Estandarización de Productos Frescos

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Estandarización de productos frescos

En la actualidad casi todos los productos agrícolas de los paises desarrollados


son comercializados en base a estándares oficiales establecidos por leyes
nacionales o internacionales. El papel que desempeñan los estándares oficiales
es de especial importancia en el caso de productos perecibles como frutas y
hortalizas frescas.

La estandarización, tal como se aplica a los productos frescos, puede


describirse como "la aceptación común de la práctica de clasificar el producto
y ofrecerlo para la venta, en términos de calidad que han sido definidos en
forma precisa y que son constantes en el tiempo y la distancia". El aspecto de
tiempo y distancia es importante ya que la calidad del producto se deteriora
con el paso del tiempo y el manejo; de modo que aquello que sale de la
bodega de empaque clasificado como de grado uno, puede ser clasificado
como grado dos a su llegada al mercado mayorista, si el tiempo que transcurre
es excesivo junto con una manipulación deficiente.

Los grados y estándares tienen valor económico para todo el proceso de


mercadeo y cumplen con varios propósitos importantes:

(i) Constituyen el primer paso en un mercado ordenado al proporcionar un


lenguaje común para productores, empacadores, compradores y
consumidores;
(ii) Los estándares precisos son indispensables en la solución de las disputas
entre comprador y vendedor;
(iii) Los grados de calidad estandarizados forman la base de las encuestas de
mercado y precios utilizados y publicados por los servicios de inteligencia de
mercado y noticias de mercado, y son necesarios para una comparación real
de los precios.

Así pues, los grados de estándares de calidad son útiles para hacer más
"transparente" el mercado, lo que es ventajoso para los productores,
comerciantes y consumidores. La estandarización, tanto del producto como
del envase, permite el mercadeo más rápido, eliminando la ineficiencia y
permitiendo un mayor uso de equipo especial para su manejo, incluyendo su
posible paletización.

Esta mayor rapidez significa reducir los costos generales e incrementar la


capacidad para manejar mayores volúmenes de productos en el mismo tiempo
con el mismo trabajo, con el resultado que las ganancias aumentan, los riesgos
disminuyen y los agricultores que producen mayor calidad pueden exigir y
recibir mejores precios, ganando el consumidor al existir disponibles
productos de mejor calidad y más nutritivos.
 

La Organización Internacional de Normalización (ISO) define calidad como la


capacidad de un producto o ser vicio de satisfacer las necesidades declaradas o
implícitas del consumidor a través de sus propiedades o características. Mediante la
gestión de la calidad, las organizaciones (empresas, instituciones, explotaciones
agrarias, etc.) tratan de mejorar en un proceso continuo la satisfacción del cliente con
sus productos o ser vicios. Desde este punto de vista, la calidad es una noción
subjetiva (ligada al sujeto, al consumidor), la cual además está sometida a los mismos
cambios que se suceden en la sociedad a lo largo del tiempo. Pese a este carácter
subjetivo del concepto de calidad, o quizás debido a ello, cada día parece más
importante en el ámbito de la actividad comercial disponer de mecanismos que
aseguren de algún modo la posesión de ciertos atributos objetivos de calidad o el
cumplimiento de determinados requisitos en los procesos productivos relacionados
con ésta.
– Seguridad alimentaria. La calidad como resguardo de inocuidad, esto es, que el alimento se encuentre
libre de contaminaciones que supongan una amenaza para la salud. Los estándares mínimos de
seguridad que debe satisfacer un producto alimenticio son controlados por las Administraciones públicas y
de obligado cumplimiento.
– Calidad nutricional. La calidad que se refiere a la aptitud de los alimentos para satisfacer las
necesidades del organismo en términos de energía y nutrientes. Este factor ha adquirido gran relevancia
para el consumidor informado que conoce el potencial preventivo de una dieta saludable y equilibrada.
– Calidad definida por los atributos de valor. Estos atributos son factores que están más allá de la
calidad básica nutricional o de inocuidad de un alimento, y diferencian los productos de acuerdo a sus
características organolépticas y a la satisfacción del acto de alimentarse ligada a factores socioculturales,
medioambientales, éticos, tradicionales, etc. Así se consideran elementos como el color o sabor de los
alimentos (ej: requisitos organolépticos de calificación de algunas denominaciones de origen de vino o
aceite), el respeto al medio ambiente a lo largo de la cadena productiva (ej.:productos ecológicos), el
respeto a los trabajadores encargados de la producción (ej.:comercio justo) o el respeto a las tradiciones
(ej.: alimentos elaborados por métodos tradicionales).

Los grados y estándares tienen valor económico para todo el proceso de


mercadeo y cumplen con varios propósitos importantes:

(i) Constituyen el primer paso en un mercado ordenado al proporcionar un


lenguaje común para productores, empacadores, compradores y
consumidores;
(ii) Los estándares precisos son indispensables en la solución de las disputas
entre comprador y vendedor;
(iii) Los grados de calidad estandarizados forman la base de las encuestas de
mercado y precios utilizados y publicados por los servicios de inteligencia de
mercado y noticias de mercado, y son necesarios para una comparación real
de los precios.
Así pues, los grados de estándares de calidad son útiles para hacer más
"transparente" el mercado, lo que es ventajoso para los productores,
comerciantes y consumidores. La estandarización, tanto del producto como
del envase, permite el mercadeo más rápido, eliminando la ineficiencia y
permitiendo un mayor uso de equipo especial para su manejo, incluyendo su
posible paletización.

Esta mayor rapidez significa reducir los costos generales e incrementar la


capacidad para manejar mayores volúmenes de productos en el mismo tiempo
con el mismo trabajo, con el resultado que las ganancias aumentan, los riesgos
disminuyen y los agricultores que producen mayor calidad pueden exigir y
recibir mejores precios, ganando el consumidor al existir disponibles
productos de mejor calidad y más nutritivos.

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