Trabajo de Evolucion en Teilhard de Chardin

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ATENEO PONTIFICIO REGINA APOSTOLORUM

INSTITUTO CIENCIA Y FE

EL CONCEPTO DE EVOLUCIÓN EN EL
PENSAMIENTO DE PIERRE TEILHARD DE CHARLIN

Profesor: Alex Yeung, L. C.


Estudiante: Laureano Velázquez Romero
Matrícula: M0011915
ISFO1013: Evolución y evolucionismos

Roma, 09 abril 2016


INTRODUCCIÓN

Pierre Teilhard de Chardin es sin duda el pensador de nuestro tiempo que


mejor representa ese ideal de la filosofía de comprender el mundo como un ordenado
y maravilloso cosmos. Como afirma Juan Sahagun Lucas Hernandez se trata de una
idea que nunca abandona del todo al hombre pensante.

Teilhard de Chardin está convencido de que la realidad es puro


acontecimiento, un movimiento de concentración progresiva sobre sí mismo. El
mundo es atraído hacia arriba por vía de síntesis sucesivas, pero el principio y
fundamento de este largo proceso no se encuentra más que en lo alto1.

Si la cosmogénesis se convierte en antroponogénesis y ésta culmina en un


Omega personal, es que, en definitiva, el término de esta ascensión trasciende el
tiempo y el espacio, es de índole soprahistórica. Para aclarar esta idea es preciso
destacar un dato importante que encontramos en la obra de Teilhard de Chardin. El
evolucionismo profesado por el paleontólogo francés no fastidia ni materializa al
espíritu reduciéndolo a un mero movimiento o producto de simples fuerzas de índole
fisicoquímica o biológica2.

Al contrario, como sostiene Juan Sahagun Lucas, este evolucionismo abre las
puertas a lo que está fuera de este mundo, puesto que la evolución no es propiamente
un acto creador, sino la expresión tangible de la creación en las coordenadas espacio -
temporales, por eso Teilhard de Chardin decía: «la evolución no es en manera alguna
creadora, como pudo la Ciencia pensar en un momento, sino la expresión sensible
para nosotros de la creación en el tiempo y en el espacio». Sin embargo, explica
Lucas Hernandez, esto quiere decir sencillamente que Teilhard no puede dar razón de
todo el fenómeno, sino introduce la idea de creación3.

1
Cf. J. S. LUCAS HERNANDEZ, Persona y Evolución: El desarrollo del ser personal en el
pensamiento de Teilhard de Chardin, Ediciones ALDECOA, Burgos, 1974, 232.
2
Cf., Ibíd.
3
Cf., Ibíd.

2
Por su parte, Christopher F. Mooney explica que Teilhard de Chardin cayó en
la cuenta de que el descubrimiento de la evolución tenía en sí mismo una importancia
teológica inmensa, ya que arrojaba una luz completamente nueva sobre el problema,
tan antiguo como las cartas de san Pablo, de la relación que existe entre el cosmos y
Cristo. Teilhard pensaba que una respuesta satisfactoria a este problema en términos
de evolución, contribuiría mucho a la construcción de un puente sobre el abismo que
separa hoy día a los cristianos de los no cristianos en la labor de edificar la tierra4.

En este breve trabajo sobre el concepto de evolución en el pensamiento de


Pierre Teilhard de Chardin quiero abordarlo en tres puntos sencillos que son:

 Breve biografía de Pierre Teilhard de Chardin


 ¿Qué entiende por evolución Teilhard de Chardin?
 ¿En qué consiste el Cristo cósmico?

4
Cf. C. F. MOONEY, Teilhard de Chardin y el misterio de Cristo, Sigueme, Salamanca,
1967, 12.

3
CAPITULO I

BREVE BIOGRAFÍA DE PIERRE TEILHARD DE CHARDIN

Para conocer el desarrollo de su pensamiento en torno al tema de la evolución


es necesario adentrarnos en la vida de este gran paleontólogo francés que ha
contribuido en el estudio de las ciencias naturales y biológicas.

El sacerdote Pierre Teilhard de Chardin perteneció a la Compañía de Jesús.


Nació el 1 de mayo de 1881 en la comarca de Puy - de - Dôme, de rancia familia
auvernesa, y falleció el domingo de Resurrección de 1955 en Nueva York5.

Se educó con los jesuitas en Villefranche-sur-Saône, ingresó en su noviciado a


los 18 años y, una vez acabados sus estudios teológicos, se dedicó a las ciencias
naturales y biológicas.

Movilizado durante la guerra de 1914-1918 como camillero en un regimiento


marroquí, dio muestras de un valor ejemplar, y la terminó en 1918 con varias
citaciones, la medalla militar y la Legión de Honor.

Recién acabada la guerra, se doctoró en ciencias naturales y fue nombrado


profesor de geología en el Instituto Catholique de París.

Como ya había descubierto y madurado la mayor parte de sus ideas


profundamente nuevas, durante los períodos de descanso en la retaguardia de su
regimiento6 sus enseñanzas tuvieron resonancia, que asustaron a ciertas autoridades
eclesiásticas que estaban poco al corriente de la ciencia moderna. En 1923 fue
enviado a China por el Museum de París, para realizar una expedición paleontológica
de varios meses.

5
Toda la temática de la biografía de Pierre Teilhard de Chardin en cf. M. L. DUFOUR,
Teilhard de Chardin y el problema del porvenir del hombre, Taurus Ediciones, Salamanca,
1969, 13 - 15.
6
Cf. P. TEILHARD DE CHARDIN, Escritos del tiempo de guerra (1916-1919), Madrid,
Taurus, 1968, Colección Ensayistas de hoy, núm. 46.

4
Antes de marcharse había redactado, a petición de uno de sus amigos
teólogos, un documento de estudio sobre el pecado original, no destinado a la
publicación. Ese escrito, cuyas ideas eran muy novedosas para la época, llegó tres
años más tarde a conocimiento de las autoridades romanas de su Orden.

En el mes de mayo de 1925, se tomó la brutal decisión de separarle de su


cátedra y volverle a enviar a China para que allí continuase las investigaciones
paleontológicas.

Volvió a dicho país varias veces, en especial en 1931-1932, formando parte,


como geólogo, del Crucero Amarillo organizado por la casa Citroën.

En lo sucesivo, su vida transcurrió en lejanas expediciones en Asia, África,


Indonesia y América, alternando con estancias en Francia que sus superiores le hacían
abreviar, debido a la difusión de sus ideas mediante opúsculos a multicopista y a su
profunda influencia en los círculos intelectuales con los que se relacionaba; y lo
solían hacer para evitarle las iras más lejanas que seguramente le hubieran alcanzado.

Por inéditas razones no recibió autorización para publicar sus principales


obras, en las que mayor empeño había puesto. En cambio, sus memorias científicas
aparecían regularmente, y algunos artículos filosóficos se imprimían en diversas
revistas por ejemplo Etudes, Psyché, etc. La guerra de 1939-1945 le sorprendió en
China, allí se quedó bloqueado hasta 1946.

A su regreso a Francia, estimado en el mundo entero como uno de los mejores


especialistas internacionales en paleontología, sus méritos fueron oficialmente
reconocidos, por ejemplo ascenso al grado de oficial de la Legión de Honor el 25 de
junio de 1947, elección al Instituto el 22 de mayo de 1950, pero por orden de sus
superiores, tuvo que renunciar a una cátedra en el Collège de France, y por las
mismas razones pasó los últimos años de su vida en exilio en los Estados Unidos,
como colaborador de la «Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research».

5
Inmediatamente después de su muerte, comenzaron a ser publicados los
numerosísimos escritos que Teilhard de Chardin había redactado sin obtener permiso
para publicarlos, así como las cartas dirigidas a su familia y amigos; en la actualidad
han aparecido ya unos quince volúmenes, y todavía quedan muchos inéditos, en
especial su diario y sus libretas de retiro.

A raíz de estas publicaciones, el padre Teilhard, cuya existencia e ideas no


eran conocidas más que por determinados círculos intelectuales, ha pasado a ser
familiar para gran número de personas, tanto en Francia como en el extranjero, y casi
resulta imposible leer un libro nuevo, sean cuales fuesen los problemas del universo
de que trate, sin encontrar en él alguna referencia al nombre de Teilhard de Chardin.

6
CAPÍTULO II
¿QUÉ ENTIENDE POR EVOLUCIÓN TEILHARD DE CHARDIN?

Nuestro científico francés, como sostiene Adolfo L’Arco, se convence


delante a la visión de la organización cósmica y de la coherencia irreversible de todo
lo que existe. Teilhard señala que la historia describe el proceso evolutivo y además
ha hecho un ingreso triunfal en todas las disciplinas: «la ciencia hace la historia de la
vida, la geología hace la historia de la tierra, la astrofísica hace la historia de las
estrellas, y la física atómica hace la historia de los átomos»7.

Y no menos que otro científico moderno, Teilhard de Chardin es partidario


convencido y entusiasta del evolucionismo.

El evolucionismo de Teilhard se comprende, no como el evolucionismo de


Darwin. La evolución inicia ya con la combinación de las partículas elementales
(núcleos y electrones) para construir un edificio atómico.

La ciencia del evolucionismo biológico se pasa al evolucionismo cósmico, sin


que el evolucionismo biológico venga considerado como un aspecto particular de un
fenómeno más extenso. Es decir, la evolución preside la distribución de los seres que
nacen del con-crecimiento en una génesis común.

Este con-crecimiento, es ascensión, es salida y como veremos tiene un sentido divino.


A los hijos de nuestro investigador francés, el universo se presenta como una historia
en la cual se descubren los tres advenimientos más importantes:

a) El constituirse de la materia forma la geosfera


b) El vitalizarse de la materia forma la biosfera
c) El humanizarse de la vida forma la noosfera

Entre las tres esferas Teilhard de Chardin descubre una relación genética. La
geosfera o esfera de la tierra, la biosfera o esfera de la vida, y la noosfera o esfera de

7
Cf. A. L’ ARCO, Messaggio de Teilhard de Chardin: Intuizioni e idee madri, Elle Di Ci-
Torino-Leumann, Napoli, 1964, 39.

7
la mente emprenden una elevación de la materia a la vida y de la vida al espíritu, es
decir, estas son las tres grandes etapas de la evolución que Teilhard ha descubierto:
materia, vida y espíritu8.

8
Cf. A. L’ ARCO, Messaggio de Teilhard de Chardin: Intuizioni e..., 40.

8
CAPÍTULO III: ¿EN QUÉ CONSISTE EL CRISTO CÓSMICO?

Con lo dicho anteriormente sobre el tema de la evolución en el pensamiento


de Teilhard de Chardin, ahora trataremos de responder en que consiste el Cristo
cósmico.

Señalaba el P. Alex Yeung L. C. en la clase de Evolución y Evolucionismos:


«el Cristo Cósmico es la revelación de un Cristo personal que da sentido y dirección
al mundo, y que desde luego da la posibilidad del proceso evolutivo»9.

Por eso, Henri De Lubac afirmaba: Si todo asciende hacia Dios en la


evolución histórica del mundo, debe ante todo descender de Dios en el Cristo
Universal.

Cristo Universal quiere decir una síntesis entre Cristo y el universo, el


misterio de la encarnación.

Con lo dicho anteriormente el P. Yeung resume sintéticamente que el Cristo


cósmico es: 1) La unidad de la convergencia de la evolución, 2) Un ser que ya nos
atrae, 3) Un ser sea dependiente de las fuerzas de la evolución que independiente de
ellas, 4) Una cosa o alguno, el centro de la inmanencia o la cima de la trascendencia,
5) Cristo no es solo el “punto Omega” de la evolución y de las consciencias sino
también el “punto Alfa”.

Por eso, la ciencia de la evolución no obliga la persona a hacer un acto de fe,


sino que sólo ofrece de las invitaciones personales a realizarlo. Sin embargo el
hombre se convierte en colaborador del progreso evolutivo, pero solo si esta
estimulado a partir del amor. A través del amor, sostiene el padre Alex Yeung
retomando las palabras de Teilhard de Chardin, «los hombres pueden unirse entre
ellos, y pueden así realizar la paulina recapitulación de tolas cosas en Cristo, su
cuerpo místico» (Ef 1,3-10)10.
9
Cf. A. YEUNG, Lección 9: La teología evolutiva de Teilhard de Chardin, Instituto
Ciencia y Fe, Roma, 2015.
10
Cf. Ibíd.

9
La evolución científicamente interpretada como afirma Colombano
Vuilleumier sale del Cristo Omega, que silenciosamente aunque infaliblemente con la
planetización de la humanidad, es decir, unificación sobre escala planetaria, que
opera la incorporación de todo el universo y su totalidad 11. La evolución entonces
camina precisamente con el triunfo de Cristo, con su glorificación final, universal,
total del Cristo total, con el Cristo cósmico.

El cristianismo se presenta como la prolongación de nuestros valores más


auténticos que nos revela la profunda realidad de aquello que más o menos
conscientemente suspiramos y buscamos, es decir, la comunión humana que puede
obtenerse solo en Cristo.

Cf. C. VUILLEUMIER, Cristo in Teilhard de Chardin, Editrice Esperienze, Fossano -


11

Cuneo, 1966, 75.

10

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