Articulación y Rescate de La Diversidad: Desarrollo A Escala Humana: Una Opción para El Futuro
Articulación y Rescate de La Diversidad: Desarrollo A Escala Humana: Una Opción para El Futuro
Articulación y Rescate de La Diversidad: Desarrollo A Escala Humana: Una Opción para El Futuro
En el plano regional el ejercicio debe ser realizado por un equipo cuidadosamente seleccionado
que no sólo represente los distintos ámbitos del quehacer regional, sino que, por su representati-
vidad, conjugue los intereses tanto públicos como privados. En la esfera nacional el equipo debe
asumir, inevitablemente, características transdisciplinarias, dada la complejidad que asumen las
problemáticas vistas desde el ámbito global.
De este modo un proceso iterativo que va desde lo local hasta lo nacional, pasando por lo
regional, exige elaborar metodologías apropiadas que permitan compatibilizar en una articulación
armónica las visiones, aspiraciones y propuestas sugeridas de los distintos espacios. En la tercera
parte de este documento se hacen algunas propuestas en ese sentido.
Un desarrollo orientado hacia la satisfacción de las necesidades humanas no puede, por defi-
nición, estructurarse desde arriba hacia abajo. No puede imponerse por ley ni por decreto. Sólo
puede emanar directamente de las acciones. Aspiraciones y conciencia creativa y crítica de los
propios actores sociales que, de ser tradicionalmente objetos de desarrollo, pasan a asumir su rol
protagónico de sujetos. El carácter contrahegemónico que tiene el Desarrollo a Escala Humana no
implica necesariamente agudizar el conflicto entre Estado y sociedad civil. Por el contrario, inten-
ta demostrar, a través del método propuesto, que el Estado puede asumir un rol estimulador de
procesos sinérgicos a partir de los espacios locales, pero con capacidad de abarcar todo el ámbito
nacional.
El rescate de la diversidad es el mejor camino para estimular los potenciales creativos y sinérgi-
cos que existen en toda sociedad. De allí que parece aconsejable y coherente aceptar la coexistencia
de distintos estilos de desarrollo regionales dentro de un mismo país, en vez de insistir en la preva-
lencia de ‘‘estilos nacionales’’ que han demostrado ser hasta ahora eficientes para el enriquecimiento
de algunas regiones a costa del empobrecimiento de otras. Los ‘‘estilos nacionales’’ están concebi-
dos en su mayor parte con el propósito de reforzar o mantener la unidad nacional. No debe, sin
embargo, olvidarse que la unidad no significa uniformidad. Puede existir una base más sólida para
la unidad real cuando un cúmulo de potenciales culturales afloran libre y creativamente, contando
con las oportunidades, el respaldo técnico y el estímulo para hacerlo.
De lo anterior se desprende que la manera en que se entiendan las necesidades y el rol y atributos
que se asignen a los satisfactores posibles, son absolutamente definitivos para la definición de una
estrategia de desarrollo.
De la eficiencia a la sinergia
Enfocar el desarrollo en los términos aquí propuestos, implica un cambio de la racionalidad
económica dominante. Obliga, entre otras cosas, a una revisión profunda del concepto de eficien-
cia. Esta suele asociarse a nociones de maximización de productividad y de utilidad, a pesar de
que ambos términos son ambiguos. Tal como Taylor la entendía —para ilustrar con un caso,
conspicuo— al llevar el criterio económico al extremo más alienado de la razón instrumental, la
productividad se nos aparece como bastante ineficiente. Sobredimensiona la necesidad de subsis-
tencia y obliga al sacrificio de otras necesidades, acabando por amenazar la propia subsistencia.
Cabe recordar que el taylorismo pasó a la historia como la ‘‘organización del surmenage’’5 .
En discursos dominantes del desarrollo también se asocia la eficiencia a la conversión del trabajo
en capital, a la formalización de las actividades económicas, a la incorporación indiscriminada de
tecnologías de punta y, por supuesto, a la maximización de las tasas de crecimiento. El desarrollo
consiste para muchos en alcanzar los niveles materiales de vida de los países más industrializados,
para tener acceso a una gama creciente de bienes (artefactos) cada vez más diversificados.
Cabe preguntarse hasta qué punto esos intentos de emulación tienen sentido. En primer lugar,
no existen evidencias de que en aquellos países las personas vivan sus necesidades de manera
integrada. En segundo lugar, en los países ricos, la abundancia de recursos y de bienes económicos
no ha llegado a ser condición suficiente para resolver el problema de la alienación.
El Desarrollo a Escala Humana no excluye metas convencionales como crecimiento económico
para que todas las personas puedan tener un acceso digno a bienes y servicios. Sin embargo,
la diferencia respecto de los estilos dominantes radica en concentrar las metas del desarrollo en
el proceso mismo del desarrollo. En otras palabras, que las necesidades humanas fundamentales
pueden comenzar a realizarse desde el comienzo y durante todo el proceso de desarrollo; o sea, que
la realización de las necesidades no sea la meta, sino el motor del desarrollo sea capaz de estimular
permanentemente la generación de satisfactores sinérgicos.
Integrar la realización armónica de necesidades humanas en el proceso de desarrollo significa
la oportunidad de que las personas puedan vivir ese desarrollo desde sus comienzos, dando origen
así a un desarrollo sano, autodependiente y participativo, capaz de crear los fundamentos para un
orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la solidaridad social y el crecimiento
de las personas y de toda la persona.
Un desarrollo capaz de conjugar la sinergia con la eficiencia quizás no baste para dar cumpli-
miento cabal a lo deseado; pero sí basta, y plenamente, para evitar que en el ánimo de las personas
lo no deseado parezca inexorable.
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34 Desarrollo a escala humana: una opción para el futuro. Max-Neff, Elizalde & Hopenhayn
El problema político del Desarrollo a Escala Humana no puede entonces plantearse en base a
la búsqueda de espacios que el NOEI abra a las economías periféricas; por el contrario, de lo que
se trata es de definir una estrategia de desarrollo nacional autodependiente para abordar desde
allí la posibilidad de que el NOEI contribuya a promover sus objetivos. No es cosa de empujar
las exportaciones al máximo en función de la demanda del centro para después preguntarse cómo
utilizar los ingresos provenientes de las exportaciones. Más bien debe comenzarse por regular el flujo
de exportaciones y reducir el de importaciones conforme lo requiera un desarrollo más endógeno y
autodependiente.
Tal como nos vemos enfrentados a una interrelación de ámbitos de dependencia (económico-
financiero, tecnológico, cultural y político) nos hallamos paralizados por una agregación de espacios
de dependencia: local, regional, nacional e internacional. La concentración económica y la centra-
lización de las decisiones políticas generan y refuerzan dependencias entre estos distintos niveles:
los países pobres están sometidos al arbitrio de los países ricos y en el interior de los países pobres
sucede lo mismo que entre países pobres y ricos: realidades locales y regionales parecen destinadas
a subordinar sus opciones a los designios de los gobiernos centrales y de quienes concentran el
poder económico de la nación.
Interior Bruto), haciendo referencia el autor en este caso a lo que fuera de Chile se denominaría PIB, N. de E.
VI. Hacia un desarrollo autodependiente 35
energía requerida por el sector primario para la producción de alimentos. Que tales situaciones se
consideren positivas constituye sin duda una aberración conceptual.
Debido a que el Desarrollo a Escala Humana está principalmente comprometido con la actuali-
zación de las necesidades humanas, tanto de las generaciones presentes como futuras, fomenta un
concepto de desarrollo eminentemente ecológico. Esto implica, por una parte, construir indicadores
capaces de discriminar entre lo que es positivo y lo que es negativo y, por otra, diseñar y utilizar
tecnologías que se ajusten a un proceso de desarrollo verdaderamente eco-humanista que pueda
garantizar la sustentabilidad de los recursos naturales para el futuro.
macro. Las complementariedades entre lo macro y lo micro y entre los diversos micro-espacios, esti-
mulan el potenciamiento recíproco entre procesos de identidad sociocultural, de autonomía política
y de autodependencia económica (Ver capítulo XII (p. 53)).