La Correspondencia - Estrategia para Familias Dispersas
La Correspondencia - Estrategia para Familias Dispersas
La Correspondencia - Estrategia para Familias Dispersas
familias dispersas.
Estudio del epistolario de la familia Mutis, 1855-1872
AÍDA MARTÍNEZ CARREÑO
Academia Colombiana de Historia
1
Palabras de Moisés en el Éxodo.
sobreviene con la conquista española del territorio indígena. En su avance por
tierra firme los conquistadores llevaron, por las buenas o las malas, a un gran
número de hombres y mujeres indígenas como guías, cargadores y “lenguas”, lo
cual equivale a un primer éxodo.2 Terminada la Conquista, durante el siglo XVI
se entregaron en encomienda las tierras y sus habitantes sin que ello implicara
grandes desplazamientos, como tampoco la posterior sujeción de las encomien-
das a la autoridad de un corregidor. Fue al comenzar el siglo XVIII cuando se
dieron grandes remezones poblacionales con la creación de los denominados
“pueblos de indios”, en donde se reunía a distintas comunidades sin considerar
su proveniencia, idioma y tradiciones. A esos pueblos se les otorgaron terrenos
adyacentes para labores agrícolas, denominados resguardos. Hacia la mitad del
siglo XVIII, dado el crecimiento de la población blanca y mestiza, la Audiencia
de Santafé comenzó a transformar los pueblos de indios y sus tierras resguardadas
en parroquias de blancos. Ante la ley el procedimiento era sencillo: sacaban a los
indios del caserío y de las tierras comunales, los trasladaban a otro lugar, luego
se demolía el pueblo y se iniciaba el tránsito a una parroquia de blancos. A los
habitantes desalojados los congregaban con los procedentes de otros lugares en un
nuevo sitio, lo cual para los indígenas, ancestralmente vinculados a la tierra, fue
un nuevo trauma que desarticulaba su universo interior. Mediante este sistema,
en la década de 1770 se extinguieron 46 pueblos en los Andes centrales (zona
muisca) y 23 más quedaron escogidos para llevar a cabo un procedimiento, que
fue interrumpido por la revolución comunera. Ésta, a través de capitulaciones
y gracias a los levantamientos posteriores, logró que los indios recuperaran su
derecho a la tierra resguardada.3
Por esos mismos años finales del siglo XVIII, ya afloraban las inconformida-
des que conducirían a la Independencia. Sin embargo, para reprimir cualquier
asomo de rebelión, la Corona española esgrimió con fuerza tres armas poderosas:
la prisión, el destierro y el exilio, las cuales se repitieron según conveniencia y
le dieron el toque heroico a sus precursores: Nariño, desterrado a una prisión
en África; mientras Zea, Sinforoso Mutis, José María Cabal y Enrique Umaña,
iniciaban la lista de deportados para ser juzgados y pagar condena en cárceles
españolas. ¿Extraditados, diríamos ahora?
2
Desde Bogotá hasta Neiva las huestes de Jiménez de Quesada “caminaron llevando 400 indios
y indias” con comida y provisión…” Ver Hermes Tovar Pinzón Relaciones y Visitas a los Andes,
siglo XVI, Tomo II, ‘Relación de Santa Marta’ [ca. 1550] p. 177, Instituto Colombiano de Cultura,
Colcultura, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica.
3
Herrera Ángel, Marta. Ordenar para controlar, ordenamiento espacial y control político en las llanuras
del Caribe y en los Andes centrales neogranadinos, Siglo XVIII. Bogotá: Instituto Colombiano de
Antropología e Historia-Academia Colombiana de Historia, 2002.
4
Carta de la familia Mutis Amaya, segunda generación.
5
Harker Mutis, Adolfo. Mis recuerdos. Bucaramanga: Academia de Historia de Santander,
1954.
Papeles y palabras
El estudio del epistolario de la familia Mutis suscita diversas reflexiones; unas
de carácter general referidas a la institución del correo, aspectos formales como el
papel, las cubiertas, la tinta, las plumas, los modelos caligráficos y las convencio-
nes protocolarias de la correspondencia, otras acerca del contenido que informa
sobre modalidades del lenguaje, costumbres sociales y relaciones de afecto. Muy
aportantes para el conocimiento de la época son las reflexiones íntimas, los
comentarios familiares, las apreciaciones sobre la política y el orden social que
se intercalan, constituyéndose en una fuente útil para una microhistoria de la
familia, del lugar y del periodo. El aspecto más valioso de esta correspondencia
es su carga afectiva, la cual nos puede inducir a una historia de los sentimientos.
Así, a media marcha entre una y otra, procuraremos extraer el retrato de esa
familia dispersa.
Partiremos de reconocer las dificultades que ofrece un epistolario íntimo al
investigador. Por su carácter privado y por estar dirigidas dentro de un grupo
pequeño se utiliza un lenguaje coloquial y nombres como “Pepe”, “la chatica” o
“mi compadre”, los cuales le cierran el camino al lector intruso, obligándolo a
dispendiosas búsquedas y elucubraciones sobre lo que fue simple y natural. Otra
dificultad se deriva de los sucesivos matrimonios dentro de la misma familia, con
lo cual se crean parentescos cruzados; también por la costumbre de repetir los
nombres de padres, tíos y abuelos: en este caso nos encontramos con dos Adolfo
6
Coronado, Jose María. Vindicación documentada del Gobernador de Zipaquirá, Bogotá: Imprenta
de Echeverría Hermanos, 1854.
7
Se dijo que su verdadero nombre era Pantaleón Robayo, por lo cual los votos depositados a favor
de José María Coronado no eran válidos. Pese a los rumores existentes sobre su origen, para los
efectos legales siempre fue reconocido por ese nombre y considerado hijo de D. Ignacio Matías
Coronado y doña Marcelina Robayo, a cuyo lado se crió.
Horas felices
Las expresiones entresacadas de la correspondencia de Mercedes denotan
una afectuosidad extrema, prodigada dentro del grupo familiar pero que alcanza
también a los amigos y a los parientes lejanos. Importa resaltar que además de su
rol de directora del mundo doméstico, rodeada de empleadas a quienes muchas
veces menciona, ella dedicaba buena parte de su tiempo a la correspondencia que
fue su propio oficio. Sus cartas se perciben como visitas con las cuales proyectó,
a la distancia, la amplitud de sus afectos. Conviene recordar la importancia del
ritual de la visita en la sociedad de su época: se hacían visitas a los enfermos, a
los recién nacidos, a los recién casados, a quienes llegaban de viaje, a quienes
estaban en prisión; se visitaba por motivo de pésame, de felicitación, de paso por
la ciudad, para saludar y para despedirse.
Oigamos de su propia voz, cuales son sus ratos y motivos de felicidad o placer:
Clara ha venido a pasar una larga temporada y yo estoi contenta porque es
una compañera muy de mi gusto (IV, 1855).
Yo cifro mi mayor placer en las frecuentes cartas que recibo de Adolfo (IV,
55).
…las muchachas estuvieron contentas porque con su genio festivo y alegre
improvisaban diversiones (IV, 55).
Espero de un momento a otro a Domingo y estos son mis días de placer cuando
Dios me concede ver a los que amo (III, 28, 56).
Soy incansable para escribirle porque tengo en ello vivo placer (VIII,
27,62).
…el placer que tuve de ver a Adolfo después de mis angustias y como lo he
saboreado teniéndolo aquí… (III, 16, 63).
…el ver letra suya me satisface siempre y sus cariños me halagan (VI, 21,
64).
…mi único placer hoy es estar en casa como un guardatinajo (VIII, 24, 64).
Hemos pasado el diciembre animado, misas y rosarios han estado bonitos y el
de nochebuena en que tuvimos parte, el mejor, como aquí está la familia Sandino,
Temores
En cada época y en cada lugar asechan al ser humano grandes temores que
pasado el tiempo se desvanecen, para dar lugar a otros que los sustituyen. Con el
fin de aproximarnos a las gentes de otras épocas, en este caso siglo y medio atrás,
siguiendo al historiador Duby, es útil conocer sus miedos y compararlos con los
nuestros.8 Trataremos pues de penetrar en los miedos de esta familia.
En primer lugar están las enfermedades, entre las cuales se mencionan:
disentería, apoplejía, catarro, tifoidea, hidropesía de pecho, menopausia bajo
eufemismos tales como “la transición en que estoi”, “la época peligrosa en que
me encuentro” (VI, 18, 63); mal de hígado, coto, parto difícil, ataque de nervios,
fiebre de Ambalema, colerín, dolor de muelas, dentición, tos ferina, ataque bi-
lioso, pulmonía, ataque histérico y viruela. De acuerdo con el común sentir de
8
Duby, Georges. Año 1000, año 2000. La huella de nuestros miedos. Santiago de Chile: Editorial
Andrés Bello, 1995.
La adversidad económica
Se puede deducir que José María Coronado tenía los recursos suficientes para
atender a su familia; sin embargo, la presencia en el hogar de tres hijas solteras,
Mercedes, Antonia y Luisa, y de Juan, poco hábil para ganarse la vida, inducían
a Mercedes a buscar pequeñas fuentes de ingreso dentro del hogar. Sobre los
desastres económicos, resultantes de la participación de Adolfo en la revolución,
hay varias referencias, así como también a sus tierras de Santander improductivas
por la ausencia. Domingo aparece bastante desinteresado de las cuestiones eco-
nómicas, inclusive rechazando la retribución de sus servicios militares en 1855.
Se percibe una red de solidaridad afectuosa entre los parientes ricos y pobres.
9
El presidente Tomas Cipriano de Mosquera fue apresado el 23 de mayo de 1867 y encerrado
en el Observatorio Astronómico.
Es una fatalidad que no haya recibido ninguna de mis cartas que contenían
otras que venían del Norte … Indague cual haya sido el paradero de ellas …
el último correo del norte no ha llegado, sin duda lo quitó la guerrilla que está
formidable hoy (VIII, 27, 62).
… dicen aquí que ha hecho cargo del destino de Administrador de Correos,
el Sr. Lino Ruiz, con facultades para abrir las cartas, así que no volveré a escribirle
porque no me gusta que un extraño se imponga de mis asuntos de familia (III,
16, 63).
… que fiestas estas cuando el país está en esqueleto, no puede usted figurarse
la carestía y la mendicidad de este lugar” (VI, 24, 64).
Siento que se haya frustrado mi esperanza (del viaje) pero estoi tranquila
porque prefiero privarme de un deseo inocente a que me reprochen algo (VII,
30, 67).
…desde mi salida no he podido escribirle sino dos cartas, i la de Honda, por
lo que U. me dice se la arrebataron a Galvis” (II, 16, 68).
Estamos en la fuerza del invierno, yo sin haber pagado visitas ni haberme
confesado (III, 23, 68).
Mucho me alegré i todos en la casa de que la mula hubiera aparecido, siendo
efectivamente un milagro de que escapara de las uñas de los restauradores (IV,
20, 68).
Facundo esta desesperado por irse, a veces lo regaño por tanta impaciencia,
algunas reprensiones mías ha llevado por su carácter dominante i magistral; por
lo general los niños de este tiempo son presuntuosos i quieren dar la lei… (V,
24, 68).
El silencio de la familia de Santander es absoluto, con su pan se lo coman
(VI, 17, 68).
Aquí para las enfermedades i la muerte estamos mal, los dos médicos de más
reputación son Fajardo i Ruiz, i como ambos fueron a la Asamblea a prestarse a
Reflexiones
La afectuosa corresponsal deja caer, espaciados y sin darles mayor importancia,
pensamientos profundos que nos orientan respecto a sus valores morales, su con-
cepción de la vida y sus principios religiosos. Pequeñas lecciones de experiencia
y serenidad de quien había contemplado en sus años de vida tantas vicisitudes
de un país y una familia en trepidación constante:
Ahora que la desgracia descarga sobre Uds. su terrible peso nos son mas
queridos y en esto no hay gracia (IX, 22, 59).
Ya que estamos tan desgraciados, redoblemos nuestro afecto (VIII, 11, 62).
Yo estoi desprendida de todo i no quiero conservar sino mis afectos (XII, 31,
62).
Los hijos son fuente inagotable de pesares y cuando yo tan favorecida por la
suerte vivo entre lágrimas ¿Qué dirán tantas pobres madres con hijos viciosos e
indiferentes? (X, 12, 64).
… no se ha oído hablar sino del vil asesinato del pobre Zamarra, parece in-
dudable que Leonardo Manrique es el autor, pobre tierra esta donde los que se
jactan de nobles cometen estos viles atentados (III, 5, 66).
10
Los manejos de la asamblea de Cundinamarca bajo la dirección de Ramón Gómez (el Sapo),
favorecieron indebidamente al Partido Liberal y al gobernador Daniel Aldana.
Para concluir
Mercedes Mutis murió en Bogotá el 31 de enero de 1873; en un libro escrito
al final de sus días, su hijo Adolfo recuerda ese suceso:
Bibliografía
CUERVO, Ángel. Cómo se evapora un ejército, Bogotá: Editorial Incunables, 1984.
MUTIS D, Facundo. Sinforoso Mutis, Panamá: Tipografía Diario de Panamá, 1912.
PLAZAS S, Francisco de Paula Genealogías de la provincia de Neiva, Bogotá: Editorial
Kelly, 1985.
ARBOLEDA, Gustavo. Historia contemporánea de Colombia, T VII, VIII, IX, X, Bogotá:
Banco Central Hipotecario, 1990.
GROOT, Jose Manuel. Historia civil y eclesiástica de la Nueva Granada, T II, Bogotá:
Casa Editorial de Medardo Rivas & Ca., 1899.