América Latina. Democracia, Pensamiento y Acción PDF
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Reflexiones de utopía
BDBI
Primera edición: 2003
ISBN: 970-722-169-0
Prólogo
Horacio Ceruiii Guldberg 11
1. Razones de utopía
El destino de la utopía como alternativa
Fernando Ainsa 17
Aproximaciones a los usos del concepto de utopía en el pensamiento
latinoamericano
Edgardo Cáceres 37
Subjetividad y tiempo en la construcción de la utopía
Alicia Fignoni Armanasco 45
Utopía y realidad en el pensamiento intercultural
Heinz Krumfcl 59
Utopías y culturas
María del Rayo Ramírez Fierro 75
Una utopía del cuerpo para América Latina
Arturo Rico Bovio 87
Condición humana, derechos humanos y utopía
Arturo Andrés Roig 105
América como utopía
Irene Vegas García 117
2. Democracia y utopías
Democratización y utopía nuestroamericana
Yamandú Acosta 147
Latinoamérica. Necesario presente concreto actual de utopía
José Luis Balcárcel Ordóñez 157
La utopía para América. En busca del topos perdido. U n desafío
para la resistencia
María Cecüia Colomhani 181
Utopía y comunicación mestiza
Manuel de Jesús Corral Corral 193
La utopía del mercado total y el poder imperial
Edgardo Lander 207
Democracia y utopía
Fernanda Navarro 245
Democracia e imaginario democrático
Rodrigo PáizMontalbán 259
La utopía y el imposible revolucionario como ideal
Enrique Vhieta Gómez 267
3. Hechos de utopía
Mito, utopia e sobre-significagao da pluralidade cultural
no Perú contemporáneo
Selma Baf lista 279
Las nuevas utopías estudiantiles
híugo E. Biagini 309
La construcción de la V República de Venezuela: ?Anacronía
populista o nueva utopía democrática^
Carmen L. Bohórquez 315
Allpa Tarpuy: La siembra ritual del maíz en Kotama-Otavalo
LUÍS Enrique "Katsa" Cachiguango 333
Cultura latinoamericana y globalización
Carlos Lenkersdorf 351
Brasil imaginario
Danielle Periñ Rocha Pitta 363
Finchemos el Globo desde la Tierra
Judith Valencia 373
Modernidad Andina: Los Aymarás de) Altiplano del Perú
Domingo Llanque Chana 397
Epílogo
?De cómo América Latina apoyó (¡debió ayudar!) a los USA
y al mundo<-
Horacio Cerutti Guldberg 417
PRÓLOGO
€
n la presentación del hermoso volumen que recoge las memorias
del simposio que organizáramos para el 48° Congreso Internacional
de Americanistas, reunido en Estocolmo, Suecia, en 1994, incluí
dos párrafos que es menester reproducir a continuación:
^ Oscar Agüero y Horacio jCemtti Guldberg (editores), Utopia y nuestra América. Quito,
Abya-Yala, 1996, p. 5.
11
12 Horacio Cerutti Guldberg
^ The Mitleninum amortg the Tupí-Cocama. A Case of Religious Etkno-dynamism in ihe Permian
Amazoti. Uppsala, Research Reports in Cultural Anthropology, 1992, 132 págs.; edición
castellana; E! milenio en la Amazonia peruana, mito-utopíñ tupi-cocama o la subversión del orden
Simbólico. (Colección Abya-Yala, n° 9). Quito, AbyaYaia, 1994.
14 Horacio Cerutti Guldberg
417
418 Horacio Cerutti
poder se escurre de las manos de los dominadores como agua en una cesta.
Tan simple como constatar que la pirámide se sostiene por la base.
En la intrincada resignificación en curso, la fuerza de la acción negadora
latinoamericana hizo añicos ciertos mitos. La civilización moderna perdió
su poder hegemónico en los imaginarios colectivos y dejó de ser compren-
dida (autocomprendida) como superior o más desarrollada. Acabó la
ideologización eurocéntrica de las conciencias.
Como castillo de naipes se vino abajo la presunta exigencia moral que
obligaba a desarrollar a los caracterizados e inventados como más primitivos,
rudos, bárbaros, aunque no lo quisieran y mediante la sutil "pedagogía" de
pan y bombas... La pretendida y falaz unilinealidad del desarrollismo etapista
dejó lugar a identidades múltiples y coexistentes, muchas veces gratamente
complementarias. Dejó de justificarse toda violencia al quedar sin sustento
los manidos argumentos "humanitarios" de las guerras justas (muy sucias,
por cierto) coloniales. Las víctimas se saUeron del espacio ritual que les era
asignado, recusando toda actitud sacrificial y exorcizando los holocaustos de
los sedicentes "salvadores". Por supuesto, ello conllevó la disolución de las
atribuciones de "culpas" a las víctimas y la no aceptación de sufrimientos
impuestos para alcanzar "madurez" coercitivamente. En fin, la pérdida de la
inocencia autoatribuida de los centros dominantes hizo redescubrirse en toda
su inocencia a las auténticas víctimas de la irracionalidad de un sistema de
poder "moderno" asfixiante de toda experiencia de la alteridad.
Una caravana, organizada por los Zapatistas y la Confederación Ecua-
toriana de Pueblos Indígenas, un humaniour como dijera algún periodista
con sentido del humor, encabezada por Rigoberta Menchú y José Saramago
se puso en marcha para llegar cuanto antes desde esta América hasta el
lejano Afganistán. Todos los medios de transporte fueron utilizados, me-
nos, por supuesto, los peligrosísimos aviones. Por aire, mar y tierra avanzó
esta caravana humanizadora hasta aquellas tierras ricas en petróleo y
pobladas de empobrecidos grupos, para llevar aliento y fraternidad. Las avan-
zadas —de internacionalistas peyorativamente denominados globaUfó-
bicos— europeas, africanas y asiáticas llegaron antes en canoas, balsas,
globos, camellos y bicicletas. El ambiente no se degradó. Por el contrario,
se fueron sembrando plantas durante todo el viaje y ahora constituyen las
Epílogo 423