaciguar los ánimos exacerbados por
el exigente ritmo de vida actual. En Bogotá, una ciudad que padece los rigores de un sistema
de transporte público insuficiente, inseguro y proclive a la intolerancia, se ha acudido a
medidas distintas para fomentar el buen vivir, es así como en el sistema de Transmilenio, las
autoridades policiales y los músicos populares de Chapinero se integraron en el mes de
octubre del año 2013 para recibir con música, a primeras horas del día, al pasajero. Esta
campaña se adelantó en consonancia con la celebración de día de la no violencia, para

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reconocer a los ciudadanos que hacen buen uso del sistema de transporte masivo que
transporta al día cerca de 1 millón 800 mil pasajeros. (El Tiempo, 2013, 3 de octubre)

Cuando las campañas tradicionales de concientización están mal diseñadas, tienen un enfoque
prohibicionista y estigmatizador poco atractivo para el público objetivo o simplemente
adolecen de efectividad, se recurre a otras medidas y las serenatas, en este caso particular, son
el recurso en prueba que ha adoptado la policía de Transmilenio de Bogotá.

En un panorama de aproximadamente cincuenta años de La Playa haciendo parte de la historia


urbana de la capital vale la pena preguntarse: ¿Qué hizo que los músicos se empezaran a
reunir en este trozo de espacio público, hoy conocido como La Playa? ¿qué tipo de personas
trabajan allí?, ¿qué hace que estos artistas sigan en este lugar?, ¿qué hacen para mantener
vigente o competir con otros que comparten el oficio? ¿cómo es su relación con el entorno?.
La presente investigación buscó resolver estos interrogantes.

El objetivo general de la investigación fue identificar los factores que hicieron posible el
surgimiento y existencia de La Playa de los músicos populares urbanos en un sector del
espacio público de Bogotá mediante la realización de un documental audiovisual. Como
objetivos específicos se definieron: hacer una reconstrucción histórica de La Playa, identificar
las relaciones entre los músicos, de ellos con las otras personas que comparten eses espacio, y
con la sociedad bogotana que contrata sus servicios, identificar y analizar los recursos que
utilizan para competir en la tradición de las serenatas y por último, describir los espacios
públicos y privados que configuran La Playa y la manera como se relacionan con el trabajo de
los músicos.

1.2 PERTINENCIA

La Playa de los músicos es un escenario de prolongada existencia en la localidad de Chapinero


de Bogotá que acoge a artistas urbanos de todos los rincones del país. En este sector viven de
la serenata, desde hace medio siglo, hombres y mujeres de diferentes edades, procedencias,
géneros musicales, afinidades políticas, costumbres y experiencias entre otros. Sobre la

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tradición de las serenatas como parte del acerbo cultural colombiano, adoptada como
alternativa labora, es un tema que poco se ha tratado en las investigaciones académicas, de
medios informativos, o de carácter institucional, un hecho que justifica develar apartes
importantes de la existencia de La Playa y su incidencia en la ciudad y la sociedad.

El interés que persiguió la presente investigación fue la de abordar las dinámicas sociales que
se entretejen en La Playa de los músicos populares urbanos, epicentro de la tradición
serenatera capitalina, que permitiese aportar una visión más amplia sobre su permanencia en
el lugar y así mismo su incidencia en la localidad de Chapinero, dando a conocer la realidad
de un colectivo que dota de identidad a un sector importante de la ciudad. Fue trascendental
destinar una mirada a la interculturalidad que allí habita, de personas provenientes de
diferentes sitios del país y en algunos casos también fuera de él, no perder de vista cómo
convive la diversidad, la presencia de una realidad con la cual los bogotanos que conocen el
sector identifican y relacionan a La Playa.

En el desarrollo de esta investigación el encontrarse con historias de vida de músicos que han
emigrado del campo a la ciudad debido a que han sido víctimas de la guerra, sus descendientes
los han dejado solos, no encontraron posibilidades para trabajar y se sintieron obligados a
buscar de nuevas oportunidades (Chacón, 2014) invita a la reflexión frente a este nuevo
contexto, a veces hostil, donde la tradición, el arte, la solidaridad, la competencia, la
inestabilidad laboral, la pobreza y otros factores están presentes como parte de sus relatos y
experiencias de vida que deben ser visibilizados para alcanzar un cambio social positivo.

Es pertinente acotar que hasta el momento no hay trabajos que se sumerjan en la génesis de
los músicos de La Playa, por lo tanto esta investigación permitió una aproximación a su
universo y a sus gentes, su visión, su manera de sentir, pensar y de interactuar, y así mismo
de la incidencia en el entorno. El proyecto recogió historias, transformaciones y realidades
sociales que atestiguan la capacidad de cambio de los músicos de La Playa comprometidos
con su labor a pesar de las condiciones de vulnerabilidad en las que se encuentran inmersos.

1.3 ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN:

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Algunos de los documentos encontrados sobre el tema aluden a informes de proyectos sociales
o policivos aplicados en la zona, otros son aproximaciones mediadas por historias de vida
cortas y por último están aquellos que hacen referencia a un género musical que aunque
presente en las serenatas de La Playa no hace relación directa con la misma.

Hay una investigación titulada Colombia Siglo XX: Una Historia A Ritmo de Ranchera, de la
Pontificia Universidad Javeriana. (Romero, 2009) en la cual realizaron un estudio sobre las
razones que determinaron la penetración de la música ranchera y la tradición del mariachi en
Colombia y su apropiación por parte de la cultura colombiana. En ella se analizan las
condiciones culturales de los países latinoamericanos que fueron permeados por este ritmo, al
mismo tiempo que identifica personajes, procesos y momentos que influyeron en la
consolidación de la música ranchera en el país y describe la construcción identitaria de los
grupos sociales que dan reconocimiento a la cultura musical ranchera en Colombia. La teoría
que considera el trabajo de la Pontificia Universidad Javeriana, referente a que la de identidad
se crea tanto individual como colectivamente, y se enriquece constantemente por la influencia
exterior que ejercen otros grupos concuerda con lo plateado por (Molano, 2007) quien dice
que el patrimonio y la identidad cultural no son elementos estáticos, sino entidades sujetas a
permanentes cambios, por lo tanto están condicionadas por factores externos y por la continua
retroalimentación entre ambos.

En cuanto a los medios de información, unos de carácter escrito y otros televisivo han
dedicado artículos y reportajes para destacar aisladamente hechos y personajes que trabajan
como músicos de La Playa, por lo tanto vale la pena mencionarlos ya que son escasos y
cortos: El periódico El Espectador realizó en el año 2009 un artículo dedicado a los 50 años de
existencia de la música mariachi en nuestro país gracias a la llegada de un charro mejicano,
Alfonso Regla, hoy persona de la tercera edad y quien aún asiste a la caracas con 54 a trabajar
como serenatero. El Tiempo publica el 5 de noviembre de 2005 otro artículo que a lude a la
solidaridad de los músicos de La Playa para erradicar el problema de las drogas, según lo
expresa Raúl Chacón, vocero de los artistas quien además menciona la creación de una villa
artística como parte de la solución que les prometió el alcalde Lucho Garzón.

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El Centro mundial de solución de conflictos, la Comisión nacional de televisión y la Secretaria
de gobierno de Bogotá, realizaron en el 2007 una acuerdo tripartito para financiar un
programa de capacitación y producción de medios audiovisuales titulado Comunicar
Construyendo Ciudadanía. En dicho acuerdo participé como docente y realizador audiovisual
de la serie que llevó el mismo nombre y que fue transmitida por los canales públicos
nacionales, en ella realizamos una nota sobre La Playa enfocada en contar la vida nocturna
capitalina encarnada en las vicisitudes de un serenatero. Esta experiencia sirvió como
motivador para adelantar la presente investigación.

Existe un estudio de 23 páginas, que ejecutó la Asociación Manos amigas cuando estaba
como alcaldesa local Blanca Inés Durán Hernández (periodo 2008 - 2012). Este documento
emanó de un proyecto de fortalecimiento empresarial que realizó en convenio con la
administración local, en el cual se hizo un paneo por las organizaciones que aglutinan a los
músicos de La Playa y construyó una aproximación a las condiciones socio-económicas de los
músicos que trabajan en este lugar, indaga también sobre la existencia de planes de acción con
objetivo social, describe la infraestructura financiera, y plantea unas debilidades,
oportunidades, fortalezas y amenazas que identifica en la población de los músicos de La
Playa. El estudio se enfoca en 4 organizaciones: Movimiento artístico popular de Colombia
MOPAC, Fundación de artistas urbanos FUNARTU, Asociación de músicos y artistas de
Colombia ASOMACOL y la Asociación de mariachis profesionales de Colombia
AMAPCOL, las cuales representaban participativamente a cientos de músicos que ejercen su
actividad cada noche en el corazón de la localidad.

Otro documento que se encontró fue un convenio firmado en el año 2009 entre la alcaldía
local de Chapinero y la Fundación Candelaria Joven, que estuvo encaminado a la
recuperación de dos zonas de Chapinero: La Zona Rosa y La Playa. Con la intervención
realizada se trataron temas como la seguridad, la promoción cultural, el mejoramiento del
aspecto físico de la zona, se diseñaron campañas de prevención del uso de sustancias
psicoactivas y de promoción de normas de convivencia entre residentes, músicos,

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comerciantes y transportadores de La Playa, de la misma manera se incentivó el acatamiento
de normas relacionadas con el consumo de alcohol en espacios públicos.

Por último, en el año 2011 la Policía Nacional realizó una nota de televisión de 5 minutos de
duración, como parte de su “Estrategia nacional para derribar mitos de inseguridad
ciudadana,” que tuvo como escenario La Playa. En esta oportunidad los realizadores hicieron
algunas entrevistas a artistas, habitantes y trabajadores del sector que expusieron los
problemas de aseo, inseguridad y expendio de sustancias psicoactivas que afectaban este
sector antes de que la presencia de la policía se hiciera rigurosa.

1.4 POTENCIALES INTERESADOS POR ESTE ESTUDIO

1.4.1 MÚSICOS:

Los artistas quieren un cambio en la percepción que tiene la gente de su trabajo, ya que los
medios masivos de comunicación, cuando se refieren a La Playa, han concentrado la atención
en fenómenos negativos (droga, inseguridad, espacio publico etc.,) esto ha constituido un
paliativo a otras problemáticas de fondo que agobian a los músicos que allí viven y trabajan,
razón por la cual ven con recelo la presencia de un comunicador o investigador que acude allí
para obtener información por temor a ser cómplices de la estigmatización que recae sobre, lo
que para ellos, es el escenario de su supervivencia. Este documental es una herramienta que
podrían ellos utilizar para cambiar su imagen y tener mayor sentido de pertenecía por su labor.

Los músicos también quieren que sean reconocidos y valorados por lo que en escancia se
consideran: actores sociales que contribuyen a la conservación de una serie de tradiciones
populares de la sociedad bogotana, personas con padecimientos de orden económico,
afectivos, de salud etc., ocultos tras la apariencia festiva de los trajes que engalanan el oficio
de serenatero.

Esta el momento los músicos poco ha tenido participación en estudios que les permita
reconocer el origen de este espacio simbólico conocido como La Playa, sus problemáticas y

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partir de allí impulsar iniciativas que los lleve una transformación en su calidad de vida. Esta
investigación es una oportunidad para fomentar cambios de comportamiento, actitud, formas
de pensar y organizativas como comunidad.

1.4.2 LA UNIVERSIDAD:

Hacer público este estudio acerca de un escenario con la riqueza social y cultural como La
Playa es el primer paso para que las instituciones de educación superior, del sector
inicialmente, puedan incrementar el conocimiento del entorno e impactar positivamente a
través de sus estudiantes e investigadores, mediante prácticas profesionales, propuestas de
investigación y proyectos sociales. A futuro la academia podría contribuir al mejoramiento
del sector y las condiciones de vida de quienes coexisten allí.

1.4.3 AUTORIDADES DISTRITALES Y LOCALES:

Es pertinente que quienes toman las decisiones finales en cuanto a inversión de recursos
públicos, priorización de proyectos sociales y objetivos propuestos desde la administración
local o distrital conozcan en detalle los problemas, necesidades, fortalezas y aspiraciones de
los actores sociales de La Playa; un grupo importante de personas que aspira, como todo
ciudadano, a ver sus problemas, si no solucionados, por lo menos mitigados cuando llega una
nueva administración. Planes de desarrollo o propuestas de gobierno aterrizadas en la
situación real de la ciudadanía trascienden del asistencialismo a ser motores impulsores de
desarrollo, cambio social y actitud ante la vida.

1.5 MARCO TEÓRICO:

En el ámbito urbano es frecuente que existan lugares identificados porque hace presencia una
población dedicada a una actividad particular (venta de repuestos automovilísticos, mercado
de ropa usada, oferta de servicio de taxis, oferta de música popular entre otros), conocidos
coloquialmente como las “playas”. Bogotá es una muestra de ello.

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Producto de un prolongado y continuo proceso de interacción entre las personas y las vías,
aceras, paredes y fachadas que conforman su entorno se desarrollan sentimientos de
dependencia, afectividad e identidad particulares que trascienden lo físico, es decir que un
espacio público diseñado para los peatones o el tránsito vehicular adquiere nuevos
significados debido a las transformaciones en las relaciones sociales del ser humano. Al
respecto (Valera, 1999, P. 2) docente e investigador de la Universidad de Barcelona refiere:
“con nuestros actos transformamos y dotamos de significado, de sentido al entorno, mientras
que éste contribuye de manera decisiva a definir quiénes somos, a ubicarnos no solo ambiental
sino personal y socialmente y a establecer modalidades de relación con nuestro mundo
perceptivo, funcional y simbólico”.

Estas modalidades de relación particulares tejidas entre las personas y los lugares, han
conducido a que un espacio considerado público, momentánea o tácitamente sea “privatizado”
por grupos cuyos miembros comparten un interés común, transformando así esta parte del
paisaje urbano. La rutina diaria, en definitiva, es un mediador relevante en la apropiación de
estos espacios donde convergen valores, costumbres, tradiciones, afectos y relaciones
comerciales que los identifica e integran a la “estructuración cognitiva” (Varela, 1996, P.12)
que se forman las persona sobre un determinado sector de la ciudad. Para De Certeau (2008)
estos lugares resaltan por una especie de iluminación a la ceguera que provoca las prácticas
organizadoras de la ciudad en que se habita, es decir que se quedan fijos en la memoria y se
destacan de la rutina geométrica de la urbe, de la cuadrícula trazada por las calles ya que las
personas los relacionan con algo en particular.

En Bogotá, espacios como La Playa, se han convertido en un lugar que acoge conductas
particulares dentro de una sociedad macro, es decir que allí hay “una especie de isla, con
límites identificables, pero que hace parte de un archipiélago cultural” (Auge 2000, p. 56)
representado en la ciudad. Con La Playa se ha resignificado parte del ambiente capitalino y ha
cambiado simbólicamente una porción de la configuración publico / privada urbana; como lo
expresa (Valera, 1999, p. 8). “Se trata de espacios considerados generalmente como públicos,
pero que (…) Debido a ciertos hábitos de comportamiento asociados a él pueden ser (…)
Considerados más restringidos o más propios”.

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Estas “islas” sociales (como La Playa) poseen un estructura y sus integrantes se han inscrito o
han adoptado ciertos comportamientos necesarios para pertenecer a ella, de la misma manera
hay unos acuerdos tácitos o explícitos que los mantiene dentro de un grupo, que los legitima
como parte de un espacio social multidimensional donde hay presencia de diferentes “campos
y capitales” (conceptos que trata Bourdieu en su teoría del habitus) de orden político,
económico, social, artístico, entre otros. El habitus al que refiere Bourdieu, (citado por Canal
Encuentro, 2009) “es el sistema de categorías, de percepciones, de pensamientos, de acciones
y de apreciaciones (…) Es lo que hace que ante la misma situación, dos personas tengan
opiniones diferentes, tengan diferentes construcciones de la realidad (…) Estos habitus son
producto de la incorporación (…) De estructuras objetivas”. Los individuos que tienen en
común una serie de conductas y costumbres, se reúnen en un sector de la ciudad para
compartir ciertas prácticas y de paso poner en juego una serie de “capitales” o valores
tangibles e intangibles tales como la honradez, la cultura, la confianza, el prestigio, el talento,
el liderazgo etc., que terminan siendo protagonistas de las relaciones de poder que se
entretejen en cualquier comunidad, por ejemplo la de la Playa que vive en función de la
música.

Teniendo en cuenta la relación entre los logares considerados públicos y la ciudadanía, se


puede decir que aquellos cuyo dominio no están privatizados ni son de uso restringido se
conocen como espacio público; la libertad que tiene cualquiera para permanecer o circular
por un determinado lugar es la que autoriza que un espacio tenga este carácter.

Según el artículo 5 de la ley 9ª de 1989 aprobada por el Congreso de Colombia:

Constituyen el espacio público de la ciudad las áreas requeridas para la circulación, tanto peatonal como
vehicular, las áreas para la recreación pública, activa o pasiva, para la seguridad y tranquilidad ciudadana,
las franjas de retiro de las edificaciones sobre las vías, fuentes de agua, parques, plazas, zonas verdes y
similares, las necesarias para la instalación y mantenimiento de los servicios públicos básicos, para la
instalación y uso de los elementos constitutivos del amoblamiento urbano en todas sus expresiones, para la
preservación de las obras de interés público y de los elementos históricos, culturales, religiosos, recreativos
y artísticos, para la conservación y preservación del paisaje y los elementos naturales del entorno de la
ciudad, los necesarios para la preservación y conservación de las playas marinas y fluviales, los terrenos de

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bajamar, así como de sus elementos vegetativos, arenas y corales y, en general, por todas las zonas
existentes o debidamente proyectadas en las que el interés colectivo sea manifiesto y conveniente y que
constituyen, por consiguiente, zonas para el uso o el disfrute colectivo. (p. 4 )

El acceso al espacio público es un derecho de todos los ciudadanos indistintamente de su género,


creencia, edad, condición física y social, identidad cultural entre otros; es en los espacio públicos
donde se manifiesta la “salud social” de una comunidad según lo expresa Jordi Borja y Saida
Muxí, autores del libro Espacios urbanos, ciudad y ciudadanía. Para la presente investigación se
tomarán algunos conceptos de estos dos autores quienes se adentran a estudiar las relaciones
establecidas entre la ciudad (conjunto de edificaciones veredas de circulación y espacios de
concentración) y los seres humanos que la ocupan, la transitan y se reúnen para darle vida.

Una urbe que prioriza el intercambio entre las personas y la posibilidad de contacto con el otro es
una ciudad que le pone especial cuidado al espacio público. En los espacios comunes es donde
una sociedad promueve la convivencia con la diferencia, la mezcla social, y el reconocimiento
del otro, por lo tanto, la equidad en el uso del espacio público debe ser garantizada para los
diferentes colectivos que habitan la ciudadanía (Borja y Muxí, 2000).

“La agorafobia” (Borja y Muxí, 2000) propia de las ciudades modernas es un término que
utilizan los autores para referirse al temor que tienen las personas hacia los espacios públicos
puesto que se han constituido en una amenaza (real o imaginada) para su seguridad, por lo tanto
hay una tendencia a la privatización del espacio, al encerramiento, sin embargo, “el espacio
público no es el provocador ni generador de peligros (…) es el lugar donde se evidencian los
problemas de justicia social, económica y política” (Borja y Muxí, 2000, p. 23) que afectan a una
población determinada.

Borja y Muxí (2000) refieren que en “la agorafobia” se identifica una lucha de clases donde una
de ellas le teme a la calle, por lo tanto se resguarda en lugares protegidos, limitados, con
seguridad privada, mientras que la otra vive de la calle, se nutre de sus oportunidades, depende de
ella para seguir existiendo. “Aunque muchas veces sean las víctimas, no pueden permitirse
prescindir del espacio público”. Es importante entonces que, si hay una representativa cantidad
de personas que dependan del espacio público, se garantice una calidad del mismo, unas
condiciones mínimas de esteticidad y dignidad que contrarresten el estado de vulnerabilidad en

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que se encuentran los seres humanos que dependen de él. La calidad de los lugares comunes
contribuye a paliar, a su vez, la percepción de peligrosidad y el miedo que experimenta la gente
para integrarse a las dinámicas de la ciudad. Los seres humanos somos una especie sociable, que
siente seguridad cuando se relaciona con otros individuos mediante la charla, la mirada, al
escuchar y ser escuchados o el contacto físico, sin embargo, el temor lo lleva refugiarse en
lugares cerrados (Páramo, 2012).

La incertidumbre, el miedo que significa para algunos acceder al espacio público desemboca en
el encerramiento, el aislamiento, el prejuicio por el otro, por lo tanto, ese factor de seguridad solo
es posible con la circulación constante, la iluminación de esos espacios vacíos que cobran vida
con la presencia de la gente. “Si se pierden los espacios de interacción social, los lugares en
donde se construye la identidad colectiva, también aumenta la inseguridad” (Segovia, 2007, p.
17).

A las ciudades modernas las asiste una fragmentación, una sectorización en función de la
vivienda, el comercio, la memoria histórica, la miseria, la industria etc., que termina privatizando
o limitando el acceso y la circulación en importantes áreas urbanas. Este “Urbanismo
funcionalista” (Borja y Muxí, 2000) ha repercutido negativamente en algunos de sus pobladores,
quienes se ven segregados, olvidados, en entornos poco saludables socialmente, hacinados, o
desarraigados por las dinámicas del mercado que los termina expulsando de su territorio. Los
avatares de la modernización no siempre han sido benéficos para estrechar la brecha social,
derrumbar los muros del estereotipo clasista y propiciar una ciudadanía integrada, mas bien, ha
sido un detonante para la degradación de las relaciones sociales entre quienes conviven en la
urbe. Este es un fenómeno que no distingue entre el primer y tercer mundo pero es más crítico en
países en desarrollo como lo expresa (Segovia, 2007)

Las luchas urbanas, abanderadas por aquellos que sienten vulnerados sus derechos como
ciudadanos, han logrado ciertas reivindicaciones con el uso del espacio público como escenario
de la representatividad colectiva. Lees (citado por Borja y Muxí, 2000, p,30) “ El espacio público
de la calle nunca ha sido pre-otorgado (…) ha sido siempre el resultado de una demanda social,
negociación y conquista …” Es en el espacio público donde la gente expresa su inconformismo
por la calidad de la educación, el derecho al trabajo, las insuficiencias en el transporte, el

16  
inconformismo con la clase política, la injusticia, pero también allí es donde se manifiesta el arte,
la cultura, el diálogo, el trabajo, el “rebusque” y toda suerte de manifestaciones, permanentes o
transitorias, tradicionales o emergentes que dan cuenta del estado de una sociedad urbana.

Los usos y costumbres que acontecen en los espacios públicos, sea que tengan el carácter de tradiciones,
tendencias generales o eventos esporádicos, son un excelente termómetro para determinar los grados de
integración social, los alcances de los sentidos de pertenencia, las capacidades de apropiación de lo
público y los niveles de democracia obtenidos en un barrio, una zona o una ciudad. (Segovia, 2007, p.
22)

Sobre la importancia del lugar Escobar (2000) expone este concepto a través del análisis de la
situación de los pueblos del pacífico colombiano que se ven avocados al desarraigo, el
desplazamiento y la migración como consecuencia de la explotación de recursos naturales en
manos de foráneos, lo cual deriva en la perdida de lugar, un fenómeno que se ha instalado
con la modernidad. De la misma manera anota que el lugar es preponderante en la
sustantividad de las personas como sujetos ya que la conectan con la tierra, le aportan un
“sentido de los límites” y las mantiene en conexión con ciertas prácticas que trascienden el
tiempo, el lugar es sustancial en la “construcción de cultura, naturaleza y economía”.
(Escobar, 2000, p.171)

Ya vistos los lugares como espacios de socialización adscritos a las necesidades que tiene la
gente de la ciudad para establecer contacto con el otro, Paramo (2011) hace un recorrido por
22 diferentes sitios públicos y privados, abiertos y cerrados, protagonistas del día o de la
noche denominándolos como “sociolugares”, aquellos rincones de las ciudades donde se
permite la socialización, el encuentro, la interacción gracias a ciertas características
identificadas de acuerdo al objeto de cada lugar. Panaderías, restaurantes, salones de belleza,
plazoletas, bares gay y centros nocturnos, entre otros, son protagonistas de un estudio que
realizó el autor, con la colaboración de otras personas, valiéndose de la observación y
entrevistas a quienes trabajaban y frecuentaban estos lugares, para descubrir aspectos que no
encontraban en sus sitios de trabajo o vivienda y que los motivaba a visitarlos.

Canter (citado por Páramo, 2011, p. 17) refiere al lugar como el espacio geográfico unido a las

17  
experiencias individuales y colectivas, con 4 facetas que se relacionan en el: la primera
obedece al aspecto físico, a la disposición o infraestructura existente, la segunda tiene que ver
con las acciones y los comportamientos adoptados allí, la tercera refiere al objetivo de su
existencia y la última es el valor que le dan las personas a estos lugares según la interacción
que se tenga: “vivienda, vecindario, ciudad, región, país”. Los lugares dictan unas maneras de
actuar, de igual forma cuenta con unos personajes particulares y espacios de tiempo
determinados, es así como un individuo no actúa de la misma manera en una panadería y un
centro nocturno, los momentos para visitarlos no son los mismos así como las características
físicas distan en cada uno.

Hay funciones que Páramo (2012) pone de relieve cuando se refiere a los sociolugares: el
principal de ellos es propiciar la interacción, el co-presencia de desconocidos que, tras un
mismo propósito pueden llegar a desarrollar un vínculo social. Hay actividades que por
espacio o normas de comportamiento son antinaturales en el hogar o el trabajo, es así que si
alguien quiere un momento de diversión asiste a un bar o centro nocturno, y si lo que busca es
intimidad para hablar de negocios, quizá prefiera un almuerzo en un restaurante con el
ambiente apropiada para tal fin. Los sociolugares tienen un “carácter temporal” (Páramo,
2011, p.118) y los usos que la sociedad les confiere son diversos, entre ellos el más importante
facilitar y propiciar el encuentro social. También pueden ser paradas de descanso entre el
trabajo y el hogar, escenarios de conversación de la vida política, cultural y social del barrio,
la ciudad o el país así como fungir de oficina para tranzar negocios, conseguir pareja o
mejorar el aspecto físico. Las relaciones sociales que se desarrollan en estos lugares no
necesariamente son duraderas y auténticas anota (Páramo, 2012) todo depende del lugar y el
tipo de personas que allí se encuentran, pero refiere que son importantes para cubrir una
necesidad de contacto con el otro en una sociedad cada vez más aislada.

Los sociolugares son más restringidos que los espacios públicos en tanto contienen ciertas
reglas de comportamiento impuestas por el lugar, que son aprendidas observando, de las
experiencias transmitidas por otros o por vivencias tenidas en otros lugares similares (Páramo,
2012). Sus características son particulares al uso de cada uno y cada persona que asiste allí
cumple un rol específico: el comensal pide un plato de comida, la mesera se encarga atender la
mesa, la bailarina distrae a los clientes del centro nocturno etc. Parte del éxito del sociolugar,

18  
está en su disposición física y el ambiente creado para los actores o quienes participan en él.
Retomando a Páramo (2012) pone en contexto este tema refiriéndose a la manera como están
dispuestos los muebles en una cafetería, la barra de un bar o la pasarela en un centro nocturno,
y el tipo de iluminación que se maneja en las diferentes atmósferas para facilitar el contacto
entre las personas o crear un ambiente íntimo y aislado.

“El extraño y el lugar público se convierten en objetos de temor” (Páramo, 2012, p.124). Ante
la necesidad de sentirse seguras, las personas acuden a lugares privados para cohesionar con
otros. Este tema referido en el apartado anterior sobre espacio público y ciudadanía cobra
vigencia en el presenta apartado donde el autor propone a los sociolugares como refugios
sociales. Los sociolugares también son vistos como alternativa a la discriminación, es así que
hay aquellos a donde acuden personas LGBTI ya que les representa una posibilidad de
sentirse libres; hay otros frecuentados principalmente por mujeres u hombres en vista de que
las actividades que allí se realizan son más aceptadas por uno de los dos: centro nocturno o
salones de belleza.

Los sociolugares juegan un papel importante en la liberación del estrés que significa vivir en
las grandes ciudades, sobre todo cuando estas están experimentando una prevalencia del lugar
con fines económicos sobre la sociabilidad (Páramo, 2012). Los no – lugares a los que Augé
(2000) alude son cada vez más frecuentes, por ellos solo se transita, se va de paso sin
oportunidad de interactuar de socializar con los demás. Ante la imperativa necesidad de contar
con lugares para socializar, el autor enfatiza en la responsabilidad que tiene el estado para
propiciarlos y no dejar esta responsabilidad relegada exclusivamente a los privados como está
ocurriendo en el momento, en vista de que el espacio público ha perdido su encanto para
convocar a los ciudadanos a socializar.

CONSUMO DE CULTURA POPULAR

Lo popular para (García Canclini, 1987) es un concepto cuya construcción aún no ha


terminado. Cada pueblo procura que su conjunto de símbolos, valores, creencias y prácticas
prevalezcan en el tiempo siendo transmitidos generacionalmente para construir una identidad,
una cultura que asociada con las bases sociales es popular.

19  
La cultura como otros valores es transferible, transformable, negociable, sin embargo ocupa
un lugar, un estatus diferente de otros productos con carácter instrumental principalmente; en
lo concerniente al consumo cultural (Canclini, 2006, p. 88). Encuentra una notable diferencia
con otro tipo de mercados en el sentido que en la oferta cultural predomina los “valores
simbólicos”, algo ausentes en la compra y venta de una automóvil, casa o prenda de vestir
donde el utilitarismo es el que prevalece.

El consumo es visto por Canclini (citado por Sunkel, 2006), como el conjunto de procesos
socioculturales en que se realiza la apropiación y los usos de los productos, un conjunto de
procesos del que cada día participan más lo medios de información que están propiciando,
gracias a las nuevas tecnologías una “reorganización de los consumos culturales”. (Sunkel,
1991. P. 291)

Para hablar de las tradiciones populares se puede empezar con definiciones que hace la Real
Academia de la Lengua para referirse a la palabra tradición se encuentran: “…Doctrinas, ritos,
costumbres etc., hechas de generación en generación; Doctrina, costumbre, etc., conservada en
un pueblo por transmisión de padres a hijos; Entrega a alguien de algo…”

El lazo que conecta el presente con el pasado, al que se le conoce como tradición, y que
pretende inculcar una serie de valores, normas, actuaciones y prácticas formalizadas, está
inmerso en la sociedad gracias a la repetición a través del tiempo. Con las tradiciones una
sociedad hace entrega de sus expresiones, creencias y valores a las generaciones venideras
puesto que son consideradas importantes para ser preservadas. Hobsbawm se refiere, en su
libro “la invención de la tradición”, a tres conceptos afines (tradición, costumbre y rutina) que
están relacionadas pero que es necesario hacer conciencia de sus diferencias. Según
(Hobsbawm, 1983) la invariabilidad es un elemento característico atribuido a las tradiciones,
es decir que siempre existen una serie de prácticas fijas que se mantienen en el tiempo. Con
las costumbres, que hacen parte de la tradición, hay un margen para la innovación producto de
nuevas épocas siempre y cuando mantenga una analogía o un parecido con lo pasado. La
costumbre es un componente de la tradición, ambas se amalgaman siendo la primera
“corpórea” y la segunda “espiritual”; un ejemplo que ayuda a entender esta dependencia lo
plantea (Hobsbawm, 1983, p.8) “La «costumbre» es lo que hacen los jueces, la «tradición»

20  
(en este caso inventada) es la peluca, la toga y otra parafernalia formal y prácticas ritualizadas
que rodean esta acción sustancial. El declive de la «costumbre» transforma invariablemente la
«tradición» con la que habitualmente está relacionada”.

Hablar de tradición y de rutinas también significa hacer una diferenciación, puesto que las
rutinas tienen unas funciones mecánicas, memorísticas, pragmáticas, de desarrollo de
habilidades basada en la repetición, en contraste con la función simbólica de la tradición. Las
rutinas obedecen más a un proceso formal que puede desembocar en la automatización por la
práctica, del hábito, de funciones programadas, y siendo una de sus consecuencias la
resistencia al cambio y la poca capacidad para actuar frente a lo inesperado. “Ésta es una
debilidad bien conocida de la rutinización o de la burocratización, particularmente en los
niveles subalternos donde la actuación invariable se considera como la más eficiente”.
(Hobsbawm, 1983, p9)

Las tradiciones y la práctica también tienen sus contrastes, puesto que una cosa puede ser
práctica para una función determinada pero puede ir en contra de una tradición, de la misma
manera las tradiciones pueden verse amenazadas si la practicidad fuese aplicada siempre en
sus componentes (Hobsbawm, 1983). A un charro mexicano le resultaría más práctico dar
una serenata con un sombrero menos pesado y pequeño, o sin él (estando en el interior de un
edificio protegido del sol), pero iría en contra de un vestuario tradicional que lo identifica
como tal.

Las tradiciones están presentes en todos los círculos sociales. Algunas de ellas son más fáciles
de rastrear que otras, otras tienen un origen difuso, también existen aquellas pueden ser
fechadas, seguidas en el tiempo e identificados sus pioneros; sus prácticas inveteradas se
manifiestan de diferentes maneras (artística, religiosa, material, gastronómica, familiar etc.)
Los investigadores se ven motivados, en parte, a su indagación por el temor a una posible
desaparición de estas tradiciones. Las razones por las cuales una tradición desaparece son de
diferente naturaleza: falta de adaptabilidad a las nuevas tendencias, la inviabilidad, e
imposibilidad de las nuevas tradiciones para hacer uso o adaptar las antiguas (Hobsbawm,
1983).

Quienes vivieron en el campo o son de origen rural les será posible recordar que hace dos o

21  
tres décadas se celebraba fervorosa y generalizadamente el día del campesino en los
municipios y corregimientos de Colombia; la costumbre de pasear al santo a hombros de los
labriegos, bajo arcos de flores, vestido con los mejores productos de la región y ofrendas en
dinero es hoy parte de la historia en algunos lugares como consecuencia de las dinámicas
comerciales, sociales y de orden público que actuaron (y continúan haciéndolo) como el motor
de la ruralización urbana experimentado en nuestro país, teniendo como consecuencia el
inminente declive de esta tradición popular. “Algunos modos de vivir son rechazados para el
progreso, o vistos como adversarios”. Afirma (Hobsbawm, 1983, p.15)

Aunque algunas herencias populares son desechadas por ir en contravía de la modernización o


el progreso, otras logran mantenerse en la modernidad producto de esa especie de reciclaje,
reencauche de elementos que, a juicio de los nuevos promotores, es una versión mejorada de
lo antiguo adaptada a sus necesidades creadas por la modernidad.

1.6 METODOLOGÍA:

Esta fue una investigación etnográfica con la cual se quiso hacer una aproximación para
entender algunos aspectos de la vida de los artistas que trabajan en La Playa de los músicos
populares urbanos de Bogotá. Para identificar los factores sociales que hicieron posible la
existencia de La Playa, y su permanencia hasta nuestros días, se utilizó en esta investigación
cualitativa el método etnográfico con técnicas como la observación, la elaboración de un
diario de campo, la implementación de entrevistas, la recolección de información a través de
encuestas y el seguimiento a una jornada labora de tres artistas del sector.

El resultado final de esta investigación se registró en un documental audiovisual, concebido


originalmente para un espacio de televisión de media hora pero debido a la cantidad de
imágenes obtenidas en el rodaje terminó con una duración de 56 minutos, y un documento
escrito como respaldo teórico que sustenta lo expuesto en la película.

La investigación pretendió hacer una exploración descriptiva de los actores y situaciones


inmersos en la existencia de La Playa, sin pretender propiciar un cambio en la realidad actual

22  
de este lugar en el transcurso de la investigación ni influir de manera alguna en los hechos y
personajes que fueron abordados, lo cual no subestima la posibilidad de que, a futuro, sea una
herramienta de reflexión para los protagonistas, artistas y no artistas, de este sector así como
de quienes conforman su entorno.

1.6.1 Observación:
Se consideró importante para la investigación una descripción del lugar donde funciona la
Playa, para esto se realizaron cuatro visitas, dos diurna y dos nocturnas, iniciando y al final de
la semana, con el fin de determinar sus características físicas, ubicación espacial, cardinal y
lugar dentro de la división político-administrativa propia del distrito. Estas jornadas de
observación también fueron útiles para hacer una caracterización de las vías y aceras que
conforman el fragmento de espacio público donde se ubican los artistas a realizar su trabajo
(nivel de iluminación, aspecto físico, presencia de comercio informal, condiciones de aseo,
parqueo de automóviles usados para el transporte de los serenateros entre otros) lo cual sirvió
para definir la calidad del mismo como escenario laboral.

Con la observación también se identificaron los diferentes usos que se les está dando a las
edificaciones que sirven de telón de fondo a La Playa, sea edificios de apartamentos, casas de
habitación, tiendas, ventas de comida, expendios de licor, oficinas, lugares de ensayo,
parqueaderos, bares, salones de juego, casa de empeño, almacenes y todo tipo de
establecimiento de comercio que contribuye a configurar este escenario. La intención fue
hacer una descripción del espacio. Esta descripción también sirvió para entender si la
presencia de los músicos en este lugar tenía relación con la configuración actual de este
fragmento de ciudad, cómo ellos interactúan con el mismo y cuáles son sus relaciones con las
otras personas que no viven de la música pero hacen presencia allí.

De igual forma, la observación también fue útil para ver los comportamientos de la gente en
diferentes situaciones que atañen al oficio de serenatero (búsqueda del cliente, lugares
frecuentados, horarios de actividad laboral, relaciones de poder o de solidaridad entre los
artistas, protocolos del oficio, apariencia física según el género musical, rangos de edad,

23  
equidad de género etc.) y todo aquello que no se revela cuando hay una cámara de video que
condiciona el accionar de los músicos y sus vecinos.

1.6.2 La entrevista:

El primer personaje que se encontró con el potencial para coprotagonizar fue Raúl Chacón, el
músico al que se referían los artistas cuando se preguntaba por alguien que pudiese brindar
información sobre el trasegar de La playa. Desde un principio él se mostró como alguien
dispuesto a compartir sus experiencias siempre que se visitó en su apartamento ubicado en la
calle 56. Cuando se hicieron los primeros recorridos con Raúl Chacón por La Playa para
conocer algunos de sus compañeros y los lugares frecuentados, el común denominador de los
más antiguos era que se sentían pioneros de este lugar lo que los hacía autorizados para dar
testimonio; en la primera salida con cámara se percibió que era difícil hacer una entrevista en
la calle o en un espacio de libre circulación debido a las múltiples peticiones de otros músicos
para intervenir, además el entrevistado se sentía cohibido de profundizar en algunos temas en
presencia de otros compañeros, se decidió entonces que las entrevistas se harían en un espacio
tranquilo, que hiciera sentir cómodo al personaje, lo identificara y por su puesto, donde se
pudiese tener el control de la calidad del sonido y contar con unas condiciones de luz
aceptables. En la entapa de preproducción del documental se conocieron aproximadamente
100 músicos de los cuales se definieron que los otros dos personajes serían Johe Gil y Alberto
Zúñiga.

Las primeras charlas con artistas de La Playa se hicieron únicamente con grabadora de
periodismo o de memoria y haciendo observaciones posteriormente en una libreta o
documento digital. Se abordaron a hombres y mujeres de diferentes edades y que trabajaban
con distintos ritmos musicales. Se tuvo presente una serie de temas que debía tocar mas no se
usó un cuestionario base impreso ya que la intensión fue más que una entrevistas una
conversación que permitiese profundizar en sus experiencias en La Playa y las vicisitudes de
su trabajo. En algunos casos ellos pidieron que apagara la grabadora para poder hablar de
algunos temas pero sin comprometerse: (drogas, discriminación, machismo, compañeros
desleales, etc.)

24  
Para ampliar la información adquirida se realizaron tres entrevistas semi-estructuradas
principales, haciendo uso de un cuestionario guía que contenía los temas prioritarios a indagar,
pero al mismo tiempo se formularon preguntas espontaneas según como se iba desarrollando
la conversación. A Raúl Chacón se le abordó en su apartamento, con Johe Gil se acordó un
encuentro en el segundo piso del edificio ocupado predominantemente por músicos donde
tiene camerino uno de sus compañeros, y con Alberto Zúñiga se concretó una cita en el
camerino que tiene en renta en el mismo edificio donde se entrevistó al músico antes
mencionado, en el tercer piso.

1.6.3 Encuesta:

las jornadas de observación, conversaciones y entrevistas me sirvieron para diseñar con la


colaboración de Diana Medina profesional en mercadeo y publicidad, y Sonia Uruburu
antropóloga y tutora de la presente investigación, unas encuestas que permitieron medir lo
dicho por los artistas, fue así que se realizaron 50 de ellas, partiendo de un universo estimado
de 1000 músicos asistiendo constantemente a La Playa, con un margen de error del 10% y
nivel de confianza del 85%. Estas encuestas fueron de 15 preguntas abiertas y cerradas, cada
encuesta con una duración de 15 a 20 minutos debido dos cosas: la primera fue que la
información era prolífica y la segunda que los músico eran personas muy conversadoras,
querían siempre ampliar el tema acudiendo a sus anécdotas; se encontraron personas que
cargaban bajo su brazo una agenda o carpeta pletórica de recortes de periódico, revistas o
fotografías que daban fe de sus experiencias, lo que hizo que esta tarea fuese prolongada pero
enriquecedora. Se asistió a La Playa durante un mes aproximadamente, con la colaboración de
otras personas contribuyeron a agilizar el trabajo, a veces en la mañana, otras en la tarde o al
anochecer, en días feriados y laborales ya que se sabía que los músicos diferían en cuanto a las
horas acostumbradas para trabajar y la frecuencia con que lo hacía.

Además de una caracterización de los músicos también se pudo profundizar en cuanto a sus
relaciones sociales, los recursos para competir en el mercado informal de la música, las
bondades y desavenencias de su trabajo, su visión sobre La Playa y muchos otros aspectos que

25  
se pudieron medir para corroborar o contrastar lo que me habían dicho en las charlas y
entrevistas, o lo que se había observado en las visitas.

1.6.4 El Documental

En el año 2004 participé como director de fotografía y camarógrafo en la realización de un


documental titulado “El símbolo de la redención”, este trabajo se hizo inspirado en el estilo
del cine directo del documentalista Frederik Wiseman quien aprovechó el surgimiento de
cámaras y equipos de sonido portátiles para explorar y mostrar las entrañas de algunas
instituciones estadounidenses. Sus documentales eran austeros en tecnología y adolecían de
entrevistados, música exógena a la escena, efectos sonoros, subtítulos, presentadores y todo
aquello que no fuese la cámara, el micrófono y la realidad, y que fuese contra la objetividad
del director (Barnouw, 1996). Lo que se pretendía era que el documentalista fuese tan solo un
mediador observador entre la realidad y el espectador, afincado en un estilo que tenía grandes
exigencias en términos de sensibilidad para captar la escena, tiempo de inmersión, cantidad de
material filmado o grabado y una mezcla de paciencia y asertividad en montaje.

Se decidió entonces que para el documental “El Puesto de los Músicos” se tomarían algunos
recursos de este estilo por ejemplo: que los personajes tendrían la palabra de principio a fin, es
decir que no se utilizaría un locutor(a) o presentador(a) que llevara el hilo de la historia pero sí
utilizaría las entrevistas sin que el entrevistado figurara en cámara; la música del documental
fue en su totalidad encontrada in situ, la luz natural predominó salvo en situaciones donde la
calidad de la imagen quedaba comprometida seriamente, todos los espacios fueron naturales,
sin escenografía, fuera de estudio. Aunque hubo algunas libertades que no son propias de este
estilo ya que la idea no fue replicar lo hecho en el cine directo: Se realizaron entrevistas, se
incluyeron créditos con estética afín al tema, se cambió el color de la imagen y se manipuló el
audio en algunas frases cuyo mensaje se quiso acentuar. La observación hecha con cámara
estuvo presente en los seguimientos a los personajes y algunas escenas interiores y exteriores
capturadas en La Playa.

26  
Para el hilo conductor del relato se echó mano del seguimiento que se hizo al trabajo de cada
uno de los protagonistas, crónicas que se entretejen a medida que avanza la noche y terminan
la jornada laboral de los tres; las entrevistas semi-estructuradas que se grabaron van
contextualizando o complementando lo observado en la cotidianidad de estos personajes de La
Playa, lo demás fueron entrevistas realizadas a otros actores del lugar y las imágenes
obtenidas de unas visitas de observación que se realizó al final que sirvió para visibilizar lo
dicho en las entrevistas o adicionar información.

1.7 ¿QUÉ SE ENCONTRÓ CON LA INVESTIGACIÓN?

1.7.1 LA PLAYA
Este término obedece a un lugar amplio de la ciudad donde se concentran personas que
realizan una misma actividad. Al sector del barrio Siete de Agosto donde están ubicados los
vendedores de autopartes se le conoce como la Playa de los repuestos para autos; a la calle
142 con autopista norte se le conoce como Playa de los taxistas ya que allí se concentran
(principalmente en las horas pico) cerca de 20 prestadores de este servicio para llevar a las
personas que descienden del sistema de Transmilenio hacia los barrios cercanos ubicados en el
costado oriental de la autopista; Raúl Chacón (músico de Chapinero) recuerda que hace
muchos años se le conocía a La Plaza España como La playa de los desocupados porque allí
iban a esperar, quienes no tenía empleo, a los finqueros que llegaban a buscar trabajadores
para llevarlos a los municipios aledaños. En Chapinero, al sector de la avenida caracas, entre
calles 53 y 56 se le conoce como La Playa de los músicos populares urbanos de Bogotá,
nombre que le han dado los artistas ya que allí “se reúne mucha gente en pos de trabajo”
según lo refirió (Gil, 2014) integrante de un trío musical, a vender los servicios de serenatas
desde hace casi 50 años.

1.7.2 ESPACIO DE LA PLAYA DE LOS MÚSICOS POPULARES URBANOS DE


BOGOTÁ:
Datos de Secretaría del hábitat (2011) reportan que la localidad número dos de Chapinero está
ubicada al nororiente de la capital, tiene un área de 3.815 hectáreas en total, siendo así la
novena en extensión territorial a nivel Bogotá. La componen un total de 153 barrios entre

27  
ellos: Chapinero central y Chapinero norte y está habitada por 133.778 personas. Circunda por
el norte con la localidad de Usaquén y por el sur con Santa Fe, por el oriente con los
municipios de Choachí y La Calera y por el occidente la avenida caracas le sirve de frontera
con las localidades de Barrios unidos y Teusaquillo. Esta vía arterial por donde se estrenó en
el año 2000 el sistema de transporte masivo de Transmilenio es, desde hace casi medio siglo,
la principal vitrina de los serenateros bogotanos. Las esquinas de la carrera 14 con la calle 55,
costado oriental, conforman el epicentro de La Playa, y se irradia hacia las calles 53 y 56 y la
carrera 13, principalmente en aquellas fechas donde el oficio del serenatero es protagonista en
la vida social de los bogotanos.

El sector de Chapinero donde se enquista La playa aglutina viviendas de nivel


socioeconómico medio con establecimientos comerciales de diferente naturaleza. Las
edificaciones no superan los seis pisos de altura y generalmente ocupan el primero para
negocios como restaurantes, cafeterías, misceláneas, floristerías, venta de accesorios para los
músicos, casas de empeño, billares, venta de minutos entre otros. También hay presencia de
parqueaderos públicos, un hotel, un salón de juegos, almacenes de hilazas, un comedor
comunitario y oficinas de algunas entidades estatales. Existen construcciones ocupadas
únicamente por artistas que viven allí y/o tienen en alquiler cuartos que son usados como
camerino, oficina o bodega de instrumentos.

En el día es una zona muy transitada, en la noche baja el volumen de peatones y aumenta la
presencia de automóviles y camionetas aparcados sobre las calles 54, 55 y 56 y algunas aceras
de la avenida Caracas; estos son utilizado por los músicos para su transporte. Ocasionalmente
pasan vendedores ambulantes de chance, golosinas, comidas rápidas y cigarrillos, otros se
instalan en los lugares más concurridos de La Playa. La iluminación de toda la zona de La
Playa es irregular, de color amarillo e insuficiente en algunos puntos donde la penumbra
predomina, lo que da la impresión de ser un sitio inseguro para transitar, aunque la policía
patrulla ocasionalmente por este sector.

En los andenes donde permanecen los artistas es frecuente la presencia de basura (colillas de
cigarrillo, empaques de frituras, botellas de bebidas, latas de cerveza etc.,) son irregulares y

28  
se evidencia que algunos hace varios años no han sido reparados, salvo los de la calle 55
donde hay una placa con la inscripción “este andén se entregó bajo la administración de la
alcaldesa local de Chapinero Blanca Inés Durán Hernández a través de presupuestos
participativos Junio – 2011”. No existe un servicio de baños públicos.
En el epicentro de La Playa la amplitud del andén, diferente a los demás que bordean las vías
aledañas, es un factor preponderante que le permite a los músicos reunirse en mayor número.
Justo al frente está instalada una estación de Transmilenio que se extiende desde la calle 54 a
la 57, lo que facilita que su presencia allí sea notoria a los pasajeros que utilizan el sistema.
Todos los días de la semana se instalan allí músicos desde primeras horas de la mañana a
“investigar” (buscar la clientela) hasta su regreso de madrugada a comer en los restaurantes y
tiendas de la zona o a dormir quienes habitan en el mismo sector.

1.7.3 ANTECEDENTES DE LA PLAYA


Es pertinente anotar que al indagar sobre el origen de La Playa ocurren dos cosas: la primera
es que son pocos los que dicen conocerla, menos aún las nuevas generaciones de grupos
juveniles que están heredando el trabajando de serenateros, y la segunda es que varios de los
artistas, próximos o que están en la tercera edad, se endilgan el título de ser de los primeros en
llegar a este lugar, por lo tanto se presentan como conocedores de su historia sin embargo,
algunas dataciones suministradas por ellos no son coincidentes por lo tanto, son
aproximaciones provocadas por experiencias y recuerdos de medio siglo.
Antes de que existiera La Playa como hoy se le conoce, surgieron concentraciones de artistas
que se ubicaron en otros puntos de la ciudad y que sirvieron como antesala al lugar que motiva
la presente investigación.

“En la 24 con 7, yo creo que fue el primer centro artístico que hubo, que era El Artístico …
Por ahí unos cuatro pasitos hacia el oriente, el Artístico, Luego existió la 20 también muy
famosa…” (Gil, 2014). En un callejón próximo a La Plaza de Las Nieves se reunían los
músicos que trabajaban con duetos, tríos, cuartetos, concertinas y orquestas; aún no existía el
mariachi como género musical de comercialización en Colombia. Esta era una zona de bares
y allí iban los músicos que eran contratados para las ferias y celebraciones de otros pueblos
según cuenta (Chacón, 2014). En esa época existían grilles y tabernas donde se acostumbraba

29  
las presentaciones de música en vivo y los centros artísticos como Voces de Colombia,
Colombia Linda, Asomu y Camucol (este último es el único que se mantiene hasta el
momento desde su creación en 1955) que ofrecían servicios musicales en Bogotá (Gil, 2014).
El Club Musical Voces de Colombia estaba ubicado en la diagonal 69 número 14 – 84;
existió desde mediados de los 70 hasta el 2006 cuando el pago del arriendo y servicios se hizo
insostenible pero en su buena época alcanzó a reunir cerca de 80 trabajadores según recuerda
(Gaitán, 2014). Alfonso Gaitán era un intérprete de música de cuerda que trabajó allí desde
sus inicios; en el club se hacían tertulias, se vendía trago, los artistas montaban repertorios y
estaba distribuido en diferentes salones para hacer demostraciones a los clientes.

1.7.4. LA 55 CON CARACAS


En 1959 surgió en Colombia el primer grupo de música mariachi en el restaurante bogotano
llamado Rafael; su fundador fue Alfonso Regla, un guitarronero que había trabajado con
Javier Solís y quien, escuchando los consejos de su esposa, dio inicio con un grupo de 6
integrantes al fenómeno de la música ranchera (Hernández, 2009). Años más tarde, este
género fue el detonante de la primera oferta musical en la calle 55 con caracas.

En los años 70 existió en la Caracas entre las calles 54 y 55, costado oriental, un restaurante
de nombre México Lindo, propiedad de Gill Martínez, donde se hacían shows de música
mariachi en vivo. La mayoría de estos mariachis eran colombianos de diferente procedencia:
campesinos, albañiles y trabajadores que vieron una buena oportunidad para ser reconocidos
siendo artistas (Acosta, 2014). Cada vez más fue llegando gente a pedir trabajo allí, algunos
de los que laboraban en el restaurante se volvieron pendencieros, irresponsables y tomadores,
es así que, cuando llegaba nuevos músicos que mostraban calidad artística y humana
comenzaron a reemplazar a los indeseados quienes sin previo aviso eran notificados de su
salida del restaurante, entonces se empezó a formar “el ejército de los desordenados, es decir
de los que eran tropeleros, mala gente, imponentes, irrespetuosos … Así empezó La Playa ”
(Chacón, 2014). Sin embargo, Raúl Chacón reconoce que eso se fue corrigiendo con el
tiempo. El trabajo dentro de Mexico Lindo no alcanzaba para la creciente cantidad de
músicos que se estaban aglutinando en el sector, sin embargo, surgieron estrategias en procura
de ayudar a quienes no contaban con un contrato que les brindara cierta estabilidad.

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Los músicos empezaron a salir ahí al andén, se pararon dos o tres músicos y como la gente
ya venía a contratar serenatas ahí entonces ellos se atravesaban … Y como ellos se
uniformaban de mariachis entonces los contrataban a ellos, ellos capturaban la serenata y luego
llevaban el mismo conjunto de ahí, de la taberna, entonces los músicos iban y hacían la
serenata por solidaridad con el músico que estaba sin trabajo … Aquí fue donde se colocó la
primera piedra del primer centro de oferta de música popular urbana del país”. (Chacón, 2014)

Regla (2014) recuerda que en alguna oportunidad su grupo quiso interpretar una canciones en
México Lindo pero “doña Alicia”, la esposa del dueño se los impidió ya que eran
considerados como competencia para el grupo del restaurante, razón por la cual se vieron
obligados a pararse en la calle a buscar trabajo. En el año de 1973 trabajó Johe Gil con el
dueño de México Lindo, Gil (2014) asegura que aproximadamente en 1970 comenzó a
funcionar este establecimiento. “Estaba el primer mariachi que era el mariachi del señor
Pedro Páez”, luego fueron llegando más grupos y así comenzó a configurarse La Playa.

De Camucol llegó un grupo llamado Águilas de México al segundo piso de una casa en la
caracas con calle 55; dichos artistas comenzaron a formar Artistas Unidos, un centro musical
conformado por mariachis y algunos tríos según recuerda (Ramos, 2013) guitarrista veterano
de La Playa, quien dice haber pertenecido a este centro en 1976 cuando acostumbraba visitar
el sector para buscar más serenatas luego de tocar en los centros artísticos. A raíz de la entrada
en decadencia de algunas tabernas, grilles y centros musicales, y el desorden provocado por
los músicos, las tomatas y los problemas de inseguridad, quienes trabajaban en la calle 20 y
otros lugares de la ciudad fueron siendo desplazados y obligados a buscar nuevos sitios de
reunión, es así como comenzaron a llegar a la calle 55 a buscar trabajo, un lugar que otrora era
exclusivo para los intérpretes de música Mexicana.
Bueno yo llegué a La Playa porque realmente el trabajo en los restaurantes show
prácticamente se acabó, yo vengo de escenarios, vengo de restaurantes show buenos,
entonces como todo el mundo, la parte labora artística se comenzó a efectuar en este sitio
entonces hubo que también hacer los contactos acá en La Playa. (Gil, 2014)

Hay otras versiones que le atribuyen una datación más reciente al origen de La Playa, hecho
que se relaciona, no con la existencia de México Lindo como pionero de este lugar, sino con la

31  
acción de utilizar la calle como medio de subsistencia, de rebusque. Lemus (2014) es un
“charro” que atribuye el año de 1982 al origen de La Playa, ¿cómo lo justifica?: el asegura
que, en esa época existía el grupo de mariachi de Dairo Almanza y sus hermanos que se reusó
a hacer un show en el restaurante como condición para ser contratados, fue entonces que ellos
se salieron a la calle a “investigar”. Almanza (2014), hermano de Dairo e integrante del grupo
original, recuerda que en el restaurante duraron muy poco, luego se salieron para la calle; en
ese momento aún había muy pocos grupos, también recuerda que a ese sector no se le conocía
como La Playa sino que fue un nombre acuñado por los músicos tiempo después.

Chacón (2014) dice que tenía experiencia con las serenatas desde cuando vivía en
Bucaramanga, Santander, cuando decidió hacer un viaje a la capital en el año 80, para
entonces ya existía La Playa, por lo menos en su etapa embrionaria porque venían muy pocos
grupos lo que permitía un trabajo más organizado que ahora; en ese momento la policía
ayudaba a ordenar a la gente con el uso de un ficheros para asignar turnos de trabajo, sin
embargo, al ser este un oficio informal que atrajo a mucha gente hizo que se perdiera esa
organización.

En ese sector de Chapinero comenzó a presentarse una transformación provocada por la


llegada de los artistas. La Playa tomaba fuerza con la integración de los intérpretes de boleros
y música colombiana en manos de los grupos de cuerda que ahora se sumaban a la
“charriada”. Ante la crisis de los centros nocturnos donde las presentaciones en vivo
marcaban la pauta, quienes se resistían a trabajar en la calle por orgullo, temor a las
habladurías de los colegas que consideraban que allí solo asistían los “raspas” (término que
según Raúl Chacón era usado para los rebuscadores de la calle) se propició la concentración
de negocios, oficios, centros nocturnos, oficinas, camerinos, residencias y otras actividades
que orbitaban el negocio de la música.
La única cafetería donde se reunían los músicos era allá al otro lado … (costado occidental
de la Caracas) … Con el paso del tiempo organizaron un negocio en el segundo piso aquí ya
en el costado oriental que se llamaba Artistas Unidos … Ellos montaron ahí una especie de
camerino y como un estadero y vendían licor entonces montaron fue negocio y con el mariachi
ahí, que de vez en cuando les hacía un show, entonces eso mantenía lleno, eso ganaron dinero
con eso; luego vino otro señor que se llamó José Alfredo, que eso fue como el doble de José

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Alfredo Jiménez, un parecido enorme, el era mecánico pero ese parecido le ayudaba …
Entonces montó ahí camerinos y montó otro negocio, también con eso se defendió; luego
vino otro señor Arturo Alzate que regresaba por allá de la guerra del Sinaí y entonces, el era
músico de orquesta, y también montó otro negocio ahí… Con el paso del tiempo los músicos
aquí venían, trabajaban, tomaban trago, comían, eso se creó toda una serie de negocios que
funcionaron para darle servicio a los músicos. (Chacón, 2014)

Finalizando la década de los años 80, este sector seguía siendo residencial y los locales
comerciales estaban destinados a sastrerías, almacenes de plásticos, oficinas de un banco, y
algunas oficinas de abogados, ingenieros y arquitectos que permanecían en la esquina
nororiental de la avenida caracas con calle 55 a pesar de la adecuación de los primeros
camerinos rústicos o “cajones” donde guardaban los instrumentos y uniformes los músicos. En
la esquina suroriental de la calle 55 con caracas había una torre de apartamentos que fue
adaptada hace un poco más de 30 años como el hotel Torremolinos (aún existente). “Esto era
muy sano … muy buena esta calle, muy comercial … Lo cual ya, todo se ha acabado esta
calle desde que llegaron los mariachis … Que ellos se hicieron dueños de la calle 55” dice
(Vianchá, 2014). La propietaria del Hotel Torremolinos, y agrega que con la llegada de los
nuevos vecinos se produjo un rebautizo a la calle 55 con el nombre de La Playa.

La mayoría de quienes llegaron a trabajar allí eran inmigrantes, fuereños que venían del
campo o pueblos pequeños de Santander, Huila, Antioquia o del Tolima a procurarse la vida
como serenateros según testimonios de Chacón, (2014) “era una lotería encontrarse un
bogotano … los músicos bogotanos no le pegaban al mariachi … Ahora si hay músicos
bogotanos que nacieron aquí y son hijos de músicos”; algunos trabajaban solos, otros
conformaban grupos con varios miembros de su familia y así se fue abriendo camino a nuevas
generaciones que, como Alberto Zúñiga, hizo su propio periplo y hoy los deja como
herederos de una tradición y un lugar en La Playa.
Yo llegué a La Playa en el año de mil novecientos ochenta y nueve … Cuando eso era una
zona residencial todavía, los únicos camerinos que había de mariachi era allá al frente donde
quedaba México Lindo … Allá es donde digo que había la tarima, ahí había camerinos en la
parte de atrás, eso era muy rústico (Zuñiga, 2014)

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(Zúñiga, 2014) recuerda que en ese momento el trabajo era más organizado puesto que la
cantidad de músicos era mucho menor a la existente en la actualidad y era posible trabajar por
turnos controlados mediante un fichero con el que se definía a qué grupo le correspondía la
siguiente presentación ante los clientes.

En la esquina nororiental de la calle 55 con avenida Caracas, frente al hotel Torremolinos, hay
otro edificio administrado por el copropietario Andrés Gamarra Sierra, donde funcionan en el
primer piso un salón de juegos, una cafetería, la recepción y una floristería; desde ahí hasta el
último piso, lo que antes eran oficinas de abogados, arquitectos e ingenieros hoy son
camerinos, oficinas, y lugares de habitación ocupados por artistas de La Playa. “esa vaina fue
como en el año 95 mas o menos, comenzaron los músicos hasta ahora” (Gamara, 2014). Estas
oficinas fueron subdivididas en pequeños espacios para ser arrendados a los músicos, quienes
se aliaban con sus compañeros para compartir gastos y tener un lugar común donde ensayar,
negociar con el cliente, guardar sus instrumentos y accesorios o pasar la noche.

Hay desde entonces quienes viven allí con sus familias en pequeños apartamentos o
habitaciones reducidas y de bajo costo; al músico le resulta ventajoso habitar en el mismo
lugar donde trabaja puesto que ahorra riesgos, tiempo y dinero inherentes a su
desplazamiento; paga arriendo y servicios por un espacio al cual le está dando doble uso,
pueden dedicarse a “investigar” en la calle desde más temprano, lo que le representa mayores
posibilidades de conseguir clientes. Chacón (2014) reconoce que es un asunto de practicidad y
agrega que él fue uno de los primeros habitantes de La Playa, sin embargo, también refiere
que algunos de sus compañeros viven allí en condiciones infrahumanas, una situación que no
deberían estar viviendo hoy los músicos.

En el año 1995, una decisión administrativa tomada por el alcalde de Bogotá es considerada
por los artistas como crucial para la llegada desmedida de trabajadores informales de la
música a La Playa, con consecuencias desfavorables para quienes vivían de la serenata. En ese
entonces los índices de violencia, accidentalidad e intolerancia en la capital eran elevados,
situación que motivo al alcalde Antanas Mockus, facultado por el Decreto-Ley 1493 para

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“adoptar medidas que garanticen la seguridad ciudadana y la protección de los derechos y
libertades públicas”, a determinar mediante el decreto 756 de 1995 que:
A partir del día primero (1º) de diciembre de 1995 el horario de funcionamiento de
establecimientos públicos o abiertos al público donde se expendan y consuman bebidas
alcohólicas será desde la hora aprobada para cada uno de ellos en su licencia de
funcionamiento y hasta la una de la mañana (1:00 a.m.) del día siguiente.

Algunos de estos establecimientos servían como escenario para presentaciones o shows


musicales de diferentes géneros en vivo; los propietarios de tabernas, discotecas, bares y
grilles se vieron afectados con la medida reflejándose así en la disminución o supresión de
servicios musicales para sus establecimientos.
Chacón (2014) dice: “La Playa estaba muy débil hasta cuando llegó el señor Antanas Mockus
a la Alcaldía” haciendo alusión al número reducido, en comparación con el actual, de músicos
que trabajaban allí en las calles de La Playa.
Limitó el horario nocturno de la rumba … Entonces llegaba la gente a las diez de la noche,
pedían una botella de trago; y ya cuando estaba terminándose de tomar la botella por ahí a las
once, once y media, empezaban los meseros pasando las cuentas, entonces la gente … El
negocio ya no les daba para sostener con las ventas los grupos musicales, artísticos … Y
empezaron a quebrar … Entonces, la gente, los artistas, unos se fueron del país, otros
cambiaron de oficio … Los que no sabían sino tocar entonces se vinieron para acá para La
Playa. (Chacón, 2014)

¿Qué provocó esta nueva determinación?: básicamente que la cantidad de músicos


trabajadores de la calle creciera significativamente, hacinamiento en los camerinos y mayor
competencia por el cliente. Los negocios que había originalmente en el sector fueron
reemplazados paulatinamente por locales donde se ofrecía las serenatas, no solo de mariachi o
trío sino también de música vallenata, norteña y llanera. Algunos habitantes o comerciantes
que estaban antes de la llegada de los artistas optaron por abandonar el sector, y quienes se
quedaron hoy conviven con ellos pese a situaciones consideradas desafortunadas provocadas
por la existencia de La Playa. Flor Vianchá es la propietaria del Hotel Torremolinos, ella vive
y trabaja en el epicentro de La Playa desde hace más de treinta años y considera que los

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serenateros se han hecho “dueños de la calle 55” razón por la cual algunos de ellos han optado
comportamientos malsanos que impiden una buena convivencia.
Los residentes que no somos músicos que no tenemos … No nos dejan dormir … aquí han
perjudicado hartísimo al hotel, y, por el ruido, el escándalos, las borracheras … La venta
de, de droga, porque no dejan dormir, es que hay noches … Que no dejan dormir, y como
es de domingo a domingo no hay una noche que dejen descansar a los pasajeros (Vianchá,
2014)

Esta y otras situaciones como la falta de aseo, obstrucción del espacio público y la percepción de
inseguridad son reconocidas por los músicos, sin embargo, también se preguntan ¿si no es ahí,
para donde se van?. Al realizarse la encuesta a una muestra de 50 trabajadores de la música en
La Playa, se les pidió que calificaran de 1 a 5, siendo 1 menos significativo y 5 más
significativo, a estas problemáticas y como resultado calificaron con 4 el 22% al tema de
ruido, el 22% a inseguridad, el 24% a obstrucción del espacio público, 24% a desaseo y un
16% a venta y/o consumo de sustancias psicoactivas y alcohol, es decir que son problemáticas
significativas reconocidas por algunos de los artistas que redunda en las regulares relaciones
con sus vecinos y los transeúntes.

Cuando uno habla o quiere entrevistar a los artistas encuentra cierta resistencia para referirse a
La Playa, una de las razones principales por las cuales se reservan a dar testimonio de su
trabajo es porque consideran que han sido estigmatizados por algunos medios de información
que concentran la atención en problemáticas ajenas a su condición de trabajadores de la
música y se limitan a referirse temas como la droga, la inseguridad o el ruido; hay una
negación inicial sobre la existencia de estos contratiempos, sin embargo, hay quienes
reconocen que es una realidad que desde hace años viene afectando el prestigio de este lugar
y argumentan que muchos de estos problemas involucran a personas que no son compañeros
pero se aprovechan de la concentración de personas para conductas irregulares como la venta
de alucinógenos.

Hoy hay mucho músico en La Play, aunque no hay un censo oficial de trabajadores en este
lugar. En un video encontrado en la red titulado: Mariachis en “La Playa” de Chapinero,
Blanca Inés Durán, Ex Alcaldesa local en la administración de Samuel Moreno manifestó que

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había en su momento de 800 a 1000 artistas quienes permanecían allí en el oficio, por otro
lado, hay músicos que consideran que el en una noche pueden venir 500 músicos, y de La
Playa pueden depender 2000 serenateros entre quienes asisten todos los días de la semana y
aquellos que lo hacen esporádicamente.

El trabajo está muy competido pero han logrado mantenerse en el tiempo, las estrategias para
conseguir al cliente se han ampliado, el relevo generacional ha hecho que los más antiguos
sean reemplazados por sus descendientes, los repertorios, y costumbres en las serenatas han
evolucionado a la par con la demanda de la gente y los gustos de otra sociedad diferente a la
que pertenecieron los pioneros de este lugar. Como Alberto Zúñiga hay otros músicos que
continúan con la tradición de sus antecesores, pero es evidente que las condiciones han
cambiado. Al igual que en el amanecer de La playa hoy hay mucho forastero, incluso de otros
países como Méjico y Venezuela, que se “rebuscan” en este lugar. En los fines de semana y
fechas especiales como el día de la madre (en el mes de mayo) y el día del amor y la amistad
(en septiembre) es cuando aumenta la cantidad de músicos y la competencia es más dura. Hay
más géneros musicales que antes, aquí uno encuentra música norteña, mariachi, música de
cuerda, llanera y trío (Zúñiga, 2014).

1.7.5 MERCADO EN TORNO AL OFICIO DE LOS SERENATEROS


Con los músicos en la Caracas con 55 también vinieron otros negocios no relacionados
directamente con este trabajo pero que les prestan servicios de alimentación, recreación y
transporte, así como la venta de accesorios, instrumentos y objetos usados por ellos como
complemento o valor agregado a las serenata. Algunos de estos negocios hoy están en manos
de sus familiares, ex integrantes de grupos o artistas que alternan la música con el comercio.
Martha Monsalve es una mujer que llegó a La Playa hace dos décadas, refiere que comenzó
vendiendo comida en la calle pero luego paso a ser propietaria de un restaurante durante
aproximadamente 10 años; su primer contacto directo con las serenatas lo tuvo cuando trabajó
como camarógrafa por año y medio, después estudió técnica vocal hasta que llegó a ser
vocalista de un grupo durante casi siete años; todo un periplo que le permitió llegar a ser hoy
propietaria de un local dedicado a la venta de productos para los músicos (Monsalve, 2014).
En su negocio ofrece sombreros mexicanos pequeños, hechos con la colaboración de algunos

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familiares, que se llevan como recordatorio a las serenatas, moños para los uniformes de los
mariachis, botellas de champagne, camisas, dvds, bolsas de regalo, muñecos, botas, cintos,
instrumentos y todo lo que pueda necesitar un serenatero para su trabajo.
En este sector, si usted contrata una serenata con un trío o un mariachi, pues se le forma lo
que es el kit: el dvd, el ramo de flores, la botella de champagne, la serenata y el regalito
porque aquí ya están montando almacenes donde venden regalitos mejicanos y diferentes
clases … se hace el kit y se le cobra el paquetico al cliente. (Gil, 2014)

En La Playa hay también vendedores callejeros de comida, chance, comestibles y lotería,


restaurantes, floristerías, cafeterías, asaderos, salones de juegos, billares, misceláneas, un taller
de arreglo de instrumentos, casas comerciales, cabinas telefónicas y parqueaderos que son
utilizados por los músicos que allí trabajan. Algunos de estos negocios son propiedad de
músicos retirados o que trabajan fortuitamente en el oficio.

Los músicos le dan múltiples usos a estos lugares, es así como en las cafeterías o restaurantes,
además de consumir comidas y bebidas, también se hacen negocios entre compañeros, utilizan
los servicios de sanitario ante la ausencia de baños púbicos en la zona, negocian con un
cliente, ensayan o descansan después de una jornada larga de estar parados o caminando por la
calle en busca de trabajo quienes no tienen cómo pagar un camerino se cambian de ropa o se
refugian de la lluvia o el sol. Algo parecido ocurre con los billares y salones de juego a donde
van los músicos a pasar el tiempo mientras llega el momento de salir a trabajar, socializar con
otros compañeros, beber, descansar etc., cuando se les preguntó mediante las encuestas a 50
músicos sobre la frecuencia con que asisten a estos lugares recreativos, el 36% afirmó que
nunca lo hacen lugares ya sea porque no les gusta el ambiente o los distrae del trabajo, el 12%
lo hace a manudo y el 4% siempre lo hace. Cave anotar que se observó jugando billar o
apostando en las máquinas “traga monedas” y compartiendo una bebida con sus compañeros
a algunos que afirmaron en la encuesta nunca asistir allí, lo que permite concluir, al margen
del buen o mal uso dado al dinero, que el músico no es una isla, un trabajador solitario o
individualista como muchos de ellos afirmaron sino que se vale de estos “sociolugares”
(Páramo, 2011) para afianzar sus relaciones con sus pares y vecinos todos parte de una
comunidad, la de La Playa. Al indagar sobre la frecuencia con la cual acostumbran a socializar

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con otros músico, 34% de 50 encuestados respondió que siempre lo hace ya que consideran
que allí no solo se viene a trabajar sino a tener amigos, contar sus problemas sentirse
acompañados o a buscar aliados de trabajo; tan solo el 4% consideró que no lo hace porque
debe mantenerse concentrado en el trabajo.
La mayoría de cafeterías están ahí es por el sustento para el músico: el almuercito, el tinto, la
empanada; ahora hay ventas de flores, ramos, recordatorios, hay una sastrería acá … e,
compraventas y la mayoría de estas compraventas tiene muchos instrumentos musicales … hay
de todo, entonces si ha, si ha influido … la música en general … a que surjan negocios para
sostenerse con lo que aportan los músicos. (Zúñiga, 2014)

Las compraventas o “banco de los músicos” (Chacón, 2014) evidencian la asistencia continua
de los artistas ya que allí se observa abundancia de instrumentos de diferente naturaleza:
acordeones, trompetas, sombreros, guitarras, guitarrones y todo cuanto allí les reciben en
calidad de venta o préstamo. La calle es el principal estacionamiento para los transportadores
de serenateros, sin embargo, algunos parqueaderos son usados por ellos para dejar sus
camionetas, camperos y autos familiares, principalmente cuando no hay quien cuide sus
pertenecías dejadas al interior ante la imposibilidad para contar con un camerino propio o
compartido en La Playa.
Hay por ahí unos cincuenta transportadores con sus camionetas, que llegan ahí, se
estacionan ahí todos los días, y otros cincuenta transportadores son músicos … Hay salones
de máquinas … Y los músicos eso se desesperan a veces jugando ahí … Hasta que el
músico pierde toda la plata … Y los ve uno salir de ahí, de esos, de esos lugares pálidos, salen
a empeñar el sonido, o salen prestando plata para irse para la casa, ¡no¡, o venden un
sombrero, o, o venden la pistola esa de juguete, o hay ocasiones en que ese desespero van a
un camerino y se sacan un instrumento del compañero y van y lo empeñan, hay prenderías
que trabajan casi toda la noche … Para eso, pa seguir jugando. (Chacón, 20014)

1.7.6 EL MERCADO DE LA PLAYA


Ofrecer serenatas en Bogotá no es un asunto exclusivo de quienes trabajan en La Playa, hay
quienes brindan maneras no convencionales para homenajear a un ser querido a través de
serenatas virtuales, o se valen de grúas para llegar a las ventanas de los pisos elevados de los

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edificios y hacer una entrega musical con sus clientes muy llamativa (El Tiempo, 2013, 3 de
marzo). En La Playa hay estrategias o recursos utilizados por los músicos para hacerse a sus
contratantes, que han sobrevivido a través del tiempo, que no han desaparecido con los
avances incesantes y sorprendentes de la tecnología. Su permanencia no es sinónimo
necesariamente de infalibilidad o eficacia pero obedece a unas lógicas económicas o de
mercadeo que están encarnadas en la mente de los músicos desde hace muchos años, sin
embargo, algunos de ellos advierten una necesidad de cambio en vista de un mercado que se
está fortaleciendo aprovechar otros canales que tradicionalmente no han sido explorados por
los músicos o lo han hecho incipientemente.

1.7.6.1 El “Investigue”:
pararse en el andén o recorrer las calles de La Playa para acechar los transeúntes, ubicarse en
las cebra que conduce a la estación de Transmilenio más cercana o correr tras los automóviles
y motocicletas que pasan por la zona para ofrecerles una tarjeta de presentación es lo que
quienes allí trabajan denominan “investigar”; una práctica generalizada que algunos realizan
desde muy temprano para ampliar sus posibilidades de trabajo; la ventaja la tienen quienes
viven en la zona. Unos son músicos que buscan su propio trabajo, otros no lo son pero se
visten como tal y salen a conseguir serenatas para un grupo, o sirven como intermediarios
entre el cliente y sus compañeros con una tarifa que los beneficie. Pero la intermediación es
considerada por algunos el detonante de la competencia descarnada en detrimento de los
trabajadores de la Playa. “Este trabajo ya ha mermado muchísimo porque cualquier persona
se viste de mariachi y vende un mariachi ficticio y la gente lo contrata … Y si son jóvenes con
más veras” (Acosta, 2014)

El 60% de los 50 encuestados dijo que siempre utiliza la tarjeta para ofrecer sus servicios;
quienes nunca lo hacen (10%) es por que trabajan con un grupo que los llama cuando tienen
arreglada un serenata, o asisten a La Playa a esperar que alguien los lleve. ¿Por qué persiste
esta práctica? Porque es un medio barato, es algo que han hecho por tradición, no dominan las
tecnologías, hay contacto directo con el cliente por lo tanto una posibilidad para convencerlo,
además, las entregan a los invitados de cada serenata que hacen llegando así más personas y

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multiplicando sus posibilidades de futuros contratos, sin embargo, este paradigma ya no está
funcionando como antes y se hace necesario un cambio de mentalidad.
Tenemos que hacer una campaña urgentemente para que todo el mundo tenga su página web
… Es decir, para hacer una oferta virtual como debe ser … El cliente se lleva diez, quince
tarjetas, y allá en la canasta de basura, uno mira y hay diez, quince tarjetas… Cada vez es
menos el volumen de serenatas que se contratan en los andenes … Es decir, hay que hacer un
viraje, de lo contrario esto muere como murió la veinte. (Chacón, 2014)

1.7.6.2 La virtualidad:
Cuando se les preguntó a los 50 músicos la frecuencia con la que usan la tecnología para
promover su trabajo, el 58% respondió que nunca lo hace, tan solo un 10% lo hace siempre a
través de una página web o un canal de youtube con el fin de mostrar videos de sus
presentaciones. Los jóvenes son los que más usan estos recursos; en el caso de los músicos
mayores los utilizan con ayuda de un familiar. Este medio tiene sus detractores y sus
argumentos se fundamentan principalmente en los precios que allí se ofrecen, por lo tanto no
están convencidos de los beneficios que el internet le presta a su “gremio”.
Las dificultades que tenemos nosotros los músicos: primero que todo pienso es como la
competencia que hay de la gente que tiene como visión de empresarial y tiene videos en
internet y pues … Prácticamente se han tirado el trabajo porque ellos … Ofrecen una
serenata de noventa mil pesos cuando acá no se justifica … Realmente eso nos ha perjudicado
mucho a nosotros como artistas. (Rátiva, 2014)

1.7.6.3 Oferta de regalos:


(Chacón, 2014) dice: “Eso no existió en el pasado … eso surgió fue por estímulos de
mercadeo” al referirse a la costumbre que adquirieron los músicos de entregar regalos a los
clientes que los contrataban. Las flores son uno de los productos más usados para
complementar una serenata. Acosta (2014) afirma que anteriormente los músicos solo ofrecían
música pero la creatividad y la competencia de los artistas que adolecían de calidad musical
fue haciendo que surgieran maneras de ganarse al cliente, es así como hoy se ofrecen:
llaveros, recordatorios, chocolatinas, videos, fotos, sobreros mexicanos, tortas, champagne,
whisky, sarapes, y toda suerte de accesorios que no tienen nada que ver con la música.
Aunque el 36% de los músicos encuestados dijo que nunca lo hacen y muchos cuestionaron

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esta práctica por considerarla denigrante y ventajosa, es generalizada ya que quienes no la
usan pueden quedarse rezagados en la competencia. Entregar regalos no es una costumbre de
todos los géneros, principalmente lo hacen los grupos de mariachi. Esta costumbre está tan
arraigada que ahora los clientes (aunque no todos) la exigen como condición para contratar a
un grupo. “hubo un tiempo en el que llevaban lechona (dice riendo) … Sí nos gusta llevar el
recordatorio … Una vez en una serenata, porque no llevábamos un llavero de cien pesos no
nos la pagaron … Trabajando con otro grupo” (Zúñiga, 2014).

Las floristerías, licoreras y misceláneas del sector proveen a los músicos de los obsequios para
sus clientes, quienes deciden qué regalar dependiendo de quien los contrata y el trato que
reciben de ellos.

1.7.6.4 Demostraciones en vivo:


Tener un camerino en La playa significa una gran ventaja puesto es el espacio para llevar al
cliente, hacerle una demostración en vivo y llegar a una negociación. Los ensayos son
considerados “clave”, es así como el 46% de los encuestados dice que siempre realiza una
demostración antes de pactar un trabajo y el 22% lo hace a menudo salvo que el cliente confíe
en experiencias pasadas con su grupo y no lo exija. Quienes no tienen camerino ensayan en un
pasillo, a la entrada de un edificio o en la calle (la prohibición de ensayos en la calle, a
petición de los vecinos, ha hecho que estos sean menos frecuentes). La gente se da cuenta de
lo que va a llevar, más que un ofrecimiento de palabra debe hacerse una demostración, de lo
contrario, es más difícil conseguir trabajo, “eso es como ir a comprarse un saco o una ropa sin
habérsela medido, es complicado” (Zúñiga, 2014).

Pero las demostraciones en vivo no siempre son garantía, para el cliente, del grupo o
repertorio que están contratando según lo manifiestan algunos artistas. “Los trasteos” son
grupos arreglados a último momento, conformados por músicos “buenos, malos y medianos”
(Gil, 24014) que deben adaptarse para suplir las deficiencias de los más débiles (musicalmente
hablando) con las habilidades y la experiencia de los mejores; en los trasteos los músicos no
siempre coinciden en su vestimenta y el repertorio es arreglado a último momento con poco
tiempo para montar las canciones.

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Hay músicos a la carta y entonces, ¡camine a un ensayo¡, y entonces se procura llevar los
músicos que tocan mejor y van y le tocan al cliente y al cliente lo convencen, le arreglan la
serenata, y llega otro y así se la pasan … Pero el día que se va a hacer la serenata, eso se
forman a veces unos trasteos y entonces, los que ensayan son unos y los que van a tocar son
otros … Al cliente no se le graba la gente que ensayó y dicen ¡no, tocan muy bien!, y como
allá los músicos van debajo de un sombrero, cómo hacen pa’ distinguirlos. (Chacón, 2014)

1.7.6.5 Ubicación estratégica en la playa:


Generalmente el músico recorre desde la calle 53 hasta la 56 con la avenida Caracas, sin
embargo se observó que algunos de ellos acostumbran a ubicarse más en unos lugares que en
otros. De los 50 artistas encuestados el 14% afirmo que tienen un lugar acostumbrado para
trabajar (al pié de un poste de luz, semáforo o esquina) mientras que el 42% dijo que nunca lo
hace porque no puede quedarse en un solo lugar a la espera del cliente. Quienes se van a las
primeras cuadras de La Playa quieren tener el primer contacto con los posibles clientes antes
de que pasen por la calle 55; hay otros que esperan en el andén frente a la cebra por donde
transitan los usuarios del sistema de transporte Transmilenio en virtud de la gran afluencia de
personas; hay intérpretes de música de cuerda y mariachi que acostumbran a estar en la
esquina norte de calle 55, al pie del edificio ocupado enteramente por músicos pero circulan
por otros espacios de vez en cuando; de la misma manera ocurre con algunos de género
vallenato que se ubican frente a las cafeterías Palo Negro y Los Pepes en un edifico al costado
oriental de la Caracas, entre calles 54 y 55 donde penden varios avisos que promocionan
grupos de este género, sin embargo, en las horas pico todos los géneros se pasean por toda la
zona de La Playa.

El grupo de la familia Zúñiga acostumbra a ubicarse, para “investigar”, media cuadra hacia el
sur de la calle 55 donde no hay gran cantidad de artistas. “ Ya es como por costumbre, !no¡,
nosotros por costumbre, otro muchacho un día me dijo: es que este poste, señaló el poste y me
dijo, es que este poste me trae mucho trabajo. Nos gusta hacernos ahí” (Zúñiga, 2014).
En La Playa “hay músicos a la carta” (Chacón, 2014) la mayoría de los que no tienen trabajo
ni se dedican a investigar se paran en el lugar más concurrido para que los lleve quienes ya
tienen sus contratos y necesitan de un intérprete o cantante.

43  
1.7.6.6 Seguimiento y fidelización:
Es costumbre, casi generalizada, en los artistas de La Playa esperar a que el cliente que tiene
sus tarjetas de presentación llame para solicitar sus servicios, es decir que no tienen como
estrategia llevar una base de datos de sus contratantes que les permita mantenerse en contacto
para futuros eventos. El 72% de los 50 consultados nunca lo hace, tan solo un 6% siempre lo
hace poniéndose en contacto días antes de las fechas especiales correspondientes a las
celebraciones para la que fue contratado con el fin de poner a disposición su trabajo.

1.7.6.7 Recursos innovadores artísticos (coreografías, accesorios, bailarines, vestuario,


escenografía)
Este no es un recurso que sea usado en todos los géneros, únicamente lo acostumbran quienes
trabajan con mariachi. Presentar una coreografía depende del tipo de serenata que se haga, el
lugar y la persona homenajeada, es así como se acostumbra a realizarlas en las fiestas de 15
años y matrimonios principalmente. En las serenatas con música de trío, llanera, vallenata o
norteña no se usa este recurso. Las coreografías están casi reservadas para los artistas más
jóvenes, un hecho que pone en desventaja a los músicos más antiguos que no son afines a esta
práctica o no se sienten en capacidad de hacerlas.
Pues los jóvenes siempre dicen este es un mariachi juvenil, no este es un mariachi
profesional sino un mariachi juvenil, y bailamos y le hacemos coreografía, y pues uno, a la
edad mía que yo tengo 68 años, no, no puedo hacer coreografía … Me quedaría muy difícil,
sobre todo pues que para hacer coreografía tendría que ser con un grupo juvenil, y los grupos
juveniles pues no lo llevan a uno ni va uno con ellos. (Acosta, 2014)

El lugar es importante porque algunos de los espectáculos presentados requieren amplitud en


el espacio. “Manyi” es un músico que trabaja principalmente con serenata mexicana, como
valor agregado ofrece el show del floreo de lazo, su idea con esto, más que llevar canto y
diversión con la serenata es hacer de ella un espactáculo (Manyi, 2014). Sin embargo este
tipo de presentaciones, que generalmente realiza en ferias y plazas da toros, a pie o sobre u
caballo, se encuentra con la dificultad que significa hacerlas en la sala de una casa o
apartamento pequeño, lo cual obliga a llevar a los invitados de la fiesta a los parqueaderos
para que puedan observar lo que él hace y cumplirle al cliente (Chacón, 2014).

44  
1.7.6.8 Otros:
El directorio telefónico ya entró en desuso para los músicos que podían costear en su
momento este servicio ya que consideran que la virtualidad acabó con ese medio de mercadeo;
algunos participaban o participan en convocatorias de la alcaldía local en convenio con
organizaciones no gubernamentales, Idartes etc., y eventos masivos como festivales de
música al parque, serenatas al cumpleaños de Bogotá, a las madres o a los usuarios de
Transmilenio entre otros pero son pocos los interesados por este tipo de eventos.

1.8 EL MÚSICO DE LA PLAYA


De acuerdo con lo observado y las conversaciones logradas con los protagonistas de La Playa,
este trabajo es asumido de diferentes maneras: en primera medida están aquellos que
consideran su trabajo de carácter profesional, es decir que propenden por unas condiciones
laborales dignas, anhelan que existan unas reglas de juego que deben ser respatadas, esperan
que el sueño de una villa artística de la cual se viene hablando desde el 2006 cuando era
alcalde mayor Lucho Garzón se haga realidad (El Tiempo, 2006, 29 de septiembre) y se
relacionan con las autoridades locales y distritales participando en espacios culturales,
políticos y sociales; en segunda medida están quienes tienen una visión cortoplacista, es decir
que trabajan pensando en el día a día, son apáticos a participar en proyectos o convocatorias,
nunca han estado organizados, no aceptan medidadas de regularización de su labor y esperan
que el estado sea el responsable de solucionar todos sus problemas.

En La Playa los hábitos de sus protagonistas son diversos, así como hay quienes por la edad o
la falta de trabajo dejan de venir, todas las semanas llega gente nueva; hay algunos que vienen
todos los días y otros que asisten esporádicamente, dejan de venir un tiempo y cuando tienen
necesidad de “rebuscarse” regresan. No todos asisten a la misma hora, unos prefieren venir
muy temprano a “investigar” y evitan quedarse hasta tarde en La Playa, otros llegan después
de medio día porque consideran que es cuando se consigue más trabajo ya que la gente
acostumbra más a buscar la serenata despés de medio días, y hay quienes vienen antes del
anochecer ya que su trabajo no depende del “investigue” sino de las necesidades de sus
compañeros que ya han pactado una serenata, es decir que viven del “pirateo”; en La Playa
puede haber solo un músico “investigando” encargado de pactar el trabajo, pero detrás de él

45  
hay cinco o seis personas más que, aunque no están ahí presentes, también dependen este
lugar.

1.8.1 Origen:
En La Playa hay trabajadores de diversas procedencias, individuos que han llegado de otras
regiones del país o son descendientes de una generación de artistas que no eran Bogotanos dan
hoy continuidad a esta tendencia: el 56% de los 50 encuestados llegaron de lugares de la
región andina (Tolima, Huila, Boyacá, Santander) diferentes a Bogotá; el 24% nacieron en la
capital colombiana y el 20% restante son oriundos de la región Caribe, la Amazonía, la
Orinoquía y la región del Pacífico.

1.8.2. Edad:
En La Playa hay una integración generacional. Raúl Chacón es un hombre de 72 años, como
él, hay de un total de 50 músicos un 12% que supera los 65 años de edad, el 62 % son mayores
de 50 años y el 48% está entre los 16 y 50 años. Algunos de los músicos más antiguos trabajan
en La Playa desde su gestación. Regla (2014) considerado el fundador del primer grupo de
música mariachi en Colombia, refiere que trabajó en el restaurante México Lindo y aún
continua ofresiendo sus servicios como serenatero en la Caracas con 55. Hay también aquellos
que recibieron el legado musical de sus progenitores o familiares mayores. Alberto Zúñiga es
hijos de uno de los primeros serenateros que se ubicaron en este lugar; Angie Almanza es
sobrina de Hermes Almanza (pionero de La Playa), ella actualmente trabaja interpretando el
violín con un grupo de mariachi femenino. Las dos orillas representadas en este encuentro
generacional tienen visiones antagónitas sobre la labor de sus compañeros. Los más antiguos
señalan a los nuevos músicos de adolecer de experiencia, repertorio y profesionalismos razón
por la cual recurren a la teatralización de la serenata y otras estrategias como paliativo a sus
deficiencias; por su parte, los jóvenes tildan a sus predecesores de haberse quedado
enquilozados y no estar preparados para las nuevas exigencias de sus clientes, de los gustos de
la sociedad que han evolucionado con el tiempo.

1.8.3 Género:

46  
En La Playa también hay presencia del 8% de mujeres en relación con el 92% de hombres en
los músicos 50 encuestados, algunas de ellas han hecho un periplo que hoy se ve representado
en grupos musicales enteramente femeninos (mariachi Las Alazanas y mariachi Las Divas) o
son propietarias de un negocio destinado a suplir algunas necesidades de sus compañeros
serenateros. Monsalve (2014) relata que llegó a la Caracas con 55 hace aproximadamente 20
años, comenzó vendiendo comida en la calle, luego puso un restaurante en el que trabajó por
una década, pasó a filmar serenatas, dos años más tarde comenzó a estudiar técnica vocal y
corporal y logró ser vocalista de un grupo de mariachi. Actualmente es la propietaria de un
negocio donde ofrece a los músicos del sector accesorios para sus uniformes y los obsequios
que llevan a las serenatas, ocasionalmente va como cantante de mariachi cuando la serenata no
interfiere con el manejo de su negocio.

1.8.4 Economía:
El 66% de los 50 consultados afirmó que se dedican únicamente al trabajo de músicos de La
Playa, el 26% dijo trabajar como independientes en otra actividad paralela a las serenatas
(negocio familiar, casa de eventos, vendiendo comestibles, enseñando música etc). Tan solo
un 2% dijo estar recibiendo una pensión, es decir que a pesar de llevar bastante tiempo
trabajando con la música, no contemplaron la posibilidad de asegurar su futuro mediante una
pensión. Trabajar con las serenatas no es garantía de alcanzar los recursos necesarios para su
sustento, es así como algunos de ellos asisten al comedor comunitario Lourdes ubicado en la
calle 56 con avenida Caracas a procurarse un alimento diario. En este comedor hay inscritos
27 artistas entre 47 y 82 años que declaran ir allí por razones como inestabilidad económica,
desempleo y estado de vulnerabilidad: al consultar las fichas de registro de los inscritos se
encontró que ellos declaran ingresos mensuales desde $250.000 que no son suficientes para
alimentación, arriendo, servicios y transporte, lo que hace evidente la crítica situación
económica de algunos. Chacón (2014) asegura que sería de gran ayuda si en un futuro cercano
este comedor comunitario extendiera sus servicios hasta la madrugada teniendo en cuenta que
son muchos los artistas que se quedan hasta tarde, a la intemperie y sin conseguir un trabajo
que les provea una comida o bebida caliente.

1.8.5 Lugar donde habitan:

47  
“Yo fui uno de los primeros que empezó a vivir aquí … Es más práctico vivir aquí en el sitio
de trabajo” (Chacón, 2014). Hay personas que han decidido hacer de La Playa también su
lugar de habitación para ahorrar dinero de desplazamientos, y de paso pagan un arriendo por
el doble uso que le da a estos inmuebles. Cuando no viven en La Playa buscan sitios cercanos
dentro de la localidad de Chapinero con el mismo propósito. En La Playa habita el 14% de los
50 consultados, mientras que un 16% afirmó que está ubicado en la localidad de Chapinero
fuera de ella. La vida de las serenatas ha dejado a algunos músicos en la soledad, (18 de los 27
músicos que asisten al comedor comunitario de Lourdes viven solos) mantienen poco contacto
con sus familias debido a que viven en otras ciudades, o han sido abandonados debido a
dificultades económicas, el consumo de alcohol, los hábitos del trabajo entre otros. Hoy
algunos viven en condiciones precarias, en cuartos reducidos, con escasos recursos que les
permita vivir cómodamente, algunos pagan habitaciones por día, otros tienen contratos por
meses o un año.

1.8.6 Géneros músicales para trabajar


En La Playa hay oferta de 4 géneros principalmente: Mariachi, trío, vallenato y música llanera
principalmente, predominando la canción mexicana es así que de un total de 50 músicos, el
52% trabaja con este género. Frente a esto algunos serenateros creen que la radio y la
televisión han hecho una gran contribución a la popularización de esta música con artistas
como Vicente Fernández, Javier Solís y Marco Antonio Solís y la avalancha de telenovelas
mexicanas y colombianas que adopta como protagonista al mariachi lo cual pone de relieve la
importancia que tienen los mass media y las tecnologías en el consumo cultural Canclini
(citado por Sunkel, 2006). Esporádicamente ofrecen música norteña y orquesta y las
papayeras utilizadas en bazares de barrio, inauguraciones de locales comerciales y ferias de
pueblos. Hay músicos especializados en un solo tipo de música pero también hay otros que
ofrecen serenatas en todos los géneros, es decir que han apliado su repertorio y han estudiado
diferentes tipos de instrumentos musicales con el fin de mejorar sus posibilidades de conseguir
trabajo. Quienes trabajan con más de un género y no tienen camerino llevan puestos dos
uniformes y cargan en los estuches de sus instrumentos un par de zapatos o corbatas de
repuesto para usar según el trabajo que les resulte.

48  
1.9 INTERACCIONES DE LOS MÚSICOS DE LA PLAYA
1.9.1 CON OTROS MÚSICOS
Los factores que intervienen en la forma como se relacionan los músicos de La Playa son
diversos. El hecho de que muchos de ellos llevan allí tres décadas o más hace que existan
fuertes lazos de amistad y compañerismo. En general son personas muy experimentadas en su
oficio, de un total de 50 serenateros, el 68% respondió que lleva más de veinte años
trabajando con la música. Jorge Solarte, intérprete de guitarra e integrante del trío Son Sureño,
lleva 52 de sus 72 años de edad en este trabajo; llegó a La Playa de la calle veinte hace 30
años y dice conocer a muchos de sus compañeros desde esa época (Solarte, 2014). Pero el
compañerismo a veces se reduce a lo laboral según lo reconocen algunos músicos que tildan al
trabajador de La Playa de interesado, individualista e indiferente con las dificultades
personales de los demás: “si uno tiene trabajo lo palmetean a uno (risas) pero y sino, ya sale”
(Gil, 2014). Cuando se les pidió a los 50 serenateros que calificaran a La Playa como un
ejemplo de valores (respeto, convivencia y la solidaridad) el 36% calificó , de 1 a 5, con
menos de 3 mientras, el 34% asignó 4 y 5 a este ítem y el 30% restante le dio una nota de 3.
Algunos se refirieron a su experiencia en La Playa como “una guerra total” o “es la ley de la
selva” como consecuencia de la competencia por el trabajo.

En otra época, cuando moría uno de sus compañeros era más fácil hacer una colecta para
colaborar a la familia con el funeral, hoy es más difícil ya sea porque no tienen dinero, dicen
que no lo conocían o no les interesa lo cual evidencia una pérdida en los lazos de solidaridad
entre compañeros que otrora los hacía más unidos. El 15 de marzo de 2015 fue el funeral de
Johe Gil; se asistió con a Raúl Chacón a llevar a La Playa los carteles que daban cuenta del
fallecimiento de este artista y a hacer invitación para que acudieran a la funeraria a los
músicos que se encontraban allí; algunos argumentaron que no podían acompañarnos puesto
que ya tenían un compromiso adquirido, sin embargo, fuero aproximadamente veinte de ellos
a despedirlo con una serenata a la salida de la funeraria; al regresar con Raúl Chacón a la
caracas con 55 se encontró que quienes habían dicho tener un trabajo para esa hora
continuaban allí y permanecieron hasta el atardecer.

49  
La mayoría de los Trabajadores informales de La Playa ha sido “bautizados” por sus
compañeros con un apelativo, otro hecho que ponen en tensión el respeto y la sana
convivencia entre los músicos con eventuales episodios de agresiones verbales o físicas.
Barriga de tula, tortuga, el perro, colchón viejo, la hormiga, serpa, y muchos otros
sobrenombres han sido puestos teniendo en cuenta características físicas, vestimenta o
cualquier parecido con algún personaje reconocido.

En La Playa también trabajan familias como la del grupo Mariachi Juvenil de Bogotá, cuyo
representante es Alberto Zúñiga. Esposos, padres, hijos, tíos, sobrinos y parientes políticos se
reúnen allí para continuar con un legado de las primeras generaciones de músicos que llegaron
a este sector de Chapinero. Zúñiga (2014) es un ejemplo de esta realidad: “ yo llegué a La
Playa en 1989 … por mi papá … por la familia porque hay varios músicos de vieja data”.

Pero de este encuentro generacional entre los más antiguos y los menos experimentados han
surgido algunas dificultades. Aunque algunos grupos musicales están integrados por personas
de diferentes edades, hay otros que están conformados solo por artistas mayores, o jóvenes
que hoy se constituyen como grupos juveniles, creando lazos de tensión entre los músicos: los
más antiguos aseguran que están siendo relegados del trabajo en La Playa pese a su amplia
experiencia, los jóvenes no los llevan a las serenatas, no se sienten aptos para las nuevas
tendencias que exigen coreografías y se sienten en desventaja en la consecución del cliente ya
que la competencia exige que ahora estén corriendo tras los automóviles y motocicletas que se
acercan a contratar sus servicios. Los más jóvenes son señalados de contar con escaso
repertorio y calidad musical por lo tanto acuden a los bailes y entrega de obsequios para paliar
estas falencias. Por su parte, los artistas nuevos argumentan que las exigencias de los clientes
están cambiando, la gente quiere otro tipo de shows, nuevas canciones y músicos con un
aspecto renovado, moderno, sin embargo, acuden a los más antiguos para que los aconseje en
los ensayos o arreglos musicales aunque no los acompañe a trabajar.

Los artistas de La Playa han desarrollado una serie de códigos para referirse a las modalidades
y prácticas de su trabajo, es así como salen a relucir términos como: el gallo, el
enzorramiento, el pirateo, el iva, el investigue y los trasteos. El gallo, definido por Gil (2014)

50  
es cuando sale una serenata de corta duración y bajo presupuesto, es decir que los músicos son
contratados para tocar menos canciones de las acostumbradas en una serenata completa (9 en
mariachi) y los costos para el cliente son más bajos; el enzorramiento consiste en que otros
músicos le llegan al que está pactada una serenata con un cliente, lo rodean y buscan la
manera de arrebatarle el trabajo, de convencer al posible contratante para que ocupe sus
servicios; cuando un músico que no tiene trabajo y va a pararse en el andén a esperar un grupo
que adolezca de algún integrante para que lo lleve a trabajar se dice que ése músico está
pirateando; el iva es la comisión que cobra un artista a alguien por el hecho de haber
conseguido una serenata que él no puede cumplir entonces se la sede a otros a cambio de un
porcentaje; el investigue consiste en pararse en la calle a entregar tarjetas a los transeúntes que
circulan por La Playa; y los trasteos son grupos de serenateros conformados a último
momento, hacen trabajos de bajo presupuesto, es una mezcla de músicos de diferente nivel
artístico que buscan acomodarse para la serenata sin que haya plena coincidencia en su
vestimenta a diferencia de los grupos consolidados.
los que ensayan son unos y los que van a tocar son otros pero el cliente no saben, eso son
estrategias de mercadeo aquí internas… Al cliente no se le graba la gente que ensayó y dice
¡no! Tocan muy bien, y como allá los músicos van debajo de un sombrero, cómo hacen pa
distinguirlos. (Chacón, 2014)

Este trabajo que otrora fuese casi exclusivo de los hombres, también cuenta con una
participación femenina a ser tenida en cuenta. El 8% de los 50 encuestados fue de mujeres que
llegaron por diferentes razones: acompañaban a sus parejas trabajando como camarógrafas y
que luego se convirtieron vocalistas; madres cabeza de familia que sabían cantar o interpretar
un instrumento y vinieron a pararse en el andén a ver quién las llevaba; o mujeres con
formación y experiencia musical que llegaron de otras regiones del país persiguiendo mejores
oportunidades para trabajar. Debido a que se sentían discriminadas o maltratadas por sus
compañeros, el machismo y a que el pago por su trabajo no era equitativo, algunas de ellas
decidieron emanciparse para conformar grupos musicales 100% femeninos. Hoy existen dos
grupos muy conocidos, cotizados y con experiencia internacional (mariachi Las Alazanas y
mariachi Las Divas) que gozan del reconocimiento y respeto de sus compañeros.
Se menosprecian las cantantes, se les paga de pronto menos o a uno no la llevan … Yo lo
viví en carne propia cuando estaba embarazada de mi segundo hijo, yo recuerdo que el

51  
cantante del grupo con el que yo estaba trabajando en ese momento, yo estaba embarazada y el
dijo que no trabajaba con migo porque yo estaba embarazada. (López, 2014)

1.9.2 CON LOS VECINOS DE LA PLAYA:


Como se describió en el apartado referente al mercado en La Playa, es evidente que este lugar
ha presentado cambios provocados por la llegada de los serenateros. En las calles donde se
encarna La Playa hay presencia importante de locales comerciales, algunos de ellos surgidos
del mercado de la música; pero también allí habitan personas que han visto, convivido con
estas transformaciones y han experimentado las consecuencias de coexistir con los
trabajadores de la música.

En una esquina de la calle 55 con Caracas se ubica el hotel Torremolinos administrado por
Flor Vianchá; este lugar, además de ser su medio de subsistencia también lo usa como sitio de
habitación desde que llegó al sector hace 30 años aproximadamente. Vianchá (2014) refiere
que la llegada de los músicos a representado para la calle 55 ruido, desaseo, venta de
sustancias psicoactivas entre otros problemas, repercutiendo en que algunos residentes hayan
decidido abandonar el barrio y, en lo personal, sus niveles de ingreso y calidad de vida se
hayan deteriorado.

Los músicos no son ajenos a esta realidad, algunos de ellos viven en La Playa por lo tanto han
experimentado el mismo padecimiento y reconocen que a sus compañeros les falta
sensibilidad e inteligencia para evitar que vecinos como Flor Vianchá manifiesten su
inconformismo con su presencia y quieran sacarlos de allí. Haciendo referencia a los
argumentos de Elías (2003) Flor Vianchá ve desde su posición de establecida a un grupo de
personas que no pertenecen al sector y que en calidad de forasteros llegaron a afectar el
equilibrio de su entorno, por lo tanto son vistos como indeseables y con menores valores como
persona.
La gente sí quiso los mariachis, la gente si estaba contenta con los mariachis sino que la gente
se fastidió muchísimo fue cuando llegaron los narcos, llegó el microtráfico … Hay algunos
vecinos que no quieren a los músicos y se la pasan enviando derechos de petición y pidiendo
que saquen a los músicos pero ¿para dónde se van?. (Chacón, 2014)

52  
Al hablar con los músicos se muestran prevenidos para referirse a la situación social de La
Playa, argumentan que este sector ha sido estigmatizado por problemas que no tienen relación
directa con su labor, sin embargo, reconocen que han existido situaciones que afectan su
trabajo. Cuando se les pidió a 50 de ellos que calificaran de 1 a 5, siendo 1 lo menos
importancia y 5 lo más importante, de una serie de problemas, la gente asignó los mayores
porcentajes a las siguientes valoraciones: venta y consumo de sustancias psicoactivas y
alcohol el 26% calificó con 3, desaseo el 30% calificó con 3, obstrucción del espacio público
el 38% calificó con 2, ruido el 32% calificó con 2, e inseguridad el 30% calificó con 3. La
mayoría cree que se lleva bien con sus vecinos porque procura ser amable, servicial y tener un
trato respetable con ellos, aunque reconocen que el comportamiento reprochable de algunos
compañeros han degradado esta relación por lo tanto entienden el malestar de los
conciudadanos más cercanos.

1.9.3 CON LA SOCIEDAD BOGOTANA


Chacón (2014) se remonta a mas de 30 años de trabajo con la música, como serenatero en La
Playa, concluyendo que hay aproximadamente 60 razones para brindar una serenata. Es
prolífico el repertorio de canciones para homenajear a un individuo, colectivo, o institución
que merezca reconocimiento, razón por la cual el campo de trabajo de los artistas
aparentemente es muy amplio pese a la sobreoferta de este servicio y la escasa presencia de
centros nocturnos con shows de música en vivo en Bogotá que estimule esta labor.

Al hacer el recorrido por el ciclo vital de una persona, las serenatas pueden estar presentes
desde antes de su nacimiento hasta después de su muerte; así lo dejan ver los artistas de La
Playa. Los motivos para ofrecer una serenata son: el embarazo, el nacimiento de un niño o
niña, el primer cumpleaños, ingreso al jardín, ceremonias de reconocimiento a los buenos
estudiantes, graduaciones de la educación primaria, eventos culturales en el colegio,
cumpleaños de la institución educativa, fiestas patrias, graduaciones de secundaria, reuniones
de 15 años, primeras comuniones, confirmaciones, despedida para ir a prestar el servicio
militar o estudiar lejos de la familia, serenatas al novio o la novia, despedidas de soltero(a),
solicitudes de matrimonio, matrimonios, bodas de cuero, plata, oro o diamante, día de la
mujer, día del hombre, día de la secretaria, día de la madre (una de las fechas con mayor

53  
actividad para quienes trabajan en La Playa), día del padre, día de los enamorados, divorcios,
bienvenidas de viaje, reconciliaciones, reconocimientos a jefe en la empresa, cumpleaños de la
institución donde trabaja, visita para animar a un enfermo y, por último, las despedidas
fúnebres.
A los diez años de fallecido una misa y una serenata, a los 15 años una misa y otra serenata y
ya después de 15 años ya nadie se acuerda de él … Después, si desarrolló una labor muy
importante, los primeros 30, 40 años, 100 años, 200 años. Aquí le hacemos todavía serenata a
los próceres de la independencia. (Chacón, 2014)
El anecdotario de los artistas de La Playa es muy amplio en cuanto a las motivaciones que
tiene la sociedad para contratar sus servicios. Zúñiga (2014) recuerda que hace varios años un
señor que había logrado comprar un lote, un terreno para construir su vivienda, los contrató
para ir a tocarle unas canciones “al pasto”, al pedazo de tierra que había logrado adquirir con
el esfuerzo de su trabajo.

Las serenatas cambian con la época, no son estáticas, las costumbres y los repertorios mutan
conforme al gusto de las personas (relevo generacional), las condiciones económicas de la
sociedad y los nuevos artistas que llegan con el tiempo. Quienes contratan una serenata no son
espectadores pasivos de un espectáculo, también participan con los músicos en la selección de
las canciones adecuadas para la ocasión o teniendo en cuenta el gusto de homenajeado; pagan
para interpreten temas de otros géneros o artistas que tradicionalmente no hacen parte de una
serenata; escogen el tipo de músicos que quieren contratar (jóvenes o experimentados) y el
vestuario deseado para la presentación.
La misma gente en las serenatas - no, no, a mí no me traiga gente mayor, a mí no me traiga
viejitos ni nada de eso, a mí tráigame gente joven – y eso no debería ser porque la persona
adulta es la que más experiencia tiene. (Zúñiga, 2014)

Tradicionalmente una serenata era contratada para agasajar a una persona, hoy es necesario
que, a solicitud de sus clientes, los músicos preparen canciones para diferentes motivos
puesto que es cada vez mas frecuente situaciones como: asistir a una reunión de 15 años
donde además deben cantar otros temas para el padre que cumplió o está próximo a cumplir
años, para despedir a alguien que se ausenta de casa, entre otros, ante la falta de recursos de
la gente para contratar serenatas por separado.

54  
La música de serenata es aún protagonista (aunque en menor medida que hace 3 o 4 décadas)
en las relaciones sociales, afectivas y las tradiciones de los bogotanos, pero también está
presente en las campañas de convivencia, la agenda cultural, y el acontecer político de los
capitalinos. En octubre de 2013 la Policía Nacional acudió a 140 grupos musicales de La
Playa para conmemorar el mes mundial de la seguridad de sistemas de transporte masivo y el
día internacional de la no violencia ofreciendo serenatas desde las 6 de la mañana a los
usuarios que hacen buen uso del sistema de transporte Transmilenio (Caracol Radio, 2013, 6
de octubre). La Institución Distrital de las Artes contrato con los músicos de La Playa 236
serenatas para ser regaladas a los bogotanos y de paso, apoyar económicamente a los artistas y
reactivar esta costumbre considerada en declive (El Espectador, 2014, 5 de noviembre).
Finalizando el año 2013 la Procuraduría General de la Nación destituyó al Alcalde Mayor
Gustavo Petro, el burgomaestre convocó a sus simpatizantes a reunirse en plaza pública, en
varias ocasiones, con el fin de respaldar la continuidad del gobierno de la Bogotá Humana;
una de estas reuniones se dio en noviembre del mismo año en el parque Lourdes con la
presencia de grupos de música urbana y serenateros de La Playa que respaldaron su gestión y
ofrecieron su repertorio como parte del acto público.

Es evidente entonces que este paraje que sigue convocando a émulos de charros, boleristas e
intérpretes vallenata, llanera entre otros, se configura como “el puesto de los músicos”
concerniente, no solo a una identificación física dentro de la ciudad sino a la las relaciones
sociales, el acontecer político, la convivencia y las tradiciones de los bogotanos. Pese a los
embates de la economía, las transformaciones urbanas, la tecnología en constante evolución y
los cambios culturales a lo largo de medio siglo, música, necesidad, tradición, apego, herencia
y nostalgia constituyen algunos de los principales motivadores de los serenateros para
continuar asistiendo a vender sus servicios en La Playa.

2. TRATAMIENTO AUDIOVISUAL DADO AL DOCUMENTAL “EL PUESTO DE


LOS MÚSICOS”

2.1 TEMA:

55  
La Playa de los músicos populares urbanos de Bogotá: génesis, convergencias y divergencias

2.2. OBJETIVOS:
Realizar un documental audiovisual que permita identificar los factores que hicieron posible el
surgimiento y existencia de La Playa de los músicos populares urbanos en un sector del
espacio público de Bogotá mediante la realización de un documental audiovisual. Hacer una
reconstrucción histórica de La Playa. Identificar las relaciones entre los músicos, de ellos con
las otras personas que comparten eses espacio, y con la sociedad bogotana que contrata sus
servicios, Identificar y analizar los recursos que utilizan para competir en la tradición de las
serenatas. Describir los espacios públicos y privados que configuran La Playa y la manera
como se relacionan con el trabajo de los músicos.

2.3 ENFOQUE:
El tema se desarrolló a partir de los recuerdos y experiencias suministrados por los artistas que
trabajan en La Playa. Hombres y mujeres de diferentes edades, trayectoria y género musical
que accedieron por voluntad propia y tuvieron la información para contar el origen de este
lugar, los avatares de su trabajo, y estuvieron dispuestos a ser acompañados, por el realizador
de documental y sus acompañantes, para conocer y registrar los detalles de su labor
serenatera.

2.4 EJES TEMÁTICOS:

El documental tomó 4 ejes temáticos asociados a los objetivos específicos de la investigación:


El origen de La Playa, las relaciones entre los músicos, de ellos con sus vecinos y con la
sociedad bogotana, los recursos que han utilizado y utilizan para mantenerse en su trabajo y
por último, el escenario donde ellos laboran. Ejes temáticos que no necesariamente fueron
tratados por separado sino que se fueron integrando en la medida que el documental se realizó.

2.5 SINOPSIS:
Al lado de la avenida Caracas, entre las calles 53 y 56, se viene ubicando desde hace barias
décadas un grupo de artistas populares con el fin de ofrecer a los bogotanos sus servicios

56  
musicales para serenatas. Esta parte del espacio público y un conjunto de construcciones
donde viven y trabajan los músicos constituyen lo que se conoce como La Playa en el barrio
Chapinero de Bogotá. Los músicos ha enfrentado adversidades de diferente naturaleza que
afectan su permanencia, pero también tienen fuertes motivaciones para resistir y desarrollaron
una serie de recursos para permanecer allí hasta este momento.

2.6 ESTILO:
Para el documental se utilizaron cuatro maneras de registrar la información:
1. Entrevista formal en un espacio cotidiano de la persona (casa, oficina o camerino). Un
cuestionario que respondiera a los objetivos del documental fue realizado en un sitio
que identificó al personaje y al tiempo ofreció buenas condiciones de luz y sonido para
lograr buena calidad en el registro de imagen y audio.
2. Seguimiento a los artistas en su oficio como serenatero: el músico que vivía en La
Playa, fue acompañados en una jornada laboral que inicio con la preparación personal
y el alistamiento de sus instrumentos para salir a la calle a investigar o concretar un
trabajo; quienes no vivían allí fueron seguidos desde el momento que llegan a su
camerino, si lo tiene, o a la calle a trabajar. Algunos de los lugares de La Playa fueron
visibilizados en la medida que los artistas se movieron por los diferentes espacios (la
calle, cafeterías, floristerías, salón de billar, camerinos etc.,)
3. Preguntas espontáneas a los músicos mientras está trabajando: algunos
cuestionamientos realizados en la entrevista formales y otras que surgieron de una
situación, personaje o lugar representativo de La Playa fueron hechos a los artista para
contextualizar sus respuestas aprovechando la espontaneidad del momento. Ej.: a un
músico que estaba comprando un arreglo de flores se le preguntó por los obsequios
que ellos entregan a sus clientes y el origen de esta tradición.
4. Observación con cámara: la cámara estuvo ocasionalmente en el lugar del espectador
que ve pasar la realidad ante sus ojos si pretender intervenir o influir en ella con la
intensión de contar la verdad filmada. Al ser un equipo de realización reducido (dos
personas) que utilizó herramientas portátiles y poco ostentosas fue posible que, desde
una posición discreta, se captaran algunos instantes de la vida en La Playa reflejos de
la cotidianidad de quienes trabajan allí, las interacciones entre ellos, la calidad de los

57  
espacios públicos y privados donde ellos trabajan, los servicios que allí se prestan o el
uso que le dan los artistas, las relaciones con sus vecinos y quienes acuden a buscar
sus servicios.

2.7 SONIDO:
El sonido fue tomado en directo (sincrónico y asincrónico) es decir que no se recurrió a
doblaje, pista musical grabada o locución. Todo fue contado por los entrevistados y
complementado por las situaciones y conversaciones fortuitas que se lograron registrar en los
escenarios naturales. Para recoger los testimonios de las fuentes principales se buscó un lugar
con condiciones de ruido controlables (oficina, apartamento, camerino) que permitiera un
registro sonoro de calidad. En las calles donde se ubica La Playa, establecimientos
comerciales, oficinas, cualquier otro recinto aledaño relacionado con el tema, y las locaciones
visitadas por los músicos para dar una serenata se recogieron algunos testimonios de los
músicos aprovechando la situación para contextualizar sobre lo que estaba ocurriendo.
También se tomaron testimonios de otras fuentes secundarias que no predominaron a lo largo
de todo el documental pero sirvieron para complementar o refutar lo dicho por los primeros.
Finalmente, el sonido ambiente también fue útil para sumergir al espectador en las diferentes
atmósferas de La Playa.

2.8 IMAGEN:
Se recurrió al formato 16/9, se trabajó con la luz natural de los espacios interiores y exteriores,
salvo espacios donde las condiciones de iluminación fueron críticas se utilizó una pequeña luz
de cámara. La penumbra de la noche fue protagonista en la vida laboral de los personajes,
razón por la cual se buscó mantener la escasa iluminación de La Playa como una manera de
realzar las incertidumbres y dificultades que hay presentes en la vida de los serenateros. Las
entrevistas formales fueron tomadas con trípode y a nivel del personaje, con distancias focales
cortas para poder ver parte del entorno del entrevistado, lo de más fue registrado con cámara
en mano principalmente y correcciones de zoom manuales y foco en caliente acorde con la
espontaneidad y los centros de interés que exigió la situación. Algunos planos exteriores
fueron rodados con trípode y cámara fija para dejar que las situaciones pasara frente a la
cámara haciendo esta las veces de un observador pasivo; otros planos exteriores fueron

58  
grabados con distancia focal larga para comprimir los espacios y separar a los personajes del
fondo mediante el foco selectivo.

2.9 ESTRUCTURA:
2.9.1 Hilo conductor: el hilo conductor de la narración fue el recorrido de tres serenateros y/o
grupos de serenateros (un violinista que trabaja con música ranchera y de cuerda, un trío y un
grupo de mariachis) desde que estuvieron en La Playa hasta que terminaron su jornada laboral.
Alrededor de ellos participaron otros personajes que complementaron o contrastaron lo dicho
por los anteriores de manera que ampliaron la información al espectador. Las entrevistas
realizadas a los protagonistas sirvieron de articuladoras de la historia, estas a su vez fueron
complementadas con testimonios de otros artistas de la calle y algunas escenas donde el
sonido ambiente y las conversaciones fortuitas entre los actores de La Playa fueron
pertinentes.

2.9.2 PERSONAJES:
1.9.2.1 Raúl Chacón:
Músico de 72 años, natural de Zapatoca, Santander del sur, reconocido ampliamente por los
artistas populares de Chapinero por la labor social que realiza para este sector, trabaja como
violinista o guitarronero, acompaña serenatas de mariachi y grupos de cuerda, vive en el
sector de La Playa, conoce bastante sobre la historia de este lugar, es un líder social que tiene
contacto permanente con las autoridades locales, es pensionado, no tiene un grupo
consolidado pero sale a trabajar con los amigos músicos que lo inviten. En octubre de 2014
fue uno de los 13 artistas homenajeados por Idartes en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, en
reconocimiento a su amplia trayectoria.

2.9.2.2 Johe Gil:


Músico de trío con aproximadamente 60 años de edad, es cantante, guitarrista, compositor y
profesor de música, se autodenomina el “Jhaky de Colombia” por su similitud vocal con
Germain de la Fuente. Trabaja en La playa desde que esta inició por lo tanto conoce
ampliamente su historia, labora con dos grupos con tres compañeros más: Soles de América y
Clásicos del recuerdo, ocasionalmente cuando uno de sus compañeros se ausenta o se

59  
“piratea” recurre a otros músicos de La playa para suplir el problema, es un hombre
carismático, tiene facilidad expresiva y ya tiene experiencia para hablar ante cámaras de
televisión.

2.9.3 Mariachi Juvenil de Bogotá:


Liderado por el artista bogotano de aproximadamente 47 años Alberto Zúñiga, es un grupo
conformado por varios miembros de su familia, incluida su hija quien trabaja como vocalista,
violinista y presenta al grupo con la familia o el cliente que los contrate; es un marichi con
amplia trayectoria en La Playa, además de amenizar todo tipo de eventos sociales también
interpretan música cristiana, siempre trabajan los mismos integrantes es decir que es un grupo
consolidado. A las serenatas ofrecidas por este mariachi asisten 7 músicos y un octavo
integrante a cargo de la grabación del evento que se le obsequia al cliente.

2.9.3 LOCACIONES Y SITUACIONES:


En cuanto a los lugares que sirvieron como telón de fondo para contar La Playa se encuentran:

2.9.3.1 Andenes aledaños a la avenida Caracas, entre las calles 53 y 56:


Constituyen el corredor de los músicos, o la “vitrina” de los artistas populares urbanos
(denominación que le da algunos personajes como Raúl Chacón a este sector). ¿qué se mostró
allí?: Además de identificar el epicentro de La Playa (porque no hay la misma presencia de
serenateros en las cuatro cuadras antes mencionadas), se registró a los músicos “investigando”
o entregando tarjetas a los transeúntes y a los posibles clientes que se acercaron como
peatones o pasajeros de vehículo a contratar una serenata; cómo ellos corren tras los carros o
motocicletas en la competencia por ganarse el cliente; los espacios donde se concentran los
artistas según el género musical con el cual trabajan; la calidad del espacio público en cuanto
a condiciones de iluminación, aseo y condición física; la ocupación del espacio público ya sea
con los vehículos que utilizan para su traslado a los lugares donde son contratados o la
aglomeración de artistas sobre los andenes; ensayos en vivo, en la calle; las fachadas de las
construcciones con el fin de identificar el uso, relacionado o no directamente con la música,
que se le da a las edificaciones del sector; la presencia de otros trabajadores ambulantes que
ofrecen sus productos a los músicos; músicos solitarios y grupos de músicos en la calle;

60  
exhibición de habilidades coreográficas o dancísticas, obsequios o muestras de su calidad
artística a través de videos o cualquier recurso usado por ellos como valor agregado a la
serenata o para ganar el cliente, etc.

Estas escenas contribuyeron a todos los objetivos de la investigación porque se pudo ver allí
algunos lugares significativos para la historia de este lugar, por ejemplo: el local donde
funcionaba la taberna México lindo al que se le atribuye el origen de La Playa; parte de las
relaciones personales y comerciales entre los músicos, de ellos con quienes comparten su
entorno y con la ciudadanía que los contrata; la manera como ellos compiten para ganarse al
cliente; el uso que ellos le dan al espacio público para su trabajo y los establecimientos de
comercio ubicados en este sector que prestan diferentes servicios a los serenateros. Este
trabajo es “una lotería” como lo refieren Johe Gil, entonces fue importante registrar que
mientras unos salen a trabajar otros se quedan en La Playa hasta altas horas de la noche
investigando para el siguiente día o futuras ocasiones, socializando con otros músicos,
divirtiéndose en los lugares recreativos, haciendo música en la calle o establecimientos
cercanos, mientras que otros optan por devolverse a sus hogares con las manos vacías.

2.9.3.2 Restaurantes y tiendas:


La cafetería Los Pepes y el restaurante – cafetería Palo negro, son concurridos por los músicos
para consumir alimentos, tomar una bebida, conversar, descansar, arreglar serenatas entre
compañeros o para ayudar en algunas labores domésticas. ¿Para qué mostrar estos lugares?
son otra serie de espacios que configuran el aspecto de La Playa y prestan servicios a los
músicos; son “sociolugares” (Páramo, 2011) frecuentados por los artistas antes y después de
llevar una serenata por lo tanto cómplices de las relaciones sociales y laborales entre los
músicos y de ellos con otras personas del sector.

2.9.3.3 Lugares recreativos (billares o salones de juego):


Estos lugares, además de ser sitio de esparcimiento y socialización para los músicos, son
también un una oportunidad para el descanso en las largas jornadas de plantón para buscar el
trabajo. Allí se mostrará a los artistas que juegan billar, consumen bebidas y apuestan en las
máquinas tragamonedas; músicos que descansan y ven el juego de sus compañeros; arreglos

61  
de serenatas entre artistas etc., y todo aquello que de cuenta de la manera como ellos se
relacionan en lo labora, personal y social.

2.9.3.4 Comedor comunitario Lourdes (avenida Caracas # 56 - 32)


A este lugar asisten 27 músicos de la Playa que por sus condiciones económicas difíciles han
sido aceptados para recibir un alimento diario, por lo tanto, se hizo el registro de quienes
asisten allí a la hora del almuerzo. Las condiciones de precariedad económica que
experimentan algunos de los trabajadores artistas de La playa hacen que compartan una
comida diaria con otras poblaciones vulnerables de chapinero. Considero que registrar este
lugar fue importante ya que se visibiliza otra faceta del artista popular.

2.9.3.5 Camerinos u oficinas:


Hay edificaciones de 2 a 5 plantas que pasaron, parcial o totalmente, de ser apartamentos u
oficinas de abogados, a espacios subdivididos por sus dueños para ser arrendados a los
músicos, quienes los usan como lugar de habitación, bodega de instrumentos y vestuario,
estudio de ensayo u oficina donde se recibe al cliente. A estos lugares, los músicos traen sus
clientes para hacer demostraciones de sus habilidades musicales y, finalmente, para concretar
un negocio. Grabar estos ensayos permitieron mostrar varias cosas: la manera como se
establecen esas relaciones comerciales entre los serenateros y la sociedad bogotana; el ensayo
como un recurso usado por el músico para competir en el trabajo; el uso que se le está dando a
los diferentes espacios aledaños a La Playa relacionados con el trabajo de los serenateros; las
relaciones entre los músicos etc.

2.9.3.6 Floristerías y misceláneas:


Los músicos compran allí, además de prendas para sus uniformes, algunos de los obsequios
que llevan a sus contratantes, es así como se grabó el arreglo y venta de ramos florales,
confección y venta de suvenires (sombreros pequeños de charro), exhibición de trajes y
accesorios para los artistas. Estos lugares son importantes porque muchos de ellos han surgido
con el devenir de La Playa, algunos fueron fundados por músicos o familiares de músicos,
otros motivados por el mercado informal de las serenatas que demanda servicios

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complementarios a la música y que hoy contribuyen a la configuración del paisaje urbano de
la ciudad.
¿qué se muestra en estas escenas?: parte de los valores agregados a la serenata que ofrecen los
músicos a sus clientes con los cuales compiten en La Playa; las relaciones comerciales
existentes entre los artistas y otros trabajadores del sector; otros espacios que configuran el
aspecto de La Playa.

2.9.3.7 Ruta de llegada al lugar de las serenatas:


El propósito fue registrar en qué condiciones se transportan los músicos cuando recorren la
ciudad, cómo se preparan para entrar en escena, qué papel cumple la familia en la entrega de
una serenata (selección del repertorio, participación activa en la serenata, conservación de una
tradición etc.,) el repertorio utilizado, la presentación personal y musical, la entrega de valores
agregados, la integración de los músicos con la familia entre otros; para tal fin se grabó al
grupo de artistas mientras toma el transporte y se dirigen al punto de la ciudad donde deben
tocar; los músicos cuando llegan y se preparan para entrar en escena según las indicaciones
dadas por los familiares del festejado; la entrada de los serenateros, reacciones de los
familiares y el protagonista de la reunión; la clausura de la serenata y salida hacia un nuevo
destino a otra serenata, hacia La Playa.

2.9.3.8 Serenata:
Las serenatas son protagonistas en eventos sociales, políticos, culturales, religiosos y todo
cuanto esté relacionado con rendir homenaje a los seres, instituciones, colectivos y lugares
más apreciados por quienes las contratan. Raúl Chacón refiere, de acuerdo a su prolífica
experiencia artística, que hay cerca de 60 eventos posibles que pueden ser amenizados con
una serenata, muchos de ellos inherentes al siclo vital de las personas e incluso que van más
allá, es decir, que trascienden la existencia física de los homenajeados: (embarazo,
nacimiento, primeros años de vida, quince años, solicitudes de mano, matrimonios, bodas de
oro, plata y diamante, funerales y homenajes póstumos).

Se hizo seguimiento a la serenata que consiguió Alberto Zúñiga, y se acompañó a los otros
dos personajes, a Johe Gil hasta el momento en que decidió marcharse a su casa en vista de no

63  
haber conseguido trabajo esa noche, y a Raúl Chacón hasta que partió con su grupo de
compañeros a trabajar ya que no fue posible ir a cubrir la serenata porque no hubo el espacio
en el vehículo que se transportaron para quienes estuvimos grabando el seguimiento, por otro
lado, los músicos dijeron que era un sector inseguro para ir a grabar, y también uno de ellos
dijo en privado que la calidad del grupo que daría la serenata esa noche no haría la mejor
representación de La Playa por lo tanto sería mejor en otra oportunidad.

2.10 REFERENCIAS AUDIOVISUALES:

Uno de los documentales visualizados se titula Hit. Realizado en el año 2008 por las
comunicadoras uruguayas Claudia Abend y Adriana Loeff., esta película de 86 minutos toma
una serie de canciones populares uruguayas buscando explicar lo necesario para hacer de un
tema musical un éxito. Por otro lado, se volvió a ver el documental titulado El Símbolo de la
redención, un trabajo cuya participación personal fue como camarógrafo y director de
fotografía. Este audiovisual realizado en el año 2004 fue una mirada tras escena de los lugares,
personajes y situaciones que se orquestan para representar la Semana Santa en Popayán,
Colombia. Por último se consultó el documental de cine directo titulado Titicut Follies,
realizado por el estadounidense Frederick Wiseman en 1967. En él se muestra el trato dado
por los funcionarios de la salud y de seguridad a los internos de una prisión de enfermos
mentales en Massachusetts, Estados Unidos.
La intención no fue hacer una adaptación del estilo audiovisual que le imprimieron los autores
de dichos documentales al trabajo audiovisual que da cuenta de la presente investigación;
sirvieron más como inspiradores de algunas ideas que contribuyeron al alma y la identidad del
documental El Puesto de los Músicos.

3. REPORTE DE PRODUCCIÓN

3.1 PRE-PRODUCCIÓN:
El 7 de octubre de 2013, después de 6 años de la primera visita del investigador a La Playa, se
volvió a buscar algunos personajes que habían participado en un corto reportaje para la serie
televisiva Comunicar Construyendo Ciudadanía, un proyecto de capacitación y producción de

64  
televisión, del cual hizo parte como realizador audiovisual, que tenía dentro de sus ejes
temáticos la vida nocturna de Bogotá. Este programa realizado hace más de media década
había sido apenas un abordaje epidérmico a lo que significaba trabajar en La playa.
Recordando a uno de los personajes conocido como “Serpa” (un veterano artista de mariachi
que había vuelto a ver en el 2010 cuando asistió el investigador como invitado a una reunión
social) se quiso entonces que él fuera el primer contacto al regreso a este lugar. No se le
encontró ese día pero la mayoría de los músicos abordados refirieron a Raúl Chacón, un líder
social del sector y la persona idónea como fuente de información para la investigación puesto
que se destacaba por ser una hombre muy activo a pesar de su edad, tenía facilidad expresiva,
era carismático y conocía del trasegar de La Playa. Raúl llevaba mucho tiempo trabajando allí
como serenatero y tenía como proyecto personal escribir un libro sobre este lugar. Ese día
permanecí allí por un tiempo aproximado de 4 horas dando a conocer el objetivo de mi
presencia y visitando algunos lugares acostumbrados por los músicos. La posibilidad de
realizar un documental sobre La Playa no era muy atractiva para algunos de ellos que
argumentaba incredulidad hacia los medios de comunicación y se mostraban renuentes a ser
grabados o fotografiados.

Tres días después se estableció contacto con Raúl Chacón y aceptó que fuera visitado por la
tarde en su apartamento ubicado en la calle 56 con Caracas. A las 4 pm se comenzó una
conversación informal, grabada en audio con el beneplácito suyo, que se extendió por
aproximadamente tres horas, en la cual se tocaron temas de su vida personal y artística, la
génesis de La Playa, las dificultades y beneficios que experimentan sus compañeros
serenateros en este trabajo, entre otros, y posteriormente se hizo un recorrido por el sector para
conocer algunos de los músicos y personajes que él consideraba importantes para visibilizar
en el documental.

Comenzando el año 2014 se realizó una nueva visita a Raúl Chacón. Se había escuchado la
charla grabada en el encuentro anterior y entonces se buscaba ampliar detalles puntuales. Ese
día también él refirió a algunos grupos de mariachi femeninos muy reconocidos y facilitó el
contacto con artistas de otros géneros como la música de cuerda y el vallenato; de la misma
manera se asistió nuevamente a algunos lugares acostumbrados por los músicos con el fin de

65  
que los dueños de los establecimientos supieran del trabajo que se estaba haciendo y
permitiesen, a futuro, grabar dentro de sus negocios. Al final del encuentro se acordó
acompañarlo, con cámara de video, a una presentación pública que se haría el 12 de febrero en
la plaza Lourdes programada con el objetivo de respaldar la continuidad del alcalde Gustavo
Petro, destituido recientemente por la Procuraduría general de la nación.

Se realizaron dos visita más con la compañía del señor Chacón a La Playa utilizando una
grabadora de periodismo para registrar las conversaciones con otros músicos, hombres y
mujeres, jóvenes y veteranos, que corroboraran o contrastaran lo que me había dicho Raúl en
conversaciones anteriores. Fue evidente la popularidad de Raúl Chacón. Al caminar por La
Playa la mayoría de los artistas lo saludaban y él aprovechaba para informar de un documental
que se iba a realizar sobre el trabajo de los músicos allí, de la misma manera, los dueños de
las cafeterías, billares, floristerías, restaurantes y edificios donde ellos tienen sus
“ensayaderos”, oficinas o apartamentos permitían el acceso sin problema; esto representó una
ventaja para el desarrollo de la investigación y la realización del documental.

Pasar por La Playa los fines de semana se me convirtió casi en un hábito; a veces se utilizaba
una grabadora de periodismo para registrar las conversaciones pero en otras ocasiones solo se
asistía por el gusto de compartir un momento con ellos, acompañarlos en sus ensayos, conocer
sus historias de vida o tomar una bebida. Un día, en esos recorridos ya acostumbrados, se
encontró a Johe Gil, un cantante e intérprete de guitarra conocido en el año 2007, se le
informó del proyecto y dijo que conocía y buscaría la forma de contactar a Ghil Martínez, el
propietario de la taberna México Lindo, lugar donde se gestó La Playa, para que se le
entrevistara. El encuentro nunca se dio, Johe hacía más de 5 años que no lo veía y los músicos
a quienes se les preguntó y lo conocían aseguraron que él ya estaba muerto. Johe era un artista
que trabajaba eventualmente en las serenatas con Raúl Chacón, conocía bastante del origen y
evolución de La Playa puesto que había llegado allí desde hace más de 40 años; tenía un trío
de música de cuerda establecido, contaba con una base de datos de sus clientes, (algo que no
sucedía con la mayoría de los músicos que conocía hasta entonces) era un hombre carismático
y tenía facilidad para expresarse ante una cámara de televisión. Por todo esto se consideró un
buen personaje para el documental.

66  
En abril de 2014 se realizó la primera visita con cámara de video a La Playa. Se sabía que era
prematuro comenzar a grabar puesto que se intuía el estilo y la estructura del documental pero
no se contaba con toda la información necesaria para grabar, sin embargo, surgió la necesidad
de hacerlo por diferentes razones: encontrar un estilo, experimentar encuadres, movimientos
de cámara, realizar pruebas de sonido con los micrófonos adquirido recientemente (uno de
solapa y un micrófono boom) y conocer las condiciones de iluminación nocturna del sector;
también se quiso identificar las reacciones de los músicos y los demás actores de La Playa
ante la presencia de una cámara. La salida fue satisfactoria, Raúl Chacón acompañó en esa y
dos ocasiones más, teniendo como resultado las primeras 3 horas de material grabado,
principalmente entrevistas que dieron a conocer personajes muy interesantes como Alfonso
Regla, el fundador del primer grupo de música mariachi en Colombia. Fue grato encontrar que
los artistas, algunos incentivados por Raúl Chacón, otros por iniciativa propia, querían revelar
su historia y exponer las vicisitudes relacionadas con su quehacer musical. Aunque no se
tenía la certeza del uso de este material como parte del audiovisual final, la experiencia había
servido también para definir a Raúl Chacón como otro de los protagonistas del documental.

En mayo de 2014 se realizaron varias visitas a La Playa, en diferentes días y a distintas horas
para ver la afluencia de artistas los días laborales y fines de semana, en las primeras horas de
la mañana y al anochecer. El interés no era en estas oportunidades hablar con los músicos; se
enfocó la salida en observar cómo era los espacios por donde ellos trabajan (condiciones de
salubridad, el tipo de negocios existentes en el sector, estado de los andenes y calles, aspecto
físico de las edificaciones donde ellos viven y trabajan, condiciones iluminación etc.,) también
ver los lugares donde más se concentraban músicos y hasta dónde se desplazaban para
“investigar”, si algunos acostumbraban a ubicarse siempre en el mismo lugar, la manera como
conseguían sus contratantes, entre otros aspectos relacionados con su oficio. Los músicos de
La Playa consideran al “día de la Madre” la mejor fecha para trabajar es así que se volvió a
grabar ese fin de semana para tener una idea de la cantidad de artistas que asiste allí a
“rebuscarse”.

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En julio de 2014 se concretó un encuentro con María Isabel López y su grupo de Mariachi
femenino Las Alazanas. La conversación se extendió por un par de horas, conociendo su
experiencia musical, la participación femenina en las serenatas, entre otras cosas, y para
finalizar, se les acompañó a un ensayo. Este es un grupo con una amplia trayectoria en
Colombia y algunas experiencias en México. En este Mariachi trabaja Paola Almanza,
descendiente del grupo de los Almanza quien facilitó el contacto con su tío, Hermes Almanza
pionero de La Playa, para realizar una entrevista en su casa.

Con la información recopilada mediante las conversaciones, más las entrevistas grabadas en
audio y video, y las visitas de observación, se diseñó una encuesta, con preguntas abiertas y
cerradas, para ser aplicada a una muestra de 50 artistas. Con la encuesta se quiso, además de
saber las características identificables en el músico de La Playa, medir la información que me
habían suministrado relacionada con: las dificultades y motivaciones para continuar en este
trabajo, fortalezas y oportunidades para mejorar La Playa, cómo son las relaciones entre los
músicos, de ellos con sus vecinos y con la ciudad, el concepto que tienen de su lugar de
trabajo y sus propuestas para mejorarlo, entre otros.

Para realizar las encuestas fue necesario asistir durante un mes, generalmente con la
colaboración de otra persona, siguiendo las pautas de las jornadas de observación: a diferentes
horas del día y en distintos días de la semana. Según lo conversado con los músicos se sabía
que así como algunos trabajaban todos los días del año, otros solo venían los fines de semana,
cuando eran convocados por otros compañeros y algunos venían de vez en cuando. De la
misma manera había quienes acostumbraban a venir a “rebuscarse” en la mañana y así poder
salir a trabajar temprano o regresar a su casa cuando no conseguían contrato, y otros en la
tarde o al anochecer ya que consideraban el mejor horario para conseguir clientes.

En agosto de 2014, mientras se adelantaba una jornada de encuestas, se dio el encuentro con
el Mariachi Grupo juvenil de Bogotá liderado por Alberto Zúñiga. Fue visto como un buen
candidato para el documental ya que tenía ciertas características que llamaron la atención: En
La Playa la mayoría trabaja con la modalidad del “pirateo” pero este era un grupo consolidado
formado por el padre, algunos de sus hijos y otros familiares que laboran siempre juntos;

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había una integración generacional entre adolescentes, jóvenes y un adulto y juntos
constituían la segunda y tercera generación de artistas que subsistían de La Playa desde que el
padre de Alberto Zúñiga comenzó con esta tradición; tenía presencia femenina con la hija de
Alberto, vocalista y violinista; tenía un camerino en La Playa y estaba dispuestos a participar
en el proyecto.

Con las encuestas terminadas y tabuladas y los resultados de la investigación consolidados, el


siguiente paso fue realizar el tratamiento del documental. Se había definido que los
personajes principales serían Raúl Chacón, Johe Gil y El grupo de la familia Zúñiga.

3.2 PRODUCCIÓN:
En la primera prueba de campo se utilizaron dos cámaras de video con el fin de evaluar los
resultados y seleccionar aquella que brindara ventajas en términos técnicos, de disponibilidad,
costos y de estética. La primera fue una cámara fotográfica prestada, con la función de
registro de video en calidad de alta definición pero que tenía un registro de audio deficiente y
se requería aditamentos que permitiesen conectar más de un micrófono, o grabar el sonido por
separado, por otro lado, la óptica no era lo suficientemente luminosa para las escenas con luz
natural nocturna que se querían captar y se hacía necesario contar con lentes de mejor calidad
pero difíciles de costear. La segunda (seleccionada) fue una cámara de televisión de propiedad
del investigador, que aunque no permitía imágenes en alta definición, tenía buen registro de
sonido, aceptaba más de un micrófono a la vez, respondía mejor ante la precarias condiciones
de luz existente en algunos escenarios y se podía disponer de ella en cualquier momento. La
“desventaja” de no tener imágenes en alta definición, y granulosas en algunos casos, se vio
como un recurso estético para enfatizar en el aspecto desprolijo de La Playa y en su la
atmósfera difusa y penumbrosa.

Se reiniciaron las grabaciones en septiembre de 2014. Como este audiovisual fue una
producción unipersonal fue necesario acudir a amigos y familiares, algunos comunicadores
otros sin experiencia en el medio, para que hicieran la asistencia se sonido y fuesen los
operarios de un micrófono boom usado para captar los ambientes de calidad, y algunas
conversaciones fortuitas que se daban entre los músicos mientras se les hacía el seguimiento

69  
en La Playa, consideradas importantes para el documental. Las primeras grabaciones también
habían sido útiles para que los colaboradores tuvieran experiencia con el equipo y de paso
encontrar la forma de comunicarse durante las grabaciones de manera que no se interrumpiera
la escena. La aparición del micrófono en cámara o el distanciamiento excesivo de la fuente fue
inevitable en algunas ocasiones, sin embargo, se consideró que era más importante la
espontaneidad de una situación o la expresión de un personaje que detener la grabación para
corregir o repetir un testimonio. En una oportunidad, mientras se entrevistaba a Raúl Chacón
sobre las canciones más usadas en una serenata remató su testimonio diciendo que la canción
que más le gustaba a él era … Tomó su violín e interpretó unos pocos acordes que evocan el
final de una ranchera; se le preguntó el porqué, a lo cual respondió que con estos acordes llega
la hora de pagar, al ver que el boom no estaba en ese momento en la mejor posición y
aunque tenía el micrófono de solapa como respaldo se quiso entonces que el personaje
repitiera lo que había dicho para tener buen registro por los dos micrófonos sin embargo, fue
evidente que su testimonio ya no transmitía lo mismo, le faltaba autenticidad, espontaneidad.
Finalmente se optó por dejar en el documental el primero y mejorarlo en postproducción.

Desde la segunda semana de septiembre de 2014 se hicieron las entrevistas a cada uno de los
protagonistas, uno cada fin de semana, siguiendo el estilo que había planteado en el
tratamiento audiovisual. Se inició con Raúl Chacón en su apartamento para hacerle un
cuestionario semiestructurado, teniendo al final tres horas de material grabado. Raúl es un
hombre muy conversador, pese a su preocupación por el tiempo necesario para las entrevistas,
realizarle una pregunta significaba detonar una serie de recuerdos y experiencias que parecían
inacabados. La segunda entrevista fue para Johe Gil quien había tenido un camerino en La
Playa pero por razones económicas había optado por prescindir de él, sin embargo, el
encuentro se dio en los pasillos del edificio donde tenía la oficina uno de sus compañeros y
allí se realizó el cuestionario. Esto significó algunos problemas relacionados con el registro
sonoro puesto que la grabación se vio interrumpida en varias ocasiones por otros músicos que
llegaban a ensayar o hacer demostraciones a sus clientes.
El tercer testimonio tomado fue a Alberto Zúñiga en el camerino que tiene en alquiler en La
Playa. fue necesario repetir toda la entrevista 8 días después, con otra cámara alquilada del

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mismo formato, puesto que en equipo que se venía utilizando presentó fallas técnicas que
afectaron la calidad de las imágenes.

En el tratamiento audiovisual se había propuesto realizar un seguimiento a cada uno de los


personajes principales del documental en su trabajo como serenateros, fue así como en octubre
del 2014 se acompañó a los tres protagonistas durante una jornada laboral en La Playa, desde
que salieron a investigar hasta que terminaron la serenata, en el caso de quienes lograron
conseguir el trabajo.

El primer día se acompañó a Raúl Chacón desde que se preparó para salir de su apartamento
hasta que partió con su grupo musical a realizar su labor. Ese día no fue posible seguirlos
hasta el lugar de la serenata debido diferentes razones: el automóvil en que se movilizaron era
muy pequeño para transportar a 6 artistas y 2 personas que estaban a cargo de la grabación; el
líder del grupo no se mostró de acuerdo con que los acompañáramos argumentando que el
sector a donde se dirigían era inseguro; y Raúl Chacón también dijo en privado que lo que
iban a llevar era un “trasteo” o serenata de regular calidad que no ameritaba ser registrada en
el documental ya que esto podría ir en detrimento del prestigio de La Playa.

El segundo registro audiovisual se realizó con Johe Gil. El acompañamiento se hizo desde las
3 de la tarde hasta las 9 de la noche, hora que consideró prudente para marcharse a su casa
luego de una jornada infructífera que no le dejó ningún trabajo. En principio se creyó que esto
representaría un problema para el documental puesto que, luego de dos acompañamientos, no
tenía imágenes de su trabajo en las locaciones donde los esperaban los clientes, si embargo,
las dos experiencias mostraron dos cosas: las difíciles condiciones de transporte
experimentadas por los músicos que ponen sus vehículos particulares al servicio de su trabajo
como estrategia de ahorro, y la incertidumbre económica que significa depender de La Playa.

El tercer seguimiento fue para Alberto Zúñiga y su grupo de mariachi. Este comenzó a las 3
de la tarde en el camerino que tienen en La Playa desde donde salen a “investigar” a la calle,
posteriormente se presenciaron y grabaron varios ensayos a personas que se acercaron a
preguntar y conocer su trabajo. A las 11 de la noche se hizo el recorrido con ellos hasta el

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norte de la ciudad donde fueron a entregar una serenata con motivo de unos 15 años; el
recorrido finalizó pasada la media noche con el regreso a La Playa, donde estuvieron
investigando un rato y ensayando un su camerino.

Antes de comenzar los recorridos se les había puesto a cada uno de los protagonistas un
micrófono de solapa con el objetivo de formular preguntas, algunas repetidas de la entrevista
en el contexto del tema, estando en algunos lugares y situaciones referidas por ellos. En las
primeras grabaciones hechas en La Playa sucedió que tanto uno de los entrevistados como el
realizador había olvidado desmontar el micrófono de solapa luego de terminar el cuestionario,
sin embargo, fue evidente que se podían registrar algunas de estas conversaciones entre
compañeros en momentos donde ellos se alejaban de la cámara o era imposible tomarlas con
el boom, conversaciones más espontáneas y naturales que no podía captar cuando estaba con
la cercanía dl equipo realizador, entonces se optó por continuar con esta práctica en todos los
seguimientos.

En noviembre de 2014 se hicieron tres grabaciones más, una de ellas sin testimonios, para
observar y registrar lo que allí sucede, las otras dos con entrevistas a una residente del sector y
propietaria del hotel Torremolinos que compartió su experiencia conviviendo con los
serenateros desde hace 3 décadas, a algunos dueños de establecimientos comerciales y
músicos de La Playa y a la psicóloga del comedor comunitario Lourdes que hizo referencia a
la situación social y económica de lo músicos que allí se benefician con una comida diaria. Se
obtuvieron así las imágenes de apoyo necesarias para complementar lo que no se había podido
grabar durante los seguimientos, haciendo visibles aquellos espacios, situaciones y personajes
como restaurantes, comedor comunitario, un hotel, compra ventas, salones de juego,
vendedores ambulantes, músicos, venta de comida callejera, ensayos al aire libre, la oscuridad
de la calle, Transmilenio, la lluvia etc., que se conjugan en La Playa.

En marzo de 2015, mientras se adelantaba el primer corte del documental en la sala de


postproducción, se hizo la última grabación en La Playa. El 13 de marzo se realizó una
llamada telefónica a Johe Gil para mostrar apartes del trabajo que hasta entonces había
alcanzado pero la esposa informó que había fallecido la noche anterior. Después hablar con

72  
Raúl Chacón y la solicitud de la esposa de Johe, se acordó la toma de algunas imágenes de la
serenata fúnebre que le harían los compañeros antes de trasladar los restos al cementerio.

3.3 POSTPRODUCCIÓN
En diciembre de 2014 comenzó la etapa de edición del documental El Puesto de Los Músicos.
Después de digitalizar y visualizar aproximadamente 20 horas de material grabado, se escribió
un plan de edición básico en el cual se pudieran identificar los ejes temáticos y la estructura de
la narración, y se creo una serie de secuencias de video para distribuir el material grabado y
comenzar a armar la historia. Las secuencias de video son “páginas” digitales donde el editor
o realizador escribe, con imágenes y sonidos, la historia sobre una línea de tiempo, en este
caso se utilizaron 9, 8 de ellas a manera de “fichas de video” con las cuales se armó el
rompecabezas final en la número 9 titulada El Puesto de los Músicos. El material se organizó
de la siguiente manera: 3 secuencias para separar los testimonios de cada uno de los
protagonistas a quienes se había realizado un cuestionario similar. Estos testimonios a su vez
se separaron y organizaron en la línea de tiempo en bloques: (origen y evolución de La Playa,
recursos usados para conseguir la clientela, motivos por los cuales han sido contratados sus
servicios, entre otros;) la secuencia 4 fue usada para seleccionar y organizar las entrevistas
realizadas a otros personajes (músicos, dueños de establecimientos comerciales del sector,
transportadores etc.,) también en bloques como se hizo con las respuestas de los tres
protagonistas; en las número 5, 6 y 7 se disgregaron los seguimientos a Raúl Chacón, Johe Gil
y el grupo de Alberto Zúñiga, siguiendo la cronología de los hechos registrados; en la
secuencia 8 se organizaron y agruparon todas las imágenes de apoyo, y la novena y última
secuencia se armó el rompecabezas o audiovisual final tomando imágenes de todas las
anteriores.

Del primer trabajo de edición se obtuvo un corte de 3 horas de duración que se redujo a 55
minutos luego de dos meses de selección y descarte de testimonios y escenas de los
seguimientos. En febrero de 2015 se presentó al tutor el primer avance del documental; luego
de dos correcciones se entregó la última versión en Junio de 2015, con una duración de 56
minutos incluido el espacio para los créditos.

73  
3.4 TRATAMIENTO DE LA IMAGEN
3.4.1 Créditos:
Para identificar a los entrevistados, se usó como fondo de los créditos un pentagrama que
refiere al oficio característico de La Playa el tipo de letra usado para sus nombres alude a que
algunos son compositores y cargan consigo, en hojas sueltas, libretas o cuadernos,
manuscritos de su autoría tan importantes como los recortes de periódicos, revistas y
fotografías que han coleccionado como testimonio de su trayectoria artística; al lado derecho,
sobre el pentagrama, se insertó la imagen de un instrumento utilizado en el género musical
con el cual predominante trabaja el entrevistado, en otros casos montó un ícono que refiere a
su labor en La Playa.

Los créditos están montados sobre una imagen congelada, en blanco y negro, del entrevistado
en situación en La Playa, complementada con un efecto sonoro de flash de fotografía. El
blanco y negro se asoció con el pasado, la tradición de la serenata; la fotografía se utilizó en
virtud a que los músicos se han valido de ella para sus tarjetas de presentaciones, carátulas de
discos musicales, volantes publicitarios y en el archivo personal que cada uno ha hecho con
los recortes de revistas y periódicos que atestiguan su periplo como artistas, en el mismo
sentido, los serenateros son parte de la memoria afectiva, familiar o social de los bogotanos
toda vez que han sido fotografiados para el recuerdo de sus anfitriones.

3.4.2 Color:
La introducción del documental es una serie de imágenes sin color, complementada con
sonido ambiente y frases alusivas al trabajo de los músicos sin que se haga referencia explícita
a La Playa. El color selectivo se usó para acentuar detalles que tienen que ver con el trabajo en
este lugar y que serán tratados a fondo a medida que el documental avanza: vestuario,
instrumentos musicales, obsequios para el cliente, negocios del sector, avisos promocionales
de grupos musicales, entre otros. Las imágenes recuperan la plenitud del color cuando uno de
los entrevistados hace la primera referencia a La Playa revelando así el lugar donde fue
realizado este trabajo.

3.4.3 Definición:

74  
Hay imágenes que presentan granulación desde el registro debido a las condiciones de luz
existentes en las locaciones (algunas que superan el efecto deseado), sin embargo hay
también otras granuladas en postproducción, que además de dar continuidad a las anteriores,
enfatizan en el carácter difuso, penumbroso y desprolijo de La Playa.

3.5 TRATAMIENTO DEL SONIDO:


Este es un audiovisual realizado sin banda musical grabada en estudio, es decir que toda la
música ha sido tomada de las escenas, interiores y exteriores, presentes en el documental y
siempre hay un punto de sincronía entre la imagen y el sonido aunque existan escenas
asincrónicas precedentes o contiguas. No hay efectos sonoros insertos en postproducción que
sirvan para realzar la atmósfera del documental, todo el ambiente ha sido grabado in situ y se
optimizó en postproducción; se ha insertado solo un efecto de audio de flash que no refuerza
el ambiente de la escena sino que sirve de transición introductoria a los crédito de los
personajes y enfatiza en la fotografía como recurso visual.

3.6 EL REALIZADOR COMO PERSONAJE:


A pesar de haber planteado en el tratamiento audiovisual que el documental no tendría
presencia de un entrevistador, locutor o presentador ajenos a los personajes de La Playa, se
optó por dejar la voz del realizador en 4 ocasiones únicamente, en virtud a que se formularon
preguntas espontaneas que quedaron en la mitad de una escena seleccionada en
postproducción y al ser cortadas se presentaba una interrupción en la fluidez del momento o la
respuesta quedaba descontextualizada. Se considera que esta decisión no distrae la atención
del espectador ni afecta significativamente el estilo del documental.

4. CONCLUSIONES:
El origen de La Playa está ligado a la existencia de la taberna México lindo propiedad Ghil
Martínez quien decidió poner su negocio al costado de la caracas con calle 55 en los años 60.
Allí se ofrecían shows de música mexicana en vivo, un género que se hacía cada vez más
vigoroso y se convirtió con el tiempo en fuente de trabajo y prestigio de personas,
generalmente provenientes de otras regiones de Colombia, que llegaron del campo o pequeñas
poblaciones a la capital; el haber tenido alguna experiencia musical ligada a la tradición

75  
familiar o una formación básica en los conservatorios o instituciones educativas de sus
regiones, les significó una oportunidad para hacerse a este género otrora ajeno a los gustos y
costumbres de nuestro país. El final de México lindo no significó así el de La Playa, por el
contrario, la calle se fortaleció como escenario de los músicos.

Diferentes factores influyeron en que los músicos convirtieran la calle en vitrina artística: la
indisciplina de algunos que terminaron siendo despedidos del centro nocturno y se
convirtieron en interceptores de clientes que iban a buscar serenateros para sus reuniones
sociales a la taberna; el ocaso de los centros nocturnos en otros lugares de Bogotá y el
desplazamiento de los músicos que, ahora desarraigados, migraron a La Playa; decisiones
administrativas que provocaron la depresión de los centros nocturnos y las secuelas que eso
significó para quienes vivían de la fiesta bogotana; y por último, el prestigio que La Playa fue
adquiriendo con el tiempo como crisol de los serenateros en Bogotá.

Esta porción de ciudad donde se enquista La Playa, lejos de mantenerse prístina desde la
llegada de los músicos, ha experimentado transformaciones significativas producto de esa
relación entre los trabajadores informales de la música con el entorno y con la ciudad. En este
proceso pareciera que han salido unos más beneficiados que otros siendo los moradores
iniciales representantes del segundo grupo. Algunos de los músicos que se nutren de la calle
han pasado de ser visitantes a nuevos moradores de los espacios abandonados por vivientes o
arrendatarios anteriores que le daban otro. Pese al gusto, el interés por mantener una serie de
tradiciones en la sociedad o el legado dejado por sus antecesores para subsistir de este oficio,
es el “rebusque” su mayor motivador, pero no se puede desconocer que también hay un apego
por el lugar, una resistencia a abandonar La Playa por diversas razones: consideran que 50
años de historia les representa una acreditación importante como epicentro de serenatas, la
gente acude allí por tradición; la esperanza de que la caracas con 55 sea una villa artística
sigue latente en algunos; hay quienes no solo trabajan allí sino que también se convirtieron en
habitantes del sector, es decir que hay una doble dependencia; esgrimen un derecho al trabajo,
sin desconocer que están en la informalidad y no están obligados a ninguna clase de tributo
para la ciudad (aunque hay quienes estaría dispuestos a pagar impuestos por su trabajo si eso
les representa mejores condiciones laborales).

76  
Si la Playa es la vitrina de la serenata bogotana, el aspecto juega en contra de quienes viven de
ella: la oscuridad, el desaseo, la obstrucción del espacio público, el ruido y la soledad de
algunas calles que configuran este lugar y la contaminación resultante de estar a orillas de las
vías de Transmilenio, más allá de constituirse en una máscara que afecta el buen aspecto de la
ciudad y de generar sensación de inseguridad, reflejan las dificultades económicas y sociales
que avocan a muchos artistas a pararse allí. Los músicos podrían contribuir manteniendo
limpios estos espacios, la apariencia de los edificios donde muchos de ellos habitan, de la
misma manera las autoridades locales, en convenio con las empresas prestadoras de servicios
públicos, podrían intervenir en el mejoramiento de los andenes, los niveles de iluminación, la
implementación de canecas para la basura acorde con el número de personas que transitan y
permanecen en La Playa, la instalación de baños públicos para que los músicos no utilicen las
paredes y los andenes como letrina, y otros aspectos que van en detrimento de la calidad de
vida en la zona, la tranquilidad de quienes viven allí y de las personas que van a buscar sus
servicios.

En La Playa predomina el género masculino, sin embargo, las mujeres tienen cada vez mayor
participación como cantantes, intérpretes de instrumentos, intermediarias o dueñas de
negocios para beneficio de los músicos y no han sucumbido al machismo, la discriminación y
la inequidad económica propiciada por algunos compañeros. En el mejor de los casos algunas
han logrado su emancipación y se han constituido en grupos femeninos con experiencia en
Colombia y fuera de nuestras fronteras siendo hoy un ejemplo de organización y calidad
artística para los hombres.

Los músicos sí quieren ser visibilizados, que los medios de información pongan su atención en
La Playa pero abordando temas diferentes a las sustancias alucinógenas, el ruido o la
inseguridad. Quieren que la música sea la protagonista en los abordajes que hagan los medios,
así como las dificultades que atañen a su oficio con el fin de que más gente los conozca y se
motive a contratarlos, y por otro lado que estos trabajos les sirvan como herramientas de para
acercarse a las autoridades locales, distritales o instituciones culturales, en procura de mejorar
sus condiciones socioeconómicas y participar en la agenda cultural de la ciudad.

77  
En cuanto a la forma como ellos trabajan, individualismo se impone sobre el trabajo en
equipo, cada cual se procura su trabajo y no existen reglas de juego establecidas en cuanto a
tarifas mínimas, respeto por el cliente del compañero o turnos para salir a trabajar, sin
embargo, todos dependen de todos es así que si a alguien le falta un integrante para su grupo,
acude a otro que este parado en la calle “pirateando”. Han existido algunas organizaciones
como MOPAC, ASOMU entre otras pero están cesantes, en el papel, no tienen sostenibilidad.
La solidaridad se demuestra en algunas ocasiones cuando un músico tiene una necesidad o ha
fallecido entonces se reúnen fondos para apoyarlo o a la familia aunque reconocen que esto es
cada vez menos frecuente porque todos tienen dificultades y no hay tiempo o disposición para
ocuparse de las ajenas como se quisiera.

El hecho de dejar que los clientes sean casi siempre quienes toman la iniciativa para
contactarlos representa una desventaja para los músicos. Al serenatero de La Playa no le
preocupa llevar una base de datos organizada que le permita mantenerse comunicado con sus
contratantes; la falta de estrategias básicas de fidelización y seguimiento, hacen que sus
relaciones comerciales sean muy débiles y cuando una persona requiere de los servicios
musicales opta por venir a buscar otro grupo. El mantener unas prácticas, casi inalterables
desde que comenzaron a trabajar, para conseguir al cliente puede ser un factor que incide en la
limitada efectividad y por ende los bajos ingresos económicos de los músicos. Las tarjetas o el
volante imperan sobre el escaso uso que le dan a las nuevas tecnologías. Los detractores del
internet se atrincheran en el argumento de que quienes están utilizando la red la han
convertido en una nueva amenaza puesto que, al ser un medio sin control para un oficio sin
mínimas reglas de juego, compiten con precios pírricos y falsas promesas para cautivar al
cliente lo que hace de las serenatas un mercado aún más competido.

Se pueden conseguir serenatas para todos los presupuestos, la calidad depende de si es un


“trasteo” que tiene pocos integrantes, con repertorio armado y ensayado a última hora y con el
riesgo de que no toquen las canciones completas, o es un conjunto organizados que llegan a
tener 9 músicos bien uniformados, que acostumbran a reunirse para ensayar antes de cada
presentación y ordenar el repertorio. Hay personas que no son músicos pero se visten como

78  
tal para conseguir a los clientes, son intermediarios y pactar un trabajo con ellos implica dos
cosas: los músicos se someten a las condiciones económicas que les plantea ese intermediario
y los clientes no siempre reciben lo pactado puesto que generalmente de este tipo de
compromisos surgen los “trasteos”. Con frecuencia los clientes piden un ensayo al grupo que
van a contratar y esto es efectivo cuando se hace con un grupo establecido pero puede ocurrir
que los que ensayan sean los que van a trabajar el día del evento, ¿por qué se presenta esta
situación? Porque un músico se va con otro grupo tras una mejor propuesta y entonces se debe
compensar con otras personas su salida, lo cual influye también en la calidad de la serenata.

Salvo aquellos grupos que están organizados, bien sea porque hace mucho tiempo trabajan
como equipo o esta conformado por varios miembros de una sola familia, la integración
generacional es poca. Jóvenes y antiguos tienen sus propias razones para no contar el uno con
el otro: los primeros son vistos como inexpertos que acuden a la teatralización y los obsequios
para paliar sus insuficiencias artísticas, mientras que los más antiguos son vistos como
anquilosados, incapaces de adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad, con poca energía
para trabajar y portadores de viejas mañas (tomadores, indisciplinados, descuidados) que no
han podido superar con el paso del tiempo. La apatía generacional impide que la experiencia
musical y el profuso repertorio de los más experimentados, se conjugue con la energía, las
ideas innovadoras y el dominio de las nuevas tecnologías de la nueva generación para
potenciar el trabajo y el prestigio de La Playa.

Hay personas que viven solo del trabajo en La Playa, hay otras que optimizan sus ingresos
económicos alternado la música con otros oficios y por último, están quienes vienen
esporádicamente cuando una necesidad los acecha. Pero allí no solo van a trabajar, también
se asiste a combatir la soledad, el abandono familiar. Hay músicos, principalmente de edad
avanzada, que viven solos porque han sido abandonadas por sus familiares o viven en otras
regiones lejanas, y encuentran en La Playa una nueva familia a pesar de las escasas
posibilidades económicas que le pueda representar.

De La Playa no solo viven los músicos, toda suerte de negocios han detonado alrededor de las
serenatas. Restaurantes, salones de juego, floristerías, cafeterías, vendedores ambulantes,

79  
transportadores, misceláneas, cabinas de teléfono, parqueaderos y arrendadores de camerinos
también depende de la presencia de los artistas, por lo tanto, los problemas que los afecta
también redundan en quienes se derivan de este oficio. Proyectos de mejoramiento que surjan
de iniciativas públicas o privadas deben tener en cuenta a esta población heterogénea,
incluidos los habitantes vecinos, para que se involucren, propongan y participen en el
mejoramiento integral de La Playa.

El amplio espectro de posibilidades que ven los músicos para su labor parece insuficiente para
la cantidad de trabajadores de este sector de Chapinero. Valdría la pena hacer un nuevo
estudio que pueda determinar si esto se da gracias a: la contratación de una serenata se ha
convertido en un lujo, por lo tanto puede ser vista como un termómetro que mide las difíciles
condiciones económicas de la sociedad actual; el gusto de la gente está cambiando y esta es
una práctica que está quedando en el pasado; en la ciudad están surgiendo otros lugares donde
se aglutinan los músicos y le está restando importancia a La Playa; los centros nocturnos
donde la música en vivo hace presencia son pocos y si los hay, son otros géneros los
acostumbrados; el músico de La Playa no goza de buen prestigio y si es así, ¿cuáles son las
razones?; o, las instituciones distritales o locales hacen poco por dar participación en la
agenda social y cultural de la ciudad a estos músicos, por lo tanto no incentivan su trabajo etc.,
y todas aquellas hipótesis que quieran responder a la situación de los músicos de La playa.

5. GLOSARIO DE TÉRMINOS:

Enzorramiento: se presenta cuando un músico está arreglando un serenata con el posible


cliente pero llegan otros compañeros a tratar de arrebatarle el cliente.

Factores: se refiere a los hechos, situaciones, personajes, lugares y todo aquello que haya
participado en el origen y evolución de La Playa.

Funeratas: serenata realizada en un funeral, como homenaje a la memoria de un ser querido.

80  
Investigar: es el acto de pararse o circular por los andenes a conseguir clientes para las
serenatas.

Iva: se denomina así a la comisión que pagan los músicos a un compañero que ha conseguido
una serenata en la que él no participa.

Pirateo: es la modalidad de trabajo predominante en La Playa y consiste en que los músicos


asisten con sus instrumentos a esperar para que otros compañeros los lleve a dar serenatas.

Rutina: hábitos propios de una jornada laboral, desde que sale de su casa hacia La Playa
hasta el regreso.

Serenata: música en la calle o al aire libre y durante la noche, para celebrar a alguien.
Composición poética o musical destinada para este objeto.

Serenatero (a): es todo aquel que hace una visita en horas de la noche, personal o por encargo
de terceros, para homenajear a una persona o colectivo, con notas musicales que transmiten
sentimientos de alegría, celebración y regocijo generalmente.

Trasteo: es un grupo de músicos conformado a último momento, generalmente para trabajos


de bajo presupuesto, con integrantes que adolecen de uniformidad en sus atuendos.

81  
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mayo de 2014.

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Playa, 7 de octubre de 2013.

______________, “Entrevista a CHACÓN”, realizada por Rubén Pinzón, apartamento en La


Playa, 10 de octubre de 2013.

______________, “Entrevista a CHACÓN”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 12 de


septiembre de 2014.

______________, “Entrevista a CHACÓN”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 4 de


octubre de 2014.

84  
GAMARRA, Andrés, “Entrevista a GAMARRA”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 26
de septiembre de 2014.

GAITÁN, Alfonso, “Entrevista a GAITÁN”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 24 de


mayo de 2014.

GIL, Johe, “Entrevista a GIL”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 20 de septiembre de
2014.

_______________, “Entrevista a GIL”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 17 de octubre


de 2014.

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2014.

LÓPEZ, María, “Entrevista a LÓPEZ”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 16 de julio de
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2014.

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MONSALVE, Martha, “Entrevista a MONSALVE”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa,


8 de noviembre de 2014.

RAMOS, Rusbel, “Entrevista a RAMOS”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 5 de abril
de 2014.

SOLARTE, Jorge, “Entrevista a SOLARTE”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 5 de


abril de 2014.

VIANCHÁ, Flor, “Entrevista a VIANCHÁ”, realizada por Rubén Pinzón, Hotel


Torremolinos en La Playa, 7 de noviembre de 2014.

ZÚÑIGA, Alberto, “Entrevista a ZÚÑIGA”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 26 de


septiembre de 2014.

_______________, “Entrevista a ZÚÑIGA”, realizada por Rubén Pinzón, La Playa, 24 de


octubre de 2014.

ANEXO 01
FORMATO DE ENCUESTA

85  
86  
 

87  
 

88  

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