El Caso Del Credobautismo
El Caso Del Credobautismo
El Caso Del Credobautismo
2. El reino de Israel y el reino de Cristo (la iglesia), aunque se distinguen por sus pactos,
están relacionados como un andamio a un edificio. La descendencia natural de
Abraham actuó como los trabajadores, constructores, recibiendo la promesa del
nacimiento del Mesías y encargados de preparar el camino para su advenimiento
(Mateo 20:1-16; Isaías 28:16; Mateo 21.42; Hechos 4.11; Efesios 2.20; I Pedro 2.6-
7). Jesús estableció el reino de Dios basado en la regeneración, el arrepentimiento y
la fe. Él predicó a su propio pueblo, Israel, pero su verdadero y permanente pueblo
era de un reino que no es de este mundo. Jesús recibe como su propio pueblo a todos
los que creen en Él, y el resto es condenado por su pecado de incredulidad. La fe en
Cristo, la cual es dada solamente por Dios, es lo que define al pueblo de Cristo.
5. Dios el Padre asigno al Hijo como cabeza del pacto en el pacto de la redención. Los
cantos del Siervo en Isaías proveen un reflejo de este encargo (Isaías 42.1-7; 49.1-13;
52.13; 53.12). Jehová declara que el Siervo del SEÑOR verá descendencia al
ofrecerse a sí mismo como substituto sacrificial por medio de lo cual ellos serían
contados por justos (Isaías 53.10-11). El Siervo representa un pueblo, y sus pecados
son perdonados en su sangre. Esta es una descripción del nuevo pacto, establecido en
la sangre de Cristo y trayendo perdón de pecados a todo el pueblo de Cristo (Jeremías
31.31-34; Mateo 26.26-29; Hebreos 8). Los evangelios contienen expresiones
magníficas del entendimiento consciente de Jesús con respecto a su misión, habiendo
sido enviado por el Padre para redimir a un pueblo específico (Lucas 4.16-21; Juan
6.35-40; 8.42-47; 10.25-30; 17.1-26). Por lo tanto nosotros usamos el pacto de
redención, no el pacto con Abraham, como patrón para la membresía en el nuevo
pacto porque es ahí donde se establece a Cristo como la cabeza federal.
11. Como creemos que la fe es el don de Dios (Efesios 2.9) y que todo aquel que invocare
el nombre del Señor será salvo (Romanos 10.13), tenemos razones escriturales para
presumir que todos los creyentes profesantes son verdaderos hijos de Dios. Pero como
la profesión de fe es subjetiva, habrá falsos creyentes en medio nuestro. ¿Cuál es su
relación con el pacto de Cristo? Objetivamente, no hay ninguna. Ellos no pertenecen
a Cristo, tomando en cuenta que nunca se han arrepentido ni han creído. Sin embargo,
se les hace responsables por su traición. Cuando un espía es descubierto, un país no
debe liberarle y enviarle a su tierra bajo la falsa noción de que no tienen autoridad
sobre él. Por el contrario, el espía es responsable ante las leyes del país en el cual
cometió los crímenes. Así también, los falsos creyentes no son liberados sin acción
alguna. Ellos son responsables ante el Rey, Jesucristo, y son removidos del cuerpo de
Cristo por la excomunión. Los pasajes de advertencias en las Escrituras hacen que las
ovejas corran a Cristo y que las cabras huyan de Cristo.
13. El bautismo representa las promesas de Dios y la confianza del creyente en ellas.
Simboliza la promesa de que todos aquellos que confían en Cristo han probado la
muerte y el juicio en Él y se han levantado como nuevas criaturas. El bautismo es
también la afirmación pública de confianza en esas promesas y una declaración de
que son una nueva creación. Sepultados con Cristo en las aguas de la muerte, el
creyente se levanta, simbólicamente, vivo en Él (Romanos 6.1-11). No es un símbolo
de lo que podría darse en el futuro, sino lo que el individuo lo afirma como una verdad
presente.
En conclusión, todo comienza y termina con Jesucristo. Debemos ser fieles a su pacto y a sus
mandamientos. Los Bautistas creen que las Escrituras enseñan que el pacto de Cristo perdona
los pecados de todos sus miembros, que las ovejas falsas son simplemente ovejas falsas, y
que el bautismo es un símbolo de las realidades objetivas del nuevo pacto y de la participación
del creyente en ellas. Sabiendo que todos los que invocan el nombre del Señor serán salvos,
luchemos junto con nuestros hermanos paido-bautistas, por proclamar ese precioso nombre
al mundo, a pensar de las diferencias que tenemos en este punto.