Rosario A La Virgen Guadalupana
Rosario A La Virgen Guadalupana
Rosario A La Virgen Guadalupana
En estos misterios se medita en las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Al iniciar cada misterio, se
lee el pasaje y se hace la petición, se reza un Padrenuestro, 10 Avemarías y un Gloria y al final, se
canta alguna estrofa de las canciones propias de la Virgen de Guadalupe.
Tercer Misterio: María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y
mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi
voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con
tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los
demás.
Cuarto Misterio: La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que
quiere salud y felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y
aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra
angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy
yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te
apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no Nuestra Señora de
Guadalupe
morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó".
Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia y el dolor a
los que están cerca de nosotros.
Quinto Misterio: María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su constante
protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así como las vio,
cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño, esta
diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás en mi nombre que vea en ella
mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza.”
Pedir a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos.