Balas

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BALAS

PARTES DEL CARTUCHO

A la mayoría de cartuchos actuales, a excepción de los semimetálicos, los podemos dividir en cuatro
partes o componentes:
LA VAINA

Además de servir como portadora de la carga de proyección (pólvora), es la parte que reúne a los
demás elementos que componen al cartucho. La vaina consta de tres partes esenciales: Boca,
Cuerpo y Culote. Cuando las vainas son del tipo abotellado (golleteada) debemos añadir el Gollete
y la Gola. Dependiendo del material en que están realizadas pueden ser metálicas y semimetálicas.

En el caso de las vainas metálicas estas deben reunir unas condiciones especiales de tenacidad,
maleabilidad y elasticidad, que les permitan aguantar sin agrietarse las dilataciones que sufren en el
momento del disparo, cuando es necesario que se ajusten a las paredes de la recámara con el objeto
de obturarla herméticamente, y posteriormente cuando se reduzca la presión de los gases recuperar
su tamaño primitivo. Estas cualidades las cumple a la perfección el latón, que debe tener, para la
admisión en nuestras fábricas (España), una composición de 72% de cobre y 28% de cinc. Por el
contrario las vainas semimetálicas originalmente estaban compuestas de un cuerpo cilíndrico de
cartón; un culote metálico casi siempre de una aleación de cobre; y un disco de papel enrollado
fuertemente que ajustaba el cilindro de cartón contra el culote impidiendo que ambas partes se
pudieran separar. Provocado por la evolución en el proceso de fabricación, hoy en día, casi todos los
cartuchos semimetálicos tienen la vaina de plástico de una sola pieza hecha por comprensión o por
extrusión. Estos procedimientos de fabricación confieren a la vaina una gran resistencia a las
grandes presiones que deben soportar, facilitando que el culote pase a ser de hierro latonado u otra
aleación más barata que el cobre, dado que, al ser el fondo del cartucho de plástico, material que
cede menos que el papel, los culotes apenas sufren dilatación y no producen fallos de extracción.
CLASIFICACIÓN DE LAS VAINAS

Las vainas las podemos clasificar ateniéndonos a varios criterios. Los más importantes son:

a) Según el material de su constitución: Metálicas. Semimetálicas. Plásticas.

b) Según el sistema de percusión: Percusión anular. Percusión central. Las vainas de percusión
central, dependiendo de la existencia o no de yunque en la vaina, pueden ser: 1. Boxer (sin yunque)
2. Berdan (con yunque)

c) Según su forma geométrica:

d) Según la forma externa del culote:

1. Pestaña 2. Ranura 3. Reforzada 4. Ranura y pestaña 5. Ranura y pestaña corta

La forma del culote de la vaina va en función del sistema del extracción del arma, de sí es necesario
que el culote haga de tope evitando que el cartucho se introduzca en la recámara más de lo debido, y
de la potencia de la munición.
LA CAPSULA INICIADORA

Cuando en 1799, Edward C. Howard descubre las pólvoras fulminantes, que explosionan o se
prenden al ser golpeadas, no supo que aplicación darles. Solo seis años más tarde, el sacerdote
escocés Alexander Forsyth inventa la llave de percusión donde utiliza la propiedad de las pólvoras
fulminantes de inflamarse al choque. Cuando se ve que la idea funciona, una serie de armeros
comienzan a perfeccionar el sistema hasta que el armero inglés Egess, inventa el pistón; pero sería
Juan Nicolás DREYSE quien, en 1836, ideara la manera de unir el pistón al cartucho, y diseñara un
sistema de retrocarga que evite el tener que cargar el arma por la boca de fuego. Posteriormente
armeros como Lefaucheux, Flobert, Berdan y Edward Boxer, irían desarrollando la idea hasta
conseguir una cápsula iniciadora similar a la actual, con una mezcla química iniciadora compuesta
de fulminato de mercurio; mezcla que sería sustituida por otra de clorato de potasa.

En la segunda década del siglo XX, casi simultáneamente, la fábrica de municiones alemana R.W.S
y la estadounidense Remington, descubrieron un nuevo tipo de pistón anticorrosivo no mercúrico,
basado en derivados del plomo (estifnatos, estearatos o ácidos de plomo); solucionando el gran
problema de la corrosión que producían los pistones mercuriales o los posteriores de clorato de
potasa. La Cápsula Iniciadora (pistón) es la parte del cartucho donde se aloja la sustancia iniciadora
encargada de comenzar la ignición.

Esta especie de bomba diminuta contiene un fulminante (mezcla química altamente explosiva) que
produce una deflagración al ser golpeada. Esta pequeña explosión provoca una llamarada que
comunica el fuego a la carga de pólvora iniciando una reacción química que la convierte en gas.
Debido a la expansión de los gases, esta reacción, produce un aumento de volumen que se traduce
en presión que impulsará a la bala.

En los cartuchos de percusión anular, la misma vaina hace de cápsula dado que aloja la sustancia
iniciadora en el interior del anillo que forma el reborde o pestaña del culote de la vaina. Por el
contrario, en los cartuchos de percusión central la cápsula (pistón) es una parte independiente que se
embute en un orificio practicado, en el centro de la base del culote. En lo referente a la percusión
central debemos diferenciar el tipo de cápsulas empleadas en la munición metálica, de la
semimetálica (escopetas).

Las cápsulas iniciadoras empleadas en la munición metálica son de dos tipos: sistemas Berdan o
Boxer. La cápsula Berdan carece de yunque necesitando que la vaina lo contenga. Por el contrario la
cápsula Boxer, a diferencia de la anterior, contiene un yunque incorporado. En lo concerniente a los
cartuchos de escopeta, actualmente se emplean principalmente dos variantes del sistema Boxer. A
estos pistones se los denomina de aparato abierto y de aparato cerrado. La diferencia radica en que
en el segundo de ellos el pistón está cerrado.
COMPONENTES BÁSICOS DEL PISTÓN

La mayoría se componen de las siguientes partes:

Pasta iniciadora. Consiste en una mezcla explosiva sensible a la percusión, con compuestos
oxidantes, reductores y elementos metálicos, que producen una detonación y un chorro de fuego
cuando se aplica sobre ella la energía mecánica adecuada.

Copela. Es la parte metálica del pistón que contiene la pasta iniciadora y en algunos casos el
Yunque.

Yunque. Pieza metálica contra la que choca la pasta iniciadora, cuando impacta el percutor del
arma en el centro de la cápsula. De la exacta ubicación del yunque y de sus dimensiones, depende
en gran parte la sensibilidad del pistón.

LA POLVORA

Es el propelente o carga propulsora del cartucho, cuya misión es impulsar a la bala, facilitándole el
empuje necesario para que esta recorra su trayectoria.
Antiguamente estaba compuesta por una mezcla de salitre, carbón y azufre. No es posible fijar
exactamente la época de su invención, ni la de su aparición en los campos de batalla. Se sostiene
que es un invento chino que data del siglo VIII de nuestra Era y la fórmula más antigua que se
conoce data del siglo XIII, se le atribuye al monje franciscano ingles Roger Bacón, y nos da las
siguientes proporciones: 41% de salitre, 29,5% de carbón y 29,5% de azufre. Estas proporciones
variarían, y en lo que se refiere a la composición dada para proyección en los tratados más antiguos
es:

10 dracmas de salitre, 11/2 dracmas de azufre, 2 dracmas de carbón, que equivaldría a: 74,07%
salitre, 11,11% azufre y 14,81% carbón

A continuación nos centraremos un poco en las pólvoras modernas. En un principio los maestros
artesanos fabricaban la pólvora basándose en formulas empíricas, pero con la creación del Service
de Poudres et Salpétres, por Napoleón, la fabricación de la pólvora se perfecciona y se comienza a
obtener productos normalizados. Pero en 1884, Paul Vielle descubre que la nitrocelulosa podía
disolverse en éter o alcohol, amasándola y laminándola para darle la forma adecuada. Nacían las
pólvoras de nitrocelulosa, de base simple o coloidales (pólvoras sin humo). Estas poseen tres veces
más potencia que la pólvora negra y, por sí fuera poco, combustionan dando lugar a productos
enteramente gaseosos, casi sin emisión de humo.

A finales del siglo XIX, además de la pólvora B de Vielle, en Europa se fabricarían otras de base
simple como la "pólvora rusa de pirocolodión". Poco después Alfred Nóbel consigue gelatinizar la
nitrocelulosa mediante nitroglicerina, en vez de disolvente; la balistita entra en escena y con ella las
pólvoras de doble base. La pólvora negra que durante casi seiscientos años había dominado los
campos de batalla, poco a poco quedaría relegada a escasas aplicaciones.

A diferencia de la pólvora negra, a la que podemos definir como una mezcla explosiva cuyos
componentes son inertes, con el descubrimiento y posterior desarrollo de las pólvoras nitrocelulosas
de base simple o coloidales, de las de doble base, o de las compuestas, es más correcto cambiar la
definición por la de "explosivo propulsor en el que la reacción química exotérmica se propaga a
velocidades relativamente reducidas: 0,01 a 2 metros por segundo" (los explosivos detonadores
dinamita, trilita, etc., lo hacen entre 2.000 a 9.000 metros por segundo.)

CLASIFICACIÓN DE LA PÓLVORA

A la hora de clasificar la pólvora, nos basaremos en su composición o en la velocidad de


deflagración. Inicialmente, y basándonos en su composición, encontramos dos grupos:

Pólvoras ordinarias. Dentro del primer grupo las más importantes son: la pólvora negra y la
pólvora parda.

Pólvoras sin humo. El segundo esta compuesto por: las pólvoras de nitrocelulosa (de base simple o
coloidales), y las pólvoras de doble base (formadas por nitrocelulosa, nitroglicerina y correctores).

También se suele clasificar la pólvora atendiendo a su velocidad de deflagración, y en este caso


serán: progresivas, regresivas y de emisión constante. Esta diferencia en la emisión de gases se
puede conseguir variando la forma geométrica de los granos o, también variando la composición de
la pólvora.
Cuando las pólvoras están compuestas por granos planos o huecos, se consume por capas paralelas
lo que permite una velocidad de quemado progresiva. En el caso de las pólvoras regresivas los
granos son macizos, la superficie exterior es relativamente reducida, y la emisión de gases, según
avanza la ignición al interior, va disminuyendo.

EL TACO

La misión del taco es múltiple: por un lado, aprovecha al máximo los gases producidos en la
combustión de la pólvora gracias un perfecto sellado interno del cartucho en el momento del
disparo y, por otro, contiene y protege a los perdigones en su trayecto por el interior del cañón
evitando que se deformen por rozamiento con las paredes. Además, gracias a la flexión del pilar de
unión de las dos cazoletas del taco, suaviza el retroceso del arma al amortiguar el impacto inicial
que se produce en el momento del disparo.

A la hora de mencionar los componentes de los cartuchos semimetálicos, más popularmente


denominados cartuchos de escopeta, muchos olvidan uno de los elementos esenciales, el "Taco".
Sin olvidar la importancia de balas, perdigones, pólvora y vainas, el taco es fundamental en la
consecución de la regularidad balística, en presiones y velocidades. La calidad de un cartucho
depende en gran manera de la de su taco. Cuanto mejor sea el taco mejor rendimiento obtendremos
del cartucho, y mejor garantizaremos un funcionamiento óptimo de este tipo de munición, sobre
todo, cuando va cargada con granalla metálica (perdigones o postas).

La misión del taco es múltiple: por un lado el taco sella la cámara de gas manteniendo los gases
fuera del haz de perdigones, evitando las dispersiones que ocasionaría la perturbación del haz por
los gases y, por otro, protege a los perdigones impidiendo que se deformen en el momento de la
deflagración de la pólvora y durante todo el recorrido por el cañón.

Inicialmente los tacos eran de fieltro, corcho o papel prensado, pero desde que la FN (Fabrique
Nationale Herstal S.A.) inventó el taco plástico de doble cubeta (Shot Wrapper) empleándolo en su
cartucho "Legia" la mayoría de los cartuchos montan tacos plásticos. Con el taco plástico de
doble cubeta la FN solucionaban los fallos que producían en muchas ocasiones los tacos de fieltro,
que al quedarse cruzados permitían que los gases desordenaran el haz y llegaran incluso a fundir y
pegar los perdigones entre sí.

Otra de las mejoras conseguidas fue que al obturar con mayor perfección la cámara de gas se
aprovecha más la presión de la pólvora, lo que permite reducir la carga. Esta reducción de carga
sumada a la progresividad del amortiguador del taco que suaviza el impacto inicial que se produce
en el momento del disparo, hace que el retroceso del arma resulte muchos menos perceptible.

Por otra parte, gracias a este tipo de taco se evita en gran manera que los cañones de las escopetas
se emplomen. Durante su recorrido por el cañón, al ir los perdigones en la cubeta, no tocan las
paredes del ánima, consiguiendo suprimir los residuos de plomo que a causa del rozamiento se
depositaban en las paredes del cañón. Hoy en día aunque se siguen produciendo tacos de corcho,
fibra o incluso papel, como el célebre taco "Cup Wad" elaborado por Winchester, la mayoría se
fabrican por inyección de polietileno de baja densidad utilizando la última tecnología en moldes de
inyección, lo que garantiza un producto de alta calidad y regularidad.

El fabricante personaliza el diseño de cada modelo de taco para garantizar un resultado óptimo del
cartucho y conseguir distintos efectos en el momento que se realiza el disparo; sirva de ejemplo la
misión dispersante que tienen algunos tacos que mediante un separador situado en la cubeta
superior, entre la carga de perdigones, facilita la dispersión del haz de plomos en el momento de
salir del cañón. Esto permite un haz más amplio y una distribución óptima de los perdigones a muy
corta distancia, adaptando el cartucho para el tiro cercano; sirva de ejemplo el taco superdispersante
patentado por Cartuchos Saga S.A. En otras ocasiones el cartucho va dotado de un taco graso,
completamente biodegradable con una tapa de cartón que garantiza la hermeticidad necesaria para
los gases y especialmente diseñado para producir el menor el impacto medioambiental, atendiendo a
las restricciones ecológicas que existen en algunos países.

En definitiva, el rasgo que ha marcado la evolución y el diseño del taco ha sido el adaptar el
cartucho a la variedad, diversidad y diferentes supuestos de utilización ya sean militares, policiales
o deportivos. Consiguiendo una regularidad máxima de presión, velocidad, y cualidades balísticas
uniformes en todas las condiciones en las que se efectúa el disparo.

LA BALA
Como norma general, a los proyectiles disparados por las armas de fuego portátiles se les denomina
balas. La mayoría de las veces suelen ser metálicas y pesadas, aunque en algunas ocasiones muy
específicas son de madera o plástico, y a excepción de las esféricas que son completamente
simétricas respecto a su centro, a las demás las podemos dividir para su estudio en las siguientes
partes: punta, cuerpo y culote.

En lo referente a los cartuchos semimetálicos de escopeta, debemos mencionar que, cuando el


diámetro de la bala esférica se sitúa entre 9,14 mm y 6,1 mm se la denomina posta. Cuando el
diámetro es inferior a 5 milímetros pasa a denominarse perdigón.

Retomando el concepto general, podemos decir que la bala es la parte principal del cartucho y su
función es fundamental en el éxito del disparo. Gracias al impulso que le facilita la pólvora recorre
la trayectoria hasta el blanco y le cede la energía residual, desarrollando toda la balística exterior y
de efectos.

Las primeras balas eran de plomo y tenían forma esférica. Su utilización predominó durante cinco
siglos, hasta ya muy entrado el siglo XIX, cuando con la aparición de las armas de anima rallada,
Devigne diseña en 1826 una bala cilindro-cónica con un hueco en la base. Poco después vendría la
bala cilindro-ojival diseñada por Thouvenin, la bala Minié, la Dreyse, la Lorenz. Poco a poco las
balas con forma esférica quedarían relegadas a los cartuchos de caza.

La aparición de la retrocarga implantó el cartucho metálico y con el se generalizaría la bala cilindro-


ojival. En estos primeros cartuchos las balas eran de plomo con una aleación de estaño o antimonio.
Pero cuando las balas, gracias al empuje producido por las pólvoras nitrocelulosas, comenzaron a
sobrepasar los 450 m/s de velocidad inicial no tomaban bien las estrías y los cañones se
emplomaban a causa de la tremenda fricción. La solución a este problema fue dotar a la bala de
plomo de una "camisa metálica".

En estas primeras balas con envuelta metálica y alma de plomo (blindadas), la envuelta se fabricaba
con cuproníquel, solventando en principio el problema, pero cuando las velocidades alcanzadas
superaron los 700 m/s de Vo, la camisa de cuproníquel se fundía, lo que ocasionaba en el ánima del
cañón un residuo que solo se podía quitar a base de amoníaco y baqueta; este inconveniente se
solucionaría gracias a la denominada envuelta de "Metal dorado" (aleación de cobre, cinc y una
pequeña cantidad de estaño). Posteriormente aparecen las envueltas denominadas de "Trío-metal"
que se obtienen combinado una fina lámina de acero destemplado entre dos finísimas láminas de
metal dorado.

La tecnología de las balas está en continua evolución. Desde la aparición de la bala esférica y tras
más de 800 años de lento desarrollo, escalonados con algún periodo de rápida evolución, ha sido a
partir de 1990 cuando los progresos en la metalurgia y los modernos procesos de fabricación nos
han llevado a un avance vertiginoso en el diseño y la efectividad de las balas. Actualmente tenemos
proyectiles, compuestos de 8 metales, que dependiendo de la dureza del blanco se comportan de una
manera u otra. Siendo capaces de traspasar un chaleco antibalas o una placa de acero; o por el
contrario, cuando el objetivo a batir es blando, la bala se expande 360º dentro del blanco cediéndole
toda su energía y no traspasándolo.
CLASIFICACIÓN DE LAS BALAS

A la hora de clasificar las balas nos encontramos con infinidad de posibilidades. Si atendemos a los
elementos que contienen, estas pueden ser de un elemento, de dos elementos y de varios elementos.
Si nos fijamos en los efectos que producen serán trazadoras, incendiarias, explosivas, perforantes,
etc... Según la silueta de su cuerpo serán lisas, ranuradas, moleteadas y entalladas. Atendiendo a su
forma geométrica pueden ser esféricas, cilíndricas, ojivales, y sus variantes mixtas como cilindro-
cónicas, cilindro-ojival, etc. Centrándonos en las más significativas encontramos:

Atendiendo a su forma: La forma, el perfil de la ojiva y la composición de la bala depende del uso
que se le dé a la misma. Por ejemplo: las agudas están diseñadas para que pierdan velocidad más
despacio y tengan más alcance y más capacidad de penetración. Al contrario, las balas de punta
redondeada suelen ser más efectivas a corta distancia y ceden más energía en le momento del
impacto penetrando menos que las picudas. Dentro de esta primera clasificación, y atendiendo a
formas y perfiles, realizaremos cuatro subgrupos:

1º Fijándonos en su forma geométrica podemos decir que la bala es:

- Esférica
- Cilíndrica
- Ojival
- Cilindro-cónica
- Cilindro-ojival
- Aerodinámica

2º Observando la forma de su base, la bala, puede ser:

- Hueca o perforada
- Tronco cónica
- Cóncava
- Plana
- Talonada

3º Según la forma de la punta diremos que es:

- Roma
- Plana
- Hueca
- Aguda

4º Atendiendo a la silueta de su cuerpo:

- Moleteada
- Ranurada
- Entallada
- Lisa
Atendiendo a su formación o composición: Aquí diferenciaremos entre las compuestas de un solo
elemento y las de varios elementos. Las de un solo elemento dependiendo de su composición y
dejando a un lado si son de madera, plástico o metal, las clasificaremos como macizas o huecas. En
el caso estar formadas por varios elementos, realizaremos la clasificación centrándonos en la
naturaleza de su envuelta, siendo de latón, cobre, cuproníquel, acero latonado, teflón, etc. En esta
clasificación de varios elementos debemos incluir la nueva bala desarrollada por el ejército de los
EE.UU., denominada "Bala Verde". En este tipo de proyectil, atendiendo al daño que produce el
plomo al medio ambiente, se ha sustituido el núcleo de plomo por otro de tungsteno nailon.

Atendiendo a los efectos que producen: Además de las balas ordinarias en este grupo incluiremos
aquellas balas cuyo comportamiento, balísticamente hablando, difiere del normal de los proyectiles
ordinarios.

Expansivas: Con la intención de obtener mayores daños, la bala se deforma expandiéndose dentro
del blanco y cediéndole toda su energía. Una de las primeras balas expansivas fue la diseñada y
patentada en 1897 en el arsenal Dum-Dum, en las afueras de la ciudad India de Calcuta. Esta
munición fue prohibida por el convenio Internacional de la Haya, quedando relegada para usos
cinegéticos. Actualmente, son ejemplo de balas expansivas las conocidas como de punta hueca.

Frangibles: Se fragmentan al impactar en una superficie dura evitando rebotes, o traspasar el


blanco. Están compuestas por una mezcla de cobre y estaño, combinados por alta presión o una
sustancia aglomerante como el nylon y el estaño.

Perforantes: Balas blindadas de núcleo duro perforante. La misión de este tipo de balas es poder
atravesar los blindajes ligeros. Los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial, para traspasar el
blindaje de los primeros carros de combate idearon este tipo de proyectil. Compuesta de un núcleo
de acero rodeado de una envuelta de plomo que está a su vez rodeada de una camisa o blindaje
convencional. En el momento del impacto se desprenden las envueltas y el núcleo de acero continua
la trayectoria perforando el blindaje. Ejemplo de este tipo de balas son la bala Roth y la Krupp.
Posteriormente se perfecciona este tipo de munición reforzando el núcleo con una aleación de
Níquel - Cadmio.

Trazadoras: Su función principal es la de marcar la trayectoria mediante una estela luminosa o de


humo, y así poder corregir el tiro. Las primeras balas trazadoras se fabricaron pegando a la base de
la bala una pastilla de magnesio y fosfato. En la actualidad exteriormente las podemos distinguir
dado que su ojiva va pintada de color verde o rojo, dependiendo del país de origen. Otra
característica es que la longitud de estas balas, suele ser mayor de lo normal debido a que necesitan
contener en su interior un espacio donde alojar la carga trazadora (generalmente fósforo).
Comúnmente en las ametralladoras una de cada cinco balas es trazadora.

Incendiarias: Balas que contienen una mezcla química que se inflama al contacto con el aire o por
impacto. La misión de este tipo de bala es producir incendios en el lugar donde impactan. La carga
incendiaria, habitualmente fósforo blanco, va colocada en el interior de la ojiva. En el momento del
impacto se rompe la camisa de la bala, inflamándose el fósforo al entrar en contacto con el aire.
Para su diferenciación la ojiva va pintada de azul o naranja.
Explosivas: Balas que contienen una carga que explota por impacto. La utilización de balas
explosivas es muy antigua. Básicamente su misión es la de detonar al impactar en el blanco. En un
principio la sustancia explosiva era una mezcla de fulminato de mercurio y clorato potásico. Esta
carga detona a causa de la presión que sufre la bala en el momento del impacto.

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