02 La Ética de Los Negocios (N. Bowie)
02 La Ética de Los Negocios (N. Bowie)
02 La Ética de Los Negocios (N. Bowie)
BOWIE)
Norman E. Bowie 8.
Hasta la incursión más somera en el campo de la ética en los negocios nos pone
frente a frente con la filosofía de Kant. En efecto, la influencia de Kant en la rama
de la teoría ética conocida como deontología es tan marcada que algunos autores
simplemente se refieren a la deontología como kantismo. Pese al hecho de que el
nombre de Kant se invoca a menudo en la ética de los negocios, hasta 1997 no
había ningún libro publicado donde se aplicara sistemáticamente la teoría kantiana
a los negocios. (Sin embargo, Bowie [1999] cubre esa laguna.) Kant es célebre por
defender una versión del principio de "respeto a las personas", que implica que
cualquier práctica mercantil que ponga el dinero en el mismo nivel que la gente es
inmoral, pero hay cosas mucho más importantes del enfoque kantiano en la ética
de los negocios, además de esto. En este ensayo me centro en cinco aspectos
esenciales de la filosofía moral de Kant. Empiezo por señalar algunas de las
implicaciones de las tres formulaciones de Kant del principio fundamental de la
ética. En seguida, expongo las razones por las que el énfasis de Kant en la pureza
de nuestras intenciones al actuar conforme a la moral ha creado problemas para
una teoría kantiana de la ética en los negocios. Concluyo con un breve análisis de
la perspectiva cosmopolita y optimista de Kant, y muestro la pertinencia de dichas
ideas en las prácticas de negocios contemporáneas
Antecedentes
Kant nació en ti724 en Konigsberg, Prusia oriental, cerca del Mar Báltico. Pasó su
vida entera dentro de un radio de 26 kilómetros de Konigsberg, donde murió en
1804. En la actualidad, Konigsberg se ubica en una franja pequeña de territorio
ruso entre Polonia y Lituania, y se llama Kaliningrado. Las obras principales de
Kant sobre la teoría ética se escribieron entre 1785 y 1797. Kant sostenía que el
mayor bien era la voluntad buena. Actuar con base en una voluntad buena es
actuar con base en el deber. De este modo, es la intención que fundamenta el
acto, en vez de sus consecuencias, o que hace que un acto sea bueno. Por
ejemplo, para Kant, si un mercader es honesto y se gana una buena reputación,
los actos de honestidad no son genuinamente morales. El mercader sólo es
verdaderamente moral si es honesto, porque ser honesto es bueno (es su deber).
Las personas que tienen voluntad buena cumplen con su deber porque es su
deber y por ninguna otra razón. Es este énfasis en el deber, y la falta de interés en
las consecuencias, lo que convierte a Kant en el deontólogo por excelencia.
Pero, ¿qué considera la moralidad kantiana que son nuestros deberes? Kant
distinguió dos tipos de deberes (imperativos). En ocasiones, hacemos algo para
8
En Robert E. Frederick, La ética de los negocios, Editorial OXFORD. México, 2001
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conseguir otra cosa. Vamos a trabajar para ganar dinero o estudiamos para
obtener buenas calificaciones. Obtener buenas calificaciones está condicionado al
acto de estudiar. Kant se refirió a este tipo de deber como un imperativo hipotético,
ya que atañe a la forma si se quiere hacer x, hágase y. El imperativo de estudiar
depende del deseo de obtener buenas calificaciones.
Otros deberes se requieren per se, sin estar sujetos a ninguna condición. Kant
describió esos deberes como categóricos y se refirió al principio fundamental de la
ética como el imperativo categórico. Él creía que la razón constituía la base del
imperativo categórico; en consecuencia, los imperativos categóricos de la
moralidad eran requerimientos de la razón. Aunque Kant habló de "el" imperativo
categórico, lo formuló de varias maneras. La mayoría de los comentaristas se
centran en tres formulaciones:
1. Obra de tal modo que puedas querer que el motivo que te ha llevado a
obrar sea una ley de observancia universal.
2. Trata siempre la humanidad de una persona como un fin, y nunca
solamente como un medio.
3. Actúa como si pertenecieras a un reino ideal de fines en el cual fueras
súbdito y sobreaño al mismo tiempo.
Kant creía que sólo los seres humanos son capaces de observar las leyes que
ellos mismos eligen (es decir, actuar racionalmente). Los seres humanos son las
únicas criaturas libres, y es precisamente el hecho de ser libres lo que nos permite
ser racionales y morales. Nuestro libre albedrío es lo que nos confiere dignidad y
valor incondicional.
Así pues, la ética de Kant es una ética del deber en lugar de una ética de las
consecuencias. La persona ética es aquella que actúa movida por buenas
intenciones. Podemos actuar así porque tenemos libre albedrío. El principio
fundamental de la ética, el imperativo categórico, es un requerimiento de la razón
y es vinculante para todos los seres racionales. Éstos son los fundamentos
básicos de la ética de Kant. Veamos cómo se aplican, específicamente, a la ética
en los negocios.
La primera formulación de Kant del imperativo categórico es: "Obra de tal modo
que puedas querer que el motivo que te ha llevado a obrar sea una ley de
observancia universal."
Aunque la redacción es extraña, Kant proporciona una prueba para ver si
cualquier acción propuesta, incluidos los actos mercantiles, es moral. Puesto que
Kant creía que cada acto tiene una máxima, debemos preguntar qué ocurriría si el
principio (máxima) del acto fuera una ley universal (que todo el mundo observe).
¿Un mundo en el que todos actuaran de conformidad con ese principio sería
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posible? Un ejemplo que Kant empleaba para ilustrar su teoría era de índole
mercantil.
¿Y podría decirme que si todos pudieran hacer una promesa falsa estarían en una
dificultad de la que no sería posible escapar? De inmediato comprendo que podría
querer la mentira, pero no una ley universal de mentir. Con semejante ley no
habría promesas en absoluto, puesto que sería fútil fingir mi intención en relación
con actos futuros ante aquellos que no creerían en este fingimiento o, si
precipitadamente me creyeran, me pagarían con la misma moneda. Por tanto, mi
máxima necesariamente se destruiría tan pronto como se convirtiera en ley
universal.
Obsérveselo que Kant no dice aquí. No está diciendo que si todos hicieran
promesas engañosas, las consecuencias serían malas, aunque es claro que lo
serían. En vez de ello, Kant dice que el mismo concepto de las promesas
mentirosas, cuando se adopta como principio de observancia universal, es
incoherente ello, Kant dice que el mismo concepto de las promesas mentirosas,
cuando se adopta como principio de observancia universal, es incoherente.
De este modo, el imperativo categórico funciona como una prueba para ver si los
principios (máximas) en los que se basa una acción son moralmente permisibles.
La acción sólo puede emprenderse si el principio en el que se basa dicha acción
pasa la prueba del imperativo categórico. Un gerente comercial que acepta la
moralidad kantiana se preguntaría en cada decisión dada: ¿el principio en el que
se basa la decisión pasa la prueba del imperativo categórico, esto es, puede
quererse universalmente sin contradicción? Si esto es posible, la decisión sería
moralmente permisible. Si no, la acción se consideraría moralmente prohibida.
Consideremos otros dos ejemplos para ilustrar el tema. Primero, el hurto por parte
de los empleados, gerentes y clientes es uno de los problemas más graves en las
compañías. Supóngase que un empleado, resentido con el jefe por alguna razón
justificada, piensa en robarle a la compañía. ¿Sería posible universalizar una
máxima que permitiera robar? Desde luego que no. Debido a que hay una oferta
limitada de productos y servicios y que la propiedad colectiva y universal es
imposible, se creó la institución de la propiedad privada. Si se universalizara una
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máxima que permitiera robar, no habría propiedad privada. Si todos tuvieran la
libertad de tomar lo que pertenece a los demás, nada podría poseerse. En virtud
de la necesidad práctica de alguna forma de propiedad privada, una ley universal
que permitiera robar resultaría contraproducente. En consecuencia, si el empleado
roba al jefe, el hurto es moralmente malo.
Otro ejemplo encontrado en la prensa se relaciona con las compañías que tratan
de renegociar sus contratos. Un ardid favorito de General Motors, en especial con
José López a cargo, fue exigir reducciones en los precios de los contratos
negociados con los proveedores. De esta forma, General Motors disminuía sus
costos y contribuía a sus resultados financieros. ¿Dicha táctica pasa la prueba del
imperativo categórico? No, no podría. Si una máxima que permitiera violar los
contratos se universalizara, no había contratos (y éstos dejarían de existir). Nadie
celebraría un contrato si creyera que la otra parte no tiene intenciones de
cumplirlo. Una máxima universalizada que permitiera violar los contratos sería
contraproducente.
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características esenciales del juego limpio es que uno no hace excepción de sí
mismo. Por ejemplo, Kant (1990, p. 4r) dice:
Con frecuencia he empleado estos argumentos con ejecutivos que tal vez los
consideran persuasivos en teoría, pero que, no obstante, creen que su aplicación
práctica es limitada en el mundo real de los negocios. Señalan que en el mundo
real los contratos se "renegocian" a menudo y, sin embargo, la gente de negocios
no ha dejado de celebrar contratos.
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desarrollo del capitalismo Rusia es que varias partes dejan de pagar sus
cuentas. Un proveedor se muestra renuente a surtir un producto si no sabe
si recibirá el pago correspondiente o cuándo lo hará.
Por último, ha habido muchas especulaciones respecto al futuro del
capitalismo en Hong Kong ahora que los chinos han recuperado la
soberanía de ese país. Como los comentaristas de negocios han señalado,
Hong Kong había establecido un sistema jurídico que velaba por el
cumplimiento de los contratos comerciales y restringía la influencia de la
política. En China, la influencia política desempeña una función mucho más
importante. Si la tradición establecida de la observancia de las leyes se
socava, ¿podrá Hong Kong sobrevivir como uno de los centros más
importantes, florecientes y prósperos de las prácticas de negocios? Un
pensador kantiano coincidiría con los economistas en este tema. Hong
Kong perdería su prestigio de excelencia como centro comercial y sufriría
en el aspecto financiero.
También hay historias positivas que ilustran el tema de Kant. Con esto me refiero
a que hay casos que demuestran que cuando se alcanza un determinado umbral
de moralidad, ciertas instituciones que hasta ese momento no habían sido
posibles adquieren viabilidad y se desarrollan. El crecimiento del mercado bursátil
ruso proporciona uno de estos ejemplos. Rusia tuvo dificultades para establecer
un mercado bursátil porque los voceros de las compañías no proporcionaban
información fidedigna acerca de estas empresas. Como un kantiano esperaría, los
inversionistas no se presentaron. Poco a poco, unas cuantas compañías, incluidas
Irkutsk Enerego, Bratsky LPX y Rostelecom, lograron establecer una reputación de
veracidad. Esto les permitió atraer a los inversionistas y se han desempeñado bien
desde entonces. El éxito de estas compañías honestas ha inducido a otras a ser
más veraces hasta el grado en que el mercado bursátil ruso está prosperando. El
ejemplar del z4 de marzo de 1997 de Business week informó que el mercado de
valores ruso había subido 127% en 1996 y ya había ganado 65% hasta esa fecha
de 1997. (Desde 1997, el mercado de valores ruso se ha desplomado. Sin
embargo, las razones del colapso son absolutamente congruentes con los
argumentos que aquí se exponen.)
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Tratar a todos los miembros de las empresas como personas
Puesto que los seres humanos poseen libre albedrío y, por tanto, son capaces de
actuar con base en leyes requeridas por la razón, Kant creía que tienen dignidad o
un valor que va más allá del precio. De este modo, un ser humano no puede usar
a otro simplemente para satisfacer sus intereses personales. Esta es la idea
central en la qué se basa la segunda formulación de Kant del imperativo
categórico: "Trata siempre la humanidad de una persona como un fin, y nunca
solamente como un medio.” ¿Cuáles son las implicaciones de esta formulación del
imperativo categórico en los negocios?
En primer lugar, debe señalarse que el principio de respeto a las personas, como
lo llamaré, no prohíbe las transacciones comerciales. Nadie es usado solamente
como un medio en un intercambio económico voluntario en el que ambas partes
se benefician. Lo que esta formulación del imperativo categórico hace es imponer
ciertas restricciones a la naturaleza de las transacciones económicas.
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de tales capacidades. Estos requisitos, si se cumplen, cambiarían la naturaleza de
la práctica de negocios. Aquí se imponen unos cuantos ejemplos.
Un examen de estos argumentos opuestos nos llevaría mucho más allá del ámbito
de este capítulo. Sin embargo, al enmarcar el problema en función de si la
coerción o el engaño ha ocurrido o no, adoptamos un enfoque kantiano hacia la
ética en los negocios.
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Manufacturing Company. Stack y su compañía ganaron un prestigioso premio en
ética en los negocios gracias a la técnica. En la administración a libro abierto,
todos los empleados reciben información financiera de la compañía de manera
regular y frecuente. Con la información completa y los incentivos adecuados, los
trabajadores se conducen responsablemente sin necesidad de supervisión.
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kantiana exige que las compañías ofrezcan trabajo significativo definido en esos
términos. Aunque no puedo citar todos los textos de Kant en este capítulo, creo
que las condiciones siguientes para el trabajo significativo son congruentes con los
puntos de vista de Kant. Para un kantiano, el trabajo significativo:
(Obsérvese que estos requisitos son normativos en el sentido que explican lo que
debería ser el trabajo significativo. No hay ninguna exigencia de que los
trabajadores que tienen la oportunidad de desarrollar trabajo significativo deban
experimentarlo subjetivamente como significativo.)
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2. La compañía debe conseguir la participación de los afectados por las reglas
y políticas de la empresa en la determinación de éstas, antes de ponerlas
en práctica.
3. No debe ocurrir que, para todas las decisiones, los intereses de un
participante automáticamente tengan prioridad.
4. Cuando surja una situación en la que, al parecer, los intereses de un grupo
de participantes debe subordinarse a los intereses de otro grupo, la
decisión no debe tomarse exclusivamente con base en que hay un número
mayor de interesados en un grupo que en otro.
5. No puede adoptarse ninguna regla o práctica comercial que sea
incongruente con las primeras dos formulaciones del imperativo categórico.
6. Toda compañía con fines lucrativos tiene un deber limitado, pero genuino,
de beneficencia.
7. Toda compañía comercial debe establecer procedimientos diseñados para
garantizar que las relaciones entre los miembros se rijan por reglas de
justicia.
Que dicha beneficencia sea un deber resulta del hecho de que puesto que nuestro
amor por nosotros mismos no puede separarse de nuestra necesidad de ser
amados por otros (para obtener ayuda de ellos en caso de necesidad), con ello
nos convertimos en u n fin para los demás... de ahí que la felicidad de los demás
sea un fin que es, al mismo tiempo, un deber.
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total de estos beneficios. Por último, el principio 7 sobre los procedimientos tiene
por objeto garantizar que todas las reglas que la corporación adopte se ajusten a
los principios básicos de justicia.
Un gerente que adopta los principios kantianos de una compañía moral también
debe contemplar la naturaleza humana de determinada manera. En términos de la
administración, el punto de vista de la teoría Y respecto a la naturaleza humana
debe adoptarse en lugar del de la teoría X. (La distinción entre la teoría X y la
teoría Y adquirió prominencia con McGregor, 1960. La teoría X presupone que la
gente posee una aversión inherente hacia el trabajo y lo evita si ello es posible.
También supone que la persona media trata de evitar la responsabilidad. La teoría
Y presupone lo contrario: que los empleados prefieren actuar de manera
imaginativa y creativa y están dispuestos a asumir responsabilidad. Aunque
podríamos debatir qué teoría es más precisa en términos descriptivos, como
asunto de normatividad, el gerente kantiano debe adoptar la teoría Y, ya que es
ésta la teoría que supone que los seres humanos tienen la dignidad que Kant cree
que merecen.
Una de las principales implicaciones de la ética de Kant es que actúa como una
crítica moral de las estructuras organizacionales jerárquicas y autoritarias. El
principio 2 exige alguna forma de participación de todos los miembros de la
corporación, en especial de los accionistas y empleados. Un pensador kantiano
tendría objeciones morales a una estructura jerárquica que exija a las personas
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que se encuentran en los niveles inferiores llevar a cabo las órdenes de los de
arriba, más o menos sin cuestionarlas.
Uno de los principios centrales de la filosofía moral de Kant es que un acto sólo es
verdaderamente moral si los motivos que lo impulsan son morales. Las acciones
verdaderamente morales no pueden contaminarse por motivos de interés egoísta.
Puesto que los actos buenos de incluso las corporaciones más adelantadas casi
siempre se justifican en cierta medida en razón de que dichas acciones son
lucrativas, todo parece indicar que hasta las mejores acciones de las mejores
corporaciones no son verdaderamente morales. Considérese la siguiente cita de J.
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W. Marriott Jr. (Milbank, 1996, p. A1), donde describe la decisión de Marriott
Corporation de contratar a los beneficiarios de la seguridad social:
Podríamos afirmar que Kant se equivoca al exigir semejante pureza de motivo. Sin
embargo, incluso si estuviera equivocado acerca de la necesidad de la motivación
pura para que un acto sea moral, todavía tiene mucho que ofrecer al filósofo ético
de los negocios. La comprensión de las implicaciones de las tres formulaciones
del imperativo categórico proporciona una agenda rica para el ético de los
negocios. No obstante, debe agregarse algo más, en especial a la luz del hecho
de que el público en general juzga a las compañías desde una estricta posición
kantiana.
Al analizar el problema, la gente parece suponer que las acciones que fortalecen
la rentabilidad financiera son actos de interés egoísta por parte de la corporación.
Sin embargo, en el caso de las corporaciones de propiedad pública y las
sociedades, esto no es así. Las corporaciones de propiedad pública tienen la
obligación de obtener utilidades con base en sus actas constitutivas, ciertas
obligaciones legales con los accionistas y un contrato implícito con el público. No
sería exagerado decir que los gerentes de una corporación de propiedad pública
han prometido esforzarse por obtener utilidades. Si es así, la postura de la Marriott
Corporation es moral, incluso para el kantiano estricto. La Marriott Corporation
está cumpliendo con su obligación de obtener utilidades y su obligación de
beneficencia. Por tanto, la insistencia de Kant en que una acción debe llevarse a
cabo por un motivo verdaderamente moral no descalifica necesariamente los actos
de beneficencia corporativa que también contribuyen a la rentabilidad.
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de la administración exhortan a las compañías a centrarse siempre en el renglón
de los resultados financieros. Sin embargo, y quizá esto parezca una paradoja, las
utilidades mejoran si no nos centramos exclusivamente en la rentabilidad. Para
poner esto en términos más kantianos, existe la posibilidad de que las utilidades
aumenten si el gerente se centra en respetar la humanidad de la persona de todos
los miembros de la corporación. Quizá deberíamos ver las utilidades como
consecuencia de las buenas prácticas de negocios y no exclusivamente como el
único objetivo de la empresa.
Una vez resuelta esta crítica frecuente a la filosofía moral de Kant, podemos
concluir considerando brevemente cómo la perspectiva cosmopolita de Kant
brinda un ideal moral a los negocios internacionales.
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manera muy sucinta, el argumento, por el cual estoy en deuda con Robert
Frederick, es así: si entendemos que la práctica del soborno constituye un intento
subrepticio por adquirir una ventaja especial sobre otras personas, ventaja con la
que estas otras personas no estarían de acuerdo si se enteraran, un principio que
permitiera el soborno no podría universalizarse. Si todos ofrecieran sobornos, la
práctica de hacer intentos velados por adquirir ventajas especiales no tendría
sentido.
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ingreso per cápita se consideran casi universalmente indeseables, un país que
practica el soborno no puede universalizar su práctica.
Al final, la guerra misma se considerará no sólo tan artificial, sino tan incierta en
los resultados para ambas partes, en sus consecuencias tan dolorosas en la forma
de una deuda de guerras siempre creciente (un invento nuevo) que no puede
pagarse, que se le considerará una empresa muy cuestionable. Las repercusiones
de cualquier revolución en todos los Estados de nuestro continente, entrelazados
tan claramente a través del comercio, serán tan evidentes que otros Estados,
impulsados por su propio riesgo, pero sin ninguna base legal, se ofrecerán como
árbitros y de ese modo allanarán el camino para un gobierno internacional distante
que no tiene precedente en la historia mundial
.
Para todos estos pensadores, el comercio es una actividad que une a la gente en
lugar de separarla. Si el comercio logra unir a la gente, las probabilidades de que
reine la paz entre las naciones aumentan. En virtud del crecimiento exponencial
del intercambio comercial internacional, no es de sorprender que este punto de
vista tenga tantos adeptos en la actualidad. Durante las décadas de r97o y 1980,
la defensa de los tratados comerciales entre Estados Unidos de América y Ia ex
Unión Soviética se fundamentó en que las probabilidades de mantener la paz
aumentarían. En el presente, se esgrimen argumentos similares en favor de
otorgar el estado de nación más favorecida a China. Dichos argumentos no se
limitan a los voceros de Estados Unidos de América. También se ha propuesto el
establecimiento de un mercado común para el Oriente Medio como paliativo a los
conflictos constantes en esa región del mundo.
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conducen desde la óptica de Kant, contribuirán a la largamente esperada, pero
elusiva, meta de alcanzar la paz mundial.
Con esto concluye nuestro breve análisis de las implicaciones de la filosofía moral
kantiana en la ética de los negocios. Espero haber demostrado que la filosofía
moral de Kant no es un sistema de reglas absolutas inflexibles. El imperativo
categórico excluye ciertas prácticas, como la violación unilateral de los contratos,
el robo y el soborno. Sin embargo, la filosofía moral de Kant es más que una serie
de restricciones negativas. Si los negocios se mantienen fieles a la segunda y a la
tercera formulaciones del imperativo categórico, los gerentes de las compañías
administrarán de modo que proporcionen trabajo significativo a los empleados y
las compañías se organizarán más democráticamente. Por último, las empresas
que realizan negocios internacionales pueden contribuir al objetivo de la paz
mundial. La filosofía moral de Kant tiene numerosas implicaciones en la ética de
los negocios.
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