Cuernavaca 1834 El Rescoldo Castellano PDF
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Derechos reservados
Esta publicación forma parte del programa editorial que el Gobierno del Estado Libre y Soberano de
Morelos ha dispuesto para difundir y promover la identidad morelense, en este caso específico, dentro
del marco del festejo del CII Aniversario de la firma del Plan de Ayala.
3. El Plan de Ayala: Plan libertador para acabar con la opresión y redimir a la Patria
Francisco Pineda Gómez...................................................................................................................... 91
6. “Los suscritos, patriotas morelenses y defensores del Plan de Ayala…” El Plan de Puztla (1943)
y el levantamiento de los pueblos de Morelos contra el servicio militar obligatorio
Víctor Hugo Sánchez Reséndiz............................................................................................................169
ANEXOS
Archivos.................................................................................................................................................... 272
Fuentes hemerográficas.......................................................................................................................... 273
Bibliografía............................................................................................................................................... 274
Índice de imágenes.................................................................................................................................. 287
Durante un largo período de la vida nacional, los Planes fueron utilizados para dar legitimidad y bandera a
movimientos sociales que de otra manera se encontrarían señalados de carecer de objetivos, de ser ajenos a una
lucha formal…
La Revolución por escrito
Planes político-revolucionarios del estado de Morelos, siglos XIX y XX
1
Cuernavaca, 1834:
el rescoldo castellano.
Los intereses locales y el fracaso
del primer federalismo
Irving Reynoso Jaime
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Catedral de Cuernavaca.
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Empresarios en armas
Como hemos señalado anteriormente, los hacendados azucareros crearon sus
propias fuerzas armadas para defender sus propiedades contra el movimiento
insurgente. Después de la independencia estas milicias continuaron en
funcionamiento a lo largo del territorio mexicano. Algunos autores mencionan
que hubo oposición por parte de las autoridades locales hacia la existencia
de las compañías particulares al servicio de los hacendados, pidiendo su
desmovilización y desarme.30 En el caso particular del Distrito de Cuernavaca,
no hemos localizado ningún tipo de queja por parte de los ayuntamientos,
prefectos o gobernadores sobre la existencia de las milicias de los hacendados.
De hecho, en 1830 el gobernador Múzquiz afirmaba que los hacendados de
Cuernavaca estaban en buena disposición para financiar a grupos armados
que garantizaran la seguridad pública,31 y en 1835 el secretario de gobierno
aceptaba abiertamente la existencia de estos grupos.32 Por otra parte, se aprecia
que el gobierno federal, lejos de considerar a estas compañías como fuerzas
ilegales, las tenían en mucha estima por el apoyo militar que pudiera prestarle.
Hay que considerar que los gobernadores del Estado de México –tanto
progresistas como moderados–, eran conscientes de la necesidad de proteger
a la agroindustria azucarera del Distrito de Cuernavaca, pues se trataba
del territorio con mayores aportaciones fiscales para la hacienda estatal.
Así, la evidencia histórica recopilada muestra que las milicias de las haciendas
azucareras permanecieron después de la independencia, sin importar que
el estado hubiera creado su propia estructura militar a partir de las milicias
cívicas de los ayuntamientos –el supuesto brazo armado de los pueblos.33
La militarización de las fincas azucareras al servicio de una élite regional
es de fundamental importancia para nuestro análisis, pues contextualiza
adecuadamente el pronunciamiento bélico apoyado por los hacendados al
final de la primera república federal. Revisemos ahora el accionar de estas
milicias particulares en algunas coyunturas políticas de la región.
En diciembre de 1823, mientras se discutía en el Congreso el proyecto de
acta constitucional que daría forma al régimen federal, corrían rumores en la
Ciudad de México de que se organizaba una conspiración contra los españoles
en la Tierra Caliente. Se suponía que el levantamiento habría de iniciarse en
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Los jefes militares del gobierno temían que Cataño capturara el armamento de
las haciendas y de que obtuviera el apoyo de los cívicos de Pantitlán, Cocoyoc
y Yautepec, con cuyos capitanes y oficiales tenía “demasiada intimidad”, por lo
que propusieron desarmar a los pueblos y haciendas de la zona de Yautepec.
Rápidamente se enviaron refuerzos de caballería rumbo a Cuernavaca para que,
en coordinación con las tropas de las haciendas, persiguieran a los sublevados.49
En esta ocasión se repite el mismo esquema: ejército regular, milicias cívicas y
fuerzas auxiliares pertenecientes a los hacendados combatiendo por una misma
causa. Si algunos cívicos decidían luchar en contra de los hacendados tenían que
hacerlo desde la ilegalidad, como ocurrió con aquellos que se unieron a Cataño,
quienes fueron calificados como “enemigos de la quietud y de la propiedad”.50
Sin embargo, no todo era cooperación entre gobierno y élite azucarera,
pues hay evidencia que se intentó desarmar a los hacendados del distrito
de Cuernavaca cuando éstos representaron un verdadero peligro para la
estabilidad del régimen.
En abril de 1827 el gobernador Zavala informó al Ministerio de Relaciones
que bandas de campesinos armados invadían las haciendas, y que eran
constantes los rumores de que los españoles se estaban armando en Cuernavaca
y Cuautla. No obstante, para calmar la creciente animadversión contra
los gachupines el congreso estatal decretó en ese mismo mes la remoción
de los españoles de todo empleo público, y se les prohibió portar armas
–a ellos y sus dependientes– sin el consentimiento y licencia del gobernador.52
No obstante, las protestas continuaron al grado de convertirse en sublevaciones
armadas, por lo que en octubre de 1827 el congreso estatal promulgó la ya
mencionada ley de expulsión de españoles de la entidad,53 seguida por el
decreto de expulsión de la república promulgado por el congreso federal en
diciembre de ese mismo año.54
Como respuesta a las leyes de expulsión y al creciente poder en el
gobierno de sus rivales, los moderados respondieron en diciembre de 1827
con el Plan de Montaño o rebelión de Otumba. En el Estado de México el
gobernador Zavala sospechaba que los hacendados azucareros podrían apoyar
militarmente a la rebelión, por lo que desde principios de diciembre ordenó
al prefecto de Cuernavaca recoger las armas y licencias a los españoles del
distrito. No obstante, el prefecto informó que muchos hacendados se negaron
a entregar sus armas pretextando no poseerlas o argumentando contar con
la respectiva licencia para su uso. Además, mencionó la existencia de un
pronunciamiento a cargo del teniente coronel “González”, a consecuencia del
cual los dependientes de las haciendas de todo el distrito habían marchado
para México por órdenes de sus patrones.55 Desconocemos las intenciones de
este pronunciamiento de “González”, aunque por la escasez de información
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Este trabajo está elaborado con los datos obtenidos en una investigación previa sobre el
funcionamiento de las instituciones liberales en el distrito de Cuernavaca durante la primera
república federal. Dicha investigación ha sido publicada recientemente bajo el nombre
de Las dulzuras de la libertad. Ayuntamientos y milicias durante el primer liberalismo.
Distrito de Cuernavaca, 1810-1835, Nostromo Ediciones, México, 2011.
Se remite al lector a esta obra para mayores referencias sobre diversas temáticas que se
abordan en el presente artículo.
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2
La exposición anterior ha sido elaborada a partir de algunos textos que consideramos
dentro de la bibliografía básica sobre la primera república federal: Costeloe, Michael P.,
La primera república federal de México (1824-1835). Un estudio de los partidos políticos en el
México independiente, Fondo de Cultura Económica, México, 1996; Macune J., Charles W.,
El estado de México y la federación mexicana, 1823-1835, Fondo de Cultura Económica,
México, 1978 y Fowler, Will, Mexico in the Age of Proposals, 1821-1835, Greenwood Press,
London, 1998.
3
A las obras citadas en la nota anterior sobre este periodo hay que agregar: Fowler, William y
Humberto Morales Moreno (coords.), El conservadurismo mexicano en el siglo XIX, Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla / University of Saint Andrews / Secretaría de Cultura,
Gobierno del Estado de Puebla, Puebla, 1999, y Fowler, Will, Presidentes mexicanos. Tomo I
(1824-1911), Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México,
México, 2004.
4
Todos los planes aquí citados se pueden consultar en la página web: “The Pronunciamiento in
Independent Mexico, 1821-1876”, Arts & Humanities Research Council (arts.st-andrews.ac.uk/
pronunciamientos/).
5
Bustamante, Carlos María de, Diario histórico de México, 1822-1848, del licenciado…, (disco
compacto 1 / 1822-1834), 25 tomos en 50 volúmenes, diciembre de 1822-diciembre de 1834,
Editores: Josefina Zoraida Vázquez Vera y Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva, El Colegio de
México / CIESAS, México, 2001, 2 de julio de 1825, t. VII, p. 4.
6
Huerta, María Teresa, Empresarios del azúcar en el siglo XIX, INAH, México, 1993, pp. 125-126.
7
Archivo Histórico de la Defensa Nacional (en adelante AHDN), Exp. XI/481.3/1827, “Criminal
contra D. Gabriel Santier, originario de los reinos de Castilla, por sospechoso de conspiración
contra el Ejército de las Tres Garantías”, 10 de septiembre de 1821.
8
Huerta, Empresarios, 1993, pp. 89-90, 106-109, 128.
9
Un estado de la cuestión sobre la bibliografía básica del sitio de Cuautla y un análisis desde
la perspectiva regional en Reynoso Jaime, Irving, “El sitio de Cuautla: los relatos, la épica
nacionalista y la historiografía”, en Ernest Sánchez Santiró (coord.), “De la crisis del orden
colonial al liberalismo, 1760-1860”, vol. 5, en Horacio Crespo (dir.), Historia de Morelos.
Tierra, gente, tiempos del sur, Poder Ejecutivo del Estado de Morelos / Congreso del Estado de
Morelos-LI Legislatura, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Ayuntamiento de
Cuernavaca, Instituto de Cultura de Morelos, México, 2010.
10
López González, Valentín, “La consumación de la Independencia en Morelos”, en La
consumación de la Independencia, Tomo I, Archivo General de la Nación, México, 1999, pp.
429-432.
11
Una visión general sobre la agroindustria azucarera de la región “morelense” en Reynoso
Jaime, Irving, “Hacienda y azúcar en Morelos: examen de investigaciones y debates”, en
Horacio Crespo (coord.), El azúcar en América Latina y el Caribe. Cambio tecnológico, trabajo,
mercado mundial y economía azucarera. Perspectiva histórica y problemas actuales, Senado de
la República, México, 2006.
12
José María Manzano, Juan Fernando Meoqui, Antonio Velasco de la Torre, Vicente Eguía,
José M. Chávez, José N. Abad, Gabriel Yermo, Domingo Coloma, Marín A. Michaus, entre
53
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otros; Sánchez Santiró, Ernest, Azúcar y Poder. Estructura socioeconómica de las Alcaldías
Mayores de Cuernavaca y Cuautla de Amilpas, 1730-1821, Universidad Autónoma del Estado
de Morelos, Editorial Praxis, México, 2001, pp. 285, 291-292.
13
Sobre la redes sociales y mercantiles de los hacendados-comerciantes azucareros del distrito
de Cuernavaca véase Sánchez Santiró, Ernest, “Las incertidumbres del cambio: redes sociales
y mercantiles de los hacendados-comerciantes azucareros del centro de México (1800-1834)”,
en Historia Mexicana, LVI: 3, 2007, pp. 919-968.
14
AHDN, Exp. XI/481.3/119, “Correspondencia de don Agustín de Iturbide con el
ayuntamiento de Cuernavaca relacionada con el movimiento de independencia”, 3 de marzo
de 1821, f. 3.
15
Ibídem, 7 de marzo de 1821, f. 4.
16
AHDN, Exp. XI/481.3/98, “Proclama de Agustín de Iturbide a los habitantes de la ciudad
[sic.] de Cuernavaca”, 23 de julio de 1821, f. 1.
17
Este proceso de transición de las estructuras coloniales hacia la implantación de un régimen
liberal ha sido estudiado para el territorio del distrito de Cuernavaca en Reynoso, Dulzuras,
2011.
18
Entre 1824 y 1835, fueron varios los hacendados azucareros que se desempeñaron como
diputados en el congreso del Estado de México: Antonio Velasco de la Torre, Pedro Valdovinos,
Mariano Tamariz, José María Manzano, José Pérez Valdovinos, Luis Pérez Palacios, José María
Yermo, Francisco Valdovinos, José Pérez Palacios, José María Flores y José Joaquín de Rosas.
Incluso, entre 1827 y 1836 varios llegaron a la diputación federal: José Pérez Palacios, Rafael
Irazábal, José Joaquín de Rosas y Luis Pérez Palacios, cf. Macune, Estado, 1978, pp. 188-190,
195-198; Huerta, Empresarios, 1993, p. 130. Sobre el poder político logrado por el grupo de
hacendados azucareros durante la primera república federal, véanse los capítulos 3 y 4 de
Reynoso, Dulzuras, 2011.
19
Sánchez Santiró, Ernest, “Producción y mercados de la agroindustria azucarera del distrito
de Cuernavaca, en la primera mitad del siglo XIX”, en Historia Mexicana, vol. LIII, núm. 3,
enero marzo, México, 2004, pp. 605-646.
20
Un ejemplo tardío lo tenemos en el contexto de la intervención norteamericana. En 1847,
mientras todos los distritos del Estado de México aportaron menos de 10,000 pesos, en el
distrito de Cuernavaca se recaudaron 14,5723 pesos para financiar la guerra, cf. Mentz, Brígida
von, Pueblos de indios, mulatos y mestizos, 1770-1870. Los campesinos y las transformaciones
protoindustriales en el poniente de Morelos, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, México, 1988, pp. 58-60.
21
Véase Sánchez Santiró, “Incertidumbres”, 2007, p. 956; Sims, Harold D., La expulsión de
los españoles de México (1821-1828), Secretaría de Educación Pública / Fondo de Cultura
Económica, México, 1974, pp. 89, 111.
22
Decreto Núm. 101, “Libertando del derecho de alcabala a varios artículos de la industria en
el Estado, y estableciendo nuevas contribuciones que han de reportar la azúcar, aguardiente
de caña y magueyes”, 7 de mayo de 1828, en Téllez G., Mario e Irma Piña L., Colección de
decretos del Congreso del Estado de México, (disco compacto) LIV Legislatura del Estado de
México, Instituto de Estudios Legislativos del Estado de México, Universidad Autónoma del
Estado de México, El Colegio Mexiquense, México, 2001, t. II, pp. 56-59.
23
Decreto Núm. 291, “Declarando propiedad del Estado de México los censos enfitéuticos,
hacienda de Atlacomulco y otros bienes que posee en el Estado el duque de Monteleone”, 30
de abril de 1833, Téllez y Piña, Colección, 2001, t. II, p. 223.
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24
Decreto Núm. 359, “Desterrando del territorio del Estado, por el término de seis años, a
las personas que se expresan”, 6 de diciembre de 1833, en Téllez y Piña, Colección, 2001, t. II,
pp. 276-277. Los españoles expulsados pertenecientes a la élite azucarera fueron: Francisco
Pérez Palacios, dueño de la hacienda de Miacatlán y prefecto del distrito de Cuernavaca en
1830-1832, así como sus tres hijos, Ángel Pérez Palacios, comandante militar de Cuernavaca;
Luis Pérez Palacios, diputado estatal en 1831-1832; y José Ramón Pérez Palacios, subprefecto
del partido de Cuernavaca en 1825; también fueron expulsados el hacendado Antonio Silva,
dueño de Cocoyotla, su hijo adoptivo José María Saavedra Silva, así como Epigmenio de
la Piedra y Rafael Durán, vinculados con los hacendados por relaciones comerciales. Para
las referencias de estos personajes véase Archivo Histórico del Estado de México (AHEM),
“Gobernación”, vol. 4, exp. 20; “Prefecturas”, vol. 2, exp. 46; vol. 3, exp. 2, exp. 19; “Justicia”,
vol. 2, exp. 23; Bustamante, Diario, t. XVI, 2 de enero de 1830, pp. 4-5; t. XXIV, 27 de mayo
de 1832, pp. 25-26; Macune, Estado, 1978, p. 197, y Sánchez Santiró, “Incertidumbres”, 2007,
p. 957.
25
Sobre el decreto de formación del pueblo de Mapaztlán véase Pérez Alvirde, Moisés,
Erecciones municipales, villas, ciudades, anexiones y segregaciones territoriales del Estado de
México, LII Legislatura del Estado de México, Toluca, 1994, pp. 120-121.
26
Decreto Núm. 414, “Imponiendo a la azúcar que se elabora en el Estado, por único impuesto,
tres granos por arroba”, 17 de mayo de 1834, en Téllez y Piña, Colección, 2001, t. II, pp. 345-
346; Sánchez Santiró, “Incertidumbres”, 2007, pp. 957-958.
27
Macune, Estado, 1978, pp. 176.
28
Decreto Núm. 432, “Reconociendo como nacional el pronunciamiento de Cuernavaca, y
derogando varios decretos de la anterior Legislatura”, 15 de octubre de 1834, en Téllez y Piña,
Colección, 2001, t. II, pp. 354-356.
29
Decreto Núm. 429, “Concediendo a la Villa de Cuernavaca el título de Ciudad”, 14 de
octubre de 1834, ibídem, t. II, pp. 353.
30
Chust, Manuel, “Milicia, milicias y milicianos: nacionales y cívicos en la formación del
estado-nación mexicano, 1812-1835”, en Juan Ortiz Escamilla (coord.), Fuerzas militares en
Iberoamérica. Siglos XVIII y XIX, El Colegio de México, El Colegio de Michoacán, Universidad
Veracruzana, México, 2005, p. 181. Para el caso del estado de Guanajuato véanse el estudio
de Serrano Ortega, José Antonio, Jerarquía territorial y transición política. Guanajuato, 1790-
1836, El Colegio de Michoacán, Instituto Mora, México, 2001.
31
Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Gobernación, caja 133, s/s, exp. 11.
32
Memoria que el secretario del ejecutivo del estado libre de México encargado de las secciones
de gobierno y guerra leyó al H. Congreso en los días 26, 27 y 28 del mes de abril de 1835,
Imprenta del Gobierno, Toluca, 1835, p. 46.
33
Para una crítica a la afirmación de que las milicias cívicas se convirtieron en un instrumento
militar eficaz para salvaguardar los intereses de los pueblos, véase el capítulo 5 de Reynoso,
Dulzuras, 2011.
34
Bustamante, Diario, 2001, 7 y 8 de diciembre de 1823, t. III, p. 8
35
AHDN, Exp. XI/481.3/290, “Documentos que componen el expediente de la revolución que
acaudilló el Gral. D. Francisco Hernández”, 17 de enero de 1823, fs. 2-6a; Flores Caballero, Romeo,
La contrarrevolución en la independencia. Los españoles en le vida política, social y económica de
México (1804-1838), El Colegio de México, México, 1969, p. 108. Carlos María de Bustamante
sospecha que el pronunciamiento estaba respaldado por José Joaquín Fernández de Lizardi, “El
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Pensador Mexicano”, pues éste se había marchado rumbo a Cuernavaca con una imprenta, con
la que supuestamente se dio a conocer el plan a los pueblos, Bustamante, Diario, 2001, 16 y 17
de enero de 1824, t. IV, pp. 12-13.
36
Reynoso, Dulzuras, 2011, p. 134.
37
Bustamante, Diario, 2001, 19 de enero de 1824, t. IV, p. 14.
38
AHDN, Exp. XI/481.3/290, fs. 22-23.
39
Ibídem, fs. 31-33.
40
Ibídem, fs. 42-43; Bustamante, Diario, 2001, 25 de enero de 1824, t. IV, p. 23.
41
Véase Ortiz Escamilla, Juan, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México,
El Colegio de México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, Universidad
Internacional de Andalucía, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1997.
42
Bustamante, Diario, 2001, 23 de enero de 1823, t. IV, p. 19.
43
AHDN, Exp. XI/481.3/291, “Operaciones militares en las jurisdicciones de Chalco,
México y Cuernavaca, para batir a los que secundaron el movimiento encabezado por los
Generales Francisco Hernández y José María Lobato”, 6 de abril de 1824. f. 2-4.
44
Ibídem, f. 10.
45
Ibídem, fs. 11, 15.
46
Ibídem, fs. 22-25. Por lo visto los hacendados de Miacatlán, la familia Pérez Palacios,
siempre mantuvieron desarmados a los pueblos de la zona por temor a que se sublevaran
en su contra, debido a los constantes litigios por tierras que sostenían. En 1827 el dueño
de la hacienda de Cocoyotla solicitó al ayuntamiento de Miacatlán que no se le otorgaran
armas pueblo de Coatlán para no perjudicar “a su persona e intereses”, pues sostenía con
dicho pueblo varios pleitos por tierras, véase Mentz, Pueblos, 1988, pp. 66, 144. En cuanto
la organización de las milicias cívicas en Tetecala y Coatlán para enfrentar la rebelión
de Hernández y Lobato en abril de 1824, está claro que los hacendados aceptaban la
militarización de los ayuntamientos cuando se trataba de utilizarlas para la protección de
sus intereses –en este caso, combatir una sublevación contra los españoles–.
47
AHDN, Exp. XI/481.3/291, fs. 28-28a.
48
Bustamante, Diario, 2001, 29 de abril de 1824, t. IV, p. 20.
49
AHDN, Exp. XI/481.3/291, fs. 17, 20; Bustamante, Diario, 2001, 30 de abril de 1824, t. IV,
p. 21.
50
Bustamante, Diario, 2001, 29 de abril de 1824, t. IV, p. 20.
51
Costeloe, Primera, 1996, pp. 103, 106-107.
52
Decreto Núm. 20, “Previniendo a las autoridades respectivas, cuiden que los extranjeros
y españoles introducidos en la república después de la independencia, y los capitulados
que sin permiso se quedaron, ejerzan acto alguno de ciudadanía”, 23 de abril de 1827, en
Téllez y Piña, Colección, 2001, t. II, p. 10; Decreto Núm. 19, “Prohibiendo a los españoles
y americanos capitulados, y dependientes de unos y otros residentes en el Estado, portar
armas de ninguna clase, sin consentimiento del gobernador, quien reglamentará el modo
de dar las licencias”, 25 de abril de 1827, ibídem, pp. 9-10.
53
Decreto Núm. 72, “Para que los españoles capitulados y los venidos después del año de
821, y no tengan los requisitos legales, salgan del territorio del Estado, y otras providencias
de policía interior, respecto de los que se queden”, 6 de octubre de 1827, ibídem, pp. 31-32.
56
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54
Decreto Núm. 538, “Ley de expulsión de españoles”, 20 de diciembre de 1827, en Dublán,
Manuel y José María Lozano, Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones
legislativas expedidas desde la independencia de la república, Imprenta del Comercio a cargo
de Dublán y Lozano, México, 1876, t. II, pp. 47-48.
55
AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 1, exp. 27, fs. 1-2.
56
El líder de dicho pronunciamiento pudo haber sido el teniente coronel José Vicente
González, comandante de la guarnición de Toluca, quien en mayo de 1835 apoyaría el Plan de
Cuernavaca orquestado por los hacendados azucareros, véase Macune, Estado, 1978, p. 176.
57
AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 1, exp. 27, fs. 3, 7-8.
58
AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 1, exp. 31, fs. 1-27.
59
Costeloe, Primera, 1996, pp. 144-145, 151-152, 154.
60
AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 1, exp. 31, fs. 1-27.
61
Costeloe, Primera, 1996, pp. 222-223.
62
AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 2, exp. 18, fs. 1-5.
63
Ibídem, fs. 17-24.
64
Costeloe, Primera, 1996, pp. 298-301.
65
Bustamante, Diario, 2001, 23 de octubre de 1830, t. XVII, p. 28; 8 de noviembre de 1830, t.
XVII, p. 8; 23 de noviembre de 1830, t. XVII, p. 18.
66
Bustamante, Diario, 2001, 2 de enero de 1830, t. XVI, pp. 4-5; 27 de mayo de 1832, t. XXIV,
pp. 25-26; AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 3, exp. 2, exp. 19; “Justicia”, vol. 2, exp. 23.
67
AHEM, Gobernación, “Prefecturas”, vol. 2, exp. 46; vol. 3, exp. 2, exp. 19.
68
AHDN, Exp. XI/481.3/911, fs. 2-3; Exp. XI/481.3/806, fs. 2-3a; AHEM, Gobernación,
“Prefecturas”, vol. 3, exp. 24, fs. 216-218.
69
Macune, Estado, 1978, p. 172.
70
Costeloe, Primera, 1996, pp. 371-374.
71
De hecho, Macune menciona que el gobierno estatal amenazó a los ayuntamientos con
disolverlos si se unían a las insurrecciones, y que se multaron a varias haciendas por el mismo
motivo en Tulancingo y Cuernavaca, véase Macune, Estado, 1978, p. 173.
72
Ibídem, p. 386.
73
Bustamante, Diario, 2001, 11 de junio de 1833, t. XXII, p. 21.
74
Reynoso, Dulzuras, 2011, p. 82, mapa 7.
75
Costeloe, Primera, 1996, pp. 389-390.
76
El contenido de los pronunciamientos aparecidos en mayo de 1834 contra las reformas de
Gómez Farías puede compararse en la página web:
“The Pronunciamiento in Independent Mexico, 1821-1876”, Arts & Humanities Research
Council (arts.st-andrews.ac.uk/pronunciamientos/).
77
Véase Sánchez Santiró, Azúcar, 2001, p. 65; Sánchez Santiró, “Producción”, 2004, p. 613, y
Reynoso, Dulzuras, 2011, p. 34, gráfica 1.
57
La Revolución por escrito
Planes político-revolucionarios del estado de Morelos, siglos XIX y XX
ANEXO 3
Plan de Cuernavaca
25 de mayo de 1834
221
1. Que su voluntad está en abierta repugnancia con las leyes y decretos de
proscripción de personas; las que se han dictado sobre reformas religiosas;
la tolerancia de las sectas masónicas y con todas las demás disposiciones que
traspasan los limites prescritos en la Constitución general y en las particulares
de los Estados.
2. Que es conforme a esta misma voluntad y al consentimiento del pueblo,
que no pudiendo funcionar el Congreso general y legislaturas particulares sino
en virtud de las facultades que les prescriben sus respectivas constituciones,
todas las leyes y providencias que han dictado saliéndose notoriamente fuera
de aquel circulo, deben declararse nulas, de ningún valor ni efecto, y como si
hubieran emanado de alguna persona privada.
3. Que el pueblo reclame respetuosamente la protección de estas bases justas
y legales al Exmo. Sr. presidente de la República don Antonio López de Santa
Anna, como única autoridad que hoy se halla en la posibilidad de dispensarla.
4. El pueblo declara que no han correspondido a su confianza los diputados
que han tomado parte en la sanción de las leyes y decretos referidos, y espera que
así ellos como los demás funcionarios que se han obstinado en llevar adelante
las resoluciones de esta clase, se separen de sus pueblos y no intervengan ni en
contra ni en favor de esta manifestación hasta que la nación, representada de
nuevo, se reorganice conforme a la Constitución y del modo mas conveniente a
su felicidad.
5. Que para sostenimiento de las providencias que dicte el Exmo. Sr.
presidente, de conformidad con las ideas que van expresadas, se le ofrece la
eficaz cooperación de la fuerza que tiene aquí reunida.
Estos artículos han sido proclamados por el pueblo en masa y otorgados por
la junta que al efecto se ha celebrado por el ayuntamiento y principales vecinos
de esta villa, por lo que se da cuenta inmediatamente al Exmo. Sr. primer
magistrado de la República para que este Plan obre sus efectos en su superior
conocimiento. Cuernavaca. 25 de Mayo de 1834. Exmo. Sr. Ignacio Echeverría.
– José Mariano Campos, secretario.
223