La Comunicación en Una Sociedad Moderna
La Comunicación en Una Sociedad Moderna
La Comunicación en Una Sociedad Moderna
MODERNA
Sumario
I – Planteo del tema.
II – El paso de la oralidad a la escritura.
III – La cultura de masa y la televisión.
IV – Nuevas tendencias y disolución de lo masivo.
V – Cambios sociales y culturales; del siglo XX al XXI.
VI – Las globalización y el conocimiento. La sociedad informacional.
VII - Bibliografía.
Citas.
Bibliografía.
Hacia el año 700 a.C. los griego toman el alfabeto de los fenicios y lo
adecuan a su lenguaje, dando de esta forma al nacimiento del alfabeto
griego que luego se convirtió en la fuente de todas las escrituras modernas
de Europa. Este hecho significó el aporte de la infraestructura mental para
la comunicación acumulativa basada en el conocimiento, echó las bases
para el desarrollo de la filosofía y la ciencia occidentales, tendió el puente
de la lengua hablada al lenguaje, con lo que separó lo hablado del hablante
-el objeto del sujeto- y facilitó el discurso conceptual. Es decir, la
comunicación humana se transforma cualitativamente al abandonarse la
tradición oral y la comunicación no alfabética, pero se extiende recién
cuando se generaliza la alfabetización por la difusión de la imprenta y la
fabricación del papel.
El invento de la escritura, con la creación de un soporte estable,
libera a la mente del peso de conservación de los datos, y veinte siglos
después la imprenta permite que los libros, antes carísimos e
irreproducibles, lleguen a amplios sectores. La invención de la imprenta, a
pesar de las naturales restricciones técnicas al inicio, propicia la lucha por
buscar la verdad y hacerla llegar al poder. De esta manera, la imprenta se
convirtió en eje de la lucha política e intelectual y la libertad de los
hombres para aprender a hacer uso público de su propia razón en todos los
asuntos ante el 'público lector devino en un principio revolucionario en las
luchas por el mehr licht (mas luz). La Ilustración no es otra cosa que aclarar
a través de la razón, iluminar, aliviar, abrir el espacio, ampliar el campo a la
mente.
La escritura ha transformado la conciencia humana. Esto plantea que
si bien la escritura, la imprenta, incluso la computadora, son formas de
tecnologizar la palabra, no se trata de tecnologías externas a la conciencia,
sino que se han hecho parte del individuo y lo han enriquecido en su
espíritu y en su expresión.
La escritura era y es la más trascendental de todas las invenciones
tecnológicas humanas. No constituye un mero apéndice del habla. Puesto
que traslada el habla del mundo oral y auditivo a un nuevo mundo sensorio,
el de la vista, transforma el habla y también el pensamiento.
Bien vale a esta altura del relato preguntarse por los cambios que produjo la
imprenta en el conocimiento.
Se modificaron los instrumentos de la memoria (se pasó de las rimas
y cadencias a las fórmulas y recetas); se desplazó al antiguo arte de la
retórica de bases orales del centro de la educación académico; se
produjeron tratados técnicos para difundir conocimientos prácticos; se
estimuló el empleo del análisis matemático y de diagramas y gráficos; se
redujo el atractivo de la iconografía. Asimismo, se propagaron recursos
prácticos modernos basados en la clasificación, como ficheros, índices
analíticos, repertorios; se elaboraron diccionarios exhaustivos y se fomentó
la legislación de lo "correcto" en el lenguaje; se transitó de un público de
oyentes aun público de lectores; se modificaron las relaciones sociales y se
transitó de las comunidades a la lectura solitaria. La escritura posibilita
seleccionar normas o decisiones y organizarlas en forma de guía o manual,
distinguiéndose la ley de la costumbre, por lo que a lo escrito se le atribuye
un mayor valor de verdad que a lo oral.
Entendemos fundamental precisar la relación entre la escritura y la
escuela. La escuela es una de las matrices de la modernidad en cuanto
separa la transmisión cultural de cualquier soporte fijo, radicándolo en el
propio proceso de la escolarización. En el ámbito educativo moderno
centrado en torno a la escuela, el acceso a la reflexión disciplinada supone
el texto. Más aún, el principio educativo moderno reside en la apropiación
del texto. En ese sentido, la escritura ha sido la tecnología intelectual que
afectó los procesos de escolarización. Pero esto se irá acabando en la
medida en que deja de ser a tecnología dominante y el conocimiento
disponible no sólo aumenta explosivamente, sino que aparecen otros
soportes.
El orden alfabético mencionado, si bien permite el discurso racional,
produce una fractura entre la comunicación escrita y el sistema audiovisual
de símbolos y percepciones, indispensable en la expresión de la mente
humana. Se identifica la escritura con la racionalidad y el pensamiento, y a
la expresión audiovisual se la relega al mundo de sonidos e imágenes en el
arte, o al dominio privado de ciertos sectores religiosos. Más delante, en
pleno siglo XX, el cine y la televisión tomarán la delantera sobre amplias
masas en el campo de las emociones. Sin embargo, la crítica social a los
medios mantendrá la incomprensión sobre el alcance de lo audiovisual.
Walter Ong define como "oralidad secundaria" a la transformación
electrónica de la expresión verbal, con el teléfono, la radio, la televisión y
otros aparatos electrónicos que para su existencia y funcionamiento
dependen de la escritura y la impresión. Se trata de una nueva oralidad que
posee muchas similitudes, así como diferencias, con la oralidad primaria.
Desarrolla una mística de participación, porque engendra un fuerte sentido
de grupo, y convierte a los oyentes en un público. Se trata, no obstante, de
una oralidad más deliberada y formal y origina un interés mucho mayor por
los grupos, la "aldea global" de McLuhan.
A diferencia de los miembros de una cultura oral primaria, que
tienden hacia lo externo porque han tenido poca oportunidad de practicar la
introspección, nosotros tendemos hacia lo externo porque hemos buscado
el interior. En un sentido semejante, ahí donde la oralidad primaria estimula
la espontaneidad porque no dispone del poder de reflexión analítica que
aporta la escritura, la oralidad secundaria despierta la espontaneidad
porque, a través de la reflexión analítica, hemos decidido que la
espontaneidad es algo bueno.
A lo largo de los últimos años del siglo XX, la cultura masiva fue sufriendo
considerables cambios. El desarrollo de la tecnología ha propiciado una
progresiva erosión del efecto excluyente y hegemónico de los medios de
masas y de su imaginario específico. Es el paso de un medio tradicional a
un medio interactivo de nueva generación, para lo cual han tenido que
converger dos progresos tecnológicos considerables: la digitalización y la
extensión de la difusión vía satélite o vía cable. Se trata de una tendencia a
la personalización de la oferta de televisión y de servicios comunicativos
cada vez más individualizados, lo que genera que la función cotidiana de la
televisión inicie un profundo cambio. La televisión abierta y generalista era
vertical y paternalista: se mostraba, se enseñaba, se informaba. Estamos
pasando de un sistema en el que el telespectador era un apéndice
instrumental de una televisión todopoderosa y centralizada; a otro en el que
el telespectador parece empezar a operar la instrumentalización personal de
la televisión.
La televisión tradicional separaba rígidamente los géneros
confinándolos a horarios establecidos, de ritmo semanal. La neotelevisión
desregulada ya no practica la separación horaria semanal, sino que tiende a
crear franjas horarias diarias con separación temática. Por otro lado se
produce una refundición o hibridación de géneros. El musical puede tener
la apariencia de un informativo; el informativo, el ritmo de un comercial; la
ficción, la apariencia de un documental histórico. La adhesión del público
ya no se consigue por el atractivo de un determinado programa, sino por la
adherencia general de la cadena, aspecto este que se relaciona con la
imagen de marca. Si un programa tiene éxito, se le intenta ampliar para
recoger así el máximo número de espectadores; si un telefilm tiene público,
se amplía hasta convertirlo en serie. Las telenovelas o los reality-shows
incorporan a la audiencia a través de la solución a problemas de la vida
como el reencuentro de parejas o de padres e hijos, personas desaparecidas,
etc. Estas estrategias encuentran sus fundamentos en el nuevo escenario
económico que ha traído consigo la desregulación, caracterizado por un
aumento enorme de la competitividad.
Con la extensión de la nueva televisión y con el éxito y crecimiento
de Internet, en los últimos años el siglo XX surgió un nuevo paradigma
mediático y cultural. A este fenómeno se le llama la multimediatización. Es
el fruto de la integración del sistema clásico de medios con el mundo de las
telecomunicaciones de la informática y, en definitiva, con los avances
producidos con la digitalización de la información. Es un proceso
sociocultural que ha derivado en la sociedad-red.
El avance hacia las tecnologías convergentes va a permitir, a través
de la digitalización, la unificación de los soportes tecnológicos de la
televisión, el teléfono y la computadora. El futuro parece que nos conduce
al establecimiento de redes extensísimas basadas en la fibra óptica por
donde circularían audio, video y datos en paquetes muy condensados, que
permitirán no sólo la interactividad, sino también la conmutación punto a
punto. Es así que el escenario televisivo futuro se caracterizará por una
multiplicación de canales y señales que permitirá el video de acuerdo con
la demanda, como si existiera una biblioteca audiovisual universal, así
como una selección personaliza da e interactiva.
Los procesos de disolución de lo masivo tienen relación con los
modelos educativos. En términos comunicacionales, la sociedad de masas
-como ha sido expuesto- se caracteriza por una centralización de la
información, rigidez de la programación, estandarización de los productos,
regulación nacional de la información y la consiguiente pasividad del
consumidor. A este modelo correspondía un sistema educativo con una
gestión centralizada, rigidez de los currícula, un modelo instruccionista,
normalización de los sistemas de aprendizaje, control nacional del sistema,
potenciación de la memorización de los contenidos. La sociedad-red
introduce nuevos valores que afectan al sistema comunicativo y al
educativo: acaba la centralización y se produce la dispersión reticular en la
difusión y control de la información y la educación, la flexibilidad y las
diversas opciones, los modelos interactivos y construccionistas, la
diversificación y personalización, globalización, interactividad y
participación.
Los cambios profundos que caracterizan el paso del siglo XX al siglo XXI
están definidos por la transformación de una sociedad organizada en torno
a relaciones materiales en otra que se define y se apoya en relaciones
comunicativas. Ya desde fines del siglo XX el contacto físico es
reemplazado por esta dimensión comunicativa: los vínculos a distancia no
son ninguna limitación para todo tipo de relaciones. Dicho de otro modo,
las relaciones entre las personas pierden la fisicidad. No es que
desaparezcan las relaciones físicas, sino que pierden peso y adquiere
densidad el universo mediático-relacional, el universo de los lenguajes, el
tiempo de la comunicación. El espacio educativo-cultural sufre cambios
muy importantes por las nuevas mediaciones, los nuevos lenguajes y las
nuevas competencias. El siglo XX vivió etapas de desarrollo social bastante
diversas que marcaron la vida cotidiana, la cultura, la educación y la
economía, por la emergencia de la industrialización, la producción masiva
de bienes de consumo y la consolidación de mercados cada vez mayores y
más interconectados. Los principios de la organización industrial se
basaban en la mecanización de la producción. Se adoptó la producción en
masa como mecanismo para abaratar los productos de consumo, y la
división y organización del trabajo que provenía de la adopción del modelo
fabril de organización, que consistía en la aplicación lineal y consecutiva de
la mano de obra en el proceso de producción, sistematizado según
principios de tiempo/productividad.
Se puede sostener que dos ámbitos decisivos de la vida se encuentran
hoy globalizados y cruzan fronteras sin limitaciones de espacio ni de
tiempo: la información y las finanzas. Pero el incremento de la circulación
se distribuye de modo paradójico entre las personas: un informe reciente de
Naciones Unidas sobre concentración de la riqueza en el mundo indica que
actualmente la fortuna sumada de las 225 familias más adineradas del
planeta es equivalente a lo que posee el 47% más pobre de la población
total del mundo y las tres personas más ricas poseen más dinero que el PBI
sumado de los 48 países más pobres. Para los demás -para las mayorías- las
manos vacías y los ojos colmados con imágenes del mundo.
La capacidad intelectual y la imaginación, la invención y la
organización de nuevas tecnologías son los elementos estratégicos clave.
Por consiguiente, el conocimiento y las habilidades se erigen como única
fuente de ventaja relativa. En este nuevo siglo es cada vez más claro que la
riqueza emana del conocimiento, un bien que está cada vez más amplia y
libremente extendido que nunca, y aparentemente a disposición de todos a
través de las redes. Asistimos a un proceso evidente de cambio en los
modos de producción y apropiación de la riqueza.
En la historia de la comunicación humana la imprenta, el teléfono, la
televisión y la computadora han supuesto grandes cambios. Está surgiendo
un nuevo medio de comunicación humana, que podría acabar superando
todas las revoluciones anteriores por el impacto que empieza a alcanzar en
la vida económica y social. Internet y las redes están haciendo posible una
nueva economía basada en una red de inteligencia humana. En esta
economía digital, los individuos y las empresas crean riqueza aplicando su
conocimiento, la inteligencia humana interconectada y su esfuerzo a la
industria, la agricultura y los servicios. Al igual que los tendidos de energía
eléctrica, las carreteras, los puentes y otros servicios constituían la
infraestructura de nuestras viejas economías basadas en la industria y la
explotación de los recursos, la red se está convirtiendo en la infraestructura
de una nueva economía del conocimiento. El mundo desarrollado está
dejando de ser una economía industrial basada en el acero, los automóviles
y las carreteras para convertirse en una economía digital construida a base
de silicio, computadoras y redes. En la nueva economía, de forma
creciente, la información en todas sus formas, las transacciones y las
comunicaciones humanas se vuelven digitales, reducidas a bytes
almacenados en computadores que se mueven a la velocidad de la luz.
Si actualmente la capacidad intelectual, la creatividad y la invención
son creadoras de riqueza, es evidente que el papel de la educación es y será
creciente. Si las instancias productivas se alteran, si las características del
trabajo cambian, es obvio que la formación básica, técnica y profesional
sufrirá modificaciones que no pueden ser postergadas.
Citas y notas
(7) Ibidem.
(8) Ibidem.
Bibliografía
CEBRIÁN, Juan Luis. La Red. Cómo cambiarán nuestras vidas los nuevos
medios de comunicación. Taurus, Madrid, 1998.