Análisis de Las Obras de Bowlby

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Universidad Especializada de las Américas

Extensión Universitaria de Coclé

Decanato de Posgrado

Programa de Maestría en Psicología Clínica con especialización en Psicoterapia Integrativa

Curso: Teoría Psicodinámica del Desarrollo

Periodo académico: I cuatrimestre, I año.

Trabajo Final

Tema: Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida

Elaborado por: Ibarra G., Elvis O.


Cédula: 4-771-585

Sometido a consideración de la profesora: Mgtr. Yarielca Pérez

Año: 2020
Introducción

En el presente documento se analiza, y con ello se consideran las ventajas y desventajas, de


la obra de John Bowlby “Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida” que
condensan las conferencias brindadas por el autor en diferentes eventos académicos. Aquí
se analizan tres de las conferencias, las cuales son: Psicoanálisis y cuidado del niño; El
duelo en la infancia y sus implicaciones para la psiquiatría; Efectos de la ruptura de un
vínculo afectivo sobre el comportamiento. Cada una de ellas esboza el pensamiento
Bowlby que en su conjunto forman la teoría del apego; trata específicamente de la
importancia que tiene la formación de vínculos en los infantes, además de cómo este
instaura en el psiquismo primitivo del niño habilidades afectivas, cognitivas y sociales, y
finalmente que sucede cuando se pierden estos vínculos.
Al finalizar cada análisis se presenta la técnica del PNI donde se desarrollan los aspectos
positivos, negativos e interesantes de cada una de las conferencias.
Primera conferencia: Psicoanálisis y cuidado del niño

John Bowlby haciendo referencia a los postulados de Freud en esta primera conferencia
ante los miembros de la Sociedad Psicoanalítica Británica manifiesta su acuerdo en que
para el desarrollo de una personalidad saludable y adaptada es necesario que durante la
lactancia y la primera infancia se dé “una relación estable y permanente con una madre
amorosa”. Siguiendo lo postulado por Freud, Bowlby enfatiza en que es durante éste
tiempo (de lactancia y primera infancia) que se dan las “influencias más formativas” para
el desarrollo del niño.
A pesar de que Sigmund Freud apelaba porque la figura materna fuese imprescindible en el
desarrollo del niño, Bolwby relaja el hecho de que la madre por diversas situaciones vitales
no pueda estar presente, los cuidadores primarios pueden sustituir los cuidados, las
atenciones y todo el amor que puede proporcionar la madre, lo que representa una ventaja
para las diversas crisis normativas y no normativas que se dan en la actualidad en las
familias. Una vez más se da por sentado el hecho de que el vínculo del bebe con la madre o
el cuidador/a primario/a y la relación de cuidados y amor que pueda propiciarle los
primeros es lo que garantiza una buena salud mental durante toda su vida.

 La ambivalencia y su regulación.
Para Bowlby un logro que tendrá el niño es el liberarse de los sentimientos de culpa y
hacerse tolerante a la ambivalencia. Este proceso es parte de la vida psíquica de un ser
humano, ya que desde la lactancia y la primera infancia se tiende a encolerizarse y a sentir
odio por la madre o el cuidador primario, cosa que se da cuando él bebe siente que su figura
principal que le proporciona amor y cuidados no se lo está brindando; pero que
posteriormente cuando la madre o el cuidador primario resarcen la falta que cometió él
bebe vuelve a reacomodar sus sentimientos experimentando amor.
De los autores que describieron la importancia de las experiencias tempranas en los seres
humanos en su proceso de desarrollo fue René Spitz, quien realizó una investigación con
dos grupos de lactantes cuyas madres estaban privadas de su libertad. “Los lactantes de un
grupo fueron criados en un orfanato donde eran cuidados por niñeras, cada una de las
cuales tenía a su cargo siete niños. Los lactantes del otro grupo vivían en un anexo a la
prisión donde estaban sus madres y tenían la oportunidad de ser cuidados por ellas
durante el día”. El autor de esta investigación noto que: “hacia el final del primer año de
vida, el rendimiento motor e intelectual de los lactantes criados en el orfanato por niñeras
era ostensiblemente menor al de los niños que habían permanecido en contacto con sus
madres; además presentaban conductas de retraimiento y mostraban poca curiosidad y
alegría en el juego”.
E. Quintero y R. Gómez citando a Spitz mencionan que: “además del alimento, la madre es
una figura que provee afecto al bebé, le traduce necesidades, las satisface y se convierte,
para aquél, en la representante del mundo que poco a poco el bebé va a conocer, animado
por la seguridad que le ofrece el vínculo materno”. Cómo se mencionó en la investigación
de Spitz el contacto con la madre o el cuidador primario es una fuente inagotable de
recursos emocionales y afectivos, en el que él bebe se configura con ella o el/la cuidador/a
y a través de ese contacto satisface sus necesidades, pero a la vez se convierte en guía de
seguridad y confianza con el mundo que le rodea.
La ambivalencia que estudió Freud, y también Bowlby, parten de la premisa de que cuando
la madre o el cuidador primario no le proveen los cuidados y las atenciones que requiere
como necesidad libidinal (ubicada en el ello, que funciona bajo el principio del placer)
entonces surgen las pulsiones de odio; pero cuando vuelven esas atenciones las pulsiones
son de amor, y he aquí la ambivalencia que ocurre en la vida psíquica del bebe. Por la tanto
madre y cuidador deben permitir al niño experimentar ambas pulsiones inconscientes dado
que su primitivo psiquismo les produce temor por ese de odio y que aún no comprenden. Es
por eso necesario que la madre o cuidador brinden la contención necesaria para que el niño
lleve este proceso sin temor a ser reprochado o anulado, y que su personalidad sea estable.
Cuando no ocurre esta contención los niños tienden a generar ansiedad por su miedo, y se
dan una serie de mecanismos de defensa para amortiguar ese estado. El niño al crecer con
esa ambivalencia sin ser bien orientada puede generar a futuro patologías graves.

 Condiciones que contribuyen a dificultar la solución de conflictos.


Por investigaciones resientes en psicología clínica y psicoanálisis se ha rescatado la
importancia que tiene el vínculo que la madre crea con su bebe desde la fecundación y
durante todo el embarazo; por ello para esta teoría es una desventaja que no se le haya dado
el realce a esta etapa. Desde los primeros meses de gestación es irrefutable el hecho de que
él bebe con su madre tienen una conexión única y que todos los sentimientos o emociones
que experimente su mamá estará gravada en su psiquismo aun así no haya nacido y su
cerebro no esté del todo desarrollado. La vida intrauterina del bebe es el primer paso para
toda la vinculación posterior ya cuando ha nacido, y es muy probable que todo lo que
ambos padres pudieron hacer por ese bebe en desarrollo pudiera garantizar una mejor
adaptación a la ambivalencia.
Con el sólo hecho de que después de nacido él bebe es colocado por unos minutos con su
madre le genera tranquilidad su aroma, sus caricias, su beso y palabras. Quizá si miramos
más atrás aquellos niños que tienen una necesidad obsesiva de atención y que se le de amor
es posible que durante la relación intrauterina percibiera en un grado menor la atención y el
amor que sus padres le proporcionarán.
Otro hecho importante a considerar y que si es tomado en cuenta es que las madres, al igual
que los padres, tienen actividades dentro y fuera de la casa, lo que muchas veces ese ideal
de que ambos padres o por lo menos la madre esté para atender y brindar amor en un cien
por ciento no se puede cumplir. Pero aquí lo que prima es la calidad del vínculo de la madre
o cuidador primario con su bebe, que se sienta sostenido y amado para poder lidiar con la
ambivalencia.

 Problemas emocionales de los padres.


Otra de las razones por lo cual los infantes tienen dificultad para adaptarse a la
ambivalencia son los problemas emocionales de los padres. Dos razones considero son las
causantes de dichos problemas: en primer lugar, que la madre o el padre durante su infancia
hubo carencias en la atención y el amor, y que por ende no pudo adaptarse adecuadamente
a la ambivalencia; en segundo lugar, considero que muchas veces los padres se anulan
sentir o experimentar alguna emoción por la demanda social de que “deben ser ejemplo
para sus hijos” por lo que reprimen sus emociones y ya cuando el psiquismo está al límite
explotan los sentimientos.
El lactante o niño en la primera infancia es susceptible a los sentimientos o emociones que
experimentan sus padres, por lo que si estos últimos no tienen una personalidad adaptada
provocarán dificultades en sus hijos, ya que lo que los padres reflejan se hace cómo un
espejo para su bebe.
Cuando la dificultad se da porque los padres no han podido manejar de forma adecuada sus
sentimientos ante la ambivalencia sucede que esos mismos sentimientos los traspasan a sus
hijos y en muchas ocasiones los padres sienten cierto tipo de sentimiento hacia uno de los
niños. Entonces sobreviene el hecho de que la verdadera dificultad proviene no por los
sentimientos sino por la incapacidad de que esos impulsos puedan ser tolerados, y
precisamente la carencia de un ser que aporte contención y que ayude a asimilar que
sentirlo es parte del proceso de maduración. En cuanto al segundo aspecto que sugiero
como parte de las dificultades es que la sociedad en gran medida demanda una serie de
“cosas que sí y cosas que no puedes hacer cómo padres” por lo que la libre expresión y el
hecho de experimentar sus impulsos sólo quedan anulados, pero que se pueden quedar en el
inconsciente y que más adelante podrá traer problemas de salud mental.

 Conflicto extra e intra-psíquico.


Cómo se sabe el ser humano desde su nacimiento está dotado con una información genética
que heredó de sus progenitores, pero cuando sale al mundo exterior se encuentra también
con una fuerza igual de importante cómo lo es el ambiente, ambos tienden a afectarse y por
lo tanto un niño puede parecer más vulnerable que otro en cuanto se enfrente a las
demandas de uno de otro aspecto. Para John Bowlby este hecho del conflicto extra psíquico
no es tan relevante, pero aquí encuentro otra desventaja y es que sabemos que no todos los
niños obtendrán las mismas oportunidades de satisfacer con el medio debido a muchos
aspectos (tales cómo el lugar donde viven, discapacidad, disposición de los padres,
restricciones de la cultura entre otros) lo que sin duda pueden generar impulsos y tener una
amplia repercusión en la adaptación de la personalidad.
En cuanto a lo que refiere al conflicto intra psíquico, es relevante el hecho de cómo las
demandas del conflicto extra psíquico pueden tener una connotación importante para la
adaptación del primero. Vital importancia demanda el hecho de la vinculación saludable,
con atenciones y contención para que el niño pueda transitar adaptado.
POSITIVO:
El vínculo afectivo para él infante es una pulsión libidinal arraigada al hecho de que la
madre o el cuidador primario no sólo le provee de la alimentación indispensable, sino
que también le brinda sus cuidados y amor; por ello cuando ve quebrantada esta relación
sus procesos psíquicos comienzan a combatir desarrollando ansiedad que se transforma
en odio por recuperar a su figura perdida.
La vida intrauterina del bebe es el primer paso para toda la vinculación posterior ya
cuando ha nacido, y es muy probable que todo lo que ambos padres pudieron hacer por
ese bebe en desarrollo pudiera garantizar una mejor adaptación a la ambivalencia.
Cuando la dificultad se da porque los padres no han podido manejar de forma adecuada
sus sentimientos ante la ambivalencia sucede que esos mismos sentimientos los traspasan
a sus hijos y en muchas ocasiones los padres sienten cierto tipo de sentimiento hacia uno
de los niños. Entonces sobreviene el hecho de que la verdadera dificultad proviene no por
los sentimientos sino por la incapacidad de que esos impulsos puedan ser tolerados, y
precisamente la carencia de un ser que aporte contención y que ayude a asimilar que
sentirlo es parte del proceso de maduración.
Cómo se sabe el ser humano desde su nacimiento está dotado con una información
genética que heredó de sus progenitores, pero cuando sale al mundo exterior se encuentra
también con una fuerza igual de importante cómo lo es el ambiente, ambos tienden a
afectarse y por lo tanto un niño puede parecer más vulnerable que otro en cuanto se
enfrente a las demandas de uno de otro aspecto.
NEGATIVO:
Hace falta reconocer que el vínculo afectivo no solo permite el desarrollo de la
personalidad, también involucra el desarrollo afectivo, cognitivo y social. El infante
acompañado de su mamá o cuidador primario van descubriendo el mundo, y éste adopta
todos estos nuevos mecanismos en su psiquismo que le irá abriendo puertas para
desenvolverse saludable en la sociedad.
INTERESANTE:
E. Quintero y R. Gómez citando a Spitz mencionan que: “además del alimento, la madre
es una figura que provee afecto al bebé, le traduce necesidades, las satisface y se
convierte, para aquél, en la representante del mundo que poco a poco el bebé va a
conocer, animado por la seguridad que le ofrece el vínculo materno”. Cómo se
mencionó en la investigación de Spitz el contacto con la madre o el cuidador primario es
una fuente inagotable de recursos emocionales y afectivos, en el que él bebe se configura
con ella o el/la cuidador/a y a través de ese contacto satisface sus necesidades, pero a la
vez se convierte en guía de seguridad y confianza con el mundo que le rodea.
Tercera conferencia: El duelo en la infancia y sus implicaciones para la psiquiatría

Otro de los autores en los que John Bowlby se inspiró para su teoría es Adolf Meyer quien
insistía “que el paciente psiquiátrico es un ser humano y que los trastornos de su
pensamiento, sus sentimientos y su comportamiento deben ser considerados dentro del
contexto representado por el medio ambiente en el que está viviendo y ha vivido”. Mayer
recalcó “que prestásemos 'atención a todos los complejos detalles de la historia vital del
paciente, como posibles claves de su enfermedad”. Para ambos autores tiene una
importancia vital la calidad y calidez de las relaciones del bebe con su madre o cuidador
primario, y precisan que de no tener esas características la relación existe la posibilidad de
que se desarrolle una psicopatología.
Las investigaciones psicológicas indican que las relaciones tempranas tienen un importante
porcentaje que determinará la adaptación de la personalidad, pero otro importante
porcentaje son las características genéticas o biológicas y las ambientales las que también
contribuyen o empeoran la salud mental.
Durante la lactancia y la primera infancia él bebe se vincula con su madre o cuidador
primario, su presencia, sus cuidados y atenciones le hacen sentir confortable, pero cuando
por alguna razón esa figura se va por unos momentos se siente insatisfecho; sin embargo,
cuando además de la madre o cuidador primario existen otras figuras familiares compensa
esos sentimientos.

 Separación de la madre y duelo infantil.


En el artículo Apego y pérdida: redescubriendo a John Bowlby la Dra. María Eugenia
Moneta destaca lo siguiente con respecto a las situaciones vitales de las familias y que se
traducen en pérdidas: “En la actualidad existen muchos estudios sobre el vínculo seguro y
la capacidad de resiliencia frente a eventos estresantes o de pérdida. Estamos en un
mundo en que las pérdidas ocurren; las familias se separan, y alguno de los progenitores
muere o se aleja, o no tiene una frecuencia de visitas adecuada. Las madres trabajadoras
deben dejar a sus hijos de meses en otras manos, con la angustia que esto conlleva. Por
otra parte, los permisos maternales no satisfacen a todos, prefiriéndose en algunos casos,
la vida laboral a la maternidad”. Con relación a esto y a través de su experiencia clínica
describe “Por este motivo me parece de vital importancia poder incluir en la formación
pediátrica, el concepto de la díada madre-niño, y desde allí poder trabajar los problemas
relacionados a la salud y el comportamiento de los niños. Sabemos que el índice de
problemas de conducta y el síndrome de déficit atencional ha aumentado
considerablemente en los últimos años. La delincuencia juvenil y la drogadicción son cada
vez más frecuente a corta edad, lo que está en relación al abandono por parte de los
padres”. Un elemento fundamental para que exista buena salud mental es la creación del
vínculo seguro entre el lactante y su madre o el cuidador primario, pero hay que considerar
que existen otras excepciones a la regla tales como describe la autora. A muchas de las
consultas psicológicas que se dan en la práctica clínica llegan padres de familia
preocupados por problemas de comportamiento y emocionales de sus hijos; posteriormente
en las entrevistas nos damos cuenta que los síntomas tienen una connotación en la
formación del vínculo. Más que procurar el bienestar superficialmente, y más que estar
anuente convivir con el niño, lo más esencial para él es ver a sus padres o cuidadores
primarios empatizando, conteniendo y acompañando cada momento del desarrollo.
La pérdida de la madre o el cuidador primario para un niño implica un duelo, y esto se
puede ejemplificar en la investigación citada en la primera conferencia en la que fueron
investigados bebes de madres privadas de libertad; un grupo de ellos estuvo conviviendo
con sus madres cada día y otro grupo de ellos fueron criados por niñeras en un orfanato. En
esta época de la primera infancia es fundamental la creación del vínculo seguro ya que la
interacción también colabora con las conexiones neuronales que serán las bases para los
aprendizajes y además sienta las bases para la regulación emocional.
Para Bowlby existen tres fases o etapas del duelo que se determinará con respecto de la
actitud que predomine en el niño con respecto de su madre, estos son: protesta,
desesperación y apartamiento (o desapego). Una de las desventajas que presenta éste
análisis es que los niños, tanto por sus rasgos genéticos como por la interacción del
ambiente, pueden reaccionar distinto a la experiencia de la separación de la madre.

 Deseos de recuperar y de hacer reproches a la persona perdida: su papel en


psicopatología.
Ante la pérdida de la madre o el cuidador primario él bebe experimenta sentimientos de ira,
pero que, concordando con lo postulado por Freud y Bowlby, sirve para dar “vigor” al
esfuerzo que hace el segundo por recuperar y evitar de todas las formas posibles que su
figura nuevamente se aleje. Esto es una forma sana y coherente de ir construyendo las
futuras pérdidas que durante el desarrollo un individuo puede tener.
Justo después que la madre o el cuidador primario regresa, según sugiere Bowlby, el bebé
parece tomar poca importancia por la figura, sin embargo, después de unas horas o días
nuevamente él bebe retoma el apego con su madre. Existe una postura que, siguiendo esta
línea de ideas, establece la importancia de estudiar e investigar acerca de los bebes que han
nacido prematuros o que nacen con una enfermedad congénita; de ello habla el artículo
Relación madre-hijo, el amor en el desarrollo del cerebro del bebe, separación temprana,
patrones de relaciones y salud mental, escrito por la psicóloga y psicoanalista Hilda Botero,
en el que se narra: “Creo que olvidamos que es durante sus primeros momentos lejos de la
madre, cuando no hay brazos, sino un espacio frío de incubadora, cuando el olor de mamá
no está cerca, cuando sus ojos no la miran ni es mirado, cuando su voz se ha cambiado por
ruidos intermitentes y voces cuasi-humanas, desdibujadas por la incubadora… es allí, con
estas experiencias y estos sucesos que se lleva a cabo ese poblar el inconsciente, con
experiencias de maltrato, soledad, carencia, inseguridad. Una madre que se acerca a la
incubadora, con sólo su presencia atrae inmediatamente la mirada y muchas veces la
sonrisa de su bebé desde ese retiro no voluntario en el que se halla. La voz humana
despierta inmediatamente la atención y el interés de estos bebés, allí, en eterna espera por
los lazos humanos”. Una vez más reitero la importancia de ampliar el panorama para
observar cómo se dan los duelos por la pérdida de la figura de apego de los niños desde
todas las situaciones vitales; cómo se describe en la cita un bebe que nace prematuro o que
ha nacido con una enfermedad congénita puede estar viviendo en múltiples ocasiones la
separación con su figura de apego. Esta experiencia que narra la psicoanalista Botero
muestra la realidad de lo que viven estos bebes y que se van configurando en su psiquismo,
quizá las fases del duelo en él se mantienen, pero un detalle importante es la experiencia
vivida dada por el ambiente. Todo dependerá cuando el niño y su madre o cuidador
primario regresen a estar juntos.

 Dos tradiciones en la teoría psicoanalítica.


El modelo psicoanalítico pionero en describir la importancia de los acontecimientos durante
los primeros años de vida del niño, sus seguidores plantean desde múltiples características
el papel que tiene el duelo en el psiquismo de un individuo en desarrollo y cómo esto
perpetua como condicionador de futuras psicopatologías. Su común denominador son los
deseos de ira o rabia que alimentan tanto el excesivo deseo que su figura perdida regrese
cómo la necesidad de confrontarla y disuadirla para que no vuelva a perderse. Esta teoría
cobra vida, con mucha más razón, en estos tiempos en los que por diversas crisis
normativas y no normativas las familias deban separarse o desunir los lazos afectivos. Por
un lado, vemos, tomando como referente la teoría freudiana, cómo un lactante o niño se
encuentra dominado por el principio del placer (a través de su ello) cuando manifiesta su ira
porque la figura que le proporciona afecto y cuidados no está a su disposición; pero después
de que haya regresado sus instintos morales aún no tan sólidos reprende a esta figura y le
invitan a que no vuelva a estar separada de él/ella. Para que éste proceso se dé sanamente es
importante que padres y madres permitan la expresión emocional de su hijo/a, que le
permitan sentirse vulnerables, pero sobre todo les muestren empatía.
En el caso de Donald Winnicott encontramos que cuando el lactante integra en su
psiquismo que su madre es un objeto aparte de él y que por tanto ambos poseen
características emocionales distintas, hace una transición de objeto subjetivo a objeto
objetivo a través de la destrucción de este; también se encuentra la importancia que tiene el
que el lactante pueda verse a través de la calidez y la empatía que su madre le proporciona.
Comprendiendo esto se entiende que cuando el objeto amado y espejo tiene una respuesta
en la que proyecta sus propios sentimientos o se manifiesta punitiva por la destrucción
existe un duelo en el que al lactante no se le está promoviendo el sentirse propio de sus
emociones.
Los duelos se dan a partir de la ambivalencia que tienen los padres sobre los impulsos de
los hijos, entonces es un proceso que se da en el yo en formación del lactante, que es el
mediador entre los impulsos del placer del ello y la moralidad del superyó, por la tanto la
madre o el cuidador primario deben ser garantes de que esos procesos se den de manera
sana.
POSITIVO:
Otro de los autores en los que John Bowlby se inspiró para su teoría es Adolf Meyer
quien insistía “que el paciente psiquiátrico es un ser humano y que los trastornos de su
pensamiento, sus sentimientos y su comportamiento deben ser considerados dentro del
contexto representado por el medio ambiente en el que está viviendo y ha vivido”.
La pérdida de la madre o el cuidador primario para un niño implica un duelo, y esto se
puede ejemplificar en la investigación citada en la primera conferencia en la que fueron
investigados bebes de madres privadas de libertad. En esta época de la primera infancia
es fundamental la creación del vínculo seguro ya que la interacción también colabora con
las conexiones neuronales que serán las bases para los aprendizajes y además sienta las
bases para la regulación emocional.
Ante la pérdida de la madre o el cuidador primario él bebe experimenta sentimientos de
ira, pero que, concordando con lo postulado por Freud y Bowlby, sirve para dar “vigor”
al esfuerzo que hace el segundo por recuperar y evitar de todas las formas posibles que su
figura nuevamente se aleje. Esto es una forma sana y coherente de ir construyendo las
futuras pérdidas que durante el desarrollo un individuo puede tener.
NEGATIVO:
Varios aspectos deben ser considerados para que se manifieste el duelo y no sólo lo
relacional del vínculo: la edad cronológica del niño, el que esté vinculado con una figura
sustituta y le proporcione las atenciones y cuidados, el estado mental en el que se
encuentra el niño, el que esté dentro de alguna de las etapas críticas del desarrollo, y la
capacidad de resiliencia.
INTERESANTE:
En el artículo Relación madre-hijo, el amor en el desarrollo del cerebro del bebe,
separación temprana, patrones de relaciones y salud mental, escrito por la psicóloga y
psicoanalista Hilda Botero, en el que se narra: “Creo que olvidamos que es durante sus
primeros momentos lejos de la madre, cuando no hay brazos, sino un espacio frío de
incubadora, cuando el olor de mamá no está cerca, cuando sus ojos no la miran ni es
mirado, cuando su voz se ha cambiado por ruidos intermitentes y voces cuasi-humanas,
desdibujadas por la incubadora… es allí, con estas experiencias y estos sucesos que se
lleva a cabo ese poblar el inconsciente, con experiencias de maltrato, soledad, carencia,
inseguridad. Una madre que se acerca a la incubadora, con sólo su presencia atrae
inmediatamente la mirada y muchas veces la sonrisa de su bebé desde ese retiro no
voluntario en el que se halla. La voz humana despierta inmediatamente la atención y el
interés de estos bebés, allí, en eterna espera por los lazos humanos”.
Cuarta conferencia: Efectos de la ruptura de un vínculo afectivo sobre el
comportamiento

P. Horno Goicoechea en su ponencia Desarrollo del vínculo afectivo, en el 5° curso


actualización en pediatría, narra lo siguiente: “El desarrollo del psiquismo humano empieza
fuera de la persona, en otro que decide vincularse y que, existiendo para él o ella, adquiere
consciencia gradualmente de su existencia y desarrolla las capacidades para decidir y
encaminarla a lo que quiere, partiendo de los modelos que aprendió de sus figuras
vinculares. De ese modo, partiendo de un bagaje fisiológico y genético, y de al menos una
relación vincular, se genera el desarrollo afectivo. Sobre este desarrollo se construye el
desarrollo cognitivo, aprendiendo, filtrando toda la información desde los modelos
afectivos e incorporando la información; y estrategias relevantes que las figuras
vinculares han ofrecido a la persona y sobre éste, el desarrollo social. Desde unos modelos
afectivos, aprende una serie de estrategias cognitivas que, unidas a los modelos afectivos,
configuran un universo social único para cada persona. Desde el desarrollo afectivo se
construye el cognitivo y desde éste el social”. Los vínculos afectivos se forjan desde el
primer contacto que tiene el lactante con su madre, incluso hasta antes en las etapas de la
gestación, por ello, y cómo afirma Horno, este proceso se da desde afuera de la persona,
quiere decir que durante el primer año de vida de un bebe las experiencias afectivas se dan
a partir de lo vinculada que puede estar la madre (o cuidador primario) con él. Es a partir de
esta relación vincular que se da el desarrollo de tres áreas: afectiva, cognitiva y social, que
implica que quien sea la figura de apego del bebe, y poco a poco también la familia, debe
estar consciente de la responsabilidad de ser el/la primero/a que cultiven en el bebé: la
capacidad de mostrar sanamente las emociones, aprendiendo a través de lo sensorial y con
ello la afectividad con la que se enseña, y finalmente incorporando lo aprendido con un
buen manejo afectivo poder incorporarse a lo social.
Sabiendo que los vínculos no sólo determinan la vulnerabilidad para padecer un trastorno
psicológico, sino que también influye en cada una de las esferas en la que se estará
desarrollando el niño, es importante analizar el efecto que tiene la ruptura de ése vínculo.

 Predominio de la vinculación.
Para Horno los vínculos afectivos son “las relaciones que se construyen entre dos personas
en las que han invertido sus propias emociones, que han cultivado durante tiempo y con
las que se han comprometido, generando un proyecto común de relación. Este proceso las
ha convertido en personas únicas e insustituibles, en referentes de desarrollo para el otro.
Cada relación es diferente, con cada persona construyen un mundo de significados
distinto”. Esta definición la comparte con Bowlby, y por ésta razón el lactante o niño en su
primera infancia junto con su madre establecen esa relación, lo que los convierte en únicos
e irrepetibles para la vinculación, y sobre todo para él bebe la mamá se convierte en su
referente. Cómo analicé en el preámbulo de la conferencia con éste vínculo se desarrollan
las 3 áreas esenciales de todo ser humano; el amor, las atenciones, los cuidados, los juegos
irán sentando las bases necesarias para que los demás desarrollos se instauren en la mente
del niño.
Más arriba comentaba que en la actualidad algunas familias tenían rupturas en sus vínculos,
los más afectados son los hijos. Pero éste vínculo creado desde la gestación de la madre o
cuidador primario siempre será el imán que les atraiga para mantener la relación. En el
psiquismo del bebé o niño ocurren dos cosas cuando se ve quebrantable su relación con la
figura de apego, cuando hay una amenaza de pérdida afectiva produce ansiedad y cuando se
da la pérdida cómo tal pena, ambas en su conjunto generan ira. Es este impulso de ira del
psiquismo en desarrollo del bebé el que le permite, cómo se ha indicado en anteriores
apartados, esperar y confrontar a su figura para que no se vuela a perder, todo dependerá de
cómo la madre o el cuidar primario responda.

 Ruptura de vínculos y enfermedad psiquiátrica.


En el artículo El vínculo de apego y sus consecuencias para el psiquismo humano, Marisa
Ara Comín comenta: “Cuando las figuras de apego no pueden sintonizar con el infante, es
decir, no pueden reconocer, identificar, regular, favorecer el desarrollo de la capacidad de
simbolización o de la capacidad de adaptación a la realidad social., o lo que es peor aún,
cuando no están, abandonan, o violentan, maltratan o abusan del niño, estamos hablando
de Incompetencia Parental y su consecuencia: el vínculo no adecuado”. Cuando hay
presencia de incompetencias parentales en el vínculo del infante con su madre o figura de
apego ocurre lo siguiente: los padres habitualmente presentan dificultad para sintonizar o
entender las necesidades de sus hijos y que no disfrutan de su presencia; las relaciones o
cuidados a los niños se vuelven inestables y cambiantes; hay poca eficacia en las respuestas
a lo que requiere el hijo, es decir que le cuesta empatizar y distinguir lo que necesita su
hijo; y cuando se dan respuestas no están acordes lo que dice con las acciones.
Las investigaciones brindan la oportunidad de conocer que no sólo en la adultez podemos
encontrar psicopatologías, sino incluso durante las primeras etapas del desarrollo.
Dependerá entonces de la edad del niño cuando se rompió el vínculo, su estado mental, si
existen figuras sustitutas para reorganizar el vínculo y sobre todo la capacidad del niño de
ser resiliente.

 Efectos a corto plazo de la ruptura de vínculos.


Horno Goicoechea en su artículo continúa diciendo: “Es como si construyera un relato, en
el que los vínculos afectivos que establece van dejando huellas, muchas positivas, otras no
tanto. Esas huellas quedan y hacen que el niño/a afronten la experiencia de una forma
determinada. Esta experiencia, a su vez, seguro modificará sus esquemas, sus modelos y su
percepción de la vida, pero el modo en que llega a ella depende de haber tenido o no la
base afectiva adecuada. Por eso, vincularse a otra persona es un privilegio, porque
conlleva la posibilidad de influir en su desarrollo, pero también una responsabilidad,
porque la huella que deja en el psiquismo, el modelo que incorpora permanece y si es
negativo, obliga a un trabajo terapéutico y personal posterior. Uno de los aspectos clave
para los padres y madres, por tanto, es saber construir vínculos afectivos constructivos y
positivos con sus hijos e hijas para proporcionarles la seguridad básica afectiva que sirve
para generar crecimiento y autonomía en el niño/a”. En la experiencia clínica se observa
cómo se va estructurando la personalidad de una persona en la que se han roto o está
ambivalentes los vínculos, indudablemente la calidad de la relación influirá en la huella que
deje en ese individuo en desarrollo. Una importante cantidad de niños, dependiendo de su
edad y el desarrollo psíquico en el que se encuentran, pueden presentar dificultades para
vincularse con otros y pueden ser candidatos a trastornos disruptivos del comportamiento o
un trastorno por déficit de atención; pero otra buena cantidad a pesar de que las huellas de
sus vínculos no hayan sido tan positivas tienen una capacidad de resiliencia que les hace
pasar cada etapa con éxito.
La capacidad de vinculación los seres humanos la compartimos con otros seres vivos, y se
trata de la posibilidad que la madre o el cuidador primario tiene de poder ser cercano,
atento, vulnerable, empático, paciente y dedicado con su hijo, esta construcción diádica se
refuerza específicamente con la afectividad.
POSITIVO:
Los vínculos afectivos se forjan desde el primer contacto que tiene el lactante con su
madre, incluso hasta antes en las etapas de la gestación, por ello, y cómo afirma Horno,
este proceso se da desde afuera de la persona, quiere decir que durante el primer año de
vida de un bebe las experiencias afectivas se dan a partir de lo vinculada que puede estar
la madre (o cuidador primario) con él.
El lactante o niño en su primera infancia junto con su madre establecen la relación, lo
que los convierte en únicos e irrepetibles para la vinculación, y sobre todo para él bebe la
mamá se convierte en su referente. Cómo analicé en el preámbulo de la conferencia con
éste vínculo se desarrollan las 3 áreas esenciales de todo ser humano; el amor, las
atenciones, los cuidados, los juegos irán sentando las bases necesarias para que los demás
desarrollos se instauren en la mente del niño.
Cuando hay presencia de incompetencias parentales en el vínculo del infante con su
madre o figura de apego ocurre lo siguiente: los padres habitualmente presentan
dificultad para sintonizar o entender las necesidades de sus hijos y que no disfrutan de su
presencia; las relaciones o cuidados a los niños se vuelven inestables y cambiantes; hay
poca eficacia en las respuestas a lo que requiere el hijo, es decir que le cuesta empatizar y
distinguir lo que necesita su hijo; y cuando se dan respuestas no están acordes lo que dice
con las acciones.
En la experiencia clínica se observa cómo se va estructurando la personalidad de una
persona en la que se han roto o está ambivalentes los vínculos, indudablemente la calidad
de la relación influirá en la huella que deje en ese individuo en desarrollo. Una
importante cantidad de niños, dependiendo de su edad y el desarrollo psíquico en el que
se encuentran, pueden presentar dificultades para vincularse con otros y pueden ser
candidatos a trastornos disruptivos del comportamiento o un trastorno por déficit de
atención; pero otra buena cantidad a pesar de que las huellas de sus vínculos no hayan
sido tan positivas tienen una capacidad de resiliencia que les hace pasar cada etapa con
éxito.
NEGATIVO:
A parte de mencionar los diferentes desarrollos que propicia los vínculos afectivos se
necesita considerar, lo que no se hace en la obra de las conferencias de Bowlby, el papel
de la cultura. Cada cultura es rica en sus diversas manifestaciones, sin embargo, pueden
hacer contribuir o limitar el buen desarrollo de los vínculos.
INTERESANTE:
P. Horno Goicoechea en su ponencia Desarrollo del vínculo afectivo, en el 5° curso
actualización en pediatría, narra lo siguiente: “El desarrollo del psiquismo humano
empieza fuera de la persona, en otro que decide vincularse y que, existiendo para él o
ella, adquiere consciencia gradualmente de su existencia y desarrolla las capacidades
para decidir y encaminarla a lo que quiere, partiendo de los modelos que aprendió de
sus figuras vinculares. De ese modo, partiendo de un bagaje fisiológico y genético, y de
al menos una relación vincular, se genera el desarrollo afectivo. Sobre este desarrollo
se construye el desarrollo cognitivo, aprendiendo, filtrando toda la información desde
los modelos afectivos e incorporando la información; y estrategias relevantes que las
figuras vinculares han ofrecido a la persona y sobre éste, el desarrollo social. Desde
unos modelos afectivos, aprende una serie de estrategias cognitivas que, unidas a los
modelos afectivos, configuran un universo social único para cada persona. Desde el
desarrollo afectivo se construye el cognitivo y desde éste el social”.

Conclusión

Cómo he aportado en las conferencias analizadas los vínculos afectivos se forman desde el
tiempo del embarazo, es esa primera relación de la madre con el bebé la que sienta las bases
para el apego desde su nacimiento. Quizá se pueda pensar que la madre sólo tiene la
función de permitir desarrollar físicamente en su vientre y proveerle de alimentación, sin
embargo, esto va mucho más allá ya que los cuidados que ella se proporciona repercutirán
en un buen estado de desarrollo del bebé, además de los sentimientos que le proporciona a
través de habar, poner música y expresarle su amor irán preparando su psiquismo.
Ya en su nacimiento, con la base fundamentada durante el embarazo, el bebé está preparado
para continuar los vínculos con su madre. Es ella quien no solo le proporciona alimento,
sino que le nutre con su amor, entrega, conexión y empatía. Con este apego madre e hijo se
vuelven insustituibles: él por su estado de dependencia requiere del amor y los cuidados de
su madre, y ella porque su amor la desborda en cuidos y atenciones a su hijo. A medida que
ese bebé va creciendo, también crecerán las conexiones que hará con otros miembros de la
familia, pero que si su primer vínculo se desarrolló de forma saludable podrá pasar a ellos
de igual manera.
La cultura, el desarrollo y las crisis normativas o no normativas permean este evento, y
cómo es de conocimiento general pueden darse pérdidas en los vínculos ya formados. La
afectación o la no afectación dependerá de muchos factores ya expuestos en el análisis,
pero lo más importante es orientar esas pulsiones del psiquismo primitivo del infante a que
las drene a través de otra figura de apego que le brinde conexión y seguridad.
Bibliografía

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