Sigatoka Negra
Sigatoka Negra
Sigatoka Negra
Gonzalo Betancourt
INTRODUCCION
Los cultivos de banano y plátano constituyen para el Ecuador fuentes generadores de divisas, trabajo y
alimento. En enero-febrero de 1996 las exportaciones de banano fueron de 604.733 Tm, con un
ingreso de 1.147 millones de dólares. En el caso del plátano, si bien se exporta una menor cantidad,
está entre los principales alimentos básicos para los ecuatorianos. Se cultiva en unas 100 mil hectáreas,
distribuidas principalmente en el litoral, entre cultivos a pequeña y mediana escala.
La producción comercial de estos cultivos involucro varios aspectos a vencer, entre ellos los
relacionados al combate de enfermedades, y entre estas la conocida como “SIGATOKA NEGRA”,
cuya etiología la constituye un hongo denominado Mycosphaerella fijiensis var diffomis Muider y
Stover,Moneret (Paracercospora fijiensís (Morelet) Deithong).
Dicha enfermedad cuando presente, constituye uno de los principales problemas fitopatológicos de la
producción de plátanos y bananos ya que por la seriedad de su incidencia ocasiona, bajos o ningún
rendimiento y altos costos por las características de su combate.
La sigatoka negra se detectó por primera vez en Centroamérica, en Honduras 1972, aunque al parecer
se encontraba ya en el área algunos años antes, desde ese momento se le citó como causada por M.
fijiensis var difformis Mulder y Stover, lo cual lo hacia diferenciar de la “Raya negra' ya conocida en
Africa, Asia e Islas del Pacífico.
En Suramérica, entra hacia Colombia en 1981 y se observa posteriormente en 1987 en Ecuador y más
recientemente en Venezuela en 1991. Hacia el Area del Caribe se reporta en Cuba igualmente en
1991.
ETIOLOGIA
El hongo en su fase sexual forma una estructura denominada pseudotecio (peritecio) globoso, color
marrón a pardo oscuro y entre 47 y 85 micras de diámetro, presentando en su parte posterior un poro
denominado óstriolo, internamente se encuentran las ascas (especie de sacos) numerosas y bitunicadas
con 8 ascosporadas hialinas, uniseptadas, bicelulares, fusiformes (alargadas) y ligeramente constreñidas
a nivel de las septas y de dimensiones 12.5 a 16.5 micras de largo por 2.5 a 3.8 de ancho.
En su fase asexual, el hongo no siempre forma una agrupación de células irregulares denominada
estroma, el cual es de color marrón a pardo oliva. A partir de este se forman de 2 a 8 conidioforos en
fascículos, cilíndricos, rectos o geniculado en sus extremos, con 4-5 septas y hasta con 3-4 cicatrices
en algunos de ellos, de 25 micras de largo por 3-4 de ancho. A partir de estos se originan conidios
subhialinos o clavados (mazo invertido), cilíndricos, septados, de 20 a 132 micras de largo por 1.5 a
2.0 de ancho.
Cuando los conidios están maduros se desprenden de los conidioforos quedando una cicatriz
moderadamente visible en la célula conidiógena y otra en la base del conidio.
NOTA: Esto último es importante como característica a tomar en cuenta cuando se diagnostica la
enfermedad, además de los síntomas claros de la misma. Los conidios del hongo causante de la
“Sigatoka Amarilla” (Pseudocercospora musae Zimm) Deighton Cercospora musae Zimm no
muestran esa conspicua cicatriz en su base al desprenderse de los conidioforos.
SINTOMATOLOGIA
Los primeros síntomas aparecen en las hojas más viejas o dependiendo de la severidad de la infección
pudiera ser a partir de la segunda y tercera hoja. A fin de facilitar la observación de estos síntomas,
sobretodo cuando se hacen evaluaciones de incidencia con el objetivo de proceder a un control
químico, se han establecido seis estadios para el avance de los síntomas:
Estado 2: La decoloración se convierte en una estría de 2-3 mm de largo, pudiendo esta ser
observada tanto en el envés como en el haz de la hoja. A esta fase se le denomina comúnmente
“pizca”.
2
Estado 3: La estría aumenta sus dimensiones haciéndose más larga y más ancha. Es a partir de esta
fase cuando aparecen los conidióforos los cuales dan lugar a la producción de conidios.
Estado 4: Este se presenta como una mancha oval que toma una coloración marrón o pardo oscuro en
el envés y negra en el haz de la hoja.
Estado 5: Se caracteriza por ser una mancha totalmente negra con tendencia elíptica y rodeada por un
halo amarillo cuyo centro empieza a deprimirse.
Estado 6: Si el desarrollo de la enfermedad llega a alcanzar esta fase, el centro de la mancha se seca y
llega a ser blanco-grisaceo, en el que pueden apreciarse claramente la presencia de peritecios.
Cuando los primeros síntomas son visibles y evolucionan hacia pizca, éstos se ubican paralelas a la
nervadura central estando más concentrados hacia un lado de la hoja y hacía el ápice de esta.
Las infecciones son más importantes en el envés de la hoja debido principalmente a que los estomas
son más numerosos en esta parte, y cuando se desenvuelven las hojas, el envés es la parte que expone
primeramente a los propágulos (inóculo) del hongo.
A partir del estado 4, las manchas pueden coaleser y originar extensas áreas necróticas rodeadas de
áreas cloróticas y en infecciones severas, la enfermedad puede alcanzar la muerte de una hoja en 3-4
semanas, dependiendo de las condiciones climáticas y de la susceptibilidad del hospedante,
observándose en etapa ulterior plantas con muy pocas hojas fotosintéticamente activas y muchas
colgando del pseudotallo, ya secas.
PATOGENESIS
Las esporas depositadas en las hojas germinan, si las condiciones de humedad son buenas, emitiendo
un tubo germinativo que penetra por los estomas, para luego ramificarse y colonizar varias células
vecinas produciendo primero el síntoma característico de “pizca”, y posteriormente las manchas y la
necrosis generalizada.
En las plantas, algunos compuestos fenólicos se encuentran constitutivamente y otros son respuestas al
ataque de patógenos, a su vez la composición química y concentración de ellos varía. En el caso de
banano y plátano, no son la excepción.
Los síntomas de sigatoka en las hojas incluyen lesiones necróticas, algunas pudieran tener un incipiente
halo amarillo, sin embargo al coaleser, muchas manchas maduras originan extensas áreas de coloración
amarillenta, lo que sugiere que el hongo produce toxinas que intervienen en la patogénesis de la
enfermedad. Esto ha sido comprobado mediante trabajos “in vitro” en diferentes cultivares de bananos,
uno de estos componentes tóxicos es el fijiensis, el cual altera el metabolismo de las metioninas
produciéndose etileno que influye en la maduración irregular de frutos cuando hay o racimos raquíticos
por ausencia de hojas fotosintéticamente activa como para mantener el llenado y maduración de los
3
racimos. La variabilidad en la respuesta a la toxina del patógeno, junto a las condiciones ambientales,
determinará la expresión sintomatológica y severidad de la enfermedad.
EPIFITIOLOGIA
Bajo nuestras condiciones climáticas, donde se ubican tantas plantaciones de bananos y/o plátanos, las
esporas sexuales o ascosporas como las asexuales o conidios se producen durante el ciclo de la
enfermedad, y la presencia de conidios o ascósporas va a depender de las condiciones ambientales,
especialmente período lluvioso-seco, temperatura y humedad relativa y viento.
Liberación: los conidios cuando estan maduros son liberados con la ayuda del salpique del agua. En el
caso de las ascosporas, el asca permanece en el peritecio una vez fertilizado, cuando este se humedece
y las ascósporas estan maduras son expulsadas y diseminadas por el viento. En consecuencia la
liberación esta influenciada por el agua libre, en forma particular por la lluvias, el rocío y la irrigación por
aspersión.
Transporte: los conidios son tranportados principalmente por el agua, tratándose de un traslado
vertical, responsable de las infecciones de las plantas vecinas o de hijos y también de las reinfecciones.
Las ascósporas son transportadas por las corrientes de aire, tratándose de un movimiento lateral y
ascendente y que eventualmente podría ser responsable de la diseminación a largas distancias. Otro
factor de diseminación lo constituye el hombre al transportar material de propagación infestado, equipos
y restos de cosecha (hojas enfermas) usadas como embalajes para proteger frutos agrícolas en tránsitos
hacia los mercados.
La sigatoka negra resulta favorecida por las precipitaciones y la alta humedad ambiental. Por
consiguiente, la mayor incidencia ocurre durante el período lluvioso. Bajo óptimas condiciones de altas
temperaturas, fuertes lluvias y alta infección las ascósporas se desarrollan y maduran en dos semanas.
En el campo las hojas necróticas constituyen un foco de dispersión de la enfermedad en las plantaciones
de la zona, notandose descarga de ascosporas hasta por 20-30 días.
Las temperaturas favorables para el desarrollo de la sigatoka negra fluctúa entre los 22 y 28 °C con una
óptima alrededor de los 26 °C. Normalmente, las temperaturas mínimas parecen ser más limitantes
sobre el hongo, mientras que las máximas son rara vez limitantes.
4
Otros factores correlacionados con el desarrollo de la enfermedad son la evaporación y la duración de
la humedad foliar.
Es necesario tener una idea clara y precisa del estado sanitario de la finca, para prevenir daños severos
al cultivo y su producción. Por esta razón se deben hacer evaluaciones periódicas (semanales o
quincenales) sobre la incidencia y severidad de la sigatoka negra en cada finca.
A continuación se presentan dos sistemas que son los más ampliamente usados: la metodología de
Stover modificada para la evaluación de incidencia y severidad; y el sistema de preaviso biológico,
estado de desarrollo de la enfermedad, para la determinación del momento para aplicar fungicidas.
La Figura 1. muestra los seis grados que incluye la escala de Stover modificada por Gauhl. El sistema
consiste en una estimación visual del área foliar afectada en todas las hojas de plantas próximas a
floración, sin necesidad de bajar la hoja.
Para esta evaluación se toman en cuenta todas las hojas presentes excepto la hoja candela y las hojas
agobiadas. La hoja más cercana a la hoja candela se considera la hoja N° 1. El conteo se facilita
considerando la distribución en espiral (pares e impares) de derecha a izquierda a partir de las hojas 1 y
2 (Figura 2), contando hacia abajo. Para determinar el área foliar afectada debe estimarse visualmente
el área total cubierta por todos los síntomas de la enfermedad en cada hoja y calcular el porcentaje de
la hoja cubierto por los síntomas. Para esto es necesario contar con un patrón o modelo que divide la
hoja en proporciones porcentuales, como se mostró en la Figura 1.
5
Grado 1 Grado 2 Grado 3
(Hasta 10 manchas) (<5%) (6-15%)
1
2
4 3
5
6
Se presenta a continuación un ejemplo de la hoja de evaluación, (Cuadro l), así como de los cálculos a
realizar para la obtención de las variables generadas por este método.
Cuadro 1. Ejemplo del cálculo del número de hojas por plantas (HIP).
Para la obtención del número de hojas por planta (promedio) se contabiliza el total de hojas y se divide
por el número de plantas evaluadas (Cuadro l). El número de hojas por plantas se extrae de la última
hoja que está indicada (coloreada) en la fórmula de evaluación.
La HMJE da una indicación del progreso de la enfermedad. En otras palabras, cuanto más joven es la
hoja con síntomas, mayor es la incidencia de la enfermedad, y se podría decir que también la severidad.
Finalmente, para la obtención del porcentaje de hojas infectadas por grado, se cuentan el número de
hojas en cada grado, se divide entre el número total de hojas y se multiplica por 100 (Cuadro 3).
El porcentaje total de hojas infectadas se obtiene de sumar el valor de todos los grados del primero al
sexto.
7
Cuadro 3. Cálculo del porcentaje de hojas infectadas (% H.I.).
No obstante, este porcentaje subestima la severidad de la enfermedad y es por ello que el uso de un
promedio ponderado de infección (PPI) ha sido sugerido para obtener un valor más preciso. Su
cálculo se obtiene de multiplicar el porcentaje de hojas de cada grado por el correspondiente valor del
grado en la escala de Stover modificada. Cada resultado se suma y el total se divide entre 100.
8
Sistema de Preaviso Biológico
Este método fue originalmente desarrollado por Ganry y Meyer (1 972) para Sigatoka amarilla en las
Antillas Francesas. El sistema se basa en dos componentes, uno climático que es dado por la
evaporación Piché y otro biológico dado por el estado de evolución o la velocidad de desarrollo de la
enfermedad. Este último es el que se usa en Costa Rica, considerando varias modificaciones que se le
han hecho al método original.
El componente biológico del método (preaviso biológico), tal como se usa en Costa Rica, consiste en la
detección temprana de los síntomas de tres de las hojas más jóvenes de la planta. De esta forma,
utilizando fungicidas de acción sistémica y curativa que tienen un buen efecto sobre los estadíos
tempranos de la enfermedad, se logra detener su desarrollo posterior. Por este motivo, se requiere de
una gran precisión en el reconocimiento de la sintomatología de la enfermedad, así como de
evaluaciones continuas en forma general. La evaluación se realiza sobre 10 plantas jóvenes por parcela
o sitio de muestreo.
No existe un número determinado de parcelas o sitios de muestreo por área; eso dependerá de las
características (homogeneidad) de cada finca. Sin embargo, a pesar de la homogeneidad no es
recomendable tomar la decisión con base en sólo 10 plantas. Como mínimo se sugiere una parcela por
cada 50 hectáreas en fincas muy homogéneas.
El sistema originalmente ha sido concebido para trabajar con plantas jóvenes (plantillos). La planta
seleccionada debe tener un crecimiento normal, y estar en un sitio adecuado, que permita considerarla
como representativa del comportamiento de la finca. Se requiere que dicha planta inicie con cinco o
seis hojas verdaderas.
Las primeras observaciones deben considerar la emisión foliar. Para ello se marcan de abajo hacia
arriba, el número de hojas emitidas (Figura 3), además de determinar el estado de la hoja candela.
Para esta última observación se consideran los estados de desarrollo descritos por Brun (1963), Figura
4. El dato obtenido se escribe de la forma “Hojas. Candela”.
Una vez realizada esta anotación, debe evaluarse el nivel de infección sobre las hojas II, III y IV (Figura
5), considerando los estados de desarrollo de la Sigatoka negra descritos en el Cuadro 4.
9
Figura 3. Conteo de hojas para la obtención de la emisión foliar
0 2 4 6 8
Figura 4. Estados de candela de acuerdo a la
la escala
escala de
de Brun (1963)
10
El conteo de esas hojas se realiza de manera inversa (de arriba hacia abajo) sin considerar la hoja
candela.
La densidad de ataque también debe anotarse, tomando como referencia una cantidad de 50 lesiones
del síntoma más desarrollado. Se señala con los signos más (+) y menos (-), dependiendo si supera o
no ese valor. Las evaluaciones deben realizarse a intervalos fijos de siete días hasta donde sea posible,
sobre las mismas plantas.
A continuación se presenta una evaluación de preaviso, así como los cálculos necesarios para la
obtención de las variables Suma Bruta y Estado de evolución. Estas dos variables representan los
descriptores cuyo movimiento o variación indicará el momento de aplicar.
Estado de la Enfermedad
11
El primer paso es el cálculo del ritmo de emisión foliar (REF), el cual se obtiene de la sustracción entre
la emisión foliar actual (EFA) y la emisión foliar pasada (EFP), (Cuadro 6).
El factor de corrección de candelas se determina del producto del estado de candela por el número de
hojas enfermas (máximo 3).
EJEMPLO:
EFA II III IV
Planta 1 14,8 1- 1+
Estado de la Enfermedad
El ritmo de emisión actual se obtiene de dividir la suma de REF entre el número de días entre
evaluaciones (N). Esta variable se interpreta como el número de hojas emitidas por planta cada diez
días.
EJEMPLO:
REFA = ΣREF = 10 = 1,43
N 7
12
Para determinar la Suma Bruta (SB) y el Estado de Evolución (EE) se requiere de un cálculo a partir
del nivel de la enfermedad, el cual se detalla en el Cuadro 7.
Una operación previa a la extracción del Estado de Evolución es la obtención del ritmo de emisión foliar
ponderado (REFx). Este es un valor que se obtiene del promedio del ritmo de emisión foliar actual
(REFa) y el ritmo de emisión foliar ponderado pasado (REFp).
EJEMPLO:
El primer ordenamiento de los datos consiste en resumir por hoja el número de plantas que muestran
determinado síntoma (hojas dañadas). Posteriormente se multiplican los síntomas presentes por los
coeficientes arbitrarios de severidad del Cuadro 8 (Por coeficiente).
II III IV
1+ 60 40 20
1+ 80 60 40
2- 100 80 60
2+ 120 100 80
3- 120 100
3+ 120
13
EJEMPLO: Planta Hoja III Hoja III
1 1- 9 plantas con 1 -
2 1- 1 planta con 2-
3 1-
4 1- 9 x 40 = 360
5 1- 1 x 80 = 80
6 1-
7 1-
8 2-
9 1-
10 1-
La suma obtenida de los valores generados con los coeficientes arbitrarios para las tres hojas
evaluadas, es lo que se conoce como Suma Bruta (SB).
EJEMPLO:
II III IV
1+ 180 360
1+ 120
2- 80 420
Suma 180 440 540
SB 180 + 440 + 540 = 1160
Para la obtención del Estado de Evolución (EE), se debe sustraer el coeficiente de evolución (CE) a la
Suma Bruta (SB), lo que genera la Suma de Evolución (SEV), la cual multiplicada por el ritmo de
emisión foliar ponderado (REFx) nos da finalmente, el Estado de Evolución (EE).
EJEMPLO:
SEV = SB - CE
SEV = 1160 - 252
SEV = 916
EE = SEV x REF
EE = 916 x 1,48
EE = 1356
Una vez obtenidas las variables Suma Bruta y Estado de Evolución se grafican (Figura 6), y con la
tendencia de la curva, se determina cuando debe realizarse la aplicación.
14
semana
Suma bruta
bruta Estado de evolución
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METODOLOGIA PARA EVALUAR EL DAÑO DE SIGATOKA EN EL CAMPO1
CONCEPTOS DE IMPORTANCIA
La numeración se realiza de arriba hacia abajo, como se señala en la Figura 9 (a, b). En el caso de
plantas aun sin florecer, se considera hoja número uno, la última hoja emitida que esté al menos, 2/3
desplegada. Las hojas subsecuentes serán numeradas en edad creciente (Figura 9 b). El número total
de hojas de una planta (Y), constituye un factor determinante en el desarrollo del racimo (conformación
y peso).
Por lo general, en plantas recién florecidas (recién paridas) el número de hojas presentes oscila entre 12
y 14. A medida que el racimo se desarrolla algunas hojas se hacen caducas. Por ejemplo, siete
semanas después de la floración el número de hojas puede variar de 8 a 10. Para el momento de la
cosecha (14 a 16 semanas después de floración) el número de hojas oscila entre 7 y 8.
De acuerdo a Stover, en explotaciones comerciales de plátano, las hojas que tienen más de un tercio
del área foliar dañada, son removidas para reducir el inóculo de la enfermedad, así como también para
evitar daño a la fruta por roce. En todo caso, se trata de mantener de 8 a 10 hojas durante la fase de
desarrollo de la inflorescencia y 5 a 6 hojas para el momento de cosecha.
Hoja manchada
Se considera hoja manchada aquella que al menos presenta 10 manchas producidas por sigatoka, aún
cuando dichas manchas sean pequeñas (“estrías” visibles, sin necesidad de bajar la hoja). Hoja más
joven manchada. (HJM o YLS). Figura 10. Un buen indicador del nivel de la enfermedad y de las
fluctuaciones de su intensidad lo constituye la hoja más joven manchada. Se puede definir como el
lugar (número) que ocupa la hoja más joven manchada mediante una observación de arriba hacia abajo.
Para la aplicación del método, se utiliza el valor promedio de HJM calculado en cada muestreo.
La constituye el pseudotallo en el cual se produjo la emisión de la bellota floral y no han abierto más de
dos brácteas. Es decir, que no tenga más de dos “manos florales” visibles.
Unidad de explotación
1
Tomado de Haddad et al. 1989.
16
Umbral crítico
Número Mínimo indispensable de hojas adultas sanas, que debe tener una planta para producir un buen
racimo.
Corresponde a una recta paralela al eje de las absisas, que representa al Umbral Crítico en forma
gráfica (Figura 7 y 8).
17
18
19
Numeración de hojas en la Planta
Fig. 9 Bandera
Bandera
Bellota floral
Nota: Las hojas más jóvenes están en la parte superior y las más viejas en la inferior
20
Determinación de la Hoja más Joven Manchada con Sigatoka
En cada planta de la muestra se determina el número de hoja más joven
machada con Sigatoka : HJM ó YLS
Fig. 10.
21
METODOLOGIA PARA EVALUAR LA INFECCION DE SIGATOKA Y DETERMINAR
LA SITUACION DE LA EXPLOTACION.
Selección
Dentro de la finca se selecciona un lote para muestreo. Este debe estar preferiblemente dentro del área
más afectada con la enfermedad. Las inspecciones deben realizarse siempre dentro de esta parcela de
observación.
Cantidad
En atención al tamaño y características propias de la finca, se puede establecer más de un lote de
muestreo, es decir, uno para cada sector particular de la explotación, si el caso lo amerita (Figura 11).
Frecuencia de muestreo
Depende de la precisión deseada para las estimaciones, el grado de detalle, aspectos operativos y
presupuestarios. Sin embargo, un muestro quincenal es aconsejable.
REGISTRO DE DATOS
En cada muestreo y para cada una de las plantas que componen la muestra se determina.
Para el registro de la información en el campo se usa una planilla como la que aparece en la Figura 12.
22
PROCESAMIENTO DE DATOS
Terminado cada muestreo se calcula el valor promedio del N° de la hoja más joven manchada, tanto
para las plantas recién paridas (tipo A), como para las plantas con siete semanas después de paridas
(tipo B).
Xa: Promedio del N° (posición) de la hoja más joven manchada, en plantas recién paridas.
Xb: Promedio del N° (posición) de la hoja más joven manchada, en plantas con siete semanas de
paridas.
Yb: Promedio de hojas, en plantas con siete semanas de paridas. Además de los subíndices
utilizados (letras), se incluye un número correlativo que indica la semana en que se hizo el
muestreo.
Ejemplo Xa,4: Promedio del N° de la hoja más joven manchada, en plantas recién paridas, calculado
con base en el muestreo realizado en la 4ta. semana.
Yb,2: Promedio de hojas, en, plantas con siete semanas de paridas, calculado con base al muestreo
realizado en la 2da. semana.
4. Graficación
a. El gráfico se construye de la forma siguiente: sobre el eje de las ordenadas (vertical) se coloca el
número posicional correspondiente a cada hoja de la planta. En el de las abcisas(horizontal) se
sitúan las semanas transcurridas. Las curvas se construyen con los promedios obtenidos en cada
muestreo (Figuras 13 y 14).
23
Finca y Lotes para Muestreo
Fig. 11.
Lotes para
para el muestreo
muestreo (1000
(1000 aa 2000
2000 Cepas)
Cepas)
24
Fig. 12
25
También incluye la Línea Crítica (LC) o Umbral Crítico. Es una recta paralela al eje de las abcisas, que
señala el “número mínimo indispensable” de hojas adultas sanas, que debe tener una planta para
producir un buen racimo.
Cuando la planta emite la bellota floral, no existe oportunidad de emerger una nueva hoja, para este
momento la LC está situada entre la octava y la novena hoja. Es decir, hay alta probabilidad de
garantizar, al menos 8 hojas adultas sin daño por sigatoka, para que se desarrolle un buen racimo, si
para el momento de la floración, la enfermedad se manifestara en hojas cuya posición estuviera por
encima de la LC, la probabilidad de cosechar un buen racimo se reduciría considerablemente.
A medida que transcurre el tiempo después de la emisión floral, la LC 'sube' de posición. Esto se debe
a que la infección (manchas) se hace evidente en las hojas superiores. Por ejemplo, para la 7a. semana
después de la floración, la LC se sitúa en la posición 6. En esta caso, habrán 6 “hojas sanas”, (sin
manchas) faltando alrededor de 7-8 semanas para la cosecha.
De mantenerse este número de “hojas sanas” hasta el final, se podría obtener un buen racimo. Si por el
contrario, se produjera un deterioro de hojas por encima de la sexta, no existiría un suficiente número
de las mismas para desarrollar un racimo con características satisfactorias.
c. Análisis e interpretación de los gráficos: Las Figuras 7 y 8 corresponden a ejemplos para plantas
“recién paridas” y “siete semanas de paridas”, respectivamente, en donde se trata de ilustrar en forma
gráfica y sencilla, las diferentes situaciones que pueden presentarse en una plantación de banano, al
relacionar la curva correspondiente a los valores promedio de HJM con la del número (promedio) de
hojas/plantas.
26
Fig. 13. Construcción del Gráfico (Ejemplo para plantas recién paridas)
Hojas No.
1
2
3
4
5
6
Xa,6=7
Xa,6=7 (7 es el promedio
promedio del
del No.
No. de
de la
la
7 hoja más joven manchada, para
plantas recién paridas
paridas en
en la 6ta
6ta
8 semana)
semana)
9
10
11 (12 es el promedio del No. de las
,6=12 hojas / plantas, para plantas recién
Xa ,6=12
Xa recién
12 paridas en la 6ta semana)
semana)
13
14
1 2 3 4 5 6 7 8 9 52
Semanas
Dibujo esquemático Nota: Para cada semana de observación se grafícan los puntos
puntos correspondientes.
correspondientes.
de la planta Un gráfico similar se hace para las plantas con 7 semanas de paridas
paridas
27
Presentación del Gráfico (Ejemplo para las plantas
plantas recién
recién paridas)
paridas)
No. de hojas
hojas
Fig . 14
Curva correspondiente al comportamiento
promedio de las plantas en atención al H.J.M.
Línea
Línea crítica
crítica
Curva correspondiente al
comportamiento promedio
de las plantas en atención
al No. de hojas / planta
semanas
28
Para el análisis e interpretación de los gráficos deben tomarse en cuenta los factores siguientes:
La incidencia del daño (infección) sobre la productividad y la calidad de la fruta dependerá, en gran
parte, del estado de desarrollo del racimo y de la eficiencia del régimen de aspersiones. Por ejemplo:
Un alto índice de daño en la fase inicial de la floración, determina una situación grave; sin embargo, para
cuando los racimos están próximos a cosechar, el problema no es alarmante.
Una plantación de musáceas (banano, plátano), corresponde a una población heterogéneo donde
existen racimos en diferentes estados de desarrollo (desde emisión floral hasta racimos en cosecha).
Esta característica poblacional, justifica la metodología de evaluar plantas “recién paridas” y plantas con
racimos desarrollados a medio término (con siete semanas de paridas), con el objeto de determinar el
grado de infección de Sigatoka y su repercusión en el rendimiento y calidad del producto.
A. Figura 7 (Gráfico correspondiente a “plantas recién paridas”). Para los casos 1 y 2, la situación es
grave, ya que la afección (manchas) ha llegado a evidenciarse en las hojas 3 y 4. Es decir, por encima
del umbral Crítico (Línea Crítica = 8,5).
En cuanto al caso dos particularmente, se observa que la pérdida de hojas producida por la
enfermedad (deshoje) no es notoria, no obstante, la situación es tan grave como el caso 1, debido a la
manifiesta presencia de síntomas en las hojas (más del 70% de las hojas dañadas).
Estas medidas favorecerán a los próximos ciclos de producción. La fruta no es exportable, pudiendo
presentar maduración precoz y desuniforme. En relación con el caso 3, se observa que el valor
promedio de HJM, está por encima, pero cerca da la LC. El promedio del número de hojas/plantas es
de 9,5 aproximadamente. Debe realizarse una “constante y exhaustiva revisión del follaje y de la fruta”.
29
Se recomienda:
Aplicando estas prácticas pueden lograrse frutas de calidad que cumplan con los requisitos de
exportación.
El caso 4, muestra una situación moderada en donde la fruta puede ser exportable. El valor promedio
de HJM está por debajo de la línea crítica, pero muy cerca de este umbral (Xa : g). El promedio del
número de hojas/planta, varía entre 9 y 1 0.
Los casos 5 y 6, se consideran como “leves”, ya que el valor promedio de HJM está en el entorno de
10 (Xa : 10) y el correspondiente a número de hojas/planta oscila entre 1 1 y 12.
El caso 7, representa la situación óptima (plantas sanas). Los valores promedio de HJM y número de
hojas/planta, está al rededor de 12.
B. Figura 8 (Gráfico correspondiente a plantas con 7 semanas de paridas). Del análisis e interpretación
de este gráfico se desprende lo siguiente:
Los casos 1,2 y 3 se consideran situaciones graves, ya que en todos existen daños visibles por encima
de la 4ta. hoja. La intensidad de la enfermedad es alta. También es alto el deshoje producido por la
misma (excepto en el caso 3).
Se recomienda:
Tal como se dijo en la oportunidad del gráfico 7, estas medidas favorecerán los siguientes ciclos de
producción. La fruta no es exportable y puede presentar maduración precoz y desuniforme.
Se recomienda:
30
Mediante la aplicación de estas prácticas pueden lograrse frutas de calidad (exportables).
El caso 5, representa una situación moderada: el promedio de HJM está por debajo de la LC (cerca de
la hoja 7) y el número de hojas/planta es aceptable. La fruta puede exportarse.
Los casos 6 y 7, corresponden a situaciones obviamente leves. El caso 8, representa el estado óptimo
de la explotación (plantas sanas).
TOMA DE DECISIONES
Por otra parte, debe señalarse con especial énfasis que el resultado de cada muestreo mide el grado de
eficiencia del control y permite hacer, mediante una oportuna y adecuada TOMA DE DECISIONES,
los ajustes necesarios.
COMBATE
El combate de la enfermedad involucro diferentes aspectos de la producción del cultivo por lo que solo
con la implementación de un manejo integrado puede tenerse éxito en la lucha fitosanitaria del cultivo.
El control químico de la sigatoka negra ha sido la estrategia por excelencia aplicada a los cultivos
destinados a la exportación y alta comercialización interna, pero en las zonas de producción rural esta
práctica no puede ser implementada cabalmente por su elevado costo para el pequeño productor.
Información procedente de Centro y Sur América indican un gasto de unos 600 - 800 dólares/ha al año
en 1991, lo que regionalmente serían unos 100 millones de dólares anualmente.
Todo lo anterior nos sugiere que deberíamos buscar otras medidas de control, particularmente el
control genético, el cual representaría una alternativa en el combate integrado de la enfermedad.
A pesar de los grandes esfuerzos que realizan muchos investigadores, no se cuenta en la actualidad con
una variedad de banano o plátano tolerante o resistente para ser usada a nivel comercial. Es posible
que en un futuro cercano esta posibilidad pueda convertirse en realidad. Todos los clones comestibles
AAA son altamente susceptibles mientras que los tipo AAB muestran alguna resistencia y los ABB
presentan alta resistencia.
Una de las líneas de investigación tendientes a lograr selecciones de materiales resistentes es mediante la
caracterización de inductores de resistencia a partir de preparados intercelulares de hojas inoculadas de
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cultivares resistentes y susceptibles, originados por el hongo en su fase de germinación. Tales
inductores luego serían probados en series de plantas jóvenes.
Como complemento de los fungicidas se emplean los aceites agrícolas Ej. Rocio spray, los cuales
poseen propiedades importantes para el combate del patógeno, entre ellas: mejor penetración,
distribución y permanencia del fungicida aplicado, así como su efecto fungistático. Otros productos
empleados son los emulsificantes, necesarios para realizar las mezclas de aceite-agua, cuando se aplica
un fungicida en emulsión.
Los fungicidas protectores son productos que no penetran en la hoja. Se requiere una distribución
uniforme sobre la hoja a manera de formar una capa protectora que evite que el hongo penetre. El
modo de acción de estos productos normalmente es multisitio, por lo que es baja la posibilidad de
originar resistencia por su uso continuado. Ejemplos de protecores son: el Mancozeb en 1000-1500
g.i.a./ha y el Clorotalonil 875-1625 g.i.a./ha.
Los fungicidas de acción sistémica local, son un grupo intermedio los cuales penetran en las hojas pero
no se translocan al resto de la planta. En este grupo el único fungicida usado en bananos es el
TRIDEMORPH, el cual pertenece al grupo químico de las morfolinas y el modo de acción se ubica
entre los inhibidores de biosíntesis del ergosterol actuando en dos etapas, por lo que la generación de
cepas resistentes a este fungicida es menos probable. Puede ser empleado en rotaciones con triazoles.
Una dosis sugerida es de 450 g.i.a/ha y puede ser aplicada en emulsión o aceite puro.
El grupo de fungicidas más importante utilizado en el control de la sigatoka negra es el de los sistémicos,
por sus características terapéuticas y el efecto prolongado que poseen, son muy específicos y por lo
general actúan en un solo paso en la fisiología del patógeno. Esto último es lo que crea la posibilidad de
generar resistencia. En la actualidad se cuenta con los benzimidazoles y los triazoles. Los
Benzimidazoles más utilizados son el Benomyl a una dosis de 140 g.i.a./ha. También se menciona el
Metiltiofanato y ocasionalmente el Tiabendazole. Estos actúan sobre la división celular a nivel de la
mitosis.
Entre los triazoles se menciona al Propiconazole y el Difeconazole, siendo el primero aprobado por la
Agencia de Protección del Ambiente de los Estados Unidos E.P.A. sugiriendo usar 100 g.i.a./ha.
Los últimos trabajos en las plantaciones de la zona sur del Lago de Maracaibo, permiten señalar al
propiconazole como un fungicida promisor en el combate de la enfermedad en un ciclo de 21 días y un
promedio de 6 aspersiones. Evaluada la infección por el método de Stover modificado por Gauhi no se
encontró diferencias entre dosis de 300 a 500 ml/ha en mezclas con Rocio Spray 8 l/ha y Surfactron al
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0,15 % en una suspensión de 100 l/ha. Cabe mencionar que cuando se aplicó Rocio Spray solo se
observó fitotoxicidad.
Por otra parte, en ensayos de sensibilidad, se observó una baja de sensibilidad, cambios morfológicos y
teratogenia en esporas germinadas especialmente con Benomyl, donde se notó incremento del tubo
germinativo luego de 120 horas en agar con fungicida a 625 ppm. En otros productos como
Propiconazole, Difeconazole y Tridemorph, la sensibilidad fue mayor luego de la aplicación continua
por 6 meses de los productos mencionados.
Probando otras alternativas en el control químico, se evaluó en la misma zona sur del Lago de
Maracaibo el producto Longlife (extracto de semillas de cítricos) observándose que mantuvo el nivel de
infección anterior a su aplicación, evaluándose según el sistema de preaviso biológico. Se sugiere dosis
de 150 ml/ha pudiendo ser usado como alternativa de rotación y en condiciones de niveles bajos de
infección y precipitación.
RESISTENCIA A FUNGICIDAS
Los fungicidas sistémicos que se utilizan en el combate de esta enfermedad son químicos muy
específicos que poseen un solo sitio de acción en el metabolismo del hongo, por lo cual el riesgo de
generar resistencia es mayor que con productos en sitios múltiples.
En vista que son muy poco los fungicidas sistémicos con los que se cuenta, el manejo racional de los
mismos es sumamente importante para dar una mayor vida útil al fungicida, manteniendo así una eficacia
apropiada contra el hongo.
Existen metodologías con las cuales se puede detectar en el laboratorio el nivel de resistencia del
patógeno a los diferentes fungicidas que se emplean en su combate.
Una de las principales, es la rotación de productos con modo de acción diferentes, además del
monitoreo periódico de la sensibilidad del patógeno.
Algunas de las sugerencias para evitar riesgos que generen resistencia son:
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2. Utilización de mezclas de sistémicos con protestantes, principalmente en el caso del Benomyl. Este
tipo de mezcla es comúnmente conocido como “coctel”.
3. Limitar el número de aplicaciones de un mismo fungicida sistémico de 6 a 8 por año.
4. No más de dos aplicaciones consecutivas de un mismo fungicida sistémico.
COMBATE FISICO
1. Drenaje: Una rápida evacuación del agua en exceso de las parcelas, además de mejorar el
crecimiento del cultivo reduce las condiciones de humedad adecuadas para el desarrollo del
patógeno.
2. Combate de malezas: Altas poblaciones de malezas además de competir con el cultivo, favorecen el
micro-clima que el patógeno requiere y a su vez se retarda la evaporación de las aguas en exceso
en el suelo.
3. Deshoje: Esta práctica puede considerarse como una poda de sanidad. Efectuada racional y
sistemáticamente posee una gran importancia ya que reduce la fuente de inóculo interna.
4. Otras prácticas que favorecen la estrategia de combate son la fertilización balanceada, manejo de la
densidad de población y el combate de nemátodos, las cuales también sirve para optimizar las
condiciones del cultivo.
BIBLIOGRAFIA
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