Gaceta Penal y Procesal Penal - Cuadernos Electrónicos de Doctrina y Jurisprudencia para El Litigio Penal - Julio 2020

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JULIO 2020

Cuadernos Electrónicos
de Doctrina y
Jurisprudencia para el

LITIGIO PENAL 1
Monográfico:
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar
la audiencia de juzgamiento del contumaz
Mario Lohonel Abanto Quevedo

DOCTRINA PRÁCTICA
LEGISLACIÓN
JURISPRUDENCIA

UNA PUBLICACIÓN DEL GRUPO

27 AÑOS DE LIDERAZGO
CUADERNOS ELECTRÓNICOS DE DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA
PARA EL LITIGIO PENAL N° 1

© Mario Lohonel Abanto Quevedo


© Gaceta Jurídica

SUBDIRECTOR:
Elky Alexander Villegas Paiva
COORDINADORES:
Cristhian Cerna Ravines / Anggela Lizano Córdova

Primera edición: agosto 2020


Prohibida su reproducción total o parcial
D. Leg. Nº 822
Diagramación de carátula: Martha Hidalgo Rivero
Diagramación de interiores: Rosa Alarcón Romero

Gaceta Jurídica S.A.


Av. Angamos Oeste Nº 526, Urb. Miraflores
Miraflores, Lima - Perú
Central Telefónica: (01) 710-8900
E-mail: [email protected] / www.gacetapenal.com.pe
Presentación

Presentación

No es de recibo permitir –parafraseando a Binder– que se instale una visión


superficial y hasta frívola de la enseñanza de la litigación, puesto que “[n]o se trata
de lecciones teatrales, más o menos improvisadas. Aprender a litigar es una parte
importante del arte de la abogacía”(1).
Por ello, resulta necesario el conocimiento y empleo preciso de las categorías
dogmáticas, la correcta interpretación de la ley aplicable y del buen manejo de las
técnicas de litigación, que en conjunto permitan el adecuado debate al interior del
proceso penal y la mejor solución posible al mismo, sin renunciar al objetivo de la
búsqueda de la verdad.
Bajo esta premisa, Gaceta Penal & Procesal Penal, con la finalidad de seguir
siendo la principal herramienta de consulta para el litigio penal de jueces, fiscales y
abogados, pone a disposición de sus miles de suscriptores y de toda la comunidad
jurídica su suplemento digital denominado Cuadernos Electrónicos de Doctrina y
Jurisprudencia para el Litigio Penal, el cual cada mes tratará un tema relevante en
materia penal o procesal penal de forma monográfica.
Así, en estos Cuadernos, la doctrina con un enfoque práctico, la legislación y
la jurisprudencia se reúnen para que el operador jurídico cuente con un completo
estudio y desarrollo de una determinada institución del Derecho Penal o Procesal
Penal.
Por todo ello, estamos ante una extensión perfecta de nuestra revista Gaceta
Penal & Procesal Penal, que por más de una década se ha consolidado como la
revista líder del medio jurídico peruano, ofreciendo información profesional de
calidad para el quehacer diario de los abogados, jueces, fiscales y demás actores del
sistema penal.
Desde esta perspectiva, en este primer número se analiza el instituto del plazo
razonable y óptimo para el juzgamiento del contumaz, abordado por el magistrado
Mario Lohonel Abanto Quevedo. Dicho estudio se complementa con la sistemati-
zación de la legislación aplicable sobre tal instituto y una selección de la más rele-
vante jurisprudencia relacionada a los diferentes aspectos de la contumacia.

(1) BINDER, A. (2016). “Prólogo” a LORENZO, L. Manual de litigación. (1ª edición, 5ª reimpresión). Buenos
Aires: Didot, p. 16.

3
Estamos seguros de que todos nuestros suscriptores le sacarán el máximo prove-
cho a este nuevo contenido que les ofrece Gaceta Penal & Procesal Penal.

Elky Alexander Villegas Paiva


Subdirector de Gaceta Penal & Procesal Penal
ÍNDICE

DOCTRINA PRÁCTICA

Plazo razonable y plazo óptimo


para iniciar la audiencia
de juzgamiento del contumaz
Mario Lohonel Abanto Quevedo

I. Introducción.............................................................................................. 7
II. Regulación de los plazos procesales......................................................... 9
III. Regla general de plazo mínimo legal para iniciar audiencia de
juzgamiento............................................................................................... 11
IV. Presupuestos y alcance de la declaración de contumacia en etapa
de juzgamiento.......................................................................................... 13
V. Observancia del plazo mínimo legal para iniciar audiencia
de juzgamiento del contumaz.................................................................... 17
VI. Plazo máximo razonable para iniciar audiencia de juzgamiento
del contumaz............................................................................................. 20
VII. Principios en tensión al observar el plazo mínimo legal o el plazo
máximo razonable..................................................................................... 25
VIII. Plazo óptimo para iniciar audiencia de juzgamiento del contumaz......... 27
IX. Procedimiento judicial de optimización del plazo.................................... 29
X. Objeciones previsibles............................................................................... 30
XI. Conclusiones.............................................................................................. 32
Referencias.......................................................................................................... 34

LEGISLACIÓN

LEGISLACIÓN APLICABLE EN DONDE ESTÉ VIGENTE


EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES DE 1939
• Normas sobre contumacia y ausencia (Decreto Legislativo N° 125) ...... 37

5
Índice

• Precisan para el caso de los contumaces, la aplicación y el momento


en que opera el principio jurisdiccional de no ser condenado en ausencia
(Ley N° 26641).......................................................................................... 39
• Establecen disposiciones sobre la declaración judicial de ausencia
o contumacia en la fase instructiva del proceso penal sumario
y ordinario, y sobre el auto que da inicio al proceso penal sumario.
y ordinario. (Resolución Administrativa N° 310-2014-CE-PJ)................. 40

LEGISLACIÓN APLICABLE EN DONDE ESTÉ VIGENTE


EL CÓDIGO PROCESAL PENAL DE 2004

Código Procesal Penal de 2004.......................................................................... 44

JURISPRUDENCIA

1. Concepto de contumacia........................................................................... 45
2. Presupuestos materiales para la declaración de contumacia.................... 45
3. Para poder declarar la condición de contumaz se debe tener la certeza
de que el justiciable tenía conocimiento cierto o presunto de los actos
procesales ordenados por el juzgador....................................................... 47
4. Suspensión de la prescripción como consecuencia o efecto jurídico
necesario de la declaración de contumacia............................................... 47
5. La declaración de contumacia constituye una situación procesal
que legitima al juez para ordenar la detención del procesado renuente
a acatar el cumplimiento de determinados mandatos procesales............. 48
6. Juez contra el que se solicitó una recusación no puede expedir
una resolución de contumacia................................................................... 49
7. En el proceso penal seguido bajo las reglas del CdPP de 1939,
la contumacia produce la suspensión de la prescripción.......................... 49
8. En el proceso penal seguido bajo las reglas del CPP de 2004,
la contumacia no produce la suspensión de la prescripción..................... 50

6
DOCTRINA PRÁCTICA

Plazo razonable y plazo óptimo


para iniciar la audiencia
de juzgamiento del contumaz
Mario Lohonel Abanto Quevedo(*)

El autor expone las razones que permiten la regulación judicial del plazo de juzga-
miento que corresponde a quien ha sido declarado contumaz; en ese sentido, sos-
tiene que no es necesaria una regulación legal propia de este plazo para el acusado
contumaz, debido a que en materia de plazos existe previsión legal específica para
su regulación judicial. Asimismo, considera que es un error asumir que la ley pro-
cesal penal omite fijar el plazo de inicio de la audiencia de juzgamiento del contu-
maz y peor error es afirmar la existencia de un “plazo de resolución de la situación
jurídica del contumaz”.

MARCO NORMATIVO

• Constitución Política del Perú: art. 2, inc. 21, lit. f)


• Código Procesal Penal de 2004: arts. 79, 137, 145, 146, 156, 355, 356, 360 y 412.
• Código de Procedimientos Penales de 1939: art. 210.
• Ley Orgánica del Poder Judicial: arts. 125 y 126.

PALABRAS CLAVE: Plazo / contumaz / ponderación / interpretación / juzgamiento

I. INTRODUCCIÓN
El modelo procesal penal adoptado en nuestro país comporta un cambio de idio-
sincrasia personal y procesal para todo intérprete razonable de la ley(1) que participa,
directa o indirectamente en la adopción paulatina del sistema; ello es una sucesión

(*) Juez del Juzgado Penal Colegiado Supraprovincial de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca.
(1) Mal llamado “operador jurídico” (Espejo Rosell, 2011), disponible en:<https://tinyurl.com/y9qy33cq>.

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Mario Lohonel Abanto Quevedo

de actos para el nuevo proceso judicial, que requiere generar una contracultura (Bin-
der, 2012, p. 154).
Exige competencias para el estudio, para el desarrollo de criterios compatibles
a los fines del proceso y para identificar –y mejorar– procedimientos auxiliares al
proceso penal; por lo tanto, el modelo procesal penal debiera segregar a quienes, por
molicie, no han podido adaptarse al cambio, al no ser capaces de adquirir esas com-
petencias y desempeñarse según ellas(2). Desde luego, esta selección se evidencia, pri-
mero, donde el litigio penal requiere excelencia, tanto de abogados, fiscales y jueces,
como de los propios ciudadanos que, informados y con medios suficientes, pueden
escoger el mejor servicio de defensa jurídica para salvaguardar sus intereses.
Inscrito en el contexto de la constitucionalización del Derecho (Prieto Sanchís,
2013, p. 27), el modelo del Código Procesal Penal de 2004 (en adelante, CPP) exige
un nuevo perfil del intérprete de la ley, en el que la razonabilidad se erige como pilar
esencial y la participación del juez como protagónica, y surge “la idea matriz de que
es en las decisiones de los jueces donde el Derecho se revitaliza y actualiza en sus
contenidos” (Figueroa Gutarra, 2018, p. 29).
Esto lleva a comprender que la implementación de las disposiciones procesales, a
través de su práctica, no estará exenta de controversia, debiéndose producir soluciones
en línea con sus principios esenciales, esto es, entre la garantía y la eficacia. Moccia
(1995) advertía la importancia de la teleología del sistema penal en la producción de
soluciones interpretativas, precisando que “es el conocimiento de los perfiles ideoló-
gicos que caracterizan (o deberían caracterizar) al sistema, lo que permite una elabo-
ración normativa y una actividad interpretativa coherente y practicable en tanto que
funcional a las opciones fundamentales” (p. 76). Este procedimiento es parte de esa
contracultura que responde al modelo inquisitivo latinoamericano (Riego Ramírez,
2004, p. 375).
En esta ocasión nos concentramos en exponer una solución interpretativa para
el procedimiento procesal de señalamiento de fecha para el inicio de la audiencia de
juzgamiento del acusado contumaz. Partimos de la regulación legal acerca de los
plazos procesales, la regla –expresa, desde luego– para el acusado que se somete a
la convocatoria judicial, ya sea en estado de libertad, de prisión preventiva o de con-
dena efectiva previa; pasando a través de los conceptos de contumacia, plazo mínimo,
plazo razonable y desarrollando el concepto del plazo óptimo o judicial. Conclui-
remos formulando y proponiendo la justificación jurídica para incorporar el plazo
óptimo en la resolución judicial de convocatoria a inicio de juzgamiento del acusado
contumaz.

(2) Por ejemplo, competencias para adaptar la defensa a la recepción de las formas de negociación en el proceso
penal. Al respecto, con detalle en la fuente anglosajona, Herrera Guerrero (2014, p. 30).

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Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

II. REGULACIÓN DE LOS PLAZOS PROCESALES


El CPP dedica su Segundo Libro a la actividad procesal e, inmediatamente, su
Sección I se encarga de los preceptos generales; esta sección se compone de tres títu-
los: el primero, referido a las actuaciones procesales; el segundo acerca de los plazos;
y, el tercero, referido a la nulidad. El segundo título, el que nos interesa, se compone
de siete artículos, lo que significa, obviamente, que el legislador sí ha destinado un
apartado específico en el CPP para los plazos procesales; por consiguiente, una actua-
ción procesal o consigna su propio plazo en el artículo que la describe o no lo hace
porque su plazo es aquel descrito en la regulación general del mencionado Título II
de la Sección I del Libro Segundo del CPP.
Esta realidad incontestable nos proporciona una primera conclusión: la ausencia
de un plazo especial en la descripción legal de un procedimiento o actuación procesal
no significa que exista un “vacío legal” al respecto. Deberá acudirse a todas las dispo-
siciones generales sobre plazos procesales en busca de aquellas que, por pertinentes,
contribuyan a obtener ese plazo, lo cual es un recurso que habilita la producción de
una respuesta interpretativa conforme al Estado de Derecho (Hassemer, 1998, p. 68)(3).
Asimismo, el artículo 142 del CPP contiene la regla de la puntualidad, que com-
porta más que la simple orden para que las actuaciones procesales se realicen en el
día y hora señalados, sin admitirse dilación; esta regla impone el deber de observar
los plazos porque en su cumplimiento se compromete no solo la legalidad, sino, como
veremos cuando nos adentremos en la situación de la contumacia, la razonabilidad en
términos de respeto a los principios procesales y a los derechos fundamentales, como
el de defensa eficaz y dignidad humana, respectivamente, pasando por la presunción
de inocencia y de no culpabilidad.
Este artículo concluye estableciendo el factor de cómputo de plazos, que es de
días, horas y término de la distancia según el calendario común o gregoriano; esto
concuerda con la previsión del artículo 126 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgá-
nica del Poder Judicial, pues señala que en los procesos penales se consideran hábi-
les todos los días y horas del año. Inmediatamente antes, el artículo 125 de esta ley,
faculta a los jueces a habilitar los días y horas inhábiles en los casos señalados por las
normas procesales, eso significa que es posible la realización de actuaciones procesa-
les en los días en los que expresamente esa misma ley orgánica señala la suspensión
del despacho judicial (artículo 247), a saber, los sábados, domingos, feriados no labo-
rables, los de duelo nacional y judicial, inicio del Año Judicial y por el día del juez.
El artículo 143 del CPP describe tres escenarios de cómputo de plazos (incisos 1,
2 y 5) y dos reglas (incisos 3 y 4) para ello; asimismo, ya que esta regulación legal se

(3) Hassemer (1998, p. 68) señala que “los conceptos ‘Estado de derecho’ y ‘conformidad al Estado de derecho’
se han convertido en conceptos claves en las discusiones y reflexiones jurídico políticas del último tiempo.
Y con razón, pues la conformidad al Estado de derecho decide –tanto en la teoría como en la práctica– si
es deseable política y socialmente”. En esa lógica, revísese la estructura de la obra de Castillo Alva (2004),
pues clasifica y desarrolla los principios del Derecho Penal sobre la base de los componentes del Estado (de
derecho, social y democrático), con el fundamento de su clasificación.

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Mario Lohonel Abanto Quevedo

refiere a un ordenamiento jurídico –el penal– que limita la libertad personal o derechos
conexos, se parte siempre de la regla que considera días naturales para el cómputo de
plazos, rechazando hacerlo solo con los días hábiles, pues es un hecho objetivo que la
privación de libertad preventiva o la detención domiciliaria o preliminar constituyen,
en cada instante, una privación de libertad continuada: se está privando de libertad
en todo momento, ya sea día hábil o no. Esta es la regla del inciso tercero del citado
artículo: “solo se computarán los días inhábiles tratándose de medidas coercitivas que
afectan la libertad personal y cuando la
Ley lo permita”; además, el inciso cuarto
señala que cuando un plazo venza en


día inhábil, pero no está afectando la
El plazo de citación a libertad personal, se prorroga de pleno
juzgamiento del contumaz derecho al día siguiente hábil.
no se trata de un vacío Los restantes tres escenarios de
normativo, sino de una cómputo de plazo comparten una carac-
opción del legislador terística y es que, entonces, para todo
procedimiento penal regido por un plazo,
para que se imponga la se computarán días naturales de estricta
razonabilidad y se optimice extensión, cuando comprometen o limi-
el derecho de defensa y tan la libertad. Así, cuando el cómputo
la igualdad de armas al es por horas, se computa el plazo desde
el instante en que se produjo el acto pro-
determinar el plazo de cesal, incluyendo las horas del día inhá-
señalamiento del inicio del bil, salvo que exista disposición legal en
juzgamiento
” contrario, y cuando el cómputo es por
días, se efectúa a partir del día siguiente
hábil de conocido el mandato o de notifi-
cado con él. Por último, los plazos comu-
nes (que son aquellos que crean, modifican o extinguen posibilidades de actuación
para más de un sujeto procesal, como el procedimiento para obtener la pericia) se
computarán desde el día siguiente hábil de la última notificación.
Las dos reglas del artículo 144 del CPP, precedidas de la sumilla “caducidad”, no
se refieren a esta consecuencia; el primer inciso de este artículo ordena que al vencer
un plazo máximo sin que se haya hecho aquello habilitado para realizarse, caduca esta
posibilidad irremediablemente, salvo que la ley permita prorrogar ese plazo de cadu-
cidad. No se requiere declaración en tal sentido, de allí que la caducidad no debe ser
siquiera invocada pues opera de pleno derecho ante el trascurso del tiempo (Merino
Acuña, 2007, p. 20). Este es el auténtico efecto de la caducidad, es decir, el efecto
extintivo de la acción potencial.
Apartándose de la naturaleza procesal y objeto extintivo de la caducidad, el
segundo inciso del artículo 144 del CPP, señala que los plazos que solo tienen como
fin regular la actividad de fiscales y jueces, serán observados rigurosamente por ellos
y, si no lo hicieran, esto solo les acarrea responsabilidad disciplinaria. La precedencia

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Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

de la regla anterior funda la siguiente interpretación sistemática: la inobservancia de


plazos por fiscales y jueces, respecto a sus funciones, no genera caducidad alguna.
Desde luego, esta interpretación resulta impertinente si se considera que la caducidad
opera frente a quien tiene interés propio en una situación jurígena, porque le afecta
directamente; pero no es este el caso del fiscal, que interviene con objetividad y pro-
cede con interés institucional (social), ni el del juez, que es, por antonomasia, imparcial.
Los presupuestos y efectos de la reposición del plazo es el objeto del artículo 145
del CPP, esta reposición es respecto a un plazo legalmente señalado para un fin espe-
cífico o para ejercer la facultad concedida por la ley; desde luego, esta reposición es
excepcional y ello explica que se vincule a factores de fuerza mayor o caso fortuito,
pero también al defecto en la notificación que no le es imputable al solicitante de la
reposición. Esto significa que el pedido de reposición del plazo puede ser parcial o
total; por ejemplo, si un plazo ya empezó a computarse, pero sobreviene una catás-
trofe o una pandemia que imposibilita el desplazamiento físico del solicitante, sin
que se adopte una medida de suspensión del plazo, puede pedirse la reposición par-
cial del plazo; por otro lado, si el plazo ha trascurrido por notificación defectuosa, la
reposición será total.
Desde luego, hay tiempo para solicitar por escrito la reposición del plazo y es de
24 horas luego de desaparecido el impedimento o de conocido el acontecimiento que
da nacimiento al plazo. En esta solicitud deberá explicarse el motivo que imposibi-
litó la observancia del plazo, su justificación y la mención de todos los elementos de
convicción de los cuales se vale el solicitante para comprobarlo, indicar la actividad
omitida y la expresión de voluntad de llevarla a cabo.
Lo que interesa para el propósito que nos convoca en esta ocasión, es la regla de
subsidiariedad del artículo 146 del CPP, que precisa que “[e]l fiscal o el juez podrán
fijar plazos a falta de previsión legal o por autorización de esta”. La regla es sencilla,
pero lo importante es aceptar que si no se halla un plazo legal expreso para determi-
nada situación procesal específica, esto no significa que exista un vacío respecto al
plazo, sino simplemente que este plazo, dependiendo de la naturaleza de la situación
procesal, será regulado por el fiscal o por el juez, tanto más si es que existe autori-
zación legal para hacerlo. Si se acepta esto, que es evidente, luego será ya más fácil
aceptar que el hecho de no hallar un plazo legal puede significar la expresa opción
legislativa para que sea regulado discrecionalmente, en atención a notas de particu-
laridad que hacen a cada caso distinto, aunque la situación procesal sin plazo legal
expreso sea la misma.
La renuncia a los plazos la comentaremos casi al concluir (punto VIII), pues es
el pilar fundamental de la propuesta que en este ensayo realizamos.

III. REGLA GENERAL DE PLAZO MÍNIMO LEGAL PARA INICIAR


AUDIENCIA DE JUZGAMIENTO
El inciso 1, del artículo 355 del CPP, describe el proceder del juez de juzga-
miento, unipersonal o colegiado, respecto a la citación a juicio; consigna que dicho

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Mario Lohonel Abanto Quevedo

juez “dictará el auto de citación a juicio con indicación de la sede del juzgamiento
y de la fecha de la realización del juicio oral, salvo que todos los acusados fueran
ausentes”; asimismo, precisa que “[l]a fecha será la más próxima posible, con un
intervalo no menor de diez (10) días” (el resaltado es nuestro). Nos interesa dete-
nernos en la segunda parte de la regla trascrita (resaltada), pues de ella advertimos,
de entrada, dos aspectos.
El primero es que la regla del plazo de citación es una diseñada para el estado
regular de acusados que son citados de forma no compulsiva. Estas personas pueden
hallarse, respecto a su situación jurídica de disponibilidad ante el órgano jurisdiccio-
nal, en cualquiera de los siguientes seis casos: i) comparecencia simple; ii) compa-
recencia restringida; iii) preso preventivo potencial; iv) preso preventivo efectivo; v)
preso por condena previa efectiva con ejecución provisional; o, iv) preso por condena
previa efectiva con ejecución definitiva por firmeza.
Desde luego, solo en los dos primeros casos podríamos asumir que el acusado
citado para el inicio de su juzgamiento se presentará puntualmente debido a que pro-
cede en libertad, en un estado de fidelidad o sujeción a la jurisdicción que le convoca,
por lo que esta persona se somete a la convocatoria judicial. En el tercer caso, es evi-
dente que el acusado sobre el que ya se ordenó prisión preventiva en etapa previa a la
de juzgamiento, pero que aún no se ha hecho efectiva porque no ha sido capturado,
podría tomar conocimiento de la convocatoria judicial para iniciar su juzgamiento;
atendiendo a que, según las reglas procesales de continuidad del juzgamiento, con-
centración de los actos del juicio (inciso 1, del artículo 356 del CPP) y el propósito de
audiencia única (inciso 1, del artículo 360 del CPP), su juzgamiento debería concluir
en una sola sesión y, 48 horas después como máximo, se emite el fallo, que podría
ser de inocencia o no culpabilidad; el acusado presunto no culpable tiene habilitado
el ámbito de su libertad personal para someterse a la jurisdicción(4) (vocatio) y asu-
mir la prisión preventiva, al menos por breve periodo, hasta la ejecución provisional
de su absolución.
En los tres escenarios finales, el acusado citado no tiene más opción que concurrir
a la sala de audiencias, porque su libertad ambulatoria ya está intervenida; sin embargo,
pese a ello, debemos presumir su sometimiento a la jurisdicción, salvo que demuestre
oposición física a su traslado hasta el recinto judicial por la autoridad penitenciaria.
El segundo aspecto es que la regla del plazo de citación para inicio de juzga-
miento del inciso 1, del artículo 355 in fine del CPP, establece un plazo mínimo
antes del cual no se puede iniciar la audiencia de juzgamiento: “[l]a fecha será la
más próxima posible, con un intervalo no menor de diez (10) días”, después de ese
periodo, la fecha será la más próxima posible. En consecuencia, preliminarmente es
ilegal señalar fecha de inicio de audiencia de juzgamiento antes de esos 10 días, ya

(4) Neyra Flores (2015) advierte con agudeza que “el imputado tiene ‘derecho’ a estar presente, ello significa
que tiene derecho a hacerlo de un modo libre. No se puede entender por ‘presencia del imputado’ el hecho de
tenerlo en una sala contigua, o sometido a medidas de seguridad tales que le impidan ejercer su derecho de
defensa, u observar la prueba, o atender a lo que dicen los testigos o a participar en los debates”(p. 263).

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Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

que, evidentemente, es una regla establecida en favor de todos los sujetos procesa-
les, pues este plazo mínimo tiene por finalidad hacer posible no solo la correcta y
completa notificación del auto de citación a juicio a todos los implicados en la pre-
sentación de posiciones y en la actuación probatoria, sino también hacer efectiva
la posibilidad de los sujetos procesales de asegurar, coadyuvando a la realización
del principio jurisdiccional de citación a juicio(5), la concurrencia de sus órganos de
prueba, preparar la presentación general de la estrategia probatoria, verificar la com-
pletitud del expediente judicial (inciso 1, del artículo 137 del CPP) y, de ser el caso,
solicitar y lograr la integración del expediente o su debida constitución. Entonces, el
plazo mínimo procura preparar el debido ejercicio del derecho a la defensa y asegu-
rar la igualdad de armas; asimismo, desde la perspectiva del órgano jurisdiccional,
este plazo mínimo también asegura la unidad del juzgamiento, esto es, la economía
procesal a que se refieren las reglas de los ya citados incisos 1 de los artículos 356 y
360 del Código Procesal Penal 2004.
Esto hace patente que el plazo de citación a juzgamiento del contumaz no se
trata de un vacío normativo, sino de una opción del legislador para que se imponga
la razonabilidad y se optimice el derecho de defensa y la igualdad de armas al deter-
minar el plazo de señalamiento del inicio del juzgamiento.
Desde luego, como veremos más adelante, la regla del plazo mínimo de 10 días
naturales debe ser observada también para el contumaz, pues no es un acusado de
segunda clase ni su privación de libertad puede comportar la conculcación de sus
derechos procesales, aunque él o su defensor así lo quieran.

IV. PRESUPUESTOS Y ALCANCE DE LA DECLARACIÓN DE CON-


TUMACIA EN ETAPA DE JUZGAMIENTO
Para Carrión Lugo (1999):
Contumaz es aquél que teniendo conocimiento de que ha sido requerido por
los organismos jurisdiccionales penales no concurre ante los jueces porque
no quiere, adoptando naturalmente una posición de rebeldía. Para ser con-
siderado como tal debe haber pruebas suficientes que acrediten su negativa
de apersonarse al proceso(6). (p. 15)
La ley es poco dada a brindar conceptos sobre las instituciones jurídicas, pero
en el caso de la contumacia, el Decreto Legislativo N° 125, del 12 de junio de 1981,
sí lo hizo, pues lo incorporó en su tercer artículo, junto a sus requisitos, pero también

(5) Sentencia del Recurso de Nulidad N° 980-2015-Puno, del 1 de marzo de 2017, emitida por la Primera Sala
Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con ponencia del juez San Martin Castro,
en su tercer fundamento señala que “[a] lo expuesto se agrega que nunca se notificó a los testigos de descargo
y se sostuvo, ante el pedido de que se conduzca de grado o fuerza a dichos testigos postulado por la defensa,
que la propia parte acusada debía trasladarlos, lo que constituye una clara violación del principio de citación
de las pruebas a cargo del órgano jurisdiccional, y del principio de igualdad de armas”.
(6) Momethiano Santiago (2001, p. 178) hace una breve pero útil referencia histórica sobre el contumaz.

13
Mario Lohonel Abanto Quevedo

sustituyó el artículo 210 del Código de Procedimientos Penales 1940 (promulgado


el 23 de noviembre de 1939, pero vigente a partir del 18 de marzo de 1940), incorpo-
rando el apercibimiento de declaración de contumacia y la doble citación como con-
dición de su efectivización.
La Ley N° 26641, del 26 de junio de 1996, se encargó de establecer la suspen-
sión del plazo de prescripción para el contumaz y de instituir como delito a la contu-
macia, sancionándola con la misma cantidad de pena que corresponde a la del delito
por el que se incurrió en ella.
Por su parte, el Acuerdo Plenario No 5-2006/CJ-116, del 13 de octubre de 2006,
tomó como referencia estos dos antecedentes normativos para proporcionar un con-
cepto de contumacia en su fundamento noveno, precisando que:
El contumaz, en términos generales, es el imputado que conoce su condi-
ción de tal y que está o estará emplazado al proceso para que responda por
concretos cargos penales, y pese a ello deja de concurrir, se aparta volun-
tariamente del proceso [el encausado es consciente de la existencia de un
proceso penal dirigido contra él y decide no acudir a la llamada del órgano
jurisdiccional].
Este acuerdo plenario, además, diferenció los requisitos para la declaración de
contumacia en la etapa de instrucción y en la de enjuiciamiento, siempre bajo los
alcances del Código de Procedimientos Penales 1940.
Por otro lado, la Resolución Administrativa N° 310-2014-CE-PJ, de fecha 10 de
septiembre de 2014, tomando en cuenta la ratio del CPP, pero sin pretensiones de
vinculatoriedad debido a su rango legal en la escala jerárquica, propuso a los jueces
penales a cargo de procesos sumarios y ordinarios del Código de Procedimientos
Penales 1940, evaluar no declarar contumacia en la etapa de instrucción si la citación
del imputado renuente es para que este brinde su declaración instructiva; esto es regla
expresa en el inciso 4, del artículo 79 del CPP.
Desde luego, el Decreto Legislativo N° 125 y la Ley N° 26641, no rigen respecto
al CPP, en virtud del inciso 3 de su Disposición Derogatoria Tercera que señala que
“[q]uedan derogadas: todas las leyes y disposiciones que se opongan a la presente
ley”. El Acuerdo Plenario N° 5-2006/CJ-116 ha perdido actualidad(7) y, por lo tanto,

(7) Ya tres pronunciamientos auténticamente jurisdiccionales se han ocupado de aclarar que los acuerdos plenarios
no son leyes ni instrumentos normativos, por lo que no se aplican como si lo fueran (incluyendo la aplicación
retroactiva), ya que solo tienen función orientadora de la jurisprudencia. El primero fue la Sentencia Casatoria
No 46-2018-Nacional, de fecha 17 de abril de 2019, que señaló que “[c]onforme a la naturaleza del acuerdo
plenario, es impropio hablar de su aplicación retroactiva (o irretroactiva), en tanto este no constituye una
norma legal, ni su fuerza vinculante le da tal calidad. En otras palabras, un acuerdo plenario no se aplica, solo
las normas pueden ser aplicadas. Los acuerdos plenarios le dan un sentido interpretativo a las disposiciones
legales y los criterios fijados son lineamientos hermenéuticos que los jueces deben invocar como sustento
cuando resuelvan un caso en el que deben aplicar una disposición legal interpretada plenarialmente”. Luego,
sobre la base de la anterior sentencia, el mismo argumento fue adoptado también por las Sentencias Casatorias
N° 34-2018-Nacional y N° 45-2018-Nacional, ambas del 6 de junio de 2019.

14
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

pertinencia respecto al CPP; por eso llama la atención que, si este último Código Pro-
cesal se promulgó el 22 de julio de 2004 y se publicó el 29 de julio 2004, en 2015 San
Martín Castro insista (2015, p. 241) en considerar el citado acuerdo plenario como
pertinente para la regulación de la contumacia que realiza el CPP.
Al tomar esa referencia, San Martín Castro (2003) se contradice –incurriendo
en error– y luego, nuevamente se equivoca, pues afirmaba que “[l]a ausencia o con-
tumacia se declara, en todos los casos, de oficio o a pedido de parte, por el juez de la
causa” (p. 282), y luego, expresó que “[l]a ausencia o la contumacia son declaradas
por el juez, a instancia del fiscal o de las demás partes –principio de rogación–, siem-
pre previa constatación” (el resaltado es nuestro) (San Martín Castro, 2015, p. 241)(8).
Con esto claramente excluye la posibilidad de declarar la contumacia de oficio,
sin justificar esta restricción, pese a que no hay prohibición expresa ni hacerlo per-
vierte la naturaleza jurídica de la contumacia. San Martín se equivoca cuando ase-
gura que (el resaltado es nuestro):
La contumacia requiere que se constate que el reo tuvo conocimiento del
requerimiento de la autoridad, fiscal o judicial, y pese a ello no se presenta
voluntariamente a las actuaciones procesales, luego de una segunda cita-
ción, como se anotó en el aludido Acuerdo Plenario. San Martín (2015, p. 241)
Esto es un error, porque el artículo 79 del CPP no establece una segunda citación
como presupuesto para la declaración de contumacia.
El artículo 79 del CPP no proporciona un concepto de la contumacia. En la sen-
tencia del Expediente N° 003-2005-PI/TC, del 9 de agosto de 2006, el Tribunal Cons-
titucional sí lo hizo, diferenciando las situaciones jurídicas de ausencia y contumacia
(fundamento jurídico), señalando que “en el ámbito del proceso penal, el desconoci-
miento que el acusado tenga de la existencia de un proceso, genera un supuesto de
ausencia; mientras que la resistencia a concurrir al proceso, teniendo conocimiento
de él, se denomina contumacia”. A ello unimos que el inciso 3, del artículo 79 del
CPP endilga consecuencias sancionatorias al acusado contumaz, cuando precisa que
“ordenará la conducción compulsiva del imputado y dispondrá se le nombre defensor
de oficio”, pero también, el inciso 5 del citado artículo, añade que: “[s]i la declaración
de ausencia o contumacia se produce durante el juicio oral, el proceso debe archivarse
provisionalmente respecto de aquel”. Esto es perjudicial porque, en caso se trate de un
acusado sobre el que pesa mandato de prisión preventiva no efectivizado, su estado
furtivo se prolonga de hecho. Hasta aquí ya advertimos notas características de su
concepto sancionatorio. Ahora bien, no siendo esto suficiente, aun cuando el contumaz
sea presentado por la Policía Nacional, el inciso 6, del artículo 79 del CPP condiciona

(8) El Decreto Legislativo N° 125, de fecha 12 de junio de 1981, no consignó impedimento expreso al juez para
declarar de oficio la contumacia ni legitima solo a las partes a requerirla, sino que señala: “[s]i el acusado
persistiera en su inconcurrencia, se hará efectivo el apercibimiento (...)”; el artículo 79 del CPP tampoco lo
hace. Sin embargo, en el mismo sentido que San Martín Castro (2003) en el año 2003, es decir, sosteniendo
que solo es posible declarar la contumacia a instancia de parte, se pronuncia Peña Cabrera Freyre (2006),
aunque él lo hace en 2006 y refiriéndose al CPP (p. 356).

15
Mario Lohonel Abanto Quevedo

el cese de la contumacia a que sean “realizadas las diligencias que requieran su inter-
vención” (San Martín Castro, 2015, p. 242). Es pues, la declaratoria de contumacia,
la imposición de una sanción(9), de un castigo temporal al estado de libertad ambula-
toria, sin perjuicio del mandato de prisión preventiva, si es que preexiste.
Destacando el carácter temporal de este castigo respecto al estado de libertad
ambulatoria del acusado, la Sentencia Casatoria No 627-2018-Arequipa, de fecha 10
de octubre de 2019, considera que, bajo la lógica del CPP, esta intervención no puede
acarrear la suspensión de la prescripción a que se refiere el primer artículo de la Ley
N° 26641; así lo expresaron los jueces de la Corte Suprema en la mencionada sen-
tencia, al mencionar que:
No resulta adecuado ni racional mantener la suspensión de la acción penal
por contumacia para los casos seguidos con el Código Procesal Penal de
2004, porque dicho efecto fue específicamente establecido para evitar que
los procesados rehuyeran la justicia bajo las reglas del Código de Procedi-
mientos Penales de 1940; además, porque lo contrario conllevaría prolongar
irracionalmente los plazos de la acción penal a límites inverosímiles que ya
fueron extendidos con los efectos de la formalización de la acción penal(10).
Este razonamiento, del cual es ponente el juez supremo Príncipe Trujillo, pero lo
suscribe el juez San Martín Castro y los demás integrantes de la Sala Penal Perma-
nente de la Corte Suprema de Justicia de la República, ratifica que la naturaleza de la
Ley N° 26641 solo es compatible con el Código de Procedimientos Penales 1940 y,
por consiguiente, el Acuerdo Plenario N° 5-2006/CJ-116 también se circunscribe a tal
ordenamiento procesal, ya en irremediable retirada (Ayestas Ardiles, 2007, pp. 9-14).

(9) Apreciando también el carácter sancionatorio de la contumacia, los jueces penales (especializados y supe-
riores) de la Corte Superior de Justicia de Piura, en “pleno jurisdiccional penal”, de fecha 23 de noviembre
de 2018, expresaron que “[e]l acusado que es declarado contumaz se sujeta a una sanción procesal en mérito
a su desobediencia a los mandatos judiciales dentro del proceso penal y, de ordinario, se relaciona con su
renuencia a presentarse a la instalación del juicio oral”.
(10) Eso explica que ese efecto subsista para los procesos judiciales sustanciados aún hoy con el Código de Procedi-
mientos Penales 1940, como se expresó con ocasión de la Sentencia por Recurso de Nulidad N° 1945-2014-La
Libertad. Se estableció que la interrupción de la prescripción por contumacia es consecuencia necesaria, no
discrecional del juez; por tanto, no necesita una declaración judicial expresa, pues opera de pleno derecho
la Ley No 26641 de 1996. Es así que la citada sentencia precisa que “[e]sa Ley estatuye la suspensión de la
prescripción, como consecuencia o efecto jurídico necesario de la declaración de contumacia. Se trata de
una norma procesal, por lo que el factor de aplicación se produce cuando se emitió el auto respectivo-fecha
de la actuación procesal, no fecha de la comisión del delito. Mientras no se captura o pongan a derecho los
imputados, no corre el plazo prescriptorio, que por ministerio de la ley está suspendido”.
Este razonamiento también corresponde a procesos por infracción a la ley penal. La Sentencia Casatoria
N° 415-2016-Piura consigna que se suspende el plazo de prescripción cuando se declara la contumacia del
procesado, precisando lo siguiente: “[e]sta Suprema Sala puede afirmar que la declaración de contumacia del
adolescente infractor de iniciales G.C.C., ha generado la suspensión del plazo de prescripción de la acción penal
en su contra, por lo que debe revocarse la resolución apelada que resuelve declarar la extinción de la acción
penal por prescripción a favor del referido infractor al haber sido emitida sin tener en cuenta lo dispuesto en
la parte in fine del artículo 222 del Código de los Niños y Adolescentes”.

16
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

En consecuencia, en etapa de juzgamiento, ante la convocatoria a inicio de juz-


gamiento, mediante auto de citación debidamente notificado al acusado que señala el
apercibimiento de declaración de contumacia, su inconcurrencia injustificada gene-
rará la posibilidad de que el fiscal o el actor civil puedan requerir su declaratoria en
tal situación jurídica. Esta legitimidad de los sujetos procesales se genera sin perjuicio
de que la declaración constitutiva de contumacia pueda adoptarse de oficio, debido
a que la inconcurrencia injustificada del acusado al inicio de la audiencia inaplaza-
ble de juzgamiento(11), contraría el deber de sujeción a la jurisdicción ordinaria que
recae en todo ciudadano.
El efecto de la contumacia, es decir, su alcance bajo los principios y reglas del
CPP, es la emisión de la orden dirigida a la Policía Nacional para la ubicación, apre-
hensión y conducción compulsiva del acusado contumaz hasta el recinto judicial, el
nombramiento de abogado defensor público, si no cuenta con uno de libre elección,
y la reserva de la fecha de inicio del juzgamiento.
Asimismo, el Tribunal Constitucional, en la Sentencia recaída sobre el Expediente
N° 3411-2005-PHC-TC, señala que “[l]a declaración de contumacia –conforme a la
ley de la materia– constituye una situación procesal que legítima a la Judicatura para
ordenar la detención del procesado renuente a acatar el cumplimiento de determina-
dos mandatos procesales ordenados por el juzgador”.

V. OBSERVANCIA DEL PLAZO MÍNIMO LEGAL PARA INICIAR


AUDIENCIA DE JUZGAMIENTO DEL CONTUMAZ
Cuando ya se ha constituido el estado de contumacia respecto al acusado y la
Policía Nacional cumple con el mandato judicial de aprehensión, capturando al acu-
sado contumaz, se activa la regla del literal f), del inciso 24, del artículo 2 de la Cons-
titución Política del Perú(12), que es el límite impuesto a la Policía Nacional para poner
a disposición del juez al detenido para que aquel asuma jurisdicción.
Este plazo tan corto se explica en el hecho de que el mandato de conducción
compulsiva del contumaz tiene una sola finalidad, que es la de su sometimiento a la
jurisdicción común, la cual no es detentada por la Policía Nacional; por ello, esas 48
horas –o el estricto término de la distancia– no se aplican al deber judicial de resol-
ver la situación jurídica particular que explica la aprehensión física(13).

(11) Inciso 1, del artículo 85 del CPP.


(12) “Artículo 2. Toda persona tiene derecho:
24. A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia:
(…)
Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en
caso de flagrante delito. La detención no durará más del tiempo estrictamente necesario para la realización de
las investigaciones y, en todo caso, el detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente,
dentro del plazo máximo de cuarenta y ocho horas o en el término de la distancia” (el resaltado es nuestro).
(13) En el Pleno Jurisdiccional Distrital Penal de la Corte Superior de Justicia de Piura, de fecha 23 de noviem-
bre de 2018, en el que se trató el tema del plazo de atención para el acusado contumaz, 25 jueces penales
(especializados y superiores) votaron ante dos posiciones. La primera fue precisamente la que sostiene que

17
Mario Lohonel Abanto Quevedo

Detengámonos aquí y retrocedamos para apreciar que “asumir jurisdicción sobre


el detenido” implica hacerlo con regulaciones legales y plazos específicos que depen-
den del motivo de la aprehensión física policial, ya sea por: i) flagrancia delictiva;
ii) mandato de detención preliminar; iii) prisión preventiva; iv) detención domicilia-
ria; v) estado de contumacia previo; y, vi) ejecución provisional de sentencia conde-
natoria. Por eso los plazos máximos de la detención policial administrativa(14), que
en todo caso son como máximo las 48 horas o el estricto término de la distancia, no
están ordenados al juez para resolver esas particulares seis situaciones de aprehen-
sión física de la persona procesada.
Ahora bien, ya que el ejercicio interpretativo de la ley puede –y debe– hacerse
con referencia a la Constitución Política (Quintero Olivares, 2015, p. 23), realicemos
un ejercicio contra legem. Si se impusiera la observancia del plazo de 48 horas para
“resolver la situación jurídica del contumaz”, esto modificaría de facto las disposicio-
nes legales del CPP y se alejaría de los principios de interpretación legal(15) y consti-
tucional, como el de previsión de consecuencias(16), unidad de la Constitución(17), con-
cordancia práctica(18) y de función integradora(19).
Por eso es que para cada uno de los seis motivos de aprehensión física policial
existen plazos procesales de fuente legal y entre ellos, la resolución de la contuma-
cia explica que la regla procesal (inciso 6, del artículo 79 de CPP) concuerde con la
regla constitucional (literal f), inciso 24, del artículo 2 de la Constitución), secuen-
cial y funcionalmente, así:

el contumaz debe ser atendido dentro de las 48 horas que establece la Constitución Política del Perú para que
la Policía Nacional ponga a disposición judicial a la persona detenida. Esta posición no fue respaldada por
ningún voto. Si valoramos que estas discusiones académicas hechas por los jueces sirven porque preparan
el escenario para el ejercicio auténtico de la jurisdicción, con predictibilidad, este unánime rechazo a esa
tergiversación interpretativa es muy importante.
(14) Como se señala en el Pleno Jurisdiccional Penal de la Corte Superior de Justicia de Piura, “la Constitución
Política en el art. 2 inc. 24, lit. b) y f) establece un plazo ordenatorio de 48 horas que se dirige a la autoridad
policial, con el objeto de que antes del vencimiento de ese plazo ponga a disposición del juez a la persona
detenida” (el resalado es nuestro).
(15) Sobre la interpretación de la ley penal, abarcando concisamente la amplitud de sus modalidades, véase: Villa
Stein (2008, pp. 129-140).
(16) En virtud a este principio, que en materia penal fue claramente expuesto en la importante Sentencia del
Expediente N° 010-2002-AI/TC, la interpretación constitucional debe “prever las consecuencias de sus
decisiones, susceptible de generar efectos nefastos como consecuencia de dicha declaratoria”.
(17) Conforme al cual la interpretación de la Constitución debe estar orientada a considerarla como un todo
armónico y sistemático, a partir del cual se organiza el sistema jurídico en su conjunto.
(18) En virtud del cual toda aparente tensión entre las propias disposiciones constitucionales debe ser resuelta “opti-
mizando” su interpretación; es decir, sin sacrificar ninguno de los valores, derechos o principios concernidos,
y teniendo presente que, en última instancia, todo precepto constitucional, incluso aquellos pertenecientes a
la denominada “Constitución orgánica” se encuentran reconducidos a la protección de los derechos funda-
mentales, como manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana, cuya defensa y respeto es el fin
supremo de la sociedad y el Estado.
(19) El producto de la interpretación solo podrá ser considerado como válido en la medida que contribuya a integrar,
pacificar y ordenar las relaciones de los poderes públicos entre sí y las de estos con la sociedad.

18
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

a. La policía detiene a una persona


porque preexiste mandato judi-
cial motivado para hacerlo (por El plazo para convocar
ejemplo, contumacia) o porque a inicio de juzgamiento del
le halló en flagrancia delictiva. contumaz también debe ser
b. La policía tiene plazo máximo el mínimo necesario para
de 48 horas (o el estricto tér- convocar judicialmente a
mino de la distancia) para poner
al detenido a disposición del todos los órganos de prueba
juez (requirente o de turno). y así, tender a culminar
c. El juez, en atención al motivo el juzgamiento en una
de detención (judicial o por sola sesión, no pudiendo
flagrancia), aplicará los plazos señalarse antes de los 10


(especiales y judiciales) y requi- días
sitos legales a la resolución judi-
cial sobre la situación jurídica
del aprehendido policialmente,
cuando corresponda.
d. En el caso de la contumacia, el juez la dejará sin efecto después de cumplir
las dos condiciones conjuntas que establece el inciso 6, del artículo 79 del
CPP.
El plazo de la regla constitucional se agota y da paso al plazo legal especial;
luego, recién el juez debe atender a la situación jurídica que explica la aprehensión
física que, en esta ocasión, es la contumacia en etapa de juzgamiento. El inciso 6, del
artículo 79, del CPP impone dos condiciones conjuntas para el cese de la contumacia:
[1] Con la presentación del contumaz o ausente, y [2] realizadas las diligen-
cias que requieran su intervención, cesa dicha condición, debiendo dejarse
sin efecto el mandato de conducción compulsiva (...). (El resaltado es nuestro).
Desde luego, la satisfacción de la segunda condición conjunta es la que prolonga
la detención del contumaz, pero esta se justifica en el hecho de que “es justamente
la desobediencia procesal la que no ofrece garantías de su comparecencia y posibi-
lita la extensión de su detención” (Jueces Penales de la Corte Superior de Justicia de
Piura, 2018).
Si la Policía Nacional conduce al acusado contumaz ante el juez, ya se ha satisfe-
cho la primera condición, pero falta realizar la diligencia que requiere la intervención
presencial del contumaz para luego, inmediatamente, dejar sin efecto su conducción
compulsiva; esta diligencia es el inicio de su juzgamiento. Deberá emitirse resolución
judicial convocando a todos los sujetos procesales y órganos de prueba, citándoles
para dar inicio al juzgamiento, el cual no puede empezar antes de los 10 días natura-
les posteriores (inciso 1, del artículo 355 del CPP); en consecuencia, con esta resolu-
ción judicial no se puede levantar el estado de contumacia, ya que no se ha iniciado

19
Mario Lohonel Abanto Quevedo

la audiencia de juzgamiento, si se hiciera así, y se citara al contumaz para la fecha de


inicio de su juzgamiento, se viola el mandato legal del inciso 6, del artículo 79 del CPP.
Sin embargo, la captura policial del contumaz y su puesta a disposición judicial,
condicionan y apremian al órgano jurisdiccional, al fiscal, al actor civil (o agraviado)
e, incluso, a la propia defensa del contumaz. Por ello, no podría asimilarse el regular
plazo no menor de 10 días para señalar el inicio del juzgamiento del acusado que se
somete a la convocatoria judicial, con el plazo que le corresponde al acusado contu-
maz (inicialmente libre, pero que voluntariamente no se somete al mismo mandato
judicial)(20). Adviértase que, para el acusado no contumaz se fija fecha de inicio de su
juzgamiento no antes de 10 días, pues la ley procesal considera que ese tiempo es el
mínimo suficiente para convocar a todos los órganos de prueba con expectativa de su
concurrencia efectiva y así, culminar en una sola sesión con el juzgamiento. Esto sig-
nifica que el plazo para convocar a inicio de juzgamiento del contumaz también
debe ser el mínimo necesario para convocar judicialmente a todos los órganos de
prueba y así, tender a culminar el juzgamiento en una sola sesión, no pudiendo
señalarse antes de los 10 días; si no se hiciera así, se estaría limitando el derecho de
defensa del contumaz. Desde luego, preliminarmente eso significa que el contumaz
tendrá que permanecer esos 10 días (al menos) privado de su libertad ambulatoria y
dado que la regla señala ese periodo como mínimo, sin consignar un plazo máximo,
este debe acotarse razonablemente.
Finalmente, no es cierto que el plazo mínimo de 10 días se debe observar solo
cuando por primera vez se emite el auto de citación a juzgamiento, es decir, cuando
se reciben los cuadernos provenientes del juzgado de investigación preparatoria. Si
así fuera, ese plazo mínimo no tendría ningún sentido, por no estar ordenado a un
fin procesalmente válido y legítimo, por útil para los sujetos procesales. De allí que
sea un plazo de ordenación respecto al ejercicio del derecho a probar y a obtener un
pronunciamiento de fondo en una sola sesión de audiencia, conforme el Código Pro-
cesal Penal ordena en su inciso 2, del artículo 356 del CPP.

VI. PLAZO MÁXIMO RAZONABLE PARA INICIAR AUDIENCIA DE


JUZGAMIENTO DEL CONTUMAZ
En lo que sigue solo nos circunscribiremos al escenario que plantea el subtítulo:
el plazo procesal del contumaz citado al inicio de audiencia de su juzgamiento. Lo
dicho a continuación, entonces, debe ser considerado mutatis mutandis, para la con-
tumacia en etapa previa al juzgamiento.

(20) Un plazo mucho menor (como el de 48 horas de la regla constitucional o el estricto término de la distancia)
no resulta adecuado para realizar, en ningún caso particular, los principios de razonabilidad en la citación a
pruebas e igualdad de armas para el procesado contumaz. Debido a que existe la regla legal del inciso 1, del
artículo 355 del CPP, el plazo constitucional no puede ser tomado como referencia, ni siquiera alegando el
recurso de la analogía en bonam partem, ya que esta solo se habilita ante una auténtica laguna normativa. La
concordancia de los artículos 146 y 355 (inciso 1) del CPP acreditan que no hay tal laguna en el plazo para
citar a inicio de audiencia de juzgamiento del acusado contumaz.

20
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

La ley dispensa un trato igual a aquellos que están en igual situación(21); siendo
así, cuando de la convocatoria judicial al inicio de juzgamiento se trata, siendo una
audiencia inaplazable, esta consideración también debe verificarse. Significa que la
aplicación de la ley por el juez debe –y será– igual para todos, en tanto esos todos
cumplan su deber de asistencia puntual. Quien no lo haga, no puede pretender seguir
siendo tratado como quien sí se somete a la jurisdicción que lo convoca, ya que lo
contrario implicaría promover –desde la auténtica judicatura– la no sujeción a la
vocatio, componente de la jurisdicción. Veamos cómo: lo que se expresa al oponer la
interpretación de considerar del mismo modo a quien asiste y a quien no, es que, ya
sea que se respete la convocatoria judicial o no (como hace el contumaz), la audien-
cia de juzgamiento siempre se señalará lo más pronto posible pero no antes de los 10
días después de poderse ejercer la jurisdicción sobre el acusado, al ser este puesto a
disposición del juzgado.
Esta interpretación castiga al acusado que voluntariamente se somete a la vocatio
y premia a quien no lo hace, pues desconoce la naturaleza sancionatoria de la contu-
macia al vaciarla de contenido (significado). Ser declarado contumaz comporta una
intervención potencial sobre la libertad ambulatoria de un acusado que es conside-
rado inocente(22), concretándose como sanción al ejecutarse y extenderse hasta que
se lleve a cabo la diligencia para la cual se citó inicialmente al contumaz. La discu-
sión empieza al intuir que ese plazo debe tender siempre a ser el menor posible, dada
la excepcional aprehensión física del contumaz y el mantenimiento de esta hasta el
inicio de su audiencia de juzgamiento.

(21) “El derecho a la igualdad tiene dos fases. La primera de ellas, la igualdad ante la Ley, está referida a la nece-
sidad de una aplicación igualitaria de la Ley a todos aquellos que se encuentren en una misma situación de
hecho prevista por la norma; la segunda, la igualdad en la Ley, está referida a la imposibilidad de un órgano
de modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en casos sustancialmente iguales, por lo que, al
apartarse de un precedente, el órgano en cuestión debe necesariamente justificar tal decisión” (fundamento
jurídico 7, del Expediente N° 02498-2008-AA).
(22) Este es un asunto controvertido porque la realidad procesal del acusado –y contumaz– desafía el rol del juez de
juzgamiento. Téngase en cuenta la escala de la sospecha (suficiente) incorporada en la denominada “Sentencia
Plenaria Casatoria” No 1-2017/CIJ-433, de fecha 11 de octubre de 2017, a partir de su fundamento 24, siendo
esta: sospecha inicial, propia de la disposición fiscal para el inicio de diligencias preliminares; sospecha
reveladora, que explica la disposición fiscal de formalización y continuación de investigación preparatoria;
sospecha suficiente para formular acusación fiscal y provocar la emisión judicial del auto de enjuiciamiento;
sospecha grave o vehemente para –recién– solicitar prisión preventiva y, finalmente, la certeza que funda
la sentencia condenatoria. Si el juez de juzgamiento se halla frente a un contumaz, sabe que es una persona
contra la que se han aglomerado elementos probatorios de su responsabilidad penal, que han causado conven-
cimiento en un fiscal objetivo y, además, sobre un juez de garantías que es, por antonomasia, imparcial. Este
último concuerda con aquel fiscal respecto a la suficiencia de la sospecha para justificar el enjuiciamiento.
Pero no solo eso, sino que el juez de juzgamiento añade el hecho de que esa persona acusada formalmente,
decidió no someterse al juzgamiento, mostrándose rebelde ante la convocatoria judicial. Por eso, mantener
la convicción judicial por la presunción de inocencia (absoluta irresponsabilidad penal) de esta persona, es
un reto volitivo para el juez de juzgamiento. Tal vez resulte más adecuado a esta realidad la consideración
de la presunción de no culpabilidad, aplicándola como garantía de imparcialidad, pero también como regla
de tratamiento para conducir la audiencia y la actuación probatoria. Resumiendo: llegado el juzgamiento del
contumaz, tal vez no debiera exigirse presunción de inocencia, pero sí, enfáticamente, al menos la presunción
de no culpabilidad.

21
Mario Lohonel Abanto Quevedo

Con la finalidad de delimitar en su extremo máximo el plazo procesal del inciso


1, del artículo 355 in fine, del CPP, destacamos dos razonamientos expuestos por los
jueces penales de la Corte Superior de Justicia de Piura durante su discusión (“pleno
jurisdiccional penal”) del 23 de noviembre de 2018. El primero es que los jueces de
Piura aciertan al emplear la fórmula comprehensiva “plazo procesal”, porque esta idea
incluye tanto al plazo legal y al judicial; asimismo, ante la aparente incompletitud (por
falta de límite máximo) de la regla del plazo mínimo antes del cual no puede convo-
carse a inicio de audiencia de juzgamiento, los jueces advierten que la adopción de
un límite máximo necesariamente se obtendrá merced a la interpretación y acuerdo,
resultando un plazo de ineludible naturaleza procesal.
El segundo razonamiento que destacamos de esta discusión plenaria hecha en
Piura, es que los jueces se sujetan a la idea constitucional del literal f), del inciso 24,
del artículo 2, sobre “lo estrictamente necesario” para aproximar al décimo día ese
límite máximo del ignoto plazo procesal para iniciar la audiencia de juzgamiento del
acusado contumaz puesto ya a disposición judicial. Se anuncia así que la evidente
tensión entre el derecho a la libertad ambulatoria del presunto inocente (pero contu-
maz) y la finalidad del juzgamiento, deberá resolverse favoreciendo la resolución de la
contumacia cuanto antes. Inmediatamente, los jueces incorporan a su razonamiento,
el mandato de proporcionalidad, necesidad y razonabilidad; enfatizando que el juez
debe considerar esos componentes para definir un plazo menor allí donde existe pres-
cripción de un plazo máximo.
No obstante, los jueces penales de Piura se equivocan cuando consideran que para
el contumaz ese plazo podría ser menor a 10 días y luego, sobre la base de esa idea
equivocada, consideran que el extremo máximo del plazo a que se refiere el inciso
1, del artículo 355 in fine del CPP, será el décimo día y, excepcionalmente, ese plazo
puede extenderse hasta su mitad, para hacer un total de 15 días naturales de detención
del contumaz(23). Justifican este plazo cuando añaden a pie de página:
Atiéndase a que, de ordinario, este tipo de situaciones se presentan en pro-
cesos comunes. Si se atiende los plazos, por ejemplo del proceso inmediato,
que desde el momento del término de la detención policial, el juez tiene
48 horas para la audiencia de incoación de proceso inmediato y, el juez de
juzgamiento tienes (sic) 72 horas desde que le recibe el expediente para la
audiencia única de juicio inmediato, es decir que existe un tiempo no menos
de cinco días, en un proceso en el que se tiene a todos los intervinientes en
expectativa del juicio, con razón se puede alegar que, en un proceso común
donde hay necesidad de reactivar la expectativa por el juicio, el plazo tenga
que triplicarse.

(23) Dichos jueces sostienen “[q]ue, en la evaluación especifica de cada caso concreto, el juez tiene obligación de
precisar y justificar la fecha que se impone como fecha de audiencia; empero, con el ánimo de no extender
de modo excesivo, la misma (sic) [no puede] superar los quince días naturales (que equivale al plazo del art.
355 inc. 1 más su mitad), tiempo suficiente para reajustar la agenda judicial y la del Ministerio Público, si en
caso fuera necesario”.

22
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

Aquí, nosotros asumimos la fundamentación de los jueces penales de Piura,


pero le cambiamos el enfoque para construir el concepto de plazo máximo razonable
para citar a inicio de juzgamiento, que es un plazo que ya tiene legalmente asignado
un extremo mínimo (por el inciso 2, del artículo 355 del CPP) no menor a 10 días y
que es común para el acusado no contumaz como para el que lo es y ha sido puesto a
disposición judicial. Sin embargo, ni para uno u otro acusado, en su particular situa-
ción jurídica, se ha señalado un extremo
máximo razonable, porque la ley proce-
sal (artículo 146 del CPP) ha permitido


su definición judicial en atención a las
particularidades del caso específico y a Oponer, sin mayor
la satisfacción de los principios que ins- razonamiento, que cuando
piran el proceso penal. se interviene sobre la
Es claro que si se razona de modo libertad ambulatoria se
que se le procure atención al contumaz requiere de plazo expreso
por debajo de los 10 días de la parte final
del inciso 1, del artículo 355 del CPP, se y que los jueces no pueden
produce una situación paradójica, que se regularlos, implica
asemeja a un incentivo perverso . Vea-
(24)
desconocer que, en materia
mos, si la citación regular del acusado de plazos no regulados
no contumaz ordena señalar fecha para
el inicio de su audiencia de juzgamiento expresamente, el artículo
no antes de los 10 días desde recibido su 146 del CPP autoriza al
expediente por el juez de juzgamiento,
esto se traduce en la práctica en un seña-
lamiento de fecha con semanas o meses
hacia el futuro, debido a la carga proce-
juez a regularlos

sal, la generación de varias audiencias
para realizar un solo juzgamiento en curso, los mandatos de conducción compulsiva
de órganos de prueba, entre otros factores que ya saturan la agenda judicial. Ahora
bien, cuando el contumaz es puesto a disposición del juez, produce un justificado e
ineludible apremio al órgano jurisdiccional y a los demás sujetos procesales, tanto
para (re)programar la audiencia inicial como para citar a los órganos de prueba. Todo
esto debe hacerse no antes del décimo día en que el contumaz es puesto a disposi-
ción, pero con un límite máximo que no puede ser el de las semanas o meses hacia el
futuro que la condicionada praxis judicial le dispensa al acusado no contumaz; esto
es así porque la diferencia entre el acusado no contumaz citado y el contumaz –al
que recién se le citará con nueva fecha para el mismo propósito de iniciar su juzga-
miento– es que este último ya está privado de su libertad.

(24) Este concepto, mejor desarrollado en el ámbito económico –en nuestro país, véase el ejemplo de Abusada
Salah (2014, p. A19)– también se aprecia en el ámbito jurídico y un buen ejemplo previo al nuestro, es el caso
del Programa de Justicia Transicional de Colombia, al que se refiere Coronado Neira (2014, pp. 130-148).

23
Mario Lohonel Abanto Quevedo

El incentivo perverso está en el hecho de que, recibido un expediente proveniente


del juzgado de investigación preparatoria por el juez de juzgamiento, al mismo tiempo
que la puesta a disposición de un contumaz, se incentiva al juez a programar primero
la atención del contumaz, difiriendo la del acusado no contumaz; si a ello se suma
la pretensión literal e interpretativamente incorrecta de señalar fecha para inicio de
juzgamiento al contumaz antes del “décimo día”, se perjudica también el desarrollo
de las audiencias ya agendadas(25) para aquel día escogido dentro del intervalo resul-
tante “hasta el décimo día”.
Por ello, reproducimos los fundamentos de los jueces de Piura, en el ya citado
pleno, para considerar la necesidad de aproximar ese extremo máximo del plazo razo-
nable a la menor cantidad de días naturales posibles, pero oponiendo nuestra propuesta
de que, en términos de legalidad y razonabilidad, preliminarmente será un plazo no
menor a 10 días naturales:
[A]tendiendo a que el juez debe sujetarse a un plazo razonable para la defi-
nición del inicio del juicio oral, entonces corresponde que, en mérito de los
principios de proporcionalidad, necesidad y razonabilidad, el juez establezca
la fecha de la audiencia de juicio oral atendiendo:
a. La condición de inocencia del imputado, pero también la sospecha delic-
tiva que recae sobre él por la existencia de una acusación en su contra,
b. el plazo necesario para que el abogado defensor del acusado y el fiscal
preparen su defensa, para cuyo caso el art. 355 inc. 1 señala un plazo no
menor de diez días,
c. los criterios convencionales(26) y constitucionales(27) para la evaluación
del plazo razonable, entre los que se cuentan:
c1. La naturaleza del delito imputado,
c2. la complejidad procesal de la materia,
c3. la cantidad de sujetos procesales a notificar y personas que se nece-
sita citar,
c4. la conducta del acusado dentro del proceso –aparte de la circunstan-
cia de rebeldía–,
c5. la carga laboral del tribunal, y

(25) Fiscales, abogados y litigantes de un proceso en trámite constatarán que, desde hace pocos días, el tiempo
que se asignó a la audiencia para continuar con su caso, se ha recortado para atender el inicio del juzgamiento
de un acusado contumaz.
(26) Caso Genie Lacayo vs. Nicaragua, sentencia del 29 de enero de 1997, serie C, N° 30, párrafo 77; y, Caso
Cantos vs. Argentina, sentencia del 28 de noviembre de 2002, serie C, N° 97, párrafo 57.
(27) Expediente N° 05350-2009-PHC/TC, sentencia del 10 de agosto de 2010, fundamento jurídico 26.

24
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

c6. la agenda en los próximos días a la aprehensión del contumaz y la


naturaleza de dichos procesos.
La razonabilidad, distinta en cada caso, determina el plazo judicial para iniciar
el juzgamiento del acusado contumaz; por eso es que, sobre plazos procesales, el
artículo 156 del CPP señala expresamente la subsidiariedad del juez para establecer-
los “a falta de previsión legal”. Merced a las facultades interpretativas del juez, para
hacerlo es posible tomar por referencia inicial a la parte final del inciso 1, del artículo
355 del CPP y, valorando la naturaleza sancionatoria de la contumacia, apreciar un
límite de no más de 15 días naturales (10 días más su mitad, como sucede legalmente
en la prescripción extraordinaria de la acción penal).
Este recurso a la forma en que se construye el plazo extraordinario de prescrip-
ción de la acción penal se elige debido a su semejanza teleológica y a su virtud siste-
mática; es decir, a su semejante naturaleza jurídica al partir de un hecho común (la
sustracción a la acción penal y al juzgamiento, respectivamente). También, porque
esta referencia normativa tiene la virtud de acotar lo más posible el extremo máximo
del plazo razonable y se opone contra el poder estatal de llamar al ciudadano ante la
ley (vocatio) después de iniciado el proceso(28). Es cierto que concordamos fuentes
normativas de distinto tipo, una sustantiva y otra procesal, pero la prescripción de la
acción penal es, en realidad, una institución de carácter mixto (Roy Freire, 2018, p. 71).

VII. PRINCIPIOS EN TENSIÓN AL OBSERVAR EL PLAZO MÍNIMO


LEGAL O EL PLAZO MÁXIMO RAZONABLE
Preliminarmente, es posible apreciar una tensión entre el principio de presun-
ción de inocencia (expresado por la urgencia de restablecer el estado de libertad
ambulatoria) y el de debido proceso (por la judicialidad y plazo razonable del man-
tenimiento de la aprehensión física).
En el caso del procesado contumaz, la investigación preparatoria culminó y se
formuló acusación sustancial contra él, por lo que el cuestionamiento a la presunción
de inocencia corresponde, ahora, a una sospecha suficiente, de allí que los escena-
rios de absolución se delimitan, razonablemente, o a la insuficiencia probatoria o a
la duda razonable (no culpabilidad), sin excluir la excepcional absolución por ino-
cencia probada.
Ya hemos sostenido que la presunción de inocencia se relativiza cuando se pre-
dica respecto a una persona acusada y también, contumaz, pues para los jueces no
es desconocida –iura novit curia– la propuesta metodológica de intensificación de
la sospecha que es necesaria para formular acusación y solicitar prisión preventiva.
Siendo así, en puridad se trata de una presunción de no culpabilidad, que se concreta
en una regla de tratamiento para el acusado contumaz: tratarle como no responsable

(28) Desde un enfoque político criminal del fundamento de la prescripción y una particular propuesta para su
cómputo, véase: Meini Méndez (2009).

25
Mario Lohonel Abanto Quevedo

del delito que se le atribuye. Si esto es


así, pareciera que la privación de su
El plazo judicial libertad actualiza, segundo a segundo,
o plazo óptimo para una intervención grave sobre su dere-
iniciar el juzgamiento del cho a la libertad ambulatoria, de trán-
contumaz es el mínimo sito. Sin embargo, en realidad esa pri-
vación de libertad poco tiene que ver
posible, propendiendo a con la imputación fiscal, pues se explica
que sea el mismo día de en la renuencia del acusado a acudir a
la puesta a disposición la convocatoria judicial, a su rebeldía a
policial del contumaz, someterse a la autoridad jurisdiccional,
pudiéndolo hacer, desde luego.
esto es, de inmediato,
pero necesariamente debe Es esto lo que justifica el manteni-
miento de su aprehensión y también, que
mediar la renuncia al plazo


esta se levante solo después de haberse
mínimo realizado la diligencia para la que se le
citó inicialmente. Apréciese, entonces,
que la contumacia no colisiona frontal-
mente contra la presunción de inocen-
cia, no crea un estado de tensión insoportable por su absoluta incompatibilidad con
dicha garantía. Plantear la necesidad de “resolver la situación jurídica del contumaz”
en términos de lesión a la presunción de inocencia, en realidad oculta que la causa de
la contumacia no tiene relación con la acusación fiscal; siendo así, el sesgo defensivo
de este planteamiento se muestra palmario.
Por consiguiente, la tensión entre presunción de inocencia y plazo razonable no
es plena ni intensa. Al observar el plazo mínimo de 10 días, antes de los cuales la ley
prohíbe iniciar el juzgamiento, sí se verifica auténtica tensión entre el derecho a la
defensa en su faceta del derecho a probar y que corresponde a todos los sujetos proce-
sales, con el derecho del contumaz a recuperar su libertad cuanto antes. Esta tensión
es la que, sobre la base de la literalidad del inciso 1, del artículo 355 in fine del CPP,
debe soportar el contumaz con resignación, pues de antemano supo –su competente
abogado definitivamente se lo advirtió– que no podrá iniciarse su juzgamiento antes
de ese periodo, si es declarado contumaz.
El panorama de tensión jurídica no está completo si no se considera el escena-
rio en el que se observa el plazo máximo razonable de 15 días naturales, computados
desde que se puso a disposición al contumaz. Este plazo es máximo y siendo de por
sí razonable señalar entre el décimo primer y hasta el décimo quinto día el inicio de
la audiencia de juzgamiento, esta razonabilidad puede aún optimizarse al conside-
rar los fundamentos de los jueces de Piura para aproximar ese extremo máximo del
plazo razonable a la menor cantidad de días naturales posibles. Cada día después del
décimo de cautiverio del contumaz, hace prevalecer la necesidad de instalar válida-
mente la audiencia de juzgamiento (inciso 1, del artículo 369 del CPP) sobre el derecho
del contumaz, presunto no culpable, a recuperar su libertad ambulatoria. Esa misma

26
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

libertad que él aceptó limitar por lo menos 10 días al no someterse a la jurisdicción


y no acudir a la citación judicial. Pese a ello, es posible que el juez señale la fecha de
inicio del juzgamiento antes del límite máximo razonable, con lo cual reduce la ten-
sión jurídica advertida.

VIII. PLAZO ÓPTIMO PAR A INICIAR AUDIENCIA DE JUZGA-


MIENTO DEL CONTUMAZ
El plazo óptimo es una variante del plazo razonable, por consiguiente, es un
plazo procesal obtenido por vía judicial, sin faltar al texto claro y expreso de la ley
procesal. Lleva el concepto de razonabilidad (y, por consiguiente, los de proporciona-
lidad y necesidad) a un nivel de análisis superior, identificando los intereses de todos
los sujetos procesales, pero también las garantías que cada uno detenta a su favor; el
plazo judicial óptimo procura satisfacer esos intereses y garantías evaluando cómo
es posible en cada caso particular.
Si bien la práctica judicial ordena tratar cada caso como una singularidad, lo cual
es propio del hecho innegable de que cada sujeto es único e irrepetible (alteridad), es
la condición jurídica de contumaz lo común a todos los casos en los que se evaluará
si es posible lograr un plazo judicial óptimo. Otro aspecto común es la necesidad de
todos los actores procesales distintos al juez, de satisfacer plenamente su derecho a
la prueba y, además, el participar de un juzgamiento sin dilaciones indebidas.
Lo dicho deja claro que la legitimidad para la obtención del plazo judicial óptimo
reside en el juez de juzgamiento y en los propios sujetos procesales. El primero debe
proceder de oficio para su consecución, aunque limitado siempre por las condicionan-
tes de su despacho; y los segundos deben ser conscientes de su deber coadyuvante con
la citación judicial a prueba, relievado por la urgencia de la atención que demanda el
contumaz, pese a su conducta precedente.
Evidentemente, la adopción de un plazo judicial óptimo permite la participación
de los sujetos procesales en la fijación que finalmente corresponde al juez debido a
la regla procesal del artículo 146 del CPP. Esta aplicación del “principio”(29) disposi-
tivo no pervierte el carácter público de la disposición procesal porque, a su vez, tiene
base legal expresa; el artículo 147 del CPP se ocupa de la renuncia al plazo y señala:
Artículo 147. Renuncia de plazos
1. Los sujetos procesales podrán renunciar, total o parcialmente, a los pla-
zos establecidos en su favor, por manifestación expresa.
2. Si el plazo fuere común, la abreviación o la renuncia requerirán el con-
sentimiento de todas las partes y la aprobación del Juez.

(29) En realidad, el dispositivo y el inquisitivo, en el contexto al que nos referimos, no son principios, pero sí,
modelos de distribución de roles en el proceso. Sobre el particular recomendamos la revisión del concepto
hecha por Cavani (2014, pp. 448-455).

27
Mario Lohonel Abanto Quevedo

Es claro que el plazo del inciso 1, del artículo 355 in fine del CPP, se ha estable-
cido en favor no solo del acusado, sino de todos los sujetos procesales, en clave de
realizar su derecho a probar y obtener un pronunciamiento de fondo célere. Este plazo
les favorece no solo porque se estima que 10 días naturales son suficientes para que
el juzgado convoque a todos los litigantes y a sus órganos de prueba, notificándoles
y obteniendo la devolución de los cargos de las cédulas a tiempo; sino también para
que los litigantes puedan ejercer el deber de revisar la completitud del expediente judi-
cial (inciso 1, del artículo 137 del CPP), solicitar y obtener la inclusión o exclusión de
algún medio probatorio admitido o rechazado, respectivamente y, en general, prepa-
rar su desempeño en audiencia. Si la naturaleza del delito imputado, la complejidad
procesal de la materia y la cantidad de sujetos procesales a notificar y personas que
se necesita citar, pueden ser comprendidas por los intereses de todos los litigantes,
sin menoscabo de sus garantías procesales, ellos pueden activar la legitimidad que
les otorga la ley procesal para solicitar expresamente al juez su deseo de obtener un
plazo judicial óptimo, esto es, menor al señalado por ley en su beneficio. Lo “óptimo”
del plazo pasa por la satisfacción de intereses y la salvaguarda de garantías, que sus
titulares declaran observar.
Luego, si además el juez evalúa la conducta procesal del acusado –aparte de la
circunstancia de rebeldía– ejercida por su abogado después de su aprehensión, la carga
laboral inmediata del juzgado, la agenda en los próximos días a la captura del contu-
maz y la naturaleza de dichos procesos pendientes de inicio o continuación de juzga-
miento, y considera posible acceder a la consensuada renuncia al plazo del inciso 1,
del artículo 355 in fine del CPP(30), accederá a la renuncia al plazo y lo hará saber al
emitir la resolución judicial que cita a audiencia de inicio del juzgamiento.
Apréciese que, en la aprobación de la solicitud consensuada de renuncia al plazo
mínimo para iniciar la audiencia de juzgamiento, se han considerado y optimizado
todos los intereses, garantías y condiciones concurrentes para llevar a cabo el juzga-
miento asegurando el debido proceso. Entonces, el plazo óptimo será el más inme-
diato en función de esas variables y si no lo es, será excesivo.
Resumiendo, en el siguiente cuadro presentamos la propuesta de este artículo
por la adopción del plazo óptimo (o judicial) en el señalamiento de fecha y hora para
el inicio de audiencia de juzgamiento del acusado contumaz, que ha sido puesto a
disposición judicial por la Policía Nacional.

(30) Incluso llevando a cabo la audiencia fuera de las horas ya ocupadas en la agenda judicial, sobre la base de la
regla del artículo 126 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

28
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

Situación Programación de inicio de audiencia de juzgamiento para acusado


común contumaz puesto a disposición judicial por la policía nacional

Plazo legal Plazo razonable


Plazo judicial o plazo óptimo
mínimo máximo

No antes de Desde el undécimo El mínimo posible, propen-


10 días des- día inclusive y no diendo a que sea el mismo día
de la puesta más allá del décimo de la puesta a disposición poli-
a disposi- quinto día desde la cial del contumaz, esto es, de
ción policial puesta a disposición inmediato.
del contu- policial del contu-
Plazo maz. maz. Para ello, debe mediar expre-
sa renuncia al plazo mínimo
para asegurar plena actuación
probatoria conformándose solo
con instalar la audiencia (pre-
sentando cargos y asegurando
la posibilidad de contestarlos
por el acusado contumaz), de-
volviéndole libertad de inme-
diato.

Regla de la Regla de la parte fi- Cumpliendo las dos reglas del


Base
parte final nal del artículo 355, artículo 147 (incisos 1 y 2) y
legal e
del artículo inciso 1 del CPP. sobre la base del artículo 146
interpre-
355, inciso 1 del CPP.
tativa
del CPP.

IX. PROCEDIMIENTO JUDICIAL DE OPTIMIZACIÓN DEL PLAZO


En este penúltimo punto proponemos una fórmula a incorporar en el contenido
del auto de citación a juicio, emitido por el juez de juzgamiento para la atención de
un acusado contumaz puesto a su disposición. Los términos que empleamos se basan
escrupulosamente en la concordancia literal, sistemática y teleológica de la base legal
desarrollada líneas arriba, a saber, de los artículos 79, 146, 147 y 355 (inciso 1 in fine)
del CPP. Esta es nuestra propuesta de motivación adicional:
Para señalar la fecha de inicio de juzgamiento del acusado contumaz, el juzgado
tiene en cuenta que la opción legislativa por no regular expresamente un límite máximo
al plazo establecido en el inciso 1, de artículo 355 del CPP, habilita el recurso a la regla
de subsidiariedad del artículo 146 del CPP: “[e]l fiscal o el juez podrán fijar plazos a
falta de previsión legal o por autorización de esta”. Y ese es precisamente el caso que
nos concierne, pero aunque el acusado sea uno en estado de contumacia, debe cum-
plirse con el plazo que señala el citado inciso 1, del artículo 355 del CPP para seña-
lar la fecha de inicio de su juzgamiento [la fecha será la más próxima posible, con un

29
Mario Lohonel Abanto Quevedo

intervalo no menor de diez (10) días] cumpliendo entonces con el deber de citación
a juicio y dándole así oportunidad a la defensa y a todos los demás sujetos procesa-
les para que en ese plazo coadyuven con la convocatoria a sus órganos de prueba.
No obstante, el cumplimiento de este plazo, aunque legal, entra en tensión con
el derecho a ser juzgado en una sola sesión de audiencia, que debe empezar y culmi-
nar en un plazo razonable, recuperando el contumaz su estado de libertad ambulato-
ria si resulta absuelto. Entonces, el juzgado ha considerado que la habilitación de los
artículos 146 y 147 del CPP para adoptar un plazo judicial es oportunidad para sol-
ventar la tensión expuesta, optimizando todos los principios concernidos, que inclu-
yen la satisfacción de las dos condiciones conjuntas que establece el inciso 1, artículo
79 del CPP para levantar el estado de contumacia.
Por ello, antes de convocar al inicio de esta audiencia de juzgamiento, se ha con-
sultado a los sujetos procesales por la posibilidad de que coadyuven con la convo-
catoria a todos sus órganos de prueba a la audiencia, en plazo menor al que impone
el inciso 1, del artículo 355 del CPP, sin que esto les cause agravio. Si su respuesta
común es afirmativa, el juzgado la considera en los términos del artículo 147 del CPP
y evalúa si se puede adoptar un plazo procesal óptimo que garantice el ejercicio del
derecho a la defensa y a probar por parte de los sujetos procesales. De la realización
y resultado de estas consultas se ha dejado constancia escrita. Si se nos comunica que
este auxilio al órgano administrativo notificador de la corte superior no es posible por
todos los litigantes, irremediablemente se señalará fecha para iniciar la audiencia de
juzgamiento del contumaz cumpliendo el plazo que impone el inciso 1, del artículo
355 del CPP y de acuerdo con la reserva de disponibilidad de la agenda judicial (todas
las tardes de los viernes de cada semana se reservan para la atención a contumaces),
pero con un límite de razonabilidad hasta los 15 días naturales desde que el contu-
maz fue puesto a disposición judicial. Este plazo máximo parte del mínimo legal de
10 días, al que se añade su mitad y resulta el plazo máximo razonable para el inicio
de la audiencia de juzgamiento del acusado contumaz.

X. OBJECIONES PREVISIBLES
Anticipamos que la propuesta que formulamos, solo respecto al plazo máximo
razonable, puede ser contestada sobre la base de la objeción de constitucionalidad y
del componente de necesidad del juicio de ponderación. En las siguientes líneas se
advertirá que en el sétimo punto (Principios en tensión al observar el plazo mínimo
legal o el plazo máximo razonable) ya nos hemos referido –en parte– a estos cuestio-
namientos, pero conviene contestarlos expresamente.
Puede señalarse que esta propuesta se contrapone a la regla del inciso 9, del
artículo 139 de la Constitución Política: “Son principios y derechos de la función juris-
diccional: (...) El principio de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las nor-
mas que restrinjan derechos”. En buena cuenta, la objeción consiste en sostener que
los jueces no pueden regular plazos procesales por analogía cuando estos restringen
la libertad. Ya que una parte de nuestra propuesta implica considerar que no señalar

30
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

expresamente (en el CPP) un plazo para el inicio de la audiencia de juzgamiento del


acusado contumaz es, en realidad, una opción legislativa, la objeción ya puede ser
contestada. Ya que la regla constitucional mencionada no es la pertinente, dejamos
aparte la discusión sobre si la inaplicabilidad de la analogía se refiere solo a materia
sustantiva (penal y administrativa sancionadora)(31). Por especialidad, para sustentar
la prohibición del recurso a la analogía de disposiciones procesales penales, es perti-
nente el mismo CPP, que sí se ocupa de ello, pero lo hace en su Título Preliminar. El
tercer inciso de su artículo VII consigna:
La ley que coacte la libertad o el ejercicio de los derechos procesales de las
personas, así como la que limite un poder conferido a las partes o establezca
sanciones procesales, será interpretada restrictivamente. La interpretación
extensiva y la analogía quedan prohibidas mientras no favorezcan la liber-
tad del imputado o el ejercicio de sus derechos. (El resaltado es nuestro).
Esta última parte del mencionado inciso tercero habilita la construcción, a partir
del plazo legal mínimo común a todos los procesados, del plazo máximo razonable
de la retención del contumaz hasta por quince días naturales. Ya que atendiendo a
las particularidades que hacen singulares a los casos, dicho plazo puede ser optimi-
zado. Al hacerlo con recurso a la interpretación sobre la base del cómputo del plazo
de prescripción extraordinaria, aunque pueda tacharse por “extensiva”, tiene por fina-
lidad promover el ejercicio de los derechos del acusado contumaz (a probar, a defen-
derse a través de la palabra durante toda la audiencia, que se debe siempre entender
como acto único, realizable en una sola sesión). Este escenario, sin embargo, aunque
hermenéuticamente posible, no es el mejor ante la perspectiva de la recuperación del
derecho a la libertad de desplazamiento ambulatorio del contumaz.
Por eso es que hemos propuesto y desarrollado, con base legal expresa e interpre-
tación integradora, pero no analógica, nuestro aporte por el plazo judicial u óptimo.
Con este, se acota la retención del contumaz solamente a que este escuche la acu-
sación material, la presentación de pruebas en su contra y las pretensiones jurídico-
penales, con lo cual se instala formalmente su juzgamiento, que puede continuar aun
sin su posterior presencia. Al cumplirse este cometido, cesa el estado de contumacia
y debe dársele libertad al procesado. Esta solución, precedida de la renuncia al plazo
mínimo legal para convocar a todos los órganos de prueba, hace que el procesado –
otrora, contumaz– recupere su estado de libertad ambulatoria, ínsita a su presunción
de no culpabilidad, continuando el juzgamiento ya sea con su presencia –nuevamente,

(31) Sobre el particular, Chanamé (2015) circunscribe el recurso a la analogía al principio de legalidad penal,
pues señala que no hay crimen ni hay pena sin ley (p. 799). En el mismo sentido, Castillo Alva (2004) ubica
el recurso a la analogía in malam partem dentro del Título V de la primera parte de su libro aquí citado (pp.
141-192), solo después de haberse ocupado del principio de legalidad sustantivo. Castillo Alva es concluyente:
“En realidad, la única interpretación posible del inc. 9 del art. 139 de la Constitución Política y del art. III
del Título Preliminar del C.C. es que su ámbito de aplicación se circunscribe a las normas que imponen
sanciones jurídicas negativas que son las que afectan o restringen el ejercicio de un derecho o determinado
bien jurídico” (Castillo Alva, 2004, p. 166).

31
Mario Lohonel Abanto Quevedo

pero ya sin mandato de aprehensión policial– o al menos con la de su abogado defen-


sor, necesariamente.
La otra objeción previsible, siempre contra la construcción del plazo máximo
razonable, es la que se apoya en cuestionar si es necesario retener al acusado contu-
maz por un máximo de 15 días naturales, solo para asegurar que estén presentes los
órganos de prueba, sin que exista mandato de prisión preventiva, y aun cuando es
previsible que al término de ese periodo no se examine en una sola sesión de audien-
cia, a todos los órganos de prueba.
En términos de estricta necesidad, para evaluar si el acusado contumaz deberá
esperar retenido hasta un máximo de 15 días naturales para iniciar su juzgamiento, se
debe considerar si se está ante un caso particular, excepcional y extraordinario (como
sucede, por ejemplo, si su puesta disposición judicial se realiza telefónicamente, pre-
cisamente cuando el juez competente ha sido recién designado y debe tomar posesión
de su cargo en una localidad sin acceso por vía aérea, con vías terrestres interrumpi-
das, sin cobertura 4G y defensa cautiva). Si el contumaz ha estado sustraído del juz-
gamiento en un delito con prescripción extensa, pero próximo a cumplirse, no parece
lógico considerar que el juez no pueda invocar estas particularidades extraordinarias
para regular el plazo máximo razonable de retención del contumaz.
Oponer, sin mayor razonamiento, que cuando se interviene sobre la libertad ambu-
latoria se requiere de plazo expreso y que los jueces no pueden regularlos, implica
desconocer que, en materia de plazos no regulados expresamente, el CPP autoriza al
juez a regularlos (artículo 146 del CPP) y, además, que en casos regulados es posible
la renuncia a plazos. Queda claro que, siendo la presencia del acusado un requisito
para la instalación de la audiencia (inciso 1, del artículo 369 del CPP) y que está ya
se frustró en la primera ocasión por la sustracción del acusado, en el ejemplo límite
que hemos dado, trascurridos casi el plazo de prescripción, no puede considerarse
que el plazo a que se refiere la última parte del inciso 1, artículo 355 del CPP aplica
solo en la primera convocatoria a inicio del juzgamiento y que no podría implicar la
retención del contumaz.
Desde luego, si el contumaz ha sido declarado así la semana anterior al día en
que ha sido aprehendido, por un juez citadino, respecto a una causa local, con apenas
un testigo y un perito por examinar, no parece razonable convocar a audiencia para
inicio de su juzgamiento al décimo quinto día de su puesta a disposición judicial y
mantener recluido al acusado mientras tanto. La falta de necesidad de esa disposi-
ción, como componente de la proporcionalidad de la medida, se muestra palmaria.

XI. CONCLUSIONES
■ La ausencia de un plazo especial en la descripción legal de un procedimiento
o actuación procesal no necesariamente significa que exista un vacío legal al
respecto. Deberá acudirse a todas las disposiciones generales sobre plazos
procesales en busca de aquellas que, por pertinentes, contribuyan a obtener

32
Plazo razonable y plazo óptimo para iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz

ese plazo, lo cual es un recurso que habilita la producción de una respuesta


interpretativa conforme.
■ La subsidiariedad que el artículo 146 del CPP establece en favor del juez de
juzgamiento para señalar el plazo que corresponde al inicio de la audiencia
de juzgamiento del acusado contumaz, cuando previamente el CPP sí ha
señalado el plazo mínimo que tiene el juez de juzgamiento para igual propó-
sito (citación a juicio del acusado no contumaz), comporta apreciar, necesa-
riamente, no un vacío regulatorio, sino la opción legislativa por la preferen-
cia judicial del señalamiento de tal plazo. Este plazo deberá ser razonable,
cuando no pueda ser óptimo.
■ La decisión del acusado de no concurrir injustificadamente a la convocato-
ria judicial para iniciar su audiencia de juzgamiento no implica un expreso
rechazo por la regla del plazo mínimo de 10 días para iniciar tal audiencia,
pues no es una regla unilateral y exclusivamente sometida al “principio”
dispositivo. Por ello, la regla debe ser cumplida y, si es posible, optimizada.
El plazo legal mínimo para iniciar la audiencia de juzgamiento es legal y
aplicable, por regla general, también al contumaz. El ya haberse aplicado la
regla en la primera convocatoria judicial, rechazada por el procesado con-
tumaz, no implica considerar su inexistencia para la siguiente convocatoria,
porque ello comportaría desnaturalizar –por disposición privada y arbitra-
ria– el carácter público de una regla procesal.
■ El plazo máximo razonable se justifica en la necesidad de brindarle al acu-
sado contumaz un tratamiento procesal célere. Tomar como referencia la
fórmula de cálculo de la prescripción extraordinaria de la acción penal no
solo tiene por virtud su apoyo en un mecanismo legal, sino que revela la
intención de contener la posibilidad de una extensión sin límite del plazo
mínimo, a falta de una regla procesal específica; allí reside la razonabili-
dad del plazo máximo. En consecuencia, fijar como plazo razonable para
atender el inicio del juzgamiento del contumaz uno que va desde no menos
de 10 días y no más de 15 no es ilegal, ya que es concreción de una opción
legislativa (artículo 156 del CPP) que relieva los principios de razonabili-
dad, citación a pruebas e igualdad de armas, autorizando subsidiariamente
al juez a señalar el plazo –adecuado a la realización de esos principios– para
iniciar la audiencia de juzgamiento del contumaz. La discusión del tema dos
del Pleno Jurisdiccional Distrital Penal de la Corte Superior de Justicia de
Piura, de fecha 23 de noviembre de 2018, da cuenta de esta opción legisla-
tiva y del ejercicio de razonabilidad interpretativa de sus jueces.
■ Sin embargo, la realización particular, es decir, en cada caso, de los princi-
pios elementales que dan soporte racional al plazo legal mínimo de no menos
de 10 días para iniciar la audiencia de juzgamiento, da cabida a la adopción
de un plazo menor. Este tiene base legal expresa en el artículo 147 del CPP,
siendo posible adoptar un plazo judicial óptimo, que es el mejor para el caso
concreto.

33
Mario Lohonel Abanto Quevedo

■ Optimizar el plazo mínimo legal y el plazo máximo razonable requiere coor-


dinación del órgano jurisdiccional con los sujetos procesales respecto a su
capacidad de convocatoria de todos sus órganos de prueba a la audiencia
única –e inaplazable– de juzgamiento. Si esta convocatoria puede realizarse
antes del plazo mínimo o máximo, se está ante el plazo óptimo.
■ En la consideración por el plazo razonable o el plazo óptimo para iniciar la
audiencia de juzgamiento del acusado contumaz es evidente que la presun-
ción de inocencia y el derecho a recobrar la libertad ambulatoria del acu-
sado deben ser considerados, pero es un error dejar de incluir en el análisis
y en el juicio ponderativo, los derechos de las personas que se consideran
víctimas, agraviados o perjudicados por el delito que se atribuye a quien ya
cuenta con acusación fiscal, así como el interés de la sociedad en el proceso
(entendido como búsqueda de la verdad) y, eventualmente, en la sanción.

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35
Legislación

LEGISLACIÓN

LEGISLACIÓN APLICABLE EN DONDE ESTÉ


VIGENTE EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS
PENALES DE 1939

Normas sobre contumacia y ausencia


Decreto Legislativo N° 125

El Presidente de la República:
Por cuanto:
El Congreso de la República del Perú, de conformidad con lo previsto en el
Artículo 18 de la Constitución Política, por Ley N° 23230 ha delegado en el Poder
Ejecutivo la facultad de derogar o modificar los Decretos Leyes expedidos a partir del
3 de octubre de 1968 en relación con el Código de Procedimientos Penales.
Que si bien los Decretos Leyes Nºs 1.9030 y 19962, que prescriben el juzgamiento
de los contumaces, han quedado abrogados por lo dispuesto en el inciso 10 del artículo
233 de la Constitución Política del Perú, se hace necesario establecer el régimen jurí-
dico que contemple la situación procesal de tales encausados antes de la sentencia;
Que el dispositivo constitucional utiliza el término “ausencia” en un sentido
que comprende tanto al ausente propiamente dicho como al contumaz, situación que
debe ser expresamente definida, por cuanto no lo está en el Código de Procedimien-
tos Penales vigente;
Que asimismo, se hace necesario contemplar la situación de los que, en aplica-
ción de ambos Decretos Leyes, fueron condenados en ausencia y que no estén con-
formes con la sentencia;
Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros;
Ha dado el Decreto Legislativo siguiente:
Artículo 1.- Sustitúyase el artículo 210 del Código de Procedimientos Penales,
el que tendrá el texto siguiente:
“La audiencia no podrá realizarse sin la presencia del acusado y de su defensor.

37
Mario Lohonel Abanto Quevedo

Tratándose de reo con domicilio conocido o legal señalado en autos, será


requerido para su concurrencia al juicio bajo apercibimiento de ser declarado
contumaz y de ordenarse su captura si tiene la condición de libre o de revo-
carse su libertad si gozara de este beneficio, señalándose nueva fecha para la
audiencia, siempre que no haya otros reos libres que se hubieran presentado
o en cárcel. Si el acusado persistiera en su inconcurrencia, se hará efectivo
el apercibimiento, procediéndose en lo sucesivo de conformidad con lo dis-
puesto en los Artículos 318 al 322 del Código de Procedimientos Penales.
La inasistencia del contumaz no impedirá en ningún caso la iniciación del
juicio oral, cuando haya reos en cárcel o libres presentes. Si fuera aprehen-
dido o se hiciera presente después de la iniciación del juicio y antes de la
sentencia, será examinado y se podrán actuar las diligencias compatibles
con el estado de la causa, volviéndose a escuchar al Ministerio Público si
es que se hubiera producido la requisitoria oral”.
Artículo 2.- Cuando la contumacia se produzca en el período de instrucción
de un procedimiento ordinario, se procederá de acuerdo a los Artículos 205 y 206
del Código de Procedimientos Penales; pudiendo el Juez, en los asuntos de trámite
sumario, expedir sentencia con las limitaciones que se señalan para el juzgamiento
de los ausentes, no pudiendo expedir, en ningún caso, fallo condenatorio contra tales
encausados.
Artículo 3.- Se reputa contumaz:
a) Al que habiendo prestado su declaración instructiva o estando debidamente
notificado, rehúye el juzgamiento en manifiesta rebeldía o hace caso omiso a
las citaciones o emplazamiento que le fueran hechos por el Juez o Tribunal;
b ) Al que hallándose con libertad provisional o vigilada incurre en las actitu-
des descritas anteriormente;
e) Al que estando detenido en las dependencias policiales o en un centro de
reclusión se fugue para evadir la acción judicial.
Artículo 4.- E n el caso del acusado incapacitado de asistir a la audiencia por
enfermedad, pero en condiciones de ser interrogado, el Tribunal podrá constituirse
en el centro de reclusión o en el hospital para examinarlo conjuntamente con el Fiscal
y el defensor del procesado imposibilitado, y con conocimiento de los demás defen-
sores si los hubiere.
Artículo 5.- Los condenados en ausencia podrán solicitar ante el Juez Instructor,
Tribunal Correccional o Corte Suprema donde se encuentre el expediente, la anula-
ción del fallo condenatorio respecto al solicitante, para los fines de un nuevo juzga-
miento. La Autoridad Judicial respectiva dejará sin efecto la resolución en cuanto al
recurrente y dispondrá se realice nuevo juicio o para el solicitante, para cuyo caso,
conservará su mérito la acusación fiscal escrita; El nuevo fallo no podrá alterar la sen-
tencia ejecutoriada en cuanto a los que fueron juzgados como reos presentes, pero si
en el nuevo juicio se presentan nuevas pruebas que modifiquen la situación jurídica

38
Legislación

de los condenados, se elevará el expediente en consulta al Superior inmediato para


que resuelva lo conveniente.
Artículo 6.- Deróganse los Decretos Leyes Nos. 19030 y 19962, Arts. 1 y 2.
DISPOSICION FINAL
EI presente Decreto Legislativo entrará en vigencia al día siguiente de su
publicación.
Por tanto:
Mando se publique y cumpla, dando cuenta al Congreso.
Dado en la Casa de Gobierno; en Lima, a los doce días del mes de junio de mil nove-
cientos ochentiuno.
FERNANDO BELAUNDE TERRY,
Presidente Constitucional de la República.
FELIPE OSTERLING PARODI,
Ministro de Justicia.

Precisan para el caso de los contumaces,


la aplicación y el momento en que opera el principio
jurisdiccional de no ser condenado en ausencia
Ley N° 26641

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
POR CUANTO:
El Congreso de la República ha dado la Ley Siguiente:
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA;
Ha dado la ley siguiente:
Artículo 1.- Interprétese por la vía autentica que, tratándose de contumaces, el
principio de la función jurisdiccional de no ser condenado en ausencia, se aplica sin
perjuicio de la interrupción de los términos prescriptores, la misma que opera desde
que existen evidencias irrefutables que el acusado rehúye del proceso y hasta que el
mismo se ponga a derecho. El juez encargado del proceso declara la condición de
contumaz y la suspensión de la prescripción.
Artículo 2.- Si el agente se sustrae a la acción de la justicia, y por ello es decla-
rado contumaz, será reprimido con pena privativa de la libertad igual a la que corres-
ponde al delito por el que se le procesa. Es competente el juez que corresponde a la
primera acción.
Artículo 3.- Los artículos 1 y 2 son aplicables a los procesos en curso.
Artículo 4.- deróguese las normas que se oponen a la presente ley.

39
Mario Lohonel Abanto Quevedo

Comuníquese al señor Presidente de la República para su promulgación.


En Lima, a los dieciocho días del mes de junio de mil novecientos noventa y seis.
MARTHA CHAVEZ COSSIO DE OCAMPO
Presidenta del Congreso de la República
VÍCTOR JOY WAY ROJAS
Primer vicepresidente del Congreso de la República.
AL SEÑOR PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA
PORTANTO,
Mando se publique y cumpla.
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los veinticinco días del mes de junio de mil
novecientos noventa y seis.
ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI
Presidente Constitucional de la República
CARLOS HERMOZA MOYA
Ministro de Justicia

Establecen disposiciones sobre la declaración


judicial de ausencia o contumacia en la fase
instructiva del proceso penal sumario y ordinario,
y sobre el auto que da inicio al proceso penal
sumario y ordinario
Resolución Administrativa N° 310-2014-CE-PJ

Lima, 10 de setiembre de 2014


VISTO:
El Oficio N° 379-2014-CE/PJ-GTP cursado por el doctor Giammpol Taboada
Pilco, integrante del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, conteniendo propuesta para
regular la declaración de contumacia y ausencia en caso de la abstención de declara-
ción del imputado en los procesos penales sumarios y ordinarios.
CONSIDERANDO:
Primero. Que el Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente
Nº 003-2005-PI/TC, de fecha 9 de agosto de 2006, ha dilucidado la diferencia entre
las situaciones jurídicas de ausencia y contumacia, afirmando que “en el ámbito del
proceso penal, el desconocimiento que el acusado tenga de la existencia de un proceso,
genera un supuesto de ausencia; mientras que la resistencia a concurrir al proceso,
teniendo conocimiento de él, se denomina contumacia” (fundamento jurídico 168).
En este mismo sentido, el Código Procesal Penal de 2004 prescribe que el Juez
declarará ausente al imputado cuando se ignora su paradero y no aparezca de autos evi-
dencia que estuviera conociendo del proceso (artículo 79.2). De otro lado, se declarará

40
Legislación

contumaz al imputado cuando: a) de lo actuado aparezca evidencia que, no obstante


tener conocimiento de que es requerido, no se presenta voluntariamente a las actua-
ciones procesales; b) fugue del establecimiento o lugar en donde está detenido o preso;
c) no obedezca, pese a tener conocimiento de su emisión, una orden de detención o
prisión; y, d) se ausente, sin autorización del fiscal o del juez, del lugar de su residen-
cia o del asignado para residir (artículo 79.1).
Finalmente, el Decreto Legislativo Nº 125, aplicable a los procesos penales suma-
rios y ordinarios, también reconoció la diferencia entre ambas situaciones procesales
del imputado (artículos 2 y 3).
Segundo. Que los efectos comunes de la declaración de contumacia o ausen-
cia por el Juez en los procesos penales sumarios y ordinarios en aplicación mutatis
mutandi del Código Procesal Penal de 2004, son los siguientes: 1) El auto que lo declara
ordenará la conducción compulsiva del imputado y dispondrá se le nombre defensor
de oficio o al propuesto por un familiar suyo. 2) Con la presentación del contumaz o
ausente, y realizadas las diligencias que requieran su intervención, cesa dicha con-
dición, debiendo dejarse sin efecto el mandato de conducción compulsiva; así como
todas las comunicaciones que se hubieran cursado con tal objeto. 3) No se suspende
la instrucción ni alterará el curso del proceso con respecto a los demás imputados.
4) Si la declaración de ausencia o contumacia se produce durante el juicio oral, el pro-
ceso debe archivarse provisionalmente respecto de aquél. En todo caso, el contumaz
o ausente puede ser absuelto, pero no condenado (artículo 79, incisos 3 al 6). Simila-
res efectos están previstos en el artículo 205 del Código de Procedimientos Penales
de 1940, concordante con el artículo 2 del Decreto Legislativo Nº 125.
Tercero. Que el derecho a la no auto incriminación forma parte a su vez de los
derechos implícitos que integran el debido proceso previsto en el artículo 139.3 de la
Constitución Política, como lo ha reconocido el Tribunal Constitucional en el Expe-
diente N° 003-2005PI/TC (fundamentos jurídicos 272 y 273). Asimismo, la Conven-
ción Americana de Derechos Humanos (artículo 8.g) y el Pacto Internacional de Dere-
chos Civiles y Políticos (artículo 14.3), han reconocido expresamente el derecho a no
ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable como parte de las
garantías judiciales mínimas que tiene todo procesado. Por consiguiente, del recono-
cimiento de la libertad de declarar y del derecho a la no auto incriminación (nadie está
obligado a declarar en su contra) se tiene que: a) No se puede utilizar ningún medio
violento para obligar al imputado a declarar, prohibiéndose cualquier manipulación
física o psicológica vulneradora de su conciencia; b) No se puede exigir juramento o
promesa de decir la verdad; c) Se prohíben las preguntas capciosas durante el inte-
rrogatorio; d) La facultad de mentir permanece en el ámbito personal del imputado,
si lo considera de interés para su defensa; e) La facultad de declarar cuantas veces el
imputado entienda pertinente debe ser protegida; y, f) El imputado tiene derecho a
guardar silencio o simplemente a no declarar.
Cuarto. Que la declaración del imputado es un medio de defensa y como tal
su ejercicio estará condicionado a su conveniencia o no frente a la imputación, tal
es así que el Código Procesal Penal de 2004 ha reconocido que en el curso de las

41
Mario Lohonel Abanto Quevedo

actuaciones procesales y en todas las etapas del proceso, el imputado tiene derecho
a prestar declaración y a ampliarla, a fin de ejercer su defensa y responder a los car-
gos formulados en su contra (artículo 86.1). Asimismo, tiene derecho a abstenerse de
declarar y que esa decisión no podrá ser utilizada en su perjuicio (artículo 87. 2). La
declaración del procesado sólo es considerada expresamente como medio de prueba
cuando se trata de una confesión; es decir, cuando el imputado admite los cargos for-
mulados en su contra (artículo 160.1), siempre que esté debidamente corroborada por
otro u otros elementos de convicción (artículo 160.2.a), sea prestada libremente y en
estado normal de las facultades psíquicas (artículo 160.2.b), sea prestada ante el Juez
o el Fiscal en presencia de su abogado (artículo 160.2.c); y sea sincera y espontánea
(artículo 160.2.d).
Quinto. Que la declaración judicial de ausencia o contumacia del imputado en
la fase instructiva del proceso penal sumario u ordinario, con el mandamiento de
conducción compulsiva ejecutada por la Policía Nacional bajo la forma de requisi-
torias, debido a su inconcurrencia u oposición expresa (oral o escrita) a presentarse
a la diligencia de recepción de la declaración instructiva, resulta manifiestamente
incompatible con la consideración de ésta como un medio de defensa protegido por
el derecho a la no autoincriminación tanto en su forma negativa, cuando el imputado
ejerce su derecho a abstenerse de declarar sin que esa decisión pueda causarle perjui-
cio alguno; como en su forma positiva, cuando a su vez se le reconoce el derecho de
prestar declaración y ampliarla cuando lo considere conveniente según su estrategia
de defensa. En consecuencia, considerando que la declaración del imputado no es un
acto procesal de obligatoria realización, pues siendo un derecho corresponde en rigor
ser ejercido a iniciativa e interés del propio imputado, no existe obstáculo alguno para
que el proceso penal discurra normalmente hasta concluir con una sentencia en el
caso del proceso sumario, o, transitar hacia la etapa de juicio en un proceso ordinario.
Sexto. Que, conforme al artículo 77 del Código de Procedimientos Penales de
1940, será de exclusiva responsabilidad del Fiscal durante la investigación preliminar,
la realización de las diligencias necesarias para identificar y constatar la dirección
domiciliaria real y actual del imputado, la cual deberá ser consignada en su respectiva
formalización de denuncia a efectos de permitir la debida notificación de la instaura-
ción y continuación del proceso penal. Por su parte, el juez solo procederá a emitir el
auto de inicio del proceso penal sumario u ordinario, en tanto el fiscal haya presen-
tado los recaudos que acrediten el presupuesto antes anotado, de cara a garantizar en
forma efectiva el derecho de defensa del imputado; y, por ende, el debido proceso.
Sétimo. Que siendo así, resulta pertinente cursar oficio circular a las Cortes
Superiores de Justicia para que los órganos jurisdiccionales en materia penal, tengan
en cuenta lo anotado precedentemente.
Por estos fundamentos; en mérito al Acuerdo N° 749-2014 de la trigésimo primera
sesión del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial de la fecha, adoptado con la interven-
ción de los señores Mendoza Ramírez, De Valdivia Cano, Meneses Gonzales, Taboada
Pilco y Escalante Cárdenas; en uso de las atribuciones conferidas por el artículo
82 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Por mayoría,

42
Legislación

SE RESUELVE:
Artículo Primero.- Oficiar a los Presidentes de las Cortes Superiores de Justicia
de la República para que se sirvan comunicar a los jueces de los órganos jurisdiccio-
nales penales y/o mixtos que, considerando el derecho del imputado a la no autoin-
criminación, tienen que evaluar que no corresponde la declaración judicial de ausen-
cia o contumacia en la fase instructiva del proceso penal sumario y ordinario, con el
mandamiento de conducción compulsiva, en razón de su inconcurrencia u oposición
expresa (oral o escrita) a presentarse a la diligencia de declaración instructiva. En esa
perspectiva, el proceso penal sumario puede concluir con una sentencia; así como el
proceso penal ordinario puede transitar hacia la etapa de juicio, prescindiendo de la
declaración del imputado, salvo que este lo solicite como medio de defensa.
Artículo Segundo.- Establecer que corresponde al fiscal durante la investigación
preliminar identificar y constatar la dirección domiciliaria real y actual del imputado.
El juez solo podrá emitir el auto que da inicio al proceso penal sumario y ordinario,
cuando en la formalización de denuncia se haya cumplido el presupuesto antes ano-
tado con los recaudos respectivos; ello con el objetivo de garantizar la debida notifi-
cación judicial del imputado.
Artículo Tercero.- Transcribir la presente resolución al Presidente del Poder
Judicial, Oficina de Control de la Magistratura del Poder Judicial, Ministerio Público,
y Cortes Superiores de Justicia del país, para su conocimiento y fines consiguientes
Regístrese, publíquese, comuníquese y cúmplase.
SS.
ENRIQUE JAVIER MENDOZA RAMÍREZ
Presidente
RAMIRO DE VALDIVIA CANO
BONIFACIO MENESES GONZALES
GIAMMPOL TABOADA PILCO
ERIC ESCALANTE CÁRDENAS

El voto del señor Lecaros Cornejo, es como sigue:


VOTO DEL SEÑOR CONSEJERO JOSÉ LUIS LECAROS CORNEJO
Vista la propuesta para regular la declaración de contumacia y ausencia en caso
de la abstención de declaración del imputado en los procesos penales sumarios y ordi-
narios; y teniendo en consideración las atribuciones contenidas en el artículo 82 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, MI VOTO es porque
el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial no tiene facultad para reglamentar normas
de carácter legal.
Lima, 10 de setiembre de 2014
JOSÉ LUIS LECAROS CORNEJO Juez Supremo - Consejero

43
LEGISLACIÓN APLICABLE EN DONDE ESTÉ
VIGENTE EL CÓDIGO PROCESAL
PENAL DE 2004

Código Procesal Penal de 2004

Artículo 79.- Contumacia y Ausencia


1. El juez, a requerimiento del Fiscal o de las demás partes, previa constata-
ción, declarará contumaz al imputado cuando:
a) de lo actuado aparezca evidente que, no obstante tener conocimiento
de que es requerido, no se presenta voluntariamente a las actuaciones
procesales;
b) fugue del establecimiento o lugar en donde está detenido o preso;
c) no obedezca, pese a tener conocimiento de su emisión, una orden de
detención o prisión; y,
d) se ausente, sin autorización del fiscal o del juez, del lugar de su residen-
cia o del asignado para residir.
2. El juez, a requerimiento del fiscal o de las demás partes, previa constatación,
declarará ausente al imputado cuando se ignora su paradero y no aparezca
de autos evidencia que estuviera conociendo del proceso.
3. El auto que declara la contumacia o ausencia ordenará la conducción com-
pulsiva del imputado y dispondrá se le nombre defensor de oficio o al pro-
puesto por un familiar suyo. El abogado intervendrá en todas las diligencias
y podrá hacer uso de todos los medios de defensa que la Ley reconoce.
4. La declaración de contumacia o ausencia no suspende la Investigación Pre-
paratoria ni la Etapa Intermedia respecto del contumaz o ausente. Esta decla-
ración no altera el curso del proceso con respecto a los demás imputados.
5. Si la declaración de ausencia o contumacia se produce durante el juicio oral,
el proceso debe archivarse provisionalmente respecto de aquel. En todo caso,
el contumaz o ausente puede ser absuelto, pero no condenado.
6. Con la presentación del contumaz o ausente, y realizadas las diligencias que
requieran su intervención, cesa dicha condición, debiendo dejarse sin efecto
el mandato de conducción compulsiva, así como todas las comunicaciones
que se hubieran cursado con tal objeto. Este mandato no afecta la orden de
detención o prisión preventiva a la que estuviera sujeto el procesado.

44
Jurisprudencia

JURISPRUDENCIA

1. CONCEPTO DE CONTUMACIA
“El citado artículo 3 del Decreto Legislativo número 125 define la institución del
a contumacia. El contumaz, en términos generales, es el imputado que conoce
su condición de tal y que esta o estará emplazado al proceso para que responde
por concretos cargos penales, y pese a ello deja de concurrir, se aparta volunta-
riamente del proceso [el encausado es consciente del a existencia de un proceso
penal dirigido contra él y decide no acudir a la llamada del órgano jurisdiccio-
nal]. Es significativo a estos fines el literal a) del citado artículo, que precisa
que se reputa contumaz: “Al que habiendo prestado su declaración instructiva o
estando debidamente notificado rehúye el juzgamiento en manifiesta rebeldía o
hace caso omiso a las citaciones o emplazamientos que le fueran hechos por el
juez o Tribunal”. A estos efectos, el artículo 1 de la Ley número 26641 exige que
el auto que declara la condición de contumaz del imputado –sin esa resolución
judicial no es posible calificar a un acusado de contumaz– solo se dictara desde
que “(…) existen evidencias irrefutables que el acusado rehúye del proceso (…)”.
(Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias. Acuerdo
Plenario N° 5-2006/CJ-116, del 13 de octubre de 2006, considerando 9)
“La declaración de contumacia –conforme a la ley de la materia– constituye una
situación procesal que legitima al a judicatura para ordenar la detención del pro-
cesado renuente a acatar el cumplimiento de determinados mandatos procesales
ordenados por el juzgador.
El artículo 3 del Decreto Legislativo N° 125, establece –entre otras causas– que
se reputa contumaz: “[…] al que habiendo prestado su declaración instructiva o
estando debidamente notificado, rehúye el juzgamiento en manifiesta rebeldía
o hace caso omiso a las citaciones o emplazamiento que le fueran hecho por el
Juez o Tribunal”.
(STC. Exp. N° 3411-2005-PHC/TC-Lima, del 12 de mayo de 2006, f. j. 8).

2. PRESUPUESTOS MATERIALES PARA LA DECLARACIÓN DE


CONTUMACIA
“Siendo así, son presupuestos materiales para la declaración de contumacia en
la etapa de enjuiciamiento: a) que el acusado presente, con domicilio conocido o

45
Mario Lohonel Abanto Quevedo

legal, sea emplazada debida o correctamente con la citación a juicio [se entiende
que si el propio emplazado proporciona un domicilio falso, ello acredita su inten-
ción de eludir la acción de la justicia y justifica la declaración como reo contu-
maz, tal como ha sido ratificado por el Tribunal Constitucional en la sentencia
numera 4843-2005-HC/TC, del 8.8.2005]; b) que la indicada resolución judicial,
presupuesto de la declaración de contumacia, incorpore el apercibimiento expreso
de la declaración de contumaz en caso de inasistencia injustificada; y, c) que le
acusado persista en la inconcurrencia al acto oral, en cuyo caso se hará efectivo
el apercibimiento previamente decretado, esto es, la emisión del auto de decla-
ración de contumacia, y se procederá conforme al juicio contra reos ausentes.
(…) Para la declaración de contumacia, acto seguido, es central la nota de ‘per-
sistencia’ en la inconcurrencia voluntaria del acusado al acto oral, la cual sig-
nifica mantenerse firme o constante en una cosa o, más concretamente, ante el
emplazamiento judicial, es decir, no cumplirlo deliberadamente.
Ahora bien, si el párrafo analizado está en función a la iniciación del acto oral
o a su continuación, esto es, si la norma procesal precisa que se señalará nueva
fecha para la audiencia siempre que no hayan otros reos libres que se hubieran
presentado o en cárcel, a partir de lo cual se hace mención a la persistencia del
acusado en su incomparecencia, entonces, es evidente que la resolución judicial
de contumacia se dictara una vez que el acusado incumpla este segundo empe-
zamiento, a mérito de lo cual se renovaran las órdenes para su captura, se le
emplazara por edictos y se reservara el proceso hasta que sea habido, tal como
lo dispone, en lo pertinente, en artículo 319 del Código de Procedimientos Pena-
les. Es claro, asimismo, que, si el acto oral tiene lugar por la concurrencia de
otros acusados, la declaración de contumacia se hará efectiva una vez se cite al
acusado inconcurrente para la continuación del juicio oral, aplicando en lo per-
tinente las normas antes invocadas”.
(Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias. Acuerdo
Plenario N° 5-2006/CJ-116, del 13 de octubre de 2006, considerando 12)
“En síntesis, la declaración de reo contumaz no constituye una facultad discrecio-
nal de la Sala Penal Superior, sino que está sometida a específicos presupuestos
materiales, que deben respetarse cumplidamente. Es imprescindible el correcto
emplazamiento al acto oral bajo apercibimiento de la declaración de contumacia,
luego una segunda citación y se persistir en la inconcurrencia voluntaria recién
se dictará el auto de contumacia y se procederá conforme al artículo 319 del
Código de Procedimientos Penales. Por último, un juez recusado o con pedido
de inhibición del Ministerio Publico, una vez que se acepta iniciar el trámite res-
pectivo no puede dictar una medida limitativa de la libertad como consecuencia
de un auto de contumacia al margen de las normas que regulan la recusación y
la inhibición o excusa de magistrados”.

46
Jurisprudencia

(Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias. Acuerdo


Plenario N° 5-2006/CJ-116, del 13 de octubre de 2006, considerando 13)

3. PARA PODER DECLARAR LA CONDICIÓN DE CONTUMAZ SE


DEBE TENER LA CERTEZA DE QUE EL JUSTICIABLE TENÍA
CONOCIMIENTO CIERTO O PRESUNTO DE LOS ACTOS PRO-
CESALES ORDENADOS POR EL JUZGADOR
“Asimismo, se advierte que la notificación de la resolución (que contiene el aper-
cibimiento) cursada al nosocomio (fs. 106) fue devuelta por su director, medico
Cruz Garay, conforme se acredita con el cargo estampado en su recepción por
la Mesa de Partes del juzgado. En este orden de hechos, mal podría el órgano
jurisdiccional considerar renuente a acatar sus mandatos y declarar contumaz a
un procesado, sin antes tener la certeza que dicho justiciable tenía conocimiento
cierto o presunto de los actos procesales ordenados por el juzgador, tanto más
si la notificación que contiene el llamamiento al acto procesal y apercibimiento
decretados fueron devueltos al propio juzgado de origen antes de la realización
de la mencionada audiencia, señalada como se ha dicho para el día 20 de octu-
bre de 2004.
Resulta inexcusable que el secretario del Juzgado de cuenta de la devolución de
las notificaciones después de transcurrido más de sesenta días de su recepción,
esto es el 28 de diciembre de 2004 también que, la jueza emplazada de por váli-
damente notificada al a querellada teniendo conocimiento (mediante el escrito
de devolución) que esta se encontraba en el extranjero y resuelva: “[…] dictaron
orden de captura a nivel internacional contra [ello] (…)” (sic, fs. 153).
Deviene en incongruente también que se dé por valida la notificación realizada
dentro del territorio nacional a quien se ordena ubicar y capturas en el extranjero.
De lo precedentemente expuesto se colige que al no estar debidamente notificada
la beneficiaria no era legítimo declararla reo contumaz, toda vez que no estaba
acreditada su renuencia a acatar lo actos ordenados por el juzgador, condición
sine qua non para tal situación procesal, por lo que su dictado evidencia la inob-
servancia del principio de legalidad procesal, así como un manifiesto agravio a
la tutela procesal efectiva y, por ende, la violación constitucional demandada”.
(STC. Exp. N° 3411-2005-PHC/TC-Lima, del
12 de mayo de 2006, ff. jj. 10 y 11).

4. SUSPENSIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN COMO CONSECUENCIA


O EFECTO JURÍDICO NECESARIO DE LA DECLARACIÓN DE
CONTUMACIA
“Que si bien los autos antes mencionados no dispusieron la suspensión del plazo
de prescripción de la acción penal, es de tener en cuenta lo terminantemente dis-
puesto por la Ley número 26641, de veintiséis de junio de mil novecientos noventa

47
Mario Lohonel Abanto Quevedo

y seis. Esa Ley estatuye la suspensión de la prescripción, como consecuencia o


efecto jurídico necesario de la declaración de contumacia. Se trata de una norma
procesal, por lo que el factor de aplicación se produce cuando se emitió el auto
respectivo –fecha de la actuación procesal, no fecha de la comisión del delito–,
en virtud al criterio formal que informa la institución de la contumacia.
Que los autos en cuestión se emitieron en agosto de mil novecientos noventa y
siete –la ley antes citada ya estaba en vigencia–; y, mientras no se captura o pon-
gan a derecho los imputados, no corre el plazo prescriptorio, que por ministerio de
la ley está suspendido. La suspensión es una consecuencia necesaria, no discre-
cional del juez, por tanto, que el juez no la indique textualmente en la resolución
judicial –sí se requiere, en cambio, tal formalidad con la declaración de contu-
macia– no significa que desde ya el término de la prescripción se interrumpió: no
hace falta una declaración judicial expresa al respecto, opera de pleno derecho”.
(R.N. N°1945-2014- La Libertad, del 11 de agosto de 2016, considerando 3 y 4)

5. LA DECLAR ACIÓN DE CONTUMACIA CONSTITUYE UNA


SITUACIÓN PROCESAL QUE LEGITIMA AL JUEZ PARA ORDE-
NAR LA DETENCIÓN DEL PROCESADO RENUENTE A ACA-
TAR EL CUMPLIMIENTO DE DETERMINADOS MANDATOS
PROCESALES
“La contumacia está íntimamente vinculada a esa institución procesal de rele-
vancia constitucional, cuya definición legal se encuentra en el artículo 3, inciso
1), del Derecho Legislativo número 125, y que a su vez ratifica que el imputado
tiene la carga de comparecer en el proceso penal, y si no lo hace se expone a una
declaración de contumacia. El ordenamiento procesal penal nacional reconoce,
además, la ausencia, y en ambos casos, como es evidente, consagra como dogma
la imposibilidad de desarrollar el juicio oral –fase angular del sistema acusato-
rio– sin la necesaria presencia del acusado [en este sentido, el Código –acota
GIMENO SENDRA– llevo hasta sus últimas consecuencias el principio general
del Derecho, conforme al cual ‘nadie puede ser condenado sin haber sido pre-
viamente oído’, interpretando dicho precepto como exigencia de comparecencia
física del imputado en el proceso a fin de que pueda ejercitar su defensa privada
y, en último término, su derecho a la ‘última palabra’: Derecho Procesal Penal,
Editorial Colex, Madrid, 2004, página 215].
Lo relevante de ambas instituciones: contumacia y ausencia, de configuración
legal, a las que se anudan variados efectos procesales que incluso entrañan una
intensificación de las medidas de coerción personales, es que se requiere de una
resolución judicial motivada que declare el estado de ausencia o contumacia del
imputado, la cual importa una verdadera obligación judicial que habrá de dic-
tarse cuando se cumplan escrupulosamente lo presupuestos materiales estipula-
dos por la ley procesal, y que a su vez se erige en condición necesaria para dictas
las medidas de coerción limitativas de la libertad del imputado.

48
Jurisprudencia

La indicada resolución judicial tiene una naturaleza constitutiva, ya que por ella se
crea el estado de ausente o contumaz, al que va ligado normalmente la adopción
de medidas provisionales personales. La declaración de contumacia constituye
una situación procesal que legitima al juez para ordenar la detención del proce-
sado renuente a acatar el cumplimiento de determinados mandatos procesales”.
(Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias. Acuerdo
Plenario N° 5-2006/CJ-116, del 13 de octubre de 2006, considerando 8).

6. JUEZ CONTRA EL QUE SE SOLICITÓ UNA RECUSACIÓN NO


PUEDE EXPEDIR UNA RESOLUCIÓN DE CONTUMACIA
“Este Tribunal estima que dichas resoluciones están reñidas con el ritualismo pre-
visto en los artículos 33 y 34 del Código de Procedimientos Penales, por cuanto
estas disposiciones no autorizan al Juez que es recusado a expedir resolución
que declare al procesado reo contumaz, ni mucho menos a ordenar su ubicación
y captura, como así se hizo en el caso de la actora.
En tal sentido, las resoluciones dictadas por el Juez penal emplazado lesionaron
el principio constitucional del procedimiento preestablecido, pues el juez rechazó
indebidamente la recusación que le formulara la actora, esto es, al margen de lo
regulado en la ley procesal penal sobre esta materia, y más aún, no estando auto-
rizado legalmente, declaró reo contumaz a la recurrente con la consecuente orden
de ubicación y captura dictada contra su persona, decisión judicial que vulneró
el derecho a la libertad individual invocado en la demanda, por tal razón deben
reponerse las cosas al estado anterior a la violación del derecho a la libertad indi-
vidual, siendo de aplicación, al presente caso, el artículo 2 de la Ley N° 23506”.
(STC. Exp. N°934-2002-HC/TC - Exp N°1332-2002-
HC/TC (Acumulado), del 08 de julio de 2002, ff. jj. 4 y 5).

7. EN EL PROCESO PENAL SEGUIDO BAJO LAS REGLAS DEL


CDPP DE 1939, LA CONTUMACIA PRODUCE LA SUSPENSIÓN
DE LA PRESCRIPCIÓN
“A modo de corolario podemos señalar lo siguiente:
Con la entrada en vigencia del Código de Procedimientos Penales de 1940, bajo
la vigencia de la Constitución Política de 1933 y en atención a los Decretos Leyes
signados con los números 19030 y 19962, se permitía en nuestra legislación la
condena del ausente.
No obstante, a partir de la Constitución de 1979 se introdujo la garantía y el dere-
cho de no ser condenado en ausencia, lo cual fue ratificado por la Constitución
de 1993 (vigente en la actualidad).

49
Mario Lohonel Abanto Quevedo

Sin embargo, ante dicha protección constitucional, también se acrecentó la posi-


bilidad de que los investigados rehuyeran la justicia, buscando que opere la pres-
cripción de la acción penal.
Ante ello, se estableció con la Ley número 26641 que la contumacia tenía, adi-
cionalmente, el efecto de la suspensión de los plazos de prescripción, para evitar
con ello la impunidad de las causas en trámite”.
(Casación N° 627-2018-Arequipa, del 10 de octubre de 2019, considerando 12).

8. EN EL PROCESO PENAL SEGUIDO BAJO LAS REGLAS DEL


CPP DE 2004, LA CONTUMACIA NO PRODUCE LA SUSPENSIÓN
DE LA PRESCRIPCIÓN
“Ahora bien, resulta evidente que todo el desarrollo previamente expuesto se
encuentra vinculado a la vigencia del Código de Procedimientos Penales de 1940
que originalmente no contemplaba la delimitación y los efectos de la contuma-
cia, por lo que fue necesario, mediante normatividad conexa, que se desarrolla-
ran. Empero, con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal mediante el
Decreto Legislativo número 957, del veintinueve de julio de dos mil cuatro, se
cambió el paradigma procesal con el que se tramitan las causas en nuestro sis-
tema de justicia penal.
De este modo, el nuevo código contempló detalladamente en su artículo 79 los
requisitos y efectos de la contumacia y la ausencia. De esta manera, resulta claro
que la nueva norma procesal ya abarcó todos los efectos que el Código de Proce-
dimientos Penales de 1940 requirió de una especificación adicional. Empero, en
ninguno de los numerales contenidos en el artículo en mención se apreció o indicó
que la declaratoria de contumacia conllevara la suspensión de la prescripción de
la acción penal. Por el contrario, los numerales 4 y 5 de dicho artículo señalaron
expresamente que la declaración de contumacia no suspende la investigación
preparatoria ni la etapa intermedia; mientras que, si esta se produce durante el
juicio oral, el proceso deberá ser archivado provisionalmente respecto de este.
(…)
En tal virtud, este Colegiado Supremo aprecia que:
Las características y los efectos de la contumacia debieron ser explicitados por
leyes conexas tras la entrada en vigencia de la garantía constitucional de no ser
condenado en ausencia, dado que no se encontraban suficientemente desarrolla-
dos en el Código de Procedimientos Penales de 1940.
Uno de estos efectos esenciales fue la suspensión de la acción penal por decla-
ratoria de contumacia para evitar el indebido beneficio por prescripción de pro-
cesados que rehuyeran la acción de la justicia.

50
Jurisprudencia

Sin embargo, con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal de 2004, no
solo se establecieron todas las características y consecuencias de la contumacia
específicamente en dicho modelo procesal de 2004, entre las que no se encon-
traba la suspensión de la acción penal; sino que tal efecto fue trasladado para
la formalización de la investigación preparatoria, precisamente, con la misma
finalidad de buscar evitar la impunidad de los procesados esquivos de la justicia.
Por lo tanto, consideramos que no se puede permitir la suspensión de la acción
penal por declaratoria de contumacia bajo los casos seguidos por el Código Pro-
cesal Penal de 2004 no solo porque esta busca evitar que los procesados rehúyan
de la justicia específicamente bajo el sistema procesal antiguo de 1940, ampara-
dos en la garantía de no ser condenados en ausencia; sino porque ello conlleva-
ría a prolongar irracionalmente los plazos de la acción penal a límites inverosí-
miles que, de por sí, ya fueron motivadamente prolongados con los efectos de la
formalización de la acción penal”.
(Casación N° 627-2018-Arequipa, del 10 de octubre
de 2019, considerandos 13-14 y 17).

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